Kanagawa Kamakura

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 2 Noviembre 2020.

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    Monpoke

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    Riku

    ¿De verdad me los merezco? ...

    Memorias del pasado. Ni todo el alcohol podría arruinarme lo suficiente para hacerme olvidar por completo de ese momento en que disidí huir, lo he cargado durante años. Una memoria que no se borra y es imposible comprimir, esta ahí, presente con una gran lucidez.

    La hora, el entorno, gritos, el estado de mis compañeros y sus posiciones. Los recuerdos. Antes de escapar, observe como nunca lo he llegado a hacer, una decisión que me gravo esa experiencia hasta ahora.

    Pero aprendí una cosa. A jugar con ese recuerdo, modificarlo, tratarlo simplemente como entretenimiento previsto por mi imaginación, es la la manera en cual no me deje consumir. Me cree una realidad donde no escapo y lucho... una realidad donde... Yo...

    Me hacen sentir bienvenido y agradecido, parte de ustedes, me han aceptado. Y ahora, no encuentro palabras para expresar mi felicidad. Son demasiado para alguien como yo, viví siendo un vago solitario hasta hace semanas ¿Sabian?

    Quiero regresarse esta gratitud. Que permanezcamos juntos. Pero esto es un guerra, y no soy lo suficiente tonto como para creer que nadie se muere en ellas...

    Coloco una mano sobre una de las de Kirara, contento con hacer contacto con ella. "Por un momento creí...". Trato de contener la emoción de mi voz, pero aun así acabo saliendo unos grados más alto. Le dejo ver mi rostro, una expresión que no muestra ninguna duda o vacilación. "Que dirías que nos enfrentemos a un duelo unilateral contra todos los Minamotos". Suelto la fuerza contenida en mantener a la ralla mi sonrisa y me dejo reír, feliz.

    No le tiraré mi pasado o convertiré esto en una escena de lagrimas. Mi pasado esta destruido, ahora mismo estoy aquí. Estoy agradecido, espere ese mensaje les llegue aun si no lo digo.

    Me deje reír y divertirme por unos segundos, ignorando que se podría considerar que estoy criticando a Kirara con esa broma.

    Pero volví en mi, una vez calmado, sigo abordando el tema en cuestión. "Prefiero dejarte el detalle de la carnada, sería lo mejor si lográramos arreglarlo de manera amistosa y no se nos considere hostiles. Pensemos que en estos momentos, con lo fragmentado que puede estar el Clan, es posible que Takena no acepte el torneo por considerarlo una distracción sobre sus objetivos aquí en Kamakura. Podríamos esperar unos días y contemplar si sucede ese milagro mientras tanto, o imponer la realización del torneo a través de una amenaza que solo conozca Takeda y llevarlo acabo cuanto antes".

    Decido tomarme un pequeño respiro, centrándome en un tema diferente. Uno que nunca me creí tocando en esta vida.

    "Entonces, si se asegurada la realización del torneo". Quito mi agarre de la mano de Kirara y me pongo de pie. "Hamoslo a nuestra manera, cooperando en equipo. Si todos nosotros acabamos combatiendo de la forma normal, entonces sera un desperdicio el sugerir luchar en equipo".

    "No una demostración, solo pondremos cadenas en nuestros movimientos y paredes entre nosotros". Sonrió. "Una simulación de combate verdadero, donde los dos Clanes lo demos todo. Si vamos a gritar ¡Hagámoslo con nuestras verdaderas voces!".

    Me deje guiar del entusiasmo. Motivado por aportar, acabe gritando antes de darme cuenta mientras sonreía.

    "Si estas de acuerdo en ese cambio". Aprieto el puño mientras continuo sonriendo. "Tendremos que armar un plan de coordinación y dicidir nuestro funcionamiento en equipo para esta ocasión. Ataquemos y defendamos como uno".

    "Y que no solo se trate de un plan de solo una vez".
     
    Última edición: 13 Enero 2021
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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    Al llegar, vi justamente la escena que quería evitarle desde el día anterior, es como si ese sujeto debiese regresar cuando menos debía. La pesadilla... la maldita pesadilla se estaba cumpliendo y una punzada de culpabilidad me estaba asolando. ¿Culpable? ¿Porqué? Yo solo quiero darle a Rengo lo que nunca pudieron darle.

    Repare en la presencia de Natsu cuando me miró y me centre en Rengo nuevamente, este comenzó a hablar, inclusive diciéndonos que nos fuéramos.

    "Me has traicionado"

    Recordar esa simple frase final era demasiado, yo solo pude negar y acercarme a él.
    —No, Rengo, lo prometí, por los dioses, era justamente esto lo que te quería evitar... ¿Porque no viniste? ¿Acaso... no te advirtió de nada?—. Dije con clara angustia en mi voz, en lo último refiriéndome a Mara. Escuché el comentario molesto de Natsu, inclusive vi como lo libero, después de que Rengo ya me había dejado una hoja, lo entendía. ¿Pero y el sueño? Ese era mi conflicto.

    —Rengo no se trata de controlar esto o no, se trata de estar juntos, ¿Acaso no lo hablamos?—. Pregunté con tono más bajo, susurrante que sonaba como suplica, para ver la hoja en el suelo y mirar detrás mío. El sacerdote estaba presente y no sabía cómo podría afectar esto a la misión.

    —Ya es la última vez que te hace esto, Rengo. Por favor—. Dije visiblemente preocupado.
     
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    Ikoma-kun

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    Misato Aoyama

    Cuando había culminado de secar mi cabello y vestir mi nuevo atuendo habitual, esperé atenta en el pasillo y en efecto Yin salía de tomar un baño, al acercarme note cierta mirada de pesar en su rostro, la misma mirada mientras relataba el desafortunado destino del joven Genjo...obteniendo el mismo destino de su padre a manos de un guerrero despiadado, pero también...a causa de una decisión errónea.

    Yin parecía querer evadirme, avergonzado y no me engañaría si inventa alguna evasiva, no caería en alguna mentira...

    Pero no sería nadie para juzgarlo, de hecho...antes de dormir su historia venia a mi mente una y otra vez como si fuese algo ocurrido a mí persona...y de hecho lo fue...

    Takeshi...fue lo primero que emergió de mis memorias; un amigo...un aprendiz...perdido a causa de un error. Yin era tan parecido a mi en esa parte... Vive cada día con errores a cuesta.

    —Buenos días Yin—le saludé con una reverencia, tan natural como solía ser, sin embargo el seguia escondido en su pena.

    —¿Sucede algo Yin?—pregunte ladeando mi cabeza mientras sin rodeos tome su rostro con ambas manos para enfocar sus mirada en la mía, fingí no saber, pero mi intuición sabia de sobra el dolor en el corazón de Yin.

    —Mmmm...¿Sabes Yin? A veces el destino nos encarga misiones que estamos seguros de cumplir, confiando en nuestras habilidades todo debería salir a pedir de boca...pero como humanos aún siempre habrá un error con el que debemos aprender a vivir— dibuje una sonrisa en mi rostro sin dejar de verle— de una u otra forma siempre encontramos la forma de continuar y enmendar de alguna forma ese error ¿Como? De muchas formas...solo debes mantener firme tu propósito de enmendarte...aunque tengo la impresión que tú historia...incluye la compañía de alguien con un error parecido, alguien capaz de entenderte— continúe mi pequeño discurso, siempre con un tono conciliador, uno que le permitiría ver mi compañía incondicional.

    —Somos parecidos Yin...entiendo tu error pues yo misma viví en carne propia el error de provocar la pérdida de un joven guerrero soñador....T-Takeshi—mi voz se quebró por un instante pero mantuve mi sonrisa en todo momento, no dejaría escalar la melancolía.

    —Yo al igual que tú cuide de un joven huérfano, uno de los tantos que dejó la guerra, fui parte de un escuadrón de élite..."Tengoku no gatana" me encargue de cuidarlo y entrenarlo, como un hermano menor...pero un día decidí encargarme de una misión, mis compañeros discreparon pero...m-mi orgullo permitió que aún así llevará a Takeshi y al resto a la boca del lobo y...

    Guarde silencio...aparte mis pupilas fuera del alcance de Yin.

    —Creo que ya debes entender cómo acabó todo...créeme Yin estoy correspondiendo a tu honestidad...no estás solo.

    Removi mis manos no sin antes presionar las comisuras de Yin forzando una sonrisa en su rostro.

    —De acuerdo Yin—mi voz se elevó de nuevo— Espero verte listo para lo que nos enfrente, tienes mi apoyo—afirme colocando mis brazos en jarra, mostrando mi habitual orgullo.


    >>Solo resuelve tu dilema con Zeng y luego veremos a donde ir en el día.
     
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Mazmorra
    (Mao; Taiyo; Inosuke; Murai)


    Taiyo escuchaba a Mao, cada vez más confundido, no entendía por que la pequeña le contaba todo eso ¿Para convencerlo de irse? ¿Ganar su confianza? Las órdenes no se disipaban con una cálida sonrisa y una conversación amena, las órdenes de su líder no podían simplemente ser ignoradas. Sacó el daruma, aquello era enternecedor; pero Taiyo contuvo su sonrisa, también se contuvo de buscar entre sus ropas para mostrarle su propia colección, no debía bajar la guardia.

    "Este me lo dio Kenzaburo, en Tsu, justo antes de que matáramos entre los dos a un tipo. Ni idea quién era"

    Murai soltó una risa casi audible, alertando a Taiyo quien se detuvo a observarlo mientras seguía atento a la voz de Mao. Pero fue ella quien confrontó su mirada ¿Acaso trataba de distraerlo?

    Taiyo volvió a separarse de la pared al ver como Mao tocaba a Murai ¿Qué estaba pasando? ¿Eran aliados de algún modo? No. Se identificaba con Murai, él mismo se había dado cuenta de ello cuando se presentó con tantos nombres.

    "¿Necesitas algo, cariño?"

    —¿PERO QUÉ...? — Dijo Taito con su mano en la katana, ¿Qué diablos estaba pasando? Esa niña se estaba comportando con Murai, era camaleónica como el asesino encadenado frente de él.

    —¿Lo besaste? — preguntó Taiyo alarmado, como si aquel hombre fuera de alguna manera tóxico, que el simple hecho de tocarlo acarrearía alguna enfermedad, como ciertas ranas, como un animal rabioso. Taiyo fue quien se encargó que comiera, esa era la única compasión que podía tener con alguien como él. Aquella imagen lo confundió, lo asqueó.

    —Te recuerdo que la situación de Murai en estos momentos es por la indecisión de Takeda; este hombre habría dejado de sufrir el día de ayer, hoy ya no estaría con los vivos —mencióno Taiyo; pero sabía que ni Mao ni Murai le estaban prestando atención.

    Murai sonrió — Quitarme el pelo de la cara ha mejorado la calidad de mi encierro; un pequeño detalle que me hace la espera más confortable— mencionaba Murai— comenzaba a molestarme; está lleno de sangre y se había pegado a mi sudor de la frente, ni con el soplido más fuerte se podía mover —detestó no poder ver en esos momentos, era la manera en la que podía saber si alguien le mentía, la mirada era algo que no podía disfrazarse con facilidad —El perro me orinó ayer, estoy lleno de sudor y sangre seca; agradecería poder bañarme, poder estirar un poco las piernas.

    Taiyo negó —No te moverás de allí.

    —La limpieza lo es todo para algunas personas — mencionó Murai burlón —Tú por ejemplo, deberías bañarte más seguido; Inosuke huele mejor —Antes de que Taiyo pudiera contestar Murai se dirigió a Mao —¿Habrá posibilidad de tomar un baño? No deben temer, ya no podré correr aunque quiera hacerlo —dijo señalando con su cabeza hacia su talón torturado.




    Habitación Fujiwara
    (Shinko; Kirara, Riku)


    Kirara sonrió al ver a Riku reír; incluso Shinko también sonreía. Los Fujiwara podrían ser un poco bruscos pero podían dejar ir con tranquilidad sus angustias de ese modo, incluso sin que Taiyo estuviera allí, procurando mantenerlos en buenos ánimos o entretenidos con un buen juego de Kaidan.

    —Una carnada — mencionó Kirara mientras miraba al techo pensando — De eso no debes preocuparte, podré ser hostil con algunos del clan Minamoto; pero no podría ser así con Takeda —dijo con seriedad pero aun sonriendo —Creo que si manejo esto como una manera de levantar los ánimos y mantener unido a los clanes será mejor, seguramente la idea le guste a Takeda quien siempre termina eligiendo el camino más pacífico. Hablaré con él al respecto y así sabremos si es bueno apresurarlo o posponerlo. Si lo pospone nos dedicaremos a entrenar mientras sucede.

