La Búsqueda

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por JimenaAlonzo, 12 Agosto 2012.

  1.  
    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

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    La Búsqueda
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
    Palabras:
    1024
    La Búsqueda.​


    Prólogo.

    Era de noche, bueno era “la noche”. Esa noche del 29 de enero era especial, la llevaba esperando días y todo porque era mi cumpleaños, para ser exactos mi noveno cumpleaños.
    Había hecho una fiesta durante el día con todos mis amigos con mi hermano y mis padres en la cual me lo había pasado muy bien y lo mejor de todo: Había recibido un montón de regalos.
    Por la noche mis padres me dieron sus regalos y cenamos todos juntos. Creí que nada lo estropearía. Que equivocada estaba…
    Después de cenar paso algo que no pude asimilar, no me lo podía creer. ¡No podía pasar esto, ni hoy ni nunca!
    De pronto, no se ni como, todo fue muy rápido, me encontraba escondida debajo del grifo de la cocina donde guardaba mi madre los productos de la limpieza. Estaba muy asustada y con sangre en la cara.
    Las puertecitas estaban lo suficientemente abiertas como para ver a mis padres y a mi hermano en el suelo, tirados encima de un gran charco de sangre. Temblaba y quería apartar la mirada pero no podía.
    Escuché pasos cerca de mi asi que aguante la respiración por unos segundos y vi a alguien pasar y alejarse por lo que me relajé un poco pero de pronto algo se asomó por la abertura de las puertas y me miró con esos ojos rojos que tanto miedo me daban. Grité.


    Me desperté en mi cama muy asustada y sudando. Había sido esa pesadilla, la que tanto me atormentaba durante estos últimos ocho años. Tenía que superarlo ya.
    Me levanté de la cama y fui hacia la ventana. Todavía estaba muy oscuro, y como fuera había una tormenta enorme me veía en el reflejo de la ventana. Mi pelo largo despeinado de color rubio oscuro caía suelto y estaba pegado al cuello del sudor. Pude ver hasta mis ojos verdes oscuros de mi cara asustada todavía de la pesadilla.
    Desde ese día ya nada volvió a ser como antes, odiaba todo. A mi tía, a esta casa, mi vida. Ahora no tenía ganas ni de ir bajo la lluvia, con lo que a mi me gustaba mojarme.
    Otro relámpago iluminó el cielo asustándome de pronto.
    Me miré al espejo. No me consideraba una chica fea. Era bastante alta, creo que llegaba al metro setenta, de pelo largo y rubio oscuro de ojos verdes como dije antes, con un cuerpo delgado y con buena forma. Mis pechos estaban bastante bien por lo menos para mi. A pesar de eso, todos en esta ciudad me odiaban por lo que pasó hace ocho años.
    Dejé de mirarme en el espejo y decidí irme a la cama pero entonces escuché ruidos abajo y no podía ser mi tía ya que eran las cuatro de la mañana. No se porque pero tuve una mal presentimiento, un escalofrío me recorrió y sentí de nuevo miedo. No me lo pensé y me vestí rápidamente cogiendo una mochila por el camino que tenia preparada, podría llamarse paranoia pero yo estaba segura de que algún día me serviría. Me la colgué al hombro y salí de la habitación con cuidado y en silencio.
    El pasillo estaba todo oscuro y parecía que no había nadie pero en cuanto me acerqué un poco a la habitación de mi tía escuché un grito tan desgarrador que por poco hacía que también gritara yo. Mi miedo incrementó.
    —“Otra vez no”— pensé paralizada en mitad del pasillo. La puerta de esa habitación se empezo a abrir lentamente haciendo que por fin reaccionara, saliendo de ahí y escondiéndome en un pequeño cuarto que hacía de trastero. Dejé un poco la puerta abierta para poder mirar.
    Estaba temblando y sentía pánico, tanto que tenía que concentrarme para controlar mi respiración.
    Escuché pasos cerca de mi acompañados de un ruido extraño pero no pasó nada, simplemente se alejaron. No por mucho tiempo ya que esos pasos volvieron.
    Por si acaso me escondí detrás de la puerta ya que se abría hacia dentro y cogí un bate de beisbol que tenía grabado mi nombre: Maia. Perteneció a mi hermano hace mucho tiempo pero yo le puse mi nombre.
    La puerta se empezo a abrir lentamente dejando pasar la ahora encendida luz del pasillo y a algo más. Era ella, la maquina que estuvo en el lugar del crimen de mi familia aquella maldita noche. Esos ojos rojos que tenía.... Eran iguales o por lo menos muy parecidos.
    Esta maquina encendió una luz que provino de ella y empezó a pasarla por la habitación buscándome. Estaba tan cerca de ella que si extendía el brazo podría tocarla, esta claro que ni se me pasó por la cabeza hacerlo.
    Cuando esta maquina me iba a iluminar y a descubrirme yo le aticé con el bate aturdiéndola unos segundos, los suficientes como para que yo saliera corriendo. Lo malo es que al final del pasillo había otra de ellas pero ni me acercaría ya que las escaleras hacia el piso de abajo estaban antes. Las bajé atropelladamente casi cayéndome.
    —¡Ahí esta!—la persona que gritó eso era un hombre rapado y armado que venía hacia mi junto con las maquinas. Disparó pero no me dio, yo solo seguí corriendo saliendo de la casa y metiéndome en la espesura del bosque en medio del chaparrón que caía.
    Corrí y corrí ignorando la lluvia que me calaba, ya que no podía dejar de pensar en la extraña cruz que tenía tatuada el hombre que había intentado matarme hace a penas unos minutos. La misma cruz que vi y que recordaba hace ocho años atrás en aquella noche.
     
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    JimenaAlonzo

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    Total de capítulos:
    21
     
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    Capitulo 1.

    Me pasé lo que quedaba de noche metida en una cueva resguardada de la tormenta e intentando secar mi ropa. Lo pasé mal por el frio y por el miedo pero al final pude dormir dos horitas.
    Cuando desperté era temprano y mi ropa estaba seca asi que decidí salir de la cueva y acercarme a la carretera. No tenía a donde ir porque a mi casa ya no podía volver asi que intentaría llegar al pueblo más cercano.
    Cuando llegué a la carretera me puse a hacer autostop.
    Estuve más de una hora intentado parar un coche sin éxito, todos los que venían pasaban de mí. Cuando me iba a rendir ya concienciada de que tendría que ir caminando al pueblo mas cercano que no sabia ni cual era, se paró cerca de mi una camioneta Z-10. Yo con cuidado me acerqué y miré al hombre que conducía.
    —¿Te llevo a algún sitio chica?—era un hombre mayor con todo el pelo lleno de canas, no parecía malo…
    —¿Hacia donde se dirige usted?—pregunté educadamente y un poco cortada, al fin y al cabo no sabía si podía fiarme de él.
    —A Omep. ¿Quieres que te lleve? Es un pueblo bastante prospero.
    —Si no es ninguna molestia…—me había convencido, no parecía mala persona.
    —Que va, venga sube.—me dijo señalando la parte de atrás asi que me subí y me puse el cinturón. El hombre enseguida arrancó dejando atrás mi casa y mi ciudad aunque en realidad me daba igual.
    —Perdone… ¿Se tarda mucho en llegar?
    —Bueno, un coche tardaría menos pero creo que en una hora y media estaremos ahí.
    —Vale, gracias.—nos quedamos en silencio y yo miré por la ventanilla mirando el paisaje pasar bastante rápido. Entre la falta de sueño por la noche pasada y el vaivén del coche al final me quede dormida rápidamente.
    No me di cuenta de ello hasta que esa pesadilla volvió, eso era lo más frustrante. Me daba cuenta de que estaba soñando, de que no era real (en este momento porque hace ocho años si lo fue obviamente) y quería salir de ella, lo intentaba con todas mis fuerzas pero no podía. Siempre se repetía las mismas escenas y a pesar de que sabía lo que iba a pasar siempre tenía el mismo miedo, no lo podía evitar.
    Esta vez cuando ya iba a volver a ver esa maquina que me miraba con esos ojos me desperté, no llegué a verla y todo gracias al señor que se había ofrecido a llevarme amablemente.
    —Chica despierta—pude oír al abrir los ojos con un poco de sobresalto pero el señor no se dio cuenta.
    —Lo siento me he quedado dormida ¿Qué pasa?—estábamos parados.
    —Ya hemos llegado a Omep—contestó sonriendo. Joder que rápido… Se nota que estaba cansada no me había enterado de nada. Me bajé de la camioneta acomodándome la mochila.
    —Muchísimas gracias por traerme.
    —De nada chica y cuídate.—le sonreí y me despedí con la mano alejándome de él. Que simpático había resultado ser, parece ser que hay personas buenas después de todo.
    Caminé un rato mirando al pueblo el cual no era ni muy pequeño ni muy grande pero era pintoresco con bastante gente en las calles. Estuve admirándolo ajena a todo, pero es que era la primera vez que salía de mi ciudad. Me hubiera gustado que fuera en otras condiciones pero ya no podía hacer nada.
    Llegué a una plaza y me senté en un banco a descansar. Saqué una carterita de la mochila y escondiéndola un poco empecé a contar el dinero que tenía: 500 euros. No estaba tan mal como pensaba, pero no me iba a durar mucho. Además ¿Qué iba a hacer a partir de ahora? ¿A dónde voy? No creo que pueda quedarme en algún lugar determinado mucho tiempo, el tío que quiso matarme me buscará y algún día me encontrará…
    Miré al cielo pensando y poniéndome un poco nerviosa. No sabía que hacer exactamente y estaba sola. Lo único que me rondaba por la cabeza era en intentar buscar al asesino de mis padres y… Sonreí irónicamente. ¿Y que? ¿Matarlo? Para empezar debería descubrir quien es y donde está, eso si sobrevivo antes.
    Me levanté del banco y empecé a caminar de nuevo sin rumbo fijo mirando al suelo.
    Tal vez podría buscarme algún acompañante fuerte y que me ayude. Pero claro ¿Quién querría acompañarme a buscar a alguien que no sabia quien era ni donde estaba para matarlo? Tendría que buscar en los sitios más peligrosos y yo no sabia defenderme.
    Cuando levanté la vista me sorprendió el panorama. Delante de mi había un chico de pelo plateado con ojos azules, con un físico bastante fuerte y muy, muy guapo pero lo que me sorprendió era que sostenía una pistola la cual apuntaba a un hombre que estaba tirado en el suelo mirándole con miedo.
    El ojiazul me miro de reojo el tiempo suficiente para que la victima se pusiera de pie y saliera corriendo rápidamente.
    —¡Gracias chica me has salvado!—gritó antes de doblar la esquina. El chico del pelo plateado miro como se marchaba al mismo tiempo que me apuntaba a mí con la pistola. Bien empezaba yo este viaje.
    Lo que me volvió a sorprender es que a pesar de todo y de que me estaba apuntando con una pistola que me podía matar en cualquier momento, no me asusté. Sentía que la mirada de ese chico no tenía intención de matar aunque quisiera demostrar eso.
    —¿Es que eres un ladrón o algo asi?—pregunté con mucho tranquilidad ¿De verdad esta soy yo? Estaba tentando a la suerte.
    —¿Me creerías si lo negara?—me contesto con una voz que me gustó, no se… le pegaba. Estaba serio.
    —No se, ponme a prueba.—también me puse seria imitándolo un poco. Estaba tentando demasiado a la suerte.
    —¿Es que no me tienes miedo?
    —Pues para mi sorpresa, no.
    —Normalmente la gente se asusta cuando le apuntan con una pistola—dijo acercando más el arma a mi. Nos quedamos mirando unos segundos hasta que me cansé y suspiré. No me gustaba la tensión que se respiraba.
    —Oye podrías venir conmigo, eres el tipo de persona que estoy buscando.
    —No.—bajó el arma y se la guardó en la parte de adentro de su chaqueta.
    —¿Por qué no?
    —Pues porque no.—me dijo marchándose.
    —Venga por lo menos deja que te cuente mi historia.—dije poniéndome en medio y parándole.
    —¿Para que quiero saberla?—me apartó bruscamente de un empujón pero no me molestó, ya estaba acostumbrada a este tipo de tratos y peores.
    —Y te invito a comer—el chico se paró de espaldas a mi.—Es lo menos que puedo hacer, creo que por mi culpa el dinero que le ibas a robar a ese hombre se fue.—Se giró y me miró. Ya esta, ya lo tenía.



    Pude convencerlo a ir a comer a algún sitio. Después de buscar un sitio barato durante un rato y en silencio cosa que me ponía nerviosa encontramos uno y ahora estábamos comiendo de nuevo en silencio hasta que yo lo rompí.
    —¿Cómo te llamas?
    —Karas—respondió sin dejar de comer y sin mirarme.
    —¿Karas?—me resultaba un nombre raro, nunca lo había oído pero me gustaba.
    —Si ¿algún problema con eso?
    —Tranquilo chaval, es que no lo había escuchado nunca.—que borde el tío…— Yo me llamo Maia—Karas siguió a lo suyo ignorándome cosa que no me gustaba para nada—Eres un aburrido…—no me contestó siguió comiendo. Creo que me estaba arrepintiendo de haberle elegido pero no creo que haya muchas mas personas como él, asi que tendría que aguantarme.—Oye… ¿Y porque estas viajando?—me miró sin expresión, en este momento no sabía lo que estaba pensando.
    —¿No me ibas a contar tu historia?
    —Si bueno, en realidad era una excusa…—me miraba de la misma forma como esperando a que empezara hasta que al fin habló.
    —De todas formas no creo que quieras saber la mia.
    —Claro que si, para eso te he preguntado ¿tan malo es?
    —Depende del concepto que tengas de malo.
    —Tengo muchos—nos quedamos mirando, yo desafiándole a que me la contara y el pensándoselo pero tras unos segundos al final me contestó.
    —Venganza.—tras escuchar esa palabra me sorprendí. Venganza… Si, eso era lo que yo quería hacer, quería vengar a mi familia, y ahora que podía lo intentaría, total, no tenía nada que perder solo mi vida y eso a pesar del miedo no era algo que valorara mucho. Si antes tenía dudas en si había elegido a la persona adecuada para que la acompañara, ahora ya no las tenía ya que los dos tenemos algún en común.—Hace siete años mi madre fue asesinada y estoy viajando para encontrar a su asesino y matarlo. ¿Es malo o no?—No puede ser verdad esto. Por encima le ha pasado algo igual que a mi. Mataron a su familia… Que casualidad encontrarme con este chico. ¿Había sido suerte? Bueno ¿Podía llamarse suerte?
    —Suena bien—susurré para mi pero creo que Karas me escuchó porque había dejado de comer y me miraba con sorpresa.
    —¿Qué?—sé que lo había oído perfectamente.
    —Después de oír lo que me has contado con más razón quiero que vengas conmigo. Bueno que viajemos juntos…
    —¿Te explicas?
    —Es que no me gusta hablar de ello.—dije quejándome.
    —A mi tampoco y te lo he contado—suspiré. Tenía razón.
    —Hace ocho años mataron a mi familia delante de mi. Yo me salvé no me acuerdo como y justamente ayer, ellos volvieron a terminar lo que empezaron y no pudieron terminar—me señalé —logré escapar y después de escucharte no me suena tan mal eso de la venganza—no me contestó, se quedó como pensando— Lo que no entiendo es que pintan las maquinas con ese tío…
    —¿Maquinas?
    —Si, ayer había dos y hace ocho años también había. ¿Qué pasa?
    —Es que cuando mataron a mi madre también había maquinas de esas.
    —¡¿En serio?!—dije levantando la voz de la sorpresa. Karas nervioso y mirando a todos lados se puso un dedo en los labios diciéndome que no alzara la voz— Perdón…—esta vez susurré.— A lo mejor los asesinos de tu familia y la mia son los mismos.
    —Eso parece pero no podemos estar seguros tendríamos que investigar mas.
    —Entonces, vamos a ir juntos ¿no?
    —Está bien pero como seas un estorbo te dejo y me voy solo.—Ya tenemos el primer problema.
    —Pues me vas a tener que enseñar algo porque no se hacer nada y lo único que tengo es un cuchillo de caza.
    —¿Cómo? ¿Sales en busca de un asesino que puede ser muy peligroso y no llevas ningún arma en condiciones?—me reprochó.
    —¿Y que quieres que haga? En mi casa no hay nada de eso y te dije que ayer hui, solo pude coger esto.—Karas suspiró.
    —Ya veré lo que puedo hacer.
    —Gracias—le sonreí y esta vez lo hice sinceramente. El me miró con una mirada extraña y siguió comiendo. Yo hice lo mismo.
    Por lo menos ya no estaba sola.
     
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    Lariebel

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    ¡Hola! :3
    Me encanta la historia >.< Quiero ver ya como empieza la aventura de los dos compañeros : )
    La verdad es que me ha gustado esa "coincidencia" que tienen el chico Karas y la protagonista, a ver que peligros y obstáculos les esperan en el largo viaje en busca de su enemigo. Es bastante peculiar que sean unas máquinas. No has puesto nada de información sobre ellas, solo que son los asesinos de tales personas. No digo que tienes que ponerla, cada escritor puede hacer lo que se le plazca con su escrito n.n
    Bueno, vamos con los errores. No son nada graves, solo los comunes: Te faltan algunas comas y también tildes.
    Espero con entusiasmo el próximo capítulo.
    ¡Saludos! *w*
     
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    JimenaAlonzo

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    Capitulo 2.

    Este mismo día, después de esa comida, buscamos un hostal barato para pasar la noche o los días que nos quedáramos que todavía no sabía cuantos. Una vez que lo buscamos, que no tardamos mucho, nos fuimos a “investigar” o por lo menos intentarlo.
    Ahora estábamos caminando por las calles de este pueblo de nuevo en silencio, creo que este Karas no era muy hablador aunque no me iba a quejar de él. Por lo menos me sentía más tranquila y segura desde que salí corriendo de casa. Aunque el camino que acababa de escoger no creo que sea muy tranquilo y seguro pero… algo es algo. Además esta era una buena oportunidad para saber más de Karas.
    —¿Te puedo preguntar cuantos años tienes?—le pregunté de pronto.
    —Diecinueve.
    —Ah, aparentas un poco mas— no muchos más…
    —¿Y tu?—Bueno. Parece que Karas no es tan de piedra. Se acaba de interesar por mí. ¿Será un avance?
    —Diecisiete.
    —Mentira.
    —¿Como que mentira?—le miré sorprendida— ¿Por qué te iba a mentir? Los amigos no se deben mentir ¿no? Bueno eso es lo que decía mi madre.
    —Lo dices como si nunca hubieras tenido amigos.—me paré en seco de pronto. Es que desde ese día no tuve amigos, todos me odiaban y me pegaban y antes de eso ni me acordaba que era eso de tener un amigo.— ¿Qué te pasa?—No quería preocuparle o agobiarle por temas que a el seguramente ni le importaban asi que disimulé y sonreí un poco forzadamente.
    —No, nada—miré al suelo— estaba pensando que… ¿Tu tienes algo de dinero? Porque yo tengo algo pero para los dos no va a durar nada—alcé la mirada y lo que vi fue a Karas acorralando a uno contra la pared de un callejón con la pistola en mano y quitándole la cartera.— ¡Pero asi no! Lo que tenemos que hacer es buscar algún trabajo.—Karas me miró y luego miró al hombre que estaba asustado con cara de mala leche.
    —Oye tú. Si no quieres que te pase nada más que perder la cartera entonces dime donde podemos conseguir un trabajo.
    —Karas, asi no se hacen las cosas.—iba a ser difícil viajar con él…
    —¡Si!—dijo asustado el hombre— ¡Se de un trabajo muy bueno!—estaba nervioso. Normal con Karas apuntándole con una pistola, para no estarlo. Karas me miró con cara de “¿ves?” cosa que me hizo un poco de gracia pero no lo demostré.
    —Vale, no me mires asi.—Esta vez el había ganado.




    El hombre nos dio la dirección de la casa donde supuestamente había un hombre que daba trabajo. No nos dijo que tipo de trabajo pero Karas cogió la dirección sin preguntar más decidido a hacerlo. Supongo que haríamos casi cualquier cosa para conseguir dinero y sobrevivir.
    Tuvimos que andar un rato hasta llegar casi a las afueras del pueblo, donde a lo lejos se veía una mansión enorme. Mire a Karas sorprendida por el tamaño de la mansión pero el parece que ni se inmutaba. ¿Tenía sentimientos? Porque estaba empezando a dudarlo.
    Empezó a andar sin decirme nada y yo le seguí. Yo creo que si los tenía estaban demasiado enterrados. Cuando llegamos a las puertas, me sorprendí mas ya que si de lejos parecía grande de cerca ni te digo.
    Llamamos y nos abrieron unas personas con uniformes pero no los típicos de mayordomos y sirvientes, estos uniformes eran más militares… no se como explicarlo.
    No tuvimos que explicarnos mucho solo dijimos que veníamos a hacer el trabajo y nos dejaron pasar enseguida. Nos condujeron a una habitación bastante espaciosa. Era un salón enorme con una chimenea también enorme, estanterías, sofás, alfombra roja de tercio pelo y una butaca donde estaba sentado el propietario, con una vaso de alcohol en la mano y la botella en la mesita.
    —Buenas tardes—dijo después de darle un sorbo al contenido del vaso.
    —Buenas tardes—contesté.— antes de nada… ¿De cuanto dinero estamos hablando?—dije yendo directa al grano haciendo que el hombre sonriera.
    —Que directa… si lo hacéis bien os daré cinco mil euros.—me sorprendí mucho ¿5000 euros? Eso es una pasada… No me dio tiempo a decir nada— Pero os advierto que en estos últimos 10 años nadie ha podido concluirlo.
    —¿Diez años?—me sorprendí de nuevo. ¿Qué tipo de trabajo era?
    —Exacto.
    —¿Y que tenemos que hacer?—preguntó Karas que parece que se había interesado o a lo mejor se estaba impacientando, no lo sabía. El hombre sonrió de nuevo.
    —Echar a un fantasma.




    Y aquí estamos en una casa en ruinas a un kilometro de la mansión intentando echar a un fantasma. Al principio me quedé un poco sorprendida. Un fantasma ¿no? ¡Venga ya! Creí que el tío este nos estaba tomando el pelo pero al pasar los segundos y ver que no cambiaba su expresión ni decía entonces fue cuando vi que estaba hablando en serio que no era ninguna broma.
    Acepté, solo yo, ya que Karas no dijo nada no se porque y después de que nos dijera donde estaba ese supuesto fantasma, fuimos. Pensaba en hacer el paripé y decirle al tío que ya nos habíamos encargado de “El fantasma”. No salió como esperaba porque en cuanto entramos ahí estaba, el fantasma de una mujer sentada en las escaleras mirándonos.
    —Oh que divertido—dijo Karas con sarcasmo.
    —Cállate, te dije que iba a ser divertido porque no creía que hubiera un fantasma de verdad—eso y para que viniera conmigo.
    —¿Y porque no iba a haberlo? Existen maquinas asesinas y magos ¿no?
    —Si, pero a esos los he visto—miramos de nuevo al espíritu—Bueno pues le decimos que se vaya y punto.—me acerqué un poco y además con lentitud.
    —Si fuera tan fácil ya la hubieran echado hace tiempo.
    —Calla y mira a la especialista.—dije en broma.
    —Oh si…—no miré su cara al decir esas palabras pero por el tono de voz creo que había sonreído. Mierda y me lo había perdido. Bueno ya tendría más oportunidades de verle sonreir ahora tenía que concentrarme en el fantasma.
    —Hola, perdona pero ¿Podrías irte de aquí o pasar al otro lado o lo que sea que hagáis los fantasmas?—la chica fantasma no me contestó y yo miré a Karas— Parece que no me entiende ¿hablará otro idioma?
    —No puedo irme de aquí, le estoy esperando.—di un respingo por esa voz que había escuchado. El espíritu me había contestado y su voz era demasiado espectral, era como si rebotara contra las paredes.
    —¿Esperando?—pregunté no muy segura— ¿A quien?—La chica se movió y se acercó a mi quedando a un escaso metro en cuestión de milésimas de segundos haciendo que me asustara y retrocediera unos cuantos pasos.
    —¿Quieres oír la historia?
    —Depende ¿es muy larga?
    —Yo tenia veinte años cuando morí aquí.—no me ha contestado…
    —Ha pasado de ti—dijo Karas divertido, por lo menos él se lo pasaba bien.
    —Cállate que si la cuenta tu también te vas a tener que comer la historia.—vi que hacia amago de irse— ¡eh!—le cogio de la ropa tirando de él impidiendo que se fuera—No te vayas, te vas a quedar conmigo.
    —¿Me estáis escuchando?—Preguntó la fantasma un poco indignada haciendo que los dos miráramos.
    —Ah, lo siento, lo siento, sigue por favor.—respondí sin soltar a Karas, no me fiaba. Era capaz de irse a la primera de cambio.
    —Me enamoré de un chico de clase media y eso en mi familia estaba mal visto porque nosotros éramos una de las familias mas ricas del lugar. Él me prometió cosas maravillosas y al final después de tantas riñas con mi familia nos pudimos casar. Yo era muy feliz.
    “Un día me dijo que viniera aquí por la noche que tenía una sorpresa para mi. Cuando llegué había cinco hombres que fueron los responsables de mi muerte. Después mi espíritu de quedó atado aquí porque sigo esperando a que él vuelva.”
    Hubo un silencio incomodo, hay algo en esa historia que no me gustaba nada.
    —¿Me estas diciendo que después de eso y pasar diez años no ha venido?—la fantasma asintió.
    —Si no volvió es que él no te quería tanto como piensas—dijo Karas serio algo que yo no me atrevía a decir por respeto y por no herir los sentimientos del espíritu, además no sabía lo fuerte que podía llegar a ser pero claro eso a Karas le daba igual. Tal y como pensé, ante ese comentario el espíritu se enfadó.
    —¡¿Cómo te atreves a decir que nuestro amor no era verdadero?!
    —Si lo fuera él hubiera venido aquí aunque solo fuera una vez ara despedirse.—y seguía…
    —¡Insolente! ¡No vuelvas a decir eso!—de sus manos salió una luz intensa— ¡Iros de aquí!—hizo un movimiento con las manos produciendo mucho viento y haciendo que tanto Karas como yo nos cubriéramos con los brazos. Que poco sentimiento tenía Karas de verdad… Esto era su culpa.
    —¡Espera! ¡Él no lo ha dicho eso con mala intención! ¡No dudamos de tu amor si no el de él!—dije intentando arreglarlo pero la fantasma ya no escuchaba.
    —¡Marchaos y no volváis!—paró el viento— La próxima vez no será tan benevolente.
    —Pero…—me quejé intentado convencerla pero no me dejó.
    —¡Iros ya!
    —Vámonos.—me dijo Karas tirando de mí y saliendo de esa casa. Aunque hubieramos fallado en echarla creo que ya sabía más o menos lo que estaba pasando aquí.




    Estábamos de camino a la mansión de nuevo en silencio pero no ese incomodo sino uno normal. Es que necesitaba pensar y atar cabos y Karas me lo ponía muy facil. Cuando me cansé de pensar y darla vueltas fue cuando hablé.
    —Me da pena esta claro que él no la quería—dije en voz alta.
    —Supongo.-dijo alzándose de hombros.
    —¿Es que a ti no te da pena?
    —No.
    —¡Ah! Como me molesta esa actitud tuya—dije un poco enfadada, parece que no le importaba nada. Ni me contestó. Como fuera asi todo el viaje la que se iba a deshacer de él iba a ser yo.
    Ahora si que fuimos en silencio lo que quedaba de camino y cuando llegamos a la puerta antes de llamar nos paramos y Karas se decidió a hablarme, claro porque le interesaba.
    —Si entramos no nos dará el dinero.—me dijo mirándome pero yo a él no.
    —Ya lo se
    —Entonces ¿Qué piensas hacer?
    —Vamos a llevar al fantasma a la persona que tanto está esperando—dije segura de mi misma y señalando a la mansión. No sé que cara puso Karas por que no le miré. A mi ya no me importaba el dinero.
    Entramos como antes guiados por los hombres. El propietario estaba en la misma posición y en el mismo sitio.
    —¿Y bien?—nos preguntó más serio que la última vez. Yo no me iba a andar con rodeos e iba a arriesgarme un poco, me la iba a jugar. Además me iba a dar cuenta si era él o no por la cara que pusiera.
    —Dice que te esta esperando—no vacilé y vi como el hombre se sorprendía o ¿Era miedo?.
    Bingo.
    —¿Co-como…?
    —¿Cómo lo se? Esa mujer nos contó que la mataron cinco hombres el día que quedó con su reciente marido.—el tío se calmó un poco.
    —¿Y eso que tiene que ver conmigo?
    —Mucho. Nos dijiste que querías echar la casa abajo para construir otra ¿Qué es lo que te lo impide? Si yo fuera tu la echaría abajo con fantasma o sin él.
    —La gente no querría vivir en una casa habitada por un fantasma—contestó un poco nervioso.
    —Excusas, lo que pasa es que tu la mataste—le señalé sabiendo que era una acusación muy grave pero como había dicho antes me la iba a jugar— y ahora tienes remordimientos de conciencia.
    —¡¿Qué estas diciendo?!—se levantó alzando la voz enfadado— ¡Como tu has dicho la mataron cinco hombres!
    —A los que tu contrataste para que la mataran—se puso serio—Tu no la querías, lo que querías era su dinero y para ello era necesario matarla pero claro si la matabas tú, toda su familia te acusaría asi que contrataste a cinco hombres por dinero para que hicieran el trabajo sucio y te salió bien.—el hombre sonrió cínicamente, ya no me gustaba este sitio con su presencia. Había acertado de pleno y ahora me estaba arrepintiendo, no sabía de que sería capaz este hombre.
    —¡Já! pensé que contratando a extranjeros no se darían cuenta de nada pero con vosotros me equivoqué.
    —¡Asi que estaba en lo cierto! ¡¿Cómo se puedes ser tan cabrón y quitarle la vida a una persona solo por dinero?!—grité enfadada pero eso me había llegado. Se lo duro que es perder a alguien y me imaginó como se sintieron la gente que quería a esa chica. Además era tan joven… Creo que Karas me miró.
    —Ahora que lo sabéis… no puedo dejar que os marchéis de aquí.—de pronto entraron a la sala tres hombres armados apuntándonos— ¡Moriréis aquí!—el hombre alzo una mano mirando a los que estaban atrás con las armas yo me di la vuelta asustada mientras que Karas estaba quieto en el sitio pero mirándolos de reojo— ¡Fuego!
    Antes de que esos tres hombres nos dispararan Karas a una velocidad increíble saco dos pistolas exactamente iguales, dos pistolas gemelas preciosas, y disparó hacia esos hombres.
    Para mi sorpresa no les pasó nada. Seguían de pie y vivos. ¿Había fallado? ¿Me había equivocado al pensar que era fuerte?
    —¡Tu fallo os llevara hasta la muerte!—los hombres dispararon pero en cuanto lo hicieron las armas fallaron y se rompieron, algunas explotando e hiriendo al que la sostenía. No me había equivocado, es más, era mejor de lo que pensaba.
    —¿Quién ha dicho que les haya apuntado a ellos?—contestó Karas con toda la tranquilidad del mundo. Los tres se fueron corriendo por donde habían venido. Menos mal que no había visto sangre…
    —¡No puede ser!—gritó el hombre enfadado, yo me emocioné.
    —¡Guau, que puntería tienes!—ahora que caía esta mañana, de verdad, no quería matarme ni a mi ni al hombre que se le escapó si no lo hubiera hecho si hubiera querido. Le miré con una sonrisa en la cara pero se me quitó al ver la sorpresa y ¿miedo? en la suya. Quise darme la vuelta ya que el propietario estaba detrás pero no pude porque él me cogió por la espalda rodeando mi cuello con su brazo aprisionándome. Puso un cuchillo cerca de mi cara y Karas se puso a la defensiva.
    —¡Quieto! ¡Tira tus armas o ella morirá!
    —No eres capaz, si te has tomado tantas molestias en matar a esa chica para salir impune ahora tampoco te vas a arriesgar.-dijo con bastante calma.
    -No me tientes. A lo desesperado, medidas desesperadas.—me apretó más el cuello y me acercó más el cuchillo. Para que engañar estaba asustada y me estaba haciendo daño, podía respirar pero con dificultad.
    —Karas…—susurré casi sin voz. Estoy siendo un estorbo para él ¿Significa que se deshará de mi? Si es que salgo viva de esta claro…
    —¡Cállate!—me apretó todavía más él cuello haciendo que soltara un quejido, ahora si que podía respirar poco— Tira tus armas o ella muere no te lo voy a volver a repetir.—ahora mismo quería llorar pero las lagrimas no me salían. Vi como Karas bajaba poco a poco el arma. ¿De verdad estaba haciendo esto por mí? Él me miró a los ojos y entonces me di cuenta de que le quería conmigo, quería hacer este viaje con él a pesar de que apenas le conocía, por lo que no podía morir aquí.
    Antes de que Karas tirara las armas yo mordí el brazo del tipo este haciendo que soltara un grito de dolor y tirándome de un empujón al suelo. Tosí con dolor.
    —¡Niñata! ¡Ahora verás!—alzó el cuchillo hacia mi y yo instintivamente me cubrí con el brazo sabiendo perfectamente que no servía para nada, el cuchillo me iba a dar de todas formas. Pues no, nunca llegó.
    No vi lo que pasó pero si que escuché: primero un disparo y un ruido metálico de algo golpeándose contra el suelo, cuando fui a mirar escuché otro disparo seguido de un grito de dolor enorme. No sabía lo que había pasado pero entonces el hombre se arrodilló y yo miré cosa que no tendría que haber hecho.
    Él primer disparo de Karas le había quitado el cuchillo de la mano al hombre y el segundo la bala dio en el blanco, en la mano del hombre la cual se cogía con dolor. Vi la sangre que corría por ella y por el suelo.
    —Sangre…—temblé de miedo. Enseguida se me vinieron a la mente las imágenes de esa noche, todo lleno de ese liquido escarlata que tanto odiaba que tanto miedo me daba, que no podía ver sin llorar ni temblar, sin marearme. No podía quitarme de la cabeza a mis padres encima de esa gran charco de sangre. Empecé a llorar y a respirar rápidamente, la cabeza me daba vueltas.
    —¡Maia! ¡¿Qué te pasa?!—me gritó Karas acercándose a mi pero le ignoré, no podía hablar, quería quitarme de la cabeza la sangre pero no podía y cada vez temblaba, me mareaba y lloraba mas. Quería gritar, quería sacarme esas imágenes de mi cabeza.
    —Mas sangre no…—susurré para mí. Seguía viendo esas imágenes.
    —Je, me parece que no has hecho bien en dispararme, me parece que ella no se lleva bien con la sangre.
    —¡Cállate!—escuché un golpe pero no levanté la mirada, si no vería la sangre. Que paré esto, no quiero ver más ese color en mi cabeza.— ¡Maia escúchame!—se arrodilló frente a mi y me cogió la cara con ambas manos haciendo que le miraré todavía llorando.— Escucha, no hay sangre asi que tranquilízate.
    —Mentira, si que hay.—pude contestar un poco histérica.
    —¿Dónde?—le aparté la mirada—mírame—lo hice— ¿Yo tengo sangre por algún lado? ¿Eh?—le mire con detenimiento, me fijé en su cara, sus ojos, su nariz, su boca, su piel, su pelo, todo. Su cara mostraba preocupación y poco a poco empecé a calmarme.— ¿Tengo o no?—negué con la cabeza.— Entonces no hay ningún problema, tranquilízate—me abrazó estrechándome entre sus brazos y yo le correspondí hundiendo mi cara en su pecho. No se cuanto tiempo estuvimos asi, pero me gustaba mucho la calidez que desprendía. Me llenaba por dentro haciendo que se me olvidara casi todo, que solo pensara en él.
    Ya había dejado de llorar y estaba más tranquila pero no del todo bien.
    —¿Mejor? me preguntó cogiéndome de nuevo la cara con las manos y limpiándome con el pulgar una lagrima rebelde que resbalaba por mi mejilla. Yo asentí.—Pues venga vámonos—me dijo levantándome— y no mires detrás de mi—no se porque pero al decir eso hice el amago de mirar pero él me paro tapándome los ojos.— ¿Qué parte de “no mires detrás de mi” no has entendido?—me dio la vuelta todavía con los ojos tapados y me guió para salir de este sitio.
    Una vez fuera quitó la mano de mis ojos y cogió la mía para que anduviera o para que no me alejara. Deje de pensar en este momento solo quería sentir el calor que desprendía la mano de Karas. No sabía porque pero me relajaba y tampoco sabía como la había sacado de ese “trance” tan rápido, nunca antes nadie lo había hecho. ¿Qué tenía de especial Karas?
    Cuando Karas abrió la verja vi de reojo que apareció la chica fantasma.
    —Lo siento—dijo tristemente.
    —¿Por qué te disculpas?—preguntó Karas con un tono de voz preocupado. ¿En serio?
    —Si os hubiera hecho caso, ahora estaríais lejos de aquí y con el dinero en cambio habéis salido mal parados, sobre todo ella.—yo solo miraba al suelo intentando solo concentrarme en la mano de Karas sino seguramente me pondría de nuevo histérica.
    —Supongo. Pero lo hecho, hecho está, tu no podías saber que iba a pasar esto.—hubo un silencio— ¿Ahora que vas a hacer?
    —Hacer lo que tendría que haber hecho desde un principio, descansar en paz.—no escuché nada más asi que supuse que se había ido. Cerré los ojos por unos segundos hasta que sentí el tirón de Karas.
    —Volvamos al hostal anda—me dijo con un tono suave de voz sin soltar mi mano. Gesto que le agradecía internamente.
     
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    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

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    Miembro desde:
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Búsqueda
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
    Palabras:
    2579
    Capitulo 3.

    En el último piso de un edificio bastante grande situado en Grundig (Galicia) se encontraba el hombre que había intentado matar a Maia hace apenas dos días. Acababa de entrar en una especie de habitación enorme sin ningún tipo de mueble y a oscuras. Lo único que había en esa habitación era una especie de trono al final de esta y un hombre sentado en el. No se le veía la cara por la oscuridad y pocos le habían visto en persona.
    —Señor…—dijo el hombre arrodillándose ante el del trono.
    —¿La has encontrado?—habló con un tono de voz superior y de mala gana.
    —Si, pero escapó y no se donde está ahora.
    —¡¿Cómo?! ¡¿Y aun asi osas mostrarte ante mí?!
    —Lo siento mi señor pero puedo decir con seguridad que ahora va acompañada con alguien peligroso y que también hemos estado buscando.
    —¿Peligroso? Je… ¿Quién es el desgraciado?
    —Karas Grade mi señor—el hombre sonrió y finalmente se rio pero una risa que daba escalofríos.
    —Que interesante… quiero que los encuentres y que los mates como se tendría que haber hecho hace 8 y 7 años. Hasta que no lo hagas no vuelvas por aquí, si es que aprecias en algo tu vida.
    —Si, como usted ordene mi señor.—se levantó y dejo la sala con un paso firme y rápido demostrando que no tenía miedo, que no le tenía miedo.
    —¿Asi que Karas esta con Maia…?—el hombre del trono sonrió cínicamente. Era cuestión de tiempo según él, encontrarlo y que las maquinas y sus subordinados hicieran todo el trabajo. No quería más errores.




    Había pasado la noche sentado en una silla velando el sueño de Maia. Había dormido algo pero la mayor parte del tiempo la pase tranquilizándola ya que se despertaba histérica y tenía pesadillas. No sabía que le tenía tanto miedo a la sangre si no me hubiera tomado más molestias para que no la viera.
    Entonces me di cuenta de porque lo hice. ¿Por qué iba a tomarme esas molestias? ¿Por qué la cuidaba? ¿Por qué me había preocupado en cuanto la vi asi? Esa barrera de tipo duro sin sentimientos que había puesto se me había caído abajo en cuanto la vi asi.
    Y cada caricia que le daba, cada susurro, cada mirada suya me aceleraba el corazón, me gustaba que me mirase. Desde que mataron a mi madre no me había preocupado de otra cosa que de mi, siempre había estado a la defensiva y me daba igual todo lo demás, todo por encontrar al asesino pero ahora aparece ella y todo lo que me había costado construir, todas esas barreras que tenía alrededor se habían ido abajo. ¿Por qué? No lo sabia… o si y no lo quería reconocer.
    Por la mañana Maia se había despertado bien asi que dejé de preocuparme y después de comer algo y de que yo le robara a alguien de dinero ya que no pudimos conseguir nada con el fracaso de trabajo, nos fuimos. Rumbo al pueblo de Ajar.
    Ahora estábamos caminando por el bosque hacia la carretera en total silencio, yo no había preguntado nada y ella tampoco y no se porque pero estaba incómodo. ¿Debería de decirle algo? Sacudí la cabeza ¿Desde cuando pienso en que decirle? Tengo la cabeza hecha un lio.




    En otro lugar, lejos de donde estaban Karas y Maia, el hombre que había recibido las ordenes de eliminarlos estaba configurando através de un ordenador las maquinas que había esparcidas por toda España. Se metió en un programa y solo poniendo una contraseña pudo entrar en la configuración, con el permiso de sus señor, claro está. Escribió: “Si los veis comunicarlo y luego matarlos” a continuación inserto dos fotos de ellos.
    —Esta vez no escapareis—sonrió y le dio al enter filtrando toda esa información a todas esas maquinas.




    Corría por mitad del bosque dejando atrás a Karas porque me perseguía una máquina. Os estaréis preguntando que ha pasado ¿verdad? Bueno solo nos tenemos que remontar unos minutos atrás.
    Seguíamos caminando por el bosque hacia esa carretera para hacer autostop hacia Ajar. Yo estaba un poco hecha un lio ¿Por qué? Por Karas.
    Cuando me desperté esta mañana vi que él estaba durmiendo al lado mia en una silla y con su mano encima de la mia. ¿Había estaba velándome toda la noche? ¿Por qué? Él no es de las personas que se preocupan por los demás o por lo menos eso es lo que me había demostrado hasta ahora. Además en cuanto desperté no me pregunto nada acerca de lo que me pasó.
    Y ahora este silencio…
    Alcé la vista viendo de pronto, asi sin mas a dos maquinas del tamaño y forma de lobos o perros grandes. Nos sorprendimos los dos pero Karas enseguida se puso a la defensiva.
    —Maia, ponte detrás de mi.—rápidamente le hice caso pero no llegué a ponerme detrás porque una de las maquinas saltó hacia mi.— ¡Cuidado!—Karas me empujó tirándome al suelo y recibiendo el impacto del peso y del metal de la máquina.
    —¡Karas!—grité levantándome del suelo.
    —¡No vengas! ¡Vete, corre!—él luchaba por quitarse de encima a esa máquina que tanto insistía en intentar morderle con esos dientes también de metal que podían destrozar la piedra.
    —Pero…—no me dio tiempo a terminar la frase ya que la otra maquina fue hacia mi teniendo que esquivarla.
    —¡He dicho que corras!—al final tuve que salir corriendo.
    Y aquí estoy siendo perseguida por una maquina. Corría y corría esquivando de todo, rocas, hoyos, arbustos, ramas, troncos, todo obstáculo que había en el camino. Yo siempre había sido rápida pero en distancias cortas, eso de correr a una velocidad alta durante mucho tiempo no era lo mio, me cansaba rápido. Ya llevaba demasiado tiempo corriendo y no creo que aguantara mucho más.
    Salí de entre los árboles con la maquina pisándome los talones y menos mal que eran del tipo, como ya dije, perro/lobo porque si no seguramente ya estaría muerta.
    De pronto me tropecé con algo cayendo de bruces al suelo, seguramente habrá sido del cansancio; las piernas ya no me respondían como debían. Pero gracias a ese caída me salvé ya que justo en el momento que me caí la maquina había saltado hacia mi, pasando por encima. Consecuencia: la maquina cayo por un mini precipicio de unos 40 metros, que yo no había visto, y que daba a una vasta explanada.
    Me asomé por el borde con cuidado y vi que la máquina se había destrozado. Suspiré con la respiración agitada e intentado calmarme, intentando recuperar el aire perdido. Era increible la suerte que podía tener a veces...
    Una vez que más o menos me recuperé, me levanté y fui en dirección contraria de donde corría, tenía que encontrar a Karas y ver si estaba bien.




    En cuando Maia salió corriendo me quité de encima a la maquina como pude y con esfuerzo; disparé pero esta era muy rápida y lo esquivó sin problemas. Con un movimiento rápido se abalanzo de nuevo hacia mi pero hora el que esquivo fui yo, me di la vuelta para quedar cara a cara y cuando ella hizo lo mismo disparé. Cinco en el pecho y una en la cabeza dejándola inservible.
    Serían maquinas asesinas y todo lo que tu quieras pero les falta inteligencia.
    Estaba un poco cansado por la pelea pero no me podía relajar porque quedaba otra. Miré a mí alrededor pero no estaba. Mierda. Eso significaba que había ido tras Maia.
    —¡Maia!—Cogí las dos mochilas y salí corriendo en la que creía que era la dirección en la que había ido Maia. Solo esperaba que sobreviviera y que estuviera bien. No se porque pero solo la idea de pensar que le había podido pasar algo malo, me daba miedo.
    Tengo que encontrarla.




    Ya habían pasado por lo menos dos horas desde que volví por donde había venido; estaba cansada, tenía hambre y sed y lo más importante, no había encontrado aun a Karas.
    ¡Estaba harta!
    —¡Karas!—grité por si estaba cerca y me escuchaba pero no hubo respuesta alguna, solo el ruido de los animales, el del viento y creo que el de una corriente de agua. Espera… ¿Agua?
    Empecé a buscar ese rio que tenía que haber por aquí, seguía el sonido que hacía. No pasaron más de unos minutos cuando lo encontré: un pequeño rio.
    Bebí y me lavé un poco la cara y los brazos por la caída. Cuando ya me encontraba mejor me levanté y como si tuviera las fuerzas algo renovadas empecé de nuevo a buscar a Karas.
    —¡Karas! ¡¿Dónde estás?!—grité con ganas— ¡Karas!
    Estuve caminando y llamándole un rato sin éxito. Joe… ¿Dónde estás Karas? No quería estar sola más rato. De lo que no me di cuenta hasta que escuché ese ruido, es que no estaba sola. Era un ruido que venia detrás, el ruido que hacían unas patas mecánicas al andar. Conocía muy bien ese ruido.
    Me di la vuelta rápidamente, viendo a una maquina exactamente igual que la que me perseguía horas atrás. ¿Eso significaba que Karas a…? No, no, no, no puede ser. Karas es muy fuerte si yo me he salvado entonces el también.
    La maquina no me dejo pensar más porque de pronto arremetió contra mi. Creí que me daba, crei que me mataba pero en mitad del camino se paró en seco. Si no fuera una máquina te diría que estaba como asustada pero como no es un animal y no tiene sentimientos no puede estarlo ¿no?
    Se empezó a alejar poco a poco y yo me temí lo peor, detrás de mi tenía que haber otra maquina lo suficientemente grande o fuerte para hacer que esta huyera. Me di la vuelta esta vez lentamente, sin hacer ningún movimiento brusco para ver lo que yo acababa de pensar. Iba a morir.
    Era una máquina de unos dos metros de alto, de cuatro patas también y con una cabeza de robot similar a la humana, no había forma de que yo me enfrentara a esto, no creo que tuviera ni la oportunidad de huir.
    Una luz de la maquina se encendió y yo sin pensármelo eche a corre, por lo menos había que intentarlo.
    El ruido que hizo la maquina al tirar algo me advirtió el tiempo suficiente antes para tirarme al suelo protegiéndome la cabeza esquivando lo que sea que me haya tirado. Cuando alcé la vista vi como un árbol caía partido por la mitad. ¿La culpable? Una sierra giratoria unida a la maquina.
    Me di la vuelta todavía en el suelo, eso lo había esquivado por suerte, por mucho que corriera dudaba que la próxima vez lo esquivara. Me iba a acabar pillando y en consecuencia matando.
    Hizo otro ruido extraño y de ella salió un Bazooka o algo parecido a ello, daba igual, el caso es que no salía viva de aquí. Lo disparó contra mí. ¿Hasta aquí he llegado? No pude evitar pensar en Karas.
    Grité.
    Justo cuando la bola iba a darme alguien la cortó por la mitad explotando hacia los lados y salvándome. No veía bien por el humo que había causado la explosión pero sabia que Karas no podía ser, unas pistolas no cortan por la mitad una bola de ese tamaño.
    Cuando el humo se fue disipando vi a quien me había salvado: un chico rubio de pelo cortó con una espada bastante grande, demasiado. Me miraba y yo quería hablar pero no me salían las palabras.
    —¿Estas bien?—me preguntó con una sonrisa en la cara y ofreciéndome la mano para que me levantara. Se la cogí
    —Si—logre articular por fin todavía con miedo en el cuerpo. Nos miramos a los dos una vez que me levantó de un tirón. Tenía los ojos verdes como yo.
    —¡Maia!—miré hacia donde había venido el grito. Era Karas que venía corriendo hacia aquí.
    —¡Karas!—dije sonriendo. Menos mal que estaba bien, menos mal…
    —¡Tu! ¡¿Quién eres?!—le pregunó de mala forma al chico rubio poniéndose delante de mi con las dos pistolas en la mano.
    —¿Esas que formas son de dirigirte al que acaba de salvarle la vida a ella?—sonrió. Tenía una sonrisa bonita.
    —No te pases…—no se si iba a decir algo más porque la maquina empezó hacer ruidos extraños cortándole. Los dos se pusieron a la defensiva.— Maia ponte detrás de una árbol—le obedecí enseguida, mejor hacerle caso si quería salir viva.
    La máquina disparó hacia ellos pero lo esquivaron de un salto. Karas disparó: unas cuantas balas dieron en un escudo pero otras la alcanzaron haciendo interferencias.
    El chico rubio esquivó un golpe de la máquina de una de sus patas y con su espada le cortó esa pata. Lo hizo de un tajo, un corte limpio.
    Por óltimo fueron los dos a la vez: Karas disparó inutilizando la otra pata delantera y el chico rubio corto el pecho para que segundos después explotara quedando los dos ilesos y lejos de ella.
    Eran increíbles, en nada habían derrotado a una máquina el doble de grande que ellos y en cambio yo no se hacer nada. Me sentí mal por eso.
    Los miré de nuevo viendo que estaban guardando sus armas, Karas sus pistolas en donde siempre y el chico rubio en la espalda ya que tenia una correa especial que la sujetaba. Se miraban sin decir nada.
    Yo salí de detrás del árbol y me acerqué a ellos.
    —¿Qué pasa?—me miraron.
    —Nada—me contestó Karas— ¿Estás bien?
    —Si, y es gracias a él.—miré al rubio que me sonreía.
    —No hay de que. No podía dejar morir a una chica tan guapa como tu.—ante esas palabras me entro vergüenza, nunca nadie me había dicho esto. Escuché que Karas bufó molesto no se porque.
    —¿Y como te llamas?—pregunté sonriendo.
    —Kiba Evans.
     
