La Dama de los Brillantes.

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Ahome Dea, 28 Marzo 2011.

Estado del tema:
No se permiten más respuestas.
  1.  
    Ahome Dea

    Ahome Dea Usuario común

    Piscis
    Miembro desde:
    17 Febrero 2006
    Mensajes:
    267
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Dama de los Brillantes.
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1717
    Título: La Dama de los Brillantes​
    Resumen: Como esa flor que ha tenido la fuerza para sobrevivir ante las tormentas he de levantarme para cobrar venganza.​
    Tipo: Long Fic.​
    Pareja: Inuyasha & Kikyou​
    Clasificación: M​
    Advertencias: Un poco de OoC.
    Género: UA, ¿Hurt/Comfort? ¿Angst?
    No. de palabras: 1500 + título (En este capítulo)​


    .~*La Dama de los Brillantes*~.
    Capítulo I
    (Una mujer)

    Ella es una mujer… más no una como cualquiera, ella es una mujer que en su mirada encierra rencor, ella es una mujer que no parece haber sufrido, es una mujer que si te mira a los ojos sientes miedo.

    Sus hermosos ojos cafés oscuros lucen siempre indiferentes al que la ve, su hermosa y larga cabellera negra hace reverencia a su silueta tan fina cubierta por esa suave piel tan blanca como la nieve.

    Con apenas treinta y cinco años sobre sus espaldas, cuatro veces ha sido viuda, y cinco se ha casado… ¿será mala suerte que cuando se casa, su esposo muere? Quizá lo sería para cualquiera, pero no para ella, quien ha heredado siempre las fortunas de sus difuntos maridos.

    Tiene una enorme mansión en la rivera francesa, es dueña de muchos casinos, tiene montones de autos y dinero más que cualquiera.

    Su personalidad es recia, como las piedras que la apasionan, los brillantes. Si por algo la conocen a donde quiera que va es por los brillantes que lleva, no falta nunca en su atuendo collar, aretes, anillo y brazalete que luzca con esos fascinantes y caros brillantes, los ama, quizá porque al verlos así, tan bellos y cristalinos como aquella gota de rocío que resbala inocente de una hoja le recuerdan la inocencia de alguien a quien quiso mucho.

    Esta mujer se llama Kikyou. Kikyou… su nombre suena a tristeza y quizá hasta a un toque de dolor, sin embargo al verla, cualquiera retira lo dicho.

    Ella se encuentra viendo por la ventana; el océano, ese mar inmenso en que una vez vio llorar a un ser inocente del cual se burlaron y humillaron.

    Algo interrumpe sus pensamientos, un ligero llamado a la puerta…

    - ¿Quien es? –dice con esa voz tan suave y fría a la vez.
    - Soy yo amor… -murmura la voz de un hombre que suena un tanto como la suya.

    En el rostro de ella se dibuja una sonrisa…

    - Adelante InuYasha…

    El joven de larga melena plateada entra al despacho de ella, llevaba información que darle sin embargo antes de eso al ver esa hermosa figura frente a él, se aproxima a ella y la besa, le da un beso suave, tranquilo, un beso tierno, ella corresponde de igual manera, él la hace estremecerse… de sus cinco esposos, él es al que más ha amado, y al que más amará.

    Después de separarse de ese beso tan hermoso…

    - Dime… ¿qué tenías que decirme?
    - El señor Himura debe ya demasiado, quiere seguir pidiendo crédito para jugar ¿se lo doy? –le pregunta Inuyasha, quien además de ser su quinto esposo es su socio en el casino.
    - ¿Cuánto debe ya?
    - Casi treinta mil euros.

    La mirada de Kikyou figura malicia…

    - Déjalo llegar a los treinta mil, después le dices que tiene sólo dos días para pagar lo que debe.
    - ¿Y entonces? –le pregunta con una sonrisa maquiavélica.
    - Entonces ya sabes qué hacer.

