Seikanji Yamagawa Se quedó en silencio luego de las palabras de Aki, mirando el techo y dejando que las manos expertas terminen de curarlo. Pero aunque mantenía un mutismo fúnebre su cabeza no paraba de hervir con preguntas. ¿De verdad el señor Sabaku era tan temible para mover a tantos ninjas por su persona? El señor Akamatsu era una misión prioridad alta, ahí tendrían que haber intervenido los expertos, los élite de Koga. ¿Por qué enviar a resto de agentes a por una persona que quizá no valía el esfuerzo? Le sonrió a Aki y se despidió de ella, no sin antes decirle que le dé un recuerdo de su parte al señor Hoshi. Salió a las calles de Koga y estornudó al pisar el lodo y ensuciarse las piernas cuando salpicó el charco de agua bajo sus sandalias. Se abrazó a sí mismo y caminó con tiento para llegar cuanto antes a su habitación. Observó los tumultos en la tierra, oscuros, siniestros y silenciosos, como la ciudad misma. Se quedó mirando las piras como si fuera una bandera clavada en la tierra, abandonada y desgarrada al tiempo de la vida. Entró en razón al oír aullar a Reiko, su loba. Esta vez corrió hacia la casa que compartía con el resto de shinobis; corría como si escapara de algo terrible y horrible que le pisaba los pies. Entró como una explosión y cerró la puerta tras sí, suspirando y esperando no haber hecho tanto ruido. —¡Reiko! —dijo emocionado, recibiendo a la loba que se tumbaba a sus piernas, obligando a que Seikanji tuviera que darle unas caricias unos momentos antes de separarse de él. —¡Estas suave! Camino hacia su habitación y se bañó con agua caliente, oscureciendo rápidamente la bañera. De un salto salió y se secó con una pequeña toalla antes de lanzarse en la cama. No pudo dormir, al menos no inmediatamente. El repiqueteo de la lluvia en el exterior le aterrorizaba, pero su mente estaba tan cansada que prefirió desconectarse por una vez y Seikanji quedó hipnotizado por el rítmico ruido de la lluvia sobre su cabeza. Despertó con los mechones del pelo en un revoltijo, pero no le importó. Se colocó su yukata azul, ya bastante gastado a decir verdad, con su obi del mismo color pero sin terminar en una flor en su espalda. Comprobó sus kodachis y miró el dibujo de Aki otra vez. Ahora que la sangre y la tinta finalmente se habían secado, el dibujo tomaba vida propia. Realmente los colores eran tan vivos que con los colores del amanecer que se filtraban por su ventana, le daban el aspecto de una magnífica obra de arte. Una que quedaría abandonada en esa habitación. Escuchó unos ruidos fuera, en lo que podría decirse el salón o eso parecía y decidió salir. Abrió la puerta y caminó tranquilamente hacia la cocina, mientras que Reiko se acostaba en la entrada a su habitación y apoyaba la cabeza en el suelo, observando al resto con sus dos ojos amarillos, como si estuviera acechando. —¡Señor Dozan, Fureku-sama, que alegría de verlos! —saludó con una mano cuando vio al pirata arrastrar al señor Ikeda fuera de la cocina. Se detuvo unos momentos y vio los frascos sobre la mesa, indicando la medicina para todos. —Murai-sensei es muy amable. —tomó el frasco correspondiente e ingresó en la cocina con una mueca de asco, el sabor no era el mejor. Se sirvió un vaso de agua y lo bebió con rapidez, esperando quitar ese sabor ácido de su paladar. —¡Akihito-san, señorita Yuki-Onna! —les sonrió. —¡Dejó de llover! —saltó en el lugar, emocionado por ver el sol nuevamente. Reiko alzó la cabeza con las orejas en alto al oír la voz de su amo. —La señorita Aki no se encuentra porque seguramente esté en la armeria del señor Hoshi. Llegó un nuevo recluta a Koga. —se rascó la nuca, cerrando sus ojos. —¡Yo digo de ir a darle la bienvenida!