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    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

    Acuario
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    1 Septiembre 2011
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Búsqueda
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
    Palabras:
    4210
    Capitulo 4.

    Kiba Evans: 18 años, pelo rubio, ojos verdes, igual de alto que Karas quizás unos centímetros mas bajo, buena constitución física, tiene un manejo de la espada increíble y… tiene un piercing en la lengua.
    Lo mas sorprendente de todo, no se si todo es casualidad o no, es que él también esta buscando a alguien: a su hermana.
    Nos contó que hace seis años la raptaron delante de sus ojos y casi lo matan a él, lleva mucho tiempo buscándola a ella y a los responsables. Después de escuchar lo que nos decía de camino a Ajar, estaba pensando que él podría acompañarnos aunque no tuviera nada que ver con nosotros, porque a lo mejor esas personas que raptaron a su hermana eran otras distintas a las que mataron a nuestras familias.
    —Ya tenemos a otro.—dije sonriendo. Cuantos más mejor ¿no?
    —Que alegría—contestó con sarcasmo Karas, no se porque pero creo que le caía mal Kiba o por lo menos no le agradaba mucho su presencia. A mi me parecía simpático.
    —¿De que habláis?—preguntó el susodicho mirándome pero le contestó Karas.
    —Tu estas buscando una especie de venganza ¿no?
    —Supongo que se le puede llamar asi.
    —Pues nosotros también.
    —¿En serio?
    —Y tan en serio—dije parándome enfrente de ellos— Y por eso quiero que vengas con nosotros. ¿Qué me dices?
    —Claro que si. No podría negarme a nada de lo que me diga una chica tan guapa como tu—me dijo por segunda vez sonriendo, lo que hizo que yo también sonriera pero Karas me la cortó.
    —Pues a mi no me parece bien.
    —¿Por qué?—le pregunté extrañada.
    —Porque tiene celos—contestó Kiba medio riéndose.
    —¡¿Celos?! ¡Te voy a dar yo celos!—dijo cogiendo una de sus pistolas y mirándole amenazadoramente. Kiba por su parte le sacó la lengua dejando ver el piercing pero con una mano, por si acaso, en el mango de su espada.
    —Oye, estaos quietos un momento.—me había acordado de algo. Había dibujado la cruz que le vi al hombre que intentó matarme en mi casa, yo no soy buena dibujando pero con paciencia al final había hecho algo más o menos bien. Se la enseñaría a estos dos a ver que pasa. A lo mejor estábamos conectados y todo.
    Saqué el papel llamando la atención de los dos.
    —¿Os suena de algo esto?—les enseñé el dibujo y en cuanto lo vieron los dos se sorprendieron. Me quitaron el dibujo de la mano haciendo que diera un respingo por la efusividad del momento.
    —¡¿Qué haces tu con esto?!—elevó un poco la voz Karas.
    —¡¿Dónde lo has encontrado?!—Kiba también estaba sorprendido…
    —La he dibujado yo, no os pongáis asi. Se la vi al hombre que quiso matarme y también la vi hace ocho años pero… ¿tu de que la conoces Kiba?
    —Por lo mismo que tu, se la vi en la ropa de los que se llevaron a mi hermana.
    —Entonces buscamos los tres a los mismos asi que con más razón vamos a ir todos juntos, cuantos más seamos mas fácil será.—le quité el papel a Karas y lo volví a guardar, quien sabe, a lo mejor nos podía servir para algo en un futuro.— ¿nos vamos a Ajar ya?—Kiba y Karas se miraron y luego asintieron.
    Reemprendimos el camino a Ajar los tres juntos a partir de ahora.




    Tardamos un montonazo en llegar a Ajar porque a parte de que estaba lejos, no tuvimos tanto suerte como yo la tuve la última vez para que alguien parara para llevarnos y claro, andando se tardaba la vida. Estuvimos dos días andando, solo nos parábamos para dormir, comer y descansar algo. Al tercer día un buen hombre se paró y nos llevó en su camioneta hacia el pueblo.
    Asi que habían pasado tres días desde que nos juntamos con Kiba y ahora estábamos caminando en el pueblo de Ajar. ¡Por fin!
    Desde que había salido de casa me habían pasado unas cuantas cosas que estando sola no hubiera salido viva pero tengo la suerte de que no lo estoy, tengo dos acompañantes bien fuertes y guapos todo hay que decirlo. Si esto no es suerte entonces no se lo que es.
    Iba caminando delante mirando todo, estábamos buscando un hostal barato, que ahora que Kiba se había juntado, todo nos saldría más caro pero me daba igual.
    En una de las esquinas de la calle, donde no había mucha gente, de pronto, cuando estaba pasando se chocó un niño de unos 12 años contra mi cayéndose al suelo y casi tirándome a mi.
    —¿Estás bien?—le pregunté agachándome un poco. Él me miró con una expresión asustada.
    —Me tenéis que ayudar, me están persiguiendo y si me cogen no se lo que me harán—nos dijo mirando a los tres.
    —No—me negué rotundamente pero tampoco muy segura. Es que nosotros ya tenemos nuestros propios problemas como para meternos en más líos.
    —¿Qué? ¿Por qué?
    —Ve a la policía, chaval, lo que me faltaba a mi era meternos en más problemas.
    —¡Es que es la policía la que me esté persiguiendo!—se levantó de pronto con un grito de sorpresa y se puso tras de mi abrazándome como si asi estuviera protegido.
    No pude ni protestar porque en un abrir y cerrar de ojos la policía nos rodeó apuntándonos con armas. Intenté decir algo pero la policía no nos dejó. ¿Es que no podíamos empezar bien en un pueblo?




    Ahora estábamos los cuatro en una celda de la prisión de Ajar, esposados y atrapados. Lo que no entendía era porque Kiba y Karas no hicieron nada, muy fuertes que eran y no podían librarse de unos cuantos policías. Estaba enfadada, yo no quería estar encerrada en una celda. ¡No había hecho nada! Era injusto. Además ¿desde cuando se pueden meter a menores en prisión? Aquí pasaba algo raro.
    —Muy bien, antes lo digo y antes pasa—dije enfadada.
    —Lo siento—se disculpó el pequeño.
    —Si pidiendo disculpas solucionaras algo pues vale pero como no te callas.
    —A ver chaval ¿y nos vas a decir porque te perseguía la policía?—exigió Kiba mientras se apoyaba en los barrotes de la celda.
    —Me llamo Brand eso para empezar y me perseguían porque le tiré una piedra a la ventana del coche del Jefe de esta prisión.
    —¡¿Qué hiciste que?!—dije todavía enfadada, es que hay que tener pocas luces para hacer eso. Aunque de todas maneras eso no es motivo suficiente para encerrarlo.
    —Lo siento pero es que encarcelaron a mi padre hace un año porque algo que no hizo. Me dijeron que iba a salir pronto y justamente hoy cuando pregunté por él, el jefe me dijo que había sido ejecutado. ¡No lo entiendo! Él no hizo nada malo… Me quiero vengar…—suspiré. Ahora si le entendía, lo de tirar una piedra es poco comparado con lo que hubiera intentado hacer yo… pobre niño.
    —¿Matarías al tipo que mató a tu padre?—preguntó de pronto Karas, que estaba sentado en el único banquito que había— ¿lo vengarías?
    —Si—contestó Brand sin vacilar.
    —Vale—de pronto sus esposas se abrieron no se como, no sé que había hecho pero me sorprendí.
    —¿Vamos a ayudarle?—preguntó Kiba también abriendo las suyas.
    —Si—Karas sacó una de sus pistolas y apuntó a la cerradura. Un momento ¿sus pistolas?
    —¡Eh! ¡¿Cómo que tienes tus pistolas?! Nos confiscaron las cosas—vi a Kiba que también sacaba una mini Katana, bueno era mas pequeño todavía pero cortaba y mucho— ¡¿Tu también?!
    —No, a mi me confiscaron la espada.
    —¡Pero tienes esa! ¿Cómo lo habéis hecho?—ni si quiera podía sacarme las esposas como ellos. Los dos se miraron por primera vez con complicidad y contestaron a la vez.
    —Tenemos nuestros trucos.—Karas disparó dejándome con la palabra en la boca y abriendo la puerta. Vi que un guardia intentó salir corriendo para avisar a los demás pero Kiba lo noqueó de una patada. Se agachó y cogió las llaves que abrían nuestras esposas.
    ¿Quién quiere que le quite las esposas?
    —No seas idiota y quítanoslas. —dije con prisas. Era cuestión de tiempo que se dieran cuenta que habíamos escapado.
    —Ya va, ya va—primero se las quitó a Brand y justo cuando me las iba a quitar paró y me miró— Tu me tienes que besar antes.
    —¡Kiba!—protesté, no había tiempo para sus tonterías.
    —Ah, bueno, entonces no te las… —no terminó porque de pronto sonó una sirena que dejaría sordo a cualquiera, supongo que era la alarma. Ya esta… ya se han dado cuenta de que habíamos escapado.
    —No hay tiempo, Kiba quítaselas ya y vámonos. —Kiba obedeció y me las quitó rápidamente. Salimos corriendo por un pasillo en el cual no había ningún tipo de puerta ni de celda, solo era un pasillo, ya está. Eso es lo que creía hasta que las paredes de este empezaron a cerrarse en un intentó para aplastarnos.— ¡Correr mas deprisa! —gritó, para que se le escuchara por la maldita sirena que no paraba de sonar y cogiendo al niño.
    Kiba me cogió de la mano y tiraba de mi pero en cuanto salimos de ese pasillo, se puede decir que salimos de la olla para caer al fuego ya que aparecieron todo tipo de trampas para pararnos o mas bien matarnos. ¿Desde cuando en una prisión hay trampas de este nivel?
    Pudimos esquivarlas todas hasta que llegamos a un especie de salón de forma rectangular. En cuanto entramos las puertas se cerraron solas tras nosotros cosa que ya no me gustó. Seré sincera: me entró algo de miedo.
    —Lo habéis hecho muy bien —no se quien había hablado porque no le veía pero el tono con el que dijo eso no me gusto tampoco, no me gustaba nada de esto, solo quería salir de aquí. Todos buscamos con la mirada sin éxito. —Estoy aquí —se encendió una luz que iluminó a una persona gorda y medio calva, la cual estaba sentada en un sillón muy cómodamente.
    —¡Es él! —gritó Brand enfadado —¡Es el responsable de la muerte de mi padre!
    —Tu padre, si… recuerdo que era un hombre obediente que soportaba cualquier cosa con tal de salir de aquí y volver a ver su querido hijo. Es verdad que te dije que estaba muerto pero no es asi, está vivo —se abrió una compuerta oculta en la pared de la cual salió un hombre moreno, de unos cuarenta años. Diría que todo era normal de no ser porque tenía algo que daba miedo. Sus ojos, sus ojos eran dorados con la pupila negra y además no tenía expresión alguna. No me gusta que me mire de esa forma.
    —¡Papá!gritó Brand corriendo hacia él.
    —¡No, espera!grité pero Brand no me escuchaba, solo quería abrazar a su padre. Cuando estaba cerca de él, el padre alzó un hacha que tenía escondida detrás de si para darle al niño ¡No! grité cerrando los ojos, una para no ver como le daba y dos por la sangre. El golpe no llegó.
    Cuando abrí los ojos vi que Kiba había parado el golpe con la mini Katana y ahí se había quedado, los dos haciendo fuerza a ver quien aguantaba más. Suspiré.
    —Papá ¿Por qué?
    —No te escucha, esta controlado gracias a una invención del gran señor Aliance Deep ¿veis la marca que tiene en el cuello y los ojos dorados? Eso significa que esta controlado, ahora mismo solo escucha mis ordenes es… como una máquinase rio. Que cabrón…
    —Que fuerza tiene —protestó Kiba, creo que estaba perdiendo.
    —Si, es que también le da el doble de fuerza, de velocidad… es increíble —se volvió a reír.
    —Demuestra que sirves para algo y aguanta un poco másdijo Karas sacando sus pistolas y apuntando al padre de Brand.
    —¡No! —gritó Brand —¡No lo mates!corrió hacia Karas y se colgó de su brazo intentado impedir que disparara.
    —Oye, que no hay otra opción…
    —¡Tu!grité enfadada dirigiéndome al gordo asqueroso este. ¡¿Cómo puedes hacer esto?! ¡¿Es que no te importan las vidas de los demás?! ¡Solo eres un cobarde que te escondes detrás de personas sin alma al igual que Aliance!
    —¿Cómo te atreves a insultarme a mi y al gran señor de este país, Aliance Deep? ¡Max!que supongo que era como se llamaba el padre de Brand¡Mátala a ella primero!—Me asusté. Tenía que aprender a mantener la boca cerrada.
    Max con un movimiento rápido echo a un lado a Kiba tirándolo al suelo y en cuestión de segundos estaba a mi lado para darme con esa hacha. Me sorprendí tanto que me quedé en el sitio estática hasta que gritaron mí nombre tanto Kiba como Karas.
    —¡Maia!—gracias a eso pude esquivar el golpe no se ni como, solo me agaché sintiendo el aire que hizo el hacha al pasar por encima de mi, pero la cosa no quedo ahí, ya que a la segunda no tuve tanta suerte.
    Cuando me agaché Max aprovechó y me dio un golpe, creo que con la pierna, en el costado sacándome un grito de dolor y tirándome al suelo. Me cogí el costado con dolor, mucho dolor, me había dado muy fuerte, y levanté la vista viendo que Max había levantado el hacha hacia mi, de nuevo.
    Tampoco llegó el golpe ya que Karas juntado sus pistolas en forma de X paró el golpe.
    —Maia, sal de ahí, no voy a aguantar mucho. —me levanté como pude cogiéndome el costado adolorido y cuando lo hice Karas se quitó del medio haciendo que el hacha impactara contra el suelo rompiéndolo.
    Vi que Max me miró de nuevo, seguro que iba a ir de nuevo hacia mí y era cuestión de tiempo que hiciera su cometido. De todas formas Karas vio sus intenciones y disparó cerca de él sin darle haciendo que retrocediera un poco para luego acercarse a él y darle una patada. No le hizo nada pero lo alejó de mí. ¿Porque estaba cuidando tanto de mí?
    —¿Aun sigues pensando que eso es tu padre?—le preguntó Karas sin apartar la vista de Max.
    —No, no lo es… —Karas ante la respuesta le volvió a apuntar —¡Pero!... ¡Papá! ¡Sé que estas ahí dentro! ¡Por favor, para y vuelve conmigo! ¡Papá! —el gordo se rio.
    —Imposible, una vez que estas controlado es imposible que uno vuelva a la normalidad por si solo, hay que administrar un antídoto, el cual no tengo.se volvió a reír.
    —Es un…susurré para mi. Estaba enfadada, odiaba a las personas que jugaban con las vidas de los demás. No somos dioses, no tenemos derecho a hacer eso, ni si quiera esos supuestos dioses lo tienen. Le haría pagar.
    Me pegué a la pared donde había más oscuridad para intentar acercarme al gordo ahora que estaba distraído.
    —¡Max, mátalos a todos! —pero Max no se movió. —¡¿Qué estas haciendo?! ¡He dicho que ataques! —me sorprendí, bueno todos lo hicimos pero es que Max estaba llorando.
    ¡Papá!
    —¡Es imposible! ¡Max te ordeno que ataques! —pero no, al final terminó yendo a por ellos, sin piedad. Pero por lo menos sabía que Max seguía dentro, luchando por salir, a lo mejor había esperanza.
    —El milagro duró poco —dijo Kiba esquivando el primer ataque de Max, el cual iba a por Karas y a por Kiba a la vez sin resultados ya que los dos esquivaban con rapidez y agilidad cada uno de sus ataques. Kiba en un descuido hirió en un hombro a Max, no se si le hizo algo eso, no lo vi porque desvié la vista, no quería ver como le mataban, no quería ver sangre. Miré al frente acercándome poco a poco al gordo.
    —¡Papá, detente!escuché gritar a Brand. No sé que paso porque se quedó todo en silencio hasta que alguien habló.
    —Ma…matarmeera Max. Estaba hablando Brand… te… te quiero. Me paré cerrando los ojos concentrándome en llegar, abrí los ojos mirando al frente, di dos pasos y se escuchó un disparo, luego su grito.
    —¡NO!gritó Brand llorando. Menos mal que yo ya había llegado hacia donde estaba el gordo y me había puesto detrás. Aunque sabía que era un cobarde nada más verle no pensé que llegara a tanto ya que en cuanto Max murió quiso escapar por detrás pero no se había dado cuenta de que yo estaba esperándole. Se paró mirándome con miedo y yo saqué una pistola que le había cogido al guardia que Kiba noqueó antes. Le apunté.
    —Eh, espera, no te precipites —me decía mientras retrocedía en dirección hacia mis dos amigos a los cuales escuché sacándome una sonrisa internamente.
    —¿De donde ha sacado la pistola?preguntó Karas.
    —Ni idea.
    Le tiré al suelo de una patada flojita y me dirigí a Brand sin dejar de mirar al asqueroso este.
    —Aquí tienes a tu asesino Brand.
    —Pero si a su padre le he matado yo… —respondió Karas.
    —Te equivocas, tu no lo has matado, él ya estaba muerto asi que Brand, tu eliges ¿Vive o muere?
    Brand lo miró y unos segundos después le quitó la pistola a Karas, y se acercó al hombre, vi que le temblaban las manos. No podía dejar que lo matara, el chaval tenía miedo, se le veía en su mirada, y matar a alguien no es algo que se olvide fácilmente. Además solo era un niño.
    —Estas muy nervioso asi no vas a apuntar bien y fallarás—le cogí el brazo he hice que metiera la pistola en la boca del gordo. Karas protestó.
    —Oye, que es mi pistola. —pero le ignoré, tena que elegir bien las palabras para asustar un poco más al niño y que se le quitara de la cabeza eso de la venganza, como he dicho eso es un palabra muy fuerte para un niño de su edad.
    —Asi no fallarás y cuando dispares la bala atravesara su cráneo, salpicando sangre… —tuve que cerrar los ojos para tranquilizarme, solo de imaginarme eso ya me ponía mala —...por todos lados y muriendo en el acto.
    —Es lo que quiero —lo dijo con determinación pero temblando.
    —Bueno, tú decides, es tu venganza pero si lo matas no serás muy diferente a él. ¿Estas dispuesto a vivir toda tu vida con el pensamiento de haber matado a alguien? Sabes… la venganza es un tema muy delicado, si lo matas gente que quiere a esta persona, si es que tiene, también querrá venganza por el dolor de su perdida y te buscará. La venganza es un circulo vicioso que nunca acaba ¿estas dispuesto a pasar por eso? —Brand me miró de reojo durante unos segundos, cada vez temblaba más y sé que tenía ganas de llorar. No estaba equivocada ya que soltó el arma y me abrazó llorando.No llores…
    Vi que el hombre quiso coger la pistola pero Karas y Kiba se ocuparon de que no hiciera nada estúpido, solo con las miradas de ellos dos se asustó.
    —Vámonos anda —dije dándome la vuelta todavía con Brand abrazado a mi pero en cuanto lo hice Kiba y Karas estaban en medio mirándome e impidiendo que pasara. —¿Qué pasa?
    —Nada, es que hay algo ahí atrás que no creo que quieras ver.—me dijo Karas a la vez que Kiba asentía. Caí en que Max estaba muerto y seguramente cubierto de sangre.
    —Oh.—me quitaron a Brand, el cual cogió Karas en brazos y Kiba me tapó los ojos guiándome hacia la salida. Al final por suerte todo había salido bien. Sigo diciendo que tengo mucha suerte, dentro de lo malo, claro.




    Una vez que cogimos nuestras cosas confiscadas, que Karas incendiera la prisión no se porque, le dio por ahí, yo tampoco le detuve será porque no me gustaba nada ese sitio y de que nos despidiéramos de Brand, nosotros seguimos nuestro camino, o sea buscar un hostal para pasar la noche que con la tontería nos habíamos pasado toda la tarde en ese sitio asqueroso.
    Estábamos en lo alto de una colina mirando como el fuego consumía la prisión. La verdad es que a pesar de estar un poco lejos el calor llegaba, no creo que los bomberos tardaran en llegar.
    —Me ha gustado mucho tu discurso pero ¿no te estas contradiciendo?—me preguntó Kiba. Se a lo que se refería, yo también lo había pensado.
    —Si y no—contesté simplemente.
    —¿Cómo?—este no se enteraba, normal. Sonreí.
    —¿Y tu?—me preguntó de pronto Karas haciendo que le mirara quitando esa sonrisa. —¿Estas dispuesta a pasar por eso?—le miré durante unos segundos.
    —Por eso estoy haciendo este viaje.
    —Dirás: Estamos haciendo este viaje.—me dijo Kiba sonriendo.
    —Si—volvió mi sonrisa.
    —Venga, vamos a encontrar un hostal que estoy cansado—dijo Karas adelantándose seguido de Kiba. Antes de seguirles eché otro vistazo a la prisión en llamas. Cuando llegue el momento…¿Estaría dispuesta a cumplir mi venganza? ¿O me echaría atrás como una cobarde? No tenía ni idea pero ya se vería cuando llegase el momento. De todas maneras no tenía otra opción, si paraba de hacer el viaje moriría tarde o temprano a manos de las maquinas o del tío que me busca, asi que era mejor seguir con Kiba y Karas.
    —¡Vamos, Maia!—me gritó Karas
    —¡El último que llegue paga el hostal!—dijo Kiba a modo de juego mirando a Karas que para mi sorpresa aceptó.
    —Echo.—salieron corriendo.
    —¡Eh! ¡Pero si la única que tiene dinero soy yo, idiotas!—escuche como se reían y yo no me quedé atrás, también lo hice. Estas son las cosas que me gustaban desde que salí de mi casa. Estos momentos de felicidad no los cambiaría por nada en el mundo.
     
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  7.  
    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

    Acuario
    Miembro desde:
    1 Septiembre 2011
    Mensajes:
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Búsqueda
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
    Palabras:
    4648
    Capitulo 5.

    Nos quedamos en Ajar solamente un día pero es que era un pueblo muy pequeño y por más que investigamos no encontramos nada relacionado con esa cruz que nos enseño Maia el otro día. Asi que al segundo día nos fuimos de Ajar hacia El Monte, una ciudad pequeña. En realidad más bien era otro pueblo pero tenía el suficiente número de habitantes como para llamarle ciudad, aunque fuera tan pequeño como un pueblo.
    De nuevo emprendimos el camino andando, no teníamos otro remedio ya que no teníamos coche ni el suficiente dinero como para ir en autobús, tampoco es que tuviera prisa, que la debería tener por lo de mi hermana, pero ya habían pasado 6 años por unos meses más no iba a pasar nada.
    Nos costó llegar porque nadie quería parar para llevarnos. Estuvimos caminando unos 5 horas seguidas hasta que por fin una mujer paró para alivio de Maia, ya que se le veía muy cansada.
    Nos montamos en la parte de atrás de la furgoneta donde se amontonaba la carga y tardamos en llegar a El Monte dos horas más, podríamos haber llegado antes pero la mujer iba muy lento, y tampoco era plan de decirle nada, ya había sido muy amable en llevarnos.
    Ahora eran cerca de las doce de la noche y acabábamos de llegar a un hostal bastante barato.
    —Por fin—dijo Maia acostándose en la primera cama que vio de espaldas a nosotros.
    —No has hecho otra cosa en todo el día que quejarte.—le dijo Karas soltando la mochila en el suelo y quitándose la chaqueta con las pistolas.
    —Cállate, ella por ser tan guapa tiene derecho a quejarse todo lo que quiera.—le dije para picarle aunque pensara asi de verdad.
    —Entonces tu también tienes derecho a irte por idiota y plasta—eso ya no me había gustado. Le miré con cara de pocos amigos.
    —Tu lo que quieres es pelea ¿no?
    —Puede ser…—nos íbamos a pelear como otras tantas veces. No se... no es que me cayera mal, para nada, lo que pasa es que tenía cosas que me exasperaban, además teníamos personalidades opuestas y eso chocaba.
    De todas maneras esta vez paramos y no porque quisiéramos sino porque nos pareció extraño que Maia no nos haya parado, ya que siempre lo hace. La miramos los dos extrañados. Estaba tumbada de espaldas a nosotros asi que nos acercamos por el otro lado viendo el porqué de su silencio. Se había quedado totalmente dormida. Sonreí y vi que Karas también, estaba guapa hasta durmiendo.
    La tapamos y los dos nos fuimos a dormir ya que aunque no lo demostráramos también estábamos cansados. Había tenido suerte de encontrarme con ella, fue lo último que pensé antes de caer dormido.




    Me desperté bostezando y estirándome, se estaba tan bien en la cama… Me incorporé y vi que Karas y Kiba todavía dormían cosa rara porque normalmente eran ellos los que me despertaban pero lo más raro era que había dormido de un tirón, sin la pesadilla que tanto me atormentaba. Había soñado si, pero había sido un sueño agradable: en él estaban Karas y Kiba y era realmente feliz, por una vez en la vida me reía sin sentimiento de carga ni de culpabilidad ni de preocupación ni miedo.
    Una vez de vuelta a la realidad no lo era, no como en el sueño. Puede que desde que estoy con Karas y Kiba fuera un poco más feliz que antes, ya que se habían convertido en dos amigos que hace más de 8 años que no tenía, pero el concepto que yo quería de felicidad de momento era inalcanzable.
    Ojala el sueño fuera real.
    Poco después estos dos se despertaron y bajamos a desayunar a la cafetería del hostal. He de decir que la comida estaba malísima pero como teníamos hambre pues comimos igual.
    Ya estábamos a punto de irnos cuando se nos acercaron cinco hombres armados y entre ellos un niño rubio. Uno de los hombres que llevaba escopeta se adelanto, este también era rubio, creo que era el padre del niño.
    —Forasteros, tenéis que iros de este hostal.
    —¿Y eso porque?—pregunté— Se que la comida es un poco mala pero tampoco es para irse—lo había dicho de coña a ver si alguno se reía, pero es que sentía un poco de tensión en el ambiente. No resultó efecto.
    —Es peligroso para vosotros ¿no os habéis dado cuenta de que sois los único que residís aquí?—pues la verdad es que no…
    —Si, pero eso no es de nuestra incumbencia—contestó Karas serio. Parece que el si se había dado cuenta.
    —Será temporada baja—siguió Kiba intentando hacer un chiste, de nuevo sin resultados positivos.
    —No, dejarme que os avise, desde que llegó la hija de Rius, el dueño de este hostal, no se si la habréis visto, todo cambió. Muchas personas que residieron murieron, no se sabe como. La llegada de esa niña ha sido una desgracia, es un monstruo y si no quereis morir marchaos—si que había visto a esa niña y para nada parecía un monstruo. Odiaba esa palabra, desde que este tío la había pronunciado no dejaba de sonar en mi cabeza y yo en un acto de aparentar tranquilidad trataba de ignorarla.
    —Pero si es una niña muy mona, además solo tiene 9 años—dije convencidísima de mis palabras.
    —¡No es una niña!—alzó un poco la voz.
    —Da igual, gracias por avisarnos, pero nosotros haremos lo que creamos conveniente y de momento nos quedamos aquí—dijo Kiba recostándose en su silla.
    —Luego no digáis que no os hemos avisado.—miró a sus compañeros—vámonos—se marcharon todos igual que como llegaron.
    —Que cabezota que es…—dije todavía con esa palabra en la cabeza.
    —¿Por qué le dicen monstruo a Violeta?—preguntó Kiba. A partir de aquí lo que hablaran estos dos no lo escuché, me metí en mis pensamientos. ¿Le habría pasado algo a Violeta para que la llamaran asi? Da igual por donde lo viera, una niña de nueve años no podía hacer algo tan grave para ser juzgada así. Lo se por experiencia. ¿Pasaría algo en esta parte de la ciudad? Tenía que…
    —¡Maia! Ni se te ocurra involucrarte en nada.—mi nombre gritado por Karas para llamar mi atención me sacó de mis pensamientos.
    —¿Qué?—me levanté rápido de la silla— ¿Qué te hace pensar eso? Solo estaba pensando en las pistas—intenté disimular pero creo que no colaba, lo sabía por su cara.
    —No sabes mentir.
    —Que te estoy diciendo la verdad
    —Pues venga dime, ¿Qué has pensando sobre eso?—a la mierda me ha pillado.
    —Ah, pues…—Rius me salvó.
    —Perdonar, no he podido evitar escuchar la conversación de antes. Dejarme deciros que mi hija no es ningún monstruo.—era un tipo bastante alto y delgado con el pelo corto y negro y unos ojos pequeños.
    —Eso ya lo sabemos señor, no hace falta que nos lo diga.—dije sonriendo contagiándole a él.
    —¿Puedo preguntaros algo?
    —Claro—contesté.
    —Sois viajeros pero… ¿sois familia? No ¿verdad?
    —¡No!—alzó la voz Kiba antes de que me dejara contestar— por favor… ¿Yo familia de este?—señaló a Karas— Dios me libre.
    —No te pases—dijo enfadado Karas—Además ¿desde cuando crees en Dios?
    —Desde nunca es una expresión pero parece que tu no lo pillas.
    —No te burles de mí…
    —Bueno, bueno, no empecéis…—miré de nuevo a Rius una vez que los había parado— no, no somos familia viajamos juntos porque tenemos algo en común. Buscamos a la misma persona.
    —¿A una persona?
    —Si, a la que mato a nuestras familias.—contestó Karas sorprendiéndome. No pensé que diría eso tan abiertamente.
    —Ah, ya veo…
    —¿Y cuando la encontréis, matareis a esa persona?—la que había preguntado era nada más y nada menos que Violeta, una niña muy guapa con el pelo castaño claro y ojos azules, nada que ver con el padre. Todos nos quedamos mirándola— Ah, lo siento, siento haberme metido donde no me llaman, iré a hacer la compra—salió corriendo sin tiempo a que le dijéramos nada.
    No pude evitar preocuparme.




    Después de ese pequeño incidente en el hostal fuimos a “pasear” por la pequeña ciudad, que para mi era pueblo, para investigar sobre esa cruz que Maia había dibujado.
    Después de preguntar a las personas supuestamente indicadas y de perdernos, porque aunque Maia no lo reconociera nos habíamos perdido, habíamos acabado en las afueras, en un descampado donde solo había arboles y animales.
    —No sé que es lo que estamos haciendo aquí, tenemos que preguntar a personas no a animales—dije en un intento de protesta.
    —Es que a lo mejor había alguien por aquí—me contestó Maia mirando hacia todos lados.
    —No se quien va a haber en un descampado en las afueras—seguí.
    —Yo que se, por mirar…
    —No le hables asi a Maia, desgraciado—ya soltó el tonto de turno, siempre tenía que hacerlo.
    —Tu a callar ¿no veis que estamos perdiendo el tiempo?—siempre la defendía y yo quedaba como el malo, cosa que delante de Maia no me gustaba.
    —¡Eh! ¿Esa no es Violeta?—Maia, señaló hacia unos árboles y nosotros dos miramos— ¡Eh, Violeta!—si que era ella, la reconocí cuando miró, lo que no me esperaba era que saliera corriendo al vernos, se adentró entre los arboles.—¡Oye no te vayas!—Maia también echó a correr detrás de Violeta sin pensar en nada.
    —¡Oye tú, no corras!—medio grité pero no me escuchó, bueno más bien me ignoró.
    —He dicho que no le hables asi a Maia.—otra vez, que pesado…
    —Yo habló como me da la gana.
    —Ahora no esta Maia para pararnos asi que cuidado con lo que dices.
    —Oh si… ¿Y que me vas a hacer?—de pronto se escuchó el grito de Maia cosa que hizo que mi corazón se parara. Solo de oírla gritar sentía algo en mi interior ¿era miedo?
    No nos lo pensamos nada y salimos corriendo hacia donde había provenido el grito.




    En cuanto vi que Violeta salía corriendo yo salí detrás de ella, no entendía porque huía de nosotros si no le íbamos a hacer nada.
    Corrí un trecho bastante grande buscándola con la mirada, no la veía pero no podía estar muy lejos.
    —¿Violeta?—Lo que me llamaba la atención era que para ser de día esta parte estaba bastante oscura— ¿Dónde estas?—tenia los pelos de punta, este sitio no me gustaba nada. Miré al suelo para no tropezarme con una raíz que sobresalía de la tierra, salí de entre los árboles y cuando alcé la vista no pude evitar gritar del susto pero enseguida me tapé la boca, no había nada que temer, solo eran… cadáveres en descomposición y esqueletos, nada más… no había sangre.
    Si, por eso grité. Había cruces hechas de metal con esqueletos atados a ellas, un escenario bastante macabro.
    Enseguida llegaron Karas y Kiba que al verlo también se sorprendieron pero no dieron ningún grito, es más, reinó el silencio.
    —¿Qué es esto?—por fin pudo articular Kiba.
    —Es una costumbre de aquí que cuando la gente se muere crucificarlas para que se la coman los cuervos—la que contestó fue Violeta que estaba a unos metros más a la derecha mirando una cruz vacía.
    —Violeta…—susurré mirándola.
    —Esta es la tumba de mi madre, mi papa me dijo que murió cuando me dio a luz.
    —Lo siento.
    —¿Por qué te disculpas? Yo no la conocí—puso unas flores y se acercó a nosotros— ¿nos vamos? Debéis de tener hambre.
    —Pues ahora que lo dices si—dijo Kiba apoyando una mano en su estomago que hizo que Violeta se riera, una risa dulce y de niña pequeña. Por favor, aquí el único monstruo que hay seguro que es él que se ha inventado eso.




    Después de comer, que la verdad la comida me supo mejor que la de esta mañana de nuevo nos fuimos a buscar información por la ciudad, esta vez separándonos para ir mas rápido, cosa que no me gustó ya que eso de dejar a Maia sola no lo veía yo bien, pero bueno.
    Me pasé toda la tarde intentado averiguar algo sin éxito y eso de trabajar en algo para no obtener nada lo odiaba por lo que llegué un poco molesto cuando nos reunimos a la puesta de sol.
    —¿Algo?—preguntó Maia—porque yo no he tenido suerte—Yo negué al igual que Karas—Bueno… entonces volvamos, mañana ya veremos lo que hacemos.
    —Como tú digas Maia—dije con tono meloso para sacarle una sonrisa cosa que conseguí, es que me gustaba mucho cuando sonreía.
    Me extrañó que Karas no dijera nada, siempre que yo le decía algo a Maia, se molestaba y se peleaba conmigo, se nota que le gustaba y que le entraban celos aunque él no lo reconociera y Maia no se diera cuenta. Como no se espabilara se la iba a quitar yo.
    De camino nos encontramos con un Rius nervioso que venía corriendo hacia nosotros al vernos.
    —¡Ah, Maia!
    —¿Qué pasa?
    —¿Habéis visto a Violeta?
    —No…
    —Desde que se fue después de comer no ha vuelto y me tiene preocupado, no suele tardar tanto y si no me lo hubiera dicho.
    —Si quieres te ayudamos a buscarla—se ofreció Maia amablemente y me parece que a Karas no le gustó esa decisión por la mirada que le echó.
    —Muchas gracias—corrió hacia la dirección del hostal llamándola y nosotros en otra también llamándola. Aunque no tuviera ganas no iba a dejar a Maia sola, además Violeta solo era una niña.
    —¡Violeta! ¡¿Dónde estás?!—gritó Maia y después yo. El único que no gritaba aunque por lo menos buscaba era Karas. Además se le veía molesto y cansado. No duró mucho tiempo, como pensé, buscándola. A los diez minutos se hartó y saltó un poco bruscamente.
    —No se porque tenemos que buscarla.—Maia ignoró el tono que usó Karas completamente, es más ella contestó bien.
    —Porque es una niña a la que todos llaman monstruo.
    —Sabía desde un principio que te ibas a meter en esto ¿Por qué no dejas que lo resuelvan ellos? Si la llaman monstruo algún motivo tendrán ¡¿A ti que más te da?!—había levantado la voz y esta vez Maia no contestó bien sino enfadada.
    —¡Me da! ¡Además, a lo mejor no tienen ninguno! ¡¿Acaso tu sabes el dolor que se siente cuando todos te dan de lado y te insultan?! ¡¿Sabes lo que se siente cuando te llaman monstruo?! ¡¿Lo sabes?!—me sorprendí, y Karas también pero es que era la primera vez que Maia nos gritaba, bueno le gritaba, de esa manera. Karas no contestó, normal… ¿Qué iba a decir después de eso?— No, no lo sabes y como no lo sabes no tienes derecho a decir que no me meta—por lo menos había bajado la voz aunque se le veía que estaba mal—Yo la voy a buscar, tu haz lo que te de la real gana—y dicho esto salió corriendo pero antes de que desapareciera de nuestra vista Karas alzó la voz para que le oyera.
    —¡¿Y tu si sabes todo eso?!—Maia se paró en seco y después de unos escasos segundos se volvió mirándole con una expresión triste, luego se fue corriendo.
    La perdimos de vista cuando dobló la esquina y los dos vimos como el hombre rubio de esta mañana, con la escopeta la seguía.
    —Se ha enfadado contigo Karas, asi no vas a tener posibilidades con ella.
    —Cállate ¿Quién ha dicho que yo quiera algo con ella?
    —Lo que tu digas—sonreí. Que cabezota es.— ¿Lo has visto no?
    —Si, tú busca a Violeta yo seguiré a Maia.
    —Vale. Ah, otra cosa: esa expresión que puso…—Karas suspiró.
    —Supongo que si lo sabe—vi como se alejaba. Supongo que hay cosas del pasado de Maia que no sabemos igual que hay cosas que ella de nosotros no sabe pero todo esto me ha preocupado.
    Deje de darle vueltas y yo también me fui a buscar a Violeta.




    Estuve corriendo durante un tiempo buscando a Violeta y llamándola, me daba igual que la gente se me quedara mirando al pasar, estaba acostumbrada a miradas mucho peores que esas.
    Me paré en seco pensando en donde podía haber ido, una niña no había podido ir muy lejos. Entonces caí en donde podía estar: El cementerio. Fui hacia allí corriendo, deseando que no me equivocara.
    Tarde más o menos en llegar unos diez minutos, ya que iba corriendo, y cuando llegué ahí estaba ella, mirando de nuevo la tumba de su madre. Ahora ya me podía tranquilizar.
    —Con que estabas aquí…—dije cuando ya normalicé más o menos mi respiración por el esfuerzo. Ella me miró— Tu padre está muy preocupado por ti.
    —Lo siento, es que quería estar sola.
    —Bueno, podrías haberle avisado ¿no?
    —Es que no le gusta que venga aquí.
    —En parte le entiendo—no es sitio para que una niña de su edad pase el rato.
    —¿Sabes una cosa?—la miré esperando a que hablara— Envidio a mi madre y a los muertos de aquí. Cuando se lo comen los cuervos, se vuelven parte de ellos, como si se rencarnaran en ellos. Asi pueden volar libres por el cielo.
    —Prefiero ser humana porque para ser cuervo entonces habría que morir y yo de momento no quiero. La vida es demasiado corta y valiosa. Además… los cuervos son tontos.—hice que se riera. ¿Cómo una niña puede pensar asi? Si a penas a empezado a experimentar la vida.— ¿Tu que dices?
    —Supongo—ese supongo no me sonó muy convencida pero bueno, por lo menos estaba bien.
    —¿Nos vamos?—dije ofreciendo a que cogiera mi mano, la cual cogio enseguida.
    Salimos de ese sitio que tan poco me gustaba y entramos de nuevo a la ciudad, cuando íbamos por mitad del camino nos encontramos con Kiba que venía corriendo ya más relajado al vernos.
    —¡Eh, Maia, Violeta! ¿Dónde os habías metido?
    —Pues…—Violeta quiso excusarse pero yo me adelanté.
    —¡Ah! Es un secreto—le guiñé el ojo a Violeta haciendo que sonriera. Me parece que se me daban bien los niños.
    —Ah… un secreto… Por lo menos estáis bien ¿no?
    —¿Por qué íbamos a estar mal?
    —No, por nada, por nada.
    —Perdonarme por ser una molestia, yo lo último que quiero es ser una carga para vosotros.—¿a que venía eso? Su sonrisa se había ido y no me gustaba.
    —No eres ninguna carga ¿A que no, Kiba?
    —Por supuesto que no, ninguna chica es una carga y menos tu.
    —¿Lo decís en serio?—de pronto una piedra golpeó la cabeza de Violeta haciendo que yo mirara a otro lado por si salía sangre. Vi quien había sido.
    Unos niños se estaban riendo y señalaban aquí, entre ellos estaba el niño rubio de esta mañana, el hijo de ese hombre.
    —¡Eso es lo que te mereces monstruo!
    —¡Eh, vosotros! ¡¿Qué creéis que estáis haciendo?!—grité enfadada.
    —Correr chicos—dijo el rubio saliendo todos corriendo.
    —¡Kiba a por ellos!—le dije y él me hizo caso enseguida.
    —¿Estas bien Violeta?—mire con cautela por si había sangre pero ella se estaba tapando la herida con la mano y no veía nada. Mejor, lo que me faltaba era ponerme mala de nuevo.
    —Si, no ha sido nada, estoy acostumbrada.
    —¿Puedes ir sola a tu casa?
    —Si.
    —Entonces ve, ahora vamos nosotros—cuando vi que se iba medio corriendo hacia su casa entonces fue cuando yo corrí también hacia la dirección donde se habían ido tanto Kiba como los niños. Les iba a pedir explicaciones cuando los pillara.




    Cuando Violeta llegó a su casa iba con la cabeza gacha para que su padre Rius no la viera, todo tenía que parecer normal, ella no quería que la viera sangrando de nuevo.
    —Ya estoy aquí—dijo con normalidad.
    —¡Violeta! ¿Dónde estabas? Estaba muy preocupado.
    —Por ahí—decía subiendo las escaleras. Creyó que todo iba a salir bien pero no, ya que su padre le vio la mano manchada de sangre y cuando le dio la vuelta vio la herida de la cabeza.
    —Violeta… ¿Qué te ha pasado?
    —No es nada.
    —Es sangre. Mas sangre no por favor…—la abrazó con todo el cariño del mundo— Esto es la consecuencia de mi pecado.




    Salí corriendo detrás de los niños pero aunque yo era más rápido y fuerte ellos tenían una ventaja: se sabían muy bien la ciudad y sus escondrijos, por lo que los perdí enseguida. Camine durante unos minutos cortos intentando escucharles y mirando por todos lados, hasta me subí a un tejado de una casa.
    Escuché niños riéndose en la calle de al lado si que me asomé a ver si eran ellos. Bingo.
    —¿Lo hemos despistado?—preguntó uno de ellos. Iluso... a mi nadie me despista.
    —Si, ese viejo se ha perdido—dijo el rubio riéndose. ¿Viejo yo? ¿Este niño donde tiene los ojos?
    —Pero ¿Habéis visto la espada que llevaba?—dijo otro de ellos, pero yo no les deje hablar más, eso de viejo me había molestado.
    —¿A quien llamas viejo chaval?—los niños se asustaron al escucharme y me buscaron con la mirada hasta que uno de ellos me vio en el tejado en cuclillas.
    —¡Ahí esta!—me señaló.
    —Solo tengo 18 años, soy joven, no viejo niñato.—no me contestaron solo se habían quedado mirándome en posición de salir corriendo en cualquier momento.— Sabéis… Cuando tenía vuestra edad me gustaba jugar al futbol ¿jugamos un rato?
    —¿Jugar al futbol? Tú lo flipas, vámonos chicos.
    —Si, yo soy el jugador y vosotros el balón—salté cayendo de pie como si nada yendo hacia el rubio asustando a todos y justo cuando le iba a dar una patada apareció Maia parándome.
    —¡Tarjeta roja!—levantó la mano como si enseñara la tarjeta.
    —¿Cómo?
    —Que estas expulsado.
    —¿Por qué?—me estaba siguiendo el juego y eso me gustaba..
    —Pues porque tampoco hace falta que vayas de abusón—puse morros haciéndome el enfadado.
    —Pero es que me ha dicho viejo.—Maia sonrió y cogio de la oreja al niño el cual se quejaba e intentaba que Maia le soltara.
    —¡Suéltame, ese monstruo se lo merecía!
    —No la vuelvas a llamar monstruo.
    —¡Pero si es verdad!—se soltó de Maia pero antes de que se escapara yo le agarré de la capucha impidiéndoselo.
    —Quieto chaval—dije ya más serio.—¿Por qué no nos cuentas la historia?
    El niño nos miró ya mas tranquilo sabiendo que no le íbamos a hacer nada que solo queríamos saber lo que pasaba, la verdad que después de todo estaba interesado.




    Un rato antes:
    Seguí a ese hombre que no sabía muy bien que intenciones tenía con Maia ya que solo la seguía sin apuntarla ni nada, creo que su objetivo no era ella y si no lo era el único que se me ocurría era Violeta. ¿Por qué estaba emperrado en esa niña? No creo que tuviera la suficiente fuerza como para matar a nadie o para hacer algún mal, ahí le daba la razón a Maia.
    Creo que a Maia se le ocurrió donde podía estar Violeta porque dejó de llamarla y salió corriendo, detrás, como no, el hombre y yo también, tenía que cuidar de Maia. Que ironía… cuando la conocí me prometí a mi mismo que si me estorbaba aunque fuera un poco me iría sólo y ahora la quiero proteger con toda mi alma, cada vez estaba peor y no sabía si era bueno o malo.
    Me había metido tanto en mis pensamientos que no me había dado cuenta que habíamos llegado al cementerio de las cruces. Maia había encontrado a Violeta y el hombre se había escondido detrás de unos arbustos
    —"¿Qué vas a hacer ahora?"—Pensé. Hizo lo que me temía. Apuntó con su escopeta a Maia y a Violeta.
    No esperé, y le golpeé en la espalda tirándolo al suelo sin que ellas dos se enteraran.
    —¿Qué crees que haces?—le pregunté de forma amenazante aunque ya creo que me salía solo.
    —No es lo que crees.
    —¿Qué quieres que crea cuando apuntas con una escopeta a alguien?
    —Estoy protegiendo a tu amiga, no esta segura con esa niña. No lo entiendes.
    —Entonces explícamelo.—suspiró y se levantó lentamente dejando la escopeta en el suelo.
    —Todo empezó cuando la esposa de Rius murió…
     
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    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

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    Creo que este capitulo me ha salido mas largo de lo normal xD Disfrutarlo.

    Capitulo 6.

    —Cuando la esposa de Rius murió, empezó todo—nos dijo el niño con tranquilidad.
    —Violeta me dijo que murió dándole a luz.
    —Es mentira, bueno yo no me acuerdo porque era muy pequeño pero todos dicen que la mujer murió antes de que el niño naciera. No sabemos como murió pero ese mismo día Rius trajo un bebe en sus brazos diciendo que era su hija pero no era posible ya que la esposa estaba muerta.
    “A partir de ese día Rius se obsesionó con sus hija tanto que por un tiempo dejó de atender el hostal. Pero lo peor vino cuando ella cumplió los cinco: empezaron los asesinatos. Al principio se creía que era algún ladrón pero cuando pasó el tiempo algunas de las personas que habían tenido contacto con Violeta murieron, asi que se empezó a sospechar de ella y a acusarla. Se dice que ella y el padre usan magia negra. Hacen sacrificios para poder resucitar a su esposa.




    Después de que el niño nos contara esa historia que no sabía si creérmela o no, nos volvimos al hostal con calma. Esa historia no tiene sentido, ni lo de Violeta naciendo cuando su madre estaba muerta ni lo de la magia negra. O sea, magia sé que hay en el mundo pero ¿magia negra? Es un poco fuerte ¿no?
    De todas maneras ni Kiba ni yo hablamos del tema en todo el camino, es más fuimos en silencio, creo que él también estaba pensando e intentando cobrarle sentido a todo.
    Cuando llegamos a la habitación ya estaba Karas en ella, le íbamos a contar la historia pero él ya la sabía. Me dijo que se había encontrado al hombre rubio siguiéndome y que le había parado haciendo que le contara esa historia. Ya no estaba enfadada con él, sé que lo de antes fue una tontería, pero me vi en el lugar de ella y descargué todo en él. Él no me dijo nada asi que yo tampoco, actuaríamos como siempre.
    Cenamos de nuevo en la cafetería del hostal y subimos de nuevo a la habitación ya para descansar, había sido un día raro y se me había hecho largo asi que estaba cansada.
    Cuando me estaba cambiando Kiba y Karas me dijeron que iban a bajar un momento para hacer no sé que, no me enteré bien. Bajaron y treinta segundos después llamaron a la puerta.
    —Entra, está abierto—dije. Era Violeta.—Hola— sonreí.
    —¿Te puedo preguntar una cosa?
    —Claro—di unas palmaditas en la cama invitándola a sentarse junto a mí.
    —Cuando una persona mata a otra, es detestable ¿verdad?—¿Qué pregunta era esa? Fue preguntarme eso y recordar a los asesinos de mis padres y al tío que intento matarme a mí. ¿Detestables? Que va, lo siguiente.
    —Si.
    —Ya veo—bajo la mirada tristemente y entonces lo recordé. Recordé ese día, una persona puede matar a otra de muchas formas.
    —Pero…—me miró— si es en defensa propia no o por lo menos eso es lo que pienso yo. Si alguien mata a otra persona en defensa propia, sin querer, yo la perdonaría. Las demás personas… lo dudo.—Sabía perfectamente que no.
    —Entonces ¿si es en defensa propia no es detestable para ti?
    —Si, eso es lo que he dicho ¿Por qué?
    —¿Tu crees que yo soy detestable?—no me gustaba nada por donde estaban yendo los tiros de esta conversación.
    —No… eres muy buena y amable.
    —¿De verdad lo crees?
    —Claro que si, yo siempre digo lo que pienso.
    —¿Y si te digo que he matado a alguien?—ahí esta la frase que no quería oír.
    —¿Tu? No te veo matando a nadie—pero entonces me acordé que su madre había muerto, a lo mejor era eso.— Pero en el hipotético caso de que lo hubieras hecho seguro que habrá sido en defensa propia o sin querer asi que no te odiaría.—creo que no la convencí lo suficiente porque volvió a bajar la mirada tristemente. No sé que le ha pasado pero no quería verla asi, me recordaba mucho a mi.—¿Quieres que te cuente una historia?
    —¿Una historia?—me miró de nuevo intrigada
    —Si, es una historia de lo que le pasó a una niña mas o menos con tu edad pero si quieres que te la cuente tienes que dormir conmigo.—abrí la cama.
    —¿De verdad puedo dormir contigo?—dijo emocionada y sonriendo, eso le había gustado.
    —Claro que si—sonreímos las dos y nos metimos entres las sabanas. Hacia tiempo que no dormía asi con alguien. La última vez fue hace muchos años y creo que fue con mi hermano.




