Habitación de Aoi [Ryoshi; Aoi] Ryoshi la observó con detenimiento; la vió abrir y cerrar la boca varias veces y estuvo tentado a decirle que no debía decir nada, que la entendía; pero habló y esto le provocó una sonrisa, mas al verla sonrojarse y bajar la mirada, de esa manera despegó su mano del rostro de Aoi. Después ella tomó el frasco y bebió la mitad para extenderle el resto a Ryoshi. Ryoshi lo tomó sin entender qué era; pero lo bebió confiado, sabía que Aoi no le haría daño alguno. Era la primera vez que tomaba un medicamento, por lo que soportó el sabor amargo y puso el mejor rostro posible para no demostrarle que aquello sabía fatal. Se sentó mientras soltaba el listón de su cabello; dejando que su cabellera se relajara sobre sus hombros; después se dejó caer hacia atrás, mirando el techo; aun llovía, se escuchaba — Quiero dormir a tu lado —mencionó sin reparo alguno; cerró los ojos, esperando sólo descansarlos para poder seguir conversando; pero el cansancio pudo más, la fiebre y los músculos tensos lo obligaron a no abrirlos más; quedándose recostado, con un rostro plácido. Casa de los nuevos shinobi [Seikanji; Aoi; Akihito; Ryoshi; Fureku] La noche había descendido en Koga; la lluvia seguía, esta vez acompañada de una flauta ligera. En la habitación principal; Fureku y Aki preparaban los platos para poder comer; había una gran olla con un caldo que olía muy bien. A su vez, varios encurtidos estaban servidos en mesas individuales para cada quien; además de jarras con sake tibio. Ryoshi había despertado desde que escuchó la flauta en el exterior, esperaba sentado a que Aoi despertara de su siesta. Estaban todos descansados. Contenido oculto Ayeah rapuma Nekita abro la noche después de un post más de Ayeah. Para que todos estén ya descansados
Aoi Nobunaga Observó a Ryoshi vaciar el frasco y sonrió algo más relajada mientras él se soltaba el cabello y se tumbaba sobre el tatami... Relajación que tardó poco en ser perturbada al escuchar la petición del joven. Abrió los ojos con sorpresa ante lo inesperado de la misma, pero no tuvo siquiera tiempo de reaccionar, pues antes de formular una respuesta Ryoshi ya dormía profundamente. Dejó escapar una risa ahogada y se quitó el parche, enrollandose sobre sí misma a poca distancia de donde él descansaba pero con cuidado de no tocarlo y, tras observarlo dormir unos instantes, el sueño también la venció a ella. Despertó al aroma de la comida, su estómago gruñendo suavemente en respuesta al mismo. Se estiró como un gato y sus ojos aun somnolientos se toparon con la mirada de su compañero de habitación. Le dedicó una leve sonrisa, recorriendo con los ojos la cascada de cabello negro que caía suelto por su espalda, e introdujo la mano en una de sus mangas para extraer el listón que había recuperado en Iga. — Quizá quieras atarlo con ésto.— Susurró, depositándolo en la palma de su mano y cerrando sus dedos en torno a la castigada tela.