    Shinko tomó su taza de té, se le notaba emocionado y eso era evidente. Kirara lo miró, agradecida por verlo de esa manera; aunque deseaba abrazarlo y llorar de repente, pues al no saber por lo que pasó a manos de los Taira, la carcomía. Después observó a Riku, tenía un sentimiento similar hacia él, sabía que cargaba un pasado complejo; pero estaba alegre de verlo con ellos, tan comprometido y lleno de determinación. Las palabras a veces terminaban sobrando cuando los sentimientos se entendían con sólo un par de risas sinceras. Apretó fuertemente la mano de Riku, para después suavizar el agarre, hasta que él se separó y se levantó. Los protegería siempre.

    —¡Es perfecto!— gritó emocionada Kirara —Demostremos lo que es ser un verdadero equipo, incluso podrán aprender de nosotros, porque lo necesitan.

    —¡Crearemos nuestra estrategia de combate al estilo Fujiwara!— Por un momento Kirara parecía ser una niña nuevamente mientras estiraba todas sus extremidades en el tatami —Hasta podemos nombrar cada uno de los movimientos que creemos, así podremos gritarlos al combatir y el enemigo no sabrá que haremos ¡SI, RIKU!— se levantó de un brinco frente a él —¡Hagámoslo! — culminó imitando sus movimientos con la katana sin siquiera tomarla.

    Los Fujiwara... tan ruidosos siempre.



    Pasillo de las habitaciones
    (Misato; Yin; Terunobu; Shinrin)

    Yin miró hacia Misato, sonrió al ver que ella le respondía como siempre. Un intercambio cortés. Yin se preparaba para seguir si camino pero Misato lo sostuvo del rostro. Yin creció en la corte, la obediencia y la educación siempre sobresalían como grandes cualidades en él, por lo que aquel movimiento tan familiar lo tomó fuera de guardia, haciendo que su rostro se ruborizara ¿Acaso el contacto tan cercano era normal el Japón? Debía serlo.

    Misato habló con firmeza y calidez, impidiendo que Yin desviara la vista; no podía, para hacerlo debía tomarla de las manos para apartarla, no podía hacer eso; podría ser un signo de agresión a alguien que estaba abriendo su corazón ante él. Cada oración entraba en su mente y se asimilaba, se sentía como un cubo de agua tibia en la cabeza después de un largo día bajo la lluvia; así de reconfortantes eran aquellas palabras.

    "Somos parecidos Yin"

    La voz de Misato cambió de modulación cuando pronunció aquel nombre, Takeshi. Pero seguía firme, su mirada sobre él con una sonrisa amable. La historia caló hondo en su corazón, realmente compartían un dolor del pasado. Y notó la misma emoción que él cuando Misato desvió su mirada. Aun así sus manos se mantenían en su rostro.

    Después forzó una sonrisa en su rostro, acción que lo hizo reír. Soltándolo para después cerrar aquel discurso con su orgullo habitual.

    Yin hizo una reverencia —Eso haré; hablaré con Zeng — miró a Misato con una sonrisa sincera —Muchas gracias, Misato-dono— Yin dijo sintiéndose capaz de pronunciar su primer nombre; pero no podía hacerlo sin algún honorífico, sonrió al recordar que en Japón el sistema de honoríficos no era tan complejo como en China.

    Yin avanzó hacia su habitación, no sin antes voltear —¡Nos veremos en el dojo! Tengo una idea...—mencionó con una sonrisa.




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    Santuario
    (Rengo; Natsu; Kuroki)


    Natsu fue el primero en actuar; a pesar de que Rengo se movía evitando el contacto, le fue inútil, con su movimiento tan limitado no podía hacer demasiado, Natsu lo liberó haciendo que las manos de Rengo se recargaran en el suelo.

    "...Niñito idiota"

    Rengo se mantuvo así, hincado con las manos en el suelo, mirando al piso mientras Natsu lo revisaba; las heridas eran únicamente en la espalda y hombros, líneas que cruzaban unas con las otras; ocultándose entre la tela negra de sus prendas la cual se había fusionado con su sangre. Rengo temblaba a cada contacto le dolía pero no quería decir nada, estaba allí vulnerable. No quería que lo vieran, y no podía hacer nada para evitarlo. Kuroki conocía la historia, Natsu sólo había visto su espalda una vez en Iwakura, ahora entendía un poco de dónde venían esas viejas heridas, aunque no sabía qué o quién las causaba.

    La pregunta de Natsu hizo que Rengo separara las manos del suelo para abrazar sus propios brazos, sin levantar la vista. No respondió.

    Era turno de Kuroki, quien tampoco se iba de allí. Todo en la mente de Rengo era más sencillo cuando estaba solo; jamás se había tenido que preocupar de molestar a nadie con sus problemas, por eso siempre esquivaba las preguntas, era más sencillo. Porque la mente de Rengo aun era la de un niño idiota, así como dijo Natsu.

    "¿Acaso... no te advirtió de nada?"

    Quería decirles, tal vez explicándoles se irían. No. Eso pensó el día anterior con Kuroki y no resultó, allí estaba, junto a él. Seguramente estaba preocupado, incluso Natsu. Apretó sus brazos con fuerza. Tampoco respondía a Mara. Porque para él era más sencillo huir que enfrentarlos. Estaba confundido y petrificado.

    "Ya es la última vez que te hace esto, Rengo. Por favor"



    — Oh — dijo una voz detrás suyo, era Itami.

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    —Joven Rengo ¿Desde cuando usted tiene amigos? —mencionó con una sonrisa —¿Se quedarán a ver la ceremonia?

    —No son mis amigos — Mencionó Rengo, haciendo reír a Itami; era una risa amena, no de burla.

    —Te conozco mejor que nadie joven Rengo. Y no digas eso frente a ellos, palabras tan fuertes pueden lastimar sus sentimientos —los miró — Dices que no son tus amigos y aun así te desataron. Nunca apartes a aquellos que quieren permanecer a tu lado, tal vez ellos logren lo que yo no he podido.

    Dijo entrando al santuario, dejando sus sandalias fuera y sacudiéndose un poco la brizna de agua en sus ropas. Deslizó las puertas dejando el sonido de la leve lluvia en el exterior. Se hincó a un lado del altar para después acomodarse, se le notaba tranquilo, a pesar de la escena frente a él.

    —Les ofrecería un poco de té; pero dudo que eso los tranquilice —dijo al ver su estado de alerta — Lamento que vean al joven Rengo en este estado; pero insiste en desobedecer, quiere creer que su único amigo puede ser Mara —negó mirando al altar —Rengo aun es un niño ingenuo de buen corazón; y no se da cuenta cuando lo están engañando —mencionó mientras soplaba en sus manos para darles calor. Para después sacar de su cintillo el látigo que mantenía doblado en su interior —¿Entonces Rengo, estás listo para sellar a Mara? ¿O volverás a negarte?

    Rengo no respondió, se mantuvo en la misma posición, abrazándose a sí mismo. No sabía que hacer.

    Insane Gigavehl
    Hagan lo que hagan, tiren un dadito de 20 :3




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    Puerto
    (Yuzuki)
    Yuzuki subió al barco en su segundo intento, se sujetó firmemente de la orilla y subió, superando todas esas veces que falló cuando era niña junto con sus hermanas. Aquel sitio era enorme, y se veía bastante abandonado y obviamente destruido; pero no tanto como los demás barcos, los cuales parecían esqueletos de lo que llegaron a ser algún día.

    Caminó por un rato hasta encontrar un pequeño sacó, lo abrió y para su sorpresa, había monedas en su interior, al parecer abandonadas hace años, un poco oxidadas pero dentro de todo bastante bien. Aumentarían el tamaño de su propio bolsillo.
    Sin más que hacer decidió irse del barco que estaba resultando ser un poco complicado para avanzar, pues al estar encallado, sus pisos se mantenían fuera de balance.

    Bajar resultaba mucho más fácil que subir, la forma del barco creaba una inclinación perfecta para deslizarse hacia la playa sin ningún contratiempo.

    A la orilla del mar había un hombre que no estaba antes; observaba hacia el mar, para después girarse y avanzar hacia la escalinata. Los pescadores también lo miraban algo extrañados; pero eso era normal, en Kamakura era extraño ver forasteros. Algo en él parecía despertar en los recuerdos de Yuzuki, pero no sabía de que se podría tratar, sólo podía estar segura de que jamás lo había visto, a pesar de parecer familiar.
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
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    Masuyo Ryouma Mao Kobayashi Kawayama.

    Silencio. Silencio. Silencio.

    Calma. Calma. Calma.

    Negro. Rojo. Negro. Rojo.

    Una luna roja, vamos, mínimo que sea una luna roja la que apacigue tu corazon, vamos, vamos.

    Murai lo sentía, ¿no? Qué mi respiración se cortó, que mis dedos se aferraron con fuerza a los hombros de Murai. Con demasiada fuerza. Mucha. Dios, lo siento tanto Murai, lo siento tanto.

    La sangre en mis oídos fluía con fuerza, y... Lo veía, veía todo rojo.

    Su cuerpo, sus cuerpos. Pequeños, rojos. Grandes. Grandes.

    ¿Por qué?, ¿por qué la gente era tan avara y egoísta?, ¿no entendían como el odio generaba más odio?

    Estaba enfurecida y se notaba. Encaré a Taiyo, con esa actitud lista para...

    ¿Matar? Ya te lo había dicho, no era tan fácil romperme.

    Tiré lejos la katana, luego la otra. Saqué con cuidado cada una de las cosas de mis bolsillos. Las dejé con delicadeza, porque cada cosa que conseguí era valiosa. Hasta la pequeña compación de Murai era valiosa.

    Aunque fuera oportunismo. Era valioso todo.

    —¿Ves ahora Taiyo?—. Estaba frente a él, encarándolo—. ¿Qué ves?

    Mi voz estaba llena de furia, sonaba como hombre a pesar de que ni siquiera estaba concentrándome en eso. No sonaba alterada, solo extremadamente molesta. Con mis manos y movimientos fluidos de bailarina, apunte desde mis clavículas desnudas hasta que mis brazos se extendieron al todo lo largo. Hasta que quedé como un condenado tronco.

    Y ahí, encarando a Taiyo tan firmemente, sin ninguna prenda encima, pero sin ningún miedo tampoco, lo recordé; el por qué vivía.

    —Para salvar a Kenzaburo, a Murai, a gente como Riku, a niños perdidos como Kuroki.

    Hablaba con calma, como quién tenía todo claro, hasta cuando iba a morir. Ya simplemente no tenía miedo, ni pudor, ni orgullo.

    >>A niños sin madres, a niñas sin padre; ¿sabes? Kenzaburo nunca en su vida se ha interesado en una mujer... ¿y sabes lo que significa eso?

    Un silencio... Una sonrisa cínica, y alcé el mentón como quién ve a un simple insecto. Me crucé de brazos, solo por que sentía que estaba perdiendo el tiempo. Pero aprovecharía de disfrutarlo.

    Mi voz salió con total seriedad y la sonrisa se perdido; mi mirada era penetrante, como de quién ve más allá de ti.

    >>Seguramente lo violaron Taiyo, y no cuando fue el hombre grande que es ahora; sí no que fue cuando tenía mi tamaño, el de Kuroki, el del hermano de Kirara, o incluso puede que menor.

    El frío después de las llamas. Era ya... obvio: iba a defender a los que nadie defendía. Igual que mi madre, igual que mi padre. Siempre, siempre, porque eso nos mantenía con vida.

    Volví a la seriedad, más cómoda con mi cuerpo que nunca antes. Relajé la postura, brazos cruzados. Sostuve la mirada de Taiyo.

    No de la forma en que una pupila reta a su maestro; de la forma en que un maestro insulta la ignorancia de un tonto.

    —¿Te han quedado claras mis intenciones, puta escoria? Tengo solo catorce años, Taiyo, y me has presionado al punto de estar desnuda frente a dos hombres; uno invalido, y otro que me podría romper todo lo que quiciera.

    Otra sonrisa, sádica. Sumamente sádica.

    >>Que no me calle la boca como el hermano de Kirara, no significa que no sea una niña trusmatizada menos.

    Se esfumó la sonrisa, y lo miré con frialdad absoluta.

    >>Parece que has tenido el sol tan cerca, que tanto blanco te cegó los ojos; Murai a caminado tantas veces en la oscuridad, que aún ciego sabía que no era una amenaza.

    Ni un poco de emoción.

    Porque ya estaba harta de la mierda de este país.

     
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    Zireael

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    Leo
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    Yuzuki Minami
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    Al primer intento me fui de boca, por supuesto, pero el segundo estuvo mejor calculado y logré sujetarme de la orilla con la fuerza suficiente para lograr subir por fin. Un poco fue como el asunto de Tsuna en Shizuoka, me había tirado la primera vez pero la segunda me lo llevé en banda.

