La Aventura de un Criminal

CAPITULO 1: NUEVA VIDA

Hola, me llamo Eiden.

Aunque no lo creas, era un pandillero. Robaba a las personas, las amenazaba con un puñal y las despojaba de todas sus pertenencias. También participaba en peleas callejeras para ganar dinero e invertirlo en lo que más me gustaba: Las armas.

Nunca he sido el niño de mami y cosas por el estilo. Abandone mi casa a los 11 años para que mi madre se quitara un peso de encima, siempre le causaba problemas. Yo quería más a mi padre, él siempre me apoyaba en mis cosas, pero desapareció cuando tenía 10 años.

Desde que me fui, he visto la cruda realidad del mundo y lo que pueden llegar a hacer las personas por simples estupideces, entre ellas me incluyo a mí mismo.

Ayer… fue el día en que decidí dejar de ser un pandillero. Y no me voy a cortar en decirte el porqué de esto: Mate a sangre fría a un chico engreído que se las tiro de macho y saco una Taser para electrocutarme al tratar de atracarlo.

No entrare en detalles, solo te diré que ese día llegue a mi limite y me arrepiento de haberlo hecho.

Al ver que el chico estaba muerto, emprendí la huida hacia un pueblecito tranquilo que decían que se encontraba al noroeste de la región. Que si no sabes cómo se llama, te lo diré: Kanto.

Mientras huía vi una cueva oscura, de allí provenían sonidos extraños. Por curiosidad entre a la cueva para ver qué era lo que ocurría allí dentro.

Al entrar vi que una manada de extrañas criaturas de tamaño de menos de un metro. Estaban atacando a otra de su misma especie, era un alboroto. Tenían un aspecto de fantasmas malvados, con una sonrisa de psicópata y unos ojos rojos con forma de piedras preciosas.

No soy mucho de demostrar sentimientos y ayudar a los demás… pero… me da un poco de pena que ataquen así a esa criatura que ni trata de defenderse.

Saque mi revolver y dispare. Llame la atención de las demás criaturas, pero no me trataron de atacar, simplemente huyeron despavoridos al verme.

Supongo que es por mi “Apariencia de violador y asesino en serie” que tengo. Visto una camiseta negra holgada, de la cual una chaqueta con capota negra esta encima, esta misma procura cubrirme el rostro sin que nadie pueda ver siquiera el color de mi piel, (Y valla que si lo hace).

Jeans negros y deportivas negras también conforman mi vestimenta, me veo como un fantasma errante por así decirlo. Pero la cereza al final del pastel es que mis ojos cuando me enfado, (Lo cual es habitual en mi persona) toman una tonalidad roja y brillan mucho, asusto a todo personaje que me vea de esa manera, incluido que cuando sonrío, mis dientes parecen que tienen forma puntiaguda, y mi sonrisa llega de lado a lado. No es una sonrisa agradable, más bien diría yo que es la de un autentico enfermo mental.

Terminando con la descripción de mi “esplendorosa apariencia”, fui corriendo a ver que le paso a la criatura a la cual estaban maltratando las demás.

Como ya dije era de su misma especie, pero esta tenía algo en especial de la cual destacaba de entre las demás… de su cuerpo a veces se veía como “rayos” de energía oscura lo rodeaban… como un aura.

Hubo un momento de silencio incomodo mientras el uno al otro nos mirábamos a los ojos… nos parecíamos bastante.

Pero en ese lapso de tiempo no había caído en cuenta de algo muy importante que al pasar estos 4 años fui olvidando gradualmente…

Pero al fin lo recordé:


—Oye, hijo, ¿Sabías que cuando seas grande puedes entrenar Pokémon? —dijo mi padre mientras miraba un programa en la televisión.

—Pero… papi, ¿Qué son los Pokémon? —dije con curiosidad.

—Cuando crezcas un poco más lo sabrás, hijo. Pero te explicare solo una cosita: Son criaturas con las cuales puedes compartir momentos, entrenarlas, cuidarlas, ser su amigo… ¡Y lo mejor de todo, las encuentras por todas partes! —dijo mi padre emocionado.

