Akihito Shishio —Se que no debemos hacerle bromas para no molestarlo —Dijo recordando también la vez que estuvieron ayudando en Koga y se les sugirió no ir a gastarle una broma incluso si iban a recibir una buena cantidad de dinero —, quizás sea por esa razón que mencionas pero de momento hemos sido afortunados con su paciencia y quien sabe, quizás le contagie su cuidado a Rengo.—En esos momentos no sentía que pudiera tomarlo como alguien tan malhumorado cuando sentía que tenía una cierta complicidad o ¿un punto suave? Con ciertos detalles, como el dibujo que Seikanji le había regalado o la forma en la que parecía hablar silenciosamente con Aki como en esa misma mañana. —¿Gusta salir del dojo? Me gustaría preguntarle algo a Konan ~
Casa [Akihito; Rengo; Oshin] Habitación de Seikanji Rengo afirmó ante Seikanji, tratando de mantenerse ausente. —Por supuesto Murai se molestaría; cómo bien has dicho, los secretos se han perdido —dijo Oshin dándole un golpecito en la nuca a Seikanji; pero luego sonrió —Yo también creo que algunos secretos deben perderse para siempre; es mejor así. Murai se mantiene a salvo; y todos nosotros con él —Bajó la mirada — Pero lamento que se perdieran tantas vidas en ese sitio, malditos sean los Hattori; llevándose a Kizaru y Hidaru —suspiró — Y al nuevo; ese joven... Natsu. No sólo casi detiene uno de mis ataques sorpresa, sino que también proporcionó información necesaria para conocer los planes de los Minamoto. Era un gran chico, pudo haber sido grande entre nosotros —el enojo de Oshin era palpable —Así que me da gusto que su aldea ardiera; que no quede ni su recuerdo. Rengo levantó la vista hacia Oshin. —¿Qué nombre has dicho?— La voz de Rengo dejó de ser tímida; tomando a Oshin de la manga de su kimono con fuerza —Natsu... —Oh —Oshin sonrió; notando una gran oportunidad; miró directamente a aquellos ojos que no se despegaban de ella —Nuestro Natsu, si —dijo bajando la vista —Fue asesinado por Obata; líder de los Hattori — volvió a encarar la vista de Rengo, notando la sorpresa —Eso es lo que los Minamoto hacen con los que no siguen sus reglas — colocó su mano en la cabeza de Rengo — Sin siquiera investigar el por qué uno hace lo que hace; son tajantes, unos asesinos que se escudan detrás de la palabra "justicia" —negó — Destruyen lo que temen; porque no lo entienden. Rengo se llevó la mano al estómago, dónde la cicatriz que le dejó su padre en Kamakura aun se sentía fresca. —¿Tu conociste a Natsu?— preguntó Oshin a Rengo —Él...— sus lágrimas no se pudieron contener más —Él y yo huiríamos de todo esto... escaparíamos... seríamos libres. No me dejaron... —sus oraciones se cortaban por su voz trémula, una voz que no salía con facilidad —no pude explicarles... no quise convencerlos... no logré demostrarles... el bien que había en él. Contenido oculto rapuma Insane te tengo que etiquetar porque debo Dojo [Aoi; Ryoshi; Fureku; Aki; Dozan; Akihito] Dentro del dojo Fureku afirmó y siguió a Akihito fuera del dojo. Dozan sonrió —Es bueno saberlo —Respondió ante Aoi para después dirigirse a Ryoshi —Realmente no gozas de muchos enemigos ¿No es así?— volvió a Aoi y soltó una risa sonora — Sólo tiene deudas, muchas; en cada puerto. Ryoshi golpeó a Dozan quién se encorvó ante el impacto en su estómago. Ryoshi miró a Aoi y sonrió —Tu maestro, se llevó a mis hombres; espero que aquellos a los que les debo dinero no lo confundan conmigo —tanto él como Dozan rieron; pero lentamente Ryoshi volvió a tener el semblante serio —Ahora sólo queda un enemigo... —¿Hablas en serio? ¿Realmente lo consideras un enemigo?— preguntó Dozan y Ryoshi afirmó, para después mirar a Aoi. —Kojiro— dijo apretando sus puños — Es el responsable de la muerte de Kaori — se giró hacia Dozan — ¿No es cierto? —Las acciones de Kaori fueron propias, ella eligió ese camino; créeme, no era fácil persuadirla. Ryoshi miró a Dozan —¿Qué estaba buscando? Dozan negó —No lo sé Fuera del dojo Aki ya se encontraba a un lado con Konan; este practicaba con las flechas mientras Aki pintaba las suyas de color rojo, al verlos, Aki los saludó. Konan no se distrajo de su entrenamiento. Contenido oculto Nekita Ayeah
Aoi Nobunaga Escuchó el intercambio entre ambos hombres sintiéndose una total extraña al no conocer nada de ese pasado compartido al que hacían alusión. Sonrió ante la conplicidad que demostraban pero no pudo evitar sentir una punzada de celos al notar cómo Dozan conocía todo cuanto ella ignoraba averca de Ryoshi. Ella también quería saber... No quería que hubiera secretos entre ambos. — ¿Kojiro?— Preguntó, inclinando la cabeza con curiosidad en busca de algún dato extra. Nunca antes había escuchado ese nombre pero si era enemigo de Ryoshi y tenía algo que ver con la muerte de la chica de Iga... Ella misma le daría caza.
Akihito Shishio Saludó a Aki con una sonrisa cuando vio que ella lo hacía primero y al ubicar a Konan se fue acercando a él con tranquilidad hasta que pudo llegar a su lado —Konan, buenos días —Saludó con la esperanza de quizás llamar un poco de su atención y quizás, detuviera momentáneamente su entrenamiento —, lamento interrumpir tu entrenamiento pero me gustaría preguntarte algo breve, es sobre un mon...
