Colección Kill our way to heaven [Gakkou Roleplay | Explícito]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 10 Enero 2021.

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  1. Threadmarks: XXXIV. Samhain
     
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Escritora
    Título:
    Kill our way to heaven [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    37
     
    Palabras:
    4328
    N/A: pueden creer que literalmente estaba escribiendo la última línea del fic y sE ME CORTÓ LA LUZ AJSAJKSJKA IT WAS CREEPY AF

    Bueno, SPOOKY SEASON, BITCHES. Cómo me gusta Halloween we. Bueno, esto lo tengo empezado desde hace un tiempo y lo fui avanzando a paso de tortuga bc *brillitos* uni *brillitos*, además de que últimamente no sé escribir fics que no ameriten tres kilómetros de research pERO EN FIN, here we are. En su momento lo dije en un tema del Café, siempre me quedé con el bichito de que estos personajes se conocieran mejor y cuando se me ocurrió esta idea i went for it. Después del fic voy a hablar un poquito más respecto al pROCESO CREATIVO cuz tiene spoilers y porque fue quite funny JAJAJA

    Y como me gusta robar, esta actividad le corresponde a la actividad Fictober de mi amada gabichuela. Obviamente no voy a completarla y menos con ESTA clase de fics, pero a quién le importa eso

    Disclaimer(?): a mitad del fic hay otra canción.

    Sin más cháchara, ADENTRO FIC





    .

    Samhain is the threshold to the Season of Death.
    The fertile fields of summer give way to the bare forests of autumn.

    As crops slowly die and winter takes over,

    the cycle of life is once again approaching a renewal.

    .

    .

    .


    | Morgan O'Connor |
    | David Mason |
    | Kashya Thornton |


    .

    .

    .

    Se le había hecho tarde. La semana de exámenes estaba a la vuelta de la esquina y había optado por cambiar la estrategia, considerando que en casa siempre se distraía. La biblioteca escolar era enorme y muy elegante, decorada, por alguna razón, en un estilo antiguo que más bien recordaba la opulencia europea. Él nunca había frecuentado ese espacio, a duras penas recordaba haber ingresado más de dos o tres veces. Bostezó, pasando la página del libro de historia, y pestañeó con lentitud al sentir los ojos humedecidos. Fue al levantar la vista que advirtió el drástico descenso en el flujo de gente. Por las ventanas se colaba un resplandor opaco, violáceo, que reptaba por los pisos nacarados y perdía fuerza ante la luz de las lámparas. Comprobó la hora.

    ¿En qué momento se había hecho tan tarde?

    Estiró el cuello para asegurarse de que la bibliotecaria siguiera en su escritorio y suspiró, cerrando el libro. Estudiar jamás había sido su fuerte, le aburría y le daba mucho sueño. Ordenó sus útiles dentro del bolso, sin prisa. Las amplias mesas de nogal que conformaban el corazón de la biblioteca se encontraban ya prácticamente vacías. Se incorporó, acomodando la correa en su hombro, y recogió el único libro que no le pertenecía. Se lo había recomendado Sasha como material complementario, alegando que la currícula no siempre les confería los mejores títulos. Era un ejemplar tosco y algo estropeado, de pasta dura y encuadernación a hilo. Como tal, pertenecía a una sección poco frecuentada. Cuando lo había encontrado por primera vez, recordaba, las hojas prácticamente se le habían deshecho entre las manos, su aroma a polvo y humedad se le había impregnado en la nariz, y se preguntó cómo rayos había dado ella con semejante vejestorio.

    Al pasar junto a la bibliotecaria, la mujer levantó la vista y le indicó que en media hora cerrarían. Maze le sonrió, amable como siempre, y asintió con la cabeza. Podría haberle explicado que sólo devolvería el libro y se iría, pero no lo vio necesario. Muchas veces, por muchas razones, no veía necesarias muchas cosas. Se adentró en los pasillos oscuros de la biblioteca, entonces, donde ni la luz de las lámparas ni el resplandor amoratado conseguían filtrarse lo suficiente. Las estanterías eran altas, muy altas, y resguardaban entre ellas el sutil eco de las pisadas contra el mármol. El muchacho avanzó distraído, pues ya conocía el camino de memoria, y viró a la derecha en uno de los últimos pasillos. Recorrió la estantería prácticamente en su totalidad mientras divagaba respecto a la cena de esa noche y depositó el libro en el único espacio libre que había. Fue en ese instante que lo oyó. Un murmullo quedo, en un idioma extraño, que lo envolvió y absorbió su atención. Fue como haberlo percibido de forma inconsciente pues, apenas agudizó el oído, el sonido desapareció. Permaneció quieto, girando la cabeza; sólo lo acompañaba el silbido pausado de su propia respiración.

    Estaba por descartar el asunto y calificarlo de delirio cuando… lo oyó de vuelta. Había alguien cerca, ¿verdad? Era la opción razonable. Había alguien cerca, en los recovecos oscuros de una biblioteca, murmurando cosas en un idioma misterioso. Sí, totalmente razonable. Maze esbozó una sonrisa resignada y la curiosidad le picó en el cuerpo, como una hiedra viva. Era una suerte de pálpito silencioso, provenía de orígenes inciertos y se colaba por las hendijas. Trepaba, se enredaba, acariciaba. En su pueblo natal, a la luz de una fogata y entre las ramas desnudas del otoño; de pie, inmerso en el humedal oscuro de los bosques de Totoro; en los callejones desolados y los semáforos fuera de servicio, volviendo a casa de madrugada. Eran pocos, podían calificar de delirio, pero los recordaba con profunda y aterradora claridad.

    Los llamados, les diría alguien en un futuro.

    Aún algo contrariado, decidió moverse. Avanzó lentamente hacia el final de la estantería y se hundió aún más en uno de los pasillos centrales, intentando discernir el origen del sonido. El corazón se le había agitado sin pedirle permiso, presa de la incertidumbre y, quizá, de la sensación de estar haciendo algo incorrecto. Entonces la vio. A la derecha, envuelta en las penumbras, la silueta de una alumna sentada en el suelo con la espalda contra la estantería. Tenía las piernas ligeramente flexionadas y un libro en el regazo; la densidad de su cabello oscuro, corto, le cubría el rostro. Parecía completamente abstraída en la lectura que, ahora notaba, era la fuente de los murmullos. Maze permaneció allí, de pie, debatiéndose internamente entre la realidad del evento y lo que sentía palpitar desde los recovecos. Sólo era una chica leyendo, ¿por qué habría de ser algo peculiar? ¿Por qué habría de molestarla? No debía, no lo veía necesario. Muchas veces, por muchas razones, no veía necesarias muchas cosas. Pero entonces ella alzó la mirada y la clavó en él, y él, podría jurar, olvidó cómo respirar.

    Transcurrieron algunos segundos absolutamente incómodos en los que ninguno de los dos dijo nada. La recordaba de la clase de al lado, ahora que podía verla. Morgan, ¿cierto? Una vez habían conversado justamente allí, en la biblioteca, y pese a haber pactado una salida y demás, al final no habían hecho nada. Sus razones eran simples, casi ordinarias, y convergían en torno a su visión estática del mundo. Si lo pensaba con detenimiento, puede que radicara precisamente allí el poder tan seductor de los pálpitos negros.

    Eran los únicos instantes donde el tiempo se congelaba y revivía a la vez.

    Los ojos de la chica eran de un morado pálido que, desprovistos de luz, se camuflaban en la oscuridad con maestría. Naturalidad. Maze cambió el peso entre sus pies y estuvo por abrir la boca cuando ella le robó la intención.

    —¿Buscabas algo aquí?

    Su murmullo fue suave y adivinó la mera cordialidad de sus intenciones. Aún no lograba distinguir si era una muy educada invitación a retirarse o una pregunta real, pero al menos le sirvió para destrabar las articulaciones. Parpadeó, la realidad recuperó su forma y meneó la cabeza, esbozando una sonrisa afable.

    —No, perdona. Te escuché y supongo que me ganó la curiosidad.

    Morgan desvió la vista a su libro un instante y Maze siguió el movimiento de su mano, de sus dedos, derramándose por la página con suavidad. Era imposible a esa distancia, pero podría jurar que escuchó la textura del papel contra sus oídos.

    —Ya veo. —Lo miró—. ¿Has oído hablar de la Cacería salvaje?

    La pregunta lo redirigió sin pedir permiso a uno de los archivos contenidos en su memoria; quizá no fuera particularmente inteligente ni hábil en algún campo específico, pero era capaz de relatar al instante las leyendas y fábulas con las que había crecido. El gigante leñador Paul Bunyan, la bruja de Saratoga Springs, las profecías del Mothman. Desde su arribo a Japón se había interesado también por el folclore local. El concepto de la Cacería salvaje, sabía, era increíblemente amplio y se había extendido a lo largo y ancho de Europa, alcanzando incluso los Estados Unidos. Cada cultura, cada religión y cada pueblo poseía su propia Cacería.

    —¿Cuál de todas? —replicó, entonces.

    Morgan sonrió y palmeó el espacio a su lado con ligereza, invitándolo a sentarse. Maze giró el cuello hacia el corazón de la biblioteca, recordando que en media hora el lugar cerraría, pero supuso que quince minutos no le harían daño a nadie. Se acercó, pues, y relajó la espalda contra la estantería. Durante el proceso, la chica había empezado a hablar.

    —La Cacería es más popular en la cultura germana, extendiéndose desde la península escandinava hasta Alemania. Algo curioso, sin embargo, es la importancia que adquirió específicamente en la tradición galesa. El folklore celta le da a la Cacería una connotación particular en ciertas regiones, aunque es mucho más fácil encontrar información sobre Odín, Teodorico el Grande, Sigurd, el Rey Arturo. —Apoyó ambas palmas sobre las páginas, sonriendo con suavidad—. Hasta que encontré este libro.

    Maze estiró el cuello y detalló su contenido. Era antiguo, más antiguo que el armatoste que acababa de dejar. Las hojas, amarillentas, presentaban signos de desgaste en los bordes, y los colores de las impresiones lucían desvaídos. A la derecha se apreciaba una gran escena. Un hombre fornido, de largos cabellos castaños y curiosa piel oscurecida, iba cubierto por frondosos abrigos de piel y una inmensa capa gris; sobre su cabeza llevaba una corona hecha con las astas de un ciervo. Montaba a lomos de un caballo inmaculado, tan blanco como la luna llena encima de ellos, y a su alrededor, decenas de perros, lobos y demás criaturas que no lograba discernir, también del color de la nieve. Algunos, los más parecidos a caninos, poseían orejas carmín. Había algo, sin embargo, en los ojos de todos. Un brillo helado, quizá, fantasmagórico. Parecían estar recorriendo una pradera, al límite del horizonte, y Maze, por un instante, se creyó capaz de oír los corcoveos, los ladridos, los aullidos, y el retumbar de la tierra bajo su imponente desfile. No, no desfile.

    Era una cacería.

