La Boda (Shikatema)(Kankusari)(Gaamatsu)

A las nueve de la noche, Shikamaru se encontraba de nuevo apoyado en la barandilla del pequeño balcón; esta vez esperaba a la rubia. El jardín estaba completamente iluminado con pequeñas antorchas y cientos de lucecitas de color dorado. En uno de los laterales, junto a la pista de baile, había una orquesta, que también tocaría en la boda. Los más pequeños, habían sido mandados a la cama, pero Tooru y Konan asistían emocionadas a su primera fiesta con mayores. Las dos jovencitas se lo pasaban divinamente yendo de un lado para otro, cogidas del brazo y cuchicheando sin parar. El viento transporta un frio típico del desierto y Shikamaru se ajustó mejor su americana negra. Se volteó para mirar hacia el baño casi al mismo tiempo que salía la rubia. Nuevamente se quedó con la boca abierta. Temari llevaba un vestido de gasa en color azul; anudado al cuello, caía graciosamente hasta por encima de las rodillas. Dio una vuelta sobre si misma y miró al moreno.

- Bueno, ¿qué tal estoy? –le preguntó mirándolo de arriba abajo. Estaba muy apuesto con lo que pretendía ser una clase de esmoquin informal. Los pantalones también eran negros, y la camisa blanca carecía de corbata y tenia los dos primeros botones estratégicamente desabrochados. Temari se movía con cuidado subida a unos tacones de diez centímetros.

- La media hora de espera ha valido la pena; estás preciosa. –se acercó a ella y le dio un casto beso en la mejilla. Después cogió uno de sus rebeldes mechas rubias y se lo colocó detrás de la oreja. Temari no quitó sus ojos de los negros de él en ningún momento. Parecían querer decirse muchas cosas que no se atrevían a salir por la boca.- Vas a hacerle sombra a la novia.

- Que tonto eres. –Temari le dio un suave golpecito en el hombro y sonrió. Estaba nerviosa, más de lo normal.- Pero gracias por el cumplido. Tú también estás muy guapo.

- Gracias. ¿Bajamos? –Shikamaru extendió caballerosamente su brazo y lo entrelazó con el de la rubia. Ambos sonreían y se esforzaban por mantener la calma en esos mundos de locos en los que se habían convertido sus corazones.

La familia Sabaku No ya estaba allí sentada y se sonrojaron cuando vieron que eran los únicos que faltaban por bajar. Shikamaru disfrutó viendo como el pelirrojo se sonrojaba cada vez que su hermana recordaba algún momento embarazoso de su vida. Se sentía muy bien, eso de estar rodeado de una familia y respirar el amor que destilaban todos por todos. Incluso los estirados de Sasuke y Neji y la esnob de Ino, habían dejado aparcados sus defectos por una noche. Kankuro tenía un brillo especial en la mirada que se intensificaba cuando miraba a Sari, cosa que era muy frecuente.

- Es un chico estupendo. –le dijo Konan a Sari en el oído mientras miraba como Shikamaru charlaba animadamente con Pain.- Me preguntó porqué Temari lo tuvo escondido tanto tiempo.

- Tal vez es que hasta ahora no había descubierto lo estupendo que era. –contestó la castaña y acompañó su comentario por un suspiro. Se llevó una mano a la frente y miró con inseguridad al resto de su familia.

- ¿Estás bien? Te veo muy nerviosa, y eso en ti no es una característica muy frecuente. –Konan se acarició con ternura su panza y se recostó mejor en la silla.- Pareciera que guardas un secreto que es una bomba a punto de estallar. –rió, pero al ver la cara sonrojada de la pelirroja, se tranquilizó.- No est…

- Bueno, Shikamaru, cuéntanos a qué te dedicas. –pidió Pain. Le gustaba hablar con el prometido de Temari; era un chico mucho más culto que el insulso de Deidara.

- Soy abogado en el mismo bufete que Temari. –explicó él con mucha sencillez.- Mis padres también eran abogados, así que se puede decir que llevo la profesión en la sangre.

- Estás siendo muy humilde, amor. –esa palabra fue como una caricia para Shikamaru que se volteó a mirar a la rubia a sus ojos aguamarina. Él se inclinó y le plantó un beso en la mejilla. Desde su lugar de preferencia en la larga mesa, TenTen sonrió satisfecha.- Shika es el mejor abogado de Nueva York y pronto será socio del bufete. Los casos más complicados siempre le llegan a él y debo decir que hasta la fecha…no ha perdido ninguno.

- Bueno…no eran casos tan complicados. –repuso el moreno sonrojado. Su mano se entrelazó con la de Temari por encima de la mesa, pero significaba mucho más que un gesto cualquiera o una caricia sin nada detrás. Sus dedos se movían con ternura y suavidad.- Y dejemos de hablar de mí, hoy es la noche de Kankuro y…

- Oh, pero a Kankuro lo tenemos muy visto ya. –rió la mujer Anko.- Y tu eres mucho más interesante. Nunca había conocido a un novio de Temari, y mucho menos a su prometido.

- Anko…-la reprendió su esposo Kakashi.- Discúlpala, su estado la tiene un poco más revoltosa de lo normal.

