Kioto Kioto

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 13 Octubre 2023.

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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    El duelo dio inicio, y como pude ver, convino solo esperar y quedarme a ver, a lo que Gendo reaccionó con mayor emoción...

    Akishino se preparaba, quería que esto fuese de un solo tajo, que esto acabase rápido, arriesgándolo todo, mientras por mi parte veía como los nobles se alejaban, todos menos Senkaku y otro sujeto...

    Escuché las palabras de ambos hombres mientras volteaba a verlos, y todo culminó en un choque de poder del cual, Gendo acabó por penetrar su sable en el cuerpo del Emperador, provocándole una pronta agonía.

    Akishino cayó... El Emperador había muerto, y cuando menos me di cuenta, el sujeto de antes llegó de la nada a cortarle la cabeza al hombre, sin permitir reacción alguna de nuestra parte.

    Akechi... era su nombre, sus palabras y acciones captaron mi atención, y pese que Daidoji lo confrontó, no hizo gran cosa, a lo que simplemente se retiró.

    Me quedé reflexivo, mientras Senkaku movilizaba a los nobles, y se inclinaban todos mientras Gendo iba saliendo... En ese momento el mismo Daidoji se me acercó, explicándome brevemente quién era ese sujeto, así como Sayuri se acercó pero preguntando el asunto de la flecha, a lo que me mantuve reflexivo.

    —Alguien desesperado... Cosa que me preocupa, porque puede que ya vieran venir esto que quería hacer Gendo...—. Dije hacia ambos, mirando la flecha.

    Luego miré hacia el entorno, Gendo no me había dicho nada y Senkaku seguía aquí, por lo que debía tener un momento, debía ser esta mi oportunidad.
    >>Ahora vengo, quiero comprobar algo...—. Anuncié hacia Daidoji y Sayuri, afirmándoles para empezar a desplazarme, sin detenerme por nadie...

    Ese tal Akechi me intrigaba... Quería ver qué tenía que decir.
     
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    Castillo Imperial/Pasillos
    [Akechi; Kuroki]


    Sayuri se despidió de Kuroki al verlo partir; para después quedarse a investigar aquella flecha. En cambio Daidoji no le quitó el ojo de encima a Kuroki tras su salida; pero no le siguió, quedándose con Sayuri.

    Kuroki alcanzó a Akechi por los pasillos del castillo; este notó su presencia —¿Buscas algo? — dijo sin detener su paso. Sin dirigirle la mirada —Tu señor se dirigió a su habitación; puedes encontrarte con él allí —dijo tajante mientras avanzaba más rápido.

     
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    Kuroki Fusatada

    Terminé caminando con toda la calma mientras abandonaba la sala de audiencias, sin prestar mayor atención alrededor, aunque pude sentir una mirada en mi nuca, ya conocía bien esa sensación, pero igual, no inmutó mi intención ni mis pasos, por lo que simplemente decidí seguir adelante...

    Acabé en los pasillos del inmenso castillo imperial y poco a poco fuí ubicando y paulatinamente alcanzando a Akechi, quién, por obvias razones, terminó por percibir mi presencia allí.

    El chico no volteó a verme, y justo cuando pensaba responder su pregunta, tajantemente intentó aclararme en dónde se encontraba Gendo, luego apuró el paso, a lo que sonreí, no era una sonrisa siniestra, era incluso una divertida, pues me estaba esperando esta reacción.
    —¿Porqué la prisa? Si quisiera hacerte algo o hubiera querido tomarte por sorpresa, ya lo habría hecho, pero por favor, que los prejuicios no estén presentes ahora, solo quiero hablar contigo, ignorando por completo que sea discípulo de Gendo y que tú seas del Clan Nomiya, lo único que quiero es conversar contigo, lo que pasó en la sala tampoco es algo que tome en cuenta. ¿Me darías esa oportunidad? No eres el único que camina por estos pasillos sintiendo una aplastante desconfianza en el ambiente. Quiero pensar que estamos solos, y si me das una oportunidad... bueno, creo que podemos buscar una zona más privada, ¿qué dices? Hacer como que no conocemos absolutamente nada de uno al otro—. Dije, con calma, de hecho. No pensaba intimidarlo, mucho menos que se sintiera invadido, y aunque era inevitable hasta cierto grado, ver su paso me obligaba a soltar parte de mi intención de una buena vez, lo único que quería era hablar cara a cara con él, y todo lo que podía expresar ahora era sinceridad, ya sabía que me estaba arriesgando, pero si no era ahora... podría ser que no fuese nunca.
     
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    Castillo Imperial/Pasillos
    [Akechi; Kuroki]


    Akechi no cambió su expresión; pero si e tono de sus palabras —Las mazmorras; sígueme.

    Akechi avanzó guiando a Kuroki por un sitio que comenzaba a ser más sencillo de maniobrar a cada instante; pero sabía que si era una exploración por cuenta propia, tal vez terminaría perdido o completamente confundido por la disposición de habitaciones y escaleras.

    Mazmorras.
    [Akechi; Kuroki]


    En la oscuridad de aquel sitio pudieron avanzar hacia dónde estaban las celdas vacías, aun desorganizadas por el último evento que sucedió allí. Kuroki sabía que allí deberían estar Yuzuki y Takeda en esos momentos si no hubieran escapado.

    —Qué mejor sitio para hablar, el lugar que tu maestro y los suyos evitarán por un largo tiempo. Tratando de olvidar su humillación — Akechi iniciaba con una provocación.

     
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    Kuroki Fusatada

    Por fortuna, mis palabras funcionaron, o al menos, en un inicio creí que así era, ya que Akechi no perdió el tiempo y decidió decirme que las mazmorras era el mejor lugar para hablar.

    No cambiaba su actitud pero sí el tono de sus palabras, lo que me consoló un poco pero yo tampoco me terminé de fiar, terminé siguiéndolo por un rato, uno que de hecho a veces sentía que me daba vueltas... este palacio era enorme y a veces me abrumaba la de pasillos y habitaciones que poseía, incluso en momentos intenté percatarme si había algo anormal por ahí, esta vez no quería que en verdad nadie nos siguiera.

    Tal vez Daidoji jamás terminaría de fiarse totalmente de mí, tal vez al final Saizo no terminaba de confiar y solo fingía... Tal vez solo Sayuri y Gendo eran y serían los únicos que confiaran tanto en mí. Tal vez estaba siendo utilizado, tal vez solo era todo una mentira, tal vez habían mas cosas...

    Tal vez, tal vez y tal vez... Estaba ya hasta el carajo de "tal vez", de estarse preguntando las cosas, de estar planeando, de estar peleando e incluso de estar midiendo las cosas y estar pensando qué cosas decir y que otras no... Estaba... Simplemente cansado ya de todo.

    Solo quería acabar con esto de una buena vez...

    Llegamos a las celdas, el sitio solo mostraba desolación y desorden, suspiré, sabía que aquí debían estar Takeda y Yuzuki... Seguía preguntándome cómo es que pudieron acabar en Kioto, pero Akechi me ganó la palabra, y como respuesta solo me crucé de brazos.
    —Bueno... En vista que lo de "ignorar" lo que somos no sirvió de nada, supongo que puedo ir directo al punto... De todos modos, como a ti, no es que personalmente me importe ya—. Inicié, tranquilo, mi rostro inexpresivo solo reforzaba esas palabras, por lo que cerré los ojos un momento, intentando acomodar el orden con el que quería decir las cosas.

    >>Visto en la sala de audiencias... es evidente que no estás de lado de Gendo. Bueno, supongo que no vas a tomarme en serio si no me tomo el atrevimiento de decir algo igual de importante, ¿verdad?—. Añadí, mirándolo, a lo que me senté por ahí con calma, manteniendo mi vista en todo momento hacia Akechi—. Pues tenemos eso en común, Akechi... Yo tampoco estoy de su lado—. Revelé, sin miedo alguno.

    >>Sí, escuchaste bien. Por eso te pedí que te deshicieras de cualquier prejuicio, porque si me vas a seguir mirando como un traidor y un discípulo de Gendo, no podremos llegar a ningún lado—. Concluí, a lo que ahora le dedicaba una tranquila sonrisa.

    ¿Quería ponerme a prueba? Pues ahí lo tenía, estaba de camino a una misión muy importante, y a la vez peligrosa... Si salía de Kioto con Gendo, sería ya casi imposible hacer nada.
    —Así que es tu turno, Akechi... ¿Serías capaz de creerme? O mejor aún, ¿serías capaz de venderme? Créeme, sé perfectamente a lo que me arriesgo, y después de ver cómo confrontaste a Gendo y a Daidoji, puedo estar seguro que eres como yo, prefieres hacer las cosas a tu manera en los momentos justos, para evitar que el detonante definitivo termine de estallar. Así tengas que ir de pronto a cortarle la cabeza al agónico Emperador—. Dije, profundamente en serio, quería que me tomase como tal, y por completo, lo que hacía no era ningún juego, nunca lo fue, y era... tal vez, gracioso ver cómo él había "cortado algo controversial" sin miramientos como yo, pero ese sería tema aparte.

    El tiempo se acababa, no sabía qué tenía que hacer Akechi, pero tampoco quería entretenerlo demasiado tiempo, sabía que Gifu estaba del lado del Clan Taira... Y visto que estaban fuera por completo del Imperio... Entonces, no podía verlo ya como los enemigos por ahora.
     
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    Mazmorras.
    [Akechi; Kuroki]

    Akechi lo escuchó con un rostro sereno; parpadeos normales, respiración normal. Jamás mostró un cambio de actitud y tampoco acompañó a Kuroki a sentarse en aquel suelo descuidado

    —Tal vez tengamos la misma nula afinidad hacia Gendo; pero no somos iguales, yo se lo demuestro y tu lo ocultas —negó —No lo digo juzgándote, tendrás tus razones para hacerlo. Pero no quiero que me compares como alguien que miente, pues nunca lo hago.

