Long-fic de Pokémon - La Consulta del Caos

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por Figlio di Ladro, 24 Noviembre 2012.

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    Figlio di Ladro

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    Pues sí, tenía problemas, jejejejejeje. ¿Quieres que te atienda Tom? No te preocupes, te reservo una hora, jejeje.

    Gracias por tus palabras, queridísima, siempre animándome a continuar desde que esto comenzó. Espero que el siguiente capítulo no te decepcione.

    Saludos cordiales.

    Y yo me pregunto... ¿Por qué no pensé antes en esa respuesta? Jajajaajajjaja. Eres muy amable, espero complacerte con el nuevo capítulo.

    Gracias por tus amables comentarios, es cierto, tiendo a divagar, quizás porque intento replicar cómo sería el lenguaje oral, pero a veces me pierdo demasiado y caigo en los errores que antes has mencionado, espero poder pulir oportunamente esas falencias, por lo que agradezco tan gentil observación.

    Con respecto a la solución de Ash...es cierto, quizás fue algo más sencillo de lo que se podría esperar, pero en el fondo lo que quería era salir de lo que se suele explicar en otras historias del género que he leído en las que Ash siempre queda como el campeón mundial de los despistados. Sé que no es la mejor explicaciones, pero en realidad ése fue uno de los capítulos que más trabajo me trajo (debo haber escrito unos tres borradores, pero eso no justifica mis caídas) pero me alegra que lo siguiente pudo equilibrar la balanza favorablemente, eso me tranquiliza mucho.

    En resumen, muchas gracias por tus agudas observaciones, me ayudan a crecer y espero tener más opiniones en el futuro, sin duda sería de gran ayuda. Espero verte en el próximo capítulo. Saludos cordiales.

    Muchas, muchas gracias por tus amables comentarios, queridísima. Por alguna razón, se me pasó por la cabeza poner a Brock como el primer caso, pero...las cosas se fueron dando de otro modo, si bien cuando pensaba en psicólogo, a mi mente venía ese nombre primero que todos, jejejeje. Qué bueno que te agradó la representación y sí, dada la extensión, podríamos decir que esto es una novela.

    En realidad, y si se me permite estas confidencias, lejos de lazos con alguien, te podría decir que tiene que ver más con una piedra en su zapato que le impide caminar, relacionado con ese código profesional que te impide involucrarte afectivamente con tus pacientes. ¿Nunca has sentido que no quieres tropezar con la misma piedra? Eso es precisamente lo que quiere Tom, no tener problemas, pero no entiende muchas cosas, por eso...por eso te sugiero que estés atenta, es todo cuanto puedo decir.

    Espero que con el siguiente capítulo pueda arrebatarte otras sonrisas y con respecto a la promesa...que bueno que no la olvides, cumpliré lo antes posible. Espero nos veamos pronto.

    Saludos cordiales.
     
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    Título:
    La Consulta del Caos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    6527
    Antes de comenzar, quiero dar las gracias a Paralelo, Navaja, GalladeLucario, AshleyMaya y Alucard, a los cuales agradezco de corazón el apoyo que han mostrado a esta historia. En esta ocasión...bueno, debo decir que cada capítulo es un riesgo más alto que el anterior a medida que se avanza, de manera que sólo me queda decirles que cuento con sus críticas, comentarios, observaciones, todas son bienvenidas, ayudan a este escritor a mejorar y así entregarles un producto de mayor calidad.
    Ahora, sin más dilación, los invito a una nueva jornada en el paraíso del caos.
    Caso 6
    James
    No parecía un mal día.

    De hecho, eso era lo que me asustaba. Por primera vez en mucho tiempo, no me quedaba dormido sobre el escritorio, el reloj estaba a punto de marcar las tres de la tarde y ningún paciente parecía dignarse a hacer acto de presencia. ¿Habría algún partido de fútbol? Ojalá, representaría la oportunidad perfecta de relajarse un poco…aunque claro, con Helena de por medio, la posibilidad parecía un poco… ¿Lejana? ¿Esquiva? Más bien imposible si ella actuaba como la guardiana permanente de todo lo que tenía que ver con fichas, expedientes, medicamentos, drogas y horarios de siesta.

    Pero el letargo estaba alcanzando niveles sospechosamente altos…quiero decir, Natu apenas se mantenía despierto a causa del silencio mismo, mientras yo fingía que leía un tratado sobre las bondades de la Técnica de Ludovico cuando en realidad me limitaba a mirar a través de la puerta una y otra vez a la espera de Helena y sus expedientes, Helena y su ceño fruncido regañándome por mi pereza…pero nada, con suerte el sonido de nuestras propias respiraciones y ningún eco proveniente de las oficinas vecinas.

    Hastiado, acaso con el temor de que tanto silencio me enloqueciera, me levanté dejando a mi amigo sobre el escritorio y abrí la puerta que me llevaba a la sala de espera. Ahí estaba Helena, sentada junto al escritorio mientras leía lo que parecía ser una revista sobre… ¿Qué sería? Bueno, no parecía ser del tipo Cosmopolitan dadas las fotografías en blanco y negro…tampoco parecía ser demasiado interesante como para que mi secretaria se limitara a fingir que leía, como si el leer le otorgara más puntos en nuestra relación profesional.

    −Dime por favor que hay una hora para este día –gruñí mientras tomaba asiento donde usualmente se ubicaban aquellos que esperaban su turno.

    −Ahí está el detalle, quien había programado una hora debió de haber llegado a la una de la tarde y después de eso…bueno, ninguna hora –incluso Helena parecía dispuesta a mandar todo al diablo.

    −Ya veo –aquello no era usual. Por lo general, cada día desfilaba por la consulta la razonable suma de cinco pacientes, siete cuando los días eran mejores, pero que sólo hubiera uno en la agenda y que no llegara…algo no marchaba bien–. Dime, Helena, ¿hay alguna final de liga o algo así?

    −Ahora que lo mencionas, creo que hoy era la final de la Liga de Fútbol entre…

    −Ah claro, ni lo digas, con eso basta para que todos estén encerrados en sus casas.

    Porque el fútbol movía pasiones…al menos en ese lado del mundo, donde ese deporte parecía lo único capaz de hacerle la competencia a cualquier Liga Pokémon. De todas maneras, ni me acordaba de qué equipos disputaban la final, así que daba igual. Volví a mirar el reloj y comprendí que después de esa hora difícilmente aparecería un paciente. Por lo general, cuando el apuro está presente, siempre llaman anunciando su atraso o cosas así y en este caso en particular, parecía ser que el hipotético paciente no tenía tanta prisa, lo cual quería decir que estábamos sentados en la consulta únicamente para calentar el jodido asiento. Ni siquiera nos importaba el fútbol, de otra manera habría encendido la radio.

    −Helena –la aludida me miró perezosamente− ¿Tienes algo que hacer?

    −La verdad es que no –confesó ella en voz baja.

    −Bueno, si no ocurre nada en los próximos cinco minutos, te propongo que…

    No esperé que un potente estallido ahogara mis palabras, al punto que ni yo mismo supe qué acababa de decir. Un estallido que remeció un poco los muebles y nos obligó a ponernos de pie. De no ser por el estallido, habríamos pensado que era un temblor y de no ser por el temblor, habríamos pensado…qué más da, aquello no se presentaba en el edificio y el hecho de que hubiera algo así no podía significar nada bueno. Probablemente una fuga de gas, tal vez una falla estructural, lo único que podía explicar que aquellos estruendosos sonidos siguieran una trayectoria al punto de estar los suficientemente cerca como para derribar unos cuadros con su onda expansiva.

    −¿Alguien está jugando con bombas? –Preguntó Helena, visiblemente atemorizada, actitud no adoptaba con demasiada frecuencia.

    −Cabrones –me levanté y caminé hacia la puerta, sintiendo de pronto cómo los estruendos se mezclaban con… ¿Gritos? Parecían ser… ¿órdenes? ¿Qué chingados? Sólo podía ser…maldita sea, un asalto, no podía ser otra cosa… ¡Un pinche asalto masivo y no querían ir con pequeñitas!

    No tardé en correr a mi escritorio atravesando de golpe la puerta. Ahí estaba el pequeño Natu ya alerta y listo mientras yo agarraba mi siempre confiable palo de golf, el cual hacía años que no sabía de sangre. Y quizás eso lo notó mi secretaria, la cual me miró con estupefacción. Supongo que no debía ofrecer el mejor aspecto con Natu en el hombro y armado con algo tan insólito. Parecía a punto de decir algo, pero de qué serviría…

    −Pero qué piensas…

    −¿Tú qué crees? –Le sonreí, sabía que eso la sacaba de quicio– Si quieres conservar tu empleo, quédate aquí.

    Sin más, abrí la puerta y me adentré en el pasillo. Quizá fue ése uno de mis principales errores, acaso porque debí mirar a ambos lados como si fuera la calle de cualquier barrio. Aunque tal vez no fuera eso…no, tal vez era simplemente el hecho de que esperaba cualquier cosa, desde una tropa de maniáticos armados con quizás qué bombas o un grupo de adolescentes drogados en busca de la siguiente dosis o algo que les permitiera obtener tal cosa, pero en lugar de eso…

    −¡Woobat, usa Tornado!

    −¡Carnivalín, échales tus semillitas!

    −¡Blaziken, usa Lanzallamas!

    −¡Staryu, ataca con Chorro de Agua!

    −¡Piplup, Remolino!

    ¿Y lo peor?

    −Ya me ching…

    Debió de ser lo último que alcancé a decir antes de comprender mi crítica situación…de ver cómo un arcoíris me rodeaba tanto a Natu como a mí, quienes vimos de pronto el viento, la luz, el fuego, el agua, las burbujas, de manera que lo único que atiné a hacer fue rodear a mi amigo con los brazos mientras… ¿El mundo entero sobre nosotros? Porque de ambos extremos de un amplio pasillo provenían los ataques, cinco comandos diferentes y todos con un único objetivo, el cual terminó por aparecer justamente ahí, en el centro, ingenuamente armado con un mísero palo de golf y sin el tiempo necesario para reaccionar a semejante avalancha de potentes ataques…

    Partiendo porque no sé a ciencia cierta qué sentí…primero un impacto descomunal…un frío atroz…unos golpes durísimos, un calor y una humedad…pero un dolor tan terrible…si al menos hubiese sido uno y no cinco ataques de semejante calibre…por eso eran batallas uno contra uno y un humano no intervenía…pero de haber tenido tiempo habría…habría… ¿Qué chingados habría hecho? ¿Rezar? ¿Resignarme? ¿O pretender creer que realmente podía detenerlo todo? Porque no sé si fue la potencia del viento o el conjunto mismo el que me levantó del piso para estrellarme contra el techo…sentía algo de mí con olor a quemado mientras la cabeza me dolía a horrores…y cuando caí al piso… pero por qué…si sólo eran ataques de Pokémon…

    Ah claro…formas evolucionadas…y entrenamiento…y yo indefenso…

    Después de tanta luz, la oscuridad me vino muy bien. Quiero decir, es como cuando estás cansado…después de trabajar o después de un largo viaje…o después de tantas cosa…pero con insomnio, aquel sueño fue una verdadera bendición, alejando de una vez el horroroso dolor…

    Y después, sólo oscuridad…

    Pero claro que sobreviví, ¿verdad? Digo, si estoy explicando esto, significa que sobreviví, ¿no es así?

    Pero eso sí, fue algo serio. Porque nunca esperé que después de semejante avalancha, despertara en un lugar diferente. Y quizás porque no recordaba la última vez que había estado en un hospital fue una causa importante de que en principio fuera incapaz de reconocer la cama o la habitación. Apenas si podía reconocer el dolor en sí y la bola emplumada que descansaba cerca de mi cabeza, aparentemente a salvo…pero qué alivio, a él no le había pasado nada…qué bueno, porque realmente dolía tanto que era capaz de contar cada una de mis costillas…

    −¿Ya despertaste cuate? –Soltó una voz a mi lado, la cual tardé en procesar, acaso porque no era la misma voz que hablaba para hacerme reaccionar.

    Al lado de mi cama había un sujeto joven, probablemente unos veinte años…la edad de Helena, entonces un poco más, de cabello corto algo azulado y unos extraños ojos asustados y… ¿Emocionados? Necesité enderezarme un poco a pesar del dolor para observarlo con mayor detenimiento, sólo para comprender que…

    −¿James? –Apenas podía creerlo, quizás por eso la voz escapó con tanta dificultad– Eres… ¿Eres tú?

    −¿El golpe hizo que lo olvidaras? –Preguntó el medio en broma antes de que lo agarrara del brazo para poder darle el abrazo correspondiente, el mismo que ameritaba tantos años de ausencia.

    −Pinche cabrón –gruñí, incapaz de contener la emoción− ¿Dónde carajo has estado? Lo último que supe de ti fue que escapaste de todo.

    −Escapé de todo, pero quería verte…y en cuanto tuve la oportunidad…

    −Ya veo…entonces, ¿tuyo era uno de los ataques? –Mi viejo amigo asintió algo avergonzado, de manera que intenté restarle importancia al asunto, nada me importaba demasiado– Pero oye, en mi rancho se suele tocar la puerta, ¿no? ¿En qué líos te has metido carnal? Porque ese chingadazo que me dejó aquí…

    −Es…es una larga historia, ¿sabes? Pero ya te la contaré, por lo pronto…

    −James, no vengas con nada, estoy vivo, esos golpes me dejaron un poco aturdido, pero no es nada…además, venías a buscarme –sonreí mientras le colocaba una mano en el hombro, como en los viejos tiempos–. Apuesto que me buscabas como hacías tiempo atrás, ¿no es así?

    Sin duda alguna, se trataba de uno de mis amigos más antiguos.

    Lo conocía desde que era un mocoso millonario con una vida acomodada. Sin embargo, él siempre aprovechaba la oportunidad de escapar de todo y jugar a lo que fuera, aunque en realidad, esa vida de ricachón no le venía bien a un chico como él ni mucho menos que lo obligaran a tomar decisiones sin duda aberrantes. ¿Qué es eso de comprometer a tu hijo contra su voluntad a un matrimonio con una chica insoportable? Y el chico…bueno, mientras me la pasaba leyendo y preparando mis exámenes, aparecía él, siempre curioso por los enormes libros que nunca se atrevió a leer, siempre una instancia para relajarnos en compañía del otro, siempre escuchando las sandeces o importancias que el otro pudiera decir…hasta que claro, la presión del hogar se tornó insoportable, huyendo de todo y de todos para perderse por años sin que supiera a ciencia cierta qué estaría
    haciendo, cuáles serían sus pasos…

    Y de pronto estaba ahí, mi cuate querido junto a mi cama, recién después de recibir el equivalente a la peor paliza de mi vida.

    −Siempre has sido un buen amigo y…te echaba de menos, ésa es la mera verdad –confesó James, emocionándome con sus palabras.

    −Bueno, ahora soy psicólogo, supongo que eso eleva mi rango, ¿no es así? –Miré la habitación unos segundos antes de continuar– Tal vez no sea mi consulta, pero siempre tengo tiempo para los míos…

    −No Tom, tú lo que necesitas es…

    −Corta el rollo, ¿quieres? Esto no es nada y tú buscabas a un psicólogo, así que qué mejor ocasión, ¿no? –Lo conocía, sabía que por eso se encontraba en el pasillo, más allá de cualquier batalla de por medio o de quiénes pudieran acompañarlo– Ha pasado mucho tiempo y quiero saber por qué me buscabas…no, no creas que no sé que me echabas de menos, pero había algo más, ¿no es así?

    Sin duda alguna, sería una de las sesiones más raras de mi vida: En una habitación de hospital, tendido sobre una dura cama, sin duda con un par de costillar rotas y a uno de mis mejores amigos sentado junto a mí después de años de ausencia… ¿Y me buscaba? Sin duda debía de estar desesperado como para decidirse a algo así. Por eso no quería hacerlo esperar: Porque el cabrón tenía mucho que contarme, qué había sido de él, por qué aparecía después de tantos años…por qué ahora y no antes, cuando a veces me preguntaba qué habría sido de él, si acaso había fallado como amigo por no haberle tendido una mano antes…

    Y en un segundo, podía ver a mi amigo de nuevo, con todos los puntos a la vez.