    Gwyn ap Nudd. —La voz de Morgan se mezcló con los detalles de la ilustración y el estilo de la caligrafía; ¿qué idioma era ese?—. Rey de Tylwyth Teg, de todas las hadas, y gobernante del inframundo, Annwn. Pertenece a la mitología galesa y aparece en una serie de relatos medievales. Hay un poema, “El diálogo de Gwyn ap Nudd y Gwyddno Garanhir”, donde se desarrolla su labor de psicopompo. Es descrito como la esperanza de los ejércitos, habla de sus prominentes habilidades para la guerra. Cuando le preguntan de dónde viene, él simplemente contesta “provengo de la batalla y el conflicto”. Estaba leyendo este poema cuando llegaste. —Le indicó las últimas líneas de la hoja y las leyó en lo que, Maze suponía, era galés; luego lo tradujo al inglés—. I have been where the soldiers of Britain were slain. From the east to the north, I am the escort of the grave. I have been where the soldiers of Britain were slain. From the east to the south, I am alive, they in death. Aún sigo practicando mi pronunciación, el galés no es mi idioma natal.

    El muchacho la escuchó atentamente y fue comprendiendo la situación. El acento de Morgan era muy diferenciable, duro y algo hosco, por lo cual supuso que provenía, si no de Gales, entonces Irlanda o Escocia. Si la memoria le funcionaba bien, allí se hablaba gaélico. Incluso compartiendo raíces celtas, debían ser idiomas totalmente diferentes.

    —¿Y cómo se relaciona a la Cacería salvaje? —indagó, curioso y algo confundido.

    Morgan asintió suavemente, como si hubiera estado esperando dicha pregunta, y deslizó los dedos sobre la ilustración hasta alcanzar el epígrafe.

    —Este poema es la base para su posterior concepción como líder de la Cacería. Aquí dice que Gwyn ap Nudd recorrería los cielos acompañado de Cŵn Annwn, su jauría de sabuesos, para recolectar almas humanas. Por ello, oír los aullidos de sus perros es un presagio de muerte. Así, como en aquel poema, la misión de la cacería de Gwyn ap Nudd es guiar las almas mortales hacia Annwn. Este evento ocurre en noches específicas: las vísperas de Navidad, de Año Nuevo, en Viernes Santo… y en Samhain.

    Sus ojos se encontraron. Maze llevaba años sin oír ese término, había acabado enterrado en los niveles más polvorientos de su memoria. Imágenes fugaces sucedieron en su mente. Su pequeño pueblo decorado de pies a cabeza con calabazas, guirnaldas y fantasmitas artesanales. Los bosques oscuros en las inmediaciones, las fogatas y las historias. Samhain era un paralelo a la noche de Halloween, un sabbat de los ocho que conformaban la Rueda del Año para los neopaganos. Nunca le había prestado demasiada atención, pero en ese instante regresó a él con la fuerza suficiente para esparcirle un cosquilleo inquieto. La Última Cosecha, la Noche Ancestral; Samhain gozaba de muchos nombres y se celebraba la noche del treinta y uno de octubre.

    Faltaban tres días para eso.

    —¿Qué tienes en mente? —inquirió el muchacho, con una sonrisa bailando en sus labios.

    Morgan se sonrió y cerró el libro con movimientos lentos, arrancándole algún que otro quejido a la encuadernación.

    —Celebraremos Samhain en honor a Gwyn ap Nudd, cuando su Cacería surque el cielo en medio de la noche. Puedes venir, si quieres, pero te advierto: no será sencillo. Primero deberás ganarte el derecho a pisar sus terrenos de caza.

    Un silencio sordo palpitó, se aferró a sus tobillos y comenzó a reptar por su cuerpo, como enredaderas oscuras. Debería haberlo aterrorizado, debería haberle inyectado la necesidad de huir, pero el fuego de la hoguera crepitó desde algún rincón lejano y se preguntó cómo se sentiría.

    —¿Dónde planean hacerlo?

    Por una vez, al menos una única vez, mirar al monstruo a los ojos.

    —Te enviaré la ubicación.

    Y seguirlo.


    .

    .

    .




    .

    .

    .


    Una rama se quebró bajo la suela de sus botas y agachó la vista por reflejo, encontrando no más que siluetas difusas manchadas de negro. Los mensajes de Morgan habían sido bastante crípticos, sólo una fecha, una hora y una ubicación firmados con la expresión de un deseo. Al pasarlo por el traductor descubrió que estaba escrito en gaélico escocés.

    Fàilte don t-seilg.

    Bienvenido a la cacería.

    Le hizo algo de gracia que el punto de reunión fuera dentro de los bosques donde se había desarrollado la prueba de valor del campamento escolar. ¿Tenía sentido esperar que el desfile de la Cacería surcara el cielo sobre Japón? No estaba seguro, tampoco lo cuestionaría. Ya se había hundido en la oscuridad de ese terreno y quizá, por fuera de religiones o identidades, hubiera una verdad subyacente que atravesaba todos los mitos. El velo divisor alcanzaba su punto más delgado la noche de Samhain, permitiendo a los mortales contactar con aquellos que dejaron este mundo. El atardecer era el momento del día donde los planos se solapaban y los yōkai, en un descuido, podían aparecer ante nosotros.

    En distintas formas, idiomas y creencias, el deseo era el mismo.

    A la entrada del bosque había encontrado un cartel escrito a mano, en inglés y con caligrafía cuidada, anudado a la tranquera. Debió iluminarlo con la linterna del móvil para leerlo y éste le indicó que, a partir de ese instante, sólo podría adentrarse en los terrenos de caza en plena oscuridad, que las hadas gwyllion lo vigilarían ocultas en el bosque y sabrían si faltaba a su palabra. Debía escalar la pendiente al Este, guiado por las luces, hasta alcanzar el claro de los manantiales cristalinos. Allí, las hermosas doncellas gwragedd annwn lo esperarían y coronarían.

    Be brave, lad. Fear no manner of ghouls, hags and wraiths.

    We shall wait you.

    For you shall come.

    Maze siempre se había sentido más cómodo cerca de espacios naturales, sintiendo las cosquillas de la hojarasca o trazando el recorrido de las vías abandonadas; pero esto era diferente. Los recuerdos vagos de la prueba de valor no le servían demasiado, su equipo había recorrido otros bosques y además, moverse en completa oscuridad era arduo. De tanto en tanto la vegetación clareaba y le permitía distinguir los relieves bañados en el resplandor pálido de la luna. Las criaturas nocturnas se movían y hacían eco a su alrededor, enviándole ligeros escalofríos por el cuerpo. El entorno agudizaba sus sentidos y le empujaba el corazón contra la piel. Era inquietante.

    Y profundamente fascinante.

    Creyó ir por buen camino cuando percibió al terreno inclinarse gradualmente en el esfuerzo de sus piernas. Avanzó con cuidado, evitando las piedras prominentes, raíces o enredaderas, y trazando la textura de los troncos con los brazos estirados. Las copas de los árboles se habían abrazado entre sí, recelosas, impidiendo que la más ínfima gota de luz se filtrara. Lo divisó, entonces. Un resplandor difuso, cálido, dibujando el contorno de algunos arbustos. Conforme se fue acercando, más y más aparecieron. Al llegar junto al primero comprobó que se trataba de pequeñas lámparas de aceite apoyadas sobre el césped a intervalos regulares. Estaban marcando el camino. Su corazón dio un vuelco, presa de una emoción extraña, y le alivió no tener que seguir andando como si pisara cáscaras de huevo.

    El terreno fue tornándose más y más escarpado, y sobre el silencio se pronunció una canción. Sintió el pálpito oscuro de la biblioteca, aquella breve detención del tiempo que envolvió su cuerpo y lo condujo precisamente a ese instante. Era la voz de Morgan, de alguna forma estuvo seguro, y pocos minutos después lo comprobó. La vegetación no reptaba hasta la cumbre del sexto bosque. Allí arriba el cielo se abría en todas direcciones y las cascadas, borboteando agua, destellaban entre el color pálido de la luna y la calidez de la fogata. Dispuestas a cada lado del fuego se encontraban Morgan y Kashya, cada una envuelta en su elemento. Ambas llevaban vestidos largos, una capa de lanilla y pequeños guantes de encaje, sólo que O’Connor lucía enteramente de negro y su amiga, de blanco. Por un instante Maze sintió estar interrumpiendo algo que no debía, pero entonces Kashya reparó en él. Lo hizo de repente, como si un hada se lo hubiera susurrado al oído. Asintió mientras Morgan permanecía absorta en la canción, alentándolo a acercarse, y él obedeció.

    Wolves asleep amidst the trees.

    Bats all swaying in the breeze.

    But one soul lies anxious, wide awake,

    fearing all manner of ghouls, hags and wraiths.

    Se detuvo frente al fuego y Morgan deslizó la mirada en su dirección con una serenidad absoluta. No pudo saber cuándo lo habían detectado ni de qué manera, pero el recorrido por el bosque, la conversación de la biblioteca y este momento, este escenario, le instaban a creer que era posible. Que las brujas habían vigilado su valiente peregrinaje, que las hermosas doncellas de los estanques los espiaban entre los recovecos de las piedras y que allí arriba, entre la luna y las estrellas, el rey de las hadas lideraría su eterna e incansable Cacería.

    My dear dolly polly, shut your eyes.

    Lie still, lie silent, utter no cries.

    As the Hunter, brave and bold, paid in coin of gold.

    He'll chop and slice you, gut and dice you.

    Eat you up whole.

    Eat you whole.

    La muerte de la canción reinició ante sus oídos el aleteo de ciertas aves, el salpicar de los manantiales y el crepitar del fuego. Transcurrieron algunos segundos hasta que Kashya habló, observándolo con su expresión habitual.

    —Lo lograste.

    —Dominaste el coto de caza de Gwyn ap Nudd —anunció Morgan—, hijo de Nudd, nieto de Beli Mawr, rey de Tylwyth Teg y gobernante de Annwn. Dime, David, ¿oíste los aullidos de sus sabuesos?

    —No.

    —¿Sentiste el tronar de la tierra?

    —No.

    Había respondido prácticamente en automático, compenetrado en la situación. Las chicas intercambiaron una mirada y O’Connor se sonrió. Kashya se agachó y recogió un collar del césped.

    —Muy bien —murmuró Morgan, mientras la albina se acercaba a él y le colocaba el accesorio en el cuello—. No está interesado en tu alma, entonces. No aún, al menos.

    Maze lo alzó ligeramente para detallarlo. Era un disco de plata redondo con una cruz solar de ocho brazos, cada una con un nombre y relieves diferentes.

    —Todas las cosas son cíclicas. Nacemos, crecemos, declinamos y morimos en un ciclo perpetuo ligado a la muerte y el renacimiento del Sol. Los ocho sabbats representan puntos culmines del ciclo. Los equinoccios, los solsticios, y sus intermedios. —Morgan señaló el collar del chico con un sutil movimiento de cabeza—. Hoy, en Samhain, los mundos se entrelazan y los espíritus también celebran. Cabalgan a través del cielo, reciben a las almas moribundas y les dan la bienvenida. Nada desaparece, todo se transforma, y la rueda sigue girando.

    —Nada desaparece, todo se transforma —repitió Kashya—, y la rueda sigue girando.

    El mantra rebotó en la mente de Maze, caló hondo, y transcurrieron varios minutos en los que nadie dijo nada. El silencio no fue incómodo y olvidó el peso del collar prácticamente al instante. En algún punto, Morgan comenzó a murmurar otra vez la canción y él se permitió observarlas con mayor detalle. Tuvo la certeza de que creían en lo que decían; quizá no afirmaran que había hadas en el agua o una auténtica estampida de fantasmas en el cielo, pero ¿no lo llevaba sintiendo él toda la vida? Los pálpitos en los callejones, en las luces descompuestas, entre las ramas desnudas del otoño. ¿Qué había allí sino una certeza? Inexplicable, confusa y de formas indefinidas, pero certeza en fin.

