República de Shinryu Kogyo, poblado minero

Loke asintió.

—Sí, con eso... debería bastar. No es una operación especialmente complicada, después de todo.

—... esperemos minimizar bajas con esta estrategia —comentó Darek, algo más preocupado—. Tanto nuestras como de Shinryu, por supuesto.

Loke suspiró, poniendo uno de sus brazos en jarra.

—Bueno, suerte tendremos si la batalla queda en eso, en una sola batalla —espetó ella, algo más fría y escéptica, como de costumbre—. Tomaremos la posición defensiva de la que hemos hablado, y listo; pero si atacan, tendremos que responder al ataque. No hay otro remedio.

Darek suspiró también, de forma más apesadumbrada y cansada. Y miró a Erin.

—... bien, sea como sea, Erin... supongo que nos tocará prepararnos. Tal y como hemos hablado... tú y yo iremos al frente, ¿no?

Sí... ellos dos tendrían que pelear. Contra Shinryu, y potencialmente contra Áurea también. Aunque sea mantener una posición defensiva, si los rivales deciden atacar de forma especialmente agresiva, ¿qué haría? No tendría más remedio que... defenderse.


Con esto termina tu primera planificación militar. Puedes prepararte con tranquilidad, y, cuando estés lista, indicármelo en un post para seguir tu trama,


Resultados:
- Ganador: Elérea.
- Rondas necesarias: 4.
- Bajas: 1
- Puntuación final: 9/10
+800 experiencia
+300 guiles


¡Erin sube de nivel!
+5 PH

Contenido oculto

Distribución enemiga:
- Bosque del norte: --- (Tomado por Elérea)
- Afueras de Hitoki: Arqueros áureos
- Norte de Kogyo: --- (Tomado por Elérea)

EJÉRCITO SHINRYANÉS
Ofensiva total: 0
Defensiva total: 0
Escuadrones: 0
Unidades de infantería: 0
Unidades de caballería: 0
Unidades de artillería: 0

Contenido oculto

FICHAS ENEMIGAS TRAS ATAQUE:

GUARDIAS SHINRYANESES A
Infantería
Aguante: 0/80
Ofensiva: 90
Defensiva: 40

GUARDIAS SHINRYANESES B
Infantería
Aguante: 0/80
Ofensiva: 90
Defensiva: 40

GUARDIAS SHINRYANESES C
Infantería
Aguante: 0/80
Ofensiva: 90
Defensiva: 40

CABALLEROS SHINRYANESES A
Caballería
Aguante: 0/60
Ofensiva: 90
Defensiva: 70

ARQUEROS ÁUREOS A
Artillería
Aguante: 0/100
Ofensiva: 60
Defensiva: 80

Contenido oculto

FICHAS ALIADAS TRAS ATAQUE:

ESCUADRÓN DE DAREK
Infantería
Aguante: 50/100
Ofensiva: 120
Defensiva: 50

JINETES CHOCOBO A
Caballería
Aguante: 60/80
Ofensiva: 80
Defensiva: 80

JINETES CHOCOBO B
Caballería
Aguante: 70/80
Ofensiva: 80
Defensiva: 80

ESCUADRÓN MAGITEK A
Artillería
Aguante: 10/70
Ofensiva: 100
Defensiva: 60

ESCUADRÓN MAGITEK B
Artillería
Aguante: 0/70
Ofensiva: 100
Defensiva: 60

ESCUADRÓN DE ERIN
Infantería
Aguante: 120/120
Ofensiva: 60
Defensiva: 100

 

Amelie Lucas Diamond Yugen

Rigel y compañía lograron llegar sin incidencias al poblado de Kogyo. Seguramente Fauna y Brigid aún recordaban la anterior vez que pisaron por allí, con toda la ciudad asediada por soldados de ese tal Wezen tomando la ciudad. Ahora, la escena no era muy distinta, porque Elérea, sus estandartes, uniformes y símbolos, se podían apreciar por todas partes. Pero al menos... la atmósfera se sentía menos cargada de como estaba anteriormente.

—Aquí ha acontecido algo grave hace poco —observó Hendrick, señalando en una dirección concreta. Un par de edificios estaban destrozados... Rigel sabía bien por qué: fue uno de esos Humbabas que cayó con la lluvia. El áureo, claro, no tardó en adivinarlo también—. Supongo que la lluvia azotó con fuerza aquí, también. No hay más que observar los destrozos para saber que fueron monstruos enormes los que provocaron eso.