    Habíamos bajado los dos porque después de todo el asunto ese de magia negra se me ocurrió que Rius a lo mejor podría reconocer la cruz que había dibujado Maia. Hablando de ella… parece que el enfado de antes se la había pasado y menos mal, en realidad no quería que se enfadara conmigo. Me estoy preocupando por cosas que antes ni se me hubieran pasado por la cabeza. ¿De verdad me estaba enamorando? En realidad no sabía muy bien como era ni que se sentía, ya que nunca lo había estado…
    El caso es que Rius no sabia nada asi que volvimos a subir pero cuando íbamos a entrar escuchamos las voces de Violeta y Maia por lo que nos paramos. Estaban hablando de gente asesinada. Pues menudo tema de conversación…
    Escuchamos todo hasta que dijo Maia que le iba a contar una historia de una niña. Mire a Kiba y él a mi.
    —Te apuesto lo que sea que esa historia es de ella—me dijo Kiba susurrando.
    —Lo más seguro—eso también lo había pensado yo. A lo mejor si me quedaba escuchar podía saber el porqué del enfado de antes conmigo. Nos quedamos en silencio los dos pensando que hacer, por lo menos yo.—No creo que este bien escuchar a escondidas.
    —Supongo que no—no, no estaba bien pero de todos modos nos quedamos, los dos teníamos curiosidad.




    "Había una vez una niña que era muy feliz con su familia y amigos. Era como una niña normal y corriente que iba al colegio y jugaba tanto con su hermano como con sus amigos. Pero todo cambio el día que mataron a su familia, a partir de ese día tuvo que soportar insultos de toda clase, de todo el mundo, tanto de las personas mayores como de los que antes eran sus amigos. Esos amigos empezaron a evitarla y a decirle monstruo y asesina ya que le echaban la culpa de la muerte de su familia pero una niña de nueve años no puede hacer algo asi y menos a la gente que quería.
    Todos los días eran iguales: su tía con la cual le había tocado vivir le pegaba cada dos por tres y la mandaba trabajar sin descanso, los niños de la ciudad le pegaban y le insultaban y los adultos no la querían cerca. Su vida era una mierda.
    Un día cuando volvía a su casa se encontró con cinco niños, la rodearon y la empezaron a insultar, la niña harta les contestó gritando y empujando a uno que le agarraba. Estos se enfadaron y empezaron a pegarle sin descanso, hasta le dieron con una piedra.
    De pronto pararon y la niña vio que uno de ellos cogió una piedra más grande que un puño, si le daba con esa piedra podía morir y ella no quería. Cuando le iba a tirar la piedra ella con rapidez le empujó fuerte tirándolo al suelo con la mala suerte de que se dio en la cabeza con una piedra puntiaguda, muriendo.
    Los niños se asustaron y huyeron gritando. Ella se quedó paralizada temblando y llorando delante del niño muerto y de toda esa… esa… sangre.—me tuve que parar y cerrar los ojos para no pensar en ese liquido.
    —¿Y que pasó después?—parece que le había interesado mi historia.
    —No la internaron porque no había pruebas de que lo hubiera matado ella asi que lo dejaron por un accidente pero para ella hubiera sido mejor internarla en algún centro ya que a partir de ahí fue mucho peor que antes. La gente la insultaba y le daban de lado porque le tenían miedo u odio. Si no le hubiera empujado seguramente la que estaría muerta sería ella, fue en defensa propia y sin querer.
    —Entiendo.—creo que ahora si la había convencido.
    —Ahora vamos a hacer una cosa, vas a comparar mi historia con lo que te esté reconcomiendo y mañana me dices lo que piensas. ¿Quieres?
    —Vale…
    Después de eso no hablamos mucho más, simplemente ella se abrazó a mí y con el calor que desprendía y la comodidad no tardamos en quedarnos dormidas las dos. Mañana hablaría con dos que yo se me que habían escuchado la historia sin permiso, que se creen que no me había dado cuenta de que están tras la puerta…




    Era por la mañana y Karas y Maia ya estaban despiertos vistiéndose. Violeta se había ido hace un rato.
    Después de escuchar esa historia, los dos comprendimos porque quería ayudar a Violeta y porque se metía en medio de algo que en realidad no le tendría que importar para nada. Asi que cuando se durmieron nosotros entramos e hicimos lo mismo, dormir.
    Ahora estábamos hablando de lo de la magia negra que supuestamente estaban haciendo Rius y su hija, aunque yo no me lo terminaba de creer pero todo es posible.
    —¿Tu que piensas Maia?—le pregunté.
    —No se, la magia existe pero dudo que usen magia negra.
    —¿Cómo lo sabes?—le preguntó Karas mientras se ponía la chaqueta. Maia le miró sin contestar como pensándose que decir—no lo sabes… Mira, yo sigo pensando que deberíamos ir a lo nuestro pero voy a hacer lo que tu digas, Maia.—yo asentí con energía, por una vez estaba de acuerdo con él.
    Maia sonrió y caminó hasta la puerta.
    —¿Sabéis que escuchar conversaciones privadas esta mal?—dicho eso salió dejándonos a los dos con la palabra en la boca y sorprendidos. Nos miramos un poco nerviosos pero es que ninguno de los dos creíamos que se daría cuenta de eso.
    Salimos detrás casi corriendo cerrando la puerta.




    Por la mañana después de dejar a esos dos sorprendidos y nerviosos cosa que me hizo gracia dimos una vuelta por la parte que no habíamos estado de la ciudad para preguntar por la cruz.
    Se les veía nervioso de vez en cuando y a veces hacían como si no pasara nada. Cuando querían se comportaban como dos niños pequeños, cosa que me hacía gracia.
    Después de estar toda la mañana preguntando sin éxito, a la hora de comer fuimos a un bar en la calle paralela al hostal para probar otra comida que no fuera la del local ese, ya que estaba malísima. Pero cuando nos sirvieron fuera, ya que nos sentamos en una de las mesas de la terraza, la comida no tenía lo que digamos muy buena pinta, se parecía a la del hostal.
    —Parece que la pésima comida es una costumbre en esta ciudad—decía Karas olisqueando su comida.
    —A esto no creo que se le pueda llamar comida—dijo Kiba sacando la lengua del asco.
    —A lo mejor la razón por la que la gente no viene es por la comida no por los asesinatos—seguía diciendo Karas.
    —Lo que necesitan son unos buenos cocineros porque voy a morir de indigestión.—yo estaba escuchando la conversación de tontos que estaban teniendo pero a la vez estaba dándole vueltas al asunto de Rius y su hija. No sabía todavía que pasaba exactamente y eso me reconcomía.
    —Cuando nos fuimos esta mañana ni Rius ni Violeta estaban ¿A dónde habrán ido?—dije en voz alta pero sin preguntarselo directamente a ellos.
    —¿Todavía estas pensando en eso?—dijo Karas.
    —Si…—retiré el plato lejos de mi, no me gustaba como olía y además ni si quiera tenía hambre. Vi que Karas se metió un trozo de algo en la boca, puso mala cara, tragó y se derrumbó en la mesa. Lo exageró pero se lo merecía.—Dios te ha castigado—dije sonriendo.
    —Pero si tu no crees en Dios, ninguno de nosotros creemos en Dios—me dijo Kiba mirando la comida con mala cara.
    —Es una forma de hablar ¿o es que no lo pillas?—dije algo parecido a lo que le dijo él a Karas ayer haciendo que el susodicho se riera un poco. Tuve una idea.
    Cogí mi plato y dividí la comida en dos, una parte se la eché a Kiba y la otra a Karas.
    —A comer los dos.—Karas se puso bien mirándome al igual que Kiba— Es vuestro castigo por escuchar a escondidas ayer.
    —¿Qué?—dijeron los dos.
    —Lo que habéis oído. ¿Algo que decir?
    —¿Lo siento?—lo intentó Kiba.
    —No me vale.
    —No jodas Maia—dijo Karas quejándose.
    —Si jodo, a comer he dicho.
    Y comieron. Se lo comieron todo sin rechistar ni una vez, eso si, bebiendo un montón de agua. La verdad es que disfruté un poco. Cuando terminaron y se llevaron los platos, los dos se medio tumbaron en la mesa derrotados. Me recosté en la silla con una sonrisa triunfante.
    —Muy bien, ya habéis pagado vuestro acto, de todas maneras no estaba enfadada, estaba jugando, solo fue una vieja historia.
    —Maia…—susurró Kiba.
    —¿Sabéis lo que pegaría ahora? Una partida de cartas ¿Tu tienes Kiba?
    —No, para alivio vuestro, porque yo soy un genio jugando al póker.
    —Si ya…
    —Seguro que Karas es malísimo—se rio— aunque conociéndolo lo más probable es que cuando pierda saque sus pistolas y diga: “no he perdido asi que dame todo tu dinero”—lo imitó tan bien que no pude evitar reírme a carcajada limpia dándome cuenta que era la primera vez en años que me reía asi. Me sentía tan bien... Los dos se miraron— Maia, tienes una risa muy bonita.
    —Kiba… lo has clavado.—me reí mas, me había hecho mucha gracia.
    —No le veo la gracia—decía Karas poniéndose bien—yo soy el rey del póker—dijo todo orgulloso. No se porque pero me lo imaginé como un rey, con sus mallas su corona… y entonces me reí más fuerte acompañado de Kiba, que supongo que también se lo habrá imaginado de alguna forma.—¡No os riais!—elevó un poco la voz pero no estaba enfadado.
    Al final no callamos pero no porque quisiéramos sino porque de pronto escuchamos un grito y mucho barullo al final de la calle en la que estábamos. Nos miramos y una vez que pagamos la cuenta nos fuimos corriendo hacia allí para ver que pasaba.
    Había mucha gente reunida mirando hacia un lado, asi que nos empezamos a abrir paso. Cuando estábamos a punto de llegar al principio de toda esta gente escuche algo que hizo que parara en seco.
    —“Cuanta sangre”—me paré y cerré los ojos, solo de pensar que a unos metros de mi había sangre me ponía mala.
    —Maia—abrí los ojos encontrándome con Karas muy cerca cogiéndome de los hombros y Kiba al lado.—Tranquila ¿vale?.
    —Si, vale…—respiré hondo.
    —Nosotros vamos a ver que pasa tu quédate aquí y no te muevas.—asentí con rapidez.
    Se fueron rápido a descubrir que había pasado y yo me quedé en el sitio, respirando hondo e intentando no pensar en nada solo en… Karas. Eso es…
    Miré hacia uno de los lados viendo para mi sorpresa que ahí estaba Rius, cruzamos miradas. La suya era triste, creo, no lo supe con seguridad porque enseguida se fue de entre la multitud. Tuve el impulso de seguirle pero no podía, tenía que esperar aquí a Kara y a Kiba, no quería correr el riesgo de ver sangre sin querer. Tampoco tardaron en mucho en regresar.
    —¿Quién ha muerto?—pregunté a la vez que me empujaban un poco para salir de entre la gente.
    — El chaval que nos contó la historia.—me contestó Kiba.
    —¿Qué? Solo era un niño…
    —El que le mató le trajo sin cuidado la edad que tuviera.—Dijo Karas esta vez. ¿Por qué iban a matar a se niño? No hizo nada malo, solo era un poco travieso y bueno… se metía mucho con Violeta.
    Entonces me di cuenta de algo: Se metía con Violeta hasta hacerle daño, ahora muere y Rius estaba cerca. ¿Podría ser que él…?
    —Regresemos al hostal, algo me pinta mal aquí.
    —¿El que?—preguntó Kiba, Karas solo me miró como pidiendo explicaciones o intentado saber que pensaba yo.
    —Vámonos por favor no quiero estar más tiempo aquí.
    Me hicieron caso enseguida.




    En cuanto llegamos vimos de lejos que había mucha gente viniendo hacia aquí con antorchas y muy enfadadas, como yo decía, algo pasaba aquí y tenía que ver con Rius, no me extrañaría que el haya matado al niño.
    —¡Violeta!—entré gritando buscándola seguida de mis compañeros. A la primera habitación que fui, fue a la suya, encontrándola— Violeta.
    —¡Maia!—corrió hacia mi y me abrazó- Vienen hacia aquí.
    —Ya lo sabemos.—Vi como Karas se asomaba un poco por la ventana.
    —Están enfadados.
    —A este paso nos vamos a ver involucrados—dijo Kiba bastante tranquilo dada la situación.
    —Entonces hay que huir—decidí sin pensármelo mucho.
    —Pero mi padre…
    —¿Dónde esta?—pregunté. Había jurado que se había ido en dirección hacia el hostal.
    —Se encerró en “ese” cuarto desde que volvió.
    —¿Ese cuarto?—¿Qué quería decir con eso?
    Escuchamos gritos de enfado fuera, la gente había llegado y llamaban a Rius con furia. Hasta empezaron a tirar piedras.
    —Esto no es bueno—dijo Karas— no creo que vayan a ser persuadidos solo por palabras.—Empecé a pensar que hacer pero no me dio tiempo a nada ya que Violeta se fue corriendo de entre mis brazos.—¡Violeta! ¡No vayas! Mierda.
    —¿Qué hacemos?—preguntó Kiba.
    —¿Qué va a ser? Ayudarla—me estaba preocupando. También salí corriendo, bajé las escaleras rápido y cuando llegué vi que el hombre rubio a parte de decirle monstruo le tiró una piedra que, no se como, yo cogí al aire evitando que le diera a Violeta. Para ser sincera el impacto en la mano me dolía pero no me quejé.
    Violeta me miró sorprendida.
    —¡¿Cómo le puedes hacer esto a una niña?! ¿No se te cae la cara de vergüenza? ¡Vosotros si que parecéis monstruos!
    —¡Si dices eso es que eres una cómplice!—me contestó haciendo que me enfadara más.
    —¡A callar!—le tiré la piedra dándole en la pierna que es donde más o menos quería darle desde el principio.
    —Un lanzamiento muy bueno—me dijo Kiba llegando con Karas.
    —Gracias—dije sonriendo ya no estaba tan preocupada, no con estos dos cerca mia.
    —Los forasteros deberíais aparatos de todo esto, no es de vuestra incumbencia.
    —Yo ya lo dije pero una que yo se no me escuchó—me dijo Karas tocándome la espalda, estaba de coña.
    —Asi soy yo—dije alegre.
    —No era un halago.
    —¡Rius, si no sales te sacaremos a la fuerza!—gritó uno haciendo que los demás le siguieran. Da igual lo que yo gritara para que pararan no me hacían caso y como se enfadaran más no se hasta donde llegarían.
    Lo supe cuando vi a uno tirando gasolina a una de las paredes del hostal.
    —¡Eh tu!—grité pero no me hacían caso. Me di la vuelta hacia Kiba y Karas.—hacer algo.
    —¿Qué quieres que hagamos? Son personas normales—dijo Kiba. Karas solamente miraba impasible la escena.
    —Por favor parar esto—era Rius que estaba saliendo con tranquilidad, demasiada diría yo. Por lo menos la gente paró—Todo esto es por mi pecado. Como todos ya sabéis Violeta no es mi verdadera hija, no hay manera de que mi esposa muerta pudiera dar a luz. A Violeta me la encontré abandonada cerca de la tumba de mi esposa y el que la mató fui yo.—Todos nos sorprendimos, no me esperaba este acontecimiento.
    Nos contó que la esposa le había engañado y que le reveló que el hijo que esperaba era de su amante, no de él y que se quería divorciar. En un arrebato la mató y la ató a una cruz.
    Entramos en el hostal junto con el líder de la manifestación, el hombre rubio, mientras seguía contando.
    —No pude perdonarla sin embargo la vida que iba a nacer no tenía culpa de nada y por eso me sentía mal.—Encontró a Violeta llorando en una tumba—la cogí y decidí criarla como el hijo que no pudo nacer.
    Entramos en ese cuarto que mencionó antes Violeta cerrando la puerta y cuando encendió la luz nos sorprendimos todos. Era una habitación pequeña sin ventanas, llena de muebles y las paredes repleta de fotos de la que supongo era su mujer.
    —Para mi, amar y proteger a Violeta era mi penitencia es por eso que no puedo perdonar al que la hiera.
    —¡¿Por eso mataste a mi hijo?!
    —Al final el que ha salido mal parado soy yo. Lo siento Violeta no puedo pensar en nada más que pueda hacer por ti.—sonrió, sacó un cuchillo de atrás suya y justo cundo vi que se iba a hacer un corte en la yugular, alguien por detrás me tapó los ojos. No pude ver nada pero al escuchar el sonido del cuerpo cayendo al suelo y el grito de Violeta me puse nerviosa, muy nerviosa.
    —Tranquila Maia—me dijo Karas a la vez que sin soltarme me daba la vuelta abrazándome.— No has visto nada, no hay nada, tu tranquila.—Me tranquilicé pero aun asi no dejé de abrazarle.




    Estábamos en las afueras de la ciudad mirando el atardecer, después de tranquilizar a Violeta y de que recogieron el cuerpo de Rius nosotros nos fuimos, ya no teníamos nada que hacer allí y supuestamente todo estaba solucionado con el asunto de los asesinatos. Dieron por hecho que fue Rius después de todo lo que contó, pero a mi no me parecía eso.
    Hay algo que se me escapaba y creo saber que era, solo que la respuesta no me gustaba nada.
    —¿Lo de las cruces sería de verdad una tradición?—preguntó Kiba mirándome.
    —No.—respondí con total seguridad.— Es para desviar la mirada del verdadero asesino y luego tras una increíble actuación cerrar el telón.
    —En otras palabras, Rius no era el asesino, encubría a alguien echándose la culpa.—dijo Karas leyéndome la mente.
    —¿A quien?—preguntó Kiba pensando.
    —A alguien que quiere mucho.
    —No quiero creer eso—dije preocupada. Pero si no iba ahora no podría dormir tranquila el resto de mi vida.—¿podemos volver?




    Cuando llegamos al hostal ya había anochecido y eso que nos dimos prisa en llegar pero volvimos más tarde de lo que pensamos y nos cayó la noche encima. Las luces del hostal estaban apagadas, supongo que estaría durmiendo pero en esta situación me dio igual.
    Llamé a la puerta con la mano pero esta se abrió, estaba abierta y eso no me gustó para nada. Nos miramos los tres extrañados y entramos despacio.
    —¿Violeta?—la llamé no muy alto pero parecía que no había nadie.
    De pronto se escuchó un disparo y los tres fuimos corriendo hacia donde había venido el sonido de este. Llegamos a la habitación de las fotos, donde horas antes había muerto Rius y ahora había otro muerto más.
    De pie con una pistola en la mano y con una manta en la otra estaba Violeta y en el suelo había un cadáver no se de quien porque estaba muy oscuro y no le veía, cosa que también era una ventaja ya que asi no podía ver la sangre, pero me imaginé quien era al ver una escopeta en el suelo. El hombre rubio.
    Violeta le tapó entero con la manta.
    —Por favor no me miréis asi, ha sido en defensa propia. Trato de matarme para vengar a su hijo.
    —Al cual mataste tú—afirmó Karas y Violeta contestó lo que yo no quería oír.
    —Si.—me miró— Maia, te lo pregunté la otra noche. Soy una asesina ¿Me odias?
    —No, pero no lo entiendo.
    —La primera vez que maté creo que tenía cinco años. Un señor que se hospedaba aquí me quemó con el cigarrillos asi que lo maté cuando dormía ¿Es estúpido verdad? Por cosas tan pequeñas como esas he matado a siete personas. Mi padre cuando los vio los crucificaba en el cementerio como hizo con su esposa. Era una buena persona, siempre me protegía—encendió unas velas que había en una mesa pequeña detrás de ella.—yo quería parar para no causarle mas problemas pero no podía, no entiendo porque.
    —Violeta…—intenté acercarme pero ella disparó al suelo cerca de mis pies.
    —¡No te muevas!—cogió una vela de la mesa y la tiró donde estaba la manta.
    —¡Violeta!—la manta prendió poco a poco.
    —Te lo preguntaré una vez más. Soy una asesina. ¿Me odias? ¿No te detesto? Deseo saber la opinión de otra asesina como yo— fue ahí cuando el dolor que tenía guardado salió a la luz. ¿Cómo se había dado cuenta de que estaba hablando de mí? Era una niña demasiado lista… Me deshice de las ganas de llorar y empecé a acercarme a ella ignorando el fuego.
    —¡Maia!—gritó Kiba pero no le hice caso.
    —Aun asi quiero echarte una mano—se la tendí. Le ofrecí mi mano para que la cogiera y saliéramos de aquí.
    —No puedo, pensé que podría vivir tranquila pero ya no lo creo—disparó a una garrafa detrás de ella que contenía un liquido el cual empezó a derramar—Pensé en lo que me dijiste y son dos cosas muy diferentes, tu mataste sin querer pero yo no. Ayer pensé que podría ser perdonada por tus palabras. Eres como la hermana mayor que nunca tuve. Gracias.—hubo una explosión detrás de ella dándole de lleno. El fuego se la comió perdiéndola de vista.
    —¡Violeta!
    —Idiota, tenemos que salir de aquí—me dijo Karas tirando de mi brazo. Le hice caso, total, ella ya no tenía salvación y si nos quedábamos mas tiempo el fuego también nos tragaría.
    Cuando salimos y nos alejamos lo suficiente viendo como la gente se reunía y llamaba a alguien que apagara el fuego nosotros nos quedamos mirando las llamaradas que desprendía el hostal. Al final, no pude ayudarla.




    A la mañana siguiente partimos a la siguiente ciudad o pueblo, ya nos daba igual, el caso era investigar sobre la cruz que teníamos que de momento no teníamos nada, aunque nadie dijo que iba a ser fácil.
    Yo iba en silencio caminando delante de estos dos pensando en lo de ayer. Al principio me puse triste pero luego pensé que no tenía sentido ponerse asi, sé que solo era una niña pero una que estaba loca, todo hay que decirlo, y que en realidad a penas conocía.
    —No me digas que todavía sigues deprimida por lo de ayer.—me dijo Karas poniéndose casi a mi lado.
    —No, no estoy deprimida.
    —Pues no lo parece—me dijo Kiba pasando un brazo por mis hombros gesto que hasta ahora no había hecho nunca. No puse objeción.
    —Es que me da pena, pero no estoy deprimida.
    —Ya no se puede hacer nada—dijo Karas.—¿Y quieres respetar su espacio idiota?—se dirigió a Kiba el cual quitó su brazo para encarar a Karas.
    —¿Acaso has escuchado que se haya quejado?—que pesados son cuando se ponen asi.
    Estaba mirando al suelo cuando de pronto este retumbó haciendo que casi me cayera, alcé la vista solo para ver que delante mia había una maquina enorme.
    —¡Mierda!—dijo Karas sacando sus pistolas al igual que Kiba su espada.
    —Esta es más grande que la de la ultima vez.— Dije asustada y retrocediendo.
    —“Reconociendo sujetos”—esa voz no era de ninguno de nosotros si no de la maquina. ¡La maquina había hablado!— “Karas Grade, Kiba Evans, Maia Vega, localizados. Objetivo: matarlos.”
    Los tres nos quedamos de piedra al escuchar a la maquina hablar. ¿Desde cuando hablaban? ¿Qué eran nuevas?
    Cuando la maquina nos iba a atacar y yo a salir corriendo algo rebotó en su cabeza cayendo delante de ella. Esta se paró para ver que era, la estaba analizando creo. No llegó a terminar ese análisis ya que de pronto esa cosa explotó tirándonos al suelo a los tres y destrozando la maquina. Que potencia madre mia…
    Tosimos por el humo que se había generado y por el cual no veía nada. No sabia quien había tirado ese bomba ni si era enemigo.
    —¿Qué ha sido eso?—preguntó Kiba levantándose.
    —Una bomba, lo que no se de quien—contestó Karas ayudándome a levantar.— Pero pronto lo averiguaremos—dijo eso porque mientras el humo se iba disipando se empezó a ver una silueta de una persona que se acercaba a nosotros. ¿Quién sería?
     
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    JimenaAlonzo

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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
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    21
     
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    4877
    Capitulo 7.

    Cuando el humo se disipó vimos a una persona cubierta por una capa negra con capucha. No se le veía nada, solo unos pantalones, pero solo con eso no sabía si era un hombre o una mujer. Lo terminé deduciendo por la forma de la espalda y la forma de andar y aun así no estaba segura. Creo que era un hombre.
    Se acercaba poco a poco a nosotros y yo me estaba poniendo nerviosa, no sabia que hacer, si huir, esconderme, hablarle… en cambio Karas y Kiba estaban muy a la defensiva, seguramente a la primera de cambio atacarían y eso no era bueno.
    Cuando estuvo demasiado cerca de mi, estos dos se pusieron delante mía, uno apuntándole con las pistola y otro con la espada en la mano listo para atacar.
    —¡No des un paso más!—le advirtió Karas y el hombre por suerte le hizo caso y se paró.
    —Tranquilos, no soy vuestro enemigo, os acabo de ayudar— su voz era agradable y de hombre, ahora si estaba segura, además era joven.
    —¿Y quien te ha dicho que la necesitábamos?—respondió Kiba un poco amenazadoramente.
    —¿No podéis agradecérmelo y ya?—no vayas por ahí amigo…
    —No—dijeron a la vez a punto de perder la poca paciencia que tenían. Yo me reí.
    —¿Puedes mostrar como eres?—le pregunté acercándome un poco y poniéndome de nuevo delante de estos dos.
    —Maia ¿A dónde crees que vas?—me preguntó Karas regañándome.
    —Tranquilo no va a pasar nada, nos ha ayudado—miré de nuevo al hombre que tenía delante—¿Puedes mostrárnoslo o no?—el hombre miró a todos lados durante unos segundos y cuando vio o intuyó que no había nadie mas que nosotros se quitó la capa dejándola caer al suelo.
    Como yo decía era un chico joven, de la edad de Karas más o menos o puede que un poco más, era más alto también que él, cuerpo musculoso, ahora que me daba cuenta los tres estaban fuertes, que suerte tenía ¿no? Sus ojos eran marrones y lo que más destacaba de él es que tenia el pelo de un rojo intenso precioso, no se como lo llevaría siempre pero esta vez lo tenia alborotado dándole un aspecto rebelde. Era muy guapo al igual que Kiba y Karas. Sonreí.
    —Os he estado vigilando desde que llegasteis aquí.—nos dijo, pero solo me miraba a mí.
    —Lo sabía, es nuestro enemigo—dijo Kiba poniéndose de nuevo delante de mi junto con Karas para protegerme.
    —Quereis guardar ya las armas. No es nuestro enemigo sino no me hubiera hecho caso—me acerqué más a él demostrando que confiaba en él. Esto no lo hacía muy a menudo asi que era un tío con suerte.— ¿Y porque nos has estado vigilando?
    —Me llamasteis la atención y quería observaros. Las maquinas os están buscando por todas partes. Buscan a Karas Grade, Kiba Evans y Maia Vega—nos señaló a cada uno mientras decía nuestros nombres y haciendo que los tres nos sorprendieramos.
    —¿Cómo sabes nuestros nombres?—preguntó Karas todavía un poco a la defensiva.
    —Algunas de las maquinas como habéis podido ver hablan y lo hacen para comunicarse. Hace unos días escuche que tres personas estaban en contra de ellas y de Aliance por lo que habían recibido ordenes de eliminaros. Fue ahí cuando escuché vuestros nombres y hace dos días os encontré en esta ciudad.—me volví hacia mis dos amigos.
    —¿Estamos en contra de Aliance?—pregunté. Los dos se encogieron de hombros.
    —A mí nunca me ha gustado la manera que tiene de hacer las cosas—dijo Karas. De nuevo me volví al chico que tenía una cara entre pensativa y de extrañeza.
    —¿Cómo sabes tanto de esas maquinas?—con las tonterías ya estaba a un metro de él.
    —Se mucho que os puede servir de ayuda—se acercó un paso. Estaba tan cerca que podía hasta oler su esencia, poco duro porque Kiba y Karas nos separaron bruscamente.
    —No hace falta tanta cercanía—dijo Karas— ¿Cómo te llamas?
    —¿Y cuantos años tienes?—le pregunté. Es que tenía curiosidad.
    —Me llamo Kyo y tengo veinte años.
    —¿Y tu apellido?—preguntó Karas.
    —¿Qué más da?—le contesté.
    —¿Hace falta que lo diga?—el tono de voz que uso fue distinto a cuando estaba hablando conmigo.
    —¿Qué mas te da?—dijo Kiba ahora ya más tranquilo y relajado
    —Eso mismo os pregunto a vosotros, cuando me presenté yo no me preguntasteis el apellido ¿Por qué a él si?
    —Porque aparece de la nada salvándonos, sabiendo nuestros nombres y diciendo que nos puede ayudar.—me dijo Karas como si fuera obvio pero seguía sin verle la lógica. No seguimos discutiendo porque de pronto escuchamos el ruido que hacían las maquinas al andar y cada vez estaban más cerca.—Hay que irse. Rápido.
    —Por aquí. Nos dijo Kyo yéndose pero estos dos no le seguían se le quedaron mirando como pensando que hacer. Kyo se dio cuenta y chisto.—Tengo información de esa cruz que tanto os interesa.—en cuanto dijo eso yo no me lo pensé, cogí la mochila que había dejado en el suelo y le seguí para luego hacer lo mismo Karas y Kiba.
    Corrimos sin decir palabra siguiéndole hasta llegar a la carretera donde había aparcadas dos motos bastante grandes.
    —¡Oh! ¡Están chulísimas! Dios, además son de la nuevas—Kiba se había emocionado.
    —Montaos en esa—les señaló Kyo.—Maia—me llamó. Me di la vuelta viendo que me señalaba en la parte de atrás donde se iba a montar él. Nunca había montado en moto y aunque era un persecución no iba a desaprovechar esta oportunidad, asi que le hice caso y me monté tras él.
    —¡Eh! ¡Conduzco yo!—escuché a Kiba protestar.
    —Yo soy mayor y además se conducir una de estas asi que te aguantas.—vi que Kiba iba a protestar asi que intervine.
    —Kiba, no hay tiempo, móntate ya—me hizo caso, protestando, pero por lo menos se montó tras Karas. Tanto él como Kyo arrancaron y nos pusimos en marcha a una velocidad bastante alta. Yo en cuanto arrancó me agarré fuerte a Kyo con un poco de vergüenza, lo acababa de conocer y ya le estaba “abrazando” aunque tenía que hacerlo si no quería caerme.
    Karas se puso al lado.
    —¿A dónde vamos?—preguntó.
    —Lo más cercano es el pueblo de Ning.—Karas se alzó de hombros como diciendo que no le importaba ir a donde fuera. Y la verdad que a mi tampoco.
    Justo cuando iba a decir algo, nos dispararon desestabilizando las dos motos pero sin llegarnos a caer ninguno. Miré hacia atrás y Kyo sin ni si quiera mirar hacia atras para ver que había pasado ya supo que pasaba.
    —Son ellas—dijo serio. Si, había maquinas detrás persiguiéndonos y disparándonos. Eran parecidas a cuando me separé de Karas pero un poco más grandes y además podían disparar.—Maia—me llamó—coge una bomba pequeña que tengo en el cinturón—con el tacto empecé a buscar algo redondo hasta que lo encontré y la cogí—aunque no haya nada pulsa el centro de ella y tírala—tenia razón parecía una bola sin mas, no tenía ningún botón pero al pulsar el centro se hundió un pequeño circulo. Enseguida la tiré.
    En cuanto tocó una vez el suelo explotó haciendo una explosión demasiado grande para ser tan pequeña. Lo bueno es que se cargó tres máquinas. Aun quedaban dos.
    Entramos a toda velocidad todavía por la carretera pero esta iba por medio del bosque.
    Una de las maquinas saltó sobre Kiba pero este saco su mini Katana y la rajó de arriba abajo haciendo que se chocase contra un árbol y explotase. La que quedaba iba cada vez más cerca y por encima la carretera se hacía cada vez más estrecha y con más curvas. A la izquierda había una especie de caída de unos 15 metros que daba a un rio.
    Íbamos muy rápido y temía que la maquina nos diera y cayéramos.
    Al doblar una de las curvas tanto Karas como Kyo soltaron un “mierda”, yo miré el tiempo suficiente antes como para ver que en medio de la carretera había un árbol caído que la obstaculizaba, no les dio tiempo a parar y nos chocamos, saliendo volando hacia el rio. Lo bueno fue que la maquina también chocó y se destrozó.
    En el aire no se como Kyo se dio la vuelta y me protegió.
    Cuando chocamos contra el agua me pareció que todo iba a cámara lenta, llegamos hasta el fondo ya que el rio no era muy profundo y creo que Kyo se dio contra alguna roca pero no estaba segura.
    Salimos los dos a la superficie cogiendo aire y yo le ayude a salir a tierra. Se cogió el hombro con cara de dolor.
    —¿Estáis todos bien?—preguntó Karas llegando corriendo.
    —Si—contesté— toda mojada—pero Kyo…—le miré.
    —No es nada, solo ha sido un golpecito.—le miré. No había sido un golpecito pero si él le quería quitar importancia no iba a decir nada. Si se ponía peor entonces ya saltaría.
    —Lo malo es que ahora vamos a tener que ir andando—dije quejándome. No tenía ganas de andar hasta el siguiente pueblo—No quiero…
    —Pues como no aprendas a volar—de pronto me miró con los ojos bien abiertos— ¡Mierda!—dijo mirando al rio y buscando algo.—¡Las mochilas!
    —Ya las puedes dar por perdidas.—dijo Kyo no muy preocupado.
    —¡Pero ahí estaba el único dinero que teníamos!
    —Ah, no te preocupes por eso—dije quitándole importancia—lo tengo yo en el bolsillo. Y también tengo el cuchillo.—Kara suspiró aliviado.
    —¡Eh, ahí hay una! Y no es ninguna de las nuestras.—dijo Kiba señalando el borde del rio. Hay había enganchada en una roca una mochila bien grande.
    —Es la mía—dijo Kyo yendo a recogerla—Mirar ya tenemos dos sacos de dormir. Ya podemos emprender el camino hacia Ning—dijo colgándosela al hombro bueno.—¿vamos? Cuanto antes salgamos mejor.
    —Si y por el camino nos cuentas lo que sabes—dijo Karas empezando a andar, Kiba y yo le seguimos.





    Como habíamos quedado, por el camino Kyo empezó a contestar todo lo que le preguntamos. Tardamos un poco en empezar pero claro, si el decía que tenía respuestas teníamos que pensar muy bien las preguntas o tal vez fueran los nervios. Había mucho silencio, solo se escuchaba el de la naturaleza y el del rio que teníamos al lado, a parte de eso nada ya que nosotros no hablábamos.
    Tardamos unos 15 minutos en formular la primera pregunta y fui yo quien lo hizo.
    —Entonces…—saqué el dibujo de la cruz que había hecho yo— ¿Tu sabes algo de esto?
    —Si. Es el símbolo de los cruces rojas.
    —¿Qué es eso?—preguntó Kiba poniéndose al lado.
    —Es una organización formada por asesinos, contrabandistas, ladrones, exmilitares entre otros de esa calaña y normalmente van en grupos de dos o tres junto con alguna maquina.
    —¿Las maquinas son de ellos?—preguntó Kiba de nuevo.
    —Claro.
    —¿Y porque nos quieren matar?—esta vez pregunté yo.
    —Supongo que porque le seréis un peligro para el jefe.
    —¿Cómo que supongo?—preguntó Karas ya más interesado y tranquilo que antes.
    —A ver… normalmente actúan por dinero, porque alguien se lo ha pedido incluido el propio jefe o porque alguien sabe demasiado de ellos, algún secreto que puedan utilizar contra ellos. En los tres casos los eliminan. Pero vosotros no sabéis nada sino no preguntarais quienes son.—nos quedamos un poco en silencio asimilando la información, no se de Karas y Kiba pero yo no sabía nada de ellos hasta ahora. Se habían metido en mi vida a la fuerza y me habían obligado a huir. ¿Por qué entonces nos persiguen? Entonces caí en algo.
    —Cuando alguien… por ejemplo de una familia sabe algo que no debería y ellos lo descubren…—lo dejé ahí, creo que me había dado entender.
    —Lo matan.
    —¿A él solo?—volví a preguntar.
    —No. Matarían a la familia entera, sean niños adultos o ancianos para no dejar testigos y asegurarse de que lo que sepan se lo llevan a la tumba.—¿significa eso entonces que mi padre sabía algo de ellos que no debería y por eso intentaron matarnos a todos? No veo otra explicación… Claro y ahora han venido a por mí por si yo sabía algo.
    —¿Y secuestran?—preguntó Kiba de pronto haciendo que todos le miráramos.
    —Algunas veces—Kiba miró al suelo pensativo y Kyo nos miró a todos.—No me digáis que…
    —Mataron a mi madre.
    —Se llevaron a mi hermana.
    —Mataron a mi familia.—contestamos uno de tras de otro con voz neutra.
    —Y ahora estáis haciendo este viaje para…
    —Venganza—esta vez lo dijimos a la vez. Kyo también se quedó en silencio y a mi no me terminaba de cuadrar algo que mencionó antes el susodicho asi que pregunté.
    —¿Qué tiene que ver Aliance en todo esto?—pregunté. Me acababa de dar cuenta que desde que salí de mi casa ya me lo habían mencionado muchas veces. Todos miramos a Kyo, creo que no era la única que no lo entendía.
    —¿De quienes son las maquinas?—preguntó Kyo como si fuera obvio. Nos quedamos de nuevo en silencio pero solo durante dos segundos ya que de repente saltó Karas.
    —¡Hijo de puta!—alzó la voz sobresaltándome. Estaba muy enfadado.—Voy a matarle aunque sea lo último que haga.—Nos paramos un momento y yo empecé a atar cabos. No era tan difícil. Las máquinas eran obra de Aliance todos lo sabían y estas a su vez iban con los cruces rojas una organización de la que pocos sabían. Por lo que el jefe de todo esto era el propio Aliance. ¿Cómo no me había podido dar cuenta antes? Era obvio. El asesino, el que mando matar a mi familia era Aliance y ahora me quería ver a mi y mis amigos muertos.
    —Tenemos que matar a Aliance Deep—dijo Kiba con la mano apoyada en el mango de su espada.
    —¿Dónde está?—le preguntó Karas a Kyo.—¿lo sabes?
    —No, ahora mismo no porque suele cambiar de base, yo también lo estoy buscando.
    —¿Venganza?—pregunté. El sonrió amargamente.
    —Ese tipo mató a mi madre con sus propias manos y delante de mí.—Pues ya esta, otro más que se apunta al viaje. Nunca pensé que hubiera personas que les pasaba lo mismo que a mi, total nada de esto salía en las noticias. Supongo que Aliance las encubriría.
    —Entonces vamos los cuatro juntos ¿no?—dije sonriendo tomando la delantera. Había pedido solo un acompañante y ahora tenia a tres. Yo no tenía suerte, tenía más que suerte.
    Después de eso caminamos durante horas como siempre, con nuestras tonterías y riendo de vez en cuando. La verdad es que Kyo era muy simpático y también gracioso, me había caído bien y creo que a Karas y a Kiba también.
    Kyo nos contó que era bueno con cualquier tipo de arma sobre todo con las armas blancas y también era bueno en la lucha cuerpo a cuerpo asi que con las tonterías le terminé diciendo que me enseñara a pelear, el aceptó no sin las protestas de Karas y Kiba.
    El camino al principio se me estaba haciendo corto por la conversación pero todo cambió cuando ya se estaba poniendo el sol. El dolor y el cansancio se apoderaron de mí.
    —Ah ya no puedo mas—dije sentándome apoyada en un arbol—Aquí me quedo.
    —Venga solo un poco mas Maia que ya acampamos—dijo Kyo pasando de largo.
    —Animo Maia—me dijo Kiba pasando también.
    —Levanta que te vas a quedar sola en la oscuridad.
    —¡Oye! No me dejéis sola—me resigné y salí corriendo para pillarles— Ya os vale, dejándome desprotegida en medio del bosque ¿Es que no sois caballeros?
    —No—me molestó, pero no porque lo dijeran a la vez sino por la respuesta.
    —Pero si quieres yo soy uno para ti sola—me dijo Kiba abrazándome posesivamente e intentando darme un beso.
    —¡Quita! ¡No seas pesado!—intentaba zafarme de él, empujándole pero tenía mas fuerza que yo. Tuvo que cogerle Karas para apartarle de mí.
    —Quieres estarte quieto imbécil.—le dijo empujándole.
    —No me toques—le contestó Kiba. Ya iban a empezar…
    —Venga, no os peleéis, solo unos metros mas y acampamos, de verdad—dijo Kyo en un intento de calmar las cosas pero tenía razón, después de unos minutos llegamos a un mini claro donde los arboles no tapaban el, ahora, naranja cielo y además estaba al lado del rio por si nos daba sed ya que no teníamos agua. Era perfecto.—Aquí es donde vamos a acampar.
    —Y también donde vais a morir—habló alguien entre los arboles del otro lado que no veíamos porque aunque todavía era de día ya estaba un poco oscuro y no se dejaban ver bien. Mis tres amigos se pusieron en guardia alrededor de mi protegiéndome y entonces pensé que no me podía acostumbrar a esto.
    —¡¿Quién esta ahí?!—gritó Karas con sus armas en la mano.
    —Pero mira a quien tenemos con los buscados… si es el señorito Kyo…—salieron tres personas y una maquina de entre esos arboles, todos con la insignia de la cruz.
    —¿Señorito Kyo?—pregunté— ¿Los conoces?
    —No—mintió. Lo conocía de poco pero sabía que estaba mintiendo y lo sabía porque estaba nervioso.
    —¿no?—dijo una mujer rubia—que mala memoria que tienes.
    —¿No te acuerdas las veces que te vigilamos por orden de tu padre?—habló esta vez un hombre delgado, demasiado, me daba miedo.
    —El señor Aliance, esta preocupado por ti Kyo, te iba a castigar duramente pero ahora que has traido contigo a los buscados seguramente te felicitará o bueno… por lo menos el mal será menor. Buen trabajo Kyo Deep—ese tío era muy fuerte se le veía por su contribución pero lo que me preocupaba no era eso sino lo que había dicho. Había dicho Kyo Deep. ¡Deep! Ese es el apellido de Aliance. No puede ser… no puede ser que nos haya mentido. Había creído en el…
    —¿Deep?—preguntó con asombro Kiba— ¿Eres el hijo de nuestro enemigo?—lo preguntó mas que con enfado con dolor, creo que a el también le había dolido que nos mintiera.
    —¡Nos has engañado!—Karas si que estaba enfadado. Le cogió de la camiseta bruscamente— ¡¿Cómo te has atrevido?!—le dio un puñetazo en la cara tirándolo al suelo y apuntándole con la pistola. ¿Lo iba a matar? ¡No!
    —¡Karas!—grité.
    —¿Qué? ¡¿No me iras a decir que no le mate?! ¡Nos ha engañado! ¡Nos ha llevado directamente a la trampa!
    —Tiene razón, Maia—hasta Kiba estaba con Karas pero eso no era razón para matarle sino estaríamos actuando como ellos. Además…
    —Si nos hubiera engañado no nos habría contado nada.
    —¡Es obvio que se lo ha inventado!—contestó Karas todavía gritando.
    —Karas por favor, dale una oportunidad de por lo menos explicarse.—le miramos los tres.
    —No es lo que creéis…—dijo con voz triste. No supe si iba a decir algo mas porque de pronto se levantó empujándome hacia él y llevándose el golpe de la maquina que me hubiera llevado yo de no ser por el.
    No me dio tiempo a nada porque esas tres personas vinieron hacia nosotros para matarnos. La mujer me atacó a mí con una espada que esquivé por los pelos. Retrocedí unos metros.
    —No puedes hacer nada contra mi—me dijo a la vez que me tiraba un espadazo que volví a esquivar por poco. Me intentó dar de nuevo y yo volví a esquivar, me estaba dando cuenta que era buena esquivando. Me tenía que concentrar en que no me diera y pensar en algo para desarmarla porque si no me iba a herir y si veía sangre ahí es cuando estaría muerta.— ¡Deja de esquivar tu destino! Tú deberías haber muerto hace ocho años—me agaché a tiempo para volver a esquivar su espada que cortó una rama de un árbol, lo malo fue que me caí al suelo. Estábamos en el límite del claro al lado del rio.
    Vi que la mujer alzó su espada para matarme pero yo en un intento para que fallara le tiré tierra a la cara.
    —¡Ah! ¡Mis ojos!—aproveché para darle una patada haciendo que soltara su espada. La cogi y me levanté. Cuando la mujer se limpió los ojos las tornas habían cambiado, ahora era yo quien la apuntaba con una espada, la suya.
    —Tu no eres nadie para decidir quien muere o no.
    —No, yo no, pero el señor Aliance si.
    —Te equivocas el tampoco, el solo es un hombre que se encontró con poder.—la mujer sonrió.
    —¿Qué vas a hacerme chica? ¿Me vas a matar? No puedes. Le tienes fobia a la sangre.—decía retrocediendo.
    —Si estoy haciendo este viaje es para matar a Aliance asi que a ti también te puedo matar.
    —Pues venga—cogió el filo de la espada con una mano y apretó. Vi como su sangre chorreaba y de nuevo me sentí mal. Siempre era lo mismo, las imágenes de mis padres muertos, mareos, nauseas, temblores, ganas de llorar, ganas de cerrar los ojos y olvidar.
    Solté la espada haciendo que la otra se riera, no por mucho tiempo. Yo me cogí la cabeza intentando no mirar la sangre, intentando quitármela de la cabeza pero no podía, mis lagrimas empezaron a salir.
    Escuché un disparo y el ruido de algo cayendo al agua. No miré pero sentí el abrazo de alguien, el de Karas.
    —Tranquila Maia, ya ha pasado todo.—me acarició la cabeza y yo correspondí el abrazo—lloraba, no podía para de llorar.—Ssh—me acarició la espalda intentado tranquilizarme. Después de unos minutos asi me cogió la cara e hizo que le mirara, ya no lloraba pero seguía temblando.—Ya no hay sangre ¿vale?—vi de reojo que al lado estaban Kyo y Kiba preocupados.—¿vale?—le miré a los ojos como la primera vez y asentí. No pude evitar pasar los brazos por su cuello y abrazarle de nuevo unos segundos.
    —Gracias—dije intentando sonreír pero creo que no me salió bien por su cara y porque a pesar de que se dirigió a Kyo no me soltó de la mano.
    —Dame una razón para que no te mate aquí mismo—le dijo serio. Al final me iba a hacer caso y todo.
    —Todo lo que os he contado es verdad—dijo levantando las manos como en son de paz— Yo también quiero vengarme. Mató a mi madre y lo pasé muy mal con él.
    —¿Mató a su propia esposa?—pregunté automáticamente ya que todavía no podía quitarme de la cabeza la sangre.
    —Es capaz de cualquier cosa. Por esto no quería decir mi apellido porque siempre me pasa lo mismo, siempre es igual, me juzgan sin conocerme.
    —Lo siento—dijo Kiba.—No lo sabia—Kyo le sonrió. Yo le di una codazo a Karas al ver que no respondía.
    —Si, yo también lo siento.
    —Da igual. Bueno que ¿vamos a dormir? Creo que una que yo me se lo necesita.—le sonreí.
    —Supongo que ya sabes mi miedo.
    —La gente le tiene miedo a muchas cosas Maia, no me sorprende para nada.
    Esa noche dormí con Karas para la sorpresa de los tres. Los dos nos metimos en el saco de dormir al lado del fuego que hicimos y en nada me quedé dormida entre sus brazos. Nunca pensé que llegaría a dormir con él pero me gustó demasiado. Sé que estaba enamorada de él.
    Es más tenía que dormir con el más veces porque esa noche había dormido sin ninguna pesadilla.
     
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
    Palabras:
    7422
    Capitulo 8.

    —¡¿Qué?!gritó Aliance muy enfadado intentando controlarse.
    El equipo Z ha muerto hace dos días señor Aliance dijo el hombre con toda la calma que podía en esas circunstancias.
    ¿Los han matado ellos?preguntó más tranquilo.
    Si señor y se les ha unido otro.
    Sorpréndeme, aunque a estas alturas lo dudo.el hombre lo miró con miedo sin contestarContéstame.
    Es Kyo, señor.tragó saliva
    ¿Mi hijo?el hombre asintióNo me sorprende que me haya abandonado pero que vaya contra mi no se lo acepto. Tendría que haberle matado junto a su madre… ¿Dónde esta Jones?
    Esta buscándoles señor.
    Informa a todos los cruces rojas del país de esos cuatro niños.
    Como usted diga señor Aliancese fue de la sala con un paso apresurado, nunca se sabía lo que pensaba Aliance.
    Ya me están hartando y no saben con quien se están metiendo, ni si quiera tu, Kyo.