    —¿Habías cedido antes? —La pregunta fue de Morgan y le detuvo el corazón por un segundo—. A los llamados.

    Tuvo que volver a negar.

    —Puedes unirte a nosotras, si quieres —lo invitó Kashya—. No solemos hacer cosas tan importantes como esta, eso le corresponde a los sabbats, pero sí nos reunimos a leer, investigar o contarnos historias.

    —Siempre he sentido curiosidad por las profecías del Mothman, desde que vi la peli. —Morgan le sonrió—. ¿Sabes esa historia?

    Seguían siendo adolescentes ordinarias. El fuego, los manantiales y su aspecto lo habían engañado por un momento, pero seguían siendo chicas como él. La idea le ayudó a comprender que posiblemente no ocurriría nada malo si cedía, o al menos le brindó esa esperanza. Se sentaron, entonces, alrededor de la fogata, y comenzaron a relatar leyendas. Maze accedió al pedido de Morgan y les habló del heraldo de las desgracias, el hombre polilla. Kashya, siendo natal de Gales, profundizó en el mito del rey de las hadas y sus apariciones en la literatura arturiana. Morgan regresó a sus raíces, las Tierras Altas de Escocia, y habló de una criatura que, en mayor o menor medida, era conocida a nivel mundial: el monstruo del lago Ness.

    Conversaron, bebieron y danzaron, perdiendo la noción del paso del tiempo o del mundo más allá de aquella cumbre. Cuando el fuego comenzó a morir y la oscuridad trepó desde los recovecos, amenazando con devorarlos, Maze no sintió inquietud. Alzó la vista al cielo, los tres lo hicieron, y una breve lluvia de estrellas coronó el fin del festival.

    —Nada se pierde, todo se transforma —musitaron las chicas, y él sonrió.

    —Y la rueda sigue girando.




    Ahora sí, sTORYTIME. La idea se me ocurrió cuando me topé con esa canción, Lullaby of woe de Ashley Serena, en un reel de Instagram. I just loved the vibes y la asocié automáticamente con Morgan, so de ahí fui armando el resto. Al buscarla en Spotify descubrí que era una rolita del The Witcher 3 y, para armar el fic, le pregunté a chatGPT por leyendas escocesas. Mi cara fue un poema cuando vi en la lista The Wild Hunt, which happens to be el nombre del videojuego JAJAJA it was meant to be (!!!). Total que me zambullí en artículos y artículos y artículos y empecé en la Cacería salvaje y terminé en los Wicca y el Samhain. En los intermedios me costó un poco enlazar todo y que tuviera sentido, pero el Samhain se relacionó a la Cacería and it all went full circle. It was beautiful.

    A efectos de la trama (? le cambié las lyrics a la canción por "Hunter" en vez de "Witcher" y nada, debería retomar ese juego.

    Thats all, storytime off


    pd: mentira. Tengo la imagen del collar que le ponen a Maze, es este.
     
    • Ganador Ganador x 2
    • Fangirl Fangirl x 1
  2.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido fourteen k. gakkouer Feainnewedd

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    AVER lo digo desde el inicio, sé que tengo un vergo de cosas sin comentar y hasta cosas sin leer porque ando leyéndote la colección en un super desorden indigno de cualquier five, pero mE TOCASTE LA OBSESIÓN Y QUIÉN SOY YO SI NO CHILLO THE WITCHER, AL TRÍO DE PAGANOS Y A MAZE ACERCÁNDOSE A MI CANON DE LA SECTA (!!!!)

    Es más, justo andaba jugando The Witcher porque hace meses empecé una segunda partida, ya con las expansiones, y pausé todo para venir a leer, porque me leí el spoiler final primero ups (?) Cero self-control, I'm not proud of myself but this is who I am, miss. Literal se quedó Geralt en la tele juzgándome porque dejé al cabrón a medio de una decisión JAJAJA lord save me

    Pausa comercial para explicaciones que nadie necesita, pero The Witcher 3 tiene que ser like mi juego favorito de todos los tiempos, me jugué también el 2 pero fue medio meh (por las mecánicas nomás) y también empecé los libros cuz de este viaje nadie me saca. Me comí el primero en pocos días y luego dejé el segundo colgado cuz *brillitos* uni *brillitos* pero en general todo el worldbuilding, todo lo que surgió de esta saga de libros, me parece maravilloso, lo amo. El arte, el lore, la música, pedazo de masterpiece, me cambió la vida. Gracias a quien me regaló este juego hace como cuatro años, no volví a ser la misma desde entonces.

    The funny part is que con esto del Fictober de Gabs algunas palabras como que no me terminaban de conectar like con el Gakkouverse as a concept y pensé, listen to me, largar un AU de The Witcher con algunos pendejos. Nada en plan el otro AU, tan largo no, pero sí como meter a algunos a ese universo just because of the vibes, porque me imagino a varios de los niños, propios y ajenos, con encajando en personajes muy claros. Que meganito es brujo, que fulanito es bardo, que una es hechicera, que otro es mago, que no sé quién es parte de un grupo artístico de no-humanos. La obsesiva me dicen xd

    EN FIN, qué pedazo de asociación libre me mandé acá (?) Pero como hace días todo lo describo con lo inmaculado de las vibes, quiero entrar en ese tema porque hermana wth, fue maravilloso de leer. Encima esta canción la tengo ubicada incluso antes de haber caído en el agujero sin fin que es este juego en mi mente, siempre me gustó mucho y venir a ver que la pusiste en el fic omg i was so happy. Anyhow, a lo que iba es a algo que creo que te he dicho varias veces a lo largo de los años, pero me gusta mucho la manera en que describes en tus fics, en plan, siento que lo logras muy bien y me puedo hacer imágenes claras de las cosas. Todos describimos de manera distinta, algunos más, otros menos, pero la nitidez con la que lo haces tú es diferente, siempre me lo ha parecido. Don't know, sé que llevo tres años y pico leyéndote y tal pero nunca deja de sorprenderme.

    No creo que el comentario me quede muy ordenado ni muy largo, me voy en pura chillería de mi pendejo y eso, perdón (?) Con eso dicho, que vengan las quotes!!! ni recuerdo qué quotee

    Points to that porque yo me pregunté exactamente lo mismo JAJAJAJ Sasha cómo llegaste a eso, por qué lo recomiendas cómo material complementario. Necesito que te justifiques, Sasha, sé que haces pura cosa loca pero esto escapa a mi comprensión y a la de mi hijo, que igual te hizo caso

    LA SECTA, LISTEN TO ME *rompe todo*

    Creo que eso sí lo puse en varios posts en la historia de Gakkou, en plan, desde que metí a Maze al rol y todo. Este fact de que hay algo en los bosques en particular que lo llama y ya no es solo esto de que se siente más tranquilo fuera de la ciudad. Lo llama, no entiende lo que es, pero tampoco creo que pueda ignorarlo el resto de su vida y por eso el otro día que me preguntaste si era canon lo de Maze en la secta te dije que sí JAJAJA *inserte sticker de es broma pero si kieres no es broma*

    Encima la personalidad de este pendejo siento que se presta para este rollo. Sé que con Sasha es muy dulce y todo, pero su nivel de desentendimiento o desconexión idk, no sé hasta que punto es capaz de trazar una línea real de bien-mal si alguien le cae con los argumentos correctos para meterlo en una cosa de estas. Literalmente fue a meterse al bosque porque Morgan le dijo: te mando la ubicación Y LE PONE COSAS EN GAÉLICO ESCOCÉS, HERMANA, Y AÚN ASÍ VA

    Bueno, pensándolo bien, quizás yo también lo habría hecho-

    CRYING, SCREAMING, THROWING UP *inserte todas las apariciones de la Wild Hunt en The Witcher* No me he metido a hacer research fuerte de la Cacería Salvaje, para nada, lo que sé lo sé por el juego y creo que muy poco que leí por fuera but man, si lo piensas hasta el nombre tiene un kick to it bastante importante. Como para abrir una conversación en el bar: ¿Has oído hablar de la Cacería Salvaje?

    Yo me partiría el cuello solo para ubicar a quién lo dijo (?)

    EN CAMBIO del Samhain sí investigué un poco más, de hecho fue para el fic de Halloween del año pasado creo y justo fue por Cayden, no surprise. Lo que investigué en ese momento lo tuve que ajustar bien cabrón al universo de Pokémon y hay cosas que no metí del todo, pero CUANDO LO LEÍ sentí mucho hype porque lo reconocí.

    No sé, estaba muy invested ya en este punto JAJAJA yo sé que implica mucho trabajo y así, pero a veces esta parte del research antes de mandarse la ida de olla es muy interesante. Se aprende muchísimo solo para poder unir los elementos en un solo espacio y me parece precioso, de ahí puedo desprender hasta este concepto que tengo en mi cabeza de los escritores como una suerte de alquimistas (?) im losing my mind, i know

    Y hablando de estar invested, te parece bonito a ti esto??? MIRAR AL MONSTRUO A LOS OJOS Y SEGUIRLO.

    It goes HARD. Así como me mandas unas descripciones preciosas, que me puedo montar toda la peli en la cabeza, luego vienes con otras partes tan contundentes que me quedo helada. Como que me quedo mirando las palabras procesando que escribiste eso y qUE TIENES RAZÓN??

    Es un poco como me comentabas en el AU, creo que en relación a varias oraciones en las que describía a Arata así, con contundencia, englobando su personaje en qué sé yo, menos de diez palabras. Más o menos eso sentí acá y holy shit, idk sentí como un escalofrío

    No me hagas entrar en el tema de las cruces y las ruedas solares oTRA VEZ *definitivamente va a volver a caer allí*

    Ah me quedé sin quotes

    Pero de lo que no cité, cuando ya Maze encuentra a Morgan y Kashya luego de su travesía, incluso antes de leerlo, me las imaginé de una vez así: una de blanco y la otra de negro. Es que no podía ser de otra manera JAJAJAJ pero me gustó mucho eso, dunno. Siento que es una caracterización de las chicas como bien importante, porque siempre me las imagino como una suerte de espejo de la otra io ke c.

    También me encanta la naturalidad de las chicas con todo el asunto, que a ver, justo por eso son el trío del paganismo pero u get my point (?) ¿Meterse al bosque? ¿Esperar que Maze se meta al bosque porque Morgan le mandó la ubicación? ¿Kashya volteándose como si una hada le hubiese susurrado la llegada del otro? This is paganistcore

    Y HABLANDO DE HADAS, esto me llegó apenas escribí lo de arriba y de repente sentí también las vibes bien fuertes. Como que se me fusionó todo el rollo de The Witcher con el Laberinto del Fauno, me imaginé las hadas que creo guiaban a Ofelia por la guarida del monstruo este que tenía las cuencas oculares en las palmas de las manos. Uff, estéticamente como que la manera en que imaginé todo me arrojó mucho a esa peli, pero muchísimo, y siento que también calza super bien. Además de que me encanta juju

    Madre de Dios, este tiene que ser el comentario más caótico que he dado en mucho tiempo (?) Ya no me queda mucho más que decir, solo reiterar que me gustó muchísimo y también me alegra ver que retomaras al trío del paganismo. Me encantó leerlo, really <3 gracias por usar a mis niños every now and then, lo aprecio mucho

    See ya uwu *le pega el ganador en la frente* Btw discúlpame cualquier typo, siempre se me va alguno aunque relea un montón
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Kill our way to heaven [Gakkou Roleplay | Explícito]
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Drama
    Total de capítulos:
    37
     
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    2903
    N/A: esto salió super rápido memeo. BUENO, LA SPOOKY SEASON CONTINUES. La idea del fic surgió de este fanart que me salió en pinterest y de ahí deliré como siempre. Me divertí bastante escribiéndolo y me mandé de cabeza a narrar con personajes que apenas conozco porque así soy. Therefore, me disculpo por el posible OoC que haya. Im pretty confident in my skills pero uno nunca sabe :D

    no tengo mucho más que agregar, sólo que obviamente necesitaba usar una rolita de Lola Blanc para mantener la tradition de Sasha en fiestas de Halloween with our dark cabaret queen

    ADENTRO FIC

    edit: AAAA DÓNDE ESTÁN MIS MODALES. Ya te agradecí por wha pero igual quería también agradecerte públicamente por el comentario, Pau <3 It made me happy *rueda*





    .