    Tuve esta visión, esta imagen, no lo sé, de cómo habrían correteado las gemelas por todo el barco de haber estado allí conmigo y haber logrado subir también. Se me formó una sonrisa en el rostro, bastante apagada a decir verdad, y me dediqué a vagar por el barco hasta encontrar algo, lo que fuese.

    ¿Monedas? Pero qué oportuno.

    Al bajar, cosa que siempre era más sencilla que subir, noté al hombre a la orilla del mar. Su cara me sonaba de algo, por alguna razón, o más que sonarme de algo me despertaba algunos recuerdos que no era capaz de aclarar o entender ni por asomo, de hecho me había quedado allí, a la orilla del agua mientras el hombre se dirigía a la escalinata.
    Noté que yo no era la única que le había puesto la vista encima, aunque era normal, cualquier forastero en Kamakura llamaba la atención y yo, quizás, tenía más curiosidad de la que era sana para cualquier persona o quería seguir evitando mis propios pensamientos cuanto tiempo me fuese posible, así que no me quedó más que darle alcance porque de por sí debía subir la escalinata para dejar el puerto.

    —No es usual ver extraños aquí —comenté con voz tranquila mientras daba el primer paso en la escalinata, era obvio que no podía estar hablándole a nadie que no fuese él—. Si disculpa el atrevimiento del comentario.


    Nadie:
    Absolutamente nadie:
    Yuzu: tocará averiguar si le rajo el cuello o no
     
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    Monpoke

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    Permanecí animado, ver a ambos sonreír me tranquilizo, me encariñe con este ambiente. Aunque es rara la situación en cual no lo estemos, así somos entre nosotros. Me propuso relajar un poco la cabeza, usarla, no es que algo que prefiera realizar demasiado. Yo solo quiero matar mis pensamientos, quedarme en blanco o sumergirme en un mundo diferente.

    Pero tal cosa resultara no ser posible por ahora. Me quieren aquí... y, después de largo años, yo también quiero permanecer en la realidad.

    Por eso suspiro y pierdo un poco de la reciente alegría, porque entiendo al lider que decidí seguir. Lo presiento, se esta obligando a elegir.

    "Kirara. Perdóname si me equivoco, pero". Hable despacio, traicionando mi emoción y fuerza anterior. No me destruí o recaí, solo me preparé para abordar un nuevo tema. "¿La verdad es que no quieres separarte de los Minamoto?".

    "Te preocupas por Tekeda, una prueba para mantener unidos a los clanes e incluso quieres que aprendan de nosotros". Enumero mis pruebas calmado, palabras que ella mismo llego a decir. "Lo vez improbable, pero quieres que suceda ese milagro. Que los Minamotos no sean un Clan inestable por el desacuerdo entre sus miembros o alianzas".

    "Lo pides por Takeda, por quien te preocupas. Lo esperas de los Minamoto, de quienes somos aliados". Bajo la mirada. "Solo, no crees que suceda pronto. Temes sea demasiado tarde una vez se pongan de acuerdo, y seamos nosotros quienes peguemos un gran precio al esperar. Que explote un problema irreversible entre clanes por culpa de esos miembros, y acabemos viéndonos como enemigos. Dejarlos antes de que despierte un posible odio entre ambos".

    Sonrió levemente, una sonrisa sincera. "Quieres lo mejor para nosotros. Esa es la razón porque seguiré tus ordenes, aun si llega estar en contra de mis deseos. No me opondré, y si lo hago, es porque también quiero lo mismo y hay una manera mejor. Si puede evitarse, nadie debe sacrificarse".

    Kirara, te sacrificarías por nosotros. No solo entregarías tu vida. Renunciarías hasta tus creencias, lo que eres y quieres ser... es igual con todos en este Clan.

    Vuelvo a levantar la mirada y muestro seriedad. "No los abandonemos, no rompamos lazos que no volverán a unirse. Con dejar Kamakura y distanciarnos debería ser suficiente, podríamos hasta ser acompañados por una de sus alianzas si demuestran tener las mismas inquietudes hacia los Minamoto. Sigamos nuestros objetivos, solo haciéndolo por separado". Niego moviendo un poco la cabeza. "Estando nosotros con ellos, solo le crearemos más desacuerdos. Si hay menos personas externas al clan a su alrededor tal vez les ayude".

    "Y cuando nos volvamos a encontrar, será entonces podamos volver a unirnos a ellos o separarnos por completo".

    "Me lo mencionaste, la flor de los Fujiwara es considera símbolo de longevidad. Longevidad, eso es lo que considero que realmente quieres de esta alianza".

    Aprieto lo puños en el aire y me pongo en la posición aprendida anoche, fingiendo sujetar una katana. "Claro. Si vamos agarrar una de las alianza, primero demostremos ser una mejor opción o una más estable. ¡Creemos esas tácticas y hagamos una grande!".

    Suelto una pequeña carcajada por dejarme guiar. "No rechazaré ningún entrenamiento hasta llegue ese momento, aportaré todo y más. Porque cumpliré lo que quieras".
     
    Última edición: 14 Enero 2021
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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    Rengo no reaccionó a absolutamente nada, ni al comentario de Natsu, ni a su liberación, ni siquiera a mis palabras, solo se mantuvo ahí, absorto, encerrado en una impenetrable burbuja de quién sabe qué pensamientos le pasaran, si es que inclusive en esos momentos los estaba haciendo. Estaba tan afectado y en shock que yo solo podía sentirme fatal, porque lo entendía, comprendía porqué se sentía así, y era esa la razón por la que, por lo menos, quería sacarlo de aquí. Era normal que no pudiese actuar, pero a la vez me dejaba en un terrible dilema en el que... lamentablemente, todo lo que hiciera se vería mal después.

    "Oh"

    Me hele al escuchar eso y de la impresión no pude voltear al acto, traté de contenerme y relajar nos facciones y miré por sobre mi hombro a la entrada, ahí estaba... Itami.

    Juraría que de no conocer a este hombre, me fiaria de su primera impresión, se le veía tan amable, sereno y seguro que podía decir se contagiaba ese aspecto suyo. Pero... pero con Rengo.
    No tuve mucho tiempo para pensar, de hecho, casi pareciese que lo que le interesaba el que estuviesemos ahí era tan poco que no le importaba siquiera en la clase de sitio en el que estábamos.
    Se disculpo por no ofrecernos té, por ver a nuestro amigo en semejante estado, pese a la negativa de Rengo que se veía venir, Itami le sermoneó un instante, diciendo que eso podría herir nuestros sentimientos y que solamente Mara lo estaba manipulando...

    Una gota de sudor empezó a recorrer mi cabeza, este ambiente, estos nervios, la tensión. Creía que solo lo experimentaría con Kato...

    Al final, Itami volvió a sacar el instrumento con el que era obvio le provocó el daño que tiene ahora Rengo. Le dió una órden que ciertamente no esperaba escuchar... ¿Qué, sellar a Mara? ¿Pero qué no acaso..?

    ¿Porqué..? ¿Porqué ahora..?

    Eso me provocó un severo conflicto, pero lo que me agobiaba era ver eso. Si le golpeaba... y yo no hacía nada, Rengo lo podía tomar como que le permití azotarlo y lo sentiría más personal. Si llegaba a decir que sellara a Mara, Rengo lo podría tomar muy a mal, si interfiria, Rengo lo podría tomar como que efectivamente, no se puede valer por si solo. Todo, todo iba a acabar mal al final.

    ¿Qué debería hacer? ¿Solo irme? Pero yo se lo había prometido a Rengo, ya no me iría de su lado, en especial momentos como este.
    ¿Mirar? Dudo que él quiera que nosotros veamos cómo sigue siendo azotado.
    ¿Detenerlo? ¿Y qué clase de consecuencias habría? ¿Qué haría Itami? ¿Y si le dice a Kato? ¿Y si estropea el plan? ¿Y si hay peores consecuencias?

    ¿Hablar? ¿Exactamente qué puedo decir? ¿Y el pacto de sangre? ¿Y si digo algo que no debiera aún inclusive estén TODOS los que perfectamente pueden conocer un poco más a Rengo?
    ¿Atacar? ¿Y si es peor que intentar detener esto? ¿Y si Itami reacciona aún peor? ¿Y si llego a excederme?

    Rengo no sabía que hacer, era obvio. No quería, no debía presionarlo, pero tampoco sentía que debía interferir, Rengo no me lo diría pero no necesita hacerlo para que en estos momentos me necesitara como a la vez me querría lejos. Simplemente... todo... mal...

    Cerré los ojos un momento. ¿Debo hacer algo? ¿Siquiera el intento? ¿Valdría más? ¿Valdría menos?

    ¿De verdad haría lo correcto?

    Eres patético Kuroki... no puedes tomar una decisión tan crucial como un momento como este.

    No, de hecho no... Soy tan, débil.

    No dejo de ser un niño, después de todo.

    Arrastrar a su infierno, a sus problemas. Y lo peor es que sentía que esto no es más que la superficie de esos problemas.

    ¿Porqué Rengo? ¿Porqué me tuviste que poner una barrera?

    Volví a abrir mis ojos y, sin realmente saber si lo había decidido... Me quedé, ahí, tratando de ver el primer indicio de parte de Itami en querer atacar a Rengo como señal de su rebeldía por no sellar a Mara, como le había ordenado, yo he dado mi palabra y de verdad estaba ahí para impedir que Rengo sufriera más.

    —No funcionará...—. Dije con increíble firmeza pero también apatía, mirando a Itami.
    >>Rengo no lo hará, lo sé, pero yo sí puedo hablar con él, venía a conversar de esto, precisamente. Pero se me ha adelantado. Él no lo hará, pero yo sí puedo convencerlo de la manera que no sea a golpes, si aún ahora se resiste... ¿Qué le asegura que cederá?—. Pregunté mientras veía a Itami en todo momento, muy atento a sus movimientos.

    ¿Eso era todo lo que podía decir? Creo que si... temo, estoy limitado.
     
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    Insane

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    Natsu Gotho

    Una sensación extraña le recorrió el estómago al verlo abrazarse así mismo, casi como si lo incitara a volver a preguntar, sin embargo se abstuvo, terminando de cubrir las heridas más grandes con parsimonía pese a saber que trataba de alejarlo como un animal herido.

    Pestañeó apenas luego de esparcir un poco de alcohol en las heridas más pequeñas, finalizando para acomodarle el kimono y procurar que dejara de estar tan expuesto, colocando la izquierda sobre su cabeza sin aún, levantarse del suelo, buscando su mirada con la suya pese a la ambivalencia impregnada al relajar el ceño fruncido.

    En cuanto estaba por hablar la presencia ajena le agudizó los sentidos, mirándolo entre las pestañas con simplicidad, al tener ante sus ojos una apariencia tan vana y lejana a su pragmatismo.

    Las palabras de Kuroki lo hicieron mantener en silencio. El niñito estaba tratando de disolver la situación a una conversación, y no sería él quien terminaría irrumpiendo en ello.

    Tomó a rengo de la cintura para atraerlo hacia él y levantarlo sin tocar las marcas recién cubiertas por un par de vendas y gasas, deslizando la misma mano hasta la coronilla de su cabeza para revolverle el cabello, sin expresión alguna, sintiendo la espada del viejo palpitar, como días atrás.

    —Kuroki, llévatelo —empujó a Rengo de una suave palmada en la nuca hacia el otro niño.

    Suspiró apenas.

    Sin darme cuenta, me había rodeado de mocosos.
     
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    Ikoma-kun

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    Misato Aoyama

    —De acuerdo Yin allí estaré.

    En cuanto Yin fue a su habitación deje escapar un suspiro y cubrí mi rostro con las mangas del kosode, tras las prendas ocultaba mi ruborizado rostro tras lo ocurrido en el pasillo ¿De verdad me había atrevido a tomarle el rostro? Si madre hubiese visto que le tomaba el rostro a un joven que apenas conocía...Dioses...pasarían varias lunas recibiendo un buen sermón por mi atrevimiento ¡Que bochorno!

    Pero Yin no era tan desconocido para mi, su historia me permitió establecer y acrecentar nuestros vinculos, los mismos que abrirían sus sentimientos e inquietudes.

    —Misato-dono...—murmure observando a la nada aún sonrojada, había logrado incluso que me llamase por mi primer nombre, a parte de mi familia y mis compañeros de batalla.

    —¡Vamos que era necesario!— sacudí mi cabello para disipar el enredo que dominaba mi mente.

    ¿Que idea tendrá en mente?

