One-shot de Inuyasha - Lágrimas de un exterminador.

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Samantha, 12 Mayo 2017.

  1.  
    Samantha

    Samantha Saa Comentarista Top

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    Escritor
    Título:
    Lágrimas de un exterminador.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1185
    Hola gente de FFL.

    Vengo de nuevo con un corto one-shot que acabo de escribir para el concurso Feelings que se lleva acabo de CemZoo.com.

    Escogí escribir sobre la "tristeza" y sobre un personaje que jamás había utilizado para una historia; Kohaku ¿Por qué lo escogí? Porque me parece un personaje que se adapta muy bien a la temática, aunque a mí en lo personal se me hizo difícil mantener el canon... y terminé desviando un poquito a Kana de su carácter original, claro, no es tan notable.

    En sí el escrito está medio raro, pero gustó escribirlo, espero les agrade y cualquier critica constructiva dejarla por aquí.

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    Lágrimas de un exterminador.


    Mi nombre es Kohaku. Fui revivido por Naraku para hacerle daño a mi gente, había perdido mi memoria, pero un tiempo después la recuperé, desde entonces la estancia en este mundo se ha vuelto asfixiante. No soporto esta tortura por la que he estado pasando… habría sido mejor permanecer en el mundo de los muertos que vivir vagando y sin rumbo fijo.


    Camino bajo la fuerte lluvia, no me preocupa mojarme en lo absoluto; jamás me enfermaría, de todos modos con un cristal de la perla o sin el… sigo muerto. Para mí ya no hay tiempo, se detuvo cuando perdí mi vida aquella noche.


    Aún recuerdo cuando era pequeño y mi hermana me llevaba de la mano a buscar flores en la pradera. Quisiera devolver, pero no puedo. Se que la tristeza y el dolor deben estar embargando mi alma, pero no tengo esa sensación de dolor… porque sólo soy un cuerpo que camina en este mundo. Siento como algo corre por mis mejillas y me sorprendo porque es una lágrima, me quedó meditando un poco y luego siento que alguien me llama… es la niña esa del espejo.


    —¿Qué haces? —me pregunta Kana con su tono de voz apacible.


    —Nada sólo descansaba —le contesté.


    —Puedo, notar un brillo diferente en tu mirada ¿Son lágrimas acaso? —volvió a preguntar.


    —Es agua de la lluvia —le dije.


    —Conozco el agua de la lluvia y conozco las lágrimas, a mi no m engañas… Kohaku —me dijo esta vez afilando su mirada, cosa que me asustó un poco.


    —No es así —susurré mientras bajaba la cabeza.


    —Sé que sí, sólo no te pases de listo —me advirtió, por lo cual tragué grueso.


    Esa niña me ha descubierto, sabe que ya he recuperado mi memoria. No puedo permitir que ella le diga a Naraku que ya puedo recordar… él le haría daño a mi hermana Sango y a todos los que están con ella. Me levanto del pie del árbol y sigo mi camino ¿Hacia dónde no lo sé? No tengo un lugar dónde llegar ¿Me pregunto si algún día pobre salir de este tormento en el que me encuentro?


    ***​



    Llegué a un hermoso lago donde pude ver una aldea al otro lado, la lluvia ya había cesado y me dediqué a mirar esa aldea como si de ello dependiera mi vida. El cielo se fue oscureciendo y las nubes grises se dispersaron para darles paso a las innumerables estrellas que adornan la noche. Era una noche sin luna, oscura y fría. Vi pasar unas extrañas serpientes blancas, las seguí y al llegar donde ella se había detenido vi a una mujer que estaba sentada en una pequeña roca, mientras miraba al cielo y contemplaba las brillantes estrellas. Caminé y me acerqué a ella, la mujer me miró con indiferencia y dirigió de nuevo su mirada al cielo nocturno.


    Sin pronunciar alguna palabra me senté a su lado, ya la había visto antes, ella conocía a Inuyasha, además de que en varias ocasiones la vi cruzar palabras con Naraku… supongo que ella ha de ser una de sus incontables victimas. Al estar a su lado, siento seguridad y es como si mi hermana Sango estuviera a mi lado. De nuevo sentí que mis mejillas se humedecían, al tocarlas vi que de nuevo eran lágrimas, baje mi cabeza y las limpié. Luego sentí que alguien ponía su mano en mi hombro, volteé y vi que era ella, quien me miraba sin ninguna expresión… su mirada era parecida a la mía, vacía, fría y sin ningún sentimiento, su toque se sentía frío… igual que mi piel.


    —Este es un destino que no escogimos y que nos ha tocado vivir —pronunció ella con una voz suave y serena.


    —¿Por qué? —dije con un hilo de voz casi inaudible.


    —Por que la ambición de las personas no tiene límites, este ni siquiera es mi cuerpo… es un cuerpo hecho de barro. Y tú perdiste tu vida protegiendo a tu familia, pero la maldad de un ser con ambiciones de poder te trajo a este mundo —me explicó.


    —Yo le hice daño a mi familia, eso es un recuerdo que nunca me dejará alcanzar la paz que tanto busco —me dijo.


    —Te entiendo…


    —¿Cuál es su nombre señorita? —le pregunté.


    —Soy Kikyo… ¿y tú debes ser el hermano de Sango? —me contestó acertando en la pregunta.


    —Así es —afirmé— ¿Qué hace? —pregunté al ver que se levantaba y se acercaba hacia mí.


    —Voy a purificar el fragmento de la perla de Shikon que llevas en tu interior —le explicó.


    La señorita Kikyo colocó sus manos detrás de mí y sentí como algo cambiaba en mi interior… era cálido. Al terminar me preguntó si quería acompañarla, pero le dije que seguiría mi camino. Le di las gracias con un abrazo, tal y como se lo daría a mi hermana si tan sólo pudiera acercarme ella, otra lágrima resbaló por mi mejilla y en ese instante ella coloca su mano en mi cabeza y sonrío. Ella me dijo que también tenía una hermana, pero era menor que ella… aunque ahora su hermana es una anciana. También me dijo que deseaba estar todo el tiempo con la señora Kaede, así se llamaba, pero estaba casi en las mismas condiciones que yo… ella era un alma solitaria, que vagaba por el mundo recolectando las almas de aquellas personas que habían sufrido tanto en la vida, me separé y por primera vez desde que había vuelto a este mundo, pude sonreír.


    —Algún día todo ese dolor y sufrimiento que estás viviendo, será recompensado… nada es duradero, todo pasa —me dijo— cuídate Kohaku —se despidió de mí para luego darme la espalda y adentrarse en el bosque.


    Me quedé sentado mirando las estrellas y me sentí en medio de la nada, como una sombra, me di la vuelta y seguí mi camino hacia el bosque, pero del lado contrario por donde se fue la señorita Kikyo. Volví a encontrarme con Kana en el camino, me miró y vi una pequeña sonrisa un tanto perturbadora.


    —Tus ojos son tu espejo… y tus lágrimas te delatan —esas palabras eran tan cortantes como una espada de doble filo, pero tenía razón.


    Aunque en mí no hayan sentimientos por el hecho de ser un cadáver, en lo más profundo existe algo que permite que las lágrimas broten… se llama tristeza y dolor.


    FIN.
     
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