    Primero, mantenía el mismo corte de cabello. Más allá del aspecto o la comodidad que aquello pudiera representar, significaba que de alguna manera, era incapaz de olvidar su antiguo hogar y los antiguos hábitos que éste le inculcara. Segundo, seguía teniendo los mismos ademanes poco aristocráticos, así como ese acento similar al mío, pero que yo había ganado en parte por herencia familiar, siendo él un caso en el cual éste no era otra cosa que la consecuencia de esa amistad que en el pasado compartimos. Y tercero, una ropa que hablaba de un chico que buscaba lo primero que tuviera al alcance, todo con tal de cubrirse un poco…o tal vez aparentar…claro, como si su condición de heredero de una gran fortuna fuera un obstáculo, como si el escapar de sí mismo fuera llevado a un nivel diferente.

    −Ha pasado agua bajo el puente, ¿sabes? –Murmuró él con tristeza– Es decir…a veces me pregunto si…si realmente debí irme de casa…

    −¿Pero veías otras soluciones?

    −Ahora sí, pero en ese momento no…no veía nada claro, nada seguro…

    −Por tu tono, parece que hay mucho que quieres contarme.

    −Pues…sí –me parecía extraño ver cómo mi amigo no levantaba la cabeza–. Quiero decir…en el camino he hecho tonterías, ¿sabes? Tonterías que en principio parecían divertidas, tonterías que parecían alejarme rápidamente de esa realidad en la que vivía inmerso…tonterías que le daban emoción a mi vida, cosas que a veces me hacían ver el valor de seguir viviendo pero que viendo atrás, me doy cuenta que no fueron las mejores decisiones.

    −Bueno, creo que te entiendo –entenderlo…claro que lo comprendía, yo mismo había hecho demasiadas estupideces en mi juventud porque me hacía sentir vivo, lleno de energía…pero al mirar atrás, me preguntaba en qué diablos estaba pensando–. Pero entiende una cosa, si el peso de esas tonterías te impide decirme lo que realmente has hecho, ten por seguro que lo último que haré será juzgarte, ¿está claro?

    −Ay cuate, me has hecho tanta falta –murmuró el que yo recordaba como un inquieto y atolondrado muchacho, convertido de pronto en un amasijo de nervios– pues la verdad es…supongo que te preguntarás por qué no toqué la puerta, ¿verdad?

    −Tendría que haber perdido la memoria para no hacerlo.

    −Pues verás… ¿Te suena el nombre del Equipo Rocket?

    Al instante comprendí hacia dónde quería llegar. Equipo o Team Rocket, daba igual, seguía siendo una de las tres organizaciones que conocía dedicadas al robo de Pokémon a escala nacional, pudiendo tener siempre las especies más extrañas empleando los métodos más cuestionables, llegando a considerar a algunos de sus integrantes peligrosos criminales que integraban las listas de los más buscados, ofreciendo siempre fuertes sumas de dinero como recompensa… ¿Y James se había unido a semejante banda de malandrines? Sabía que no era quién para juzgarlo, pero en parte no esperaba tanto…bueno, está bien, podría haber matado alguien, eso era peor…podría haber conservado su libertad robando como independiente, habría sido mejor.

    −No me jodas que tú…

    −Me uní a ellos…porque quería aventuras y un lugar que representara la última opción de búsqueda para mi familia –pues había elegido bien, dudaba mucho que sus padres pensaran siquiera en la posibilidad de que su querido hijo formara parte de las filas de semejante agrupación–. Y en principio…en principio me pregunté si realmente valía la pena lo que hacía pero después…después las cosas cambiaron.

    −¿Serías tan amable de decir cómo cambiaron? Porque realmente me cuesta imaginar…

    −Hice amigos…es decir, después de ti, ellos se convirtieron en mis primeros y mejores amigos –había tanta alegría en su voz que me costaba creer que realmente lograra algo así en un grupo como ése–. Amigos que no sabían de la fortuna de mis padres y que cuando lo supieron, siguiendo siendo los mismos conmigo…amigos con los cuales compartí en las buenas y en las malas y que hasta el día de hoy siguen conmigo.

    −Entonces algunos de esos ataques eran de tus amigos, ¿verdad?

    No pensé que mejorara tanto –confesó él, cambiando ligeramente el semblante– pero sí, era de ella…

    −Ah, con que con esa novedad me sales –sonreí palmeándole el hombro– bueno, amigo mío, si lo ves por el lado de la amistad, creo que…

    −Es que va mucho más allá, porque no todo ha sido tan bonito –inesperadamente, su semblante se tornó serio, haciéndome ver cuán importante era lo que estaba a punto de decir–. Tom… ¿Has sentido alguna vez que durante años has perseguido una meta y por ella no has progresado como persona?

    Palabras tan atormentadas no podían salir de la boca de James… ¿Quién era ese sujeto y qué le había hecho a mi amigo? No, no podía ser tanto…pero entonces, ¿por qué se sentiría así? ¿Sería por haberse unido al Equipo Rocket? No, tenía que haber un trasfondo. Tenía que haber algo más que lo tuviera así de… ¿Triste? ¿Frustrado? ¿O ambas?

    −Más de una vez…pero contigo…

    −Es que creerás que te estoy tomando el pelo, pero lo cierto es…que llevo con mis amigos algo obsesionado por un pokémon muy especial…

    −Ah bueno, si es legendario…

    −Es un Pikachu, Tom, el Pikachu más poderoso que jamás hemos visto y…llevamos persiguiéndolo desde hace años…

    No sabía qué me había sorprendido más: Que era un simple Pikachu o que James hablaba de años… ¿Cómo podía tener tanta paciencia si yo con suerte había sacado una carrera en unos años y creía que me volvería loco? Pero un Pikachu… ¡Habiendo cientos y cientos y a él se le ocurría perseguir a uno! Ni que tuviera el secreto de la sabiduría misma. Ya me sentía capaz de hacer un diagnóstico, aunque parecía que tras la confesión había mucho más.

    −Lo vimos por primera vez en un viaje…le pertenecía a un bobo novato y nos venció la primera vez…y prácticamente todas las veces que hemos intentado robarlo, sin importar el invento que utilicemos, siempre nos manda a volar y siempre estamos pensando en qué haremos la próxima vez para capturarlo…siempre siguiéndolo allá donde vaya él y el bobo de su entrenador, el cual ha cambiado de compañeros de viaje, de ropa, incluso su estilo, pero siempre parece que va un paso adelante.

    −Y dime una cosa James, ¿han pensado ustedes en qué harán después de capturarlo?

    −Bueno, entregarlo y…

    −No, creo que no me has comprendido –me acomodé un poco en la cama, sintiendo cómo mis costillas aullaban de dolor–. Llevan años tras el mismo objetivo, siempre pensando en cómo hacerse con él…pero supongamos que llega un día en el que pueden capturarlo y lo entregan al jefe, vamos a suponer que todo concluye en un triunfo…después de tantos viajes e intentos a los que has hecho referencia, ¿qué harán cuando todo acabe?

    −Pues…nosotros…o por lo menos yo… −durante un largo segundo permaneció incapaz de articular palabra, confirmando así mis teorías.

    −James, por lo que me has dicho, más que pertenecer al Equipo Rocket, más que atrapar o robar pokémon, lo que sea que hagan, ustedes todo lo que han hecho ha sido enfocarse en Pikachu, pero me parece que no por una obsesión sino porque les gusta el desafío a ratos imposible, les gusta perseguir…o por decirlo de alguna manera, ¿has visto esos Houndoom salvajes que persiguen autos en las calles? ¿Crees que piensan en qué harán una vez los atrapen? –A mi amigo no pareció hacerle mucha gracia la comparación, pero la entendió a la perfección– Ustedes persiguen al Pikachu porque les gusta moverse, les gusta viajar, les gusta correr tras ese auto pero jamás han pesado en qué harán después…e incluso soy capaz de apostar mi mano derecha a que se han encariñado no sólo con Pikachu sino también con ese bobo, ¿no es así?

    −Bueno…es muy simpático –confesó James con una sonrisa azorada– él y todos los amigos que lo acompañan…hemos tratado con ellos y realmente son muy agradables…y a ratos llego a pensar que este juego me hace sentir más vivo que el hecho de pertenecer al Equipo Rocket…

    −Y te sientes estancado porque más allá de perseguir un único objetivo, no has hecho nada más, ¿me equivoco? –Que asintiera probaba que tenía razón– Bueno James… ¿Tan difícil es partir de nuevo? Quiero decir, todos lo hacen, ¿por qué tú no si tienes años por delante?

    −Lo haces parecer tan fácil…pero si tú lo hiciste, creo que mis amigos y yo también, ¿no es así? –Hacía años que no veía su expresión de gratitud…no sabía que podía extrañar tanto a un viejo amigo– Oye…gracias por todo y discúlpame por…

    −No, no, no te preocupes, no pasa nada –sonreí a pesar del dolor de la cara– mientras no intentes robar nada mío, todo perfecto.

    −Ni se me pasaría por la mente…

    −Pero sí tengo una duda –me divirtió verlo súbitamente rígido ante mis palabras–. Me preguntaba algo, ¿por qué iniciaron una batalla en el edificio? Es decir, habiendo más espacio y llegan ustedes a…

    −Bueno…es un detalle algo gracioso si lo miras así, pero nos encontramos en el mismo piso, ellas nos reconocieron y empezó todo, fue algo reflejo, la costumbre…

    −No me digas que han peleado más de una vez…

    −¿Bromeas? Si acompañaban al bobo en todos sus viajes, aunque no todas juntas, siempre en regiones diferentes, pero siempre estaban con él.

    −No jodas, ¿en serio? –Solté una carcajada incrédula– Pero oye, qué suertudo él, ¿no? Mira que cambiar de compañera en cada región y…

    −Pues tú también eres afortunado, ¿no? –La expresión divertida de James me desorientó, ampliando más su sonrisa– Qué, ¿no lo sabías? Venían a verte, por eso coincidimos, así que si conoces a esas tarugas, fijo que conoces al bobo de Ash…

    Con eso me bastó para recordar dónde y cómo me dolía. Repasé mentalmente los ataques recibidos…y si descartaba Tornado y las semillitas…claro, fuego y agua por dos y si mis expedientes estaban en lo cierto…al mirar mis brazos cubiertos de vendas que recién noté, comprendí que se trataba de… ¿Quemaduras? Claro, un Blaziken, pero aunque no fuera el fuego, debía de ser el agua hirviendo de un Staryu…y uno de los golpes de un remolino generado por Piplup…me lleva la…

    −Debes estar equivocado –articulé mientras intentaba ordenar los datos– quiero decir…que coincidieran en el piso no quiere decir…

    −Sabían tu nombre y fueron las primeras en asustarse y gritar cuando te vieron hecho polvo en el suelo…aunque tu secretaria estaba lo suficientemente enfadada como para apartarlas diciéndoles que…bueno, si te llegaba a pasar algo, nos estrangularía a cada uno de nosotros y ese Natu tuyo… −James se estremeció, como si realmente hablara de algo escalofriante…parecía serlo– y de aquí no se ha movido nadie, particularmente Helena que se ha encargado de mantener a todos los demás apartados…

    −¿Y cómo chingados le hiciste para entrar?

    −Bueno…ella fue a buscar algo de comer, tan simple como eso –con eso me aclaraba todo…aunque jamás imaginé que algo así–. Llevas dos días aquí y nadie ha querido irse.

    −No puede haber sido tan grave.

    −Pues a juzgar por sus caras, parece que sí –mi amigo se puso de pie y me miró con aire culpable– pero bueno cuate, me alegra que esté bien…aunque la verdad, prefiero irme, no sé cuándo llegue ella.

    −Vuelve cuando quieras, a ver si me quitas el aburrimiento –solté en broma al verlo irse, pudiendo oír el eco de sus pasos a través del pasillo largo del hospital…pasillo, pasarían años antes de que pudiera ver un jodido pasillo con tranquilidad sin pensar en la muerte a la vuelta de la esquina.

    Increíble… ¿Hacía cuánto que no terminaba en un hospital? A decir verdad, años, cuando solía escapar en el sentido literal, sufriendo tropezones en el camino, algunos cortes o cosas así, pero esto…esto no tenía ni punto de comparación, iba más allá de la lógica y mis propios recuerdos…porque no recordaba nunca haberme fracturado las costillas ni pasar por semejante martirio ni mucho menos que Natu me picoteara desde un colchón.

    −Sí, sí era James, un viejo amigo –Natu volvió a picotearme la mano herida…parecía quemada también –pues anda en lo suyo, pero no creo que lo volvamos a ver en un tiempo…lo cual es una pena –volvió a hacerme notar cosas innecesarias–. Sabía que estabas despierto, no tienes que decírmelo –volvió a hablarme con esos gestos, haciéndome ver lo que pensaba –ya he dormido suficiente, no necesito descansar más…

    −¿Doctor?

    La voz, alejada de la conversación y diferente a la más reciente que pudiera oír, nos sobresaltó tanto a Natu como a mí. Y es que la verdad, ya había pasado un tiempo…bueno, quizás no tanto tiempo, pero cuando no veo una cara suelo borrarla parcialmente de mi memoria, sin importar lo que haya hecho previamente, todo con tal de tener más espacio en mi disco duro para otras cosas. Tal vez por eso cuando la vi sentí en principio que no debía estar allí, mas apenas pasaron unos segundos su presencia volvió a ser familiar para mí…aunque digo familiar porque sabía quién era a grandes rasgos a pesar de lucir diferente en cuanto a expresión…una expresión que me perturbó.

    −May…qué…qué sorpresa –ella, sin embargo, parecía incapaz de hablar…incluso de mirarme– May…pero qué te…

    −Tom…lo siento tanto… −madre mía…he oído disculpas antes, pero esta me asustó.

    −Pero de qué estás…

    −De no haber sido por el Lanzallamas…tú…

    −¿Blaziken es tu pokémon? –Ella apenas pudo asentir desde su ubicación…pobre chica, ¿tan grave creía que había sido? Aunque bueno, con las vendas en los brazos se podía pensar cualquier cosa– Vamos May, dudo que lo hayan hecho a propósito, deja de atormentarte…

    −Pero…tus brazos…

    −Bah, nada incorregible, todavía los siento en su lugar –intenté incorporarme, pero tardé en arrepentirme debido a las fracturas–. No seas tonta, esto no fue nada…

    −¿No fue nada dices? –Uy, ese tono no podía ser el mejor– Recibiste una avalancha de ataques, te quemaste los brazos, te fracturaste tres costillas y el golpe en la cabeza fue tan fuerte que estuviste inconsciente dos días… ¿Y dices que no fue nada?

    −Bueno…sigo vivo…entiendo tu preocupación, pero no fue nada, así que gracias por…

    −¿Cómo que gracias eh? ¡Es normal! ¡Nadie recibe tantos ataques y vuelve como si nada! ¡Lo más normal es que cualquiera se preocupe!

    Sus gritos me estaban asustando. ¿Tan grave había sido como asustarla a ese punto? No, no sólo estaba asustada, porque en sus mejillas se apreciaba rastro de… ¿Llanto? ¿En serio? Ni que hubiera recibido un balazo. Pero claro, yo lo había recibido todo y estaba bien, podía tomármelo con toda la calma que el mundo me permitía, pero ella no. Ella me había visto caer, me había visto recibir ataques mortíferos para un humano si los recibía en mala posición. Su pokémon había inutilizado temporalmente mis brazos, más el derecho que el izquierdo y había sido ella la que había estado todas esas horas con la incertidumbre de si despertaría o no…y yo, ya despierto, notaba que más allá de las heridas, me había tocado la parte más sencilla.

    −May, acércate –la chica estaba a unos pasos, pero parecía incapaz de moverse, de manera que me vi obligado a ser un poco más severo–. May, hazme el chingado favor y acércate, carajo.

    Tal vez me había excedido, pero en cuanto lo hizo, comprendí que era lo mejor. Porque por vez primera vi en ella la chica que había descrito en la primera y última sesión…la misma chica valerosa y dulce, la misma que a ratos parecía cargar con más responsabilidades de las necesarias únicamente para agradar a los demás…y al demonio la ética profesional, no podía dejar de comprender su estado de ánimo. No podía dejar pasar el hecho de que al ponerme en su lugar, captaba algunas cosas y la captaba a ella misma tal y como era…y ese miedo que generaba en ella el sentirse responsable de algo que en estricto rigor, al menos para mí, carecía de importancia.