Akihito Shishio Jamás había extrañado tanto un baño con agua caliente como ese día, luego de todo lo que había sucedido quería sentirse limpio, quitarse su sangre, la ajena, cualquier cosa que cargara aquella espada de Shura que había tomado; que todo se lo llevara el agua y así sentirse mucho más tranquilo en lo que restaba de ese día y en los siguientes, tanto así que ni buscó prestarle más atención de la debida a sus futuras cicatrices en su pecho, solo al salir procuró acomodarse bien su yukata y desenredarse el cabello. Y el descanso vino de forma casi automática cuando tocó el futón de su habitación y probablemente hubiera seguido durmiendo para largo si no hubiera sido por aquel suave sonido de flauta que se colaba entre la lluvia, tallando sus ojos para terminar de despertarse luego de reincorporarse motivado también por el aroma de la comida. Antes de salir, tan solo amarró el listón de su cabello a su muñeca por si acaso luego necesitaba arreglarlo y se encaminó hacia la habitación principal, saludando con un movimiento de cabeza a los dos presentes —Buenas noches... ¿necesitan ayuda en algo? —Preguntó con cierta curiosidad al observar los preparativos que estaban haciendo. Contenido oculto Akihito con pelo suelto <3
Seikanji Yamagawa Despertó con un sobresalto, sentándose en la cama mullida. Su pecho subía y bajaba, al compás de vértigo de su respiración. Se tocó la frente y miró hacia los lados, orientándose poco a poco y encontrándose en la habitación que le habían asignado en Koga. Se movió y sintió el papel donde había dibujado a Aki atascado a mitad de camino de su sábana y su cuerpo. Lo tomó y lo depositó en una pequeña mesita al lado de su cama, admirando el trazo. Se abrazó a sí mismo y caminó a una ventana, oyendo el ritmo de la lluvia. Miró como si estuviera hipnotizado, con la música de la flauta de fondo; las gotas de lluvia rebotando en el suelo y la noche que ya había descendido en la ciudad shinobi. Acercó aún más su rostro a la ventana, entre medio escondido, medio alerta; no se había dado cuenta pero su mano derecha rascaba su mano izquierda en un gesto inconsciente de cuando estaba nervioso o ansioso... ¿O era miedo? La música de la flauta inundaba sus sentidos, pero su mente estaba atrapada en un bucle eterno siempre que la lluvia caía de noche. Recordaba su hogar, una vida que parecía tan lejana que quizá nunca hubiera sido real, como un espejismo, una ilusión. Recordó el calor del fuego y los gritos, desgarradores, que le atormentarían siempre. Veía a su madre ser asaltada por los Taira mientras le realizaban un montón de cosas que pensaba que eran inimaginables. Volvió a esa noche, aunque fuera solo en recuerdos y se quedó congelado, oyendo los truenos desgarrando el cielo y los relámpagos iluminando tenuemente la ciudad que se encontraba a oscuras. Comenzó a llorar mientras sonreía. No se movería de la habitación, se sentía frágil y nadie podía verle de esa forma. Pero aunque quisiera volver a su cama entendió que sus pies no se moverían de la ventana, que su mente no quería descansar de las atrocidades que le golpeaban como kunais envenenados. Lo único distinto esta vez es que la música le acompañaba en su dolor. Buscó entonces con su mirada su instrumento musical, aquél koto que fue regalado por uno de sus hermanos. Cuando lo encontró tuvo fuerzas de despegarse de aquella lluvia cargada de recuerdos nefastos y poder sentarse alrededor de su instrumento. Lo acarició con suavidad, sus dedos eran largos y finos, ideales para las cuerdas. Comenzó a tocar una canción que le gustaba a su madre sin saber que hacía un hermoso y bello juego con la melodía de la flauta de fondo.