Seikanji Yamagawa Se rascó donde Oshin le había golpeado suavemente, exagerando el dolor con inocencia, como si fuera simplemente eso: un niño aún a pesar de sus dieciocho años de edad. Luego escuchó la historia del tal Natsu, mirando con admiración la tristeza y el dolor plasmados en Rengo, como si realmente las emociones quisieran salírsele del cuerpo y exteriorizarse. Seikanji podría aprender sobre aquél dolor para internalizarlo, para poder fingir una emoción de esa índole llegado el momento adecuado. —Natsu. —repitió luego de las últimas palabras de Rengo. —¡Qué bonito nombre! Verano, mi estación favorita del año. —le sonrió al Harima con los ojos radiantes, como a quién se le ocurre la idea perfecta. —¡Ya sé que puedo regalarte, Rengo-san! —gritó exultado, feliz. —¡Si me describes a Natsu tal como lo recuerdas, podría intentar dibujarlo! Aunque tendrías que ser muy preciso, me gustan los detalles. —se llevó las manos a su boca mientras reía feliz.
Dojo [Aoi; Ryoshi; Fureku; Aki; Dozan; Akihito] Dentro del dojo Ryoshi miró a Dozan; este al instante entendió y afirmó —Cuidaré la entrada— mencionó para deslizar la puerta y salir, dejándola nuevamente cerrada. Ryoshi tomó la mano de Aoi y la invitó a sentarse a su lado; no se le notaba nervioso, tampoco preocupado; aun así, hubo un largo silencio en dónde Ryoshi miraba hacia el techo. —Él, al igual que Dozan; fue como un hermano —inició —Y para entender quién es Kojiro... creo que necesitas saber mis inicios —miró hacia Aoi — Y con ello sabrás uno de mis grandes secretos... Contenido oculto: Ficha de personaje Ryoshi Ryoshi Edad: 24 Desde que tuvo memoria fue un niño abandonado por sus padres, nunca tuvo un nombre de nacimiento, así como su hermana también careció de uno por mucho tiempo (tres años menor: Kaori). Su madre, una mujer de Sakata que vivía de la noche sólo les dejaba estar bajo su techo si limpiaba todo; por lo que Ryoshi debía conseguir comida para él y su hermana. Un día llegando a casa con la comida; su madre lo espera a un lado de un hombre; la mujer le dijo a Ryoshi que lo había vendido, su hermana quedaría a su cargo, pues al crecer podría llevarla por el mismo estilo de vida que ella llevaba en esos momentos. Ryoshi sabía que aquella vida no era para su pequeña hermana; por lo que un día intentó escapar con ella; pero los piratas eran más fuertes, más rápidos, más inteligentes... al ver que no podía escapar ofreció un trato —¿Qué debo hacer para ganar mi libertad?— Los piratas rieron, era un pequeño de cinco años en ese momento. Pasaron dos años, Ryoshi (7) limpiaba las tarimas y recibía golpizas constantemente; siempre viajaba con los piratas; por lo que volvía al puerto de Sakata para revisar como se encontraba su pequeña hermana. Un día que regresaba al barco se encontró con un joven de tez morena (Dozan); era otro esclavo; estaba llorando. Los piratas lo iban a golpear por hacer ruido; y Ryoshi se interpuso, diciéndoles que había sido él el llorón, recibiendo la golpiza en su lugar; ya acostumbrado a ello. Al terminar de ser golpeado, los dejaron solos. Ryoshi y Dozan no tenían habitación, vivían entre los barriles de alimentos; como ratas. Dozan estaba escondido detrás de estos barriles, y cuando levantó la vista a mirar a Ryoshi; este se asustó. Ryoshi no era consciente de lo mal que lucía; golpeado y desnutrido; miró sus propias manos, llenas de cicatrices y callos. No podía permitirlo más... pero no tenía la fuerza. Como acto de agradecimiento a su valentía, Dozan lo ayudó con los piratas; pues este tenía un buen don con la palabra; entretenía contando historias, apostando con ellos y sobre todo los lograba mantener de buen humor, en especial en los largos viajes en barco. Esto ayudó a que la hostilidad disminuyera y le daba a Ryoshi el tiempo de poder fortalecerse, entrenar un poco. Aprendió a pescar y se volvió muy hábil en ello; una habilidad que los piratas utilizarían mucho a mar abierto. Mientras Ryoshi se encargaba de los deberes por el día; Dozan lo hacía por la noche; era muy hábil moviéndose en la oscuridad; por lo que desarrolló un buen sentido de alerta; mismo que utilizaba para ayudar a Ryoshi. Siempre que este estuviera entrenando o creando objetos; Dozan lo alertaba con un sonido el cual Ryoshi identificó como el ulular de un búho. Con la madera que reparaba de las tarimas comenzó a tallar piezas con un pedazo de piedra afilada; su nueva habilidad ganó el interés de Dozan; al cual le dio búho que el talló, porque siempre estaba alerta, como aquella ave. —¿Por qué entrenas? — preguntó Dozan a Ryoshi —Porque no quiero vivir pisoteado. Un día que regresaron a puerto a buscar a Kaori, no la encontraron en su hogar, sólo encontraron a la mujer que era su madre, muerta. Descubrieron que había sido robada por el armero local de Sakata quién ya también tenía un nuevo esclavo, un joven pequeño. Los cuatro niños se reunieron y fue allí dónde decidieron que no podían soportar más esos tratos, que no estaban seguros; pero aun no tenían las fuerzas para tratar de escapar. Entre ellos se pusieron nombres; Kaori le puso el nombre a Dozan: mina de cobre; pues siempre conseguía monedas para que pudieran sobrevivir; Dozan le puso el nombre a Ryoshi: pescador; pues se encargaba de conseguir buen alimento. Ryoshi le puso el nombre a Kojiro: el más