Shiga Koga

Calles de Koga

[Aoi; Ryoshi; Kaien; Akihito; Mako]
​

Mako observó a Akihito quien negaba haber visto algo, después escuchó a Seikanji quien básicamente refutó a Akihito; pero eso Mako no lo sabía —Los demás... Haku vigilaba la muralla al saber que llegaría la aprendiz de Wu, otro de nuestros aliados shonobi de Koga; Wu pertenece a su propio clan. — miró a Aoi —Al mismo clan que ahora ella representa —dijo sonriéndole a la recién llegada — Créeme que te daremos la bienvenida como es debido, por desgracia ahora nos has tomado algo atareados —levantó la vista hacia Seikanji — Robarle a los tuyos...

—Pero todo lo que dice Seikanji tiene razón —interrumpió Kodoku mientras se escondía detrás de Kaien — Estoy seguro que mi padre nos felicitará antes que regañarnos.

Ryoshi miraba a todos con confusión; era una dinámica muy peculiar —Entonces ¿Soy algo así como un sirviente?— Ryoshi sonrió burlón ante la sonrisa maliciosa de Aoi; hincó una rodilla —Señorita, por favor; permítame llevarla en mi espalda, no debe de caminar mas— Creaba una broma, pero lo hacía para llevarla a la clínica lo más rápidamente posible.

Mako se talló el rostro; ahora se sentía con muchos más hijos que antes y eso la abrumaba —Puedes bajar Kodoku...

Kodoku se alegró pero miró al suelo algo temeroso —Por algo me amarran a un árbol y no lo hacen en un poste en el suelo...

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Aoi Nobunaga

Aquella situación era de lo más extraña y, de no haber tenido un dolor insoportable quizá incluso le habría resultado divertida. Pero alguien debía recolocarle el hombro en su sitio cuanto antes por lo que, con una sonrisa educada se dirigió a la mujer.

– No necesito una bienvenida llamativa.– Comentó, con voz sorprendentemente tranquila a pesar del dolor. – Dejaré que resuelvan sus problemas mientras damos un paseo de reconocimiento por la ciudad.

Les dedicó una inclinación de cabeza a todos y, con la mano que no le dolía, tiró de Ryoshi hacia arriba.

– Eres mi sirviente, no mi montura.– Espetó, sin poder evitar ruborizarse ante la idea de que cargara con ella. No sabía qué le incomodaba más, si la idea de tal proximidad entre sus cuerpos o la vulnerabilidad que representaba el acto en sí.

Tratando de no mirarlo, comenzó a caminar en dirección a los edificios que componían Koga sintiendo sus mejillas arder.

 

Akihito Shishio

Evitó mostrar toda la sorpresa que le provocó el comentario repentino de Seinkanji que ni siquiera supo de dónde salió en realidad y que quizás, hubiera sido algo más apropiado que se dijera antes de que simplemente hubiera dicho aquella mentira. Pero mientras se pudiera mantener mientras era él quien se mantuviera frente a Mako se conformaba, ni siquiera prestó mucha atención a la extra dinámica de la chica y su acompañante por darle más importancia al desenlace del árbol y el castigo.

—Nos encontraremos luego... —Dijo para despedirse del par antes de simplemente acercarse hacia al árbol después de esa... bajada tan fea de Kodoku para ayudarlo a levantarse, mientras Seinkaiji y Kaien no cayeran después se conformaba porque parecía que Koga había decidido que era una buena idea hacer llover personas.

—¿Estás bien?

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Asumi que se cayó por el poderoso uno (? si no, edito xD

 

Seinkanji Yamagawa

Grabó a fuego el rostro de Aoi, y de su acompañante, dentro de su mente. Una aprendiz de Wu, un aliado shinobi. Se llevó un dedo a los labios, intentando encajar las piezas del puzzle que eran los apellidos de tanto aliados como enemigos; se decantó en encajarlos en neutrales, ya que no los conocía pero al parecer estaban a favor de su causa. Pero los shinobis eran eso, apariencias. Debía de andar con cuidado con los recién llegados, no entraban en su lista de confianza.