    All too often, the rabbit hole is as deep as you have dug it.

    .

    .

    .


    | Sasha Pierce |
    | Arata Shimizu |
    | Rowan Ikari |
    | Torahiko Sakai |


    .

    .

    .

    Cuando los chicos arribaron a la dirección indicada agradecieron internamente la idea que había tenido Rowan de rentar un coche. Torahiko lo había dejado correr, acostumbrado ya a ciertas excentricidades de su amigo, pero Arata había soltado una buena risa nasal y le había preguntado si planeaba ir a una fiesta de Halloween o el festival de Venecia. Ikari no había respondido nada, como era usual, inmune a las estupideces y plenamente seguro de su juicio. Bastaba con un mapeo mental de la dirección impresa en la tarjeta para estimar la envergadura de la fiesta de Halloween; o quizá fuera, otra vez, uno de sus privilegios de rico. Daba bastante igual.

    El verano se había evaporado en el aire y la brisa sacudía puras ramas desnudas, huesudas, cuando el auto se detuvo. Lo hizo junto a un portón de reja gigantesco, con guardias y cocheros ubicados a cada lado. La mayoría de los invitados ingresaban, se bajaban del vehículo y le entregaban las llaves a los empleados, sin preocuparse ni un instante por nada. Arata se imaginaba dejando su motocicleta a disposición de un montón de imbéciles pomposos y le daban veinte soponcios, pero vaya. Nada debía doler mucho cuando cagabas el dinero. Ellos sólo habían contratado el servicio del viaje, en todo caso, así que descendieron del auto y éste se retiró calle abajo, desapareciendo tras la esquina. Estaban en las colinas de Shōtō, uno de los barrios más exclusivos de Shibuya. La reja delimitaba un extenso camino de piedra que serpenteaba entre farolas y estatuas hasta derivar en la mansión de proporciones obscenas. La experiencia de Arata con fiestas pijas era limitada, pero podía jurar que esta… casa le doblaba en tamaño y derroche a la residencia de los Akaisa, en Chiyoda. Además, ahora no se trataba de una fiestita de niños ricos. La arquitectura gótica, las gárgolas, la increíble excentricidad de los disfraces y hasta los hijos de puta ¿yendo con sus mascotas? revolvían un hedor a poder y corrupción que se le pegaba a la nariz.

    No lo admitiría nunca, pero Rowan había tenido razón.

    —Y ustedes que querían venir de pantalón y camiseta, “y que los tatuajes hagan el disfraz” —recordó Ikari, ligeramente burlón, y le palmeó el hombro a los otros dos—. C’mon, c’mon. Les prometo que se pondrá peor adentro. Digo, mejor.

    Allí afuera el murmullo de las conversaciones distantes se mezclaba entre la brisa nocturna y el borboteo de las fuentes de agua. Los muchachos se acercaron a la entrada y Rowan, muy sonriente, se encargó de hacer las sociales con el guardia. Le mostró las tres invitaciones, el tipo las escaneó con un aparatito y el brillo de la pantalla le iluminó las facciones, japonesas y adustas. Pareció leer algo, o verlo, o lo que fuera, y asintió con la cabeza, permitiéndoles el acceso.

    —Disfruten la estadía —murmuró, sin cambiar demasiado la expresión.

    Torahiko y Arata, en especial el segundo, estaban encontrando dificultades para asimilar lo que los rodeaba. A su lado pasó una mujer con una peluca gigante de afro albino y un vestido de plumas tornasoladas que se arrastraba por el suelo a sus espaldas. Después, un tío de galera, bigote, bastón dorado y garras puntiagudas que llevaba sujetos de la correa a dos galgos gigantescos. Muchos invitados portaban máscaras, otros se habían maquillado de pies a cabeza, algunos a duras penas llevaban ropa y unos pocos caminaban sobre zancos tan, tan altos, que debían agacharse para cruzar las puertas.

    Fiel a las promesas de Rowan, adentro se puso peor. La música les rebotó en el cuerpo, de un estilo atípico y ¿como de cabaret? La mansión parecía sacada de un libro de Bram Stoker, tan ostentosa y ornamentada de por sí que a duras penas necesitó decoración extra. El recibidor, con las arañas colgantes y el piso acromático de mármol, derivaba en una enorme escalera que dividía el espacio, abriendo todo el perímetro de palcos y volviendo la habitación, si era posible, aún más grande. Arata alzó la vista y muy, muy lejos, encontró un tragaluz finamente diseñado en forma de diamante. Había gente en todas las direcciones y más allá de la escalera, adivinó, debía extenderse el salón principal. Estaban avanzando, él bastante absorto en el entorno, cuando una chica se le apareció de repente. Le siseó cerca del rostro, Shimizu detalló su maquillaje felino y las casi fluorescentes lentillas verdes, y estuvo a medio pelo de mascullar una maldición. Rowan soltó la risa a su lado mientras la muchacha los rebasaba, contorneando las caderas en su traje negro de látex.

    —Relaja el culo, hombre —soltó sobre la música, divertido—. Los ricos son así de excéntricos cuando están aburridos, así que tienes dos opciones: o te espantas toda la noche o te equilibras con su nivel de locura. En cualquiera de los dos casos vas a necesitar alcohol.

    Fue decirlo y que un mozo pasara a su lado con copas de… champagne, o lo que fuera, daba igual. Rowan lo detuvo con fluidez y naturalidad, le pasó dos a sus amigos y la tercera, tras agradecerle al empleado, se la quedó él. Los instó a brindar, a ver si les quitaba la incomodidad del cuerpo, y le dio un buen trago a la bebida. No podía decir que estuviera plenamente acostumbrado a esta clase de eventos, pero tanto su personalidad como experiencia le daban una ventaja evidente. Además, su costado artístico no podía evitar maravillarse con el ingenio de algunos disfraces, el detalle exquisito de la construcción y el perfecto diseño del ambiente oscuro, elegante, que el host había logrado. Había algo retorcido y fascinante en el resultado de ciertos tipos de arte, y fiestas del estilo eran fiel reflejo de ello. ¿Cuánto faltaría para que las restricciones desaparecieran? Era una congregación de adultos demasiado aburridos, después de todo. La idea le dibujó una sonrisa que ocultó tras el cristal de la copa.

    Era el mundo al que había caído su querida compañera de negocios.

    Como la desdichada Alicia por la madriguera del conejo.

    Los otros dos aún parecían peces fuera del agua, así que Rowan tomó las riendas de la situación y los condujo hacia el salón principal. La diversidad y eclecticismo de los invitados era tal que sus atuendos no destacaban en absoluto, bastante simplones en comparación a las mentes maestras de la noche. Se detuvieron junto a una mesa de aperitivos y conversaron un rato, renovando el alcohol con una velocidad ligeramente más pronunciada de lo usual. El tópico más evidente de todos surgió a mitad de camino y Arata estaba desbloqueando su móvil para comprobar la ausencia de mensajes cuando una voz ronroneó sobre su oído.

    Looking good, I see.

    Esta vez no se asustó tanto, pero el cuerpo se le tensó por un segundo y Rowan volvió a reírse. Sasha apoyó las manos en sus hombros, le dejó un delicado beso en la mejilla y se sumó al círculo para saludar a los demás. Le hizo un mimo breve a Sakai, también en el hombro, y Rowan estiró la mano hacia ella llegado su turno. Sasha rió, el chico la instó a dar una vuelta y su cabello, planchado y de un profundo vino tinto bajo las luces tenues, completó el círculo con un movimiento elegante. Lo llevaba atado en un moño alto y prolijo, del mismo tono rojizo que el top y los shorts ceñidos al cuerpo. El resto de su atuendo contrastaba en un profundo negro: la gargantilla, las uñas, el cinturón, la liga a mitad del muslo, las botas bucaneras y el saco largo que colgaba de sus hombros. A Rowan le tomó unos segundos, pero al final se iluminó y abrió grandes los ojos.

    —¡Ah! ¡Me robaste el disfraz!

    —Lo diseñamos juntos, Rowie, eso no es robar.

    En efecto, la única forma de convencer a los otros dos amargados de disfrazarse apropiadamente había sido ideando un disfraz conjunto. A Rowan no le había gustado demasiado la propuesta, pero Sasha se apareció un día en el club y logró convencerlo. La idea no era mala, sólo un poco cliché, pero tenían tiempo para darle una vuelta de tuerca y si eso obligaba a los dolores de muela a sumarse a la fiesta, pues el balance era bueno, ¿no? El concepto de base eran The Rowdyruff Boys, la contraparte malvada de The Powerpuff Girls. La defensa de Sasha era simple pero eficiente, sus colores de cabello coincidían y ya. Internet les había fallado bastante con la variedad de diseños y acabaron con un set de tres trajes formales distinguibles en pequeñas diferenciaciones de color. Rojo para Ikari, azul para Arata y verde para Torahiko. Estaba en el veteado de la corbata, el dobladillo visible de los bolsillos, la camisa y las cintas que decoraban el costado de los pantalones. Rowan se había puesto algo extra y había pintado también la suela de los zapatos. Se veían bien, para qué mentir, y la diversión, indignación, sorpresa del pelirrojo fue palpable al reconocer el disfraz de Sasha.

    Pierce volvió a reírse y lo cazó de la mano que él le había tendido antes, arrancándolo del círculo de conversación.

    Ah, my beloved Bricks! You look marvelous! —exclamó con tono pomposo, llevándolo a la pista de baile.

    Si era su forma de disculparse por la pequeña travesura no lo diría jamás, pero todos lo sabían. La molestia de Rowan no era real, en cualquier caso. Pronto soltó el aire por la nariz y se sincronizó con su energía, relajando las manos en su cintura.

    I could say quite the same thing of you, dear Blossom —bromeó, marcándose el teatro.

    Encima de pelirrojos y casi hermanos perdidos podían ponerse igual de imbéciles cuando les daba la gana; y ahora, con los disfraces a juego, fácilmente engañarían a cualquiera. ¿Amigos? ¿Familia? ¿Pareja con complejo narcisista? Todas las opciones eran posibles y seguramente se montaran una historia diferente para cada idiota con el que charlaran.

    —Gracias por venir —dijo Sasha, manteniendo el ritmo tranquilo de baile que se habían sacado de la manga, y resopló ligeramente—. No tienes idea lo que me estaba aburriendo.