    Se acercó a Kuroki que descansaba con tranquilidad —Yo creo tus palabras; no tendría sentido que me digas esto como una mentira. Pues aunque Saizo te hubiera enviado a mi con estas palabras, no tienen un fin; ellos saben que no planeo obedecer a los Mori, y ellos saben que incluso mi clan me aborrece por esa decisión. Así que confío en tus palabras; pero no las entiendo, no sé que haces aquí...

    A pesar de estar parado junto a Kuroki; no mostraba superioridad, pues se recargó en una de las paredes para hablar con mayor soltura — ¿Qué quieres que haga con esta información? ¿Estás buscando una alianza conmigo? —comenzó a interrogar —¿Quieres que te ayude a matar a Gendo? ¿Estás actuando por cuenta propia y buscas crear un nuevo clan? Creo que si vas a proponer algo hazlo desde el principio.

    Dijo mirando hacia las escaleras, dejándole en claro que en las paredes de ese castillo no tenían mucho tiempo para crear alianzas secretas.

    —Me has juzgado bien, me gusta hacer las cosas a mi manera; pero no estoy solo, mi vida pertenece a un clan. ¿Tú perteneces a uno?

     
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    Kuroki Fusatada

    Iba a ser honesto... el tiro había ido por completo al aire, a la nada, esperando acertar según yo por lo experimentado a lo largo de tantos vaivenes en esta guerra... y acerté.

    Era igual de ingenuo creer que ya lo tenía, pero la respuesta de Akechi, aún si no me acompañaba, fue mas que satisfactoria, por lo que di un suspiro de alivio, no sabía si el que usara su escuela pudiese hacerlo varias veces antes de agotarse o tendría que recuperarse, pero la verdad es que tenía desventaja frente a él en ese aspecto, y aunque nunca vine a pelear, bien pudo haber pasado eso.

    Akechi dejó en claro su postura, no dejé de mirarlo en todo momento, lo escuché atentamente mientras confirmaba que el tiempo estaba contado, lo sabía, de hecho justo estaba pensando en eso, por lo que afirmé sin darle más vueltas.
    —Una alianza para matar a Gendo suena apropiado... Hacer un nuevo clan no, no tengo madera de líder—. Dije honesto, a lo que de nuevo, me dispuse a reacomodar mis ideas.

    >>Pertenecía a un clan... Eso es lo que te dirán todos, pero personalmente sigo sintiendo que le pertenezco a alguien, y ese es a los Minamoto... He hecho ya muchas cosas en esta guerra, debería sonarte de algo mi rostro. Por algo no terminan de fiarse de mí y hacen bien, pero lamentablemente para ellos ya tomé mi decisión, y la llevaré a cabo así me cueste la vida—. Dije, esta vez mirando al frente.

    >>Quiero dejar la posibilidad de que pueda filtrar la información que corre entre el círculo cercano de Gendo, nadie me lo pidió, pero quiero pudrir y desmoronar al Imperio desde dentro para darle paso a los Minamoto a dar el remate final, y posiblemente cederle el paso a los Taira también... Después de lo visto en la Boda, es evidente que ellos no son los enemigos aquí. Eso es lo que quiero Akechi—. Añadí, mientras suspiraba una vez más—. Planean matar a Shino, es obvio que se la llevaron, usaron de excusa que se suicidó por la perdida de Kinsuke, y vendió la información que se dio en la audiencia para que se hiciera justicia... todo con la intención de llevar a Gendo al poder. Saizo, Sayuri y Daidoji van a ir tras Shino... Si la matan, no habrá nada ni nadie que ponga peros al ascenso de Gendo. Luego, el mismo planea llevarme con él para ir tras Matahachi, quiere matarlo para recuperar algo que su hermana, Kyogi, había conseguido, personalmente no entendí muy bien de qué se trata, pero... Tenía entendido que en Gifu estaban del lado del Clan Taira, pero tus palabras me hacen creer que no sería sencillo, mi idea era que filtraras este plan de Saizo a los Taira para que se preparen, no dudo que ya lo sospechen, pero también quiero que tengan conocimiento que hay una persona más, mas allá de sea quien sea que disparó esa flecha a Gendo en el Imperio, quien intenta abrirles las puertas desde dentro. Eso es lo que quiero contigo Akechi—. Expliqué, mientras mantenía mi pose de brazos cruzados.

    >>No conozco tus habilidades y no es mi intención conocerlos, tampoco tus capacidades, solo quiero dejar la semilla, la información... Yo fui shinobi de Iga, era informante, y aún ahora lo soy... Ahí tienes la razón del porqué vivo rodeado de mentiras—. Confesé mientras ahora miraba al joven—. No quería compararte conmigo de ese modo, no era mi intención, lo único que busco es que esta guerra acabe de una buena vez, todos ya estamos cansados del mismo... Y si es preciso que alguien filtre lo que haga falta para planificar la estrategia definitiva, que así sea—. Continué, a lo que al final sonreí, pero aquél gesto no era para él, y muestra de ello fue volver mi vista al frente.

    >>Si quieres juzgarme, hazlo, ya dije que no me importa... No me veo viviendo en el nuevo Japón, Akechi. Esta guerra me ha arrebatado todo lo que era... mi esencia... mi personalidad... mi estabilidad. Me arrebató mi sentido de pertenencia, me arrebató mi familia, mis amigos, mis sueños, mis esperanzas... todo. Ya no me queda nada, así que... si muero arrastrando a Gendo conmigo o de forma patética pero dando el último empujón a los que lo merecen para salvar Japón... podré estar en paz entonces

    "Aun tienes mi lealtad. Por ello, si continúas en este camino yo me encargaré de detenerte."​

    Recordé las palabras que Takeda me dedicó en Katsura... Sí, justamente buscaba eso... ser detenido.
    —Ya le he hecho daño a gente que juré proteger, Akechi. He traicionado a los que juré nunca traicionar... Maté lo que me definía cuando juré jamás cambiar para mal. No... Definitivamente ya no soy un Minamoto... Solo alguien profundamente destruido por la guerra, y la misma lo superó, ganó... Pero este hombre no quiere irse sin antes dar su última batalla hasta su último aliento, así sea visto como un Demonio ante los ojos de todos... Un solo hombre aún me tiene fe, lo supe al verlo y escucharlo... Y eso, solo por ese detalle, es que estamos aquí, hablando, porque me está dando las fuerzas de hacer todo esto, de darme cuenta que... valdrá la pena—. Dije, dejando en claro porqué estaba haciendo lo que hacía, tal vez no hacía falta... pero de nuevo, quería que alguien lo escuchara, si ese alguien solo lo dejaría morir, no me importaba.

    Al menos... La reputación de Shiori estaba restaurada.

    "Esta es mi habitación, mi sitio seguro; tu lo entenderás porque veo que eres alguien sensible y creo que tu tienes al menos a alguien a quien recurrir cuando estás triste, yo no tuve eso, así que aquí siempre regresaba a llorar aquí cuando era niño"​

    Las palabras de Rengo llegaron a mí... Se escuchaba... tan lejano ahora, recordaba que esas palabras me las dedicó cuando habíamos ascendido a Kamakura la primera vez, cuando... hice el pacto de sangre con él, cuando conocí su historia...

    Cuando todos lo llamaban Demonio... Y yo no quise creerlo sin antes conocerlo...

    >>He visto la mayor oscuridad de gente que creía estar consumida por el mismo... y he visto la luz de la gente que creía estar haciendo lo correcto. El bien y el mal... Conceptos que al final, en una guerra toma como lo ve conveniente cada quién, la historia la escribe siempre los ganadores, siendo ellos los buenos... Por eso parece que siempre es el mal el que pierde—. Continué, mientras cerraba los ojos un momento.

    ¿Era yo en verdad un monstruo? ¿O suficientemente atroz como para que incluso a Yuzuki se le pasara por la mente matarme desde mucho antes?

    ¿Era yo un monstruo por matar al padre de un amigo sin miramientos? ¿Cuando este amigo tenía una misión que se vinculaba profundamente a Rengo?

    ¿Era yo un monstruo por haber tomado el "pago de karma" que Shiori me juró cuando arrasó mi aldea? ¿Dejarla morir cuando lo viera preciso porque estaba dispuesta a dar su vida por mí?

    ¿Era yo un monstruo... por haberle suplicado a Byakko que no matara a Rengo? ¿Cuando aún era visto como un monstruo también?

    ¿Era yo un monstruo... Por llevar hasta las últimas consecuencias mis actos para ganarme la confianza del hombre más despreciable de Japón, aprender de él y conocer sus puntos débiles y matarlo al fin?

    ¿De verdad era yo un Demonio?​

    "Yo te metí en todo esto. Perdóname"​

    De nuevo Rengo... Cuando Kyogi había muerto ante nosotros la primera vez.

    "Tienes... que... vivir... Vivir para hallar la paz que el mundo... necesita, por lo que he intentado luchar hasta... hoy
    Kuro… No me olvides, ni olvides cuanto te quise...
    Buenas... noches..."​

    Y no evité que una lágrima se escapara de mis ojos al recordar las últimas palabras de Shinne...

    ¿De verdad merecía yo acabar así..?​

    >>No sé cuantas atrocidades más tendré que fingir hasta que halle el momento perfecto, Akechi. Pero puedes estar seguro que si no alcanzo a matar a Gendo, sí desestabilizaré lo suficiente lo que ha construido, que no tendrá escapatoria ya...—. Sentencié, ahí estaba, mi odio... pero no hacia Kohaku, ni Yuzuki, nadie...

    Solo hacia los culpables de mi actual estado...​

    Kyogi Mori y Gendo Mori​

    "Sirves a un clan, Kuroki. Sirves a Takeda Minamoto, al código del bushido.
    Pero no creo que merezcas hacerlo. Vete de aquí.
    "​

    Solo quería salvar a Rengo y tu misión... Así como a quién sabe cuánta gente con la capacidad de usar el Miasma en este país...

    Ya había dañado a Rengo en Kamakura, por culpa del mismo Taiki... No quería que se repitiera.

    ¿En qué momento... me quedé tan sólo..?