    Hacía dos días que me había unido a estas tres grandes personas. Nunca había conocido a nadie asi de valientes, decididos y grandes amigos. Sobre todo Maia que a pesar de no saber defenderse en condiciones era la más valiente de todos. No mucha gente era capaz de hacer lo que estaba haciendo ella, salir asi para buscar la persona que le quitó todo. Era increíble además de guapa, claro, muy guapa.
    Se veía que Karas y Kiba la querían un montón y que la iban a proteger siempre. Yo no iba a ser menos, desde el primer momento que la vi tuve el impulso de protegerla.
    Hacía dos días de eso y todavía íbamos de camino a Ning pero claro no era lo mismo ir en moto que caminando. No creo que quedara mucho, una vez que pasáramos la base de la montaña veríamos el pueblo.
    Era por la tarde pero parecía de noche porque el cielo estaba muy nublado y no tardaría en llover de nuevo.
    Pisábamos con cuidado porque la tierra estaba muy embarrada y resbalaba mucho. Maia para mi sorpresa iba callada y la primera.
    Que raro que Maia todavía no se haya quejadonos susurró Karas a los dos.
    La verdad y odio admitirlo es que a estas alturas ya hubiera dicho algosusurró también Kiba. Me hizo gracia pero tenía razón, ella a estas alturas siempre se quejaba.
    En comparación con ayer no se ha quejado nadadije dándoles la razón. Creíamos que no nos escuchaba pero cuando alzamos la vista nos tuvimos que parar en seco porque Maia estaba delante de nosotros con los brazos cruzados y con una expresión que no me gustaba.
    ¿Qué estas murmurando?preguntó despacio con un tono que nos puso nerviosos a los tres, otra de las características de Maia era que tenía mucho carácter.
    Na-nada no hemos dicho nada ¿verdad Kyo?eso el muerto para mi. Que cabrón.
    Claro que no ¿Qué íbamos a decir? Sino que te diga Karas. Me quité del medio rápido.
    A mi no me lieis lo único que hemos dicho es que eres una queji…no terminó por el golpe que le dio en la cabeza Maia. Me hizo gracia pero no me reí por si recibía yo también.
    Si es que no aprendeme susurró Kiba. Yo asentí. Vi que tenía la intención de regañarnos a nosotros dos también a la vez que caminaba un poco hacia atrás para reanudar la marcha.
    vosotros a callar que también me habéis di…tampoco logró terminar la frase pero fue porque el suelo se vino abajo haciendo que Maia se cayera resbalándose por una explanada llena de barro.
    ¡Maia!miramos con cuidado viendo desde arriba como se había caído de bruces en todo el barro. Los tres con una sonrisa en la cara bajamos con cuidado de no caernos.
    Llegué primero para escucharla quejarse.
    Ah que ascodecía levantándose y sacudiéndoseyo saqué una toalla.
    ¿Estas bien?le preguntó Karas con una sonrisa.
    Si, solo me he llenado de barro.
    Tomadije dándole la toallacuando termines con ella tírala.me dio las gracias y empezó a limpiarse como pudo.
    ¿Dónde estamos?preguntó Kiba.
    Pues en el mismo sitio que antes pero más abajole contestó Karasidiota.
    Idiota serás tu.mientras se peleaban me di cuenta de que estábamos justo al pie de la pequeña montaña y que en una de sus partes había una cueva. Miré al cielo. Creo que nos iba a venir bien y todo porque ya estaban cayendo las primeras gotas.
    Ahí, hay una cueva podemos refugiarnos en ella.dije yendo hacia ella y seguido de los demás. Fuimos rápido porque ya empezaba a apretar.




    La cueva que mencionó Kyo, no era una simple cueva, parecía mas un pasadizo, porque en cuanto entramos nos adentramos y nos adentramos hasta no ver nada, asi que encendimos una antorcha con la toalla que había utilizado Maia.
    Esto no era una cueva, eran como había dicho pasadizos que tenían que dar a algún lugar importante ya que era muy largo y cualquiera se perdía, es más, diría que nosotros estábamos perdidos.
    Ya llevábamos un rato caminando en silencio, ni si quiera yo abría la boca por el idiota de Kiba que se me ponía en medio cada dos por tres.
    De pronto el silencio se vio interrumpido por un sonido que los cuatro conocíamos muy bien unos más que otros pero que era reconocible a kilómetros.
    No puede sersusurró Maia asustada.
    Aquí no podemos luchar hay riesgo de que esto se derrumbe.dije preocupado intentando pensar que hacer.
    ¿Y entonces?preguntó Maia.
    ¡Correr!gritó Kyo al tiempo que la maquina nos iluminaba saliendo de detrás de nosotros. Corríamos siendo perseguidos por la maquina y tuvimos la suerte de que esta no era de armas de fuego porque si no hubiéramos muerto sepultados y prefería morir de otra forma.
    Salimos de ese pasillo sofocante para ver que se dividía en tres más.
    ¿Por donde?preguntó Kiba con prisas.
    El de la derechadije corriendo primero, dejando atrás a Kyo que era el que tenia la antorcha. Mal hecho por mí parte porque veía una mierda. De todas formas no despistamos a la maquina que seguía detrás persiguiéndonos. Kyo me adelantó para iluminar el camino, bueno más bien le dejé pasar.
    De repente vimos a alguien escondida en una grieta de la pared lo suficientemente grande para que cupiéramos todos. Kyo no se lo pensó dos veces y entró seguido de mí de Kiba y de Maia.
    —Pegaos a la pared y dejar de respirar cuando yo os digaasentimos todos. Vi que esa persona apagaba la antorcha de Kyo dejándonos a oscuras, solo veía las siluetas. Cogió algo y lo tiró al pasillo que daba hacia la izquierda.No respiréisy eso hicimos, cogí aire y dejé de respirar cosa difícil cuando segundos antes había estado corriendo, pero lo hice. Escuchamos como la maquina se iba rápido asi que pudimos respirar para nuestro alivio.Sois unos insensatos ¿Cómo se os ocurre entrar aquí dando voces como si nada?dijo encendiendo una linterna bastante potente y quitándose la capucha. Era una mujer de pelo corto y negro.
    Primero: no dábamos vocessaltó Maia un poco molestaY segundo: no lo sabíamos.
    Es de tener un poco de sentido común.
    Ah claro, ahora nosotros somos adivinos y sabíamos que había maquinas aquí.
    Menos mal que yo estaba aquí para ayudaros sino ya estaríais muertos.
    ¿Perdona? Nos podríamos haber encargado de esa maquina perfectamente lo que pasa es que no queríamos cargarnos la cueva.
    —Si ya…Se estaban peleando nada mas conocerse ¿Es asi como nos veíamos Kiba y yo?
    Pelea de chicasescuché decir a Kiba.
    Si, es mejor no metersedije. Vi que Kyo asentía.
    Bueno como seadijo la chica ¿Qué estáis haciendo aquí?
    Dar un paseocontestó Maia sarcásticamente. La chica fue a responderle seguramente de la misma manera o peor, yendo a empezar otra pelea, asi que hablé yo antes.
    Vimos la cueva y como estaba empezando a llover nos metimos para resguardarnos pero no sabíamos que había maquinas ¿Por qué están aquí?
    Antes de contestarla paró Kiba ¿Me harías el favor de decirme tu nombre?
    Me llamo Katemiró a Kiba y luego a mi Y las maquinas están aquí porque quieren robar mi tesoro.
    ¿Tesoro?preguntó Maia enseguida viéndole todas las intenciones.
    “Mi” tesoro, no se si has escuchado bien.-ese recalco del "mi" había molestado a Maia pero no dijo nada al respecto.
    ¿Ellos también buscan tesoros?preguntó Maia pasando de Kate.
    Hombre si lo encuentran de paso si, como todo el mundo.
    ¿Y tu sabes donde está?le pregunté.
    Si pero esta custodiado por maquinas. Desde que lo encontraron ayer no se han movido de ahí.
    Están esperando a que alguien les de el visto buenodijo Kyo pensativo.
    Este tesoro no se lo pueden llevar es lo único que me queda de mi madre.
    ¿De tu madre?preguntó Maia ya mas calmada. Se le veía en la cara que ya estaba pensando en ayudarla. Era tocar tema de familia y ya se ponía sentimental.
    Si, murió hace un año y ese tesoro es lo único que me queda de ella ¿Tienes algún problema con eso?
    No, vamos a ayudarte a recuperarlo ¿verdad chicos?
    Total, aunque te diga que no vas a hacer lo que te de la ganadije. Además me interesaba que tipo de tesoro sería.
    Yo hago lo que tu digas Maia. dijo Kiba, como no, siendo un pelota.
    Tampoco tenemos otra cosa mejor que hacer mientras estemos aquí metidos.
    ¿Habláis en serio?se emocionó. Normal. No cualquiera le dice: "te vamos a ayudar a luchar contra maquinas".
    Si, si, pero no te emociones tanto y llévanos hasta allíle decía Maia empujándola. Ya no sabía si le ayudaba porque se le había muerto la madre o porque ella también tenia curiosidad por que tipo de tesoro sería. Creo que un poco de las dos. No pude evitar sonreir.




    Caminamos guiados por nuestra guapa y temporal acompañante Kate. Nos presentamos y todo eso y yo no me despegué de ella. Si, soy el típico tío que me gustan todas las chicas, pero es que la vida no me ha dado otra cosa y antes de ser infeliz prefiero esto. Pero cuando yo digo que una chica es guapa lo es, yo nunca miento.
    De momento no nos encontramos con ninguna maquina y eso según Kate era raro ya que ayer estaba abarrotado. Cuando salimos de ese pasillo nos encontramos con una zona enorme e iluminada porque las paredes tenían agujeros por donde la luz entraba y cruzando esto había un pequeño arroyo, todo muy bonito. Teníamos que pasarlo y para hacerlo lo cruzamos por encima de un tronco que hacía de puente. Lo cruzamos todos menos Kate que miraba al agua.
    ¿Qué te pasa?preguntó Maia. Solo es un arroyo ¿no le tendrás miedo al agua?
    No solo estaba recordandodijo mientras pasaba sin problemas.
    ¿El que? Si se puede saber.no dudo en contarlo.
    Cuando era pequeña casi me ahogué con mi hermana pequeña. Fue un accidente, solo que la barca en la que estábamos volcó y caímos. Mi padre enseguida se tiró y salvó a mi hermana dejándome a mi, fue ahí cuando me di cuenta de que ella era la favorita.
    Normalmente se salva primero a la que tiene menos vitalidad además… a lo mejor vio a tu hermana antes que a ti.
    O no, te puedo asegurar que me vio a mí antes pero a veces hay que elegir. Por ejemplo, si ellos tres se estuvieran ahogando ¿a quien salvarías si solo pudieras elegir a uno?esa pregunta sorprendió tanto a ella como a nosotros tres. ¿Qué tipo de pregunta era? Maia nos miró a los tres. Era una pregunta demasiado comprometida vamos, es solo un juego no hace falta que respondas. Sigamos andatomó la delantera y yo vi que Maia no lo iba a dejar ahí, se lo pensaría hasta encontrar con la solución.
    No andamos ni veinte metros que de pronto el suelo se rompió cayendo Kate.
    —¡Kate!gritó Maia intentado cogerla al aire pero el suelo se rompió más y al final caímos todos. He de decir que se me escapó un grito de sorpresa.




    Caímos, por suerte nuestra, en agua. Me hundí y como caí un poco mal algo de daño me hice pero enseguida salí a la superficie. Vi que Kiba estaba sacando a Kate que estaba inconsciente y Karas me ofrecía su mano para salir del agua, la cual cogí con gusto. Me sacó de un tirón. Por lo menos ya no tenía barro.
    Ahora estábamos como en una zona también hueca donde también había más o menos luz y el pequeño lago donde habíamos caído, a parte de eso no se veía nada más.
    Quedamos en que ellos tres inspeccionaban la zona para buscar una salida y yo me quedaba con Kate para despertarla cosa que no me costó mucho.
    ¿Dónde estamos?dijo incorporándose.
    Pues en el mismo sitio pero más abajodije repitiendo con gracia las palabras de Karas de hace un rato. Kate miró alrededor.
    Nunca había visto esta parteme giré para ver que los chicos se estaban acercando a nosotras.
    No hemos visto nadadijo Kyo.
    Ni una salidacontinuó Kiba.
    Solo hay rocas y el lago en el que hemos caídoterminó Karas. Me quedé pensando como salir, pero como no escaláramos cosa que veía imposible porque las paredes eran muy lisas y demasiado altas, no se como íbamos a salir de aquí. Teníamos un problema bastante grande.
    Una hojadijo de pronto Kate señalando en al agua y haciendo que todos miráramos. Si había una hoja flotando en al agua pero no veía que tenía que ver con todo esto. Que yo sepa un simple hoja no solucionaba el problema en el que nos habíamos metido.
    ¿Y?pregunté.
    Que esa hoja ha tenido que entrar por algún sitio ¿no?seguía sin entender.
    Clarocayó en la cuenta Kibasi buceamos un poco encontraremos una salida.oh ya lo pillaba.
    Es muy peligrosodijo Kyo con los brazos cruzados en el pecho.La salida puede ser muy pequeña y podríamos ahogarnos.
    Habrá que arriesgarserespondió Karas no muy convencidoA no ser que quieras morir aquí abajo.no me gustaba mucho la idea pero Karas tenía razón, no había otra.
    ¿Y vais a poder bucear con todo el peso de vuestras armas encima?pregunté refiriéndome más a Kiba, ya que él era el único que tenía una espada enorme.
    ¿Con quien crees que estas hablando?dijo Kiba acomodándose el cinturón de la espada Claro que podemos.
    Yo voy a tener que dejar la mochila aquídijo Kyo. con esto si que no puedo bucear.
    Ya compraremos otradijo Karas preparándose.
    ¿Tu estas preparada?le pregunté ya que estaba mirando el agua un poco asustada. Además mi pregunta la pilló por sorpresa. Me miró sin responder.
    No te preocupesdijo Kiba en tono amigable.Yo te cojo de la mano y no te suelto.Al ver la sonrisa de Kate supe que estaba todo solucionado.
    Pues venga. Yo voy primeracogí aire y me tiré de cabeza.
    El agua era dulce, obviamente, y aunque estaba oscuro se veía bastante bien, todo gracias a que un poco más lejos había una luz que iluminaba esto. Kate tenia razón había una salida y por el tamaño de la iluminación muy grande, asi que podíamos salir los cinco.
    Mientras buceaba directa hacia allí mire hacia atrás para asegurarme de que ellos me seguían y de que estaban bien. Si, estaban ahí buceando. Karas me hizo una seña para que siguiera avanzando y eso hice.
    Cuando estaba más cerca de esa luz me di cuenta que en el fondo había algo, no sé que era porque estaba bastante lejos para distinguirlo asi que pasé de ello.
    Me quedaba poco aire asi que me di prisa y una vez que me metí en la zona de la luz hice el amago de subir pero de nuevo miré hacia abajo. No tendría que haber mirado porque por culpa de eso eche un poco del aire que me quedaba del susto, aunque no fui la única.
    Lo que había abajo eran cuerpos humanos en descomposición agarrados al suelo con cadenas creo, todos ahogados. Había hasta esqueletos.
    Empecé a nadar hacia arriba junto con los demás, no quería estar más tiempo en esta agua y además me quedaba sin aire por momentos pero de pronto algo me cogió la pierna tirando de mi hacia abajo, hacia donde yo no quería ir y sin querer eché más aire. Me tuve que tapar la boca.
    Cuando llegué abajo vi que lo que me cogía era una de esas cuerdas. Me puse histérica por estar entre muertos y además aquí abajo sin poder respirar. Me intenté quitar la cuerda que me tenía sujeta pero no pude, lo que es más, cada vez que tiraba, más fuerte apretaba la cuerda.
    Me quedaba sin fuerzas y sin aire. ¿Iba a morir aquí?
    Me acordé del cuchillo. Lo saqué e intenté cortar la cuerda pero justo cuando lo iba a hacer otra de ellas me cogió del brazo haciendo que lo soltara. Solté el aire que tenía. Me dolía el pecho, quería respirar. No podía morir aquí. Asi no. Tragué agua.
    Sentí como alguien me movía y sentí como algo se posaba en mis labios. Pero nada más.




    Cuando Maia fue arrastrada les hice una seña a los demás para que subieran y yo bajé rápidamente hacia ella. No iba a morir, no mientras yo estuviera a su lado. Vi mientras bajaba que ella se intentaba quitar la cuerda pero no podía, es mas otra de ellas le cogió el brazo.
    Soltó aire y dejo de moverse. ¡NO!
    Llegué y la zarandeé pero tenia los ojos cerrados. ¡No mierda! Ella no puede morir y menos delante mía. No me lo pensé y pose mis labios en los suyos para darle un poco del aire que me quedaba a mi, pero no surgió efecto. ¡Joder!
    Saqué mis pistolas y disparé a las cuerdas rompiéndolas. Cogí a Maia y empecé a subir lo mas rápido que podía, no serviría de nada todo esto si yo también moría ahogado. Más rápido, Karas, más rápido. Tiene que vivir.




    En cuanto los tres salimos del agua y pusimos pies en tierra con la respiración agitada no me quedé nada tranquilo, ni yo ni Kate ni Kiba ¿Cómo íbamos a estarlo? Maia tenía riesgo de ahogarse ahora mismo y aunque Karas había bajado a por ella no me quedaba nada tranquilo.
    Pasaban los segundos y nada ¿y si Karas también había sido capturado por esas cuerdas? Me estaba asustando y Kiba no me lo ponía fácil ya que no paraba de dar vueltas casi en circulo mirando al agua cada segundo.
    ¿Te quieres estar quieto ya? Me estas poniendo de los nervios.casi le grité.
    ¡Estoy preocupado! ¿Vale?el si que me gritó.
    Pues dando vueltas no vas a solucionar nada.se me acercó con ganas de pelea lo veía en sus ojos pero no llegamos ni a tocarnos porque de pronto salió Karas del agua cogiendo una gran bocanada de aire, tosiendo y con Maia en brazos.
    Vi que necesitaba ayuda y me tiré al agua. Cogí a Maia mientras Kiba ayudaba a salir a Karas. Una vez fuera Karas se quedó en el suelo boca abajo respirando rápido y tosiendo y Maia… Maia no respiraba.
    No respira—se agobió Kiba y por una vez en mucho tiempo me entró miedo, miedo de perderla. ¿Qué hacemos?
    Pues el boca a bocadijo Kate apartándolo y empezando a hacer el masaje cardiorrespiratorio. Parecía que sabía lo que hacía daba unas cuantas comprensiones y luego le insuflaba aire.
    Lo hacía y lo hacía, seguía sin parar pero todo seguía igual. Kiba y yo mirábamos impotentes por no poder hacer nada y Karas ni si quiera miraba seguía en la misma posición que antes.
    Se acababa el tiempo y Maia seguía sin dar signos vitales. No podía ser, ella no se podía morir.
    De pronto para alivio nuestro Maia escupió agua por la boca dándose la vuelta tosiendo y por fin respirando. Suspiré aliviado.
    No dijimos nada, esperamos a que estuviera bien del todo, esperamos a que ella dijera algo, lo último que quería era agobiarla más de lo que estaba.
    ¿Os vais a quedar… mucho rato más… mirándome?—dijo entrecortadamente haciendo que me volviera la sonrisa. Karas se levantó y le pegó un pequeño coscorrón con la mano pero indoloro.
    Idiota. No me vuelvas a dar un susto asi.
    ¡No le pegues a Maia desgraciado!saltó Kiba. Todo volvía a ser como antes.
    ¿Estás bien?le preguntó Kate. Maia la miró.
    Me duele el pecho y estoy mareada.
    Normal, has tragado mucha aguala ayudó a levantarse y vi que se tambaleaba asi que la cogí del brazo ayudándola. Me sonrió como agradecimiento.
    ¿Y el tesoro?preguntó a pesar de todo.
    Ya lo hemos encontradodijo Kate mirando hacia la luz que provenía del pasillo que había frente a nosotros.
    Espera ¿y si hay maquinas?preguntó Kiba haciendo que Kate se parara.
    Id vosotros dos con Kate por si hay maquinasnos señaló Karasyo me quedo aquí con Maia para que no haga esfuerzos.Asentimos los dos. Me parecía bien, era los que mejor estábamos después de lo que acababa de pasar y Maia no podía correr más riesgos. Asi que nos fuimos con Kate.




    Vi como se iban con Kate a paso ligerito pero es que después de esto Maia no podía hacer ningún esfuerzo, seguramente ahora estaría luchando por mantenerse de pie y no desmayarse.
    Ya había recuperado mi respiración normal pero Maia no y además se cogía el pecho y parpadeaba mucho, estaba mal seguro pero no lo iba a decir, porque era asi de cabezota.
    Graciasme dijo de pronto haciendo que la mirara.
    No las des, lo he hecho porque… ¿Por qué? Estaba clarísimo. Me di cuenta cuando me separé en el bosque. La busqué todo el rato preocupado y cuando escuché la explosión me temí lo peor, hacía mucho tiempo que no sentía el miedo recorrer mis venas de esta manera. Había tenido miedo ese día y hoy, miedo de perderla para siempre. Me había derrotado ya que me había enamorado totalmente de ella. Nunca pensé que me pasaría esto.Porque… soy tu amigo y no podía dejarte moriresa era la cruda realidad. No creo que ella me correspondiera y además tampoco podía decírselo asi como asi. Me sonrió.
    Soy un estorbo ¿verdad?me sorprendí y mucho ante lo que acababa de decir no puedo hacer nada sola, siempre me tenéis que proteger, le tengo miedo a la sangre de una forma irracional… seguramente si nos hubiera conocido ahora estaría muerta.no la dejé seguir, no quería escuchar más esas tonterías. Le di un golpecito con los dedos en la frente callándola.
    No vuelvas a decir eso ¿entendido? No eres ningún estorbo. Como alguna vez vuelvas a repetir eso te enteras.por un momento se me quedó mirando con una expresión de sorpresa pero luego sonrió y asintió. Nos miramos a los ojos durante unos segundos. Tenía unas ganas locas de besarla pero no podía, echaría a perder todo.
    Enseguida volvieron los otros cortándome el rollo.
    ¡Maia! ¿Me has echado de menos?decía el idiota agitando la mano y haciendo que Maia le sonriera.
    ¿Habéis encontrado el tesoro?pregunto ella.
    Sidijo Kate alegrelo lleva Kyo en la espalda. Me fijé y lo único que tenía en la espalda era un trozo de roca bastante grande.
    Si es solo una rocadije sin entusiasmo.
    No, no es una roca cualquieradijo Kyo mientras se daba la vuelta. Resulta que era un fósil de alguna especie de ave ya extinguida.
    ¡Un fósil!dijo Maia sorprendida de nuevo ¿Ese es tu tesoro Kate?
    Si.sonreímos todos ante la alegría de ella. Entonces me di cuenta de que no había escuchado ninguna pelea y ellos estaban intactos.
    ¿No había maquinas custodiándolo?pregunté.
    —Ni uname contestó Kiba extrañado.
    No le habrán dado el valor suficiente y se han idoexplicó Kyo.
    Pues mejor. ¿Ahora podemos salir de aquí?dijo con cansancio Maia.
    Clarole contestó Kate ¿vas a poder sola?
    Creo que sidio un paso y se tuvo que parar. No separaba la mano del pecho.
    No, no puedesme puse tras ella y la cogí en brazos pasando un brazo por debajo de sus piernas y otro por su espalda, ella de la sorpresa pasó su brazo por detrás de mi cuello.te llevo yo.
    ¿Vas a poder todo el camino?me preguntó no muy convencida.
    Claro que sile sonreí creo que enamoradamente por primera vez.Andandofui el segundo ya que Kate era la que guiaba y mientras, Maia apoyó su cabeza en mi hombro. Como me gustaba que estuviera cerca de mí…




    Todo el camino de vuelta, que fue tranquilo, no podía evitar estar pensando en Karas que me tenía cogida con delicadeza como si no le pesara, gesto que agradecía porque no hubiera aguantado ni veinte metros, solo quería dormir.
    Sé que estaba enamoradísima de él…
    No me dormí porque quería aguantar hasta despedirme de Kate asi que aguanté hasta el final.
    Después de unos 15 minutos salimos de la cueva por el otro lado de la montaña. El cielo ya estaba despejado y había una puesta de sol muy bonita.
    Muchísimas gracias por ayudarmenos agradeció Kate sonriendo.
    De nadacontesté sonriendo también Por cierto…dije pensando en la respuesta que había estado dando vueltas en mi cabeza desde esta tarde.Respondiendo a la pregunta de antes… ¿te acuerdas no?
    Venga ya… no hace falta que…no la dejé terminar.
    No salvaría a ningunotodos nos quedamos en silencio ante mi respuestaMe tiraría y me ahogaría con ellos.Después de unos segundos de ese silencio Kyo se rio, fue una carcajada corta pero hizo que todos sonriéramos. Kate sonrió también.
    Después de eso nos despedimos de ella y bajamos la montaña, yo todavía en brazos de Karas que no me quería soltar a pesar de que le dijera que si estaba cansando que me soltara. No quiso.
    Nos volvimos a meter en el bosque.
    —En cuanto crucemos este trecho estaremos por fin en Ming. nos dijo Kyo.
    Menos mal… dije Quiero dormir en una cama calentita.nos es que despreciara el calor de Karas, para nada, pero prefería una cama.
    Si quieres dormir calentita puedes dormir conmigodijo Kiba con una sonrisa picara.
    Si llegara te daría una galleta por bocazas.-le dije medio sonriendo.
    ¿Te acercó?me preguntó Karas sonriendo.
    Nodijo Kiba ya me calloyo me reí contagiando a Kyo y a Karas, unos segundos después se rio Kiba.
    Es asi como me gustaba estar con ellos, riendo sin preocupaciones. Ojala nos hubiéramos conocido en otra situación. Pero bueno, por lo menos les tengo a ellos ya no estoy sola.
    Apoyé la cabeza de nuevo en el hombro de Karas y esta vez si que me relajé quedando a los poco segundos dormida.
     
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    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    6422
    Capitulo 9.

    Era la segunda noche que pasábamos en Ning, caminando por las calles. El día anterior cuando llegamos y encontramos un hostal lo primero que hice después de quitarme la ropa mojada fue dormir, estaba muy cansada a pesar de que me había llevado Karas todo el camino, no se como pudo aguantar mi peso. Se lo agradecía pero después de la charla que tuvimos no podía mirarle de la misma forma que antes.
    El caso es que al día siguiente, o sea esta mañana, después de que comprara ropa nueva tanto para mi como para los chicos, empezamos de nuevo a investigar por donde podía estar Aliance, sin resultados, como no. Me compre unos legings cortos de color negro junto con una falda vaquera, una camiseta de tirantes de color blanco y una chaqueta de color negro corta que no llegaba al cuello. Las botas negras a conjunto.
    Ahora era de noche y nos encontramos con que había un festival y nosotros en medio de él.
    Todo era muy bonito, había muchas luces, puestos de comidas, de juegos, de regalos, atracciones y música entre otras cosas. Me encantaba. Nunca había estado en un festival asi y parecía una niña pequeña ante algo nuevo. Estaba encantada.
    Los chicos estaban detrás de mi susurrando cosas pero les ignoraba, seguramente serian tonterías, solo quería tener un momento asi en este viaje, de tranquilidad y diversión.
    De pronto entre la gente vi a un niño de pie llorando y estaba solo, asi que me acerqué a él.
    —¿Te has perdido?
    Si, no encuentro a mi madredecía sollozando.
    ¿Quieres que te ayude a encontrarla? ¿Cómo te llamas?
    Hiro.
    Vale Hiro pues vamos a buscar a tu mamále tendí la mano y el me la cogió con gusto ya parando de llorar Vamos chicos, hay que encontrar a su madreles dije y para mi sorpresa asintieron, ni se quejaron, ni pusieron objeciones, hicieron caso como si nada. Mejor.
    Hiro nos dijo que su madre se llamaba Rosa asi que empezamos a llamarla una vez que le pusimos a hombros de Kiba que se ofreció el.
    ¡Rosa! ¡¿Hay alguien que se llama Rosa y este buscando a su hijo?!grité.
    La verdad es que era difícil encontrarla entre tanta gente pero yo no desistí, seguí llamándola al igual que Karas, Kyo, Kiba y Hiro. Después de unos veinte minutos sin éxito apareció asustada y aliviada.
    —¡Hiro!gritó una mujer de pelo castaño.
    ¡Mama!respondió Hiro mientras Kiba le bajaba al suelo que en cuanto lo hizo se abrazaron. Menos mal… no pude evitar sonreír.
    ¿Dónde te habías metido? No te vuelvas a separar.
    Lo siento mama.Rosa nos miró sonriendo y sin dejar de abrazar a su hijo. A veces yo echaba de menos esas cosas.
    ¿Cómo os lo puedo pagar?
    Ah, no hace falta, no se preocupedije también sonriéndole.
    Si no es problema… Os puedo invitar a la última función del circo ¿quereis?
    ¡si!gritó Hiro alegre.
    ¿En serio?dije sin poder creérmelo. De pequeña siempre había querido ir al circo, lo veía por la tele siempre y nunca pude ir y todo porque mis padres murieron. Mi tía no me llevaba a ningún lado, si fuera por ella me quedaría todo el rato en mi habitación encerrada, pero eso no lo podía hacer. Por eso al decir Rosa que nos invitaba al circo me sentí eufórica de alegría.
    Claro que si, como agradecimiento.miré a los tres compañeros que tenía. Estaban mirándose no muy convencidos pero de todas manera pregunté.
    ¿Podemos?vi como Kyo y Kiba miraran a Karas, no se porque, la verdad.
    ¿Por qué me miráis a mi?me miró Si, vamos…
    ¡Bien!me giré a Rosa Muchas gracias.ella me respondió con una sonrisa.




    El espectáculo había comenzado hace rato y nosotros nos habíamos sentado desde antes de que empezara. Ya habían aparecido un montón de cosas, elefantes, monos, leones, osos, personas que echaban fuego y otras cosas por la boca, acróbatas malabaristas, magia, contorsionistas y a cada cual Maia mas se reía, tenía una sonrisa que un poco más y no le cabía en la cara y a mi al igual que Kiba y Karas, me encantaba que estuviera asi.
    He de admitir que yo nunca había estado en un circo, un día mi madre me quiso llevar pero, como no, Aliance no nos dejó.
    Ahora estaban actuando los payasos y Maia y Hiro se reían a más no poder, se le veía que ella tampoco había estado en un circo.
    Cuando se fueron los payasos apareció la jefa del circo, la directora de escena. Era una mujer de pelo corto rubio bastante guapa pero mucho mayor que nosotros.
    ¡Damas y caballeros, niños y niñas! ¡¿Os lo estáis pasando bien?!
    ¡Si!contestó todo el publico menos nosotros tres.
    Ahora que has salido tú mejor todavíamurmuró Kiba lo suficientemente alto como para que Karas y yo le oyéramos, este ultimo ante ese comentario puso los ojos en blanco y yo sonreí.
    Me alegro mucho. Para la siguiente actuación necesito a alguien del público que me ayudetodos los niños levantaron la mano, incluido Hiro. Maia no se porque no la levantó, a lo mejor le daba vergüenza…
    Dio la casualidad de que uno de los focos iluminó a Hiro.
    Ven chico veneste se levantó emocionado y fue hacia ella ayudado de algunos payasos. ¿Cómo te llamas?
    Hiro.
    Tienes unas manos muy bonitas.
    Es que como estoy aprendiendo a tocar el piano me las cuido mucho.
    ¿El piano? Que bien… ¡Bueno!dijo de pronto mirando hacia nosotros y luego hacia arriba ¡Que baje la jaula!bajó una jaula enorme que tenía una manta encima. En cuanto tocó el suelo la mujer le dijo a Hiro que se metiera. ¡ahora vais a ver algo fantástico!—tapó la jaula con la manta haciendo que a Hiro no se le viera. Esta se empezó a elevar hasta llegar a una altura media y de pronto unos cuantos payasos clavaron lanzas enormes en la jaula. Todo el mundo emitió sonidos de sorpresa, incluida Rosa.Y ahora… ¡El milagro!quitaron la manta y en lugar de Hiro lo que había eran palomas blancas que salieron volando en todas direcciones. La gente aplaudió. Había sido un truco muy bueno, lo reconocía.
    Esa había sido la última actuación asi que dejamos las gradas junto las demás personas que habían entrado. Una vez fuera nos quedamos en la salida esperando a que Hiro saliera.
    La gente salía y salía pero de Hiro ni rastro. Que raro…
    ¿Por qué no sale?preguntó extrañada Maia. Ya ni si quiera había gente dentro.
    A lo mejor el truco ha salido mal y…empezó a decir Kiba pero Maia le calló de un pequeño golpe en el brazo. Que inoportuno y bocazas era a veces.
    Este solo bromeaba, no se lo tome en seriole quiso consolar Maia a Rosa la cual estaba preocupada, se le veía en la cara.
    No, ya lo se, solo estoy preocupada.
    ¿Por qué no vamos a preguntar a la directora?propuse. Era lo mas lógico.
    Si buena idea dijo Kiba con todas las intenciones de hacer otra cosa.
    No te va a hacer casole dijo Karas sonriendo.
    Ya veras como si.
    ¡Venga ya!nos dijo Maia tirando de nosotros. Yo solo pude sonreír.




    No tardamos mucho en encontrar a la directora de antes, solo tuvimos que entrar de nuevo a la carpa y preguntar a uno de los que trabajaban allí por ella. Enseguida salió para atendernos, parecía simpática a primera vista, aunque tenía que serlo, era su trabajo.
    Enseguida Rosa le contó lo que pasaba son su hijo.
    ¿Ah, de verdad?dijo la presentadora preocupada Estoy segura de que lo acompañé a la salida.
    No lo hemos visto salirdije. Ella me miró a los ojos y ahí se quedó. Una mirada penetrante que hizo que me diera un escalofrio. Unos segundos después la quitó y contestó.
    No le puedes quitar la vista de encima a un niño.
    Entonces ¿no sabe a donde ha ido?preguntó Rosa.
    Lo siento muchísimo, de verdad que lo vi salir, de todos modos voy a cerrar este circo.
    ¿Eh? ¿Por qué?preguntó melosamente Kiba. Que tonto es…
    Porque voy a tener un bebe.
    No puede ser…se deprimió Kiba, menos mal que la directora no le escuchó, en cambio Karas si por lo que se burlo de él.
    Su mundo se ha roto en mil pedazosdijo riéndose descaradamente, no como Kyo que por lo menos se intentaba aguantar la risa.
    Enhorabuenale dijo Rosa forzando una sonrisa.
    Ya he hasta decidido el nombre, se llamara Lindasentí un escalofrió de pronto, un escalofrió diferente al de antes, sentía que alguien nos estaba observando detrás de unas cortinas que teníamos al lado. Mire de lejos por la rendija pero no podía ver nada, estaba demasiado oscuro. ¿Habría algo ahí? O ¿sería mi imaginación?
    No supe que Rosa y la directora habían estado hablando hasta que la escuché despedirse y rozar mi hombro al pasar por mi lado.
    ¡Maia…!me decía Kiba con voz lastimera, seguro que era por lo del embarazo de esta mujer.Consuelame por favorsonreí.
    No te aprovechesdije saliendo también de la carpa siguiendo a Karas y a Kyo que se estaban yendo.
    Jo, no seas asi…no le hice caso pero es que no podía dejar de pensar en la terrible sensación que había tenido hace apenas unos segundos.




    En cuanto se fueron la directora entro en una sala contigua, donde Maia había visto las cortinas medio abiertas, no sin antes mirar a todos lados por si había alguien mas merodeando.
    Ya se han ido, mi pequeñadijo la mujer acercándose a un pequeño acuario redondo abierto por arriba y mas bajo que una persona, con el agua verde donde se podía ver un cuerpo, rodeado de tubos, flotando en ella.Nunca me apartaré de ti.dijo mirando al cuerpo desde arriba, con amor.




    Después de que nos despidiéramos de Rosa y Maia le deseara suerte para encontrar a su hijo nosotros nos fuimos al hostal, asi lo quiso Maia. Creo que estaba cansada, además Rosa le dijo que ella lo buscaría, por lo que la convenció.
    Esta noche había sido especial para ella, se le veía en la cara que nunca se había divertido tanto como hoy y eso me alegraba a mí un montón. Que gracia, he pasado de pensar en ella como alguien que estorbaba (en cuanto la vi por primera vez eso pensé) a alegrarme por su felicidad, a querer protegerla como sea, a… a quererla con todo mi corazón. ¿De verdad este soy yo?
    Ibamos por la calle de camino al hostal la cual estaba asolada, no había ni un alma, supongo que es normal a las 1 una y media de la mañana.
    Me pregunto si habrá podido encontrar a Hirodijo Maia mirando una de las casa de al lado.
    Quien sabecontesté mirándola un poco empanado.
    A lo mejor a regresado a casale contestó Kyo despreocupadamente. Diría que a Maia le pasaba algo. Lo sabía por la forma de hablar y de mirar.
    Puede serle volvió a contestar Maia. Vi como se quedaba pensativa.
    Pareces preocupadaal fin el idiota se daba cuenta de algo y había preguntado algo que los tres pensábamos. ¿el circo no fue divertido?vale eso no lo pensaba. Maia ante esa pregunta se paró en seco, parándonos a nosotros y haciendo que la miráramos.
    No, es solo que… sé que se estaba pensando la pregunta, lo sabía, ella siempre era muy directa y cuando quería ocultar cosas, le costaba, no sabia mentir.
    ¿Qué?pregunté yo, a ver si lo soltaba de una vez. Nos miró.
    Es que, es la primera vez que salimos los cuatro solo por diversión. Como lo digo… Estaba y estoy muy contentasonreí al igual que Kyo y Karas. Esa pequeña frase que acababa de soltar había hecho que se me acelerara el corazón.
    Serás tontale dije empujándola un poco para que volviera a andar, ella solo se rio, esa risa que rara vez le salía y que tanto me gustaba.
    Alguien se ha enamoradosusurró Kiba demasiado alto para mi gusto. Salí de mi trance de enamorado y le salté.
    ¡Cállate!Kyo se rio y Maia me miró.
    ¿A quien le dices que se calle? ¿Qué os pasa ahora?
    Ah, nada. Son tonterías de estos dosme ayudó Kyo. Ya sabes como sonMaia no le dio importacia y siguió caminando a lo suyo. En cuanto dejo de mirar le di un empujón a Kiba haciendo que se riera bajito para no ser escuchado. Que idiota era.




    Eran las 3 de la mañana y estábamos en el hostal, supuestamente todos durmiendo y digo supuestamente porque está claro que yo no. Hiro me había dejado preocupada y aunque Rosa me dijo que no lo hiciera yo no podía dejarlo estar, soy asi, que se le va a hacer. Asi que ahora me estoy vistiendo con mucho silencio para salir de nuevo hacia ese circo y echar un vistazo, si no había nadie, me volvía.
    No se porque pero algo me olía mal, primero por como se me quedó mirando esa mujer a los ojos y luego esa presencia que no me quitaba de la cabeza, ah, y por encima Hiro desaparece.
    En cuanto me aseguré de que ninguno de ellos se habían despertado, sino no me dejarían ir, entonces fue cuando me marché de ahí cerrando la puerta con cuidado.
    Corrí todo el camino hasta llegar rápidamente al circo. Viéndolo todo cerrado y apagado, sin nadie, daba un poco de miedo pero había vivido cosas peores asi que no me iba a asustar solo por eso.
    Me fui escondiendo detrás de cada caseta y puesto por si había alguien todavía, acercándome poco a poco al circo. Cuando me asomé de detrás de una de ellas vi a Rosa todavía buscando a su hijo. Después de todo no lo había encontrado. Esto más bien parecía un secuestro, no un niño perdido.
    Corrí hacia la carpa una vez que Rosa se había alejado y entré ya andando. Estaba todo un poco oscuro, lo único que había y que llamaba la atención era una especie de luz verde que había detrás de unas cortinas, las mismas por las que intenté ver esta tarde.
    Me acerqué poco a poco para no hacer ruido y cuando iba a abrirlas, alguien me tapó la boca por detrás. Me asusté.
    Forcejeé hasta que, no se si por suerte, conseguí darle una patada haciendo que la persona que me sujetaba cayera al suelo de espaldas destrozando las cortinas que había al otro lado. Esa persona era uno de los payasos. La cosa es que no se movía y eso me parecía raro, no le había dado tan fuerte como para que quedara inconsciente. Me empecé a acercar pero no llegué a dar ni tres pasos ya que la voz de la directora me sobresaltó.
    Bienvenidame di la vuelta sobresaltada ¿Qué te trae por aquí tan tarde jovencita?
    Estoy… buscando a Hiro.
    ¿Ese chico? Tenia unas manos hermosasse dirigió al lugar donde momentos antes iba a entrar yo.
    ¿Tenía? Sera tiene.
    Ahora lo entenderásuy, me parece que me acababa de meter en la boca del lobo. La mujer abrió las cortinas dejando ver mejor esa luz verde que provenía de nada más y nada menos que una especie de acuario o piscina de cristal y dentro había un cuerpo flotando rodeado de tubos.
    ¿Qué es eso?dije quedándome en la entrada.
    Mírale de cerca las manos.
    ¿Las manos?me fijé en ellas, eran pequeñas como las de un niño, aunque el cuerpo parecía de uno, me acerqué unos cuantos pasos más para fijarme mejor y vi que alrededor de las muñecas tenía una cicatriz.
    Fue una decepción, tenía más esperanzas en él pero solo me sirvieron sus manos. También pensé que podría conseguir sus piezas faltantes.Entonces me di cuenta y me asusté.
    No puede serme llevé las manos a la boca por instinto. Esas manos eran las de Hiro, lo había matado para hacer un niño.
    Yo tenia un hijo pero su vida se extinguió dentro de mise acercó a la piscina, yo en cambio me había quedado en el sitioMi bebe tenia derecho a vivir, a ser feliz. Por eso le daré a este niño el mejor cuerpo. Es mi deber como madre, tú no puedes entenderlo.
    ¡Claro que no! ¿Cómo voy a entender semejante locura?me ignoró.
    Este renacerá de nuevo como mi preciosa niña Linda. Por cierto, has venido ahorrándome el trabajo.
    ¿Qué?
    Tus ojos… son preciosos. Coincide con lo que estoy buscando, lo supe desde que te vi antes.retrocedí asustada. Por eso se me quedo mirando antes a los ojos. Quiere mis ojos…Disfruta del espectáculochasqueó los dedos y salieron payasos armadosaunque de noche da un poco de miedo.
    Los payasos fueron hacia mí pero yo salí corriendo, intenté ir hacia la salida pero había más bloqueándome el paso asi que no tuve otra que buscar otra salida. Me interné hacia el escenario que había sido horas antes. Esquivé a uno que venia a por mi de frente por los pelos pero de pronto uno de ellos me cogió de la pierna tirándome al suelo y haciendo que me saliera un grito de sorpresa y algo de dolor.
    Me di la vuelta y le di una patada al que me cogió. Le mandé demasiado lejos, además me pareció que tanto este como el de antes eran muy ligeros y a eso sumándole que no se comportaban como humanos.
    Me levanté para darme cuenta de que estaba rodeada. Uno de ellos me tiró un cuchillo que esquivé ya que le vi las intenciones de antes, pero dos por detrás con mucha rapidez me agarraron inmovilizándome.
    ¡Soltarme!me revolvía y hacía toda la fuerza posible para liberarme pero no podía.
    ¡Quitarle los ojos!escuché de lejos la voz de la directora.
    ¡Estás loca!uno de los payasos se me acercó con los dedos índice, corazón y pulgar en forma de pinza preparados para arrancarme los ojos, así sin más. No iba a permitir que me tocara asi que levanté las dos piernas aprovechando que me tenían agarrada y le empujé con todas mis fuerzas tirando de paso hacia atrás a los que me agarraban. Yo también caí y me quise levantar rápido pero todavía quedaban muchos payasos por lo que no llegué a levantarme. Cuatro de ellos me agarraron tirándome boca arriba al suelo. Ahora si que no me podía mover y por encima la mano de uno se acercaba mucho a uno de mis ojos.
    Pensé que me quedaría sin ellos, pensé que este sería mi fin, que me desangraría y con un dolor horrible pero no fue asi. Antes de que los dedos si quiera me tocaran, alguien le dio una patada y otra persona más me quitó de encima a los que me agarraban. Habían sido ellos, mis amigos.
    Chicos…me levanté. Los tres se me acercaron y me miraron.
    No se pueden hacer acciones independientesme dijo Kyo.
    Porque todos somos unosiguió Kiba.
    Y si somos unos vamos juntos a todos lados, asi que nos tienes que invitar a la fiesta.sonreí. En la vida me habían dicho algo asi. Había sido un poco egoísta de mi parte no contar con ellos.
    Se prepararon para la lucha protegiéndome de paso.
    Los payasos enseguida atacaron pero ninguno llegaba a mí ya que los chicos se encargaban de ellos. No tenían nada que hacer con mis amigos, solo eran unos payasos que tenían armas no sabían luchar en condiciones.
    Y asi era, todos los que se acercaban a alguno de los tres caía inevitablemente, sorprendentemente todos los que lo hacían se volvían a levantar. Karas disparaba, Kyo golpeaba y Kiba los vencía sin su espada, yo… intentaba no mirar mucho por si había sangre.
    Uno cayó cerca de mí, le había dado una de las balas de Karas pero este se levanto sin más, como si no estuviera herido, además no había ni rastro de sangre ¿Qué pasaba?
    ¡Pero si a ese le he dado en la cabeza!medio alzó la voz Karas sorprendido Es imposible que se haya levantado, debería estar muerto.
    Si, deberíacontestó Kyo ¿Magia?
    Pues se le corta la pierna y listo, veras como asi ya no se levantaKiba sacó su espada y arremetió contra uno de ellos, quitándole, como dijo, la pierna. Dejé de mirar asustada.
    ¡Kiba, la sangre!gritó Karas. Miré de reojo para ver como Kiba le metía una patada al cuerpo y cogía la pierna suelta. Al ver lo que era nos sorprendimos y me dejé de preocupar por la sangre ya que ninguno de los payasos iban a sangrar. Eran de madera.
    ¿Marionetas?preguntó Kyo.
    Puede que la mujer sea maga.contesté yo. Puede no, estaba segura de que lo era.
    Pues parece que cuando se cortan dejan de moversedijo Kiba mirando alrededor.
    ¿Y a que esperamos entonces?pregunto Karas guardando una de sus pistolas. Kyo sacó su pequeña Katana.
    En cuestión de unos minutos escasos se cargaron a todas las marionetas y en cuanto lo hicieron los cuatro fuimos hacia donde estaba la mujer, al cuarto del acuario. La mujer estaba mirando a su “niña”
    Habéis acabado con todas mis marionetas por lo que parece.
    Asi escontesté con valentía.
    No pasa nada, Linda acabara con vosotros. ¡Linda, mata con tus propias manos!El cuerpo que había en esa piscina se levantó, quitando de en medio todos los tubos. Antes de mirarnos a nosotros miro a su “Madre” y sin previo aviso la cogió del cuello.Linda…no le salía la voz, la estaba matando pero ninguno de nosotros hacia nada.
    Ese niño o niña o lo que fuera, la soltó y la mujer cayó al suelo inerte, supongo que muerta, luego nos miró. La verdad es que daba miedo. ¿Cómo podía saber que estábamos aquí si no tenía ojos? Tenía las cuencas vacías… y eso me daba miedo.
    Karas se empezó a acercar a ella apuntándola con una de sus armas.
    Espera ¿Qué vas a hacer?elevé la voz e intenté detenerle pero Kyo y Kiba me cogieron y me sacaron a rastras de ahí ¡No la mates!por más que me intentaba sacar de encima a estos dos no podía.
    Maia, eso no puede vivirme dijo Kyo intentando calmarme y convencerme.
    ¡Pero también es una vida!
    Le mandaron que matara y no distinguió entre amigo y enemigosiguió Kiba.
    No tiene alma, no tiene sentimientos, no puede vivir en la sociedad.si intentaban convencerme lo llevaban claro. Me pude escapar de ellos una vez salimos de la carpa.
    ¡No!Salí corriendo hacia donde estaba Karas¡Sigue siendo una vida!
    ¡Maia!gritó Kyo pero le ignoré tenía que llegar antes de que…
    Escuché un disparo justo antes de entrar. ¿Había llegado tarde? ¿Karas la había matado ya? Quité la cortina de en medio para mirar pero en cuanto lo hice al que me encontré impidiéndome el paso y que mirara fue a Karas.
    No pases.
    ¿Por qué la has matado? ¡Ella no tenía la culpa!le pegué flojo unas cuantas veces en el pecho, medio empujándole y sin mirarle a la cara.
    Maia… estaba sufriendo. Era lo mejor.¿Lo mejor? ¿Lo mejor era la muerte? Apoyé la cabeza en su pecho y cerré los ojos. Sentí como me abrazaba. No iba a llorar pero estaba enfadada. Una vida no tiene derecho a ser arrebatada por un error de alguien.




    Eran las doce de la mañana y yo estaba en la cama del hostal enfurruñada por lo de anoche, se me había pasado la tristeza pero un poco del enfado todavía estaba ahí. Es que solo de imaginarme como la mataba Karas me entraban escalofríos y enfado. Si esa mujer no hubiera hecho nada y hubiera aceptado lo que paso con su hija… Y por encima me tengo que ver involucrada yo. Vaya suerte la mía. Por lo menos todo había pasado.
    ¿Cuánto tiempo vas a seguir enfadada? preguntó Karas. Yo estaba vuelta hacia la pared y de espaldas a ellos.
    Déjame.
    ¿Por qué no nos vamos a dar un a paseo por el pueblo?sugirió Kyo. Eso me gustó y me calmó. Me di la vuelta y les miré, tampoco podía estar asi para siempre…
    ¿Todos juntos?pregunté sabiendo la respuesta pero es que me gustaba escucharlo de ellos. Saber que no estaba sola.
    Siempre iremos todos juntosrespondió Kiba. Me sonrieron y se dieron la vuelta para irse asi que me levanté y les adelanté.
    ¡Yo primero!dije riendo y haciendo que ellos también se rieran.
     
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  12.  
    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

    Acuario
    Miembro desde:
    1 Septiembre 2011
    Mensajes:
    74
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Búsqueda
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
    Palabras:
    6157
    Capitulo 10.