—Pues con tal de hacerte feliz, ¡Las entrenare, y seré el mejor de todos! ¡Para que te sientas orgullosos de mí!—grite con fuerza.

—¡Esa es la actitud! ¡Me alegra un montón de que te interese! —Chocamos las palmas de nuestras manos acto seguido de esto.


Esa fue la última charla que tuve con mi padre antes de que desapareciera… fueron buenos días los que estuve con él.

Al recordar todo esto, supe de inmediato que esta criatura es un Pokémon. Nunca las había visto, donde vivíamos era la única zona en donde los Pokémon no estaban permitidos, debido a la delincuencia e inseguridad de allí.

El Pokémon se percató de que lo ayude, se dirigió hacia mí y extendió sus garras para darme la mano o eso pensaba.

Observe que estaba muy fatigado y creo que me estaba pidiendo ayuda de que lo llevara a que lo curasen, pero no sabía a donde llevarlo.

Cruce los dedos, no creía que al ser un fantasma podía llevarlo entre brazos hacia donde me dirigía, pero me sorprendió que si pude.

No pesaba casi nada, así que fui corriendo hacia el pueblecito para curar al Pokémon y empezar un nuevo estilo de vida…


CONTINUARA…

 

CAPITULO 2: MAESTRO POKÉMON

Seguí un caminito, el cual era el único que había. Pensando en que fuera a llevarme a una parte donde pueda descansar.

Estaba atardeciendo y ya se podían ver como las estrellas iban apareciendo para decorar el cielo. Por donde caminaba era una pradera llena de árboles y hierbas altas.

Seguí caminando por más de una hora. Ya eran aproximadamente las seis de la tarde y estaba oscureciendo.

El Pokémon que llevaba en mi mano solo daba señales de respirar, no abría los ojos y me está asustando un poco su manera de respirar… está muy mal.

Cuando ya había oscurecido del todo, vi una señal de vida que me dio esperanzas en poder salvar a este Pokémon. Parecía que eran verdad los rumores de que había un pueblecito al noreste de acá… me siento aliviado.

Me iba acercando cada vez más hasta que me tropecé con una valla quu rodeaba el lugar. Había un túnel que pasaba de un lugar a otro… parecía que lo había hecho un Pokémon.

Me han dejado el trabajo más fácil, deje al Pokémon en el suelo y comencé a excavar. No tarde mucho debido a que la proporción del Pokémon que hizo este túnel era casi de mi tamaño.

Procedí a ingresar primero al Pokémon y luego entrar yo para empujarlo desde atrás.

Cuando atravesamos de un lugar al otro, vi que era un pueblo con solo 4 instalaciones: Un jardín, algo que parecía un laboratorio, y dos casas idénticas.

Me parecía que la mejor opción era primero entrar al laboratorio, ya que era el único donde estaban las luces prendidas.

Para no hacer ruido, recogí al Pokémon del suelo de una manera muy gentil, lo puse entre mis brazos y me dirigí hacia lo que parecía un laboratorio.

La puerta estaba abierta, la fui abriendo lentamente hasta que decidí ingresar. Un abuelo con el pelo canoso, alto y con bata de laboratorio se me acerco y me dijo:


—¡Oye! ¿¡Tú que haces aquí entrando sin permiso!? —me dijo con un tono hostil.

—No me hables así abuelo, solo vengo a pedirte eso: ¿Puedes hacer algo por este Pokémon? —dije eso tratando de evitar una discusión con un tono tranquilo.

—Espero que no vengas a hacer nada raro. Déjame ver que tienes ahí…—dijo eso mientras se dirigía hacia mí.

—¿Y bien? —le pregunte en un tono muy bajo.

—Hmp, no parece que sea algo grave, solo tiene heridas leves y está cansado… poco más. —me dijo susurrando, para no despertar al Pokémon.

—Entonces… ¿Qué vas a hacer con él? —le pregunte después de un silencio incómodo.

—Solo tendrá que acostarse en este dispositivo, y descansar toda la noche. Mañana estará como nuevo. —me dijo mientras señalaba una maquina extraña.

—Está bien… solo tengo que agregar esto. No tengo donde quedarme. —le dije un poco apenado.