    El Dojo era un sitio de gran riesgo, por la presencia de Kato...aún así Yin deseaba hacer su movida, no sabía hasta donde llegarían las consecuencias de el accionar de los Tao. Pero era momento de actuar, Takeda debía recuperar su honor.

    Sin esperar a Yin, emprendí mi camino hasta las calles de Kamakura y de allí partiría hasta los alrededores del dojo, rezaba por ver el triunfo de nuestros planes.
     
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    Mazmorra
    (Mao; Taiyo; Inosuke; Murai)


    Las katanas resonaron al caer despertando de golpe a Inosuke, quien miró a todos lados alterado; observó a Taiyo y luego a Mao. Se sentó mientras dejaba escapar un pequeño aullido como de dolor, a pesar de que nada lo había lastimado. Taiyo escuchaba a Mao con confusión, cuando sus manos comenzaron a quitarse la ropa simplemente apretó sus ojos con fuerza, cerrándolos por completo. Al terminar sus palabras, era el turno de Taiyo.

    —Conoces los actos del hombre junto a ti, y le has besado; de mi pasado no sabes nada pero soy yo la escoria ante tus ojos porque no te dejo hacer todo lo que quieres. Estás castigándome a mi por seguir mis órdenes —suspiró, estaba muy confundido pues nadie la había obligado a nada, y allí estaba ella, culpándolo. Estaba acostumbrado a eso; no se lo recriminaría a una niña tan golpeada por la vida, lo que sentía él sólo le correspondía a su mente, su madurez lo mantenía tranquilo; pero triste. Apartó la vista aunque ella se le imponía invadiendo su espacio, atacándolo de una manera en la que sabía que él no podría defenderse. No lo haría, era un hombre orgulloso de su educación, se cruzó de brazos.

    —Todos tenemos un pasado, y en verdad lamento escuchar el tuyo y el de Kenzaburo; no puedo sentir indiferencia ante tus palabras, unas que provienen de la ira y la profunda tristeza; lamento que las mías te llevaran a imágenes del pasado, no mereces el sufrimiento, tampoco Kenzaburo. Nadie que permanezca noble ante un mundo tan sucio lo merece— debía ser más delicado con lo que decía ante Mao, pues sus emociones eran sumamente inestables. Miró a Murai, no tendría visión pero si un agudo oído, Mao estaba a su lado y no pensaba jalarla para hablar con ella en privado, no podía tocarla, jamás lo haría.

    —Es mejor que no hables más de lo necesario. Y di cuantas menos palabras posibles. O caerás en desgracia cuando hables descuidadamente. Y que por error, reveles tú vergüenza. Recuerda que ese hombre es un shinobi.Dijo con amabilidad, después se hincó aun con los ojos apretados, así estaría a una altura inferior a la visión de Mao, evitando que se sintiera intimidada por sus palabras —Estamos en guerra. ¿Crees que el enemigo se detendrá porque eres una niña de catorce años? Perdóname por lo que te diré, pero lo digo desde un sitio de comprensión y respeto dentro de mi—con los ojos cerrados no podría prever un ataque de parte de Mao, pero podía estar seguro que Murai no podría escapársele—Debes salvarte tú primero antes de querer salvar a alguien mas.

    Las palabras de Taiyo eran como las de un padre ante su hijo que no hacía más que hacer un berrinche ante sus ojos. No mostraba enojo con sus palabras, de hecho denotaban una tristeza que no se podía entender.

    —Tiene razón; ve a Takeda por ejemplo. Quiere cuidarlos a todos, pero dime ¿Crees que alguien puede confiar en él en estos momentos? —Pronunció Murai haciendo que Taiyo volviera a levantarse. No podía confiar en sus palabras, no de nuevo. Permanecía con los ojos cerrados, ambos estaban ciegos en ese momento.

    —No sé por qué has dicho todo esto —mencionó Taiyo hacia Mao para evitar una conversación con Murai —No sé si lo dices para que confíe en ti, no sé si lo dices para que Murai lo haga; no sé si lo dices simplemente para desquitar tus emociones con alguien, o para que yo hable de mi pasado y así tú puedas confiar en mi —mencionó confundido ante la actitud de Mao, para él era indescifrable; aun así su comportamiento hacia él no se justificaba —No me moveré de aquí. Pero si en algún momento quieres saber de mi pasado, en otro momento te lo diré todo. No abriré mis memorias ante un asesino como Murai.

    Murai rió —Yo sólo quiero un baño. No quiero que me hables de tu vida Taiyo, la conozco muy bien —sonrió mientras Taiyo apretaba sus puños; pero casi de inmediato se detuvo —Podría contarle a la pequeña si ella así lo quiere, así no sólo ella es la que se desnuda frente a ti.

    Taiyo chasqueó la lengua asqueado por los comentarios tan vulgares de Murai. ¿Por qué lo dejaste vivir Kirara?

    Mientras tanto Inosuke olfateaba las cosas que había dejado Mao en el suelo.




    Habitación Fujiwara
    (Shinko; Kirara, Riku)


    Kirara escuchó la pregunta de Riku y bajó la mirada —No quiero separarme de ellos, eso es verdad—había mucho más detrás de esas palabras, Riku había enumerdado sus razones visibles pero había muchas más. Cada oración de Riku decía lo que Kirara no podía, no porque no quisiera sino que a veces le costaba trabajo acomodar todos sus pensamientos y sentimientos en palabras, en cambio, Riku lo hacía con fluidez, algo que la impresionaba.

    Su confianza hacia los Minamoto no sólo se trataba de una obligación; había crecido con ellos, recordaba a los hermanos de Takeda; y sabía verdades acerca de su familia que nadie más conocía. Porque los Minamoto estaban en todas partes desde que era niña hasta ahora como adulta. Y confiaba en Takeda porque no quería recurrir a otro plan que no sea seguirlo a él contra los Taira, no quería que los Fujiwara sufrieran por su debilidad, no quería que los Fujiwara cargaran con ese peso.

    —Nosotros los Fujiwara, somos también parte de Kamakura—mencionó con seriedad, pues revelaría algo de su historia ante Riku, quien era parte de ellos —Las raíces del clan están en estas tierras; junto a los Harima; junto a los Asakura; junto a los Minami; junto a los Minamoto —la narración también le interesaba a Shinko, a pesar de que él debería ya saber aquello —Pero los Minamoto abandonaron Kamakura, y con ello también lo hicimos nosotros, Shinko y yo nacimos en Kioto al igual que Takeda, siendo la primera generación que era ajena a Kamakura, creo que esa es la razón del odio que nos tiene Kato —dijo para después mirar a Riku —Los Fujiwara tenemos un secreto muy grande Riku, uno que debes de saber; pero debe ser Taiyo quien lo diga, y con eso entenderás por qué consideré separarme de los Minamoto, en este momento dónde mis sentimientos no me dejaban pensar con claridad —sonrió ante Riku avergonzada —Me gustaría ser mejor narradora; pero no lo soy, seguramente Taiyo será capaz de organizar mejor lo que quiero decir, así como tú lo has hecho hoy, además de ubicarme nuevamente en nuestro objetivo.

    Kirara se levantó, mirando lo espaciosa de la habitación —Demostraremos ser los mejores, de eso no hay duda; les demostraremos la unión de la Wisteria, la flor que crece con fuerza sobre un suelo ácido; crecemos fuertes y unidos a pesar del clima, no hay nada que pueda detenernos — Sacudió a Riku con la fuerza que la caracterizaba —Entrenemos, hagámoslo ahora. Bueno, primero debo ir a tallar espadas de madera —también soltó una carcajada para después separarse de él —Esta vez, trataré de no romper tu arma.




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    Santuario
    (Rengo; Natsu; Kuroki)


    Itami observó a Kuroki, quien arremetía con palabras, mostraba decisión y confianza ante él, atributos que apreciaba.

    —Ya veo, si; eso es algo que me decía hace poco un maestro. Que no todo se resuelve con golpes, mencionó que mi visión de enseñanza era errada. Me advirtió que una persona violenta, tendrá un final violento —afirmó recordando las palabras de aquel hombre — La más blanda de todas las cosas supera a la más rígida de todas ellas. Solo la Nada penetra donde no hay espacio. Lo pacífico y sereno es la norma del mundo —Se mantuvo en silencio un momento —Esas eran sus palabras; ese hombre es uno muy extraño; cree que lo pacífico y sereno es la norma del mundo— miró hacia Rengo —¿Eso es lo que necesitas Rengo? ¿Paz y serenidad? —sonrió mirando a Kuroki, mientras Natsu atendía a Rengo, quien al escuchar lo último mencionado por Itami sujetó con fuerza la manga del kimono de Natsu. Cuando Natsu le sacudió el cabello se tuvo que contener de abrazarlo en ese mismo momento, no frente a Itami.

    —Acoger la desgracia como una agradable sorpresa, esa es la enseñanza que le he dado a Rengo; porque nuestro cuerpo es la fuente misma de las desgracias, si no tuviéramos cuerpo ¿Qué desgracias nos asecharían? Rengo lo sabe, y es por eso que atesora la vida de los demás. Así pues, sólo quien está dispuesto a entregar su cuerpo para salvar al mundo, merece que se le confíe el mundo —dijo al ver como Natsu le confiaba a Rengo a Kuroki.

    —Pueden llevárselo; no hay necesidad de que peleen por él —esto lo mencionó hacia Natsu, después miró a Kuroki —Veamos si puedes convencerlo a tu manera. Veamos si puedes contener lo que te espera al creer que eres suficientemente capaz. Al ver lo errado que estabas, volverás a mi pidiendo consejos. Y yo estaré aquí esperando, esta vez con un té recién hecho —dijo Itami extendiendo su mano para sujetar el hombro de Kuroki, pero se detuvo antes de ello, no podía tocarlo— Quieres responsabilizarte, bien; pero escucha antes, debes entender que las palabras sinceras no son agradables; las palabras agradables no son sinceras.

    Itami miró a Natsu desafiante —Tú —mencionó sujetando su látigo; se acercó a él y pasó lo mismo que con Kuroki, no pudo tocarlo; miró hacia Rengo quien le sostenía la mirada con una leve sonrisa, volvió hacia Natsu susurrándole para que sólo el escuchara. Después se alejó de todos.

    —¿Quién crees que es Mara? ¿Cómo sabes que es Mara con quien hablas realmente? —hablaba sin mirar a nadie; tomó su látigo y volvió a guardarlo — Date cuenta que tus acciones imprudentes pueden desatar males peores —Después juntó sus manos y cerró los ojos.

    ¡Míralo, pero no puedes verlo!
    Su nombre es Sin-Forma.
    ¡Escúchalo, pero no puedes oírlo!
    Su nombre es inaudible.
    ¡Agárralo, pero no puedes atraparlo!
    Su nombre es Incorpóreo.
    Estos tres atributos son insondables; por ellos, se funden en uno.
    Su parte superior no es luminosa, su parte inferior no es obscura.
    Continuamente fluye lo Innombrable, hasta que retorna al más allá del reino de las cosas.
    Lo llamamos la Forma sin forma, la Imagen sin imágenes.
    Lo llamamos lo indefinible y lo inimaginable.
    ¡Dale la cara y no verás su rostro!
    ¡Síguelo y no verás su espalda!


    Abrió los ojos —Rengo, no te alejes del camino del Sabio; no te dejes corromper por el poder.

    Insane Gigavehl
    Gracias al dado de Gigavehl se evitaron un enfrentamiento (En mi posta anterior tiré los dados correspondientes y el de Kuroki fue superior)
    También gracias a los amuletos de Rengo, Itami no pudo tocarlos :3




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    Puerto
    (Yuzuki)
    Yuzuki se acercó a aquel hombre; su mirada era serena y tenía grabada una sonrisa ligera en su rostro mientras miraba hacia la escalinata, desvió la mirada al escuchar a Yuzuki, observándola con aquella misma sonrisa. Parecía una persona tranquila y agradable. Estando de frente podías notar en su haori un mon que conocías perfectamente de tu infancia, era el emblema de los Asakura. ¿Pero quién era él?
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    Los Asakura también estuvieron en Kamakura por un largo periodo de tiempo; Jiin los ayudó a escapar. Recordabas algunos rostros de los niños y niñas Asakura; pero a diferencia de los Harima, ellos entrenaban más alejados, en un dojo que ya no está mas. Ese hombre parecía tener la edad de Takano, aun así jamás interactuaron, pues no parecía conocido. Y él tampoco parecía conocerte a ti.

    —Seré un extraño para ti— hizo una leve reverencia con cortesía y elegancia—pero no soy ningún extraño a estas tierras. Mi nombre es Rei; Asakura, Rei— mencionó con una sonrisa genuina.

