Long-fic La Escuela que Cambio mi Vida

Nota de la Autora: Konbawa a Todos!!!! ¿Cuánto tiempo? Perdóneme si hasta ahora les traigo el nuevo capitulo de mi fanfic, pero he estado demasiado ocupada con los exámenes -^^- y por suerte salí demasiado bien (risa) bueno como sabrán es época de capítulos especiales de mi fanfic, el anterior a este era sobre Sango y su relación en está historia, y él siguiente capítulo será narrado por nuestro querido pervertido Miroku, el cual narrara de una manera más abierta todo lo referente a Naraku y un poco más de la perla de Shikon, sin más por él momento les dejo este fanfic y espero muchos comentarios de todos.
Atte.
YokoHigurashi
=X

Capitulo 35: El agujero negro al Infierno

-¡Padre!… ¡Padre! ¡Nooooooooooooooooooo~!- aún recuerdo ese momento, como aquel hombre tan desconocido para mí y aún así tan amado, se iba con una sonrisa directo a su muerte.
-No Miroku, tu no debes ir con él- y ahí estaba el maestro Mushin deteniéndome, impidiéndome lograr alcanzara aquel hombre que solía llamar… “padre”.

Hola, mucho gusto a todos, bueno mi nombre es Miroku Kada, actualmente tengo 19 años y aún así curso el 3º año de preparatoria, en la escuela Shien Kikou shou Gakukin, mis materias favoritas podría decirse que son las matemáticas y la geografía, y no tengo odio hacia ninguna materia.

Desde que tengo memoria siempre he sido un joven demasiado relajado, muchos que conocieron a mi padre dicen que en eso me parezco mucho a él, aunque ignoro todo eso porque realmente no conviví demasiado con aquel hombre.

A pesar de todo eso, tengo algunas memorias de él, son realmente pocas debido a que siempre, desde que tengo uso de razón ha existido algo que amenaza a mi familia, no sé cómo es o donde está, pero mato a mis dos padres, mató a todos los que se acercaban a nosotros y algún día me matará a mí, porque sabe quién soy y cómo soy, porque estoy jugando con fuego, trato de saber quién es, estoy cometiendo el mismo error que mi padre.

Me gustaría hablar más sobre esto, pero siendo honesto, ni yo sé mucho del tema, pero podría hablarles del día en que me enteré de todo esto, podría contarles de cuando supe que mi padre murió, podría hablarles de cómo crecí y como conocí a todos aquellos que constituyen mi mundo, los secretos que tengo y nadie sabe, pero hay cosas que no sería capaz ni a mi propio padre, si aún viviera, de contárselas.

Supongo que nunca crecí como un niño normal, mi padre siempre había sido un pobre diablo que era monje en un templo con él que algún día sería mi tutor, el maestro Mushin, mi padre era un hombre, por las historias que el maestro Mushin solía contarme de él, mi padre era mujeriego, sínico, desvergonzado y embustero, así mismo dice que era alguien fuerte, justo, y de buen corazón.

Mi padre vivía una vida tranquila, ayudando a la gente, o eso solía escuchar, hasta que un día conocería a una joven que necesitaría ayuda, mi padre fue aquel apoyo para tan hermosa mujer que se volvería su esposa y mi madre.

No sé mucho sobre cómo se enamoraron, ni como era realmente mi madre como para fijarse en un hombre como mi padre, pero sé que mi madre era rica, era la hija única de un poderoso empresario, el cual había fallecido y entregado todo a mi madre, por lo que al casarse con mi padre, todo aquello pasó a ser de ambos.

A pesar de todo, mi padre había sido un buen organizador y la empresa prosperaría aún más que cuando su antiguo dueño la dirigía, y después mi madre me daría a luz, en realidad su vida fue tranquila, hasta que pasó la primera tragedia en nuestra familia.

Mi abuelo era detective, uno de los más reconocidos del país tan es así que se le había entregado un caso de los más famosos, varios asesinatos, en donde las victimas perdían sus órganos, se sospechaba que era para el mercado negro del tráfico de órganos, mi padre muchas veces le advirtió que ignorará dicho caso, que se alejará, que pensará en las consecuencias porque él ya era demasiado viejo como para poder sobrellevar todas las cosas horribles que ese caso trajera.

A pesar de eso, mi abuelo siempre se negó a abandonar el caso, el pensaba que si queríamos un buen lugar para vivir, para todos en el mundo, teníamos que empezar por la justicia, por buscar lo bueno para todos, y si él tenía que morir en el intento, con honor lo haría, y posiblemente su sueño se hizo realidad, porque él moriría asesinado, a partir de eso, mi padre dejo la vida tranquila de monje en el templo, para así poderse dedicarse al mismo oficio que mi abuelo, o más bien, para descubrir al que lo había matado.

Aquí es donde empezaron los expedientes sobre “Naraku”, nombre que le puso mi padre, en referencia al infierno, ese infierno que arrastraba a miles de personas con él, manchaba todo aquello que tocaba, los casos no paraban.

