Kohaku en el tiempo de Kagome. (Kag&Ko o Kag&Inu)

Re: Kohaku en el tiempo de Kagome. (Kag&Ko o Kag&Inu)

Con ayuda de mi madre, preparé todo lo necesario para poder ir de picnic. Sabía cocinar, ya que en el colegio nos enseñaron y fue de intercambio escolar con doce años a España, donde aprendí sus costumbre y a cocinar. Las costumbres españolas eran muy curiosas, no se quitaban los zapatos al entrar en casa y el pescado lo comían de una manera muy rara. Pero igualmente la comida era deliciosa, por eso decidí prepararla en esta ocasión. Preparé tortilla, ensaladilla Rusa, coquetas, patatas fritas, filetes de pollo rebozados y de postre macedonia y metí unos cuantos helados en una neverita portátil, hacía calor y nos sentaría bien tomar algo frío. ​

Sôta y Kohaku fueron a cambiarse, ya que Sôta estaba revolviendo demasiado y mi madre, aunque tuviese una paciencia infinita, yo no la tenía, por lo que les pidió que subieran y se cambiasen. Yo después de preparar todo, decidí que era hora de cambiar, por lo que le di un beso a mi madre dándole las gracias, y luego subí a mi habitación. Tenía mucha ropa que ponerme, pero al no ser una cita, no tenía que ir muy elegante, y al no ser una excursión, no tendría que ir de montañera. Porque aparte este último no me apetecía. Por lo que mejor elegí unos pantalones muy cortos, por los muslos, una camiseta sin mangas y con capucha de color blanca y con una letras que ponían “The best girl”, que estaban adornadas con purpurita, me puse calcetines de tobillo y unas playeras [1]. Después de esto bajé, donde me estaban esperando Sôta y Kohaku. Sôta llevaba unos pantalones cortos por las rodillas, una camiseta verde y unas sandalias. Y Kohaku llevaba unos pantalones largos caídos, una playeras anchas y una camiseta sin mangas con el número 69 detrás.​

El número hizo que me riera al recordar la vez en la que se quedaron Yuri y las otras chicas a dormir a casa, no se nos ocurrió nada mejor que leer la revista LOKA[2], donde en el apartado de consejos traía una pregunta de que querían decir los chicos cuando hablaban del 69. Estábamos todas atentas a la revista, cuando mi madre entró y todas nos sobresaltamos, luego nos reímos y nos fuimos a dormir.​

-Hola Kagome –me saludó Kohaku-.​

-Hola Ko –le dije, y después le sonreí-. Estas muy guapo, como se nota que te he vestido yo.​

-Gracias Kag –me dijo algo sonrojado-, tú también estás muy guapa.​

Yo también me sonrojé, noté como se me subía la sangre a toda la cara, seguro que tendría un aspecto ridículo en aquellos momentos, pero igualmente me agrado mucho el halago viniendo de parte de Kohaku, así que me acerqué a él y le di un beso en la mejilla.​

-Hay que ver que mono eres –le dije-.​

Después su cara se puso roja hasta la raíz del pelo, lo que le dio un aspecto todavía más encantador, aunque hubiera crecido por el hechizo de la esfera, seguía conservando algunos rasgos infantiles que demostraban que tenía la mentalidad todavía de un niño de once años, y no la de un adolescente.​

-Bueno, bueno, bueno –dijo una voz que procedía de detrás nuestro-. No hagáis cosas raras delante de menores, por favor.​

Nos giramos y allí estaba Sôta, ambos volvimos a ponernos rojos, el niño tenía que sacar el carácter tradicional de mi abuelo, como no, con este niño tendría yo que hablar muy seriamente para que de ese modo no se convierta en un vejete senil y no parecería tener once años. ​

-No digas tonterías Sôta –le dijo Kohaku-. Solo hablábamos. ​

-Pues yo vi como te daba un beso.​

-Pero solo fue un beso de amigos.​

-Si Kohaku, solo de amigos, pero en verdad sois...​

-¡Sôta! –grité todo lo fuerte que pude-.​

Todos se sobresaltaron, Sôta dio un brinco y se quedó callado, Kohaku se sobresaltó y me miró asombrado, cuando me enfadaba sacaba mi carácter, que solía ser muy fuerte.​

-Sôta, te callas, Kohaku y yo solo somos amigos, nada más –le dije algo sonrojada-. Y vamos de una vez al parque.​

Salí de allí rápido y fui a la cocina, donde me esperaba mi madre con lo necesario para poder irnos de una vez. Los cogí y salí de la cocina en dirección a la puerta. Sôta y Kohaku salieron detrás de mí y se acercaron donde me encontraba.​

-Trae Kagome –me dijo Kohaku mientras me cogía la cesta-, pesa demasiado, yo la llevaré.​

-Pero Ko –dije-, también pesará demasiado para ti.​

-Te recuerdo, dulce Kag –me dijo dulcemente-, que soy un exterminador, haya crecido o no.​

Me sonrojé por su forma de hablarme y por haberme llamado dulce, era un chico muy tierno, todo lo contrario al engreído de Inuyasha. Recordar su nombre me hizo daño, seguía sintiendo algo muy fuerte hacia él, lo que me hacía recordar todos los días que yo nunca le pertenecería y que el nunca iba a corresponder mis sentimientos. Pero tenía que ser fuerte e intentar olvidar a Inuyasha durante unas horas, para poder pasármelo bien con Ko y Sôta, ellos no merecían amargarse por algo que solo era mío, mío y de nadie más. ​

Llegamos al parque y pusimos una manta para que cuando nos sentáramos, no nos ensuciáramos. Después de eso nos pusimos a jugar con una pelota de goma espuma que había traído Sôta. Enseñamos a Kohaku a jugar a fútbol, quien al no saber, lo hacía mal y hacía que nos riéramos Sôta y yo. Pero después mejoró muchísimo. ​