    Todavía seguíamos en Ning ya que no habíamos podido obtener información de donde podía estar Aliance y eso que ahora que teníamos a Kyo era más fácil ya que él sabia más o menos por donde preguntar y a quien.
    Hoy nos habíamos levantado muy temprano para tener más tiempo y recorrer más Ning y Kyo como ya he dicho era el que guiaba.
    Desde que salimos había estado observando a Kiba sin decir una palabra pero es que lo veía raro, se levantó raro y seguía así, ¿Qué le pasaba? De momento no me había dicho nada de sus tonterías, ni a mi, ni a ninguna chica que pasara cerca nuestra o a la que preguntáramos, ni tampoco se había peleado con Karas cuando este antes se había metido un poco con él.
    Le miré. Creo que tenía mala cara ¿Estaría enfermo?
    Desde que lo conocía había pasado creo que dos semanas mas o menos, lo suficiente como para saber que era muy abierto, a veces demasiado y nunca se comportaba así. Estoy segura de que le pasa algo y no quiere decirlo.
    Me adelanté y me di la vuelta parando a los tres pero mirando a Kiba.
    —¿Y ahora que?preguntó Karas revolviéndose el pelo.
    Nada, es solo que… Kiba ¿te sientes mal?Kyo y Karas le miraron.
    No. Estoy bien.mintió.
    A mi no me engañasme acerqué un poco más a KibaTu tienes mala caraquise ponerle mi mano en su frente para ver si estaba caliente pero este se quitó y siguió el camino.
    Te estoy diciendo que estoy bienlo dijo despreocupado pero no sabía si creerle. Me había quedado preocupada.
    Si dice que no tiene nada será verdadme dijo Karas Asi que vamos.
    Le hice caso y seguimos el camino, a lo mejor eran imaginaciones mías ¿Por qué iba a mentirme Kiba?
    Seguimos caminando durante unos minutos más hasta encontrarnos con una encrucijada de caminos entre edificios.
    Hay que meterse en este callejóndijo Kyo Ahí hay unas personas que pueden saber donde se encuentra Aliance.nos miró a todos Hay que tener cuidado ¿Vale? No creo que nos den una buena bienvenida.Asentimos y entramos.
    Era un callejón un poco oscuro pero como era de día se veía perfectamente, lo que si estaba era sucio, no me extrañaría nada que hubiera ratas por algún sitio. No me gustaba este sitio.
    Miré al final de este viendo a un montón de personas que, en cuanto nos vieron a nosotros, se levantaron y nos rodearon teniendo que parar.
    Ellos tampoco me gustaban.
    Pero mira que tenemos aquí…dijo uno de ellos.
    Solo queremos preguntar una cosacontestó Kyo serio pero levantando las manos en señal de paz. Es mejor hacer las cosas por las buenas...
    ¿Preguntar? Nosotros no respondemos ni hacemos las cosas gratis.dijo otro de ellos.
    ¿Cuánto quereis?¿estaba dispuesto a darles dinero? Pero si a penas teníamos para nosotros. De todas maneras creo que no era dinero lo que buscaban porque todos se rieron. ¿De qué? No lo entendía.
    De pronto sentí como uno de ellos me agarraba del brazo y tiró de mí. Se me escapó un grito de sorpresa alertando a mis amigos y antes de que me cogiera mejor Kiba fue rápido y le dio un puñetazo tirándolo al suelo. Ahora si entendía el porque de las risas de antes.
    Vi dolor en la cara de Kiba y no sabía porque.
    ¡¿Qué creéis que estáis haciendo?!gritó enfadado. Este pequeño incidente hizo que todos los hombres sacaran armas blancas.
    Eh, esperarintentó calmarlos Kyo.
    El pago era ella pero como habéis pegado a uno de los nuestros no hay trato.
    Tampoco íbamos a aceptarlodijo Karas dispuesto a pelear. Él siempre lo estaba. Karas me cogió del brazo para que estuviera cerca suya en el momento que unos cuantos de ellos iban a por nosotros.
    Me fijé que Kiba tenía la mirada un poco perdida. Uno de los hombres iba a por él con todas las intenciones de herirle, pensé que lo había visto y que estaba jugando con él pero no. El hombre le dio un puñetazo en la cara a Kiba que lo tumbó, se cayó al suelo y de ahí no se movió.
    ¡Kiba!¿Cómo había podido pasar esto? A Kiba nunca le pillaban desprevenido, además ese puñetazo no hubiera sido nada para él ¿Por qué entonces no se mueve?
    Los tres mirábamos a Kiba sorprendidos. Quería ir con él, y supongo que Karas y Kyo también pero no podíamos porque seguíamos rodeados.
    Me parece que tu amigo no es tan fuerte después de toda monadame dijo uno con una sonrisa asquerosa.
    No importa, al final no hay trato pero de todos modos nos quedaremos contigodijo otro acercándose a mi e impidiendo que fuera con Kiba.
    ¡No me toques!le di una patada dándole en el pecho y tirándole hacia atrás. ¿Desde cuando yo tenía tanta fuerza y acertaba en los golpes?
    Serás… Ahora sufrirás las consecuenciasse me echaron encima pero aunque Kiba estuviera fuera de combate, todavía tenía a Karas y Kyo. No me tocaron y no porque estos dos les dieran de lo lindo, sino porque sacaron pistolas, los dos. Solo con eso pararon, eran unos cobardes. Es más se agruparon en un lado.
    ¿Qué pasa? ¿Qué veis pistolas y os acobardáis?dijo enfadado Karas.
    Tranquiloscontestó uno de ellos, creo que el que me agarro.
    ¡De tranquilos nada!al mismo tiempo que me tapaba los ojos con una mano disparó hacia ese hombre el cual gritó de dolor. Me puse un poco nerviosa pero pude controlarme y solo porque Karas me estaba abrazando con un brazo, yo aproveché y le correspondí.
    Podéis hacer lo que queráis pero no vamos a deciros nadadijo una voz que ya había escuchado unas cuantas veces, creo que era el jefe. Karas volvió a disparar y la victima gritó. Me abracé con más fuerza.
    ¿A no?preguntó Karas. Sonó otro disparo pero ningún grito en su lugar, solo escuché un cuerpo desplomarse. ¿Kyo lo había matado? Porque Karas no había disparado… ¿Cómo pueden tener tanta sangre fría?
    El siguiente eres túdijo Kyo.
    ¡Vale, os diré lo que quereis saber!
    Asi me gustadijo Karas guardando su pistola, lo supe por el movimiento y porque me abrazó del todo.
    Con que nos digáis si sabéis donde esta Aliance, nos sobra.dijo Kyo serio.
    ¿Aliance? ¿Para que quereis saber eso?
    ¡Tu contesta!gritó Karas enfadado. Estos tíos tenían que estar muertos de miedo.
    No lo sabemos, no sabemos nada de él desde hace tres meses.
    ¿Y donde estaba hace tres meses?preguntó Kyo más calmado.
    En Allon.se quedaron unos segundos en silencio.
    ¿Veis? ¿Tan difícil era contestar?dijo Karas también más tranquilo.Ahora desaparecer de mi vista.escuché como los hombres se fueron corriendo asustados. Una vez que dejé de escuchar Karas me soltó pero yo a él no.Tranquila no hay nada que no puedas ver.le creí y miré. Tenía razón, si antes había matado Kyo a alguien se lo habían llevado, asi que me concentré en Kiba. Me arrodillé rápido junto a él.
    Le toqué la cara con las manos, creo que estaba caliente pero para asegurarme le toque con los labios la frente. Si, estaba caliente, demasiado.
    ¿Y?preguntó Kyo.
    Esta ardiendo.
    Será idiotaprotestó molesto Karas pero por una vez estaba de acuerdo con él en que Kiba era un idiota. Menos mal que estaba bien…




    Después de cargar a Kiba todo el camino hacia el hostal, por fin llegamos y le pude acostar en su cama. Le había quitado la camiseta y las botas y le había tapado un poco.
    Mientras, Karas había bajado por una tina y trapos húmedos para Kiba, nosotros solo mirábamos, esperando a que el termómetro que Maia había pedido abajo en el mostrador, sonara. Cosa que no tardó en suceder.
    Maia se lo quitó y luego de ver lo que ponía me miró a mi.
    Tenemos que buscar a un medido, tiene treinta y nueve y medio de fiebre.Suspiré.
    Ya pero hoy en día pocas son las ciudades que la sanidad sea gratis y esta por desgracia no es una de ellas. Buscar un médico nos va a salir caro.
    Bueno, pues reunimos todo el dinero que tengamos y lo pagamos.
    Da igualdijo de pronto Kiba incorporándoseya me siento bien, solo tenía que descansar un poco.
    Si, eso no te lo crees ni túle dijo Maia intentando pararle.
    Tenemos que ir a Allon a encontrar a Aliancedecía levantándose una vez que se había puesto las botas. Cogió la camiseta e iba hacia la salida.No podemos… perder el tiempo.se apoyaba en todo lo que encontraba.
    Espera Kiba, no hay prisale dije intentando convencerle.
    Si la hay, no podemos retrasarnos por una simple gripejusto cuando iba a salir del cuarto apareció Karas y sin miramientos le dio un puñetazo que lo volvió a tumbar en el suelo dejándolo K.O.
    ¡Karas!le regañó Maia.
    ¿Qué? ¿Lo he parado no?supongo que una vez que el golpe estaba dado no se podía hacer nada asi que lo cogí y lo volví a tumbar en la cama, antes quitándole las botas ya que la camiseta no se la había llegado a poner.
    Cogimos la tina y la llenamos de agua fría y trapos, los cuales una vez húmedos se los poníamos en la cabeza, con quejas de Kiba.
    Sacar todo el dinero que tengáispropuso Maia sacando el suyo y poniéndolo encima de la mesa. Yo saqué lo que tenía y Karas no sacó nada porque ni si quiera tenía. Maia y yo lo contamos.
    ¿Cuánto hay?preguntó Karas.
    Solo tenemos 600 euros.dijo Maia. Creo que se había equivocado ahí había más de 600 euros.
    No, hay 900 euros ¿Desde cuándo tenemos tanto?creía que teníamos mucho menos.
    Desde que Karas roba cuando puedele mire y vi que sonreía.hace unas semanas le hubiera dicho que parara pero ahora noella también lo miró aunque siga diciendo que esté malKaras quitó la sonrisa y yo me reí. Kyola miré ya sé que hay 900 euros pero trescientos son para el hostal.Ah es verdad no había caído en eso…
    —Bueno, da igualcogí los 600 euros.intentaré buscar un médico que acepte este dinero.
    Buena suerteme dijo Maia antes de que saliera por la puerta.
    Tenía que encontrarlo, por el bien de Kiba ya que no creo que lo que tuviera fuera una simple gripe, no se porque pero tenía un mal presentimiento. Kiba no es de los que se ponen malos asi como asi.
    No podía fallarle.




    Me había quedado pensando en Kiba y mirándole desde que Kyo se había ido a buscar un médico. Se ve que lo estaba pasando mal aunque estuviera seminconsciente. Respiraba con dificultad y tenía mala cara, como de dolor.
    Luego de cambiarle unas cuantas veces el paño miré a Karas de reojo. Estaba en una de las sillas jugando con una moneda con la mirada perdida. ¿Qué estaría pensando?
    Cuando le conocí la primera impresión no fue muy buena pero luego te das cuenta de que esa forma de ser es una fachada para ocultar su verdadero yo, por unas razones que desconocía y que no iba a preguntarle. No creo que me dijera nada.
    Lo que si sabía es que estaba enamorada de él, cada vez pensaba mas en él y me lo quedo mirando mas a menudo. Había pasado a decirme que, en cuanto fuera un estorbo se desaría de mi, a cuidarme y protegerme. ¿Por qué? No lo entendía.
    Pasamos una hora sin apenas hablarnos y no porque estuviéramos los dos solos sino porque Kiba ocupaba el centro de atención, yo estaba preocupada y Karas aunque no lo reconociera también.
    Le había vuelto a poner el termómetro solo para saber que la fiebre le había subido hasta llegar a los cuarenta. De seguir subiendo podía morir.
    ¿Cómo esta?me preguntó Karas cuando me vio mirando el termómetro.
    Peor, ahora tiene cuarenta de fiebre, los trapos no hacen nada.De pronto Kiba gritó haciendo que nos sobresaltáramos los dos. Fue un grito de dolor y tristeza seguido de un:
    ¡NO!
    ¡Kiba!se empezó a mover en la cama bruscamente y Karas intentó pararle.
    ¡Dalia, no!gritaba con más fuerza. Karas pudo cogerle para que no se moviera más y yo pude agarrarle la cara con las dos manos haciendo que abriera los ojos y me mirara.
    ¡Kiba, escúchame! Está todo bien, estás delirando, por favor cálmate.parece que me hizo caso ¿Ves? Soy yo. Estás en la habitación del hostal, ahora cierra los ojos y cálmatecerró los ojos con un quejido y se calmó, Karas lentamente lo soltó y yo le volví a poner un trapo húmedo en la cabeza.
    Miré a Karas.
    ¿Quién es Dalia?me preguntó Karas.
    ¿Qué más da? Esta peor y no puede seguir asi.
    ¿Qué han sido esos gritos?preguntó Kyo entrando. Deseé que después de él entrara alguien más pero no, solo estaba él y eso era malo.
    Kiba esta delirandole contesté.
    ¿Has encontrado algo?le preguntó Karas.
    Lo siento. He preguntado por todos lados pero ninguno quería hacer nada por menos de 800 euros, además a los extranjeros les cobran más. Es muy caro.
    ¿Y que hacemos?pregunté preocupadaNo se lo que tiene, no le podemos dar nada y cada vez esta peor.
    Pues obligamos a algunodijo Karas cogiendo una de sus pistolas que había dejado encima de la mesa. Antes de que contestara, si, me lo estaba pensando, dieron unos golpes en la habitación. Kyo me miró extrañado y luego fue a abrir. Era la chica que llevaba el hostal.
    Hola. Perdón por molestaros, sé que no tenéis mucho dinero para un médico pero yo puedo deciros donde hay uno que no es nada caro, es más, a veces lo hace hasta gratis.
    ¿En serio?pregunté sonriendo.
    ¿Por qué nos esta diciendo eso?preguntó Karas con desconfianza.
    —No lo se. Soy de esas personas que no se pueden quedar sin hacer nada mientras otros sufren, además el chico me recuerda a un amigo mio.
    Muchas graciasle dije sonriendo. ¿Y donde esta ese médico?




    La chica nos dijo que ese hombre vivía a las afueras del pueblo al pie de la montaña pero que era peligroso por el frio y la nieve.
    Asi que una vez que nos abrigamos, recogimos todas nuestras cosas, vestimos y cargamos a Kiba en la espalda de Karas y pagamos el hostal, nos fuimos directos hacia esa casa, no sin antes volver a agradecer a la chica. Había sido toda una suerte.
    Y ahora nos encontrábamos en una zona llena de nieve y hacía mucho frio, demasiado para mi. Lo malo es que ya no había ni una casa sino bosque.
    Mira la que estamos liando por un idiotase quejó Karas acomodándose a Kiba.
    Ay Karas no te quejes y sigue caminando, no creo que falte muchole contesté mirando a la nieve que me llegaba casi por las rodillas.
    Mirar—señaló Kyo más adelante es humosi, no muy lejos se veía salir humo y si hay humo hay una casa. Seguimos caminando en silencio hacia esa dirección. Además el camino se fue facilitando ya que poco a poco iba habiendo menos nieve acumulada, asi que no tardamos mucho en llegar.
    En cuanto lo hicimos Kyo llamó a la puerta y no fue después de un minuto más o menos que alguien abrió la puerta pero con la cadena del cerrojo.
    ¿Qué quereis?era un señor mayor pero no le veía bien.
    Nuestro amigo está enfermo y nos han dicho que usted puede ayudarle.dijo Kyo educadamente, cosa que no sirvió para nada.
    No.cerró la puerta en nuestras narices.
    Viejo asqueroso…
    ¡Kyo! Asi no se hacen las cosasle aparté y esta vez llamé yo. El hombre volvió a abrir con cara de pocos amigos.
    He dicho que…se calló al verme asi que aproveché para hablar.
    Sentimos mucho molestarle pero es que nuestro amigo esta muy enfermo y no sabemos que tiene ¿Podría ayudarnos? Nos han dicho que es muy bueno. Por favor.se me quedó mirando unos segundos, espero que se lo estuviera pensando. El hombre volvió a cerrar la puerta pero para quitar la cadena y abrirla del todo.
    Pasar.sonreí con alegría y miré a los otros dos.
    ¿Veis?y entramos.
    La casa no era ni muy pequeña ni muy grande, tenía su salón con chimenea, su cocina, un baño y dos habitaciones. Entramos en una de ellas que era bastante grande y acostamos a Kiba en la cama. Mientras el hombre lo revisaba, nosotros esperamos fuera para que pudiera hacer sus cosas con facilidad y sin nadie que le entorpeciera. Antes de revisarlo nos presentamos. Él dijo que se llamaba Cloud.
    Nosotros estábamos en el pasillo en silencio, yo miraba a la puerta esperando a que se abriera, la cual tardó en hacerlo, creo que una media hora.
    Pasarpasamos sin hacer ruido. Kiba estaba como antes, acostado en la cama con trapos en la cabeza.He averiguado lo que tiene.
    ¿De verdad?preguntó KyoPorque yo lo veo peor.
    Claro y va a seguir empeorando.
    ¿Pero no has dicho que sabe lo que tiene?volvió a preguntar Kyo menos calmado que antes.
    Kyo, deja que se explique.le dije como regañándole, pero es que los tres tenían la manía de no dejar explicarse a la gente.
    Graciasme dijo Cloud y yo le sonreí.A ver… la causante de la enfermedad es estose acercó a Kiba y le quitó un poco la sabana. Kiba al lado del ombligo tenía una marca roja bastante grande.
    ¿Qué es eso?preguntó Kyo de nuevo.
    A mi me parece una picaduradijo Karas serio.
    Si, es la picadura de la pulga del bosque llamada Kista. Su picadura hace que veas borroso, mareos, mucha fiebre, debilidad física y al final… la muerte.Nos quedamos mudos al oír esa revelación ¿Si no lo curábamos pronto se iba a morir? No podía ser…Los síntomas suelen tardar un poco mas de un día en aparecer y en cuanto lo hacen, el individuo dura mas o menos otro día más antes de que muera.no quería creer esto…
    Bueno, pero usted puede curarlo ¿no?preguntó Karas con intranquilidad en la voz.
    Si y no.
    Expliquesevolvió a decir Karas nervioso.
    Me falta un ingrediente para la medicina.
    Pues vamos a comprarlodije con rapidez y nervios.
    No se puede comprar. Mirarsacó una foto de una carpeta que tenía encima de su mesa. En ella había una flor de color blanco bastante bonitaEsta flor es lo último que me falta. Solo nace al pie de la montaña pero nadie se atreve a ir porque hay numerosas trampas de la guerra de Puf, no se si sabréis cual es…
    ¿Todavía quedan trampas de esa guerra?preguntó Kyo extrañado.
    Como nadie sabe exactamente donde están no se atreven a ir a quitarlas.Nos quedamos por unos segundos en silencio¿Cuánto lleva enfermo?
    Desde esta mañanaconstesté.
    Es decir que tenéis hasta el amanecer para traerme la flor si no… morirá.
    ¿Qué?dijimos los tres. En cuanto pronunció la palabra morir, me dio un vuelco el corazón. Yo no podía perder a nadie más.
    Os lo he dicho antes ¿De que os sorprendéis?
    ¡Pero es que solo quedan 10 horas!dije con miedo.
    Menos, porque tengo que preparar la medicina y eso lleva su tiempo.
    Vale, pues yo voydije con decisión.
    Pero, es muy peligroso, niñame dijo Cloud con preocupación, no se porque ya que solo me conocía de hace solo a penas una hora.
    Ah, no se preocupe por ella, nosotros también vamos.
    Necesito que alguien me ayude de mientras vais a buscar la flor.
    Pues que Kyo venga conmigo y que se quedé Karas.dije mirando a este último pero estaba en las nubes. ¿En que estaría pensando en este momento?¡Karas! ¡Escúchame!me miró sorprendido.Kyo se va a venir conmigo porque se sabe mejor la zona ¿vale?
    ¿Y porque no te quedas tu?me preguntó mirándome directamente a los ojos.
    Porque no puede quedarme sin hacer nada, por favor dejarme irles dije a los dos mirándoles.
    Vamos, no hay tiempo que perderme dijo Kyo tirando de mi, supongo que si que me dejaban ir.
    Salimos de la casa ya abrigados rápidamente y acompañados por Karas y Cloud los cuales se quedaron en la puerta. Me despedí con un hasta luego y empecé a caminar por la nieve pero me tuve que dar la vuelta ya que Kyo se había parado un momento a hablar con Karas. El cual estaba un poco molesto con el ¿De que estarían hablando?
    ¡Vamos Kyo!le grité. El me miró y salió corriendo hacia mí. Antes de darme la vuelta vi como Karas se quedaba en la puerta mirándome, no sé si se quedó más tiempo pero parecía preocupado.
    De todas maneras tenía que concentrarme en encontrar esa flor.




    En el hostal en el que estaban hospedados antes ellos cuatro, habían entrado dos personas. Antes había calma pero con la entrada de estas dos personas desapareció.
    Eran dos cruces rojas que venían en busca de Maia y compañía. Entraron a la fuerza y al ver que ya no estaban ahí le preguntaron a la chica de la recepción donde habían ido, más bien le obligaron a confesar, para que después recibiera un disparo.
    Vale, ya sabemos donde se encuentrandecía uno de ellos, con las fotos, de Maia, Kyo, Karas y Kibaserá fácil porque uno esta fuera de combate.
    No hay que subestimarlos pero me da que esta vez no escaparan.dijo el otro sonriendo.
    Vámonos, no hay que perder el tiempo.
    Y los dos se fueron en dirección a la casa del Cloud.
     
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  13.  
    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

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    La Búsqueda
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    Aventura
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    Palabras:
    6934
    Capitulo 11.

    Llevábamos caminando dirección hacia la montaña más de dos horas sin ningún peligro de momento. Lo único malo es que pronto anochecería, eso y que al acercarnos cada vez más a la montaña hacia más frío.
    No era de noche todavía, como he dicho, pero entre los arboles estaba oscuro aunque lo suficientemente iluminado como para ver algo en condiciones. Dentro de un rato si que no veríamos casi nada asi que era mejor darse prisa.
    Por si acaso yo tanteaba el terreno con una rama ya que no sabía donde estaban las trampas y la rama podría salvarnos la vida. Me fijé en Maia, que estaba temblando la pobre.
    —Deberíamos haber cogido una linternadije pensando en cuando se hiciera de noche.
    No se ve tan malme contestó normalmente.
    Ya, pero aun asi… ¿Tu estás bien?le pregunté pero no me contestó y no porque no quisiera sino porque de pronto escuchamos algo que no me gustó nada. Parecía el ruido de un mecanismo o algo asi. Antes de que me diera cuenta empezaron a salir flechas por todos lados hacia nosotros. ¡Al suelo!la cogí del brazo y la tiré al suelo al lado mía y ahí nos quedamos hasta que las flechas pararon.
    Levanté primero la cabeza viendo todas las flechas en el suelo y clavadas en los arboles, luego me levanté y ayude a Maia a levantarse pero al hacerlo ella piso algo que hizo que esta vez en vez de flechas salieran lanzas.
    Reaccioné rápido y tirando de Maia salí corriendo en la dirección en la que íbamos pero a cada paso que dábamos más trampas se activaban. Ahora entendía porque nadie quería ir por aquí nunca. Tiré de Maia poniéndole delante de mí.
    Maia, corre delante todo lo rápido que puedasme obedeció sin mirarmeNo mires atrás pase lo que pase.
    Según veía mientras corría, salía de todo, cuchillas, cepos, flechas, lanzas, troncos, bolas de pinchos, había hasta pequeñas bombas que podían hacer mucho daño.
    No sabía cuanto tiempo había pasado desde que nos pusimos a correr, seguramente no fuera nada más que un minuto pero yo ya me estaba empezando a cansar y si yo estaba asi no me quería imaginar como estaría Maia. Veía que cada vez los dos íbamos más lento y Maia más. ¿Qué hacer? Las trampas no se terminaban y si hacíamos un movimiento en falso podríamos morir al instante. Tenía que arriesgarme.
    Opté por tirarme al suelo llevándome a Maia por delante y justo tiempo porque uno de esos troncos me pasó por los pelos. No nos dio nada pero nos quedamos en la nieve unos segundos con la respiración agitada, jadeando y yo encima de Maia sin llegar a aplastarla.
    Ella después de unos segundos más se dio la vuelta quedándome cara a cara, enseguida me levanté de encima. Le ofrecí la mano para ayudarle a levantarse pero en cuanto vi su cara de terror me temí lo peor.
    ¡Cuidado!me gritó pero no me dio tiempo a reaccionar por mi mismo ya que ella me cogió la mano que le ofrecía y tiró de mi haciendo que cayera de nuevo encima de ella.
    Me quedé encima asimilando lo que acababa de ocurrir. Solo había escuchado su grito y el sonido del aire siendo cortado. Por unos momentos había tenido miedo pero ahora que Maia me abrazaba fuertemente se me había pasado.
    Levanté la vista y vi la causante del grito de Maia. Delante nuestra a unos metros había clavada en el suelo una lanza que si Maia no se hubiera dado cuenta de ella, habría muerto. Me había salvado.
    La miré, tenia los ojos cerrados y estaba cogida a mi abrigo temblando, no sabia si del frío o del miedo, seguramente de las dos cosas. Me la quedé mirando. Es muy guapa y además tenía algo especial.
    No me había dado cuenta de lo cerca que estaba de ella hasta que abrió los ojos. Me miró con alivio y sus labios se curvaron en una sonrisa. Tenía ganas de besarla.
    ¿Estas bien?me preguntó en un susurro. Yo volví a mi mundo y sonreí. No podía besarla, estaría mal y no quería perder la amistad que teníamos ahora.
    Si, gracias a ti.la abracé hundiendo mi cara en su hombro. Me sentía muy bien asi, hacia tiempo que no sentía este sentimiento de calor y tranquilidad.
    Me levanté de nuevo y la ayudé a levantarse. Nos sacudimos los dos la nieve de la ropa.
    Sigamos ¿no?le dije sonriendo.
    Espera ¿Y si hay más trampas?me agarró del abrigo parándome.
    Lo dudo. La lanza se ha clavado ahí sin activar nada.Maia miro la lanza con dudas.No me voy a separar de tile di la mano y tiré de ella sin soltarla empezando a caminar. No pasó nada.
    Kyome llamó y la miré. Ella de improvisto y sin que me lo esperara me dio una beso en la mejilla seguramente sacándome los colores.De nadase rio y me soltó la mano andando primero.
    Me llevé la mano a la mejilla. ¿Hace cuanto tiempo que no me daban un beso asi? Sonreí como un tonto y la seguí de cerca. La cuidaría y protegería pasara lo que pasara.




    Han pasado ya cuatro horas y todavía no hay rastro de ellos. Joder que ya ha anochecido hace ratodije un poco histérico y nervioso dando vueltas por la habitación de un lado para otro. Me estaba arrepintiendo de haber dejado que Maia fuera, aunque estuviera con Kyo.
    Chaval, siéntate y tranquilízate, asi no vas a solucionar nada.le ignoré.
    Como le pasa algo a Maia… Si es que tendría que haber ido yo.
    ¿No confías en tu amigo?
    Pues claro que confio solo que si hubiera ido yo no estaría preocupado como ahora.
    A ti te gusta Maia ¿verdad?me dijo Cloud con una sonrisa en la cara mientras trabajaba en la medicina. Me paré en seco y le miré demasiado nervioso.
    ¿A mi? Que va…creo que me había puesto rojo y todo. Cálmate Karas, es solo una pregunta.
    Si, te gusta y mucho. No hay nada más que ver tu reacción.
    No, yo no…no me dejo hablar.
    Bueno, por lo menos sé que esta bien protegida y además se la ve bastante feliz.
    ¿Qué?¿De que estaba hablando ahora? Acababa de decir eso como si la conociera.
    Oh, estaba hablando conmigo mismo.
    ¿La conoces de antes?
    Si, la vi una vez cuando tenía cinco años, pero ella no se acordará de su abuelo.
    ¿Qué?¿Acabo de oír bien lo que acaba de decir o habían sido imaginaciones mías? ¿Abuelo? ¿En serio?
    ¿Es que eres sordo?no se porque pero me enfadé y elevé la voz más de lo necesario. En realidad no pretendía gritarle pero después de escuchar la historia de Maia, me da rabia que haya alguien de su familia vivo y que no hubiera hecho nada por ayudarla.
    Si eres su abuelo… ¡¿Por qué no te quedaste con ella cuando murió su familia?! ¡Tu familia! a pesar de todo el me contestó bien.
    Ah, créeme que quise hacerlo pero esa arpía de Josephine no me dejó, consiguió la custodia hasta su mayoría de edad y me amenazó con llamar a la policía si intentaba algo. Pero bueno al final está bien y eso es lo que cuenta.Iba a decir algo, supongo que tendría que disculparme por gritarle pero no me dejo hablar. ¡Ah! Ni se te ocurra decirle quien soy cuando vuelva si quieres vivir y que tu secreto esté a salvo.bufé, ya no me disculpaba, hala. Por cierto…le volví a mirar ya que le había quitado la mirada Estáis viajando ¿verdad?
    Si.me crucé de brazos.
    Cuando os vayáis… no dejes que le pase nada. Creo que se por qué esta viajando, me enteré por los periódicos lo que pasó en su casa hace apenas un mes. Cuando llegue ese momento dudo mucho que pueda hacerlo y estará en un enorme peligro. Te lo pido por favor, prométeme que no le va a pasar nada, prométeme que la vas a protegersonreí.
    Te lo prometo.el también sonrió.
    Y ahora no te quedes ahí parado y tráeme el tubo de ensayo que hay en ese armarioy volvíamos a estar como antes.
    Voy…




    Habíamos encontrado por fin la flor y ya estábamos de vuelta andando bastante rápido, una por el frío, otra por que hacía rato que era de noche y no se veía una mierda y otra y la más importante por Kiba. Teníamos que darnos prisa por él.
    Yo llevaba la flor e iba delante de Kyo, estaba cansada y me estaba muriendo de frío pero no me importaba tenía que seguir, tenía que llegar.
    Escuché un aullido demasiado cerca nuestra pero no le di importancia. Al segundo y al tercer aullido fue cuando me preocupé y miré a Kyo el cual intentaba ver algo entre la oscuridad. El me miró y me hizo una seña para que siguiera y yo le hice caso.
    De pronto escuché un gruñido muy cerca mia haciendo que me parara en seco asustada. Kyo sacó su Katana y se puso delante de mí. En cuestión de segundos había un montón de lobos a nuestro alrededor, enseñando los dientes y gruñendo.
    Tomame susurró Kyo a la vez que me daba una pistola.
    ¡Que dices!levanté demasiado la voz.
    Te la doy por si acaso Maia. En cuanto te diga sales corriendo.
    No te voy a dejar solo.
    No te preocupes por mi, iré detrás de ti, de verdad, además no podemos perder el tiempo. Por favor, corre.
    No.
    ¡Corre!me gritó haciendo que los lobos se pusieran nerviosos. Tuve que salir corriendo como dijo, escuchando los gruñidos y aullidos y a el sonido de una pistola.
    Yo solo podía correr sin mirar atrás. Sabía que algunos de los lobos me perseguían pero me daba igual, yo solo quería correr, con la pistola en una mano y la flor en la otra, protegiéndola.
    Tampoco quería usar el arma y no era por matar a algún lobo sino porque si hería alguno saldría y sangre y si salía… bueno, lo más seguro es que no llegara a tiempo a darle la flor a Cloud para curar a Kiba.
    Después de unos minutos corriendo mire atrás solo por curiosidad viendo que ya no me perseguía ningún lobo. Me paré en seco mirando a todos lados. Ahora que estaba sola en medio de la oscuridad con vete tu a saber que mas animales salvajes me había entrado miedo, mucho miedo.
    Corrí de nuevo, era lo único que me quedaba, corrí del miedo y por Kiba.
    Segundos después supe porque los lobos se habían parado. ¿Por qué? Porque había entrado en una zona de trampas, pero en mi mente solo pensaba en una cosa: Correr.




    No he podido hacer nada. Tan orgulloso que estaba de mis pistolas gemelas de mi puntería y de mi fuerza y no he podido hacer nada. Me habían pillado desprevenido.
    ¡Mierda!
    Y ahora estaba inmovilizado en el suelo por uno de los cruces rojas, pero mi estado no me preocupaba, me preocupaba más Cloud que se había llevado un buen golpe en la cabeza, el cual sangraba. Por encima, tanto a el como a mi nos apuntaban con un arma.
    Aunque si lo pensaba mejor el que estaba más en peligro era Kiba, al cual lo había destapado y habían abierto la ventana. Si no lo mataba la fiebre iba a morir de frio. Por encima los hombres se reían.
    Esperaremos a que vuelvan los dos faltantes y los mataremos a todos.dijo el que me apuntaba y me tenía agarrado.
    A la chica la última que quiero jugar con ellaese comentario me enfureció.
    ¡Tocar a Maia y os juro que morís!dije sin pensarlo.
    ¡A callar!me pisó la espalda con fuerza haciendo que soltara un pequeño grito de dolor, pequeño porque me contuve. ¿Qué pasa? ¿Qué no quieres que le hagamos nada a la chica? Tranquilo, le vamos a hacer de todo delante de ti y luego la mataremosse rieron.
    Atreveros a tocarla…amenacé de nuevo.
    ¿Y nos vas a detener tu?antes de que respondiera escuché la voz que hace una hora era la que quería escuchar y que ahora no, por su bien. La voz de Maia.
    ¡Karas, Cloud, tengo la flor!gritó haciendo que los dos hombres se miraran y sonrieran. Me miraron, me ataron las manos a la espalda y me pusieron un pañuelo en la boca para que no hablara.




    No sabía como pero había podido esquivar todas las trampas que habían salido, yo simplemente había corrido y corrido, hasta me caí al suelo haciéndome daño pero tuve suerte ya que las trampas habían parado.
    Cuando llegué a la casa y había suficiente luz me miré el brazo que me dolía. El abrigo lo tenía rasgado pero no tenia ninguna herida (que yo viera) asi que seguí hacia delante, me aguantaría hasta que la flor llegara a su destino sano y salvo.
    ¡Karas, Cloud, tengo la flor!grité con alegría y cansancio. Solo esperaba que Kyo estuviera bien. Cuando llegara le iba a regañar, me dijo que iría tras de mi pero no lo hizo.
    Me paré en la entrada de la casa viendo algo que me paró por unos momentos la respiración. La puerta estaba abierta y por encima forzada, además, nadie me había contestado, algo andaba mal.
    Saqué la pistola que me había dado Kyo y entré lo más despacio que pude sin hacer ruido, aunque el suelo de madera no me lo ponía fácil. Por si acaso dejé la flor encima de la mesa del salón.
    ¿Karas? ¿Cloud?la habitación donde estaba Kiba tenía encendida la luz pero nadie me contestaba ¿Y si había pasado algo? Me pegué a la pared de al lado de la puerta la cual estaba medio abierta y la abrí empujándola un poco pero quedándome escondida detrás de la pared. En cuanto se abrió alguien de dentro disparo dando en la pared y yo no grité de milagro. Menos mal que había sido precavida, sino esa bala estaría en mi y no incrustada en la pared.
    ¡Mierda! ¡Que no escape!escuche una voz desconocida.
    ¡Maia, huye!esa era la voz de Karas. El miedo que tenía antes en el bosque no era nada en comparación con el que tenía ahora.
    ¡He dicho que te calles!escuché un golpe y un quejido, el quejido de Karas. Me llevé la mano a la boca casi llorando ¿Qué iba a hacer? Yo no soy lo suficientemente fuerte como para vencerlos.Ve a buscarla, no creo que sea muy difícil capturarla.
    Si, voy.tenía que pensar en algo rápido. Miré a todos lados del salón y vi que en la chimenea estaba el palo de hierro que se utilizaba para remover el carbón o la madera, asi que rápidamente lo cogí y me volví a poner en el mismo sitio. La pistola sería mi último recurso.
    Me quedé quieta casi sin respirar hasta que vi un pie salir de esa habitación, momento que aproveché para asestarle un golpe donde pillara, en este caso fue en su hombro. Gritó y se retorció de dolor. Le di una patada tumbándolo hacia atrás.
    El otro hombre me apuntó con su pistola asi que yo también hice lo mismo con la mia.
    Baja el arma o tu amigo morirá.apuntó a Karas el cual tenía las manos atadas a la espalda y una cinta alrededor del cuello que supongo que antes la tenía en la boca. No bajé el arma ¿Quién crees que morirá antes, tu amigo o yo?caró el arma y yo no tuve mas remedio que bajarla como me dijo y tirarla al sueloMuy bien, pero de todas formas el morirá.
    ¡No!grité con todas mis fuerzas. El hombre disparó pero la bala no dio en Karas, sino en Cloud que en un último esfuerzo se puso en medio recibiendo el disparo y derrumbándose en el suelo. ¡Cloud!
    Sangre, un gran charco de sangre empezó a formarse debajo del cuerpo de Cloud y de nuevo empezó mi estúpido miedo, los temblores, los mareos, las imágenes, todo. No podía apartar la vista de la sangre y aunque quisiera las imágenes estarían en mi cabeza.
    ¡Maia vete!me gritó Karas pero aunque le oí no le escuché. Segundos después sentí un golpe muy fuerte en el pecho de la patada que me acababa de dar uno de esos hombres y luego sentí el golpe en la espalda contra la pared. Me quedé sin respiración y caí de lado en el suelo.
    Ahora si que no me podía mover, solo me faltaba llorar y estaba completa. Cansada, con miedo, temblando, con dolor, todo eso sentía en este momento. Vi de reojo como el otro venía hacia mí con un cuchillo en la mano, se arrodilló y me sonrió. Alzó un cuchillo para matarme.
    No llegó nunca ya que de pronto apareció Kyo, lo sabía por su cabello, y le golpeo fuertemente, al mismo tiempo escuché un disparo. Cerré los ojos con fuerza saliendo por fin las lágrimas.
    Escuché otro disparo.
    No veía nada más que sangre y a Cloud en el suelo.
    Cloud…Había dejado de escuchar, solo me escuchaba a mi misma, escuchaba mi respiración entrecortada y mi cuerpo temblar. Alguien me llamaba pero no le escuchaba con atención. Esa persona me cogió en brazos con algo de esfuerzo y en cuanto lo hizo sin abrir los ojos supe que era Karas, lo sabia por la forma de tocar, por su calidez. Desde el primer día me gustaba esa calidez de sus manos y su aroma. Era lo que me tranquilizaba.
    Me tumbó en el sofá y me susurró.
    No pasa nada… Ya no hay sangre, no te preocupes. Tranquilízate y duerme.esa voz me tranquilizó como supuse y como siempre, asi que hice lo que me pidió, intente tranquilizarme, solo pensar en él y dormir. No tardé en hacerlo sabiendo que estaba a mi lado.




    Esta vez soñé algo extraño, ni la pesadilla de siempre ni con mis amigos. Primero había oscuridad pero de pronto me vi en medio de un campo, sin dolor, sin miedo, sin nada. Era todo muy bonito. Los rayos del sol llegaban a todas partes calentando todo en un calor muy agradable, había flores por todos lados y un rio.
    En la orilla de este vi a Cloud asi que me acerqué. Antes de que se diera la vuelta para mirarme me habló.
    Llegaste a tiempo tu amigo Kiba se va a curar.
    ¿Dónde estamos?pregunté mirando todo. Me gustaba mucho este sitio.
    Tu lo deberías sabes, es tu sueño.me contestó mirándome.
    Pero…
    Solo he venido a despedirme de ti.
    ¿Despedirte?Entonces me acordé de todo, fue como un flash back, las imágenes se agolparon en mi cabeza. A Cloud le habían disparado. ¡No!
    Lo siento, estoy muerto pero por lo menos te he vuelto a ver una vez más.
    ¿Qué quieres decir con eso?el sonrió y de pronto tras él apareció una luz blanca que brillaba demasiado. Cloud la miró y luego me miró a mí.
    ¿Eres más feliz aunque sea solo un poco?
    Si.
    Me alegrome sonrió y se dio la vuelta para irse por esa luz pero antes de eso se volvió a dar la vuelta.Ah, dile a Karas que como no cumpla lo prometido mi espíritu lo perseguirá toda la vida.ante eso sonreí. No se lo que era pero me había hecho gracia esa amenaza.Y que no es su culpa.Ante eso me extrañe.
    Se lo diré.volvió a emprender la marcha y justo cuando iba a entrar se paró y se giró un poco.
    Ya es hora de que despiertesme sorprendí ante eso pero no pude decirle nada ya que el sueño se desvaneció. Todo se inundó en esa luz blanca, luego fue oscuridad y por ultimo abrí los ojos.
    Pestañeé unas cuantas veces intentando enfocar bien. Estaba en el salón, tumbada en el sofá con un montón de mantas encima y sin mi abrigo. Giré el cuello y vi que en el otro sofá estaba Kyo también durmiendo y además cubierto de vendas.
    Intenté moverme pero me dolía todo el cuerpo, era como si me hubieran dado una paliza. Que débil era ¿no? Me vencía un poco de sangre y un golpe contra la pared. Asi me iba…
    Por fin has desertado dormilonagiré la cabeza hacia donde había escuchado la voz de Karas, el cual salía de la habitación de Kiba. No le contesté solo me quedé mirando como se acercaba a mi sonriendo y se sentaba al lado mia. Al yo no decir nada se le quito la sonrisa ¿Qué te pasa?abrí la boca para contestarle pero no lo hice. No se porque. Las palabras no me salían, solo estaba triste por lo que había pasado. No quería recordarlo, no quería recordar nada, ni el miedo, ni la sangre… nada. ¿Es que de golpe te has quedado muda?me dijo Karas para hacer que sonriera pero no lo hice y eso hizo que Karas se preocupara. Se me quedo mirando. Maia…
    ¿Ha muerto verdad?logré preguntar por fin con una voz ahogada.
    ¿Quién?
    Cloud.Karas miró a otro lado con una mirada triste.
    Lo siento.sonreí tristemente.
    Se me apareció en sueños y me dijo que si no cumples con lo prometido su espíritu te perseguirá toda la vida.Vi como sonreía amargamente Y que no es tu culpase sorprendió y me miró. ¿Te echas la culpa de lo que pasó?le pregunté preocupada.
    En otros tiempo me hubiera dado igual pero ahora…
    No es tu culpa.
    Si hubiera estado atento esos tipos ni nos hubieran tocado. Ahora Cloud está muerto porque me protegió.
    Te lo vuelvo a repetir Karas, no es tu culpa.nos quedamos en silencio durante unos segundos, era mejor cambiar de tema.¿Cómo está Kiba?le pregunté bajando la vista.
    Le di la medicina hace unas cuantas horas, se pondrá bien, supongo que mañana nos iremos de aquíVi moviento por parte de él asi que le miré. Tenía los brazos abiertos invitándome a un abrazo, cosa que necesitaba y que no le había pedido por… no se porque. No me lo pensé mucho, saqué los brazos de debajo de las mantas y sin que tuviera que moverme mucho el me abrazó echándose casi encima mia. Y asi estuvimos unos minutos largos hasta que nos separáramos.
    Por cierto…dije intentando incorporarme con la ayuda de Karas. ¿Por qué esta Kyo lleno de vendas?
    Vino herido, esperaba a que tu me dijeras porque. ¿Por qué? Yo no lo sabía. O si…
    Pues…
    Lobosdijo de pronto Kyo haciendo que miráramos. Se acababa de sentar y la verdad es que tenía buena cara. Tendría que haberme imaginado que fueron los lobos.
    Ah, por eso Maia vino soladijo Karas como entendiendo la situación.
    Hice lo que me dijiste.
    Buen trabajo.sonrieron los dos. Aquí había algo que yo no sabía.
    ¿De que estáis hablando?pregunté.
    Ah, cosas nuestrasdijeron las dos a la vez quitándole importancia al asunto. En realidad a mi me daba igual.
    Oye ¿Por qué me has dicho dormilona ¿Cuándo he dormido?
    Bueno, tu sola no, este es otrodijo señalando a Kyo he tenido que hacerlo todo yo soloKyo sonrió ¿Tu sabes cuanto tiempo hace que no cuido a nadie solo? Habéis dormido por lo menos 12 horas.
    ¿Qué?en cuanto pregunté sorprendida, ya que no me acordaba de la última vez que dormí tanto, me sonó la barriga. Los dos me miraron sonriendo pero a Kyo también le sonó, yo me reí y miré a Karas al igual que Kyo.
    Vale lo he pillado. Ahora os doy algo de comerdijo levantándose y yendo a la cocina.
    No hicimos ninguno en este día mucho más, una porque estábamos cansados y adoloridos y otra porque solo había que esperar a que Kiba mejorara que ya lo estaba haciendo.
    Asi que después de comer me quedé junto a él hasta muy tarde que poco a poco tenía mejor cara. Estaba todo el rato durmiendo, no hablé con él pero se veía que estaba mejorando, como ya he dicho, y eso me alegraba.
    Karas llegó tarde diciéndome que había otra cama y que descansara ahí. Al final de protestar un poco le hice caso.
    Al día siguiente me levanté temprano. Simplemente abrí los ojos a las 7 de la mañana y no pude volverme a dormir asi que me levanté, me duché, me vestí, cogí algo para comer y fui a visitar la tumba que Karas le hizo a Cloud. Era sencilla pero servía. Le habíamos dejado unas flores.
    Gracias por todomurmuré.
    Hey, Maia, mira quien esta aquíme dijo Kyo desde atrás, yo me di la vuelta viendo a Kiba que me sonreía.
    ¡Kiba!fui hacia él y le abrace con fuerza. Me alegraba tanto de que estuviera bien.¿Ya estas bien del todo?
    Sime contestó sonriendo y correspondiéndome.
    Menos mal.
    Bueno, pues ya nos podemos irdijo Karas saliendo con las mochilas de todos. Nos dio a cada uno la nuestra.
    Claro, vámonos.
    Escucharmedijo Kiba haciendo que todos le miráramos.Siento los problemas que os he causado si no…Karas le cortó rápido.
    Idiota.
    ¡¿Qué?!eso le había molestado bastante. Por lo menos ya volvíamos a estar como antes.
    Karas tiene razón a su maneradijo sonriendo Kyo No te disculpes.
    Pero…tenían razón los dos.
    Pero nada Kibadije te has puesto enfermo y punto, no tienes por que disculparte porque no tienes la culpa de nada. Además para eso estamos los amigos ¿no?me puse la mochila al hombro y empecé a caminar.
    Y si te sientes culpable no haberte puesto malole dijo Karas siguiéndome. Como le gustaba picarle.
    No le hagas caso, aunque no lo demuestre él también ha estado preocupado por tile dijo Kyo.
    Mentiracontestó Karas dándose la vuelta. Kiba se rio y nos siguió.
    ¿Tanto me quieres Karas?le preguntó Kiba con burla.
    Ten cuidado con lo que dices que te doy.se volvió a reír mas. Se volvían a pelear como siempre y nos volvíamos a reír como siempre. Iba a decir algo para pararles pero de pronto escuché una voz que resonó por todos lados, una voz que conocía muy bien.
    “Se feliz”me paré y miré hacia la casa que estábamos dejando atrás. Estaba segura que esa era la voz de Cloud. Ni si quiera me asusté solo sonreí.
    ¿Qué pasa?me preguntó Kiba haciendo que volviera a la realidad. Les miré. Estaban los tres parados esperándome.
    Nada. Sigamosles cogí a los tres de las manos tirando un momento de ellos para luego soltarlos. Se feliz ¿eh? Bueno no podría ser feliz en su plenitud pero lo intentaría. No creo que fuera muy difícil con estos tres a mi lado.
     
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  14.  
    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

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    Este capítulo es bastante largo y ademas hay cosas en ingles. No soy muy buena con el ingles asi que si hay errores decirmelo y no lo tomeis muy en cuenta. Disfrutar del capitulo. :)

    Capitulo 12.

    Hacía ya más de un día que habíamos salido de Ning, supuestamente hacia Allon. Nos guiaba Kyo y yo me fiaba de él asi que no ponía ninguna objeción por el camino en el que ibamos. De lo que me quejaba era del calor insoportable que hacía. Si, habíamos pasado de un frío que pela a un calor que te dan ganas de quitarte todo lo que llevas encima, cosa que con tres hombres no iba a hacer y menos en medio del bosque, para que me picaran bichos. Ni hablar.
    —Hace mucho calordije cansada y sudando, quería bañarme en algún lado.
    Quítate la camisetame dijo Kiba. Él iba sin la suya, la tenía al hombro. Karas y Kyo iban en tirantes. Me miré, la verdad es que no era mala idea eso de quitarme la camiseta, me quedaría en sujetador, que total, era como un bañador. Pero no, me quedaría asi.
    Levanté la vista y vi que los tres me miraban esperando a que me la quitase.
    Ni lo soñéis.les empujé un poco apartándolos del camino y me metí entre unos arbustos que estorbaban. Caminé unos metros más pero me tuve que parar al oír los gritos de sorpresa y protestas de estos tres. Volví y me escondí entre los arbustos mencionados, viendo que los tres habían caído en una trampa. Estaban colgados y atrapados en una red y sus armas en el suelo.
    ¿Qué hacer? Si salía, corría el riesgo de que me pillaran a mí porque el que había puesto esa trampa dudo que anduviera lejos. Mejor era quedarme y luego seguir al culpable de esto.
    ¡Maia, ayúdanos!gritó Kiba de pronto.
    ¡Idiota no me claves el codo!le gritó Karas.
    ¡¿Y que quieres que haga si no hay sitio?!
    ¡Dejar de moveros!se quejó Kyo.
    ¡MAIA!gritaron los tres. Me contuve de reírme, la verdad es que esta situación es graciosa. Pensé en ir pero me tuve que contener ya que de pronto salieron muchos hombres armados con todo tipo de armas, excepto de fuego. Parecían hechas por ellos y además vestían raro y algunos estaban pintados.
    Parecían indios, como los que vi una vez cuando era pequeña en una foto de un libro, pero si no recuerdo mal decía que los indios habían existido hace más de 1700 años y además en América no en España. No podían ser indios, era imposible.
    EH ¿Qué os pasa?les dijo Karas serio. Uno de esos hombres les habló en un idioma que ellos no entendían por la cara que pusieron pero que yo si, era inglés. No se lo que había dicho porque lo había dicho muy rápido pero sabía que era ingles.
    Estos amenazando bajaron a mis amigos y se los llevaron atados junto con sus armas. Cuando ya estaban lo suficientemente lejos salí de mi escondite y empecé a seguirles.
    Mira que eran idiotas, ahora les tenía que salvar.