    Un pescador se acercó hacia Rei, este se giró para encarándolo.

    —¿No fue suficiente las monedas que les di?— preguntó Rei hacia el pescador.


    —Ese no es el problema —dijo el pescador señalando hacia el pequeño bote de remos que estaba mal atado al muelle, el nudo había sido cortado.

    —¡¡Maldición!! ¡Mi bote! —Rei corrió hacia el muelle tratando de alcanzar el lazo antes de que este se alejara del muelle; pero llegó tarde, haciendo que el bote se comenzara a alejar con la mare, la lluvia seguía siendo leve y el oleaje no era tan fuerte en la costa; así que Rei se quitó su haori, dejó su katana y arremangó su hakama y se lanzó al mar, nadando hacia el bote para después tratar de subirse en él para remar a la orilla; al subirse el barco se volteó golpeándolo en la cara. Pero esto no lo detuvo, se sumergió y jaló el bote hasta la orilla después de varios minutos. Caminó en la orilla jalando el bote y dejándolo en la arena; estaba empapado y lleno de arena.

    Rei avanzó furioso hasta el pescador y lo señaló en la cara —Tú cortaste el lazo de mi bote ¿Cierto? —Preguntó Rei mientras el pescador le lanzaba sus monedas.

    —Ningún forastero puede usar el muelle — mencionó el pescador, sonriendo satisfecho ante el karma que había obtenido el muchacho tras ignorarlo momentos atrás. El puerto ya no recibía a nadie que no fuera oriundo de Kamakura

    —¡Que no vez el mon en mi haori!— dijo señalando dónde antes estaba su haori, el cual ahora estaba en el muelle. Pero Rei no parecía recordar ese detalle, al parecer era distraído —No soy ningún forastero, soy Asakura, Rei. Y usted señor, debe responder a sus acciones, prepárese para... — mencionó Rei mientras buscaba su katana, la cual no estaba allí. Fue entonces que miró al muelle recordando que no la traía consigo. Rei corrió nuevamente al muelle a recuperar sus cosas.

    El pescador soltó una risa y se dio media vuelta ignorándolo, así volver a su cargamento.

    Cuando Rei volvió con sus cosas, el pescador ya se había ido. Miró hacia Yuzuki, recuperando su compostura; pero la vergüenza seguía allí — Maldita seas Kamakura...—mencionó con un puño al aire mirando nuevamente hacia la escalinata.



    [​IMG]
    Dojo
    (Kato; Takano; Misato)


    Misato avanzó hacia el dojo, escuchaba los gritos familiares de un entrenamiento riguroso. Esperó allí hasta que Yin apareció seguido de Ujihisa y Zeng. Al llegar a su lado tanto Zeng como Ujihisa hicieron una reverencia.

    —Es día de entrenamiento por combate en el dojo —mencionó Yin hacia Misato —Ayer Zeng peleó con Kato en el dojo y lo invitó al entrenamiento de hoy, nosotros entraremos como parte del clan Tao —se acercó un poco a Misato para susurrar —Engañé a mi hermano a creer que buscabas unirte al clan Tao y ha aceptado— dijo con vergüenza aparente, pues detestaba mentir; pero al menos así evitaba que Misato lo hiciera —¿Aceptarías unirte a este entrenamiento con nosotros; Misato-dono?

    Misato había sido amable con el clan Tao, principalmente con Yin, y Zeng lo sabía; era por eso que aceptaría a Misato en aquel entrenamiento que se ganó con esfuerzo el día anterior.

    Kuno Vizard
    Puedes negarte e idear algo más que buscar en Kamakura, si deseas seguir el plan de Yin, en el siguiente post entrarán al dojo. También puedes entrar al dojo por tu cuenta, sin inmiscuirte en el plan de Yin.
     
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  12.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Yuzuki Minami
    Puerto

    No sé si es porque estaba acostumbrada ya a la brusquedad nata de algunos de los Harima y de las caras de la gente de Kamakura que recibir la sonrisa ligera del extraño me sentí algo más tranquila, porque era bueno topar con gente tranquila de tanto en tanto, incluso cuando yo misma podía ser una bola de resentimiento e ira de cuidado si me empujaban al borde, cosa que ya se había visto de sobra.

    En cualquier caso ahora que me había acercado a él noté el mon de sus ropas, el emblema de los Asakura. Así como nosotros, ellos también habían estado en Kamakura en su momento pero lo cierto es que nunca me había revuelto con ellos, quizás por no tener la oportunidad tan fácil como con los Harima, a los que estaba pegada como uña y carne.

    Eh, si parecía educado y todo.

    Asakura Rei.


    Antes de que pudiera presentarme o cualquier otra cosa uno de los pescadores se acercó, asumí que les había dado unas monedas para que le cuidaran el bote o algo así pero el caso es que... Bueno.

    —Qué mala suerte —comenté para mí cuando lo vi echar a correr para intentar recuperarlo.

    No pude contener la risa al ver que todo el desastre, pero lo cierto es cuando se golpeó la cara me callé porque me preocupó que de verdad se hubiese hecho algún daño serio y pues si no salía del agua, no iba a quedar más que ir a sacarlo antes de que se ahogara, pero de alguna manera se las arregló para arrastrar el bote hasta la costa, dejándolo a la orilla. La cosa era, por supuesto, que que había quedado hecho un caldo.

    El pescador le lanzó las monedas de regresó y el resto se contó solo incluso antes de que hablaran al respecto, básicamente era la forma de Kamakura de decirle que se largara. Si había sido su hogar bueno, ahora ya no tanto.

    Un poco despistado sí que era, porque luego quiso señalar el mon del haori pero no lo llevaba puesto. Se me escapó una risa por la nariz que busqué contener llevándome la manga de mis propias ropas al rostro pero no tuve demasiado éxito, cuando Asakura regresó con sus cosas ya el pescador no estaba y solo quedaba yo en el inicio de la escalinata, donde me había quedado.

    Le dediqué una sonrisa al verlo maldecir a Kamakura y retomé la marcha.

    —Es la forma que tiene Kamakura de darte la bienvenida, ya sabes, es eso o el bosque supongo. —Giré un poco el rostro para poder mirarlo de costado—. Minami Yuzuki. Aunque para mi desgracia el kimono con el mon de mi clan quedó perdido en otra prefectura.

    Me quité el cabello de los hombros con un movimiento de mano y regresé la vista al frente.

    —Si te quedas con las ropas mojadas vas enfermar, Asakura, y no creo que quieras eso.
     
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  13.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Mao
    /Masuyo Kobayashi

    Mazmorras

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    Siempre estaba dispuesta a escuchar, a ver y a cambiar; eso sería el resumen de por qué hice lo que hice, porque sí no tiras la primera piedra, nunca sabrás que hay a lo lejos. Había sido muy afortunada en la vida, ese era el primero de mis cimientos, que me hacían parecer un pilar inamovible cuando simplemente era una niña herida. Tal cual eran los dos hombres frente a mí, ahora los dos ciegos y, sinceramente; me llenaron de ternura.

    Tanta ternura que a pesar de que quería llorar y romperme, no podía, porque otra vez el mundo me había demostrado que mis acciones iban por buen camino. Mientras Taiyo monologaba, tras haberse acuclillado, yo empecé a caminar; caminar, caminar; recoger mi ropa con cuidado, colocándomela con habilidad y la rapidez del agua de riachuelos empinados, para terminar por resguardar mis tesoros nuevamente en mí. Di un pesado suspiro, aliviada, en cuanto Taiyo iba como en mitad de su discurso. Me limpié las últimas lágrimas que me habían brotado, tranquila, y bueno... simplemente me crucé de brazos, frente a Taiyo, con la misma actitud de siempre; aquella chica comprensiva que nunca se sentiría ni inferior ni superior a otros. Simple y llanamente, era distinta y ya está. Demasiado distinta, tal vez.

    —¡Eres un grandísimo idiota, Taiyo! —solté con voz firme, como quien reprende a sus soldados—. ¡Un idiota enorme, grande, y mucho más hablador que el idiota de primera que es Kenzaburo!

    Dejé caer mi mano, impulsada por la fuerza de mis delgados brazos; esos que iban contra la corriente y trepaban los árboles más altos, para sacudirle la cabeza y las ideas. Los malos pensamientos, sobre todo esos.

    >>¡Así que vuelve a amanecer, Taiyo, como el jodido sol abrazador que eres y que tiene hastiada a esta víbora huidiza que es Murai! Porque las serpientes odian la luz del sol, no su calor.

    Seguí sus movimientos, nunca dejé de mirarle a pesar de que tuviera los ojos cerrados, como nunca dejé de mirar a Murai cuando lo acaricié. Una vez sus ojos se reflejaron en los míos, le brindé una sonrisa llena de confianza; había vuelto a ser la Mao que conoció en Kai, aquella niña que recibía besos de Kenzo en la frente, aquella que lo seguía cuando sabía que perdía su centro.

    —Así me gusta, Taiyo, por favor; jamás cambies—. Volteé a ver a Murai, con una mirada compasiva—. Bueno, Murai, ¿qué diablos quieres que te diga? Ahora que estas como en las últimas, tal vez sí te vuelves un viejo amargado y te ríes menos, te salves de morir de verdad.

    Tras eso volteé de nuevo hacia Taiyo, con confianzas renovadas.

    >>Kirara no mató a Murai, porque escuchó las palabras de Hideyoshi, que aunque no se lo diré frente a frente por deshonrarme la noche pasada; es un gran estratega, solo que al igual que esta salamandra de acá atrás —agregué apuntando con un movimiento de cabeza a Murai—, habla mucho y se equivoca el doble. Estas criaturas son de sangre fría Taiyo, no conocen el honor y son muy rastreros sí es necesario. Solo sí es necesario.

    Le brindé una sonrisa más suave, comprensiva.

    —Sincerándome ante ustedes dos como iguales, les diré lo siguiente—. Me aparté un poco, para ver a ambos equitativamente—. Odio los venenos, lo detesto por que son algo que no puedo sanar; podré sanar heridas, confianza, mentes despiadadas—. Mi sonrisa se amplió, porque me refería a Murai—, o evitar que sádicos impulsivos se arrepientan luego; pero los venenos están fuera de mi categoría, y eso más que hacerme enojar conmigo misma, me aterra. Supongo que ese es el motivo por el que vine hasta Murai; yo no huyo ante mis miedos, solo ante el peligro. Mis miedos los encaro, no importa cuanto me duela por dentro.

    Guardé un momento de silencio, como reorganizando mis ideas, cabizbaja. Luego miré a Taiyo, comprensiva y respetuosa.

    —El hermano de Kirara, ¿se dañó la garganta de alguna manera? Porque sí no es así...— Saqué otra sonrisa, compasiva—. Sí no es así, ya verán, cuando menos se lo esperen él gritará con fuerza, que esta orgulloso de los Fujiwara, que él mismo es un gran Fujiwara.

    Me acerqué a Taiyo, para darle una palmadita en el hombro tras pararme de puntitas, nunca perdiendo el contacto visual.

    >>Así que anímense todos, y háblenle de cosas que lo motiven a hablar; cosas lindas, tiernas, cálidas y frescas. Pregúntenle, sin obligarle a que les responda algo, pero siempre pregúntenle sobre las dudas que ustedes tienen; eso, Taiyo, traerá de vuelta a su pequeño.

    Miré el suelo, manos en la cadera y nostálgica.


    —Cuando escapé de los Taira estaba fatal, era o un muerto andante, o un alma en pena; a veces no dejaba de llorar, otras simplemente estaba vacía—. Miré a Taiyo otra vez, ladeando la cabeza como la cachorra leal que era en el fondo—. Kenzaburo me salvó de morir, no se lo digo, y no creo que haga falta; pero sí no fuera por él...— La melancolía se filtró inevitablemente, pero la sonrisa fue más fuerte—, hubiera decidido por ahogarme en la primera fuente de agua que hubiera encontrado. Así somos cuando estamos rotos y heridos; le robamos a los demás lo que no tenemos. De manera pasiva, o de manera agresiva.

    Ahora me volteé hacia Murai, me acerqué y al igual que a Taiyo, le di un manotazo a su cabeza, cosa que doliera solo un poco; ahí la diferencia, a Taiyo lo golpeé para que doliera, y recordara que seguía siendo fuerte; a Murai para que, supiera, aún era una amenaza.

    Pero no demoré en sentarme en su regazo y abrazarlo como el bebe que abraza a la madre que lo sostiene. Apoyé mi cabeza en su hombro, tranquila y seria; hablando lo suficientemente despacio para que él se sintiera algo cómodo, pero no me importaba mucho sí Taiyo escuchaba.

