Kohaku en el tiempo de Kagome. (Kag&Ko o Kag&Inu)

Re: Kohaku en el tiempo de Kagome. (Kag&Ko o Kag&Inu)

Ya habían llegado a casa de Kagome y Kohaku no había parado ni un segundo. Estaba todo el rato moviéndose y Sôta se unió a él y ahora había bastante jaleo en la casa. Kagome lo veía correr de un lado hacia otro y se reía, su madre y su abuelo se alegraban de que Sôta se divirtiera tanto con alguien, solía ser un niño que no aprovechaba mucho para jugar.


-Te la quedas tú Sôta –dijo Kohaku tocándole y saliendo corriendo-.


Sôta le había enseñado a jugar al pilla pilla y Kohaku estaba encantado, al ser un juegote correr ambos gastaban sus energías jugando. Kagome estaba viendo tranquilamente la televisión cuando Kohaku la tocó para que se la quedara. Ella se levantó y comenzó a jugar con ellos. Acabaron jugando fuera de la casa por el ruido que hacían. Estaba Kagome tranquilamente huyendo cuando se enteró de que Kohaku y Sôta se habían unido para cogerla. Ella corrió más rápido, pero acabaron cogiéndola y cayendo al suelo con ella. Los tres se rieron mucho y se lo pasaron en grande. Después se quedaron contemplando el árbol sagrado.


-Aquí fue donde Inuyasha fue sellado por Kikyo –se explicó-. Yo le liberé del sello cuando un demonio ciempiés intentaba comerme.


-Debiste pasar mucho miedo hermana –dijo preocupado Sôta-.


-Sí, pero Inuyasha me salvó, aunque después intentó matarme ya que todos deseaban la esfera de los cuatro espíritus –dijo Kagome-. Naraku se apoderó de los fragmentos y hizo cosas horribles.


-Como hacer que yo matará a los exterminadores –dijo Kohaku, algunas lágrimas estaban cayendo por su rostro-.


Kagome sabía lo ocurrido, Naraku había utilizado a Kohaku para matar aldeanos y a su propia familia, por su culpa Sango casi muere y creó un trauma en el pobre niño. Kagome le abrazó y Sôta se metió en casa, sabía que allí estorbaba.


-Mira Kohaku, tu no sabías lo que hacías –le consolaba Kagome-. Se que es muy duro perder a tu familia. Yo perdí a mi padre cuando era muy pequeña en un accidente. Estaba muy mal, no comía y no hacía más que llorar. Pero comprendí que lo tenía que superar por mi familia. Si me ocurría algo a mí sufrirían mucho más. Y si a ti te llega a pasar algo imagina como estaría Sango.


Kohaku dejó de llorar pero siguió apoyado en el pecho de Kagome, se sentía tranquilo, sentía paz y sentía que lo protegía. La abrazó.


-Gracias Kagome –dijo Kohaku tranquilamente-. Me transmites tranquilidad.


La azabache le abrazó. Sentía mucho cariño por él. A veces desearía que fuera más mayor y así podrían ser algo más. Kohaku pensó lo mismo. Kagome notó como la esfera de los cuatro espíritus empezaba a brillar. Kohaku y ella se asustaron. Todo lo que vieron fue el brillo y después que el brillo se fue tan rápido como volvió. Cuando Kagome miró a ver que pasó vio a Kohaku.


-¿Kohaku? –preguntó asombrada la chica-.


El chico la miró y se puso de pie. Era mucho más alto y musculoso. Era guapísimo y la ropa le quedaba pequeña haciendo que se le ajustara a sus bien desarrollados músculos.


-Dios mío mi deseo se cumplió –dijo el chico asombrado-.


-¿Tú deseo era crecer? –preguntó asombrada la azabache-.


-Sí –contestó el antes niño y ahora adolescente de dieciséis años-.


Continuara...

 

Re: Kohaku en el tiempo de Kagome. (Kag&Ko o Kag&Inu)

Antes de seguir con la historia quiero decir una cosa, la encuesta que puse arriba para elegir sobre Inuyasha o Kohaku dejó de ser valida porque no estoy segura de cómo hacer el final. Así que con el tiempo ya veré si acaba con uno o con otro.

Capítulo: 6​

Kagome no se lo podía creer, ¿por qué Kohaku desearía crecer? No tenía ningún motivo, ¿o quizás si? Si solo era un niño, tenía toda la vida por delante. ¿Cómo le diría a Sango lo ocurrido? Ahora su hermano pequeño tenía la misma edad que ella. Eso no podía ser. Y lo peor de todo es que... sin la esfera, ¡no podrían volver a la época Feudal! ¿Qué dirían todos al ver que no volvían? Sango la odiaría, diría que había secuestrado a su hermano pequeño; Inuyasha se alegraría seguramente; Miroku pensaría cosas pervertidas y Shippou lloraría por ella. Estaba pensando en todo eso cuando Kohaku la interrumpió en sus pensamientos.

