Kanagawa Kamakura

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 2 Noviembre 2020.

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    Amelie

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    Mazmorra
    (Kirara; Riku)

    Kirara miró a Riku mientras se movía en aquel espacio; al parecer se había tensado por algo que ella dijo, aunque no entendía qué. Ella era un poco descuidada al hablar así que no sabía que decirle, fue entonces que Riku formuló la pregunta, haciendo que Kirara negara —Dudo que Murai pueda hacer algo; pero temo que tenga aliados —mencionó demostrando la paranoia por la que estaba pasando —Hemos visto que es muy hábil manipulando a los demás.

    Murai sonrió.

    —¿Cerrarán los ojos esta noche?— preguntó irónicamente Murai —¿Tuvieron un sueño reparador la noche anterior? —esto provocó que Kirara le dirigiera la mirada —Ayer desperté de una pesadilla e imploré a Baku que me visitara esta noche, estoy seguro que hoy podré descansar con tranquilidad —mencionó con tranquilidad, como si le estuviera hablando a un conocido.

    —¿Baku?— preguntó Kirara.

    —Es un yokai; uno de los amables — sonrió —devorador de sueños; si lo invocas en tus sueños te augurará una noche tranquila. ¿Acaso sus padres no les contaban de los yokai cuando eran niños? Si no fue así, su infancia fue inútil.



    Sala de reunión
    (Takeda; Jiin; Takano; Matsuda; Yin; Taiyo; Shinko; Clan Azai; Hideyoshi; Misato; Kuroki; Kohaku; Daichi; Heya; Togashi; Yuzuki; Natsu)

    Los involucrados había hablado lo necesario, el plan estaba próximo a iniciar. Yuzuki estaba de acuerdo con el plan, no esperaba menos, Shizuoka inconscientemente les sirvió de práctica, recordó a Tsuna, más no sonrió por el infortunio causado ante el joven heredero, ahora debido a la información dada por Hideyoshi estaba genuínamente preocupado, Tsuna no estaba preparado para pelear. Al menos gracias a Yuzuki al joven no le romperían su fantasía de la manera más cruel posible, se podría decir que lo ha salvado de un destino peor.

    Taiyo y Shinko se miraban un poco preocupados, pues Taiyo no sabía si incluir a Inosuke en el plan o simplemente dejarlo en la habitación dónde se encontraba ahora, incluso se notaba el nerviosismo de Shinko al imaginar que el perro estaría destrozando aquel lugar en ese preciso momento.

    Yin parecía absorto en sus pensamientos, mientras Tetsuo lo observaba a lo lejos, posiblemente esperando algo que pudiera usar a su favor y armar alboroto; Tetsuo sonreía mientras Terunobu, parecía un poco más angustiado por la situación.

    Matsuda se acercó a Takaeda, alejándolo del resto para conversar en privado. Jiin los observaba aun en su lugar.



    Fue entonces cuando Hideyoshi y Takano se separaron del resto. Takano afirmó ante la analogía de Hideyoshi; muy acertada, él conocía esta referencia, Yamata no Orochi, la serpiente gigante, o dragón de varias cabezas. Suele venerarse como la deidad de la montaña en el sintoísmo, así que aquello le pareció una comparación idónea, no esperaba menos de las palabras de un diplomático. Lo siguió cuando este tomó asiento, adoptando la misma posición.