    >>Y cuando eso suceda... Estaremos más cerca de la libertad definitiva—. Finalicé, con profunda firmeza en mis palabras, mientras en mi interior, todo ese caos se desataba, lo hacía, una... y otra... y otra vez, recordándome todas mis acciones, buenas y malas.

    Tal vez tenían razón... debí morir ese día en mi hogar...

    —Sé que no estoy dando detalles, pero en verdad es todo lo que tengo y lo que sé, no me importa que sepan que soy yo o no, difúndelo con quien veas conveniente del modo en que quieras hacerlo... Yo ya estoy muerto, Akechi. Llévate el crédito si quieres, no quiero que me tengan lástima. —pero sí lo quería... en el fondo, muy en el fondo... lo necesitaba.

    El niño ahí seguía, suplicando por salir... pero desde lo de Shima que lo encerré bajo llave... y el mismo lo había destruido.

    Ya no me queda nada, era infantil creer que sí. Y si ya no me quedaba nada... ¿para qué seguir vivo? ¿Para qué ver el futuro hecho realidad?

    Ese amanecer ya no me pertenecía...​

    >>Así que si tienes preguntas, házmelas, diré todo lo que sé... Si no, supongo que podemos dar por concluido esto—. Finalicé, limpiándome la lagrima para volver mi vista hacia Akechi, a pesar de todo, mi fría mirada ahí permanecía.

    Claro... como si tuviese cara al final para expresar algo más, después de todo.
     
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    Amelie

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    Mazmorras.
    [Akechi; Kuroki]

    Akechi escuchó con calma; sus ojos se iluminaron con interés. De su alianza con los Minamoto no dijo nada.

    —Estás intentando aliarte conmigo diciendo que no te interesa conocer mis habilidades. Creo que allí tenemos el más grande problema. ¿Cómo planeas que yo filtre tal información? Yo no soy un shinobi, y no tengo contacto con ninguno de ellos hasta que llegaste tú. Llegas aquí básicamente a darme una orden que no soy capaz de ejecutar por más que me gustaría poder hacerla. El único que logró algo fue mi amigo ya hace varias estaciones atrás; pero desde entonces lo han tenido muy vigilado, por fortuna su último plan también fue un éxito —Al parecer, Akechi también ya había recorrido aquel camino, esas mismas posibilidades y quemado todas sus opciones— Sabes que no estoy de acuerdo con Gendo; pero si yo tuviera el poder o los recursos para hacer algo ¿Crees que seguiría entrando a este palacio? —dijo colocando su mano en el hombro — Entrar aquí pretendiendo que harás un cambio es algo ingenuo. Créeme, yo también lo intenté; los Taira también y ahora al igual que todos nosotros... tú estás atrapado aquí.

    Akechi suspiró con pesar; pues en Kuroki tenía un fuerte aliado, alguien con quien podía pelear dentro del palacio; tal vez con él aquí, había otra posibilidad.

    —Jamás volverás a poseer libertad mientras Gendo esté vivo. Podrás salir a las calles de Kioto, podrás hablar con quien tu quieras en estas paredes pero nada de lo que digas saldrá de estas... aquí no existen los rumores... —Kuroki ahora entendía por que su habilidad no funcionaba en Kioto — Te darán todo; pero eres otro prisionero y nada que hagas saldrá de aquí. Estarás vigilado como lo estoy yo cada vez que salgo a una misión... al pisar Kioto plasmaste en tu piel un nuevo apellido. Sólo hay una forma de liberarse...— dijo bajando la mirada — Y esa es la muerte; creo que también ya llegaste a esa misma conclusión— dijo con pesar; pues a pesar de que Kuroki lo pedía, Akechi tenía lástima por él, y también la tenía para sí mismo.

    Rengo y Kuroki parecían siempre moverse en un espejo; mientras Rengo por fin comenzaba a conseguir su libertad, Kuroki la perdía. Cuando Rengo comenzaba a entender su propia historia, Kuroki la desconocía. Mientras Rengo ganaba aliados, Kuroki los perdía... ¿Acaso esto debía ser así? ¿Debían siempre correr en direcciones opuestas?

    —Somos prisioneros, pero no esclavos —Continuó Akechi — No puedo difundir tu información; aun tengo personas que morirán si yo cometo un error y sé que lo cometeré si lo intentó, pasar información de manera secreta no es mi habilidad — Se lamentó — Pero si estás dispuesto a atacar a Gendo por la espalda; aunque pierda mi honor, mi vida e incluso arriesgue la vida de los que amo... haré el esfuerzo. Para detener esta guerra... sólo tengo un aliado más en este lugar, Ikeda no Kiteru; él fue el que ayudó a un par de niños a escapar hace algún tiempo.

    Ese nombre, Kuroki lo conocía. Lo mató esta misma mañana.

    "Y cuando seas el mejor, tu decidirás si pelear contra mi por el honor de tu familia. Lo harás sin cobardías absurdas, y aquel con mayor espíritu de combate ganará. Es así cómo es la verdadera justicia. La compasión y la benevolencia deben guardarse para la religión, no la guerra."

    Las palabras que Gendo le dio en Shima resonaron en la memoria de Kuroki. Gendo sabía que Kuroki se revelaría ante él; pero... ¿Podía anticipar su traición?

    —Si Kiteru y yo distraemos un poco a Saizo, Daidoji y Sayuri... tal vez podamos abrirte paso para que ataques a Gendo — Chocó sus propios puños entre sí — Lastima que no sabemos la identidad de esa persona que intentó atacar a Gendo con el arco. Sé que no fue Kiteru, de ello estoy seguro. Si supiéramos, seríamos cuatro contra cuatro

    Kuroki tuvo razón en el momento de la ejecución de Kiteru Ikeda. Ambos se parecían...

     
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    Akechi parecía interesado, y eso me consoló un poco, quiero decir, personalmente no me importaba que lo expresara o me viese raro, mi intención estaba ahí de todos modos, pero como fuese, el joven no tardó en responderme, a lo que le presté atención y... en el fondo sabía que diría algo como era de ingenuos creer que podíamos hacer un cambio desde dentro, algo que, siendo realistas, parecía ser así, pero eso... parecía.

    El hombre acababa de ver cómo Gendo había conseguido no solo poner en jaque la reputación de Akishino, si no encima de asesinarlo, y él mismo me había dicho que todo había sido planificado con demasiada paciencia, si él pudo... ahora que todo estaba en movimiento... ¿porqué nosotros no?
    No era fácil, obviamente, ni mucho menos, pero si solo nos quedábamos a esperar por un milagro o que otros moviesen, sería como haber querido hacer daño desde el inicio de todas maneras.

    No rechacé en lo absoluto su gesto, el joven siguió hablando, dejando en claro que yo era ahora un prisionero, algo que me dejó pensando, incluso se notó, y dijo efectivamente que la única salida viable era la muerte, algo que... parecía deprimir a Akechi.
    Desvié por un momento la mirada, eso era todo lo que podía expresar como pena, en el fondo lo hacía, sí, pero tampoco sabía si serviría decir algo... la situación no era nada sencilla.

    Volví a mirar a Akechi cuando aclaró que podríamos ser prisioneros mas no esclavos, y después de lamentarse que no me pudiera ayudar, sí que dijo que podía ayudarme de otro modo, y ese era atacar directamente a Gendo, con ayuda de... justo Ikeda, el hombre que había asesinado hace poco.
    Suspiré pesado al escuchar su nombre, sabía que su muerte repercutiría de algún modo, pero... honestamente, si lo hubiera matado o no habría dado lo mismo, era yo o Gendo el que acabaría por ejecutarlo igualmente, había sido descubierto, e iba a pagar de todos modos.

    Recordé las palabras de Gendo, luego terminé de escuchar a Akechi y me quedé reflexivo, tratando de pensar en algo...

    Luego recordé las palabras que le dediqué a Kiteru en mi mente, verificando que él y yo nos parecíamos, la duda sería... ¿también lo sería en la ejecución? Esperaba que no, al menos no antes de tiempo.

    Pasado un pesado suspiro, decidí hablar al fin:
    —Odio decir que ejecutaron a Ikeda esta misma mañana... Supieron que ayudó en el caos de la boda, por lo que Akishino demandó que fuese ejecutado, por lo que... no podemos contar con él—. Dije, y, a qué mentir, con un deje frustrado, se percibía que los aliados ahora eran escasos aquí en Kioto, pero no nulos...

    >>Bueno, dije que no quería conocer tus habilidades por si te sentías interrogado o similar, y si quise decirte esto era por si no podrías ser tú el que lo filtre, entonces se lo dijeses a alguien más que sí pudiese, o pensaras que sí... Pero ahora sabiendo que eso tampoco es posible, si nos deja en una situación muy desfavorable—. Añadí, adoptando una pose reflexiva.

    >>Tal vez no sepamos quién atacó a Gendo, pero estoy seguro que esa persona para hacer lo que hizo, no pudo haberlo hecho tan deliberadamente sin saber que podría ocultar sus actos... No puede estar solo, y eso es lo que deberíamos hacer, ahora sabes que cuentas conmigo y yo contigo, pero atacar a Gendo directamente... ¿Cuántas cosas podrían salir mal sin omitir lo evidente? —seguí hablando, mirando alrededor, tratando de pensar algo, cuando pensé en los diplomáticos.

    >>¿Entonces cuáles son tus especialidades? Ahora sé que escuchar rumores me es imposible, pero sé ser sigiloso y escalar lo que sea, y lo digo en serio, también nadar por ríos no me es ningún problema, lo digo... porque si sabes o conoces de alguien o algo que pudiese desestabilizar más al circulo que tenemos en el palacio, es posible que podamos sacar provecho... Gendo ha hecho una jugada así para sembrar la duda, todo con tal de que ascienda al poder aprovechando el temor que infunde, pero si pudiésemos convertir ese temor en odio... O en más incertidumbre que no provoque mas que problemas, incluso en los soldados... ¿Ves alguna posibilidad?—. Pregunté, esta vez poniéndome de pie para mirar al joven una vez me sacudí—. Gendo está tomando ventaja de esta movida tan brusca y repentina, nosotros no deberíamos ser diferentes, no sé cuando salga de aquí, no sé quiénes se quedarán, pues se supone que Senkaku nos acompañará, pero la muerte de Akishino va a mover mucho como mínimo este sitio, tal vez... si consiguiéramos hacer que esta estricta paz en Kioto se desbalancee—. Finalicé, pensando, ni siquiera sabía si era una buena idea, pero sentía que usando solo la fuerza de uno no serviría en esta ocasión.

