One-shot Kare to kanojo wa: Mirā no tsuki

*Concurso: En el lugar perfecto.”Bleach”

*Autora: Reyka Uchiha.
*Pareja: Renji / Rukia
*Lugar: Pista de patinaje
*Advertencias: Leer con mucha atención
(A lo mejor Ooc. en los personajes, porque no estoy familiarizada muy bien con sus caracteres)

*Aclaraciones:

-. Narrado en primera persona, por Renji

-. Recuerdos

-. —Conversación —narración.

-. <<Pensamiento del personaje>>

*Palabras: 1610 + 13 del titulo = 1623

*Disclaimer: Los personajes de Bleach son propiedad de Tite Kubo
*Dedicado: A mi nee-chan, a Dachi, a GaByAkUgAn que tambien le agrada esta pareja ^.^ y al resto de seguidoras de este anime.

Titulo: Kare to kanojo wa: Mirā no tsuki ​

(Él y Ella: “Espejos de Luna”)​

El cuchicheo de los patinadores, que escogieron este bello lugar para pasar las festividades de San Valentín, se escucha por toda la pista tan sólo al entrar. Sin embargo, es apagado por el juego de colores que danza al ritmo de aquella música que comenzó a tocar el DJ. Mi corazón se aferra al recuerdo de nuestra primera cita, donde nuestra amistad termino.

<<Un día común para muchos, más no para mí>>

Estoy sentado en la mesa catorce, con una malteada de chocolate a medio tomar y entre mis manos un estuche de joyería con un dije del Yin Yang que se separa cada uno con una cadena de plata fina. Frente a mí, una malteada de fresa entera y sin dueño aún, a la vista de los demás. Siento la nostalgia invadir mi mente mientras mi mirada se pierde en la figura que con cariño sostengo, trayendo con ella el grato recuerdo que compartimos.

Caminas tomada de mi brazo, deduzco que estás feliz por el brillo de tus orbes violetas, me llamas e interrumpes mi análisis sobre tu persona.

—Renji ¡Vamos, quiero patinar! —expresaste al instante en que halabas de mi brazo. Yo como un idiota te seguí, estaba hipnotizado por tu personalidad arrolladora— siéntate aquí, yo voy por los patines.

Diste unos cuantos pasos al mostrador donde los alquilaban, desde la mesa que escogiste observe claramente que hacías un puchero, <<algo no te gusto o te decepciono>> un momento más y volviste a mi lado entregándome el par que yo usaría.

—¿Patines, con figuras de leopardos? —exclame al tenerlos entre mis manos; me extraño, ya que miraba los patines de los demás y todos eran de un color neutral, sólo los de niños traían imágenes pintadas.

—Ya póntelos, no fue mi idea—bufaste molesta.

—Por eso le hiciste de pucheros al señor —respondí más que como pregunta, como una afirmación.

—Sí, yo le pedí unos que tuvieran conejitos blancos y tiernos —respondías mientras apretabas las agujetas de tus patines para evitar futuras caídas— pero el muy idiota dijo; lo siento señorita, pero de esos sólo tengo hasta el número dos y medio —expresaste con molestia— ni siquiera había de mi número —te quejaste.

Tu respuesta me dejo en una sola pieza y di gracias interiormente mientras ajustaba los patines. Prefería mil veces los leopardos que a los malditos conejos, simplemente porque me vería ridículo, no quería pensar lo que diría el fastidioso de Kurosaki y aún lo que dirá al ver estos.

—No te enojes, estos no están tan mal después de todo. —trate de calmarte, lo más condescendiente que mi carácter me permitía.

—Disculpen ¿desean algo de tomar? —interrumpió una mesera, a lo que tú muy animada ordenaste, olvidándote de lo anterior.

—Sí, por favor trae dos malteadas, una de chocolate y la otra de fresa —la mesera se fue en busca de tu pedido.

—¿Malteadas? —mi desconcierto te causo gracia.

—Son mucho más ricas, que el café que te gusta tomar… cargado de azúcar —giraste con ironía tus dos piedras violetas— por cierto, me dijiste que esta tarde me dirías algo ¿Me dirás ya, oh lo harás más tarde? —me preguntaste, descolocándome por completo.

—Te lo diré en la pista —respondí, fijando mis ojos a la blancura del hielo en donde muchas parejas patinaban rítmicamente tomados de la mano. No insististe, ya que enseguida llego de nuevo la mesera dejando sobre la mesa las malteadas.

—¿Cuál quieres, la de chocolate o la de fresa? —interrogaste sin apartar tus dos orbes de la bebida color rosa. Reí arrogantemente de lo predecible que a veces podías ser.

—Quiero la malteada rosa —pedí, la expresión de tu rostro me robo una sonrisa como las de antaño. Inflaste tus cachetes en un gracioso puchero mientras extendías el vaso que traía la bebida que te pedí— mejor, quiero esta —dije tomando con mi mano derecha la de chocolate.

—Eres un indeciso —te quejaste mientras sorbías de la fajilla el cremoso liquido, yo te imite.

<< Tenías razón al decir que era más rico que el café>>

De pronto, halaste de mi mano dirigiéndonos rumbo a la pista, dejando tan deliciosas bebidas a la mitad.

El entrar de golpe a la pista; me desconcertó un poco provocando que me tambaleara, mi batalla por lograr estabilizarme para no impactarme contra la frialdad del hielo robo una sonrisa de tus finos labios.

Comencé a deslizarme con un poco de maestría, cuando la voz del Dj se escucho por el altavoz del establecimiento.