    —Las misivas deben informar cada aspecto tratado en la reunión con la guardia de Shizuoka; si la situación con Kato termina antes de lo planeado me gustaría poder planificar algo y estar presente en las audiencias. Pues este tema es meramente militar; pero es posible que Kahia y el resto regresen a Tsu cuanto antes, así que es importante establecer el objetivo. Saber cuales son las acciones de Mie en este ataque a Shizuoka—
    llevó su mano a la barbilla — El señor de Shizuoka es un militar; su pensamiento será más cercano al mío que al tuyo, es por eso que es necesario tu presencia en allí; pero no puedes ir solo, Takeda debe estar presente por lo que me informó, no habrá manera de liberar a Ukita si el no acude. Perder a Ukita está fuera de discusión; el poder que puede brindarnos con alianzas en el norte es indiscutible, incluso si llegamos a perderlo causará merma en Nara y Mie, parecerá bastante reservado, pero Ukita es el hombre qué más alianzas posee debido a que ha forjado su nombre en piedra, su reputación lo precede de una manera sutil. Y al capturarlo, básicamente el señor Arima ha retado a Takeda, y en las condiciones que está Takeda actualmente estoy seguro que no logrará convencerlo para que lo liberen, el señor de Shizuoka es un viejo general no se unirá en fuerzas a alguien que considere débil, antes sólo a tener que aliarse a alguien que puede ser un detrimento a tu ejército. En el peor de los casos aceptaría una falsa alianza con los Minamoto; para poder utilizar a Takeda, en ese escenario nos pondríamos en una gran desventaja por el ego de un hombre que sólo busca pequeñas victorias; puedo ver grandes errores en el señor Arima con sólo ver la crianza hacia su hijo, ese hombre se cree suficientemente fuerte como para defender a todos por cuenta propia; por eso sé que perderá si no intervenimos —recargó su mano izquierda en su rodilla mientras jugueteaba con su dedo índice y pulgar, como si estuviera girando una pieza de shogi entre esos dedos, se notaba la sangre fresca en sus nudillos — En este momento, como el clan se encuentra ahora; tenemos muy pocas posibilidades de una alianza en Shizuoka, por lo que hace más certera una derrota ante los Taira; si Kahia está aquí quiero saber si se interpondrá Mie en esta guerra en Shizuoka, comprometiendo su posición como falsos aliados de los Taira, o simplemente están cumpliendo su papel de mensajeros. O tal vez están midiéndonos con la respuesta que demos —Takano parecía estar disfrutando el acomodo de las piezas en su escenario mental —Irás a Shizuoka, eres esencial en ese movimiento, en aspectos políticos no hay nadie más capaz que tú en el clan; y no dudo que también seas lo mejor que puede sucederle al señor Arima, pues ve como maneja sus asuntos políticos, todo es a base de amenazas o desafíos, algo ha hecho mal para que los Taira se movilicen de ese modo cruzando prefecturas las cuales aun permanecen neutras a su posición política, él es quien ha mandado una declaración de guerra y ese es el objetivo que debes cuidar. Esta pelea ya no puede frenarse si se han movilizado tropas; pero es necesario entender el por qué, esa va a ser la clave para poder dominar al enemigo ¿Qué es lo que busca? Así ofrecerlo de señuelo y capturarlo. Es lo mismo que tratamos de hacer con Kato pero a mayor escala; no dejar que el enemigo decida la jugada, somos nosotros quienes debemos colocar al enemigo dónde queremos, y así asegurar una victoria. —Se detuvo al notar como cada pregunta abría una nueva discusión, haciendo que algo también quedara muy claro —Hay tres personas que deben ir a Shizuoka, tú, Takeda y yo. Y yo no debo ser quien hable con el viejo Arima como señor Feudal, yo sólo hablaré con él en una carpa armando una estrategia militar, de general a general —bufó —Es por eso que debe haber jerarquías —dijo con molestia, pues sabía que convencer al señor de Shizuoka resultaría una tarea compleja, ya que querrá ganar tanto en el área política como en la militar.