>> Y... —miró a su alrededor, observando a los soldados eleanos que pululaban por la zona, patrullando el lugar. Observó a algunos de ellos atendiendo a civiles y ayudando en reparaciones. Y esbozó una sonrisa mientras le dirigió una mirada de reojo a Rigel— veo que los soldados de Elérea protegieron la ciudad y lo siguen haciendo, de algún modo. Al menos desde que tus hombres llegaron... Rigel. Supongo que Elérea tiene grandes defectos y realiza acciones cuestionables, pero no todos en el Imperio son malos, ¿verdad que no?

Caminaron algo más, dirigiéndose hacia la sede donde se reunieron previamente. Allí aguardaba Lady Loke, a quien todos allí ya conocían. Pero en la puerta de la misma, dos rostros conocidos para uno de ellos aguardaban. Dos rostros... idénticos. Uno de ellos, sin pensarlo mucho, se abalanzó sobre Rigel y lo apretó con fuerza, en un emocional abrazo que, seguramente, dejó al serio comandante helado.

—¡Rigel! ¡Jefe! —Wedge frotó su cabeza ligeramente en el hombro de Rigel, emocionado. Luego se apartó, y con los ojos algo vidriosos y una sonrisa de alivio, le sonrió mirándole de cerca—. ¡M-Me alegro tantísimo de que esté bien! He venido en cuanto... ayudé a Kein a llevar a su hermano a casa. Y he sabido de lo sucedido aquí en Shinryu. Acabo de llegar. Temía que estuviese en peligro, pero... me alegro mucho de que estéis todos bien aquí.

Biggs dio un par de pasos hasta ponerse a su lado, y Wedge puso una mano en su hombro, sonriente. P-Parecía haberse desvanecido esa duda y esa inquietud de Wedge, ¿eh? Parecía encontrarse en paz. Encontrarse más aliviado, más libre de esa culpa que le atormentaba. Pero... Biggs no estaba recuperado del todo. El contacto con su hermano le hizo agachar la mirada, encoger los hombros. Se sentía aún vulnerable, culpable, triste.

Él no tuvo oportunidad de reconciliarse consigo mismo y sus preocupaciones y culpas, como sí pudo su hermano.

—J-Jefe, ¿son ellas? ¿La áurea y sus compañeros...?

Hendrick asintió ante la pregunta de Biggs, ofreciéndole un apretón de manos al mismo, que este tomó no sin cierta duda. Wedge hizo lo mismo justo después.

—Mi nombre es Hendrick, paladín de Áurea y el jefe de los soldados de mi país que están contribuyendo sin mi autorización a esta contienda, por lo que veo. Ellas son Fauna Van'Chamat, hermana de la Suma Sacerdotisa Áurea, y Brigid Olfiend, monje de Shinryu y Guardiana del homónimo. Y él es Aster, hermano de Calum, el Shinryu... y también monje.

—... —Aster no dijo nada, cruzándose de brazos y observándolos a todos en silencio, casi analizando cada uno de sus gestos y expresiones, con cuidado.

Wedge, educado, hizo una ligera reverencia con la cabeza a modo de saludo. Hendrick siguió hablando después.

—Entiendo que la mayoría del ejército aquí presente está en combate ahora mismo, ¿cierto? Noto que la ciudad está bastante desabastecida de efectivos ahora mismo, pero en las afueras de la ciudad he divisado a varios efectivos, algo alejados. Posiblemente porque estén haciendo barrera para frenar a Shinryu, ¿correcto?

Biggs fue el que asintió... pero Wedge habló poco después, ceño fruncido con decisión.

—Señor Paladín, sé que probablemente sus alineaciones no encajen del todo con Elérea, pero... creo que estará de acuerdo en que a ninguna de las partes le conviene este enfrentamiento. Sin duda Elérea ha tomado decisiones cuestionables, pero soy testigo de que algo raro ha pasado con nuestros efectivos —miró de reojo a Biggs mientras dijo lo siguiente, con gesto serio—. Mi hermano se sintió como... controlado por algo. Y ese algo que le movió fue lo mismo que controló a Sirius Wezen, quien inició todo este conflicto para empezar. H-Hasta yo mismo me vi algo afectado por esa especie de impulso. Era... difícil de explicar, c-como si algo dentro de mi me empujase a actuar sin control, pero... pude resistirme.