Yo me encontraba en la portería, Sôta y Kohaku habían montado un equipo, por lo que a mi me tocaba estar sola. Pero tenía bastante ventaja, ya que había estado en el equipo de fútbol desde los cinco años, pero como no podía llevar el deporte junto con los estudios, la pintura, las clases de flauta travesera, la academia de inglés y la de español, pues a los catorce años lo tuve que dejar, no me dio mucho pena, porque aunque parezca creía era muy buena jugadora, y el haber estado diez años en gimnasia rítmica hizo que fuera todavía mejor y hiciera unos pasos que solo aparecían en los dibujos de anime. ​

-¡Vamos Kohaku! –gritó Sôta desde la otra portería-. ¡Métele un gol a Kagome!​

Kohaku avanzaba rápido hacia mí.​

-Ni por un momento creas que voy a dejar que un novato me meta un gol –le dije de manera arrogante-.​

-Pues yo creo que si lo voy a hacer –me dijo-.​

Se preparó a lanzar cuando Sôta a todo pulmón gritó:​

-Si no le metes eso, aunque sea metele otra cosa.​

Lo que dijo nos desconcentro a ambos, yo me caí hacia delante y Kohaku resbaló con el balón y calló hacia atrás metiéndose un buen golpe en la cabeza. Kohaku soltó un gemido al caer. Me asusté y me levanté rápido y me acerqué todo lo deprisa que pude donde se encontraba él.​

-¡Kohaku! –le grité-. ¿Estás bien?​

-Si –me respondió llevándose las dos manos a la parte de atrás de la cabeza-, pero me hice daño en la cabeza. ​

-Déjame ver –le dije mientras le quitaba las manos de la cabeza-. No tienes nada, solo fue el golpe.​

-¿Estás bien Kohaku? –preguntó Sôta jadeando, había venido corriendo preocupado por lo ocurrido-. ​

-Si, lo está –le dije de manera brusca-, ¿cómo se te ocurre gritar esas cosas? ¿De dónde has sacado eso?​

-De Go –dijo el tranquilamente-, tiene catorce años y es el primo de Geenta, por eso muchas veces sale con nosotros al parque, pero suele estar con sus amigos, que son mayores y hablan frecuentemente de lo que hacen con las chicas por las noches. ​

-¡Sôta! –le dije en forma de riña-. No debes salir con chicos tan mayores, todavía eres un niño. ​

-Pero son muy simpáticos –dijo él-, y si alguien se mete con nosotros ellos nos defienden.​

-Me da igual, ya hablaré yo con esos chicos –sin darme cuenta le di un golpe a Kohaku en la parte de la cabeza en la que se hizo daño.​

-¡Au! -se quejó el pobre-.​

-Lo siento Ko –me disculpé-, ven, vamos que te pongo un poco de hielo en la cabeza.​

Ayude a Kohaku a levantarse y los tres nos fuimos donde estaba la cesta con la comida, saqué un pequeña neverita donde estaban guardadas las bebidas y los helados, de allí sustraje un poco de hielo y lo envolví en una servilleta de tela que había traído. Después se lo puse a Kohaku en la cabeza, quien por el frío se quejo e intento alejarse.​

-Kohaku, estate quito –le regañe-, si bajamos el hinchazón te dejara de doler.​

-Pero está frío –dijo este-.​

-¿Y que esperabas bebecito? –le dije-. Es hielo, no una taza de chocolate caliente.​

-¿Y no podrías hacer que no estuviera tan frío? –me dijo inocentemente-.​

-Si espera –dije sarcástica-, ahora mismo.​

-No es bonito hacer sarcasmos Kagome –me regañó Sôta-, no seas mala con el pobre Kohaku.​

-Si –dije a pesadumbre-. ​

Después de un rato de frustración pelando con Kohaku para que se dejara el hielo, sacamos la comida y nos pusimos a comer. Todo estaba delicioso, y lo pasé muy bien. Sôta no estaba acostumbrado a comer esa comida, por lo que cuando lo hacía la saboreaba como si fuera lo único que iba a comer en toda su vida. Y Kohaku al principio no quería probarla:​

-Yo eso tan raro no me lo como –dijo el mirando desconfiado la comida-. ​

-Está rico, pruébalo, por fa –le dije poniéndole cara de cachorrito-. Y encima la hice yo. ​

En cuento dije esto empezó a comer. Pasó como con Sôta, empezó a saborear la comida, y aunque parezca creída, estaba deliciosa, las croquetas riquísimas, eran de jamón y se deshacían en la boca, lo filete con las patatas eran mi comida favorita, si fuera por mi, solo comería eso, pero tenía que llevar una dieta equilibrada o sino engordaría demasiado. Lo demás estaba delicioso también.​

Después de comer empezamos otra vez a jugar, estábamos tranquilamente jugando cuando vi a un grupo de chicos. Algunos parecían tener la edad de Sôta, otros la mía y algunos más que yo. Decidí seguir en el juego, cuando escuchamos una voz que gritaba el nombre de Sôta. No giramos y...​

Continuará...​

[1] Playeras: deportivas, zapatillas que suelen ser utilizadas para realizar deporte, por su comodidad y por ser ligeras.​

[2] LOKA: revista adolescente donde te dan información de técnicas de la sexualidad, consejos, información de grupos de música, artistas, famosos, etc.​

Bueno, aquí os he traído la continuación, creo que es una de las más largas que he hecho, me ha ocupado 6 páginas, haber si la siguiente lo es más ^^​

Adiós, Dark Kiss​

[Cristi.The.Princess.Sadist]​