—¡Señorita Mako! —gritó jovial, bajando con cuidado del árbol para no caer como lo había hecho Kodoku. Se acercó a ellos corriendo, ignorando el golpe del hijo de Murai. —¿Cuándo entrenaremos? —sonrió ampliamente, estirando un brazo para señalar a Kaien, Akihito y al propio Kodoku. —¡Creo que es una buena forma de darle la bienvenida a nuestros ilustres invitados!

 

Calles de Koga

[Aoi; Ryoshi; Kaien; Akihito; Mako]
​

Ryoshi contuvo su sonrisa mientras escuchaba a Aoi — Con su permiso — dijo burlón pero haciendo una reverencia formal —Ha sido un viaje muy extenuante —se disculpó para después seguir a Aoi.

Kodoku cayó tan feo y mal como había caído la pobre de Aoi, quedó tendido en el suelo mirando hacia la rama de dónde bajaba Kaien con agilidad — ¿Ves, madre? Ahora estoy insolado y herido — se sentó lentamente sosteniendo su espalda baja para escuchar a Akihito, se dejó ayudar —He estado peor —dijo sonriendo.

Mako sacudió la ropa de Kodoku, mientras también veía a Seikanji —Robarle a los tuyos no debería ser algo común entre ustedes.

—Es parte de nuestro oficio, no importa cuando me castigues por ello, lo seguiré haciendo. — Kodoku le sonrió a su madre, sin ningún tipo de reproche.

Mako escuchó la pregunta de Seikanji —Ambos deberían haber estado en ese árbol toda la mañana —aclaró a Seikanji antes de contestarle —Y no creo que Murai tarde en convocarlos.

---

Calles de Koga
[Aoi; Ryoshi; Kaien; Akihito; Mako]

El tiempo parecía transcurrir lentamente, no había nada que pudieran hacer mientras esperaban, no estaban los principales representantes de Koga; en la clínica, Aoi fue atendida por un aldeano de Koga mientras Ryoshi la acompañaba. A Kodoku lo curó su madre por el fuerte golpe que tuvo al caer del árbol tan torpemente.

Fue hasta medio día dónde fueron reunidos nuevamente en el cuartel general.

Cuartel Koga
[Murai; Kaien; Tomoe; Seikanji; Akihito; Aoi y Ryoshi]



Murai los esperaba dentro de la habitación; y para algunos, resultó importante notar la ausencia de aquellos miembros del clan Sugita, ahora incluyendo a Kodoku y Mako quienes no estaban con ellos. Sólo Tomoe estaba presente.

Contenido oculto: Tomoe

Murai levantó el rostro mostrando aquellas cuencas en dónde debían estar sus ojos; sonrió y esperó a que todos se sentaran frente a él.

—Bienvenidos— dijo con gran tranquilidad. Esta vez vestía formalmente, su haori estaba completamente cerrado y atado con un obi, ocultando todas las cicatrices en su pecho; su cabello estaba acomodado y limpio, su rostro tenía un poco mas de color. Nadie había notado como Murai apenas lograba mantenerse de pie el día anterior, malnutrido y cansado; pues lo había ocultado detrás de su personalidad desfachatada e irónica, porque no quería llamar la atención, tal vez esa era la razón por la que no quiso ir a la audiencia con el señor de Shiga en Otsu.

Contenido oculto: Murai

—La nueva alumna de Wu, nos acompaña en Koga —mencionó alegre seguido de un par de aplausos — Has ganado la confianza de ese hombre, algo que nadie hace; antes había mostrado su técnica especial a otros aprendices... pero estos no sobrevivieron para contarlo —sonrió ampliamente —A ti te ha dejado con vida, por lo tanto eres oficialmente su aprendiz.

A pesar de no tener ojos, Murai movia el rostro hacia la persona a la que hablaba, esta vez se dirigió a Ryoshi —Tú eres un misterio para mi

Ryoshi no parecía alterado de ninguna manera, parecía disfrutar la atención —Y así seguirá, señor — dijo con formalidad pero su rostro reflejaba una rebeldía natural.

Murai soltó una risa ligera, corta y de tono bajo. Después se dirigió al resto.

—Entonces... ¿Usaron bien las monedas?— sonreía tan ampliamente que parecía que en cualquier momento se soltaría a reír.