    —Gendo sabe que en algún momento pelearé contra él... Pero eso será cuando en teoría sea más fuerte, creo que es otro detalle que deberíamos aprovechar, lo que no sé, es si en verdad podría ver venir esta traición. Daidoji y Saizo no se fían de mí, pero Sayuri sí... No sé si decir lo mismo de Senkaku y Kira, pero creo que deberíamos arrancar por ahí. Yo por ahora no quiero separarme mucho de Gendo porque quiero terminar de aprender de él para saber cómo dañarlo eficazmente, pero ahora con todo esto... tampoco parece que vayamos a esa misión pronto—. Dije, manteniendo la pose reflexiva.

    >>Akechi, no es de ingenuos pensar que podríamos hacer algún tipo de bien estando encerrados aquí, mira a los Minamoto, mira todo lo que han logrado... cualquiera diría que son ingenuos, y además, te tienen en muy nula desconfianza, pero yo tengo el favor de Sayuri y de Gendo, solo es cuestión de mover bien nuestras fichas, si tan solo supiera lo que hay exactamente aquí y en Kioto en general... Estoy seguro que podría armarme un mejor esquema e ideas—. Finalicé, esta jugada si bien había salido mejor de lo esperado, tampoco me habían llevado a mucho, tenía que buscar una alternativa, y así no me podía dar muchas ideas.
     
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    Mazmorras.
    [Akechi; Kuroki]

    Akechi se dejó caer el suelo al saber el destino de su colega; su único aliado en esas grandes paredes. Escuchaba las palabras de Kuroki pero negaba constantemente; no sabía que hacer ahora, incluso un ataque directo con sólo dos personas había reducido sus probabilidades de victoria, sólo sería un sacrificio y con este vendría la destrucción de toda su familia, incluso la pérdida de Gifu ante el clan Mori. Akechi lo sabía, habían eliminado a todos sus aliados...

    —Tal vez podamos...—dijo Akechi —... necesito tiempo para conseguir mayor información, ahora sin Kiteru...

    —Se aliaron al peor enemigo tanto del clan Minamoto como el del clan Taira... traicionando a los verdaderos Yamato —Una voz desconocida, nueva. Incluso Akechi se puso en guardia.

    Un búho se recargó fuera de los barrotes; observando desde el exterior con su único ojo funcional. Después se escucharon unos pasos por las escaleras y rápidamente pudieron ver de quién se trataba.

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    Era un joven de capucha oscura; sus ojos cubiertos por una venda.

    —¿Eres el zorro negro? ¿El zorro blanco?—preguntó Akechi. Quien era evidente que tampoco había visto a ese joven.

    —No

    Una respuesta seca.

    —¿A qué clan sirves?— preguntó Akechi.

    —Clan...—negó — Yo ya no sirvo a clanes; pero antes era fiel al clan Kamino y aun me muevo para ayudarles.

    Kuroki conocía ese clan; el clan de Yamato. El clan de Hina y Sho.

    —¿Cómo es que conoces a los Kamino?... ellos... —Akechi negó —Debemos irnos —dijo hacia Kuroki —Hemos estado aquí por mucho tiempo, si seguimos ausentes será sospechoso a ojos del enemigo — miró al joven y avanzó; simplemente para golpearse con algo que en su momento sintió invisible. Al golpear lo invisible con las manos, sintió los hilos los cuales arrancó.

    —Nadie entrará aquí sin que yo lo sepa. Estamos seguros, al parecer Saizo está ocupado buscando el rastro de alguien —mencionó el joven.

    El joven suspiró y giró su rostro hacia Kuroki; lentamente se quitó la venda de los ojos.

    [​IMG]

    —Tu debes ser Kuroki... —dijo con decepción — Matahachi está impresionado de que no compartieras la información que te dio en Shimotsuke con tu compañera Aoyama.

    "Mi nombre es Matahachi; mi clan es Tachibana, soy shinobi de Koga. Sé que fuiste un shinobi de Iga. Sabes transportar información ¿No es así?
    Mi clan, los Tachibana somos especialistas en sabotaje, creo que ya he demostrado algo de ello en Yamato. Y he realizado misiones de esta índole por largo tiempo, por ello el Imperio confía en mi"
    Las palabras de la misiva de Matahachi pasaron por su mente.

    —Y ahora estás aquí, con el blasón de los Mori —dijo juicioso.

    —¿Aoyama? —preguntó Akechi con curiosidad —¿Aoyama no Toru?

    El joven afirmó — Su decendencia está con los Minamoto; al igual que la decendencia del protector de Toyama. Incluso hay sobrevivientes del clan Minami con ellos.

    El rostro de Akechi se iluminó, Japón no estaba perdido.

    —¿Dónde está Takeda? — preguntó aquel joven.

    —Escaparon; él y Yuzuki Minami; hubo un movimiento tras el asesinato de Taira no Tomoe— Akechi regaló aquella información pues sabía que esta sería disipada públicamente —Si eso querías saber, ahora déjanos ir. Nos comenzarán a buscar pronto —Akechi se notaba nervioso; pero no bajaba su porte defensivo.

    —Yuzuki...— el joven suspiró aliviado — ¿Por qué intervinieron los Minamoto en la ceremonia? —dijo mirando a Kuroki y negó — Ahora entiendo a Matahachi; no compartiste la información con nadie de tu clan. ¿Por qué no confiaste en ellos?

    " ...No traten de detener esta unión; no son muy hábiles en cuanto a planeación, su intervención podría ser peor que su ausencia."

    Matahachi se lo había advertido desde el inicio. Los Taira tenían la boda de Takeda y Tomoe bajo control... o al menos querían trabajar solos.

    Por supuesto... Matahachi le había comentado su especialidad, tal vez en lugar de buscar a Gendo debió haber buscado a Matahachi. Por desgracia para Kuroki, no sabía que si hubiera negado la oferta de Gendo y esperado un día más en Shima; se hubiera podido reunir con Matahachi.

    Sabotaje...o infortunio.

    "No te confundas, no confíes en mi, no busco eso; no somos aliados. Simplemente creo que compartimos un mismo fin. Puedes creerme o no, si lo haces será maravilloso; si no lo haces, no te culparé."
    El joven parecía que no sabía nada de lo ocurrido en la ceremonia; algo que le daba una ventaja a Kuroki sobre él.

    —Nos estás reteniendo; comenzaré a forzar mi salida —amenazó Akechi.

    El joven negó — Esperen, están buscando opciones y sólo dan golpes sin ver. Denme un momento más...—el joven convenció a Akechi.

    —Es una pena enterarme de la muerte de Kiteru; pero aun tus fuerzas pueden resultar útiles, Akechi — dijo el joven —Han estado avanzando sin un plan —dijo mirando a Akechi y después a Kuroki —Están creando planes inútiles que no los llevarán a ningún lado, aliándose con las personas equivocadas —clavó su vista la cual parecía cansada en Kuroki —Te uniste a Gendo para obtener poder. ¿Pero en verdad creíste que podías separarte de él tan fácilmente? —negó.

    El joven se sentó en las mazmorras —Odio trabajar con personas; los animales son verdaderamente leales. Y no confío en ustedes. Para mi ambos merecen la muerte por traicionar sus señores.

    Entonces Akechi también había traicionado. ¿Se refería a la traición hacia su padre siendo que conspiraba contra el Imperio?

    El joven suspiro —Vine aquí para ver si podía liberar a los prisioneros y me he enterado que no hay prisioneros a los cuales liberar. Y tal vez el destino los trajo a los mazmorras a platicar para que yo los encontrara aquí por mera coincidencia —Miró a Kuroki — Matahachi no planea volver a contactarse contigo tras lo sucedido con Shiori y tu alianza consecuente con Gendo. Él y sus aliados consideran que eres un cazador, uno sin control alguno. Uno que actúa sin pensar, utilizando la fuerza para obtener lo que quiere... —sonrió — Por eso Gendo te ha de tener en buen estima; cómo bien dijiste hace unos momentos —los había estado escuchando.

    —Pensé en matarte—se sinceró el joven hacia Kuroki —Pero no puedo hacerlo; eres un shinobi y esquivarías cualquier ataque que me diera ventaja. Y una pelea frente a frente en contra tuya sería un suicidio. No soy un oponente digno para ti; sé que puedes escapar de estas redes sin problema alguno y por ello he decidido acercarme de frente a hablar —Lo señaló —Eres muy peligroso; pero si en verdad quieres matar a Gendo puedes resultarnos útil.

    Allí estaba nuevamente esa maldita palabra. Otra vez querían usarlo.

    —Vives enojado con los demás porque te subestiman ¿eh? — mencionó el joven antes de que Kuroki pudiera decir algo —Tal vez es momento de que te des cuenta que tu sobrestimas tus habilidades — se burló y a la par su búho comenzó a ulular nervioso desde afuera de los barrotes —Eres muy fuerte, si. Hábil físicamente. Y tu gran error es querer hacerlo todo tú solo y sin pensar —negó — Mírate ahora, con toda la fuerza que tienes y no serías capaz de escapar de Kioto por cuenta propia. Al convivir con ellos les has dado la manera de rastrearte, así cómo lo han hecho con Matahachi.

    El joven se levantó —¿Qué quieres probar? ¿Qué eres el más fuerte? — afirmó — Matahachi cree que Gendo querrá enfrentarte a Kato para que tu lo elimines y ganes ese título...

