Shiga Koga

Akihito Shishio

Al llegar tan solo se limitó a imitar lo que Konan y Dozan estaban haciendo en silencio, mientras más rápido se movieran con ese tema más pronto podrían irse a descansar o bien, como tenía planeado tan solo sumergirse en agua caliente para dejar todo el agua de lluvia y suciedad atrás, además de aliviar claro el cansancio y/o dolor de su cuerpo.

Estaba tan centrado en eso que tampoco es que notara en un principio la razón por la cual de pronto Konan los jaló de esa manera para ocultarse, pero la adrenalina de la incertidumbre no tardó en aparecer en su cuerpo, ¿tan pronto había vuelto quien escapó? ¿Siquiera eso era posible?

—...No es una buena primera impresión entonces...—Comentó en voz baja sintiendo que respiraba ya algo más aliviado, observando su pasar con cierta confusión, si buscaba hacer tiempos en su cabeza aun sin conocer con exactitud cuándo se había ido el señor Hoshi...había sido un viaje relativamente apresurado, ¿no?

—Mañana con calma podremos ponernos al día... pero por ahora Dozan tiene razón, antes de que se haga algo más difícil, es preferible terminar con los entierros —Tuvo la intención de acercarse nuevamente hacia los cadáveres hasta que pareció recordar algo, algo que muy probablemente terminara siendo más incómodo al día siguiente. Suspiró y dio media vuelta para poder ver a Konan y reverenciarse en modo de disculpas hacia él.

—Lamento lo sucedido en la cena... trataré...de evitar el alcohol.

Dicho esto, ahora si volvió a su tarea al igual que Dozan.

 

Aoi Nobunaga

Asintió hacia Hajime y avanzó hacia el interior para colocarse tras Akihito.
No le prestó atención mientras trabajaba de forma rápida y eficiente sus propios ingredientes, ocultando con su propio cuerpo lo que hacía parcialmente.
Era más un acto de costumbre que de pura desconfianza realizado de forma inconsciente.
Una vez hubo terminado, recogió los frutos de su trabajo introduciéndolos en uno de los muchos pliegues internos de su kimono y lavó con sumo cuidado tanto la superficie sobre la que había trabajado como el instrumental usado.
No le gustaría que uno de los niños entrará en contacto con los restos del veneno que había creado por accidente.
Una vez satisfecha alzó la vista hacia Ryoshi, que aún jugaba con el pequeño de los hermanos, y carraspeó de forma sonora.

— He terminado.— Sentenció con voz monocorde, dedicando un gesto de agradecimiento hacia el mayor de los niños al pasar junto a él.

No podía postponerlo más, por lo que tomó al joven de la manga de su kimono y, tomando una sonora bocanada de aire para calmar sus nervios, tiró de ella con suavidad.
— Vamos.— Indicó, con una tímida sonrisa.

 

Seikanji Yamagawa

Recibió el corte con profundo asombro; se miró la herida y vio su sangre fluir con lentitud, espesa y roja. Levantó la cabeza y se concentró en Fureku.

—Nadie lograba herirme de esta forma desde la última misión de Murai-sensei. ¡Es usted asombroso, señor Ikeda!

Dijo con auténtica devoción, aplaudiendo con entusiasmo mientras soltaba su naginata. El acero caía a suelo del tatami, manchando el dojo.

—Será mejor que vaya a la clínica, Fureku-sama. Allí podrán tratarle su herida. Yo esperaré un poco, quizá limpie el tatami y luego tengo pensado dibujar... para desentenderme un poco de Koga. —le sonrió, mostrando sus dientes. —¡Luego nos vemos, señor Ikeda!

Lo despidió con una mano, plantado en su sitio. Esperaría a que se vaya para empezar a estirar su cuerpo.

 

Koga
[Akihito; Konan; Dozan; Murai]

Konan observó a Akihito con un rostro de confusión; lentamente recordó lo sucedido y entendió el por qué de las disculpas; obligándolo a desviar la mirada algo incómodo —El alcohol hace que las personas sean distintas; obtienen el valor que a simple vista les falta, es por eso que algunos lo consumen —Tomó a un cadáver y lo llevó de un movimiento a su hombro izquierdo —Pero a veces hay pesos tan grandes; que sólo con alcohol creen olvidarlo, evadiendo sus responsabilidades. Mientras bebas al menos por la primera, siempre te disculparé.