-¿Qué pasa Kagome? –le preguntó Kohaku al ver que no reaccionaba-.

-Nada... –dijo Kagome mirando al suelo-.

-Kagome... aunque haya crecido sigo siendo el mismo –dijo el joven-. No he cambiado por dentro.

Después de decir esas palabras colocó la mano en el hombro de la chica. Que él hubiera cambiado físicamente no quería decir que dejara de sentir lo mismo por ella, porque la seguía queriendo tanto como antes.

-Kagome, yo... –empezó a decir, deseaba confesarse, pero quizás era demasiado pronto-.

-Dime Ko –le animó Kagome-.

-No, nada... –después le sonrió-.

Aunque ella no lo supiera le encantaba que ella le llamará Ko, le recordaba a cuando lo hacía su madre...

Se ve a un pequeño niño con unas adorables pecas en la cara y unos hermosos ojos color avellana, llevaba recogido su brillante pelo castaño en una coleta alta. Llevaba un kimono[1] típico de la época Feudal japonesa para el sexo masculino. Estaba jugando en un arroyo cuando una mujer lo llamó:

-¡Ko!

El niño se giró y vio a una mujer muy parecida a él. Tenía el pelo castaño al igual que el y sus mismo ojos color avellana. Las pecas que adornaban la cara del niño también adornaba la de ella. Él pequeño niño sonrió y se tiró a los brazos de la mujer.

-¡Madre! –dijo alegremente-.

-Hola Kohaku –dijo ella sonriendo por tan alegre recibimiento de su hijo menor-.

-Estaba intentando capturar peces –dijo el pequeño-.

-¿Y capturaste alguno Ko?

-Sí, pero como no los iba a comer luego los solté.

-Hiciste muy bien pequeño mío, no está bien matar sin necesidad.

-¿Entonces porque matamos a los demonios madre?

-Eso es una cosa muy diferente Ko, si no acabamos con ellos, ellos acabaran con nosotros o con otros poblados.

-Ah... ya entendí.

-Bueno Ko, vamos a comer.

-¡Si!

Después la madre cogió a su hijo en brazos y se dirigieron a la aldea de los exterminadores, con su marido y su hija mayor. Quienes los esperaban alegremente en la puerta de su casa.

Kohaku volvió a la realidad y miró a Kagome, la verdad es que ahora que él había crecido tenía más posibilidades de conseguir su amor y hacerla feliz. Eso lo deseaba con todo su alma. Haría que se olvidara de Inuyasha y lo amará a él.

-Tenemos que volver a casa –dijo Kagome poniéndose de pie-.

-Está bien –dijo Kohaku levantándose y siguiéndola-.

Ambos entraron en la casa. Sôta apareció delante de ellos. Primero miró alegremente a Kagome y luego dirigió su mirada a Kohaku. El rostro de Sôta cambió de improvisto, sus ojos miraban a joven asombrado. Era igual que cuando era pequeño, la diferencia los músculos, la altura, y que la ropa le sentaba pequeña.

-¿Qué pasó? –preguntó el niño-.

-Que la esfera de los cuatro espíritus me transformó porque inconscientemente deseé ser mayor –explicó Kohaku-.

-Ah... pero... –dijo Sôta tristemente-. ¿Dejaras de ser mi amigo?

Kagome miró a su hermano pequeño tiernamente, estaba tan adorable de esa forma... Kohaku se rió por el comentario del chico, la verdad es que pensar que él antes actuaba también de ese modo, le hacía gracia. Ya que la esfera también le había hecho madurar mentalmente.

-Claro que seguiré siendo tú amigo, y ya verás está vez te ganaré yo a la consola.

-No mientras yo siga vivo –dijo Sôta alegremente corriendo hacia el salón-.

Kagome entró y le explicó a su madre y a su abuelo lo sucedido. A ambos les daba igual que Kohaku hubiera cambiado, ya que era muy buen chico y seguiría viviendo en la casa cuanto tiempo quisiera. Kohaku y Sôta jugaron hasta que se hizo tarde. Después la madre de Kagome mandó a Sôta a la cama, quien al ser todavía un niño no tenía porque estar hasta tan tarde despierto. Al final Kagome y Kohaku se quedaron a solas en el salón.