    Akechi miró a Kuroki; sabía que era fuerte pero no en ese nivel. Aquel niño podía considerarse un prodigio.

    —Pero dime, Kuroki— era la voz del joven; pero parecía que estaba citando a Matahachi — ¿Quieres ser como Kato? ¿Qué ha ganado ese hombre además de la reputación del guerrero más fuerte? Dime... ¿Quién arriesgaría su vida por salvar a ese hombre? Ahora tú caminas ese mismo sendero... — miró a Akechi — Sé de más personas que acudirían a ayudar a Gendo. Pero no sé quién ayudaría a Kato... y ahora no sé quien vendría a ayudarte a ti.

    —Has venido simplemente a provocar al muchacho — intervino Akechi — Vete de una buena vez si es que no vas a ofrecernos algo más que críticas.

    —Akechi... eres el mejor de los tuyos; pero también tu familia es de traidores—
    dijo con enojo —¡Tú padre le dio la información de Yamato a los Mori! Gracias a él, Gendo supo que Taiyo seguía con vida. Y gracias a él, el último de los Yamato fue asesinado a sangre fría, y su prometida asesinada sin piedad alguna — los ojos se le nublaron; hablaba desde el fondo de su alma —Y tú aun le proteges evitando levantar demasiado la voz; aun te preocupa que tu padre traidor pague lo que ha hecho.

    Todos hacemos cosas que no nos enorgullecen. Todos cometemos errores. Lo importante es avanzar y tratar de enmendarlos y....

    El joven detuvo a Akechi con un ademán de su mano mientras con la otra limpiaba sus lágrimas —Los traidores deberían estar consientes de que siempre serán criticados; siempre serán repudiados. Y deben vivir con eso, soportar y no quejarse cuando las víctimas se lo recriminan. No hay nada más fastidioso que ver a un mentiroso tratando de justificarse. Tu silencio provocó la muerte de Hama... si hubieras alzado la voz. Matahachi hubiera llegado a tiempo para salvarla de Gendo.

    Akechi no esperó más y golpeó el rostro de aquel joven, el joven era ligero y de complexión débil; cayó de inmediato, llevando su mano a dónde el puño de Akechi se había impactado momentos atrás. El búho aleteó con fuerza en el exterior y todos los hilos se destensaron; podían irse.

    —Fui demasiado paciente...— dijo Akechi mirando al joven —Ahora lo entiendo. Careces de fuerza y por eso no pudiste proteger a Hama por cuenta propia, en verdad lo siento; pero no me culpes a mi por ello— dijo mirando hacia arriba para cerciorarse de no oír pasos en el piso superior—... no permitiré que por retenernos aquí le demos una excusa a Gendo para aprisionarnos por conducta sospechosa — Culminó Akechi, saliendo de las mazmorras.

    —Sigan pisando todo a su paso — dijo el joven mientras volvía a colocarse la venda en los ojos —La traición siempre te alcanza...

    Aquellas palabras eran las mismas que Akishino le había dicho a Gendo antes de morir.

    Gigavehl Perdona que fuera todo este trancazo apresurado; pero ya necesito ir moviendo las fichas. Así que no prolongaré más esto a un post.
    • Puedes ir con Akechi sin más.
    • Puedes quedarte a responderle a este joven (si es así un d20 para ver si Kuroki descubre algo)
    • Puedes asesinar a este joven (No necesitas tirar dado, este no es muy fuerte)
     
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    Kuroki Fusatada

    Ver cómo Akechi prácticamente se rendía ante mis palabras no hicieron otra cosa mas que expresara pena y algo frustración, mierda... tal vez me había precipitado, a ver, no rechazaba la ayuda de Akechi, confirmar que era un aliado en esto, pero... de nada me servía saberlo si en esencia estaba en las mismas, conocer a un nuevo aliado, por poderoso que sea, nos seguía manteniendo en una desventaja colosal en esto.

    Intenté pensar algo, cuando una nueva voz se hizo presente, cosa que me puso alerta también, y el que bajaba mostraba algo... curioso...

    Parecía alguien dedicado al sigilo, o como mínimo alguien más acorde a lo que buscaba, incluso un Búho ingresó, uno que solo poseía un ojo, todos esos detalles captaron mi atención, pero tampoco me fiaba, la razón no se hizo esperar, pero todo lo que diría el chico también me sorprendería, pese que me hablara con juicio y con decepción, no inmuté mi expresión seria.

    Era... sorprendente que Akechi ni yo pudiéramos darnos cuenta de este hombre, pero no fue hasta que confirmó que nos había estado escuchando que por una vez expresé molestia, en realidad no me molestaba que nos hubiese escuchado, era otra cosa.
    No me moví, ni aún cuando el joven me provocaba, e incluso se burlaba, solo le clavaba mi mirada en profundo y paciente silencio mientras seguía diciéndome las cosas, incluso si dejaba en evidencia que me querían utilizar por enésima jodida vez.

    Todo culminó en Akechi golpeando al joven, cosa que ya me veía venir, y después de unas crudas palabras y una última frase que parecía replicar a las de Akishino, acabé por suspirar, suponía que ya podía hablar entonces.
    —Eres tonto...—. Inicié, y mira que ganas me sobraban para decirle algo peor, pero me contuve, mirando directamente al sujeto—. ¿Qué esperabas..? A nadie le gusta ser criticado, ni mucho menos que le digan sus verdades. Vienes a decirnos las nuestras, ante dos sujetos que podrían matarte en un suspiro si así lo quisieran... ¿No te parece que sería un absoluto desperdicio de propósito? Al menos yo ya sabía lo que provocaría si venía aquí—. Dije, para después masajearme un momento los ojos y suspirando bastante desganado, a qué mentir, lo que nos faltaba... alguien que prefería la lealtad animal, tenía un punto, pero que sea el que podría ayudarnos no era precisamente motivador.

    >>¿Eres el del arco?—. Pregunté, pues esas palabras sobre que parecían citar a Akishino parecía ser así, pero después del breve espacio, seguí hablando: —. Escucha, me importa un carajo si me juzgas o no... Estuviste escuchando, ¿no? Entonces deberías saber que tus comentarios poco y nada me interesan, un hombre intentó aplastarme moralmente y lo único que consiguió fue la muerte, ¿crees que contigo sería distinto? Oh, y más te vale escucharme, porque Akechi ahora mismo podrá estar muy alterado y rabioso por perder a Ikeda, pero en realidad yo ya no tengo nada que perder, así que no me importaría quedarme a esperar un poco más, pero antes... supongo que es preciso aclarar unas cosas—. Dije, para después caminar un poco alrededor y volví a mirarlo.

    —En primera, ¿me ves cara de imbécil? ¿Te crees que me uní a Gendo solo por poder? No, te equivocas... Si nos estuviste escuchando debería ahorrarme todo esto pero parece que no será el caso, me uní a Gendo para conocerlo, a él y toda su gente, me uní a él para buscar ser tan fuerte como él y tener la oportunidad de matarlo... ¿Sabías que Kato se ha quedado ciego? Sí, en Nagoya, Kyogi le hizo un maleficio para dejarlo ciego, así que... ¿Quién podría detener a Gendo si alguien debía confrontarlo cara a cara? A mí no me importa caminar su sendero, yo no fuí el que lo decidió así totalmente al final... En segunda, evidentemente si terminaba aquí en Kioto habrían una serie de consecuencias, agradezco los datos, pero que me hables como si no tuviera el mínimo conocimiento de lo que hago en verdad me molesta, ¿en qué clase de cabeza cabe que mi intención era venir y luego largarme? ¿Porqué haría eso? En serio, me gustaría saber porqué crees que ese es mi plan, lo que me lleva a lo tercero y más importante... No te atrevas a hablarme como si fueses una mente maestra que sabe perfectamente incluso cuál va a ser mi próximo movimiento... Mira que aún tengo la posibilidad de terminar de traicionarlos a todos y servir a Gendo fielmente—. Sentencié con una seriedad de muerte en aquello último, como dije, no tenía miedo ya, tampoco me guardaría ya los comentarios, incluso me había acercado al chico a señalarle hacia la cara en eso último, porque quería que se lo quedara a fuego.

    >>Juzga lo que quieras... Pero si tengo el blasón Mori, solo determina que confían en mí, y en lugar de venir a burlarte, deberías ver la de posibilidades que eso nos puede otorgar. Si quieres insultarme, hazlo cuando esté muerto o cuando la guerra acabe, ahora, estamos aún en Guerra, y las posibles alianzas y estrategias podrían ser clave para la victoria definitiva... o acabar todos siendo sometidos a un destino peor que la muerte, así que mejor qué te parece si hablamos de lo que nos concierne y luchamos por dejar que Japón quede libre de una vez por todas, ¿eh?—. Añadí, ahora sí alejándome un poco de él para volver a encararlo, cruzado de brazos.

    —No me importa lo que diga Matahachi de mí o no, aunque admito que me extraña que me vea como un cazador... tsk, no he matado a tantos como quisiera, ni siquiera soy un estratega, ese chico en verdad me supera en ello. Pero parece que te intriga saber porqué no dije nada... ahí te va entonces. En primera, necesito que te pongas en contexto, venía de una visita a otro lugar en el que justo Matahachi y su amiguito nos emboscaron, casi nos matan y el respeto fue mas bien nulo. Luego, nos llevan a Mito donde está el mismo Emperador, lo veo a él defendiéndolo a capa y espada, y si no era por un trato clave, no habríamos podido salir, ¿tú cómo querías que confiara cualquier información de él? Solo había escuchado cosas parciales de él, no lo conocía de nada, nos dejó casi sin nada... ¿crees que podía ceder la información fácilmente? Recuerdo perfectamente el mensaje... Me confío su nombre, su identidad, incluso a qué clan shinobi servía, y si decidí por lo menos no decir nada de él... es porque por él esparcí la información con los Minamoto que la boda se quería llevar a cabo, pero nunca revelé mi fuente, solo quería hacerme el loco que me había dado cuenta de algo en Mito, así que decir que no confié no es del todo acertado... Y decírselo a Aoyama... No hubo precisamente margen, todo lo que me quedaba era confiar con los que me acompañaban en el momento, aunque tampoco los incité a hacer algo de inmediato, porque él mismo me había señalado que si los Minamoto intervendrían, podría ser peor, así que tampoco era como para considerar seriamente pasar la información a alguien en específico... era difícil—. Dije, para después mirar a un lado mientras me tronaba los dedos.