    —Hombre, ¿una fiesta de disfraces en las colinas de Shōtō? ¿Sacada directamente del corazón de la mafia? Cómo perderse semejante evento.

    Pierce volvió a reírse y meneó la cabeza. Incluso si nadie lo decía a viva voz, que Sasha un día hubiera aparecido en el club y los hubiera invitado a semejante evento sólo podía significar una cosa. Ninguno había preguntado ni ella había aclarado, era una de las muchas verdades tácitas que asumían entre ellos y lo dejaban correr. Eran socios, al fin y al cabo, y de forma más o menos directa, todos estaban enterrados en la mierda.

    Al menos podían disfrutar los pequeños privilegios del infierno, ¿verdad?

    —Y se pone mejor —anunció ella, con una amplia sonrisa—. Fuegos artificiales, espectáculo de circo, mimos, actos de magia, ¿y vieron las esculturas de hielo junto a la piscina?

    —No, aún no pasamos de aquí. Hubieras visto a los otros dos pasando la entrada como gatitos mojados.

    Parecía estar curiosamente al tanto del cronograma de la fiesta, pensó Rowan, mas no dijo nada. Sabía de lo que Sasha trabajaba, vivía de primera mano cómo explotaba los vacíos legales y podía imaginar, con el activo flujo de joyas y la ridícula suntuosidad de éstas, que la niña debía tener encantado a más de un ricachón. Los susurros que debían haber alcanzado sus oídos, la absurda cantidad de información que podría usar a su favor si le daba la gana, debía ser ridícula. Pero se estaba moviendo bien.

    El balance entre la prudencia y la ambición pendía de un fino hilo, después de todo.

    —Creo que nos merecemos un premio gordo por haberlos traído aquí, ¿eh? —acordó Sasha, riendo y echándole un vistazo a los susodichos; seguían junto a la mesa, bebiendo y mordisqueando unas finas tartaletas de durazno con cara de ingerir comida alienígena.

    Well, we can make it happen, right? —murmuró Rowan, y su tono de voz captó la atención de la chica.

    Él se detuvo un momento, separó las manos de la cintura femenina y abrió la solapa izquierda de su saco. Mientras escarbaba allí, siguió hablando.

    —Vas a ser mi modelo esta noche —fue un anuncio, no una pregunta, y buscó su mano para calzar un anillo en su dedo índice—. No anticipé que me copiarías el disfraz, you cheater, pero sí que te mantendrías en esta gama de colores. Una mujer siempre sabe lo que le queda bien, ¿cierto?

    Era una pieza de joyería sutil y delicada, con el cuerpo dorado y un pequeño topacio rojo engarzado al frente. En su otra mano ubicó un anillo más, decorado con brillantes a lo largo y del cual pendía una fina cadenita. Sasha se dejó hacer, entretenida con la situación.

    Always a business man.

    Always, dear. ¿Me dejas agregar un collar? Si dices que sí, luego te compro un pastel de fresas de los que te gustan.

    La chica volvió a reírse y asintió. Confiaba en el estilo de Rowan, en especial si se trataba de joyería. Llevaban varios meses trabajando juntos y, como le había prometido en un inicio, se le había pegado casi como garrapata para entender parte del oficio. No le gustaba dirigir una empresa de la cual desconocía el proceso productivo, vaya. El famoso e hilarante club de artesanías se había vuelto un hecho en pocas semanas e, incluso durante las vacaciones de verano, habían seguido quedando para mantener el negocio a flote. Eran un par de muchachitos muy comprometidos con la causa.

    Y con sus caprichos, ya de paso.

    Rowan la rodeó y le corrió el cabello de la coleta sobre un hombro, desabrochando la gargantilla con cuidado. Se la alcanzó a Sasha, ésta la dejó caer en el bolsillo de su saco, y recibió el nuevo collar. Estaba fabricado con una delgada cadena de oro y de ella colgaba una muy bonita libélula trabajada en piedras preciosas. Ikari se lo había mencionado una vez y le parecía lógico, considerando que el chico era un artista. No había forma de que se contentara viviendo de réplicas, así como ella no planeaba echarse la vida robando los originales.

    Estaban destinados a más, lo sabían.

    —Este es nuevo —murmuró Sasha, apreciando la joya, y el muchacho regresó frente a ella—. Rowie, it’s beautiful.

    Thanks.

    Y tenían lo necesario para alcanzarlo.

    Se distrajeron un rato más conversando, hasta que recordaron que habían dejado tirados a los pobres peces fuera del agua y regresaron. Pareció una competencia por ver quién se quejaba primero y más alto, los pelirrojos se rieron y Sasha se acercó a mimar a Arata, mientras que Rowan les preguntó si querían seguir llorando o recorrer la mansión. Eran un grupo algo extraño que, probablemente, sólo funcionaba gracias a los extrovertidos de la ecuación; así y todo, se divertían juntos. Husmearon hasta la última habitación que encontraron sin llave, tuvieron que disculparse con más de una parejita pillada in fraganti y Sasha les fue contando la infinita, absurda, ridícula cantidad de chismes que sabía de esa gente. Las esculturas de hielo fueron parada obligatoria, hicieron competencias de chupitos y, ya con su buena cantidad de alcohol en sangre, disfrutaron del espectáculo de circo como una panda de críos. Sasha cumplió su trabajo y alardeó de las “finas y exclusivas joyas” fabricadas por “una promesa del arte contemporáneo” justo frente a las narices del artista, cada vez con más entusiasmo y agregándole más adjetivos al azar. Sobre el final, con el sol asomando en el horizonte y los cuatro aguardando por un coche sentados en la acera, Arata le preguntó a la chica qué onda con el saco tan aparatoso. Ella se sonrió y le mostró la profundidad de los bolsillos; lo que contenían, también.

    —Hay que sacarle provecho a la situación, ¿no? —había argumentado, junto a una risilla.

    Y luego que Rowan era el hombre de negocios, ¿eh?
     
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    Drama
    Total de capítulos:
    37
     
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    N/A: originalmente en este fic iba a abarcar más cosas, pero se comió un par de bloqueos, proyectos de la uni y dramas personales entre medio que me hicieron tardar mucho en escribirlo y sentir que... me lo quería quitar de encima, básicamente. Prefiero escribir el resto sin la presión mental de que llevo atorada una eternidad en el mismo proyecto so thats that, dont mind me, sólo soy yo y mis caprichos.

    Es la primera vez en tres gordos años que por fin empiezo a profundizar en la backstory de Morgan y a rellenar ciertos huecos. Disfruto mucho de la niña por las witchy vibes que tiene y la apatía que arrastra desde Btooom, así que me entusiasmaba la idea de desarrollarla mejor.

    Como acabé cortándolo este fic nomás es una suerte de introducción, lo que más me interesa escribir viene después. Sin más cháchara, adentro fic.

    pd: mentira. Ya que estoy quería agradecerle a Pau por haber comentado el fic del trío pagano <3 y por haber leído lo último que publiqué, ofc.
    edit: acabo de ver que ya te había agradecido antes memeo, así que nada, patata





    Ma 's e 'n cluasag dhuit a ghaineamh
    If the sand be your pillow
    Ma 's e leabaidh dhut an gheamainn
    If the seaweed be your bed

    Ma 's e 'n t-iasg do choinlean geala

    If the fish are your candles bright
    Ma 's e na ròin do luchd-faire
    If the seals are your watchmen

    Dh'òlainn deoch ge b' oil le càch e

    I would drink, though all would abhor
    De dh'fhuil do choim 's tu 'n déidh do bhathadh
    Of your heart's blood after you were drowned


    .

    .

    .


    The Void

    .

    | Morgan O'Connor |

    .

    .

    .

    Apoyé la frente en el cristal y el flequillo negruzco detuvo al frío de alcanzarme la piel. Vivir a los pies de Blackpark ofrecía de por sí una vista privilegiada de la ciudad y mi habitación ocupaba el segundo piso. Inverness se extendía hacia la depresión del río Ness y el estuario Beauly Firth y seguía más allá, desdibujándose contra los cordones montañosos y el típico cielo grisáceo. Detallé los techos hermanados del suburbio cercano, la porción de viviendas más humildes en el corazón de Scorguie, los puentes que conectaban ambas mitades de la ciudad como costillas y los edificios históricos, lejanos. El golpe que reverberó desde la planta baja me arrancó un respingo.

    —¿Cuándo vas a terminar con esta historia, por el amor de Dios?

    El auto de papá había aparcado hacía diez minutos.

    —¡Cuando me digas la puta verdad, Ian!

    Suspiré, el vaho cálido permeó el cristal y me rozó la punta de la nariz. No tenía sentido seguir empeñada en el paisaje, pensé; además, ya lo conocía de memoria. Me separé, le eché un vistazo a mi escritorio y pillé la mochila que usaba para ir a la escuela. Bajé las escaleras, las voces de mis padres temblaron contra las paredes y por un instante las creí capaces de convertirse en dragones. Quizá ya lo fueran. Desemboqué directamente en el recibidor, ellos no me vieron y salí. Inhalé con fuerza, seguí el vaivén de la entrada y salí a la calle. Era angosta, de pavimento algo viejo. En las roturas y los hundimientos se habían formado charcos de las lluvias recientes y del otro lado la limitaba una densa pared natural de arbustos, lo único que nos separaba de Blackpark. Empecé a trazar el camino rutinario, a ritmo pausado y con la mente en blanco. Se había acumulado demasiada estática.

    Como era lo usual, no andaba un alma.

    Tras la curva de Woodside Cres, la calle se ampliaba y había vereda. Rebasé los postes de luz, los cubos de basura y los buzones destartalados en dirección a la avenida que desembocaba en el puente, pero algo captó mi atención antes. Había una chica sentada en la parecilla de una casa, rodeada por una fina capa de nieve acumulada. Tenía una pierna flexionada y estaba encorvada sobre sí misma. Su cabello, negro, denso y algo enmarañado, me impedía ver lo que hacían sus manos. Parecía más grande que yo, al menos por tres, cuatro años. No pretendí reparar mucho en ella, de hecho estuve a punto de desviar la mirada cuando ella levantó la cabeza de repente. Sus ojos grisáceos, casi blancos, se fijaron en mí y advertí los finos mechones amarillentos que enmarcaban su rostro, de facciones pálidas y afiladas. No transmitía dulzura ni calidez.

    —Eh, tú —me llamó con cierta brusquedad—. ¿De casualidad tienes un encendedor?

    Me detuve frente a ella, pero no recorté la distancia y la miré con las cejas alzadas. Ella se sonrió, noté sus colmillos afilados y meneó la cabeza.

    —Qué va, ¿qué haría una cría con un encendedor? —agregó, resignada.

    Era hermosa, lo era de una forma casi animal. Fue el primer pensamiento que acudió a mi mente. Deslicé la mirada a sus manos, en una tenía el dichoso mechero y en la otra, un frasquito relleno de varias cosas con un tapón de corcho.

    —¿Qué tienes que quemar? —inquirí, confundida.

    Intentó activar el encendedor un par de veces más sin éxito y chasqueó la lengua, hundiéndolo en el bolsillo de su chaqueta oscura. Recién entonces atendió a mi pregunta, mostrándome que en la mano del frasco también sostenía una barra de cera negra. Su sonrisa rozó el sarcasmo.

    —Hay que sellarlo, pero no puedo sellarlo sin fuego.

