La belleza y el dinero no son la felicidad

Titulo: La belleza y el dinero no son la felicidad​

N/A: La protagonista relatara su historia haciendo viajes a su pasado, para dar una explicación su triste presente.​

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Capitulo # 1 “Lo que antes fui y lo que ahora soy”​

Hay momentos en la vida en que pensamos que estamos completamente plenos, que no necesitamos de nada más de lo que ya tenemos; nunca imaginamos que la vida sea mucho más complicada de cómo la imaginamos y que muchos sueños puedan convertirse en terribles pesadillas.

¿Quién soy?...una pregunta que me hago al verme en este pequeño espejo, lo único que puedo llamar mío en este repulsivo lugar.

Mi nombre alguna vez fue famoso y respetado por la sociedad, un nombre que ahora el mundo quiere desechar, cómo la basura que dicen que soy.

Cristina Reynolds…ese es mi nombre pero aquí eso no cuenta, mi nombre no le importa a nadie incluso a mí tampoco me interesa, me acostumbre a la forma en que me llama aquí “reclusa” eso es lo que soy, una mujer que paga un crimen en una inmunda prisión.

Rodeada de mujeres que han cometidos horribles crímenes asesinatos, robos, secuestros incluso terrorismo todas juntas en un lugar.

Mi primer día no fue para nada glamuroso y estoy segura que jamás lo olvidare, al llegar todas las internas me miraron cómo si fuera el juguete nuevo del lugar, me llevaron a mi celda y al sentarme en lo que se le podría llamar cama, tres tipas entraron.

―Vean lo que nos acaba de llegar, una bella muñeca…oye ¿adonde quedo tu pasarela?―Una mujer de cabello negro y de gran altura llegó a burlarse de mí, y no la culpo yo fui una modelo de alta costura y pasar del lujo a la mugre a cualquiera le provocaba risa.

―¡Lárguense de aquí mujeres de quinta!―Les grité estaba tan furiosa que no me di cuenta de lo que hacía, eran tres reclusas de increíble tamaño las que ese día estaban en mi celda, y gracias a mis altaneras palabras recibí la peor golpiza de mi vida.

Pasé casi tres semanas en la enfermería, pero al recuperarme sabia que tendría que volver a ver a esas tipas que me había golpeado, mis abogados hicieron lo posible para que mi celda fuera en el área en donde estaban las mujeres de la alta sociedad, pero no fue aceptada la petición al parecer yo no merecía tal beneficio.

―Lamento decirte Cristina que no pueden cambiarte de celda, hice lo posible para que te transfirieran pero no fue aceptada la petición―Fue lo que mi abogado Josep Morris me dijo él realmente era el único que me apoyó en todo momento, y eso siempre se lo voy agradecer.

Cuando regrese a mi celda la mujer que iba a ser mi compañera fue transferida, así que tuve ese fétido espacio para mi sola por unos días.

Cuando llegaba la hora de “socializar” en el patio yo iba a sentarme sola a tomar un poco de sol, las otras reclusas me molestaba arrojándome pelotas, trapos, rocas lo que encontrarán supongo que fastidiar a la “muñeca de porcelana” era su diversión, y ese apodo me lo gané por mi increíble belleza.

La belleza que poseo me hiso conquistar a los mas galantes hombres, pero aquí sólo me trae problemas, hubo un momento en el que comprendí que tenía que darme a respetar o terminaría un día muerta en mi celda.

―Oye muñeca de porcelana tengo hambre así que me comeré eso―Dijo Carolina Gómez una mujer morena y de ojos negros, que tomó de mi plato arroz y se lo llevó a la boca pero en menos de un pestañeo me le fui encima, lo que yo ocultaba en ese lugar es que yo era una experta en artes marciales.

Aunque mi aspecto fuera el de una mujer bonita y tonta, yo era todo lo contrario, pero mis abogados por seguridad me recomendaron no utilizar ninguna de mis habilidades, porque podía empeorar más mi situación.