- ¿Qué estado? –preguntó Kankuro saliendo de la burbuja en la que estaba rodeado por los brazos de Sari. La castaña no paraba de acariciar su cabello castaño como si de un bebé se tratase. La conversación en la mesa se había interrumpido y todos miraban hacia el lado de los más jóvenes y dispares.

- Oh, es que…-comenzó a decir Anko.

- ¡Voy a ser padrino de nuevo! –gritó encantado Naruto, el ya padrino de Itachi.

- ¿Enserio? –Kankuro no podía salir de su asombro ante un sonrojado Kakashi y una sonriente Anko. Se acercó a ellos y los abrazó.- Es el mejor regalo que podíais hacerme.

- Vaya, algo debe de haber en el agua. –comentó Temari en un susurro. Shikamaru se volteó al verla, pero lo que fuera que iba a decir el moreno, fue opacado por la visión de los labios rosas de Temari que esa noche lucían especialmente apetecibles. Se fue inclinando hacia delante para besarla, pero…

- Solo falta que Shikamaru y Temari anuncien que también esperan un bebé. –comentó Sasuke

Toda la atención de la mesa se centró en esta pareja que se separaron cual resorte. El corazón de Temari latía acelerado y deseaba que la tierra se la tragase en ese mismo momento. Aunque lo peor era desear ese nuevo beso que siempre se veía interrumpido y nunca terminaba de llegar. Desvió la mirada para encontrarse con los ojos marrones de Sari que le devolvió una sonrisa tímida y nerviosa. Shikamaru estaba bastante desconcertado y solo atinó a rascarse la cabeza. Cuando ya casi estaban terminando el postre, la rubia se levantó y tintineó una copa para que todos le prestaran atención.

- Bueno, este año me ha tocado hacer a mí el discurso del cumpleaños, supongo que para que vaya ensayando para el de la boda. Kankuro ha sido mi amigo y mi hermano desde siempre. Que viejos somos, hermano. Durante años fuimos, junto a nuestro hermanito Gaara –dijo mientras le revolvía el pelo- un trió inseparable; hemos estado juntos en los momentos más importantes de nuestras vidas, y te llevas a una de las mujeres más importantes de mi vida. Las otras también están aquí. –hizo una pausa para mirar a todas sus amigas, y prácticamente familia- Me siento orgullosa de ser tu hermana, Kankuro. Te deseo un feliz cumpleaños y una vida plena de felicidad, también. Y ya no me enrollo más porque entonces no tendré nada que decir el día de la boda. –todos rieron y alzaron sus copas.- Por Kankuro.

- Yo quisiera decir también unas palabras, si se me permite. –dijo Sari levantándose y sorprendiéndolos a todos. Llevaba un bonito vestido en gasa roja y el cabello ondeaba suelto en su espalda. Sus manos temblaban ante el anuncio que tenía pensado hacer y desvió sus ojos hacia Temari.

La rubia era la única que sabía su secreto y le guiñó un ojo en señal de ánimo. Sari cogió la mano de Kankuro y se volteó directamente hacia él.- Este es tu último cumpleaños soltero y…vas a recibir dos regalos que espero que te sean muy especiales. No soy muy buena dando discursos en público, así que no me voy a demorar demasiado. Solo quiero que sepas que no podría haber dado este paso con otra persona que no fueras tú. Desde la primera vez que vi tus ojos, me hipnotizaste y…bueno…mi regalo aun tardará unos meses en llegar pero… Sasuke, me temo que erraste en la siguiente pareja de tu lista.

- Dilo ya, Sari. –la acució Sakura que se había dado cuenta de lo que quería decir la castaña. A su alrededor los únicos que parecían no haber captado aun el mensaje eran los hombres. Temari enlazó su mano con la del moreno por encima de la mesa y compartió con él una fugaz mirada antes de volver su atención a Sari.

- Kankuro… ¿qué te parecería ser papá dentro de siete meses? –preguntó la castaña muy deprisa. Enseguida la mesa se llenó de murmullos y exclamaciones de sorpresa, pero todas fueron positivas. El castaño miró a su prometida y casi se cae de la silla; se levantó algo torpemente y la cogió de las manos sin quitarle los ojos de encima. Era como si estuvieran solos.- Estoy embarazada, amor.

- Te quiero, te quiero. Gracias –fue lo único que pudo decir Kankuro con voz entrecortada. Se llevó las manos de Sari a los labios y las besó antes de abrazarla y besarla en los labios también. – ¡Tendré un Kankurin al que cuidar!

- Feliz cumpleaños, amor. –le murmuró Sari en el oído y ahogando las lágrimas de felicidad que pugnaban por salir de sus ojos color chocolate.

Más tarde, cuando la comida ya había hecho su efecto en todos los presentes, llegó el momento del segundo regalo de la novia. Con una serenidad pasmosa, que no hacía más que enmascarar su nerviosismo real, Sari fue hacia el escenario y cogió el micro. Miró las caras de sus familiares y supo que estaba en el sitio correcto, una vez más, para lo que estaba a punto de hacer. Ese no solo iba a ser un regalo para Kankuro, sino que también para todos los demás.