Habitación de Aoi [Ryoshi; Aoi] Ryoshi mantuvo la mano cerrada por unos momentos; miró a Aoi y nuevamente hacia su mano, esta vez la abrió, encontrando el viejo listón. Tragó grueso —Era una promesa — dijo sin levantar la vista —Siempre fue olvidadiza; por lo que le entregué el listón para que no olvidara esa promesa — bajó la mirada —Parece que el que la olvidó fui yo. Ató su cabello nuevamente en la coleta alta, con la suficiente fuerza para que el cabello no le estorbara enfrente. Miró a Aoi —Gracias por aun confiar en mi. Casa de los nuevos shinobi [Seikanji; Aoi; Akihito; Ryoshi; Fureku] Tanto Aki como Fureku negaron ante la pregunta de Akihito — Ya está listo todo —mencionó Fureku quien señaló el sake —Hasta podremos beber un poco, cortesía del señor Murai. En ese instante; escucharon que al sonido de la flauta se le unía un koto; que a la par del sonido de la lluvia, ni la dulce sonrisa o palabras de Fureku parecían alegrar el ambiente. Aki miró hacia la habitación de dónde provenía el sonido del koto; mientras Fureku miraba al techo, de dónde provenía el sonido de la flauta. La flauta siguió al koto en su llanto; hasta que la flauta se evaporó, dejando al koto y la lluvia terminar la melodía. Habitación de Seikanji [Seikanji; Dozan] Dozan entró por la ventana corrediza —Koto...—dijo guardando su flauta junto a su katana. Estaba empapado; y su rostro mostraba el morado del golpe recibido por la tarde; pero por suerte, aun podía abrir la mandíbula; Aki había hecho un buen trabajo aparentemente. —Aquellos que no saben expresarse con la voz; lo hace por medio del arte —dijo mientras veía el retrato que había hecho tiempo antes —El dolor siempre hace gran arte ¿No crees?; el dolor mueve a los artistas, les da la energía a pesar de que parezca que los destroza; un artista sin dolor no crea maravillas, y es por ellos que siempre vive atormentado. Pero también es por lo mismo que es valiente —tomó el retrato y lo observó a detalle — Parece que los artistas atraen el dolor de una manera misteriosa; porque eso es su inspiración, y aunque lo nieguen, es verdad que a veces lo gozan. Contenido oculto Ayeah rapuma Nekita abro la noche después de un post más de Ayeah. Para que todos estén ya descansados
Aoi Nobunaga Escuchó en silencio las palabras de Ryoshi y asintió, dedicándole una sonrisa tranquila mientras alargaba una mano temblorosa para recolocar un mechón de su cabello recién recogido. Confiaba en él. Y ese pensamiento la sorprendió. Nunca antes se había sentido de esa manera, jamás había podido quitarse el disfraz de shinobi y ser simplemente Aoi. El control de sus expresiones se rompió del todo y enterró el rostro entre sus manos para ocultarlo, temerosa de revelar demasiado. — No confío en nadie.— Mintió, con un hilo de voz ahogada y dubitativa. Observó a Ryoshi con algo parecido a la timidez entre sus dedos y, finalmente, dejó caer las manos y mordisqueó su labio inferior con nerviosismo.— Creo. Volvió a ruborizarse y se puso rápidamente en pie para distraer la atención de su sonrojo. — Deberíamos ir a cenar antes de que no quede nada. — Exclamó atropelladamente, en un intento por huir de aquella incómoda situación.
Seikanji Yamagawa Apenas sus dedos terminaron de tocar la fina cuerda del koto, la ventana se deslizó y Dozan hizo acto de presencia. Pero el joven Yamagawa no se sobresaltó, tampoco se molestó, simplemente siguió con su mirada al hombre que exploraba su cuarto; la eterna sonrisa congelada en su rostro, como si no importara las desdichas o los acontecimientos, Seikanji siempre sonreiría a pesar de las inclemencias del mundo. —El dolor siempre es un incentivo, señor Dozan. —aunque se mostraba feliz, la voz salió apagada, como si tuviera un nudo en su garganta. —Hay gente que lo utiliza para afrontar sus miedos, para ser implacables en la batalla. —guardó el koto debajo de su cama con tanta delicadeza que parecía una ceremonia. —Pero yo lo utilizo para expresar, como bien atinó usted. —se puso en pie, mirando también el retrato que había hecho de Aki y luego se sentó en la cama. —¿Quién le enseñó a tocar la flauta, señor Dozan? Había quizá otras preguntas más llamativas, como el por qué conocía a Ryoshi, el acompañante de la aprendiz de Wu; o también cuál había sido la razón del conflicto entre ambos y como resultado la mandíbula hinchada de su interlocutor. Pero para Seinkanji la música era primero y era lo que, al menos para él, importaba en alguien. Dozan automáticamente había ganado su atención gracias a ello.