    Inuyasha había aprendido de ella que cuando los demás quieren pasar por encima de ti debes enseñarles quien manda.

    En la bahía era frecuente que encontraran cadáveres flotando, todos, con enormes deudas al casino Shikon, o bien en completa ruina. Nunca sabían si eran o no asesinados, sin embargo, atribuían el hecho a suicidios al verse en tan precarias situaciones.

    Kikyou era una mujer de armas tomar y al parecer, muy superficial. Cualquiera que la viese pensaría lo peor de ella, sin embargo no era así, era una mujer tierna y sabía amar, ejemplo de ello es Inuyasha, a quien ama con todas sus fuerzas.

    Él también a simple vista parece un hombre cruel que no tiene piedad por el más miserable, sin embargo ama a Kikyou, ella lo enseñó a ser así pues ella sabe muy bien que si eres débil, los demás se aprovechan de ti.

    Es ya un día distinto, Kikyou se encuentra en sus clases de karate… al parecer éste día con más furia que de costumbre.

    - ¡¡Kya!! –gritaba al momento en que rompía unas tablas…
    - Muy bien… este día estás muy entusiasmada –le dice su profesor.

    Kikyou no le responde, ella desquita toda la ira que guarda en su interior en sus clases, pero hoy es diferente, hoy está más furiosa que de costumbre.

    De nuevo entra Inuyasha a avisarle algo…

    - Kikyou el detective que contrataste hace algún tiempo no sé para qué, ha venido.

    Nadie notó que los hermosos ojos cafés de Kikyou se llenaron de ira.

    - Gracias Inuyasha, dile por favor que me espere, enseguida bajo.
    - Como digas… -se retira.
    - Maestro por favor, suspendamos la clase.
    - Por mí está bien, después de todo estás bastante avanzada…

    Al irse su profesor ella se mete a dar una ducha…

    - Por fin… por fin… -pensaba al momento que las gotas de agua recorrían su cuerpo-. Si ha venido es porque ya los encontró… -secretas lágrimas resbalaban por sus mejillas.

    Kikyou era una mujer frívola a los ojos de todos, nadie, absolutamente nadie la había visto llorar, ni siquiera Inuyasha…

    Se vistió y bajó a atender al detective…

    - Buenos días detective Dezaki
    - Buenos días señora Kikyou…
    - ¿Qué me tiene? Si mal no lo recuerdo le dije que no viniera a menos que…
    - Por eso he venido –interrumpe con satisfacción.

    Los ojos de Kikyou mostraron una emoción poco usual…

    - ¿Los encontró?
    - Así es…
    - Dígame lo que tiene…

    El hombre sacó varios papeles y se los entregó… mientras ella los hojeaba él le comentaba a grandes rasgos la información obtenida.

    - Tsukamoto Náraku vive en Japón, en la ciudad de Tokio, tiene un viejo teatro que casi está en ruinas, está casado con una mujer llamada Abi, Tomoe Abi, tiene un hijo, se llama Akago y padece de un cáncer casi terminal.
    - ¿Así que se va a morir? –dice con un tono irónico.
    - Sí… está prácticamente desahuciado.
    - Ya veo… ¿qué edad tiene su hijo?
    - Veinte años.

    Los ojos de Kikyou se llenaron de furia…

    - Veinte años –pensaba–. No esperó ni siquiera un año para casarse y… tener hijos… cuando ella… ella…

    El detective no notó que por un momento los ojos de Kikyou se humedecieron.