Akihito Shishio En silencio continuaron entonces para terminar de preparar todo el desayuno, para cuando su compañera colocó los vegetales para la sopa, él ya estaba haciendo los tamagoyaki como último acompañamiento, a ciencia cierta sabía que estaba cocinando lo que estaba acostumbrado en casa que era prácticamente tradicional, pero esperaba que fuera suficiente. —Buenos días Joven Ikeda, Dozan —Sonrió divertido por los gestos cansados de Fureku y que el pobre terminara siendo arrastrado de esa forma por Dozan pero lo cierto es que le permitió así moverse con más libertad para poder servir el arroz en sus cuencos individuales —Me temo que no he visto a Aki, quizás... Calló en el instante en que escuchó a Seikanji, saludándolo con un movimiento de cabeza al tiempo que iba llevando los platos a la mesa, para servirles a quienes estaban allí, iniciando sus primeras vueltas para poder completar todo —Deberías ir a sentarte~ —Murmuró hacia la aprendiz de Wu luego de tomar la segunda ronda de platos —. Entonces es probable que no venga a nuestro desayuno de hoy... pero visitarlos sería buena idea, ahora que finalmente parecemos tener un buen día. Finalmente terminó por traer las tazas y y el té para servir. —Al invitado lo vimos brevemente en la limpieza de ayer...—Añadió en caso de que a Seikanji le interesara la información, tomando luego un trago de su té —, joven...cabello oscuro, largo, vestía de negro y se veía asustado, aunque tampoco tuvo el mejor panorama para ser recibido, es comprensible.
Aoi Nobunaga Con un asentimiento algo seco tomó el cuchillo de las manos de Akihito y comenzó a trocear los vegetales con un gesto mecánico y estudiado. Cortándolos todos de forma perfectamente simétrica... Quizá demasiado. Se sintió internamente aliviada por tener una función como aquella, pues tras haber probado la comida de la noche anterior había caído en la cuenta de que ella era una cocinera nefasta. Escuchó a su espalda llegar uno a uno a los otros miembros del grupo y, una vez hubo terminado de cortar, limpió el cuchillo con cuidado y lo dejó en su lugar. Asintió ante la indicación de Akihito de sentarse, pues pudo comprobar que éste ya había terminado con las preparaciones, y tomó su lugar en la mesa junto al espacio vacío que correspondía a Ryoshi, desviando la mirada de forma inconsciente hacia la habitación que compartían mientras escuchaba el intercambio entre los shinobi tras dedicar una inclinación de cabeza a Seikanji a modo de saludo. Más gente, maravilloso. Pensó con ironía. Dejando escapar un suspiro exasperado. Parecía que cuando comenzaba a sentirse cómoda en aquel grupo llegaban nuevos individuos de los que desconfiar.
Casa [Aoi; Ryoshi; Seikanji; Akihito; Dozan; Fureku] Comedor Dozan los escuchaba en silencio mientras observaba a Reiko, maravillado en que aquella loba permanecía a un lado de Seikanji con tranquilidad, sin ninguna intensión de atacar; ambos se miraron, como animales reconociendo el espacio que compartían. Fureku se tallaba los párpados mientras esperaba la comida y veía como Akihito y Aoi se movían en el interior de la cocina, siguiéndolos más con la mirada cansada que con un oído atento. Ryoshi no tardó en incorporarse al comedir con una sonrisa ligera —Es un gran día ¿no creen? Fue Dozan quien desviando la mirada de Reiko, la posó en Ryoshi —Alguien ha despertado de buen humor Y este ligero detalle hizo que Fureku terminara de despertar; dirigiendo su mirada inquisitiva en Ryoshi para después mirar a Aoi y reír; cerró los ojos y suspiró —Va a ser una bienvenida muy pobre; seguramente nadie querrá beber sake ¿O me equivoco? —comenzó a reír algo apenado —Comamos y vayamos a incordiar el silencio que el señor Hoshi siempre busca mantener. Contenido oculto Nekita Ayeah rapuma
Seikanji Yamagawa Se sentó con una gran sonrisa, olfateando con ansía el plato de comida. Tomó los palillos cuando llegó Ryoshi, ahora que ya estaban todos podía comenzar a comer. —Al parecer no es un shinobi tampoco. —dijo en referencia al nuevo integrante de Koga. —¿Quién podría ser? ¿Quizá otro amigo de ustedes, señor Dozan, señor Ryoshi? —su mirada se afiló al nombrar el último nombre. Él no comprendía las indirectas sobre asuntos de cama, era inocente al menos en algo. El último comentario de Fureku hizo que Seikanji se tapara la boca con ambas manos mientras intentaba aguantar la risa. La idea de molestar al viejo Hoshi le encantaba.