    Les seguí y les seguí a una distancia prudencial, hasta a un claro enorme donde tuve que parar y esconderme entre los arboles perdiéndoles de vista pero es que no me podía meter. Delante de mí, en este pedazo de claro había todo un poblado.
    Las casas eran tiendas enormes que parecían cabañas, había caballos, ganado, mercancías, armas. En medio de todo podía ver dos mástiles enormes y al lado de todo esto había un rio.
    Había mucha gente. Las mujeres y las niñas vestían de una manera y los hombres y los niños de otra, las ropas parecían de cuero. Rodee todo esto hasta ponerme en un lado escondida entre los arboles buscando con la vista a estos tres pero solo veía a gente del poblado y si me metía de golpe destacaría por la ropa y por el color de piel, la mayoría eran morenos, seguramente de trabajar al sol.
    Tenía que pensar ¿Dónde habían podido meter a estos? ¿Y porque se los han llevado? Esta gente parece pacifica. Tendría que esperar a la noche para buscarlos pero tampoco sabía que iban a hacer con ellos ¿Y si los mataban?
    Alguien me empujó desde atrás tirándome al suelo asustándome. Me di la vuelta y vi a un montón de hombres como los de antes rodeándome. Muy mal Maia, ahora no podía salvarlos.
    Me cogieron bruscamente y sin atarme ni nada me llevaron hacia una plaza central donde estaban estos dos mástiles, la gente al ver que pasaba, dejaron lo que estaban haciendo y se acercaron a mirar. En cuestión de segundos estaba rodeada por un montón de personas.
    Eh, esperarfue abrir la boca y hacer que todos se asustaran o me apuntaran con sus armas. ¿Qué pasa que no podía ni hablar?
    Be careful with her! She could be a Warrior!gritó uno acercandose con una lanza. Eso es, ingles.
    No, wait! I’m not a Warrior! I’m a Traveller!respondí haciendo que todos se sorprendieran. Nunca pensé que el ingles me serviría de ayuda. Ahora entendía lo que decía mi padre de “el saber no ocupa lugar” al revés te ayuda.
    Can you speak our language?me preguntó un niño acercandose un poco pero los hombres que iban armados se lo impidieron.
    Yes, a Littletodos murmuraron cosas que no lograba entender por la gran cantidad de gente, las palabras se entremezclaban.
    To lower the Weapons!escuché gritar en algun lugar de toda esta gente. Lo descubriría pronto ya que en una parte la gente se empezó a apartar dejando paso a alguien. Llegaron un hombre, una mujer y un chico joven, más o menos de mi edad que vestían parecido pero a la vez distinto que los demás, eran como más lujosos.
    —Our enemy haven’t got any girl, they are mens—empezó a decir la mujer con autoridad—as the boys that we have capture.—esos deben ser mis amigos.
    No! You are wrong! These boys are my friendsalcé la voz demasiado y ademas no le hablé con el respeto que debería y eso hizo que los guerreros se pusieran nerviosos.
    She lie!todos volvieron a subir las armas apuntándome con ellas demasiado cerca de mi pero el hombre que vino hizo una señal y todos la volvieron a bajar para mi suerte.
    —How are they?—me preguntó.
    —one is redhead, another has gray hair and he have blue eyes and the last is blond and he has green eyes.—creo que lo había dicho bien, no estaba acostumbrada a hablar ingles. De nuevo todos empezaron a murmurar y vi que el chico que vino con ellos sonrió y se dirigió al hombre.
    —Father, she says the truth.
    —Sorry for the trouble—me dijo la mujer sonriendo.
    —Oh, doesn’t matter, but… Where are they?pregunté un poco tímida y nerviosa por si se enfadaban de nuevo.
    They are finemiró a su hijo, ya que si él otro le había dicho padre ella será su madre.Toby, show her the way.este asintió y me miro.
    Ven síguemese había dirigido a mi en español. ¿Sabía español? ¿Entonces porque todos me habían hablado en ingles? Vi que él se iba asi que salí corriendo hacia él para no perderlo de vista, estaba insegura sola. Creo que con él estaba segura, supongo que sus padres eran los jefes asi que él también tendría autoridad sobre los demás.
    En cuanto llegué a él y me puse a su lado, le pregunté.
    Si habláis español ¿Por qué todos me han hablado en ingles?
    No todos hablamos español, solo mi hermana Karen, Jim el sabio y yo, Toby. Encantadome sonrió. Ahora lo entendía todo mejor ¿Cómo te llamas tu?
    Maia.
    Un nombre muy bonitosonreí Hablás bastante bien ingles, en estos tiempos y menos aquí no hay mucha gente que hable el ingles.
    Tengo mis trucosél se rio.
    Ya hemos llegadonos paramos delante de una tienda enorme que estaba vigilada por dos hombres que imponían ya que eran altos y fuertes. En cuanto vieron a Toby se inclinaronWe don’t need you here, you can go away.les dijo seriamente, estos sin cuestionarle se fueron.Espera aquí un momento ¿Vale?yo asentí y le esperé fuera.




    Desde que nos habían capturado tontamente, estos dos no habían parado de pelearse y eso no era bueno porque cuanto más hablaban esta gente mas desconfiaba. Por encima no podía convencerles de que nosotros no queríamos hacerles nada ya que no sabía ingles, una de las pocas cosas que nunca se me ocurrió aprender, yo soy mas de historia que de idiomas. Asi que estábamos apañados.
    Esta gente sin contemplaciones nos metió en una tienda a los tres y nos ató a uno de los palos que la aguantaba, uno demasiado grande y bien encajado como para sacarlo o partirlo con fuerza bruta. Tenía que pensar con calma que podía hacer para salir de aquí.
    Maia…lloriqueaba Kiba desconcentrándome pero yo no iba a perder los nervios, si los perdía yo, estábamos apañados.
    Cállate ya, me pones nervioso. Maia no sabe donde estamosle dijo Karas con una actitud borde intentando soltarse de las ataduras.
    ¡Cállate tu! Si tan solo tuviera mis espadas…
    ¿Qué harías? ¿Matarlos a todos?le pregunté con sarcasmo.
    No, pero cortaría tus cuerdas y las mías y nos largaríamos de aquí.
    ¿Y Karas?
    Bah, a el que se lo coman si quieren, total un idiota menos en el mundo.
    ¡¿Qué has dicho?!Karas le metió una patada en su pierna haciendo que Kiba se quejara y le intentara devolvérsela.
    Lo que has oído ¡¿O es que estas sordo?!
    Estas buscando pelea y las vas a encontraroh por favor, empezamos de nuevo…
    Venga, golpéame de nuevo si tienes cojones.
    Vosotros dos…me enfadé y les iba a gritar pero alguien que entró en la tienda me cortó, bueno nos cortó ya que todos le miramos en cuanto habló.
    A pesar de que estáis atados no os desanimáisyo no se como le miraron Kiba y Karas pero yo le miré con amenaza, como se acercara más lo iba a pagar caro ¿Quién sabe? a lo mejor esta era la oportunidad de salir de aquí.No me miréis asi, que os voy a desatar.
    ¿Por qué querrías hacer eso?le preguntó Karas desconfiadamente.
    Porque mi padre quiere que seáis libres, el cual es el Jefe.
    ¿Y porque ha cambiado de opinión tan rápido? Parecía enfadado Le pregunté. A pesar de que supuestamente era uno de los enemigos hablaba de una manera que inspiraba tranquilidad y confianza.
    Por que le ha caído bien una persona, la cual gracias a ella sois libres. Es una chica muy valiente. ¿Me dejáis soltaros sin que me hagáis nada?los tres nos miramos y luego asentimos. El por su parte nos empezó a desatar.
    ¿Es guapa?le preguntó Kiba, como no.
    Ya lo creo, hacía tiempo que no veía una chica tan guapa pero vosotros ya lo sabéis, la conocéis.ya nos habíamos levantado y Toby a la vez que decía esas palabras abría las cortinas dejándonos salir. En cuanto lo hicimos vimos a Maia de pie esperando.
    ¡Maia!dijimos a la vez.
    Hola ¿Estáis bien?
    Si, pero como…decía Karas intentado preguntar como lo había hecho, cosa que también me gustaría saber a mi.
    Os seguí y hablé con ellos.
    Que hablaste con ellos…dije sorprendido ¿Cómo si se puede saber?
    Pues hablando. A veces el dialogo es mejor que la lucha ¿Lo sabías verdad?
    Pero hablan ingles.¿Maia sabía ingles? ¿Desde cuando?
    ¿Ingles? ¿Es ingles?preguntó Kiba. El ni si quiera sabía que idioma era y no le culpaba el ingles hacia tiempo que se había perdido. Hace mucho tiempo se decía que era el idioma que más se iba a hablar en el futuro pero entre unas cosas y otras casi desapareció.
    Aprendí cuando tenía algun tiempo libre en casa de mi tíacomo no… Maia siempre aprovechando el tiempo.Por ejemplomiró al chaval que nos acababa de liberar. What are we doing now, Toby?.
    —We will go to my family’s tent when is Jim the savior—le dijo a Maia mientras se iba. Maia nos miró sonriendo y nos hizo una seña para que les siguiéramos. No había entendido ni una palabra. Suspiré y les seguí al igual que Kara y Kiba. Que remedio…




    Seguimos a Maia y a Toby que no sabía si me caía bien o mal. No me gustaba como miraba a Maia, se nota que le gustaba y a pesar de que sé que Karas esta enamorado de ella, no puedo evitar sentirme raro cuando veo a Toby mirándola.
    Llegamos a una tienda de las mismas dimensiones en la que estábamos antes y entramos. Dentro había cuatro personas: el hombre y la mujer que vi al principio cuando llegamos aquí, una chica muy, muy guapa y un anciano. Toby les hizo una reverencia al igual que Maia, yo al igual que Kyo y Karas me quedé parado de pie sin saber muy bien que hacer hasta que Maia se dio cuenta y nos obligo a inclinarnos ante ellos.
    El hombre que supongo que era el jefe y el padre de Toby dijo algo en ingles que no entendía.
    ¿Qué es lo que ha dicho?le susurré a Maia.
    No se, no me he enterado, lo ha dicho muy rápido.
    Ha dicho que os sintáis libres de sentaros donde queráisdijo Toby con una sonrisa señalando los cojines que había en el suelo.
    Oh, Thanks youcontestó Maia sonriendo y sentándose, acción que también hicimos nosotros. El hombre volvió a decir algo a la vez que salía con su mujer de la tienda, supongo que se estaba despidiendo de momento. Me fijé que la chica sonreía. Ella tenia el pelo bastante largo y de color negro pero era muy bonito y no era tan morena como los demás. Es muy guapa.
    Primero de todo perdón por las molestias causadasnos dijo Toby.
    Ah no pasa nada, están acostumbradosdijo Maia con una sonrisa. Se lo estaba pasando bien la tía... pero yo estaba interesado en la chica. Me incliné hacia Karas que era el que tenía más cerca.
    ¿Has visto la chica que guapa es?le susurré pero también lo escuchó Kyo.
    La verdad es que sicontestó el susodicho también acercandose un poco.
    Esta vez estoy de acuerdo contigo¿Karas de acuerdo conmigo? Oh Dios, esta chica es una ángel. Tuvimos que despertar de nuestro ensueño cuando nos dimos cuenta de que Maia nos miraba de forma amenazadoraAh pero después de ti, Maiadecía intentando arreglarlo.
    Callaros ya ¿Quereis?no estaba contenta. No.
    Gracias por el halagodijo de pronto la chica riéndose. A la mierda, yo creía que no nos entendía y por eso empecé con esto, si llegaba a saber que si nos entendía no hubiera dicho nada, bueno si, pero más de coña.
    ¿Nos entiendes?preguntó Kyo sorprendido.
    Toby no es el único que sabe español, deberías tener cuidado con lo que decísnos dijo Maia sonriendo de medio lado.
    Bueno, bueno, nos presentamosdijo el anciano parando lo que podía ser el apocalipsis, bueno si, exagero pero por lo menos nos olvidamos de lo que acababa de pasar.Ella es Karen, la hija mayor de Anahí y Siebel, los jefes de esta tribu y yo soy Jim.
    Encantandadijo Maia Estos son Karas, Kyo y Kiba y yo me llamo Maia.
    Sentiros como en vuestra casa, podéis quedaros todo el tiempo que queraisnos ofreció Karen con esa sonrisa que conquistaría a cualquier hombre.
    Gracias. ¿Puedo preguntaros algo?dijo Maia.
    Adelantele contestó Jim.
    ¿Por qué decíais que ellos tres eran guerreros?
    ¿No os sabéis la historia?¿Qué historia? Yo negué y para mi sorpresa hasta Kyo negó y eso que nos contó que sabía de historia.Mirar, contándonos a nosotros solo quedan cuatro poblado ingleses en España, llevando 200 años en guerra con las ciudades cercanas.
    ¿Tanto tiempo?preguntó sorprendido. 200 años es mucho tiempo.
    Entonces todo habrá empezado con las guerras internas de Gran Bretaña que hizo que mucho emigraran a Españadijo Kyo pensativo.
    Exactole contestó Jim señalándoleEmigramos aquí porque no teníamos otra opción, aunque aquí estabais muy parecido a nosotros.
    Pero Inglaterra esta mucho mas cerca de otros países europeos como Francia ¿Por qué España?preguntó Karas. Y creía que era tonto…
    En otros países era totalmente imposible entrar y menos en Francia y aquí como teníais vuestros problemas nos fue más fácil pero una vez asentados las ciudades cercanas no nos querían y eliminaron cientos de pueblos hasta quedar hoy en día cuatro. Ahora mismo los soldados de la ciudad costera de Allon nos quieren echar y nos invaden contantemente, matando a mucha gente, por eso ponemos trampas.
    ¿Y porque no llegáis a un acuerdo?pregunté. Era lo más lógico.
    Lo intentamos pero es imposible hablar con ellos, no entienden otro modo que la lucha.
    ¿Y vosotros para donde ibais?preguntó Karen.
    Justamente para Allon, pero al final parece que nos perdimosdijo Kyo un poco avergonzado. Que mentiroso es, decía que íbamos bien pero en realidad estábamos perdidos.
    Quedaos esta noche aquí y mañana nosotros os decimos por donde es ¿Quereis?nos pregunto Toby mirando más a Maia que a nosotros.Ademas hoy hay una fiesta.La idea ya no me parecía tan mala.
    ¿En serio?preguntó Maia ilusionada. Toby asintió.
    Pero…intentó quitarse del medio Karas pero Karen le cortó.
    Venga relajaos, lo hacemos como disculpa por lo de antes.dije esta vez mirándome a mi.
    Claro, como tu digasle contesté sonriendoPor mi me quedo.
    Yo, lo que diga Maiadijo Kyo mirándola. Cuando quería era un pelota de tercer grado.
    Tampoco tenemos otra cosa que hacer.dijo Karas mirando a otro lado.
    Entonces vamos a la fiestadijo Maia contenta, se veía que tenía ganas pero ante la respuesta de Maia la que parecía mas contenta era Karen que se levantó entusiasmada y sonriendo.
    Toby, tu llévate a los chicos para que se cambien yo me llevo a Maiala cogió del brazo levantándola y tiró de ella hacia fuera de la tienda. Maia, como no, se dejó llevar.
    ¡Hasta luego chicos!pude oír en la salida.




    Llegamos a su tienda, la tienda de Karen claro, y en cuanto lo hicimos empezó a buscar ropa por todos lados que me estuviera bien. Por más que le decía que no hacía falta que me prestara nada ella insistía asi que al final me calle.
    Me dio la ropa y yo me cambié detrás de un biombo. El atuendo constaba de un top-sujetador marrón de piel con flecos, unos pantalones cortos del mismo material y color con flecos a los lados y unas sandalias con tiras. Una vez que me puse eso, Karen se emocionó, y dijo que quería peinarme, no me negué y no porque quisiera o más bien pudiera, sino porque hacía mucho tiempo que nadie me peinaba. Mi madre lo solía hacer y era algo que echaba de menos asi que dije que sí enseguida.
    Me senté delante de un espejo y ella lo hizo tras de mi. Estábamos en silencio mientras me peinaba. Me sentía bien.
    Me gusta mucho tu pelome dijo sonriendo y mirándome a través del espejo.
    ¿Si?
    En realidad me encantas entera, tus ojos, tu cara, tu cuerpo… eres muy guapa.
    Ten cuidado que voy a pensar otra cosa…dije riéndome y haciendo que ella también se riera.
    No hombre… solo haces que quiera cuidarte como una hermana pequeña.sonreí un poco avergonzada.Como comprenderás con Toby no he podido hacer esto, lo intenté de más pequeño pero siempre se escapaba.me reí.
    ¿En serio?
    Si, siempre le quería peinar y ponerle colitas.me reí más.Bueno ya está.
    Me había dejado tal y como estaba pero ahora tenía dos pequeñas trenzas a los lados que me quedaban bastante bien.
    Gracias.sonreímos las dos.




    Ya era de noche y la fiesta había comenzado hace un rato. El poblado era iluminado por una gran fogata en la plaza central y alrededor de ella había gente sentada comiendo, bebiendo y tocando tambores, también había gente bailando alrededor del fuego en pareja.
    En cuanto llegamos ya vestidos nos sentamos a comer. La verdad que a mi las vestimentas no es que me gustasen demasiado, tampoco estaba acostumbrado pero al final me las puse, el que tuvo más problemas en ponérselo fue Karas. Entre Kiba y yo le convencimos pero por él tardamos más en salir. De todos modos cuando llegamos Maia todavía no estaba. La ropa que llevábamos era: unos pantalones pegados marrones de piel con flecos que nos llegaban hasta por debajo del gemelo y unos zapatos tipo chanclas cogidos al talón. No llevábamos camiseta, aunque entre el calor del ambiente y del fuego no necesitábamos llevar.
    En cuanto me senté cogí la bebida, que se podía elegir, y empecé a beber algo de alcohol, que hacía tiempo que no bebía. Estábamos los tres en silencio viendo todo el espectáculo hasta que alguien que esperábamos habló.
    Holalos tres miramos. Era Maia que venía guapísima y eso que la ropa no era nada del otro mundo. ¿Cómo se vería entonces con un vestido? No me podía morir sin verla con uno. Ademas el juego de sombras que hacia el fuego le daba un aspecto hermoso.¿Qué os pasa?
    Nada, nadabebí para disimular. Creo que los tres habíamos pensado lo mismo de ella y nos habíamos quedado un poco colgados.
    Estás guapísima… Y yo creyendo que no se podía ser mas guapadijo Kiba. Míralo, y después me dice a mi pelota, aunque haya dicho lo que estábamos pensando.Ven siéntatele hizo un sitio y Maia se sentó entre Kiba y yo. Enseguida nos trajeron más bebida y comida para los cuatro.
    Al cabo de un hora hablando y riendo, al final estábamos cada uno por su lado, juntos pero cada uno pensando en cosas diferentes.
    Estas situaciones de tranquilidad y diversión las agradecía pero sabía que no iban a durar mucho ya que mañana nos tendríamos que ir de nuevo a buscar a mi padre. La realidad se impone y hay a veces que desearía no estar en ella.
    Miré a Maia la cual tenía la vista puesta en todos los que bailaban. ¿Tendría ganas de bailar? No sé que quería pero parecía feliz, estaba sonriendo.
    De pronto Toby se puso en medio haciendo que ella le mirara.
    ¿Aceptarías bailar conmigo?le preguntó ofreciéndole la mano. Se lo hubiera ofrecido yo si supiera bailar eso.
    Pero no se bailarlo.
    Yo te guío, es fácil no te preocupes.Maia dudaba, le miraba la mano pensándoselo. Por un momento quería que le dijese que no pero luego pensé en todo lo contrario, que le dijese que si. Asi por lo menos se reía y se lo pasaba bien. Al final aceptó cogiéndole le mano y Toby la levantó.
    Los tres nos quedamos mirando como se alejaban, tal vez un poco celosos, algunos más que otros, o sea, Karas.
    Se juntaron y Toby marcaba los pasos lentamente para que Maia no se perdiera. La verdad que lo estaba haciendo bastante bien. No sé que hablaban pero Maia se reía. Sonreí inconscientemente.




    Miraba los pies de Toby casi todo el rato para no perderme pero después de unos minutos y ver que más o menos lo tenía le miré a la cara viendo que sonreía. Me separé un poco de él al notar que estaba demasiado cerca.
    Estás muy guapame dijo Toby sin apartarme la mirada
    Gracias, me ayudó tu hermana.
    No creo que sea por la ayuda de mi hermanabajé la vista sonriendo avergonzada. No sabía que pensar, nadie me había halagado asi tan directamente (aparte de Kiba pero él no contaba). ¿Estaba ligando conmigo? ¿Y ahora que hacía? Escuché que se reía y de pronto me dio una vuelta haciendo que me pegara más a él. Estábamos muy cerca el uno del otro. Veía sus intenciones pero seguía sin saber que hacer. ¿Me dejaba besar?
    Estoy enamorada de Karas pero él no me corresponde, supongo. Asi que si Toby me besa ¿Qué mas da? ¿O si da? Sería mi primer beso y había pensado en dárselo a Karas, si podía quería que él fuera el primero.
    Toby se me acercó claramente para besarme. ¿Qué hago? Me quedé quieta intentando saber que hacer cuando de pronto apareció Karas separándonos.
    ¿Karas?parecía enfadado pero no se le notó al hablar.
    Nosotros nos vamos a dormir yase fue arrastrando consigo a Kiba y a Kyo. Nosotros dos nos quedamos viendo como se los llevaba. ¿Qué mosca le habrá picado? El nunca se comporta asi… Miré a Toby que estaba un poco sorprendido.
    Si no te importa me voy con ellos.
    No, venga, ve.le sonreí.
    Hasta mañanacorrí hacia ellos dejando un poco colgado a Toby, mañana le pediría disculpas.




    No había aguantado más. Desde que Toby se llevó a Maia a bailar me había entrado un sentimiento muy extraño y demasiado duro en mi, que sabía perfectamente que eran. Eran celos, unos celos enormes y como no era normal en mi me molestaba mucho. La gota que colmo el vaso fue cuando Toby fue a por ella, le iba a dar un beso delante de mis narices. Ah no, eso si que no.
    Me levanté con la mirada de Kyo y Kiba puesta en mi nuca y los separé. Estaba enfadado pero me arrepentí de haberlo hecho al ver las caras de ellos dos. Me tuve que calmar y decir lo primero que se me paso por la cabeza. “nosotros nos vamos a dormir ya” pedazo de excusa. Como no podía retractarme me di la vuelta y cogí a estos dos llevándolos a la tienda que nos habían asignado antes. Lo que pasa que estos por el camino no se podían callar.
    Ahora si que se ha notado que esta celosodijo Kyo.
    Si, no se como Maia no se da cuenta, aunque…
    ¿Qué?
    No me gusta, Maia tiene que ser mía.
    Si ¿Y porque tuya? Yo también la quiero.había alzado la voz.
    Me parece que los tres tenemos un problema.
    No hay ningún problemadije tirando de ellos y empujándolos hacia el interior de la tienda. Me miraron porque a Maia no le gusta ninguno de los tres.me tumbé boca arriba, sobre las mantas que hacían de colchón.
    ¿Cómo lo sabes?me preguntó Kyo.
    Pues porque se iba a besar con ese.
    Pues a mi no me pareció que tuviera muchas ganasdijo Kiba sentándose al igual que KyoAdemas que se bese con ese no tiene nada que ver con que le guste alguno de nosotros y lo sabes perfectamente, lo que pasa es que tienes miedo de que elija a algunos de nosotros y no seas tu.
    No es verdad.le contesté medio enfadado.
    Si, venga, escóndete de la realidad. Cobardeeso me cabreó. Me pueden decir muchas cosas y aguantarmelas pero cobarde no lo iba a permitir.
    ¡¿A quien llamas cobarde?!le dije incorporándome y agarrándole del hombro.
    A ti, que no eres capaz de decirle lo que sientes, no como yo que se lo digo todos los días.
    Lo tuyo suena a coña y no cuenta.
    Pero se lo digo.
    Perdona por no ser un idiota que se enamora de la primera chica que pasa por su lado.
    ¡¿Cómo has dicho?!ahora el que se había enfadado era el, perfecto, era lo que quería.
    ¡¿Ahora quien esta sordo?!
    ¡Eh! Esperar, no os peleeisdecía Kyo intentado calmarnos, me tocó un brazo pero yo me zafé bruscamente.
    Entonces dile a este que se calle y se meta en sus asuntos.
    Si sigues asi la vas a perderme entraron ganas de darle un puñetazo pero no pudo ser porque entró Maia a la tienda.
    ¿Por qué os estáis peleando ahora?preguntó entrando.
    Nadadijo Kiba mirándole con una sonrisa Este de aquíme señaló que no se atreve a decirte…le tapé la boca enseguida impidiendo que siguiera.
    ¿A decirme el que?
    Nada, tonterías de este imbécil.se nos quedó mirando durante unos segundos pero al final no dijo nada de nuestra pelea.
    Si no es nada me voy a dormir yo tambiénnos separó y se tumbó entre Kiba y Kyo lejos de mi, cosa que me decepcionó por completo y me dolió.
    ¿Vas a dormir con nosotros?le preguntó Kyo.
    Si, me he acostumbrado a ello y ahora dudo que pueda dormir sin vosotros. ¿Puedo no?
    Claro que puedes Maiadecía Kiba cogiéndole la manoes más pues pedirme lo que quieras¿De que iba este ahora?
    Tampoco es para tanto… bueno, lo que sea. Buenas noches.se tapó con la manta poniéndose de lado.
    Buenas nochesdijo Kiba dándole un beso en la cara pero demasiado cerca de los labios cosa que me cabreó muchísimo, pero me aguanté. El autocontrol que había obtenido durante muchos años no se iba a ir asi por las buenas.
    Miré a Kyo, él estaba sorprendido. Es verdad que Kiba tenía ese tipo de gestos hacia Maia muchas veces pero nunca se arriesgaba tanto. ¿Por qué lo hace ahora? ¿Qué quería demostrar? Kyo me hizo un gesto como pidiéndome que lo dejara, que pasara de esto pero yo no podía dejarlo asi.
    Me tuve que obligar a calmarme. Cerré los ojos y me relajé porque como no lo hiciera Kiba se iba a llevar un buen puñetazo. Asi que era mejor dormirse.




    Me desperté de pronto porque escuché mucho ruido fuera de la tienda y menos mal que me desperté porque en cuanto abrí los ojos lo primero que vi fue un hombre apunto de darme con una espada, bueno a punto de matarme. Esa visión fue como tirarme un cubo de agua encima, mi cuerpo se activó y reaccionó a tiempo. Esquivé el golpe rodando por el suelo y como no, dando un grito de miedo y sorpresa.
    Me puse de pie enseguida.
    ¡¿Quién eres tu?!le grité guardando las distancias.
    Con que hablas español… Me da igual, pronto no hablaras nada porque estarás muerta.intentó darme con la espada de nuevo pero lo esquivé echándome hacia atrás, sentí el aire siendo cortado. Con lo que no conté es que al retroceder me tropecé con un baúl que había, cayendo al suelo de culo.¡Muere!alzó la espada y yo me cubrí con los brazos, de nuevo haciendo un intento inútil pero bueno. De todas formas, el golpe no llegó ya que de pronto había aparecido Toby y había noqueado al hombre sin sangre de por medio. Me ofreció la mano para levantarme.
    ¿Estas bien?
    Si pero estos sustos por la mañana temprano no deben ser buenos.acepté su mano y me levantó.¿Qué es lo que pasa? ¿Quién era ese? ¿Y donde están mis amigos?
    Tranquilame cogió de la mano y salimos de la tienda. Estaba todo desierto pero no muy lejos se escuchaba el sonido de la batalla.Te cuento. Ese tío era uno de los soldados de Alleon y ahora mismo todos nuestros guerreros incluidos tus compañeros están luchando contra ellos.nos estábamos alejando de la batalla y de mis amigos.
    —¿Qué esos tres están luchando? Tengo que ir con ellosme solté del agarre queriendo ir en la otra dirección pero Toby me volvió a coger, esta vez con más fuerza.
    No, tu te vienes donde están las mujeres y los niños.
    ¡No! Quiero ir con ellos.
    Me pidieron que te protegiera y eso es lo que voy a hacer.
    ¿Eso te dijeron?le pregunté con sorpresa. ¿Por qué deciden por mi?
    Si, asi que te vienes conmigo.tuve que hacerle caso, de todas maneras dudo que hubiera podido con él. No tardamos mucho en llegar a un claro pequeñito donde estaban esas mujeres y niños escondidos y asustados. Había cajas y alguna que otra arma tirada.
    ¡Maia!dijo Karen preocupada y abrazándomeEstaba muy preocupada por ti.
    —Are you fine?—me preguntó Anahí.
    —Yes I’m fine but… Where is Siebel?
    In the Battle.se le notaba preocupada. ¿Desde cuando el jefe participa en la batalla? Era como un rey ¿no? Supuestamente también tenía que ser protegido.
    —Don’t worry. I’m sure that he is fine—Anahi me sonrió.
    Os dejo, tengo que volvernos dijo Toby a la vez que Anahí se separaba de nosotros.
    ¡Ten cuidado hermanito!Toby se marchó corriendo.
    ¿Esto es asi siempre?le pregunté preocupada.
    Si, cada vez que atacan, si.suspiré. Volví la vista hacia la dirección donde se había ido Toby y ahí me quedé. No me iba a mover de esta posición hasta que viera aparecer a mis amigos.
    Pasaron diez minutos o más y seguía escuchándose el sonido de la batalla y yo estaba de los nervios.
    Estoy segura de que vuelven, ya verásme dijo Karen en un intento de animarme.
    Ya lo se. Sé que son fuertes y que pueden con esto pero… cada vez que hemos estado en algun peligro yo estaba con ellos, veía como lo hacían y si tenían problemas, pero ahora no estoy, no se lo que esta pasando, o no se como van ni si están heridos o no…la miré y ella me sonrió. Intente sonreír pero se me quitó ese intento cuando de pronto vi a uno de los soldados de Allon ir por Karen desde atrás.¡Cuidado!la empujé a tiempo evitando que la matara, lo malo es que me rozó a mi en el brazo izquierdo. ¿La consecuencia? Que va a ser… Sangre. La vi y de nuevo, como no, empecé a temblar. Si la sangre venía de otra persona pues pasaba lo que pasaba ¿no? Pero si venía de mi era mucho peor. Cerré los ojos y me concentré mentalmente. No podía dejarme llevar por el miedo, tenía que proteger a esta gente.
    Intenté escuchar la voz de Karas tranquilizándome, diciéndome: “Tranquila no hay sangre” Total solo es un rasguño, no pasaba nada. Tenía los ojos cerrados intentado tranquilizarme, intentando que las lagrimas no me salieran.
    ¡Maia!ese grito me asustó y abrí los ojos viendo que el hombre volvía a la carga asi que me eché a un lado esquivando el ataque, pero no paró, siguió intentando matarme y yo seguí esquivando como podía.
    Tenía que salir corriendo lejos de esta gente, asi que me di la vuelta y lo intenté. Se quedó en el intento porque el hombre me cogió de la pierna y me tiró al suelo haciéndome más daño.
    Ya eres míacuando levanté la vista vi una espada tirada en el suelo cerca de mi asi que no me lo pensé y la cogí. Me di la vuelta justo a tiempo para parar el golpe de su espada con esfuerzo, mucho esfuerzo pero la pude echar a un lado levantándome del suelo y encarándole.¿Sabes pelear con una espada?me miró de arriba abajo No claro que no, tienes mal los pies y la postura, no tienes ni idea de manejar una y aun asi te enfrentas a mi. Eres valiente pero la valentía a veces se paga caro.me atestó un golpe que pude parar de nuevo con esfuerzo.
    Tenía que recordar como lo hacían Kiba o Kyo, quise recordar cada movimiento suyo pero claro no es lo mismo recordar que hacerlo. Ademas con este tío dándome estos golpes tan fuertes no podía concentrarme. Tampoco iba a durar mucho asi, me empezaba a cansar.
    Volví a parar otro golpe pero esta vez él fue muy rápido, hizo un giro muy rápido con la espada que no vi venir. Intenté esquivarlo pero me dio en la pierna al mismo tiempo que me echaba hacia atrás de un salto. Me arrodillé por el dolor.
    No miraba, no podía mirar la herida, si la miraba me echaría a llorar seguro. Podía controlar el mirar o no mirar pero lo que no podía controlar era el dolor que me recorría.
    —Menos mal que te has echado hacia atrás sino ese “rasguño” sería algo mucho peor.no podía mas, ya aunque no mirara sentía ese maldito liquido recorrer la pierna. Estaba al punto del colapso, de llorar y no parar.¿ya te has cansado? Que pena… Pero es normal tu no me puedes vencer a mi, el general de la armada de Allon.le miré con lagrimas en los ojos al mismo tiempo que me dio una patada en el pecho. Grité de dolor ya tirada del todo en el suelo. Me dolía todo mucho no podía mas. Había hecho cuatro tontería y ya estaba asi.
    Patético ¿Y asi pienso “vengarme”? Esto es patético. Mis lagrimas salieron. Para eso prefería morir ya y dejarme de tonterías.
    Me di la vuelta medio sentándome y esta vez viendo la sangre de mi pierna, total ya me daba igual.
    ¡Muere!
    ¡MAIA!cerré los ojos esperando la muerte pero por enésima vez ese golpe no llegó y esta vez no suspire de alivio. Cuando abrí los ojos vi a Kiba que había parado el golpe con su espada. Karas y Kyo estaban llegando corriendo.
    ¿Maia estás bien?me preguntó Kiba mientras sostenía al otro.
    ¿Por qué no te preocupas más por ti?le dijo el general atizándole un golpe que paró y asi empezando la lucha.
    ¡¿Se puede saber que pensabas?!me gritó Karas enfadado y cogiéndome de los hombros pero no le contesté. ¿Por qué siempre me tienes que salvar y proteger? ¿Es que no puedo hacer nada por mi misma?¡¿Es que querías morir o que?!me volvió a gritar soltándome. Yo solo me abracé a mi misma y contesté.
    Supongo que si…susurré lo suficientemente alto como para que Kyo y Karas me escucharan.
    ¿Cómo que supongo que si?preguntó Kyo al borde de los nervios, él estaba también enfadado. Empecé a llorar más con rabia e impotencia.
    Si, quería morirtemblaba. Estos dos se quedaron en silencio unos segundos.
    Karas, llévatela a la tienda ya que ha terminado todo. Ahora te puede decir cualquier cosa.se acercó a mi y me cogió en brazos, yo no le impedí nada, a lo mejor con su contacto me reconfortaría pero no lo hizo.
    Lo único que hice fue desconectar del mundo pensando en que quería morir de verdad, en que si ellos no hubieran aparecido, ahora mismo estaría muerta y lo que me asustaba era que me daba igual. Ya estaba cansada de luchar contra la muerte, estaba cansada de huir.




    Me desperté sintiendo el cuerpo pesado y con dolor. Estaba en una de las tiendas, no sabía si en la mia o en otra, me daba igual. Pasé la mirada con dificultad ya que no se porque veía borroso. Me restregué los ojos. Recordaba perfectamente lo que había pasado, las sensaciones que tuve en la lucha y lo que quise hacer al final.
    Miré hacia la entrada de la tienda viendo que estaba Toby sentado, asi que con esfuerzo me incorporé.
    Holame dijo medio sonriendo.
    ¿Qué ha pasado?le pregunté.
    ¿No te acuerdas?
    Si pero…
    Ganamossonrió del todo y fue gracias a tus amigos. Los de Allon han firmado un contrato de paz. Por fin nos dejaran tranquilos.
    Me alegrole sonreí yo también, pero no era una sonrisa sincera sino forzada.
    ¿Te encuentras bien?
    Si, estoy mejor.
    Os tenéis que ir ya ¿verdad?
    Supongo que deberíamos si.
    Ahí esta tu ropadijo señalando tras de mi cámbiate. Tus amigos te esperan fueraasentí y me levanté con cuidado.Y no estés tristeme dijo antes de salir de la tienda dejándome sola. Me empecé a cambiar lentamente. La verdad es que no quería ver todavía a mis amigos, no después de todo lo que había pasado, no quería hablar del tema, pero eso tenía que pasar tarde o temprano, más temprano que tarde.




    Una vez que me vestí y salí, ahí estaban los tres esperando, con unas caras que no sabía descifrar. Lo único bueno es que no me dijeron nada solo me dieron la mochila y se dejaron llevar por Toby hasta el limite del poblado donde nos esperaban Karen, Jim y los padres de Toby.
    Me di cuenta de que llevábamos una mochila más y que estaban más cargadas.
    Os hemos guardado toallas y algunas cosas mas. Las toallas son por si lluevenos dijo Jim.
    —Gracias— le contesté.
    —Thank you for everything, we are very grateful—me dijo Siebar sonriendo.
    oh, i’ts nothing.
    Nosotros nos vamos yadijo Karas despidiéndose con la mano.
    Cuídate Maiame dijo Toby sonriendo.
    Y volver algun día ¿Vale Maia?me dijo Karen sonriendo también. Asentí y los tres despidiéndonos empezamos a caminar por el camino que Toby nos había dicho.
    Me parecía raro que no me hubieran dicho nada todavía, porque sé que en algun momento sacarían el tema pero si no lo hacían mejor, no quería hablar nunca de ese tema por que estaba segura de que si lo hacía me derrumbaría.
    Después de unos diez minutos en silencio y cuando la tribu ya estaba lo suficientemente lejos Karas tuvo que explotar, porque si… estaba enfadado y mucho. Ya me parecía a mi que mucho estaban durando en no decirme nada.
    ¡¿Me vas a decir que es eso de que querías morir?!me gritó.
    Ya da igualle dije con tranquilidad.
    ¡No, no da igual! ¡Si no hubiéramos aparecido estarías muerta de verdad!pues ahora la que explotaba era yo.
    ¡Ahí esta el problema!grité parándome y encarando a los tres haciendo que se sorprendieran. ¡Siempre me tenéis que estar protegiendo y salvando, siempre estoy estorbando, no se hacer absolutamente nada, solo molestar! ¡Puede que no haya muerto esta mañana pero lo haré en un futuro muy próximo! ¡Por eso pensé en morir, porque estoy harta de vivir asi! ¡Con miedo y huyendo! ¡Estoy harta!
    Pero tu si sabes hacer algome dijo Kyo con la voz un poco rota. Yo le corté.
    Si, llorar y temblar cuando veo sangre, eso es de mucha ayudadije con sarcasmo. Me calmé un poco. Hasta aquí había llegado. No podía seguir estorbando de esta maneraMirar, ¿Sabéis una cosa? Es mejor que nos separamos en Allon, asi podréis cumplir con vuestro propósito sin ninguna molestia alrededor.seguí de nuevo el camino dejándolos atrás.
    ¡Maia!me llamaron los tres a la vez en un grito que me pareció desesperado. Me paré sin darme la vuelta.
    ¡¿Qué?! ¡¿No me vais a decir que no es verdad?! Estáis mejor sin mi yo ya me buscare la vida.
    —Morirásme dijo Karas serio. Me dolió que me dijera eso.
    Que se le va a hacer…
    No eres capaz de ir sola.
    Si que los soy.
    No lo voy a permitir.si el me decía que no me fuera entonces yo no podría.
    ¿Por qué? Tu mismo dijiste que si yo fuera un estorbo me dejarías ¿no? Pues entonces…me cortó.
    Lo retiro.me di la vuelta mirándole sorprendida.Las cosas han cambiado, ademas dije que te dejaba si te consideraba un estorbo pero no lo considero.
    Claro Maia, tu nos juntaste ahora asume las consecuenciasme dijo Kiba sonriendo.
    Ademas nosotros te protegemos y salvamos porque te queremos, no eres ningún estorboDijo Kyo. Yo sentía como mis lagrimas querían salir. ¿Me quieren? ¿Cuando fue la ultima vez que alguien me dijo eso? Fue hace tanto tiempo...
    Asi que como vuelvas a pensar en morir o a separarte de nosotros, veras la que te esperadijo Karas ya tranquilo. Se miraron los tres.
    Porque somos…dijeron los tres a la vez mirándome. Mis lagrimas escaparon.
    Un equipo.contesté llorando de alegría y del miedo que había pasado antes. Todo se agolpó.Lo siento, lo siento muchosentí como me abrazaban los tres a la vez.
    Perdonadadijo Kyo divertido.
    Oye que Maia no ha hecho nada para tener que perdonarladijo Kiba con un tono molesto pero de coña.
    Si que lo ha hechodijo Karas pensar en los demás y no en ella misma por una vez.
    ¿Y eso es malo?pregunto Kyo.
    Se supone que nocontestó Kiba.
    Es bueno hasta cierto puntodijo Karas. Yo sonreí por la conversación sin perder el contacto de ninguno de los tres. Ahora me arrepentía de haber pensado en morir teniéndolos a ellos.
    Graciasdije todavía llorando. Se me había olvidado lo que era tener a alguien que te quiere y te apoya a tu lado. Nunca mas volvería a pensar en separarme de ellos.
     
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  15.  
    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

    Acuario
    Miembro desde:
    1 Septiembre 2011
    Mensajes:
    74
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Búsqueda
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
    Palabras:
    6071
    Capitulo 13.


    Habíamos salido de la tribu de ingleses sobre las una de la tarde, habíamos parado a comer unos bocadillos que nos habían hecho y luego habíamos seguido. Y aquí estábamos caminando hacia Allon, supuestamente, a las cuatro de la tarde y con un calor impresionante. Menos mal que podía llover, si lo hiciera lo agradecería ya que aunque no tenia la camiseta puesta me seguía asando.
    Llevaba el mapa en la mano y me acababa de parar para ver mejor por donde teníamos que ir ya que aunque Toby nos dijo la dirección teníamos que mirar el mapa para asegurarnos.
    Sé que lo que voy a preguntar es obvio. Nos hemos perdido ¿verdad?decía Maia en un intento de abanicarse con la mano.
    Que dices… conmigo es imposibledije mirando el mapa.La costa tiene que estar por aquí.señalé hacia un lado.
    ¡Pero si lo tienes al revés so idiota!me dijo Karas quitándomelo de la manoNo sabes mirar ni un mapa.
    A ver el listodije con burla. El primero miró el mapa y luego a su alrededor.
    Tiene que ser por allídijo señalando otro lado.
    Por ahí es por donde hemos venidodijo Kyo cogiendo el mapa él. Lo miró solo unos segundos Es por aquídijo empezando a caminar.
    Yo no se porque no le hemos dejado guiar a Kyo de un principio si es el que sabe… Todo por haceros casoMaia le siguió negando con la cabeza. Nosotros dos no tuvimos más remedio que callarnos y seguirles también.Oye Kyo… ¿la playa está muy lejos?
    No creo que falte mucho.Maia le cogió del brazo sonriendo.
    Tengo ganas de llegar ya, hace mucho calor.
    Pero aunque lleguemos a la costa tendremos que andar un buen trecho hasta llegar a la ciudad, seguramente tendremos que dormir en la playa.
    No, si yo lo decía por pegarme un baño.Kyo la miró extrañado y nosotros dos estábamos atentos a la conversación desde atrás.
    ¿Tienes bañador?
    No, me baño en ropa interior que es casi igual.dicho eso se adelantó un poco pero sin perder de vista hacia donde iba Kyo, el cual se paró un poco, nos miró. Supongo que todos habíamos oído bien.
    Lo habéis…dijo Kyo con sorpresa. Los dos asentimos. Sonreí.
    Tengo ganas de llegar a la playadije. Aunque era verdad que un bañador era como la ropa interior, no podía esperar a verla.
    Lo habrá dicho de coña para quedarse con nosotrosdijo Karas quitándole importancia.
    Seguramentecontestó Kyo. Hombre ahora que lo dicen puede ser, el otro día no quiso quitarse la parte de arriba.
    Kyo ¿por donde es?preguntó Maia desde más adelante mirándonos. ¿Qué estáis haciendo ahí parados? ¡Venga!
    Ya, ya vamosdijo Kyo sigue rectose adelantó para guiar. Puede que lo haya dicho de coña pero si no… Quería llegar ya a la playa para averiguarlo.




    Ya eran las cinco de la tarde y el calor no disminuía, al revés parecía que hacía más. Como siguiera asi iba a acabar en calzoncillos, que lo hubiera hecho hacía tiempo si no estuviera Maia.
    La verdad que en cuanto llegáramos a la costa el baño me lo iba a pegar seguro, me daba igual todo. No creo que faltara mucho más. Había guardado hasta el mapa porque es que tenía que estar ya muy cerca.
    Maia que antes estaba delante llena de energía ahora estaba la última.
    Venga lenta, no te quedes atrásle dijo Karas burlándose un poco.
    ¿No era que faltaba poco?me preguntó desde atrás.
    Si, ya estamos llegando.le contesté girando la cabeza para mirarla. Arrastraba los pies.
    Eso lo dijiste hace una hora y aquí estamosprotestó.
    ¿no oís eso?pregunto de pronto Kiba haciendo que todos nos paráramos.
    ¿El que?pregunté. Yo no oía nada en especial.
    Es por aquídijo de nuevo abriendo unas ramas para poder pasar.
    No vayas a desviarte a ver si nos vamos a perder…me callé porque si que lo escuché y no dudé un momento en seguirle. Tenía que serlo.
    Esperar…dijo Karas siguiéndome. En cuanto esquivé una de las ramas que había soltado Kiba y “salté” una raíz que sobresalía, salí hacia donde estaba Kiba. El suelo ya no era tierra, si no arena y delante de nosotros estaba el mar en calma. Todo liso y desierto. Hacía tiempo que no pisaba la playa, el vientecito que había calmaba un poco el calor aunque no lo suficiente, daban ganas de bañarse. De pronto Maia pasó por nuestro lado corriendo hacia el mar.
    ¡Si, agua!¡Estaba en ropa interior! Miré hacia atrás, bueno solo yo no, Kiba y Karas también miraron. Ahí estaba su ropa, no era nuestra imaginación. Lo de antes lo decía en serio.
    Al final era verdaddije volviendo la vista hacia Maia que ya se había metido en el agua.
    Sidijo Karas. El pobre no se lo creía.
    No me lo puedo creer…
    ¡Eh chicos! ¡¿No vais a meteros?! ¡El agua esta buenísima!gritó desde el agua.
    ¡Claro que voy, Maia!Kiba se quitó rápidamente la ropa quedándose en calzoncillos y corriendo hacia el agua. Yo no iba a ser menos.
    ¡Eh, espérame, yo también voy!dije quitándome la ropa también y echando a correr.
    ¡Pero no dejéis toda la ropa aquí tirada!nos gritó Karas, cosa que ignoramos, no había nadie aquí para que nos robaran me daba igual como dejara la ropa, lo único que quería era bañarme con Maia.




    En cuanto toqué el agua, sin pensármelo me tire de cabeza. Él agua no estaba fría, estaba buenísima y ademas en calma, lo que le faltaba es que estuviera transparente, pero me daba igual. Yo estaba feliz.
    Una vez que los llamé me quedé flotando boca arriba mirando el cielo. Que tranquilidad. Ojala fuera siempre asi. Ojala pudiera vivir asi siempre, con ellos, sin preocupación ni problemas. Nunca había sido tan feliz como ahora. Bueno si hace ocho años pero no me acordaba, creía que se me había olvidado como sonreír pero no.
    De pronto alguien me hundió bajo el agua. En cuanto subí cogiendo aire vi a Kiba y a Kyo riéndose.
    ya os vale, me habéis asustado…de pronto algo me tocó la pierna y como yo con estas cosas me asustaba fácilmente pues grité un poco.¡Ah! ¿Quién me ha tocado la pierna?!se pararon de reír.
    ¿La pierna?preguntó Kiba Yo no he sido, si hubiera sido yo te hubiera tocado otra cosadijo mirando mis pechos. Yo le pegué en el brazo fingiendo falso enfado.Que era bromadijo riéndose pero enseguida la cortó ¡No me digas que has sido tu!miró a Kyo molesto, yo también le miré.
    No, yo no he sido lo jurodijo alzando las manos en señal de paz.
    ¿entonces quien ha sido?lo noté otra vez y sé que no podían ser ellos dos porque no se habían movido del sitio¡Ah!me dio asco y miedo asi que lo primero que hice al reaccionar es colgarme en Kyo sacando todo mi cuerpo del agua. El me cogió de forma inconsciente.Algo me ha vuelto a tocar.Miré a Kyo que me parece que estaba un poco avergonzado y luego a Kiba que parecía entre sorprendido y molesto.
    ¡Oye tu, no te aproveches de la situación!lo empujó haciendo que me soltara y hundiéndome. Cuando salí los vi peleando no se si de broma… creo que si porque Kyo se estaba riendo. Lo que no entendía es porque jugaban asi. Me agaché hasta meterme casi entera, hasta el cuello, pero es que se estaba fresquito asi. No paso mucho tiempo hasta que otro gracioso me hundió, otra vez para abajo. Como el único que quedaba era Karas se la iba a devolver. Aprovechando que el agua no estaba transparente no salí a la superficie, buceé un poco hasta más o menos detrás de él y salí. Tuve la suerte de que estaba agachado buscándome con la mano. Me tiré encima hundiéndole a él y ahí me quede encima de él, total si quería podía librarse de mi, estaba ahí abajo porque quería.
    Eso te pase por ahogarmeKyo y Kiba que habían parado sonrieron.
    ¿Sabes que te has quedado encima de el no?me dijo Kyo.
    Ya, está asi porque quierecomo si me hubiera escuchado se levantó un poco solo viéndosele la cabeza conmigo todavía encima. Yo me reí y me quité.
    Has sido peor que yose quejó. La verdad que con el pelo mojada echado hacia atrás y sin camiseta estaba guapísimo, me gustaba esta imagen y mucho. Le saqué la lengua.
    Por cierto…dijo Kiba de pronto ¿por donde iba?miró a Kyo y le echó agua.
    ¿Qué haces?también le echó agua.
    ¡Por aprovecharte antes!
    ¡Si no hice nada!de nuevo se empezaron a “pelear” y nosotros dos les mirábamos.
    Parecen niños pequeños…dije mirándoles.
    Uno técnicamente lo esse refería a Kiba seguro. Que malo es…¿Qué ha pasado?
    Ah, es que me tocó algo en la pierna y…fue decir eso y de nuevo algo me rozó.¡Jo, otra vez!me colgué en la espalda de Karas de espaldas a los otros dos, de nuevo sacando el cuerpo entero.
    Que algo te ha tocado…parecía tranquilo, no como los otros dos antes cuando me colgué en Kyo.
    Si, por ahí abajo, busca.Karas se agachó un poco y metió los dos brazos para buscar algo, que a lo mejor era algun pez aunque lo dudaba.
    Yo no siento nada… ah espera.sacó los dos brazos. En una de sus manos tenia un alga verde y asquerosa.
    un alga.
    uh, que miedo.
    No seas malo, es que me ha tocado muchas veces y como no se ve nada…
    Ya, ya… bueno ya sabes lo que es, ahora…no pudo seguir porque Kyo y Karas me bajaron de su espalda y le hicieron una ahogadilla. En cuanto subió este se “enfadó” y se empezaron a pelear los tres. No entendía nada ¿ahora por qué la tomaban con Karas? Me quedé mirándoles unos minutos hasta que me cansé y como sabía que aunque yo me pusiera a dar gritos no iban a parar, me salí y después de secarme un poco las manos para no mojar nada, de una de las mochilas saqué una pelota hinchable que supongo que uno de los niños de la tribu me habían guardado. La hinché y me volví a meter.
    ¡Eh!ni caso, yo ya lo sabía. Asi que cogí la pelota y la golpeé con la mano dándole a Kyo en la cabeza. Los tres al verla pararon.Menos mal.
    Una pelotadijo Kiba cogiéndola.
    Si ¿jugamos?dije contenta.
    Claro que sidijo Kyo quitándosela a Kyo.
    Y asi empezamos a jugar a un pase, luego la cosa se complicó porque empezaron a decir que a quien se le cayera al agua se llevaba una ahogadilla. Me pareció divertido asi que acepté lo malo es que me lleve más de una, pero no la que más ya que entre ellos eran muy perros y se las ponían a mala leche, conmigo eran más buenos. Lo bueno fue que me reí un montón.