    - De Kinomoto Hakudoshi pues… tengo que es casado, pero no tiene hijos, él además padece de vértigo…
    - ¿Cómo vértigo?
    - Le dan miedo las alturas…
    - Ha… ya veo.
    - Es corredor de bienes raíces…
    - ¿Y de Sesshomaru Zen?
    - Pues Sesshomaru está casado con una mujer llamada Kagura, que por cierto, tiene una hija llamada Rin, que está comprometida con el hijo de Náraku, con Akago, él tiene una enfermedad en el corazón, ha tenido ya cuatro infartos.
    - ¿Los tres viven en Tokio?
    - Así es…
    - Pues muchas gracias detective, aquí tiene su pago –dice dándole tres fajos de billetes–. En dólares cómo lo pidió…
    - Un placer estar a su servicio señora Kikyou…

    El hombre se retira, Kikyou entonces se dirige hacia ese enorme ventanal que asoma al océano; el mar del medio día la hace recordar…

    - ¡¡Kagome!! ¡¡¿Kagome en donde estás?!! –gritaba una anciana vestida de sacerdotisa oriental-. Ho Kami… dónde se mete esta niña.

    Kagome paseaba por los mercados de la ciudad…

    - Pero qué cosas tan lindas –decía curioseando entre los puestos de bisutería.

    Un hombre de cabello plateado y ojos grises pasa cerca de ella y la empuja hacia la mesilla donde los objetos que ella veía permanecían en exposición, todos cayeron al suelo…

    - ¡¡¡Tonta!!! –grita el tendero-. ¡¡Has roto todo!! ¡¡¡Tienes que pagarme!!!
    - Pero no ha sido mi culpa –responde Kagome casi llorando, pues ella no habría podido pagar eso.
    - ¡¡Tienes que pagar!! –le dice jalándola del brazo-. Si no con dinero, con otra cosa… -dijo al momento que la tomaba por la cintura.
    - ¡¡¡No!!! ¡¡¡Déjeme!!!

    El hombre comenzaba a meterla a una tienda de campaña cuando…

    - ¡¡¡¿Qué no entiende que la deje?!!! –grita un hombre de cabello negro azabache y ojos color fuego…

    Kagome en medio de lágrimas veía el rostro tan bello de ese hombre…

    - ¡Me tiene que pagar! –le grita el tendero…
    - ¡¡Tome!! –dice el que para Kagome en ese momento era su héroe, tirándole unos billetes-. Con eso paga hasta más de lo que rompió.

    El hombre suelta a Kagome y esta se abraza al hombre de ojos rojos y comienza a llorar…

    - Gracias… muchas gracias por salvarme.
    - De nada… ¡Hakudoshi! –grita y al instante se regresa el mismo hombre que había empujado a Kagome-. ¡Discúlpate!
    - Qué pesado eres Náraku, aun así… discúlpeme señorita –los ojos grises de ese joven destellaban de manera extraña, era malicia, sin embargo la inocente Kagome no sabía distinguirla, no aun.
    - Sí… no hay problema… -responde tímidamente…

    Kikyou aprieta los puños de sus manos…

    - Me las pagarán… juró que me vengaré del daño que le hicieron a la pobre de… Kagome.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  2.  
    Mitzuski fujitza

    Mitzuski fujitza K-POP

    Capricornio
    Miembro desde:
    18 Enero 2011
    Mensajes:
    88
    Pluma de
    Escritora
    hola dejame decirte que esta es una historia buenisima, sobre todo el misterio que esconde kikio, y eso de que ella e inuyasha sean esposos te quedo espectacular nunca lo habia pensado... bueno solo hay unas pequeña cosa y esa es que la mayoria de veces lo que haces es dialogos, debes de narrar mas para que se entienda...(aunque asi tambien se entiede, tranquila no vallas a tomarlo mal solo quiero ayudarte, tal como me paso a mi con la historia que hago, pero gracias a mis amigas pude acomodarlo)
    espero la continues pronto y me habises... se ve que es una historia interesante, solo piensa y lleva a cabo lo que te acabo de decir no es para mal...
    bueno eso es todo
     
  3.  
    Ahome Dea

    Ahome Dea Usuario común

    Piscis
    Miembro desde:
    17 Febrero 2006
    Mensajes:
    267
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Dama de los Brillantes.
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1867
    mitzuski uchiha - Gracias por tu comentario, descuida, agradezco los consejos, los próximos capítulos me esforzaré para que sean más detallados en cuanto a ambientación. Espero este cap te guste, esperan muchas sorpresas en este fic.