Me acusaron de haber iniciado la pelea y pase en “refinamiento solitario” toda una semana al salir, en mi celda habían organizado una “bienvenida” quince internas, era una pandilla que se hacían llamar “Nenas asesinas” decían tener ordenes de la superior de recordarme que yo había jurado no usar mis habilidades, era estúpido pero sí era cierto.

Grite a lo que dieron mis pulmones pero nadie vino a mi auxilio, me ataron a una silla y me golpearon brutalmente, de nuevo pase tres semanas en la enfermería cómo si mi maldita suerte no era suficiente yo sufría de extorsión, las únicas personas que aún se preocupaban por mi me enviaban dinero, pero ese dinero lo tenía que entregar o me iría peor, al menos eso fue lo que me dijeron.

Aprendí a defenderme de otra manera, no utilizando mis habilidades si no aprendiendo a pelear de forma callejera, y con el dinero que podía esconder conseguí una filosa navaja que me sirvió para darme a respetar.

Sólo he pasado un año en esta maldita prisión y me siento una mujer diferente, al darme al fin un lugar aquí permanecí sin compañera en mi pequeño espacio, admito que lograr un poco de respeto me fue difícil. Tuve que enfrentarme a las “Nenas asesinas” pero no era tonta, pelee con cada una de ellas cuando se encontraban solas y con mi navaja les grave una “C” en el cuello.

Al pensar en lo que me he convertido a veces pienso que la persona que fui murió, y renació alguien nuevo.

Mis días solía pasarlos sola pues no me interesaba hablar con nadie, y al sentir tranquilidad por el hecho que nadie me fastidiara me hacía sentirme bien, el estar en mi burbuja de soledad.

Pero todo cambio hasta que un día la mujer más intimidante y a la vez amigable fue transferida a la celda veinte, mi celda.

―Hola parece que seremos compañeras, mi nombre es Jennifer―La mujer era delgada, de ojos negros y su cabello es ondulado y café, me pareció una chica normal y eso creí hasta que en su presentación incluyo a lo que se dedicaba.

―Estoy aquí porque soy asesina a sueldo―Me dijo eso cómo si fuera algo de que presumir, a mi no me interesaba hacer una amiga y seguí leyendo el libro que una chica me había dado, fue un intercambio ella me dio el libro y yo no le grave mi famosa “C” en el cuello.

Ignore a Jennifer hasta que me tomó del cuello casi estrangulándome, saque mi navaja y le puse el filo en la garganta, nos miramos fijamente y sin poder evitarlo nos pusimos a reír mucho.

―Eres buena para ser una muñequita de pasarela―Se notaba que era nueva ya que nadie me había vuelto a decir eso, un año lleno de peleas había cambiado mi imagen por completo.

―Tu también tienes talento―Le exprese mi admiración por un momento pude sonreír cosa que no había hecho mucho tiempo, ella salió al patio mientras que yo me quede leyendo el libro que enserio me había gustado mucho.

Basto unas horas en el patio para que ella se diera cuenta de todo lo que se decía de mí, cuando sonó la alarma que indicaba la hora de entrar ella llegó con una cara distinta, se sentó en una silla que puso enfrente a mí y me dijo.

―Con que tu eres Cristina Reynolds…no sabía que habías terminado aquí, sabes escuche que eres de lo peor… pero tu ayudaste a varias causas benéficas…―Cuando comenzó hablar comprendí a donde llegarían sus palabras.

―Se que se dijo mucho de lo que hiciste pero…yo fui una de las beneficiadas una obra benéfica que hiciste, nunca creí que fueras culpable de ese crimen tan cruel… ¿dime cómo fue que en realidad llegaste aquí?―No entendí el porqué su voz se entrecortaba, pero su pregunta fue aún más confusa, el mundo supo que fue lo que hice y ella me lo preguntaba cómo si no lo quisiera aceptar.

―No deseas saberlo, además el porqué va más allá de lo que hice…si alguien me lo preguntara yo diría que todo fue producto de mi pasado, y el presente que viví dando como resultado un futuro incierto en esta cárcel―Estaba pasando lo que tanto evite unas lagrimas rodaron por mis mejillas, mi vida tan llena de lujos y comodidad sólo era una fachada, ya que tras de todo eso yo siempre fui una mujer triste.