Akihito Shishio —No creo que nadie decida impedirte invitarle sake al recién llegado, incluso si ninguno de nosotros bebe, podría ser un gesto amable. —No sabía que tan cómodo pudiera ser beber solo pero, el sake allí estaba todavía y estaba seguro que no se lo iban a terminar si la gran mayoría decidía, como él, mejor tratar de evitar el alcohol lo máximo de lo posible. —Entonces terminemos de comer pronto para marcharnos—Negó con suavidad aunque el asunto de ir a saludar terminara siendo más bien, incordiar al señor Hoshi y su silencio le divertía un poco—, quien sabe, seguro hasta le termina agradando la gran visita y todo luego de tener su viaje. Provecho~ Continuó comiendo aunque esta vez a un ritmo un poco más deprisa, mientras más rápido acabaran ya mas pronto podrían llegar con Hoshi.
Casa [Aoi; Ryoshi; Seikanji; Akihito; Dozan; Fureku] Comedor Ryoshi miró a Seikanji pero no contestó; fue Dozan quien negó —Ya no tenemos más amigos —dijo limpiando su colmillo con su dedo índice. Fureku afirmó a las palabras de Akihito y comió con calma; el resto pudo hacer lo mismo para que al terminar se dirigieran a la casa de armamento. Era un día muy soleado, había más movimiento por las calles; algunos de los guardias de la muralla habían regresado Casa de Armamento [Aoi; Ryoshi; Seikanji; Akihito; Dozan; Fureku; Hoshi; Aki; Rengo] Entraron a la casa de armamento; Seikanji y Akihito, quienes ya conocían aquel lugar, se dieron cuenta de que comenzaba a cambiar. Todos los documentos que antes estaban completamente ordenados, estaban siendo removidos por Aki y Hoshi; quienes los dejaban con cuidado en una gran tela que seguramente sería guardada en otro sitio. Aki los miró y sonrió —Buenos días; lamento no haberlos acompañado al desayuno, cómo verán tengo una nueva tarea. —Ya les he dicho que no me molesta ver los rollos allí —mencionó un joven que se encontraba en una esquina dándoles la espalda —Pueden dejarlos. Era la persona que Dozan; Konan y Akihito habían visto entrar la noche anterior con Hoshi; se encontraba mirándolos ocultando medio rostro entre sus piernas; su ropa le quedaba algo corta, al parecer eran prendas que no eran suyas, seguramente porque las suyas estaban mojadas por la lluvia. —Y yo te he dicho que puedo guardarlos —mencionó tajante Hoshi para después mirar a los recién llegados —Bienvenidos —dijo para después seguir con el movimiento de los rollos junto con Aki, la cual miraba al chico en la esquina esperando que dijera algo más, al ver que no lo hacía Aki se dirigió a sus amigos. —Su nombre es Rengo; se quedará en Koga hasta que nos indiquen que vayamos con él a Kioto. Fureku lo miró —El hijo de Kyogi; tiene sentido que estés aquí. Ella era buena shinobi ¿No es cierto? —al ver que Rengo no le contestaba se acercó más a él — Entonces, tú eres el sustituto de Takeda ¿No? y ahora por ello te casarás con la hermosa Tomoe ¿Cierto? Qué suerte la tuya —¡Déjame en paz! — gritó Rengo —Estás siendo grosero— mencionó Hoshi sin mirarlo. —¿No debería? —Pues... obviamente no — interrumpió Fureku — Jamás había visto que se hiciera algo especial por un recién llegado cómo lo están haciendo contigo —mencionó mirando a Hoshi quitando sus documentos los cuales sabía que atesoraba — Yo soy un noble; y no me dieron trato especial cuando llegué aquí ¿Sabes? me mandaron a dormir con todos ellos—dijo señalando a todos y después acercándose aun más para poder encarar a Rengo; pero este desviaba la mirada — ¿Qué es lo que te molesta tanto de viejos documentos para que los quiten? — preguntó tocando la espalda de Rengo para que lo mirase. Rengo se giró y golpeó la mano de Fureku para que se alejara, después colocó su propia mano en su hombro, pareciendo que se daba un abrazo a sí mismo —En verdad, no tengo humor de conocer a nadie más —su accionar no fue de desafío u enojo, esta vez se notaba el miedo en su trémula voz — Creo que estoy bien por mi cuenta. Gracias —los observó a cada uno de ustedes — Perdón, pero gracias. Fureku se alejó de Rengo, no sin antes dedicarle una mirada de desprecio. —Si de algo estoy seguro, es que en Koga no hay espacio para los cobardes —aclaró a Rengo —Aquellos que guardan secretos en una aldea shinobi se vuelven el punto de ataque, el esconderte aquí te dará opuestos resultados a los que estás acostumbrado. Sabemos indagar en los más difíciles pasados— concluyó con Rengo y luego miró a Aoi y sonrió — Pero mantenemos resguardados aquellos que pertenecen a los nuestros. Porque a pesar de que no guardamos lealtad los unos a los otros, hay códigos de honor que entre compañeros no rompemos —volvió a mirar a Rengo —Así que tienes un día para decirme ¿Eres uno de nosotros? ¿O tendré que tratarte como un forastero? O peor... cómo un enemigo. Fureku no se había comportado así ni con Dozan y Ryoshi, por lo que aquella actitud resaltó de su espumosa personalidad. Contenido oculto Nekita Ayeah rapuma
Seikanji Yamagawa —Buen día señorita Aki, señor Hoshi... —dijo embobado por la reacomodación del local. Seguía con la mirada los brazos de Aki, los pergaminos y luego las manos de Hoshi reacomodándolos lejos de la armería. No encontraba tampoco su dibujo y palideció un poco, ¿lo habría perdido? ¿Qué significaba esto? ¿Hoshi se iría de Koga? Si no no entendía el por qué. —¿Se irá de Koga, señor Hoshi? —preguntó un poco triste tras Fureku, no quería que le viera. Pero al momento en que Fureku despreció por completo a Rengo, el nuevo recluta, Seikanji olvidó por completo su fingida timidez y se quedó absorto en él. Después de todo los nobles siempre seguirían siendo nobles, la élite de la sociedad; Fureku los despreciaba desde siempre pero estaba obligado a vivir entre ellos y lejos de las comodidades de un hogar al nivel de su estatus social. Seikanji comprendió que Fureku también tenía una máscara como él. Sacudió la cabeza y se fijó en Rengo. Se acercó a él y le extendió un tazón de comida que había traído desde la casa. —¡Hola! ¡Akihito-san y la señorita Yuki-Onna lo prepararon! ¡Come! Reiko se acercó por su retaguardia y olfateó el tazón de comida, clavando sus ojos amarillos en los de Rengo.
Akihito Shishio —Buen día señor Hoshi, Aki. —Saludó con un movimiento de cabeza, observando con cierta confusión todo el movimiento de los documentos pero cuando escuchó a Aki hablar de nuevo, se centró en ella para hacerle una señal de que no tenía que preocuparse por su ausencia de la mañana, si había trabajo que hacer tampoco se podía hacer mucho. Luego, finalmente prestó atención a Rengo con curiosidad, seco se veía un poco mejor que ayer, pero cualquiera ya seco y descansado podía verse mejor en comparación a un mal día. Como Fureku pareció iniciar la conversación, solo se mantuvo en silencio con las manos tras su espalda con una sonrisa amable hasta que las cosas parecieron tornarse un poco más intensas, prácticamente impresionado de ver el enojo del noble aunque supiera que era normal que lo estuviera por primero, la forma en la que le habían hablado y segundo, el lugar donde venía su nuevo invitado pero, estaba seguro que aquella insistencia solo iba a hacer que la situación siguiera escalando. Solo le servía para afirmar que no era la mejor idea molestarlo, sus palabras eran muy duras. Cuando Seikanji aprovechó para acercarse al nuevo, terminó colocándose apenas frente a Fureku con un gesto amistoso y rascando con suavidad su mejilla, así bloqueaba parcialmente de él y Rengo, esperando importunar un poco alguna futura discusión. Contenido oculto —Temo que una confrontación así hará que tarde un poco más en sentirse parte de nosotros, ¿no?—Hablaba tranquilo, tratando de tomar la situación de la manera más sutil posible porque tampoco quería ser irrespetuoso—Le sentará mal la comida si se molesta tan temprano en la mañana joven Ikeda, bajemos la intensidad un poco para evitar eso...entiendo la razón de su enfado pero quizás cuando se aclimate podrá tener una buena respuesta que darle, ¿no cree? Saludó brevemente a Rengo para que ubicara que Seikanji hablaba de él antes de volver a prestar su atención en Fureku y sonreírle. Contenido oculto