De esa manera, el trío terminó lentamente de acomodar los cuerpos en las zanjas para iniciar a ocultarlos. Tardaron un poco pues la tierra ya era fango, lo que resultó más laboriosa la tarea. Fue allí cuando escucharon unos pasos acercándose, era Murai quién avanzaba lentamente entre ustedes; no cargaba a Kodoku.

—Vayan y tomen un baño caliente; ya ha sido demasiada lluvia sobre sus hombros; vayan a descansar, lo merecen —Acotó Murai —Iré a la herbolaria por mis niños y les fabricaremos remedios, así podrán evitar el resfriado.

Murai se acercó a Akihito y le dio un abrazo de manera espontánea, en Konan se notó la sorpresa inmediata ante aquella acción; después Murai se alejó despacio y sin decir una palabra más se dirigió a la herbolaria.

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Nekita la lista eligió a Akihito para ser abrazado, lista que tiré en mi post anterior.

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Herbolaria
[Aoi; Ryoshi; Hajime; Hiro; Akihito]

Ryoshi escuchó a Aoi mencionar que había terminado, ya no había demasiado que hacer por lo que tomó a Hiro de los brazos para levantarlo sobre su cabeza y lentamente bajarlo nuevamente al suelo

—Hasta mañana—mencionó Hiro despidiéndose de ambos para después avanzar hacia Hajime quien observaba muy satisfecho el cómo Aoi había limpiado los instrumentos.

Luego Ryoshi sintió el tirón en su manga y afirmó con la mirada fija en los ojos de Aoi; para después tomarla de la mano, un agarre firme ; guiándola a la salida de la herbolaria para llegar hasta la casa que compartían ahora con los nuevos reclutas.

​

Ryoshi deslizó la puerta para llevar a Aoi al interior; allí se cercioró que nadie estuviera presente, algo que verificó con facilidad; después volvieron hacia la habitación que compartieron, encendió la linterna para iluminar aquel espacio; haciendo evidente la sangre, agua y fango en sus ropas; tomó entre sus cosas la yukata que había en la habitación; un regalo de Koga además de aquella habitación que era específicamente para una persona. Extendió la prenda y suavemente la colocó sobre la cabeza de Aoi, comenzando a secar su cabello, para después pasar a su rostro, quitando con gran delicadeza cada gota, esperando no irritar su piel. Dejó caer la prenda sobre los hombros de Aoi para cubrirla, a pesar de que sus ropas estuviesen mojadas; pero todas esas acciones eran una anticipación a un abrazo que dio Ryoshi a Aoi; un abrazo cálido y duradero en esa habitación en silencio.

—No quiero estar sin ti, jamás —mencionó alejándose ligeramente para observar su rostro — Mi corazón es tuyo. De nadie más.

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Dojo
[Fureku; Seikanji]

Fureku sonrió alegre; levemente sonrojado mientras guardaba torpemente la katana en su saya, cortándose levemente un dedo mientras lo hacía, para después llevárselo a la boca para limpiar su sangre mientras Seikanji le aplaudía.

Escuchó sus recomendaciones mientras se miraba las heridas algo avergonzado; jalando la tela para ocultar el desgarre de ella —Aki estará en la casa de armamento, iré allá; seguro ella puede arreglar este desastre. Buenas noches Sei-dono— respondió con un honorífico como él que este le había dado; sacudió su mano para despedirse y salir del dojo; pero este volvió casi al instante —Le recuerdo que yo no quise lastimarlo ¿Si? —aclaró a Seikanji con algo de temor en su voz — Al menos no fue un entrenamiento ebrio, eso si hubiera sido mala idea —soltó una risa ligera para esta vez si salir del dojo por completo.

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rapuma
Ficha actualizada

 

Aoi Nobunaga

Se dejó guiar hasta la casa, sintiendo la tensión anticipatoria en sus músculos durante todo el trayecto hasta la habitación, donde clavó la vista en el suelo esperando a que fuera Ryoshi quien iniciara aquella conversación. Vista que alzó sorprendida cuando sintió la tela sobre su cabello para encontrarse con los ojos del hombre.

Se mantuvo inmóvil mientras la secaba plenamente consciente de cada centímetro de piel que Ryoshi acariciaba con delicadeza, dejando un leve cosquilleo a su paso que recorrió todo su cuerpo como una corriente eléctrica cuando finalmente la abrazó.
Se envaró, rígida por la sorpresa de la acción a medida que un intenso sonrojo se abría paso desde las puntas de sus orejas hasta asentarse en sus mejillas. Pero la calidez del abrazo pronto logró que se relajara y correspondiera al mismo torpemente.