    Después de un rato en al agua jugando me salí y me pusé a tomar el sol, de verdad que necesitaba esto, ya sé que me repito pero esto era el paraíso. La verdad que lo de tomar el solo me duró poco porque estos tres querían que jugara a la cartas que según Karas les había dado Toby. Acepté, total ya lo de tomar el sol me estaba aburriendo.
    Al principio jugamos a juegos sencillos en los que a todos perdía, no hubo una sola vez que ganara pero es que ellos tres eran buenos.
    Luego se picaron y quedaron en jugar al póker pero con apuestas, menos mal que mi padre me enseñó una vez y luego yo me interesé por este juego cuando él ya no estaba. Querían apostarse dinero, cosa ilógica.
    Dinero… ¿para que? Si el dinero es de todosdije como algo obvio, que lo era.
    Maia tiene razóndijo Karas.
    ¿Entonces que apostamos?dijo Kyo jugar al póker sin apostarse nada no tiene gracia. Vi que Kiba sonreía.
    A Maia.¿Perdón?
    ¿A Maia?preguntaron los dos.
    ¿A mi?
    Si, quien gane se besa con Maia todo lo que quiera hasta las doce de la noche.Este lo flipa.
    A mi me parece bienKyo le seguía el rollo.
    Si y a mi tambiéndijo Karas barajando las cartas.
    Si claro. ¿Y que gano yo con eso?
    Pues besarte con alguno de nosotros ¿te parece poco?le miré con cara de “no cuela”, ni iba a colar nunca vaya. A estos el calor les ha afectado la cabeza.Bueno, pues si ganas tu…
    Si gano yo en Allon tenéis que hacer lo que yo diga todo un día.
    Pero si ya lo hacemosdijo sonriendo Karas.
    Sin rechistar.
    Hechodijo Kiba con una tono de voz impaciente.Empecemoscreo que me acababa de meter en la boca del lobo, esperaba tener suerte.
    Empezamos a jugar, la verdad es que había tenido suerte con las cartas que me habían tocado asi que aposté fuerte para asombro de los tres pero ellos siguieron jugando como si nada. Si todo iba bien ganaría, sino… me escaquearía como pudiera. Cuando terminamos el primero en levantar sus cartas fue Kiba.
    ¡Já, he ganado, tengo Póker!grito súper alegre.
    Pues va a ser que no rubio idiotale dijo Karasporque yo tengo un full.
    No puede ser…
    ¡Si puede ser!
    No te alegres tanto Karasle dijo Kyo sonriendo porque yo tengo escalera de color.
    ¡Venga ya!dijo tirando las cartas enfadado. Nunca pierdo en el póker y ahora que necesitaba ganar, voy y pierdo.¿Necesitaba?
    Pues para todo hay una primera vezKyo me miró Asi que Maia…
    ¿Y quien te ha dicho que has ganado tu?le pregunté Yo también estoy jugando.
    A no ser que hayas hecho una escalera real…sonreí. Justamente eso era lo que había hecho.No puede ser…le enseñé las cartas confirmándole lo que había dicho.
    Joder… pero si eras malísimadijo Karas.Eso ha sido suerte pura y dura.
    Pues si, pero he ganado, asi que ya sabéis.me levanté y me puse por lo menos los pantalones cortos.
    Voy a ir armando la tienda de campañadijo Kyo pasando por mi lado cabizbajo.
    También habrá que hacer un fuego que por la noche va a refrescar…dijo Karas poniéndose también los pantalones.
    ¡Yo voy a por la leña!—dijo Kiba contento poniéndose los zapatos.
    ¿Y este?
    Está contento porque no te vas a besar con Kyome reí. Le iba a preguntar: ¿y tu? Pero no pude, me entro vergüenza y miedo a lo que me pudiera responder.Que tontos soisdije sacudiéndome la arena de los pies.




    Después de que la tienda de campaña estuviera lista, de amontonar leña y de pescar, si pescar, porque aunque no teníamos caña de pesar teníamos pistolas y espadas y eso aunque parezca inútil y difícil sirvió.
    Encendimos el fuego y cocinamos los peces. Después de comer a Kiba no se le ocurrió otra cosa que sacar alcohol, que por mi vale pero Maia dijo que no quería porque según ella nunca había bebido. Pero Kiba insistió tanto que al final todos acabamos bebiendo. Resultado: Maia acabo ebria.
    Le iba a quitar el vaso que tenia en la mano pero se lo bebió de un tirón y por encima iba a por la botella que tenía Kyo.
    Jo, venga dame mas…arrastraba un poco las palabras.
    Que no, que ya has bebido demasiado.le dijo Kyo quitando la botella de su alcance.
    Pero yo quiero más…le quiso quitar la botella.
    Que noKyo hizo un movimiento brusco haciendo que un poco del contenido se derramara. Maia se partió de la risa solo por eso. Que mal…
    ¡Se te ha caído!se reía.
    Estás fatal…
    ¡Maia, mira lo que hago!le gritó Kiba. Todos miramos, lo único que hizo fue dar vueltas sobre si mismo en la arena haciendo un surco. Otro que estaba igual o peor. Acabó tirado en la arena del mareo de la bebida y de las vueltas. Que idiota es… Maia se rio más.
    ¡Yo también quiero!corrió hacia Kiba tambaleándose un poco. Kiba mientras llegaba se levantó.
    Vamos a hacerlo los dos.dijo riéndose. Empezaron los dos a dar vueltas como tontos mientras se reían.
    No saben beber ninguno de los dosme dijo Kyo acercandose.
    De Maia se esperaba pero del idiota nome senté en la toalla que acababa de poner yo, Kyo me hizo compañía.
    Pues va a haber que pararlos porque van a acabar haciendo alguna tontería.
    Si vi como los dos se caían al suelo y empezaron a reírse como tontos.
    ay, que mareodecía Maia intentando levantarse.
    Sise rio Kiba apoyándose en el suelo para levantarse también, en cuanto lo hicieron a Kiba se le ocurrió la idea del año. Te echo una carrera hasta la boya.
    Vengase prepararon. Estaban locos los dos, de noche y borrachos pensaban nadar hasta la boya. Si hombre… me miré con Kyo y fuimos hacia ellos antes de que echaran a correr.
    ¡Listos… ya!no dieron ni dos pasos que nosotros dos ya los cogimos. Yo a Maia y Kyo a Kiba. Yo no tuve que hacer mucho esfuerzo pero Kyo al parecer un poco si. Maia se quejó.
    Sois, unos aguafiestas—dijo Kiba intentado librarse de Kyo.
    No saben divertirsese rieron los dos.
    Si, lo que vosotros digáis, pero se acabó por hoy.decía Kyo arrastrando a Kiba hacia la tienda, arrastrándolo literalmente.
    Y tu tambiénle dije a Maia. Pero ella me sacó la lengua y se soltó de mi. Culpa mia, estaba demasiado confiado en que podía con ella y se me escapó pero no se fue al agua ni nada, simplemente se separó de mi unos metros riéndose.
    ¡No quiero!
    Venga Maia, no me lo pongas difícilla cogí del brazo pero Maia en ese momento perdió el equilibrio cayendo hacia atrás y tirando de mi. Caí encima pero antes de aplastarla puse las manos ambos lados de su cabeza quedándome a centímetros de ella. Me separé un poco.mira lo que ha pasado.la miré a los ojos y vi que ella me miraba seria y con detenimiento. Posó sus dos manos en mi cara en una acaricia. Yo estaba quieto de la sorpresa ¿Qué estaba haciendo? ¿A que estaba jugando?
    Te quierome soltó. ¿Qué acaba de decir? ¿De verdad me ha dicho te quiero? No me salía palabra alguna. Estaba de piedra de la sorpresa. Antes de que pudiera decir algo ella se rio.¡La cara que se te ha puesto!me enfadé, pero no con ella sino conmigo mismo por hacer caso a lo que decía alguien que estaba ebrio.
    Se acabó, ahora mismo te vas a dormir.me levanté y tiré de ella.
    Jo papa, pero yo no tengo sueño.se mareó de pronto y vi que se iba a caer entonces antes de que cayera de mala forma la cogí del brazo parando la caida y luego la cogí en brazos. La llevé hacia la tienda y justo cuando iba a entrar salió Kyo.
    Entré viendo que Kiba estaba frito asi que sin hacer ruido la tumbé y la tapé un poco con la sabana.
    Cuando Salí fui con Kyo que estaba en la toalla todavía con la botella en la mano y mirando a las estrellas, me senté con el.
    menos mal que ya han caído.me dijo.
    ¿Cómo has hecho para que Kiba se durmiera tan rápido? no parecía por la labor de ayudarte en ello.
    No se estaba quieto asi que le deje inconsciente de un golpe.me reí.
    Pasamos unos segundos en silencio la verdad que me gustaba esta tranquilidad, cuando estaba solo no las disfrutaba pero ahora que tengo compañía si. A lo que no le dejaba de dar vueltas es a lo de Maia. Ese te quiero parecía tan real, o yo quería que fuera real, también es verdad. ¿Qué hubiera contestado si Maia hubiera estado sobria? No lo sabía. Ni si quiera sabía si estaba de coña o no cuando me lo dijo.
    Oye ¿Es verdad eso de que cuando una persona esta borracha dice la verdad?le pregunté a Kyo haciendo que me mirara.
    Eso dicen ¿Por qué?
    Curiosidad.Kyo volvió a mirar al cielo y yo miré a la tienda donde estaba Maia durmiendo. Quería creer que esa declaración fuera verdad pero no podía estar seguro y eso me mataba. De todas maneras tampoco tenía importancia ya que mañana no se iba a acordar de nada. Solo sentiría una resaca enorme.
     
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    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

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    Escritora
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    La Búsqueda
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
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    Capitulo 14.

    No pudimos salir lo temprano que yo quería por culpa de Kiba y Maia que como era de esperarse despertaron con una resaca enorme. Lo típico ¿no? Asi que al final salimos más tarde.
    Ahora íbamos por la playa de camino a Allon, yo llevaba mi mochila en el pecho y la de Maia a la espalda ya que ella estaba en la espalda de Karas. Él mismo se ofreció a llevarla. Yo estaba atento a que Kiba no se cayera al suelo, cada vez que hacía el amago de caerse yo le cogía y seguía.
    De pronto como si Kiba y Maia se hubieran puesto de acuerdo corriendo y fueron a movitar lejos de nosotros.
    —Mejor descansamos un pocopropuso Karas, idea que no me gustaba.
    Eso os pasa por beber tantoles dije medio regañándoles soltando las mochilas.
    La culpa la tiene Kiba por insistir tantoprotestó Maia incorporándose y apoyándose en mi. Le ofrecí una botella de agua que aceptó con gusto.Me duele la cabeza y la barriga.
    Y a mi el corazón de verte asile dijo Kiba abrazándola por detrás.
    Y te va a doler otra cosa como no quites las manos de ahíKiba se quitó enseguida sonriendo. Por lo menos seguían teniendo el mismo sentido del humor.
    Cuando lleguéis a Allon podéis descansar en la camadijeahora sigamos.
    ¿No íbamos a parar?preguntó Maia.
    Es mejor seguir. ¿Te ayudo?le pregunté.Si quieres te llevo un ratoella asintió con un gracias. Yo mire a Karas que también asintió y cogió la mochila de Maia para que yo pudiera llevarla en la espalda. Se subió enseguida y una vez que me la acomodé seguimos.
    No pienso volver a beber en mi vidame dijo.
    Kiba, levanta de ahí y camina le dijo Karas siguiéndome.
    ¿A mi no me llevas?
    Ni lo sueñes.




    Tardamos en llegar más de lo esperado, hubiéramos llegado a la hora de comer pero como nos paramos demasiado por mi culpa y la de Kiba pues al final no llegamos hasta las siete de la tarde.
    Ahora yo estaba en el baño del hostal refrescándome un poco la cara porque aunque estaba mejor todavía me dolía un poco la cabeza y el estómago. Dios mio… no se como a la gente le gusta tanto beber, se siente fatal después…
    Kiba estaba en su cama durmiendo supongo y Kara y Kyo habían ido a reconocer un poco el lugar antes de que anocheciera.
    Cerré el grifo y fui a secarme con la toalla cuando escuché un ruido fuera del baño, pensé que era Kiba que se había caído de la cama o que aun estaría despierto pero no, cuando salí del baño, Kiba seguía en la cama rodeado de cuatro hombres con capucha y armados.
    ¡Kiba!le grité para que despertara pero no lo hizo.
    Es inútil esta bajo la influencia de mi magiame di la vuelta para ver quien había dicho eso. Era una mujer pelirroja de unos treinta años Al igual que lo estas tú ahorame acercó la mano rápidamente sin llegar a tocarme y los ojos se me cerraron cayendo dormida en segundos.

    Me desperté atada en el suelo y mareada y no era por el alcohol que todavía tenía en el cuerpo. Tampoco veía mucho, estaba en un cuarto oscuro donde hacía bastante calor. Cuando enfoqué bien pude ver que había un montón de cajas amontonadas, dos armarios, un mueble y una tele la cual estaba bastante nueva. Me daba que no era parte de todo esto.
    Holamiré hacia donde me habían hablado, era la mujer de antes.
    ¿Quién eres tu?me intenté levantar pero mi cuerpo estaba pesado, no me respondía bien.
    No te esfuerces, no podrás moverte mucho por lo menos hasta mañana.
    ¡¿Qué es lo que quieres?!
    Lo único que quiero es la recompensa que ofrece el señor Aliance si os capturamos vivos o muertos.
    ¿Recompensa?¿Desde cuando teníamos una?
    Si y para ello voy a llevar a cabo mi plande ella salió una luz obligándome a cerrar los ojos, cuando supuse que ya había terminado los volví a abrir viéndome a mi misma. Se había transformado en mi. No me importaría quedarme en este cuerpo, joven y con vitalidad. Tienes un cuerpazo y de cara eres muy guapa, lo tienes todo hija. Que pena que hayas elegido el camino de la muerte.Hasta la voz era igual.
    ¡¿Qué pretendes hacer robando mi cuerpo?!medio le grité enfadada.
    Oh tranquila he instalado mini-cámaras en tu habitación, verás todo lo que va a pasar.me dijo mientras encendía la televisión. Se vio el cuarto donde estaba Kiba durmiendo. Que lo pases biense rio y salió de este sitio dejándome a solas con un hombre encapuchado.
    Mierda.




    No tardamos demasiado en volver, en cuanto vimos que ya estaba anocheciendo nos fuimos, de todas maneras a estas horas y con este calor poca gente había en la calle, si, eran más de las ocho y todavía seguía haciendo un calor insoportable, para mi que era el viento que venía caliente.
    El caso es que volvimos, yo siguiendo a Kyo ya que, sino fuera por el, me perdería.
    En cuanto llegamos a la habitación al primero que vimos fue a Kiba durmiendo en la cama como si nada pero Maia no estaba.
    ¿Y Maia?pregunté.
    Estará en el bañodijo Kyo mientras soltaba las cosas y a la vez que Maia salía, efectivamente del baño.
    Ya habéis vuelto…nos dijo mirándonos y cerrando la puerta tras de si.
    Si, mañana ya saldremos con mas tiempocontesté¿Cómo te sientes?
    ¿Cómo me siento?
    Si ¿Estas mejor?le preguntó Kyo que se había vuelto hacia ella dejando lo que estaba haciendo. ¿Qué le pasaba a Maia? Estaba rara.
    Ah, si, si, estoy mejor. ¿Qué es lo que vamos a cenar?cambio completamente de tema…
    ¿Tienes hambre?le pregunté extrañado. Si hasta hace poco le dolía la barriga ¿Ya tenía hambre?
    Si.¿Por qué me daba que pasaba algo aquí? Kyo me miró.
    Ya voy yo a por ella.dijo mientras cogía dinero.
    ¿Te puedo acompañar? Es que quiero que me de un poco el aire.
    Todavía hace mucho calor y el aire viene caliente asi que no te va a servir de muchole dije quitándole importancia al tema. Si ella decía que estaba bien, pues a lo mejor estaba bien. Yo no era nadie para dudar de ella, además sabía que siempre decía la verdad.
    Pues si quieres venir conmigo... venga que me voy ya.le dijo Kyo yendo hacia la puerta.
    Voy, espera.se puso los zapatos y se fueron.
    Me había dejado con una mala impresión en el cuerpo, no sabía porque.




    Había visto toda la movida de la habitación y lo que me molestaba era que esa tía se había ido con Kyo a la calle y ahora no sabía que iba a hacer con él ¿Y si le hacia daño? Estuvo a punto de pifiarla pero reacciono bien aunque no se… veía a Karas raro. ¿Y si se había dado cuenta de que no era yo? Es imposible, si es igual que yo.
    Si tan solo pudiera soltarme de estas cuerdas… Por más que lo intentaba lo máximo que hacia era hacerme más daño en las manos y en las muñecas. Esto es un asco.
    Como no pude soltarme me resigné de momento y apoyé la cabeza en el suelo. Tenía que pensar en algo.
    Después de un rato, no se cuanto tiempo pasó, el hombre que me vigilaba de pronto se movió y encendió la tele de nuevo. En la pantalla se veía el pasillo de fuera de la habitación, donde estaban Kyo y la maga. Estaban parados el uno frente al otro demasiado cerca.
    ¿Qué te pasa?le preguntó Kyo extrañado. Por favor date cuenta de que no soy yo.
    Es que te tengo que decir algo que llevo un tiempo pensandole dijo.
    ¿El que?
    Pues que yo…se le acercó demasiado y por encima Kyo no retrocedía que yo te quierolo puso contra la pared sorprendiéndolo y yo me quedé a cuadros pero más iba a alucinar con lo que hizo a continuación. Le pasó el brazo por detrás de su cabeza y se apoyó en el con una pose que yo en la vida haría. Lo que le puso la guinda al pastel fue que le dio un beso en la mejillaPero de momento no se lo digas a los demás, mañana por la tarde se lo diré yoY por encima Kyo asentía avergonzado. La maga se separó y fue a abrir la puerta.Tu actúa como siemprele guiño el ojo y entraron.
    La imagen se quitó. No podía creer lo que estaba pasando, acababa de ligar con Kyo, o sea yo no, la tía esa pero tenía mi cuerpo asi que era como si fuera yo. ¡Ah! Tenía ganas de gritar y de darle de leches a esa tía hasta hartarme, nadie juega conmigo asi, nadie.
    Todavía no te has dado cuenta del plan de Catalina ¿verdad?me preguntó el hombre.
    Pues no ¿Deberia?dije enfadada.
    Es muy fácil. Eso mismo que ha hecho con Kyo Deep lo va a hacer con los otros dos para confundirlos y que se peleen entre si. Asi será más fácil capturarlos. Si no lo hiciera la derrotaríanVaya mierda de plan. Por encima lo va hacer también con Karas… ¡no! Miré al hombre y se me ocurrió algo.
    ¿Tu porque le obedeces?
    No tengo otra.
    —Siempre podemos elegir.
    En mi caso no. Tengo que obedecerla si quiero ver de nuevo a mi mejor amigo.
    ¿Cuánto tiempo lo llevas sin ver?
    —Tres años.
    Siento decirte esto pero ¿no has pensado que este…?
    ¡Cállate!me asusté.
    Lo sientoel hombre se fue de la habitación dando un portazo. Había hablado más de lo que tenia pensado, si quería salir de aquí no podía hacerlo de esta manera tenía que ser mas cuidadosa con las palabras. ¿Qué hora sería? No lo sabía pero me dolía todo el cuerpo y estaba cansada.
    Cerré los ojos para dormir algo a pesar de los dolores y la incomodidad.




    Me desperté por el ruido de la puerta al abrirse con un dolor de brazos y de cuerpo increíble pero es que dormir en el suelo y por encima en la posición en la que estaba era normal. Tenía que tener las muñecas con sangre seguro asi que evitaba pensar en eso.
    El que había entrado era el hombre de ayer. Que parecía de nuevo poco comunicativo.
    ¿Qué hora es?le pregunté intentando sentarme.
    Son las 9 de la mañana, has dormido solo unas horas. Tus amigos y la señora Catalina se han ido hace una hora. Ya se lo ha dicho a Kiba, le falta Karas y el plan estará concluido.de pronto tuve ganas de llorar ¿Cómo podía esa mujer jugar asi con mi cuerpo y con nuestros sentimientos?Siento haberte gritado ayer.
    Te entiendo aunque ya da igual, creo que se ha acabado para mi y mis amigos, hasta aquí hemos llegado.No hablamos más. Nos quedamos por lo menos dos horas más en silencio y de pronto el encendió la televisión. Se veía como llegaban a la habitación los cuatro.
    Bueno, como hemos dicho Kiba y yo nos vamos a por la comida para tenerla ya comprada. Vosotros dos podéis esperar aquíles dijo Kyo a Karas y a la mujer.
    No vamos a tardar mucho asi que ni se te ocurra decirle nada a Maia ¿vale idiota?dijo Kiba como siempre.
    —Vuelve a repetir eso si te atreves idiota enamoradizoKiba le sacó la lengua y se fue junto con Kyo que se reía. Estos dos se les notaba diferentes. actuaban distinto y todo por culpa de Catalina.
    Una vez que se fueron, Karas y Catalina se pasaron en silencio unos minutos hasta que él se sentó en una de las sillas aburrido.
    Karas, te tengo que decir algo que le llevó dando vueltas desde que te conocíle dijo de pronto haciendo que Karas le mirara. La estúpida esta no se andó con rodeos y se sentó encima pasando el brazo por detrás de su cuello. Por favor, yo nunca haría eso. Karas por su parte se quedó quieto y dejó que ella se le acercara al oído. Le susurró algo que no escuché pero por la cara que puso Karas y por los labios de ella supuse que le dijo un “te quiero”
    ¿Qué estas…?intento decir Karas pero la tía esta lo calló dándole un beso al lado de la boca. Se levantó de encima.
    Pero no se lo digas a los demás, esta tarde se lo diré yo asi que disimula ¿vale?Karas para mi sorpresa asintió mudo. ¿Se lo había creído? No podía ser ¿Por qué? ¿Eso significaba que yo le gustaba?
    Me quería morir en este mismo instante. El hombre apagó la tele.
    Veras el desenlace más tarde.
    Por favor, ayúdame, tu no quieres estar con ella, por favor.
    —No puedo, lo sientodijo eso y salió del cuarto.
    ¡Espera! ¡Mierda!tenía que salir de aquí. Me levanté como pude, no se como, y empecé a buscar con la mirada algo para cortar las cuerdas de las manos y luego la de los pies pero por más que mirara no veía nada, no había nada útil, asi que lo único que se me ocurrió fue gritar¡Socorro! ¡Que alguien me ayude por favor! ¡Ayuda!no me duró mucho este intento de salir de aquí ya que de pronto entraron dos hombres, ninguno de ellos el de antes.
    ¡Cállate!uno de ellos me dio un puñetazo en la cara tirándome la suelo, haciéndome daño en el brazo. Lo de la cara iba a dejar marca… además me dejó K.O. Cerré los ojos y el cansancio y el dolor me pudieron.




    Me despertó el hombre “bueno” o por lo menos el que me había tratado mejor. No sabía cuanto tiempo había dormido pero solo quería que todo acabara.
    Es la horame dijo encendiendo la tele. Estaban los cuatro en la habitación de pie mirándose entre ellos. No quería saber lo que iba pasar.
    Por favor ayúdamele dije casi llorando, estaba al limite.Ellos son la familia que desde hace mucho tiempo había querido tener, por favor, no puedo volver a perder a nadie y menos a ellos, no lo soportaría. Son lo único que tengo.
    El hombre no me sacó la vista de encima desde que empecé a hablar y cuando me callé sacó un cuchillo de su cinturón. No sabía que iba a hacer pero que lo hiciera rápido. Se acercó a mi pero no me hizo nada simplemente corto las cuerdas de mis manos y de mis pies. Me quejé. Había estado demasiado tiempo en esa posición por lo que mis brazos se habían resentido, ademas del golpe que me llevé al caer en uno de ellos.
    Me ayudó a levantarme.
    Gracias, muchas gracias.le dije.
    —Me di cuenta de que tenias razón. Supongo que tengo que superar lo de mi amigo.
    Lo siento.
    Corre ve a salvar a los tuyosasentí pero antes pégame.
    ¿Qué? Yo no puedo…
    ¡Hazlo si quieres salvarlos!me gritó asustándome asi que no me lo pensé más y le di un puñetazo en la cara tirándolo al suelo y haciéndome daño yo.
    Lo sientovolví a decir antes de salir corriendo. Vi que en el pasillo había más hombres pero estaban todos en el suelo y no se movían supongo que el otro se había encargado de ellos. Solo tuve que subir unas escaleras para aparecer en la recepción. Había estado todo el rato en el mismo edificio. Me dolía todo pero tenía que seguir.
    Solo tenía que subir otro piso más e ir al final del pasillo. Si no recordaba mal vi en la pantalla del televisor que la puerta estaba abierta. Cuando llegué antes de entrar me pegué a la pared y me asomé un poco escuchando.
    ¡Já! Ya estáis bajo mi magia. Puede que podáis escuchar pero no podéis moveros.se rio ¡He ganado!me entró una furia increíble y entré.
    Si, te has ganado una palizase sorprendió al verme pero no le dio tiempo a hacerme nada ya que le di una patada con todas las fuerzas que tenía en el momento. Al darle, la magia desapareció de ellos o eso creo pero es que les vi moverse.¡¿Cómo te atreves a decirles todo eso?!
    No se como has salido del sótano pero de todas maneras vas a morir!fui a por ella, le iba a dar como sea pero se me olvidó que ella era maga. Me lanzó fuego de pronto dándome de lleno en los brazos ya que me había protegido la cara, luego me empujó y me encerró en el baño.
    Grité por el golpe al caer al suelo y por instinto, porque sabía que tenía fuego en los brazos y que quemaba pero el acabo de unos segundos me di cuenta de que no me quemaba. Me levanté mirándome los brazos ardiendo sorprendida, la ropa se quemaba pero a mi no me dolía.
    Como vi que la bañera estaba llena metí los brazos para apagar el fuego. Cuando los saqué lo único que tenía era unas pequeñas marcas rojas que al cabo de los segundos iban desapareciendo. Me quedé mirándolos unos segundos sorprendida. No tenía nada. No entendía nada.
    Se me pasó la sorpresa al ver esa tía riéndose. Salí del baño y aprovechando que estaba de espaldas le di una patada en la espalda estampándola contra la estantería la cual se le cayó encima regresando a su forma. El muro invisible que retenía a los chicos desapareció y los tres vinieron hacia mi dándome un abrazo y preguntándome mil cosas.
    Que me duele todo…protesté. Ellos enseguida se quitaron.
    ¿Qué se supone que ha pasado? No me he enterado de nadadijo Kiba mirando a la maga.
    Ahora os cuento todo desde el principio pero primero hay que sacar a esta de aquí.les dije.
    Y curarteme dijo Kyo mirándome los brazos sorprendido y pensativo.
    Si…




    Una vez que los chicos se encargaron de Catalina y de sus hombres, no se lo que hicieron con ellos, volvieron y me curaron, las muñecas, la cara y los brazos aunque no lo necesitara, les conté todo lo que había pasado.
    Los tres estuvieron atentos a mi historia y claro cuando se dieron cuenta de que yo nunca hablé con ellos de nada pusieron caras extrañas que no supe muy bien descifrar, lo único que sabia era que Karas estaba entre contento y decepcionado. No sé, era algo raro.
    O sea que lo de que tu…decía Kiba mirándome.
    Se lo inventó esa tía y como alguno de vosotros vuelva a sacar el tema le va a pasar lo mismo que a ella ¿vale?
    Sidijeron los tres a la vez y con pesadez. Sonreí.
    Lo que no entiendo es…decía Karas pensativo. Me miró Vi como te daba el fuego. ¿Por qué no tienes nada?
    No lo sé… será porque lo apagué rápido metiendo los brazos en la bañeramentí a medias.
    Menos mal que la llené yo…dijo Kiba triunfalmente. Suspiré. Estaba muy cansada.
    Me duele todo…me quejé.
    Normal, has estado un día entero atada en el suelodijo Kyo como algo obvio.
    ¿Te hago un masaje en la espalda?pregunto Kiba. Le miré a ver si tenía otras intenciones pero por lo que parecía solo quería ayudarme asi que acepté.
    —Buena idea.me quite la camiseta quedándome en sujetador, total, ya me habían visto en la playa, y me tumbé boca a abajo en la camaen mi mochila hay crema, cógela y házmelome quedé procesando lo que acababa de decir al ver que ninguno decía nada y me di cuenta del doble sentido El masaje.
    Si, si ahora mismodijo Kiba atropelladamente cogiendo la crema. Se me puso medio encima ¿Te lo desabrocho?
    Silo quitópero ten cuidado por donde tocas a ver si te vas a quedar sin manos.
    Entendidodijo divertido. Se lo estaba pasando bien el tío. Yo me limité a cerrar los ojos y a sentir un poco de placer desde que llegamos aquí. Aquí hay mucho doble sentido.
    Sonreí.
     
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    JimenaAlonzo

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    Escritora
    Título:
    La Búsqueda
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
    Palabras:
    4497
    Capitulo 15.

    Otra vez esa pesadilla ¿Por qué? Si ya hacía más de una semana que no la tenía. Ahora que había llegado a pensar que se había ido para siempre ¿Por qué vuelve de nuevo? Y lo peor es que seguía asustándome como el primer día, a pesar de haberla tenido miles y miles de veces.
    Justamente al final cuando supuestamente esa máquina me descubre, abre las puertas y veo esos ojos rojos, se supone que me despierto pero esta vez no lo hice, por más que gritaba y cerraba los ojos para no verla no me despertaba. Era frustrante. Pensaba: “Solo es una pesadilla, despierta” Pero nada, seguía en la misma posición y con el mismo miedo de siempre.
    De pronto me habló con una voz muy extraña, no era de una maquina era otra.
    —No tengas miedoabrí los ojos de la sorpresa viendo delante de mi a un especie de lobo de fuego o ¿Era fuego en forma de lobo? No lo sabía ni tampoco iba a ponerme a pensarlo. Le quería preguntar muchas cosas pero lo único que me salió fue:
    Tus ojos son rojos.¿Por qué había preguntado eso? Bueno si te ponías a pensar en este sueño tengo nueve años. Esa cosa se me quedó mirando unos segundos.
    ¡Ahí está!gritó alguien detrás del lobo, al otro lado de la cocina. Yo me asusté más de lo que estaba que no sabía como era posible.
    ¡Por tu culpa me han descubierto!le grité. Ese hombre mandó, ahora si, a la maquina a matarme.
    Te quiero ayudarme dijo el lobo justo cuando la máquina se me echaba encima. Grité.




    Me desperté sobresaltado por el grito de Maia, bueno yo solo no, los tres nos despertamos sobresaltados. La miré, estaba temblando de miedo. Kiba y Kyo miraron a todos lados no sabiendo que pasaba, yo en cambio si lo sabía.
    ¡Maia! ¡¿Qué pasa?!dijo Kiba levantándose de la cama y acercándose a ella rápidamente al igual que nosotros dos.
    Tranquila, solo es una pesadillala intentó tranquilizar Kyo. Yo solo la miraba, tenía los ojos cerrados y seguía temblando de miedo, estaba despierta pero no estaba todavía en la realidad. No era la primera vez que la veía despertarse así, asi que ya sabía lo que tenía que hacer. Me acerqué y le susurré al oído.
    “No tengas miedo, todo ha pasado, es solo una pesadilla, nadie te puede hacer daño aquí porque estoy yo contigo”se lo decía mientras le acariciaba el pelo. Con eso ella se empezó a calmar, la tapé bien y al cabo de unos segundos se volvió a quedar dormida.
    ¿Qué le has dicho?me preguntó Kyo asombrado.
    Que no tuviera miedo.
    Por lo que veo no es la primera vez que le pasa.dijo Kiba mirándola.
    Si. Es la primera vez que le pasa estando con vosotros pero conmigo lo hizo unas cuantas veces. No sé que es lo que sueña pero le causa terror.
    Puede que sueñe con sangre.supuso Kyo. Es lo que pensé yo en un principio pero no estaba seguro de ello.
    O también con maquinasdijo Kiba.
    Puede ser… Yo creo que tiene que ser algo de su pasadolos tres la miramos, estaba tranquila pero no se cuanto tiempo iba a durar esto.
    Bueno, volvamos a la cama…dijo Kyo.
    Esperardije es mejor que alguien duerma con ella hoy. Si no puede que le pase de nuevonos miramos unos segundos hasta que saltamos a la vez.
    Piedra, papel, tijera.
    Para mi mala suerte ganó Kyo.




    Cuando me desperté me sentía bien, estaba tranquila sintiendo el calor corporal de alguien y no se porque recordé las veces que dormí con mi hermano mayor. Esas veces me despertaba de tan buen humor y tan bien que quería dormir siempre con el.
    Abrí los ojos y vi que el que me abrazaba era Kyo el cual estaba durmiendo tranquilamente. Sonreí y me acurruqué más en el, puede que no fuera Karas pero estaba muy bien entre sus brazos. Se me iba a tener que quitar esa manía de querer dormir con alguien, puede que se piensen lo que no es.
    Al moverme por acurrucarme sentí como el me abrazaba un poco más fuerte asi que le miré viendo que estaba despierto.
    Lo siento ¿Te he despertado?me preguntó.
    No, ya estaba despierta.dije mirando sus brazos.
    Ah, lo siento, es que como tuviste una pesadilla decidimos que alguien dormiría contigo asi que…ah es verdad, la pesadilla. Había dormido tan bien después de eso que ni me acordaba. Kyo empezó a deshacer el abrazo pero lo paré abrazándome más a él.
    No. Quiero estar asi más tiempo, por favor.me volvió a abrazar como estaba antes No se porque me sigue doliendo tanto el cuerpo…
    Has estado atada en el suelo, es normal. ¿A que te duele aquí?me dijo apretando un punto en mi espalda.
    ¡Si! No me toques…Kyo se rio.
    Lo mejor será que hoy descanses.
    Pero hay que salir a buscar información.
    Ya han ido hace un rato Kiba y Karas, les dije más o menos donde tenían que ir a preguntar.
    ¿Hace un rato? ¿Qué hora es?
    Las doce de la mañana.
    ¡¿ya?! Vaya…¿Tanto había dormido?
    -¿Cómo que ya? Estos dos vendrán sobre las dos y media asi que nos podemos quedar en la cama hasta entonces.
    ¿De verdad?porque la verdad es que no tenía ninguna ganas de moverme.
    Si, duerme un poco másme pegué más a su pecho si era posible y los dos cerramos los ojos, sé que el también porque le miré de reojo, además él se durmió antes que yo. No sabía que podía llegar a ser tan dormilón.




    Pasamos los dos días siguientes preguntando sin éxito ya que no sabía nada nadie. El ultimo día que decidimos quedarnos nos separamos, yo fui con Kyo, últimamente estaba mucho con el pero esta vez fue por suerte, y Kiba y Karas fueron por otro lado. A la hora de comer decidimos quedar en una de los restaurantes para contarnos lo que habíamos averiguado y de paso comer.
    Por nuestra parte no descubrimos nada, los tipos a los que preguntamos no sabían nada.
    Hemos preguntado y nos dijeron que Aliance no esta en esta ciudaddijo Kiba bebiendo lo que le quedaba de la cerveza.
    Pero nos dijeron que a las fueras en dirección a Rasel hoy se iban a reunir hombres de los cruces rojasaclaró Karas.
    Entonces…dije no muy convencida de saber que era lo que quería hacer Karas.
    Esta claro, vamos para allá, nos los cargamos, dejamos a uno vivo, le preguntamos amenazadoramente y luego también nos lo cargamos.para mi sorpresa respondió Kiba.
    Si clarodije cruzándome de brazos como si fuera tan fácil.
    ¿Por qué no?Kyo le apoyaba a mi me parece buena idea ¿y a ti?—le preguntó a Karas.
    Si, por una vez el idiota tiene razón.
    ¡Idiota serás tu!
    ¿Y cuando se supone que vamos?pregunté derrotada, si estos tres estaban de acuerdo entonces es lo que íbamos a hacer por mucho que yo dijera lo contrario.
    Dijeron que se reunían hoy sobre las 7.dijo Kiba apoyando el vaso en la mesa y mirándome. El camarero en ese momento nos trajo la cuenta la cual cogí yo.
    Pues faltan tres horasdijo Kyo quitándome la cuenta sin que yo pudiera ver nada.Iba a preguntar que íbamos a hacer en lo que queda de tiempo pero creo que ya lo se.
    ¿El que?pregunté.
    Conseguir dinero porque pagando esto solo nos queda 150 euros.dijo pagando la cuenta y llamando al camarero para que se la llevara.
    Eso es fácildecía Karas acomodándose en la silla Lo único que tenemos que hacer es…le corté.
    Si estas pensando en robar ya te puedes ir olvidando.
    ¿Eh? ¿Entonces como vamos a conseguirlo?
    Tenia pensado hacer eso…decía Kyo sonriendo.
    Si, es que es un ladrón, menos mal que esta Maia para pararle.
    Pues es la solución más fácilse molestó Karas ¿Cómo quieres conseguirlo en tres horas? Es imposible a no ser que robes, a mi me ha ido bien hasta ahora.
    —Mirale miré Primero damos un paseo y cuando os carguéis a los de los cruces rojas les cogemos el dinero.
    Eso sigue siendo robar.me dijo.
    Bueno, seguro que ellos lo han robado antes.
    ¿Y donde quiere ir la señorita?se inclino hacia mi un momento para luego levantarse.
    Me da igual.sonreímos todos y nos levantamos.
    Dimos ese paseo, una vuelta enorme por los alrededores, mirando tiendas, escaparates. Si, solo mirando ya que dinero no teníamos y lo poco que teníamos era para la comida y los hostales.
    Fue un paseo agradable. Estos hacían bromas y se peleaban haciéndome reír. No quería que este rato se pasara nunca pero lo hizo. Al final tuvo que llegar la hora que tan poco quería que llegara.
    Fuimos al sitio que le dijeron a Karas y Kiba y nos escondimos detrás de una caseta abandonada antes de hacer nada. La información que les dijeron era verdadera, ahí estaban los cruces rojas, seria unos 10, no más.
    Maia, quédate aquí hasta que terminemosme dijo Karas mirando al descampado con una mano metida en su chaqueta seguramente tenía cogida ya una de sus pistolas.
    ¿Y si se complica?pregunté preocupada.
    No creo, todos esos son de rango bajo, no van a dar muchos problemas.me contesto Kyo sacando su pequeña Katana.
    De todas maneras si se da el caso, no salgas lo único que vas a hacer es salir mal parada.me dijo Kiba con una mano en el mando de su espada.
    Pero…
    Promételome dijo Karas mirándome a los ojos con decisión. Suspiré.
    Prometidoeso dije pero por detrás crucé los dedos. Si ellos estaban en peligro no me podía quedar quieta viendo como salían heridos o peor.
    Vamosdijo Kyo levantándose seguido de los otros dos. Yo me senté mirando en dirección contraria escondida. Solo escuchaba lo que pasaba que eran gritos, golpes, disparos hasta a alguna que otra pequeña explosión, seguramente de alguna maquina que habrá salido del escondite atacando. Unos minutos después todo eso paró, ahora reinaba el silencio. Dude en si mirar o no por si había sangre pero cogí valor y me asomé un poco.
    Vi que los tres tenían a uno. Estaban hablando con las armas en mano y amenazándole pero no escuchaba lo que decían estaban demasiado lejos.
    De pronto de detrás de unos de los escombros de las casa que había salio un hombre agarrando a Kiba por detrás y cargándose al cruz roja que tenía antes cogido. Le rodeó el cuello con su brazo y le apuntaba con una pistola desarmándolo antes.
    Kiba forcejeaba para quitárselo de encima pero por lo que veía no podía. Karas y Kyo se pusieron a la defensiva peor no podía hacer mucho con Kiba tapando al cruz roja.
    No distinguía bien quien era ese hombre asi que rodeé los escombros escondiéndome y me acerqué lo suficiente como para poder oír bien. Me asomé no pudiendo creer lo que veía. Ese hombre era nada más y nada menos que el que entró en mi casa hace cosa de poco más un mes. Había perdido la cuenta. Vi que Kiba tenía cara de dolor.
    ¡Cabrón, suéltalo!le gritó Kyo.
    ¿Esas que formas son de dirigirte al que te enseño a pelear cuando eras pequeño?
    Yo no tengo nada que ver contigo y por lo tanto me dirijo como me da la gana.
    Ten cuidado con esa boca o tu amigo puede morir.
    ¡Kiba! ¡¿Se puede saber porque no te deshaces de el?!le gritó Karas con un deje de nerviosismo apuntando con la pistola.
    Tiene mucha fuerzadijo con esfuerzo en la voz. Le estaba haciendo daño.
    ¿Qué tal si jugamos un poco? Si no sería muy aburrido.de pronto guardó la pistola y sacó una jeringuilla con un liquido verde que en un pis-pas le inyectó a Kiba en el cuello.
    ¡Para!gritó Kyo.
    —Tranquilo, esto no lo va a matar… en parte.Lo soltó y Kiba cayó de rodillas cogiéndose el cuello donde le había pinchado. Kyo fue a por el tío alejándolo de Kiba y los dos se agacharon sin quitarle la vista de encima a ese tío.
    ¿Estas bien?le preguntó Kyo.
    Eso creo.los dos se levantaron y encararon al tío dejando a Kiba en el suelo. ¿Por qué no se levantaba? Lo veía extraño, vi que se cogía la cabeza y de esto solo me estaba dando cuenta yo.
    —"Kyo, Karas ayudarle le pasa algo"—Pensé. Quería ir pero no podía, solo estorbaría.
    De pronto Kiba gritó. Un grito aterrador que asustó a Kyo y Karas. No les dio tiempo ni a darse la vuelta que de pronto Kiba los atacó con su espada dándole a los dos. A Kyo en el lado del abdomen y a Karas en el brazo y parte del hombro. Se cogieron las heridas con dolor y yo tuve que cerrar los ojos por unos momentos. No había visto la sangre pero sabía que había. ¿Qué estaba haciendo Kiba? ¿Por qué les ataca? Me asomé de nuevo y cuando Kiba levantó la cara vi que sus ojos eran dorados y no tenían expresión alguna tal como le paso a ese hombre en aquella cárcel. Kiba estaba controlado.
    Me entraron ganas de llorar ¿Significaba que lo había perdido para siempre? ¿Que lo iban a tener que matar? ¡No! ¡No podía ser verdad!
    Kyo y Karas se quejaban de sus heridas y no se dieron cuenta de que el hombre se acercaba a ellos y en un momento rápido que no me dio tiempo, ni a mi, a avisarles les inyectó lo mismo.
    Me senté de nuevo escondiéndome apoyándome en la pared. ¿Me acababa de quedar sola? ¿Estaban los tres controlados? ¡No! Cerré los ojos deseando que todo esto fuera una pesadilla y que despertara en cualquier momento. Estaba apunto de llorar porque sabia que no era un sueño que esto era la realidad.
    ¿No tenían salvación? Si, si la tenían. Recordé que aquel hombre de la cárcel. Max ¿era no? Pudo resistirse y ellos eran fuertes a lo mejor había esperanza.
    ¡Maia!gritó el hombre sacándome de mis pensamientos y sobresaltándome ¡¿Por qué no sales y te unes al juego?!se rio. Yo no conteste, tenía que pensar en algo rápido.¡Venga Maia! ¡Que no tengo todo el día!seguí sin contestarle, quería pensar, pero tampoco podía, tenia demasiado miedo.¡Maia…!Venga, piensa…¡Yo no tengo mucha paciencia asi que como no salgas por ti misma te saco a la fuerza!
    Mientras no me moviera no sabía donde estaba asi que me iba a quedar quieta intentando pensar pero de repente la caseta donde estaba apoyada fue destruida, más bien cortada, no dándome por centímetros y teniendo que salir dejándome al descubierto. El que la había cortado había sido Kiba.
    ¡Bienvenida Maia! Quería hablar contigo ya que sé que eres inteligente. Podemos llegar a un acuerdo. ¿Vale?le miré esperando a que siguiera Tu te vienes conmigo para que Aliance te vea y ellos viven. Sino mueren. ¿Qué dices?me sonrió.
    Haga lo que haga al final vamos a morir todos.
    Ya sabía yo que eras inteligente. ¡Vale! Lo tomaré como un nomiró a mis amigos controlados ¡Vosotros tres! Luchar con espadas entre vosotros hasta que solo quede uno con vida.Fue decir eso y los tres cogieron espadas empezando a luchar entre ellos con fuerza.
    ¡NO!grité asustada, iban en serio. Se daban espadazos sin piedad haciéndose heridas y esquivando.¡Parar por favor!el que estaba saliendo peor de momento era Karas y era normal el utilizaba pistolas no espadas y el que tenía más ventaja era Kiba aunque Kyo no lo hacía nada mal, es más yo creo que estaba a la altura de Kiba.
    Por más que yo gritaba no paraban, seguían con los golpes y las heridas.
    ¡He dicho que paréis!dije corriendo hacia ellos y llorando.
    Grita todo lo que quieras, no te servirá de nada.Vi como Karas recibió un golpe perdiendo la espada, momento que Kiba aprovechó para darle el golpe de gracia, si le daba moría, estaba segura y no podía permitir eso.
    Llegué a tiempo y le empujé tirándolo al suelo justo en el momento que Kiba lanzaba un espadazo al aire. Karas no recibió el golpe, no, lo recibí yo. Sentí como la espada me abría una herida enorme desde el hombro izquierdo hasta casi el ombligo. Caí al suelo viendo un montón de sangre por los aires. Me miré viendo como la sangre se acumulaba en mi. El dolor al principio no estaba pero poco a poco se abrió paso. Era tan intenso que mi garganta se cerro impidiendo que gritara. Nunca había sentido un dolor tan intenso como el de ahora. No lo podía soportar ¿Iba a morir?
    Cada vez me dolía más y cada vez veía menos, estaba todo borroso. Me estoy muriendo… Cerré los ojos para no sentir nada más, lo ultimo que escuche fue que alguien decía mi nombre.
     
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    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

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    Pluma de
    Escritora
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    La Búsqueda
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
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    Capitulo 16.

    Cuando Maia cayó al suelo y cerró los ojos, no supe como pero pude volver a controlar mi cuerpo, ya no estaba controlado y en cuanto se nos pasó Kyo y Karas fueron con ella asustados, llamándola, pero no respondía. Yo me había quedado en el sitio mirándola impotente y con un miedo en mi que hacía demasiado tiempo que no tenía, la ultima vez fue con mi hermana.
    Caí de rodilla destrozado, sin expresión y queriendo llorar. Quería pensar que esto no era real que era una ilusión creada por el tipo ese pero si lo era. Quería acercarme a ella pero no tenia valor suficiente para hacerlo ¿Y si estaba muerta? Si lo estaba el único culpable de su muerte era yo. Yo le había dado con la espada. No podía soportar perderla.
    Vi que Kyo y Karas se levantaban a encarar al tío ese pero yo no me moví, no podía, estaba estático en el suelo, como si alguien me hubiera amarrado a él. No podía apartar la mirada de Maia tirada en el suelo desangrándose y sin poder hacer nada.
    Me sorprendí cuando las primera lagrimas surcaron mi rostro, hacía tiempo que no lloraba y con esas primeras lagrimas vino la desesperación y más miedo.
    —No puede ser…susurré quebrándose mi voz y todo es…no pude ni seguir. La lagrimas me caían a montones. Apoyé la cabeza en el suelo y grité llorando, un grito enorme lleno de angustia y dolor. Ahora misma quería que la tierra me tragara, mentira, quería ser yo el que estuviera en el lugar de Maia. Ella no se merecía esto. Lo merecía yo.