- Hace muchísimos años hice una promesa; renuncié a algo por el bien de una de las personas que más quiero. –pensó en su madre, - Pero esta noche, y de nuevo por amor, voy a romper esa promesa. –miró a Kankuro.- Mi amor, siempre quisiste escuchar mi voz entonando una canción…y esta noche por fin llegó el momento. Espero que no olvides nunca este cumpleaños tan especial. Felicidades.

Te quiero y creo que este mundo es muy pequeño,
no cabe en el todo lo que yo siento.
Te quiero y pienso
que el tiempo no ha borrado nuestros sueños,
que cada día es más grande y más perfecto.
No miento si te vuelvo a recordar…que te quiero.
Es grande y muy cierto te adoro,
eres mi risa mi llanto y mi tesoro,
nunca, nunca te me vallas a escapar.
Y te quiero es grande y muy cierto te adoro
eres mi risa mi llanto y mi tesoro,
nunca, nunca te me vallas a escapar.
Te quiero y espero que tu amor sea sincero
pues yo sin tu calor me desespero.
te quiero y no puedo imaginar
mi vida sin tus besos tus caricias,
tus abrazos, tus excesos.
No miento si te vuelvo a recordar
que te quiero.
Es grande y muy cierto te adoro,
eres mi risa mi llanto y mi tesoro,
nunca, nunca te me vallas a escapar.

Todos se quedaron callados y vieron como la castaña entonaba una canción de amor con su voz de ángel; a Hinata se le saltaron las lágrimas y a Ino casi que también. Kankuro no pudo deshacer el nudo que se había formado en su garganta y le agradeció el gesto a su prometida con un largo y profundo beso que fue interrumpido por los vítores de Kiba y Naruto. La cena se prolongó hasta las once de la noche, y después se pusieron todos a bailar. Temari se quedó sentada en su silla viendo como Shikamaru bailaba primero con Konan y después con Tooru. Estaba tan ensimismada mirándolo que casi no se dio cuenta de que TenTen se sentaba a su lado con una sonrisa en los labios. Alargó una mano que se encontró con la de la rubia por encima de la mesa.

- Tú también eres sumamente importante para él, Tem. Se ve en su mirada; tú serás su compañera de viaje y estarás junto a él. Una madre puede dar mucho amor, pero existe otra clase de amor…que solo le puedes dar tu. Shikamaru perdió a sus padres y no conoció ese amor, no le niegues la oportunidad de ser feliz –el tono de TenTen cambió y añadió como si nada.- El amor es apostar, nunca temas a exponer tus sentimientos.

- ¿Y el dolor? –la voz de Temari era un susurro.

- El dolor forma parte de la vida como tantas otras cosas. Pero si te niegas el amor por miedo a las cosas malas…también te estarás perdiendo las buenas. Shika y tú estáis hechos el uno para el otro, a pesar de que la mayoría del tiempo no os deis cuenta. –levantó la vista y sonrió.- Ahí viene Romeo –se levantó del asiento, besó al moreno en la mejilla y se marchó.

Shikamaru ocupó el sitio de TenTen a su lado y se la quedó mirando durante unos segundos. Temari tenía la mirada perdida y las manos le temblaban ligeramente. Era la segunda vez que le decían ese día que tenía que arriesgar su amor por Shikamaru. Pero lo más desconcertante era comprobar que efectivamente sus sentimientos estaban cambiando. Su corazón se aceleraba al pensar que algún día el moreno encontrara un amor duradero y desapareciera de su vida. No podía vivir sin él, necesitaba respirar su mismo aire, estar a su lado, sentirlo… ¿besarlo? El beso del ferry…ahí fue cuando toda la barrera de Temari se cayó al suelo. Levantó sus ojos aguamarina y lo miró; esa negrura era la noche.

- ¿Porqué nunca me has hablado de tu madre? –ella habló primero, para sorpresa de él. El viento movía sus cabellos rubios salpicados de pequeñas dalias azules- Podría haber comprendido muchas cosas.

- Aun me duele hablar de ello–se acercó con su silla más a ella y se inclinó para pegar sus cuerpos- Sabes, ese día corrí hasta el hospital que se encontraba al otro lado de la ciudad lo más rápido que mis pies me daban, llovía, por eso el accidente. Haría lo mismo por ti en cualquier momento.

- ¿Tan importante soy para ti? –hizo la pregunta con dulzura, no altivez. Tenía mucho interés en su respuesta. Temari comprendía que debía de aclarar su mente antes de regresar a Nueva York. ¿Y si todo eso se debía al ambiente amoroso que rodeaba a esa familia?

- Muy importante, más de lo que te imaginas. Eres mi única familia, eres la persona que más se ha colado en mi corazón. –Shikamaru estaba desgranando sus sentimientos de una forma muy particular. El corazón le latía apresurado y un sudor frío bajaba por su espalda.

- ¿Por qué? ¿Por qué soy importante para ti, Shikamaru? Sigo siendo la misma de siempre. La chica que te sacaba de quicio cuando entraste a trabajar en el bufete y que después ayudaste cuando se dio cuenta de que era una estúpida por estar con una persona que la despreciaba.

