Two-Shot de Inuyasha - La chica del Maid Latte

Título: La chica del Maid Latte
Fandom: InuYasha
Tipo: Two-Shot
Parejas: InuYasha & Kikyô, Sesshômaru & Kagome
Advertencias: UA, ¿Qué es un Maid Latte? es un café -panadería, lunchería, como quieran llamarle- en dónde las empleadas visten como sirvientas. Ver kaichôu wa maid sama para entenderlo -w- Dedicado a lunabetz y a mi hermosa aprendíz, inu sister, porque solo ellas me entienden con esta pareja (Inu&Kikyô). No, no hay bashing contra Kagome, y no se preocupen, a ella le tengo algo especial, miren con quién voy a emparejarla º-º
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Narración normal
Pensamientos de InuYasha
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La chica del Maid Latte​

Dirigió su mirada hacia ella una vez más, y su ansiedad aumentó en sobremanera. ¿Cómo podía no notar su presencia? No lo entendía. Se sentaba en el mismo sitio todos los días con la única y mera intención de captar su atención, y ella seguía indiferente ante él.

Y es que si alguien del instituto llegase a enterarse de que él, el más rudo y serio de la escuela se la pasaba todas las tardes de la semana metido en un café de Maid’s a la vanguardia de llamar la atención de una empleada algo mayor que él, sería su muerte en todos los aspectos.

Suspiró, y pidió amablemente un café.

No se entendía ni a él mismo, ¿por qué lo hacía cuando podía tener a la chica que él quisiera? Para él había muchas de las cuales elegir, y no es que le interesara en demasía, de todas formas. Si se ponía a pensar con razonamiento, tal vez sería mejor aceptar los sentimientos de la pequeña e ingenua Kagome Higurashi… No se sorprendió cuando la joven azabache se le había declarado más temprano al salir del instituto, pero la realidad era que pese a no sentir nada fuera de la amistad por la oji-chocolate, se había dado cuenta unas semanas atrás de que a la mujer que en realidad necesitaba tener a su lado era a aquella de largas y hermosas hebras negras, tez pálida y ojos oscuros; una de las empleadas del café Maid al que su libertino amigo Miroku lo había llevado en contra de su voluntad.

Nunca se había sentido así de perdido, y a la vez, emocionado. Y era gracioso pensar que de ella lo único que sabía a estas alturas era su horario de trabajo.

Miroku lo había alentado a llamarla y ofrecerle su número de teléfono, pero él, como un buen caballero nunca se le tiró a la Maid de esa manera, no sería grosero y mucho menos deseaba parecerle a la chica un acosador o un “cachorro” necesitado de atención.

No, esperaría a que las cosas fluyeran con naturalidad, y ya…

La puerta del café Maid se abrió, dejando pasar a una adolescente de cabello azabache y ojos chocolates. ¡Él deseaba ser tragado por la tierra! ¿Qué hacía Kagome Higurashi en un café de Maid’s? Por kami, que alguien allí arriba lo odiaba.

Rápidamente voleó su mirada, tratando de no hacer contacto visual con la chica; más no funcionó. Apenas la azabache había puesto el primer pié en el café se había percatado de su presencia, sonriendo ilusionada.

—¡InuYasha! —Habló con aquel angelical tono de voz que a todos encantaba, al tiempo en que tomaba una silla frente al chico y se sentaba —¿Qué haces tú aquí?

—Hola, Kagome —saludó el ambarino con una sonrisa —Pues la verdad, es que vine con Miroku, ya sabes cómo es él de insistente —mintió, sin verdaderos ánimos o corazón para explicarle a la chica su situación.

La Higurashi le observó desconfiada, y tras varios segundos de silencio, habló.

—Mientes, Miroku no está aquí —concluyó seriamente; el chico le observó con los ojos abiertos —Te conozco desde el tercer grado, y sé todo a cerca de ti… Sé cuando estás feliz, cuando estás triste y cuándo mientes —regañó —A mí no puedes engañarme.

—No… De verdad, es la verdad.

¡Mierda! ¿Cómo iba a salvarme de la situación? Kagome sabía todo acerca de mí, y no es que fuese una acosadora o algo por el estilo, supongo que era normal tras tantos años de amistad. Nuestros padres se conocían desde antes de que naciéramos, e hicimos contacto desde infantes. Siempre la había protegido de todo peligro; aún recuerdo cuando Naraku la había empujado de aquel árbol, ¡Ha! Le caí a patadas al muy maldito ese día… ¡Pero ese no es el punto!

—¿InuYasha? ¡InuYasha! —llamaba la fémina al oji ámbar, el cual se encontraba sumido en sus pensamientos.

Tras innumerables llamados y varios chasquidos de dedos, el peli plata regresó a la realidad, observando a la chica de dulces irises chocolates frente suyo.