pequeño; porque Kojiro parecía mucho menor que Kaori, era frágil y no parecía crecer. y Kojiro le puso Kaori porque siempre olía como una flor. Fue allí que decidieron llamarse como: La parvada. —¿La parvada? — preguntó Kojiro a Kaori —Si; un conjunto de aves... —Kaori sonrió —Las aves nacen libres... Todos entendieron la relación que Kaori le daba a ese nombre y afirmaron. Dozan fue quien consideró a Ryoshi como el cóndor, el líder; a Kaori como el bello cisne; Kojiro era la pequeña golondrina; y Dozan el búho. Ryoshi y Dozan pasaban mucho tiempo juntos; más que nada porque eran esclavos del mismo dueño; del mismo modo, Kaori y Kojiro pasaban más tiempo juntos; pues eran esclavos del armero en Sakata. Fue por ello que Ryoshi se preocupaba porque Kojiro no fuera capaz de defender a Kaori, pues no tenía fuerza alguna; era muy torpe en todo lo que hacía; pero al menos esa torpeza mantenía al armero distraído regañándolo a él y no a Kaori. Hubo un día que mientras Ryoshi (10 años) pescaba en el puerto de Sakata; notó como un banco de peces parecía irse a un sitio que él no conocía; le dijo a Dozan y este creó una distracción para los piratas, dándole el tiempo a Ryoshi para que explorara. Fue así que guiado por los peces, encontró una cascada y detrás de ella, una cueva, era el sitio perfecto. Su paraíso. Ryoshi corrió de regreso a dónde Dozan; pero había llegado tarde; lo habían descubierto que encubría a Ryoshi, y cuando este llegó, también recibió su merecido. Ambos fueron encerrados en barriles por días. —Lo siento; me preguntaron por ti y mentí; se dieron cuenta... —Eso no importa, Dozan; encontré nuestro nuevo hogar. Cuando salgamos, le avisaremos a Kaori y Kojiro, y huiremos. Pero sintieron como el barco se movía; no volverían a puerto en mucho tiempo. Los dejaron salir para hacer las tareas más difíciles o las que los piratas no quisieran hacer. Si caía tormenta, eran ellos quienes quienes subían a los mástiles a guardar las velas, eran ellos los que ajustaban las cuerdas y amarraban los barriles. La amenaza de aquel hombre era "Si pierdo algo, serán ustedes a los que lance por la borda a mar abierto" Incluso sabían dirigir bajo las estrellas a un barco. Y la tormenta llegó... Dozan no amarró como debía un barril de sake, y rodó por la proa hasta romperse. El pirata al enterarse al siguiente día, tomó por el cuello a Dozan y lo lanzó al mar. Fue Ryoshi quién en un arranque de desesperación corrió hacia aquel hombre y lo tacleó, haciendo que ambos cayeran al mar junto con Dozan. El pirata le gritó a su tripulación quienes lanzaron una tabla amarrada al barco para rescatar a su líder, la tomó y cuando estuvo en sus manos, Ryoshi lo jaló hacia el mar, nadó y nadó hacia abajo. Al emerger nuevamente, el barco se alejaba de los tres, habían dejado atrás a su líder. Dozan los buscó a mar abierto, pero nada. Fue hasta que vió una mancha roja, y del centro emergió Ryoshi, con una estaca de madera. Había rotó la tabla y al ver que no podía ahogar a el pirata antes de que él se ahogara, decidió clavar la madera en su pecho; pero el cuerpo no se hundió... y lo usaron para mantenernos a flote. Ryoshi miró el barco a la distancia — Les pregunté un día a los piratas como me ganaba mi libertad y se rieron — dijo con tranquilidad —Entiendo por qué se rieron. Un esclavo nunca puede ganarse nada. Pero un pirata siempre es libre. No iba a ganar mi libertad... yo tenía que nacer libre... — miró a Dozan y sonrió — hoy les he demostrado que somos como las aves. Sabían que morirían en el mar, sabían que si el cansancio no nos mataba, sería la deshidratación, o algún depredador marino. Pero Ryoshi reía, y su risa contagió a Dozan. Ryoshi reía porque eran libres al fin, y no había límites en su horizonte. Y llegó la noche; era noche del Tamakaze; aquel viento invernal que traía las peores tormentas. Y cuando pensaron que no resistirían más... escucharon risas, no eran las suyas. Miraron a su alrededor y vieron fuego danzante en el mar y junto a las llamas vieron flotar cabezas; lentamente, el cadáver que los mantenía a flote su sumergió... y después, fueron rodeados... —Ahora pertenecen al mar — dijeron los yokai que surgían de cada llama en el mar Ryoshi reaccionó instantáneamente —Pelearé a muerte por nuestras dos almas... No puedo dejar sola a Kaori. No puedo. Dozan lo tomó del hombro para que se tranquilizara mientras los yokai reían a diferentes voces —Traeré más almas a ustedes, dennos un barco y prometo que les daré más que dos simples almas de niño, a cambio, nos dejarán libres Los yokai callaron para después abrir paso a un barco, dónde los dos niños subieron. Al subir al barco; Ryoshi tomó la iniciativa; el sabía perfectamente a qué almas se estaba refiriendo. Navegó usando la tormenta a su favor, alcanzando a los esclavistas piratas que tanto daño les habían hecho. La tormenta abrazó con fuerza al enemigo mientras su barco navegaba con Ryoshi en las velas. Él no dejaría que se hundieran con esos piratas. Todos y cada uno fueron víctimas del mar, y los mayoibune emergieron para llevarse sus cabezas, en una danza infinita de llamas rojas al horizonte. —Cada fin de ciclo, nos traerán más almas. De ese modo, las suyas siempre serán perdonadas... porque ustedes pertenecen al mar. Y si se alejan de este por mucho tiempo... seremos nosotros quienes