Mi padre a diferencia de mi abuelo, no aceptaba cualquier caso, solo aquellos que pensaba que lo llevarían a Naraku, pero conforme avanzaba en cada caso, veía las cosas horrendas que nadie imaginaría, hay registros de fotos, podría darle detalle de cada una, pero supongo sería demasiado para sus mentes, está persona hizo lo que nadie nunca sería capaz de ver, ni en sus peores sueños.

Uno de los casos que mi padre tuvo, fue posiblemente uno de los más escalofriantes, se presento en un pueblo en el que llevaban meses con diversos asesinatos, en los que abundaban niños, de todas las edades, eran secuestrados y se les encontraba días después, despojados de sus órganos y piel, niños de a duras penas 5 o 7 años, por un despiadado asesino, mi padre se aterraba ante tal situación, y no dudo en pensar quien era el culpable.

Una de las marcas de Naraku, era la muestra de una mancha negra en forma de araña en alguna parte del cuerpo de todas sus víctimas, por lo que los oficiales de policía lo conocían como “La Araña Negra”, a pesar de que nunca dieron a conocer esos casos al público posiblemente para evitar alarmar a la gente, y por esa ignorancia la gente no era consciente del peligro en que se encontraban, a la mira de una persona tan despiadada.

Mi padre al investigar ese caso, no sospecharía que su muerte yacía ahí, todas las pistas llevarían a una mujer que resultaría ser solo una sirvienta, un objeto, un juguete del infierno mismo, y la cuál preferiría suicidarse a caer en manos de Naraku, el cual buscaría a mi padre y lo amenazaría.

El agujero negro que arrastraría a todos aquellos valiosos para mi padre al abismo, incluso a uno de mis mejores amigos Inuyasha, a pesar de que el ignore los detalles, mi familia es directamente responsable de la muerte de la suya, ambos quedamos huérfanos y solos bajo la misma causa.

Inuyasha así mismo seguiría perdiendo cosas, a causa no solo de Naraku, si no de la joya maldita, “La Perla de Shikon”, llena de maldición y maldad, codiciada por todos, por una cosa así, aunque ahora este pedazos, aún así las peleas por ella continúan, y aunque no lo sepamos, aunque no lo veamos, esa joya es la única que nos conecta a Naraku.

Sango, otra víctima más, ella cree que no lo sé, pero ella es hija y heredera de una de las jefaturas de policías más famosas, ella es la única sobreviviente de aquella famosa, por así decirlo, dinastía, perdió todo en una misión, aunque los detalles no los sé, y dudo ella me los vaya a decir un día.

Naraku nos conecta, a cada uno de nosotros, yo sigo su casó, pero esta vez tomando más precauciones que mi abuelo y mi padre, me escondo bajo el perfil de un indefenso alumno, a pesar de que ya me gradué de la preparatoria hace 2 años, finjo estudiar como un alumno en la preparatoria Shien Kikou shou Gakukin, todos ignoran esto, incluso Inuyasha, en realidad estudio la carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales, pero lo hago por vía internet mientras trabajo en la empresa que dejaron mis padres, y uso sus medio para seguir tras el rastro de Naraku.

¿Quién pensaría que un alumno de preparatoria sería capaz de seguir el rastro de un terrible criminal? Es por eso, que seguir estudiando y fingir reprobar, dando generosas cantidades de dinero a la escuela, me ayudan a mi camuflaje contra Naraku, y si este me llega a descubrir esperaré tener las suficientes armas como para detenerlo.

Pero hasta ahora mis investigaciones no me han llevado a mucho, por ahora solo sé, que la perla de Shikon aún existe, sus fragmentos han sido encontrados en varios lugares de la ciudad, y todos aquellos que han registrado encontrar uno han muerto y su fragmento desaparecido, aún así yo he logrado rescatar algunos, actualmente tengo 15 fragmentos de la perla.

¿Cómo sabes que es un fragmento de la perla? Si fijamos aquel fragmento en un microscopio, seremos capaces de ver un brillo especial, un color rosa con orillas blancas, un brillo puro bajo la luz del sol, y en la obscuridad de la noche, la perla cambiará de color a uno negro, esa es la peculiaridad de está perla, echa de un material extinto que hasta la fecha se desconoce y debido a eso es su excesivo valor.

Por ahora solo puedo seguir buscándolos, con la esperanza de coincidir un día con Naraku y acabar con su ola de crimen, nadie estará en medio de está perla y yo, porque es mi deber, porque debido a él perdí a mi familia y en consecuencia la de Inuyasha se perdería, yo solo debía vengar eso y tratar de asumir consecuencias que mi abuelo y mis padres trajeron a mi vida, el agujero negro que nos lleva al infierno. ¡Naraku te acabaré algún día!

CONTINUARA...

 

Nota de la Autora: Konbawa a Todos!!!! Hoy estoy de animos, la escuela no me da tiempo de nada ¬¬ eso es malo, pero si he logrado escribir un poco, por eso les traigo el nuevo capitulo de este gran fanfic.

Por ahora debo leer un libro llamado "Me dicen Sara Tomate" por lo que llevo, no es tan aburrido :p pero aún así me harán examen sobre él, ahora bien sobre este capitulo, es un especial de Inuyasha, sigo con los especiales ;), pero tranquilos, este es el último y seguimos con la historia de Kagome, espero realmente les guste este capitulo, porque a pesar de que algunas cosas ya las había mencionado Miroku, no queda demás oír más detalles, conoceremos mejor a Inuyasha y no habrá especiales en un largo tiempo ^^ pero tranquilos, la historia por fin entrará al climáx.