    —En cuanto a Rengo—
    dijo con un tono —Es mi hermano menor; siempre ha sido impopular en Kamakura, y su actitud no ayuda a su defensa. No es fácil de descifrar, incluso a nosotros sus hermanos nos mantiene distantes en su día a día; pero puedo asegurarte que lo que diga la gente está alejado de la realidad, si lo sigues te darás cuenta que no es el demonio que todos dicen que es— mencionó para después analizar un poco lo dicho de Takeda, bufó molesto, la situación con Takeda lo tenía al límite de su paciencia y se notaba — Nosotros sólo podemos enaltecer a la larga el nombre del clan; pero es Takeda es el único que puede levantar la frente y recuperar su nombre. Ha nacido con la reputación, un peso importante pero que no ganó con mérito propio, creo que ha olvidado lo que es forjar su propio nombre. —Negó —Cada individuo debe ganarse su lugar en este mundo; Takeda debe estarlo entendiendo en este momento, de esta derrota tiene que volver más fuerte. Y si no lo hace... —miró fijamente a Hideyoshi, lo que diría a continuación le quemaba; pero debía decirlo, porque un estratega siempre ve todos los posibles caminos —Tendremos un líder de paja, el cual deberá ser controlado para que Japón pueda recuperarse. Esto es lo que Kato quería comprobar, y es sólo nuestro líder el único que puede demostrarle que se equivoca. Si Takeda se vuelve manipulable, tendremos a un niño al que cuidar en cada instante, tú entre otros se volverían su voz, tendríamos que elegir una junta de consejeros, tendríamos que ocultar a Takeda de eventos públicos, inclusive de los militares —suspiró ante todo lo que se tendría que planear si Takeda no se recuperaba, estaba molesto tan sólo de pensar en esa posibilidad la cual implicaba estar dudando de su líder— espero que no tengamos que recurrir a una decisión como esa —sacudió el hombro de Hideyoshi — Pregunta siempre la posición del señor feudal en cuanto a la guerra; eso es lo que un militar siempre quiere saber de posibles aliados. Cuando te digan, procura descubrir hasta que punto llegarían por defender esa posición. Presiónalos hasta el punto máximo, si caen en errores es que su alianza no es real — Estaban tan poco preparados para situaciones como estas —Te digo esto por si ves imprescindible que avances a Shizuoka, yo después te alcanzaré. Cuida tus movimientos si este es el caso, desconfía del resto y procura mantener a Ukita a salvo. Yo llegaré allí con Takeda.



    Takano se levantó mientras respiraba con profundidad, fue tan fuerte aquella respiración que fue audible. Avanzó hacia el resto de los presentes era el momento de iniciar todo —¡QUIERO QUE ENTIENDAN QUE ESTOY HARTO DE SUS IDIOTECES!— inició gritando con fuerza para que todos lo miraran —¡Estoy harto de hablar frente a todos ustedes; mis palabras no llegan a su cabeza, se escapan de sus oídos como agua entre los dedos; y no sé si es por una rebeldía o simplemente estupidez innata! — Esto era parte del plan; pero aquello parecía ser un desfogue, Takano no podía fingir de ese modo, debía haber algo de verdad en aquellas palabras, así como en todas las que había pronunciado en el transcurso del día. Parecía que quería seguir pero se contuvo y deslizó con rudeza la puerta, haciendo que se estrellara en el otro extremo con fuerza, levantándose un poco del riel donde corría. Salió de la habitación con los puños cerrados, ocasionalmente golpeando algo en su camino. Los que se asomaron pudieron ver como se encontraba en la entrada con Ryohei, a quien empujó a los arburstos en completa ira y desesperación mientras seguía gritando lo inútiles que eran todos. Ryohei se levantó preocupado, sabía que la vegetación del castillo estaba en peligro.

    Taiyo y Shinko salieron también del salón para recoger a Inosuke en el área de habitaciones, y de ahí dirigirse a la mazmorra; Jiin también salió del salón; pero sólo para recargarse en el exterior. Tetsuo y Terunobu se mantuvieron hablando un poco entre ellos mientras Yin esperaba en su lugar, tratando de decidir si ir al dojo o esperar al resto en las habitaciones; pero en su rostro se notó de repente duda, mientras recorría los rostros de los aun presentes.

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    Bien, ahora el día va a acabar; pueden optar por irse a dormir o pues... hacer algo que saque de quicio a Takano como es costumbre.
    Pueden interactuar con los pnjs disponibles en el castillo menos con Taiyo y Shinko que han salido.


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    Kaisa Morinachi

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    Puede y que su mirada se afianzára un poco más en cuanto oyó que los hermanos eran unos completos desconocidos para ella, conteniendo a penas el quejido por extrañeza, esos que podían llegar a sonar casi como un gruñido dependiendo el caso. Vamos, que entendía, aunque lejos del todo aún, por qué la idea de matar a uno de sus hermanos peligró de ser posible. No dejaba de ser atemorizante, pero sabía ocultarlo bien de momento.