    Va el segundo capítulo.

    ----------------------------------------------------------------------------------------------

    .~*La Dama de los Brillantes*~.
    Capítulo II
    (Idilio de amor)

    Inuyasha volvió luego de que viera al detective marchar, al entrar a la sala vio a Kikyou demasiado pensativa mirando hacia el mar…

    - ¿Qué te pasa? –le preguntó preocupado y con un tono de voz que muy pocos conocían.
    - Abrázame… –respondió ella a punto de quebrarse con el llanto que amenazaba con azotarla.

    Inuyasha no entendía, era la primera vez que veía a su Kikyou de esa manera. Antes de preguntar cualquier cosa sólo la abrazó, sintió que ella necesitaba de ese abrazo, la abrazó fuertemente y la recostó en su pecho, ahí pudo sentir por primera vez una lágrima de Kikyou. De verdad que estaba preocupado… ¿qué pasaba con Kikyou?

    Poco a poco salían más lágrimas de los ojos de ella y sus sollozos se hacían cada vez más fuertes… Inuyasha sintió temor al verla así.

    - ¿Qué tienes? –ya no aguantó sentirla llorando de esa manera, necesitaba saber qué pasaba con ella-. Dime por favor… ¿qué te pasa? ¿por qué estás así?

    Ella seguía sollozando… no podía articular palabra alguna.

    - Kikyou por favor, por favor amor… ¿dime qué te pasa?
    - Inu… yasha… -pudo al fin susurrar-. Yo… yo…
    - ¿Tú qué? ¿por qué estás así? ¿tiene que ver con el detective?
    - Sí… -le respondió entre sollozos
    - ¿Qué escondes Kikyou? –le pregunta dulcemente abrazándola con más fuerza.
    - Inuyasha… bésame… por favor.

    Él obedeció esa dulce orden, besó esos finos labios con mucha delicadeza… ¿Cuántas veces había disfrutado él el sabor de esos besos? Ni él mismo lo sabía, desde que la conociera la adoraría… sólo que ahora sus labios tenían un ligero sabor a sal provocado por esas lágrimas de las cuales él desconocía el motivo.

    Ella también lo besaba, con ternura y desesperación… lo besaba rogándole con ese beso que no se separara de ella, en ese momento… Kikyou se sentía tan frágil y débil como la Kagome que recordaba.

    Inuyasha sabía que ella no estaba bien, que a pesar de sus besos ella seguía triste… desconocía la razón del dolor que ahora embargaba a su Kikyou, pero haría cualquier cosa por hacerla sentir mejor, así que sin dejar de besarla la levantó entre sus brazos, y cargándola se la llevó a su recamara.

    Abrió la puerta y entró con ella aun en brazos y aun besándola, cerró la puerta de un empujón dado con su rodilla, delicadamente la posó sobre la cama que parecía un pedacito de nube… las sábanas blancas y suaves, el colchón blando, ahí sí Inuyasha dejó de besarla, comenzó a desvestirse y una vez lo hizo bajó el pabellón celeste dejándolos encerrados en ese pedacito de cielo. Se posó sobre ella y comenzó a acariciarla.

    Ella dejó de llorar, se dedicó a disfrutar de sus besos, Inuyasha lentamente la despojó de ese negro vestido de seda que ella llevaba puesto, que a pesar de verse hermosa con el, a él le parecía que el negro era un color triste que ella no debería llevar.

    Así los dos, piel con piel se entregaron uno al otro, Inuyasha consiguió su principal objetivo, hacer que en esos maravillosos momentos, ella olvidara el dolor que la embargaba.

    Después de amarse por varias horas… ambos durmieron plácidamente, abrazados.