los busquen dónde sea que se escondan. De esa manera, desaparecieron dejándoles el barco. Con el que regresaron a Sakata y dejaron el barco detrás de la cascada que Ryoshi había encontraron, y de inmediato salieron en búsqueda de Kaori y Kojiro para llevarlos a su nuevo hogar. Cuando dieron con ellos; Kojiro estaba noqueado en el suelo; había recibido tal golpiza del armero porque al parecer le había robado unos tantos; Kaori trataba de detenerlo; pues el armero seguía pateando a Kojiro y si nadie lo detenía lo iba a matar. Kojiro tomó uno de los tantos en el suelo y arremetió al estómago del armero; y mientras este se alejaba, Ryoshi cargó a Kojiro a su hombro y corrió con Dozan y Kaori. A su nuevo hogar bajo la cascada. Entrenaban fuera del viejo barco con espadas de madera; pero Kojiro jamás lograba conectar ni una sola vez a Ryoshi o Dozan; y fue Ryoshi quien talló (con el tanto con el que apuñaló al armero y Kojiro le había dado), una espada de madera más larga. No eran sables, pero Ryoshi siempre las tallaba con punta, no cortarían pero si perforarían. —Eres muy pequeño; pero los años de cargar tantas armas al mismo tiempo seguramente te han dado fuerza, ten —lanzó la espada de madera —Las golondrinas tienen una larga cola ¿No crees? Kojiro la observó y negó —Esto es darme ventaja; no la usaré —La dejó caer Ryoshi sonrió y lo tiró clavando su espada de madera a un lado suyo —Aprende a aceptar un regalo ¿Quieres? —El cóndor nace con los reflejos y su buena visión; la golondrina también debe tener sus ventajas, debes aceptarlas y avanzar. Y sólo así, serás mejor guerrero que yo. Ryoshi se separó de Kojiro y le sonrió —¿O no quieres ser el mejor? —¡Seré el mejor!— respondió Kojiro. Desde entonces, los cuatro crecieron como una familia; libres. Aun así no eran completamente felices; les era difícil sobrevivir, vivían ocultos y con miedo de que el armero o alguno de los piratas en puerto buscaran represalias por sus acciones; aun así estaban tranquilos, y prosperaban con lo poco que tenían. Se prometieron que nunca se separarían, y con eso estaban en paz. Las risas se escuchaban en el viejo barco abandonado, los niños cenaban mientras se contaban sus hazañas del día. Como Ryoshi (12 años) había logrado capturar la mejor pesca; cómo Dozan había robado cobre a unos idiotas; mientras Kaori preparaba la cena y atendía las heridas. —¡Nadie superará mi historia! — gritó Kojiro. —Vamos, cuéntala ya; has tenido esa maldita sonrisa desde que volviste del puerto ¿Encontraste algo valioso?— preguntaba Ryoshi. —¡SI!— Grito Kojiro emocionado. —Ya dinos, Kojiro. ¿Lograste robarlo esta vez? — la impaciencia de Dozan era evidente —¿O estás feliz de que al menos hoy no saliste golpeado? Ryoshi rio ante las palabras de Dozan mientras Kaori le daba un golpe en la cabeza por hacerlo. —¡Un samurai! Me ha ofrecido llevarme con él... El rostro de Dozan; Ryoshi y Kaori pasó de emoción a genuina preocupación. Ryoshi lo sujetó del hombro. —Es una trampa... —No lo es, Ryoshi. Es un buen hombre; me atrapó robándole y no me atacó; me ha dicho que todos podemos ir con él. Podemos ser una familia con él, me ha ofrecido hogar, entrenamiento y comida. —¿Todos? —preguntó Kaori con algo de emoción. —Nadie; nuestro hogar está aquí, nuestro hogar somos nosotros cuatro —mencionó Ryoshi levantándose, demostrando su autoridad en ese pequeño grupo. Kojiro también se puso de pie, desafiándolo. —Es una oportunidad única; saldremos de este puerto, seremos libres; no nos tendremos que ocultar mas para que nuestros amos no nos encuentren ¿No lo ves? Ryoshi y Dozan habían ocultado su encuentro con los mayoibune para no alarmarlos. Tanto Dozan como Ryoshi seguían entregando esas almas como habían prometido terminando cada ciclo. Ryoshi golpeó a Kojiro cuando mencionó la idea de escapar con Jinrai; para Ryoshi, la vida ya estaba resuelta en aquel viejo barco, podían seguir viviendo del robo; pero Kojiro no lo veía más así. Kojiro jamás logró conectar un golpe en Ryoshi, él era mucho más alto, rápido y fuerte; él entrenó a diario en las embarcaciones, había fortalecido su cuerpo bajo las tormentas. Kojiro no, sólo tenía la fuerza suficiente para sujetar la espada de madera larga que Kojiro le dio; pero Kojiro sabía soportar los golpes mejor que nadie. Por lo que se mantuvo de pie mientras Ryoshi le acomodaba aquel golpe en el rostro. —Los puedo llevar a conocerlo, al ver cómo es estoy seguro que cambiarás de opinión— dijo Kojiro —¡Será igual a todos! Nadie saldrá de este barco ¡Nadie!— tomó su espada de madera Kojiro sostuvo la espada que Ryoshi le había dado — Ryoshi... espera. Kojiro jamás había visto así a Ryoshi, su mirada era fuego; el instinto de Kojiro lo alertó en el momento en el que vio avanzar a Ryoshi hacia él, sin técnica, era un cúmulo de emociones desenfrenadas. Kojiro se mantuvo fijo, y extendió la nodachi de madera, la distancia de Ryoshi y el se acortó con el largo del arma... perforando el pecho de Ryoshi, cerca del corazón. —¡Ryoshi!— gritó Dozan jalando a Ryoshi hacia atrás para que no se perforara aun más; Kaori también lo sostuvo; entre ambos lograban detenerlo de su ataque de ira hacia Kojiro; para Ryoshi, aquello que quería hacer era una traición a sus cuidados y cariño en todo ese tiempo. —Iré a Iwata —mencionó Kojiro con la nocdachi con la punta ensangrentada, sus manos temblaban. La dejó caer —Los esperaré en puerto en Sakata; partimos mañana. No se preocupen; Jinrai nos protegerá. —Jinrai...