One-shot Karakuri 卍 Burst

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Kashey, 4 Julio 2013.

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    Kashey

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    Escritor
    Título:
    Karakuri 卍 Burst
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2017
    Bueno, esto es para Nyanmad, ya que fue su reto x'D el final es simple, me están corriendo del PC pero bueno, es mi mayor esfuerzo. Intenté desarrollar la trama como mejor pude, dejando que mi imaginación jugara con la corta trama que la canción posee. Espero que les guste C:
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    Rin POV

    Deslizo suavemente mi dedo por el gatillo y escucho aquél sonido que tanto adoro. La sangre fluye sin parar por su mejilla rota, qué delicia.

    Esta mañana, al igual que todas, desperté con ganas de ver sangre. Pero esto no me satisface en lo absoluto, quiero ver más. ¿Quién soy yo y para qué fui creada? No logro recordar nada... sólo aquellas imágenes que a veces vienen y a veces se van.

    En una ocasión recuerdo haber visto a una persona. No recuerdo su rostro, sólo que llevaba el pelo suelto y de color rubio, tal como el mío. No recuerdo cuándo fue que perdí el ojo izquierdo, ni cómo fue que pasó. Sólo sé que esto a veces es un impedimento, varias presas se me han escapado por mi mala visión, pero he mejorado.

    ¿Por qué mis deseos de matar no desaparecen? Necesito saciarlo todo. Necesito ver el rostro suplicante de mis presas antes de terminar con sus vida.

    El día se pasa como cualquier otro, huyo de los que me persiguen y mato a quienes quiero. Aquél grupo, el que se hace llamar el grupo de los buenos es el que me sigue. ¿A caso soy mala? ¿está mal intentar saciar la sed que me carcome por dentro? Bueno, ellos tienen ganas de acabar con los malos, ¿no los convierte eso en malos, por querer saciar su sed de justicia? No los entiendo.

    Camino sin rumbo fijo, como lo hago siempre. Observo con atención, utilizando todos mis sentidos. Rasgo mi viejo kimono, blanco y percudido, con la rama de un árbol. Tuerzo los labios plácidamente y tiro del gatillo. ¿A quién le he dado? era uno de esos estúpidos integrantes del grupo de los buenos. Observo cómo se retuerce, le he rozado el ojo derecho mientras él estaba parado de perfil. Tira el katana que lleva en sus manos, cubiertas por unos guantes de blanco reluciente. Se presiona el ojo con desesperación y sus guantes se manchan de rojo. Sonrío.

    La luz del sol golpea con sutileza sus cabellos dorados. Mi sonrisa se borra. El chico rubio que logré divisar en un sueño hace tiempo... es él, tiene que ser él. Se da vuelta e inspecciona con el ojo que le sobrevive intentando buscar a quien le disparó, recogiendo su katana con la mano izquierda. Veo su rostro y entonces más imágenes, cosas que me causan confusión, vienen a mi cabeza. Lo veo a él, con lágrimas en los ojos, luchando por alcanzarme. Dos personas lo sostienen de cada lado, no logro verles la cara. El chico lucha y me grita con voz ahogada;

    ¡Rin, Rin! ¿A caso es ese mi nombre? —¡Rin, no! ¡suéltenme malditos, suéltenme!—.

    Es el mismo chico, tiene que ser él.

    Miro a todos lados, mis pensamientos lograron romper mi guardia y ahora no sé si alguien me ha visto. Corro hacia los árboles con la esperanza de que nadie valla tras de mí. Encuentro un árbol hueco y me meto allí para esconderme. ¿Quién era esa persona, y por qué lloraba? ¿a caso aquél nombre es el mío? Escuché los pasos de personas que pasaban al lado del árbol en donde me encontraba refugiada. Guardé silencio y comencé a respirar lo menos audible posible.

    ¡Se fue por aquí, yo vi una sombra que se internaba al bosque!—. Escuché afirmar a una voz femenina. Emanaba juventud.

    ¡Sea quien haya sido, ese maldito me las va a pagar! Y no importa si estoy ahora tuerto... voy a vengar a Rin—. Esa voz. Me dio tanta rabia saber que realmente era el chico rubio de mis recuerdos que me dieron ganas de asesinarlo en ese mismo instante, porque era parte de mi pasado y me era confuso intentar recordarlo todo.

    Los pasos se hicieron cada vez más lejanos. Descargué mi pistola, la dejé a mi lado y me quedé dormida.

    Len POV

    Esos malditos. Yo sé que fueron ellos... quieren atormentarme más. ¿El punto de terminar con mi ojo derecho era que recordara cómo la torturaron torturaron y el cómo destrozaron el ojo izquierdo de ella? No importa. Eso ya no importa, los recuerdos ya no importan, sólo tengo que vengarla.

    Después de eso, el chico de cabellos rosas al que llamaban Ted y el de cabellos morados al que llamaban Gakupo me sacaron de la habitación y me llevaron a otra. Me dejaron tres días aislado, sin comida ni bebida, sin baño y sin ropa. No podía asearme, y aunque no comiera ni bebiera, mi cuerpo aún tenía necesidades. La peste del lugar se había hecho demasiada. Era una habitación reducida, a penas y podía recostarme sobre mi espalda y pararme para estirarme un poco. Estaba muriendo. Fue entonces cuando Miku y Kaito aparecieron. En aquél entonces yo era un inútil de catorce años, débil y sensible. No los conocía, y me rescataron. Me dieron ropa, comida y un lugar para quedarme. Miku es la líder de nuestro grupo, nosotros somos quienes buscan poner un alto a todos aquellos malditos que han matado por placer a nuestros seres queridos, a nosotros que nunca les hicimos daño.

    Rin era mi hermana menor, mi pequeña Rin. Mis padres me encomendaron protegerla cuando aquellos hombres encapuchados llegaron a mi casa a llevárselos. Mi madre nos ocultó en un agujero debajo de una tabla suelta en mi casa, Rin tenía cinco y yo siete años, y entrabamos a la perfección, llenando todo el espacio que había. Los hombres buscaron y rebuscaron por toda la casa sin encontrarnos. Nos buscaban a nosotros, no a nuestros padres. Ellos querían a todos los niños del pueblo para tenernos como esclavos. Tenían el registro de todos los niños que habían y sabían que nosotros estábamos allí. ¿Y qué pasaba con los padres que no entregaban a sus hijos? se los llevaban y los asesinaban públicamente en la plaza del pueblo, torturándolos de la forma más horrible que pudieran. Haciéndolos gritar, esperando a que sus hijos se hicieran presentes para que no hicieran sufrir más a sus padres. Pero mamá me hizo jurar que no iríamos, y que cuidaría de Rin con mi vida.

    Ahora han pasado cinco años desde que me arrebataron a mi muñeca, tengo diez y nueve y voy a vengarla. Yo sé que la mataron, y que quieren que mi pasado me coma y me haga débil. Pero ya no pueden, desde que me arrebataron a Rin me he vuelto frío e insensible. Sólo quiero venganza, quiero verlos sufrir.

    Voy a la alacena y alcanzo el botiquín de primeros auxilios que se encuentra en lo más alto. Saco una venda y me la enrollo en el rostro, cubriendo los párpados ahora cerrados de mi rostro.
    Tomo mi katana y salgo. Estoy buscando a Ted Kasane, el líder del grupo de los malos. Él, quien cortó el rostro de mi amada Rin y luego mandó a que me encerraran. A él, lo quiero muerto. Y no quiero que nadie más que yo lo toque. Él es mío, es mi presa, y lo haré sufrir, lo haré pagar; por Rin.

    Camino junto a mi grupo, el plan es acabar con la resistencia que se encuentra protegiendo la casa de Ted. Después Kaito y yo entraremos, él me ayudará a asesinar a todo aquél que se me ponga en frente, y después, al llegar al indefenso Ted... será tan placentero.

    Caminamos todos, somos un grupo de unas ciento cincuenta personas, contra una resistencia de unas doscientas. Ellos tendrán armas, pero nosotros tenemos técnica. Escucho un leve sonido entre la maleza y mi instinto me incita a voltear y ponerme en guardia. El sol hace que su cabello brille, ¿es un espejismo? Bajo suavemente el katana y la observo con curiosidad. Ella sale de entre la maleza, apuntándome con un arma y me hace un gesto para que me acerque. De pronto sus ojos se vuelven grandes al mirar hacia mi grupo y emite una sonrisa diabólica. Sacude la cabeza y vuelve a prestarme atención, con una mirada exigente. Me acerco suavemente a ella, sin bajar del todo la guardia. ¿Es Rin? ¿es una trampa? Ella está muerta, no puede ser Rin...

    Me meto en la maleza con ella, corriendo quizá el mayor peligro de mi vida. Me pide que me siente, bajando difícilmente el arma y se sienta frente a mí. ¿Por qué le costó tanto dejar de apuntarme? Quizás simplemente no confía en mí. Me examina y se me acerca. Una mota de cabello le tapa el ojo izquierdo, así que no puedo saber aún si es o no es ella. Observa detenidamente el rojo sangre que mancha la venda y sonríe, sacudiendo nuevamente su cabeza unos segundos después. La mota de cabello que la cubría se hace a un lado, y logro ver ahora que en efecto, es ella. Mi hermana menor, mi pequeña Rin, ¡es ella! De su único ojo comienzan a brotar unas ligeras lágrimas y me mira, un poco asustada.

    ¿Quién eres, quién soy, por qué a veces te sueño o simplemente te recuerdo? ¡Responde!—. Exige saber, parándose en seco y apuntándome nuevamente con su arma.

    ¡Rin!—. Grito, haciendo una mueca de felicidad, de alivio, de paz.

    Pero ella no se ve estable, y me dispara en la pierna.

    ¡No vuelvas a llamarme de esa manera! Yo no sé quién es Rin, ¡¿por qué me llamas así?!—. Me cuestiona, con una mueca de desesperación.

    Oh querida, ¿qué te han hecho? ¡esto es peor a que te hubieran asesinado! No sabes ni quién eres...

    Hey, hey R... tú. Entonces, ¿quién eres?—. Le pregunté, apretando mi pierna, de la que empezaba a brotar sangre.

    ¡Es por eso que te traje! Responde, con una sonrisa torcida y una mirada penetrante y aterradora.

    Ella no era Rin, ¿quién era? ¿qué le hicieron? Guardé silencio unos segundos, y luego respondí.

    Tú... tú eres Rin, Rin Kagamine. Mi hermana menor.

    Su ojo se hizo grande, soltó el arma y comenzó a llorar. Se acercó a mí y me abrazó fuerte.

    Len, ¿eres tú, Len? Me sonrió, esta vez era ella. Esta vez sí era ella. Len, ellos... me inyectaron algo. No sé qué fue. Yo sé que volveré a olvidarte, a ti y el quién soy yo. Tengo un problema, no puedo dejar de asesinar, yo fui quien te hizo esto, yo fui la responsable de tu ojo... ¡En serio lo siento! Tomó mi mano con fuerza, haciendo que presionara mi katana. Mátame, termina conmigo. No sabes cuan horrible es vivir sin saber nada. Sin saber quién soy ni para qué sirvo. Mátame.

    Nos miramos fijamente, me levanté como pude, la pegué a mi cuerpo y la abracé con fuerza.

    No sabes lo horrible que es vivir sin ti. Le dije mientras la abrazaba. La aparté de mi cuerpo y tomé su arma. La coloqué en sus manos y la hice apuntarme. Levanté mi katana y sonreímos. Ella entendió a la perfección lo que quería decir.

    Te amo, Rin. Siempre serás mi muñeca, mi pequeña traviesa. Mi hermanita menor.

    De su ojo brotaron tantas lágrimas como era posible, y con voz quebrada, respondió.
    Y-y yo a ti, Len.

    Y el bosque fue el único testigo de lo que sucedió después.
    FIN
     
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    Poemy

    Poemy Guest

    ¡Rompiéndolooooos! (8)

    Kashicita. Un mar de recuerdos me invadió la mente. ¡Karakuri Burst! Esta fue la canción que me enamoró de los Kagamine. Y Len, Diooooos, Len. Tan bello.
    Siempre quise saber qué quería decirle Len a Rin.
    Me gustó como desarrollaste la historia, muy simple, nada compleja de leer, pero pudiste haberle sacado más provecho a la canción. Me hubiese gustado mucho ver un trasfondo, más historia, más trama y más sobre las personalidades de los protagonistas, pero en fin, es una historia vieja, así que lo dejaré hasta aquí.
    PD: ¿Sabes que ya salió la segunda parte de Karakuri Burst? *-*

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