de Inuyasha - koroso kawaii hanyou( matar al apuesto hanyou)

Re: koroso kawaii hanyou( matar al apuesto hanyou)

Hola!!!!!!!!!

perdon por la tardanza pero entre los examenes y ke todavia estoy reinstalando todo el windows

estoy liadilla

aquí esta la conti:


CAP. XII



Inuyasha observba atentamente a Kagome durmiendo. No podía olvidar aquel sentimiento de angustia en su pecho cuando vio a Kagome en ese estado sobre la espalda de lady Sango Haverheint.
No pudo evitar besarla al verla en sus brazos tan dulce e indefensa. Pero después de ese beso todo se volvió negro...

FLAHS BACK

- Kagome...

Inuyasha apartó de un empujón a Miroku y de un tirón quitó a Kagome de la espalda de Sango y la cogió en brazos. Vio el miedo en sus ojos y sintió ganas de destruir a toda la vida tanto humana como demoníaca cuando una lágrima resbaló por la mejilla de Kagome.
Inclinó su cabeza y rozó sus labios con los de ella.
Justo en el momento en que Kagome iba a abrir la boca para dejar que Inuyasha la besara mejor ambos cayeron al suelo de golpe. Miroku acababa de darle un puñetazo en la mejilla a Inuyasha.
Inuyasha furioso se levantó del suelo y le devolvió el puñetazo a Miroku. A partir de ahí se desencadenó una terrible pelea entre ambos. Toda al gente del salón de baile salió a ver que ocurría y les vieron pelear y gritarse todo tipo de blasfemias el uno al otro. Un ministro y un jefe de orden público que estaban invitados a la fiesta les detuvieron finalmente amenazándoles con detenerles.

- Ya ajustaremos cuentas medio demonio- murmuró Miroku limpiándose la sangre del labio.

- Tenlo por seguro- le respondió Inuyasha.

- Por favor marcharos ya!!! - les exigió lady Sango Haverheint- mañana por la mañana iré a la iglesia y allí hablaremos.

Amobos la miraron y asintieron. Entonces fue cuando Inuyasha vio a Kagome en el suelo e ignorando a Miroku y al resto del mundo la cogió en brazos y se la llevó consigo a la iglesia.

FIN DEL FLAHS BACK

A noche había tenido que quitarle el vestido roto y la combinación para ponerle el camisón debido a que ella se habiá quedado dormida. Había sido terrible tenerla desnuda para él y no poder pnoerle un dedo en cima. Aún no se explicaba como se pudo aguantar las ganas.

- mmm...

Al oir a Kagome empezando a desperezarse se levantó y se sentó al borde de la cama mientras le acariciaba el cabello.

- Qué ocurre Kagome?

- Mmm... agua... dame un poco de agua por favor...

Inuyasha al oirla se levantó y fue hasta el pequeño tocador. Cogió un vaso de cristal y lo lleno con el agua que estaba dentro de la jarra de cerámica blanca que tenía allí. Se dio la vuelta sonriente viendo a Kagome sentada en la cama y volvió para ofrecerle el agua que había pedido.
Kagome le dio las gracias sonriente y se bebió todo el vaso.
Vio como se quitaba las sábanas y sacaba los pies dispuesta a levantarse pero estaba claro que no podía. En cuanto intentó apollar su pie derecho en el suelo una mueca de dolor surcó toda su cara pero aún así se levantó y empezó a andar lentamente.
Inuyasha no pudiendo soportar la escena, fue hacía ella y la cogió en brazos.

- A dónde quiere ir señorita???

- Ya puedo ir yo sola- murmuró Kagome debilmente.

- Por supuesto que no- dijo Inuyasha muy serio- está claro que ese pie te duele bastante y no puedes andar bien así que hasta que estes bien del todo te llevaré en brazos a todas partes y no hay más que hablar, entendido?

- Entendido- dijo Kagome resignada- me podrías llevar al baño? ... me gustaría bañarme.

- Claro ... O///O...

Inuyasha no pudo evitar recordar que en el baño fue el lugar en el que conoció a Kagome. donde la vio por primera vez. Le pareció una ninfa cuando la vio de espaldas recogiéndose el cabello y moviéndose tan elegantemente con su piel suave y pálida reluciente por los rayos de sol que entraban por la ventana. No empezaron con buen pie, hay que admitirlo pero si no, no tendría gracia no?
Inuyasha abrió la puerta como pudo y luego la cerró de un puntapie. No iba a permitir que Kagome su pusiera a cargar el agua para la tina por todas partes y menos aún con el pie en ese estado.