— mencionaba Ryoshi con los ojos humedecidos mientras Kaori y Dozan aun lo sostenían. Kojiro dio media vuelta y avanzó, dejándolos atrás. Se detuvo, los miró —Por favor, confíen en mi —fueron sus últimas palabras antes de irse de aquel sitio. Ryoshi se quedó con Dozan y Kaori; ella atendió rápidamente su herida. —Es profunda, dejará cicatriz —mencionó Kaori con sus ojos humedecidos. —Ya lo ha hecho— mencionó Ryoshi con enojo. Al día siguiente no fueron al puerto con Kojiro y Jinrai, ni se acercaron por quince soles; pues esperaban que Kojiro regresara, jamás lo hizo. —Kojiro rompió su promesa con nosotros, nos ha abandonado... Ryoshi se mantuvo en silencio; la historia no parecía terminar allí; pero Ryoshi parecía ser incapaz de pronunciar una palabra más. Contenido oculto Ayeah Exterior del dojo Konan miró a Akihito; aun recordaba el momento incómodo que había vivido a su lado; por lo que le resultaba incómodo estar allí —¿Un mon? —miró a Aki quien se hizo la desentendida pintando sus flechas —No estoy autorizado de hablar sobre temas referentes al clan con un novato —tensó su arco y dejó ir una flecha hacia un árbol —No interrumpas mi entrenamiento. Contenido oculto Nekita Casa [Akihito; Rengo; Oshin] Habitación de Seikanji El rostro de Rengo se iluminó por un instante —¡¿En serio?! —preguntó para después desviar la mirada....—un hombre así de alto —dijo levantando todo su brazo — con un tono de piel levemente bronceado, su cuerpo estaba lleno de tatuajes —Rengo se detuvo en explicarle cada uno de ellos — Su cabello es de un negro azabache, y sus pupilas de un ámbar intenso, manteniendo su expresión en un exuberante aburrimiento, fastidio y desinterés innato —dejó ir su primera risa estando en Koga —Además de esto, mantiene argollas en sus orejas, dos perforaciones de cada lado. Suele vestir con un kimono negro y un pesado abrigo; ese abrigo... lo tengo conmigo —dijo borrando su sonrisa. Contenido oculto rapuma
Akihito Shishio Hizo una ligera mueca con sus labios cuando comenzó a asumir hacia dónde iría la conversación desde el momento que se giró momentáneamente, aun así mantuvo sus ojos curiosos en él —Entonces eso si pudiera ser un tema importante...—Dijo más para si mismo que para Konan aunque tampoco se molestó en decirlo en voz baja, estaba asumiendo solo porque sí su nivel de importancia pero era más que nada para mantener aquella curiosidad y darla por perdida. Se movió un poco para poder encontrarse con sus ojos y sonreírle una vez más —De igual forma, gracias Konan, dejo de interrumpirte~ Finalmente se apartó para que estuviera tranquilo dirigiéndose nuevamente cerca de Fureku, suponía que ya no iba a tener mucha más opción que realmente recurrir a la fuente misma, si eso le había dicho Konan se impulsaba a creer que quizás el señor Hoshi lo motivaría a preguntar directamente a Murai y el joven Ikeda...también podía estar en las posibilidades por su posición, ¿no? Aunque tampoco sabía muy bien que era lo que estudiaba cuando estaba con el señor Akamatsu y si tenía que saber cosas como esa que le interesaba. —Bueno...me temo que de momento será mejor centrarme en entrenar o algo similar...
Aoi Nobunaga Se dejó guiar y tomó asiento junto a Ryoshi con rostro serio, expectante. El ambiente se había tornado más pesado y podía sentir que lo que iba a escuchar era algo importante. Tragó saliva y adoptó la posición de una roca, sin mover un sólo músculo durante todo el relato a pesar de que su interior era un torbellino de emociones. Era buena manteniendo el rostro imexpresivo, siempre lo habia hecho, pero dejó que sus dedos se delizaran hacia los de él y dió un suave apretón a su mano, invitándolo a hablar. No fue hasta que las plabras dejaron de brotar de labios de Ryoshi que Aoi relajó finalmente su postura. deslizándose sobre sus rodillas abrazó al hombre que tenía delante con la mirada perdida en recuerdos pasados para traerlo de vuelta al presente, junto a ella. Finalmente comprendía muchas cosas, y se alegraba de haber terminado con la vida del hombre que tanto daño había infligido a Ryoshi. — Ahora me siento más cerca de tí. — Murmuró contra su cuello. — Gracias.
Seikanji Yamagawa Seikanji asentía con precisión en cada detalle que Rengo decía sobre Natsu, el que parecía ser un amigo o quizá... algo más. El detalle del abrigo le hizo alzar las cejas con sorpresa, ladeando ligeramente su cabeza. —El abrigo podría ser de ayuda, Rengo-san. ¡Comenzaré ya mismo con Natsu! Dijo alegre mientras caminaba hacia el otro extremo de la habitación, sacando de un cajón un emaki; un rollo de pergamino en blanco. La dispuso en el suelo y se sentó sobre sus talones, buscando los pinceles y la pintura adecuada. —Mi hermano Jiro me regaló estos emaki cuando regresó de uno de sus viajes. A él también lo extraño, Rengo-san, pero siempre su risa se mantiene viva en mi mente cuando dibujo. El papel me hace acordar a él. ¿Qué te hace pensar en el señor Natsu? Quizá así puedas hacer algo que te haga recordarlo y ser feliz al mismo tiempo. —miró entonces a Oshin y le sonrió a ojos cerrados. —También puede darme detalles, señora Sugita. ¡Usted también tuvo la suerte de conocerle! Y tomó sus pinceles.