    —Murai, en verdad me dolería mucho que murieras, ¿sabes? Siento... que escondes algo muy valioso. Se que no lo dirás ahora. Volveré de noche, sí nos dan alguna oportunidad me dices todo lo que quieras decir al viento, a la luna, a las estrellas; a una madre, sí es que tuviste alguna, ¿vale? No te prometo que cerraré la boca, pero te juro mi vida a que sí suelto algo, es con la esperanza de que tu vida mejore. Sobre todo ahora, que te será aún más difícil salir adelante.

    Tras eso le volví a dar un beso en la frente, le acomodé el cabello, con mi saliva limpié lo que pude de la sangre que tenía en su cara.

    >>Vale, no es el mejor trabajo, pero espero que te valga hasta para cuando llegue la noche.

    Me levanté, me arreglé y posicioné todo lo que faltaba para que volviera a su lugar. Miré a Taiyo ahora, seria.

    —No sé sí ya conseguiste respuesta, Taiyo, pero...— Le brindé una sonrisa, llena de orgullo, confianza, alegría y maternidad—. Espero que te quede claro que yo; Mao, hija de Kenzaburo; Ryouma, aprendiz de Takeda, no soy ninguna amenaza.

    Me alejé de ambos, dispuesta a hacer lo que Hideyoshi me sacó en cara; siempre estuve orgullosa de mi familia, por eso mismo sentí tanto tiempo que debía ser castigada. Ahora todo eso estaba atrás, pero no podría volver a ser...

    —Kobayashi no Masuyo —revelé mi origen con una reverencia de 90°, tanto para Taiyo como para Murai—. Se supone que somos poco conocidos y así se debe quedar, pero en tiempos de guerra los rumores son rápidos como el viento, filosos como una katana; nada piadosos.

    Me levanté y miré con solemnidad a Taiyo, solo por que no había mucho por lograr al hacerlo con Murai en ese estado, aunque mis palabras iban para ambos.

    >>Mi madre provenía de China, era hija de un mercader conocido como "El viajero de Montañas y Rios"; Kawayama. Ella se quedó con mi padre, a vivir en nuestro preciado bosque; Kobayashi no Hideki, Shizuka era mi madre y la que comandaba el hogar.

    Bajé mi vista al suelo, empuñando mi mano en mi brazo ajeno.

    —A mi padre lo traicionaron, un traidor reveló nuestra ubicación—. Tragué grueso, y con eso las lágrimas—. Ya sabes que pasó, hui y ese mismo día encontré a Kenzaburo—. Alcé el rostro otra vez, enfrentando la solemnidad ajena.

    >>Kenzaburo es mi esperanza, mi luz y mi guía, aunque no lo parezca; por eso el daruma he sido incapaz de usarlo para marcarme un objetivo. Me recuerda a él, así que...— Volví a bajar la vista, volví a cerrar mi puño en mi otro brazo—, lo único que quiero es mostrarle que aun lo conservo, sí es que nos llegamos a separar.

    Otra vez miré al sol del día, dentro de una mazmorra.

    —Eso es lo que temo, que un día deba buscarlo, para sentirme bien y segura, pero sea incapaz de encontrarlo.

    Otra vez el suelo.

    >>Pero estoy dispuesta a aceptar ese dolor, a ser el orgullo de Kenzaburo siempre, y no caer en sus mismos errores; para que sienta que en verdad valió cada momento de su ayuda y, por ende, él se sienta en paz cuando muera en manos de alguien que no sea yo.

    Solté una risa sin gracia, para luego mirar a Taiyo con la ambivalencia de paz y sufrimiento que siempre tendría.

    —No maten a Murai, se los ruego; no pido que lo entiendas, ni que le perdones, pero perdonar a tu asesino es el primer paso para no envenenarte tu mismo—. Le sonreí más amplia, maternal—, yo lo tengo claro como el agua; ese pensamiento me llevó a hacerte dudar a ti.

    Di un solo aplauso sonoro, y una sonrisa aún más amplia, casi rozando el optimismo de Misato.

    >>¡Gracias, chicos, por no haber dejado morir al niños que se, llevan dentro!—. Miré a Taiyo, con una sonrisa entre juguetona, desafiante y algo desconfiada—. Solo lo diré, y será cosa de Murai aceptarlo y de ustedes comprenderlo; pero lo veo, casi como sí fuera una señal del futuro. Sí Murai se vuelve un Fujiwara, pueden que la fortaleza de ambos incremente un montón y, de paso, el Clan Minamoto obtiene un aliado aún más fuerte.

    Me encogí de hombros, como restándole importancia, para observar a Taiyo con una expresión más aburrida.

    —Como que algo de traición dentro de su grupo de leales, va a terminar sorprendiendo a todos con la guardia baja—. Sonreí otra vez, desafiante—. Murai puede ser el condimento que les falta para que su clan no sea una comida tan desequilibrada; para que sean menos predecibles, y no vuelvan a ser traicionados.

    Otra vez la seriedad.

    >>Murai debe tener claro esas cosas.

    Y volví a aplaudir con fuerza, varias veces, irguiéndome con firmeza.

    —¡Bueno, enanos que miden más que yo, me marcho! Que aun me quedan muchos dolores de cabeza por los cuales pasar—. Le brindé a Taiyo la sonrisa que no podía darle a Murai.
    >> No tienen por qué seguir mis consejos, mientras no se involucren directamente conmigo o mis seres queridos, poco me importa; pero en serio sería muy feliz de ver que ustedes, los Fujiwara, pudieran comprender y sanarse así mismos aceptando a su más grande desgracia; Murai.

    Otras sonrisa más, risueña.

    >>Habla de eso con Kirara; dile que te lo dije yo, o sí quieres dile que te dio una "epifanía" o algo, un delirio de fiebre por tanto veneno que suelta este desgraciado huidizo solo con la boca.

    Me acerqué a Murai y le di otro beso casto en la frente, luego me acerqué a Taiyo, lo miré y lo abracé; abracé sus brazos para que no me abrazara de vuelta.

    —Eres asombroso, ¿vale? Gracias a ti, ahora se que me puedo fiar de los Fujiwara y que hice bien en detener la tontería de Kenzaburo, que solo piensa luego de actuar, el muy estúpido desgraciado —dije con lástima y algo de gracia también, pues al fin y al cabo ya estaba acostumbrada. Cuando salí de la celda y me alejé un poco, miré a ambos por igual, ladeando un poco la cabeza.

    >>Mi verdadero secreto es nunca ser la misma; cambiar como cambian las estaciones del año, pero tampoco olvidar mi pasado; por quienes estoy acá, por qué estoy luchando y a dónde quiero llegar.

    Una sonrisa amplia a ojos cerrados, me alejé trotando mientras me despedía con un gesto de mano.

    >>¡Adiós, y no se maten a palabras, porfa! ¡Deséenme suerte, que esto solo era el primer dolor de cabeza del día!

    Y, como siempre me solía pasar al final; troté hasta terminar corriendo fuera de las mazmorras del castillo; con la luz de Taiyo en mi interior, y la perseverancia de Murai en el exterior. Renovada, renacida, segura de mi misma y de quienes confiaba.

    Y ahora sí, contra el peor de todos: Kato.

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    Veamos que tienes oculto, Oni de Kamakura.


    ¿Pa' dónde? Pa donde tío Kato y poder sacarle lo psicopara a patadas uwu
    Osea, que mi nena se va corriendo al dojo (?)
     
    Última edición: 15 Enero 2021
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    Solo tuve que esperar poco tiempo hasta ver cómo Yin junto a su clan cumplía su palabra de venir hasta el Dojo, atentamente escuché su plan a seguir en el cual estaba ni más ni menos que la mentira de haber decidido unirme a los Tao.

    —Pues la verdad estoy muy interesada en tu plan Yin—respondi con una tímida risa mano en la boca— de hecho acordé con el plan de Takano considere...—me acerque con el propósito de mayor confidencialidad ¿O tal vez era por vergüenza? Todo el plan creo en mi sentimientos encontrados, aunque fuese farsa— simplemente declarar que dejaba a un clan tan decadente y patético como el Minamoto a su suerte y buscar mi propio camino— me alejé posando mis orbes café sobre las de Yin dedicándole un guiño.

    Hablar de tal forma del clan e imaginar el rostro de Takeda era algo que no me enorgullecía para nada, solo ver su mirada decaída era algo para quebrar el alma como una vara seca...debía mantenerme firme. Algo que debía recordar sabiendo que estaba iniciando mis habilidades de Ninjutsu...en unos amaneceres seguramente me tocaría con un pergamino ninja como el de los Hattori, uno que contenga la habilidad de infiltración.

    En si estaría faltando al principio de honestidad pero por algo el plan de Takano maneja el engaño...el plan de Yin figuraba como un inicio, un calentamiento a futuros desfios.

    >>Cuando quieran entraremos ¿Vale?
     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Kenzaburô

    Se despertó con un sobresalto, sentado en la cama y con la transpiración a flor de piel. Se tocó el pectoral izquierdo, ahí donde la katana le había atravesado en su sueño. Se palpó muchas veces, buscando con las yemas de sus dedos alguna herida latente. Tranquilizó su respiración y se quitó el cabello húmedo de su frente; se tocó las sienes y suspiró. Otro sueño, más bien pesadilla. ¿Era un sueño premonitorio? ¿Qué era eso que sentía dentro de sí mismo? Se puso de pie, siempre con su katana a un lado de sí mismo y la recogió mientras cambiaba el kimono desgastado. Caminó de cintura hacia arriba desnudo, mostrando algunas cicatrices en el cuerpo; sobre todo la horrible que surcaba su mentón y bajaba hasta su clavícula. Su espalda mostraba golpes viejos mal curados, heridas mal cicatrizadas; un cuerpo de guerrero sin líder. Fue hacia los baños y se sumergió sin problemas en el agua fría. Era a lo que estaba acostumbrado: el frío del bosque. El frío del infierno. El frío de los corazones solitarios que él mismo era dueño. El baño tampoco duró demasiado, salió de la bañera y se secó con una toalla para luego colocarse la ropa nueva. Medias cómodas y frescas, un kimono gris y la espada enfundada ahora en su cintura. Se ató el cabello largo en una coleta alta sobre su cabeza y salió con dirección al comedor.

    No había nadie allí. Probó la comida al pasar entre las mesas; también tomando un poco de té para no ahogarse con el arroz tibio. No encontró la presencia de Mao ni de Hideyoshi, tampoco de Takeda. No se alarmó tampoco, seguro todos tendrían sus razones para no desayunar. Él mismo no recordaba cuando había desayunado en condiciones. Tomó un papel y, mientras se acercaba a la salida, hizo una grulla de papel que dejó sobre una mesa antes de salir del castillo. Su intención era clara: buscar la katana nuevamente pero sin palabras amables.

    Mientras andaba pensaba en todo lo que había sucedido. ¿Estaba arriesgando su vida por Takeda? No lo veía lógico, como tampoco veía lógico ahora pensar en que si algo le sucedía a Mao, él explotaría de rabia contra quien sea. Antes no era así, sus emociones estaban guardadas a cal y canto en su pecho. Pero aquella mocosa se había encargado, pacientemente, de poder hacer una abertura donde su corazón se veía reflejado en ella. Y ahora, esos sentimientos tan resentidos y que compartía solo con Mao, estaban exteriorizándose a Takeda. Recordó la charla que tuvo en la prefectura de Gifu, donde hablaron de las luciernagas, historia que había reservado para Mao pero que finalmente la chiquilla había decidido dormir y descansar la mente. Takeda le escuchó tan pacientemente que quizá, solo quizá, Kenzo podía encontrar en él algo más que la figura de un líder.

    "Tendrás amigos si sabes elegirlos, Kenzo"

    Las palabras de su maestro le hicieron eco en su cerebro, un eco que se perdió entre risillas. Aún recordaba todo lo que su mentor le había dicho hace ya tanto tiempo.

    Se acercó al dojo y vio a la bella Misato junto con el clan Tao. Kenzo los miró a todos por turnos.

    —Señorita Misato. —saludó con una leve inclinación de cabeza. No la conocía demasiado pero la ubicaba por su belleza. Era obvio que era la misma que había conocido en Tsu. Para el clan Tao no hubo palabras, simplemente otra inclinación de cabeza, en señal de respeto. Eso era decir muchísimo.

    Subió las escaleras del dojo, esta vez con una mano en la empuñadura de su katana, y abrió las puertas. Dentro vio a Takano y a Kato. Los observó analizándolos, a ambos.

    —¿Vienes por la katana de Takeda? —inquirió al estratega del clan. Mirando ahora hacia Kato.
     