Bueno me despido y espero disfruten esta historia tanto como yo.
Atte.
YokoHigurashi
=X

Capitulo 36: Una triste canción del final de la noche de estrellas


¿Por qué estoy cerca de ti? ¿Por qué me gusta tu presencia? ¿Es por qué te pareces a ella? No, no era por eso, era por aquella aura que te rodeaba, la misma que rodeaba a Kikyo, ahora lo entendía, no era el pasado que me marcaba, no era Kikyo, eras tú… ¿Eras como ella? Sí, pero… ¿Eras igual? No.

Kikyo es Kikyo, la persona que ame, la primera mujer aparte de mi madre, que valore más que nada, por la que cambie, por la que aún tengo pesadillas en las noches y la cual, nunca olvidare, pero Kagome es Kagome, la chica que estaba ahí, cuya imagen me dolía, pero me hacía estar cerca de ella, ambas son iguales, pero ambas son distintas, a ambas las quiero proteger.

— Ni yo mismo lo sé— cuándo dije eso, ella parecía estar confusa, pero estoy seguro que no lo estaba tanto como yo.

En ese momento abrió la puerta uno de sus profesores, pidiéndole que entrará a clases, al inicio no noto mi presencia, pero en cuanto me vio me ordeno que me fuera, yo solo obedecí.

Kagome tenía tantas preguntas en su mente que ni yo era capaz de contestar, yo a veces quería abrazarla y rogarle que siguiera a mi lado, aún así… era imposible, yo había jurado frente a la tumba de Kikyo una vez, que siempre, le sería fiel a su imagen y que no descansaría hasta encontrar al maldito que nos había hecho esto.

Al final regrese a clases, pero no puse mucha atención a ninguna de las enseñanzas de ningún maestro, mi mente estaba volando, pensando en la mujer que ame y que regresaba a mí como un fantasma, pensando en Kagome, y lo que su imagen creaba en mi.

— Inuyasha… Inuyasha…— era ella, su hermoso rostro sonriendo, ofreciéndome su mano.

— ¿Qué quieres Kikyo?— dije siendo algo grosero, a decir verdad, nunca fui el chico amoroso con una mujer, me costaba expresar lo que sentía en verdad.
— Vamos, no deberías contestar así…— decía ella con un tono suave y sutil— solo quería pedirte tu ayuda.

— ¿Eh? ¿Para qué?— en realidad yo no era educado, y al inicio, odiaba a Kikyo.

Si tuviera que contar toda nuestra historia, creo que lo haría ahora, cuándo mis padres murieron y tuve que vivir con la familia de Kikyo, curiosamente su familia había sido dueña de un templo al igual que Kagome, pero tuvieron que dejarlo después de un incendio, fue tiempo después que yo llegue.

Kikyo era una mujer seria y fría, y sobre todo, tenía aquel aroma que la caracterizaba tanto, al inicio yo solo hablaba con Kikyo cuando necesitaba algo o solo para burlarme de ella, en realidad no le tenía ningún respeto, a pesar de que era 3 años mayor que yo.

Desde que había llegado ella era sumamente amable conmigo, y esa amabilidad, me causaba nauseas, pocas veces habíamos hablado, aún así, cada vez que la veía sentía algo extraño dentro de mi ¿Qué era está sensación?

— Inuyasha… ¡Ayúdame a Entrenar! Por favor— era su voz llamándome, cada vez que quería entrenar con su arco y flechas, ella era una gran arquera.

— ¿Y por qué debería?— nunca me había gustado entrenar con Kikyo, pero siempre que me negaba ella lanzaba una de sus flechas, casi arrancándome la cabeza.

— Solo necesito un poco tu ayuda— su rostro era firme y frío como siempre.

Para Kikyo, su sueño era volver a reconstruir su templo, ella quería ser una sacerdotisa, o eso nos hacía creer, era la herencia de su familia, generación a generación durante siglos, creo incluso su abuela había sido una gran sacerdotisa.

Ir al bosque con Kikyo era extraño, verla con ese traje, lo era aún más, sus hermosos cabellos negros que se movían con el viento a pesar de que un lazo blanco los sujetaba, su mirada fría y firme, nada se ocultaba de ella, yo solo usaba las ropas que mi padre me había dejado, tal vez porque pensaba que era una buena forma de usarlas, o simplemente, quería hacer juego con Kikyo.

En aquella época, mi pelo era corto, a duras penas sobrepasaba mi oreja, en realidad nunca me había gustado el pelo largo, lo cual es extraño, porque actualmente mi pelo es totalmente largo.

— Kikyo… ¿Puedo preguntarte algo? — una vez se me ocurrió decir eso, era uno de esos días en que Kikyo y yo íbamos de compras, por esa época… yo no era consciente de lo que sentía ya por ella, solo gustaba de estar cerca de ella.

— ¿Qué es Inuyasha? — ella se mostraba tranquila, seria… lo recuerdo bien, yo tenía 15 años y ella 18 años, sus rasgos eran cada vez más hermosos y cada vez me sentía más atraído a ella.