    Las luces del ocaso hacían ver rojizo el pabellón celeste que cubría la cama y esto hizo que Kikyou abriera lentamente los ojos…

    Despertó y se vio abrazada a Inuyasha, se incorporó un poco y lo observó… durmiendo él parecía un ángel, se veía tan inocente…

    - Gracias Inuyasha… -susurró depositando un pequeño y suave beso en sus labios…

    Después de esto se volvió a acostar abrazándose a él…

    - El sentir tu amor me hace sentirme fuerte para enfrentar lo que viene –pensaba–. Ha llegado el tiempo de la venganza. Quizá algún día te cuente ese secreto que guardo… quizá algún día te cuente la historia de Kagome.

    Se incorporó tratando de no hacer movimientos bruscos para no despertar a su amante… tomó una bata que estaba cerca de su buró y se la puso, caminó hasta el enorme ventanal de su recamara y se quedó observando cómo el sol se hundía en el mar.

    Era curioso, casi todas las ventanas de la enorme mansión de Kikyou tenían vista al océano… aparte de los brillantes, ella amaba ver el mar…

    - Veinte años, fue hace veinte años…

    Kagome seguía abrazada a Náraku…

    - Tranquila, no pasa nada… -le decía con voz suave, pero mirando de una manera cómplice a Hakudoshi quien le sonreía satisfactoriamente.
    - Muchas gracias señor, no sé cómo pagarle -cuando Kagome dijo esto, Náraku sonrió de una forma especial.
    - Bastará con que aceptes ser mi amiga.

    Kagome lo vio sorprendida… a simple vista Náraku se veía como un hombre de sociedad, y ella no era más que una pueblerina, una niña sin ni una pizca de educación, ¿cómo ser ella amiga de un “señor” como Náraku?…

    - Señor… yo no puedo aceptar tal cosa… yo no soy…

    Él no la dejó decir nada, puso un dedo sobre sus labios…

    - Eres una niña muy linda y quiero que seas mi amiga, además no me llames señor… dime Náraku, no soy tan viejo.
    - ¿Que si no eres viejo? Jajaja tienes casi treinta años –comenzó a burlarse Hakudoshi.
    - ¿Y eso qué tiene? –dijo haciéndose el ofendido-. ¿O es que acaso no quieres ser mi amiga porque soy demasiado viejo?
    - ¡No! –se apresuró a decirle-. No es eso señor… es que usted…
    - Y dale con lo de señor.
    - Lo siento… -dijo bajando el rostro.
    - Ya dile que sí serás su amiga o se pondrá roñoso –le dijo Hakudoshi a Kagome.
    - Está bien, acepto ser su amiga señor.
    - Muy bien, entonces para empezar deja de llamarme señor y dime Náraku.
    - De acuerdo… Náraku…

    Una mano sobre su hombro sacó de sus pensamientos a Kikyou, después de esto unos brazos fuertes la rodearon y cálidos labios besaron su cuello…

    - ¿Por qué no me despertaste amor? –le dijo sensual…
    - Pues… -dice al momento que se voltea y le da un beso–. Pensé que sería bueno que durmieras un poco más.

    Inuyasha se sentía feliz, Kikyou ya se veía bien… incluso le regalaba de esas tiernas sonrisas que no le daba a nadie.

    - Gracias amor –le responde Inuyasha regresándole el beso-. Kikyou… -dijo dudando de continuar su pregunta, pero se decidió– ¿Kikyou qué te pasó? ¿por qué te pusiste así hoy?
    - Inuyasha… yo… mira, por ahora no te lo puedo decir.
    - ¿Pero por qué? –le dijo triste.
    - Por que es algo que… ¿cómo explicarte?
    - Por el principio.
    - Es que… aun no ha comenzado.
    - ¿Cómo?
    - Inuyasha… se trata de un secreto que nunca conté a ninguno de mis esposos, nunca confié en ellos, hace tiempo que había dejado de confiar en los demás.
    - ¿Pero en mí sí confías verdad?
    - Claro que sí… sin embargo, no te lo puedo decir si no he cerrado aun ese capítulo de mi vida.
    - ¿Tiene eso que ver contigo?…
    - De cierta manera sí, pero por favor Inuyasha… espera un poco, no te lo puedo decir ahora.
    - Será como digas, cuando te sientas bien, estaré ahí para escucharte.
    - Gracias mi amor.