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    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

    Leo
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    Natsu Gotho

    Escuchó con atención cada una de su palabrería, manteniéndose sereno pese a que sus palabras no eran más que una advertencia entreabierta hacia el diálogo de Kuroki, entornando los ojos en cuanto lo vio acercarse al chico.

    —Hablas demasiado —soltó al aire sin perderlo de vista con los sentidos agudos, denotando que su atención ahora estaba sobre él, percibiendo la intención al ajustar el agarre sobre la katana del anciano.

    Esperó algún otro movimiento para desenvainar, sin embargo lo único que llegó fue su voz en un tenue susurró que lo hizo mofarse con una sonrisa apática y minúscula, siguiendo de lleno su discurso para dar una respuesta ambivalente.

    —No interesa saber quién o qué es. ¿Qué sentido tendría saberlo? —le dió la espalda para cruzar sus brazos dentro de la tela con simplicidad, comenzando a caminar, y procurando en ello que Rengo se mantuvieron cerca de él al mirarlo de soslayo, sintiendo la brisa del cielo sobre su cabello, divisando las flores del alrededor.

    La vida cobra sentido únicamente ante los ojos de alguien más.

    Sin nadie que te observe, la vida no es más que una carga sin significado.

    Y Rengo, parecía haber encontrado lo que él sin darse cuenta por años estuvo buscando.


    Así fuese el demonio quien supliera su necesidad.

    Fue entonces que los divisó a ambos, y no eran más que un par de mocosos.
     
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    Kaisa Morinachi

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    Tauro
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    Mao/Ryouma Minamoto
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    Sonreí, sentí el viento en la cara, el calor en mi piel, mi cabello volar al viento. Nada, nada; no debías tener nada contigo, Masuyo, porque estas por enfrenarte a garras, mordidas y lenguas filosas con el gobernante de este falso infierno en paz. ¿Quieres salvarlos a todos? Pues bien, te toca dominar a la bestia.

    Lo sentía, lo sentía en mi sangre; Masuyo, Mao, Ryouma; la misma determinación cuando volví a Nara tras morir otra vez, la que me impulsó a unirme a Takeda, la que me impulsó a insultar a cada uno de los presentes. Sí era capaz de hacer eso con personas tan bellas, hacerlo con Kato sería tan fácil como comer mierda. Fui ágil, veloz y ligera, cuando me quise dar cuenta ya estaba delante del dojo, con mi cabello atado en dos tomates firmes:

    Era tan firme como un árbol, tan tranquila con el mecer de las hojas, inamovibles; pero me comunicaba con el silencio que me brindaba la naturaleza, para llegar al resto de árboles; al resto de animales, monstruos, yokais. Estaba recibiendo la fuerza de todos y cada uno de ellos. De mi preciado bosque, de mis hermanos; con el valor de mi padre, la determinación de mi madre.

    No importaba que me encontrara dentro; ya tenía planeado que actitud tomar, nadie me la iba a cambiar; porque lo había visto, yo era la única que podía conocer a los demonios que cuidaban bosques, custodiaban montañas e impedían con su malicia que se secaran los ríos.


    —¡Estoy buscando a Kato, señor, amo y protector de Kamakura! ¡No te tengo miedo, te lo digo desde ya, así que entraré con mis dos espadas y me fiaré de que sabes hablar como ser humano, y no eres tan solo un condenado ser que se rompió tanto, que ya no posee valor alguno!

    Entonces entré con estoicismo, observé a todos con solemnidad; y lo sentí, el aliento del dragón tras mi espalda, la araña sobre mi cabeza; en cuanto miré a Kato cara a cara, tras haberme adelantado al resto de mis compañeros, la vi.

    Vi a Masuyo al lado de él, sonriéndome como me sonreía mi madre; no tenía que decir nada, porque sabía lo que significaba.

    Tu puedes Masuyo, solo tu puedes ganarle a estas tierras.

    —Soy Mao, hija de este desgraciado que es Kenzaburo —hablé con fuerza, pero la voz no me tembló, divagaba entre la fuerza masculina y la templanza femenina, bien equilibrado, como debía ser—. Aunque contigo soy Ryouma, uno de los nuevos aprendices de Takeda, y apreció mucho a mi líder y nuevo maestro, así que, para empezar...

    Me arrodillé, me sublevé ante él, como quien se disculpa con un dios; pero mi voz seguía siendo la misma. Convicción.

    >>¡Pido disculpas por todos y cada uno de estos idiotas, Kato! ¡No somos tan firmes como tú, nunca lo seremos, porque dependemos fuertemente de nuestros seres queridos! ¡Y estoy segura que tú también dependes de ellos, pero las adversidades te llevaron a este desastroso punto, Kato! ¡No tengo como comprobarlo, pero me he dado cuenta de esto solo con dos noches en este infierno que solo le queda ser condenado por Japón entero.

    Y alcé el rostro, enfrentando a Kato, sentada sobre mis piernas, manos en mi regazo, como imaginaba que harían Takeda y Chikusa en los santuarios.

    —¡Así que dejémonos de mierdas estúpidas, Kato! ¡Tú eres el único ideal y perfecto para controlar un bosque de este calibre, sí estas esperando a que alguien venga a librarte de esta tortura, es por que te has debilitado, Kato; no puedes hacer eso!

    Me callé, un silencio tan corto como tortuoso, mis ojos lloraron, pero mi garganta se liberó tras tragarme la horrible opresión.

    >>¡No puedes rendirte ahora, que todos tus hijos escapan y temen de ti, Kato! ¡Ahora es cuando más fuerte debes erguirte, y cuanto más amor debes entregar, porque eso es lo único que salvará a tú descendencia de la guerra inminente e inevitable! ¡Ni tan duro, ni tan suave, Kato! ¡Sí no puedes hacerlo solo, debes pedir ayuda, porque no eres ningún maldito demonio ni un condenado dios para hacer las cosas solo, confía en tu trabajo de años, arduo y esforzado, y ábrete a tu gente de una puta vez! ¡Porque a Takeda, nos lo llevamos nosotros!

     
    Última edición: 15 Enero 2021
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    Monpoke

    Monpoke Absol

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    Riku

    Kirara me fue sincera, así lo sentí, pero no me dio su conclusión sobre que planea hacer con la alianza. Eso está bien. Si llego a una respuesta es lo que vale.

    No estirarè más el tema. Ha sido suficiente.

    "... Puedes soltar a los Minamoto y permanecer sujetada a Takeda, es muy probable, será èl quien mantenga su Clan por detrás". Llegué a una conclusión rara luego de pensarlo, y acabe diciéndolo en voz alta.

    Le muetro una sonrisa picara mientras miro a Kirara. "Taiyo asedio a contarme sobre el clan". Niego con la cabeza." Pero le tendré que decir que no me cuente ese secreto ni de casualidad". Le doy una sonrisa normal mientras inclino la cabeza y cierro un poco los ojos. "Quiero que tú lo hagas".

    Suelto un pequeño suspiro, no sabiendo como sentirme al halago de mí narración. Pienso y luego hablo. "Me vez... contando mis pensamientos en orden, uno tras otro. Pero no lo hago fingiendo tener un guión preescrito, como personas mejor habladas parecen hacer. Me detengo a pensar y así me quedo durante un rato, incluso hasta me pauso entre oraciones".

    Suelto una pequeña carcajada. "No conozco mí fuerte. Solo aseguro que hablar no está entre ellas. Después de esto... Espero no volver a hablar y pensar tanto durante un largo rato. Y si lo hice hoy y lo hago mañana, es por el Clan. Por todos".

    "No me molesta si te demoras todo el día o un mes, si quieres contarme, lo pensaras y yo no apresurarè nada. Si es tan importante, quiero escucharlo de ti. Mí líder".

    "A cambio... les contaré algo de mí propio historia". Le doy un pequeño vistazo a Shinko, lo suficiente obvio para que note mí mirada. "Si quieres podrás escucharla, será tu elección. Tal vez...". Las palabras murieron en mí garganta, casi soltando algo que no debería. Considero si seguir o negarlo todo, gano lo último. "No importa". Niego con la cabeza con cierta ferosidad. "Lamento si los confundo. Se entenderá en su momento".

    "¿Contra ti? ". No sabía si asentir a la desición de Kirara de entrenar ahora mismo. Y contra ella, de nuevo. "Mientras esperamos, podremos calentar usando las katana envainadas. Shinko, estoy en contra de si te contienes, pero será mejor que no me golpees y quede mal herido antes del enfrentamiento real. En cambio, si logro pasar tu defensa, será mí victoria. ¿Què dices? Hagámoslo tantas veces podamos".

    Ofrecí una petición de entrenamiento en cual involucra a mí golpeando a Shinko, sin dejarle devolver golpe. Yo confío en ambas, su fuerza y fortaleza. Por eso pido ese entrenamiento, sino no podre aguantar demasiado.

    "Podemos usar el patio frente la mazmorra, más haya del Minamoto ocasional deberíamos estar solos. Y, amenos que se esconda algo tan ridículo como un pasaje secreto en la mazmorra, si alguien quiere retirar a Murai deberá pasar por el patio. Un Murai rengo no será fácil de esconder. No debería ser problema si incluso invitamos a Taiyo y lo ponemos al día"

    Bajo un poco la mirada, mirando al suelo. "Pero es mejor no arriesgar nada".

    A donde quiera Kirara con sigilo
     
    Última edición: 15 Enero 2021
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Puerto
    (Yuzuki; Rei)
    Rei reaccionó al escuchar el apellido —¿Minami?— preguntó sin esperar respuesta, pues ya la sabía —No esperaba que alguna Minami volviera —dijo pensativo —A menos que escucharas los rumores, ¿Son ciertos? ¿Takeda ha regresado a Kamakura para enfrentar a Kato? Sé que está vivo, hablé con Hinata, ella se lo encontró por accidente cerca de Kai, así que me mandó a investigar —Rei Asakura parecía ser alguien que hablaba demasiado —Y no, yo jamás entraría por el bosque; prefiero el mar —dijo girándose para observar la orilla —Más peligroso que cualquier trampa; pero más hermoso que cualquier basto verdor. El mar en primavera, con su vaivén de olas, sin fin todo el día.

    Rei era un sujeto extraño; pero al menos resultaba ser divertido —Es una lástima que los monjes no estén mas en Kamakura; recuerdo que eran ellos quienes nos bordaban estas prendas —dijo sosteniendo su haori —Pero habrá mejores días, seguro podrás obtener muchos kimonos con el mon de los Minami cuando Japón vuelva a estar en paz —Dijo con una grata sonrisa, en verdad tenía fe.

    —No quiero enfermarme; es lo último que necesito, pero debo primero buscar a Takeda —mencionó avanzando subiendo la escalintata a velocidad, después se detuvo para observar a Yuzuki —Será mejor no correr, este no es mi día, si pruebo a la suerte me hará rodar por cada escalón —Se quedó allí de pie —¿Has visitado tu vieja casa, Minami-san?— preguntó con seriedad —¿Siguen en pie?

    Hitori
    Puedes seguir a Rei a investigar si sus casas siguen allí; puedes también alejarte de él y seguir otro camino.


    [​IMG]
    Mazmorra
    (Mao; Taiyo; Inosuke; Murai)


    Nuevamente Taiyo esperó a la voz de Mao, no la interrumpiría, sólo escucharía sus palabras. Al parecer ahora había subido un poco de categoría de la vara con la que medía Mao a las personas, pasó de ser escoria a ser un idiota; seguía confundido, pero al menos se sentía más aliviado pues la voz de Mao se escuchaba diferente, también se escuchó como volvía a colocarse la ropa, algo que le quitó una gran tensión de su cuerpo, lentamente abrió los ojos, cerciorándose que aquello que escuchó estaba en lo correcto. Dejó escapar el aire que contenía. Estaba en lo correcto. Por desgracia abrió los ojos para recibir un manotazo.

    —¿Reír menos?— preguntó Murai —Eso no pasará, seguiré burlándome de los demás, porque su ignorancia es grande —Murai sonrió ante las palabras de Mao sobre los venenos, para él eran mucho más que eso.

    Después Mao habló de Shinko, Taiyo afirmó, confiaba en él y sabía que volvería a escuchar su voz algún día. Sintió la palmada en el hombro para después escuchar sus consejos. Después habló de su pasado y de su familia para ahora darle un manotazo a Murai. El cual se quejó a diferencia de Taiyo.

    La siguiente escena de Mao con Murai quería ser evitada por los ojos de Taiyo; pero debía estar alerta si se requería intervención, la pequeña no tenía respeto por el espacio ajeno; pero a Murai no parecía importarle, si pudiera ver estaría clavando su mirada en Taiyo para incomodarlo aun más.