Casa de Armamento [Aoi; Ryoshi; Seikanji; Akihito; Dozan; Fureku; Hoshi; Aki; Rengo] Fureku chasqueó la lengua y se cruzó de brazos al ver que sus compañeros le daban una cálida bienvenida con palabras y alimento. —No me iré joven Seikanji— aclaró Hoshi mientras seguía acomodando papeles — Moveré todos mis documentos a mi habitación, serán sólo para mi consulta. Aki sonrió —Incluyendo el dibujo que le regalaste —dijo llevando su mano a su boca para ocultar su más grande sonrisa mientras Hoshi la miraba, en esa mirada no había regaño ni enojo, parecía vacía; pero había una carga emocional oculta la cual Aki conocía y por ello no podía dejar de sonreír, ella sabía que lo había delatado y aquello le parecía divertido. Rengo recibió la comida con ojos completamente abiertos, bajó la mirada y observó el contenido; era demasiado, era el plato con mayor comida que alguien le había preparado; esto provocó que su estómago rugiera siendo puesto en evidencia por su propio organismo. Fue en ese momento que Akihito intervino frente a Fureku quién suspiró con fuerza y cerró los ojos —Bien, fui un poco agresivo. Es un poco de envidia ¿Sabes? —A ti te recibieron con sake, de que no lo recuerdes es enteramente culpa tuya —mencionó Dozan algo burlón mientras Fureku abría nuevamente los ojos para mirarlo con una risa más tranquila. —Yo no fui el único ebrio — aclaró Fureku mientras Hoshi los miraba con mayor severidad. —Lamento las molestias; gracias por la comida Akihito-san; señorita Yuki-Onna; joven Seikanji... todos— Rengo repitió los nombres que había oído para después sentir el olfateo de Reiko, algo que no lo asustó; estaba acostumbrado a la presencia de los lobos; por lo que le resultó sencillo extender su mano con un poco de alimento para la loba, cómo solía hacerlo con Kiba, un lobo con el que había crecido. —Parece que creció con animales —mencionó Dozan al verlo compartir su comida con Reiko —Tiene miedo a Fureku pero no a una loba —soltó una pequeña risa. Contenido oculto Nekita Ayeah rapuma
Aoi Nobunaga Cuando Ryoshi hizo su aparición Aoi le dedicó una sonrisa tímida pero sincera antes de centrarse por completo en su desayuno ignorando lo demás. Podía sentir el leve rubor de sus mejillas ante los jocosos comentarios de Dozan pero no permitiría que lo notaran. Cuando hubo terminado siguió a sus compañeros a la armería, manteniéndose en las sombras para analizar al recién llegado desde una prudente distancia. No sabía aún si clasificarlo como aliado o enemigo, por lo que se mantuvo indiferente ante el ataque de Fureku y las intervenciones posteriores. Le dedicó un seco asentimiento a Rengo cuando éste usó el nombre que Seikanji le había dado y enarcó una ceja al verlo comer con total confianza lo que un desconocido le ofrecía. ¿Era realmente tan ingenuo? Le sorprendía que los nobles vivieran tanto teniendo en cuenta su temeridad.
Akihito Shishio Sintió su cuerpo relajarse un poco al ver que Fureku si bajaba aquella intensidad de su enojo, lo que menos que quería era que realmente todo se quedara muy tenso, cuando realmente no había muchas señales por lo pronto de su llegada de que algo pudiera salir mal. Además, era lo único que podía intentar apaciguar, porque eso de corregir alguna clase de envidia a Fureku estaba más que fuera de su alcance. —No creo que el joven Ikeda o los demás puedan olvidar su bienvenida en su totalidad, tú te reías mucho... —Dijo hacia Dozan ligeramente divertido por recordar todo el susto que se habían llevado por Fureku ebrio, su torpe andar o las escenas tiernas de Ryoshi con la mujer, le habían dado un espectáculo si dejaba de lado todo lo trágico que había llegado después. Luego dirigió su atención a Rengo, negando con suavidad su cabeza brevemente antes de ver cómo interactuaba con la loba de Seikanji, aunque tampoco lo culpaba del todo, allí mismo la loba había sido lo menos intimidante de la habitación—No son molestias, puede haber más desayunos por si algún día decides tomarlos con nosotros. No sabía que era de Hoshi, pero si al parecer iba a vivir allí con él entendía que iba a ser más común que tomaran las comidas juntos, pero allí estaba la invitación, luego avanzó un par de pasos para acercarse un poco hacia donde estaban Aki y Hoshi —Antes de que otra cosa suceda señor Hoshi, ¿puedo preguntarle algo?