-Oye Kagome –dijo Kohaku-.

-Dime.

Miró a los ojos del joven que estaba echado en el suelo, el suelo. La miraba con ojos de malicia, esa mirada le hizo que un escalofrío le corriera por la espalda...

-Kagome te gustaría...

Continuara...

Bueno, espero que la continuación haya sido lo suficientemente larga y que os haya gustado, siento mucho haber tardado.

[1] Kimono: vestido tradicional japonés, que fue prenda de uso común hasta los primeros años de la posguerra.

 

Re: Kohaku en el tiempo de Kagome. (Kag&Ko o Kag&Inu)

Bueno, me alegro muchísimo de que os haya gustado mi continuación y espero que no os haya enfadado que tardara tanto, pero es que no me sentía con mucha imaginación. Aquí os dejo la séptima parte de este fic, me alegra mucho que a la gente le parezca bonita la pareja de Kohaku y Kagome, no se ni como se me ocurrió, bueno si lo se, es que a mi Kohaku me encanta y como que me pareció buena idea una nueva pareja ya que es original y no me gusta la misma dinámica de siempre las mismas parejas.

Capítulo 7: ¿Kagome quieres?​

-Kagome quieres... –empezó a decirme Kohaku mientras se me acercaba-.

Me puse muy nerviosa cuando Kohaku se acercó. Me miraba de una forma muy rara y tenía miedo de su pregunta. Quizás me preguntaba algo demasiado... vergonzoso, íntimo o algo con lo que podría hacerle daño...

-Kohaku yo... –empecé a decir-.

Kohaku me tapó la boca para que no siguiera hablando, cuando lo hizo me puse completamente roja. Estaba muy nerviosa, tenía miedo y encima Kohaku era muy apuesto y no lo podía evitar aunque fuera el hermano pequeño de mi mejor amiga.

-Kagome... quieres... –volvió a decirme Kohaku-. ¿Quieres jugar a los videojuegos conmigo?

Al realizar esa pregunta el mundo se me vino abajo, me sentí alegre, tranquila, pero también me sentí decepcionada y triste. Pero bueno, al menos no tendría que fastidiar a nadie.

-Esto... si Kohaku, si juego –le dije, me miraba con una cara de ilusión-.

-¡Qué bien!

Estuvimos jugando toda la noche, la verdad es que fue divertido. Yo estaba todo el rato intentando que Kohaku perdiera poniéndole la mano delante de lo ojos, empujándole un poco, quitándole el mando, dándole a los botones para que perdiera, y ese tipo de cosas. Kohaku hacia lo mismo que yo, al final acabamos en empate porque la verdad es que habíamos hecho muchas trampas.

-A sido muy divertido –dijo alegremente-.

-Tienes razón, hacía tiempo que no lo pasaba tan bien –aseguré alegremente-. Pero se ha hecho tarde, mejor vayamos a la cama ya.

-Si mejor –me dijo-. Estoy agotado.

Dicho esto dio un largo bostezo. Eso me hizo gracia y me reí, el se me quedó mirando. Eso me hizo más gracia todavía y me caí al suelo de la risa. Kohaku se me quedó mirando con cara de esta-está-más-loca-pobrecita. Yo me seguí riendo y el pobre Kohaku me seguía mirando raro.

-Bueno, será mejor que vayas a la cama Kagome –me dijo-. Parece ser que el que se haya hecho tan tarde te ha afectado a tu forma de ser...

-Si mejor –dije dándole la razón-. Me da que hoy la cena no me sentó bien.

Dicho esto me fui a mi habitación todavía riéndome. Kohaku me siguió y se metió en la habitación de Sôta, yo me introduje en mi habitación y me cambié de ropa. Mi pijama consistía simplemente en un pijama de manga corta de Snoopy y unos pantalones largos que al igual que la camiseta era de color rosa. Me lo puse y me metí en mi cama, la verdad es que tenía mucho sueño, después de todo ya era muy tarde... era hora de introducirse en el mundo de los sueños... un mundo donde puedes volar y hacer todo lo que tu subconsciente desee, el mío deseaba irse junto a Inuyasha... pero también deseaba estar junto a Kohaku. ¿A Kohaku? Eso no podía ser... ella amaba a Inuyasha ¿no? Estoy hecha un lío... mejor duermo un buen rato...

Todo está oscuro... ¿dónde estoy? No veo nada, esto no me gusta nada, no me gusta estar a oscuras... no quiero esto, no me gusta estar aquí. ¿Qué es eso? ¿Qué es esa luz? Será mejor que corra hacia ella, no puedo con tanta oscuridad...