>> Es mucha casualidad que todos esos fenómenos se den y vayan encaminados, todos, a un mismo propósito, ¿no creen? Sirius, mi hermano... si tal y como pienso estaban ambos controlados por la misma fuerza, entonces ambos actuaron de formas muy parecidas, ¿verdad? Y con un mismo propósito. Crear la tensión más intensa posible entre Shinryu y Elérea. Y eliminar... a quienes molestasen.

Cid dio un pasito adelante, saliendo entre la multitud en la que, por su pequeño tamaño, se camuflaba. Y sonrió a Wedge, mano en el mentón.

—... al fin alguien inteligente de verdad —musitó, para luego alzar la voz—. Teorizas entonces que alguien controló a un par de efectivos de Elérea, ¿no? Debe ser una persona o un grupo, no algo incontrolable y aleatorio; porque si todas esas pérdidas de control repentinas van encaminadas a un mismo resultado, es porque detrás de ellas hay un plan.

Hendrick cruzó los brazos.

—Pero no comprendo quién pudo hacer algo así, ni qué ganaría con todo eso —sentenció—. Ni Elérea gana con eso, ni Shinryu, ni Áurea, nadie gana con eso.

—Bueno, una persona sí gana. El mismo que ha manipulado todo a su favor —dijo Cid—. Ese Raif asqueroso. El principito de Fayar.

—... o quizá gana Elérea, y esto solo es una excusa para que no parezcan culpables —musitó Aster, casi para sus adentros, cruzado de brazos.

De pronto, una voz conocida surgió, apareciendo desde el interior de la base. Era Loke, que se incluyó a sí misma en la conversación conforme se acercaba.

—Lo de Raif es una opción posible. Pero difícil de imaginar, porque no se me ocurre forma en la que Raif pudiese haber logrado eso, máxime cuando no tuvo contacto alguno con Wezen o con Biggs, ¿cierto? —miró a Fauna, Brigid y Hendrick, e inclinó la cabeza a un lado—. Hola a todos, de nuevo. Gusto reencontrarnos, ¿verdad? ... ¿tenéis alguna noticia más sobre ella?

Wedge arrugó el ceño, extrañado. Pero fue Hendrick el que habló entonces.

—... algo tenemos, sí. Y por lo que veo, vosotros los eleanos también tenéis interés en ella, ¿no?

—Bueno, es enemigo del Imperio tanto como lo es de vosotros, por lo que vemos. Nuestros intereses se cruzan en este momento, una vez más. Y a vosotros, además, os interesa especialmente colaborar con nosotros para poder sacar a ese niño, a Calum, de Hitoki... y tenéis que pasar por ella para recuperarlo del todo.

C-Cierto. Aura tenía el orbe con el alma de Calum. Aunque recuperasen su cuerpo, Calum no despertaría si no era con ese orbe. Tendrían que derrotarla si querían salvar a su compañero, a su amigo, a su hermano. Aster chasqueó la lengua al oír aquello, frustrado. Era al que menos gracia le hacía aquella "tregua" con el Imperio, sin duda. Pero, ¿cómo podrían derrotarla sin ayuda? ¿Sin toda la ayuda posible? Era una Profeta. Nadie podría detenerla así como así; ya habían visto de lo que era capaz. Mucho menos podrían derrotarla ellos solos, por fuertes que se hiciesen.

—Deberíamos discutir sobre el tema, entonces —comentó Loke—. De momento no tengo duda de que la ofensiva de Shinryu será aplacada; en cuanto vengan a informarnos de ese hecho, usted, Paladín, podrá ir hacia allí y replegar a sus hombres áureos, si estos han intervenido tal y como preveemos. La idea es que lleve además al chico —miró a Cid, que apartó la mirada—. Eso podrá disuadir a los shinryaneses. Los eleanos no tienen órdenes de matar ni atacar, solo bloquear y defender. Pero si siguen atacando sin cuartel no tendrán más remedio que complicar las cosas, me temo.

—... está bien —sentenció Hendrick, asintiendo—. Soy el primer interesado en que no haya conflictos a gran escala, no se preocupe. Pero primero me gustaría cerrar los asuntos sobre Aura.

Wedge abrió mucho los ojos en ese momento.

—¿Aura? ¿Aura Goldenflare? Esa... esa es la ingeniera, ¿no...?