    −¿Te eché de la habitación? –Ella no contestaba, de manera que la presioné– Responde, ¿te eché de la habitación? –Ella negó con la cabeza− ¿Te he dicho que tengas la culpa? –Ella volvió a negar– May, no pongas palabras en mi boca ni te sientas culpable por un accidente, a veces las cosas pasan, te sorprendería hasta qué punto, pero no por eso debes sentirte miserable, ¿de acuerdo? –No levantaba la vista, incluso me pareció notar que temblaba, lo cual no me hizo ninguna gracia– Oye, ese Blaziken tuyo es muy fuerte, no pensé que con un Lanzallamas fuera capaz de hacer tanto –puse una mano en su brazo, a pesar de no sentir demasiado–. Eso habla bien de ti, ¿sabes? ¿A qué le temes tanto? ¿Qué es esa inseguridad? Puedes hacer lo que sea, ¿me oyes? Lo que sea.

    −Tom…

    −Así que corta el rollo, ¿sí? A mí no me pasó nada grave y no tienes que sentirte mal, ¿de acuerdo? Pronto volverá todo a la normalidad.

    −Estás loco, ¿sabías? –Maldita sea, intentaba hacer las cosas bien y ella me venía con semejante tontería– Recibes todos esos ataques y aquí estás, como si nada…

    −¿Prefieres que te saque de aquí? –Ante mi sugerencia, ella pareció esbozar la primera sonrisa a pesar del llanto contenido– Te puedes ver muy bonita cuando lloras, pero ya sécate esas lágrimas, ¿quieres?

    −Tom…discúlpame…

    −Y vamos a seguir…

    −No, discúlpame…por las estupideces que te dije hace unos días y…y culparte de todo, en especial de mis problemas…

    −¿Es eso? Bah, tranquila, he enfrentado cosas peores y…

    −Nunca pensé…que pensaras esas cosas de mí –aquellas palabras me cortaron la idea, sabiendo de pronto adónde me llevaría todo– que supieras cuáles son mis temores, cuáles han sido mis dificultades…que vieras en mí virtudes que ni yo misma sabía que tenía…que incluso le vieras algo bueno a que llore como una tonta…

    −Le das demasiada importancia a pequeños detalles –gruñí, luchando por aparentar indiferencia.

    −Son esos pequeños detalles los que pueden hacer la diferencia –aquella última oración me cayó pesada, aumentando exponencialmente el dolor del pecho–. Tom…

    −Te escucho –sin embargo, no pude hacer sólo eso, pues en un segundo sentí una presencia demasiado cercana, ya sabía quién era. Sin embargo, no fue hasta su mano se posó sobre mi mejilla que caí en la cuenta de cuán frío estaba a causa de la falta de movimiento y de que ella buscaba que levantara la mirada para que pudiera mirarla a los ojos, los mismos que seguían húmedos…los mismo ojos que parecían incapaces de contener lágrimas…

    −Gracias.

    No quería que me lo agradeciera, acaso porque me hacía sentir un gran mentiroso. ¿Realmente pensaba todo eso de ella? No, todo lo había hecho para quedar bien conmigo mismo y en ese afán egoísta había sacado todo aquello que ella indudablemente había oído. Le daba gran importancia a un acto mezquino, al hecho de que en el fondo, muy en el fondo, ni siquiera había pensado en alguna de ellas o en la ética, sólo en mí mismo…porque así había sido, ¿verdad? ¿O acaso había algo de verdad en todo eso?
    Lo cierto es que no me quedó un segundo para pensar, porque de pronto sentí el tacto de algo inusual en la cara, algo que en principio no reconocí y que después fui capaz de interpretar correctamente…pero no sabía si estaba demasiado aturdido, confuso, afectado por los golpes, no tenía nada claro…o tal vez era la sorpresa de algo así lo que me impedía reaccionar…claro, la sorpresa de que algo así no se ajustara al perfil psicológico que de ella tenía…o porque realmente era largo, más largo de lo que imaginé y ella no parecía tener intenciones de dejarme ir por un lapso que casi parecía infinito… ¿Por qué un beso en la mejilla me tenía que sumir en semejante estado de idiotez? Y lo peor de todo es que ese estado se aferró a mi conciencia con ferocidad, porque seguía ahí a pesar de que ella ya no establecía contacto y se alejaba lentamente hacia la puerta, volteando únicamente para mirar hacia atrás por última vez…

    Y sonreír…

    −Descansa, ¿sí?

    Descansar… ¿Cómo chingados iba a hacer eso? Primero el dolor, ahora esto… ¿Qué había hecho esta vez? Quería entenderlo, pero parecía ser que la psicología no me servía de nada…May llorando… ¿Llorando? Y luego el beso… ¿Acaso el golpe me había mandado lejos de la Tierra a una dimensión paralela? No sabía si el mareo era por mi estado o por lo sucedido y lo peor de todo era que Natu parecía empeñado en sacar conclusiones absurdas:

    −Así que eso piensas, ¿eh? –Los picotazos me aclararon sus pensamientos– Y crees que son buenos argumentos, ¿no? –De pronto estaba tan cansado que no podía manifestar mi enojo de manera convincente– Agradece que estamos en un hospital y yo tengo tres costillas rotas, pinche pajarraco, pero espera a que me den de alta…lamentarás no haber pensado dos veces lo que dijiste.
     
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    Little Princess

    Little Princess Entusiasta

    Tauro
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    Holaa! Aquí paso a comentar ^^:

    Guau! Conoce a James! Al leer que iba a ir sobre él, pensé que sería por Jessy o por Meowth. Equivocación total.
    La verdad es que el capítulo en sí me ha encantado. Pobre Tom, ¡menuda paliza que le han dado! Aunque tal vez se lo merecía... no se sabe.
    No he visto ni pillado faltas ni tildes ni nada de eso. Guao, ¡alucinante!
    Así que May/Aura está preocupada... a ver si es que Tom tiene algun magnetismo que hace que todas se enamoren de él... Perdón, divago.

    Frase provisional favorita: ¿Acaso el golpe me había mandado lejos de la Tierra a una dimensión paralela?

    Sigue así y
    Au revoir!
     
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    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
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    Lo sigues haciendo bien, como ya te he dicho antes, no me gusta tener nada que ver con el ánime, pero ese ambiente tan psicológico le queda muy bien.
    Y con respecto al psicólogo, es el típico caso del doctor que no se puede curar a sí mismo, o eso percibo yo, una personalidad bastante bien hecha. Si existieran premios en esta página parecidos a los Oscares, nominaría tu psicólogo como el mejor OC.
     
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    Navaja

    Navaja The best people in life are free

    Libra
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    Me alegra que cada vez que me conecto hay un nuevo capítulo :)

    Esta vez le tocó a James ¡guau! Y que manera de hacer una entrada... solo un Rocket haría algo tan llamativo, y esas casualidades de la vida lo llevó justamente a encontrarse con las muchachas xD Cuando leí los ataques me dije: "Por Dios, las coincidencias asustan más que una película de terror".

    Bueno, creo que se me está escapando de las manos el comentar objetivamente, porque, mi amigo, tu historia me ha atrapado. Tom me ha atrapado con esa personalidad tan problemática y a la vez tan ruda que lo hace un personaje muy complejo e interesante aunque no sé cuál de las dos le queda mejor; en fin, ya que estoy enredada lo mejor es quedarse quieta y observar todo atentamente, aunque no me molesta en nada el que tu historia me tenga tan atenta a todo y sobretodo el que tu narración sea tan cómica y misteriosa, detallista y a la vez con una pizca de picardía deja que la lectura sea muy agradable de leer, aunque concuerdo con Alucard en que a veces es medio confuso, pero nada que no se pueda mejorar ;)


    Ay, ahora May es la que se deja atrapar por el encanto de Tom y ahora ella también lo besó, eso deja a pensar que las dos muchachas más pequeñas son más cariñosas que Misty, que solo lo abrazó y sinceramente en todo esto es mi favorita de todas en todo aspecto, aunque en la vida real me pasa un poco lo de May, de hecho sus frases fueron como escucharme a mí en cierto punto, pero eso no vienen al caso.

    Mi parte favorita fue cuando Tom descubrió nuevamente que TODOS sus pacientes tienen que ver con Ash, ¡que pesadilla de ser para él! ¿cómo un simple chico es tan... simple y a a su paso deja tantos problemas en la gente que le rodea? es como un zorrillo o... algo problemático. Amo ver cómo Tom rabea con eso xD

    ¿Sabes? Desde la primera vez que leí tu historia, o sea desde el tercer capítulo me di cuenta que uno puede "identificar" la personalidad de la gente respecto a sus gestos, forma de vestir, caminar, hablar y la forma de mirar, así como Tom le sacó la película a Ash con solo una vez de hablar con él y sinceramente me gustaría tener ese poder, pero bueno, la observación y la experiencia me ayudarán para eso :)
    Bueno, un gusto leer tu historia, amigo.
    Un beso y hasta la próxima!
     
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    Figlio di Ladro

    Figlio di Ladro Iniciado

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    Jejejejeje, pues la idea era crear un desastre masivo de esos que sólo ves en las películas, pero sobre si merecía la paliza o no...pues ahí debe juzgar cada quién, jejejejeje. Y con respecto al magnetismo...eso ya es más complicado, algunos pueden decir que es magnetismo, otros mala suerte y otros... ¿Una mezcla de ambos? Quién sabe, jejejeje.

    Espero que te agrade el siguiente capítulo, es mi intención mantener siempre aquello que los vuelve de tu agrado.

    Saludos cordiales.

    Una vez más gracias, es todo cuanto puedo decir, no hace falta resumir tu comentario, no es mi intención repetir, jejejeje. Y gracias por tan amable descripción de Tom, creo que tu opinión representa un triunfo indescriptible, acaso porque nació como una excusa para armar una historia y gracias a los lectores, ha ido adquiriendo un rol que no pensé que tomaría.

    Espero que el siguiente capítulo sea de tu agrado, nos vemos pronto.

    Saludos cordiales.




    A mí se me torna complicado responder a tan amables palabras, las cuales sólo puedo agradecer de todo corazón. Nunca esperé una respuesta tan entusiasta a esta historia, es mi objetivo brindar a los lectores una historia de calidad y me alegra mucho comprobar que es de su agrado, más si el caso de James ha sido un intento de crear pirotecnia, jejejejeje.

    Me resulta extraño que te haya agradado tanto la personalidad de Tom, quizás porque mi principal objetivo era convertirlo en un personaje que la gente mirara con cierto desprecio, pero ya veo que me salió al revés, ¿verdad? Jejejejeje. Y es cierto, no lo negaré, tiendo a divagar, quizás porque quería acercarme a la personalidad de un psicólogo, ellos que siempre están tratando con la mente ajena, imagina cómo será tratar con tantas mentes y tener cierta organización...pero no es excusa, intento pulir esos detallitos para hacer más amena la lectura.

    Con respecto a la relación con las chicas...y cuanto rabea Tom...cielos, jejejejeje, qué alegría saber que te gusta eso, me alegra muchísimo.

    Me gustaría alargar más mi respuesta, te lo mereces, pero la verdad es que no quiero caer en repetir la palabra Gracias en otros idiomas, estoy a punto de hacerlo, así que sólo me queda despedirme y esperar sinceramente que el próximo capítulo también sea de tu agrado.

    Nos vemos pronto, saludos cordiales.
     
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  7.  
    Figlio di Ladro

    Figlio di Ladro Iniciado

    Leo
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    Escritor
    Título:
    La Consulta del Caos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    4209
    Antes de dar comienzo, quiero agradecer de todo corazón a Navaja, Paralelo y AshleyMaya y a todos aquellos que han manifestado su apoyo a esta historia de una u otra forma. Si bien he dicho antes que cada capítulo es más complicado que el anterior, este capítulo es un tanto...ejem...diferente a los demás, principalmente porque rompemos los límites de la humanidad, pero siempre, siempre hay algo que nos acerque y al final, no somos tan diferentes como creemos, jejejeje.
    Sin más dilación, los invito a una nueva sesión de esta caótica consulta.
    Caso 7
    Meowth


    −¿Tom?

    Levanté la cabeza. Me resultaba un tanto incómodo oírla entrar con tanta delicadeza, sin portazos ni nada, pero ahí estaba ella. Aunque tampoco es como si estuviera durmiendo, simplemente fingía, acaso porque no quería estar allí, pero bueno, de alguna manera se tiene que conseguir el sustento. Por eso estaba ahí. Por eso ella estaba ahí, aunque a juzgar por su expresión, se trataba de algo diferente. No, no parecía ser el motivo un paciente o que yo fingiera estar dormido. Porque con el dolor parecía un poco difícil sin importar cuán cansado estuviera. Así pues, no sólo levanté la cabeza, también el cuerpo.

    −¿Sí Helena?

    −Verás…hay algo que quiero mostrarte, creo que te puede interesar…pero…bueno, todo depende ti porque… ¿Recuerdas cuando cumplí veintiuno? –De pronto, su semblante parecía rebosante de orgullo o más bien una alegría casi infantil.

    −Claro que lo recuerdo, qué clase de pregunta es ésa –solté casi ofendido. Había sido hacía unos meses, imposible olvidar algo así y menos cuando mi secretaria sacaba una pokebola y liberaba su contenido.

    Hacía mucho que no veía una figura tan bella y estilizada, una interesante combinación de blanco y verde junto a una mirada fascinante. Llamaba por lo estético, pero también saltaba a la vista su altísimo poder, lo cual se me confirmó cuando Natu saltó en el escritorio, incapaz de creer lo que tenía enfrente. Había algo en ella que parecía ir más allá de lo normal… ¿Cómo decirlo? ¿Conexión? Parecía ser, porque al lado de Helena…había un aire tan similar entre ambas…pero sobre todas las cosas, lo que más me sorprendía era…

    −No me jodas que…

    −Es la Ralts que me regalaste por mi cumpleaños, ¿no es preciosa? –Parecía muy feliz, mas no precisamente por la maravillosa Gardevoir que tenía enfrente sino por algo más– Quería que la vieras, evolucionó hace poco y…y… ¿Qué opinas?

    −Es hermosa –musité con voz ronca mientras me acercaba para mirarla con mayor detenimiento–. Así que…has crecido, ¿te has portado bien? –Gardevoir me miró avergonzada, sin duda recordando esos días pasados en los que no era más que una Ralts tímida y algo llorona que me costó trabajo capturar– Te felicito Helena, has hecho un excelente trabajo.

    −¿Tú crees? –No pensé nunca que tuviera tanto valor para ella mi opinión.

    −Por supuesto, se ve que la has entrenado muy bien, pero sabes que para mí eso no basta, ¿verdad Natu? –El pequeño salió de su ensimismamiento y adoptó una postura increíblemente solemne– Si logras mantener conmigo una batalla de tres minutos…

    −Vaya, ¿piensas salir de tu retiro para comprobar su poder? Dalo por hecho y te aseguro que te patearé el trasero –me gustaba oírla desafiante y mucho más que Gardevoir adoptara una actitud similar–. Pero antes…bueno, ¿sabes que tienes un paciente?

    −Diablos, justo ahora –gruñí mientras acomodaba mi brazo derecho en el cabestrillo–. De acuerdo, pero ni creas que se me olvida, ¿eh? Ya mostraste tu as, la quiero ver en acción.

    −No lo olvidaré, ¿por quién me tomas? Siempre llevo tu agenda, tengo mejor memoria que tú –sonreía de manera diferente mientras se marchaba junto con su pokémon…demonios, esa actitud desafiante era algo nuevo en ella…sí había crecido, no sólo Gardevoir, también ella…y estaba tan orgulloso…claro que valía la pena dejar el retiro unos minutos si así comprobaba cuánto había crecido en realidad…

    −Oiga…oiga Doctor, ¿me escucha?

    De pronto, una voz chillona me sacó de mis elucubraciones y me obligó a mirar al frente…pero no había nada. Qué extraño, parecía ser una voz, dudaba que mi cabeza tuviera personalidad propia… ¿Quién me habría hablado? Si tuviera que definir ese tono, parecía impregnado de personalidad, rayando casi la insolencia misma… ¿Quién sería? Estaba a punto de volver al escritorio cuando una vez más, el silencio se vio roto con sorprendente estridencia…

    −¡Oiga usted! ¿Acaso piensa ignorarme?