Habitación de Aoi [Ryoshi; Aoi] Ryoshi la observó, esta vez con un dejo de ternura; entendía. Lo hacía y no sabía como era capaz de hacerlo. Porque no sólo entendía aquellos sentimientos que el cuerpo de Aoi ya hacía obvios para él, sino que también entendía más allá de ellos, comprendía el por que no salían de su pecho sin siquiera conocer la historia detrás de ese par de ojos. Se puso de pie detrás de ella, se adelantó y abrió la puerta corrediza "Antes de que no quede nada..." — Estoy de acuerdo, debemos aprovechar comida caliente bajo un techo tibio Habitación de Seikanji [Seikanji; Dozan] Dozan observó como Seikanji guardaba el koto y después reposaba —Un... yurei—mencionó sin mayor contexto —¿A ti quién te enseñó a tocar el koto? ¿Y usar... la tinta?— preguntó notando la sangre sin hacer énfasis en ello. Casa de los nuevos shinobi [Seikanji; Aoi; Akihito; Ryoshi; Fureku] Ryoshi y Aoi se unieron al resto; Fureku les extendió un tazón con sopa; estaba compuesta de pescado y algunas verduras y fideos; un platillo completo en un sólo tazón. Ryoshi lo tomó y lo sujetó en sus manos perdido en el aroma y el humo que golpeaba su ya muy cercano rostro al tazón. No lo sorbió, lo olfateaba y observaba atónito. Contenido oculto Ayeah rapuma Nekita tiro dado de evento :3
Seikanji Yamagawa —¿Un yurei? —repitió como si quisiera estar seguro de haber oído eso. —Entonces... ¿era un buen yurei, no es cierto? —preguntó con una inocencia que no era fingida, al menos no en esta ocasión. —Mi hermano Jiro me trajo tinta y pergamino en uno de sus viajes: mi madre me enseñó a escribir en chino, japonés y kanji. Fue Jiro quien me enseñó a escribir en sanscrito. Aprendí de mirar y replicar a mi manera. Es fácil para mí, al igual que el koto. Jiro también me lo trajo y me enseñó a usarlo poco a poco. Se rascaba el dedo índice de la mano izquierda mientras hablaba, con la cabeza gacha; no se animaba a entablar contacto visual cuando recordaba su pasado y lo detallaba en voz. —Jiro siempre me hablaba de un yurei en uno de sus viajes, pero nunca supe si eran anécdotas o simples fábulas. ¿Realmente existen?
Aoi Nobunaga. Sonrió aliviada cuando Ryoshi abrió las puertas correderas y lo siguió con asentimiento, agradecida de volver a aquella extraña normalidad que habían alcanzado de entendimiento mutuo. La mayor parte del tiempo se sentía cómoda a su alrededor, pero le incomodaba expresar sus propios sentimientos y, en cambio, él lo hacía con demasiada naturalidad. Sacudió la cabeza con suavidad y rió por lo bajo, sintiéndose algo ridícula ante la sensación de haber vivido un momento trascendental cuando apenas había ocurrido nada entre ellos. Pero no logró apartar por completo el sentimiento por lo que decidió simplemente ignorarlo. Le resultaba más fácil ahora que se encontraba mejor. Parece ser que la medicina no estaba envenenada después de todo... Otra sorpresa. Se colocó en parche sobre su ojo azul y siguió a Ryoshi hasta unirse al resto. Olisqueó el tazón de sopa aún con desconfianza, introdujo su dedo meñique y se lo llevó a los labios. Tenía tan buen sabor que quiso abalanzarse sobre el resto, pero decidió aguardar unos instantes a la espera de que la diminuta cantidad ingerida delatara su naturaleza nociva... O no. Fue entonces cuando captó la mirada atónita de Ryoshi. — ¿Ocurre algo? — Preguntó, más curiosa que preocupada está vez.