    Naturalmente, pensé. Intenté detallar el contenido del recipiente y me acerqué un par de pasos, captando su atención. Noté que me miraba con el ceño fruncido pero no se lo hice saber. Al buscar sus ojos, ella relajó el semblante a consciencia.

    —¿Por qué tienes que sellarlo?

    Volvió a sonreírse y agitó el frasquito tras repasarse los labios con la punta de la lengua. Fui absorbiendo más y más de sus detalles, incluso sin darme cuenta. La densa máscara de pestañas, el delineado grueso, las uñas con el esmalte saltado y el uniforme de la preparatoria local debajo de la enorme chaqueta. El pequeño lunar debajo de su ojo izquierdo. Era la clase de persona que constituía una declaración en sí misma. Se convertían en arma y escudo, hundían los dedos en su pecho y se arrancaban el corazón para exhibirlo contra la piel. Usualmente vería la rebeldía como un esfuerzo inútil, un auténtico sinsentido, pero en ella poseía un encanto particular.

    En especial para una cría de doce años.

    —¿Sabes qué es esto, lass? Asumiré que no. —Me indicó que me acercara un poco más y colocó el frasco junto a su rostro, marcándome con la uña lo que contenía—. Sal para protección, salvia para limpiar malas energías, hojuelas de chile para remover maldiciones, romero contra la negatividad. El sigilo es de una cruz solar, que tiene el poder de crear.

    Entrecerré los ojos para distinguir los ingredientes. Aquello a lo que había llamado sigilo era una hojita otoñal con un dibujo hecho a mano, me atrevía a arriesgar, en bolígrafo negro. Regresé a sus ojos probablemente más escéptica de lo que ella había esperado, pues soltó una risa floja y relajó el brazo.

    —¿Una niña de diez me está juzgando? Esa es nueva.

    —Doce.

    —Es lo mismo.

    Regresé la vista al frasco, pensativa.

    —¿Y si no lo sellas no funciona?

    —Qué lista eres. —Giró el rostro y me señaló la puerta de su casa—. Se deja ahí, en la entrada, y ya está. Mantiene las malas energías a raya.

    ¿Y qué si las malas energías ya estaban adentro? Seguí la dirección que me indicó en silencio, sin reaccionar visiblemente por varios segundos. Era, en general, una niña taciturna. Poco después me removí la mochila de la espalda y me acuclillé para buscar dentro. Hundí la mano, sorteé los libros y, en cierta forma, me alegré de encontrarlos. Volví a incorporarme y le extendí una cajita de fósforos, con una expresión bastante neutra. La chica alternó la vista entre mis ojos y el objeto, y soltó otra risa. Tenía un sonido agradable, compuesto. No era ni muy agudo, ni muy grave. Algo brusco, pero sereno.

    —Acabaste siendo mi lucky charm, después de todo —dijo, divertida—. Thanks, lassie.

    Me erguí, dejando la mochila a mis pies, y enfoqué toda mi atención en el dichoso frasco. La chica sacó un fósforo, lo encendió y dejó la caja sobre su regazo. La piel expuesta de sus piernas, aquella entre la falda y los calcetines altos, era increíblemente pálida.

    —Ya que estás aquí, sostenlo —me indicó, oscilando entre el pedido y la orden, y me dio el frasco—. Y ten cuidado.

    Suspendió la barra de cera a pocos centímetros del tapón y le acercó la pequeña llama. Su olor tan característico me alcanzó al instante, fue agradable y detallé cómo empezó a derretirse. El fino hilillo de humo elevándose entre nosotras y las gotas oscuras opacándose al caer, endureciéndose. Ninguna alcanzó mis dedos, ubicados en la base del frasco, pero por un ínfimo momento me pregunté cómo se sentiría que esa sustancia espesa, negruzca, manchara mi piel. Que la quemara, incluso.

    Ò hì shiùbhlainn leat. —Su voz se deslizó con la suavidad y la dureza del gaélico mientras las últimas gotas caían; estaba concentrada en la cera y el fuego, y yo en sus ojos—. Hì ri bhò hò ru bhì, hì ri bhò hò rinn o ho.

    Mamá me había enseñado el idioma, era un legado que conservaba su familia materna desde muchas generaciones atrás. Reconocí la canción, era un lamento de una mujer que había perdido a su prometido en una tormenta, en medio del mar. No cuestioné la elección ni el deseo por cantar, me quedé prendada a sus ojos de marfil y reconocí una liviandad extraña en mi cuerpo. La estática había desaparecido, los dragones se habían retirado a sus cuevas. Las malas energías habían retrocedido. Era muy pequeña para entender la diferencia, en ese momento bajé la mirada al frasco y pensé que había funcionado.

    —Toma. —La chica me extendió los fósforos y, cuando quise intercambiárselos por lo suyo, me concedió una sonrisa—. Quédatelo. Y ponlo en la puerta de tu habitación, no de tu casa.

    —Quédate los fósforos, entonces.

    Soltó una carcajada breve que le descubrió la dentadura, volví a notar sus colmillos afilados y se guardó la caja con la barra de cera en el bolsillo de la chaqueta.

    —¿Intercambio equivalente? Bien, me parece justo. Eres ya toda una alquimista, lass.

    Envolví el frasco entre mis dedos y lo observé durante un par de segundos, ignorando prácticamente por completo la tontería que ella había dicho. Sólo eran un montón de ingredientes de cocina y una hoja garabateada a mano, entonces ¿por qué…?

    —¿De dónde sacaste estas cosas? —pregunté, deslizando la mirada a ella.

    ¿Por qué tenía esa sensación tan extraña en el cuerpo?

    —¿La vida, supongo? —Se encogió de hombros, dejando las manos en los bolsillos—. Cuando era pequeña veía todos los frasquitos que mi tía tenía en sus repisas, las ramas colgando aquí y allá, las campanitas y los inciensos. Al principio era bonito a secas, pero con el tiempo me di cuenta que lo recordaba con una claridad absurda. Un libro, una conversación algo absurda, un paseo por Blackpark, la música adecuada, y comencé a prestarle atención a ciertas cosas.

    —¿Qué cosas?

    Se sonrió, la brisa sopló desde el río y algunos mechones de hollín y de oro serpentearon sobre sus facciones. Alzó el índice, cerró los ojos y su mano se movió en inmensa suavidad. Parecía seguir un ritmo silencioso; uno, quizá, dictado por el aire.

    —Cuando el viento aúlla, cuando la luz de luna baña los monolitos, cuando los árboles se sacuden de noche y pueden ser murciélagos, o búhos, o ardillas, o quizás algo más. Cuando encuentras formas en el fuego y el eco de tu voz rebota entre las laderas de las montañas. —Abrió los ojos y me miró, serena—. No hay piedad de la Madre Naturaleza. Es recta y justa, es despiadada, implacable, astuta y sabia. Negocia con el mundo sin ambición, sin un corazón, y si anhelas su amor… primero tienes que jurarle el tuyo.

    ¿De qué me hablaba esta chica? Parecía chiflada de repente. Fruncí el ceño, confundida, y ella volvió a reírse.

    —Va, me emocioné —agregó—. Eres pequeñita para entenderlo aún, fue mi error.

    Mi gesto se tensó aún más, esta vez por molestia.

    —No soy una niñita.

    —Por supuesto que no —respondió al instante, divertida, y se calmó tras exhalar de golpe—. De todos modos, si te interesa, podrías venir un día con nosotras. Estás chiquita pero me agradas.

    —¿Adónde?

    —A… pasar el rato, qué sé yo. ¿Siempre eres tan desconfiada, lass? —Sacó la mano del bolsillo y me picó la nariz, divertida—. Como un gatito arisco.

    —Que yo sepa, las chicas de preparatoria no suelen invitar a niñas menores a “pasar el rato”.

    —Y ahora parezco un depredador. —Suspiró, bajando ambas piernas de la parecilla—. Muy bien, voy a reformularlo, pero para eso necesito tu nombre. ¿Cómo te llamas?

    —Morgan.

    Se puso en pie, tuve que alzar la cabeza para mirarla y, con una sonrisa bastante felina, ejecutó una reverencia. Estiró un brazo, el otro se flexionó en la misma dirección, deslizó el pie izquierdo detrás del derecho y su cascada de cabello se precipitó hacia el suelo.

    —Pequeña Morgan, primera en ser invitada por una chica de preparatoria a pasar el rato, ¿confiarías en la palabra de esta humilde servidora?

    La duda seguía repiqueteando en mi mente. ¿Por qué? Siempre había sido una niña taciturna, algo extraña, que volvía de la escuela y se escondía entre los libreros de Leakey’s hasta que la noche caía y el dueño, preocupado, llamaba a mis padres. No me entusiasmaba la idea de compartir actividades con otros niños, de corrernos en el patio escolar o de jugar a las muñecas. Tampoco me afectaban mucho las burlas, las miradas o las bromas esporádicas. No recordaba haber llorado ni una sola vez cuando los dragones rugían en la cocina hasta altas horas de la madrugada. ¿Por qué, entonces? ¿Por qué a esta chica le interesaría pasar tiempo conmigo?

    Con un fantasma.

    Un montón de vacío.

    —Dijiste “nosotras” —rescaté, sintiendo en mi interior una agitación extraña—. ¿Quiénes son “nosotras”?

    Ella alzó sólo el rostro, me miró entre el cabello desordenado y luego se irguió enteramente. Del bolsillo extrajo una cajetilla de cigarros, también los fósforos, y me pregunté cuántas cosas guardaba esta chica ahí.

    —Kir, Blai, Peigi, Aila y Saili. Bueno, y yo, obviamente. —Acomodó un cigarro entre sus dientes y lo encendió; el aroma me hizo arrugar la nariz—. Son mis amigas. Solemos quedar aquí detrás, en Blackpark, para matar el tiempo.

    ¿Debía seguir haciendo preguntas? Quería, pero sentía que el derecho se me agotaba. Tuviera o no sentido.

    —¿Y tú? —murmuré.

    —¿Yo qué?

    —¿Cómo te llamas?

    Alzó las cejas y su sonrisa se ensanchó; mi curiosidad le había dado la respuesta que buscaba. El humo de su cigarro danzaba hacia el cielo, blancuzco, y presioné el frasco entre mis dedos. Combinaba con sus ojos, en cierto modo. Un color que debía ser puro.

    —Jennifer. Pero todas me dicen Jenny.

    Y no lo era.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Escritora
    Título:
    Kill our way to heaven [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    37
     
    Palabras:
    2648
    N/A:
    [20/11 1:31 a. m.] Belu: Not me pillando un impulso rarisimo de escribir el ficazo del campamento en la app de notas, en medio del campo, sin luz y cuando debería estar durmiendo JAJSJAJ
    [20/11 1:33 a. m.] Belu: Memeo, te mandé eso y la app se me empezó a crashear, ahora no me abre jsjsjs
    [20/11 1:34 a. m.] Belu: ALGÚN PROBLEMA CON LA SHIP, CELULAR???
    [20/11 1:39 a. m.] Belu: Lmao reinicié el móvil y sigue crasheada, MI FIC CHALE
    [20/11 1:39 a. m.] Belu: Ni modo, tendré que seguir escribiéndolo EN WHATSAPP

    El fic pasó por muchos contratiempos y hasta tuve que reescribir una parte porque la app sigue crasheadísima y no pude recuperar ese cacho jsjs pERO NADA IBA A DETENERME. Amane Zireael las etiqueto cuz yes. Con Gabi habíamos dicho de hacer esto canon desde hace mil años y me había comprometido a escribirlo en ficazo, pero como la idea inevitablemente incluía a Maze pues aquí estamos. Like i said, si les parece bien puede quedar canon para el campamento <3

    Me divertí mucho escribiéndolo, en especial porque pillé un impulso de la nada y salió super rápido.