    Me sentía muy muy muy mal, nunca me había sentido asi de mal, me dolía muchísimo la cabeza, parecía que me iba a explotar, pero me dolía mucho más el pecho como si me estuvieron apretando la herida todo el rato y con fuerza, además me costaba un poco respirar. Tenía frío y eso que estaba tapada. Sentía una gran debilidad física que en mi vida había sentido, ni si quiera podía moverme.
    Supongo que al final había sobrevivido ya que supuestamente cuando mueres no te duele nada.
    Abrí los ojos poco a poco y con calma, ni si quiera los abrí del todo. Los vi a ellos, estaban los tres bien asi que eso me aliviaba. Escuché un poco lo que decían.
    El medico ha dicho que los primero días son los mas críticos pero que si sale de esta a partir del cuarto día, mas o menos, se pondrá bien.ese era Kyo.
    Ya lleva dos asi. Ni si quiera ha despertado… no sé que pensar.dijo Karas abatido. Los dos miraron a Kiba el cual estaba sentado con la mirada perdida a otro lado.
    Karasle dijo Kyotu eres el más fuerte mentalmente si tu te hundes, lo hacemos todos, además… no digas eso delante de él.
    Por lo que diga o deje de decir no va a cambiar la situación. Además estando asi tampoco va a solucionar nadaKiba ni se inmutaba.
    Bueno, ahora en lo que hay que pensar es en cuidarla.cerré los ojos intentando ignorar el dolor de cabeza pero me era imposible, era demasiado grande. Alguien me puso un paño húmedo en la frente haciendo que temblara más, si se podía, y que abriera los ojos para mirarle. Era Kyo. El me miró dándose cuenta de que estaba despierta.
    ¡Maia! ¿Me escuchas?Karas se acercó enseguida pero Kiba no se movió de su sitio solo miró. Quería hablar pero no me salían las palabras, movía los labios pero no me salían. Me quejé, quería llorar.
    Shh. Maia tranquilame dijo Karas tocándome el pelo.No te esfuerces y relájate. Nosotros estamos aquí.Quise sonreír y no se si lo conseguí. La tuve que quitar de todas maneras porque de pronto el dolor del pecho aumentó de tal manera que era insoportable. Me quejé y escuché un pitido cerca mía que cada vez iba mas rápido.
    ¡Maia!alzó la voz Kyo.
    Me… me duele.lloré y se me quebró la voz y como si alguien hubiera escuchado mi pensamiento de que se me pasara todo caí inconsciente.




    Maia estaba mal y cada vez que la veía despertar y volver a caer con dolor yo sufría y sufría. La quería tanto que eso de pensar que podía morirse, que estaba sufriendo me mataba. Quería estar en su lugar para dejar de verla en ese estado.
    Es que su rutina era despertarse, intentar hablar y caer inconsciente del dolor. Alguna de las veces hasta gritó teniendo que venir el doctor para darle morfina y que por fin se calmara. Y yo lo único que podía hacer era esperar y creer en ella, creer en su fortaleza, en que no dejaría de luchar por vivir.
    Muchas veces me ponía a su lado, agarrándole la mano y susurrándole cosas al oído, cosas que hace dos meses no le hubiera dicho nada pero las cosas habían cambiado, ya no estaba solo, ya no miraba por mi mismo y además ahora estaba enamorado. Ella me había… como decirlo... conquistado y ahora no me iba a dejar asi como asi.
    Lo que me molestaba era Kiba. Siempre estaba en el mismo sitio con la mirada perdida pensando en vete tu a saber que. A penas comía y no hablaba. Sé que se siente mal por todo esto pero los tres estamos igual y Maia nos necesita.
    Ahora mismo ella estaba inconsciente y el medico, uno del pequeño hospital de esta ciudad, que nos atendió a pesar del poco dinero que teníamos, le estaba tomando la temperatura.
    Ya lleva cuatro días asi ¿no debería estar mejor?le pregunté mirando a Maia con los brazos cruzados sobre el pecho.
    Si y no. Mira la herida por suerte no fue muy profunda pero perdió mucha sangre y además se le infectó. Menos mal que llegasteis aquí a tiempo y que me encontrasteis a mi sino lo mas probable es que estuviera muerta. Ahora bien… han pasado los días mas críticos y aunque sigue con bastante fiebre la herida esta cicatrizando bastante rápido asi que yo creo que mañana va a estar mucho mejor.
    Entonces se va a poner biendije aliviado.
    De momento si a no ser que de pronto empeore cosa que dudo muchísimo.iba hacia la salidaseguro que mañana se despierta con mejor caranos sonrió y salió. Yo sonreí al igual que Kyo.
    ¡Eh Kiba! Anímatele dijo Kyo sonriendo pero Kiba ni se inmutó. Yo me enfadé.
    Se acabó, estoy harto de verte asile cogí de la camiseta levantándolo del sitioahora mismo te vas a dar una vuelta y a comer algole empujé hasta la puerta pero él se quedó en ella estático sin decir ni una palabra ¡Fuera!me miró serio y salió.
    Le ha afectado demasiadodijo Kyo poniéndome una mano en el hombro.
    Supongo que si yo estuviera en su lugar me sentiría igual.dije abatido. Al fin y al cabo fue el quien le dio a Maia. No lo estoy echando la culpa, para nada, él no la tiene, pero se debe de sentir culpable y por mucho que nosotros dos le digamos va a ser igual.
    A ver si cuando despierte Maia el también mejora mentalmente.




    Me desperté y para mi sorpresa me encontraba mejor, me dolía la cabeza pero mucho menos, esta vez podía sobrellevarlo sin querer morirme en ese instante. Pero todavía tenia esa debilidad física y supuse que si me movía demasiado me dolería la herida del pecho asi que apoyando los brazos en la cama me incorporé un poco y con esfuerzo, viendo que Kyo y Karas estaban de espaldas a mi mirando y hablando de Kiba, que ahora mismo estaba durmiendo en un sofá que había.
    De pronto sentí hambre.
    Tengo hambreme salió demasiado bajito a como yo lo quería decir pero lo suficientemente alto como para que ellos dos me escucharan. Se volvieron sorprendidos y con alegría fueron hacia mi.
    ¡Maia!casi gritó Kyo ¿Cómo estas? ¿Te sientes mejor? ¿Te duele?sonreí.
    No me hagas tantas preguntas que me acabo de despertarsusurré intentando incorporarme más. Me ayudó Karas a hacerlo que me puso bien la almohada para que pudiera apoyarme en ella. En cuanto lo hice suspiré. Me había dolido todo.
    No te esfuerces demasiadome dijo Karas Todavía no estas bien aunque supongo que lo de tener hambre es buena señal.
    Voy a hacer que estés mejordijo Kyo dándole un botón y haciendo que la espaldera de la cama subiera. Asi por lo menos mi espalda no sufría y estaba mucho mas cómoda. Me mire la mano en la cual tenia metida una aguja de esas de plástico en la vena que conectaba a un suero, de solo verlo me puse mala.
    ¿Hace falta que tenga eso en la mano?dije mirando hacia otro lado nerviosa. Karas se rio.
    No lo mires y ya esta.
    Es muy fácil decirlo.
    Mírame a mi.dijo sonriendo y haciendo que yo me riera un poco, no mucho por que me dolía.
    Voy a llamar al medicodijo Kyo saliendo.
    Vi a Kiba durmiendo y me quedé mirándole, todas las veces que había despertado siempre había sentido a Karas y a Kyo pero a el nunca, siempre estaba al otro lado de la habitación y eso me dolía.
    El… esta distintome dijo Karas de pronto. Le miré.no ha dicho ni una sola palabra desde que tu…miró hacia abajo triste y yo en un intento de animarle le posé la mano en la suya la cual tenía apoyada en mi cama. El la dio la vuelta y entrelazo los dedos con los mios. Gesto que nunca había hecho y que me sorprendió. Me miró Se quedó como ausente parecía que te miraba pero… no se como explicártelo.me acariciaba la mano con los dedos.
    Se a lo que te refieres, yo estuve asi un tiempo cuando mis padres murieron.
    Está fatalbajé la mirada hacia nuestras manos. Me gustaba mucho este contacto y además lo necesitaba después de estos días.
    De pronto entró Kyo con el doctor haciendo que nos soltáramos.
    Holadije medio sonriendo.
    Hola, yo soy Leftet soy el medico que te ha atendido. Voy a revisarte ¿vale?asentí.¿Te duele al hablar?me preguntó a la vez que me ponía el termómetro.
    No, simplemente no puedo hablar alto, es… raro.
    Normal, tantos días mal afecta a todo ¿sabes?
    ¿Cuántos días he estado aquí?
    Este es el quintome sacó el termómetro a la vez que yo me sorprendía por el dato. ¡Cinco días! Madre mia…
    ¿Cuánto tiene?pregunto Karas preocupado.
    38.6 Cº. Mucho mejor.me miro. Que te duele.
    Como empiece no acabodije haciendo que el medico se riera.
    Que tengas un buen sentido del humor en esta situación es bueno, te ayudara.sonreí Dime lo principal.
    Me duele la cabeza, al moverme y al reírme la herida y me siento muy débil físicamente, cada movimiento me cuesta mucho.
    ¿Respiras bien o te cuesta?
    Lo normal.el asintió. Y después de eso, me cogió las pulsaciones y me escuchó la respiración. Me movió los brazos a pesar de que yo no quería que me moviera el que tenía la mierda de la aguja esa y algunas cosas más.
    Yo creo que dentro de dos semanas mas o menos te puedes ir, asi que descansa.se dio la vuelta para irse.
    Esperele llamé y él se paró es que… tengo hambre.el medico sonrió.
    Ahora digo que te traigan algo.
    Y asi fue, en diez minutos me trajeron algo de comer lo cual lo acabé muy rápido y después hice lo que me dijo, me acosté y cogida de la mano de Karas me volví a quedar dormida pero esta vez sin dolores.
    Al día siguiente ya había mejorado mucho mas. Ya podía hablar con bastante normalidad y me dolía menos todo aunque todavía siquiera podía pensar en abandonar la cama.
    Lo que me preocupaba era Kiba que a pesar de que sabía que yo estaba despierta y mucho mejor no me había visitado ni una vez, ni para preguntarme como estaba. Me estaba evitando.
    Idiota…susurré mas para mi misma pero Karas y Kyo me escucharon.
    ¿Quién? Pregunto Kyo.
    ¿Quién va a ser?dijo Karas se refiere al idiota.
    Es que no se ha pasado ni una vez. Yo quiero verle y él lo único que hace es evitarme. ¿He hecho algo mal?
    Ni se te ocurra pensar eso, Maiame regañó Karas Tu no has hecho nada.
    ¿Te lo traemos?me preguntó Kyo.
    Tampoco quiero obligarlo… aunque quiero hablar con el.
    Ahora mismo te lo traigodijo Karas levantándose de la silla y saliendo junto a Kyo. No tuve que esperar demasiado. No se donde estaría Kiba pero no tardaron mucho en traérmelo, eso si, con protestas y quejas de todo tipo.
    La puerta se abrió entrando Kyo y luego Kiba de un empujón bastante fuerte de Karas. Kiba intento salir pero este ultimo se lo impidió poniéndose en medio y cerrando la puerta tras de si.
    Kibale llamé pero el no dijo nada, permanecía medio de espaldas a misolo quiero hablar contigo ¿Por qué no quieres?tampoco contestó.
    Te ha hecho una pregunta ¡Contéstale!le dijo Karas bordemente.
    ¡Karas!le protesté por su actitud, asi no era la manera de convencerle.
    Es que estoy harto de su forma de actuar, lo único que ha hecho es sentarse y desconectar de todo como si fuera el único que lo estuviera pasando mal.Creo que Kiba iba a decir algo pero esta vez Karas no le dejó¡Ahora te callas y me escuchas! Nosotros también lo hemos pasado mal pero nos apoyamos para poder creer que Maia se iba a poner bien, no nos encerramos en nosotros mismos y nos compadecemos.Iba a seguir pero esta vez Kiba le cortó gritándole.
    ¡Tu no eres el culpable de que casi muera!
    ¿Te sientes culpable?
    ¿Quién le dio con la espada? Yo.
    Aquí la culpa en todo caso, la tenemos los tres por dejarnos controlar de esa manera.
    No lo entiendes… yo…los corté a los dos.
    ¡NO!me miraron incluido Kiba Ninguno tiene la culpa, la tengo yo por meterme en medio cuando me dijisteis que pasara lo que pasara no saliera.
    Pero Maiame dijo Kiba con lagrimas en los ojosfui yo el que te di.me sorprendí al ver sus lagrimasyo quería parar pero mi cuerpo no me obedecía y cuando te pusiste en medio me entró el pánico, quise soltar la espada pero ya era tarde, te di y en ese momento quería de todo menos seguir viviendo. ¡Por eso es mi culpa! ¡No merezco nada!
    Ya te he dicho que esto me lo he buscado yo. Fui yo la que se puso en mitad de la trayectoria de tu espada, Kiba. Tu no tiene la culpa en absoluto. ¿Qué te sientes mal? Es comprensible yo también me sentiría mal pero ya está por favor… vamos a dejar de lado esto, no quiero más tristeza, ni enfados. Ya ha pasado, se acabó. Asi que no llores mas, quiero que vuelvas a ser el de siempre, que los cuatro volvamos a estar como siempre.Sonreí y unos segundos mas tarde después de que se secara un poco las lagrima me devolvió la sonrisa.
    Perdónamedijo.
    Perdonado.se me acercó y me abrazó con cuidado, abrazo que yo correspondí en seguida.
    Menos mal que ya había pasado el mal rollo.




    Pasó una semana y media hasta que yo me encontré de maravilla, ya no me dolía nada, ni el pecho ni la cabeza ni nada, estaba bien. La herida ya había cicatrizado del todo, no sé que me había dado el doctor pero solo quedaba una herida de color rosa. Le pregunte pero hasta él estaba sorprendido, dijo que nunca había visto nada parecido. La verdad es que siempre me había curado rápido pero esta vez era pasarse. No se porque pero recordé al lobo de fuego y el “quiero ayudarte” pero como solo era un sueño lo ignoré.
    En este mismo instante me estaba vistiendo con un jersey verde oscuro abierto por el cuello con un circulo dibujado muy originalmente de color amarillo, unos vaqueros azules y unas botas verdes del mismo tono que el jersey que me llegaban por encima de las rodillas.
    Cuando me puse las botas entraron los tres.
    ¡Maia!me abrazó posesivamente Kiba.
    ¡Hey, no te pases!le gritó Karas.
    Eh, que yo también quiero.también me fue a abrazar Kyo.
    ¡Que no me refería a eso!protestó Karas. Yo me quité de en medio a ellos dos riéndome.
    A ver, escucharme. Quería preguntaros algo.
    Lo que quieres Maiadijo iba sonriendo como siempre.
    Me gustabas mas cuando estabas calladitodijo Karas.
    Ya claro, lo que pasa es que estas celosocontratacó.
    No, lo que pasa es que asi no tengo que oír tu estúpida voz.
    ¡¿Cómo has dicho?!
    ¡A ver!se callaron los dos¿Qué pasó con ese hombre?le pregunté mas a Kyo que ellos dos pero me contestó Karas.
    Escapó herido.
    No creo que haya llegado muy lejos en las condiciones en la que estaba.siguió Kyo. Era la primera vez que me alegraba de la muerte de alguien.
    ¿Y sabemos a donde tenemos que ir?
    A la base de Aliancedijo Kiba como si fuera algo obvio.
    ¿No me digas?le dijo con sarcasmo haciendo que se riera.¿Sabes donde está?
    Si.me sonrió.
    Nocontestó Kyo haciendo que todos le miráramos Es la supuesta base, aunque Jones nos haya dicho que estaba en Barcelona, no me fiaría de que este allí de verdad.
    ¿Jones?pregunté.
    El hombre que nos ataco
    Ah. ¿Crees que dijo la verdad?
    Sé que hay una base pero dudo que nos haya dicho la verdad en la parte de que Aliance este allí. Por si acaso, no perdemos nada en ir.
    Ah, pues vamos.
    Y nosotros te protegeremosdijo Kiba sin salir al caso.
    Tiene razón, no dejaremos que te vuelva a pasar nada.dijo Karas. Kyo sonrió y yo también.
    A partir de ahora tenía que volverme más fuerte para no ser un estorbo porque aunque sé que ellos no lo piensan, se que lo soy. Cuando estoy con ellos no luchan al 100% y eso a partir de ahora puede causar la muerte. Tenía que hacerme fuerte por ellos.
     
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  19.  
    JimenaAlonzo

    JimenaAlonzo Entusiasta

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    1 Septiembre 2011
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Búsqueda
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    21
     
    Palabras:
    9314
    Capitulo 17.

    En el año 2500, en Europa estalló una gran guerra—era Kyo quien estaba contando la historia pero como siempre Kiba tenía que interrumpir.
    O sea hace 200 años.
    Si. Esa guerra fue tan grande y tuvo tanta repercusión que cambió el futuro de toda Europa y el mundo. Primero fue llamada la gran revolución de los Estados pero luego al involucrarse otros continentes algunos la llamaron la quinta guerra mundial, aunque se puede llamar de las dos formas.
    La causa de todo esto fue el descubrimiento de una gema mas dura que el acero e incluso mas que el diamante.
    Al principio todo fue bien, la recogían y comerciaban con ella pero todo cambió cuando descubrieron que tenían magia, que podían dar poderes al que la poseyera y según donde se utilizaran y donde la implantaran podían ser muy peligrosas y poderosas tanto para magos, que en esa época había pocos, como para la gente normal.
    Las personas cegadas por ese poder y la codicia empezaron a pelearse causando guerras civiles por todos los países de Europa. Los reyes y presidente de estos países intentaron ponerle fin a esto intentando destruir las gemas y fallando en el intento. A partir de este intento fallido le dieron un nombre a estas gemas: Kan, que significa indestructible.
    Al no poder destruirlas se tomó la decisión de esconderlas en un lugar que solo ellos sabían. Solo pudieron esconder la mitad ya que América, Asia, África y Oceanía al enterarse de esto invadieron Europa llevándose parte de las gemas. Esto no gustó nada a Europa asi que a parte de matarse entre ellos también iban a por los de los otros continentes.
    Las ciudades de cada país ya no confiaban las unas en las otras y se tornaron casi independientes hasta el punto de cambiarse el nombre. En España todos se lo cambiaron excepto una que es la cual vamos ahora: Barcelona.
    Jo, tío. No lo sabía.decía Kiba sorprendido.
    La verdad es que yo tampocodijo Karas.
    ¿Y que paso con las gemas?pregunté interesada. Me gustaba que me contaran este tipo de historias.
    Pues algunas fueron destruidas por magos, otras se perdieron y las demás las tenían o las tienen las personas. Eso fue hace 200 años ahora casi no hay y lo peor es que las que estaban escondidas las encontró mi… las encontró Aliance hace 10 años.
    ¿Hace 10 años no fue cuando empezó la dictadura de tu padre?preguntó Karas.
    Si. La tiranía de mi padreremarcó tiranía con fuerza.
    ¿Entonces esas gemas tienen que ver con Aliance?
    Desgraciadamente si. Me acuerdo que hace 10 años vi que tenía un ejercito entero de todo tipo de maquinas. Había miles o incluso mas. Mi padre estaba enfadado porque aunque tenía esas maquinas no podía usarlas ya que no funcionaban como quería. Un dia un soldado le trajo una especie de piedra de color verde. El la cogió y no se exactamente como la metió dentro de la maquina. Unos segundos después la maquina se movía obedeciendo sus ordenes. Poco después les puso esas piedras a todas las maquinas empezando toda esta pesadilla.
    ¿Esa piedra era la gema Kan?preguntó Kiba lo que yo estaba pensando.
    Si.
    Otra preguntadije levantando la mano para luego bajarlaCuando era pequeña leí en un libro que España antes tenía mas población, había mas carreteras y autovías y las ciudades eran muchísimo mas grandes pero ahora la mayoría del terreno es bosque y las ciudades son muy pequeñas. ¿Eso se debe la revolución de los Estados?
    Si, en esa guerra hubo unos 15 millones de muertos en España disminuyendo la población y las ciudades, gran parte de ellas, fueron destruidas y como no hicieron nada por arreglarlas con el tiempo la naturaleza creció cubriéndolo todo.Puse las manos cerca de la fogata que habíamos hecho ya que la noche se nos había echado encima y hacía fresco, pero no lo sentía estaba entretenida escuchando a Kyo.
    Kyo sabes un montón—dije con una sonrisa.
    Bueno es que cuando estaba con mi padre me dejaba encerrado mucho tiempo y como no tenía nada mejor que hacer pues me leí millones de veces todos los libros de la biblioteca.
    Volviendo a las gemasdecía Karas también mirando al fuego ¿Qué tipo de magia tenían?le miró.
    Pues a parte de dar energía tenían distinto tipo de poder pero no se exactamente cuales. Creo que si no eres mago solo puedes usar uno pero si lo eres le puedes sacar mucho partido.
    ¿Os imagináis? ¡Poder del fuego!dijo Kiba riéndose y levantando el puño.
    Tu has visto muchas películas.dijo Karas. Yo me reí.
    Pues no, listole sacó la lengua como un niño pequeño viéndosele el piercing Eh, o también traspasar paredes o meterse en el cuerpo de los demásse rio la verdad es que si hicieran eso serian muy utilices a la hora de luchar.
    Pues Ojala no existieran, son el problema de todo.dijo Kyo en un suspiro.
    ¿Nos vamos a dormir ya? Mañana hay que caminar un buen trecho todavía.dije bostezando. Estaba cansada de hoy, no habíamos parado de andar ya que nadie se paraba para llevarnos.
    Si, creo que va a ser lo mejor.




    Me desperté en medio de la noche con un calor insoportable, cosa que era normal porque la tienda estaba cerrada y estábamos los cuatro pegados durmiendo. Necesitaba respirar asi que Salí con cuidado de no despertar a ninguno. El airecito que me llegó me vino de maravilla, cerré los ojos disfrutándolo y después de unos segundos me alejé un poco entre los arboles para a hacer mis necesidades.
    Cuando estaba en ello de pronto vi una luz azul bastante intensa que provenía del campamento improvisado que habíamos hecho, o sea venía de donde estaban durmiendo mis amigos. Me preocupé y en cuanto terminé Salí corriendo hacia allí. Cuando llegue no había nada, estaba todo tal cual.
    A lo mejor había sido mi imaginación del sueño que tenía asi que no le di mayor importancia y me volví a meter en la tienda.




    Me desperté la primera, lo sabía por el silencio que reinaba tanto dentro como fuera de la tienda. Me incorporé frotándome los ojos y los vi a los tres durmiendo a pierna suelta, tal y como nos acostamos a noche. A penas me moví, se estaba muy bien asi, con la compañía de estos tres en silencio. Me volví a acostar dejando escapar un suspiro y cerré los ojos.
    Unos segundos después sentí como alguien me abrazaba y decía mi nombre, instintivamente pensé en Kiba, era típico de el pero recordé que al lado mía estaban Kyo y Karas, Kiba no llegaba a abrazarme desde donde estaba. Abri los ojos extrañada viendo que el que me abrazaba era Kyo. Me dejó sorprendida. Kyo nunca hacia esto. ¿Estaría soñando?
    ¿Kyo?susurre.Suéltame anda…en vez de hacerme caso me abrazó masKyo no seas pesado hace calor, sepárate un poco.
    ¿Kyo? Maia… ¿es que ya no me distingues?se quejó poniendo morros.
    ¿Cómo que no te distingo?pregunté desconcertada. Que raro estaba… Vi como Kyo puso una cara extraña.
    Un momento…abrió los ojos mirándome ¿Por qué estoy durmiendo al lado tuya?
    Te pusiste tu ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal o algo? Joe… primero Kiba y ahora tu.
    Kiba soy yo.
    ¿De que estas hablando?Kyo se incorporó y miró a los otros dos que seguían durmiendo. Puso una cara de sorprendido que no le había visto en lo que le conozco y señaló a Kiba. Yo me incorporé también.¿Ahora que? ¿Qué le pasa a Kiba?de pronto gritó asustándome a mi y despertando de un sobresalto a los otros dos. Me dejó sorda. ¡¿Se puede saber porque gritas?!le regañé. Lo que me extraño es que los otros dos no dijeran nada por el grito. Les miré y vi que se miraban también extrañados y asustados. ¿Qué les pasaba a estos tres esta mañana?¿Qué es lo que pasa?
    ¡¿Por qué estoy ahí?!dijeron los tres a la vez cada uno señalando a uno de ellos.
    ¿Ahí donde? ¿Qué pasa? No entiendo nada…me miraron durante unos segundos y enseguida los tres fueron a coger un espejo, el mio ya que no había otro. Cuando se dejaron de mirar los tres se quedaron en un estado distinto pera parecido a la vez.¡Que me contestéis!elevé la voz. ¿A que estaban jugando?
    Maia…me dijo Kyo Yo soy Kiba, pero mi cuerpo esta ahídijo señalando.
    ¿Qué?
    Tiene razónhabló Karas.
    ¿Por qué? ¿Por qué soy un rubio idiota?decía Kiba deprimido.
    Vosotros habéis tomado algo que os a sentado mal. ¿me estáis tomando el pelo?
    No, no se lo que ha pasado pero hemos cambiado de cuerpodijo Karas mirándome.le mire con sorpresa. ¿en serio?
    Espera… entonces… ¿Quiénes sois?
    Yo soy Karasdijo Kiba todavía un poco deprimido.
    Yo Kyodijo Karas.
    Y yo Kibadecía Kyo mirándose todavía en el espejo. De pronto me hizo gracia.
    ¿En serio?medio sonreí.
    No te rías que te estoy viendo venirdijo Karas en el cuerpo de Kiba.
    Vale, intentare no reírme pero ¿A que se debe esto?
    A lo mejor ha sido algún magodijo Kyo en el cuerpo de Karas.
    Pero entonces ¿porque Maia está igual?pregunto Kiba en el cuerpo de Kyo. Los tres me miraron.
    Yo no tengo ni idea.
    A lo mejor pasó cuando ella no estabadijo Karas.
    Entonces no ha podido ser un mago porque hubiera esperado a que estuviéramos los cuatro juntosdijo Kyo.
    Ahora que lo dices, cuando Salí a noche…
    ¿Qué?dijeron los tres clavándome la mirada.
    ¡Maia! ¿Qué viste? Yo no me quiero quedar en el cuerpo de un idiotaprotestó Karas.
    ¡Idiota tu!le contestó el otro.
    Es que no sabía si había sido mi imaginación pero cuando volvía de tomar el aire vi una luz azul que venia de aquí pero cuando llegue no había nada ni nadie, todo estaba igual.
    Una luz azul…Kyo estaba pensativo.
    No creo que haya sido una persona, lo habría visto huir, no tardé tanto en llegar.
    no se me ocurre nada pero por lo menos sabemos lo de esa luz azulconcluyó Kyo suspirando.




    Cuando recogimos todo estuvimos buscando durante un rato por los alrededores a ver si encontrábamos alguna pista lo que sea, lo malo era que yo no sabía que buscar exactamente, “algo” no sé que era, asi que en realidad estaba dando vueltas sin sentido en el lado contrario a donde había visto salir la luz.
    Como no encontraba nada sospechoso y habíamos quedado en volver tanto si encontrábamos algo como si no pues fui hacia allí. Ellos ya estaban ahí, Kiba era el último que estaba llegando, bueno Kiba… era el cuerpo de Kiba pero en realidad era Karas.
    ¡Maia, te he echado de menos!me dijo Kiba abrazándome.
    ¡Kyo, digo Kiba! Suéltameme soltó. Creo que no me voy a acostumbrar a esto.
    No has visto nada ¿no?me preguntó Kyo.
    No, y por lo que veo vosotros tampoco.
    Si, yo si.dijo Kiba sonriendo haciendo que nosotros tres le miráramosVi un pueblo pequeño aquí cerca.
    ¿un pueblo?se preguntó mas a si mismo Karas que a nosotros extrañado.
    Es imposible, lo mas cerca que hay de civilización de aquí es Barcelona y todavía nos falta bastante para llegar.dijo Kyo.
    Pues yo he visto uno hacia allíseñalo A no ser que haya sido una ilusión, que todo puede ser, no me sorprendería.
    Bueno, podemos ir para allá y preguntardijo Karascogiendo una de las mochilas.
    Tiene razón, no perdemos nada en intentarlo.dijo Kyo siguiendo sus pasos. Al final los cuatro cogimos todo y fuimos hacia la dirección que había dicho Kiba, una más convencidos que otros.
    No tardamos mucho en llegar, solo unos 15 minutos más o menos, Kiba había andado un trecho buscando algo “invisible” si se puede decir asi.
    Ahí va, pues al final era verdaddecía Karas mirando todo tenia mis dudas de que se hubiera vuelto loco ya del todo.
    ¿Qué te creías que era mentira?le dijo Kiba un poco enfadado.
    Pues si.
    Oye tú…
    Se me hace raro ver pelear a estos dos en otros cuerpos, no te pega nada pelearte asi contra Kiba.
    ¿verdad que no?dijo Kyo con una sonrisa. Sé que era Kyo el que sonreía pero lo había hecho en el cuerpo de Karas y eso me hizo que me entrara un sentimiento raro en el estómago, como el de muchas mariposas revoloteando. O sea Karas me había sonreído muchas veces, pero la sonrisa que acababa de echar era muy de Kyo, distinta a la de Karas y había hecho que me sonrojara seguro. Volví a la realidad porque esos dos se estaban enfadando mas por momentos.
    Bueno, parar ya que tenemos que preguntar algo.
    El poblado era bastante pequeño y parecía comercial, a lo mejor solo lo utilizaban para esto y por eso nadie sabia de él. Lo que llamó mi atención y la de todos era que la mayoría de la gente se nos quedaba mirando al pasar cosa que no me gustaba. ¿Qué pasaba?
    ¿Habéis visto?preguntó Kiba en un susurro.
    ¿El que? ¿Qué todos se nos quedan mirando? Que va…le contestó Karas con ironía.
    Al final te doy.
    Si, si.
    Pasar de ellosdijo Kyo mirando a todos ladostenemos que preguntar de todas maneras.
    ¿Y como preguntamos?dije pensando.
    Pues preguntando ¿Cómo va a ser?me respondió Kiba.
    Si claro… Perdona, es que estos tres por la noche han cambiado de cuerpo ¿nos puede ayudar?
    Vale, suena…
    Suena que nos van a tomar por locosdijo Karas lo que todos pensábamos.
    Lo que tenemos que hacer es buscar a un magodijo Kyo mirando a ver a quien podía parar.A lo mejor se lo que nos ha pasado pero necesito confirmarlo.
    ¿El que?preguntó Kiba.
    Primero, el mago.
    Yo se donde hay unodijo de pronto una voz de niño haciendo que nos giráramos para verle. Era como he dicho, un niño de unos doce años, delgado y de pelo negro y corto.
    ¿Tu?preguntó Kiba con sorna en el tono de voz.
    Si. Él sabe que estáis aquí y me ha mandado que os lleve con el.
    Que amable…
    Pero con una condición.
    ¿Qué condición?preguntó Karas con un tono de voz serio y autoritario.
    No lo se, os lo dirá el.
    Nos cuatro nos miramos por unos segundos.




    Después de pensármelo un poco al final decidimos ir, teníamos que saber que era lo que nos había pasado o por lo menos, como ya dije, confirmarlo. Se el riesgo de ir a la guarida de un mago, puede ser peligroso, pero no había otra teníamos que hacerlo. De todas maneras la que me preocupaba era Maia, no nosotros.
    El niño nos guió a una cabaña justo a las afueras del poblado. La verdad que parecía una de estas típicas cabañas de las películas de terror, las que me gustaban tanto de pequeño. Mire a Maia solo por curiosidad y vi que la miraba con una cara de pocos amigos, a mi me gustaba y a ella nada.
    Cuando me di cuenta estábamos en la puerta y el niño había desparecido cosa que no me gustó. Me dio igual.
    Fui a llamar pero antes de que tocara la puerta esta se abrió sola chirriando. Sonreí, lo que yo decía, como una peli de miedo. Kiba se rio.
    ¡Igual que en las películas de miedo!dijo alegre como si fuera lo más normal del mundo.
    Pues yo no le veo la graciadijo Maia. Yo entré primero y luego los demás, la casa no tenía mucho, unos cuantos muebles y además para ser de dia estaba poco iluminada. Ya no me gustaba tanto, aquí pasaba algo.
    ¿Hola? ¿Hay alguien?pregunté alzando la voz.
    Parece que nome respondió Kiba.
    A ver si ese crio nos ha engañadodijo Karas un poco molesto. La verdad que tenía toda la pinta pero ¿que ganaba el niño con eso? Nada. De pronto escuché un grito que me asustó y no porque fuera fantasmal ni nada de eso si no porque era el de Maia. Nos dimos los tres la vuelta y ella no estaba.
    ¡Maia!gritamos los tres casi a la vez.
    ¡Mierda, Maia!gritó Karas enfadado.
    ¡Mago, que has hecho con ella!grité. Sabía que tenía que ser el.
    ¡Devuélveme a Maia!grito Kiba también enfadado.
    Tranquilos, tranquilos, se escuchó la voz de un hombre al final de la sala pero ahí no había nadie. Que extraño.
    ¡Muéstrate!le ordenó Karas mirando a todos lados. Creí que no le iba a hacer caso pero si, del suelo se abrieron dos compuertas apareciendo un hombre de pelo cortó castaño con una túnica y al lado Maia encerrada en una especie de tubo de cristal tubular. Creo que decía algo porque movía la boca y pegaba al cristal pero no la escuchábamos. Cuando se dio cuenta de que no la escuchábamos se cruzo de brazos enfadada, hasta en estas situaciones le salía la vena infantil que tenía ella y que a nosotros nos gustaba.
    Suéltalale volvió a ordenar Karas, cosa que creo que no era muy buena idea.
    Eh, aquí soy yo el que da las ordenes, además la condición que el crio menciono antes es ella.
    Por favor…dije sin poder creérmelo Tiene 17 años y tu ¿Cuántos? ¿30? ¿40? ¿No crees que eres un poco pederasta?
    No lo creo. Solo nos llevamos nueve años, además no la pienso tocar hasta que cumpla los 18.nos quedamos en silencio, era mas joven de lo que creía. ¿Y bien? ¿No quereis saber lo que os ha pasado?
    Si luego nos devuelvas a Maia, sidijo Karas.
    Eso no puede ser, ella es el pago.De nuevo silencio, ninguno íbamos a aceptar esto, pero tenía que asegurarme.
    Valecontesté convencido¿Qué nos ha pasado?
    ¡¿Qué?!me miraron los otros dos sorprendidos y puede que un poco enfadados conmigo. No era lo que ellos creían, no iba a permitir que tocara a Maia. La miré, ella también lo hacía. Me miraba con interrogación como intentando encontrar una respuesta a mi supuesta traición. Intenté decirle con la mirada que no se preocupara, una mirada de complicidad y confianza, de fuerza. Creo que funcionó porque segundos después su boca se torció en una ligera sonrisa.
    Bueno, como parece que habéis aceptado intentaré ayudaros en vuestro problema. Decís que de la noche a la mañana vuestras almas cambiaron de cuerpo. Un mago no ha podido ser porque yo soy el único que hay por aquí y yo no he sido, os lo juro. Asi que yo diría que la culpable ha sido una gema Kan.Bingo. Vi que el mago miraba a Maia y sonreía.Vuestra chica ha dicho “que casualidad”se rio. ¿La escuchaba? Pero si nosotros no podíamos y además por lo que veía ella si que nos podía escuchar. Menuda desventaja.No pongáis esas caras yo soy el único que la puedo escuchar.
    Pero la gema para activarla hay que tocarla y luego pensar en su poder ¿no?dije convencido, es lo que había leído.
    Alguno de vosotros la habrá tocado.
    ¿Y ahora que sabemos lo que nos ha pasado que hacemos?preguntó Karas con impaciencia, ya había pillado hace rato lo que yo tenía en mente seguro.
    Por lo pronto…dije mirándonos entre nosotros. Sacamos nuestras armas, cada uno en lo que se especializaba.
    Recuperar a Maiadijimos los tres sin pensarlo. Corrimos los tres hacia el pero el mago hizo algo con las manos y nos echo hacia atrás a los tres. Sentí como si algo me hubiera golpeado en el pecho y luego el golpe de la pared en la espalda.




    ¡Chicos!grité viendo como los echaba hacia atrás como si nada y sabiendo que no me escuchaban.
    ¿Sabes que lo que pretendéis hacer es robar?
    ¿Robar? Ella no es ningún objetodijo Kyo enfadado, sabía que podía confiar en el.
    Nosotros no hemos aceptado ninguna condición siguió Karas para finalizar Kiba.
    Asi que el que nos la esta quitando de nuestro lado eres tu.corrió hacia el pero en cuanto dio unos pasos de la mano del mago salio una especia de electricidad que en cuanto toco a Kiba lo electrocutó haciendo que gritara. Me tapé los oídos para no escuchar ese grito de dolor. Vi como era lanzado hacia atrás hasta chocar contra la mesa rompiendola. El cuerpo de Kyo y por lo tanto Kiba, no se movía, estaba inerte en el suelo, no sabia si consciente o no pero no se movía.
    ¡Oye que es mi cuerpo!dijo Kyo creyendo que iba a contestar pero no lo hizo y eso me asustó.
    Yo que vosotros miraba si sigue con vida, bueno… si tuseñalo a “Karas” sigues con vidano hizo falta que se movieran a por el porqué de pronto Kiba empezó a toser bastante y a moverse. Escuché como respiraba con rapidez intentando recuperarse y como si el aire no le entrara. ¿No puedes respirar?se rio.
    ¡Karas!grité en un intento de que me escuchara, en realidad no se para que. Vi que Kyo en el cuerpo de Karas también fue a por el mago pero chocó contra un muro invisible antes de llegar hasta el dejándolo aturdido, ya que se había dado en la cabeza con fuerza. Me miró justo en el momento en el que el mago mandaba a volar a Karas y se chocaban entre ellos mandándolo contra la pared de atrás.
    ¿Qué os pasa? Creía que erais mas fuertes ¿Es porque estáis cambiados de cuerpo? ¿Por qué estáis preocupado por ella? Asi no vais a conseguir nada eh.—El miedo me empezaba a invadir pero vi que los tres se volvían a levantar. ¿Porque no os vais y os olvidáis del asunto?
    Creo que hablo en nombre de los tresdecía Karas que antes muerto.sonreí aunque no me gustara nada esa expresión.
    Que asi sealevantó las dos manos y de pronto a los tres los envolvió una burbuja de agua enorme que salio de la nada. Me asusté mas si podía porque veía que intentaban salir pero no lo lograban y por cada segundo que pasaba sus movimientos eran cada vez más lentos hasta que soltaron las armas, las cuales cayeron por el peso traspasando la burbuja y saliendo de ella.
    Empecé a golpear el cristal con los puños en un intento de romperlo, de salir de aquí para ayudarlos, pero lo único que conseguía era hacerme daño. Grité sus nombres y golpeaba pero nada. Miré el cuerpo de Kiba, que aunque no fueron los ojos de Karas esa mirada que me estaba echando ahora mismo era la de él. Nos miramos a los ojos, los mio derramando casi lagrimas, y unos segundos después el los cerró. Ninguno de los tres se movía.
    ¡NO!golpee de nuevo el cristal haciéndome daño en las manos¡Chicos! ¡Karas!miré al mago con rabia e impotencia¡Suéltales, por favor, te prometo que no me escapare pero no los mates!
    Lo siento, han intentado matarme, no una vez, sino tres además son buscados por Aliance, vivos… o muertos.
    ¡Suéltalos, suéltalos, suéltalos!
    ¡Cállate! Da las gracias que no te entrego a ti también.
    Me enfadé ya con lágrimas surcando mi cara. No podía verles flotar en esa agua, solo quería salir y ayudarlos, quería derrotar a este tipo. De pronto empecé a sentir un calor desde la punta de los pies hasta la cabeza, un calor que subía y bajaba como una montaña rusa, me recorría todo el cuerpo con rapidez. No era un calor sofocante, ni quemaba, no, me resultaba agradable. Me daba fuerzas, sentía que podía con todo asi que sin pensármelo aprovechando que sentía todo ese calor golpee de nuevo el cristal, esta vez rompiéndose en miles de pedazos. Pillé por sorpresa al mago cosa que aproveché para propinarle una patada. No funcionó por que el mago la paró con su mano a centímetros de su pecho.
    ¿Es que tu también posees magia?me preguntó incrédulo. Yo no sabía de que hablaba, yo no era maga. No lo sabes…me tiró de la pierna girándome y cayéndome al suelo boca abajo pero rápidamente me giré y le di una patada en sus piernas tirándolo al suelo. Me levanté con rapidez para buscar algo con que defenderme, miré las armas de los chicos y quise ir a por ellas pero el mago me detuvo, me cogió del brazo girándome hacia él y me expulsó con su magia hacia atrás volviendo a caer al suelo pero esta vez boca arriba.
    Sin que yo pudiera levantarme él se me puso encima cogiéndome las manos y poniéndomelas por encima de mi cabeza.
    ¡Quita! ¡Suéltame! ¡Suéltame!por más que hacia fuerza no podía.
    No te voy a matar porque me has gustado muchísimo pero obtendrás tu castigo.me intentó besar pero yo le aparté la cara impidiéndoseloEstate quieta o tu castigo será mucho peor.Se me volvió a acercar pero yo le di un rodillazo cerca del estomago.Serás…me cogio de las manos con una mano haciéndome daño pero lo que mas me dolió fue la torta que me pegó en la cara. Sentía mi mejilla arder del dolor. Le vi sonreír y la mano que tenía libre se coló por debajo de mi camiseta.
    ¡No, No!me revolví. El seguía, es mas me dio un beso en el cuello que me dio asco y miedo. Cerré los ojos llorando y de nuevo me revolví dándole en la cara un cabezazo.
    Me parece que quieres otrasaco la mano para mi alivio pero alzandola en un puño ese me iba a doler. Justo cuando la iba a bajar hacia mi, de improvisto una espada le traspaso el pecho. Le salio sangre tanto del pecho como por la boca manchándome a mi. Me puse histérica. Su sangre estaba en mí y por encima muerto sobre mí. Esto no podía estar pasándome. Iba más allá de mi control. Me entraron nauseas y mareos y quería gritar cosa que hice.
    ¡Quitármelo, quitármelo, quitármelo!gritaba intentando quitarlo de encima pero como no razonaba bien no lograba nada, solo mancharme mas.
    Eh, eh tranquilaera la voz de Karas, una voz que se abrió paso en mí como la luz en la oscuridad pero no fue suficiente. Me lo quitó de encima.
    Hay sangredije llorando.
    Si pero tranquilasentí el roce de su mano en mi brazo haciendo que me recordara la mano de ese asqueroso debajo de mi camiseta.
    ¡No me toques!grité llorando y mirando a todos lados, buscando un sitio donde ocultarme de todo, donde no hubiera nada. ¡hay sangre!la vi de nuevo en el suelo y en mi. ¡Quítamela, quítamela!me empecé a restregar en un intento de quitármela de mi cuerpo.
    ¡Maia!gritó Kyo, porque era Kyo ya que estaba en el cuerpo de Karas. ¡escúchame!me cogió los brazos parándome¡tranquilízate!me cogió la cara con fuerza haciéndome que le mirara.¡para! ¡Tranquilízate! Asi va a ser peor, no vas a llegar a ningún lado, solo a hacerte daño a ti misma. Respira hondo y cierra los ojos.yo le miraba con lagrimas en los ojos. Esa voz, esos ojos, esa mirada, ese tacto. Me abrazo con delicadeza y yo me aferré a el con fuerza llorando. El me acariciaba la espalda intentando consolarme.
    No se cuanto tiempo estuvimos asi, no se si poco o mucho rato, mi sentido del tiempo se había ido pero no me soltó hasta que deje de llorar, hasta que mas o menos me fui calmando, aunque todavía tenía en mi cabeza la sangre.
    Lo llevas mejorescuché la voz de Kiba pero era KarasEsto te llega a pasar hace unos meses y yo creo que te hubieras muerto de un infarto. Sonreí todavía abrazada a Kyo.
    El mago no te ha llegado a tocar ¿no?pregunto Kyo. Algo si pero no les iba a decir la verdad ¿Para que? Si el mago ya estaba muerto. Un escalofrió me recorrió el cuerpo. ¿eh?negué con la cabeza a modo de respuesta.Menos mal…
    Lo siento Kyo pero me parece que cuando volvamos a la normalidad te va a doler un poco el cuerpo.
    Muy gracioso.—sonreí de nuevo.
    En cuanto Maia pueda nos pondremos a buscar la gema Kan ¿no?dijo Kiba.
    Por supuestocontestó Kyo. Ellos siguieron hablando pero mi mente desconectó. En realidad Karas tenía razón, puede que lo llevara mejor y eso era un avance. Aunque también es verdad que el abrazo que le estaba dando a “Karas” ahora mismo influía mucho, el influía en todos los aspectos.
    Me sentía un poco mejor, por lo menos con fuerzas para salir de aquí, no me gustaba ni este sitio ni como olía. Olía a muerte. Me separé un poco de Kyo y el me ayudó a levantarme pero en cuanto lo hice Karas fue a por mi y me cogio la cara con ambas manos en una acaricia.
    Escúchameme dijo.Cierra los ojos y déjate hacer ¿vale? No preguntes.asentí y cerré los ojos. Sentí como alguien me rozaba por detrás y luego de un tirón me quitaron el jersey dejándome en camiseta de tirantes blanca. No me asusté pero si me sorprendí. Luego sentí como con algún pañuelo me limpiaban el cuello y la cara.
    Hay que quitarle también esa camisetaescuché decir a Karas o sea Kyo.
    Pero… Bueno si, le doy mi chaqueta y punto.escuche movimiento por parte de Kyo. Luego sentí que hacían lo mismo que con el jersey. Me abracé un poco a mi misma, me sentía un poco desprotegida.
    Sentí de nuevo que me pasaban el pañuelo o lo que fuera eso por debajo del pecho y por encima.
    Ni se te ocurra aprovechartedijo Kiba enfadado. Sonreí.
    Ya puedes abrir los ojos.lo hice. De nuevo estaba ante el. No era Karas por fuera pero por dentro si y eso me valía. Me pusieron una chaqueta por encima y yo me la puse cerrándola, era la de Karas.
    Me queda grandedije sufriendo un poco.
    No te quejes y vámonosme dijo Karas cogiéndome del brazo y salimos los cuatro de ahí.




    En cuanto llegamos al sitio donde acampamos nos pusimos a buscar, yo con tranquilidad, tampoco es que estuviera muy animada en estos momentos, y ellos como locos. Como si les fuera la vida en ello, cogiendo cada piedra y levantando cada roca y rama.
    ¿Cómo es la gema esa?preguntó Kiba.
    Son como piedras pero mas ligeras y de distintos colores, además parecen hechas de cristal aunque sean mas duras que el diamante, si la veis lo sabréiscontestó Kyo mirando por el suelo.
    Entonces tiene que ser azuldijo Karas como si fuera lo mas obvio del mundo.
    ¿Por qué?preguntó Kiba.
    Pues porque Maia dijo que vio una luz azul en la noche.Entonces lo recordé. Entre la descripción y el color creo que ya sabia donde estaba esa gema, no me di cuenta de lo que era cuando la cogí pero ahora si. Cuando acampamos dio casualidad que me encontré una especie de piedra azul en el suelo y como me pareció bonita y algo especial me la guardé.
    ¡eh!dije haciendo que me miraran.
    ¿Qué pasa? ¿La has encontrado?me preguntó Karas con desesperación.
    No… bueno si… es que…si la había cogido yo, había sido mi culpa todo esto ¿no?
    ¿Qué?preguntó Kyo preocupado. Fui a mi mochila y la saqué de ella.
    ¿Es esto?
    ¡Si!dijo Kyo arrebatándomela de la mano¿La tenías en tu mochila?
    ¿Por qué no dijiste nada?me preguntó Karas.
    Porque no sabía que era una gema.me ignoraron. Los tres estaban admirando la gema con ilusión y esperanza. Yo en otro momento me hubiera escabullido para que no me echaran la culpa pero no tenía ni fuerzas ni ganas. Ahí estaba yo, quieta con la chaqueta de Karas puesta y abrazándome a mi misma, lo único que quería era cerrar los ojos y dormir a pesar de que sabía que iba a tener pesadillas.
    Escuchar, tenemos que pensar con fuerza en nuestros verdaderos cuerposdecía Kyo mirando a los dos que asintieronPues al lio— los tres cerraron los ojos. No pasaron ni tres segundos que de pronto de la piedra salio una luz azul igual a la que vi anoche. Los envolvió. Cuando desapareció estaban los tres mirándose en silencio. ¿Había funcionado?
    ¡Si!—gritó Kiba de pronto y saltando de alegría¡He vuelto!
    Por fin—dijo Karas.
    Que alivioKyo cerró los ojos y movió sus manos. Sonreí a pesar de como me sentía por dentro. Los tres me miraron serios al principio y sonrieron como planeando algo.
    Perdón por coger la gema, no sabía que era una pero... ahora no tengo ganas de tonterías.
    No te íbamos a decir nada, tontadijo Karas sonriendo.
    Tu no tienes la culpa ¿Ya te la ibas a echar?me dijo Kiba. Sonreí un poco y me di la vuelta para coger mi mochila y sacar la otra camiseta que tenía. Ellos no se acercaron a mí hasta que me la puse. Me di la vuelta para devolverle la chaqueta a Karas pero cuando lo hice de improvisto me abrazó. Me sorprendí pero enseguida le correspondí.
    Ya te conozco demasiado bien como para saber que necesitabas esto.Después de unos minutos me separé y le ofrecí su chaquetaNo, póntela tú, no hace precisamente calor y tú vas en mangas cortas.
    Gracias, Karas.—el me sonrió.
    Venga, vámonosdijo Kyo junto con Kiba ya listos—Aun queda un trecho bien grande.
    Empezamos a caminar, yo agarrada al brazo de Karas que no dijo nada. Esta amabilidad de el me encantaba, me gustaba que me cuidase de esa manera.
    Aunque en todo el día estuve bien, esa noche tuve pesadillas como dije pero tenía a Karas al lado asi que todo fue mejor, todo es mejor con ellos al lado, con Karas a mi lado.
     
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    monche

    monche Iniciado

    Tauro
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    11 Agosto 2012
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    Pluma de
    Escritora
    Saludos!
    Al fin la he leído toda, y he de decir que es lo mas interesante que he visto.
    He de decirte que estas llena de imaginación supe dotada, por que tiene mucha narración y no divagas, y también que eres buena narrando peleas y romanticismo, resumido: exelente toda la historia!

    No vi faltas ortográficas, pero me desespera un poco no saber quien esta narrando, podrías poner como:

    Kiba

    Cuando Maia cayó al suelo y cerró los ojos, no supe como pero pude volver a controlar mi cuerpo, ya no estaba controlado y en cuanto se nos pasó Kyo y Karas fueron con ella asustados, llamándola, pero no respondía. Yo me había quedado en el sitio mirándola impotente y con un miedo en mi que hacía demasiado tiempo que no tenía, la ultima vez fue con mi hermana.

    O algo así, con que sepamos quien sepamos quien habla.

    Espero ansiosa el próximo (no te presiones).
    Monche :P
     
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