—No tengo tiempo para llevarte a mi casa, y es muy tarde para preguntarte que haces aquí y charlar un poco. Ehhh, ¿Ves eso? Puedes quedarte ahí hasta mañana cuando regrese ¿Aceptas? —parecía un poco asustado, creo que era por mi apariencia. Pero no se alteró y decidió ayudarme.


Asentí y le di la mano para cerrar el trato. Él me dijo que me podía acostar en un colchón que tenía para “hacer su entrenamiento matutino”. No me inspira mucha confianza pero es lo que hay. Me dirigí al colchón, me recosté y me dormí.


A la mañana siguiente…


Ya se había hecho de día, parece que son las siete de la mañana, me desperté temprano.

Observe los alrededores del laboratorio y el mismo, nunca había estado en algo por el estilo pero me parece magnifico la tecnología que se encuentra aquí.

Volví al lugar de donde me levante y vi que el Pokémon se veía mejor. Se dio cuenta que yo lo estaba mirando y volteo a verme. Me brindo una cálida sonrisa (esta vez sin que de miedo), parece que me está dando las gracias.

Me le acerque y lo salude:

—Hola amigo, veo que ya estás bien. Me alegro mucho de te hayas recuperado—le dije con una sonrisa agradable.


El Pokémon hace sonidos extraños, como si fuera el canal de una radio distorsionada. Sinceramente no me asuste, porque el Pokémon no tenía malas intenciones, estaba eternamente agradecido.

El tiempo había pasado, y ya eran las nueve de la mañana.

El abuelo que vi ayer, volvió y me saludo… observo todo el laboratorio, se notaba que sospechaba que le había mangado algo, pero para su suerte ya quiero dejar esas costumbres.


—Buenos días, chico. ¿Dormiste bien? —me pregunto tartamudeando.

—No hay necesidad de que te asustes, no te hare nada. Cambiando de tema… El Pokémon ya está mejor, parece feliz. —le comente.

—Lo trajiste en lugar indicado y en el momento indicado. Si no fuera sido por ti, el estaría en mejor vida. —me dijo eso mientras organizaba su mesa.

—¿Puedo quedármelo?—le pregunte… estaba un poco nervioso.

—Es tu decisión. Pero solo si él está de acuerdo. —me dio mientras abría las ventanas del laboratorio.

—(¡Bien!) ¡Gracias!, pero no sé qué hacer con el… mi padre me ha dicho que se pueden “entrenar” Pokémon, ¿Es eso cierto?—cada vez estaba más nervioso, pensaba que era un sueño si eso sucediera.

—¡Claro! ¡Has venido al lugar indicado! ¡Acá es donde se entrega su Pokémon inicial a todos los entrenadores novatos! Me presento, Me llamo Profesor Oak. Mucho gusto. —me dijo eso con orgullo, se notaba que le encantaba su trabajo.

— (¡Sí! ¡Lo que dijo mi padre era cierto!), Me llamo Eiden, mucho gusto Prof. Oak. Quisiera ser entrenador Pokémon. —tenía los ojos brillantes, estaba muy ilusionado.

—El Pokémon es del más raro que he visto, hubiera querido investigarlo. Pero como tú lo quieres… tu tendrás que saber qué hace, que tipo es, como entrenarlo etc… Pero como entrenador novato, tengo que entregarte uno de los tres Pokémon para principiantes. ¡Venga, escoge uno! —me dijo mientras sacaba tres pelotas de color blanco y rojo, de ahí salieron tres Pokémon…


CONTINUARA…

 

CAPITULO 3: LA AVENTURA COMIENZA

Los tres Pokémon que Oak sacó eran de una estatura que me llegaban a la rodilla, eran muy pequeños para mi gusto. El Pokémon que rescate me llegaba a la cintura. Pienso que se volverá más fuerte mientras pase el tiempo. O eso espero.

El primero de todos era un Pokémon con el tono de piel verde, era cuadrúpedo y tenía como una semilla plantada en la espalda, es el que más me gusta. El segundo parecía una lagartija de color anaranjado, no me convence mucho su actitud. Parece arrogante. Y el tercero parecía una tortuga, era de color celeste, tenía un caparazón en el que se refugiaba. Era muy asustadizo y “tierno” para mí. Me ponen nervioso las criaturas o personas así.