- Inuyahsa ya te puedes ir- dijo Kagome avergonzada.

- No!!!! - exclamó yendo hacía los enormes cubos de agua- no voy a permitir que cargues estos cubos de agua tan pesados- dijo levantando el primero- yo te llenaré la tina. Luego me salgo.

Kagome sonrió ante la dulzura y la solidaridad que el hanyou siempre demostraba tener con ella. Pero su sonrisa desapareció cuando Inuyasha se quitó la camisa. lo había hecho para cargar los cubos, no tenía ninguna mala intención pero la joven mente de Kagome no pudo evitarlo.
Era imposible dejar de mirar ese cuerpo: hombros anchos y musculosos, pectorales fuertes y duros. Estaba segura de que era imposible poder pellizcar aunque sea una pizca de grasa en ellos. Y unos abdominales increibles. Se le estaba cayendo la baba prácticamente. Y pensar que todo eso podía ser suyo si cedía a las seducciones de Inuyasha...
Un pequeño ruido la sacó de sus pensamientos. Miró al suelo y vio que al pasar, Inuyasha había tirado una pastilal de jabón al suelo sin querer. No le preocupó demasiado hasta el momento en que vio que Inuyasha se dirigía hacía allí sin verla.

- Inuyasha!!! - exclamó.

- Qué pas...

La pregunta de Inuyasha quedó en el aire cuando se resbaló con la pastilla de jabón y empezó a caer. Todo se volvió muy lento. Kagome se había levantado y se dirgía a él intentando que no cayera pero Inuyasha preocupado lo que hizo fue abrazar a Kagome para que no se hiciera daño y cuando se quisieron dar cuenta, ambos estaban tumbados en el suelo completamente mojados.
Ambos se sentaron en el suelo y se separaron aunque no podían evitar mirarse.
El camisón ahora transparente de Kagome llamaba toda la atención de Inuyasha y el pecho mojado de Inuyasha era lo único en lo que Kagome podía pensar.
en un momento fugaz ambos levantaron la vista para mirarse a los ojos y no pudieron evitar echarse a reir por el accidente tan tonto que habían tenido.

....................................................................

- A estas horas, Kagome debe estar en la tina- murmuró Miroku llegando al pasillo del baño.

Lady Sango Haverheint acaba de llegar y el sumo sacerdote le habiá pedido que llamara a Kagome y a el hanyou. Le diría a Kagome que ella le avisará a él.
Estaba a punto de llamar a la puerta cuando comenzó a oir unas risas en el interior. Ese sonido eran las risas de Kagome pero también las de un hombre...
Abrió una rajita de nada la puerta y vio a Inuyasha y Kagome sentados en el suelo completamente mojados y riéndsoe. Era de locos!!!
Pero fue peor cuando vio como ambos se acercaban hasta estar casi pegados yse ponían de rodillas el uno junto a el otro. No podía ser. No debía tocarla a ella. A Kagome no.
Miroku no podía pensar otra cosa, y sintio´una punzada en el corazón cuando Kagome rodeó con sus brazos el cuello de Inuyasha y este estrechó su pequeña cintura.

- Estas preciosa mojada!!! - le murmuró al oido Inuyasha- la verdad es que siempre estas preciosa.

Kagome no pudo más que sonrojarse. Ambos cerraron los ojos y se besaron.

Continuará...

espero ke os halla gustado y ke posteeis mucho

Besos

 

Re: koroso kawaii hanyou( matar al apuesto hanyou)

CAP. XIII:



- Estas preciosa mojada!!! - le murmuró al oido Inuyasha- la verdad es que siempre estas preciosa.