Por su mente se paseó la idea de abandonar el café y sus fantasías de poseer a la hermosa mujer de negros cabellos, pese a estar terriblemente enamorado de aquella empleada, reconocía que las posibilidades de hablarle siquiera eran escasas, puesto que esta no se percataba de su presencia.

Bufó resignado.

—Bueno, lo admito… He venido solo —sinceró, la azabache sonrió —¿quieres comer algo? Yo invito.

Los ojos de Kagome parecieron iluminarse, y sin rechistar, accedió a la oferta que el ambarino le había ofrecido. Kagome alzó una de sus manos, llamando a la primera Maid por los alrededores.

InuYasha quiso morir en ese mismo instante…

Kagome había llamado a la pelinegra que a él tanto le gustaba.

La pelinegra de la cual había desistido intentar…

Sí, quería morir...

 

Vaya, desde Junio está esto y yo lo dejé abandonado, pero hay que entender, se me presentaron algunos problemas y este no fue el único proyecto que dejé atrás, sin embargo, daré todo de mí y lo continuaré hasta terminarlo a petición de kodomotachi, y en recuerdo de mi aprendízA inu sister que no la he visto más ;O; y lunabetz, que creo que se fue del foris D= por asdfg, ahí va. kodomotachi, disfrútalo xD es corto, pero es algo e.e
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La Chica del Maid Late​

Capítulo II​

Observó con impotencia la forma tan atractiva e inocente en la que aquella linda chica del Maid se acercaba a su mesa, la mesa en donde se encontraba con Kagome, su mejor amiga. Sudaba frío, ¡era inaudito! Jamás se había sentido así ante la presencia de una mujer, ellas reaccionaban así a su lado, no al revés; pero al parecer, aquella chica de largos y lacios cabellos negros podía realizar lo imposible, ahí, haciéndolo enrojecer de vergüenza con su sola presencia…

—Buenos días, Amo. —Saludó la joven de curioso uniforme. Me dijo Amo, pensó InuYasha extasiado, obviando por completo la mirada de extrañes que le dirigía Kagome, confundida ante el aturdimiento de su amado—. Muy buenos días, señorita. —Saludó de nuevo, está vez refiriéndose a Kagome. La azabache sonrió y tomó el menú que Kikyo le otorgó en las manos.

—InuYasha, ¿qué quieres comer? —Preguntó la de orbes chocolates, sonriente ante la idea de lanzarse al primer postre que el Taishô pidiera, pero, desafortunadamente, el ambarino estaba demasiado metido en su estupor como para prestar atención a toda frase coherente u acción que requiriera de su funcionamiento cerebral.

Los ojos de la Higurashi se pusieron en blanco.

—Tráigame un café por favor, y a él lo mismo. —Pidió Kagome. —Ah, y una cosa más, ¿me diría su nombre, por favor?

—Mi nombre es Kikyo Yohiko, a sus servicios. —Respondió Kikyo con una levísima sonrisa y una reverencia para, acto seguido, voltearse e ir al mostrador a encargar la orden.

Kagome se volteó con una mirada fulminante a su acompañante.

—¡¿Pero qué te sucede, InuYasha?! —Inquirió en un susurro entre amenazador y preocupado. —¿Por qué te comportas así?

El ceño fruncido del chico –ahora de vuelta y consciente del mundo que lo rodeaba- se encontraba fruncido. Estaba disgustado por dos cosas muy obvias pero que, sin embargo, Kagome no sabía.

Uno: Había estado imaginando cosas de telenovelas, ¡como un maldito mariquita! Y dos: había perdido su única oportunidad de hablar cara a cara con la Maid por andar en su estupidez y nadando en sus babas…

—No fastidies Kagome. —Bramó cruzándose de brazos. —Lo que me suceda no es asunto tuyo. —Espetó altaneramente, no tomando en cuenta los sentimientos de su amiga por él.

—Eres un idiota… —Fue la única frase que emergió de los rosáceos labios femeninos en un susurro.

—¿Qué? —Sus ojos se abrieron en demasía. Al parecer, aquella frase tan exquisitamente pronunciada lo había dejado de piedra.

—¡Eres un idiota, InuYasha Taishô! —gritó en medio del restauran, siendo observada por una cantidad considerable de clientes que habían sido interrumpidos en su faena alimenticia por el escándalo de la estudiante. —¡Tonto, tonto y re tonto!

Poco le faltó a la muchacha por vaciarle el vaso de agua en la cara al bravucón.

—C-Cálmate Kagome. —Imploraba el de hebras plateadas, con una expresión de sumo miedo en el rostro y gotas de sudor en la frente. Ver a Kagome Higurashi furiosa no era para nada divertido.

—¿Qué sucede aquí? —La barítono voz de alguien muy conocido resonó en los oídos de ambos como un volcán haciendo erupción e InuYasha, inmediatamente, dirigió su mirada a aquel ente misterioso y a la mujer que lo tenía atrapado en una burbuja de amor adolescente, encontrándose con la sorpresa de su vida.

¿Pero qué demonios…?