Loke chasqueó la lengua.

—Deberíamos entrar los altos cargos exclusivamente a discutir esto, señor Paladín. Los altos cargos y la chica —señaló a Fauna—. Es información reservada, por lo que me temo que los oficiales no tienen demasiada cabida aquí.

Pero Wedge intentó atajarlo, algo nervioso, por algún motivo. Biggs intentó tirarle del brazo para que no hablase más de la cuenta ni interrumpiese los asuntos de sus superiores, pero nada frenó al oficial.

—N-No, ¡un segundo! Por favor, necesito que me informen de esto. Por la conversación deduzco que esa Aura es alguien peligroso, ¿correcto? Quiero saber por qué. Quiero saber qué pasa con ella. ¡Decídmelo, por favor!

Cid miró a Wedge con cierta preocupación, como si presintiese que el chico estaba extrañamente agitado. Como si viese en sus ojos el latido acelerado del corazón del oficial, y los engranajes de su cabeza girando a gran velocidad, intentando hacer funcionar la maquinaria... pero faltando piezas en el mecanismo.

—... —Loke miró a Rigel, y suspiró—. ¿Qué opinan? ¿Se le debe decir a estos dos? Son sus oficiales, Comandante Betelgeuse. Huelga decir que cualquier problema que generen es su responsabilidad.

Los ojos brillantes de Wedge y la mirada preocupada de Biggs se clavaron entonces en Rigel. ¿D-Debía... contarles todo, entonces?


Para Rigel:
>> Contarle a Biggs y Wedge sobre Aura
>> No contarle a Biggs y Wedge sobre Aura
Esta decisión puede tener efectos en el futuro próximo de la trama, aunque la historia no cambiará sustancialmente.

 

~Fauna~

Kogyo seguía estando convulso. Las últimas lluvias habían sido inclementes y podían apreciarse los destrozos ocasionados por los monstruos por todo el pueblo. Soldados de Elérea y sus estandartes estaban en cualquier lugar.

Pude verlos ayudando a los civiles y ocupados en las reparaciones y al escuchar las palabras de Hendrick mi expresión se suavizó. Era en definitiva lo que le había dicho a Rigel de camino. Cuando cooperábamos las cosas funcionaban. No importaban nuestras fronteras e idiologías... si el fondo éramos lo mismo.

Raíces de un mismo árbol.

La situación al llegar a la sede me tomó con cierta sorpresa. Dos caras idénticas. Uno de ellos se abalanzó para abrazar a Rigel. ¿Jefe? ¿Eran sus hombres?

El segundo de ellos, exactamente igual al primero, se dio cuenta de nuestra presencia. Mientras Hendrick nos presentaba llevé una mano a mi pecho y asentí.

Fauna Van'Chamat. Hermana de la Suma Sacerdotisa Áurea.

La conversación giró entonces en relación a algo que no comprendí del todo. ¿Control? Sirius Wezen había actuado al parecer en contra de su voluntad, controlado por un agente externo. Al pensar en ello solo una persona vino a mi mente. Y pronto fue incluida.

Cuando Lady Locke se unió a la conversación no tardó en mencionarla.

Aura. La Profeta. La traidora.

Ante la confusión de los soldados eleanos mantuve la calma y hablé, apaciguada y serena.

—Rigel, son tus hombres. Creo que merecen saberlo.

 

Rigel Betelgeuse

Apenas pude creer que se me escapase aquella muestra de confianza con Fauna tan pronto. Y la chica lo notó, no pasó desapercibido. Contrario al rechazo que pensaba que provocaría (tal hubiese sido mi reacción si hubiese estado al otro lado), sentí cómo la áurea se mostraba conforme con el acercamiento, llamándome por primera vez por mi nombre, y reflexionando al momento sobre la improvisada unión que habíamos formado.

Aceleré el paso, para continuar a la cabeza del grupo.

No quería que notasen mi sonrojo.

Alcanzamos Kogyo sin ningún percance, sorprendentemente, encontrando únicamente tropas del ejército por el mapa de Shinryu. En la ciudad, Hendrick resaltó el estado en que se encontraba, habiendo sido atacada, pero ya estable y siendo atendida. Era un alivio que esa fuese la primera imagen que veían, porque daba mucha más credibilidad a mis palabras. Tanto así que Hendrick y Fauna parecían estar ya completamente del lado de Elérea. Los monjes, sin embargo, mostraban aún el dolor por la experiencia vivida. Y no podía culparles de eso.