    Entonces noté un detalle curioso… ¿Venía de más abajo? Aunque al bajar la mirada, lo único que encontré fue un curioso Meowth parado en dos patas con el ceño fruncido y actitud ofendida…no, nada, ¿quién sería el soquete que decía que lo ignoraba si él mismo parecía no dar la cara? Me estaba colmando la paciencia y me daba igual mi estado, si lo pillada jugándome esa clase de bromas en mi propia consulta… ¿Qué se creía ese cabrón? Mientras tanto, el pequeño Meowth…

    −¡Deje de mirarme como un bobo! ¿Acaso no ha visto nunca un Meowth?

    Y esas palabras escapaban de la boca del pokémon felino…parpadeé y miré el frasco de pastillas para el dolor que tenía en el bolsillo… ¿Me habría excedido con la dosis? Porque no podía ser…madre mía, me lleva la… ¿Realmente había hablado? ¿Un Meowth? Por un momento me sentí mareado ante la magnitud del descubrimiento… ¿Y Helena no me lo había dicho? ¿No le había sorprendido? ¿Cómo era eso siquiera posible? Tuve que recurrir a toda mi fuerza de voluntad para no dejarme caer sobre la silla más cercana y mantener la postura indiferente.

    −Ah, eras tú –sonreí, porque la situación no dejaba de ser graciosa–. Bueno, he visto a cientos de Meowth en mi vida, pero nunca uno que pudiera hablar.

    −Pues aquí estoy, bobo, el único de mi especie –dijo con orgullo– y tú debes ser…

    −¿Psicólogo? Claro, ¿o viniste únicamente para presumirme el hecho de que puedes hablar? –Me agradó ver cómo el pokémon guardaba silencio, súbitamente avergonzado– Ya veo… ¿Te quedaste sin orgullo?

    −Ah, cállese…

    −Por algo viniste, ¿no es así? –Me acerqué al escritorio, permitiéndole a mi desconcertado amigo que trepara hasta ubicarse en mi hombro–. En fin, ¿quieres comenzar o prefieres seguir con la discusión? –El aludido asintió de mala gana– Así que… ¿Por qué no te tiendes en el diván? Haz el favor de no arañarlo, ¿sí?

    Suponía que el que le dijera algo así no debía de hacerle gracia, pero ¿qué me podía importar a mí? Si había comenzado de mala manera, no pensaba cambiar el camino, culpa suya. Por lo tanto, lo único que me quedaba era agarrar la libreta y sentarme junto a él mientras le echaba una rápida ojeada a él y a la situación, intentando captar todos los puntos a la vez lo más rápido posible…

    Más allá de poder hablar o la posición bípeda, lo que me sorprendió fue el volumen de su voz, todo con tal de llamar la atención. A eso se le podía añadir el carácter orgulloso. Ciertamente se trataba de un pequeño de temer, porque más allá de valerse de los ataques físicos, prefería usar su afilada lengua, confiando más su defensa a su labia que a otra cosa…y al hecho de ser excepcional, lo cual quedaba demostrado al emplear esa condición para quedar a la par ante alguien como yo. Sin embargo, también probaba ciertas carencias…ah bueno, no se necesita ser ningún genio para saberlo, después de todo, acudió a mí, ¿no? Eso probaba las carencias ya mencionadas. Nadie que se sienta pleno, sea humano o pokémon, acude a un psicólogo.

    −Pues debo reconocer que es extraño, pero la frontera del lenguaje no existe para nosotros, así que todo será más sencillo –ya sentado, me resultaba extraño mirar a mi insólito paciente ya más tranquilo– por cierto, ¿quién te recomendó que vinieras?

    −Mi amigo James… ¿Lo recuerda?

    −Ah, así que eres su amigo también, me alegro –anoté ese pequeño vínculo–. Entonces tú perteneces al Equipo Rocket, ¿no es así?

    −¿Cómo dice? –Súbitamente la rigidez invadió su cuerpo, obligándome a salvar la situación.

    −No, tranquilo, eso a mí no me importa, simplemente confirmo deducciones –porque mientras no me robaran a mí, podían hacer lo que quisieran–. Oye…si no sabes por dónde comenzar, ¿por qué no me cuentas sobre ti?

    −Quiere saber cómo aprendí a hablar, ¿verdad? –Murmuró el pokémon con melancolía.

    −Quiero saber por qué decidiste buscar un psicólogo, así que todo me sirve.

    −Bueno…aprendí a hablar y a caminar en dos patas porque estaba enamorado –vaya, sabía que el amor podía llevar a idioteces, pero nunca a “Progresos”–. Verá, ella se llamaba Meowzy y era de una vieja ricachona que la consentía…y no sé si fue por ella o por otras personas, pero prácticamente idolatraba a las personas, así que pensé que se fijaría en mí si me parecía a los humanos –una lógica aceptable, aunque nunca pensé que alguien la llevara a tales extremos– y no negaré que me costó, pero una vez lo logré, creí que podría conquistarla…pero fue ingenuo de mi parte…

    −¿Ingenuo? –Solté, interrumpiendo su relato– Pero si aprendiste a hablar y a caminar y ella adoraba a los humanos, ¿no habría facilitado eso tu conquista?

    −Me vio como un fenómeno, una burda imitación de humano –gruñó Meowth con una mezcla de tristeza y rabia–. Prefirió a un mugroso Persian que a mí…después de todo lo que luché…dejando incluso de ser lo que era…

    −Debo suponer que te enorgullece hablar y caminar así…pero en el fondo lo ves como una carga, ¿me equivoco?

    −Me ha abierto puertas…es decir, me permitió entrar al Equipo Rocket, conocer amigos, vivir grandes aventuras…pero ahora mismo, si le soy honesto, no sé quién soy ni dónde encajo.

    −Entiendo –“Problemas serios de identidad” y no era para menos, el habla y esa personalidad no iba de la mano con alguna especie pokémon–. Debe haber alguna razón para que te sientas así…

    −Dejé mis acciones salvajes, ¿se da cuenta? Dejé de correr por las calles, de usar las cuatro patas…dejé de hacer muchas cosas…una vida que en el fondo me hacía feliz porque me sabía parte de algo, pero cuando ella apareció, lo dejé todo y ya no hay vuelta atrás…es decir, no puedo dejar de hablar ni de pensar en ese idioma ni mucho menos volver a desplazarme como solía hacerlo y…para peor, sigo siendo un Pokémon y no un humano…y al mismo tiempo, el hablar no me hace un Pokémon…estoy atrapado en la frontera de ambas especies, ¿lo entiende ahora? Sigo siendo el único de mi especie que puede hacer estas cosas…el único pokémon no legendario que hablar, pero no por repetición sino porque realmente puedo hacerlo, ¿de qué me sirve algo así con mis congéneres si todos me ven como una cosa rara?

    −Bueno Meowth, es sorprendente en principio, pero nada de lo cual te debas avergonzar…

    −Pero sigo sintiéndome solo –dicho así, sonaba en extremo doloroso, pero parecía formar parte de sus reales sentimientos–. Extraño esos días…esos días en los que sabía quién era…pero ahora, a pesar de mis amigos, me siento alejado…puede que extraordinario, pero cuando te enamoras… ¿Cómo le haces ver a quien amas que no eres un fenómeno sino alguien como ella a pesar de todo?

    −No se lo haces ver porque tampoco debiera de importarle –no conocía a esa tal Meowzy, pero ya sentía un profundo desprecio por ella por arruinar así la vida de mi paciente–. Verás Meowth, en esencia comprendo ese abatimiento…esa soledad es natural, pero cuando hablamos de amor, querido amigo, las carencias, las faltas o aquellas cosas que te puedan hacer diferente del resto pasan a segundo plano porque lo único que realmente importa es el sentimiento, el hecho de poder estar juntos –sí, leía demasiada poesía, no porque me gustara, más bien para saber cómo hablar de amor a aquellos a los que les atormentaba tal sentimiento–. Ella no te quería, pero te reveló tal cual…quiero decir, en el fondo eres por ella y deberías agradecerle.

    −¿Cómo así? Suena como si me tomara el pelo…

    −Amigo, puedes hablar, aprendiste por tu propia cuenta, ¿eso no te hace extraordinario? Muchos pokémon pueden intentarlo, pero tú lo lograste, lo cual no sólo prueba que tienes un intelecto superior al resto, también prueba tu enorme fuerza de voluntad, tu capacidad de concretar cualquier cosa y lo más importante es que te confiere una personalidad única, una identidad que está más allá del resto –puse una mano sobre su peluda cabeza antes de afirmar lo que me venía dando vueltas en la cabeza–. Porque muchos en el pasado podrán haberte visto como un Meowth, pero tú, querido, eres El Meowth y ninguno puede compararse contigo.

    −¿De veras lo cree? –Musitó con voz quebrada y los ojos brillantes.

    −Es normal sentirse solo, todos nos hemos sentido así, pero porque somos diferentes, más allá de nombre o de los rasgos, siempre seremos diferentes, así que ¿de qué te preocupas tanto? –Me levanté del asiento, sin dejar de mirarlo– Todos son diferentes, únicos…pero tú estás un peldaño por sobre ellos porque puedes hacer cosas con las que ellos sueñan y jamás alcanzarán…sigues siendo un pokémon, así que la ventaja no es algo de lo que debas avergonzarte, ¿está claro?

    −Sí Doctor…gracias –musitó mientras saltaba del diván y me extendía la pata que no tardé en estrechar con la mano izquierda, la única que podía usar–. De verdad James tenía razón, usted sabe qué decir.

    −Bah, no es nada, limítate a no olvidar nunca quién eres, ¿de acuerdo? Y ahí ves si quieres una nueva sesión, lo hablas con mi secretaria.

    −Claro…ah, por cierto, me alegra ver que se ha recuperado de los…bueno, de los ataques del otro día.

    −Había olvidado que estuviste presente...claro, como amigo de James, no podía ser de otra manera, pero no fue nada –le palmeé la cabeza, el único punto que tenía cercano sin la necesidad de agacharme–. Ahora ya vete, la sesión acabó.

    Prefería que se marchara antes de que me diera por hacer más preguntas. Después de todo, no siempre te topas con un pokémon parlante y menos tienes la oportunidad de psicoanalizarlo…tal vez debí aplicar la Prueba Voight-Kapff sólo para comprobar su nivel de empatía…no, qué tonterías pensaba. Pero no dejaba de ser algo fascinante a simple vista y por donde se le viera…no me extrañaba que fuera tan independiente, al punto de carecer de entrenador…
    Natu y sus observaciones, siempre leyendo mi mente en base a los dibujos incoherentes que hacía en la libreta a pesar de usar la zurda, la que menos empleaba.

    −Bueno, es fascinante un pokémon con el que te puedas comunicar –unos picotazos en mi oreja y sus sonidos como réplica–. Oye, tú no cuentas en la lista y perdóname que te lo diga, pero es la verdad –sus argumentos hablaban de molestia que tuve que contener–. Pero si es cierto, sólo yo te puedo entender y a veces Helena, pero porque le he enseñado a captar tus mensajes –mostró sorpresa con un comentario que me hizo sonreír–. Claro que le he enseñado, he aprendido a descifrarte, te conozco desde que eras un huevo, pero jamás lo hará tan bien como yo, sigues siendo mi amigo –se mostró parcialmente halagado, pero seguía ofendido por Meowth–. Él aprendió no sé cómo chingados, algún eslabón perdido en la cadena de evolución, pero si quieres sentirte superior, ¿por qué no aprendes el idioma de una jodida vez y dejas de reclamar? –No tardó en retractarse ante mi desafío, sin duda algo descabellado– No es tan sencillo, ¿verdad? Si yo lo hablo es porque lo aprendí cuando no sabía nada…

    −¿Pasa algo Tom? –Helena una vez más. Y al parecer, no tenía pensado devolver a Gardevoir a su pokebola.

    −Nada, simplemente discutíamos sobre humanidad –y por lo mismo, no tardé en fruncir el ceño–. Me encantaría saber por qué chingados no me dijiste que mi paciente era un Meowth parlante que…

    −Quería que te sorprendieras –confesó ella con una sonrisa de la cual hizo eco su compañera.

    −Y no te sorprendió verlo…

    −Porque ya lo había visto cuando recibiste todos esos ataques –otra explicación lógica, por no decir obvia, que no había considerado previamente–. Vaya Tom, parece que estás perdiendo facultades…

    −Es natural cuando las últimas vacaciones que te tomas tienen relación más con un accidente que con tu propia voluntad –doblé los dedos de la mano derecha, sacándola del cabestrillo con tal de comprobar su real estado–. Con algo de precaución, creo que podría retomar la guitarra y después el piano…

    −¿No sería mejor al revés? Esa guitarra tuya no resistirá mucho –curiosamente, la misma guitarra estaba ahí, apoyada en un costado del estante donde guardaba todos mis libros, leídos o no. La tomó y la examinó unos segundos para tendérmela, sorprendiéndome con tal acción− ¿Acaso no lo harás si te digo que no lo hagas?

    −Sabes que no te haría caso –gruñí mientras la tomaba, dándole la razón para mis adentros. Daba igual cuántas veces le cambiara las cuerdas, simplemente ya no podía resistir más y a pesar de todo, seguía dando de sí entre mis manos, al igual que mis propios dedos quemados ansiosos de volver al camino–. Sabes…que la guitarra es más cálida que el piano.

    −Sabes que nunca aprendí nada de eso aunque lo intentaste –al sentarse en el diván, acompañada de cerca por Gardevoir, pareció captar la nostalgia en mí–. Era de tu padre, ¿verdad?

    −El piano era de mi padre, la guitarra era de mi madre –corregí, intentando sonreír–. Claro que ella no alcanzó a enseñarme demasiado…pero eso nunca importó –mientras hablaba, me quité las vendas de la mano, comprobando que el daño no alcanzaba ni siquiera para hacerme fruncir el ceño–. Ya que estás aquí… ¿Quieres escuchar algo?

    −Bueno… −inexplicablemente miró hacia la puerta, como si en ella encontrara alguna respuesta, pero al hacerlo, lo hizo con una extraña sonrisa en los labios que fui incapaz de interpretar–. No lo sé… ¿Tienes algo en mente?

    −Tengo muchas cosas –gruñí mientras afinaba el instrumento, a pesar de lo inútil que parecía ser la labor dado el estado en el que se encontraba–. En fin…tal vez no esté bien, pero sigue teniendo valor y tocaré…hasta que muera, tal vez, sigue siendo mamá después de todo… −tiré de una de las cuerdas, la cual no tardó en cortarse produciendo un sonido agudo–. Me lleva la chingada, otra vez.

    −Deberías considerar que su tiempo ya pasó –murmuró Helena sin despegar los ojos de la guitarra.

    −Puede ser…pero no tengo pensado comprar otra a menos que sea quemada y eso no ha pasado –fruncí el ceño, imaginando aquella posibilidad–. Si alguno de esos ataques le hubiera hecho daño…entonces la historia habría sido muy diferente.

    −No sé por qué te creo –dicho esto, se puso de pie con la intención de cruzar la puerta, no sin antes voltear y mirarme con cierto fastidio–. Tienes un talento natural para meterte en líos, ¿verdad Tom?

    Estuve a punto de replicar cuando mis ojos se fijaron en la cuerda rota de la guitarra…

    Primero Misty con palabras que no entendía y con unos líos…sí, ella como la base de la llegada de May y Dawn…

    Todo lo que hablaste con Ash…lo que le dijiste sobre mí…todo eso… ¿Es verdad?

    Demonios, otra vez no, ya tenía suficiente con verla en mis peores pesadillas… ¡Maldita sea, hasta en el sueño! ¡Por eso estaba cansado y me dormía en el escritorio en el último tiempo! Porque sentía un inmenso calor en la mejilla derecha…claro, era como una llama encendida latiendo junto a mí mientras giraba y giraba…y se parecía tanto a…no, no guardaba demasiado parecido, pero era irónico…es decir, ella no era tan impulsiva como…no, qué chingados, el parecido era innegable y a pesar de todo…

    Descansa, ¿sí?

    A pesar de todo seguía primando una calidez inusual…el contraste de mi propia frialdad…y el hecho de ver lágrimas… ¿Y había un aroma inusual o el fuego había distorsionado mis sentidos? Porque podía ser que ese aroma no fuera otra cosa… ¡Mierda! ¡No, no otra vez! Si no era la sensación, era el aroma del cual no me podía alejar, como un fantasma, como una silueta permanente o como un…

    ¿Nunca le ha pasado que por estar cerca de una mujer o debido a una acción de su parte, usted siente que todo se pone de cabeza?