-Por fin –dije al salir de la cueva donde al parecer me encontraba-.

Cuando salí no podía creer lo que estaba viendo, allí estaba Inuyasha y Kohaku, ambos estaban manchado de sangre y a los suelos estaban... No, eso no era posible, allí... allí, allí en el suelo estaban, estaban los cadáveres de Sango, Shippou y Miroku. No lo pude evitar, grité, grité todo lo alto que pude al ver a mis amigos en el suelo, muertos, pálidos... sin vida. Otro grito salió de mi garganta, no lo podía evitar, era doloroso y horrible esa imagen, en ese momento desee no haber salido nunca de la cueva

Inuyasha y Kohaku se giraron y me miraron, Inuyasha tenía los ojos completamente rojos, se había convertido en demonio, y Kohaku tenía los ojos irreconocibles, estaba de nueva bajo el poder de Naraku, estaban siendo manipulados y ahora mismo estaban teniendo una lucha a muerte.
Los dos empezaron a acercarse peligrosamente hacia mi, Inuyasha con sus garras ensangrentadas y Kohaku con la hoja de su hoz también ensangrentada, este iba a ser mi fin.

-¡Vas a morir Kagome! –gritaron ambos al unísono-.

Los dos saltaron a la vez y se abalanzaron hacia mi, yo estaba inmóvil, no me podía mover, me había quedado petrificada al ver los cuerpos inertes de mis amigos, este iba a ser mi final, pronto iba a estar junto a mi padre en el cielo, y ahora que lo pienso... nunca supe lo que le paso realmente a mi padre... Sentí como las garras de Inuyasha me hacía una herida mortal. El débil tejido de células se desgarró y luego fueron mis músculos, que dieron paso a un montón de sangre y a una gran herida que dolía muchísimo. Después de ese gran sufrimiento levanté la vista y vi a Kohaku, con su hoz me hizo una herida en el cuello, eso fue lo último que sentí antes de caer muerta en el suelo, todo después fue oscuridad, una oscuridad infinita en la que siempre estaría sola y en la que nunca más volvería a ver ni a mi familia, ni a mis amigos, ni a Inuyasha... ni a Kohaku...

Continuara...

Se que es muy corta la continuación, pero pronto dejare la otro si todo sale bien ¿de acuerdo? Gracias por leer mi fic.

 

Re: Kohaku en el tiempo de Kagome. (Kag&Ko o Kag&Inu)

Ahora mismo dejo la continuación, espero que os gusto, siento la tardanza.

 

Re: Kohaku en el tiempo de Kagome. (Kag&Ko o Kag&Inu)

Bueno me alegra mucho que os haya gustado la continuación, la verdad es que lo hice con intención de dar vagas esperanzas, ya que no tenía intención de poner lemon. Todavía me estoy pensando si dejar uno en este fic, no esta bien depender de parte lemon para atraer a la gente a leer un fic, es algo que no me gusta (el lemon si soy la primera en pedir) pero no me gusta lo de prometer uno. Lo que salga salió xD. Bueno aquí dejo la continuación.

Capitulo 8: Un día en el parque. ​

1ª parte. ​

Me desperté sobresaltada, estaba toda sudorosa y respiraba con dificultad, había pasado muchísimo miedo, pero tenía suerte, solo era un sueño. Miré el despertador, eran las ocho de la mañana, era muy pronto, pero que se le iba a hacer, temía volver a dormirme. Me levanté y me duché, luego me vestí. Me puse una minifalda azul de talas y una camiseta con escote redondo de color rosa. Me puse unas francesitas azules y me puse un poco de brillo de labios rojo. Hoy me había puesto un poco pija, pero me sentaba bien. Después de eso bajé a desayunar, allí estaba mi madre preparando el anuncio como siempre.

-Hola mamá –la saludé entrando en la cocina-.

-Buenos días Kagome –me saludó mientras giraba la cabeza y me sonreía-. ¿Qué tal dormiste hija?

-Bueno, tuve una pesadilla, pero por lo demás todo estuvo bien...

-Pobrecita mía... –me dijo mirándome con preocupación-.

-Tranquila mamá, estoy bien –le contesté para que se tranquilizara-, ¿qué hay para desayunar? Tengo muchísima hambre.

-¿Alguien ha dicho desayuno? –dijeron tres voces débiles a nuestras espaldas-.

Allí se encontraban Kohaku, Souta y mi abuelo. Estaban los tres haciendo un numerito de pobres muertos de hambre, como si no hubieran comido hacía años... Hay Dios, lo que estaba aprendiendo Kohaku, iba a llegar muy cambiado cuando volviéramos –si es que volvíamos- a la época Feudal.