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Aoi Nobunaga

Con su brazo curado se sentía mucho más relajada a pesar de encontrarse en una sala plagada de shinobis desconocidos.

No le gustaba que ellos sí superan acerca de ella, pero no dejó que se notara.

Involuntariamente se colocó cerca de la única cara conocida del lugar y prestó atención a la reunión en un silencio tenso, tratando de fundirse con la pared a su espalda.

Se sorprendió de que la reconocieran a pesar de que Wu no había acudido con ella, pero de todos modos asintió cortésmente con una leve inclinación que, por suerte, ocultó su sonrisa involuntaria cuando Ryoshi respondió a Murai.

De no haber estado entrenada en el arte de ocultar las emociones, aquella respuesta habría logrado arrancarle una carcajada, pero logró contenerse antes de volver a alzar el rostro para prestar atención al resto de la conversación.

A fin de cuentas era una shinobi adulta, no una cría en mitad de una clase.

 

Akihito Shishio

Cuando finalmente fueron llamados al cuartel saludó con un pequeño asentimiento de nuevo a los dos nuevos invitados y Tomoe por cortesía antes de tomar asiento frente a Murai quien ya se veía algo más formal con su haori acomodado al igual que su cabello, de allí escuchó paciente, notando quizás un pequeño patrón preocupante con el tema de aprendices muriendo que tenían que cambiar.

Y luego el tema de las monedas, incluso si lo veía sonriendo, no podía evitar sentir algo de nerviosismo por lo mismo. ¿Sabía que habían sido ellos y no Kodoku? Y si era así, ¿por qué no le dijo a Mako? ¿O solo creía que su hijo nos había dado solo el dinero?

—Fueron útiles...sí... —Dirigió su vista hacia Seinkanji y le sonrió con suavidad nuevamente como agradecimiento antes de mirar a Murai nuevamente, el proceso de todo eso no le correspondía, asi que prefería dejárselo al de la idea.

 

Seinkanji Yamagawa

No se tomó a mal las palabras de Mako ni mucho menos, todo lo contrario, le sonrió como un niño feliz al saber que le descubrieron en una travesura. Miró a sus compañeros antes de seguirlos al cuartel. Una vez allí, junto a Kaien y Akihito, esperó a que Murai terminara de hablar y miró con intensidad a Aoi y al hombre que le acompañaba. No le sentó bien que le respondiera de esa forma a su nuevo maestro, pero no dijo nada; simplemente lo dejó traslucir en una mirada asesina que duró pocos segundos. Para cuando Murai preguntó sobre las monedas, Seinkanji ya estaba sonriendo como siempre.

—Las usamos para hacernos más fuertes, shihan. —miró de reojo a Akihito y le afirmó con la cabeza. —No volverá a suceder de desaprovechar una oportunidad.

Observó entonces con más atención a Murai, notando la formalidad de su ahora mentor a comparación de su encuentro en Otsu. Seinkanji sabía que algo importante estaba por suceder. ¿Empezaría su entrenamiento?

 

Cuartel Koga
[Murai; Kaien; Tomoe; Seikanji; Akihito; Aoi y Ryoshi]

Las palabras de Akihito no inmutaron en la sonrisa serena de Murai; pero cuando Seikanji se refirió a él como "shihan" le hizo levantar las cejas en un genuino despliegue de asombro. Murai no tenía que ocultarse entre ellos, no sentía ningún tipo de amenaza en aquella habitación, aun si tenía a una asesina competente, a varios shinobis y un hombre sin apellido.

—Akihito— inció Murai —Me agrada saber que has internalizado las palabras que te di en Otsu, es bueno saber que has utilizado tus habilidades a favor de tus compañeros.

Murai desplegaba un aura de tranquilidad que contagiaba a los presentes, evitando cualquier tipo de tensión en el ambiente —Seikanji; tomaste lo que te pertenecía a tu parecer, e ignoraste aquello que no te incumbía. Eso para mi eso es lealtad, no simple respeto a un superior.

Si dirigió a ambos y sonrió —No escuché ni una sola pisada —sonrió lentamente —Bien hecho.

Dejó que los jóvenes saborearan esa pequeña victoria antes de cambiar el tono de voz por completo, volviendo a una seriedad que tensaba un poco el sereno ambiente.