    No, de cabeza no, más bien…más bien…una visión onírica de la realidad, al punto de sentir el cambio mismo de la esencia y sentir el sabor de un recuerdo ambiguo presente en el silencio de la reflexión que…

    Maldita sea, ¿en qué estaba pensando? No podía ser que él tuviera la razón, una posibilidad absurda, ridícula, sencillamente no podía considerarla…

    Pero Natu parecía dispuesto a emitir su veredicto:

    −¿Cómo que tiene razón? No hay nada que lo pruebe –unos sonidos burlones me sacaron de quicio–. Basta, ¿sí? No estaba pensando en nada, no tienes ni idea de lo que pudiera estar pensando –señalar acciones inconscientes no hacía más que empeorarlo todo− ¡Que me lleve la mano a la mejilla no significa nada! –Un nuevo gesto me desquició− ¡Yo no me sonrojo, condenado plumífero presumido! –Pero no perdía su posición– Por última vez… ¡Esos besos no significan nada! ¡Nada! –Sabía hacia dónde llevar la situación− ¡No estoy furioso! ¡Simplemente me colpas la paciencia! –Maldito cabrón, no se callaba− ¡Tampoco estoy gritando! ¡Deja de chingar! –Un sonido rítmico fue lo último− ¡No estoy nervioso! ¡En tus sueños!

    Aquello era increíble… ¿Nervioso yo? Ja, ¿y por qué? ¿Acaso porque un par de muchachas me mostraban señales ambiguas no era capaz de interpretar y que parecían ganar terreno gradualmente en mis sueños sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo? ¿Porque todas las noches desde el inicio de cada uno de los sucesos despertaba sudando frío porque las caras aquellas y voces familiares aparecían de pronto, siendo incapaz de conciliar el sueño? Ja, se necesitaba más para doblegarme…

    Maldito Natu… ¿No podía cerrar el pico de una buena vez?

    −¡Si me vuelves a decir pederasta, te usaré como plumero en la limpieza de primavera y esta vez va en serio!
     
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    Little Princess

    Little Princess Entusiasta

    Tauro
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    Guao F.d.L!! Cada vez veo que te superas. Y bueno, antes de todo, comento:


    Guao! Es que... la verdad me has dejado patidifusa. Tu forma de escribir hace que realmente crea que estoy allí, como mero objeto o como personaje invisible. Tom cada día me sorprende.
    Me gusta esos toques que pones: empiezas con humor, después te vas a lo serio y haces que me serene, y para finalizar haces que me tronche. No sé cómo lo consigues, tu forma de escribir es ingeniosa, de verdad.
    También me he dado cuenta de que no has cometido ni un solo fallo... a no ser que cuente este (rezo a que no lo sea). soquete
    Aquí, en España (la verdad es que no me sé tu nacionalización, tampoco me interesa mucho) se dice "zoquete".
    Meowth... es un pokémon intrigante. La verdad es que lo de Meowzy era sospechoso desde la primera vez que vi el anime. Pero tú has sabido canalizarlo para transformarlo en dolor y angustia por no saber lo que es. Me ha encantado.
    Frase provisional favorita:
    ¡Si me vuelves a decir pederasta, te usaré como plumero en la limpieza de primavera y esta vez va en serio!

    Sigue así!
    Au revoir.
     
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    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
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    Impresionante, aunque debo decir que, de todos los capítulos, éste es el que me ha parecido más predecible, en el buen sentido. Tanto por el paciente de turno como por los problemas psicológicos de Tom. El concepto del héroe o protagonista, excelente en lo que hace pero con problemas que no ve o que se niega a aceptar que tiene, pero que de todos modos le afectan de manera directa es algo difícil de usar, yo trato de hacerlo en mi fic y me alegra que tú también. Ya veremos cómo lo desarrollas.
     
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    Navaja

    Navaja The best people in life are free

    Libra
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    Bueno... Ahora con la aparición de Meowth el rompecabezas comienza a tomar forma. No me sorprendería que la siguiente fuera Jessie, ya que ella si necesita de alguien. Recuerdo una vez que ella dijo: "¿Y qué hay de mis sueños? ... ¿Qué he hecho con mi vida?" Un caso a tratar de seguro, espero no estar especulando demasiado ;)

    Este capítulo bien, fue diferente en ciertos sentidos: El reto de batalla de Helena y Tom, la aparición de Meowth y también los sueños continuos con sus pacientes.

    La escena que más me gustó fue cuando Tom y Helena hablaron sobre la guitarra. No sé, me pareció algo tan familiar y tan ameno que me transmitió una especie de ternura bastante agradable de leer.

    En este capítulo me has sacado varias sonrisas con las frases de Meowth xD reí cuando lo llamó bobo 2 veces jajajaa. Bueno, amigo, eres un hombre de palabra, en cada capítulo prometes otro mejor o, al menos con un terreno más complicado de recorrer y estos retos se te dan bien. O sea, eres buen psicólogo y escritor.

    Dijiste que se suponía que debíamos despreciar a Tom, pero en realidad te salió el tiro por la culata. La verdad es que personajes problemáticos están de moda y eso deja claro que a la gente en vez de desagradarles les gusta por lo mismo, tal vez porque se acercan más a lo cotidiano que un personaje amable, noble, sincero, leal y extrovertido como es nuestro Ash :) Ahá! Tal vez por eso todo se ronda con él, para que le enseñe sus carencias a Tom.

    El tema de Dawn es sin duda el que le quita el sueño al problemático Tom... intento saber por qué, pero solo se me ocurre una cosa. No sé si estoy en lo correcto, pero prefiero guardármelo hasta que se descubra y ahí confirmaré si mis sospechas son ciertas o no. Tal vez mi mente esté atrofiada o algo por el estilo, pero eso ya lo veremos ;)

    Nuevamente, un agrado leer tu historia.
    Un beso y adiós!
     
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    Figlio di Ladro

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    Eres muy amable, querida amiga, con tus palabras siento siempre más y más ánimos de continuar con esta historia, así que espero no decepcionarte en los siguientes capítulos. Ahora bien, con respecto a lo que me dices...sí, jejejeje, he cometido ese pequeño error, porque siempre confundo como no me marca en error en mi computador y me confío, pero debí usar zoquete, porque el otro con s es un calcentín corto, jejejeje, eso corre en muchos países de habla hispana, pero lamentablemente a mí siempre se me escapa ese error cuando en mi país también es sabido que con s es ropa y por cierto, mi país es Chile. Así que prometo que no volverá a ocurrir, ahora ya tengo claras las diferencias, jejeje.

    En realidad siempre me causó curiosidad ese pokémon, porque todos los legendarios hablaban y él era común y pues...digo, dentro del contexto era extraño, moría por darle una forma estudiada, jejejeje.

    Espero que en la siguiente entrega pueda estar a la altura de tus expectativas, los lectores siempre merecen lo mejor. Un saludo cordial desde el fin del mundo, estamos al habla.
     
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    Figlio di Ladro

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    Sólo puedo decir que muchas gracias por tu punto de vista y comentarios, más por darle la oportunidad a esta historia que se desprende del anime, a pesar de no ser de tu agrado dicha serie. Sólo me queda decirte que espero que el siguiente capítulo sea de tu agrado, porque tus comentarios me ayudan a brindar una historia de calidad.

    Muchas gracias por tus palabras, saludos cordiales.
     
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    Siempre me sacas a mí una sonrisa con tus comentarios. Esta historia esta fluyendo un poco más rápido de lo que esperaba y espero poder complacerte con los siguientes capítulos. Ahora bien...Jessie... ¿Por qué no echas una miradita al siguiente capítulo? Jejejejeje, con respecto a eso, es todo cuanto te puedo decir.

    Todo cuanto puedo responder a todas tus muy gentiles palabras es Muchísimas Gracias, en verdad tú me incentivas a seguir esta historia, al igual que todos los lectores, pero tú eres un caso especial porque por lo que he visto eres de Chile, ¿verdad? Corrígeme si me equivoco, porque sería una curiosa coincidencia, yo soy de Chile también y pensar que mi historia ha partido primero en casa y después ha dado el salto...o al revés...ya no lo sé, pero en serio gracias por tus palabras, por los detalles que resaltas de los capítulos, por el hecho mismo de seguir la historia, por considerarla un material digno de ser leído, eres muy amable y con eso más ganas tengo de estar a la altura en el siguiente capítulo.

    Nuevamente, aunque suene majadero, gracias y pues...nos esteramos viendo en el siguiente capítulo. Un abrazo y saludos cordiales, hasta pronto.
     
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    Figlio di Ladro

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    Título:
    La Consulta del Caos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    4201
    Antes de comenzar, nuevamente dar las gracias a AshleyMaya, Paralelo, Navaja y a todos los lectores que le han dado una oportunidad a esta historia, la cual ha sido creada con el fin de brindarles un buen momento. Este capítulo tal vez se esperaba, pero al mismo tiempo es el trampolín a algo más largo que vendría a ser lo último de la historia misma, pero también lo más largo que en ella se podrá encontrar. Espero que este capítulo sea de su agrado y como siempre, comentarios, críticas, quejas, observaciones, todo es bienvenido y ayuda a este escritor a brindar a futuro un capítulo mejor.
    Sin más dilación, los invito a unas copas.
    Caso 8
    Jessie


    Por ser viernes en la noche, aquello se convertía en un compromiso ineludible…al menos para mí.

    Conocía el bar, lo visitaba todas las semanas armado únicamente con la guitarra, mi amigo Natu y mi siempre confiable palo de golf. Aquella noche, como tantas otras, se apreciaba la inusual mezcla de generaciones y aunque yo no encajaba etariamente en la primera, sí me sentía más cómodo por ser más parecidos a lo que recordaba de los tiempos antes del retiro. No digo que haya jubilado, pero retiro posee tantos significados…es decir, puedes dejar de hacer algo y eso será un retiro. Puedes olvidar algo y significa que te estás retirando…no, a decir verdad, cuando hablamos de retiro, hablamos de que en el pasado estuviste ahí y en el presente no, como quien decide dejar atrás algo…como cuando viajas sin conocer el camino.

    Pero ya conocía el camino. El bar seguía ahí, el único lugar, además de la consulta, en el que me sentía cómodo, acaso porque no estaba presente el permanente compromiso…acaso porque a pesar del bullicio de los jóvenes que no encontraban mejor lugar, seguían yendo las mismas caras familiares y seguía teniendo la garantía de los tragos ya conocidos, sin contar que Natu amaba el maní de ese lugar…además, los ingresos se agradecían. No por nada mantenía la rutina asistiendo allí a pesar de…a pesar de nada, me gustaba y por eso llegaba temprano, aunque a las diez no sea una hora correcta, siendo más bien el punto de partida de las noches de parranda.

    Claro que al asomarme al local tan familiar de por sí, no esperaba encontrarme con las espaldas cercanas a la barra de dos sujetos que parecían familiares, uno más alto que el otro…y tal vez debí considerarlo una mala señal. Después de todo, ellos tenían algo de responsabilidad en mi última estadía en el hospital…pero qué chingados, seguían pareciéndome más siluetas amistosas que problemas con los cuales pudiera lidiar. Aunque lo extraño era verlos de pie en vez de sentados…

    −¿Cuate? –James no tardó en voltear al oír mi voz por sobre el barullo, iluminándose su rostro con una sonrisa.

    −Qué sorpresa Tomy, no esperaba verte aquí –una palmada en el brazo seguida de la mirada confiada del Meowth parlante me bastaron para sentirme como
    en casa…aunque ellos desentonaban con el paisaje que albergaba en mis recuerdos.

    −Siempre vengo aquí los viernes y sábados, que no te sorprenda –miré por sobre su hombro, descubriendo la forma de una larga cabellera de color rojo oscuro–. Oye… ¿Viene con ustedes?

    −Es la última parte del trío –aclaró Meowth con su voz aguda–. Pero digamos que hoy…bueno, por ser el día que es… queríamos que intentara divertirse un poco, aunque…

    −Parece que no les está resultando –murmuré mientras contemplaba su cabeza gacha, señal de abatimiento–. Oye… ¿Seguro que no está así todo el tiempo?

    −La mera verdad…de vez en cuando –confesó mi viejo amigo en voz baja– y ya no sabemos qué hacer…

    −¿Y si me dejas a solas con ella? –Increíblemente, mi cuate frunció el ceño con molestia, por lo cual me fue imposible reprimir una sonrisa– Tranquilo carnal, haré lo mismo que hice contigo y Meowth.

    −Ah, lo siento –ya más relajado, me costaba creer que había adoptado hacía tan solo unos segundos un semblante molesto– pero no tenemos cómo pagar y…

    −Bah, aquí estamos entre amigos, se puede hacer lo que sea –los picotazos de Natu me dieron a entender su particular punto de vista–. Que no es una consulta, es una charla, no es lo mismo el diván que la barra del bar, así que cálmate –noté que Meowth me miraba algo sorprendido–. Qué, ¿dije algo malo?

    −Cómo… ¿Cómo es que captaste exactamente lo que dijo? –Ah claro, para él debía de ser una sorpresa.

    −Mira, es una historia complicada, prometo que te la contaré, pero ahora déjame ver qué puedo hacer, ¿les parece? –Le entregué mi guitarra a mi compadre, conservando conmigo mi palo de golf– Les aviso cualquier cosa, busquen una mesa para tres, prometo no tardar.

    Y así lo hicieron. Afortunadamente para los tres, encontramos los lugares convenientes, ya fuera para esperar o para actuar y un asiento al lado de la joven me venía perfectamente. Claro que no dejaba de parecerme un tanto extraño permanecer al lado de una chica tan abatida pero tan guapa…guapa en el sentido objetivo, claro está. El ser psicólogo no quiere decir que sea un piche cegatón.

    −¡Viejo! –El cantinero me vio del otro lado y sonrió− ¡Trae vodka para mí y para ella! ¡Y el maní de siempre!

    −¿Y quién te dijo que quería beber? –Había captado su atención, interviniendo de inmediato con un tono agresivo y prepotente.

    −Ah, vamos chica, ¿tiene algo de malo que esté de buen humor?

    −Yo no estoy de humor, es lo único que importa.

    Madre mía, qué carácter. No quedaba la menor duda, ella jamás llegaría a mi consulta por voluntad propia. Entonces, ¿por qué hacía lo que hacía? Tan simple como que realmente estaba de buen humor, en un sitio agradable y a punto de divertirme, de manera que no importaba hacerle el favor a un amigo, más si se trataba de ese amigo en particular…ese amigo que frunció el ceño innecesariamente ante lo que él malinterpretó…ese amigo que con un simple gesto me decía más que con un discurso…vamos, demasiado expresivo campeón, tan simple como eso.

    −Pues yo sí estoy de humor, acabo de salir del hospital –cierto en parte, hacía ya unos cuantos días de eso–. Ah, por cierto, ese Woobat tuyo es muy fuerte, ¿quieres ver la cicatriz que me dejó?

    Eso sirvió para llamar su atención, pues no tardó en voltear hacia mí, visiblemente impresionada…y bueno, sin querer presumir, ¿cuántas veces ves a un sujeto que ha recibido de frente cinco ataques y ha sobrevivido más o menos entero? Al parecer, ella jamás había visto a alguien así, porque en principio me miró incrédula, mutando ese gesto en uno que hablaba de reconocimiento…claro, además su ánimo decayó un poco al saberse responsable en parte de semejante ataque.

    −No te reconocí –confesó ella, ligeramente avergonzada–. Discúlpame por eso, no era mi…

    −No importa, ¿quién dijo que vine a culparte? Vine a relajarme y eso es exactamente lo que haré…si es que no tienes inconveniente en acompañarme con un vaso de vodka, yo invito.

    Aquel gesto pareció animarla, sin percibir tras éste la verdadera intención…y la verdad, esperaba que no apareciera ningún conocido echándomelo en cara, porque yo no solía invitar a nadie, ni de buen ni mucho menos de mal humor, a mendigar a su puta madre. Mas era la noche de las excepciones y la misma puta madre se podía chingar, de manera que no me costaba nada tomar el lugar y hacer esos absurdos, aunque fuera esa clase de absurdos por las cuales solían buscarme y pagar. Después de todo, quería saber un poco de ella, no podía evitar la curiosidad, seguía siendo la amiga de James y Meowth y si conocía a dos de tres, que viniera el tres con todos los puntos a la vez…

    Lo primero que me llamó la atención fue su cabello, siempre estático, siempre en la misma forma e inusualmente brillante, lo cual habla de esmero, de la vanidad usual, del deseo de presumir y eso se veía reafirmado si se consideraba el maquillaje, en particular los labios pintados. Segundo, el carácter, porque en una mujer que se esmera tanto, un carácter así supone una contradicción. ¿Para qué te esfuerzas tanto en llamar la atención si al hablar no haces más que ahuyentar? Habla de una mujer dominante, pero con carencias…claro, una suerte de escudo, una forma de mantener los posibles peligros, siendo la imagen una forma de darse importancia.

