La caza

Tema en 'Relatos' iniciado por Lionflute, 17 Mayo 2015.

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    Lionflute

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    Aries
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    Escritor
    Título:
    La caza
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    802
    (ADVERTENCIA: Lime)

    Intenso. Ninguna palabra sino esa podía describir lo que en ese momento sucedía. Entramos a la habitación del hotel como un huracán, derribando todo a nuestro paso y es que la pasión y la efervescencia de la juventud nos brotaba por los poros. ¿Qué? ¿Dónde lo conocí? Esa misma noche.

    Fui como de costumbre con mis amigas por un trago y él estaba sentado en la barra, vestido con una chaqueta de cuero y un peinado un tanto descuidado. Lo miré sonriente. Él me devolvió la sonrisa... una sonrisa exquisita, debo decir, ya que resaltaba cada aspecto, cada rincón de su rostro juvenil y en ese momento sentí como el fuego recorría mi piel (bueno, soy un ser humano al fin y al cabo) y habiendo terminado hace un tiempo una relación, comprenderán que algo desesperada estoy por un poco de acción. No soy precisamente de las que se dejan conquistar, más bien soy yo quien conquista, así que aproveché que Marcela discutía como de costumbre por el celular (que esa zorra, que no me hables con ese tono, que tus amigos...) y que Rocío se encontraba en el baño para dirigirme hacia él, a reclamar lo que me correspondía.

    —Hola, ¿está ocupado? —le pregunté refiriéndome al asiento que se encontraba a su lado.

    Debo haberlo sorprendido, porque rápidamente me miró como si no creyera lo que estaba pasando. Me invitó a sentarme, "me llamo Ana", "me llamo Guille". Bueno, su nombre es Guillermo, pero acordamos en que le llamaría Guille para evitar que se me gastara la lengua con un nombre tan largo. Dejé escapar una sonrisita. "Ya lo tengo, la presa es mía", pensé.

    Conversamos toda la noche, que Santiago con su andar veloz, que Valparaíso con su bohemia, que su carrera como médico (éste si es pez gordo), que la comida del hotel, que la luna por las noches, que el vestido sienta bien, que mis ojos son preciosos, que mis labios, suculentos... y ya está, no hacía falta nada más.

    A medida que transcurría la noche lo notaba cada vez más ansioso. Me miraba con mirada morbosa, como quien no puede esperar para comer lo que está servido. Tal vez por eso se esmeraba tanto en los elogios, para convencerme, y como yo en realidad quería lo mismo, decidí que ya era hora.

    —¿Vamos a tu habitación?—

    Y los ojitos parecían brillarle de tanta emoción y pasión contenida. ¡Y vaya que estaba contenida! Al llegar al hotel, ni bien nos subimos al ascensor, me sorprendió con un encendido beso, profundo y cálido, apasionante y juvenil. El beso se prolongó tal que fuimos tropezando en el camino desde el ascensor a la habitación, y una vez abierta la puerta, las ropas volaron, los besos siguieron, los pudores se fueron.

    Ambos en la cama y ninguno escatimaba en caricias o en besos y mientras yo pensaba "he tenido buena caza hoy". Fogosas eran sus manos que no dudaron en tocar cada fibra de mi ser, escudriñando en cada rincón sin dejar espacio libre de ella. Por otro lado, yo no hacía más que dejarme querer. Me gusta conquistar, pero en la cama, prefiero que me conquisten. Arrastró su boca por mi cuello con delicadeza mientras yo dejaba que un escalofrío recorriera mi espina dorsal como un relámpago en el cielo.

    Ahora comprendo el porqué de tanta ansiedad: Él necesitaba ésto tanto como yo, para huir un rato de la realidad, de la rutina, de Santiago y su andar veloz, de su carrera de médico, de Marcela y su celular. Entonces tomó mis manos y también comenzó a besarlas apasionadamente, sin embargo, en este punto me comenzó a molestar un poco la manera en que lo hacía. Me tomó las manos por sorpresa y las tenía aprisionadas, y el hecho de no poder moverlas y el que los besos crecieran en intensidad me ponía bastante intranquila. Entonces fue cuando vi lo que me ahogó el pensamiento. Me había logrado atar las manos a la cama. Esta bien, soy una mujer un tanto ruda, pero esto es algo que se escapa de mis límites.

    —Detente, suéltame las manos —le dije molesta mientras él, a su vez, dejaba de besarlas y me miraba con la misma cara de ansiedad que antes de venirnos y noté con pavor que de su boca se escapaba un líquido un tanto espeso y rojo... ¡Sangre!. Mis manos estaban ensangrentadas y él, ahí mirándome, ansioso. Me amordazó al instante y comencé a patalear desesperada, pero bastó que se pusiera de pie para que me detuviera los míos e hiciera lo que con las manos. Se acercó a mis labios y entonces mordió inicialmente con gentileza mientras las lágrimas los sazonaban para su deleite.

    Después de todo, perdí la perspectiva... No era yo quien cazaba.
     
    Última edición: 17 Mayo 2015
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    The Condesce

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    :00 Jesus Christ...


    Nah, está bien. No hay nada explícito xD

    Sobre la historia no estoy muy segura de qué decir :0 porque, está sensual (? y digo sensual en el sentido de sensual de verdad, no cuando dices que algo cool está "sensualón" xD me gusta ese aire~

    Pero luego con el final es como "DDDDDD: *trauma*" oh deos, he visto demasiado la Ley y el Orden Unidad de Víctimas especiales como apra no entender lo que pasó (?

    Te comiste una tilde (?

    Bueno, estuvo cool -w- bye~
     
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