—Ustedes están aquí porque es momento de que su entrenamiento inicie. Aquí en Koga no hacemos entrenamientos seguros, libres de daño o represalias. Ustedes son aprendices pero no un grupo de niños a los que debe de cuidar constantemente, están en estas tierras porque sus habilidades los han traído hasta aquí. Por lo que su entrenamiento será una misión... esta es una misión que deben cumplir antes de que yo pueda encomendarles una de las grandes —soltó una risa —Digamos que esta es la prueba para saber si yo puedo contar con ustedes como una extensión mía. Porque como verán... ahora que estoy ciego me he vuelto mas lento, si antes cumplía con misiones constantes, ahora apenas logro realizar una —les estaba hablando de su vulnerabilidad sin temer a las consecuencias — Quiero eliminar a un estorbo para mis planes... Shura Akamatsu...

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Seinkanji Yamagawa

Los ojos cerrados y una leve sonrisa en su rostro era lo único que se podía ver en Seinkanji; ningún atisbo de emoción ni sorpresa ni vanidad. Simplemente aceptaba las palabras porque sabía que las merecía pero no alimentaban a su ego. Era práctico, sabía que lo había conseguido con ayuda del señor Shishio y solo le debía agradecer a él en algún momento; las palabras de Murai eran eso, palabras extra a sus orgullos pero que el joven Yamagawa no exteriorizaba, era algo que no sabía aceptar. Siempre entrenó para ser el mejor, simplemente estaba siguiendo a raja tabla la misión que su familia les encomendó. No había margen para errores o incompetencias.

—¿Dónde podemos encontrar a Shura Akamatsu, shihan? —la voz infantil resonó en el cuartel. —Deberíamos conocer a detalle sus rutas y horarios; es un Akamatsu, por lo que percibo que tendrá guardias con él. No estará solo. Pero en algún momento tendrá que dormir. —por el tono de voz parecía feliz de la misión que se les encomendaba, como si haber tenido relación hace relativamente dos días con Kaji Akamatsu no significara nada para él. Miró entonces a Ryoshi y abrió los ojos por primera vez en la audiencia, mirando con sus ojos zafiro al pirata. —Mis únicas dudas son con este individuo entre nosotros. No sabemos su nombre, aunque un nombre no significa nada. Alguien que quiera esconder su identidad entre aliados no merece mi confianza. —la voz siempre jovial del joven Yamagawa se había hundido en una voz grave y profunda nunca antes oída.

 

Akihito Shishio

Asintió por costumbre en el momento que escuchó su nombre para indicar que estaba prestando atención a sus palabras aunque sabía bien que Murai realmente no iba a poder ver eso, todavía sentía que faltaba un camino para interiorizar completamente la charla de Otsu, tan siquiera había conseguido ayudar en algo y que Seinkanji lo recompensara por lo mismo.

Y si quitaban el castigo de Kodoku realmente todo había salido bien.

—Si vamos a ser discretos en todo esto... —Que era el escenario ideal en su cabeza, evitar que supieran quienes fueron los autores de aquella misión, y con eso quizás beneficiar alguna clase de narrativa —, ¿haremos algo para adjudicarle su muerte a alguien más? —Agregó en cierta forma curioso de llenar algunas cosas que todavía no sentía completas y que ya Seinkanji no hubiera preguntado ya.

—Si el señor Wu lo dejó vivo para acompañarla hasta Koga, también debe de significar algo, ¿no? Aunque saber como dirigirnos a ustedes haría todo algo más fácil~ —Dudaba que alguien que al parecer se caracterizaba en no confiar, dejara a su primera aprendiz formal con alguien que pudiera ser peligroso para el nuevo círculo del cual formaría parte.

 

Aoi Nobunaga.

Aceptó la misión en silencio, ligeramente molesta por el hecho de que, de nuevo, iba a verse obligada a trabajar en equipo.

Se resignó a ello y decidió hacerlo lo mejor posible de todos modos. Observó al joven grupo en silencio y, cuando el chico del lobo habló en contra de Ryoshi, frunció el ceño.

– Tampoco yo se tu nombre.– Respondió, con desdén.– Y de mí sólo sabes quién es mi maestro.