Tras observar detenidamente a los Pokémon que me mostro Oak el me preguntó:


—¿Qué te parecen? ¿Te gusta alguno? —parecía muy interesado.

—Para serte sincero, no me agradan del todo… porque son muy ehh… “tiernos” y no aparentan que sean fuertes. —me decepcioné un poco con ellos la verdad.

—Veo que todavía no comprendes a los Pokémon, así que te explicare todo lo que necesites y lo pienses mejor…—se dirigió hacia mí y comenzó un discurso que duro más de diez minutos.


Para resumirlo de una manera que todo el mundo entienda, es así: Hay diferentes tipos de Pokémon, cada uno con sus fortalezas y debilidades. Ellos se capturan con las Pokéballs, que son las pelotas esas que te describí. También me dijo que los Pokémon conforme peleen y adquieran experiencia evolucionan y son más fuertes, adquiriendo un aspecto más rudo o, dependiendo del Pokémon, más tierno.

Lo que me acaba de comentar me alivia un poco. Así que escogeré al que vea más “rudo” por ahora, quiero que sea una bestia y que tenga buen potencial.

Sé que mi manera de escoger no sea la mejor, por no decir de que es estúpida y sin argumentos. Pero soy principiante en esto y no me convertiré en un “Gary Stue” de un día para otro, eso va con tiempo.

Prefiero disfrutar de mis novatadas aunque no duren mucho.

Después del discurso de Oak procedí a preguntarle su opinión y el tipo de los Pokémon que me había mostrado:


—Entonces… ya entiendo un poco de este tema, aunque sea un poquito. Pero primero debo preguntarte ¿De qué tipo son estos Pokémon? —le pregunté eso para saber si tenían un tipo secundario, porque vamos, debes ser ciego para no diferenciar de que tipo son.

—El primero es de tipo planta-veneno y se llama Bulbasaur, la mejor opción para principiantes, debido a que es dócil y leal. El segundo es Charmander, el más difícil de entrenar, no te lo recomiendo aunque su última evolución es muy fuerte. Y por último tenemos a Squirtle, es el Pokémon intermedio, resulta un poco costoso entrenarlo, pero no tanto como Charmander, es leal y feliz. Antes de escoger a tu primer Pokémon y llevarte al Pokémon que salvaste, debo decirte un consejo: Trátalos con cariño, no los trates como simples máquinas de guerra, no te estoy diciendo que todo el tiempo los consientas ni nada de eso, pero te aseguro que si entrenas bien a tus Pokémony les brindas cariño, serán más fuertes y darán la vida por ti. Recuérdalo, te será muy útil. —parece que me lo está diciendo seriamente, y le veo mucha lógica, tengo un plan de como entrenar a mis Pokémon. Pero te lo contare más adelante.

—Tomando en cuenta todos tus consejos profesor, y te doy las gracias ya de paso. Escogeré a…. ¡Charmander! Me parece que es la mejor opción y aplicare los consejos que me has dado, espero que sea muy fuerte cuando evolucione. De nuevo ¡Muchas gracias! —acto seguido me dirigí hacia Charmander y me presenté, extendí mi mano y él puso sus garras en ella, parece un poco asustado pero confía en mí.

—¡Buena elección Eiden! Me parece que tú y tus dos Pokémon se llevaran bien y serán fuertes. Toma, tu Pokédex y tus Pokéballs, ah, y una cosa más, por traerme este Pokémon raro te daré esta piedra que encontré. Toma. —me dio todas las cosas para empezar mi “aventura”, además de una piedra que tiene un aspecto… misterioso.

—¡Muchas gracias profesor! Me voy ya, nos veremos otro día. —me despido del mientras voy hacia la puerta del laboratorio.

—Adiós Eiden, te deseo suerte. —agita su mano para despedirse, me pareció un buen hombre, todo hay que decirlo.