Cuando finalmente se separaron, las palabras de Ryoshi hicieron que su corazón diera un vuelco. Llevó la mano a su pecho para calmarlo y sonrió con timidez, alzando la mirada para anclarla en sus ojos.

Deslizó sus dedos por el cabello largo y oscuro de Ryoshi y acomodó la palma de su mano sobre su mejilla dejando escapar un suspiro.

— Te amo. —Susurró, avivando su rubor.

Aoi nunca había sido buena con las palabras ni los sentimientos; era sencilla y directa.

 

Akihito Shishio

No esperaba en realidad que Konan agregara algo más a ese tema por la naturaleza de lo sucedido, pero escucharlo pudiera decirse que solo lo dejó sintiéndose en un limbo extraño pese a mantener un gesto tranquilo y asentir a sus palabras de forma atenta.

Había bebido solo para tratar de alejar aquel sentimiento de qué habían fallado al no regresar a tiempo y al mismo tiempo no impedir con mayor esfuerzo la quema de Iga, pero, en consecuencia había provocado esa segunda opción que mencionara, que hiciera cosas que realmente no solía atreverse a hacer, ya fuera hasta invadir el espacio de Konan de esa manera solo para invitarlo a quedarse o lanzarse contra alguien qué claramente tenía una gran ventaja sobre él.

—Muchas gracias. —Se limitó a decir con una sonrisa, inclinando esta vez solo su cabeza para hacerle saber que lo tomaría en cuenta y seguir con su trabajo hasta poder terminar con los entierros, luego limpió sus manos en los costados de su kimono al ver a Murai aproximarse y asintió con suavidad más para sí mismo con orden de que se fueran a descansar.

—Gracias, ust-

La misma sorpresa de sentir a Murai abrazarlo lo hizo callar, aunque tampoco tardó demasiado en decidir corresponder el gesto en silencio, al verlo más apropiado que intentar completar sus palabras y así se mantuvo hasta que el mismo movimiento de su maestro le indicó que era momento de terminarlo.

Respiró profundo y se giró finalmente para ver en dirección hacia su nueva casa.

—...Tomemos aquel baño caliente, nos ayudará a descansar.

Así fue que encaminó sus pasos a aquella casa para cumplir lo que Murai les había dicho y realmente ansiaba luego de todo aquel caótico día.

 

Seikanji Yamagawa

—No se preocupe, Fureku-sama, un entrenamiento que no tenga un corte a modo de enseñanza no es digno. ¡Gracias por su ayuda por conocer un poco mis debilidades! No volverá a pasar. —sentenció en un susurro cargado de veneno, fue como si el vibrante tono de voz de un niño emocionado de hace unos segundos hubiera muerto o desaparecido.

Esperó hasta quedarse solo en el interior del dojo para sentarse en el suelo. Oía la lluvia que persistía en su lenta agonía de aguacero, el sonido de impacto era reconfortante en cierto sentido aunque le aterraba a partes iguales. El olor a tierra húmeda era el único recuerdo lejos de su dolor que lograba apaciguarlo. Siempre le había gustado sentir el aroma del campo, previniendo una tormenta de verano. Pero ahora ésa misma sensación le traía una nostalgia dolorosa.

Se miró la herida sufrida por Foreku, palpando su abdomen con dolor. Le volvería a dejar marca, como la herida de la naginataa que llevaría por siempre cicatrizada en su pecho. Se levantó con un quejido y tomó sus kodachis, dejando el otro arma a un lado. Cerró sus ojos y su respiración se armonizó con su cuerpo, sus latidos iban despacios, como la gota de un hoja a punto de caer a la tierra. Los dedos de sus pies estaban afianzados al suelo con fuerza y listos para despegar en velocidad. Sus manos estaban cerradas entre sus kodachis, sintiendo la ligereza de la de Kyuzo, era tan liviana como el viento, parecía como que no tenía nada en su mano; al tacto era perfecta, la kodachi ideal. La otra en cambio, sí se sentía distinta, el peso era incómodo y desbalanceaba con el otro filo sublime. Debía de lograr un ataque, algo especial que pudiera sorprender... debía de aprovechar la ligereza de su arma, era lo más lógico. Abrió los ojos y se impulsó con tanta rabia y fuerza hacia delante que fue como que hubiera desaparecido por unos momentos, hasta que sus piernas le detuvieron un poco más allá de la mitad del dojo, casi por chocar contra la pared.

—¡Ag! —se quejó por su herida que le hizo hincar la rodilla pero empezó a reír. Estaba feliz. —Kaze no hashi (El Borde del Viento) le viene muy bien.