Como de costumbre, Aoi no se había presentado ni tenía intención de hacerlo. Sabían que venía en representación de Wu y eso era más que suficiente.

– Un asesino nunca revela su nombre.– Añadió, con una sonrisa torcida, repitiendo las palabras de su maestro dirigiéndose ésta vez al que Murai había llamado Akihito.

Hablaban de confianza, pero eso era algo que había que ganarse y, de los presentes, Ryoshi era el único que había ganado la suya.

 

Cuartel Koga
[Murai; Kaien; Tomoe; Seikanji; Akihito; Aoi y Ryoshi]

Ryoshi soltó una fuerte carcajada ante las palabras de Seikanji —Te equivocas al tratar de verme como un aliado, no lo soy. ¿Por qué me han invitado a esta reunión? No lo sé. Yo sólo sirvo a mi señora —dijo haciendo una reverencia ante Aoi, manteniendo su papel que la misma Mako le adjudicó — Si ella me dice que calle y diga mi nombre lo haré; si ella no lo ordena yo no responderé a nadie.

—¿Terminaste? —preguntó Murai con una seriedad sepulcral hacia Ryoshi quien por primera vez borró su sonrisa y se de contuvo a replicar —Sé que aquellos que responden a Wu no suelen responder a mi con la misma formalidad, yo no soy su maestro. Pero debo recordarles que están en Koga, y aquí mando yo.

Murai levantó su mano mostrando el mon dorado que le había otorgado Gendo a Ryoshi, sonrió mientras lo deslizaba entre sus dedos con facilidad. Ryoshi estaba sorprendido y buscó entre sus cosas, efectivamente había sido robado. ¿Pero en qué momento?

—El mon Mori, seguramente es dorado ¿Cierto?— preguntó Murai ante Tomae la cual afirmó.

—Es de oro, si —respondió Tomoe con una gentil sonrisa mientras cerraba sus ojos.

—Entonces tú no estás aquí por Wu, superaste una prueba de Gendo y Wu no intervino en tu unión con su aprendiz; pero debo decirte algo...— golpeó en la mesa dejando el mon dorado en ella —Gendo te considera especial; yo no. Así que puedes parar la falsedad; seré ciego pero puedo leerte en la obscuridad —señaló a Aoi— No respondes ante ella —levantó el mon dorado nuevamente para después lanzárselo a Ryoshi quien lo atrapó —Has aceptado ese mon, así que ahora respondes a él.

Ryoshi se cruzó de brazos sintiendo la amenaza de manera real; le habían robado, nadie lo había logrado antes. Y por ello su orgullo se lastimó —Yo no respondo a nadie.

Murai sonrió —Entonces... aceptaste el mon equivocado, quiero oírte decir eso ante Gendo. Te has vendido por muy poco, viste oro y extendiste la mano.

Ryoshi miró el mon dorado en silencio mientras Murai volvía hacia los presentes —Seikanji; Shura es el guardián de una comitiva que va en camino a Kameoka en Kioto; planea interceptar a Gendo y eliminarlo, al parecer ha buscado esta oportunidad desde hace algún tiempo. Ahora ha reunido a los hombres que han logrado sobrevivir de Fukui para atacar a sus hombres quienes están heridos por el combate. Shura... nuevamente intentando subir peldaños de manera fácil, cree que si elimina a Gendo podrá ser quien esté junto a Akishino —se dirigió a Akihito —Akihito; no vamos a ser discretos esta vez.

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Tire los dados de Murai y Ryoshi en el post anterior

 

Akihito Shishio

—Pero yo no pregunté tu nombre.—Sonrió con tranquilidad a diferencia de la sonrisa que ella le estaba dando, simplemente pedía cualquier cosa para saber cómo referirse hacia ellos, no precisamente un nombre para tener algo más de comodidad a la hora de comunicarse. Además, ni siquiera a sus compañeros les hablaba por el nombre, tan solo su apellido por formalidad o simplemente no tanta confianza por el poco tiempo en el que se conocían.

Antes de que pudiera agregar otra cosa, la carcajada del acompañante de la mujer lo hizo callar de la sorpresa, principalmente porque no habría esperado tanta energía en su respuesta ni sus acciones para complementarlas, pero de allí quizás todo se volvió algo más interesante en cuanto al contexto de los recién llegados.