— ¿En serio sueñas con ser sacerdotisa? — pregunté ansioso ante su respuesta, Kikyo era hermosa y una persona amable, me preguntaba porque quería ser sacerdotisa.

— No es que quiera serlo Inuyasha, es mi deber…

— ¿Tu deber? — A veces era tan difícil entender a Kikyo, no porque no fuera clara o directa, solo no entendía como se sentía.

— Si, mi deber… Inuyasha… ¿Alguna vez has escuchado de la perla de Shikon? — Kikyo se mostraba fría y algo temerosa, una expresión que nunca había visto en su rostro, aunque eso no me impresiono, lo que realmente me impresionaba, era sobre qué tema reaccionaba así.

— La perla de… ¿Shikon? — ¿Qué era? ¿Por qué hacía que su mirada se mostrara con temor y cautela? ¿Qué tenía que ver con mi pregunta?

— Si Inuyasha, también es conocida como la perla de los 4 espíritus.

— Aún no comprendo Kikyo… ¿Esto que tiene que ver?

— Que la perla de Shikon existe — dijo silenciosa, mientras el viento recorría nuestros rostros en aquel lugar — la perla que es capaz de crear guerras sin fin, maldiciones interminables, indestructible y que encadena personas.

— Kikyo… ¿Puedes ser más breve? — estaba desesperado, siempre había odiado a la gente que daba rodeo a las cosas, y ver a Kikyo con esa actitud me frustraba.

— Mi familia era la protectora de la perla de Shikon — dijo sin más rodeos — hace muchos siglos, cuando apareció tan misteriosa joya, está estaba sucia y llena de malicia, muchos intentaron destruirla o desaparecerla, pero no importaba que hicieran, siempre regresaba… era necesario purificarla, un poder tan grande que solo traería tristeza y dolor a su poseedor, ¿Quién se atrevería a hacerlo? — por un segundo escuche un leve quejido, como una risa oprimida, una triste y extraña risa — por ese entonces, el templo de mi familia era reconocido por una joven sacerdotisa, capaz de purificar cualquier cosa, entonces la perla fue entregada, desde entonces… cada sacerdotisa de mi familia a cuidado de ella, olvidándose del hecho de ser mujeres o de amar realmente, porque cada primogénita de la familia, debe ser la siguiente en cuidar de la perla.

— Pero si no se enamoran… ¿Cómo tienen descendientes?

— En realidad Inuyasha, ninguna de las sacerdotisas encargadas de la perla debe estar con alguien, eso solo las distraería de su deber, desde que nacemos en el seno de esta familia, dejamos de ser mujeres y somos sacerdotisas, por eso… mi seguidora será la hija que mi hermana de, por eso es recomendable las hermanas menores tengan dos hijos o más, porque en ella está el legado que somos.

— Pero se incendio su templo ¿No es así? — pregunté un poco más interesado en el tema.

— No Inuyasha, lo quemaron… ese día la perla desapareció, y es mi deber entrenarme como sacerdotisa lo suficiente como para saber donde se encuentra la perla de Shikon y recuperarla, no quiero reconstruir el templo, quiero purificar la perla de Shikon.

— Es ridículo… ¿Cómo vas a detectarla?— de algún modo no lograba de entender de todo a Kikyo, ni su rostro de dolor, ni de tristeza, no hasta ese momento.

— Como desde hace mucho tiempo la perla ha estado conectada a mi familia, nuestro espíritu es capaz de detectarla, pero para eso debe estar lo suficientemente desarrollado.

— Kikyo… — Solo quería abrazarla, quería tenerla a mi lado, en ese momento lo entendí… yo amaba a Kikyo, entonces, ante ese impulso solo la abracé.

— Inuyasha… cuando encuentre la perla de Shikon — sentía las frágiles manos de Kikyo abrazando mi espalda, y solo quería abrazarla más fuerte — solo quiero ser una mujer normal, una simple mujer…

— ¿Destruirla? Debemos hacer eso Kikyo… — Si destruirla…

— La perla de Shikon concede cualquier deseo, se cuentan las leyendas que si se pide el deseo correcto la perla de Shikon se purificara y dejará de existir.

— El deseo correcto…— Un deseo, lo que todo mundo quiere, a veces, deseaba tanto volver a ver a mi madre, o conocer a mi padre, deseaba tantas cosas… pero en ese momento, solo deseaba tener a Kikyo — ¿Cuál es el deseo correcto?

— No lo sé Inuyasha, solo… quiero que ese deseo me permita estar a tu lado — aquella palabras como flechas se clavaron en mi corazón, solo la abrase fuertemente, deseando que se detuviera el tiempo, que este amor traspasará las barreras, quería protegerla, no porque fuera amable, no porque fuera hermosa, no porque dijera que también me quería a su lado, solo porque era Kikyo, y la amaba.

— Yo también… — estábamos a mitad de la calle, yo la abrazaba fuertemente y la gente se nos quedaba viendo, pero no me importo… solo la besé, sus labios quemaban y creaban ansiedad en mi, “por favor Kikyo, quédate siempre a mi lado” esos eran mis pensamientos egoístas.