    El sonido de los vasos rebosantes de licor y la porción de maní me sacaron de la reflexión, colocando a mi amigo junto a su bocadillo mientras le acercaba una jarra a la joven, aunque tan, tan joven…

    −Así que… ¿Cuál es tu nombre?

    −Jessie –murmuró ella al tiempo que llevaba la jarra a sus labios– y tú eres Tom, ¿no? El amigo de James.

    −Ah, ha pasado tiempo, sí –confirmé mientras bebía– pero…tan deprimida que estás…tus amigos están un poco preocupados…

    −Prefiero que no se metan, son mis problemas…y no quiero amargarlos –ah claro, suelta la buena intención para alejar parte de la crudeza de la afirmación…claro, “Torpeza”.

    −Ah bueno, pero los problemas siempre se expanden, ¿sabes? Y es curioso, siempre se expanden más cuando te los guardas.

    −¿Qué sabes tú de eso?

    −Trabajo con esa clase de problemas, pero no te quiero aburrir con mi trabajo –no tardé en ver, muy complacido, cómo ella pasaba otro sorbo a través de su garganta–. Digo, no sé de qué te quejas, tienes buenos amigos, una vida emocionante como miembro de…

    −Los problemas no necesariamente están ligados al presente, ¿sabes? –Gruñó, como si aclarara ese punto con cierta frecuencia– Es decir…el pasado no me deja en paz.

    −Creo que te entiendo –por primera vez, soltaba algo serio que era la pura y santa verdad−. Entonces…pasado ¿eh? El problema de muchos…

    −No se compara conmigo –debía considerar más la “Vanidad”.

    −Claro que se compara, todos tenemos problemas con nuestro pasado, inciden en nuestras acciones futuras…por más que intentes olvidarlo, siempre tendrá un gran valor, pudiendo ser la razón de por qué te escondes, por qué sufres, por qué eres como eres –poco tardó ella en vaciar el vaso mientras hablaba, haciéndole una seña disimulada al cantinero para que la volviera a llenar tanto la suya como la mía–. Y por cómo me hablas del pasado…es porque estás así, ¿verdad?

    −Eso a ti no te importa –nuevamente la desconfianza, sin percatarse del trago que volvía a beber.

    −Claro que no me importa, ¿te crees que sí? ¿Qué me puede importar el pasado de alguien que apenas conozco y que tiene responsabilidad en mi reciente estadía en el hospital? No me importa en lo absoluto y sin embargo lo hago, ¿sabes por qué? Porque tu cara, sin hablar, parece gritarlo…y porque ésta es tu única oportunidad –volvía a beber y yo también, sólo que ella bebió medio vaso en unos cuantos sorbos y yo el vaso entero que me volvían a llenar–. Me dedico a ser la pared con cara de aquellos que se sienten como tú, la pared que oye y que da consejos que son desechados después, pero no importa, porque es la única oportunidad que tienes de decirle algo a alguien sin el riesgo que de que vaya pregonándolo precisamente porque a él no le importa –vacié mi vaso otra vez y pedí otro, acción que, curiosamente, imitó la chica con el clásico gesto de quien bebe para darse más valor–. Así que es cosa tuya, yo tengo que matar el tiempo de todas maneras.

    Siempre detesté eso de mis pacientes: Que le daban demasiada importancia a estupideces…es decir, Ash…maldita sea, cuánta razón tenía mi viejo, a nadie le falta alguien…y el problema no era tan grande como para armar escándalo…no, no valía la pena pensar en tales escándalos, estaba más relajado y no había razón para algo así. el frío de mi palo de golf seguía ahí, manteniéndome lúcido, sabiendo que esperaba algo que quizás no llegaría…esperando algo que no sabía con exactitud qué podía ser…

    −Hoy mi madre habría cumplido años –habría…demonios, ella ya no estaba, una razón poderosa para estar triste, bebiendo el siguiente sorbo a su salud–. Si conoces tanto a James, seguramente sabes cuál es mi trabajo, ¿verdad? Bueno…ella hacía lo mismo, pero mucho mejor y…desapareció en acción, tan simple como eso –tal vez movida por la melancolía, no tardó en beber casi todo el vaso, contagiándome e imitando su acción–. Creo que…me molesta mucho el no tener una tumba a la cual dejar flores…es decir, sabría que está en algún lugar, descansando, pero…pero no sé dónde está…y su fantasma sigue pareciéndome una meta inalcanzable…

    −¿Acaso haces lo mismo que ella porque eso hizo? Bueno, lo entiendo…

    −¿Bromeas? Lo hice porque era mi última opción –de a poco, su acento se tornaba más agresivo a medida que el alcohol surtía efecto, siendo la mayor evidencia sus mejillas encendidas…y yo de a poco comenzaba a ver borroso–. Es decir…he intentado de todo en esta vida, desde bailarina, enfermera, estudiante…he intentado hacer más cosas de las que recuerdo…y nada ha resultado –vaya, “Tendencia al fracaso” o más bien “Autocompasión acentuada por la ausencia materna”–. Dejé ir a quienes amaba por esos estúpidos sueños que al final fui incapaz de concretar…dejé ir tantas cosas y cambio jamás recibí nada.

    −Nos pasa, a muchos nos pasa –diablos, pobre muchacha, hecha polvo desde temprano y sin opciones…otro sorbo ameritaba, a su salud–. Pero bueno…supongo que no quieres comparar.

    −Al final…no hago esto porque me apasione, lo hago simplemente porque se me da bien ser mal en todos los ámbitos menos…menos en los Concursos Pokémon –qué bueno que sacara a relucir algo positivo, comenzaba a desesperarme, salud por ello–. Aunque más allá de eso…tampoco han sido grandes triunfos…

    −No mires…no mires en menos tus logros, todo triunfo es importante –qué hipócrita, a veces yo mismo me sentía un fracasado–. Si sobresales en algo, aférrate a él…

    −Nunca…nunca llego al final −diablos, vaso vacío y ya surtía un efecto más que potente en ella…tal vez no estaba acostumbrada a un trago como… ¿Vodka ruso? Con razón yo también comenzaba a sentir el efecto…pero no eran tantos vasos, ¿o sí?– Nunca llego a terminar nada…y siempre… siempre hay alguien mejor que yo en todo…

    −¿Cuántos años llevas pensando así? Porque si son muchos…pues déjame decirte que con esa actitud no lograrás nada –de pronto, yo mismo me sentía mareado…demonios, había liquidado un vaso lleno que no recordaba haber pedido, pero seguía teniendo la lucidez necesaria–. Maldita sea… ¿Sabes qué es lo bueno que tiene el pasado? Que nos enseña… a no repetirlo, que sigue siendo una jodida guía de vida, ¿nunca lo has visto así? Como la mierda que ya se fue por las alcantarillas –dejé escapar una carcajada, incapaz de creer que había soltado semejante estupidez–. Mira…

    −¿A cuál de los tres, eh? –Preguntó Jessie, meneando la cabeza mientras bebía otro vaso lleno…el cantinero parecía hacerse una idea de mis intenciones y nos ayudaba demasiado.

    −Al más cercano, sólo mira –vaso número desconocido en camino y sentía con mayor intensidad la idea de que la cortesía se podía ir al carajo–. Nadie…nadie dice que nuestro pasado…no sea una mierda porque a veces lo es, ¿sabes? Pero si…si sigues pensando en el olor… ¿Me escuchas? No lo repetiré, ¿eh? Si sigues…si sigues pensando en el olor, dudo que puedas hacer algo, siquiera comer…no, no viene al caso, sólo date cuenta de una vez…mira, piensa en tus amigos, ¿acaso no es eso un triunfo después de tanta amargura?

    −Si lo pones de esa forma…puede que sea cierto –me sorprendía que con todos esos vasos en el cuerpo, fuera capaz de adoptar un semblante pensativo.

    −Supongo…híjole… ¡Viejo, trae más, carajo, que los vasos están vacíos! ¿En qué estaba? Ah sí…supongo… que ha sido duro, que has tomado la última opción… ¿Cuántos años tienes? Seguro eres menor que yo… ¿Qué chingados haces quejándote como una vieja, eh? Todavía puedes… hacer mucho, así que deja de deprimirte, dudo que a tu mamita le guste verte así, dondequiera que esté –tal vez no debí soltar eso, pero por alguna razón, pensaba poco en lo que decía− ¡Salud por tu mamacita, cabrón! ¡En su nombre!

    −Ah, cállate, no tienes ni idea…aunque puede ser cierto –con movimientos erráticos se incorporó de su asiento, intentando infructuosamente dar un paso sin perder el equilibrio, un gran espectáculo–. Y… ¿Adónde se fueron?

    −Ah…sí, James y Meowth…yo te llevo –Natu no tardó en subir a mi hombro al tiempo que ayudaba a la chica a caminar en dirección a la mesa donde la esperaban–. Oigan…creo que los busca.

    No tardaron el voltear hacia nosotros, mostrándose entre sorprendidos y divertidos al ver llegar a Jessie en semejante estado. Yo tampoco me encontraba en las mejores condiciones, menos a esa cantidad, pero mantenía el equilibrio, quizás porque estaba acostumbrado al potente destilado ruso, aunque no solía beberlo con demasiada frecuencia, generando ciertas…complicaciones, como el mareo, la lengua suelta y el frío…porque no recordaba que hiciera tanto frío.

    −Oye cuate, ¿no te habrás pasado? –Preguntó James mientras acomodaba a su amiga en un asiento lo mejor que podía.

    −No jodas, ¿sí? Todo… lo que importa es que no les dará problemas por un largo tiempo –no tardé en divisar y agarrar la guitarra que les había encomendado–. Y no te preocupes, se le pasará, se nota que no suele beber.

    −En realidad, me sorprende que haya durado tanto –observó el pokémon parlanchín con curiosidad para luego preguntar–. Oye Tom, ¿acaso vas a tocar? ¿Lo piensas hacer en ese estado?

    −El estado no significa nada, nomás dame unos minutos y verás algo bueno –encajé la guitarra en el hombro y caminé hacia la barra–. Ahí nos vemos, nomás esperen.

    Por alguna razón, al volver me pareció que la barra se alejaba, aunque no por eso dejaba de avanzar, lo sentía por el suelo bajo mis pies… ¿O el maldito piso se movía? Vaya yo a saber…todavía podía beber un poco más mientras… ¿Mientras qué? Ah sí, mientras hacía hora, porque realmente faltaba un poco antes de que pudiera subir a la tarima y hacer algo que me mantuviera ocupado de verdad, más allá de mirar las cabezas de la multitud o de oír las voces distorsionadas de tantas personas de diferentes edades…

    Pobre Jessie… ¿Qué más podía decirle? Seguía siendo verdad, la mayoría de nuestros pasados son el equivalente a la mierda que estamos obligados a dejar atrás por nuestro propio bien. Porque no podemos seguir cargando con algo innecesario, menos si apesta tanto…bueno, tal vez no sea tan exacta la descripción…no, seguía siendo verdad, todo pasado es una mierda, una huella que se borra, es estúpido pensar que pueda afectar en tu presente si sabes que ya pasó…

    −Natu, no estoy ebrio, sólo mareado –los picotazos de mi amigo venían molestándome desde hacía ya rato–. Ya buscaremos más maní si no me dices que deje de beber –ah, toqué su punto débil–. Molesta, ¿no? El maní salado tampoco es muy…muy…

    En un segundo sentí que las palabras se me atascaban en la garganta, acaso porque la vista distorsionada había captado algo que no esperaba captar…es decir, iba más allá de cualquier sorpresa, más allá de cualquier cosa…quiero decir, por primera vez en mucho tiempo deseé estar sumido en el efecto del alcohol hasta el fondo, cualquier cosa que me sirviera como argumento, como explicación factible…que más allá de cualquier cosa, que esa cabellera larga de tonalidad rubia no fuera otra cosa que un efecto de la cerveza…o algo que pudiera haber tomado antes de salir y que fuera incapaz de recordar…cualquier cosa, lo que fuera, aunque tampoco era lo mejor sentarse junto a la barra y pedir otro vaso, sabiendo que Natu estaba rígido en mi hombro como pocas veces, lo cual no podía ser una buena señal…

    Pero si era así…si era así lo mejor sería que fuera capaz de pasar desapercibido, si bien la había mirado más de la cuenta… ¿Qué hacía ella en el bar en primer lugar? Quería que Natu picoteara mi oreja, que me dijera que estaba equivocado o que me regañara por el trago…nada, daba igual cuánto esperara…si al menos… ¿Si al menos qué? ¿Iba a culpar al tiempo? ¿Realmente me sentía con el valor necesario para culpar a algo o a alguien de mis propios errores? Y de ser ella…claro, seguía siendo un gran error…

    −Disculpen…esperen que…

    La misma voz y podía oírla a pesar de la multitud… ¡Maldita sea, la misma voz! No podía alucinar con lujo de detalles y menos con tan poco alcohol en la sangre...bueno, poco como para comenzar a ver cosas. Deseaba que fuera falso…claro, y que la tierra se partiera en dos…al menos estaba acompañada, lo cual representaba una oportunidad…claro, tal vez iba a hacer algo, pero seguía estando acompañada, sinónimo de ocupada…sinónimo de lejanía…sinónimo de que podía huir hasta que ella se decidiera a largarse de una vez y recién entonces…

    −Aunque te dejes barba y el cabello largo, te puedo reconocer donde sea –la oí…y la oí tan cerca que las sílabas parecieron resonar en el fondo de mí, mientras Natu se aferraba con más fuerza a mi hombro–. Aunque me des la espalda…Tom, sigues siendo tú y te reconozco.

    Ya no tenía caso aparentar. No tenía caso si ella estaba tan cerca…si sabía que era yo a pesar de haber cambiado, adelgazado, hundido más en la mierda que ella misma se había encargado de ampliar…creyendo ingenuamente que lo había superado todo…creyendo que podía dar cátedra de algo que desconocía por completo, siendo ella la principal prueba de mi fracaso, el rezongo de mi maldito pasado…y a pesar de voltear esperando nada, ella estaba ahí tal y como la recordaba…estaba ahí como siempre, secundada por aquellos que habían nutrido mi archivo en el último tiempo…secundada por ellas, las mismas que venían a joderme más la existencia…

    Y con todo, seguía teniendo ojos y rabia para ella…

    −¿Realmente crees que me dejé barba para que no me reconocieras? –A pesar de la mordacidad, sabía que mentía, ella estaba en lo cierto– Hace mucho que dejó de tratarse de ti, Cintia.
     
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  15.  
    Kilter

    Kilter Iniciado

    Escorpión
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    Sinceramente, que puedo decir. Este fic lo leía ya antes de registrarme y siempre me dejaba bastante sorpendido. Y he de decir que lo sigue haciendo, sinceramente. Aunque normalmente no me suele gustar esta temática, en este caso es distino.
    Me encanta el personaje de Tom. Hay veces que la historia me parece divertida y graciosa, pero también ese toque dramático que has logrado que tanto me gusta. Las conversaciones de Tom con su Natu son muy simpáticas y las escenas de Tom con la secretaria me encantan, no se decirlo de otra manera.
    Y me pregunto que tendrá que ver Cintia con todo esto, no puedo esperar.
    Tu historia me hace pasar un buen rato, está entre mis favoritas.
     
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  16.  
    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Libra
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    Al autor: sólo se permite una respuesta entre capítulo y capítulo para evitar el desorden. Si gustas puedes responder a todos los lectores adjuntándolo en tu próximo capítulo, pero evita publicar repetidas veces. Gracias.
     
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  17.  
    Little Princess

    Little Princess Entusiasta

    Tauro
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    Buenas tardes españolas!