 

Koga
[Akihito; Konan; Dozan; Murai]

Konan afirmó ante Akihito —Yo iré a mi hogar — dijo sin más retirándose; al parecer, el dormía en otro sitio. Dozan lo observó con atención a Konan partir, para después sacar su flauta e iniciar una melodía mientras caminaba junto a Akihito.



Así avanzaron hacia su hogar en Koga, mientras la lluvia seguía cayendo.

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Casa
[Aoi; Ryoshi; Akihito; Dozan]

Habitación de Aoi

Ryoshi sonrió ampliamente al escucharla, colocando su mano sobre la suya la cual acariciaba su mejilla; mientras su otra mano hacía el reflejo, deslizando su mano por la mejilla de Aoi para lentamente irla llevando por la línea de su mentón, deteniéndola unos centímetros detrás de su oreja. Desprendió su mano de la de ella y con la que sostenía su rostro hizo una ligera fuerza para atraerla hacia sus labios, sin ningún tipo de miedo o titubeó los encontró, sabía lo que hacía, y se mostraba seguro. La besó, fue amoroso y delicado, no quería asustarla, no quería ser agresivo, no con ella.

Lentamente se separó para abrir los ojos nuevamente y encontrarse con los suyos —Te amo, Aoi —le sonrió mientras pronunciaba su nombre —Y te amaré hasta mi última respiración.

Volvió a acercarse a ella, nuevamente buscando sus labios. Mientras a lo lejos escuchaban el sonido de una flauta.

Baños

Dozan y Akihito se dirigieron a los baños; se escuchaba la lluvia por la madera que recubría un pequeño sitio de aguas termales, rocas naturales que desprendían el vapor el cual se fugaba por las ventanas abiertas.

Dozan dejó la música y comenzó a desvestirse para entrar a las aguas, para por fin, recargar su nuca en una de las piedras mientras disfrutaba del calor.

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Nekita Ayeah
Un post más y abro el siguiente día :3

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Dojo
[Seikanji]

Seikanji se mantuvo en el dojo, dejando que su sangre corriera mientras blandía ambas kodachis al viento. Creando un movimiento tan rápido como hermoso; si hubiese tenido algún tipo de público, seguramente hubiera escuchado un aplauso o una felicitación; pero estaba solo, con el calor de su propia sangre, la única que sería testigo.

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rapuma
Has desbloqueado tu ataque especial en nivel 4
Podrás una vez por combate utilizarlo, tirando un dado de 50 caras que se sumará a tu ataque normal.
Tienes un post mas antes de que cierre el día.

 

Aoi Nobunaga

Y el mundo se desplazó de su eje.

El mundo de Aoi al menos.

En el momento en que sus labios se juntaron el universo dió un giro de 360 ° y la Tierra dejó de orbitar alrededor del Sol para hacerlo en torno al hombre que la sostenía entre sus brazos.

Devolvió el beso de forma torpe, nunca había hecho nada parecido y le pareció húmedo y extraño pero sorprendentemente placentero. Dejó escapar un suspiro entre sus labios unidos y se rindió por completo a aquella abrumadora avalancha de sentimientos.

Las palabras de Ryoshi aceleraron su pulso arrancando una sonrisa involuntaria; una de las más sinceras que jamás compondría pues dichas palabras eran un perfecto reflejo de sus propios sentimientos.

– Ryoshi...
Susurró su nombre, saboreando cada letra, y lo abrazó con fuerza, escuchando los latidos de sus corazones fundirse en una extraña carrera que no quería terminar.

La piel de Ryoshi olía a sangre y barro.

Y le pareció el aroma más maravilloso del mundo.

 

Akihito Shishio

Asintió con las palabras de Konan como forma de despedirse y junto con Dozan inició su camino hacia la casa sin poder evitar pensar en que nuevamente aquella melodía que estaba tocando y percibía como melancólica volvía a ser apropiada para la situación en la qué estaban.

De nuevo habían ganado y aún así lograban tener una pérdida de la mano.

Dejó salir un suspiro mientras se desvestía para poder enjugar primero su cuerpo y deshacerse de cualquier rastro de fango y así poder adentrarse a las aguas termales, sintiendo casi de manera automática el alivio y confort del agua.

—Disculpa, Dozan —Le llamó con voz tranquila, luego de acomodarse de lado en el agua, para poder estar ligeramente recostado usando su brazo como apoyo —. ¿Podrías terminar de contar su encuentro con el Mayoibune?