    El resto de sus palabras tampoco dejaron de ser curiosas. Algo de pena le llegó a transmitir, lo de estar sola por dos largos años, teniendo en cuenta que ella misma solo lo estuvo uno o dos meses y se había sentido como toda una eternidad de ansiedad y sobreesfuerzo, hasta que más o menos lo estaba sobrellevando mejor llegando a Nara. Después empezó el resurgimiento de los Minamoto y la caída de Takeda, con sus respectivos altibajos hasta en ella.

    Y en cuanto mencionó lo de expresarse, esta vez Mao sí que desvió de nuevo la mirada al fogón, soltando un quejido grave mientras se rascaba las raíces del pelo, algo ansiosa. Recordaba como para ella hablar no había sido mayor problema antes, y aunque no estuvo solo dos años sola como Shinrin, los meses que acompañó tan solo a Kenzo fueron más que suficiente para estropearse la capacidad de intercambios genuinos y fructíferos. Aunque no había perdido del todo su labia, se notaba en cuanto se ponía a actuar personajes para su conveniencia, eso sí, el agotamiento luego de eso era algo a tener en cuenta. Tampoco odiaba a Kenzaburo por el par de malas costumbres que le traspasó, al fin y al cabo había sido el tronco que la sostuvo y salvó de hundirse en el pánico y la completa desesperación en su momento más difícil.

    —Tines razón —le brindó ese último punto, con la voz firme a pesar de lo baja, devolviendo su vista a ella.

    Y tras el comentario de los hombres, brotó de ella una sonrisa socarrona, chasqueando con suavidad la lengua de paso. Le había echo gracia, aunque relajó la expresión en cuanto la pregunta respecto a eso le llegó con demasiada seriedad. Aunque la leve sonrisa se mantenía en cuanto devolvió la vista al fogón, con toda esa cháchara se había hasta animado un poco, se notaba en sus ojos por el brillo recuperado.

    —Bueno, vaya a saber uno por qué, pero... —respondió con algo más de suavidad, aún sonriendo con cierta sorna a pesar de que era leve. Al igual que con el habla, su percepción hacia los hombres cambió bastante al viajar con Kenzo.

    Eran desagradables, pero no todos, y sintió como algo de sangre le subió al rostro sin perder la sonrisa, pues que hubiera llegado a ese punto significaba que idiotas como podrían considerarse Takeda y Matsuda habían logrado bastante en poco tiempo, aunque ese logro fuera insignificante para ganar una guerra.

    O quién sabe, tal vez si lo era.

    Soltó un suspiro pesado, volviendo a la seriedad repentinamente.

    >> Si todos pudiéramos entender las acciones ajenas sin palabras, supongo que ya no nos escuchariamos las voces al mantenernos en el silencio que eso causaría—intentó responder a la pregunta, hablando con calma—. Ese silencio tan familiar en la soledad —agregó para luego mirar de reojo a Shinrin con la sonrisa discreta, pero no por ello menos cargada de picardía y algo de mofa—, alguien tiene que hacernos hablar, recordarnos lo lindo de las voces. Somos complementarios, lamentablemente.

    Lo de lamentable tenía bastante de mentira.

    Entonces no demoró en desviar con suavidad la vista hacia el fogón, la lentitud de sus acciones no le quitaba lo huidizo al gesto. Mantuvo la leve sonrisa, casi nostálgica, aunque ahora era algo más forzada y estaba tensada. La paz que sentía en ese breve momento en aquella herbolaria, aún teniendo al condenado lobo al lado, se le sentó algo extraña y hasta incómoda.

    Aunque al mismo tiempo bastante agradable.

    Volvió a mirar a la chica en cuanto dijo que se marchaba, por primera vez en muchos días con la mirada seria, pero las facciones relajadas en su totalidad. No demoró en levantarse igual que ella, se acomodó un poco la ropa e hizo un a pequeña reverencia luego.

    —Gracias por el remedio —reiteró, en cuanto alzó nuevamente el rostro su ceño ya estaba algo fruncido. No le había durado mucho la gracia de mantenerlo relajado, pero igual y el milagro se apreciaba—, ¿te debo algo por eso?

