La Epidemia

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Manuvalk, 14 Diciembre 2013.

  1.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
    Miembro desde:
    14 Diciembre 2013
    Mensajes:
    696
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    La Epidemia
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    360
    Capitulo 23: Esperánza / Capitulo 24: ¿Se acabo todo?

    Me desperté, y nose como. Mi papá despertó justo en el momento en que me levanté.

    — Arggg. Me duele mucho la pierna, creo que me costará mucho caminar. — Dijo mí padre.
    —...(gruñidos)...

    Me giré, sacando la pístola al mísmo tiempo. Era Gilliard, pero en su versión zombie. Íba a dísparar, cuando mí papá me llamó la atención:

    — No...(estornudo)...no díspares, coje mi cuchíllo y metelo en la cabeza de ese bastardo. El dísparo atraerá a los muertos.

    Cojí su cuchíllo.

    — Ya los atrajo. El ruido del helicoptero al chocar, traera a muchos, dije a mi padre. Mejor vayamonos de aquí. (No maté al zombie de Gilliard). Saqué la pierna de mí padre, y nos fuimos de allí lo mas rapido posible.

    ( 2 años después )...

    — Papá, te recláman en el centro de comandos. Me quedaré aquí en tu puesto de vigía.
    — Oh, Alex, no dígas tonterias. Tienes 10 años.
    — ¡Pero sé dísparar! Vamos papá...
    — Está bien, si pasa algo grave, avisa a alguién.

    Mi papá se fue. Era otra vez militar. Estábamos en Alexandría.

    — Oye niño, vete de ahí, es mi turno. — Dijo un soldado.
    — Vale.

    Me fui del puesto. De repente, llega mí padre.

    — ¡Alex, tengo una sorpresa muy buena!
    —¿Sí? Dime.
    —¡Los científicos tiénen la cura!
    —¿Estas de broma? Pero...¿como?
    — No lo sé, no dijeron nada, solo eso.

    Le sonreí a mí papá, y me fui a casa. A la mañana siguiente, oí gruñidos en las calles. Me asomé por la ventána, y habían 3 muertos. Bajé corriendo con mí arma. Cuando salí, ví que el científico explicába a mi papá y a varios soldados más, que creo una munición, capaz de volver a revivír a las personas. Un soldado cojió esa escopeta rociáda con ese gas, y disparo en el pecho a un muerto. Se cayó al suelo. De repente, la piel se le pusó mas humana. A los 5 minutos. Se levantó.

    — ¿Que...que ha pasado? ¿Donde estoy?

    El hombre estába vivo. Alucinaba. Los científicos se abrazáron. Mi papá me vió. Vino corriendo.

    — ¡Lo conseguímos hijo!
    — ¡Si, papá!

    Fue un momento emotívo. Nos abrazámos fuerte. El Apocalípsis llegó a su fín. ¿Verdad?
     
  2.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    La Epidemia
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    252
    Historia paralela de La Epidemia: Luz, y la lucha de "Sobrevivír"

    Alex y su hijo se fueron. No quise ir con ellos. No se por qué, pero me daba igual. Era la líder de aquella gente que se quedó. "Sobrevivír" era mí hogar. En total eramos uno 27. Cuando aparecieron en la puerta unos moteros (vease Capitulo 20: Aniquilación).

    — ¿Quién es el líder de este bonito lugár?

    Abrí las puertas.

    — Yo mando aquí. ¿Que quereis? — Dije.
    — Queremos...¡el lugár!

    Empezó el tiroteo. Solo éramos 7 más que ellos. Veía a mi gente morír, y pensé que tal vez, si ubiese accedido a ir a Alexandria, mi gente ubiese venido conmigo, y no estarían muriendo ahora. Continué disparando, quería morír, por ellos, por MÍ gente.

    — Solo espero que Alex y su hijo sigán con vida. — Me dije a mí mísma.

    En medio del tiroteo, fuí a un almacen que teníamos lleno de C4.

    — Sabía que algúna vez lo necesitaría. — Dije.

    Cojí 4. El primero que lanzé mató a 3 moteros, y con ellos sus motos. Íba a tirar el segundo, cuando empezé a oir a los muertos. Ya estában aquí. Entráron en "Sobrevivír".

    — ¡Bienvenidos a mi publo! — Chillé.

    Cuando lanzé el segundo, algo me atravesó el abdomen. Al poder girarme, ví a uno de esos moteros con una espada atravesandome la barriga. Sabía que estába muriendome, así que, antes de morír, haría algo para no transformarme y para no sufrír. Apreté los 2 C4 que me quedában.

    — ¡Esta tía está loca!
    — (Risa). — Me reí.

    Todo explotó.
     

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