Seikanji Yamagawa Iluminó su rostro con una sonrisa al oír las palabras de Aki sobre su dibujo y también ocultó sus labios con la manga con ambas manos, como si fuera un diablillo. —Pensé que todas las armerías tenían pergaminos como los suyos, señor Hoshi. Le da un aspecto especial, distinto al cotidiano. Es una pena que los quite. —la voz siempre sonaba cantarina y feliz, como si no sintiera realmente la tristeza de sus palabras. Miró luego a Rengo y le sonrió a ojos cerrados. —¡Bienvenido, Rengo-san! Acarició la cabeza de Reiko y se giró hacia Dozan. —¿Le apetece entrenar, señor Dozan? ¡Uno se despierta mejor que una ducha fría!
Aoi Nobunaga Se volvió hacia Seikanji al escuchar su propuesta hacia Dozan y compuso una levísima sonrisa. Seikanji parecía querer entrenar constantemente pero curiosamente nunca le había preguntado a ella por lo que se aclaró la garganta para llamar su atención anticipándose a la respuesta del otro hombre. — No me vendría mal algo de entrenamiento, chico lobo. — Sugirió, dando un pequeño paso en su dirección.
Seikanji Yamagawa Alzó las cejas con sorpresa cuando la suave voz de Aoi irrumpía en su mente; se giró hacia ella y le dedicó una de sus mejores sonrisas. —¡Señorita Yuki-Onna, qué placer! El clan Wu no se debe tomar a la ligera, usted es mortífera. ¡Daré lo mejor de mí! Gritó entusiasmado, aplaudiendo y saltando en el lugar.
Casa de Armamento [Aoi; Ryoshi; Seikanji; Akihito; Dozan; Fureku; Hoshi; Aki; Rengo] Dozan reacción a las palabras de Akihito riendo, y a su vez negando, recordando su estado de ebriedad; Rengo sólo asintió a las palabras de Akihito, comiendo con la misma mano con la que había alimentado a Reiko, Hoshi vio esa acción con genuino asco para después salir de ese pensamiento ante las palabras de Akihito; rápidamente reacomodó sus facciones en completa seriedad —Cualquier pregunta es bienvenida; trataré de ayudarlos ahora que son parte de nosotros. Rengo escuchó las palabras de Seikanji, haciéndose sentir aun más culpable de que estuvieran removiendo todo, acción que Aki seguía dirigiendo, después escuchó la bienvenido y afirmó —Gracias, joven Seikanji; procuraré no estorbarles. Seikanji decidió después ofrecer entrenar con Dozan; pero antes de que este pudiese responder, fue Aoi la que tomó esa oportunidad. —¿Y tú? —preguntó Fureku inclinándose hacia Rengo que terminaba de comer — ¿Entrenas? —No tengo arma —Tienes puños, yo también Hoshi no dijo nada, se dedicó a esperar la pregunta de Akihito mientras Aki los observaba. Rengo se levantó y Fureku sonrió —Claro, ningún Harima se perdería la oportunidad de hacerle daño a alguien del clan Taira, ¿no es así? Lo traes en la sangre —¡Fureku! —gritó Aki regañándolo. —Si gano, jamás me llamarás por ese apellido ¿De acuerdo?— Rengo apretó fuertemente su puño para después extender la mano hacia Fureku —Y si yo gano, siempre me referiré a ti como bebé Harima ¿Queda claro? —Dijo Fureku extendiendo la mano. Pero antes de que ambos hicieran contacto; Aki detuvo la mano de Rengo y sus miradas se cruzaron. —Si van a entrenar, háganlo afuera —mencionó Hoshi. Aki afirmó, cubriendo la sangra de la mano de Rengo con una venda. Contenido oculto Nekita Ayeah rapuma Pueden salir de la armería e iniciar el entrenamiento con dados de combate normales. En Koga se suele pelear con armas, pero ustedes pueden decidir si hacerlo con las sayas o a puño limpio.