 

Seikanji Yamagawa

Sumido en su propia agitación, con el sudor de la frente perlando su piel, Seikanji se puso en pie con algo de dificultad y tomó unos paños húmedos y comenzó a limpiar la sangre del tatami; no podía dejar la sangre mancillando un lugar tan sagrado como lo era un dojo.

Sabía que debía tratarse esa herida pero quería estar solo, no era que tuviera vergüenza por sus acciones, todo lo contrario; se sentía en paz con ellas. Pero sabía que quizá había ido un poco lejos para la perspectiva de sus compañeros. Aún nadie de ellos, ni siquiera la mortal discípula de Wu, eran capaces de infligir dolor por el simple hecho de hacerlo por placer.

Caminó con lentitud hacia la salida del dojo; iria hacia la armería, donde Aki podría curarle. Quizá de ese modo podría dormir un poco más, aunque sabía que la lluvia no le dejaría cerrar los ojos en paz.

 

Casa
[Aoi; Ryoshi; Akihito; Dozan]


Baños

Dozan observó a Akihito; como si estuviera dudando si debía hacerlo. Pero afirmó —Ryoshi y yo no tuvimos muy buena niñez —empezó — Éramos cuatro; Ryoshi; Kaori, Kojiro y yo. Kaori era... la hermana de Ryoshi —llevó sus manos en forma de cazuela para recolectar agua y lanzarla hacia su propio rostro, luego limpió el exceso con una de ellas; el tema lo ponía algo nervioso y se notaba; pero no quería callar, Akihito no lo estaba obligando ni presionando a contarlo; Dozan quería sacarlo de su pecho —Vivimos en el puerto de Sakata por muchos años; Ryoshi siempre fue el más fuerte de los cuatro; por lo que el nos defendía. Kaori cuidaba de nuestras heridas y estómagos; yo creaba los planes para sobrevivir cada día, y Kojiro trataba de robar algo para comer.

Dozan sonrió y bajó la mirada, al parecer tenía buenos recuerdos a pesar de todo, volvió a levantar la vista, no hacia Akihito, sino a un punto en el horizonte —Ryoshi y yo éramos esclavos de un viejo pirata; íbamos en su barco y nos sometía a las tareas más difíciles o las que sus hombres no quisieran hacer. Si caía tormenta, éramos Ryoshi y yo quienes subían a los mástiles a guardar las velas, éramos los que ajustábamos las cuerdas y amarrábamos los barriles. La amenaza de aquel hombre era "Si pierdo algo, serán ustedes a los que lance por la borda a mar abierto" —imitó una voz ronca y grave.

Suspiró y continuó con su voz normal —Obviamente le tenía miedo al mar, era el monstruo al que me lanzarían si no había bien mi trabajo; pero Ryoshi jamás le tuvo miedo, él parecía ser uno con el mar, y el mar parecía responderle; porque a su lado, nada salía mal —sonrió —Tiene la fortuna del mar, yo aun creo que es hijo de las olas — aquellas palabras las decía con cariño; después miró a Akihito —Lo entenderás si un día lo vez navegar en una tormenta — bajó nuevamente la mirada, cómo si intentara ocultarse — Un día de tormenta, no amarré como debía un barril de sake, y rodó por la proa hasta romperse. Nuestro amo al enterarse al siguiente día, me tomó por el cuello y me lanzó al mar. Fue Ryoshi quién en un arranque de desesperación corrió hacia aquel hombre y lo tacleó, haciendo que ambos cayeran al mar conmigo. El pirata le gritó a su tripulación quienes lanzaron una tabla amarrada al barco para rescatar a su líder, la tomó y cuando estuvo en sus manos....



Dozan pausó un poco, y con sus manos imitó un golpe en el agua; el agua burbujeaba un poco por el calor contrastante por el frío del exterior —Ryoshi lo jaló hacia el mar, nadó y nadó hacia abajo. Yo lo perdí de vista, me sumergí tratando de buscarlo; pero no lo encontré. Al emerger nuevamente, vi cómo el barco se alejaba de nosotros, había dejado atrás a su líder. Seguí buscando un indicio; burbujas que me dijeran por dónde podrían estar peleando, pero nada. Fue hasta que vi una mancha roja, y del centro emergió Ryoshi, con una estaca de madera. Había rotó la tabla y al ver que no podía ahogar a nuestro amo antes de que él se ahogara, decidió clavar la madera en su pecho; pero el cuerpo no se hundió... y lo usamos para mantenernos a flote.