―Si no deseas contármelo aún…pues háblame de ti de tu infancia o tu familia, de ¿cómo te convertiste en una celebridad?―Ella parecía tener interés en mí, más del que yo misma sentía hacia eso recuerdos que ojala algún día pueda olvidar.

―Está bien te contare cómo era mi vida fuera de este lugar, y cuando llegue el momento adecuado, te contare sobre el crimen que estoy pagando aquí―Así que en un acto al que no estaba acostumbrada, comencé a recordar mi pasado y a relatárselo a Jennifer.

―Empezaré por contarte sobre mi niñez y todo lo que pase…cómo una heredera―Sin más preámbulo inicie mi relato.

Yo era una niña alegre y muy lista, tenía dos hermanos mayores mi hermana mayor Mónica y mi hermano mayor William los tres siempre fuimos muy unidos cuando éramos pequeños, no importaba que pasara nos apoyábamos mutuamente, hasta la en la época que mis hermanos llegaron a la edad de trece y catorce años; yo en esa época tenía diez y ahí fue cuando todo cambio.

Un día mientras todos estábamos sentados en la mesa cenando con nuestros padres, mis hermanos comenzaron a decir comentarios incómodos para mis ellos.

―Mamá siempre me he preguntado…¿Por qué Cristina tiene los ojos grises y el cabello café si ninguno de la familia es así?―Expresó Mónica provocando el enfado de nuestros padres, y un cierto nerviosismo de parte de mi madre July, quien era una importante diseñadora.
Le pidieron que se callara y no dijera cosas sin sentido que me pudieran confundir.
Después de ese día mis padres hablaron con mis hermanos mayores de algo que yo no podía saber, y desde ese momento mis hermanos ya no fueron nunca más los mismos.
Cómo futuros herederos debíamos desarrollar talentos y habilidades que nos fueran útiles, mi hermano William era un virtuoso en el piano, mi hermana Mónica era una gran deportista y yo me incline más a las artes marciales, los tres no asistimos a la escuela hasta la secundaria pues siempre tuvimos tutores.

―Perdón que te interrumpa Cristina… ¿pero nada de eso es malo o triste?―Comentó Jennifer me moleste un poco pero igual le pedí silencio, ella me insistió que hablara de mi y de mi infancia así que no podía seguir si interrumpía.

―El secreto que mis hermanos me guardaron eso fue lo triste―Me limite a contestarle y seguí con mi relato.

Mis hermanos comenzaron a asistir a la academia “J.H.MILLER” una academia de chicos cómo nosotros, herederos y futuros magnates, siempre deteste ese tipo de personas eran falsas y traicioneras, en especial porque el dinero era la vida de todos ellos.

Un día llegaron muchos amigos y amigas de mis hermanos y al verme preguntaron.

― ¿Quién es la bella niña?―Preguntó Robert un joven rubio y encantador que era amigo de mi hermano, mi hermano dijo que yo era su hermanita menor y una risa soltaron todos los odiosos jóvenes presentes.

―Imposible es muy linda y no se parece a nadie de ustedes―Exclamó Bella una chica de ojos azules y piel blanca, entre risas todos empezaron a comentar eso mis hermanos, ellos me pidieron retirarme pero me dio mucha curiosidad saber porque decían eso, ya que mis hermanos había comentado algo parecido antes.

―Les vamos a contar algo sólo porque ustedes son nuestros mejores amigos―Dijo mi hermana Mónica casi en susurro pero yo lograba escuchar.

―Mi pequeña hermana Cristina es adoptada, mis padres la vieron cuando era una recién nacida, la habían abandonado en el hospital y cómo era tan adorable pues decidieron quedársela y educarla, pero ella jamás debe saberlo―Lo que escuche en ese momento fue traumático para la edad que tenia, una niña de diez años no podía entender que fue desechada y recogida cómo si se tratara de una mascota.

Mi hermana y hermano reían de eso cómo si fuese todo una broma, corrí hasta la oficina de mi padre y escuche que hablaban de lo mismo, escuche claramente a mi padre decir.