- No hagas eso; no hables así de ti misma. –Shikamaru alzó una mano y la apoyó en el mentón para que ella volviera a mirarlo.- ¿Quieres saber por qué eres importante para mí? Pues por todo y nada a la vez. Porque lo sé y no lo sé. Porque me gusta sentirte a mi alrededor, me gusta cuando me sonríes o me hablas con la mirada. Porque eres mí mejor amiga y a la única que le confieso todos mis secretos; porque eres tú, mi princesa; y porque te quiero. ¿Te basta eso?

La orquesta contratada comenzó a tocar una lenta balada de Elvis Presley y los novios y sus invitados aprovecharon para bailar en medio de la pista. Sin embargo, la letra de Can't Help Falling In Love With You parecía que estaba hecha para la más grande de los Sabaku No y su moreno “amigo”.

Temari se lo quedó mirando y una sola lágrima bajó por sus mejillas sonrosadas. Shikamaru había dicho muchas cosas y todas eran muy significativas. Es cierto que había amor, pero los dos sabían que este ya había traspasado los límites de la amistad. Todo el mundo se había dado cuenta antes que ellos, pero en sus manos estaba preservarlo. Se pasó la lengua por los labios y llevó una de sus manos a la mejilla del moreno. Él se volteó para besarla ligeramente, pero Temari lo retuvo agarrándole la otra mejilla con la otra mano.

- Shika…bésame. –le pidió de igual forma que en el ferry. Solo que esta vez no estaba la excusa de comprobar nada. O tal vez sí; ambos necesitaban comprobar que lo que sentían era real. Shikamaru la miró, escrutó sus ojos aguamarina y después se levantó, la ayudó a ella y colocó sus manos en la pequeña cintura. Temari respiraba acelerada, pero entreabrió los labios para acoger a los del moreno.

Se besaron de manera más pausada, aunque con la misma intensidad. Sintiendo como el calor crecía entre sus cuerpos, Temari provocó la separación. Los labios de Shikamaru estaban rojos e hinchados, al igual que los suyos; puso un dedo en ellos…y cedió al deseo de besarlos de nuevo. Le pasó los brazos por el cuello y pegó su cuerpo al de él. Shikamaru correspondía con ganas, a pesar de estar tan confundido como ella. Cuando se separaron, se quedaron mirando a los ojos de nuevo, no sabían si estaba bien lo que habían hecho o no, pero era lo que deseaban. Temari se llevó una mano a la boca y después salió corriendo hacia su habitación y dejando a un desconcertado chico de pie junto a la mesa.

- ¿Por qué me desconciertas tanto, Tem? –preguntó el moreno a nadie en particular y caminó hacia la playa. Como siempre, había demasiados sentimientos y palabras que analizar. La brisa del mar le azuzó los cabellos pero el calor interno que recorría su cuerpo no remitió. Se sentó en la arena y miró hacia esa agua oscura intentando desgranar cuales habían sido las intenciones de ella. ¿Podría Temari corresponderle de alguna forma?

Sentada en una de las mesas más cercanas a la casa, Ama TenTen había observado todo con sus ojos marrones. Sus labios estaban curvados en una media sonrisa coqueta y sus manos tamborileaban encima de la mesa. Sentía que pronto se produciría un cambio importante en la vida de su amiga y de su "novio". El amor era un sentimiento que cuando venia no se le podía ignorar. Miró hacia el cielo y fijó sus ojos en la estrella más brillante.

El sonido de la orquesta cambió y una nueva canción comenzó a sonar. Al son de What A Wonderful World, las parejas apenas cambiaron sus posturas y siguieron bailando igual de acarameladas. Hasta Tooru y Konan habían conseguido que unos jóvenes camareros se ofrecieran a bailar con ellas. Las dos quinceañeras estaban muy felices y no dejan de mandarse gestos la una a la otra. Kankuro y Sari, que bailaban muy estrechamente y se prodigaban besos y caricias en medio de la pista, miraron extrañados, por un momento, el sitio por donde había desaparecido Temari. La castaña meneó la cabeza y suspiró.

- No se dan cuenta de lo enamorados que están. –dijo abrazando a Kankuro y apoyando la cabeza en su hombro.- Me refiero a Shika y a Tem. Te juro que no los entiendo como pareja; llegué a pensar que todo esto era un teatro que se habían montado entre los dos, pero no. Solo hay que verlos juntos para darse cuenta de que están enamorados y se quieren de verdad.

- ¿Te he dicho ya lo hermosa que estás esta noche? Eres preciosa. –Kankuro alzó una mano para acariciarle la mejilla derecha; después la besó dulcemente.- Todavía no me puedo creer que vayamos a tener un bebé, un mini Kankurin correteando a nuestro alrededor. –añadió con una sonrisa.- Gracias; gracias por hacerme tan feliz. Te quiero, te amo y te adoro. –la besó en los labios con cada declaración.

- Te quiero, te amo y te adoro. –repitió ella con una gran sonrisa y un leve sonrojo en sus mejillas. Sari era sumamente feliz y se le notaba en cada gesto.