Desde ese momento, Kikyo y yo siempre estábamos juntos, no había cosa que no pensará que no fuera Kikyo, incluso Miroku lo llegó a notar, yo nunca he sido una persona muy expresiva sobre lo que siento, pero estar con Kikyo, según decía Miroku, me había cambiado.

Kikyo era cada día más hermosa y su sonrisa, iluminaba mi vida… a veces me preguntaba ¿Cómo dejar de amarla? Pero… como tragedias que persiguen a aquellos conectados a la perla o tal vez… era la maldición de lo que yo era, mis padres habían muerto, la abuela de Kikyo murió, mi Kikyo… murió.

Para cuando ella habría de encontrar la perla, está estaba en un museo, Kikyo no la robaría, solo estaría a su lado silenciosamente, recuerdo que Kikyo y yo pedimos un deseo frente a está, esperando fuera el correcto, nuestras manos estaban sujetas, y mientras veíamos el leve brillo rosa de la perla, nuestro deseo, mi deseo, “Deseamos estar juntos para siempre” supongo no era el deseo correcto, porque la perla no nos lo concedió, a pesar, de que si desapareció.

Un día, recibí una carta en la escuela, tenía 16 años, había pasado un año, desde el juramento que habíamos hecho Kikyo y yo, la carta era de Kikyo, su letra era extraña… pero no dude, Kikyo quería nos viéramos en el museo, donde estaba, la perla de Shikon, sin dudarlo, salía de la escuela y la busque, pero lo encontré, no fue a Kikyo.

La perla había desaparecido de su lugar, sentí un golpe detrás de mi cabeza que me hizo caer, mi vista estaba borrosa, oía alarmas y gritos, y veía una cosa rodando frente a mí, rosa y cristalina, malvada y maldita, la perla de Shikon.

Aún recuerdo los gritos, y los oficiales que me vieron acusándome de haberme robado la perla de Shikon, yo por impulso solo corrí y escapaba de ellos y sus balas y entonces la vi, era Kikyo, lloraba y me veía con decepción.

— Inuyasha… ¿Cómo pudiste? — nunca olvidaré su rostro, nunca olvidaré lo mal que me sentí aquel día.

Escape y busque al único amigo que tenía, Miroku, el solo me ayudo a investigar para probar mi inocencia, solo supe que la perla de Shikon estaba de vuelta en su sitio y aquella noche una carta llego a mí, mientras dormía afueras del templo donde estaba el maestro de Miroku.

La carta decía algo como “No puedes perderte el hermoso espectáculo rojo carmesí que habrá esta noche por la perla de Shikon”, al leer eso, el primer rostro que cruzo mi mente fue el de Kikyo, yo solo en un impulso salí corriendo dejando la carta atrás.

Ciertamente llegué en un momento peligroso, ahí estaba… una mujer de pelo negro, acomodado en un extraño peinado, sus ojos eran rojos anaranjados, llevaba un traje gris y su aroma era repulsivo, ella parecía tener la perla de Shikon en sus manos y una pistola apuntando a Kikyo.

— ¿Quién eres? ¿Qué le haces a Kikyo? — pregunté.

— Mi nombre no es importante, yo solo sigo ordenes — en un impulso solo le di una patada a su mano dejándola sin su arma, que al caer al suelo se disparo, lastimando el hombro de Kikyo, la cual solo hizo un gesto de dolor, pero ningún sonido, y al mismo tiempo… un abanico de metal salía de la manga de aquella mujer a punto de cortar más que un costado de mi estómago.

— ¡Maldita! — Estaba furioso, realmente furioso, estaba casi seguro ella era la culpable de todo lo que estaba pasando, en eso vi la pistola y la tome con mis manos y le apunte a aquella mujer.

— Dudo te atrevas mocoso… — dijo con una asquerosa sonrisa en su rostro.

— Tú… — iba a disparar, ¡En serio iba a hacerlo! Pero una bala en ese momento atravesó mi espalda, mientras escupía sangre y mi vista termino en el suelo.

— Pensé que nunca llegarías… Naraku — dijo aquella mujer, ¿Quién era Naraku? Aún ahora no lo sé, estaba tan adolorido como para voltear y solo quería alcanzar a Kikyo, veía sus ojos mirándome, y solo quería llorar porque no podía protegerla.

— Inuyasha — alcance a oír que decía eso mientras empezaba a levantarse para tocarme, pero el tipo que estaba detrás de mí, el mismo que me había disparado, mando una bala más a una de las piernas de Kikyo, ella seguía sin hacer más que un gesto de dolor, extendí mi mano tratando de alcanzarla, y vi su mano estirándose, pero el pie de ese Naraku la pisoteo, la mano de Kikyo.

— ¡Déjala! ¡Déjala! — Solo podía gritar… pero él solo reía, una molesta risa excéntrica, escuchaba su voz resonando en las paredes del museo, y solo quería golpearlo

— Esto es interesante, dos personas que no pueden ni si quiera tomarse de las manos, me preguntó ¿Quién debe morir primero? — apenas escuche que él dijo eso, yo solo entre en desesperación, no por mí, sino por Kikyo, entonces vi la pistola en mi mano izquierda que por la posición que tenía había quedado debajo de mi pecho junto con mi mano, podía sentir la sangre y más aún el dolor, y el miedo de perder a Kikyo, entonces tome la pistola fuertemente con mi mano, aún ocultándola en mi pecho y vi una alarma en la pared detrás de la perla de Shikon que aquella mujer sostenía en sus manos, era la primera vez que usaba una pero mi puntería no era mala, aparte era nuestra única esperanza.

