La casa de los espejos.

La casa de los espejos​

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Estaba oscuro; apenas habían unas pequeñas luces, además de lo que podía alumbrar con su teléfono celular.



Cerró sus ojos encogiéndose en el suelo de ése lugar, dándose por vencida, percatándose de que su corazón comenzaba a correr y correr. Lo sentía; estaba comenzando a sonrojarse. Levantó su rostro tímidamente, temiendo encontrarse con ese muchacho, y posó su mano sobre su acalorada mejilla mirándose al espejo; no soportó verse así.



Con sus ojos cristalinos, escondió su cara entre sus rodillas. ¿Qué haría? No sabía el camino hacia la salida; se había extraviado al intentar escapar de él. Tampoco era buena idea gritar, ya que le ayudaría al chico a encontrarla. Lo único que le quedaba era esconderse con la esperanza de no ser vista…



Unos pasos a lo lejos la encarcelaban en sus pensamientos, sintiendo como él se arrodillaba frente a ella. Pudo apreciar su perfume…, tan masculino y encantador que la adormecía e hipnotizaba, haciéndola querer abalanzarse a él y no escapar de la seguridad de sus brazos; pero no, no quería terminar lastimada junto con sus amigas consolándola, o no querer siquiera levantarse de la cama, sin aparecer en unos cuantos días por el colegio.



Las cálidas manos de él vendaron sus ojos, mientras él sentía las pequeñas lágrimas en sus palmas. La llevó hacia atrás recostándola delicadamente en el suelo helado. Paralizada por los sucesos que estaba viviendo, ella sólo sentía como él estaba encarcelándola con sus brazos, obstruyendo su vista, dejando su ser como un misterio. Bajó hasta la altura de su oído, lo que ella dedujo al sentir los suaves mechones de su cabello rosando su mejilla. —Con permiso… —le susurró seductoramente. Su voz susurrando en su oído con ese tono tan sensual despertaba su nerviosismo y desesperación, haciendo que un escalofrío recorriera su cuerpo.



La joven sentía como su pecho se oprimía a cada segundo que lo sentía más cerca de ella.


Él sabía sus puntos débiles; el que le hablara así, sin perder la ternura en esas palabras que le recitaba acompañadas de tan melosa voz, era una de ellas.


Estando únicamente solos allí… se acercó y rozó sus labios, disfrutando de su dulzura, sintiendo la respiración entrecortada de la joven que tenía acorralada debajo de sí.

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A fin de cuentas, lo que había escuchado hace unos años, era cierto: “Por el amor, uno es capaz de hacer cualquier cosa” , sólo que nunca pensó que llegaría al punto de perseguir a la joven que había flechado su corazón.

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La casa de los espejos tiene varios sentimientos ocultos que cada uno puede descubrir. Siendo terror, te asustarás por lo que puedas encontrar allí por más mínimo que sea; siendo amor, tu corazón experimentará el único sentimiento que la otra persona junto a ti te transmita al probar tus labios, sellándolos únicamente como suyos.


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Si tengo algo para criticar, denme con todo! Quiero mejorar~ (si es posible O.o) xD
Gracias por leer. <3 Un abrazo~