    Yyyyy adentro fic!

    pd: no le den /mucha/ bola al título del fic, no se me cayó una puta idea y le robé a las lyrics JAJAJA





    .

    .

    .


    she says oh, we could do whatever you want
    but boy, don't go falling in love
    you can't stay with me
    all you'll ever have is one day with me


    .

    | Sasha Pierce |
    | Kenneth Thornton |
    | David Mason |


    .

    .

    .

    El alcohol había hecho lo suyo, cuando llegamos al muelle fue por los pelos que evitamos caernos al agua. La primera en bajar fui yo, Kenneth me había cedido el ¿derecho? como todo buen caballero; en el momento no me lo cuestioné, pero el gesto probablemente debiera haber sido al revés en este caso concreto. Remamos hasta estacionar el bote lo más cerca posible, lo más paralelo al muelle que pudimos. La embarcación se tambaleó al ponerme en pie, la tontería me hizo reír y Kenneth estiró las manos en mi dirección, sin llegar a tocarme. Permanecimos congelados por un instante mientras la mierda se estabilizaba, compartimos una mirada y empezamos a reírnos. En silencio, obvio, pues por algún motivo nos habíamos convencido de que era super tarde, que ya todos dormían y los profesores, el FBI, la INTERPOL y quizás hasta el KGB estaba buscándonos. La otra opción era Reiko-sensei rollo madre de película, cuando el hijo llega tarde de una fiesta y la mujer enciende la luz, revelando que estuvo todo el rato sentada en la sala. Pretty boring, right? Nearly psychotic.

    Alright, here I go —me di ánimos, sacudiendo los brazos y estirando el cuello, tras haberme quitado el chaleco salvavidas.

    You can do it, Sash! —susurró Kenny, haciendo megáfono con las manos.

    Con el bote quieto enfoqué toda mi atención en el muelle y, no sé, ¿visualicé mi victoria? Me incliné, despegué el pie y me arrepentí, volví a amagar y me fui en esas un rato más. Kenneth soltó una risita a mi costado.

    —¡Intento concentrarme! —me quejé.

    —Pareces esos gatos en internet que están dos horas calculando un salto de medio metro —susurró, intentando hablar con compostura.

    Solté un bufido encima de la ligera sonrisa que la tontería me había robado y, con el orgullo herido, procedí. El que no arriesga no gana, ¿cierto? El trámite era… una auténtica estupidez, en dos segundos ya estaba sana y salva en el muelle, vaya. Alcé los brazos encima de mi cabeza y me giré hacia el chico para festejar la victoria, y recién entonces noté lo que había hecho: mi impulso había enviado el bote en la dirección opuesta. Kenneth había estado por quejarse y se resignó, meneando la cabeza. Yo contuve la risa por los pelos y me acuclillé, abrazándome las piernas.

    —Eso te pasa por no ser un caballero —dije, alzando ligeramente la voz para que me oyera.

    Él pilló un remo y empezó a impulsarse, pero siendo una sola persona era bastante más tedioso. Tuvo algunos problemas remando en línea recta, el bote de tanto en tanto pretendía irse por donde quería, y yo estaba encantada comiéndome el numerito.

    C’mon Kenny, you can do it. Come, come, come.

    —¿Soy un perro ahora?

    —¡Uno muy bonito!

    No había pretendido decirlo así, pero ya que me daba la idea… Empecé a silbar y chasquear la lengua, dando palmadas suaves, como si efectivamente llamara a mi mascota o, no sé, celebrara los primeros pasos de un bebé. Kenny intentó estacionar el bote con toda la habilidad que habíamos demostrado la primera vez, pero al final se arrepintió. Dejó el remo, se quitó el chaleco salvavidas y yo retrocedí, anticipando que necesitaría espacio. Su desembarco fue más messy que el mío, el agua se agitó y lo recibí para evitar que se pasara de largo y acabara cayendo al lago desde el otro lado. Todo el desastre nos había aflojado el cuerpo en un ataque de risa incontenible, mis manos estaban en sus hombros y las suyas, por motivos desconocidos, habían acabado en mi cintura. Cuando empecé a calmarme alcé el rostro, dando con sus ojos, y no supe quién besó a quién. Tampoco importaba, ¿verdad? Me empujé contra su boca con cierto ímpetu, él me presionó y arrastré los dedos por su cabello. Algunos segundos después nos separamos.

    Well done, Kenny boy~ —murmuré, divertida.

    Él se sonrió, tranquilo, y buscó mi mano al retroceder. Resultó que todas nuestras fantasías persecutorias habían sido eso, una fantasía. Nadie parecía haber notado nuestra ausencia, los profesores estaban repartidos, charlando por ahí, y aún había movimiento de los estudiantes. Conversamos de cualquier tontería en lo que Kenneth, como el impecable no-caballero que era, me escortaba de regreso a mi tienda. Al llegar, él alzó las cejas y sonrió, divertido.

    —¿Compartes tienda con Emily?

    —Sip, ¿la conoces?

    —Es amiga de mi hermana.

    Hablando de ella, me pregunté si ya estarían durmiendo. Kenneth pretendió seguir hablando, pero presioné el índice sobre sus labios y paré la oreja. No se veían luces ni se oían voces de adentro. Me incliné, abriendo apenas la cremallera, y al husmear noté que había… ¿ya eran tres chicas? Emily parecía estar durmiendo con otra niña morena, acurrucaditas entre el montón de abrigo improvisado con mantas, camperas y almohadas. Me erguí, suspirando. No me daba el corazón para despertarlas.

    I think we have a problem here, Houston —murmuré.

    Kenneth arrugó el ceño y le señalé la abertura, por la cual se asomó y reaccionó igual que yo.

    —No puedo hacer mi trabajo de caballero así —se quejó, en tono liviano.

    Yo crucé los brazos bajo el pecho y solté una risa nasal. Bromas a un lado, honestamente no sabía muy bien cómo proceder. Para terminar de hacerla, creía recordar que esa niña de las mechas rosadas compartía tienda con Alisha; habían salido segundas en la competencia, ¿cierto? O terceras. En fin, el intercambio directo no era una opción.

    Oh, dear, shame on you. Llevas mucho sin ser un caballero —lo molesté, inclinándome para hablarle en voz baja y, de paso, distrayéndome de mi propio dilema.

    Él entornó ligeramente la mirada y su sonrisa se suavizó. No lo conocía mucho, pero sí lo suficiente para darme cuenta que era su carita de malas noticias. O buenas, dependiendo quién lo viera.

    —¿Ah, sí? —murmuró, sedoso, y consumiendo aún más distancia agregó—: En ese caso, ya sé dónde puedes dormir.

    Ni el alcohol me permitió no comprender al instante las implicancias de su insinuación. Me sorprendió, cosa que no quise demostrar, y en su lugar hice el primer cuestionamiento que apareció en mi mente.

    —¿Y tus compañeros de tienda?

    ¿Era una excusa de cobarde? Quizá. Su sonrisa se ensanchó un instante, como si hubiera sido la pregunta que estaba esperando, y me respondió con toda la calma del mundo.

    —Había un niño de segundo que tuvo que irse, y el otro… —Me miró directamente—. No tendrá problema, trust me.

    Vaya, esto se había puesto repentinamente extraño. En sí no me molestaba la invitación, sólo me había sorprendido viniendo de Kenneth. Tampoco tenía que tener un significado oculto, ¿verdad? La realidad era que necesitaba una tienda donde dormir y él estaba ofreciéndome una. Detallé su mirada, repasé sus facciones brevemente y suspiré. ¿Cómo era lo del alcohol? Mejor dejarlo ganar terreno y no sobrepensar las cosas, ¿no?

    —Eso suena casi ominoso —bromeé, refiriéndome a su compañero misterioso, y le ofrecí mi mano—. Well then, let’s go, Sir.

    —Ah, ¿ahora vuelvo a mis labores oficiales?

    Shut up.

    Kenneth se sonrió, el gesto fue sereno pero cargó una ligera cuota de suficiencia. No estaba muy segura si había disimulado los nervios a la perfección, y de por sí el diablillo era avispado. Tomó mi mano con delicadeza, se agachó para depositar un beso en el dorso y buscó mis ojos un segundo antes de girar el cuerpo. Algo de vergüenza me había caído encima, no podía negarlo. ¿Acababa de aceptar dormir en la carpa de dos chicos? ¿Qué clase de…? ¿Estaba tonta o algo? La voz de Arata rebotó en mi mente y me mordí el labio, tragándome una risa resignada. Quizás un poco loca sí estuviera.

    Whatever.

    Fui echando vistazos alrededor conforme avanzábamos, sintiéndome repentinamente consciente de lo que estaba haciendo. No que llevara un cartel de neón en la cabeza, pero algo de paranoia me había agarrado. Kenneth aminoró la velocidad conforme nos acercábamos a una tienda dentro de la cual percibí movimiento, y cuando la cabeza rojiza asomó por la puerta se me aflojó una carcajada. Fue una mezcla de diversión, alivio e incredulidad. No le había preguntado al chico la identidad de su compañero, vete a saber por qué, y la tensión de la incógnita se desarmó de golpe.

    The fucking odds, really —murmuré, en lo que Maze reparaba en nosotros.

    —¿Hmm? ¿Qué hacen aquí? —preguntó, reuniéndose con nosotros.

    Noté que su mirada viajaba apenas un segundo a nuestras manos unidas y contuve el impulso de deshacer el contacto. Algo en su sonrisa osciló entre la sorpresa y el entendimiento, pero de cualquier forma aguardó por nuestra respuesta.

    —Verás… resulta que la tienda de esta pobre chica está ocupada por visitantes inesperados —explicó Kenneth, compungido—. Y no podía, no podíamos dejarla dormir a la intemperie, right?

    Right. —Maze deslizó la mirada a mí, subió a mis ojos y su tono se suavizó—. Poor Sash. Tendremos que hacer el sacrificio, ni modo.

    Ya se estaban divirtiendo a mi costa, los cabrones. Solté una especie de risa nasal y me aparté de Kenneth con movimientos delicados, pasando entre ambos para inclinarme y husmear la tienda. No había nada que analizar, sólo por el teatro insistí y asentí un par de veces.

    —Bastante decente —dictaminé, girando el rostro hacia los chicos—. Tendrá que ser un secreto entre nosotros, tho, o nos meteremos en problemas~

    Si no conociera ya a Maze quizá me habría preocupado la facilidad con la cual se amoldó al cambio de planes, y en ese momento pensé que… quizá compartiera más similitudes con Kenneth de las que había creído. Ambos caminaron en mi dirección a destiempo, Kenneth me rebasó para buscar algo en la carpa y Maze se detuvo a mi lado, hundiendo las manos en los bolsillos.

    —Aceptaste dormir con dos muchachos, Sash —me molestó, casi en un susurro—. ¿No te da vergüenza?

    —¿Vergüenza? Vergüenza es robar —repliqué, con la cara dura como un zapato, y él soltó una risa breve—. Besides, sólo están dándole refugio a una pobre desalojada. No hay nada raro aquí, ¿verdad?

