La caza de humanos

La caza de humanos

Miro a mi alrededor y siento frio, algo me observa y no logro me localizar, está cerca; lo presiento. Doy vueltas en el mismo punto tratando de ver alguien o algo, lo único que logro diferenciar son los árboles a mi alrededor y la oscuridad comiéndose lo demás. Algo me roza el pie y doy un salto a mi derecha; esta vez algo roza mi brazo y doy un gritillo de terror. Me encuentro sola en medio de un bosque desconocido y la media luna no me sirve mucho de luz. A tientas encuentro un árbol grande y me acurruco entre sus raíces, no tengo idea de cómo llegue ahí pero lo único que me importa es poder salir. Escucho atentamente a mí alrededor pero no localizo ningún ruido humano, ni pisadas, ni voces; nada...solo el sepulcral silencio del bosque.
Sé que esta apunto de amanecer, tengo demasiado frio y no dejo de temblar. Abro los ojos con pesadumbre y me acurruco cada vez más, el piso esta húmedo y eso solo empeora el frio, tengo miedo y no sé cuánto tiempo estaré ahí. En eso escucho un disparo, a lo lejos pero lo escucho. Me levanto de salto y trato de guiarme de dónde provino el ruido, mis ojos ya se han acostumbrado a la oscuridad y se me hace más fácil guiarme entre los árboles. Otro disparo me hace despertarme completamente, tengo los dedos helados y la ropa húmeda, el ruido viene de mi derecha, lo sé.
Corro a toda velocidad por el bosque, me tropiezo y me vuelvo a levantar, tengo las rodillas raspadas y el aliento me falta, otro disparo y esta vez lo escucho más cerca. Me tropiezo y me detengo mi brazo, un dolor punzante me recorre toda la muñeca, no se si esta torcida o rota pero no me importa. El cuarto disparo me lastima los oídos, los estoy encontrando. Me detengo en el tronco de un árbol y trato de recuperar el aliento, ahí es cuando los veo, son varios hombres, todos con escopetas y equipo de cacería, siento alivio por un momento pero en seguida desaparece. En el suelo a su derecha se encuentran dos cuerpos de unos chicos, ambos tienen disparos en todo el cuerpo y uno de ellos tiene amputada una mano.
Uno de ellos vuelve a dispara hacia el cielo pero esta vez no me muevo, solo observo sin poder moverme. De pronto veo que algo se mueve justo enfrente de mí. Es una chica de 19 años que corre hacia la dirección de los hombres, intento gritarle algo pero sé que sería inútil y acabarían de paso con mi vida. Ne cuanto la chica está a dos metros de los hombres estos le disparan rápidamente. Un disparo, dos disparos, la chica grita en agonía, cuatro, cinco, me tapó la boca intentando no gritar de terror, la chica sigue gritando, o mínimo intentándolo. Quiero apartar la vista de la escena pero mis músculos no me responden, sigo observando, el cazador más alto y fuerte se acerca a la agonizante chica y la mira despectivamente, no quiero ver. Cierro los ojos justo a tiempo, el hombre apunto hacia la cabeza de la chica y yo aparte la vista, el disparo resonó por todo el bosque.
Voy retrocediendo lentamente tratando de no hacer ruido, uno de los hombres vuelve a disparar, se que algún otro iluso caerá en la trampa y acabara como la pobre chica o alguno de los otros cuerpos. Intento respirar tranquilamente pero siento que cada movimiento me delatara ante los cazadores. Tropiezo con unas ramas y el dolor de mi muñeca regresa, estoy a punto de gritar pero unas manos fuertes me lo impiden. Entro en pánico y trato de golpear a mi retentor lo más rápido que puedo pero él no me suelta.
Me sigo retorciendo como enloquecida y unas lagrimas afloran de mis ojos tengo demasiado miedo y hago movimientos involuntarios y tontos. En eso él saca una navaja y me apunta con ella, intento gritar pero su mano amortigua el grito. Siento un dolor punzante en la parte derecha de la garganta que se extiende por toda esta, mi sangre empieza a salir de mi cuerpo y venas, me empiezo a atragantar con mi propia sangre mientras el “gentilmente” me deposita en el suelo. De pronto observo como él se empieza a alejar sin siquiera regresar la mirada, tengo frio y miedo, poco a poco el sueño me va ganando y cierro los ojos. Mis músculos se relajan y mi alma deja mi cuerpo atrás, ya no tengo ni frio ni calor, no siento miedo pero tampoco felicidad o alivio, no siento nada, no soy nada.