    >>El chico me hizo ver que hacer lo que hizo era ya en extremo delicado... que sería muy arriesgado si daba incluso indicios de nada. Y no quería traicionar a ello, suficiente ya había sido con hacer ese intento de confianza, lo menos que podía hacer, era por lo menos esparcir con cuidado la información, y arriesgarme yo a que llegaran a cuestionar mi fuente, y no, por si te lo preguntas, a día de hoy no he dicho nada de Matahachi, ni siquiera a Gendo, puede estar tranquilo en ese aspecto, tampoco planeo decir nada, con Gendo y los demás en realidad he estado diciendo lo que han querido escuchar—. Aclaré, para después calmar mi postura.

    ¿Cómo olvidar la misiva? No había sido una carta, una plática... nada. Había sido justo cuando nos dejó en Shimotsuke, cuando me clavó aquella flecha en la pierna con el cuero incrustado en él... ahí estaba, ese extenso pero claro mensaje...

    Por eso me le había quedado viendo con sorpresa e intriga, sin saber exactamente qué creer, y por eso solo despedacé el cuero, buscando no dejar en evidencia nada y solo hacerme el loco que la intriga era por el accionar del cuero, no porque en realidad había un mensaje allí escrito.

    >>Mira, no me importa lo que opines de mí; ni tú, ni Akechi, ni Matahachi ni cualquier otro, yo ya tomé mi decisión, y lo mínimo que quiero es que vayan directo al grano... No me importa ser utilizado una última vez si por lo menos este posible plan tiene garantía, no me importa enfrentarme a un ejército o a Gendo cara a cara, solo quiero arrastrarlo conmigo, así que si mi ayuda puede ser clave, bienvenido sea, pero por lo menos hazme el favor de tomarme en serio y de no seguir desperdiciando el tiempo en cuestiones morales y justas si no es para lo que en verdad importa. Créeme, estoy ahora más que nunca seguro y consciente de lo que hago. Pude haber aplastado a Takeda, en serio, incluso Akishino me había dado la herramienta definitiva... pero no lo hice, porque podré tener todos los blasones que quieras, pero en el fondo siempre he pertenecido a un bando, por polémico o irrisorio que sea. Decidí sacrificar por completo mi reputación, mis acciones y mi futuro por provocar el terremoto que provoqué en esta guerra. Sabía que los Taira iban a intervenir en la boda, y si no lo hacían, intentaría llevarme a Gendo como mínimo, sabía que si decía las cosas correctas a Takeda, no podrías tu venir tan tranquilamente a decir lo que nos dijiste sobre los Minamoto y los Taira, créeme, tengo actualmente cierto poder en la guerra que... bien puedo solo dejarme llevar y llevarlo a muy mal puerto, pero no lo haré, como mínimo quiero intentar hacer eso bien, no me importa ahora ser visto como un monstruo si ahora tienen el ímpetu más que suficiente para acabar con esto, así que lo repito, deja de verme como un idiota que no sabe lo que hace y mucho menos lo que dice... porque créeme que ahora más que nunca lo sé, eso es lo mínimo que te pido—. Culminé, para mirar alrededor un momento.

    —Si aún ahora me atrevo a hacer todo esto... es porque Takeda me hizo ver un detalle el cual me impulsa a hacer esto, yo ya estoy muerto, no hace falta que me lo recuerdes, la diferencia es que no estoy huyendo como cobarde de eso, lo acepto, es lo que quiero... Y podré ser Kato, caminar su sendero... Pero a diferencia suya yo no voy a seguir vivo para seguir haciendo daño en combate, porque yo no soy como él, no busco vivir como un demonio, solo utilizar una última vez mi fuerza contra los que lo merecen, poco me importa si al hacerlo solo causo más polémicas, estoy harto de pensar en todo eso—. Finalicé, para mirar al joven una última vez, a ver si con eso le quedaba claro que tenía una segunda oportunidad para conmigo, pero que como mínimo, fuese al grano, cierto es que ya habíamos perdido mucho tiempo aquí.
     
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    Mazmorras.
    [Kumo; Kuroki]

    Kumo se mantuvo en el suelo mientras Kuroki le recriminaba; y fue allí que Kuroki notó algo en el talón izquierdo de Kumo:

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    Un crisantemo a tinta negra.

    A pesar de negar que diría algo de Matahachi a Gendo; bien le amenazó de unirse con él si le daba la gana. Kumo lo entendió, Kuroki no era alguien de mente estable en esos momentos y lo entendió. Él también perdió la compostura, y si tuviera la fuerza lo hubiera intentado asesinar; pero Kumo al igual que un ratón, sabía que no debía moverse ante la vista del depredador frente a él. No le ganaría de ningún modo.

    Kuroki lo amenazaba con sus palabras; le decía que él tenía el control y no él ni nadie más.

    Kumo quería irse, dejarlo con sus amenazas e insultos; pero pensó que Kuroki seguró tenía la misma idea. Ambos habían vomitado todo, su rencor y frustración sobre el otro sin siquiera conocerse. Matahachi se lo había advertido, le pidió que no se involucrara porque él no sabía de política. Kumo dio un paso hacia atrás, genuino miedo al joven frente a él; quería decirle que si estaba tan consciente de sus acciones, que solucionara cómo pudiera, y así irse; pero no pudo.

    —Yo no soy la mente maestra de nada, y si, soy un estúpido. Vine aquí a ayudar a los míos y terminé peleándome contigo. Odio a las personas por estas razones... y no soy bueno hablando con ustedes. Me exalté si, fui un estúpido. Sólo recuerda algo, que yo esté aquí fue mera casualidad; no hables cómo si esto estuviera saliendo de acuerdo a tu plan —negó mientras sus manos temblaban.

    —Yo... hablé de más. Me disculpo por eso. Pero no me disculpo por lo que siento; eso es mío —dijo llevando su mano al pecho; y se detestó a sí mismo; pues sabía que Kuroki le estaba perdonando la vida allí mismo.

    —Te dije que yo no soy la mente maestra de esto; tendré que consultarlo con mis superiores. Yo no soy capaz de decidir nada en estos momentos —dijo por fin poniéndose de pie — Pero si algo puedo responderte en este momento es que yo no soy nadie con arco; no sé a qué te refieres.

    Kumo recogió las hebras que Akechi había roto; ya no podía saber si alguien se acercaba a ellos —Llevaré tu mensaje al exterior, yo puedo escapar de aquí. Yo aun no existo, nadie me vigila como a ti.

    Gigavehl

    TIENES 1 POST PARA ZANJAR ALGO CON KUMO ANTES DE QUE TE ENCUENTREN CONSPIRANDO.
    El dado de Akechi no es suficiente para darte más tiempo y el de Kumo menos.

    Pero si te sientes con suerte; puedes tirar un d20 si Kuroki se hace de más tiempo (tirarlo en tu post anterior) y si es de 15 o superior tendrás tiempo libre para cuestionar a Kumo. Y si sacas un hermoso 20 hasta podrías escapar con Kumo.
     
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    Kuroki Fusatada

    ¿Cuándo me iba a imaginar verme en esta tesitura? ¿Cuándo iba yo a pensar que el niño tan asustadizo y temeroso hasta del aire acabaría así? ¿Cuándo en mis más delirantes sueños creí que me volvería así? Ni siquiera Kamakura me había mostrado una pesadilla semejante, definitivamente no quedaba nada de lo que alguna vez, fué un Kuroki lleno de temor pero también de ciega bondad, ahora solo había odio... Odio, repudio... Venganza.

    Ver con profundo rencor y frustración al chico... me hizo verme reflejado hace varios soles, yo antes era así... incapaz de responder, de poder solo levantarme y pelear, de hacerle tragar al contrario sus palabras, hace varios soles era tan... débil.

    ¿En qué momento me había vuelto tan fuerte? ¿A qué hora me había vuelto un monstruo que había decidido tomar el momento y dejarle en claro a alguien más que el que estaba dominando aquí era yo? ¿En qué momento... me había dejado llevar tanto por mi odio?

    Me daba asco, y aún así, nada conectaba, no sentía nada, no sentía culpa, no sentía arrepentimiento, solo un momentáneo alivio por dejar salir lo que en verdad sentía de todo y todos, incluso de mí mismo. Quería llorar, disculparme... quería solo tomar la salida fácil y la cobarde; y nunca era suficiente.

    Hasta ese momento me di cuenta de un último detalle en Shima, uno que me había negado a aceptar, a ver. Uno... que no era mas que la absoluta verdad, Gendo no me había corrompido nada, solo yo había tomado la decisión... Si algunas cosas hubiesen sido diferentes... ¿Por una vez me habrían tenido un poco de pena?

    Suspiré cansado, y fue hasta ese momento que me di cuenta de algo, un detalle nimio, oculto incluso, pero crucial, uno que no creí ver en esos momentos, mucho menos ante un chico como él.

    Un crisantemo.

    Escuché sus palabras, cargadas de culpa pero también de firmeza ante lo que sinceró, se notaba su miedo, se notaba su arrepentimiento, pero también su frustración, por lo que negué, sin verlo.
    —No debes disculparte por nada... Eres un chico como yo, es natural que te dejes llevar, después de todo—. Dije serio, mortalmente serio, pero a diferencia de hace unos momentos, había sido una seriedad tranquila, sin amenazas, sin odio... Solo... sinceridad.

    >>Alguien intentó matar a Gendo de un flechazo, cuando mató a Akishino, le dedicó palabras exactas a las que le dedicaste a Akechi, por eso pensé que eras esa persona—. Revelé, algo frustrado por errar en mi suposición, por lo que suspiré.