Akihito Shishio Asintió con suavidad ante sus palabras, en cierta forma agradecido por que estuviera abierto a eso aunque supiera que realmente no tenia algo muy común que decirle, pero antes de que pudiera decir su pregunta escuchó el nuevo intercambio de palabras de Fureku y Rengo con cierta impresión, el siguiente paso natural a lo dicho anteriormente había pasado incluso antes de lo que hubiera imaginado. Pero no es que se pudiera decir mucho al respecto. —Muchas gracias Señor Hoshi, verá... con todo lo sucedido en Iga, decidí traer de vuelta a Koga las armas de Kizaru y Hidaru —Suponía que era la mejor forma de resumirlo para tampoco quitarle demasiado tiempo dando alguna clase de contexto que quizás no necesitaba del todo o explicando que era lo que sintió correcto en ese momento—. De momento se encuentran en mi habitación pero no siento que es un lugar adecuado para que estén, entonces iba a preguntarle si podían estar aquí, pero viendo esta nueva remodelación...¿quizás no sea posible? El dojo era su segunda opción pero, era mejor preguntar.
Aoi Nobunaga Enarcó una ceja ante el entusiasmo del joven y compuso una sonrisa educada, siguiéndolo con la mirada. Se estiró como un gato para después relajar los músculos y le dedicó un gesto interrogante mientras caminaba hacia la salida. — Cuando gustes.— Susurró al pasar junto a Seikanji. Una vez fuera aguardó con su katana enfundada entre las manos y su guardia tan alta como de costumbre. — ¿Prefieres el dojo o el aire libre?— Inquirió. No estaba acostumbrada a entrenar con otras personas por lo que estaba algo nerviosa pero, como de costumbre, su rostro era una perfecta máscara de la más absoluta indiferencia.
Seikanji Yamagawa Abrió los ojos y la sonrisa se ensanchó en su rostro con una luz que hablaba de años de admiración a un hombre que había trascendido a mito: Kato Harima. ¡Era su mayor ídolo! ¡Y el señor Rengo era su hijo! Se quedó asombrado por la casualidad del destino que casi tropieza mientras seguía a Aoi hacia el exterior, perdiéndose en detalle las acciones de Aki. —¡Podemos hacerlo en el dojo, creo que será lo correcto! Dijo con decisión mientras emprendía la marcha hacia su destino, un camino que ya conocía de sobra en la pequeña aldea de Koga. Luego de rodear unas pequeñas casa que estaban dispuestas a modo de laberinto, el dojo hacía acto de presencia. Seikanji subió los tres peldaños que lo separaban del suelo, como si estuviera subiendo a un sitio sagrado, lejos del plano terrenal. Sonrió con entusiasmo mientras daba pequeños brincos aquí y allá, probando el tatami. Desenvainó sus kodachis y cerró sus ojos con inocencia. —La primera persona con la que entrené aquí en Koga me reveló un ataque especial en su primer movimiento, algo que me dejó impresionado. La señora Oshin es una mujer mortífera, casi tanto como usted, señorita Yuki-Onna. Creo que no se me ocurre otra mejor idea que presentarte a ti mi ataque especial por ser nuestro primer entrenamiento. ¡Preparada, preparada señorita Yuki-Onna! —comenzó a saltar ligeramente sobre su sitio, preparado para impulsarse de un momento hacia otro a una velocidad frenética que buscaba espantar por su rapidez. Abrió los ojos otra vez pero esta vez el brillo burlón e inocente congelado en sus iris había desaparecido. No era Seikanji. Se impulsó con tanta fuerza que el tatami bajo sus pies se desgajó. La figura de Seikanji desapareció unos breves momentos hasta que reapareció casi nariz a nariz de Aoi, sonriendo y con el filo de las kodachis en alto.
Aoi Nobunaga Descubrió el cambio en la mirada de Seikanji y cuadró hombros. Ahí está otra vez. Se dijo, cada vez más consciente de éstos cambios en la personalidad del muchacho. Algo ocurría en Seikanji y Aoi estaba decidida en aquel entrenemiento a desvelar la auténtica naturaleza del joven. Mantuvo su postura y apretó los dientes dispuesta a recibir el primer ataque, necesitaba un ligero derramamiento de sangre si quería ver de nuevo aquella sombra de sadismo en Seikanji pero no podía dejar que él sintiera sus verdaderas intenciones.