Dojo [Aoi; Ryoshi; Fureku; Aki; Dozan; Akihito] Dentro del dojo La sonrisa de Ryoshi se ensanchó al sentir el abrazo de Aoi —Quedo expuesto a tu juicio — una risa escapó mientras apretaba a Aoi hacia él — No me gusta hablar de mi pasado, es lo que me ha forjado; pero no es algo que disfrute recordar. Y menos ahora que...—Aoi sintió como una de las mandos de Ryoshi se soltó para masajear su rostro —Si no te hubiera encontrado a ti... tal vez no quedaría nada de mi. Contenido oculto Ayeah Exterior del dojo Konan no contestó; pero fue Aki quien se levantó —Tal vez entrenando puedan zanjar algún tipo de acuerdo ¿No crees, Konan? Además te ayudaría a no sentirte incómodo con su presencia; míralo, no queda una gota de sake en él. Fureku sonrió —O podemos darles una botella a cada quién y ver que pasa. Konan miró a Fureku con desaprobación; y este levantó los brazos como para repelerlo a pesar de su gran distancia —Un combate a puño limpio no estaría mal. Porque no quiero que uses a Akihito de tablón de práctica. —Un combate—mencionó Konan —Si logras conectar un golpe, te daré una pista Contenido oculto Nekita Casa [Akihito; Rengo; Oshin] Habitación de Seikanji Rengo salió corriendo; al parecer iría por ese abrigo. Mientras tanto Oshin miró las acciones de Seikanji con atención. Mientras esperaban a que volviera Rengo, Oshin se enfocó en los trazos de dónde estaba Aki —¿Por qué el dibujo de Aki está allí y no junto a los demás? — sonrió — Puedes contarme; no se lo diré a nadie. Contenido oculto rapuma
Akihito Shishio Esta vez fue su turno de mirar a Aki y Fureku en el instante en que reconoció la clara vergüenza golpearlo de sorpresa, de todas las formas que hubieran podido intervenir justo la que habían escogido era la peor de todas, desde las merecidas disculpas que merecía Konan había decidido desentenderse lo mayor posible de ese recuerdo, era lo mejor para no seguir carcomiéndose la cabeza por toda incomodidad causada y mantenerse tranquilo. Llevó dos de sus dedos a la sien para masajearla ligeramente mientras negaba con suavidad solo por unos segundos —El sake quizás debió haber dejado esa parte borrosa para ustedes...—Murmuró en forma de queja antes de centrarse en Konan por completo, asintiendo a su propuesta antes de dejar apoyado en la pared del dojo su arma puesto que no veía mucho sentido cargarla para eso. —Me parece justo...—dijo antes de ponerse en posición —, ¿pero y si llego a conectar dos? —preguntó en un tono más bromista aunque tampoco esperaba demasiado de eso. Contenido oculto Asumo que aunque sea puños es asi (?) Y aish, Akihito tiene algo en contra de defenderse
Aoi Nobunaga Sabía que aún quedaban cosas por descubrir pero su curiosidad estaba satisfecha en aquel momento, se sentía más cerca de Ryoshi que nunca y correspondió a su risa con una sonrisa algo cohibida. —No había nada de mí antes de encontrarte.— respondió, retirando la mano que el joven usaba para masajear su rostro para poder observar sus facciones más de cerca. Su propio corazón latió con fuerza cuando sus miradas se encontraron, como si quisiera mostrar su acuerdo con las palabras de Aoi. Su vida hasta ese momento había sido poco más que simple supervivencia... Si es que a eso podía llamare vida. Una asesina, un fantasma, una sombra... La chica maldita: Un yurei. Nadie la había visto como nada más que eso, ni siquiera ella misma. Ahora era diferente. Con Ryoshi podía ser simplemente Aoi. Dejándose llevar por su instinto rodeó su cuello con los brazos y dejó que sus labios se unieran de forma algo torpe.
Seikanji Yamagawa Había comenzado por los ojos; una mirada fastidiosa pero también alerta, como los de un gato. Así se lo imaginó cuando las palabras de Oshin hicieron que sus mejillas comenzaran a arder. Se tocó la piel con sorpresa, no acostumbrado a esa sensación: se había sonrojado y no sabía cómo reaccionar. —Aún no se encuentra acabado. —mintió con rapidez, parpadeando varias veces. —Y me gusta mirarlo para intentar saber qué es lo que falta. Aún no lo sé. —le sacó la lengua a modo de broma, como si compartiera con Oshin una complicidad divertida de malicia inocente. —¿Te gusta el dibujo? No le digas a Aki... —se rascó la nariz. —Es que es una sorpresa... Entonces decidió cambiar el curso de la conversación a un terreno que se sentía más cómodo. ¿Qué era esa sensación que lograba sentir pequeñas cosquillas en cada yema de sus dedos? —¿Podría contarme noticias de afuera, Señora Sugita? ¡A cambio yo le contaré mis aventuras en Higashiomi!