Salí del laboratorio con una expresión de victoria, tenía mucha ilusión. Metí a Charmander dentro de su Pokéball. Si te preguntas porqué escogí a Charmander, es por lo que me dijo Oak: —Es el más difícil de entrenar, pero su última evolución es muy fuerte—me gusto lo que dijo así que por eso lo escogí. Pero tratare de capturar a Bulbasaur y a Squirtle, me da la impresión de que sus evoluciones serán increíbles, además del Pokémon que salvé. pero a él no le gusta el tema de la Pokéball.

No quiero pelearme con mis Pokémon desde el principio, aun así no será un problema que no esté en su Pokéball, puede acompañarme desde afuera… para no ser un solitario (aunque siempre lo he sido).

Al frente del laboratorio había una caja que tenía un aviso encima que decía: “equipo para viaje de entrenadores Pokémon”

Me dirigí hacia ella y por dentro tenia mochilas de color negro, simples y cómodas. Por dentro tenían equipamiento para un viaje de una semana. Supongo que conforme derrote a otros entrenadores, les cobrare para subsistir, porque si no lo hago veo mal el asunto.

Lo más importante que encontré fue un mapa de la región, se supone que como entrenador Pokémon, tengo que derrotar a los 8 líderes de gimnasio y ser el campeón de la liga. Ese es mi objetivo, no me andaré con el “Poder de la amistad”. Me parece bien, pero no es competitivo… Ahh, si no me acordaba, mi plan de entrenamiento es esta simple rutina: “Entrenamiento, disciplina y cariño” creo que así los Pokémon darán lo mejor de sí mismos.

¿Qué porque estoy entrenando Pokémon ahora? Es simple, quiero cambiar mi estilo de vida, y redimirme de todo lo que he hecho, tratando de ser el mejor entrenador Pokémon, y cumpliendo el sueño de mi padre.

El próximo destino con el cual empieza mi viaje será la… ¡Ruta 1! Parece que esta al norte de aquí, así que me puse en marcha con mi Pokémon.

Pero… ¡Mi Pokémon no tiene nombre!, supongo que como es mío y nadie lo conoce tengo el derecho de nombrar, saber sus hábitos etc… así que tal si le pongo… ¡Sableye! Sí, me parece muy acorde a su apariencia. ¿Por qué no le digo a mi amigo su nuevo nombre? Bueno… eso lo voy a hacer ahora:

—Oye amigo, ¿qué tal te parece este nombre?: Sableye. ¿Te gusta? —me agacho diciéndole esto, parece que le gusta… A decir verdad está de acuerdo conmigo en todo lo que hago… que puedo decir, me siento un líder.

Los Pokémon no hablan nuestro idioma. Normalmente dicen su nombre para hablar o combinando las silabas del mismo, o por el contrario, hacer sonidos raros como Sableye.

Hacia el norte se encontraba la Ruta 1, parece un buen lugar para empezar a hacernos fuertes. Caminamos por unos minutos y estábamos por ingresar a la ruta 1, pero vi algo que me llamaba mucho la atención. ¡Era una bici con dos asientos! Era perfecto para mi viaje, pero parece que su dueña estaba cerca…

Era una chica de altura promedio, el color de su cabello era negro con un mechón rojo y tenía tres trenzas. Vestía una buzo que le mostraba el abdomen, era de color negro, shorts rojos y deportivas rojas, debo admitirlo… No está fea.

Pero lo que me interesaba era la bici. Si, si, ya sé que no voy a robar más, pero esta será la excepción… Aunque no será de la manera que hacía antes, si fuera el yo de antes simplemente la amordazaba con mi navaja y si se resistía la amenazaba con mi revolver, ¡pero ya no!

Me limitare a acercarme sigilosamente y robarla sin que se dé cuenta.

Saque a Charmander, y procedí a contarles el plan a mis dos Pokémon.


—¡Listo chicos! Bici nueva ¡Allá vamos! —dije en un tono bajo pero enérgico.

Mis dos Pokémon estaban un poco confundidos, ¡pero les juro que no volverá a pasar! Camine sigilosamente y me monte en la bici con mis dos Pokémon en la otra silla, pero…


—¡Oye tú! ¡¿Qué crees que haces!? —grito la chica con un tono que me deja casi sordo.


¿Todo… esta… perfecto?........


CONTINUARA…