    Él solo murmuró un sonido afirmativo, pero el alcohol, la cercanía y la self-consciousness ya me estaban cosquilleando en el estómago. Para coronar la experiencia, de un momento al otro recordé la absoluta estupidez que me había confesado cuando almorzamos aquí, en el Sayama. Era… un giro en los acontecimientos bastante atípico. No podía quejarme, sin embargo.

    Nervios a un lado, la mierda no me desagradaba, ¿cierto?

    Cuando Kenneth regresó, lanzó un vistazo hacia los costados y me sincronicé con sus intenciones, asumiendo que seguía montado en el teatro de los ninjas, o espías, o criminales buscados internacionalmente. Maze permaneció a nuestro lado, tranquilo y bastante risueño, entreteniéndose con la tontería. Ser el sobrio entre borrachos podía ser muy divertido o muy tedioso.

    —No hay moros en la costa —susurró Kenny, haciendo movimientos ¿logísticos? hacia la tienda—. Go, go, go!

    ¿Era una misión comando, acaso? Me agaché y, entre risillas, prácticamente me lancé dentro de la carpa. No mucho después los chicos me imitaron, sólo que con más calma. Maze entró primero, me sonrió al dar con mis ojos y se sentó a mi lado, sacudiéndose las palmas. Kenneth se encargó de la cremallera y, entre tanto, encendí la linterna que tenían colgando del techo. La luz, fría, osciló y recogí las piernas, enganchando mis manos al otro lado.

    —A todo esto, ¿dónde estaban? —inquirió Maze, captando la atención de ambos.

    —Oh, hicimos un picnic —respondí, con un dejo de emoción, y se me coló una risa en la voz—. Pillamos un bote y de alguna forma llegamos a un estanque con luciérnagas, no sé si lo viste durante la prueba de valor. It was nice.

    Maze había sacudido la cabeza suavemente, confirmando que no ubicaba el lugar mencionado, y alternó la mirada entre Kenneth y yo. Su sonrisa se ensanchó y su voz adquirió un tinte sedoso, casi burlón.

    —Hmm, ya veo. A very family friendly meeting.

    La forma en que enfatizó la segunda palabra se notó desde Canadá. Ah, debía haber notado el alcohol que llevábamos en sangre, ¿verdad? O lo habría olido, no se necesitaban muchas neuronas. En cualquier caso, si algo me sobraba ahora mismo era audacia. Estaba ligeramente borracha, había desembarcado con éxito e iba a compartir tienda de campaña con dos chicos. ¡Nada podía detenerme!

    Me encogí de hombros, pues, alegando inocencia, y lo miré de soslayo.

    Jealous, hon?

    —¿De que no me invitaran? Maybe.

    You’re right —intervino Kenneth, invadiendo mi espacio para hablarle a Maze, y luego deslizó la mirada a mí—. Deberíamos incluirlo en el próximo picnic.

    —Deberíamos —coincidí, asintiendo—. Our next date is settled, then!

    Triple date? —dijo Maze, riendo.

    ¿Y por qué no? La gracia se nos contagió a todos y el asunto se diluyó con naturalidad. Le hablamos del viaje en bote, compartimos nuestras experiencias en la prueba de valor, dijimos que la comida había estado muy buena y así, poco a poco, el sueño nos fue ganando. Ya estábamos los tres acostados, murmurando las últimas tonterías de la noche. Kenny parecía ya haberse dormido y le toqué el hombro a Maze, girándome en su dirección.

    —Gracias por dejarme dormir aquí —susurré, ya sobria.

    Él me sonrió boca arriba, meneó apenas la cabeza y se estiró, dejándome un beso en la frente. Para estar ahí metida con dos hombres, lo cierto era que me sentía ridículamente tranquila.

    —Nada que agradecer. Que descanses, Sash.

    —Tú también, cielo.

    No había otra manera, ¿verdad? Eran buenos chicos, y haber dado con ellos… me alegraba mucho. El pensamiento me sembró una calidez muy clara en el pecho y, sin pensarlo demasiado, me acerqué a Maze. Apoyé la cabeza en su hombro, él me rodeó con su brazo y me acurruqué, botando todo el aire de mis pulmones.

    Siquiera noté cuándo me quedé dormida.
     
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    Zireael

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    Abróchense los cinturones, se vienen muchos chillidos incomprensibles *c truena los dedos* Okay listen, llevo todo el día redactando un informe, me falta información bc I'm a clown así que quise recordar dónde fui feliz antes de tener un meltdown

    XXXV. Rabbit hole
    Te chillé el fic por wha, right? Tengo la percepción de la realidad alteradísima JAJAJAJA voy a asumir que sí, pero en cualquier caso quiero decir que omg this was a fucking masterpiece wtf. Las vibes inmaculadísimas, hermana, desde la canción, las descripciones, los disfraces de los niños y Sasha MA'AM I LIKE BOYS AND I LIKE GIRLS CUZ WTF IS THIS IM SO WEAK

    Me encanta que te hayas mandado de cabeza a narrar con los pendejos que recién conoces cuz u nailed it JAJAJA Igual salen de esquemas de personalidad que siento que sueles manejar bien o que me conoces a mí so, no había por dónde fallar. Fanfiquera certificada, señorita *le sella la frente*

    En cierta manera el contraste da risa, porque en sí Tora también viene de una familia forrada y blablabla, pero siempre parece fuera de lugar por razones obvias y otras que voy desarrollando por ahí. Pero es que una cosa es una fiesta de ricachones y otra la fiesta de halloween de los ricachones, tremendas vibras del Capitolio en THG, es que me encantó eso. En fin, mi point, que sí sin dudas está ahí como pez fuera del agua con Arata JAJAJA pobres desgraciados

    Ahora sí, vienen las quotes!!
    Nah cuz why is this so Aratacore

    Ya conoces muy bien a Arata diría yo, actually conoces bastante bien a mis husbandos principales aka Al, Arata, Cay y Maze (?) pero me hace mucha gracia lo natural que siento que te sale Arata, como que siento que me estoy leyendo a mí misma, nunca te lo había dicho. Y me dirás tú qué tiene, es una frase, pero la comparación toda extra con el festival de Venecia describe lo fuera de lugar que se siente JASHAJ que sí, suelta la risa de siempre y todo, pero el dude está ahí como: la gente con dinero es muy rara-

    *lo apachurra* he is so stupid, i love him

    Obviamente todos los niños que acerco a las artes lo hago desde mi conocimiento, así que cuando leí esto me sentí representadísima. Me gustó mucho este fragmento en general por eso, por esa fascinación de algo que puede ser retorcido, ostentoso, algo que es un reflejo de esta porción de mundo de forma muy directa. Once again, las vibras del Capitolio son intensas

    En fin, que entiendo que Rowan lo fascinen este tipo de cosas, porque a mí me pasa ALMA DE ARTISTA DICEN LOS SABIOS

    Im weak why they so classy, so hot, so perfect

    Interactuaron una (1) vez in-rol, luego mandé el fic, después Sash le salvó el culo con la camisa de Kenny y tal pero yo los amo JAJAJAJ no sé explicar muy bien por qué, pero me gustan mucho juntos y es por este tipo de tonterías

    PAREJA CON COMPLEJO NARCISISTA!!! Es super equis, pero la fuerza que sentí en eso, en el contraste que crea respecto a las otras dos categorías me gustó un montón. Le dio como un aire más oscuro, se ajustó mucho al espacio general y también me lanzó un poco al AU, con los niños ya grandes (?) Tuve esta imagen mental de Ro y Sash montándose el teatro del siglo en cada fiesta de ricachones

    *c inventaba una fiesta auspiciada por el viejo Dunn*

    Nada que reportar aquí, solo me hizo muchísimas gracia imaginarlos JAJAJA

    QUÉ ME HACES, MUJER, CON ROWAN PROMETIENDO PASTEL DE FRESAS ugh

    My redheads, i love them together

    Me imagino lo satisfecho que se quedaría Arata al ver el botín y me parto el culo JAJAJAJ es maravilloso. Yo es que los amo mucho, ya se sabe, en este contexto y en el que sea. Porque siempre es Arata dándole cuerda con las locuras si te fijas, vender un teléfono, falsificar joyas y cuanta mierda más, we love a man that is supportive like that *he's just a mess*

    Bueno acá se me acabaron las quotes, pero te vuelvo a repetir que fue maravilloso de leer y lo disfruté muchísimo. Gracias por escribirlo <33

    XXXVII. But boy, don't go falling in love

    Belu: no le den bola al título
    Yo: why the fuck not, my boy is actually whipped

    BUENO también te lo chillé por Whats, este sí me acuerdo (?) Y girl yo qué sé, es como que super simple pero todo el fic me pone suavecita? Desde todo el inicio con Kenny hasta que aparece Maze y se toma todo con la naturalidad que lo caracteriza idk is so precious. En sí estos tres juntos me gustan un montón

    Acá se viene una asociación libre tremenda, pero también me hace mucha gracia el fact de que Maze solo acepta a Kenny con Sasha y ya, en contraposición al pollo con Arata. El menos prejuicioso le dicen, aunque en este caso pues es justificado cuz Arata es un peligro con patas, pero well I think that speaks. A su manera Maze confía en Kenny y sha, it is what it is y por eso se lo liga en medio pasillo

    Ahora sí, VIENEN LAS QUOTES *abre el telón* siento que cité medio fic, perdón oof
    Nada que ver acá, pero justo un día de estos veía un vídeo de un gato calculando para saltar un aro y le tomó unos sólidos tres minutos JAJAJA me descojoné y pues cuando lo releí ahora fue maravilloso porque tenía esa imagen fresca

    Drunk Sasha is so dumb girl I love her deeply

    Bro knows, he just knows

    Me lo imaginé full 7u7 JAJAJAJ

    Otro 7u7

    Encima me lo imagino echándose todo el pesar del mundo encima así de: pobre niña, no? habrá que dejarla dormir aquí, no podemos dejarla durmiendo afuera, RIGHT?


    El award a la cara menos dura del barrio: Sasha Pierce

    Vergüenza es robar dice y luego anda falsificando joyas hermana ASJBDHE la adoro. En sí Sasha como personaje que gusta mucho, ya lo sabes cuz el AU y demás, pero lo reafirmo con violencia. Le tengo mucho cariño

    AH fue por esta quote que hablé de los celos de Maze, ya me acordé, tremenda memoria de pescado. But lo dicho, justamente porque acepta la cosa, porque confía en Kenny es que bromea con la estupidez tan pancho (?) el award al menos denso se lo lleva Maze, eso sí

    Estos dos los quoteo juntos porque LO SUAVECITA QUE ME PUSE no debe ser legal. I just- El agradecimiento, cómo Sasha se acerca y él la rodea con el brazo y UGH MI CORAZÓN, DIOS MÍO *c infarta*

    Un poco de lo que decías en el comment del AU, como que leerlos don't know, me conectó con ellos (?) Leerlos acá y escribirlos por el otro, aunque estén grandes ya. Los amo mucho y no creo que Maze sea consciente en realidad de lo bien que le hace Sasha a su lado nada más, como que entiende la comodidad y el afecto que le guarda, pero es mucho más grande que eso y se nota en gestos que a veces son pequeños.

    I SHIP IT, YOUR HONOR. My beloved children

    Por acá se me acabaron las quotes también, pero de nuevo muchas muchas gracias por escribirlo. Fue precioso de leer de principio a fin uwu
     
    • Adorable Adorable x 2
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