Habitación de Seikanji [Seikanji; Dozan] Dozan escuchó con atención la historia de Seikanji —Entonces... eres un prodigio —mencionó afirmando, Dozan no parecía ser expresivo a demasía; pero no estaba nulo de emociones, se notaban en su voz, la cual mostró sorpresa — Son doctrinas complejas. Después afirmó ante la pregunta de Seikanji —Claro que son reales —miró a Seikanji —Yo vi un Mayoibune —mencionó con recelo —un barco fantasma; estos barcos se dicen que representan el alma de un marinero que muere con el hundimiento de su barco. Aparecen el la noche; antes de verlos... los escuchas... Tomó su flauta nuevamente y deslizó la puerta de Seikanji para salir de allí tocándola. Casa de los nuevos shinobi [Seikanji; Aoi; Akihito; Ryoshi; Fureku] Ryoshi miró a Aoi y sonrió con el tazón en sus manos —Nada... es sólo que...—miró nuevamente al tazón sonriendo —Es mi primera comida caliente en mucho tiempo... Y en ese instante, nueva música; misma fuente. Dozan salía de la habitación de Seikanji tocando la flauta; provocando que los presentes lo miraran. Paró un momento para sentarse un tanto alejado del resto. —Le comentaba a tu amigo...— dijo Dozan mirando a Ryoshi para después señalar a Seikanji —... de nuestro encuentro con un Mayoibune. Ryoshi rio y negó —No te dejes asustar por Dozan; son sólo historias; comamos —dijo únicamente mirando a Aoi; después desvió su vista hacia Dozan —No arruines este momento con tus creencias en fantasmas absurdos —No son simples cuentos para niños; existen. Son demasiado reales. Y no deberías provocarlos Ryoshi lo miró con molestia, después acercó el tazón a sus labios y sorbió con fuerza. Contenido oculto Ayeah rapuma Nekita
Seikanji Yamagawa Siguió veloz a Dozan, intentando seguir oyendo sobre ese tema tan interesante y que no debería pertenecer a su plano terrenal. Tanto le invadía la curiosidad que olvidó cerrar la puerta de su habitación pero en cambio se adentró con velocidad tras Dozan, siguiendo el ritmo de la flauta y el exquisito olor de la comida que flotaba en el aire. Su estómago crujió por dentro. ¿Hacía cuanto que no comía? Se frenó en seco cuando vio a los demás, sintiéndose de pronto expuesto. No quería oír un trueno fuerte y asustarse como el niño asustado que era en realidad. Meneó la cabeza y se centró: observó a Aki durante un buen rato, admirando su rostro que había quedado tan bien retratado en papel. Luego observó a Fureku y a Akihito y les hizo una reverencia por la comida. Se sentó frente a Ryoshi, olvidando por completo todo lo vivido hasta el momento y dejando rienda suelta a su inocencia y pasión por un tema que no alcanzaba a comprender del todo. —¿Y que hicieron? Con el Mayoibune, digo... —se sintió apenado por la pregunta infantil y tomó con ambas manos el tazón y se lo llevó a los labios, más por un gesto de esconder su rostro que por otro. —¿Aquí habrá algún... yurei? —dijo de pronto un poco más nervioso que de costumbre. ¿Habría sido buena idea atormentar a las almas de Iga?