De allí, guardó silencio escuchando los detalles extra de su encargo con la sorpresa de que todo sería directo pero al mismo tiempo sentía que les quitaba un peso de encima también.

—Entiendo...¿En qué momento partimos? —Si ya estaba en camino asumía que tendrían que partir pronto, para los que conocía ya no creía que hubiera mucho problema en el camino pero mezclarlos con Fushin y Shōnin quizás...haría todo algo más entretenido si las interacciones seguían de esa forma.

 

Aoi Nobunaga.

No le gustó la forma en que Murai desestimó la discreción, ella odiaba llamar la atención pero decidió no manifestar su disconformidad y, en cambio, se volvió hacia Akihito, pensativa, y finalmente sonrió.

– Puedes elegir el modo de dirigirte a mí.– Respondió, con un encogimiento de hombros.

Supuso que, para trabajar en equipo, era algo necesario y a ella realmente no le importaba... Cualquier cosa era mejor que su propio nombre.

– Me gustaría visitar la armería antes de partir, si no es inconveniente.– Añadió. Por lo demás estaba lista, pero no iba a ser demasiado útil sin sus kunai y, esta vez, contaba con dinero de sobra para hacerse con unos cuantos.

 

Seikanji Yamagawa

Se regodeó en silencio por la destreza de su maestro, pero no lo externalizó; como siempre, la fachada del rostro era serena, con una ligera sonrisa sobre sus labios y los párpados cerrados. Anotó mentalmente, de igual forma, el comentario de la aprendiz de Wu. No olvidaría la defensa contra el que era entonces aprendiz del propio Gendo Mori. Seikanji era rencoroso, una emoción que alimentaba con delicadeza su corazón cada vez que alguien refutaba algo a sus palabras o cuando alguien era mejor que él en un entrenamiento.

Aunque las palabras de Murai sobre la operación de asesinato le alarmaron. No era recurrente para el joven Yamagawa una pelea frontal, que le vean venir. Él siempre buscaba el término de sus propias peleas, por lo general con tácticas rastreras y siempre para su favor. Un combate hecho y derecho le daba un pequeño cosquilleo en su estómago. ¿Sería miedo? No lo sabía. Seikanji no estaba acostumbrado a lidiar con las emociones que tanto afectaba al resto de mortales; él era indiferente y no sabía cómo reaccionar a ellas.

—¿Cómo lo haremos? —quiso saber cuando el salón quedó en silencio. Necesitaba más información para poder analizar sus propios movimientos. No quería fallar.

 

Cuartel Koga
[Murai; Kaien; Tomoe; Seikanji; Akihito; Aoi y Ryoshi]

Murai los escuchaba con tranquilidad hasta que terminaron —Parten esta misma noche, no pueden perder demasiado tiempo —se giró a Aoi y sonrió —¿Qué es lo que necesitas de la armería? —se dirigió a Tomoe —¿Podrías llamar a Hoshi, Tomoe?

Tomoe afirmó con una gran sonrisa antes de salir a velocidad hacia la salida.

Ryoshi miró a Murai; pero no pudo decir mas, después miró a Aoi y sonrió —Quiero pelear con este hombre...

—Y ganarías; soy ciego —dijo Murai riendo —¿Qué ganas peleando conmigo?

Ryoshi calló, y fue entonces que Hoshi entró junto a Tomoe. Aquel hombre mostraba apatía completa ante los presentes, a su lado dejó caer un saco que resonó en el suelo, era metálico.

—¿Quién buscaba al herrero? ¿Qué mas necesitan a estas horas?

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Aoi Nobunaga

Rió con suavidad ante el intercambio entre Ryoshi y Murai y se volvió hacia el segundo.

- Mejores armas.- Respondió, con un encogimiento de hombros, observando con atención cómo su interlocutor hacía llamar a otro hombre.

Cuando éste entró en la sala, una sonrisa codiciosa iluminó el rostro de Aoi al observar el abultado saco.


– Necesito armas arrojadizas. –Explicó, haciendo resonar su bolsa llena. Le gustaría mejorar su katana pero no estaba segura de contar con el tiempo necesario para ello.
A pesar de todo, sacó su acero y lo presentó ante el herrero. – Y... ¿Podrías hacer algo con esto con el tiempo que tenemos?