—Bienvenidos sean todos en este catorce de febrero a su pista Mirā no tsuki:”Espejos de Luna” —la voz detrás del altavoz sonaba muy animada— ¡Feliz San Valentín a todas las parejas de enamorados que nos acompañan esta noche! —la voz fue remplazada por una melodiosa canción empalagosa, mientras que en la pista varias de las parejas no pudieron evitar sonrojarse y yo me perdí en tu mirada violeta, Rukia.

Paso a paso nos deslizábamos armoniosamente por la pista, cuando estuvimos cerca de la entrada sur de la pista, pude ver la figura de Orihime que entro estrepitosamente en la pista, se tambaleaba para no dar contra el hielo, pero a cambio fue a impactarse contra la espalda de Rukia, yo al tratar de amortiguar su caída termine tirado bocarriba en la fría pista, ella sobre mí y mis lentes Ray-Ban siendo arrastrados por algunos patinadores. Sus labios rosando con los míos y mi mirada perdida en la suya, el rubor que adornaba sus mejillas se le veía exquisito, para mí el resto desapareció y solo estábamos ella y yo.

—Sé mi novia, Rukia —me encontré diciendo esas palabras, pude darme cuenta de ellas al ver la expresión de su rostro, y mi respuesta fue un cálido beso con sabor a fresa.

—¿Se encuentran bien? —interrogo Kurosaki sacándonos de nuestra ensoñación. Con sutileza levanto a Orihime y a Rukia para después extenderme su mano cómplice— veo que todo salió bien —me dijo con cierta lascivia en su voz que causo que me ruborizara al igual que “mi novia”, ahora podía decirlo con orgullo. Pues desde siempre he guardado este sentimiento por ella, el que apenas hasta hoy con ayuda y consejo de esté par me atreví a confesarle.

—Sí, gracias —le dije.

—Por cierto Abarai —llamo mi atención, el tonó burlón en el que me hablo— lindos patines —sonrió, mientras veía que se dirigían los tres a la mesa.

—Kurosaki idiota —dije en un susurro ante su burla. Por esta ocasión no quería pelear con él, porque quisiera o no le estaba agradecido.

Sin querer un suspiro escapo de mis labios al verla entrar por fin, deje de divagar en mis recuerdos mientras la veía dirigirse a la mesa donde estoy, donde todo comenzó.

Detrás de ella viene Kurosaki y su novia Inoue. Guarde en la bolsa de mi pantalón el estuche, y escuche mi nombre.

—Hola, Renji —me saludaron, mientras mi novia me saludaba con un beso que gustoso correspondí.

—Que bueno que llegaron —les salude— tú malteada preferida te espera —sonreí mientras se sentaba a un lado de mí— tomen asiento chicos, hay que celebrar el día de San Valentín, el día del amor y la amistad —dije, se sentaron frente a nosotros Inoue y Kurosaki.

La conversación entre los cuatro se hiso amena, patinamos un rato entre bromas y algunos malos chistes que se me ocurrían. Luego de un rato volvimos a nuestra mesa, Rukia y yo bebimos nuestra deliciosa malteada e Ichigo y Orihime tomaban un frappe de moka.

—¿Ustedes no se aburren de tomar eso cada que venimos aquí? —nos interrogo Kurosaki con cara de asco, ya que a el no le agradaban las malteadas.

—¡NO! —le respondimos al mismo tiempo.

Por las ventanas podía apreciar que ya era de noche, metí mi mano en mi bolsillo derecho encontrando al fin lo que buscaba.

—Ustedes me disculparan —me levante de mi asiento y coloque el estuche entre las manos de Rukia, a quien se le iluminaron sus orbes violeta al abrirlo— esto es para ti, por este año que hemos compartido —dije un poco ruborizado al instante en que separaba el dije y abrochaba la cadena plateada en su terso cuello. Ella tomo el otro y me lo puso con sus dos hermosas piedras violetas brillando de felicidad.

Nuestra pareja de amigos nos miraba, cuando de pronto observamos que Rukia sacaba de su bolso un estuche y lo ponía delante de ellos.

—Esto es para ustedes —la mirada de Ichigo era de desconfianza, pues tantas veces ella les había hecho de las suyas —no me veas así, esto es porque gracias a ustedes el baka éste y yo… hoy estamos juntos.

Sus palabras me causaron gracia en vez de molestarme por el insulto. Inoue abrió el estuche encontrando en su interior dos pulseras de plata con un grabado que citaba: “Tomodachi o miru KIKA” las últimas letras eran las iniciales del apellidos de cada uno, mientras ellos se las ponían mi chica me daba una igual y me enseñaba que ella también portaba una. En Kurosaki aprecie una sonrisa algo arrogante en su rostro e Inoue sonreía dulcemente.

—No pudo haber un lugar mejor que esté ¿verdad? —escuche decir a Orihime.

—No. Definitivamente este es el lugar perfecto, para Ren y para mí —respondió sonriente mi hermosa azabache.

—¡Hey Renji! Fue muy bajo el precio, ¿no? —me decía mi amigo, llamando mi atención ,le miré sin entenderle— los Ray-Ban bien valieron la pena, para poder estar con ella —finalizo burlón Kurosaki..

—Idiota —susurre ya que había logrado robar una sonrisa de mis labios, al recordar los lentes.

<<Espero poder compartir muchos días más… tan perfectos como este>>​

Fin…​

Comenten, y se aceptan consejos ^.^​