Era una historia difícil de contar, por lo que dio una pausa mientras se relajaba; era evidente que aquello había sido un evento traumático para Dozan —Sabíamos que moriríamos, sabíamos que si el cansancio no nos mataba, sería la deshidratación, o algún depredador marino —sonrió —Pero Ryoshi reía, y su risa me contagió a mi. Él reía porque éramos libres al fin, y no había límites en nuestro horizonte; yo pensaba que al menos moriríamos libres... y juntos.

Dozan levantó la vista hacia el techo, aun sonriendo —Y llegó la noche; no lo sabríamos hasta después, pero era el día del Tamakaze; aquel viento invernal que traía las peores tormentas. Y cuando pensamos que no resistiríamos más... escuchamos risas, no eran las nuestras. Miramos a nuestro alrededor y vimos fuego danzante en el mar y junto a las llamas vimos flotar cabezas; lentamente, el cadáver que nos mantenía a flote su sumergió... y después, fuimos rodeados...

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—Ahora pertenecen al mar — dijeron los yurei que surgían de cada llama en el mar

Ryoshi reaccionó instantáneamente —Pelearé a muerte por nuestras dos almas... No puedo dejar sola a Kaori. No puedo.

Dozan lo tomó del hombro para que se tranquilizara mientras los yokai reían a diferentes voces —Traeré más almas a ustedes, dennos un barco y prometo que les daré más que dos simples almas de niño, a cambio, nos dejarán libres

Los yokai callaron para después abrir paso a un barco, dónde los dos niños subieron.

—Al subir al barco; Ryoshi tomó la iniciativa; el sabía perfectamente a qué almas me estaba refiriendo... lo hubieras visto, navegó usando la tormenta a su favor, alcanzando a los desgraciados esclavistas que tanto daño nos habían hecho; tanto a nosotros como a Kojiro y Kaori. La tormenta los abrazó con fuerza mientras nuestro barco navegaba con Ryoshi en las velas. él no dejaría que nosotros nos hundiéramos con esos piratas —Apretó sus puños sin borrar la sonrisa de su rostro — Todos y cada uno fueron víctimas del mar, y los mayoibune emergieron para llevarse sus cabezas, en una danza infinita de llamas rojas al horizonte.

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—Cada fin de ciclo, nos traerán más almas. De ese modo, las suyas siempre serán perdonadas... porque ustedes pertenecen al mar. Y si se alejan de este por mucho tiempo... seremos nosotros quienes los busquen dónde sea que se escondan.

—Es una maldición que nos salvó la vida—observó a Akihito —Pensé que si Ryoshi se enteraba de la muerte de Kaori, perdería su única razón para vivir; pensé... que cómo el cóndor, se dejaría caer a su muerte al mar—mencionó con tristeza — Pero ahora entiendo que ha encontrado otra razón para pelear. Y eso debe bastarme.

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Nekita

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Habitación de Aoi

Ambos se mantuvieron juntos, dejando que los corazones marcaran el ritmo. Ryoshi le sonreía mientras la recostaba delicadamente —Sólo dime si deseas que me detenga —dijo mientras volvía a besarla. Dejando que la noche fuera testigo.

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Ayeah

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Casa de armamento
[Seikanji; Aki; Rengo; Hoshi]

Seikanji entró a la casa de armamento; allí estaba Aki quién limpiaba las marcas de agua en el tatami; la armería sigue impoluta, con sus textos acomodados, y un nuevo cuadro en la pared... el dibujo que le había dado Seikanji a Hoshi adornaba la entrada, la vieja armería de Kyuzo.

Aki levantó la mirada y al ver la sangre se acercó a Seikanji. Para sorpresa de él; Fureku no estaba allí como había mencionado que estaría... o al menos no estaba en esa habitación principal.

—Llevas demasiado tiempo con estas heridas abiertas —dijo preocupada, y no era tampoco tanto tiempo; pero era una recriminación por no haber acudido a ella de inmediato, sólo que Aki no lo regañaría. Comenzó a atenderlo allí mismo, obligándolo a acostarse para que la costura fuera perfecta —El señor Hoshi ha regresado... —mencionó para entretener los pensamientos de Sei para que no tensara los músculos — Volvió con alguien más... un chico, tal vez un poco mayor a nosotros...

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rapuma

 

Seikanji Yamagawa

—Lo siento. Fureku-sama me recomendó venir con él pero aún quise estar un rato más en el dojo... pero la lluvia no paraba.—dijo apenado mientras se sacudía el agua y se recostaba con tranquilidad, mirando al techo. Sus pupilas se deslizaron por la pared de la armería, viendo pergaminos y pocas estanterías con alguna arma, un establecimiento más acorde a una biblioteca que a una armería. —¿Sabes que ese dibujo se lo regalé al señor Hoshi? —le señaló con el brazo izquierdo para que pudiera identificarlo con rapidez. —Creo que le gustó. —se llevó las manos a los labios mientras reía con gusto.