A las puertas de la sede, Biggs y Wedge esperaban nuestra llegada. Particularmente sorprendido estuve de ver allí a Wedge, quien había partido hacia el bosque de Yggdrasil hace poco. Me abrazó de manera casi impulsiva, y si no fuera porque nos acompañaban, rápidamente hubiese reprochado esa reacción. Debía dar buena imagen.

—Biggs, Wedge. Me alegro de veros de vuelta, oficiales —saludé, separándome del abrazo del chico. Reconocieron pronto a Fauna, y el paladín se encargó de hacer las presentaciones—. Ellos son dos de mis oficiales, quienes se han visto envueltos también en todo este embrollo ocurrido en Shinryu —los presenté a los demás.

Fue Wedge el que tomó la iniciativa en la conversación, explicando ya lo que yo había contado. Afortunadamente, había decidido omitir ciertas partes de la historia, al igual que había hecho yo. Las ideas sobre las extrañas posesiones fueron compartidas con los recién llegados, e incluso Cid se atrevió a proponer que todo había sido obra de Raif, pues era el único que salía claramente beneficiado de todo esto.

Hasta que Lady Loke interrumpió, proveniente del interior de la sede. Salió con paso firme y semblante serio, como de costumbre, para dar la bienvenida a estos e invitarles a pasar. En la conversación, que comenzó allí en la puerta, Hendrick acabó por mencionar a Aura, aquello que parecía evitar hacer Loke a toda costa. Quizás porque sabía algo, pues Wedge fue el primero en saltar ante ese nombre y preguntar con curiosidad. ¿Por qué tanta intriga? La Consejera nos pidió pasar al interior y discutirlo con los demás superiores, pero el gemelo insistió. Estaba realmente interesado. Y de nuevo, esa curiosidad impulsiva no era muy propia de él, ni me parecía adecuada para el momento, pero me abstuve de comentar nada. Loke solo me miró, recordándome que ellos eran mi responsabilidad, y que si verdaderamente les informábamos era algo que debía decidirlo yo.

En otras circunstancias, la respuesta habría sido que no, de momento. Es más, probablemente Wedge sí hubiese sido informado, pero Biggs no, debido a los recientes acontecimientos. Pero ante la atenta mirada de Brigid, Áster, Hendrick y Fauna, y la intervención de Fauna, quien opinaba que debían saberlo, no me quedó otra opción.

—Vamos, entrad con nosotros. Hay varias cosas que aún no sabéis.

Avancé hacia el interior de manera instintiva. Por esta vez se saldrían con la suya, aunque solo fuera gracias a Fauna.

>> Contarle a Biggs y Wedge sobre Aura

 

Rigel tomó la decisión de contarle todo sobre Aura a Wedge y Biggs. Sobre los Profetas y sus cualidades mágicas impresionantes, su vinculación con los árboles, cómo Aura era una de ellas y parecía ser la vinculada a Edén, el árbol de Garladia, el continente al sureste. Por supuesto, Loke se aseguró de que Rigel no mencionase en ningún momento que el Imperio planeaba acabar con los Profetas: tenían delante al Paladín Áureo y a la hermana de la Suma Sacerdotisa, siendo esta última alguien importante en su continente, y... una de las profetas. No podían decir toda la verdad delante de ellos.

Esa parte, pues, fue omitida. Pero todo lo demás no: el ataque de Aura hacia Fauna, su secuestro por parte de la misma, el hecho de que se llevó el orbe, cómo estos objetos, los Ojos de Shinryu, eran en realidad las llaves para abrir las puertas al cielo... incluso Hendrick contribuyó dando nueva información sobre Zénit, notificando su muerte y explicando que parecía tener un poder especial relacionado con los árboles, cosa que parecía ser el interés de Aura. Por supuesto, tampoco indicaron a Loke detalles sobre cómo Fauna parecía haber... heredado ese poder.

Hendrick tampoco se fiaba del todo del Imperio, después de todo.

Y, cuando terminaron, Wedge quedó mudo.

—... A-Aura Goldenflare, la Ingeniera que ha desarrollado la tecnología magitek es... una Profeta. ¿Correcto? Y eso implica que tiene unas cualidades mágicas sobrehumanas. Entonces... n-no entiendo por qué ella tendría la necesidad de...