    Guardó sus manos entre los huecos que dejaba su prenda, en verdad anhelaba mucho de repente que fuera gratis el asunto, se mosquearía un poco de no ser el caso, a pesar de lo lógico que era cobrar por cosas así.

    —Te acompaño al castillo también, ya es tarde—. Entonces su rostro se mostró algo sorprendido sin destenzar el entrecejo, soltando una suave "o" en el proceso—, Mao, mi nombre es Mao.

    Y le dedicó otra sonrisa, una ladina a pesar de no tener motivos para que fuera de ese tipo.

    >>Un gusto.
     
    Última edición: 5 Enero 2021
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    Ikoma-kun

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    Misato Aoyama

    La audiencia transcurrió y cada uno aportaba una idea con la cual Takano formuló una estrategia, me limité a jugar con el mechon de mi cabello sin una idea clara que pudiese ayudar en la tarea de Kuroki. Takano esperaba dejar expuesto a Kato Harima, le harían ver al clan Minimoto como un clan de papel...un clan sin cabeza y proclive a desaparecer por profundas divisiones. Algo que me incómodo gracias al reciente altercado con el clan Tao. Inclusive debiamos fingir resentimiento entre nosotros.

    Kuroki, Daichi y Yuzuki ellos llevarían acabo su movida para envenenar al señor feudal, en caso de fallar...

    —Tendria que atacar desde las sombras—susurre mientras observaba ambos frascos en mi poder; Batracotoxina y Bufotoxina, debía estar lista si queríamos triunfar. Debía atacar como la Shinobi que era y más de un obstáculo debía ser superado; Shinrin... probablemente debía enfrentarla.

    Muchas cosas pasaban...no solo Ukita, uno de los nuestros se encontraba encerrado, la misma ciudad donde le retenían podía sufrir un ataque...pero debía enfocarme en mi tarea en el clan. Cuando nadie más hablo Takano puso en marcha su plan, vociferando como una bestia, incluso lo sentí personal y no pude evitar bajar la mirada. Seguro aquel estado emocional era apoyado en la frustración de ver cómo Takeda era humillado más de una vez.

    Me ergui dando unos pasos para ver cómo un iracundo Takano empujaba todo a su paso. La reunión había terminado, algunos también se retiraron a ciertos lugares o a sus habitaciones. Por mi parte aún tenía otra "audiencia" está vez con la pequeña Mao...la noche llego y aún no supe de sus inquietudes, tal vez querría una hermana mayor con la cual charlar o algo parecido.

    Cuando estaba a punto de salir note a Yin absorto en sus pensamientos ¿Que habrá sido de sus hermanos? Esperaba todo estuviesen bien y no hubiesen enfurecido a Harima.

    —¿Yin?—llame su atención colocándole justo a su lado— Pareces estar más distante que yo en la reunión, preferí guardar silencio pues...—acerque un poco para susurrar— la última vez una idea me llevo a envenenar a más bandidos de los que debía en un campamento.

    No sabía si aquello era necesario contarlo pero en algo debía justificar para haber mantenido un largo silencio.

    — siento que los dioses deben estar cuidando de tu clan y ellos estarán con bien, ahora debemos estar listos para el plan aunque....te confieso que puede ser duro ver cómo pelean entre todos...espero sea un trago amargo que valga la pena.

    Aún era temprano para dormir, esperaba que Yin diese una opinión y si era necesario le acompañaría para reunirse con su clan...de seguro podía ocurrir algún desliz de mi parte que en verdad podría hacer enfurecer a Takano más de la cuenta. Aunque no hubiese sido problema si ayudaba a ser más creíble la farsa montada en ese momento.
     
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    Monpoke

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    Riku

    Mis palabras anteriores al parecer si lograron llegarle a Kirara, aunque no dude de eso. Tal vez logré contagiarle un poco mí punto de vista. Paranoico y a la vez cuidado.

    Suspiró débilmente ante su respuesta, ya me encuentro cansado de pensar en Murai. "Quedara esperar no se convierta en un tipo de equipaje pesado y sensible, del cual hay que tenerle el ojo encima y mirar que no se rompa".