Aquella noche ni Shikamaru ni Temari pudieron dormir. Cuando el moreno retornó a la habitación eran cerca de las dos de la madrugada. Temari parecía dormir acurrucada en uno de los laterales de la cama y tapada hasta el cuello con el edredón. Mejor, porque Shikamaru no habría sabido qué decirle. Estaba casi tan confundido o más que ella, y lo único que tenía claro es que la amaba.

Se quitó los zapatos, los pantalones y la camisa y los dejó tirados de cualquier manera en el suelo. En silencio se metió en el otro lado de la cama, procurando que el fardo de almohadones que delimitaba su espacio no se deshiciera. Se quedó mirando el suave subir y bajar de su respiración en la espalda de ella a través de la oscuridad. Alzó una mano temblorosa y la colocó en el hombro levemente descubierto. Su piel era tan suave…Shikamaru habría dado cualquier cosa por dormir abrazado a ella. Tan solo eso, abrazándola.

- ¿Porqué me desconciertas tanto, Tem? –repitió la pregunta que se había hecho en la playa y de nuevo le respondió el silencio. Apartó la mano del hombro y se dio la vuelta en su lado.

Temari abrió sus ojos color aguamarina y clavó su mirada en la mesilla de noche. No estaba dormida como había supuesto el moreno y había sido consiente de cada movimiento, cada gesto y cada palabra pronunciada. A ella también le desconcertaba toda esa situación, pero más aun desear sentirse rodeada por los brazos de Shikamaru y sentir de nuevo sus labios contra los suyos. Realizó un suspiro apenas inaudible y cerró los ojos. Mañana sería otro día

http://www.youtube.com/watch?v=GnM9gsD-ycY

Valió la espera, digo yo?
¿Qué piensan del nuevo integrante, Kankurin?
¿Temari se dio cuenta de sus sentimientos?
¿Pronostico para el próximo capitulo?

 

Traigo una supresa que les va a gustar ;) Las cosas se ponen interesantes…si quieren saber el por qué lean y comenten maj@s.

Cuando a la mañana siguiente abrió los ojos, a Shikamaru no le extrañó ver que Temari no estaba. Sus ojos estaban velados por un tupido manto gris y sentía la boca reseca. Agarró la almohada de ella y se la acercó al rostro para aspirar su olor. Ese olor que estaba consiguiendo conquistarlo de nuevo. Parecía mentira que cuatro días antes, en Nueva York, ninguno de ellos pudiese pensar en más que una amistad; estaban tan seguros, que ahora la incertidumbre daba miedo.

Con un suspiro, Shikamaru se levantó y fue hasta el baño; se aseó y salió de nuevo ya vestido. Por pura inercia, abrió las cortinas del balcón y se asomó. A excepción de los trabajadores, que seguían preparando la boda, no había nadie. Desvió la mirada hacia el reloj de la mesilla de noche y vio que eran las ocho; demasiado pronto, pero él no podía dormir más. Bajó las escaleras presuroso e hizo una parada en la cocina. Cogió una manzana y salió al exterior. La brisa del mar y el sonido de las olas le tranquilizaban, así que fue hacia allí. Siguió el camino que bordeaba el jardín hasta salir a la playa; y fue ralentelizando sus pasos cuando la vio a ella.

Temari estaba sentada en la arena de la playa; llevaba un vestido largo de tirantes de color blanco y tenía las piernas recogidas contra el pecho. La barbilla apoyada en las rodillas y la mente perdida en la inmensidad del océano. No se explicaba su forma de actuar de la noche anterior y no sabía si tenía que pedir disculpas o no. Se pasó una mano por el cabello que era vapuleado por el viento con la misma cadencia que lo haría con una flor. Sabía que ese viaje marcaba un antes y un después en su relación con Shikamaru. Pero lo que más deseaba Temari, era un nuevo beso del moreno; sentir todo lo que sentía cuando sus labios estaban juntos. Shikamaru se sentó a su lado, como la noche anterior, y no dijo nada. Desvió sus orbes negras hacia el mar en calma y jugó con la tierra en sus manos.

- Hoy te has levantado temprano. –observó de manera trivial. Lejos quedaban los días en los que se abrazaban sin ningún tipo de connotación romántica.- Ya no me acordaba de lo mucho que me gustaba el salvaje mar del Atlántico. Antes tenía una casa de veraneo por aquí, pero la vendí para pagar la universidad.- al ver que la rubia no se dignaba a hablar, él siguió- Tienes una familia maravillosa, Tem; y te envidio por ello. Debes de estar muy orgullosa. –dijo Shikamaru sin quitar la vista del mar.

- Lo estoy. Pero también me siento orgullosa de que tú formes parte de ella. –el moreno ladeó la cabeza para mirarla.

- Tem, ¿por qué no has vuelto a salir con nadie desde lo de Hidan?