Biggs le miró, confuso. Y no pudo evitar alzar la voz para preguntar:

—¿Q-Qué pasa con eso, Wedge? —se sentía como si Biggs tuviese un nudo en la garganta, pero... uno que era ajeno. El que sentía algo extraño era Wedge; Biggs solo lo vivía en sus propias carnes, quizá por la conexión entre gemelos que siempre se decía que existía—. Aura es peligrosa y poderosa, sí. Parece que va a ser un problema... parecía estar a favor del Imperio al entregarle la tecnología magitek a todos los soldados, y eso es lo que ha hecho que Elérea sea tan poderosa como es ahora, pero al final no tiene pinta de que vaya con nadie en particular, ¿no? Parece que tiene su propia agenda.

Los ojos de Wedge se abrieron mucho, y sus manos, agarrando su cañón, temblaron.

—R-Repite eso que has dicho, Biggs.

—¿E-Eh? Que no tiene pinta de que Aura-

—¡No, antes!

—¿... que Aura le ha dado la energía magitek al Imperio?

Wedge se llevó entonces una mano a la boca, cubriéndola, sus ojos desencajados. Por su mente parecían pasar flashes, uno tras otro, como si una tremenda revelación le asaltase a la cabeza de repente. Miró a Rigel, repentinamente, luego a Cid.

—Jefe —dijo, primero—, usted no sintió nada en ningún momento durante aquella batalla contra Wezen, ¿verdad? Esa en la que peleamos, justo aquí, contra él, y donde Biggs perdió el control de sí mismo, y... yo casi también lo pierdo. Era un espacio cerrado, por lo que si había alguna magia o algo que provocaba esa pérdida de control... debería afectarle a Wezen, a Biggs, a mí, a todos. Y eso le incluye. Pero no sintió nada, ¿verdad que no?

—C-concluimos que era porque él es capaz de usar su propia magia —aseveró Cid. Pero, al ver la mirada de Wedge clavándose en él, tragó saliva—. Me jode decirlo, pero sé que algo horrible está pasando por tu cabeza y no sé qué es...

—... Cid. Esas cosas que tú fabricas, ¿magicita, era? —el niño asintió—. Esas cosas son... una tecnología que genera magia artificial, como la magitek, ¿verdad? Dime algo, ¿pusiste alguna en Rigel?

—¿Huh? —miró a Rigel entonces, confuso. Y fue como si algo hiciese "clic" en su cabeza. Seguramente solo Wedge y él comprendían ya por dónde iba aquella deducción, pero pronto todos lo entenderían—. Ah... n-no me jodas... s-sí, yo le puse una magicita revitalia cuando lo encontré herido. ¿Insinúas que...?

Wedge asintió, y se descolgó el cañón de sus hombros rápidamente, arrojándolo al suelo. Luego cogió el de su hermano, arrancándoselo, y lanzándolo también por los aires. Loke, Hendrick, todos, lo miraban con desconcierto. Pero Wedge jadeaba con dificultad, observando desde lejos los cañones. Y los señaló con un dedo.

Contenido oculto

—... siempre me ha faltado una pieza del puzle. Algo para entender qué sucedía con Wezen, qué le pasó a Biggs, qué me pasó a mí. No veía nada en común, nada que pudiese incidir en nosotros y no afectar a otros soldados, o no afectar al jefe. ¿Por qué nosotros? ¿Era Wezen el culpable, o también fue... una víctima? No lo entendía, porque desconocía de dónde provenía ese fenómeno, esa manipulación. Pero si precisamente Aura es una Profeta... todo tiene sentido. Esos son los culpables. Esos cañones.

—¿L-Los cañones? —Hendrick parecía confuso.

—¿Qué dices, Wedge? —Loke parecía preocupada, sus uñas clavándose en su brazo mientras cruzaba ambos—. Eso es una tontería... es imposible que tengan nada que ver, ¡son cañones! Sin más. Armas.

Pero Wedge, con un sudor frío recorriendo su mejilla, negó con la cabeza.

—Aura es una Profeta. Con poder mágico casi ilimitado. ¿Qué necesidad tendría alguien así de crear esta tecnología, que permite a los que no tenemos capacidades mágicas usar una copia de la misma? Es absurdo, sobre todo si sus planes al final no se alineaban con los del Imperio. Estuvo armando a un bando, ¿para qué? ¿Qué ganaba con eso? Claramente, si esa chica es la culpable de todas las cosas que cuentan... no daría poder mágico a alguien que parece ir con intereses contrapuestos a los suyos, el Emperador. Alguien que va también tras los Ojos de Shinryu.