    >>No sé ni tu nombre, pero quiero que tengas algo en cuenta, tú y los demás; estoy dispuesto a lo que sea, ya lo demostré con lo que hice con los Minamoto, ya te lo dije, estoy cansado. Solo... Dile a tus superiores que no me malinterpreten, podré estar demente ya, pero tengo en claro mi objetivo, quiero usar este descontrol contra Gendo, no soy su enemigo, yo al menos, no soy el peor de ellos—. Dije, para después decirle lo mismo que le dije a Akechi, de lo que sabía de Gendo y su grupo, de lo que me habían contado, sus planes, y sus próximos movimientos, lo había repetido porque puede y yo también me adelantara, puede y no hubiese escuchado esa parte.

    >>Y un consejo... Ten cuidado con tus palabras, porque pueden dañar igual o más que una katana, créeme, el que menos creí que me haría daño, lo hizo de un modo tan visceral con sus palabras... que decir que me mató es ser muy amable, siendo lo que eres, es crucial que lo tengas en cuenta—. Finalicé, para dar media vuelta, listo para retirarme, pero antes, lo miré por sobre mi hombro.

    >>Si llegasen a aceptar... ¿Llegaría a conocerlos? A los del Crisantemo Negro, digo. Akechi se sentirá abrumado, pero sé que me tiene en cuenta aún, tal vez lo pueda convencer después—. Pregunté, revelándole que me había dado cuenta de ese detalle, respuesta o no, volví mi vista al frente, y empecé a retirarme...

    Sí, mi plan era una estupidez... Pero lo que no lo era, eran mis ganas de eliminar a Gendo.

    De verdad... una tragedia... que la única persona que se estaba deteniendo a decirme las cosas y a entenderme, era al que quería ver muerto.

    Mi vida siempre fue una espiral de tragedias... ¿No? ¿Había algo de malo en morir sin haber podido cambiar eso?

    No... A nadie le importa, ni le importó, después de todo...
     
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    Mazmorras.
    [Kumo; Kuroki]

    "Alguien intentó matar a Gendo de un flechazo, cuando mató a Akishino, le dedicó palabras exactas a las que le dedicaste a Akechi, por eso pensé que eras esa persona"

    Kumo abrió por completo los ojos, no creía lo que escuchaba. ¿Akishino muerto? Eso explicaba por que no había gran movimiento fuera de las murallas, el infierno estaba dentro.

    Kuroki le habló de lo que pensaba hacer; seguía sin decirle cómo pensaba ejecutar. Pero no preguntó más no había mucho más tiempo y también dependería de qué planeaban ahora los suyos. Kuroki le dio un consejo sobre las palabras y después antes de irse habló del crisantemo negro. Por inercia volteó a su talón, ahora cubierto por su ropa; pero entendió que seguramente cuando estuvo en el suelo se pudo haber distinguido con facilidad.

    —El crisantemo negro dejó de existir hace ya varias estaciones desde el asesinato de Haruki Yamato — mencionó Kumo —Al menos el verdadero, él que protegía al verdadero Emperador. Ahora sólo existe una organización secreta que usa nuestro nombre... además —sonrió — Deberás ganarte su confianza. Yo te buscaré para darte una respuesta, mientras mantente con vida.

    Escuchó cómo Kuroki se alejaba y comenzó a hacer lo mismo.

    —Y un consejo... —dijo antes de irse —... Tú cuida tus acciones. La traición siempre te alcanza... era una frase que repetía el señor Haruki Yamato siempre que debía tomar la vida de un traidor.




    Akechi esperaba a Kuroki al subir las escaleras; se le notaba nervioso pues estaba tardando más de la cuenta —Será mejor que vuelvas con Gendo —dijo con precaución —Encontraremos la manera de mantenernos en comunicación — dijo para después retirarse.




    Kuroki se reunió con Sayuri y Daidoji. Le comentaron que Saizo no logró dar con el agresor de Gendo, se habló de cómo las ceremonias de luto se vieron por completo interrumpidas ante la muerte de Akishino. La noche sería muy compleja, pocos podrían dormir en calma.

    Gigavehl en mi siguiente post abro el nuevo día.
     
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    Capítulo VI

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    両面
    Ryōmen - Doble cara
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    Salón Imperial
    [Kuroki; Gendo; Sayuri; Daidoji; Saizo]




    La ceremonia de Gendo para ser consolidado como Emperador fue breve, cumpliendo con la tradición general de un evento como tal; lo único que fue monumentalmente diferente fue la presentación ante su pueblo; este evento sólo se llevó a cabo en la última muralla de Kioto dónde los altos mandos y clanes importantes presenciaron cómo Gendo tomaba el poder.
    A su lado estuvo una de las hijas de Akishino; una mujer frágil que pasó desapercibida y generalmente ignorada ante las acciones de su futuro esposo.

    Cuando todo acabó; Gendo pidió a sus allegados que permanecieran en el salón principal. A sorpresa de Kuroki, el grupo era más extenso de lo que él creía.

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    Había rostros ya conocidos como Yokubo; Kira y Senkaku. Pero había muchos más que se presentaron en la ceremonia y dieron sus nombres ante el nuevo Emperador.

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    —Preparen a sus mejores guerreros — la voz de Gendo imponía —Desatemos el infierno.
     
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    Kuroki Fusatada

    Así que los Yamato tenían mucha más relevancia de lo esperado, ya iba entendiendo porqué la noticia en la que se le acusaba a Akishino había caído tan fuerte... Quién lo hubiera dicho, ni decir que en su momento solo parecían... un clan más que trataba de ver por su gente.

    —Complicado...—. Dije, en respuesta a la parte de que debía ganarme la confianza de los del Crisantemo, pero no porque yo cediera, si no porque ellos confiasen... Aún así, no dije más, solo afirmé, para que el chico entendiera que lo había escuchado, aún así, el joven decidió dedicarme unas últimas palabras, unas que me dejaron pensando, y creí que podría servirme más de lo que aparentaba, pero igual, cerré los ojos un instante—. Lo intentaré, y pese a las palabras utilizadas, entiéndelas como que me esforzaré en serio por ello—. Respondí acerca de tener cuidado de mis acciones, por lo que ahora sí, abandoné las Mazmorras, no quería decir que lo prometía, porque ya había fallado a muchas últimamente, era mejor solo ser realista y decir que haría el esfuerzo por ello.

    Cuando subí, Akechi me esperaba, por lo que lo escuché y afirmé, aunque antes de que se fuera, le llamé, y le puse ahora yo mi mano en su hombro, afirmándole con seriedad, pero también con seguridad.
    —Ten fe, no estamos solos—. Dije, esperando que con esas simples palabras y gesto entendiera que nos apoyaríamos en la medida de lo posible, era difícil, demasiado, seguíamos rodeados, pero mientras aún respiraramos, entonces aún teníamos una posibilidad.

    Akechi me tenía pena al final del día, y en el fondo... le agradecí por ello, tal vez incluso una ligera sonrisa se me había dibujado, y luego relajé el accionar para ahora sí, seguir mi camino...

    No lo juzgaba, aún sin conocer su historia, aún sabiendo que era un traidor, uno delicado por lo que se podía ver, no lo juzgaba... no podía si yo en parte había hecho lo mismo, tal vez por eso me tomaba en cuenta, porque sabía que, en el fondo, lo entendía.

    Ojalá haya un próximo encuentro, y en aquél lo pueda conocer un poco más de forma personal.


    Cuando volví con Sayuri y Daidoji, me contaron lo que había sucedido, maldije que Saizo no hubiese conseguido dar con el agresor de Gendo, y por mi parte les conté que me había decidido a investigar cualquier tipo de actividad sospechosa, pero que tampoco había hallado nada extraño.

    Las demás ceremonias se habían cancelado, el movimiento en el palacio era evidente, sería un día complicado...

    Al día siguiente, lo primero que se hizo fue realizar la ceremonia donde Gendo sería declarado Emperador, era obvio que esto debía ser algo que toda Kioto supiese, pero solo se había realizado en la última muralla, era algo cerrado, lo que quería decir que Gendo no quería que esto fuese novedad alguna más allá de los que habían presenciado el asunto o esta misma ceremonia.

    Una de las hijas de Akishino sería la esposa de Gendo, pero su sola presencia era tan... nimia, que nadie la notaba, me despertaba bastante pena, pero ya no había tiempo para hacer nada de eso, por lo que solo me quedaba estar esperando a que todo concluyese, por un momento recordé a las damiselas que había salvado en Nagoya... Me preguntaba cómo se encontrarían.

    Luego de la breve ceremonia, Gendo pidió que los más allegados se quedasen, y para mi sorpresa, habían muchas más personas de las esperadas, sí, veía a Yokubo, a Kira e incluso Senkaku, pero los otros once soldados se fueron presentando, y yo no podía hacer otra cosa mas que prestar atención, memorizar sus rostros y nombres, ni decir que... bueno, mostrar simple seriedad de mi parte era ya natural a esas alturas.

    Habían algunos que captaban especialmente mi atención, pero no sabía si era buen momento, aún si era discípulo directo del ahora nuevo Emperador... vaya, ¿cuándo iba a escuchar esa combinacion de palabras? Tal vez debía considerarlo un poco más en serio si quería mover algunos otros detalles.
    La voz de Gendo impuso, dejaba en claro lo que buscaba, por lo que ahora... veríamos en acción las consecuencias de mis decisiones en esta instancia.

    Me preguntaba si podría llevarlo tan lejos como anhelaba, digo, ahora solo sería destrucción, tal vez si lo buscaba esta vez como objetivo central, por fin lo pudiera realizar bien.
    —Debo admitir que son allegados muy interesantes, no sabía que tenía a tantos en consideración. ¿Quienes son? ¿Aliados de nuestro clan?—. Pregunté a Gendo, viendo a cada uno con atención, desde el cómo vestían, hasta sus expresiones y posturas. Para al final mirar al nuevo Emperador directamente.