- Yo…no lo sé; supongo que porque no quiero sentirme herida de nuevo. –contestó ella asombrada por la pregunta. Esperaba alguna sobre lo ocurrido la noche anterior, pero no esa.- Hidan me hizo mucho daño; no soportaría volver a…

- Sabes que yo nunca te haría daño, ¿verdad? –Shikamaru colocó una mano en la espalda de ella y a
pesar de la brisa, Temari la sintió muy caliente sobre la fina tela del vestido.- No sé lo que nos pasa, pero estoy dispuesto a averiguarlo si tú lo estás.

- Tengo miedo, Shika. –sus palabras eran tan sinceras que el moreno sintió un escalofrío rodar por su espalda.- Siento que desde que aterrizamos en Japón, no soy la misma. Y no me gustaría que después de esto estuviéramos en una misma habitación y sin embargo que nos sintiéramos muy lejos el uno del otro. Puede sonar infantil pero es así como me siento. Como si estuviera al borde de un precipicio y…

- A veces no hay que pensar tanto las cosas, Tem. Hay que arriesgarse. –hay estaba otra vez la palabra.- Aunque siempre podemos dejarnos llevar y ver adonde nos llevan estos sentimientos. –Shikamaru todavía no podía revelar sus sentimientos sin estar seguro de que serían bien acogidos por la rubia. Era una situación difícil en la que se encontraba.

- Me gusta cómo suena eso de dejarnos llevar. –su débil sonrisa no hacía más que aplacar el nerviosismo interno que amenazaba con consumirla. Retuvo sus manos en su regazo y las apretó con fuerza, a fin de que Shikamaru no se diera cuenta del temblor que las embargaba. Levantó su mirada aguamarina para encontrarse en la negra del moreno; lo sentía muy cerca suyo.- Shika…

Pero fuera lo que fuera que tenía pensado decir, fue acallado por la presión de los labios del moreno contra los suyos. Temari sentía que el corazón se le saldría por la boca en cualquier momento, pero a pesar de ello, fue capaz de corresponder al beso con entusiasmo. Shikamaru se incorporó levemente para rodear con sus brazos la cintura de Temari. Ella, con las manos aun en su regazo, movía sus labios como si no fuera a haber un mañana. Él subió su mano izquierda hasta la mejilla de ella y se la acarició con una ternura pasmosa. Se inclinó un poco más, hasta que prácticamente estuvo encima de ella, y Temari terminó recostada contra la arena. La suave brisa del mar movía sus cabellos y no le quedó otra que abrazar la amplia espalda del moreno. En ningún momento sus labios se habían despegado y podrían haber seguido así mucho tiempo si no hubiera sido por la llegada de los sobrinos de Temari. No se habían dado cuenta y el sol ya estaba en su lugar dentro del cielo.

- Me gusta lo que hacemos cuando nos dejamos llevar. –sonrió Shikamaru. Se incorporó levemente y vio como Temari se había sonrojado. Sus labios más gruesos de lo habitual eran una prueba tangente de la pasión contenida que aguardaba en sus corazones. A Shikamaru le encantaba cuando ella se sonrojaba y no pudo resistirse a besarla de nuevo. Fue un beso breve, porque los niños ya estaban demasiado cerca.

Los niños venían corriendo y seguidos por un rezagado Yuuki de cinco añitos. Llevaban en sus manos un balón y parecían muy emocionados; al fin habían conseguido convencer a sus padres de jugar un partido todos juntos.

- ¡Tío Shika, vamos a jugar al fútbol! ¿Te apuntas? –dijo Sora. Se parecía mucho a su padre, con el
cabello castaño y dos dos marcas rojas, los ojos azules de su madre eran la diferencia. Llevaba en la mano el balón.

- Papá también va a jugar y todos los tíos, ¡hasta tía Matsuri! –informó Deisuke. Era un niño delgaducho, con el cabello azabache y los ojos jade de su madre. Los dos dientes de delante se le habían caído y eso hacía que sonara muy gracioso cuando hablaba.

- Eso de que juega vuestra tía Matsuri tengo que verlo. –Temari se río contagiando a sus sobrinos.
Shikamaru también lo hizo, aunque de forma mucho más discreta. Los dedos de Temari se entrelazaron brevemente con los suyos e intercambiaron una mirada. Ella hizo un imperceptible movimiento afirmativo y el pelirrojo después de darle un beso en la mejilla se levantó. Le quitó el balón a Sora y echó a correr camino hacia la mansión no sin antes susurrar “un que problemático”.

- ¡A ver quién es el listillo que me lo quita antes!

- ¡Eso no vale, tío Shika! –gritó Tsuki que echó a correr detrás de él.

Con los tres niños jugando con Shikamaru, Temari se quedó sentada unos minutos más en la arena; disfrutando de la tranquilidad y el lenguaje de las olas. Todos parecían haber olvidado al pequeño Yuuki, que se entretenía cogiendo piedras brillantes y echándolas en su cubo amarillo. Temari levantó la cabeza cuando el niño llegó hasta ella y sonrió.

Llevaba un gracioso gorrito azul e iba descalzo. Sus facciones de niño pequeño estaban coronadas por unos enormes ojos azules y una sonrisa mellada. La castaña alzó una mano a modo de saludo, y sin que nadie le dijera nada, el niño se sentó en el regazo de la rubia y comenzó a tirar las piedras al mar. A unos cincuenta metros de donde estaban, Temari pudo ver a Kakashi y Anko paseando por la playa. El rubio tenía a su esposa cogida por la cintura y no escatimaba carantoñas que hacían sonreír a la morena.