—... pretendía otra cosa —meditó Cid, tragando saliva—. Además, para crear la tecnología magitek, tenía que extraer la magia de algún sitio... aunque luego el Imperio encontrase otras fuentes de magia, sacó de algún lugar la mayoría de productos cuando empezó a repartirlos como la "creadora" de la tecnología magitek.

—De sí misma —dijo Wedge, poniendo los brazos sobre la mesa de la sala de reuniones, ceño fruncido, inclinándose hacia delante, hacia Loke, Rigel y los demás—. Ella usó su propia magia para crear la mayoría de tecnología magitek que usamos en Elérea. Y vosotros lo habéis dicho antes, Hendrick: el Maestro, un Profeta, tenía poderes especiales y únicos por ser un Profeta, ¿cierto? Eso nos hace pensar que cada Profeta tiene su propio... poder especial. Puede usar su magia de distintas formas. Puede manipular su magia de distintas formas.

—N-No... —los ojos de Loke temblaron.

—... Wezen usó un aparato magitek para sacarnos a mí y a él de aquella explosión, en el Bosque de Yggdrassil —siguió diciendo Wedge—. Y en la batalla que tuvimos aquí mismo, usó energía magitek para darse fuerza y cubrirse de oscuridad. En otra palabras, usó magia de Aura.

—M-Magia de... ¿Aura? —Hendrick estaba nervioso, agitado.

Todos lo estaban. Pero Wedge no se detuvo en su exposición.

—Sí. Sirius tenía una fuerte carga de energía magitek cerca de él, como la tuvo Biggs, como la tuve yo. Y si la energía magitek es magia de Aura... y ella puede hacer algo especial con su propia magia, moldearla y manipularla... ella puede controlar a todos los que tengan suficiente contacto con la energía magitek.

—¿C-Controlar...? —los ojos de Biggs se tornaron vidriosos—. ¿A-Aura es la que controlaba... a Sirius Wezen? ¿La que me controló a mí para que disparase aquel cañón contra el Monte? ¿La que... me controló para que matase a Boko?

Wedge chasqueó la lengua.

—... en una sala tan pequeña como esta, cualquiera pudo verse afectado por la influencia de magia. Si hubiese sido simplemente algún tipo de magia, Rigel también se habría visto afectado. Nada en su propia magia le protegería del hechizo de otro. Pero es que simplemente no fue un hechizo; fue la mera exposición a la energía magitek. Y él estaba espuesto, sí... usualmente no tiene mucho contacto con la tecnología que tanto odia, pero ese día estaba rodeado, era imposible evitarlo. Y sin embargo, no se afectó. Esa ha sido la gota que ha colmado el vaso para mí... no se afectó porque algo le protegía. Otra tecnología que manipulaba la magia de forma distinta y que bloqueaba el efecto de la magitek. De la manipulación de Aura.

Cid miró entonces una de sus esferas.

—... m-mi Magicita... la magicita revitalia que le puse en el pecho.

Wedge dio un golpe en la mesa.

—¡Estoy seguro de ello! ¡Señorita Loke, Rigel! ¡Paladín Hendrick! ¡La tecnologá magitek es una trampa para que Aura pueda manipular a todo el ejército entero! ¿¡Dónde están ahora mismo las unidades!? ¿Han llevado armamento magitek a esta batalla?

Loke se llevó una mano al pecho.

—S-Sí... Darek y Erin, los titanes, están al mando, y todos van con tropas magitek.

—¡Mierda! —Wedge dio otro golpe, dientes apretados—. Si Aura controló todo este tiempo a Wezen para que contribuyese a acrecentar este conflicto, y controló a Biggs para hacer lo propio, todas sus acciones parecían ir encaminadas a que nos enfrentasemos a Shinryu... si ahora lo ha conseguido, puede ser ahora cuando active el control masivo.

>> ¿¡Os dais cuenta!? ¡T-Tenemos que impedirlo! ¡Corren peligro, todos, Shinryu, Áurea, Elérea! ¡Hablamos de un ejército entero reunido en un mismo punto, en plena batalla, que alguien puede controlar a su antojo! ¡Es como darle a Aura un ejército entero a su servicio de seres sin mente! ¡¡Vamos!! ¡Debemos impedirlo! ¡Quitémosle todo el armamento magitek a todos los soldados que haya por aquí, y luego vayamos al campo de batalla, ya!