Abrió los ojos con sorpresa a las palabras de Aki, moviendo un poco la cabeza para que su mirada conectara con la de ella.

—¿Otro shinobi? —preguntó con curiosidad, pensando en las posibilidades. —Quizá es alguien que esté remplazando al señor Sabaku... ¿Qué hay de él de todas formas? Deberíamos darle caza. Sabe cosas. ¿No? —preguntó con inocencia.

 

Aoi Nobunaga

Cada detalle de aquella noche quedaría grabado en la memoria de Aoi hasta el final de sus días.

El suave sonido de la lluvia, la brisa fresca que se filtraba por algún recoveco de una puerta mal cerrada, la respiración entrecortada de dos amantes que se unen por primera vez, la pálida luz de la Luna bañando las paredes de la habitación.... Y él.

Su largo cabello negro acariciando su piel cuando la tendió con cuidado sobre el tatami con aquella sonrisa eterna iluminando sus profundos ojos azules. El sonido grave de su voz al hablar, casi retumbante en aquel silencio cuando advirtió que podría detenerse en cualquier momento.

Siempre tan atento.

Ella sonrió, sacudiendo la cabeza y atrayéndolo más hacia sí.
— Nunca.— Susurró junto a su oído con voz queda. — No quiero que te detengas nunca.

Ya no estaba nerviosa, con Ryoshi se sentía tranquila y segura. Confiaba en él como nunca antes había confiado en otro ser vivo... Y como jamás volvería a hacerlo.

Recordaría haber recorrido su cuerpo con los dedos, tratando de memorizar cada centímetro de su piel. Y con sus labios más tarde.
Recordaría también la dureza del suelo contra su espalda en contraste con la suavidad de las manos de él, a pesar de la castigada piel de las mismas.
El rubor al exponer su propio cuerpo, surcando de cicatrices.
La extraña mezcla entre dolor y placer al fundirse en uno solo...

Y, en una noche plagada de primeras veces para Aoi, las estrellas fueron testigos de la más abrumadora de todas.

Por primera vez fue completamente feliz.

 

Akihito Shishio

Desde el momento que vio algo de duda en sus gestos, suavizó los suyos para que tampoco se sintiera muy obligado a tener que hablar sobre algo que no pudiera gustarle, pero al verlo continuar, se mantuvo completamente atento a lo que tuviera que decir, imaginando poco a poco todos los escenarios que Dozan le presentaba con cierta tristeza que no mostraba para no interrumpir el momento.

Estaba tan centrado que en el momento que escuchó el golpe en el agua, no pudo evitar sobresaltarse un poco por no verlo venir y poco a poco fue moviéndose para ya no estar recostado y poder apoyar su mentón sobre una de sus rodillas, imaginando lo diferente que debía sentir el agua en ese momento para un par de niños y lo posiblemente intimidante que sería ver los indicios de aquellos Yurei rodearlos sabiendo el destino que iban a tener pero aun así atreverse a enfrentarlos.

Confiar que su tiempo juntos y sus habilidades iban a ser más que suficientes para cumplir aquella promesa a los Mayoibune y en cierta forma, obtener su venganza hacia aquellos piratas.

—Una maldición intimidante pero admirable...si me permites tomarlo de esa forma.—Dijo todavía pensando en la historia y lo que suponía mantenerse con vida para ese par antes de volver a enfocarse en el nuevo tema, asintiendo con una leve sonrisa al imaginarse que hablaban de la aprendiz de Wu.

—Parece ser una razón muy fuerte, así que aquella preocupación probablemente desaparecerá cuando vayas confirmándolo con el pasar de los días —Si ellos con un solo viaje habían comprendido que esos dos tenían una conexión difícil explicar, seguro cuando Dozan tuviera más oportunidad de verlos comprobaría que todo estaría bien —. Pero pediré a los Kamis que les permitan volver a cumplir aquella promesa, no queremos que vengan a buscarlos, ¿no es así? No cuando parece que el mundo los ha vuelto a reunir a ambos.

Se levantó con cuidado del agua para poder secarse y vestirse con ropa limpia antes de despedirse con una corta reverencia para despedirse—Gracias por contarme la historia, ten una buena noche, Dozan.