- Vaya, qué piedras más bonitas tienes ahí. –Temari bajó la cabeza para ver el cubo casi lleno de Yuuki. El niño se echó para atrás y apoyó la cabeza en su pecho. Sus ojos eran azules, aunque no tan intensos como los de Ino- ¿No quieres ir a jugar con los demás? –Yuuki meneó la cabeza.- ¿No? Bueno, pues nos quedaremos un ratito aquí, tú y yo.

Estuvieron quince minutos, hasta que el rubito se cansó de tirar piedras al agua. Temari se levantó y le dio la mano para volver caminando hasta la mansión. Fueron por la orilla, dejando que el agua fría mojara sus pies cuando las olas rompían en la arena. Yuuki reía contento y de su boca salía un ruidito al tiempo que daba saltitos. La rubia se reía mucho con él y apenas prestaba atención al bajo de su vestido que estaba totalmente empapado.

Para subir las escaleras de acceso a la casa, Temari cogió a Yuuki en brazos y él supo agradecérselo apoyando la cabecita en su hombro. Cuando llegaron al jardín, el juego hacía rato que había comenzado y los ánimos estaban muy caldeados, aunque sin perder ese amor que los caracterizaba. Matsuri jugaba, efectivamente, pero también Konan, Sari y Hinata.

Se quitaban el balón unos a otros y no podían reprimir la risa. Pain y Konan celebraban sus goles dándose un beso, sin importar que jugaran en equipos contrarios. Temari se sentó en el porche, debajo de la carpa y dejó al niño en el suelo. A su lado, Konan y Tooru se pintaban las uñas de un color rosa eléctrico, Ino leía una revista de moda, el niño le echó los brazos al cuello y le dio un beso en la nariz, aplacando la regañina que le iba a dar, y Sakura, animaba a su hijo a voz en grito. Del interior de la casa salió TenTen, que enseguida animó junto a Sakura su hijo Kyo.

- ¿Dónde has estado, cielo? Me tenías preocupada. –Ino hablaba con su hijo el lenguaje de los signos, pues el niño era mudo. Había nacido ya así, pero lejos de amargarse, todos lo trataban como a un niño normal. Yuuki miró a su madre, sonrió y frotó su nariz con la de ella. Temari los observaba; Ino podía ser muy estirada, pero cuando estaba con su hijo toda máscara desaparecía.

- Ha bajado a la playa y nos hemos entretenido tirando piedras al mar. –explicó la rubia con calma.- Lo hemos pasado muy bien, pero el agua estaba un poco fría, ¿verdad, pequeño? –el niño que entendía perfectamente lo que le decían, asintió con la cabeza y luego la dejó caer en el pecho de su madre.- Es un niño muy guapo.

- Tienes mano con los niños, Tem. Yuuki no se va con cualquiera; y eso dice mucho de ti. Gracias por cuidar de él. –Ino sonaba sincera cuando habló.

- No ha sido nada. –la rubia volvió su atención al juego cuando el balón iba directo a la cara de Shikamaru. Se levantó de un brinco de su asiento y vio como Shikamaru caía al suelo mientras se sobaba el rostro. Matsuri, que había sido la que había lanzado, se quedó un poco desconcertada y luego fue a ver a Shikamaru. Temari corrió hacia allí; el moreno aullaba de dolor y por entre la palma de sus manos se filtraban unas gotas de sangre. Tenía la nariz magullada y el labio inferior partido. Ella se arrodilló a su lado y le ayudó a poner la cabeza hacia atrás.- ¿Qué ha pasado?

- Lo siento, lo siento, no era mi intención, Shika –se disculpó Matsuri

- La culpa es tuya, por estar distraído mirando a otro lado. ¿Qué estabas mirando? Bueno, da igual, ya me lo dirás más tarde. –dijo Sari consultando su reloj de pulsera.- Hemos de darnos prisa si queremos ir al hospital y después al salón de baile de la señorita Trelowney. Solo nos queda hoy para ensayar, ya mañana llegan los demás y comenzaran las actividades por pareja. –completó su discurso con cuatro saltitos y dando palmas con sus manos.

- ¿Qué salón de baile? –Temari descuidó momentáneamente al moreno para mirar a Sari; este se quejó y se incorporó levemente del suelo. Apoyó la espalda y la cabeza en el pecho de Temari y cerró los ojos.- Perdona. ¿Cómo estás? ¿Crees que puedes levantarte? –Shikamaru asintió y entre Kankuro y Temari lo levantaron.- Entremos.

El moreno rezongaba mientras subían las escaleras hasta su habitación. Se dejó caer en la cama nada más entrar y siguió con la mirada a la rubia

- ¿Adónde vas? Estoy herido, no me dejes solo, Tem.