    Quiero comenzar dándote las gracias por superarte cada día más. No hay día que cuando miro mis alertas dejo cosas retardías para ver qué sorpresa nos das a tus fans. Impresionante.
    Jessy... esa sí que tenía que haber ido al psicólogo y no el buenazo de James. Pero bueno, de ella su pasado estaba bastante dicho, y también lo que había sufrido, y aún así has conseguido que logre ver a una nueva Jessy. Mis felicitaciones.
    ¡Tom borracho! ¡No! Bueno, tiene derecho, pero... es que nunca lo habría imaginado. Tampoco que conocía a Cintia, ya de paso... jum, tengo necesito saber más del pasado del enigmático Tom. Has logrado que me enganche a esta historia como si realmente sin esto no podría vivir. Ahora me es más necesario que el aire ^^

    Frase provisional favorita:
    porque yo no solía invitar a nadie, ni de buen ni mucho menos de mal humor, a mendigar a su puta madre.

    Todo está muy bien. No he pillado faltas. Sigue así y
    Au revoir!
     
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  18.  
    Navaja

    Navaja The best people in life are free

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    Hm... Impresionante

    Esta vez el psicólogo se salió de la consulta para preocuparse de su propia vida rutinaria y el tiro le salió por la culata >.< El tema de Jessie es muy profundo y emocional, la vida de alguien a quien se le han frustrado los sueños más simples en los que una mujer "tantea terreno" en el mundo y eso es algo que siempre me hizo sentir identificada en cierto modo con ella.

    Ese momento de ebriedad de Tom y Jessie me pareció muy simpático. Lleno de emotividad y llena de groserías :/ No sé... las groserías me desagradan y no pude evitar sentirme un poco incómoda pero bueno, eso es una opinión netamente subjetiva y es problema mío. La cosa es que este capítulo, a pesar de ser más largo que los anteriores me pareció cortísimo, incluso más que los anteriores porque es muy fluida y además los argumentos son impecables, aunque groseros.

    Debo decirte, amigo, que la temática de cada historia es distinta cada vez, con mayores retos que superar y no hablo de odiseas, sino algo con lo que cada uno lidia todos los días: con uno mismo. ¡Ése es el reto! y por Dios que lo sabes hacer... me alegra haber hallado esta historia porque sinceramente es una obra de arte en todo aspecto. Puedo aprender también de ella y eso valoro mucho de las cosas que leo: que me dejen una enseñanza para mi vida real.

    La aparición ed Cynthia me ha dejado perpleja. ¡Nunca me imaginé que Tom la conociera! Y al parecer estuvieron muy relacionados en el pasado... aunque Tom recordó a "las otras" ¿Las chicas del Team Ash? Ellas están también muy presentes en la vida de nuestro enigmático psicólogo.

    Me alegra mucho el que la historia te la tomes muy en serio, la calidad habla de tu compromiso con las cosas que te propones y eso es algo digno de apreciar. ¿Cómo es eso de que la historia empezó en tu casa? Hm... ¿problemas personales plasmados en una historia? Total, sea como sea hiciste bien.

    Con respecto a tus supocisiones, sí, soy chilena con mucho orgullo ;P

    Espero la continuación con impaciencia.
    Un beso!
     
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  19.  
    Figlio di Ladro

    Figlio di Ladro Iniciado

    Leo
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    Escritor
    Título:
    La Consulta del Caos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    5208
    Antes de dar comienzo y como he recibido un...ejem...tirón de orejas de los jefes de por aquí, me parece correcto dirigirme a las siguientes personas:

    Kilter: Tu comentario ha sido una sorpresa, ni siquiera me atreví a imaginar que alguien seguiría esta historia mucho antes de pertenecer a este sitio. Sólo soy capaz de responder a tus amables palabras diciendo Muchas Gracias, espero que estos capítulos te hagan pasar un buen rato y despejar también las dudas que han quedado planteadas. Gracias también por considerarla dentro de tus favoritos, espero saber estar a la altura de tus expectativas.

    AshleyMaya: Buenas noches chilenas, querida, gracias una vez más por seguir esta historia tan fielmente. No negaré que desde el principio quería escribir el capítulo dedicado a Jessie, es que con ese pasado...en fin, quizás lo merecía más que ninguno. Con respecto a Tom borracho...jejejeje, bueno, el tipo es humano dentro de todo, pero descuida, más allá de la cantidad de cosas que pueda decir, no comete ninguna estupidez, tenlo por seguro. Los siguientes capítulos están destinados a despejar todas las dudas que puedan existir, te lo aseguro, así que sólo me queda decirte que estés atenta, porque ahora todo será para cerrar los cabos, aunque me tarde un poquito. Saludos Cordiales.

    Navaja: Saludos querida, me alegra verte por aquí otra vez. Pues ya ves...algunas veces nuestros deseos se contradicen con lo que nos depara la vida, ¿no? Es comprensible que no te agraden las groserías, representan un choque dentro de la historia, pero como dicen por ahí, a veces el alcohol libera facetas nuestras que pueden ser desconocidas hasta para nosotros mismos, ¿no crees? Sinceramente te doy las gracias de corazón, gracias por valorar tanto este humilde trabajo y espero que con el paso que sigue, pueda contestar las preguntas que quedaron anteriormente en el aire. Ahora bien, comenzar en casa...se podría decir que los siguientes capítulos (me quedan un puñado, todavía queda consulta) si bien se enmarcan dentro de lo que es el fanfiction, los podría definir como los trabajos más personales que he hecho en años, quizás porque si bien en los demás capítulos pongo lo mejor con tal de brindar un buen momento a los lectores, en ellos he decidido ir un poco más allá, imprimiendo acontecimientos que pueden tener otra lectura...se podría decir que representaron una terapia necesaria, es todo cuanto te puedo decir, una forma de purgar acontecimientos y por eso le debo mucho a ustedes y a Tom por brindarme esa oportunidad tan necesaria. Espero que en el proceso de lectura puedas comprender a lo que me refiero y por supuesto, la historia mantenga tu interés y sepa dejarte conforme. Saludos cordiales.

    Y por supuesto, gracias a todos los lectores que le han dado una oportunidad a este trabajo, esperando con este nuevo capítulo dejarlos más que conformes. Desde ya, se aceptan críticas, comentarios, observaciones, correcciones, todo ayuda a este autor a brindar un mejor momento, el que merecen los lectores.

    Y sin más dilación, los invito a la siguiente ronda, va por mi cuenta.


    Caso 9
    Tom
    (Primera Parte)



    Hacía mucho que había abandonado toda creencia en el azar.

    Porque era tan sencillo como suponer que recientemente se había celebrado un Concurso Pokémon y uno de los integrantes del grupo había ganado, por lo que no se les ocurrió mejor cosa que celebrar en ese punto en particular…pero de haber sabido que la conocían…de haber sabido que ella llegaría…de haber sabido antes muchas cosas, con toda certeza habría hecho otras tantas, pero no era el caso. Porque Cintia seguía siendo la prueba viviente de aquello que debí haber hecho y no había tenido el valor o el cerebro suficiente para llevarlo a cabo…la prueba de la ironía que me empujaba a sonreír con cierto cinismo, intentando olvidar la rabia a pesar de ser Natu quien la percibía con mayor claridad.

    −Intento creerlo, Tom, pero tus acciones contradicen tus palabras…

    −¿O será que la conciencia te remuerde lo suficiente como para creer tamaña estupidez? Ve tú a saber –alejé el vaso rebosante de vodka, sabiendo que más alcohol podía aflojarme la lengua, pero podía jugarme en contra–. Así que eres la última persona que podría decirme cómo y por qué hago algo.

    −Creo conocerte lo suficiente, Tom.

    −Crees conocer lo que fui desde el día en que apareciste hasta que terminó la historia.

    −Por más que aparentes lo contrario, sigues siendo tú mismo, eso jamás cambiará.

    −Soy un mismo hombre que se ha visto obligado a pensar diferente si quiere sobrevivir −eché una mirada a mi espalda, comprobando el grupo que había encontrado mesas y miraba amenazadoramente al trío con el que había hablado previamente–. Aunque…pensé que ellas llegaron aquí por Ash, pero puedo ver que el principio mismo tuvo que ver con ellas.

    −Yo no les dije que te buscaran ni sabía que habían logrado algo así –al sonreír, me dio la sensación de que parecía azorada–. Simplemente…te quería ver.

    −Me encantaría creerlo y aunque así fuera…pues ya me viste –gruñí, sabiendo que corría más riesgos de los necesarios únicamente hablando con ella–. No sé qué más puedes esperar de mí si ya me has visto y crees saberlo todo.

    −Quiero que hablemos…

    −¿Hablar? ¿Ahora? ¿En serio? –La sola insinuación me colmó la paciencia–. Después de todo lo que oí…de todo lo que tuve que aceptar…de todo lo que me vi obligado a asumir… ¿Qué quieres hablar, eh? Ya está todo dicho, ya no hay nada más que podamos decirnos –sonreí ante la absurda posibilidad que acababa de considerar–. Entonces… ¿Qué? ¿Me vas a decir que ahora pensaste mejor lo que querías?

    −Debí…quizás debí medir mis palabras –ya no sonaba tan segura…comprensible, incluso lógico–. Pero…entiende que era una chiquilla…

    −Y yo demasiado idealista creyendo en cuentos de hadas que hablaban de la bondad de las personas y lo auténtico de los sentimientos –me levanté del asiento y la miré fijamente–. No te guardo rencor, Cintia, no serviría de nada ni me devolverá la vida…y todo lo que he buscado alejándome no ha sido otra cosa que encontrar aunque sea un pedazo de todo aquello que perdí…todo aquello que dejé ir por mi propia estupidez, todo aquello que puse en bandeja y que al final sólo sirvió como prueba de la ridiculez de la vida…

    −La vida no es como la ves, Tom –me hablaba con tanta suavidad…como si fuera un niño perdido… ¿Qué se creía?– Nunca fue mi intención arrebatarte tanto…

    −Lo hiciste, ya hablamos, ya cerramos todo –miré a mi viejo amigo, el cantinero–. Sírvele una cerveza, va por mi cuenta –la miré una última vez–. Cerré tu caso, guardé la ficha, ya ha sido suficiente, haz lo que tengas que hacer, pero no vuelvas a aparecer más.

    −No creo que sea posible si conservas mi ficha –sonrió con tanta seguridad que me costó creer por un segundo que fuera ella la misma chica que había conocido–. Lo quieras o no…yo siempre estaré aquí.

    No quería oírla más…no sentía deseos de envenenarme antes de caminar cerca del escenario, ignorando a esa muchacha, sabiendo que quizás tenía razón…porque conservaba la ficha y las cicatrices… ¿Cómo podría olvidarlo todo? Lo peor es que Natu rígido, mudo por primera vez, no me ayudaba demasiado. Ni siquiera necesitaba que me picotera la oreja o hurgara en mi mente en busca de recuerdos que compartíamos. ¿Qué más podía hacer salvo intentar olvidar sabiendo que aquello era imposible?

    Después de todo, soy psicólogo. La mente me obliga a recordar todo…la música aleja el recuerdo.
    x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

    Que Tom me dejara en una mesa mientras él se disponía a subir al escenario no me parecía una buena señal. Después de todo solía mantenerme alejado cuando algo lo perturbaba, al punto de distanciarse para así no transmitirme esos sentimientos negativos, dándose tal situación en contadísimas ocasiones. Sabía que ella podía causar tal efecto…sabía que él podía ser de todo con tal de negar sus verdaderas emociones…lo conocía mejor que nadie. Tal vez Helena lo conociera tanto como yo…quizás un poco menos, pero en ese bar sólo estaba presente yo y ese amigo al que encargó mi cuidado.

    −¿Así que eres Natu –Ese felino no hacía otra cosa que hacer notar lo obvio para romper el hielo que amedrentaba tanto a Jessie como a James.

    “¿Acaso eres ciego? Claro que lo soy”.

    −Sé que lo eres, lo siento, pero de alguna forma tenía que romper el hielo –Meowth no dejaba de mirar a mi amigo subir hacia el escenario con la guitarra al hombro–. Nunca pensé que lo vería con esa actitud.

    “Es porque no sabes lo que siente…y dudo que alguien lo entienda”.

    −¿Qué le pasó a mi cuate, Natu? –Preguntó James con cierta melancolía–. Es decir…nunca lo había visto…hablarle así a nadie…ha cambiado tanto…

    Aquella forma de hablar hizo clic en mi mente. Después de todo, se trataba de un amigo de Tom, lo recordaba perfectamente y dentro de todos los pacientes que había tenido en el último tiempo, él seguía siendo el mejor, acaso por el lazo que en el pasado los había unido…acaso por tantas, tantas cosas que quizás nunca supiera…pero él seguía siendo lo más cercano a una figura humana en la que podría confiar, una imagen que le podría dar un punto de vista
    razonable… ¿Razonable viniendo de James? Sí, quizás no pedía demasiado. Además, Tom no me había pedido que guardara el secreto, nada más guardaba silencio por respeto…y seguía sintiendo tal respeto, sólo que sentía que, de alguna forma, les debía una explicación a aquellos de los cuales sabía tanto, pero ellos no sabían nada, al menos de una parte de su pasado.

    “Meowth, tradúceme por favor” fue lo primero que pedí. Porque quería llegar a ellos. No quería transmitir mis recuerdos con un ataque. Prefería recurrir a la forma oral…la misma que Tom me había inculcado…

    Si hasta en eso nos parecíamos…
    x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

    −¿Qué te parece? –Mi respuesta no se hizo esperar–. Sabes que no podemos permitirnos mucho, así que es normal que sea pequeña…y por lo tanto, viviremos y trabajaremos aquí.

    Al fin y al cabo, se trataba del comienzo, por lo que no podía esperar demasiado. El alquiler era asequible y si lo veía bien, pocos podían pensar con un escritorio destartalado, un casillero para los papeles y el único diván que había encontrado en una tienda de antigüedades, que personas como nosotros vivían en un lugar así más allá del trabajo. Lo único que podían pensar era que servía de algo cruzar la puerta puesto que una placa con su nombre y ocupación figuraba en ella, sin contar el diploma, el mismo del que se sentía orgulloso…el mismo que lo confirmaba como psicólogo…demonios, sonaba extraño, pero después de tanto trabajar…si al menos hubiese sido sólo el estudio, pero también era el trabajo y después de tres años…maldita sea, tres años en lo mismo, tres malditos años…pero ya había pasado y finalmente podía trabajar, aunque realmente parecía todo un poco complicado…

    Tom se había graduado hacía algunos meses con los honores que le permitía la falta de tiempo, el trabajo y el agotamiento. Apenas superaba los veintiuno, pero había sido el primero de su generación, acaso porque cuando se proponía algo, costaba mucho que alguien le quitara esa idea de la cabeza. Y lo primero que apareció fue eso, una carrera poco conocida para reemplazar las batallas. A ratos me preguntaba qué le había gustado tanto de esa carrera en particular, sobre todo porque su curso estaba compuesto de siete estudiantes…aunque bueno, eso también representaba una enorme ventaja.

    −¿Puedo pasar? –En el umbral apareció la única imagen que parecía hacer falta en ese lugar. Claro que a Tom no le hacía mucha gracia verla en ese estado, con el pelo revuelto y los lentes torcidos.

    −Vaya Helena, ¿no se supone que tenías clases?

    −El profesor está enfermo, además quería pasar, tenía que hacerlo –inesperadamente, sentí el remezón causado por la chiquilla que se le colgaba del cuello y lo estrujaba, sin darme cuenta del momento exacto en el que había lanzado el bolso lejos–. Felicidades por pasar tu examen, doctor.

    Por supuesto…ella quería estar presente…después de todo, aparte de Tom, no tenía a nadie más y lo mismo pasaba con él. Aunque seguía creyendo que era una locura que se hiciera cargo de la muchacha…bueno, se entendía que no tuviera a nadie más, pero él tampoco se encontraba en posición de mantener a nadie salvo a sí mismo. Bastaba con ver sus ojeras y su delgadez…aunque dentro de todo, parecía ser que el título le confería nuevos aires, desde el cabello peinado hacia atrás, el rostro afeitado y esa sonrisa que se apreciaba no sólo en los labios, también en la mirada…esa mirada entusiasta que recordaba desde el momento en el que lo aceptaron en la universidad…un entusiasmo que parecía ir más allá de cualquier cosa…

    Y es que antes de que Helena llegara, mi amigo se disponía a cumplir su primer día de trabajo.

