Microrrelato Lágrimas en el café.

Ella cerró los ojos y resopló, molesta. El Starbucks estaba bastante solitario, con tan solo dos o tres personas rondando por allí, y su café se estaba quedando helado.
Hacía aproximadamente una hora que había recibido aquel whatsaap pidiéndole una cita, y ella verdaderamente se había esforzado por tener una aspecto lindo para su primera cita.
Su cabello rubio estaba recogido en dos coletas con lazos rojos y llevaba un vestido blanco con medias hasta el muslo de rayas horizontales rojas y blancas. Unas botas rojas con lazos rojos y...sus grandes y cálidos ojos marrones llenos de lágrimas.
Porque aunque no quería admitirlo, aquel abandono le estaba afectando mucho, quizás demasiado.
"Siempre es así." Pensó ella. "Me hago demasiadas esperanzas y por eso me desilusiono tan pronto"
Una lágrima cayó en el café helado. Y una puerta se abrió.
Un joven de aspecto sureño, con la piel bronceada por el sol, ojos verdes y pelo castaño entró corriendo. Una de las camareras se acercó corriendo.
-¿Le pasa algo? ¡Está sudando! ¿Quiere que le traiga una toalla?-Dijo ella con clara intención de ligar.
-N...no. Una chica rubia. Ojos marrones. Es muy pequeñita y tiene la piel muy pálida. ¿¡Adonde está!?
-Arriba, creo.
-¡Gracias! ¡Muchísimas gracias! ¡No quiero una toalla!
"Estos jóvenes..."
Una chica menuda lloraba con una taza de café en la mano. Sus pies no llegaban al suelo y se balanceaban con rabia por debajo de la silla. Al grito de "¡Mimi!" ella levantó la vista y sonrío aliviada.
-Siento llegar tarde.Aquí estoy, Mimi.