―Ahora que los chicos saben del secreto de Cristina espero la quieran de la misma forma que siempre lo han hecho, ya que Cristina algún día deberá cumplir el destino que tiene―Mis padres dijeron cosas muy importantes pero yo sólo comprendía parte del “secreto”

Así que me fui a mi habitación y comencé a llorar, no podía creer que era adoptada, era lo peor que me había pasado a esa corta edad, del llanto de me quede dormida, paso la cena y nadie me despertó baje a la cocina y me encontré con un niño que jamás había visto.

― ¿Quién eres tú?―Le pregunté a ese niño rubio de ojos azules, parecía un príncipe a mis ojos pero vestía ropa muy humilde, lo que me molesto en ese momento es que comía de mis galletas.

―Yo me llamo Zack tú debes de ser la señorita de la casa―El niño me habló como si fuese otro sirviente y lo era, el chico era el hijo menor de la ama de llaves quien al verlo cerca de mí, se lo llevó y no me dejo volver hablar con él, pero Zack más adelante sería una de las razones por las cuales yo estoy en este maldito lugar.

Sin nada que perder al día siguiente en el desayuno le dije a mis padres y hermanos que sabía lo de mi adopción, y eso fue un gran escándalo para mi familia, mis padres dieron a conclusión que el único modo que yo supiera el secreto fuese por culpa de mis hermanos, y de castigo los mandaron a los dos a estudiar a un internado en el extranjero, no los vi en años pero tenía a Zack quien se convirtió en mi mejor amigo.

Sin mis hermanos mis estudios se volvieron mucho más pesados, mis padres nunca estaban en casa y el hecho mi adopción pues no lo supere muy rápido, no importaba que fuese una niña linda y que tuviera una juguetería sólo para mi, si nunca podía ir a jugar o al parque y jugar de forma normal.

Mi único consuelo era Zack el y yo jugábamos a escondidas de todos, a mis padres no les agradaba que yo me juntara con los empleados y su madre sabía eso por eso, ella trataba de mantenerlo alejado de mi y cuando se dieron cuenta de lo unidos que éramos, su madre lo mando a vivir con sus abuelos en otro país, así que me quede sola.

―Se que te preguntaras Jennifer ¿Qué tiene que ver todo esto con lo que hice? pues nunca sabes de donde se origino todo, yo estoy consciente que esos eventos de mi pasado me influenciaron un poco, y tú querías conocerme un poco más ¿cierto?―Le dije a mi nueva amiga de una forma extraña me sentí mejor al contar eso, ella me miraba con lastima cómo si lo que yo había relatado la conmoviera mucho.

―Conforme me vallas conociendo Jennifer entenderás porque una mujer que lo tenía todo fama, belleza, dinero, pudo cometer un crimen de esa magnitud por el momento ya es hora que descanse mi mente, si no quieres que ser mi próxima víctima.― Al decir eso sonrió de forma tan sincera, esa misma broma les hice a mis hermanos la única vez que me han venido visitar, y casi corrieron al escucharlo es grato que entre tanta desgracia se encuentre algo esperanza y calidez en una persona.

―Aún tengo mucho que quisiera saber pero tienes razón, mejor hay que dormir o las guardianes nos vendrá a molestar―Musitó Jennifer mientras se acostaba en una de las literas de la celda, ella parecía ser una mujer tranquila y serena, pero logre ver marcas de balas en su espalda y la cara de un bebe tatuado en el brazo izquierdo muy cerca de las cicatrices de balas, y eso despertó mi curiosidad hacia ella, aún no se si podre confiar en ella pero en esta putrefacta vida nada es seguro.

Continuara……………………………………………..

Hola espero que les haya gustado el primer cap. de este fic aún no se de cuantos cap. constara pero es el primer original que hago y sobre el crimen eso se sabrá en la próxima conti, cualquier error que noten me lo hacen saber porfa y observaciones por ser mi primer original no sé si está bien así que cualquier cosa será bienvenida ok. Cuídense y nos veremos en la próxima conti bye.