    —¿No quieres que muera?— dijo Murai con una mueca — No tengo nada valioso que decir —dijo sin burla. Mao lo limpió, fue un acto de bondad ante un criminal —Me tendré que conformar con eso —dijo sincero; a pesar de que aun sentía el olor de la orina del perro.

    Reveló su verdadero nombre ante ellos; ambos reaccionaron levantando la frente.

    Habló de sus padres, incluyendo a Kenzaburo y el daruma, una artesanía que representaba las promesas a cumplir.

    Después llegó un tema de tensión; el no matar a Murai, Taiyo volvió a inhalar con fuerza, sosteniendo la respiración como si se tratara de alguien listo para sumergirse en el agua y permanecer allí mucho tiempo.

    Murai rió —Ya fui un Fujiwara; me divertí demasiado.

    Taiyo soltó el aire de golpe, mirando al desgraciado que no dejaría de burlarse de ellos. Mao seguía hablando mientras Taiyo contenía las ganas de responder; pero no lo haría frente a Murai, no le daría esa satisfacción de volver a abrir la vieja herida.

    —Un delirio de fiebre, ese es más creíble —dijo Murai eligiendo una de las opciones dadas por Mao. Burlándose de Taiyo el cual guardaba silencio hasta que Mao terminó.

    ¿Qué pasa Taiyo? — preguntó Murai

    —Responderé más tarde después de haberlo considerado mejor —Mecionó Taiyo viendo a Mao irse.

    —Menos mal Kirara no estaba presente al oír eso ¿Eh? Hasta escalofríos me dan de sólo pensarlo—mencionó Murai riendo; Taiyo también dejó escapar una sonrisa ligera; pensando en la tormenta que se hubiera desatado si su líder estuviera allí.




    Habitación Fujiwara
    (Shinko; Kirara, Riku)


    Kirara escuchó a Riku, aquello la hacía pensar en todo lo que tendría que decir; las palabras de Riku seguían y sólo reafirmaban que ese hombre estaba en el Clan correcto. Shinko afirmó cuando Riku mencionó lo de contar su historia. Era ya su compañero y hermano, debía saber más de su pasado aunque fuera difícil, tal vez, eso le daría la fuerza suficiente como para soltarse de sus cadenas y hablar por sí mismo, aunque en el interior sabía que sería más difícil que eso.

    —Bien, te contaré; pero no ahora, será por la noche. Debo organizar mis ideas —sonrió al ver como decidía entrenar con Shinko —Bien, pueden ir a entrenar en el mismo lugar que ayer; pero no podré darte una victoria con sólo romper la defensa de Shinko, es un progreso pero no una victoria —rio —¿Crees que te lo dejaría tan fácil después de huir de mi?— dijo mientras golpeaba con su puño izquierdo la palma de su mano derecha.

    —Vayan, yo me quedaré aquí —culminó Kirara, haciendo que Shinko se levantara —Responderé a todo por la noche.

    Monpoke
    Puedes ir directamente afuera de la mazmorra o seguir preguntando a Kirara.



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    Santuario
    (Rengo; Natsu; Kuroki)


    Itami observó a Natsu, si; siempre hablaba demasiado, era parte de lo que era, así como Natsu callaba demasiado —El sentido es lo que importa en esta situación; aun no ven más allá. Veremos cuanto tiempo pueden protegerlo.

    Dijo mientras los observaba alejarse entre las flores. Rengo se tapó los oídos mientras caminaba por su cuenta, seguía asustado. Y no podía ocultarlo.

    Insane Gigavehl
    Ahora pueden ir a dónde quieran para hablar con Rengo, ustedes deciden :3 también los dejo por si quieren responderle algo mas a Itami



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    Dojo
    (Kato; Takano; Misato; Clan Tao; Kenzaburo; Mao)


    Yin sonrió ante la positiva de Misato, era momento de que ingresaran al dojo; pero antes de que lo hicieran, Kenzaburo se hizo presente, saludo por cortesía y siguió su camino hacia el dojo.

    —Es tiempo —mencionó Zeng avanzando hacia el dojo.



    El dojo no estaba vacío como el día anterior, al menos unos diez discípulos estaban allí; todos enmascarados, eran los guardianes de Kamakura, o al menos una gran parte de ellos. Aquellos que enfrentaron sus embestidas sabían que no eran simples alumnos, eran guerreros debidamente entrenados.
    Takano también estaba allí; estaba entrenando frente a dos de estos guardianes, mientras Kato observaba en el mismo sitio del día anterior, en el altar dónde descansaba la espada de Takeda, esta vez estaba de pie, con su mirada puesta en Takano.

    El primero en ingresar fue Kenzaburo; quien interrogó a Takano. Todos detuvieron el choque de espadas al unísono; eran de madera pero sonaban con una ferocidad parecida al del choque de sayas. Kato no desvió la mirada de Takano, sólo se cruzó de brazos, no le gustaba que los combates se interrumpieran por banalidades.

    —Estoy aquí por mi— mencionó Takano hacia Kenzaburo. Y antes de que este pudiera actuar, los Tao hicieron presencia.

    —Hemos venido al entrenamiento prometido— mencionó Yin —Todo el clan Tao se siente honrado con esta invitación a demostrar nuestras habilidades.

    —Has hecho bien en abandonarlos Misato —mencionó Takano mirando a Misato ahora compartiendo dojo a nombre de un nuevo clan.

    Pero aquello no sería la última sorpresa dentro del dojo. Mao entró de manera explosiva, esperando palabras de Kato, ignorando al resto y sólo se dirigió al líder de los Harima; señor regente de Kanagawa; aquel que había humillado a Takeda; entre otras cosas que Japón le recriminaba.

    —Rendirme—mencionó Kato hacia Mao —Hablas mucho conociendo muy poco. Mejor calla —dijo para después mirar hacia los Tao, ignorando el discurso de Mao.

    —Clan Tao, hoy veré si son merecedores de aprender el estilo niten ichiryu. El camino de un guerrero es marcial, el respeto es la clave para obtener la disciplina necesaria requerida en el camino del sable —dijo observando a Takano — al decidir ser guerrero se entrega todo a la práctica; el entrenamiento se basa en formar un espíritu invencible y una voluntada a toda prueba. Si logran impresionarme, yo seré la aguja y ustedes el hilo; pues me convertiré en su maestro.

    ¿Qué había hecho Zeng para ganar ese trato? Sólo aquellos presentes en ese combate lo sabrían. Cuatro de los guardianes de Kamakura se colocaron frente a Misato; Yin; Zeng y Ujihisa, entregándoles espadas de madera para el entrenamiento. Ujihisa se rio y apartó la espada de madera.

    —No, no, no— dijo sacudiendo su mano frente a su oponente —Yo sólo peleo si es necesario; soy el médico, estoy aquí para atender a los heridos —Esto hizo que su oponente retrocediera.

    —Tai no sen—dijo Kato ante sus discípulos mientras que estos miraban a sus oponentes del clan Tao—Chudan no kamae —adoptaron su guardia al unísono, listos para combatir.

    —Takano —mencionó Kato sin mirarlo — Ocúpate de los que interrumpieron mi entrenamiento; demuéstrame que tu espíritu no está distraído, demuéstrame que puedo llamarte un Harima.

    Takano avanzó hacia Kenzaburo y Mao, lanzándoles espadas de madera, así como la que él portaba. Por un momento agradeció que Yuzuki no había entrado por aquellas puertas.

    Takano se colocó frente a ellos en posición de ataque, su mirada era seria; no mostraba enojo como era su costumbre —Siempre ustedes dos haciendo ruido. Porque sólo se respetan a ustedes mismos, no escuchan consejos y no se detienen a considerar a sus superiores —Sujetó el bokken con fuerza —Vengan ambos con todas sus fuerzas porque yo no frenaré la mia, consideren esto como mi deserción hacia los Minamoto.

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    Pueden negarse al combate.
    Estás en un entrenamiento (no suban atributos de sus katanas); pero si te descuidas puedes morir; tu oponente es nivel 3; tu eres nivel 1:

    Tirar un dado de 15 caras. Este representará el ATAQUE
    Tirar un dado de 10 caras. Este representará la DEFENSA
    Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa la SUERTE de tu personaje; si en el dado sale “4” o “5” se le sumarán +5 de ataque.
    Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa un ESQUIVE de tu personaje; si en el dado sale “5” esquivarás el ataque de tu oponente

    Tu oponente tirará:
    Tirar un dado de 17 caras. Este representará el ATAQUE
    Tirar un dado de 10 caras. Este representará la DEFENSA
    Pueden negarse al combate.
    Estás en un entrenamiento (no suban atributos de sus katanas); pero si son descuidados pueden morir. Su oponente es nivel 4; ustedes son nivel 2 (así que pueden derrotarlo):

    Tirar un dado de 16 caras. Este representará el ATAQUE
    Tirar un dado de 10 caras. Este representará la DEFENSA
    Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa la SUERTE de tu personaje; si en el dado sale “4” o “5” se le sumarán +5 de ataque.
    Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa un ESQUIVE de tu personaje; si en el dado sale “5” esquivarás el ataque de tu oponente

    Tu oponente tirará:

    Tirar un dado de 18 caras. Este representará el ATAQUE
    Tirar un dado de 10 caras. Este representará la DEFENSA
    Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa la SUERTE de tu personaje; si en el dado sale “4” o “5” se le sumarán +5 de ataque.
    Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa un ESQUIVE de tu personaje; si en el dado sale “4” o “5” esquivarás el ataque de tu oponente
    Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa un BLOQUEO de tu personaje; si en el dado sale “4” o “5” bloquearás el ataque de tu oponente, si ya has esquivado no necesitas tirar este dado.
    Tirar un dado de 5 caras. Este dado representa un DESARME a tu oponente; si en el dado sale “5” desarmarás a tu oponente; este podrá en el siguiente turno tratar de recuperar su arma, con un dado de 5 caras; si el dado sale "3" "4" o "5" podrá recuperarla.


    • Ataque= 9
      Protección= 6
      PV= 70

    • Ataque= 9
      Protección= 6
      PV= 70

    • PV= 60

    • Fuerza= 18
      Protección= 12
      PV= 100

    • Fuerza= 17
      Protección= 13
      PV= 90



    • Ataque= 17
      Protección= 13
      PV= 90

    • Ataque= 8
      Protección= 7
      PV= 80

    • Ataque= 8
      Protección= 7
      PV= 80

    • Ataque= 8
      Protección= 7
      PV= 80
     
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Impaktado Impaktado x 1
  20.  
    Monpoke

    Monpoke Absol

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    Escritor
    Riku

    Carnada. Esa palabra difiniria lo que acabo de hacer con Kirara, quien, por no poder, pasaría una tarea importa a alguien más. Confió en ti Kirara, probablemente no seamos demasiado diferentes al usar las palabras.

    Pero, saber organizar tus pensamientos se relaciona con ser líder de Clan. Lamento si te tiro esa pequeña prueba. Kirara, crece y se mejor líder de lo que eres actualmente. Tal como quieres lograr.

    "No. No". Niego rapido sacudiendo ambos brazos y brazos. "Me... me...". Excusas vuelan por mi mente mientras tartamudeo, perdiendo el ritmo de mi lengua por la timidez del entrenamiento que me espera. Totalmente inquieto por su poca sutileza al ocultar su emoción. "Me refería a una victoria... ¿Moral? ¿Esas tienen valor?". Ni yo me la creo.

    "Nada me gustaría más que poder darle pelea a Shinko, ganar sobre él aun se siente lejano. No bajare el animo por nada, en momento que lo hago solo dejare ampliar más brecha. Podre perder cinco o veinte veces más, iré con la misma energía en todas". Susurro un poco mis una parte de mis verdaderos sentimientos.

    Shinko es consciente de mis verdaderos sentimiento al empuñar la katana. Así como sabe que seguiré hasta el final. Luchare sin retirarme. Porque eso es quizás lo único en que soy bueno, aun si los resultados a largo plazo son pobres. Lo acumularé y llegara ese día donde este recipiente lo deje salir todo.

    "Esta bien. Te estaremos esperando". Suelto una leve carcajada al dejarme relajar de ese impacto visual. "Seré el primero en chocar contigo si quieres, estaré a años de distancia, pero no me retirare si quieres ir contra mi". Hablo emocionado, mostrandole mi voluntad en mis ojos y expresión. Todo mi cuerpo brilla de emoción.

    "Vamos, Shinko". Le sonrió mientras le una mirada por sobre mi hombro, diriguiendome a la salida de la habitación. "Enfrentémonos por tercera vez".

    Cuando terminemos, podría echarle un vistazo a Taiyo.
    Al patio de la mazmorra.
    no sé si perderé a Shinko si uso Sigilo. Así que mantengamos a Riku frente a èl.
     
    Última edición: 15 Enero 2021
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