    >>Y Yokubo... Él también es un espiritsta, ¿no es cierto?—. Pregunté como último, solo tenía curiosidad (como siempre), pero de todos, ese hombre parecía siempre tener un aura de misterio, y en verdad me interesaba saber más de él, tal vez incluso más que Daidoji o incluso Senkaku.
     
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    [Kuroki; Gendo; Sayuri; Daidoji; Saizo]


    Gendo escuchó a Kuroki y afirmó —Ninguno de ellos es tan cercano como los que ya has conocido; pero estos son aliados fuertes que buscan que sus clanes crezcan con mi ayuda —sonrió ampliamente —Son sanguijuelas; pero algunas son más interesantes que otras a mi parecer. Saizo no confía en ninguno de ellos; Daidoji es gran amigo de un par —soltó una risa— Sayuri ya ha seducido a algunos y dejado a varios deseando —miró a Kuroki —Son míos a movilizar; harán lo que yo diga. Irán a dónde yo les mande. Todos ellos quieren una prefectura y se las daré si logran erradicar a nuestros clanes enemigos —colocó su mano sobre su hombro — Son distintos a ustedes; ellos pelean por una posición mientras que ustedes la tienen asegurada... así que ve pensando cual prefectura quieres bajo el nombre de tu clan.

    Gendo miró a Yokubo debido a la pregunta de Kuroki — Lo es. Cuándo entendí que Akishino era prácticamente inalcanzable teniendo a Taiki; también debía de hacerme con uno de esos ¿No crees? Yokubo es hijo mío, dieciséis inviernos pero con el conocimiento de cincuenta —dijo con orgullo — lo tuve con una mujer que también era espiritista; murió en el parto, pobre mujer. Pero me dio a Yokubo, y tenía el don; mi hermana lo entrenó —dijo con gran facilidad — El entrenamiento de espiritistas siempre ha sido complejo, deben tener el don y la fuerza suficiente para soportar tanto lo terrenal como lo espiritual. Yokubo ocupa el lugar que debió haber tenido Rengo, mi sobrino quién fue imposible de rescatar de Kamakura... Yukubo es fuerte; pero es espiritista de luz, una rama más débil —negó frustrado — Fue una estupidez que los Sawayama enviaran a Rengo a Koga, hoy estaría de nuestro lado; pero aun tenemos a Yokubo... procura no acercarte demasiado a él, no le gustan las personas.

     
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    Kuroki Fusatada

    Gendo no tardó en responderme, mientras por mi parte seguía viendo a los presentes, estudiándolos aún, mientras me llamaba la atención el detalle de que ni Saizo confiaba en ellos, entonces debía asumir que estas personas estaban, incluso, desesperadas por ganar el poder que buscaban, tanto que no les importarían hacer lo que fuese por ganarse el favor de Gendo, y arrasar lo que hiciera falta.

    Miré a Gendo cuando el mismo lo hizo, escuchándolo aún, incluso me tomó del hombro y me quedé reflexivo...

    La verdad... Una vez en mi vida había pensado... hacer resgurgir al Clan Fusatada, pero... ahora se sentía tan patético esa idea.

    Luego me habló de Yokubo, por lo que lo miré desde lejos, mientras Gendo seguía hablando, resultaba que era su hijo, un espiritista, uno de luz, y tocó por encima su trasfondo, pero el último dato fue desalentador.
    —Oh, ya veo... Lo entiendo, creo que en cierto modo soy ya algo similar, es una lástima, la verdad es que quería hacerle un par de preguntas. Verás, parece que mi familia estaba vinculada a una yokai, o como mucho a los Zorros Blancos, y parece que tienen muchos tintes paranormales así que... pensé que podría saber más si le consultaba, pero si no le va a agradar mi presencia, supongo que es mejor dejarlo así—. Respondí, revelando el porqué de la pregunta, solo quedaría Senkaku, tal vez, pero con él quería consultarle otra cosa...

    —Y a propósito de estos hombres... —me refería a estos nuevos aliados—. ¿Hay alguno que merecería la pena acercarme y conocerlo? ¿O solo con tener una relación de aliado a aliado bastaría?—. Pregunté como último, pero también personalmente me sorprendía saber que Daidoji y compañía ya habían interactuado con varios de ellos.

    Me preguntaba qué tendría que hacer ahora... Y si es que en primer lugar tendría la libertad de hacerlo.
     
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    [Kuroki; Gendo; Sayuri; Daidoji; Saizo]


    Gendo sonrió ante las palabras de Kuroki, usó las correctas al preguntarle a Gendo su opinión sobre acercarse a esas personas; si no lo hubiera hecho, Gendo comenzaría a cuestionarse el por qué Kuroki buscaba entablar nuevas amistades si era mejor buscarlas en el círculo personal como Sayuri, etc.

    Gendo señaló a un hombre de figura esbelta y porte distinguido —Kuyo— dijo — Es el futuro líder del clan Sawayama, de dónde es Senkaku. Su mujer era la hija mayor del viejo Sawayama el cual ya sólo está en cama debido a su avanzada edad; su mujer, Keiko, escapó con un hombre llamado Bokuso ya hace varios inviernos. Se dice que eran amantes, pero eso es sólo un rumor —se burló Gendo — Kuyo siempre fue bien recibido en el clan Sawayama a pesar de no venir de un clan influyente y a pesar de que su lazo con mujer esté roto, el clan Sawayama no le ha quitado el blasón y mantiene su estatus como viudo. Es un buen herborista. Era el rival de Murai cuando los Sugita aun vivían aquí en Kioto, y antes de que su mujer escapara, dejó a Murai a cargo de los clanes de Koga relegando a Ogen, su madre —sonrió — El odio acumulado de Kuyo hacia Murai de desbordó en aquel momento. Y sería Kuyo quien planearía la muerte de Hiroyuki Sugita.

    Kuyo los miró al sentir las miradas sobre de él. Gendo sonrió —Hiroyuki Sugita se convirtió en traidor al defender a los Fujiwara en su rebelión. Iban a darle una ejecución rápida y con honores, pero Kuyo...—comenzó a reírse mientras sus ojos y los de Kuyo seguían conectados en un desafío de miradas —Sugirió al Emperador poner a prueba a los Sugita. Le dijo a Akishino que debía darle a Murai la posibilidad de salvar a su hermano, Murai debía eliminar a los Fujiwara que escaparon, su límite era una estación... Akishino aceptó la idea, incluso Ishikawa lo vio conveniente para no romper los lazos con los Sugita, dejando en manos de otro Sugita el destino de su hermano.

    Gendo estaba extasiado mientras contaba esa historia, rememorando cada acción, cada palabra que vivió con emoción una vez más —A pesar de ya tener aquel plan; Kuyo le sugirió a Murai que fuera a rogarle a Akishino. Hizo que Murai le rogara de rodillas por la vida de su hermano —Kuyo los seguía observando, tan calmado y frío. Analizando — Fue entonces que Akishino le propuso el plan que ya habían armado, haciendo creer al idiota de Murai que gracias a sus llantos y amenazas podía salvar a Hiroyuki —negó con suma alegría —Pero lo que Murai no sabía fue que Kuyo se había aliado con Tadashi, un Fujiwara que evitaría que Murai cumpliera con sus órdenes. Y allí no acabaría todo, el odio de Kuyo hacia Murai es admirable...



    —Permita que él lo amenace, que lo traicione allí mismo; hagamos que sus emociones jueguen a nuestro favor— insistió Kuyo hacia Akishino.

    —Ha fallado con su misión. Simplemente ejecutaremos a Hiroyuki como ya habíamos planeado...—insistió Taiki Ishikawa

    —¿Qué ganaría provocando a Murai? — preguntó Gendo mientras Ishikawa lo miraba obligándolo a callar.

    —Tener a los clanes de Koga a raya —dijo Kuyo — Si hacemos que Murai pierda los estribos podremos castigarlo de tal manera que jamás olvide su lugar.

    —En cuál es...


    —Una vida de rodillas —Kuyo completó las palabras de Akishino

    Akishino y Gendo sonrieron ante las palabras de Kuyo, mientras este le explicaba al Emperador lo que debía de decir a Murai.




    —Fallaste a tus órdenes, Murai. La sentencia se llevará a cabo— Aseguró Akishino.

    —Tomen mi vida en su lugar... por favor, se los ruego...— Murai volvió a arrodillarse; imploró a tal grado que sus rodillas sangraron. Lo dejaron rogar hasta que su cuerpo no podía más. Murai tomó su tanto y amenazó con quitarse la vida allí mismo; pero Akishino lo detuvo.

    —¡INCUMPLES MIS ÓRDENES! ¡DESAFÍAS MIS PALABRAS! —Akishino recriminó a Murai con voz fuerte y desafiante mientras pateaba el tanto.

    —Así es... por lo tanto moriré junto a mi hermano por esta insurrección —La voz de Murai se mantuvo serena mientras aceptaba su muerte.

    —No... no morirás tan fácilmente —
    dijo Akishino — No puedo perdonar la traición de Hiroyuki; y no perdonaré tu insubordinación. ¡TÚ SERÁS LA MANO EJECUTORA DE HIROYUKI SUGITA!

    —¡No!— Intervino Murai poniéndose de pie; pero al instante Gendo pateó la corva de Murai obligándolo a caer de rodillas nuevamente.

    —Si no eres tú quién de fin a su vida; me encargaré de que Gendo torture a tu hermano hasta que este ya no pueda más. Después enviaré a Ogen a Koga con el crisantemo para que elimine a toda vida que se encuentre allí. Entiéndelo... si tu no cumples, habrá más sangre de la necesaria.

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    Gendo soltó una carcajada —Kuyo obligó a Murai a matar a su propio hermano. ¿No es fascinante? — la mirada de Kuyo seguía allí, a la distancia pero sin parpadear —Ese es Kuyo Sawayama; el perverso estratega. El hombre que me asegura la sangre de los Minamoto y sus aliados.
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    Gendo hablaba de sus gustos particulares; Kuyo le parecía la persona más interesante porque se acercaba más a sus ideales.

     
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