Aoi Nobunaga Meditó la respuesta de Ryoshi cayendo en la cuenta de que también era la suya, pero nunca había visto la comida como algo más allá del sustento que movía su cuerpo por lo que no le había dado mayor importancia. Comía porque tenía que hacerlo, y eso era todo. La entrada de Dozan y Sekanji la distrajo del hilo de sus pensamientos y escuchó el intercambio entre el primero y Ryoshi. Se trataban de forma bastante familiar y Aoi se preguntó de qué se conocían. Tomó un lento y silencioso sorbo de sopa, sintiendo cómo el calor reconfortaba su cuerpo y se deleitó en su sabor. ¿Cuántas experiencias había perdido viviendo como lo hacía? Era la primera vez que comía algo que no hubiera preparado o, más bien, recolectado ella misma y, tras saborear aquello, cayó en la cuenta de que era una terrible cocinera. Sacudió la cabeza para sí, sorprendida por lo cómoda que se sentía entre aquel grupo de personas, y se permitió bajar un poco la guardia... Al menos por esa noche. — Por supuesto que sí.— Respondió fríamente, tras depositar su tazón en la mesa con un golpe sordo y retirar su parche para clavar su mirada bicolor en Seikanji.— Lo tienes delante. Le dedicó una sonrisa torcida. Muchas veces la habían llamado yurei pero, irónicamente, Seikanji le habia puesto el nombre de uno. Por supuesto, ella no creía en esa clase de historias. Los peores demonios eran humanos y ella misma era una prueba viviente de ello.
Seikanji Yamagawa La voz de Aoi lo tomó por total sorpresa, golpeando su baja guardia y abriendo la boca como si no esperara otra réplica aparte de los dos hombres que habían vivido esa experiencia paranormal. Luego miró con intensidad ese ojo azul y sonrió con alegría, era cierto, casi lo había olvidado. El apodo de la aprendiz de Wu. —Casi que lo olvido, señorita Yuki-Onna. Pero sería más una criatura de hielo que ronda las montañas nevadas del norte del país. Con ojos tan eléctricos y azules como los de usted. —bebió un poco más del tazón hasta dejarlo vacío: no le agradaba que notaran la emoción en su timbre de voz al hablar sobre esos casos extraños que siempre le contaba su hermano luego de sus viajes tan largos y que le obligaba a estar fuera del hogar por jornadas extendidas. No sabía si era emoción al recordar un viejo tema de conversación o lo era porque extrañaba a su hermano Jiro. Intentó cambiar el tema de la conversación antes de que alguien notara su caparazón expuesto. —¿Estaban también en una embarcación al ver el barco fantasma? —preguntó mirando la taza de sake. No se animaba a beberla, jamás había consumido alcohol.
Casa de los nuevos shinobi [Seikanji; Aoi; Akihito; Ryoshi; Fureku; Dozan] Aki miró a Seikanji en el momento que él la miró; un reflejo de una arquera, era ese sexto sentido que le hace levantar el pelo de la nuca, ese sentimiento de ser "cazado". Las miradas se desviaron después, casi al unísono. Fureku comenzaba a servir el sake sin miedo a lo que se hablaba, le emocionaba más el beber aparentemente; se giró a Akihito —Aki...—mencionó ante Akihito, entregándole el sake. —¿Si?— preguntó Aki haciendo que Fureku se volteara a mirarla. Sería confuso para él referirse a dos Aki. Mientras tanto las preguntas de Seikanji hicieron que Ryoshi siguiera tomando la sopa, y cuando Aoi le respondió, Ryoshi la miró y sonrió; él conocía su nombre, lo había ganado, y aquello lo hacía sentir especial en ese momento. Guardaba el secreto como un tesoro, uno que no quería compartir con nadie más. Fureku ya había colocado sake frente a todos con una gran sonrisa. Dozan sonrió —Éramos unos niños —dijo mirando a Ryoshi quién le regresó la mirada, esta más intimidante —Perdón, ¿Quieres contarla tú, Ryoshi? —Es por tu manera de hablar por la que acabas como hoy en la tarde; descansa la boca, o tal vez dejes de moverla permanentemente — Ryoshi se comenzaba a notar molesto. No ocultaba ninguna de sus emociones, las dejaba correr como cauce de río. —¿Es por el miedo a los yurei? ¿o por Kaori? —preguntó Dozan Ryoshi dejó inmediatamente el tazón y se levantó de golpe —¡Dozan! Dozan dio un paso al frente; aun su boca estaba algo hinchada y morada del último enfrentamiento con Ryoshi —¿Planeas matarme? Esa es tu solución a todo ¿No es cierto? anda, hazlo. Saludaré a Kaori de tu parte. Contenido oculto Ayeah rapuma Nekita Bueno... Ryoshi se le va a ir encima. Esta vez no sólo sería un golpecito. Si desean intervenir pues un dadito de 20 no es obligatorio intervenir. Fureku no lo hará. 1-5- fallan deteniendo a Ryoshi 6-10- no detienen a Ryoshi pero logran jalar a Dozan para que a este no lo ataquen. 11-15- no detienen a Ryoshi pero logran interponerse entre él y Dozan. Ryoshi no los atacará a ustedes. 16-20- Detienen a Ryoshi [Aoi lo puede detener sin tirar dado]