Kagome no pudo más que sonrojarse. Ambos cerraron los ojos y se besaron. A principio era un solo roce como el de la noche anterior pero después ambos abriron la boca prácticamente a la vez y empezaron a acariciarse con las lenguas.
Inuyasha acarició los dientes, la lengua y el paladar de Kagome y pudo jurar no haber probado nunca algo tan delicioso. Kagome era exquisita.
La abrazó aún con más fuerza recibiendo a cambio un pequeño jadeo por parte de la mujer.
Kagome que no sabía bien que hacer se limitaba a imitar los movimientos de Inuyasha. Si él rzaba su lengua ella rozaba la suya, si él acariciaba sus dientes ella los suyos... y así continuamente.
Miroku apretaba los puños mientras veía la escena. Inuyasha le había robado a Kagome.
Lentamente, Inuyasha agarró una mano de Kagome y le hizo acariciarle el bien formado torax. Estaba claro que la muchacha sentiá curiosidad ya que nunca había tocado a un hombre.
De mientrás, él llevó una de sus manos a sus pechos y comenzó a estrujar uno y a tironear de el pezón sobre la tela del camisón.

- mmm... ahhhhhhhh... Inuyasha... - gemió Kagome apartándole la mano- por favor, me da mucha vergüenza.

- Es normal tener vergüenza cariño, pero conmigo no debes tenerla mi amor.

Al oir que Inuyasha la llamaba `` mi amor´´ se calmó y le permitió continuar. Inuyasha desató la lazada bajo los pechos de Kagome y le bajó el camisón hasta dejarla compeltamente desnuda delante de él. Ambos estaban piel contra piel besándose y acariciándose. Sintiendo al otro cuando...

- KAGOME!!! - gritó un furioso fraile.

- Miroku!!! - exclamó la joven avergonzada tratando de tapar su cuerpo.

Inuyasha rápidamente cogió su camisa del suelo y tapó a Kagome con ella.

- Oye Miroku, no ves que estamos ocupados???

- Te prohibí que la tocaras- murmuró un Miroku furioso- vestiros ahora mismo e id ante el sumo sacerdote. Él me envió a buscaros porque lady Sango Haverheint ya ha llegado... después los tres hablaremos de esto.

Miroku salió del baño dando un portazo que hizo temblar las paredes. Inuyasha furioso por el fraile apretó los puños y comenzó a gruñir pero en cuanto escuchó a Kagome sollozar se le pasó el cabreo y la abrazó para consolarla.

- Tranquila, cariño. No dejaré que pase nada malo.

.............................................................

Tras unos minutos, Inuyasha entró en el despacho de el sumo sacerdote con Kagome en brazos. Ambos ya se habían vestido con ropa limpia y se habían serenado.
En el despacho estaban el sumo sacerdote sentado tras su escritorio, Miroku apollado en la biblioteca con un libro en las manos observándolos furiosos y lady Sango Haverheint sentada en un sillón al otro lado del despacho.
Kagome no pudo menso que sorprenderse al verla. Siempre estaba fantástica. Llevaba puestos unos preciosos zapatos azules con unos lazos amarillos, un vestido azul con la parte de la falda muy acolchada y un escote muy recatado con unos encajes blancos a juego con las mangas. Sobre el vestido llevaba una larga capa azul marina y además tenía puesto un sombrero azul atado con un lazo bamarillo en el cuello.
No había manera de expresar la envidia que le causaba ver a una mujer tan bella con la suerte de poder vestir así. Le hubiera gustado tanto poder tener toda esa ropa y esas joyas...
Estuvo a punto de pegarse una bofetada a sí misma por pensar así. Estaba pecando en ese momento. Decidió que después de todo aquello iría a confesarse y ya de paso podría hacer algo para remediar sus problamas con el pecado de la lujuria.

- Kagome?

- Sí, señor... - dijo saliendo de sus pensamientos.

- Me gustaría que salieras con lady Sango Haverheint a dar una vuelta por la ciudad mientras que yo me ocupo de unos asuntos con el fraile Miroku y con lord Inuyasha.

Inuyasha y miroku prácticamente a la vez dirigieron sus miradas hacía el sumo sacerdote. Por qué demonios querría hablar con ellos dos???

- Tiene que ser ahora? - preguntó Kagome pensando en su confesionario.

- Sí, Kagome. Hay algún problema?

- no, ninguno.

Sango se levantó sonriente del sofá y agarró el brazo de Kagome para que se fueran juntas. Kagome suspiró resignada por el retraso inminente de su confesionario mientras que dentro del despacho, Inuyasha y miroku luchaban su propia batalla.

Continuará...

espero que os halla gustado y que posteeis mucho

Besos