Dojo [Aoi; Ryoshi; Fureku; Aki; Dozan; Akihito] Dentro del dojo Ryoshi siguió sus movimientos; marcando el ritmo del beso, enseñándole lentamente para después separarse —La vida te ha desperdiciado entonces... —mencionó con respecto a no tener pasado. La miró directamente aun muy cerca de su rostro —Huyamos... salgamos de aquí. No le debes nada a nadie; sólo nos necesitamos tu y yo. Contenido oculto Ayeah Exterior del dojo Dozan se sentó frente a la entrada del dojo, observándolos a distancia. Aki soltó una risa la cual ocultó con sus manos —¿Cómo voy a olvidar a Konan ruborizándose? Konan no sonrió ante el comentario de Akihito, seguro de que eso no pasaría. Akihito atacó pero la defensa de Konan era muy superior, detuvo el impactó con una de sus manos para después conectar su golpe al estómago de Akihito —Creo que es suficiente, necesitas más fuerza para poder romper mi defensa — mencionó Konan dejando a Akihito mareado por el impacto. —No necesito de fuerza para romper tu defensa la otra noche—mencionó Fureku refiriéndose al día en cuestión —Si, yo también lo recuerdo. Como muchas otras cosas. El alcohol me vuelve inútil pero no me borra la memoria. Recuérdenlo. Akihito Konan Nivel 1 PV= 22 Nivel 5 PV= 100 Fuerza= 15 Protección= 15 Desarmado Contenido oculto Nekita Pues ya te medio destruyó... yo lo dejaría allí, ya con esto tienes +50 EXP (sumados ya en tus estadísticas) Casa [Akihito; Rengo; Oshin] Habitación de Seikanji Oshin rio ante la reacción de Seikanji, no era una risa burlona, mostraba genuina ternura —Es un dibujo muy lindo; para mi ya es perfecto. Pero tu eres el artista, si dices que le falta algo, seguro tú eres el único que sepa que es —se acercó a él y jugueteó con su cabello —Te podría sobornar para que yo mantenga la boca cerrada, soy buena en ello; pero no lo haré, aunque admito que detesto que alguien guarde secretos como estos —sonrió, pues no específico realmente a qué se refería. —¿Noticias de fuera?— negó —Creo que lo entretenido ha sucedido aquí adentro, en Koga —sonrió esperando obtener más información, asomándose a ver cómo dibujaba. En ese instante, Rengo volvió. —Esa es su mirada, si —mencionó Oshin mirando al dibujo —Siempre recuerdo los ojos de aquellos que perdieron contra mi en combate —levantó la vista hacia Rengo —Nunca quise matarlo, no creas eso. Rengo negó —Cuando lo conocí, yo iba a matarlo —mencionó sin reparos —Tal vez... por eso también recuerdo perfectamente su mirada— Miró al abrigo en sus manos y lo llevó cerca de él, oliéndolo. Ya no olía a él, olía a metal, sangre. Extendió el abrigo mostrándoselo a Seikanji —Es este. Contenido oculto rapuma [/tab]
Seikanji Yamagawa —¿Secretos? —preguntó en voz alta, concentrado en la nariz, los trazos del rostro y la barbilla a media altura, inclinando un poco la mandíbula hacia delante, dándole un aspecto de que no querías meterte con ese hombre. Se giró hacia Oshin, pensando los sucesos de la noche anterior. —Bueno, fuimos atacados por unos shinobis... —buscó otro pincel, necesitaba un trazo más grueso. —Una mujer de nombre Ogen lideró el ataque; la señora Sugita se interpuso entre nosotros y ellos... —encontró el pincel y volvió a su posición, con sus ojos en Oshin. —Ogen inmovilizó a la señora Mako y se burló de Murai-sensei... —se giró hacia el papel nuevamente, comenzando a trazar las líneas del cuello, empezando por sus trapecios. —Le quité los ojos de cuajo... —susurró enojado, recordando a Murai desolado luego de la invasión. Aunque claro, aún no había dicho el asunto más delicado. —Luego algo sucedió con Kudoku. Supongo que el señor Haku se lo dirá luego de su reunión con el shihan. Reiko alzó las orejas al oír los pasos de Rengo ir hacia ellos; el Harima apareció con el abrigo de Natsu. El lobo se acercó con cautela, olfateando el aire; olfateando el abrigo que Rengo sostenía. Se acurrucó junto a Rengo, quizá sintiendo la energía del humano. —¿Ambos lo atacaron? ¿Así lo conocieron? —empezó a reír, divertido. —¡Qué buena historia! ¿Por qué querías matarlo, Rengo-san? ¿Te había intentado robar?
Aoi Nobunaga Su corazón dio un vuelco ante la propuesta de Ryoshi, haciendo que se tambaleara sutilmente sintiéndose al borde de un precipicio pero, a pesar de que cada fibra de su ser le gritaba que aceptara y huyeran sin mirar atrás, su cabeza se movió lentamente hacia los lados en una triste negativa. — No pienso separarme de ti y, su tú huyes, iré contigo.— Afirmó. — Pero ¿por qué vivir huyendo cuando aquí tenemos protección y un modo sencillo de conseguir las almas que Dozan y tú necesitáis? Sonrió al joven pirata y acarició su rostro. — Quizá podamos hacer un pacto con vuestro yurei por un número concreto de almas a cambio de vuestra libertad... Por elevado que sea.— Tragó saliva y miró a los ojos de Ryoshi con determinación.— Esto es una guerra, y estamos en el bando vencedor. Su voz era firme y su mirada tenía el brillo acerado de quien ha tomado una decisión. No le importaba cuántas vidas tuviera que segar... La de Ryoshi siempre valdría más.
Akihito Shishio Incluso aunque hubiera tenido la esperanza de estar algo más cerca de su objetivo de lograr golpearlo, no lo tomó en lo absoluto por sorpresa que pudiera detener su puño con tan solo una de sus manos, le parecía obvio que si prefería mantener todo oculto no iba a resultar nada fácil para él conseguir incluso algo tan mínimo como una pista. Su sorpresa estuvo en la fuerza con la que Konan había dado su golpe, el aire se le escapó del cuerpo en un jadeo haciendo que usara su mano libre para buscar algo de estabilidad momentánea en el brazo del arquero aprovechando que estaba cerca. No quería que el mareo fuera motivo para acabar en el suelo por dar un mal paso. —...Estoy de acuerdo—Dijo una vez que recuperó algo más de aire y ya se sintió lo suficientemente cómodo para dejar ir su agarre para retroceder unos cuantos pasos—, pero otro día podría haber otro resultado...—O que todo se volviera a repetir, pero nunca estaba demás seguir intentando aunque por el comentario de Fureku parecía que aquella otra "estrategia" era mucho más efectiva a su pesar. —Lo tendré en mente Joven Ikeda, en caso de que decida rebajar el sake que quedó.