— Naraku… deberíamos irnos — decía la mujer, a la cual podía apreciar bien, no se veía divertida con la situación, más bien se veía agobiada y frustrada, aparentaba no estar del todo de acuerdo con ese tal Naraku — ya tenemos la perla que querías, vámonos — esa era mi oportunidad, apuntar a la perla y darle a la alarma, si fallaba por lo menos le volaría la mano a aquella mujer, pero no, no podía fallar, Kikyo dependía de mi.

En ese momento dispare, di en el blanco de la perla, la cual se rompió en miles de pedazos, y la bala dio por último en la alarma que empezó a sonar, el hombre de atrás piso mi espalda ya lastimada por la bala, no dijo nada, pero podía sentir lo furiosos que estaba, más aún cuando escuche un disparo que dio a Kikyo, y está empezó a sangrar, yo no podía alcanzarla, solo gritaba su nombre desesperadamente, pero veía los ojos de ella cerrarse.

¿Nunca les ha pasado que algo pasa y no distingues ni el tiempo, ni el lugar, ni las personas de tu alrededor? Creo eso pasó, cuando gritaba el nombre de Kikyo, oía mi voz quebrarse y llorando por primera vez, resonaba en esas paredes, ante la pérdida de la perla de Shikon, Naraku y esa mujer, sin darme cuenta, ya se habían ido.

Como robot, seguía diciendo el nombre de Kikyo, y como un sobreesfuerzo humano, a pesar del dolor me levante, a pesar de la sangre, camine hacia ella, mis pies eran difíciles de mover, pero en cuanto estuve cerca, me derrumbe y arrodille, la tome en mis brazos y la abracé lo más fuerte que pude.

— Inuyasha… lo… lo… siento — su voz era un susurro.

— Kikyo… yo soy quien debe disculparme… no pude… no pude… protegerte — aún ahora, me reprocho el no haberlo hecho.

— Inuyasha… ¿Estás llorando? — La mano de Kikyo se extendía temblorosa para tocar mi mejilla — ¿Recuerdas nuestro deseo? Cuando la perla de Shikon…

— ¿Cómo olvidarlo?— queríamos estar juntos para siempre, pero siempre hay imposibles.

— Inuyasha… en serio quería ser una mujer a tu lado, en serio estaba enamorada de ti, pero al verte llorar, puedo decirte con seguridad, esto es más que suficiente, mientras hasta mi último aliento pueda estar a tu lado — Kikyo me mostró una hermosa sonrisa, la sonrisa más amable y bella que había visto, así mismo muy triste.

No recuerdo en qué momento me quede dormido, solo recuerdo que la abrazaba y para cuando desperté, estaba en el hospital, tenía la ilusión de que hubieran salvado a Kikyo, pero la bala había atravesado uno de sus pulmones, causándole que se llenara de sangre, así como causo una gran pérdida de sangre.

Desde ese momento, todo cambió, guarde una foto mía y de Kikyo abrazándonos, era lo único que me recordaría a su calor, no volví a tocar mi pelo, solo ella lo tocaba y no quería que eso cambiara, solo Kikyo podría tocarme y dominarme, solo Kikyo.

Aún ahora es un sueño, y mientras estudió en la escuela, pienso en Kikyo, ahora Kagome estaba invadiendo eso, ella era tan extraña y era demasiado raro que me importaba, pero era así, Kikyo nunca saldría de mi corazón, me preguntaba si Kagome entraría, solo sabía ahora, que me estaba importando lo que pensaba de mi.

— ¡Kagome! ¡Kagome! — ella acababa de ser apuñalada, durante un asalto que habían hecho a un niño y a su padre, ella era tan metiche, y la historia se repetía, mi voz resonando para alcanzarla, por suerte, no fue grave.

¿Qué nos deparará el futuro? ¿Qué conservara el pasado? ¿Cuándo cambiare?

CONTINUARA...

 

Nota de la Autora: Hola a todos!!! ¿Cómo están? ¿Extrañaban mi fanfic? Yo creo que no je je je eso o ya se cansaron de leer, es lo malo de escribir mucho ya vamos 37 capítulos, incluso a mi me impresiona, tal vez mi fanfic sea aburrido =.= pero es que en serio quisiera terminarlo pero hay tantas cosas inconclusas que si lo acabo ahora va a quedar muy abrupto, así que lo siento, es un defecto mio, cuando empiezo a escribir algo, no lo dejo hasta que termine como yo quiero que acabe. :D Sobre los comentarios, creo a muchos les gusto este último capitulo, a mi en realidad también me gusto, más que nada por como narra Inuyasha, me acomodo más con su tipo de narración que con la de los demás, quizás porque cuando narra Inuyasha narro yo como persona je je je siendo honesta, el fanfic por fin va a entrar al clímax del mismo, como ya vieron, ya esta empezando a aparecer Naraku para gusto de algunas fans, así mismo estoy aclarando algunas cosas con estos capitulos especiales, que por cierto va haber más, pero van a tardar un tiempo, porque por ahora me dedicare nuevamente a la narrativa de Kagome, la cual nos lleva a una situación sumamente importante y que había quedado pendiente varios episodios atrás je je je. A por cierto, estoy viendo que en fanficlandia hay un evento de entrevistas =w= ojala me lleguen a entrevistar a mi :) pero dudo pase eso, no soy tan famosa en fanficlandia :cool: me pregunto... ¿Qué se sentirá ser famosa? je je je bueno se cuidan mucho y disfruten este capitulo que lo hice con mucho amor.