    Se vuelven a besar muy tiernamente…

    - Bajemos a almorzar ¿sí? –le dice ella con una enorme sonrisa, pero sin embargo aun con tristeza en su mirar-. Mira que toda la tarde estuvimos haciendo travesuras y no almorzamos.
    - ¡¡¡Tienes razón!!! –le dice, la carga y comienza a darle vueltas…
    - ¡Inuyasha para! –gritaba divertida…

    Por fin la baja…

    - Vamos…

    Juntos bajan al comedor, los sirvientes les atienden y ellos disfrutan de su momento, ríen y juegan en la mesa… se les puede ver como un par de niños chiquitos.

    Después de esa comida que más bien también sería su cena, se fueron nuevamente a su recamara.

    - Inuyasha necesito decirte algo.
    - Tú dirás…
    - Me iré de viaje.
    - ¿Qué? –pregunta entre triste y confundido…
    - Tengo que ir a arreglar unos asuntos pendientes a Tokio.
    - ¿Te vas a ir a Japón? -le parecía demasiado apresurado, tuvo una ligera esperanza de-. Y… ¿puedo acompañarte?
    - No es posible amor.
    - ¿Pero por qué?
    - Porque debes de vigilar los movimientos y finanzas de los casinos… recuerda que eres mi socio y además… sólo confío en ti.
    - Kikyou… -susurra con un tono meloso.
    - No tardaré demasiado, cuando mucho sería un mes.
    - ¿Un mes no es demasiado?
    - Créeme que no… es muy poco tiempo para los asuntos que tengo que arreglar –de nuevo en sus ojos se veían destellos de ira.
    - ¿Irás sola?
    - No… me llevaré a Miroku y Sango.

    Miroku era uno de sus chóferes, el de más confianza y Sango el ama de llaves de la mansión…

    - Bueno… si ellos te acompañan por mí no hay problema.
    - Estaré bien, y… después de que vuelva te contaré ese secreto tan especial que he guardado con tanto recelo.
    - No te presiono para que lo hagas, yo...

    Kikyou no lo deja continuar.

    - No me presionas, yo te lo diré porque me inspiras la confianza de hacerlo.
    - Gracias Kikyou.

    Se abrazan muy tiernamente frente al ventanal, después de un rato de permanecer abrazados…

    - Kikyou…
    - Dime…
    - ¿Cuándo te vas?
    - Mañana mismo.

    El silencio se apodera del lugar un rato.

    - Pues si me vas a dejar abandonado por un mes… esta noche princesa, no vas a dormir –le dice juguetón.
    - Te iba a decir exactamente lo mismo, te voy a extrañar muchísimo.

    Se empiezan a besar y sólo la oscuridad de la noche, las sábanas y el pabellón serían testigos de su idilio.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  4.  
    Mitzuski fujitza

    Mitzuski fujitza K-POP

    Capricornio
    Miembro desde:
    18 Enero 2011
    Mensajes:
    88
    Pluma de
    Escritora
    guao esta genial, pero me intriga el secreto de kikio con kagome, esto me tiene pensando desde que empece a leerlo... quiero saber un poco mas, esta muy bueno, esfurzate mas para que tengas un ffl bueno (aunque este esta buenisimo asi) unos tic que te doy...
    En ves de utilizar guion corto(-), usa el guión largo(), és más adecuado que el pequeño para diálogos -el pequeño se suele usar para aclaraciones-.
    Es todo lo que te digo... esto me sirvio de mucho a mi... Bueno espero me habises cuando pongas la conti... Que yo a gusto pasare y dejaremicomentario...
    salu2
     
Estado del tema:
No se permiten más respuestas.

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso