Kanagawa Kamakura

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 2 Noviembre 2020.

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    Amelie

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    Patio fuera de la Mazmorra
    (Shinko; Riku)

    Riku atacó con pasos distintos; unos que Kirara no esperaba ver en él. Shinko sonrió cuando la saya golpeó levemente el hombro de Kirara mientras ella alcanzaba con su puño la nariz de Riku; ambos golpes fueron sutiles, pero el de Riku fue mejor.

    Kirara miró a Shinko mientras este ocultaba su risa entre sus manos —Le has enseñado una mejor postura por lo que veo — después miró a Riku y asintió orgullosa —Me pesa decirlo pero tu ataque fue mejor que el mío, has mejorado desde nuestro último encuentro.

    Monpoke cuenta como victoria.

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      Protección= 19

    • PV=55




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    Clínica
    (Rengo; Natsu; Kuroki; Mao)


    Rengo fue sujetado de la muñeca por Mao; algo que lo hizo contraer sus dedos en miedo; para él eso era una manera de sometimiento, no trató de zafarse; quería huir pero sabía que no podría. La naturaleza era una gran maestra; si la presa está acorralada, debe buscar una manera de salir; algunos animales usaban camuflaje; pero otros trataban de intimidar a sus cazadores. Trató de defenderse pero la voz no parecía salir.

    Luego fue Natsu quien lo tomó de la muñeca, por un instante era sostenido por Mao y Natsu, después Natsu le dio un golpecito en la frente.

    "Vas a quedarte aquí y vamos a beber aunque la estúpida se pare de cabeza"

    Aquellas palabras le reafirmaron su complicidad con Natsu; afirmó sin sonreír, pues seguía nervioso. Mao lo ponía nervioso, incluso más que Kuroki. Y Natsu, a diferencia de lo que el resto decía de él, sentía protección a su lado.

    Rengo sintió la caricia en el hombro de parte de Mao, trató de contener su expresión de incomodidad ante el tacto; había heridas recientes allí, pero sobre todo no estaba acostumbrado al contacto físico, aun así entendía que aquello era una manera de reconfortar a alguien, Kuroki también lo hacía, posiblemente se acostumbraría a ello eventualmente.
    Después vino la ironía de Mao hacia Natsu; su primer confidente. Natsu se mantenía estoico pero Rengo comenzaba a apretar sus puños, se estaba burlando de la primera persona que permaneció a su lado a pesar de sus palabras; lo miró enojado, no podía dejar que le hablaran así, seguramente refutaría aquella burla tan planeada de parte de Mao, quien podía ser dulce y de un segundo al otro arder.

    "Nada"

    Rengo abrió la boca incrédulo, Natsu permanecía allí; era alguien muy maduro. No como él. Rengo tampoco reclamaría nada, si lo hacía vendrían mas preguntas y odiaba esquivar preguntas. Simplemente avanzó hacia la botella de sake, destapó la jarra y pensó que aquello podría borrar un poco los problemas, olió el alcohol.

    —¡Kanpai!— y le dio un gran sorbo; para después mirar a Natsu con una expresión amarga —Eww —logró decir para después darle otro sorbo.



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    Dojo
    (Kato; Takano; Misato; Clan Tao; Kenzaburo)


    Yin afirmó ante Misato; la pelea había sido algo de mucha tensión; pues nadie esperaba que se volvería lucha de filos; aun así el resultado fue seguro, Kenzaburo era atendido frente a todos de manera urgente; sólo debían detener el sangrado; el olor del alcohol se hizo presente.

    —Yo creo que fue sabia tu decisión Misato-dono — mencionó Yin —Los entrenamientos deben ser graduales; he de admitir que no me sentí cómodo atacando a alguien que se mueve más lento que yo. La igualdad de condiciones hace la pelea algo digno.

    Takano recuperó el aliento del golpe recibido de su padre; para después escuchar la voz de Kenzaburo. Tanto Kato como él lo observaron con atención mientras Ujihisa seguía atendiendo el corte sin mucha delicadeza.

    —Los Minamoto están completamente destruidos sin un líder al cual seguir. Y aquí estás tú, un hombre que sube al árbol mas alto sólo para resbalarse sin llegar a la cima; pero te aferras a Takeda para no caer, siendo que él es una frágil rama que va a quebrarse con tu peso; si no avanzas, se romperá y tú caerás con él —mencionó Kato cruzándose de brazos— Es por eso que el guerrero debe entrenar para ser lo suficientemente fuerte como para no depender de aquella rama frágil. Tú has demostrado que puedes mejorar, los aquí presentes quieren ser las raíces de aquel árbol; porque si Takeda no se levanta por sí mismo; serán los demás que se levanten frente a él.

    Kato sostuvo la katana de Takeda —Una persona sin espíritu de lucha no es capaz de defender a nadie —miró hacia Kenzaburo —Podrás entrenar con nosotros; has ganado mi aprobación al igual que Takano y los Tao. Pero no te devolveré la katana —miró la katana entre sus manos —porque este filo está desvastado debido a que el espíritu de su amo ha muerto.

    Kato avanzó hasta el altar donde dejó la katana; después se giró ante los presentes —Esta es la última oportunidad de darse la vuelva e irse; si no temen a mi fuerza hablen; díganme en que consiste su verdadera fuerza, colóquense frente a mi y ataquenme con todo lo que tienen. Les enseñaré a entender el ritmo de su oponente. Porque la forma de ganar en un combate según el arte militar, es conocer los ritmos de los adversarios y utilizar los ritmos que nuestros oponentes no esperen.


    Tirar un 3 dados de 20 frente a Kato por favor :3 y suerte
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    Kaisa Morinachi

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    Mao/Masuyo
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    Lo miré directo a los ojos, con el tic en uno propio, mi cara de hastío y una pizca de ira, levemente boquiabierta, paralizada con los brazos aún medios alzados. Tal cual una araña que acaba de ser pisoteada y quedó estampada de por vida.

    Inhale hondo y en cuanto suspiré me destensé, dejándome caer con habilidad y sutileza al suelo, apenas asiendo ruido o golpeándome. Me quedé ahí tendida, mirando el techo, escuchando a Rengo alegre de probar sake, mientras intentaba acomplarme al ritmo de la lluvia.

    —Así que soy idiota —solté con suavidad, sin ningún sentimiento en específico—. Supongo que soy de las idiotas impulsivas —agregué.

    Y ni idea de sí era por la lluvia o qué sé yo, pero tuve que cerrarme la boca, porque ganas de llorar sí me dieron. Me quedé ahí, mirando el techo, sintiendo mis ojos húmedos y el nudo en la garganta. Inhale hondo, llenándome el pecho de aire, para luego botarlo con suavidad. Repetí el gesto una, otra y otra vez, repasando lo que había hecho.

    Le conté a Shinrin lo de Chikusa, fui estúpida con Taiyo y descuidada con Murai, para luego ir a molestar donde Kato, dudando mucho de que mis palabras sirvieran para algo. Otra bocanada de aire que escapó por mi nariz, sintiendo cada vez más el frío del ambiente.

    La determinación se me había ido con una velocidad increíble, había que ver.

    —Rengo, que el Sake no te haga olvidar que aún tengo preguntas por hacerte —comenté al aire, con aquel tono serio, pero menos solemne que el usado anteriormente.

    Giré mi cabeza y cuerpo sobre el piso en busca de los ojos de Kuroki, con la mirada entre muerta y hastiada que me cargaba. Mi cuerpo también se había empapado con la llovizna, solo esperaba no enfermar demasiado. En cuanto encontré los océanos del chico o al menos su cabellera blanca, procedí a seguir soltando palabrería gratis, ni siquiera barata. Regalada.

    —¿Alguna vez tuvistes amigos, Kuroki? —pregunté con falsa calma, mirándolo con unos ojos que demostraban seriedad, pero que aún estaban lejos de ser el enojo constante y desconfiado con los cuales me conoció el chico.

    Tras la pregunta desvíe la mirada, vagando por la clínica sin mover mi cuerpo. Muerta.

    —Yo no, creo que no. Vivíamos apartados del pueblo, no éramos los mejores guerreros. Diría, sí es que no estoy pensando desde mi idiotez, que somos contrarios a esto, Kamakura. Mi pueblo estaba perdido entre los bosques y montañas, ese era su mayor escudo.

    Hice un poco de silencio, organizando mis ideas y de paso concentrándome para no desbordar algún sentimiento de más.

    >>Tal vez por eso soy tan tonta y cargo con tanta soberbia —proseguí, una vez pensadas un poco más mis palabras—. Era la mayor, y los adultos que no fueran mi madre tampoco me podían regañar en lo que no fueran sus áreas—. Busqué otra vez la mirada del chico, removiéndome solo lo necesario sobre el suelo, sin perder mis piernas algo flexionadas ni mis brazos abiertos tales ramas—. Kuroki, creo conocer por lo menos de manera superficial la vida campesina—. Y volví a desviar la vista, al techo—. Mi vida fue demasiado fácil y llena de lujos pacíficos, tú eres más fuerte... no sé en qué sentido, pero por lo menos tú templanza es de admirar.

    Y mis gestos se arrugaron, por lo que rodé sobre mi misma hasta quedar estómago abajo y luego esconder mi rostro entre mis brazos.

    >>Se acerca el otoño... no sé sí el invierno vaya a ser muy gentil este año...

    Silencio.

    Lluvia.

    Soledad.
    Al final del día, sí que era insignificante.

    Me paré con lentitud en un absoluto silencio, y empecé a examinar la clínica, en busca de implementos para limpiar las heridas de Murai.

    Chale, ya se deprimió
     
    Última edición: 18 Enero 2021
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    Amelie

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    (Rengo; Natsu; Kuroki; Mao)


    Rengo escuchó a Mao y algo en el pecho se comprimió; conocía ese dolor. Cambió nuevamente, como la dirección de un río desbordado; era algo que no se podía controlar, sólo huir de él o dejarse llevar por una de las cauces. Huir era lo seguro, huir siempre te aseguraría mantenerte a salvo y seco; en cambio, caer a uno de los cauces te puede llevar a la muerte, incluso a un sitio lejano y desconocido; mojado y cansado. Esa era la razón por la que Rengo huía a ese tipo de confrontaciones verbales; era más sencillo un regaño; un combate, incluso un castigo.

    Odiaba las preguntas, en verdad lo hacía. Pero más odiaba ver a alguien herido y no hacer nada para ayudarlo. Ella también había pasado por una especie de soledad parecida a la suya, fue en ese momento que lo entendió. Rengo no había convivido con demasiadas personas, Itami era la persona más cercana a él. Con sus hermanos y las Minami atesoraba cada instante, porque sabía que sería corto, ese era su único momento de interacción con personas. Sabía muy poco de relaciones humanas, de cómo comportarse con los demás; pues jamás se había puesto a escuchar los problemas ajenos por el miedo que le provocaba ser interrogado después, por eso huía de las emociones. Por eso sólo quería ser feliz, porque era lo más sencillo.

    Eso era inmadurez; eso era su debilidad.

    —Kuroki es fuerte porque quiere entender a los demás —mencionó aun con el sake en manos, lo sujetaba con firmeza, temblaba levemente pues recordó sus noches solo encerrado en la biblioteca —la calma en medio de la quietud no es verdadera calma; mantenerse tranquilo en medio de la turbulencia, esa es la verdadera calma —miró hacia Kuroki —La felicidad en medio del bienestar no es verdadera felicidad —bajó la mirada incapaz de sostenérsela —mantenerse feliz al enfrentar la adversidad, ese es el verdadero potencial que tiene Kuroki.

    Era algo que compartía con Takeda, algo que Takeda había olvidado.

    Rengo se colgó de la manga de Natsu, temeroso a lo que podría suceder porque había abierto la boca. Dio otro sorbo.


     
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    Monpoke

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    Riku

    Sonrío satisfecho por el logro que considere cercano imposible de conseguir. Agrietar la muralla.

    Una acción que normalmente llenaría a uno de creerse más de lo que es, suficiente para hacerlo sentir que saborea el cielo. No en mi caso.

    "Sus enseñanzas dieron frutos". Sonrió también hacia Shinko, quien ayudo a empujarme hasta aquí.

    Vuelvo a tomar distancia sin intención de bajar el arma, dirigiendo la mirada hacia Kirara. Mostrándome decidido a otro asalto. "Pero no dejaré se me suba a cabeza, yo soy consciente donde me encuentro. Uno o varios buenos golpes no me harán pensar lo contrarío".

    "Supongo lo del maltratarme sigue en pie. Ahora te toca ir con mayor seriedad ¿No es así? Al menos por esta ocasión". Le dejo clara mi intención de volver a combatir, chocar nuestras armas y volver a sentirme tocando el cielo. Logrando lo inalcanzable. Que estas veces donde logre tocarla no demuestren ser solo una casualidad.

    Porque busco mejorar. Alcanzar a quienes esperan eso de mi.

    Me tome unos momentos darme cuenta, que puedo estar llevando la provocación a la persona equivocada.

    Bajo mi katana y la dejo descansado en el suelo. Retrocedo otro par de pasos, y llego hasta donde deje mi demás pertenencias.

    Bajo los ojos de todos, me equipo el Yoroi.

    Terminado, vuelvo a recoger mi katana y regreso firme a mi posición. "Una pequeña precaución, es mejor si aguanto uno o dos golpe más. Enséñame la fortaleza de esa muralla capaz de aplastarme".

    Es mi determinación, mi voluntad. Caer luchando, pero no con un aliado entrenando. Esa muerte no tendría sentido y sin valor.
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Yuzuki Minami
    Castillo con Rei metiendo la pata

    Al llegar había dos personas apostadas en el segundo piso y una de esas era Shinrin, a quien le dediqué un saludo breve cuando llamó a mi nombre y Asakura no tardó en presentarse, para la gracia de que le dijeran que no podía entrar ahora mismo lo cierto es que supo manejarla, logrando que al menos le informaran a Takeda que alguien había venido a verlo, valiéndose de los apellidos de los clanes de la flores para ganarse tan siquiera eso. Yo solo me mantuve allí, en silencio, esperando y quizás con la barbilla demasiado en alto cuando Rei me señaló, pero lo cierto es que los Minami habíamos sido también un grupo de perros orgullosos.

    Como fuese, nos guiaron al segundo piso y cuando la puerta se abrió, Jiin reconoció al Asakura al vuelo aunque el otro se inclinó en una reverencia completa antes de dejarlo terminar de hablar y yo solo continué observando los intercambios ir y venir.

    Muy feliz por los Minamoto y los Harima.

    No, espera.

    Asakura, para un momento.

    No muevas las piezas así en mis narices.


    Tragué grueso, entré a la señal de Jiin y observé a Shinrin partir por las cosas que le solicitaron, agradeciendo que al menos ella fuese a hacer el té porque de verdad el de Ryohei daba pena, ahora que lo pensaba pero cuando entramos y vimos a Takeda, bueno, fue obvio que Jiin había sacado a Shinrin intencionalmente y era obvio por qué, si la movida la estaba haciendo él también.

    Luego de saludar con una reverencia también tomé asiento y seguí escuchando como ya venía haciendo, atenta a toda la cuestión y esperando que soltaran la cuestión en cualquier momento. Repasé los mandamientos que recitó Asakura con cada movimiento, por pura manía y una sonrisa algo melancólica se me formó en los labios al escuchar la pregunta del señor, porque lo cierto es que todas las decisiones implicaban desgracia o decepción para otra parte, la que no se beneficiaba de la decisión tomada o incluso para uno mismo a veces, por no tomar la que se desea realmente.

    No se puede tener a todos contentos.

    Y de nuevo lo que habíamos hablado la tarde anterior, de delegar tareas.

    Al estratega militar. Takano.

    Al diplomático. El bocón de Hideyoshi.

    Y a los perros de guerra.

    Estiré la mano para tomar una de las tazas de té y la sostuve con más fuerza de la planeada cuando Rei dijo lo del evento, que los Asakura serían beneficiarios, di un trago bastante largo, aunque me quemé la garganta y entonces sentí la mirada de Takeda encima. Bajé la taza y le dediqué una sonrisa algo avergonzada si se quiere, viendo que el Asakura hablaba hasta por los codos y él no tenía idea de nada.

    Dejé mi taza de té al frente y me levanté de mi lugar, adelantándome un poco a los acontecimientos porque el hablador de Asakura no entendía las señas de Jiin, de forma que cuando a Takeda se le fue la taza de té casi la atajé aunque el desastre ya estaba hecho. La sostuve en mis manos y me senté a su lado, quizás tomándome demasiadas confianzas siendo que no era así cómo me habían educado para desenvolverme alrededor de los Minamoto.

    Pero siempre había tenido mi manera de hacer las cosas.

    —Lamento la intromisión, señor —dije con voz suave mientras dejaba la taza a un lado—. Sepa disculpar la gran boca de Asakura también, de haber sabido que iba a soltar toda esa información lo habría dejado tirado en el puerto.

    Posé la vista en Rei y le dediqué una sonrisa que no tenía nada de amistosa ciertamente, era más bien una amenaza pasiva. La agresión usual que me cargaba como buena hija de Kamakura se desvió al Asakura, de forma que pude actuar de otra manera con Takeda, enfocarme.

    —Esta no era la manera ni el momento para que se enterara de una noticia de esta clase. A mí tampoco me gustaría si estuviese en su posición, la verdad. —Dudé, trastabillé de forma visible porque nada tenía yo que estar haciendo tomando semejantes libertades que casi podían verse como insubordinación a ojos de todos los Minami y quién sabe quienes más, pero estiré la mano y la tomé la suya con cuidado, dándole un apretón suave—. Lamento los problemas que hemos estado ocasionando últimamente.

    am i in tochohell already? yes
     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Masuyo/Mao
    Clínica

    Mis pasos anduvieron mullidos por la clínica, casi insonoros, sí no fuera por mí cabello ahora corto en verdad yo misma me podría haber espantado de imaginarme ahí: caminado desganada, como sí ya no perteneciera a este mundo. Energías, ¿a dónde se iban las energías?

    Algodón, pinzas, desinfectante y todo lo que fuera necesario, revisaba los cajones en el mayor silencio posible, procurando dejar todo con la mínima alteración.

    Porque quiere entender a los demás.
    ¿Yo no busco eso?

    Mantenerse tranquilo en la turbulencia... ¿Cómo cuál turbulencia? Los recuerdos de Tsu me llegaron con fuerza, casi como un golpe que aumentó el nudo en mi garganta. Me tuve que aferrar al mueble cercano, empuñando mis manos con fuerza mientras mis lágrimas caían.

    Matar a un tipo a sangre fría.
    Sacrificarme como escudo humano.

    ¿Fue eso calma en el caos?
    ¿O fue solo otra actuar idiota?


    Para salvar a Kenzaburo.

    Para proteger a Takeda.

    Felicidad...

    Alcé la vista, otra vez mirando el techo con la mirada perdida, aún aferrada al mueble que llegaba algo más arriba de mi cintura. No había hipeado, no había emitido ruido alguno, pero ahí estaban.

    La lágrimas.
    El calor.
    El dolor.​

    No importara cuántos días lindos tuviera. Cuantos momentos esperanzadores llegaran.

    Esa tríada siempre volvía, muchas veces arrebatando vidas de por medio.​

    Continúe con mi búsqueda de implementos en silencio.
     
    Última edición: 19 Enero 2021
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    Amelie

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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    Me paralice cuando Mao no solamente me sujetó de imprevisto, si no que sus gestos, todos y cada uno de ellos los sentí. Frío pero a la vez una extraña sensación de adrenalina me recorrió el cuerpo.
    ¿Miedo? No, esto no era miedo. Esto no era una provocación, no exactamente. No era la misma adrenalina de una batalla, no. Era otra cosa muy distinta.

    Cuando sopló mi oído en el momento que ya había lamido un poco, solo pude congelarme. Incapaz de pensar en una respuesta en ese momento, cuando me giré en el momento que Mao se había alejado. Ella, técnicamente no solamente estaba bailando, si no estaba preparándose para luchar.
    Definitivamente Mao me sorprende, tanto que nuevamente estaba actuando como no lo esperaba.

    Solo lleve mi mano a mi barbilla, mientras mantenía la boca entre abierta, sonriendo, con increíble picardía pero no era uno pasional... Era un tanto burlón.

    ¿Superarla? Claro, y el niño soy yo... ¿No es así?

    Cuando estaba por rematar en decirle que, por fastidiarla, la iba a dejar con ganas de más, como pasó en Nara, cuando unas palabras me helaron.

    "Soy un demonio. ¿No es así?"

    Mi gestó cambio a preocupación absoluta y volteé, el rostro de Rengo era de depresión pura y arrepentimiento. En ese momento conecté rápidamente si estaba malinterpretando mis mensajes.
    —Rengo... ¿Que dices? No. ¡Yo acepté esto! ¿Rengo?—. Dije aún incrédulo cuando mencionó a Itami, y poco después comenzó a moverse.

    El que se esfumara todas las sensaciones de golpe para reemplazarlas tan bruscamente hizo que intentara sujetar torpemente a Rengo, escapándose. Pero por fortuna no solo Mao recapacitó si no lo hizo también Natsu.

    Aunque después la discusión y teatro de Mao ciertamente me hizo llevar un par de dedos al puente de mi nariz, si con eso planeaba algo con Natsu dudaba que funcionase. Y como pasó, aunque nuevamente, no esperé que no solamente Mao se callara. Si no que se dejara tumbar en el suelo, como si las palabras de Natsu hubiesen sido su katana y hubiese conseguido destrozar a Mao.

    Yo solo pude relajar mi postura, la mire, de forma neutral. Cuando me miró y hablo, solo pude quedarme ahí, en silencio.

    ¿Amigos? No... De hecho no, nunca he tenido amigos, tal vez desde Tsu. Se puede decir que Misato era lo más cercana a una amiga en el clan, y de ahí siguió Takano.

    Rengo, aunque aún alterado, volvió a por la botella de Sake y la bebió directamente. Pasando lo que debía pasar si la bebía directamente.

    ¿Mi fuerza? ¿Mi temple? Yo... No lo soy tanto.

    Mao se giró boca abajo, empezó a levantarse poco después para buscar algo y luego Rengo habló, inclusive me miró y despegó la mirada. Sus palabras, no solamente denotaban admiración, si no una razón que jamás había escuchado antes salir de otra persona...

    "Ese es el verdadero potencial que tiene Kuroki"

    Me quedé en silencio, impresionado sin realmente expresarlo, acariciando el mango de la katana de mi madre. Ahora eran cuatro personas las que me admiraban... Y eso, era maravilloso. Como me presionaba por igual.

    ¿En qué momento me había convertido en alguien tan importante? Yo... No tengo tanto valor individual. ¿O si?

    Ah, ahora entiendo. Así que este es el dolor de Takeda
    .

    Me acerqué a Rengo y le detuve en su avance hacia Natsu, para de improvisto, darle un gran abrazo, con fuerza, mientras soltaba una lágrima.
    —Por favor... No me desvies la mirada. Amigo. No estoy decepcionado, ¿si? Eres un buen chico, no lo olvides—. Hablé, en voz baja, grave pero firme. Casi como un padre tratando de reanimar a su hijo, olvidé la parte de las heridas y me alejé del abrazo un momento, acaficiandole el cabello.

    Luego me acerqué a Mao, y le puse una mano en su hombro, para mirarla con calma.
    —Solo necesitas encontrar una gran motivación, Mao. Una que por muy bajo que caigas, al recordarlo. Te haga levantarte de nuevo. No te quiebres, eres fuerte, creeme. Una fuerza que aún no ha sabido como explotar de la manera correcta. No defraudes no solo a Kenzo, si no a ti misma. Eso es lo importante—. Le revolví un momento el cabello y volví a la botella de Sake para sacar por ahí un vaso, servirlo y dárselo a Rengo.

    —Y usted, si bebe la botella así solamente se sentirá mal en poco tiempo, ve poco a poco. O voy a tener que limitarlo, muchacho—. Dije, para sonreirle dando a entender que era una broma lo último. No iba a permitir que nadie cayese así de mal solo por un tropiezo.

    Ya no, no cuando al fin... Empiezo a tener los hermanos que nunca tuve.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    Observe con alivio la recuperación de Kenzaburo, el ataque fue lo bastante efectivo para dejarlo muy agotado aunque dudaba en cierta medida que desee desistir...después de tal muestra de voluntad.

    Aún con todo Kato tomo la katana colocándola en su mismo sitio, alegando la falta de espíritu de Takeda, pero también nacio un interés en entrenar a Kenzaburo...como iba todo Kato Lucía imperturbable como siempre ignorando por completo el teatro armado.

    El señor de Kamakura se dirigió a los presentes ofreciendo el reto de "medir nuestra capacidad". Suspiré libre de toda tensión, dos noches de pesadilla mermaron parte de mi espíritu al nivel de rechazar un entrenamiento...como afirmo Yin los entrenamientos debían ser nivelados y mis pensamientos solo me ubicaban a un nivel deplorable.

    —Tomare esto un segundo— Tome casi por sorpresa el sable de madera que Yin dejo cerca aproximandome hasta la presencia de Harima, observándolo con seriedad— Como espadachín deseo comprobar su nivel, hace un momento rehuse el entrenamiento— me coloque en pocision sin descuidar el mínimo movimiento— pero como invitada e integrante del clan Tao ofreceré al menos una muestra de mi habilidad y como el gran guerrero que es, espero ver qué tan lejos puedo llegar— dije con una sonrisa confiada, llena de cierta soberbia pero también con cierta cautela.

    No sabía cuantos se atreverian a atacar pero de momento era solamente mi persona quién tomaba la iniciativa....Solo unos momentos, tome otra bocanada de aire y con gran ferocidad me lancé directo al ataque...no sabía que consecuencia tendría aquella acción, pero ahora todo parecía ir bien ahora que el clan Tao ganó su aprobación.
     
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    Kaisa Morinachi

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    Mao/Masuyo/Ryouma
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    "Oso"
    Kokia

    Terminé por soltar una risa más fresca, tal vez tímida, pero nada triste en cuanto Kuroki me acarició el cabello. Poco me importaba los detalles o cuánta razón tenían sus palabras, cuántas ya sabía, cuáles eran nuevas; la acción, el sentimiento, los resultados que buscaba eran los realmente importantes.

    ¿Y mi objetivo? Tal vez mi objetivo era tan grande que no sabía con qué pinzas tomarlos, si, eso era: mi objetivo era un cuerpo muerto. Seguí con sutileza a Kuroki por la espalda, energías renovadas y tan sigilosa como un gato, se notaba las dobles intenciones en mi sonrisa llena de picardía, que no dejaba de ser suave y gentil, aunque fueran pizcas de sal.

    Una vez cerca volví a abrazarle por los hombros, está vez sin ninguna intención de incordiarle la oreja, simplemente apoyé el mentón en su hombro izquierdo, con la vista pícara y desafiante clavada en la cara, ojos o nuca de Rengo.

    —Ya escuchaste, Rengo. Cuanto más te excedas con el sake, más bebito serás para nosotros~ —solté al final con clara mofa, mezclada con seducción a pesar que las dos primeras partes las decía con total seriedad. Similar a cuando le dije a Matsuda que se cuidara las espaldas tras haberme tirado al agua.

    >>¿Cierto, Kuroki? —pregunté tras aflojar un poco mis brazos a su alrededor, aunque aún tenía agarrada mi propia muñeca con la otra mano, para no terminar soltandolo completamente. Me había apartado un poco más hacia la izquierda, para poder verle con claridad la cara desde una distancia cómoda. Ladee la cabeza y puede que le brindara la sonrisa más dulce y amable, aparte de alegre, que hubiera sacado en meses.

    Porque eso me sentía; comprendida, lo que lograba generarme seguridad. No como con Kato, ni estando con todos los Minamoto: Me sentía comprendida acá, dentro de una clínica con jóvenes heridos, o en las mazmorras, con adultos a los que les partieron el orgullo y destrozaron sus esperanzas.

    Mi lado no estaba con Takeda, eso le correspondía a los otros. Mi verdadera labor debería encontrarla pronto, luego de consultarlo con quién sí considero un líder, mi único líder luego de mi misma: Minamoto no Takeda, ningún otro, ni los dos por separados. Todos juntos, con todos sus significados o solo será como un jarrón trizado e incompleto.

    Como yo no alárdeare sobre los Kobayashi, como Takeda no se presenta como Minamoto hacia todos; no hasta que lo seamos de verdad.

    Me separé con cuidado de Kuroki, con suavidad, tal arroyo serpenteánte o culebra sinuosa. La felicidad y alegría había sido reemplazada por una nueva seriedad; una paciencia, una tranquila, centrada, algo más lenta, pero sobre todo:Una seriedad nacida de la paz de las emociones.
    Tomé distancia de los tres para ponerme frente a ellos y mirarlos con decisión y convicción, la altanería me la podía guardar solo para Natsu o cuándo me sacaran de quicio. Me llevé las manos a la cintura, solemne, observando cada uno de sus gestos mientras buscaba calmar mis propios nervioso. Entonces suspiré pesado tras inhalar hondo, destensando así todo mi cuerpo, lista para el ataque: ojos contra ojos, de alma a alma.


    "Las dos hijas"
    Kokia
    —Chicos, les diré esto y quiero aclararles que le he contado más de mi pasado a ustedes que a cualquier otro de los aliados de Minamoto no Takeda. Puede que ni Kenzaburo conozca tanto, pero eso también se debe a que nuestra relación es completamente distinta a la que tengo con ustedes, aparte; él nunca me traicionaría ni me sería desleal, sí sintiera un sentimiento asi respecto a él, la errada sería yo, porque prácticamente él me salvó la vida y logró que ahora mismo esté de pie aquí con ustedes: Frente a tres asesinos inmaduros que ni siquiera pueden empatizar con sus muertos, o sí lo hacen se vuelven un manojo de llantos, arrepentimiento o ira.

    Guardé silencio, sorprendida de que pudiera mantener mi rango de voz en un nivel "calmado", pero que no dejará de sonar firme y fuerte. Ahora también con una pizca de suavidad agregada.

    >>Y no digo esto por altanería, a mi me siguen doliendo y perturbando las muertes, pero créanme que siendo la sombra de Kenzaburo rápidamente te acostumbras a la idea de que el depredador más fuerte es el ganador, que la víctima siempre será quien no pudo defenderse.

    Cerré los ojos y suspiré, pues las imágenes de Tsu volvieron a mi mente. Me quedé en silencio, no por el malo recuerdo en sí, estaba buscando como seguir mi palabrería. En cuanto lo obtuve, volví a ver a los tres por igual: como los aliados que quería creer que eran.

    —La filosofía e ideología de nuestra familia puede que sea mucho más compleja que la de Kato o el simple Takeda, es más: nuestras ideologías y creencias son tan endebles, blandas y elásticas, que simplemente parecemos cachorritos, pollitos o gatitos desvalidos por la vida.

    Otra vez, la sonrisa altanera; esa sonrisa repleta de confianza había vuelto, y no era por soberbia.

    >>Mi padre, Hideki, ¿saben por qué diablos no estaba en mi casa para defender a su familia? —alcé el mentón, solemne, mirándolos a todos como sí en esta ocasión sí estuviera tirando una amenaza, pero...

    Es que en verdad hasta a mi me daba miedo tan solo imaginar el escenario.

    >>Mercenario, eso era el escuadrón de guerreros de mi padre—. Tras decir eso volví a la seriedad más calmada de antes, borrando lo altiva y mirándolos otra vez como iguales: una advertencia de un conocido hacia un amigo—, pero no eran cualquier tipo de mercenarios, mi mamá siempre nos recordaba sus objetivos: "Van de pueblo en pueblo, recorren todo Japón. Ellos ayudan a los que no pueden ser ayudados, a esos pueblos pequeños, sin guerreros, a las personas desvalidas"

    Otra sonrisa, llena de cinismo, desquicio, mis ojos brillaron con fuegos fatuos, debía parecer una verdadera loca en cuanto volví a alzar el mentón: una sonrisa dedicada a todos los Taira que no tenían ya salvación.

    —Mi padres Hideki: "Árbol de Excelencia" era un dios protector para los necesitados.

    Sadismo. Mi mirada, sonrisa y voz se llenó de un sadismo serpenteánte que ya me tocaría averiguar sí Murai también tenía.

    >>Para todos los Taira un jodido ángel de la muerte, un akuma, un horror: el Shinigami de sus ejércitos.

    Tras eso ladee la cabeza, sonriendo con suavidad a ojos cerrados.

    >>Eso último me lo acabo de inventar yo, mi mamá no alcanzó a enseñarme las cosas horrendas del mundo, eso lo tuve que aprender bajo la tutela de Kenzo.

    Volví a mirarlos, con una sonrisa entre desafiante, altanera y divertida.

    —¿Qué dicen, chicos? Ya que nosotros tres estamos metidos en tanta mierda y tontería, y Natsu por rebote también, ¿les gustaría que les enseñe los "Lujos Pacíficos" que me enseñaron en mi hogar? Hay variedad para gustos y colores~

    Tras decir eso me salí de la fachada por fin, soltando un pesado suspiro y caminar luego hasta sentarme delante de Rengo, a una distancia aún considerable, respetando su espacio. Lo miré con seriedad, pero no demoré en brindarle una suave sonrisa con cabeza ladeada. También había sentido su mala reacción al tocar su hombro, así que supuse que, o no le gustaban esos gestos, estaba herido en esa zona o ambos. No volvería a ser una bruta como con Taiyo, no lo merecía ninguno de los dos ni nadie.

    —Puedes contarme lo de Hana cuando te sientas preparado, Rengo—. Y volví a la seriedad como quién se cambia de máscara, porque lo siguiente lo requería—. Sí no me explicas, sí me dejas en la oscuridad de la ignorancia, no podré defenderte a ti, ni a Kuroki ni a Natsu. Y no hablo de defenderlos de Takeda, esa cosa es un pajarito que solo entona melodías bonitas para nosotros; hablo de la cantidad de monstruos y bestias jodidas que se carga atrás, empezando conmigo.

    Sonreí con sorna, ¿por qué no? Los iba a enumerar.

    —Takano es un perro mañoso, Kenzaburo uno sarnoso. Hideyoshi es una culebra que tiene mucho veneno, pero no los dientes para enterrarlos con precisión. Kirara y Taiyo entrarían en el grupo de los Oni; ogros o demonios colosales tanto protectores como malévolos: lo único que protegen son a los suyos, el hermanito de Kirara y Riku, que son los más humanos hasta el momento.

    Cerré los ojos, pensativa mientas entrelazaba mis manos, alzando la vista al techo. Cuando el "Hm" se acabó, observé a cada uno de los presentes, desafiante.


    "Canción de cuna del Dios Celestial"
    Kokia

    —¿Ustedes que son? —después sonreí con más alegría y emoción, rozando lo infantil, todo con los ojitos cerrados—. A mí me gusta que el señor Natsu me haya dicho pulga, aunque puede que garrapata sea más ideal: cuando me aferro a un perro, no lo suelto hasta chuparle toda la sangre.

    Entonces miré a Rengo, con las malas intenciones trasparentes en mis sonrisas.

    >>Les robo el alma~
     
    Última edición: 19 Enero 2021
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    rapuma

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    Kenzaburô

    Las palabras de Kato sonaron fuertes y nadie allí parecía contradecirlo. Miró también a Takano, intentando buscar alguna señal de que todo aquello fuera una mentira, pero no la encontró. ¿En qué momento el estratega había perdido la fe en Takeda? Y lo más importante, ¿como se encontraría Takeda al saber aquello? Gruñó internamente, cerrando los puños tensos, convirtiéndolos en dos piedras macizas; quizá también por el dolor de las heridas que Uhijisa comenzaba a cerrar sin demasiado tacto.

    —Si sigo aquí es para ser las raíces de un árbol que sostenga a Takeda cuando éste caiga; el tiempo suficiente para que él mismo renazca. Takeda no lucha por el odio o la rabia, esa no es su resolución; su voluntad es luchar por el amor de los de detrás suya. —sonaba raro incluso para él mismo decir la palabra "amor", no recordaba haberlo dicho nunca. Se sintió avergonzado por aquella palabra extraña en su vocabulario pero que había dicho sin dudar; Takeda lo merecía.

    Observó la iniciativa de Misato y alzó las cejas, sorprendido. Quién diría que aquella mujer de facciones tan suaves tuviera los ovarios suficientes para lanzarse a la lucha, no simplemente segunda o tercera, sino abriendo el entrenamiento con su acción. Kenzo no perdió tiempo y, agradeciendo al médico de los Tao, se lanzó justo dos segundos después de ella.
     
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    Insane

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    Natsu Gotho
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    Sintió a Rengo colgarse de su manga como un niño que busca escudarse luego de dar otro trago. Se le estaba bebiendo el sake de a sorbo, sin embargo las palabras de Kuroki evitaron que gruñera al éste adelantarse, aunque con palabras más suaves y llevaderas.

    —Nos largamos —murmuró con aquel deje aburrido, apartándole el sake de las manos para tenerlo él ahora, tapándolo, casi como restricción de negarse a cargar con un ebrio, abriendo la puerta al intuir que Rengo le seguiría, a fin de cuentas la niña quedaría en compañía del otro.

    Ya bastante tenía al sentirse viendo una competencia que se armaban los mocosos en algún espacio de juegos, como si señalaran quien era el más adulto y cuál el más crío. Definitivamente no participaría en ello, ya bastante lidiaba para mantener aquel semblante impasible pese a que tanta gritería le escudriñara la migraña, saltándose a sus oídos la mayor parte de la conversación.

    << A mí me gusta que el señor Natsu>>

    Entreabrió los ojos, sin girarse a mirarla al echarse a caminar con parsimonia.

    Algo de modales comenzaba a tener la mocosa 3.
     
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    Patio fuera de la Mazmorra
    (Shinko; Riku)

    Riku se alejó un poco para equiparse con el yoroi; Kirara al ver esto sonrió —¿Quieres que utilice mi ataque especial contra ti? Riku, sabes bien que eso puede hacerte mucho daño —dijo con preocupación mientras sus acciones mostraban lo contrario, tomando su katana enfundada para atacar —Pero ya que insistes, además; ahora con el yoroi encima creo que me da la seguridad de no matarte— dijo mientras Shinko se apartaba un poco.

    Riku atacó pero Kirara bloqueó sin problemas; sólo haría su ataque especial, pues a final de cuentas no quería matarlo; pero no contó con la aguda defensa de Riku quien recibió el impacto sin demasiado daño. Kirara afirmó satisfecha.

    —El ataque se llama Futatsunomichi; significa dos caminos. Una técnica impartida por Hiro Sugita —miró a Riku con seriedad —El hermano de Murai fue mi maestro; quien más tarde también sería maestro de Takeda — caminó ante Riku para comenzar a curarlo de sus heridas nuevamente; esta vez no eran tan severas como las impartidas por Shinko —Hiro Sugita fue no sólo fue mi maestro junto a muchos de mis compañeros Fujiwara; él también nos ayudó a escapar de Kioto después del asesinato de los Minamoto; gracias a él, Shinko y yo seguimos aquí —mencionó mientras vendaba las heridas —Y Murai no sólo es el culpable de la muerte de muchos de los Fujiwara; también fue él quien envenenó a su propio hermano.

    Se alejó de Riku al verlo completamente vendado —Es por eso que espero la decisión de Takeda; Hiro también fue su maestro, también debe hacerse responsable de su castigo.


    • PV= 96
      Fuerza= 11
      Protección= 19

    • PV=47
      Yoroi= +10 (un uso)




    [​IMG]
    Clínica
    (Rengo; Natsu; Kuroki; Mao)


    Rengo escuchó las palabras de Kuroki, no supo como responder y se limitó a permanecer allí, estaba sintiendo un leve mareo; esta vez no era por el miedo y tampoco era por la pérdida de sangre. El alcohol comenzaba a afectarlo; por lo que su angustia y miedo comenzaron a disiparse. "¿Qué clase de líquido mágico era aquel?" pensaba al sentirse más calmado.

    "Eres un buen chico, no lo olvides"

    Kuroki lo abrazó y eso lo dejó helado; el dolor de las heridas frescas se hizo presente, no por el abrazo, sino por el escalofrío que le causó el tacto tan cercano de otra persona que no fuera Yuzuki, después le sacudió su cabello antes de que le diera el vaso para que no bebiera de la botella. "¿Un medidor?" pensó con ingenuidad.

    "Ya escuchaste, Rengo. Cuanto más te excedas con el sake, más bebito serás para nosotros"

    Dijo Mao, mientras él veía su vaso vacío; el cual extendió hacia Natsu, esperando que este le diera mas. Esto como una manera de contradecirlos, una leve sonrisa se mostro en su rostro.

    Mao explicó que se había abierto ante ellos y muchas palabras que mencionó fueron detonantes en su memoria, el miedo ya era nulo, el líquido mágico lo relajaba a ese grado de poder escuchar de esos temas sin temblar.

    "Frente a tres asesinos inmaduros que ni siquiera pueden empatizar con sus muertos"

    Soltó una pequeña risa, pues el si podía empatizar con ellos; incluso mejor que con los vivos, miro al vaso aun vacío y volvió a mirar a Natsu para que este sintiera la presión de su mirada.

    "¿Les gustaría que les enseñe los "Lujos Pacíficos" que me enseñaron en mi hogar?"

    Rengo sonrió pensando en que les hablaría de algo más ameno, Mao se acercó a él y escuchó sus palabras con atención; esta vez gracias al líquido mágico el peso de esas palabras no fue tanto, incluido el nombre de Takeda. Después les preguntó algo muy profundo lleno de analogías "¿Qué soy yo?" se preguntó en su mente mientras sentía la mirada penetrante de Mao sobre él.

    "Les robo el alma"

    Sonrió con las mejillas ruborizadas; no por las palabras sino por el alcohol; él cual le hizo sonreír por completo alejándose de Natsu.

    —Yo no las robo; pero si las condeno — rio como si de una buena broma se tratara.

    "Nos largamos"

    La voz de Natsu lo hizo girarse nuevamente hacia él y afirmó siguiéndolo, dejando a Mao y Kuroki detrás en la clínica.

    Insane Gigavehl Mori

    Insane= continúa en el Puerto


    [​IMG]
    Dojo
    (Kato; Takano; Misato; Clan Tao; Kenzaburo)


    Kato fue rodeado por 5 guardianes, ninguno sin arma, al igual que Kato —Si los adversarios nos llegan por los cuatro costados, los obligaremos a situarse en un solo lugar—mencionó Kato caminando para salir de aquel círculo, después atacó con un golpe al estómago a uno de los guardianes, el golpe fue sumamente fuerte —Al enfrentarse a varios oponentes no es bueno esperar, ataquemos con fuerza sin permitirles un momento de descanso. Se trata de ganar sintiendo los ritmos de los adversarios y sabiendo dónde fallan —dijo mientras golpeaba levemente a otro de los guardianes, simplemente lanzándolo lejos evitando que lo arrinconaran, uno de los guardianes lo cachó mientras los demás se movían junto a ellos —Ellos no deben dominar el ritmo, lo debes hacer tú. Arrincónenlos, limiten sus movimientos; así será posible dominar a dos adversarios, a tres o incluso a cinco. Esto se logra manteniendo nuestro espíritu en paz — mencionó golpeando fuertemente al que tenía frente.

    Todos rompieron formación para luego Kato colocarse al centro y fue Misato quien tomó la iniciativa; al instante cuatro guardianes se colocaron a un lado de Kato, dos a la derecha y dos a la izquierda; ninguno estaba armado; aquello no era una intimidación —Bien, demuéstrame lo que has entendido —Kato tampoco utilizaba ninguna arma ante ellos.

    Misato preparaba su primer golpe; el cual fue recibido por uno de los guardianes; después asestó su segundo golpe contra Kato quien lo recibió observando como Misato incrementaba su ritmo. Arrinconándolos. Kato siguió el flujo de los guardianes satisfecho; pues sabía que sucedería ahora porque Misato observó minuiciosamente Kato en la demostración; tomó sus palabras y movimientos y los internalizó; Kato sonrió y se apartó. Los guardianes sin darse cuenta siguieron los movimientos de Misato y terminaron formados en una línea recta. Fue entonces cuando Misato vio la oportunidad perfecta. Golpeó al primero frente a ella con la espada de madera; y empujó al resto con la fuerza haciéndolos caer.

    —Si dominan esta técnica podrán lograr lo que esta mujer ha hecho con sólo observar —dijo con satisfacción ante la demostración perfecta que había hecho Misato y asintió hacia ella —Obtener la victoria mediante la precisión de un solo golpe.

    El siguiente en atacar fue Kenzaburo. Su primer impacto fue fuerte contra el enemigo empujándolo hacia otro de los guardianes; el segundo fue más débil contra otro de los guardianes; por último golpeó con mayor fuerza al mismo guardián que golpeó anteriormente. Ninguno de sus ataques llegó a tocar a Kato, aun así su desempeño fue bueno.

    Después de Kenzaburo fue Zeng, quien tampoco atacó a Kato; pero también demostró lo suficiente. Después siguió Yin, quien tampoco atacó a Kato pero atacó con más fuerza que Zeng a sus oponentes. Siguió Ujihisa demostrando dos ataques muy débiles; pero por último atacó con fuerza hacia Kato y sonrió ante su hazaña. Por último fue el turno de Takano quien tuvo el peor desempeño atacando sin mucha fuerza. Al parecer Kenzaburo y Takano estaban cansados por su enfrentamiento.

    Kato los observó a cada uno —Tienen las bases para dominar esta técnica; y así, aunque sea un camino interminable avanzaremos un paso cada vez. Venceremos al "yo" del día anterior, ganaremos a aquellos que tienen menor capacidad, y después con el entrenamiento, le ganaremos a aquellos que nos están esperando en altares más altos. Ahora que han adoptado mi escuela, han tomado la decisión de no dejar que su espíritu se distraiga. Entrenen diario, no holgazaneen; pues se dice que mil días de práctica es disciplina y que diez mil días de práctica es perfección —miró a Takano —Si se alejan del Camino; el castigo es descender. Pero si retoman el Camino, podrán volver a dónde estaban y volver a superar sus propios espíritus de lucha.

    Caminó entre ustedes —Esta técnica se llama Mizu no rizumu; el ritmo del agua— mencionó ante ustedes con firmeza —es la técnica que me ha llevado a no perder un solo combate— dejó de caminar —Entrenen; sean constantes; y cuando tengan la experiencia necesaria, los volveré maestros; y con ello les enseñaré mi ataque especial.

    Han obtenido 100 EXP por aprender una técnica de una escuela

    "Mizu no rizumu" (ritmo del agua)
    Las peleas uno a uno son escasas en la guerra; es por ello que Kato les enseña a seguir los ritmos contra varios oponentes.

    Al enfrentarse a más de un enemigo de nivel 3 o inferior; podrás eliminarlos de un tajo sin necesidad de batirse a duelo con cada uno de ellos; al conocer los ritmos de tus oponentes podrán predecir sus movimientos. (máximo 5 enemigos)
    • 1. -5 pv al enemigo de menor nivel
    • 2. -15 pv al enemigo de menor nivel
    • 3. -20 pv al enemigo de menor nivel
    • 4. -5 pv al enemigo con el segundo menor nivel
    • 5. -15 pv al enemigo con el segundo menor nivel
    • 6. -20 pv al enemigo con el segundo menor nivel
    • 7. -5 pv al enemigo con nivel intermedio
    • 8. -15 pv al enemigo con nivel intermedio
    • 9. -20 pv al enemigo con nivel intermedio
    • 10. -5 pv al enemigo con el segundo mayor nivel
    • 11. -15 pv al enemigo con el segundo mayor nivel
    • 12. -20 pv al enemigo con el segundo mayor nivel
    • 13. -5 pv al enemigo con mayor nivel
    • 14. -15 pv al enemigo con mayor nivel
    • 15. -20 pv al enemigo con mayor nivel
    • 16. -30 pv al enemigo de segundo menor nivel
    • 17. -30 pv al enemigo de nivel intermedio
    • 18. -30 pv al enemigo de segundo mayor nivel
    • 19. -30 pv al enemigo de mayor nivel
    • 20. Golpe único: obtienes la victoria mediante la precisión de un solo golpe (eliminas a los 5 de un sólo tajo)

    ⦁ Este ataque sólo se utiliza una vez por combate
    ⦁ Puede usarse contra dos enemigos; tres enemigos; cuatro enemigo o cinco enemigos
    ⦁ No puede enseñarse a otra persona a menos que el jugador o npc sea nivel 5
    ⦁ No puede usarse contra un solo oponente
    ⦁ Es posible que si pelean con enemigos no todos tengan distinto nivel; yo me ocuparé de explicarles cuales son las especificaciones en ese momento.
    ⦁ Este es un ataque de la escuela Niten Ichiryu (escuela de los dos cielos) creada por Kato Harima en Kamakura; si se tiene esta escuela no podrás aprender la de otra a menos que descartes esta enseñanza para unirte a otra escuela.



    [​IMG]
    Habitación de Takeda
    (Jiin; Matsuda; Takeda; Kirara; Rei; Yuzuki; Terunobu; Shinrin)


    Yuzuki con precisión ayudó a Takeda con el desastre que había hecho con su taza, este se giró al instante —Gracias Yuzuki —dijo al ver como se preocupaba por mantenerlo calmado con una acción tan sencilla como esa, se sintió un poco más tranquilo —No debes disculparte; soy yo el que debería hacerlo ante el estado en el que me encuentro —mencionó con una voz cortada.

    Levantó la vista a Rei, quien se mantenía con un rostro de confusión mientras Jiin caminaba de un lado a otro.

    —No creí que el tema aun no era revelado a mi señor; una misiva de Jiin Harima, un hombre del que no sabemos nada desde hace dos inviernos, el hombre que creíamos muerto; al hombre que le debemos nuestra libertad —mencionó mirando a Jiin caminando de un lado al otro —¿En verdad creíste que no responderíamos con la premura requerida para tal evento?

    Jiin miró a Rei, deteniéndose en el acto —Creí que las águilas de mi padre habían interceptado la misiva; él fue quien me dijo que yo no estaba en posición para invitarlos, pero estaba emocionado al saber que Takeda volvería.

    Takeda observó a Jiin —¿Es por eso que estabas en la mazmorra cuando llegamos?

    —¿Kato no lo aprobó? —mencionó Rei asustado —¿Me estás diciendo que estoy en territorio enemigo? Jiin... todos los que abandonamos Kamakura somos considerados traidores para tu padre —miró a Yuzuki —inclusive Minami-san

    En ese momento Shinrin ingresó con una bandeja con Té. Miró el té que estaba servido en la mesa; después frunció el ceño hacia Jiin por haberle mentido. Después dirigió la mirada a Yuzuki, la única persona que sabía le diría la verdad, Shinrin no necesitaba decir o preguntar nada, su mirada lo decía todo.

    Takeda estaba allí mirando a Shinrin.



    [​IMG]
    Puerto
    (Natsu; Rengo)


    la lluvia caía tenue y era tan ligera que podría considerarse amena. Tardaron en llegar un tiempo; pues para acceder debían bajar una escalinata de madera adosada a la montaña. El viento la golpeaba constantemente haciendo crujir la madera; pero las escaleras eran fuertes, no se movían y no parecían faltarles escalones. Mientras bajaba varios subían cargando un poco de pescado; no parecían usar herramientas mas modernas como las poleas para subir la pesca, haciendo que esos hombres y mujeres se notaran fuertes y curtidos por el mar.

    La playa se veía agitaba por las gotas de lluvia, había barcos mercantiles abandonados, encallados junto a la montaña. Posiblemente explorables; Rengo los señaló ante Natsu —Si logramos subir podremos beber tranquilos — mencionó mientras trataba de arrebatarle la botella sin éxito.

    Rengo se detuvo y miró al cielo, las gotas le caían ligeras en su chapeado rostro; después avanzó a la orilla y miró a la arena suave y sonrió —¡Hey, Natsu! —Rengo lo golpeó en la cabeza con una bola de arena dura y comenzó a reír.

    —¡Tus reflejos son pésimos, Natsu! —dijo Rengo aun riendo y caminando algo errático —Atácame una vez mas, demuéstrame que no me equivoco confiando en tus habilidades— las palabras eran familiares; eran las que había usado cuando se conocieron; Rengo sujetó su katana enfundada, parecía estar bromeando.

    Tiré un dado de 20 para Rengo en mi post anterior; así ver si te daba con la arena xD perdón
    Insane
    Si deseas pelear:
    Rengo es nivel 3

    Natsu tira:
    • Tirar un dado de 15 caras. Este representará el ATAQUE
    • Tirar un dado de 10 caras. Este representará la DEFENSA. (el dado de defensa nunca cambia)
    • Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa la SUERTE de tu personaje; si en el dado sale “4” o “5” se le sumarán +5 de ataque.
    • Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa un ESQUIVE de tu personaje; si en el dado sale “5” esquivarás el ataque de tu oponente
     
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    Monpoke

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    Riku

    Cuanto más conozco de él, mayor es la necesidad de asesinarlo. Mientras permanezca vivo, seguirá asesinando en nombre de los Taira.

    "Una decisión compartida". Permanezco tranquilo mientras voy ordenando mis pensamientos para sacarlos a la luz. "Espero logren llegar a un buen acuerdo".

    "Relación maestro discípulo ". Mi sonrisa disminuyo un poco y volteo la mirada. "Reconozco no fui el discípulo más destacado, lo mismo podría decirse de quienes se supone debieron enseñarme las bases del camino del samurai. No... comprendo el significado de compartir un buen maestro, menos de uno que suena tan dedicado".

    "Mis experiencia se quedan cortos en este asunto. Por eso prefiero callar". Preferí no compartir mi voz por esta vez, pero me propuse de explicar la razón.

    Compruebo un poco el estado de mis heridas y el yoroi. Notando como a este último se le caían unas piezas, no parece resista muchos combates más. Es mejor usarlo con cuidado.

    Doy marcha atrás hasta recoger mi túnica del suelo y volver a ponérmela encima del yoroi.

    Me vuelvo hacia Kirara, aun permaneciendo tranquilo. Y la verdad lo estoy, me siento el blanco, como si cayera a esa realidad diferente que tanto deseo. Pero a la vez permanezco aquí, consciente, y sin poder sentir.

    "Creo el entrenamiento termino por ahora, gracias por permitirme crecer". Me inclino agradecido al mencionar esto último. Trasmitidas mis gracias, vuelvo a pararme derecho. "Si estas de acuerdo, quiero explorar Kamakura. Si vamos a permanecer aquí otro par de días, prefiero conocer los alrededores. Me moveré con cuidado para no llamar la atención". Con un pequeño gesto extiendo la invitación a Shinko, quien considero tampoco tendrá demasiado que hacer aquí encerrado.

    "Supongo querrás hablar con Taiyo de nuestros planes decidido en la habitación. Es mejor no dejarlo demasiado excluido y solo con Murai, si le das tiempo volverá loco a cualquiera. Seria lo mejor encontrar la manera de no tener la necesidad de que haya alguien cuidándolo todo el día".

    Al puente destruido usando sigilo.

    Claro. Si Kirara esta de acuerdo y no lo arrastra a otro lado o quiere seguir golpeándolo. jeje
     
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    Zireael

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    Negué suavemente con la cabeza a las palabras de Takeda sobre lo de que era él quién debía disculparse, porque aunque le había dado razón a Shinrin y concordaba en que el señor necesitaba una buena zarandeada, también era cierto que yo siempre había creí que todos tenían derecho a manifestar sus emociones a su manera y era, digamos, lo que me había diferenciado de una buena parte de los Minami y de no sé, la forma de enseñar de Kato en general.

    La vista se me detuvo en Jiin, que caminaba de aquí para allá como un animal encerrado y suspiré mientras dejaba ir la mano de Takeda con cuidado.

    Seguí escuchando el resto de la conversación y solté una risa bastante sin gracia al escuchar lo último que dijo Asakura, me encogí de hombros en respuesta.

    —No es nada que no supiera desde el momento que Jiin nos ayudó a salir —comenté mirando la taza de té que no me había terminado—. Tampoco contaba con tener que regresar tan pronto de todas maneras, pero como sea, ya el señor está al tanto de lo que pretendo intentar y demás, nada que añadir.

    Y ya dicho estaba, si Kato nos quisiera muertos no estaríamos allí.

    Todo eso lo dije antes de dignarme a decirle algo a Shinrin a pesar de que ella había buscado respuesta en mí directamente, fue cuando terminé de hablar que me levanté del lugar que había mantenido junto al señor, dedicándole una caricia en el hombro para luego caminar hacia Shinrin, quitarle la bandeja de té de las manos y dejarla en la mesa.

    —¿Recuerdas cuando hablaste conmigo en el jardín el otro día, Shinrin? —empecé con voz suave cuando me incorporé para mirarla—. Asakura trajo el anuncio... de la boda del señor.

    No había dicho de su boda porque no quería hacer leña del árbol caído.
     
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    Kaisa Morinachi

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    Las condeno.
    Eternidad.
    Inamovible.

    ¿Acaso Kamakura también era eso?​

    Mi mirada se entorna inevitablemente, juzgadora mientras alzo un poco el mentón, a consciencia y con esfuerzo logro que la sonrisa se mantenga y no se borre en una expresión de seriedad absoluta. Entonces... ¿Rengo a condenado a Hana?, ¿a su alma?

    —Eso no es para nada reciproco, Rengo —solté con una voz mullida, ni muy grave ni muy aguda, tal vez un poco más baja de lo que esperaba, como sí solo le estuviera susurrando a él. Cuando observé como se marchaban ya tenía la seriedad estampada en mi rostro, solo volteé al suelo una vez que desaparecieron tras la puerta. Solté un pesado suspiro que fue acompañado con un movimiento de hombros... mentiría sí digiera que ese dúo no me da escalofríos.

    Muerte... Vida... No se puede cobrar la muerte con más muerte, ¿no? Las muertes se deben cobrar viviendo, pues la vida ya de por sí se cobra muriendo. Ante esa idea me quito la inquietud de tener ya en la cabeza el rostro de quien asesinó a Miko, no sacaremos nada con matarlo, pero tampoco podemos dejarlo ir a sus anchas: Un condenador y su acompañante, un asesino de aparente sangre fría. Una de dos, es muy buen actor, o no tuvo ningún sentimiento cuando le arrebató la vida a Hana... eso debió haber sido horrible y peligroso a partes iguales.

    Me levanto con pesadez, para caminar con pisadas sigilosas más por costumbre que otra cosa. Tomo una de las cestas de madera que hay por ahí y empiezo a echar con orden todo lo que necesito para poder atender al viejo; vendajes, pinzas, algodón, desinfectante, etc. Aparte de los implementos para lavarle el cuerpo.

    —... No sé que habrá querido en especifico mi madre de mí —solté poco después, con voz calma—, pero... el nombre que decidió ella para mí no es "Mao", Kuroki—. Una vez teniendo todo listo volteo a ver al chico, a sus posos de cielo. Siento el aire llenarme los pulmones, tensa... ¿por qué ahora si, y no cuando estaba con Taiyo y Murai?—. Masuyo, ese es el nombre que mi madre me dio, el que mi padre aceptó —exhalé las palabras más bien, y tras sostener un momento la mirada ajena, observo la salida y empiezo a dirigirme a ella—. "Bendición para el mundo", eso significa... y supongo que nunca sabré por qué, pero aún así... siento que los nombres son importantes. Nos dan nuestra identidad, un motivo, algo en que creer o confiar, tal vez. También es lo qué queda entre nosotros luego de la muerte.

    Una vez en la puerta volteo a verlo, mi expresión de calma y seriedad no había cambiado.

    —"Mao" significa hilo de la verdad, me decidí por eso para... no olvidar, supongo—. Abrí la puerta con un poco más de esfuerzo al tener una mano ocupada. Al salir esperé a Kuroki también—. "Ryouma" ya sabes el significado... aún no lo siento tan propio... al igual que hay veces en las que simplemente "Masuyo" se me hace ajeno. Estoy lejos de ser sabia como un dragón, o tan perseverante como un caballo; muchas veces me siento perdida, y cuando me pasa "Masuyo" no calza conmigo. Mucho menos cuando siento que voy por mal camino.

    Silencio, empezando a caminar cabizbaja.

    >>Son como una mezcla entre mis deseos, mis recuerdos, mis actitudes; Masuyo es lo que fui alguna vez, pero desde que soy Mao sé que no volveré a ser la misma Masuyo que existe en mi memoria... Ryouma era como un ideal, un anhelo que no he podido alcanzar, pero hay veces en que logro congeniar un poco con ese nombre. Aparte, tampoco quería involucrar mi relación con los Minamoto a Mao, porque he echo cosas detestables con ese nombre—. Alcé el rostro con una ligera expresión de sorpresa poco después, volteándome a ver a Kuroki con una leve sonrisa—. ¿Le has puesto un nombre a tu espada? Yo me decidí por traspasarle el de "Ryouma" a ella, creo que eres al primero que se lo digo—. Volteo a ver el camino de nuevo—. Así puedo seguir siendo Mao o Masuyo, y mi espada vuelve tangible la perseverancia y sabiduría que deseo.

    >> Ah, me dirijo al castillo, ¿y tú? —recordé que no tenía por qué seguirme o algo, aunque su compañía se había vuelto agradable.
     
    Última edición: 19 Enero 2021
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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    ¿Como negarlo? Ver la reacción de Mao para cuando le acaricié la verdad me había conmovido, por sobretodo saber que no había sido una mala acción de mi parte.

    Mao volvió a abrazarme por detrás, aunque se notaba que no de la misma manera como en un inicio, solamente era más como respuesta a mi anterior gesto mas que otra cosa. Aún así, el comentario sobre Rengo me hizo soltar una risa, podrá ser un poco extraña pero al final, es esto lo que siempre me encanta conseguir. Entender a las personas y ver mejor el carisma de estas.

    Siempre valía la pena, aún si el resultado final no es el esperado.

    —Cierto, no quiero después cargar a Rengo por toda Kamakura por una resaca—. Añadí para reír otro poco.

    Luego Mao se separó del abrazo, deslizando sus brazos en mi pecho, yo solo reí por lo bajo para después mirarla. La verdad es que, si bien se notaba reanimada. Ahora podía sentir una vibra indudablemente distinta con nosotros, aún si inclusive hablaba de su pasado. No solamente recobraba su actitud...

    Nos incluía en ella, como quien gana la aprobación de alguien.

    Yo me acomodé en mi lugar, de pie y cruzándome de brazos, mientras escuchaba nuevamente con atención a Mao. Cada palabra, cada gesto. Decía bastante en todo su discurso.

    ¿Yo no sería capaz de mantenerme fuerte después de matar a alguien? Si... En parte es cierto, nunca negué que estaba completo, mi camino... Apenas comenzaba.

    Aún así, con sonrisa sincera, serena y atenta hacia Mao seguí escuchándola, si era intencional o no que contara su historia, se agradecía no solo la valentía que tuvo el haberlo expuesto, si no el admitir que al menos con nosotros, habló bastante.
    Sin dudas tenía que admitirlo, Mao era bastante madura, y al final había crecido bien.

    No interferí ante la interacción y petición de Mao hacia Rengo. No iba a presionarlo, recaía en él y dudaba que aceptara.

    Mientras eso pasaba, comentó un par de cosas interesantes... ¿Aprender de sus Lujos Pacíficos y cómo nos llamaríamos?

    ¿De verdad me podría llamar un Demonio Negro? Bueno, en realidad no sabría decir, no calza mucho, aunque tenía que admitir que... Furioso, si puedo llegar a desconocerme. Una pregunta que indudablemente jamás me había hecho.

    Natsu respondió con la apatía que le caracteriza, y Rengo dio su comentario que me hizo soltar una carcajada, entre verídica gracia como algo de amargura, un poco agridulce, tango que terminé tosiendo cuando iba bajando mi risa, no era grave, era mas bien como intentar contenerme mientras la mano que usé para ir parando fue el del vendaje donde se había hecho el pacto de sangre.
    Una vez calmado, le di un leve zape a Rengo antes de que este se retirara por completo otra vez, en forma de broma para después, suspirar. Reanimado, feliz y tranquilo...

    Bueno... Todo salió bien al final. ¿No? Siempre pudo ser peor.

    Juraba notar como Mao si tomó un poco en serio el comentario de Rengo, no es para menos. Había una razón muy poderosa para que aún conociendo su vida, decida estar a su lado. Ya que sin ella, indudablemente me daría pavor.

    Me rasque detrás de la cabeza un momento, ya relajandome para irme a sentar por ahí. Mientras Mao se levantaba de nuevo, yo la seguí con la mirada, sin decir nada mas porque no sabía qué decir mas que otra cosa.

    Habló de nuevo, dándome dos detalles que no creí salieran de ella, al menos no tan pronto.
    Su verdadero nombre... Y que, sin duda alguna, se notaba que no revelaría ante cualquiera.

    La dejé hablar, mientras me levantaba de nuevo al notar sus intenciones de salir, no pasando por alto lo que llevaba en la canasta, tal vez y fuese por Mural, tal vez aún querían mantenerlo vivo. Ni idea.

    Comencé a andar a su lado, notando cómo bajaba la mirada y sus palabras, con cierta melancolía las continuaba escuchando para memorizarlos.

    "Creo que eres al primero que se lo digo"

    Y como respuesta, Sonreí ampliamente, agradecido y conmovido. No olvidaré estos detalles, Mao. Corresponderé como es debido.

    —Es un precioso nombre, Masuyo—. Dije, con mi temple y hasta con toque agradecido y conmovido, sonriendo. —No te culpo por ocultarlo, la verdad es que al final si es algo importante, no es solo una forma de hablar. Es que el nombre de uno tiene esencia, aún inclusive se repitan—. Añadí con calma, mirándola de vez en cuando más para no tropezar con algo en el camino que por otra cosa.
    >>Yo nunca supe de dónde vino el Kuroki. Árbol Negro... Es... Un nombre peculiar. ¿Donde podría hallar un árbol así? ¿Se refiere solo a su madera? ¿O literalmente hasta sus hojas son así? ¿Se refiere a cómo luce un árbol en la noche? Me fascina, y no sé como puede definirme. Nunca le pregunté a mamá o papá. No sé, es como si quisiera averiguarlo a mi manera. ¿No es eso más interesante?—. Añadí para mirar a las calles de la ciudad.

    >>Me es curioso que sea albino y mi nombre tenga el color negro. Es como una ironía en mi mismo que siento dice mucho más de lo que pienso—. Dije mientras sonreía, volviendo mi vista al frente.

    —No, no tengo nombre para mi espada, fue un regalo de mamá antes de, bueno. Que falleciera por una enfermedad. Esta arma la atesoro como mi alma debido a que me la dio cuando veía que mis deseos de ser un samurai eran muy serios y honestos... Cuando me "gradué" con mi papá. Esta arma es mi alma, y también la de mi madre... Es también mi motivación de cada día, lo que me hace levantarme una vez más.—la miré, con sonrisa y rostro radiante.

    >>La que me recuerda porqué sigo peleando—. Concluí, cuando me frené un poco tarde al notar que Masuyo se detenía y me giré ante su pregunta, alce la mirada para ver el sol y calcular la hora... Debería faltar poco.

    Volví a mirar a Masuyo con calma.
    —Bueno, realmente da igual. El clan está en un estado deplorable y... Es hasta doloroso. Por decirlo de forma amable, ahora todo mundo ya está en sus caminos individuales. El sermón de Takano fue tal que... Ah, pues Takeda acabó fatal y creo que no saldrá de su habitación por quien sabe cuanto tiempo. Tanta humillación ha hecho mucha mella en él, y lo entiendo. Este día he estado dando vueltas por ahí, pensando. Este no puede ser el final de los Minamoto. Aunque no me sorprendería que Takano ya haya decidido darnos la espalda.—suspire, la verdad es que era parte verdad y parte mentira. Pero tenía que mantener la faceta. Aún así, la razón por la que se viese real era que el clan estaba roto, y eso no se podía ocultar.

    Miré a Mao, con expresión de querer decirle algo más.
    >>En fin, que también pienso hablar con Takeda, no sé. Algo, esto no puede acabar así... Aunque no sé qué hacer. Tal vez... Si hablo con Takano, consiga al menos, hacerlo dudar. Es la mano derecha de Takeda y no me puedo permitir perderlo cuando le hice la promesa de que me entrenara cuando llegáramos aquí. Pero ni siquiera sé por dónde buscarlo... Aún así, hay dos lugares. Y creo que siendo él... Estará desahogandose, si. Sería típico de él.—volvi a suspirar, desviando mi mirada de ella para mirar alrededor un momento. Cruzándome de brazos.

    Vamos, Masuyo. Eres lista, yo sé que puedes entender todo ese diálogo. Intento citarte en el Dojo.

    >>Bueno, igual iré con cuidado, tampoco quiero cruzarme en su camino y recibir un golpe por accidente. O peor...—rei un momento, la verdad es que en parte su personalidad era un reto para mi y para superarme.

    —Bueno, Mao. Supongo que te veré más tarde. Ve con cuidado.—sonrei de nuevo y comencé a desplazarme de nuevo.

    Tardara lo que tardara, comencé el camino en Sigilo, mejor estar en el Dojo, afuera, oculto, tratando de ver en qué momento puede terminar el famoso entrenamiento de los guardianes y poner en marcha mi parte del plan.

    Vamos, no puedo fallar. Llegué hasta aquí, puedo hacer esto.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    El maestro Shinzo dijo una vez; que entre las bendiciones otorgada de los dioses, figuraba en mi una capacidad de estudio excepcional...algo vital a la hora de mejorar y superar a los más prodigiosos samurais...ese día se había dado una muestra de ello.

    Lo había visto...estudie las posiciones de cada oponente y guiados por sutiles y agraciados movimientos, había logrado acorralarlos. Al ver el rostro de Harima supe que mi valía había sido demostrada de forma impecable.

    Los guardianes cayeron por un único y acertado golpe de fuerza arrolladora.

    "Si dominan esta técnica podrán lograr lo que esta mujer ha hecho con sólo observar"

    Enfoque mi vista entonces en los demás, Yin, Zeng, Ujihisa y por supuesto Takano y Kenzaburo a todos ellos dedique una sencilla pero cálidamente encantadora sonrisa...como las de una joven dama de la nobleza debía siempre reflejar. La batalla de Kenzaburo estuvo llena de gran determinacion y muestra de lealtad...algo muy loable pero ¿Acaso yo simplemente iba a impresionarme como una espectadora más? No...a cambio di una magistral demostración de mis habilidades con la espada, un evidente mensaje de que podría incluso superarlo con el esfuerzo adecuado, por algo era una Aoyama...una hija de Hiroshima, representante de uno de los pocos clanes que dejaron todo su esfuerzo en las guerras civiles y luego buscó resurgir en medio de una tierra anarquica honrando al dios de la industria y el arroz: Inari.

    Podía estar orgullosa...dirigí mi vista hasta Harima a quien dedique una sincera reverencia; Kato quien en un principio demostro un aire odioso al humillar a nuestro líder, Takeda Minamoto humillando de paso al resto. Entonces sentí que debía rendir profundos respetos al señor de Kamakura...incluso si debía ser depuesto de tal cargo.

    —Asi se cumplirá maestro—afirme ante las palabras de Kato sin despegar la mirada del suelo en señal de modestia.

    "Mizu no rizumu"

    Todos aprenderiamos una técnica propia del maestro Harima, una que le ameritaba un sinnúmero de vitorias, algo digno de una leyenda.

    —Lo hiciste muy bien Yin...— lo felicité al ver sus movimiento en la pequeña demostración..
     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Masuyo/Mao
    Castillo ---> A dónde la lleve el am... digo; Kuroki.

    El que alagara mi nombre me provocó un escalofrío por toda la espalda, mandándome sangre al rostro mientras me erguía de más, como un gato al que le acarician el lomo y trata de huir ante el tacto. Me quedé en silencio, algo embobada, intentando nivelar mis tonterías internas mientras la aza de la canasta sufría las consecuencias.

    "Árbol Negro" —comenté antes que empezara a divagar sobre la espada, tomando un gesto pensativo mientras alzaba un poco la vista al cielo. Luego lo miré cada tanto, con una seriedad pacifica que a ratos le brindaba una sonrisa afable—. Me gusta lo que dices sobre la noche y los árboles, son muy protectores, ¿sabes? En la noche te ayudan a esconderte de la luna guía o delatadora; de día son refugio tanto para aves, como para seres pacíficos o incluso agresivos —hablé con tranquilidad, como quien sabe al derecho y al revés de lo que habla, para luego mirarlo con una discreta y suave sonrisa. Seguramente la dulzura se filtraba por mis ojos—. Es lindo, Kuroki, el "Ki", osea "Árbol" en tu nombre representa todo lo que me has demostrado tener.

    Devolví mi vista al frente, hablando con más decisión y puede que seriedad, la cual se reflejaba en mi ceño más fruncido.

    >>"Kuro", "Negro", "Oscuro" —volteé a verlo, sonriéndole con picardía, pero seguramente mis ojos chispeáron con una pizca de...— "Peligro". Eso signigica esa parte de tu nombre, Kuroki —borré la sonrisa para mirarlo con la seriedad absoluta a la que podía saltar sin mayores problemas con él ahora—. Es la que me hizo entender por qué te únirias con un condenador como Rengo y un antipático como Natsu.

    Solté un pesado suspiro, abatida.

    —No se traen nada bueno entre manos, ¿cierto? No debe ser, sí Rengo estaba tan herido de la noche a le mañana—. A pesar de que quise permanecer estoica y seria, mis manos se aferraron con más fuerza a la canasta y mi gesto se arrugó con preocupación—. Quiero pensar que son buenos... pero la apatía de Natsu es sencillamente algo peligroso que no hay que dejar sin vigilancia; más temprano que tarde terminará rodeado, en la oscuridad de la noche, como el bosque negro que eres tú, pues bueno: Natsu terminará rodeado por todos los lobos solitarios al que él destrozó, no directamente, sí no indirectamente por matar a sus seres queridos y no hacer nada en recompensa. Y la "Unión" de Rengo poco y nada va a servir—. Volví a verlo con solemnidad y seriedad absoluta, como quien esta segura de su presagio—. Cuando un lobo pierde su manada, Kuroki, y se queda solo y desvalido, es una de las bestias más temible: Hambre que le da punzadas al estomago, punzadas que lo acostumbran al dolor, dolor que le hace sentir triste, tristeza que no puede extirpar por su soledad, y esa soledad Kuroki; es la que lo llevará a matar al primero que tenga una pizca de lo que anhela.

    Volví mi mirada al frente, estoica.

    >>Lo dije, ¿no? Constantemente robamos de las personas lo que deseamos, pasivamente o a la fuerza: Me da que Natsu, a la fuerza, le robó a Hana su suavidad, inocencia, melancolía y alegría—. Otra vez clavándole mis ámbar al cielo de Kuroki, ¿buscas rasgarlo, Masuyo?

    ¿Qué tan cruel puedes ser con un niño?
    Independiente que compartan edad

    >> Por eso es peligroso, no puede ir quitándole así la vida a las personas, por mera incapacidad suya—. Otra vez enfrentando al camino nuboso que teníamos al frente—. Yo puede hacer eso, pero preferí sentirme vacía y muerta antes de tomar más vidas que las necesarias, por eso me da tanto coraje Natsu. No odio, no demasiada lástima: Enojo, ira, frustración...— Volteé a verlo, con esas sonrisas que mezclaban algo de sensualidad con peligro y desafío—, pero ya no me genera impotencia, como el día que murió Hana y Takeda estaba roto sosteniéndola entre sus brazos—. Al frente, otra vez seria—. Sé que puedo hacer algo por él, pero también comprendo que me tomará bastante tiempo.

    Carraspé, para luego soltar un "Lo siento" al extender tanto mi propio monólogo, escuchando lo que tenía para decir Kuroki con la atención que me incitaba a brindarle ahora. Sonreí ante la historia de su madre, más conmovida que otra cosa, cuando acabó intenté hablar con el mayor respeto posible, sin perder la sonrisa; porque de seguro ella merecía que la recordaran con una, como mi madre seguramente hubiera querido que la recordáramos con orgullo.

    —¿Qué te parece "Nozomu"? Significa "Esperanza" o "Deseo", ambas a la vez sí quieres—. Volteé a verlo, con una sonrisa que me recordaba a las que les daba a mis hermanos, una cargada de cariño y comprensión, rozando lo maternal sí no fuera una niña aún—. Siento que le haría justicia a tu madre, quien seguro depositó muchos buenos deseos en ti, que ahora replicas en el mundo, Kuroki... — De vuelta mis ojos al camino—; pero tomate el tiempo que necesites, encuentra la palabra ideal para algo tan importante como una katana; recuerda que con ella puedes sentenciar vidas, como también evitar muertes.

    Mi buen humor se fue desvaneciendo en cuanto empezó a hablar de Takano, pero no llegó a ser una rabia iracunda, es más, parecía la madre a la cual le habían llegado con reclamos de su hijo más tozudo. Suspiré pesado, alborotándome la melena de pura frustración y hastío, qué me importaba sí se me dificultaba un poco más cargar con la cesta.

    Takano es un idiota —dije sin pudor ni miedo alguno, y de todas formas ya éramos cómplices con Kuroki, ¿no? Alcé un poco más el tono, aunque mi voz seguía siendo firme; caminé a ojos cerrados fiándome de la presencia ajena que sentía a mi costado—. ¡Takeda es bastante fuerte, porque puede confiar en los otros, depositarles su fe, y eso solo hará o que lo maten, o que confíen con más fuerza de vuelta! —volteé a ver a Kuroki, con más seriedad y convicción que nunca antes—. Takano dijo la estupidez de que ya no estaba con Takeda—. Alcé el mentón, soltando una risa corta, sin gracia y cínica— Ja, maldito estúpido. Me sigue viendo como a una enana impulsiva, como ve a Kenzo tal perro idiota—. Volteé al frente, sin ganas de ocultar mi desagrado—. Siempre es lo mismo, Kuroki, no importa el qué, las personas ven solo lo que les convienen y les de la puta gana creer; me pidió que peleara con él haciendo un dúo con Kenzo, para qué sé yo del honor de Takeda, con Kato al frente.

    Giré otra vez, ojos contra ojos, de alma a alma.

    >>El otro idiota de Kenzo se quedó, claro, él cae en esas cosas con suma facilidad y respetaré sus acciones siempre que no termine muerto, pero yo, Kuroki—. Me detuve en seco, porque en verdad necesitaba la firmeza de estar parada, mi ceño fruncido y mi tono constante y claro no se deshicieron—. Yo sé que el idiota leal ese no sería capaz de darle la espalda a Takeda, sin ver con soberbia sobre su hombro sí el estúpido de nuestro líder no se desvió, se cayó o algo.

    Alcé más el mentón, ya sintiéndome completamente fuera de sí, ampliando más la sonrisa sin quitarle los ojos a Kuroki.

    >>¡Por favor! ¿Él desleal? —dejé mi postura altiva, para que sintiera mi furia de igual a igual—. Odio las mentiras, Kuroki, y más me jode que Takano nos mienta en la cara a mí y, sobre todo, a Kenzaburo—. Lo estaba retrasando un poco, y olvidé sus palabras sobre ir a buscar a Takeda, pero en serio necesitaba desahogarme esto de una vez por todas.

    >> Mientras yo y Kenzaburo confiamos en las personas y sus fortalezas, puedo asegurar que todo el Clan presente en Kamakura, a excepción puede que de Takeda y Matsuda, no se confían de la gente y sus fortalezas; se aferran a sus errores, debilidades, estigmas y pasados. Y eso, Kuroki, es el primer puto error y debilidad de todos los aliados, sí: aliados de los Minamoto y de quienes intentan, fallando estrepitosamente, ser una parte de los Minamoto.

    Hice una reverencia de 90° grados, sin soltar la cesta.

    —Perdón por parecer tan putamente enfadada, pero es que lo estoy: Porque el jodido de Kenzaburo le cuesta un montón fiarse de la gente, encontrar un lugar, porque en serio que el pobre a sufrido un montón —casi se me rompe la voz al final, pero logré mantenerla tan bien como contuve las lágrimas—. Y eso, Kuroki: Un estratega es incompetente cuando es incapaz de comprender a sus piezas, de entenderlas, de hacerle sacar lo mejor de sí de la manera más cómoda para el guerrero, porque así las cosas avanzan más rápido.

    Volví a alzar la vista, decidida.

    >>No solo Takeda es un mal líder, por su suavidad y falta de decisión; Takano es mal estratega por su poca empatía y su falta de versatilidad y flexibilidad; Hideyoshi es un mal diplomático por valerse más de sus conocimientos y lujos, que por empatizar y comprender los reales motivos que mueven a las personas: la pasión, el amor y el miedo. Y nosotros, los de la más baja casta dentro del Clan, pero al mismo tiempo más importante, Kuroki: los guerreros, los médicos, los herboristas, los cocineros; todos nosotros el error que cometimos es no decirles a esos privilegiados, orgullosos, estúpidos y sordos qué está mal y por qué estan mal, solo por sentirnos sin el derecho.

    Desprendí una mano de la aza, echándome la cabellera hacia atrás con un movimiento elegante y sutil de mano, solo por el calor del momento. Vamos, estaba a mil y el clima era jodidamente frío.

    —Yo, Kuroki, no volveré a callarme las cosas. Tal vez deje de ser la agresiva e impulsiva de siempre, pero desde ahora nunca, nunca me callaré lo que tengo que decir; no a mis aliados, no a mis amigos, no a los Minamoto: No a los que considero casi una nueva familia. Casi, porque como cometan errores solo serán para mí niños pequeños que necesitan ser apaleados por el más grueso palo, ya sea de manera física o verbal, como les cale más.

    >>Y espérame —solté luego, aún con la seriedad y mal humor en el rostro. Fui rápidamente a esconder los implementos de medicina y aseo en unos arbustos dentro del perímetro del castillo, suponía que nadie los robaría de estar ahí.

    Volví tan rápida y sigilosa como me fui.

    —Dudo que estés buscando a Takeda, porque sí está tan deprimido, no estaría en la intemperie, donde lo encontrarían con facilidad —hablé avanzando a la par de él, amoldandome a su tiempo. Una sonrisa socarrona adornó mis labios—. La única loca que se escapa a lloriquear y gritar como un jodido animal furioso a los bosques, soy yo, creo: el resto busca esconderse en jodidos caparazones, como sus cuartos, ¿no? Takeda es un pajarito, ya te lo dije: impotente, en su jaula; libre, volando y predicando como el gran hombre que es.

    Una sonrisa llena de orgullo y convicción me surcó la cara a labios cerrados, para dar mi conclusión.

    >>Eso es Takeda, pues él no nació para ser líder, deben entender eso y sí no los hacen estoy decidida a morderles el puto cuello; Takeda es un predicador, un profesor y un poeta. Es nuestro deber defenderle y ayudarle a mejorar como guerrero, porque el no nació para ser guerrero.

    Y el corazón se me contrajo, mis lágrimas casi cayeron y supe que ya no había nada más que hablar.

    Yo no nací para ser guerrera, nací para cuidar y alentar a otros; Kimura tampoco nació para ser guerrero, sí no para liderar y comprender a los otros, aunque tuviera que ser un guerrero ya a la fuerza... y mi Hiro, mi pequeño Hiro que tanto deseaba ser guerrero, que tanto liderazgo cargaba en sus venas, simplemente no podía ocupar el papel al cual Kimura le había tocado.

    ¿Qué hubieras sido, mi pequeño Hiro?
    ¿Alguien como Takano?
    ¿Takeda?
    ¿Hideyoshi?
    ¿Taiyo?

    ¿Kenzaburo?
    Una sonrisa llena de satisfacción, ternura y comprensión me adornó el rostro mientras seguía con sigilo a Kuroki.

    Ahora yo, al igual que Takeda, tenía que cumplir el rol de tres hermanos a la vez; Takano, con todos sus hermanos vivos, sería difícil que entendiera que tan pesada era esa carga sobre solo dos hombros, sobre solo una persona: Tres actitudes, tres filosofías, tres estrategias y habilidades distintas...

    Pero el mayor, el que le gritó a Shinrin y luego respondió con absoluta calma y livianes...


    Él sí lo entendía, ¿no?
    Una sonrisa socarrona me cubrió el rostro, no me reí solamente por estar en medio de una actividad con sigilo.​

    Había que ver:
    Al final del día, todos éramos consentidos al menos en un aspecto.

    Mao a dejado todo lo que va a usar con Murai escondido entre unos arbustos dentro del castillo, cerca de la entra. Luego decidió seguir a Kuroki a dónde sea que la lleve.
     
    Última edición: 20 Enero 2021
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    Natsu Gotho

    El aroma del agua salada, los peces, la brisa lo distrajo por un momento, visualizando los barcos a los cuales se pensó en explorar, sin embargo sus pensamientos fueron sacudidos por la arena que lo hizo llevarse la palma de la mano izquierda abierta a la cara, frunciendo el ceño al escucharlo reír.

    —Rengo —mencionó su nombre al verlo sacar la espada enfundada.

    Llevó la yema de sus dedos a su propio cabello negro, deslizándola por sus hebras capilares húmedas para mirarlo con aquellos luceros ámbar.

    —No te quejes si terminas llorando —advirtió altivo.

    Un entrenamiento no le vendría mal.

    Dejó caer la mano sobre el mango de la katana del viejo, sacándola de igual forma enfundada.
     
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