- Solo voy al baño, a empapar una toalla con agua fría. –ella salió con la toalla y se sentó a su lado en la cama. Le apartó las manos de la cara y fue limpiando con ternura todo rastro de sangre. Él no quitaba sus ojos de los de ella y a pesar del dolor que le produjo, sonrió. Estaba muy bonita con su semblante concentrado. Apartó la mano ligeramente cuando él se quejó.- Lo siento, intentaré ser más suave.

- Es solo el labio, me duele. Que problemático –explicó él haciendo un esfuerzo. Ella volvió a presionar sus heridas con la toalla húmeda y él respiró tranquilo. Shikamaru la miraba con ojos embelesados y no se perdía ninguna de sus expresiones

Un suave golpeteo en la puerta les hizo voltearse a ambos. Al otro lado estaba TenTen con su enigmática sonrisa de siempre; de su mano agarrado fuertemente venía Yuuki. El niño llevaba un pequeño ramillete de tres flores amarillas. TenTen entró hasta sentarse en la butaca que había junto a la cómoda y soltó la mano de Yuuki. Intercambió con el niño unos cuantos gestos y asintió con la cabeza. Shikamaru había vuelto a dejar caer la cabeza en la cama, pero Temari miraba hechizada como Yuuki se acercaba a ella y le tendía el ramillete. La rubia dejó la toalla húmeda a un lado y cogió al niño para subirlo a la cama. Yuuki se quedó sentado muy cerca de ella y Temari le dio un beso en la nariz.

- ¿Son para mí? –dijo cogiendo las flores. Yuuki asintió.- Son muy bonitas; gracias, cielo.

- ¿Qué tal estás Shika? –preguntó TenTen después de haber estado callada hasta el momento. Le gustaba observar a las personas y hacerse una idea de que era lo que pasaba por sus mentes. Y Shikamaru y Temari le eran muy fáciles de leer.

- Estoy bien, TenTen, pero aun me duele la nariz y el labio. –Shikamaru había cogido la toalla mientras Temari se entretenía con el niño. De reojo la miraba y pensaba para sus adentros que cuando llegara el momento sería una gran madre. - Como para mañana no se me haya ido la hinchazón será muy problemático

- No seas tan protestón delante de una dama si no quieres llamar su atención. –murmuró TenTen. Las cosas se estaban desarrollando muy deprisa entre esos dos y afortunadamente no habían necesitado de la mediación de nadie, ni siquiera de ella.

- Que cosas dices, TenTen. –rezongó Shikamaru, agradecido porque la atención de Temari siguiera en el niño y no hubiera escuchado la indirecta de su amiga. La chica se limitó a sonreír y se levantó, haciendo ondear su vestido verde botella.

- Iré a decirle a todos que estás bien. –TenTen se dio la vuelta y se marchó dejando al trío tumbado en la cama.

- Veo que me han quitado a mi enfermera. –observó Shikamaru mirando a Temari y a Yuuki, que sonrió inocentemente.- La próxima vez me aseguraré de estar mirando al balón todo el rato. Bueno, si juega Matsuri de seguro que no habrá una próxima vez. –movió la cabeza de manera dramática. Yuuki rió y se movió en la cama hasta llegar al cabecero mientras los miraba.

- ¿En qué pensabas para no ver el balón, vago? –preguntó Temari cogiendo de nuevo la toalla y presionando las heridas.- Eras el portero, tenias que estar atento a la pelota.

- En ti. Me fijaba en lo bonita que estabas al volver de la playa, problemática. –sonrió.

- Así que estás así por mi culpa.

- Un poco sí; no se puede ser tan buena y tan guapa. Terminas por nublar el sentido de las personas. –Shikamaru hablaba con parsimonia, intentando mover los labios lo menos posible.

- Umm, TenTen tiene razón; eres un adulador. –sonrió ella apartando la toalla húmeda y manchada y dejándola a un lado. Levantó la vista para mirar a Yuuki al tiempo que este fijaba sus ojos azules en ella.- ¿Qué vamos a hacer con tu vago pero adorable tío Shika? –le preguntó al niño.

Yuuki cerró sus ojitos y sonrió. Cuando los abrió, se acercó a Temari gateando por encima de la cama y la miró curioso. La rubia esperaba su respuesta con una sonrisa en los labios. El niño movió su boca haciendo que daba un beso y luego señaló al moreno.

- Quiere que me beses hasta dejarme sin respiración. –apostilló Shikamaru. Yuuki rió y meneó la cabeza negativamente.- ¿Cómo que no, diablillo problemático?

- Listillo. –Temari le revolvió el cabello al niño y después se inclinó hacia donde estaba el rostro de Shikamaru. Le dio un beso en el labio dañado demorándose más de lo normal, y Shikamaru pensó que valía la pena recibir un balonazo si después era recompensado con un beso como aquel. Se quedaron mirando a los ojos fijamente y no notaron con Yuuki daba palmas con sus manitas.- Esperemos que esto ayude a que se cure pronto.

Ei, las cosas entre esos dos van mejorando ¿No?
¿Llego el capi a sus expectativas o me tengo que esmerar más?
¿Parte favorita? ¿Por qué?
¿Expectativas para el siguiente capi?
Gracias por leer :D