Atte.
Yoko Higurashi
=X

Capitulo 37: Confusos Pensamientos


Las estaciones pasan, las semanas y meses pasan rápidamente, era normal que esos tiempos que estaba con Miroku, Sango, Shippo e Inuyasha no fueran eternos, que hubiera cosas que no entendiera porque se ocultaban de mis ojos, y a veces temía no entenderlas.

— Pronto van a ser el festival deportivo de las preparatorias — suspiraba Yuka con cierta nostalgia.

— ¿Qué sucede Yuka? No te oyes tan animada — decía Ayumi.

— ¡¿Por qué tenemos que ser de primer curso?! A causa de eso no nos dejan participar en la competencia de tenis.

— Si, es injusto, solo podemos correr alrededor de la cancha — Eri continuaba quejándose.

— Debe ir más fácil para ti ¿verdad Kagome? — decían con ilusión Yuka y Eri.

— Pues, no realmente, primero debemos hacer fuerza en los brazos y dedos, así que se nos obliga a hacer lagartijas y ejercicios de brazos, nada interesante — decía un poco aislada del tema, en realidad mi mente estaba más concentrada en lo que pronto se acercaría… Koga Nagahama.

— Kagome… ¿En qué piensas? — Ayumi parecía preocupada, creo se había dado cuenta para donde iban mis pensamientos, pero aún así, yo no podía decir nada.

— En nada realmente, solo que estoy muy ansiosa de ver a todos competir

— Claro, ya que tu novio va a estar en la competencia — decía Eri con un tono algo insinuador.

— Debes animarlo Kagome — proseguía Yuka.

— ¿Novio? — sospechaba a quien se referían, pero solo quería estar segura.

— Bueno, corre el rumor de que Taisho-san y tú están saliendo.

— Como dices, es solo un rumor, yo aún no tengo nada que ver con Inuyasha — sin darme cuenta, había dicho más de lo que debía.

— ¡¿Aún?! — gritaban las tres emocionadas, como si les hubiera contado todo lo que había vivido con Inuyasha.

— Eso quiere decir que si hay algo entre ustedes — decía Eri impresionada.

— Tienes que contarnos todos los detalles Kagome — Yuka parecía muy emocionada.

En ese momento, nuevamente sonó la campana, anunciando nuestra entrada a clases, solo me despedí de ellas, en una semana seria la competencia, llevaba tiempo no veía a Inuyasha, y si lo veía en la escuela ni nos saludábamos.

— ¡Higurashi! — estaba Hojo saludándome apenas entraba al salón — parece la siguiente hora, será hora de estudio.

— ¿En serio? Entonces será una hora relajada

— ¿Qué sucede? Te noto distraída — Hojo sonaba preocupado, pero ¿qué podía decirle? Simplemente era complicado.

— Oye Hojo… ¿tu vas a competir en algo durante la próxima semana? — le pregunte aún algo distante.

— En realidad no, a los de atletismo no nos dejan participar hasta el siguiente año.

— ¿Atletismo? — era como si esa competencia me persiguiera.

— Pues necesitamos un entrenamiento especial en las piernas, nos hacen correr 3 vueltas alrededor de la cancha llevando un costal de un kilo atado a cada pierna.

— Debe ser duro — eso sonaba incluso más pesado que mi entrenamiento.

— Al inicio, pero una vez que te vas acostumbrando es más fácil, incluso Taisho-san puede llevar 10 kilos en cada pierna — apenas dijo “Taisho-san” me sorprendí imaginándome a Inuyasha corriendo con esa cantidad de peso.

— ¡Increíble! — dije sin pensar, simplemente Inuyasha era sorprendente algunas veces.

— Si, Taisho-san ha sido de los pocos seleccionados que han podido participar desde primer grado en estas competencias — Hojo empezó a reír nerviosamente.

— Y su rival siempre es Koga Nagahama ¿Verdad? — me había logrado olvidar un rato de la situación, pero de algún modo era casi imposible hacerlo completamente.

— Si, parece que sí, es un chico de una de las escuelas que vienen a competir, es famoso por haber sido un competidor de atletismo desde los 5 años, aunque no ha sido nada del otro mundo.

— ¿¡Desde los 5 años!?… ¿Cómo es que nunca se publico noticias sobre él?

— Bueno Higurashi, es que el no es un competidor tan famoso, no es olímpico, sus competencias solo han dentro de la región, porque siempre que se le ofrece algo más el dice “No, porque solo amo correr” por así decirlo es un chico algo extraño.