Dedicó una sonrisa de disculpa a sus nuevos compañeros y aguardó en silencio a que Hoshi respondiera.

 

Seikanji Yamagawa

Cuando supo que su misión comenzaba en esos precisos momentos, sintió una especie de vértigo. Parpadeó varias veces, acostumbrándose a esa sensación que lo mareaba ligeramente. ¿Era miedo? ¿Existía esa sensación de angustia en él? ¿Era eso lo que debía sentir al tener aproximación al "miedo"? Y si fuera verdad, ¿a qué le tenía miedo? Miró a sus compañeros y los sondeó por largos segundos. Sei apenas conocía a dos de ellos, con los cuales escapó con éxito de un castillo sin ser detectados. Era prueba suficiente para que se ganaran su confianza, de momento. Akihito Shishio era alguien fácil para el diálogo y abierto a sugerencias; era la clase de hombre con la que le gustaba relacionarse; Kaien Sabaku era más libre, sin estar del todo atado a los estándares sociales de Japón, siendo un hombre con instinto fino como una daga. Pero cuando los ojos de Seikanji se cruzaron con los de Aoi no supo ya que aportar. Eso le ponía intranquilo, un poco a la defensiva. Sabía que con Sabaku y Shishio podría trabajar, al menos hasta que la situación no parezca desfavorable. Ahí no sabría qué harían sus compañeros, no llegaba a conocerlos tan a fondo.

Dejó sus pensamientos para después, ahora mismo, con Hoshi allí frente a todos, era mejor escuchar las conversaciones, quizá oyera algo interesante. Cuando la palabra "armas arrojadizas" surcó sus oídos, volvió a mirar a Aoi de reojo. ¿Una arquera? No, no portaba un arco consigo. ¿O sí? Era imposible saberlo con esas ropas tan holgadas, con cientos de bolsillos ocultos. Entrecerró sus ojos, intentando ver algo más allá de la figura de la mujer... pero no lo vio. Solo la mirada azul, eléctrica, firme como un arpón a punto de ser disparado con el brazo fuerte. Desvió la mirada a Ryoshi y no le gustó lo que vio. Los ojos fuertes y aventurados, saboreando el sabor de la rebeldía a la autoridad. Más tarde o más temprano ese hombre daría problemas. Un detalle que Seikanji guardó en su mente antes de saludar con la mano al herrero de Koga, siempre con esa sonrisa inocente y los párpados cerrados.

 

Cuartel Koga
[Murai; Kaien; Tomoe; Seikanji; Akihito; Aoi y Ryoshi]

Murai sonrió al escuchar a Aoi —A Hoshi le gusta trabajar con la paciencia que su arte amerita —se giró ante Hoshi para después afirmar ligeramente —Y no me gusta apresurarte viejo amigo; sabes que aprecio tus habilidades así como también temo a ellas. Sé que una mala ejecución en la técnica puede crear una mala resistencia, sé lo que el frío causa a un mal temple, conozco el detalle que le impregnas a las armas; pero sobre todo sé que tú sabes que necesitamos a los nuestros armados. Si ella puede pagarlo, creo que tendré que colocar en ti la presión que sé detestas; pero compensaré tus esfuerzos.

Hoshi ya era viejo; su largo cabello blanco estaba completamente peinado, ni un sólo pelo fuera de lugar; el hombre era inmaculado, y por ello refunfuñó ante la idea de tener que trabajar con prisas, era algo que detestaba y lo dejaba claro con su mirada pesada, aun no decía nada, al parecer lo estaba considerando con muy pocas ganas.

Mientras tanto, Seikanji observaba a Aoi para después llevar sus ojos a Ryoshi; quien ya lo miraba a él por colocar su vista sobre Aoi; levantó la quijada para bajarla al instante, un movimiento sutil para indicarle que apartara la vista de donde no debía, luego le dedicó una sonrisa burlona.

—Bien...— dijo Hoshi de manera escueta ante Murai para después mirar a Aoi —La mejora de tu katana es de doscientas monedas... y cada kunai tiene un costo de cincuenta monedas.

Ryoshi rio ante Aoi —¿Ves? Las vendía a precio de mercado

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