Dojo [Aoi; Ryoshi; Fureku; Aki; Dozan; Akihito] Dentro del dojo Ryoshi dejó ir un fuerte suspiro acompañado de una sonrisa —Creo que sabía que esa sería tu respuesta —besó la frente de Aoi —Este sitio es cómodo, y fuera de los ataques shinobi, creo que es seguro; sólo que... esa muralla...— negó —No me gusta que limite mi horizonte; pero ese plan... no me parece mala idea. Negociar mi libertad y la de Dozan —sonrió — Desde que estoy contigo olvidé esas responsabilidades; perdí mi objetivo —la miró —No huiré, jamás me separarán de ti. Y ahora que compartes mis objetivos, quisiera saber los tuyos. ¿Qué buscas encontrar aquí? Con los shinobi de Koga. Contenido oculto Ayeah Exterior del dojo Konan volvió a tomar su arco y de nuevo se puso a practicar sin contestar a Akihito. Aki se apresuró en ayudarlo para que sus heridas no se agravaran; por suerte no había nada roto, sólo necesitaba tomar aire con tranquilidad. Y los moretones quedarían al menos una semana. Fureku se acercó y sonrió — Perder una pelea en contra de Konan no es algo de qué avergonzarse; recordemos que es ese mismo hombre quién derrocó al patriarca de Iga; Obata ya era un anciano; pero no uno débil. Contenido oculto Nekita Casa [Akihito; Rengo; Oshin] Habitación de Seikanji Oshin se mantuvo en silencio mientras Seikanji narraba los hechos sucedidos en Koga; y no pudo evitar reaccionar con asco tras escuchar el nombre de Ogen. Después, la duda sobre Kodoku la hizo querer preguntar más allá; pero Rengo ya había vuelto. Rengo acarició a Reiko sin siquiera pensarlo; estaba acostumbrado a la presencia de los lobos. Rengo negó ante la pregunta y bajó la mirada, dándose cuenta que estaba compartiendo algo de su historia —Un amigo me lo pidió. No pude matarlo. Al final los tres nos volvimos amigos. Contenido oculto rapuma
Akihito Shishio Al acercarse Aki tan solo le sonrió con tranquilidad para que tampoco estuviera tan preocupada, luego llevó una de sus manos al área golpeada para acariciarla un poco en busca de aliviar un poco el dolor, aunque sentía que prefería esa sensación a la de un corte profundo por no moverse de una manera adecuada en los combates. —No estaría avergonzado por perder contra Konan, de eso no tiene que preocuparse...—Lo avergonzaba mucho más los comentarios hechos pasados, principalmente por considerarlo como algo más personal por ser algo más relacionado a sus acciones fuera del...¿deber? —, volveré a probar en otra ocasión.
Aoi Nobunaga Inclinó la cabeza de forma interrogante ante la pregunta de Ryoshi, sin saber muy bien qué responder. Nunca nadie se había interesado a cerca de sus motivos para actuar como lo hacía, ni siquiera ella misma, y no pudo evitar sentirse ligeramente avergonzada por ello. Sonrió tímidamente y se encogió de hombros. — Vine siguiendo órdenes.— Respondió con sencillez.— Soy un arma. Aoi no era tan buena con las palabras como podía serlo Ryoshi pero, a pesar de ello, también quiso compartir con él un poquito de sí misma. Lo tomó de las manos tras retirase el parche y lo observó cohibida con su mirada bicolor. — Y es mejor ser un arma que un yurei. — Su voz normalmente monocorde tenía un suave tinte de tristeza cuando hizo aquella afirmación. Contenido oculto: Aoi No es fácil la vida de una niña pequeña y endeble nacida en una villa ninja. Pero aún lo es menos cuando naces con algo tan distintivo como una heterocromia. Un ninja ha de ser invisible, no debería ser recordado y esa característica complica mucho las cosas... La familia de Aoi era tremendamente supersticiosa y, cuando su madre murió en el parto, lo achacaron a alguna clase de castigo divino venido de sus propias manos. La nombraron en base al azul eléctrico de su ojo dispar, pero ése fue todo el reconocimiento que obtuvo de ellos. Abandonada a su suerte siendo tan sólo una niña y repudiada por los suyos quienes la creían maldita, Aoi aprendió por las malas las leyes más básicas de supervivencia. Se entrenó junto a los demás niños shinobi observando las enseñanzas de sus maestros entre las sombras, siendo apaleada y expulsada cada vez que era descubierta, pues nadie quería sufrir la ira de los dioses que la habían enviado a castigar a su familia. Pero pronto las constantes golpizas hicieron que su sigilo fuera aumentando, pues tenía mucho más que perder que sus compañeros de ser descubierta y, cuando sus habilidades comenzaron a despuntar, los maestros no pudieron ignorarla más. Comenzó robando misiones sencillas para llevarse las recompensas y así sobrevivir en aquel medio hostil y, cuando los líderes de la villa se hicieron eco de lo que estaba sucediendo, comenzaron a asignarle sus propias misiones, las más duras, con la esperanza de que pereciera en su ejecución. Le gustó el cambio. Las miradas de terror y rechazo seguían existiendo pero al menos, al cumplir misión tras misión, se fue ganando un lugar propio. Y la de los Taira era su última asignación.