    ¿Cuál era la principal ventaja de ser el mejor de una clase tan pequeña? Sin duda el hecho de tener trabajo asegurado, más si éste venía de uno de los profesores de mayor prestigio. Y ese trabajo no podía ser mejor, si bien la meta de mi amigo era ser independiente…aunque claro, dicha independencia tendría que esperar hasta que forjara su reputación como especialista. Aunque no dejaba de parecerme extraño que las Ligas y Grandes Festivales decidieran analizar psicológicamente a los entrenadores o coordinadores, lo cual venía a representar un gran trabajo. Dentro del siguiente mes, todos aquellos que pretendían concursar debían acercarse a uno de los nombres que les serían designados, los cuales debían extender el certificado de aprobación, siendo el mismo Tom uno de los encargados de la labor.

    Un trabajo que ya comenzaría, por eso nos encontrábamos ahí. El más cercano parecía ser el de… ¿De qué región? ¿Unova? Al parecer, pero daba igual, tampoco parecía el evento más grande. Mi amigo ya se preparaba para la ronda de sus primeros pacientes, cinco confirmados. Y como figuraba como empleado de la Universidad, ellos estaban obligados a pagarle por el servicio prestado.

    Claro que no esperábamos que el primer paciente apareciera media hora después de que Helena se marchara, esgrimiendo su atraso y sus próximas clases.

    Era cómico ver a Tom tan nervioso, incapaz de articular palabra debido a la inminencia de un paciente, el primero más allá de cualquier práctica profesional, de manera que no tardó en ajustarse el nudo de la corbata, acomodar su cabello y adoptar una postura más profesional que de costumbre, como si quisiera transmitir la seguridad del profesional, intentando disimular la falta de experiencia, el nerviosismo y en parte la misma ansiedad.

    Pero claro, no esperábamos que fuera una muchacha la primera paciente.

    A simple vista, la chica parecía poseer una respetable altura, cosa difícil de afirmar si se encontraba al lado de metro noventa de psicólogo primerizo. Pero me resultaba extraño apreciar en ella una inusual mezcla de inseguridad y...carácter, si es que la palabra se ajusta. Por supuesto que vestía de manera casual, como era su estilo, apenas unos jeans y una camiseta debido al calor. Recuerdo que de ella me llamó la atención el largo cabello rubio y la mirada divertida que se posó en mi amigo apenas lo vio.

    −Buenas tardes –incluso el saludo pareció desarmar a mi amigo–. Busco a…el doctor Tom Santos.

    −Para servirla –demasiada educación por parte de mi compañero–. Entonces debo suponer que usted es…

    −Mi nombre es Cintia y he venido aquí porque así lo solicitan los organizadores de la Liga…

    −Ah, sí, ya veo, me informaron de su visita, pase por favor, pase –las palabras salían atropelladamente de su boca, como si le costara trabajo distribuir el aire, mostrar seriedad…no, eso último apenas le salía y lo comprobé al percibir el gesto divertido de la que sería la primera paciente debido a los torpes movimientos de mi amigo–. Tome asiento, tome asiento, qué modales los míos, póngase cómoda.

    Me parecía extraño. En principio, mi amigo parecía más alto y mayor, pero ante ella…ante ella el nerviosismo parecía ganar terreno, viéndose él menor si lo comparaba con la tranquilidad y madurez que parecía manar de la chiquilla llamada Cintia, de la cual no se borraba la sonrisa.

    −De acuerdo…ehm…bueno, supongo que la informaron del procedimiento que debo llevar a cabo, un simple cuestionario…y en base a sus respuestas emitiré un informe que llegará a la Comisión, la cual dará su veredicto al cabo de un par de días –mi amigo blandió la pluma, temblándole en la mano–. Ya tengo su nombre completo, su edad… ¿Alguna experiencia previa en alguna?

    −He participado en algunas ligas y los resultados… –fue la tranquila respuesta de la chica, la cual fue interrumpida por mi atolondrado amigo.

    −Bien…número de integrantes de su equipo…

    −Tres… Garchomp, Gastrodon y Glaceon.

    −Ya veo, formas evolucionadas –con rapidez, Tom tomaba nota de las respuestas–. Me gustaría saber por qué optó por las Batallas de Gimnasio en vez de los Concursos.

    −Bueno…debo reconocer que siempre sentí debilidad por la velocidad…por todo lo que significa manejar estrategias, métodos para llegar a un resultado…y a mi parecer, las Batallas permiten apreciar mejor la capacidad tanto del entrenador como del pokémon para salir adelante ante la adversidad –a pesar de su semblante pensativo, algo parecía iluminar su mirada cuando hablaba–. Pero también he aprendido a ver a mis compañeros como amigos y no como piezas, ellos son muy importantes para mí y en cada batalla me preocupo que den lo mejor de sí y…eh, disculpe, creo que me he extralimitado –soltó de golpe, algo avergonzada por la extensión de su respuesta.

    −Debo reconocer que es un pensamiento fascinante –articuló mi amigo apenas, incapaz de alejar la mirada de la libreta de apuntes–. En base a las Ligas me puedo hacer una idea de la experiencia y…tres integrantes del equipo… ¿Alguna aspiración a futuro?

    −Simplemente participar en la próxima liga y…bueno, lo demás se verá más adelante –lo decía con tanto relajo…y mi amigo apenas era capaz de mantener la calma.

    −Bueno…será suficiente, pasemos a la segunda parte –ah, mi parte favorita, porque simplemente me encantaba el Test de Rorschach–. Le presentaré las siguientes fichas y usted debe decirme qué ve en ellas –dicho esto, sacó las láminas y presentó la primera mancha de tinta–. Dígame qué ve.

    −Veo…una pelota lejos del piso –qué raro, yo veía una explosión de petardos, aunque en la segunda…− veo…dos Beautifly jugando –y yo veía el rayo de un Zapdos–. Bueno…un Skitty persiguiendo su cola –y yo veía un Forretress girando–. Un Chimchar lanzando fuego, sin duda –imposible, ahí había un Xatu bailando.

    −Con eso me basta –murmuró Tom, guardando las fichas apresuradamente–. Me parece… creo que hemos concluido la evaluación, ¿tiene alguna consulta?

    −Sólo una –dicho esto, la sonrisa volvió a sus labios–. ¿Soy tu primera paciente?

    −¿Qué? –No sabía que podía sorprender más, la pregunta en sí o el hecho de que lo tuteara.

    −Creo que mi pregunta fue clara, ¿verdad?

    −No, es sólo que…demonios… cómo… ¿Cómo te diste cuenta?

    −Bueno…estabas tan nervioso que apenas me has mirado un par de veces en toda la sesión, no me has preguntado la edad, te has reprochado por tus modales…y la mano no ha dejado de temblarte, incluso cuando escribías –dejó escapar una risita–. En realidad…todos hemos sido novatos
    alguna vez.

    −Ay, qué linda –gruñó mi amigo, dejando caer un poco la cabeza, por lo cual casi pierdo el equilibrio–. En realidad…sí, eres la primera paciente a la que trato después de mi práctica…aunque dudo que te pueda considerar paciente si no tienes problemas –se puso de pie de un salto, acción que Cintia no tardó en imitar–. No te preocupes, estarás dentro…bueno, sé que no debería decirlo, pero es un hecho…es decir, no debería confirmarlo, pero no veo razones…

    −Entiendo a qué quieres llegar, descuida –incluso cerca de la puerta, ya a punto de terminar, seguía pareciendo más segura y mayor que Tom–. Aunque… ¿Estarás muy ocupado?

    −La verdad es que sí, vendrán otros Entrenadores y debo emitir los informes…sin contar que me harán describirlos en presentaciones, argumentar a favor y en contra de los puntos de vista…diablos, creo que me estoy excediendo –a pesar del nerviosismo, me gustaba verlo irradiar tanto entusiasmo, hacía mucho que no lo veía tan feliz…como si describir tamaña situación lo llenara de gozo–. En fin, te deseo la mejor de las suertes en la Liga

    −Ah, lo sabrás muy pronto, verás que volveremos a vernos –y quizás fueran esas palabras unidas a la sonrisa que le dedicaba lo que logró que dejara de respirar durante un segundo infinito que se extendió hasta que ella desapareció tras la puerta.

    −Bueno…fue mejor de lo esperado…aunque debo mejorar mi actitud –no tardó en dejarse caer sobre el diván polvoriento, apenas pudiendo mantenerme sobre su cabeza pálida y de mirada perdida, una expresión algo ridícula–. Es decir…creo que será divertido…éste y todos los años.
    Y yo, por mi parte, quería creer que sería así. No por el trabajo, sino porque una parte de mí me decía que aquella no sería la última vez que se vieran.
    x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

    −¿Esa boba fue su primera paciente? Vaya, pensé que tenía más experiencia –reconoció Meowth con cierta incredulidad–. Pero…me cuesta creer que estés hablando del mismo Tom.

    “¿Qué quieres decir?”

    −Es decir… ¿Sonriendo así? ¿Nervioso? ¿Peinado y afeitado? ¿Es en serio? –Me resultaba extraño ver a Meowth incapaz de creer algo así…tal vez porque yo mismo ya lo había visto así–. Tuvo que ser algo muy grande para que haya pasado a ser…bueno, ése que conocemos.

    “Bueno, esto tiene que ver con algunas lecciones de la Universidad” expliqué al trío que me escuchaba y a los metiches de atrás que, sabía, también estiraban la oreja lo más posible. “Los profesores decían que lo más importante para un psicólogo es no inmiscuirse más de la cuenta en la vida de su paciente, que el deber de todo profesional es ser capaz de mantener una distancia prudente, siempre manteniendo apartados los sentimientos, las opiniones propias…regirse por los códigos por sobre todo…pero bueno, Tom creía que las cosas debían ir un paso más allá, porque según él, el especialista debe ser capaz de ponerse en el lugar del paciente, aceptar su dolor como propio y luchar por encontrar una salida, siempre prestando el apoyo moral y profesional, pero sobre todo el moral”.

    −¿Creía esas cosas? –Soltó Meowth, después de traducir, con los ojos abiertos como platos soperos.

    “Exactamente…las creía hasta que Cintia lo defraudó”.

    −Habla claro, plumífero, déjate de trabalenguas –exigió James, un tanto molesto.

    “Bueno…imagina el lazo que se forma en los primeros amigos…imagina el apego que existió entre Cintia y Tom, más después de esa primera sesión, más después de ser ella más capaz de revelar sus flaquezas…más después de los compromisos, cuando ella decidió visitarlo con la frecuencia que le permitía la distancia, siempre llamando en busca de un consejo…que para él, ella comenzaba a ser alguien especial…más allá del peso de ser su primera paciente, comenzaba a tener un rol emocional en su vida superior incluso al de Helena, acaso porque entre ellos el lazo era diferente, algo que iba más allá, algo alejado de la hermandad, pero no por eso menos intenso…quizás más intenso de lo que podría describir con palabras.

    ¿Sabías que Tom perdió a sus padres antes de cumplir los diez años? De su madre apenas tiene recuerdos, murió cuando él tenía cinco años. Y su padre…bueno, su padre murió cuando tenía siete. Ambos eran extranjeros, él mexicano y ella italiana y vinieron a parar aquí…él jamás se ha sentido en casa, mucho menos después de perder la única familia que tenía. Y cuando nací yo…bueno, él ya se las arreglaba para sobrevivir en las calles valiéndose de la guitarra de su madre…porque el piano, el mismo que le había enseñado su padre, no lo podía cargar.

    Imagina el vacío con el que creció todos esos años, luchando por sobrevivir, sabiendo que nadie lo esperaba…sabiendo que nadie se preocupaba por él salvo yo y aún así no era lo mismo, porque tardamos mucho en establecer el lazo que nos permitiría comunicarnos como lo han visto. Por eso…por eso las cosas cambiaron en parte cuando conoció a Helena…sí, la misma Helena que han visto antes la conoció cuando tenía dieciséis y ella unos once, aunque por aquél entonces, ella tenía familia…y vino a convertirse en la primera amiga…quizás ahora la única y la más fiel, la misma que terminó cuidando al cabo de unos años.

    Pero Tom siempre, siempre sucumbía cuando alguien reconocía su esfuerzo…cuando alguien valoraba su consejo cuando lo único que quería era ayudar…no, más que ayudar, sentirse útil, sentirse alejado de esos años en los que se vio obligado a robar para sobrevivir…a ser de utilidad, acaso para sentir que sus padres se sienten orgullosos de sus esfuerzos y olviden que alguna vez él hizo cosas incorrectas…y más que eso, mucho más que eso, experimentar una nueva clase de afecto.”

    −Pero estaba solo, ¿qué más podía hacer? –Articuló Jessie, súbitamente entristecida.

    “Él no lo ve así, dudo que lo vea…o no lo veía en aquel entonces, cuando apareció Cintia…su primera paciente, una amiga más…una amiga a la que, con el tiempo, empezó a querer de una manera diferente, al igual que ella a él. Una amiga que lo llamaba cuando tenía problemas, que reconocía sus conocimientos…una amiga a la que él quería y apoyaba en la distancia…una amiga que lo visitaba con frecuencia y que fue la primera, después de Helena, en conocer acerca de su pasado y no juzgarlo por nada…y por sobre todo, su primer gran amor.”

    −Entonces, si la historia marchaba tan bien, ¿qué fue lo que pasó? –Aquella pregunta por parte de Meowth me causó cierta gracia, sobretodo porque quizás él lo entendiera mejor que ninguno.

    “Bueno…sabiendo el pasado de alguien, sus más profundos secretos, dudo que si ese alguien depositó su confianza en ti, seas capaz de defraudarlo o siquiera de esperar un golpe, acaso porque el lazo es mutuo, la confianza es mutua, pero…pero cuando arrancas todo de raíz y lo lanzas al olvido, cuando decides dejarlo todo atrás a pesar de lo maravilloso que ha sido todo, ¿adónde se va tu alma?” y como era de esperarse, la pregunta hizo palidecer a los tres.
    “Creo que Tom ha perdonado mucho…pero si hay algo que no puede tolerar es que le hayan dado la espalda sin razones del todo claras…haber dado todo y no haber recibido nada y no haberse dado cuenta sino hasta el final, sabiendo lo que sabía del mundo, sabiéndose perseguido siempre…sabiendo que en el pasado no podía confiar en nadie porque su entorno conspiraba en su contra, porque lo perseguía…y la última oportunidad no fue más que una farsa”.

    −Hablas como si Tom hubiese vivido el peor de los infiernos –murmuró James, desconcertado.

    “Bueno…no estoy seguro de que emplear esas palabras sea lo correcto, pero te aseguro que no ha sido nada de fácil para él” y la sola idea de que pensaran algo así me parecía absurda. “Te lo digo yo, que lo he visto avanzar día tras día, pero si crees que porque no dice nada está bien, entonces poco conoces a nuestro amigo”.
     
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    Navaja

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    No sé con qué palabras comenzar este comentario... o cómo calificarlo

    Intenso, profundo, desgarrador y sin duda magnífico.

    Ay, amigo escritor, este capítulo me provocó dos cosas: 1) compasión y 2) rabia por Cynthia. Se supone que ella tenía un lazo con Tom ¿no? entonces no entiendo para qué abandonarlo de un día para otro. Hm... a veces las mujeres hacemos estupideces, incluso la más recatada y madura, en este caso nuestra campeona.

    Bueno, es esperable que para que un hombre como Tom llegue a ser así haya pasado por un duro proceso, por el cual termina teniendo una reluciente y dura armadura de hierro para que no lo hieran más y jamás esperé que haya tenido que arrastrarse por un pasado difícil y ¿qué es difícil al lado de eso? eso lo llamo yo una vida trágica, una verdadera odisea maléfica... un pozo profundo y con espinas del cual es posible escapar solo con la mera voluntad...

    Me has dejado pensativa con los argumentos de Natu y con el relato completo. No sé si será porque estoy pasando un momento bastante espiritual, en el que me siento como una esponja: absorbiendo todo cuanto pueda absorber y realmente tu historia me ha hecho reflexionar con algunas de las muchas cosas que me han acomplejado y no sé si esté bien plasmar esto tan íntimo en un comentario público.

    La cosa es, mi amigo, que tu historia vale mucho, en temas auto-reflexivos y también para desahogarse, porque a medida que transcurre estoy viendo que eso en parte significa para ti, ¿estoy en lo correcto?

    En fin, la cosa es que este capítulo me conmovió... y mi parte favorita fue cuando Cynthia adivinó que era la primera paciente de Tom. ¡Por Dios, primera sesión y no ayudó en nada! Bueno, al menos estuvo a la ralla de MUY mal xD Jajajaja... bueno, creo que sobra decir que espero impacientemente el siguiente capítulo ;)

    Un beso y adiós!
     
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