-No, lo que dije fue desayunar, no desayuno –le dije mientras les sacaba la lengua-.

Se acercaron a mi de rodillas y con las manos en pose de mendigos. Daban absoluta pena... Lo ojos de mi abuelo me pedían un poco de misericordia, algo de comida, los de mi hermano decían que le pasara un poco de arroz, ya que mi madre empezaba a poner la mesa y Kohaku mostraba en sus ojos diversión, alegría y ganas de comer. Los ojos que tenían era de cachorrito, insuperables, sobre todo los de Souta y Kohaku, los de mi abuelo daban poca pena, pero igualmente me ablandaron el corazón. Me giré para de ese modo no caer en ese truco.

-Kagome... –me llamó la voz quebrada de Kohaku, Souta y mi abuelo-.

Me giré, estaban los tres a mis pies con los ojos llenos de lágrimas y demasiado cerca de mi para mi gusto.

-Por favor señora... algo con le que alimentar a estos tres pobres muertos de hambre... por favor señora –me dijeron los tres a la vez-, dadnos algo de comer, no se haga responsable de la muerte de tres hombres... y menos siendo tan joven.

-Si, porque sino una maldición caerá sobre ti –dijo mi abuelo cuando los demás acabaron-.

-Ya fastidiaste todo abuelo –se quejó Souta-. La teníamos bien engañada hasta que tu dijiste esa estupidez.

-Jope, yo que creía que ahora iba a engañar a Kagome –se quejó Kohaku-. Y todo el plan a la porra.

-Lo siento niños, no era mi intención –se intentaba disculpar mi abuelo-. Venga perdonarme...

Se encontraban discutiendo por lo que habían hecho, mientras que mi abuelo intentaba conseguir su perdón. Mi madre acabó de poner la mesa y nos llamó la atención a los cuatro para desayunar.
Hoy tocaba arroz, con salchichas y huevos revuelto. Me encantaba ese plato, aunque mi favorito era cuando había fruta y verduras.

-Que aproveche –dijimos todos a la vez-.

Empezamos a comer, todo estaba delicioso, como siempre estaba la comida que hacía mi madre. Después de eso Kohaku, Souta y el abuelo se fueron al salón, donde Kohaku y Souta jugaban a videojuegos y mi abuelo los animaba, siempre animaba a uno primero y a otro después y después les hacía chantaje para que le dejaran un mando, era muy cómico verlo. Yo me quedé con mi madre para de ese modo poder conversar. Mi madre estaba lavando los platos y yo sentada y apoyada en la mesa. Estábamos las dos en silencio sin saber que decir.

-Kagome –me preguntó mi madre interrumpiendo el silencio-, ¿qué vas a hacer hoy?

-No lo se –le contesté-.

Tenía ganas de quedar con las chicas, pero quería también dar una vuelta con Kohaku, me sentía dividida.

-Podrías hacer un picnic –me aconsejó-. Y te llevas a Kohaku y Souta. Que les viene bien dar una vuelta.

Me pareció buena idea, hasta el punto en el que tenía que llevar a Souta y no poder estar a solas con Kohaku. Así que arrugue la nariz y dije:

-¿Souta?

-Kagome –me dijo-. Que no soy tonta.

Me sonroje y agaché la cabeza, ¿desde cuando tenía yo esos pensamientos con Kohaku? Por un momento nos había imaginado a él y a mi comiendo y besándonos, como una pareja normal.

-Está bien –dije-. Voy a decírselo ahora mismo.

Fui hasta el salón donde mi hermano y Kohaku luchaban por mantenerse el primero en la carrera de coche en la que competían. Estaban los dos muy cómicos, solté un risita, pero ninguno se dio cuenta de mi presencia.

-Chicos, hoy nos vamos de picnic al parque –le dije-.

Los dos se giraron y me miraron.

-¿Eh? –me dijeron a la vez-.

Me reí de la cara de atontados que tenían. Kohaku con la boca abierta por la concentración del juego y el pelo todo revuelto por los golpes que se daría con mi hermano. Y mi hermano los pelos también revueltos y la boca abierta y los ojos muy abiertos. Me reí muchísimo, pero luego me tranquilicé.

-Que hoy nos vamos al parque a hacer un picnic –le dijes una vez que estaba tranquila-. Los tres.

Mi hermano se puso de pie y dando saltitos comenzó a gritar:

-¡Un día en el parque!

Kohaku y yo le miramos divertidos, tan solo era un crío después de todo.

Continuara...