    Equipaje. Esa es la forma en cual lo defino actualmente. Está decisión de dejarlo vivir, puede resultar molesta al largo plazo.
    Y, como equipaje sin valor, encantado tomaría la desición de arrojarlo del caballo si resulta muy pasado.

    Si. Una infancia inútil, un total desperdicio...

    No voy a ponerme a seguir su intento de charla.

    "¿Y por cual razón nos cuentas tú... interacción con espíritus?". Le arrojo preguntas, algo acusatorias, sin desviar mí vista la entrada. Tampoco es que verlo haga diferencia. "Si se supone que ahora has caído en unas de tus pesadillas, una vida aburrida encerrado por siempre, no se en que te podría afectar lo que sueñes".

    A menos claro, no le afecte estar encerrado. Hasta ahora no se mostró roto, pero podría decirse que se hace el fuerte. Actuar es su habilidad después de todo.

    "Además, para alguien que se supone debía morir hoy, te diste el gusto de pensar en la noche siguiente. De verdad, dame una razón para considerar que todo esté día no fue un acto para dejarte con vida".

    Tiro mis acusaciones, mostrando y desquitando mis emociones descontroladas. Pregunto y hablo sin pensar, moviendo la boca más de lo estuviera deseando. No con odio y desprecio, solo descontrol.

    Cierro los ojos por un rato y relajo mí rostro, respiro tranquilo. Lo último que deseo es tener una verdadera actitud explosiva.
     
    Última edición: 5 Enero 2021
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    Amelie

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    Herbolaria (Mao; Shinrin)

    La voz de Mao se escuchaba más energética, algo que hizo sonreír a Shinrin, pensando en que el veneno se había eliminado de su sistema, cada palabra tenía sentido, la entendía; a pesar de también entender el lenguaje del silencio, uno al que estaba más acostumbrada —Tienes razón; sólo me excuso porque me cuesta trabajo hablar, me gustaría que las cosas se pudieran explicar simplemente con acciones— mencionó mientras se acercaba a la salida de la herbolaria.

    —No me debes nada, todo se lo cobraré al inútil de mi hermano —sonrió maliciosamente ante Mao —Ustedes no deberían estar pagando por sus gastos ¿sabes? Mi hermano debería pagarles, al final ustedes están trabajando por los Minamoto, deberían pagarles — soltó una pequeña risa pues sabía que aquello pondría en aprietos a Takano, y no se sentía culpable en lo más mínimo por ello. Deslizó la puerta para que también Mao saliera con ella; justo cuando le decía que la acompañaría al castillo, para culminar presentándose.

    —Debes perdonar la falta de modales de los que hemos nacido en esta montaña; la cortesía no es lo nuestro —miró a Kiba en el interior de la herbolaria antes de deslizar nuevamente la puerta para cerrarla, dejando a Kiba encargado del sitio —Mi nombre es Shinrin. Y el gusto es mío, Mao.

    Mencionó mientras comenzaba a avanzar hacia el castillo, aquella plática la había disfrutado, y sobre todo la había ayudado a acomodar sus pensamientos, o al menos eso quería creer.

    Mori
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    Mazmorra
    (Kirara; Riku)

    Murai continuaba sonriendo, en sus ojos se había acumulado el máximo de sangre seca; seguramente aquello era incómodo y bastante doloroso —Porque la idea de querer morir es patética, podrán decirme que moriré hoy, que moriré mañana; pero yo seguiré pensando que puedo vivir una tarde mas, un día mas— estaba orgulloso de quien era, y se notaba en cada palabra —¿Fue un acto? —negó — Todo lo que ha sucedido es debido a la inmadurez de un clan de guerreros inexpertos. En esta celda me siento tranquilo. A diferencia de ustedes. Seré yo el que ha sido encadenado y torturado; pero soy más libre que ustedes, al menos en pensamiento —comenzó a reír —Por si no quedó claro, les acabo de decir que son estúpidos.

    Kirara se acercó a Murai, Riku ponía ver su mirada llena de furia; pero ahora su enemigo era incapaz. Se hincó frente a él y le levantó el rostro para curar lentamente sus heridas; estaba siendo delicada en el proceso, aquello no era por prudencia, era otro método de tortura silenciosa, arrancando las costras despacio para después cubrirlas con gasas. Limpiando la sangre sin agua, rascando con la uña para retirarla. Mientras que Murai a pesar del dolor, seguía mostrando control al sonreír burlonamente.