— Ya veo…— y si, ese chico llamado Koga era algo extraño, pero no parecía tan malo, después de todo ese día me había protegido de una lesión grave — Un momento Hojo…

— ¿Qué sucede Higurashi? — el se acercaba a mí y se arrodillaba a lado de mi pupitre.

— ¿Cómo sabes tanto? — era impresionante que un chico de preparatoria supiera tanto de una situación, si fuera el joven Miroku no me impresionaría, pero Hojo… era una extraña situación.

— En realidad el caso de Koga fue un caso que se publico en un periódico local aproximadamente 3 años, no sé si sabes, pero mi padre trabaja en la imprenta de periódico y así mismo el nos traía las noticias a mi familia, solo fue caso de buscar periódicos viejos.

— ¿Con qué objetivo? — seguida extrañada de esa situación, no es que desconfiará de Hojo, si no desconfiaba de las circunstancias.

— Pues… A ti te gusta Taisho-san ¿verdad? — decía eso con una sonrisa, una bella y amable sonrisa.

— ¡¿Qué~?!… ¿Q-q-qui-i-ie-en-t-te dijo eso? — esa preguntas me había tomado por sorpresa, a pesar de ya tener la respuesta de la misma, era difícil aún asimilarla.

— Nadie lo dijo Higurashi, solo se nota — su cara seguía siendo amable y tierna, como un pequeño conejo — por eso he investigado sobre él y en consecuencia me tope con Koga, el único que ha vencido a Taisho-san.

— Hojo… — era extraño lo que decía, pero me recordaba a su confesión, me preguntó si aún le gusto.

— ¿Entonces si te gusta Taisho-san? — vuelve a preguntar después de un segundo de silencio.

— ¿¡Qué!? Este… yo… bueno… la verdad es que…

— Tranquila Higurashi, no me lo tomare a mal sea cual sea la respuesta, solo se honesta.

— Si, me gusta Inuyasha Taisho — era la primera vez que se lo decía a alguien, era la primera vez que lo decía tan claro, era cierto… ¡A mí me gusta Inuyasha! ¡Realmente me gusta mucho!

Sobre todas las cosas, sobre que aún ame a Kikyo, sobre que sea inmaduro y agresivo, sobre que se la pase gritando, y aunque llegue a perder contra Koga, a mi no me importa nada de eso, porque de algún modo Inuyasha supo como entrar en mi corazón y pensamientos, como si fuera el destino, y por eso, quiero siempre estar al lado de Inuyasha.

— Ya veo… — decía Hojo algo triste, pero luego con una mirada seria se dirigió a mi — se que no soy rival para Taisho-san, pero la verdad es que aún me gustas Kagome Higurashi y… ¡No desistiré ante ti!

— Hojo… — escuchar esas palabras solo hicieron que me sonrojara, escuchar nuevamente a Hojo confesarse era duro y difícil para mí, la persona que antes me gustaba se me está confesando por 2º vez, me siento feliz, pero aún así ya no es el sentimiento que quiero recibir — lo siento.

— Si, entiendo… — él era fuertemente amable, y su sonrisa quería animarme, pero en esta situación solo me hacía sentir culpable, mientras él se iba a su pupitre y abría un libro para estudiar, yo solo lo observaba, y miraba como las cosas de algún modo se complicaban más.

A veces me preguntaba ¿Cuándo me había metido en todo este lío? O simplemente… ¿Por qué Inuyasha? Me preguntaba tantas cosas, sobre como empecé a amar a Inuyasha, cuando empecé realmente a gustar de él, pero simplemente como le pasó a Sango, sin darme cuenta ya lo amaba.

Así mismo había veces en que sentía celos de Kikyo, aunque esta ya no vivía, yo sentía celos, porque ella seguía en los pensamientos de Inuyasha, lo podía notar cuando vi aquellas fotos en el cuarto de Inuyasha y a veces me frustraba la idea de que Inuyasha pudiera estar conmigo por parecerme a Kikyo, pero… ¡Yo no soy Kikyo!

Me estaba volviendo una mujer cruel y confundida, celosa y extraña en mi interior sobre el tema de Inuyasha, mis pensamientos fluían con la competencia… ¿Quién ganaría? Deseaba tanto que ganará Inuyasha, pero Koga parece mejor preparado que él, eso igual me daba miedo… pero… ¿Qué debía hacer? ¿Qué puedo hacer? Solo soy un peón en un juego de Ajedrez.

— Mira Kagome… — decía Eri — ya anunciaron los horarios de las competencias.

— ¿Eh? ¿En serio? — no sabía cómo reaccionar, tenía miedo y estaba ansiosa.

— Parece que escogieron nuestra escuela como sede de esta — dijo Ayumi emocionada.

— ¿Qué? — Yo aún no podía reaccionar, mi mente estaba en shock.

— Eso significa que podremos ver algunas competencias, ¡Vamos a apoyar a nuestra escuela!

— ¿Qué significa esto? — no podía creer lo que estaba viendo.

Cuando se hacía estas competencias, se escogía una de las escuelas competidoras cada año como sede de las mismas, este año era nuestra escuela, y pronto, en unos días más Inuyasha y Koga empezarían su feroz batalla, me preocupa quién ganará.

CONTINUARA...