Seikanji Yamagawa Su instinto afloró como el de un felino y saltó hacia atrás, justo por delante de Fureku para de esa manera tenerlo protegido en su retaguardia mientras Ryoshi iniciaba el ataque provocado por Dozan. Era una lástima, pensaba Seikanji. Era una conversación pequeña pero que había hecho un pequeño nido de luz en su pecho el cual se opacó al instante de la pelea. Seikanji miró entonces directamente a los ojos de Aoi. Si había alguien en esa casa capaz de detener a Ryoshi sin el derramamiento de sangre era esa misteriosa mujer. Afirmó con la cabeza en su dirección, esperando y contando la acelerada respiración que oía a espaldas suyas, el noble Ikeda no era alguien acostumbrado a las peleas... o eso creía Seikanji. Se mantuvo atento, sin mover la cabeza pero deslizando sus pupilas de guerrero a guerrero. Apretaba las kodachis ocultas dentro de su kimono; si Yuki-Onna detenía a Ryoshi y Dozan seguía la provocación, debería eliminar a la amenaza que constituía aquél equipo. Era una pena. Seikanji quería conocer a ese yurei que enseñaba clases de flauta.
Aoi Nobunaga Sintió sus nervios crisparse a medida que Dozan hablaba y, lo que comenzó como una inocente conversación sobre cuentos infantiles terminó con la furia arrolladora de Ryoshi poniéndose en pie. Se centró en su sopa y terminó de beberla lenta y sonoramente. Estirando uno de sus brazos para aferrarse al kimono de Ryoshi y tirar de él con fuerza para sentarlo de nuevo. Podía imaginar quién era Kaori y, las palabras de Dozan se le antojaron puñales envenenados pero no quería que Ryoshi cargara con el peso de su muerte también... No si se conocían desde niños. Era un hombre demasiado impulsivo y, Dozan, demasiado estúpido. — Como no controles tu lengua seré yo quien te la corte. — Respondió con calma, sin mirarlo pues el sake había acaparado toda su curiosidad. No era una simple amenaza. Lo decía completamente en serio.
Akihito Shishio Por un momento estuvo preocupado de que Seikanji no terminara por aparecer en la cena que estaban teniendo por la forma en la melodía se fue desvaneciendo entre la lluvia y el hecho de no verlo aparecer después de la mujer y Ryoshi. Por suerte, no pasó mucho tiempo desde que inició a comer con tranquilidad luego de agradecerle a Fureku y Aki por la cena en cuestión que Dozan y Seikanji finalmente aparecieron con una entrada bastante particular y llamativa. De allí solo estuvo escuchando atento a la conversación con una pequeña sonrisa mientras comía en silencio por la forma en la que se estaba desenvolviendo todo, si bien compartía el punto de vista de Dozan no sentía que fuera muy necesario comentar al respecto para no desviar el tema de la posible historia que se fuera a contar. Porque... dentro un hogar pudieran haber muchos entes, ¿no? En los armarios cerrados y olvidados, grietas, áticos... pero nada especialmente peligroso a su parecer. Y dentro de sus propias supersticiones, se sentía seguro por la misma ropa que usaba. Solo salió de aquel modo de espectador cuando escuchó a Fureku... ¿hablarle? —¿Sí? —Preguntó luego de la arquera no tan seguro en realidad si debía de responder o no, pero con lo rápido que habían subido las tensiones entre los dos invitados esa confusión de nombres quedaba en segundo plano. —Este no es un lugar, ni el momento para que se provoque otra pelea entre ustedes —Habló dirigiéndose a Ryoshi y luego Dozan —, menos utilizando la memoria de alguien que ya no está aquí porque deseas conseguir una reacción, déjala descansar como merece. —Si la cosa seguía sentía que iba a ser el mismo Dozan quien terminara provocando algún ente o presencia por estar haciendo esa clase de comentarios.