—P-Pero, ¡Wedge, espera! —Biggs tiró del brazo de Wedge, impidiendo que saliese corriendo—. ¿Cómo vamos a pelear, sin el cañón...?

—... eso es lo de menos —dijo Wedge—. ¡La idea no es pelear! ¡Es evitar la masacre que se avecina!

L-La masacre... que se avecinaba. Aura... la energía magitek...

¿Desde el inicio solo fue una forma de facilitarse un ejército de esclavos? ¿Era ese su poder? ¿Controlar a otros a través de su magia? Todo esto... todo esto fue desde el inicio una gran artimaña de la Profeta, un gran plan destinado a... tener a Elérea al completo a su merced.

Y si lo iba a usar ahora, todos corrían peligro, en efecto.

Erin, Darek. Elérea. Shinryu. Todos.

El mundo entero podía correrlo.


Proseguiremos en el Mapamundi, yo os llevaré allí directamente etiquetándoos. Podéis rolear lo que queráis aquí entretanto, claro.

 

~Fauna~

Cuando todos salieron apresuradamente yo me quedé atrás, ensombrecida mi mirada por la capucha. Los acontecimientos se habían precipitado y las firmes conclusiones del oficial de Rigel eran firmes.

¡La tecnología magitek es una trampa para que Aura pueda manipular a todo el ejército entero!

Retumbó con fuerza.

Flasbacks repentinos cruzaron por mi mente como las visiones de los sempiternos. Retazos de imágenes que parecían haber sucedido hacía siglos. Eran vivencias que reconocía porque aunque parecía haber pasado mucho tiempo no debían haber sido más de unas semanas, quizás algunos meses.

Y en conjunción con ellas: esa voz.

>>La tecnología Magitek busca algo muy sencillo, y a la vez muy complejo: lograr reproducir los efectos de la magia artificialmente, para que cualquier persona pueda usarla. Muchas personas nacen con un don para la magia; tú y yo somos dos de esas personas, y por lo que he comprobado en nuestro combate juntas, usamos magia similar. Tu magia es magia blanca, magia de luz, sagrada; y, aun así, hasta nosotras somos distintas. Mi magia se enfoca más a la luz pura y la manipulación de esta. La tuya, a la curación. Pero... ¿te das cuenta de lo útiles que son ambas? Tú puedes sanar heridas. Yo puedo exterminar monstruos, e incluso usar mi luz para usos técnicos, como iluminar calles oscuras. Mira.<<

Fue como una punzada. Mi cabeza retumbó y el dolor repentino me hizo encogerme sobre mí misma. De nuevo estaba siendo sobrepasada por mis propias emociones. Sabía que su corazón era negro. Sabía que era como la hiedra venenosa, que empozoñaba y envenenaba todo a su paso. Pero no conocía los alcances de su ambición.

Sobre todo porque en algún momento yo...

—Ella dijo que su objetivo era facilitar la magia para hacer buenas acciones—murmuré. Mis cuernos punzaron y me llevé mis manos a los mismos, esquiva—. Que la energía magitek era algo que serviría para crear y no destruir. Y yo la creí.

Apreté los labios. Mi voz salió con dificultad, apretada y entredientes. Sentimientos como el odio... eran demasiado negativos y tendía a apartarlos. Mi cautiverio me robó la capacidad de sentir. Y ahora que estaban volviendo a hacerlo no quería llenarme de emociones nefastas.

Pero en ese momento sentí como si me corrompieran.

>>La quería. Incluso después de enterarme de que fue ella la culpable de todo el daño que sufrí... la quería. Creí que quizás había algo bueno en ella. Que tal vez algo de nuestra amistad fue real...

>>Me equivoqué.

Bajé mis manos temblorosas de mis cuernos y lentamente alcé la mirada. En la sala solo quedaba Brigid. Mi amistad con ella... sí era real. O al menos solo era mi corazón queriendo aferrarse a eso.

>>Ella es el verdadero monstruo. No aquellos que juró destruir.

Tomé apresuradamente mi arco y mi báculo y sin mirar a la Guardiana, salí apresuradamente de la sede.

>>Deprisa Brigid—dije—. Tenemos que detener esta locura.