 

Akihito Shishio

Tal y como había pensado el baño caliente le había servido bastante bien para poder dormir de manera cómoda durante la noche, así que tampoco tuvo mucho problema en despertar cuando empezó a escuchar a la gente fuera de la casa o con los rayos de sol terminaron colándose por la ventana de su habitación para iniciar con su rutina diaria.

Colocarse de manera apropiada su kimono y su haori, luego atacar su cabello en una coleta con ayuda de su listón y finalmente, tomarse su tiempo frente a un pequeño espejo para poder hacer aquellos delineados rojizos en sus ojos.

Así, cuando todo estuvo listo se dirigió a la puerta de su habitación para salir de allí hacia la habitación central no sin antes darle un vistazo a las espadas que había recogido de Iga, ya tenía que encontrar el momento para preguntar al señor Hoshi si podía dejarlas descansando en la casa de armamento al ser algo mucho mejor que su habitación.

Ya en la sala, sonrió al ver aquellos frascos con remedios de los cuales no dudó en tomar uno y tomarlo antes de dirigirse al área de la cocina, con suerte podría iniciar a preparar algo.

Contenido oculto

No me lo pude colar la primera vez que hicieron comida, so, que minimo inicie algun preparativo si es que no se los llevan a algun lado (?)

 

Aoi Nobunaga

El amanecer la sorprendió entre los brazos de Ryoshi, trayendo consigo todos los recuerdos de la noche anterior en una avalancha que incendió sus mejillas con virulencia terminando de despertarla por completo.

Tomó aire lentamente y alzó la mirada hacia el rostro aún dormido del joven, sin atreverse a mover un músculo para no despertarlo. Sonrió para sí, recostando la cabeza contra la piel de su pecho para escuchar la ahora tranquila cadencia de su respiración y se dejó acunar por los latidos de su corazón durante unos instantes antes de retirar su brazo con suavidad, tratando de no despertarlo.

Con timidez, recolocó un mechón de largo cabello negro tras la oreja de Ryoshi aprovechando el gesto para acariciar levemente su rostro y se incorporó, recordando sus últimas palabras.

— Yo tampoco quiero separarme de ti. — Susurró, arropándolo con la ropa de cama mientras tomaba el kimono limpio y se ponía lentamente en pie.

Tomó un baño rápido para borrar los restos de la noche anterior y lavó su cabello antes de vestirse con aquella ropa que habían dejado para ella. No tenía tantos bolsillos ocultos pero sí los suficientes para guardar sus kunai y sus nuevos venenos.

Equipó también arco y katana y colocó el parche sobre su ojo azul. Sonrió a la mujer del espejo, a la cual últimamente no reconocía, y caminó hacia la estancia principal tratando de controlar aquella sonrisa que amenazaba con desbaratar todos sus años de práctica en mantener un rostro totalmente inexpresivo.

Akihito se encontraba ahí, así como los frascos con remedios que reconoció de la última vez. Tomó uno y lo guardó también, volviéndose hacia su ahora compañero que se afanaba en la cocina.
— ¿Puedo ayudar?— Inquirió.

 

Akihito Shishio

—Buenos días. —Saludó con una sonrisa mientras continuaba preparando los acompañamientos para el desayuno, entre ellos el pescado, para luego irlos cortando en las porciones individuales que irían en los platos de todos los presentes, y cuando escuchó la pregunta de aquella mujer asintió con suavidad, deteniéndose un momento a buscar dónde debía estar otro cuchillo, ofreciéndoselo luego de señalarle unos vegetales que tenía cerca.

—Podrías ayudarme con esos, son para la sopa —Volvió a su actividad, dejando los preparado ya los primeros platos preparados —, el arroz tampoco debe tardar en que lo podamos servir, iniciaré con el huevo... ¿hay algo más que te gustaría a ti?

 

Casa
[Aoi; Ryoshi; Seikanji; Akihito; Dozan; Fureku]

Cocina

Fue Fureku quién interrumpió en la cocina, su ropa y presentación eran impecables; pero sus ojos relataban un sueño constante, un rostro que no terminaba de despertar —Comida...— mencionó olfateando para después dejarse caer en el suelo. Levantó su mirada y ladeó la cabeza —¿Y Aki? Pensé que ella traería el desayuno.

Después fue Dozan quién también apareció en la cocina; observó a Fureku estorbando y lo jaló hacia el comedor —Sólo les estás estorbando y causarás un accidente — dijo con cierta molestia, terminando de jalarlo lejos de la cocina.

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Nekita Ayeah