Casa de los nuevos shinobi [Seikanji; Aoi; Akihito; Ryoshi; Fureku; Dozan] Ryoshi sintió el tirón en su ropa; no necesitaba girar el rostro para saber quién era la que lo estaba deteniendo; no se zafó del agarre y mucho menos lo ignoró, se dejó llevar sin queja alguna, no porque la fuerza física fuera superior a la de él; fue una fuerza distinta la que lo llevó a sentarse de nuevamente a su lado. Ryoshi escuchó a Akihito, lo observó, no dijo o reaccionó de algún modo; pero estaba agradecido con sus palabras. Dozan los observó sonriendo, cómo si supiera que algo así sucedería. Nunca temió por su vida. —¡Pero Sei!— mencionó Fureku dando un ligero golpecito en su pierna —No me dejas ver. —Te está defendiendo, eres el único aquí presente que no está armado — mencionó Aki —Pues... estamos en casa. ¿Debería estar armado? —preguntó inocentemente Fureku. Aki afirmó. Dozan se sentó —Sabes lo que trato de hacer, Ryoshi —mencionó con tranquilidad, después miró a Aoi — Y no diré más al respecto; apreció poder hablar. Pensé que era importante conocer a aquellos con los que comparten techo —dijo llevando su mano a la garganta, ocultando como pasaba saliva; las palabras de Akihito habían caído como una piedra en su estómago —Ryoshi; no debí presionarte usando su nombre; en verdad lo siento. Ryoshi bufó para después volver a tomar su tazón y terminarse la sopa —Arruinaste la cena. —Calma— mencionó Fureku —¡Aun hay sake! La cena no se ha arruinado —levantó su taza y señaló las que ya había servido para todos —¿Kanpai? ¿Si? —dijo levantando la taza. Ryoshi tomó también la suya y miró a Aoi. Aki se talló los ojos al sentirse liberada de esa tensión que se había creado en el ambiente. Fureku seguía sonriendo esperando que el resto también tomara sus tazas. —Nunca se debe desperdiciar el sake— concluyó Fureku bebiendo. Contenido oculto Ayeah rapuma Nekita Si beben, tiren un dadito de 20. No es para ver si se mueren o algo, simplemente es para ver si se emborrachan.
Aoi Nobunaga Sus músculos se relajaron con el ambiente y, en un intento por aliviar la tensión tomó la taza entre sus dedos y sonrió. Aunque fue una sonrisa un tanto forzada. Inclinó la misma hacia los presentes imitando a Fureku y luego la juntó con la de Ryoshi con suavidad, sonriendo de forma más sincera ante el suave tintineo de la cerámica al chocar. Olisqueó el contenido y arrugó la nariz, nunca antes había probado el alcohol. — Kanpai.— Respondió con voz neutra y monocorde, para después dar un desconfiado sorbo que le abrasó la garganta a su paso. Abrió los ojos de par en par, sintiendo el líquido deslizarse por su garganta hasta asentarse en su estómago calentando su cuerpo y, por un fugaz instante, creyó que la habían envenenado.