    Murai levantó el rostro, apuntando hacia el techo; los pasos se hicieron presentes —Me has arreglado para recibir mas compañía, lo agradezco pequeña Fujiwara — mencionó Murai mientras de las escaleras descendían Taiyo; Shinko e inclusive Inosuke, el cual ladró; provocando la imagen mental en Murai sobre los posibles rostros que estaban ahora junto a Riku y Kirara.

    Taiyo se acercó a Riku sacudiendo su hombro por el gusto al verlo —Gracias por el regalo— mencionó señalando la katana que ahora portaba en la cintura.

    Inosuke se acercó a Kirara por el olor que desprendía su tanto; Kirara lo acarició para que después, en un movimiento poco prudente del can, levantó su pata frente a Murai, orinándolo como era su costumbre. Provocando la risa unísona de Taiyo y Kirara.



    Sala de reunión
    (Takeda; Matsuda; Yin; Clan Azai; Hideyoshi; Misato; Kuroki; Kohaku; Daichi; Heya; Togashi; Yuzuki; Natsu)

    Takeda y Matsuda se dirigieron a la salida; ninguno de los dos dijo nada, simplemente trataron de escabullirse sin llamar la atención de nadie. Takeda no quería más enfrentamientos, y el plan de Takano le había dado la salida fácil a ello. Pero no por eso se le notaba aliviado, seguía mirando al suelo, derrotado.




    Yin levantó la vista para encontrarse con la de Misato, sonrió al notar que estaba abstraído, escuchó perplejo y no dijo demasiado con respecto a lo que fue susurrado, si lo había dicho tan bajo es que no quería que nadie supiera. Así que se levantó haciendo un ademán de cortesía para que ella lo siguiera, colocándose en un lugar alejado de la estancia, perfecto para poder hablar en privado sin que alguien los escuchara. Principalmente se aseguró que los Azai o el señor Soga no lo miraran —Entiendo, a mi tampoco me gusta dar sugerencias en las audiencias; lamento escuchar el final de esos bandidos, pero seguramente sus acciones eran justas señorita Aoyama, no debe cargar con esa preocupación — dijo borrando su sonrisa desviando la mirada —A decir verdad, no hablé mas que lo requerido en la audiencia porque no me siento preparado para sugerir algo —volvió la mirada a Misato.

    —Mi clan no ha sido cuidado por los Dioses —mencionó con una voz baja, no era debido al secretismo, era evidente tristeza, de la clase que logra controlar el cuerpo—Parece que estamos sufriendo alguna clase de maldición desde que el patriarca de mi clan fue asesinado; mi padre muerto a manos de uno de mis hermanos. Para después encontrar más muerte en Higashiomi. Fue allí dónde perdimos también a Qiao, nuestro diplomático; incluso perdimos a un joven que ayudé en la costa de Fukui; su nombre era Genjo Ishihara—permaneció en silencio unos instantes, levantando la mirada, encontrándose con la de Tetsuo, quien al notar como lo observaba desvió la mirada nuevamente.

    — En mi idea de ayudarlo sugerí que lo lleváramos con nosotros, el joven era huérfano, al parecer fue hijo de un samurai. Lloraba la reciente pérdida de su padre. Qiao se negó rotundamente, me sugirió que desistiera pues podríamos traerle mayores problemas que beneficios; pero no escuché su sabio consejo —sonrió; no era una sonrisa alegre, era una sonrisa que ocultaba la tristeza que sentía — Cuando llegamos a Higashiomi al inició pudimos ayudar un poco, después todo se descontroló cuando Masaki nos atacó sorpresivamente; atacando primero a Zeng quien ya no pudo hacer nada después de ese ataque; yo me levanté a contrarrestarlo pero Genjo se interpuso entre mi y Masaki —Entrecruzó los dedos de sus manos frente a él. —La espada de Masaki nos traspasó a ambos, fue Genjo quien recibió el corte más profundo. Traté de sostenerlo pero Qiao me empujó enfrentando a Masaki; me dijo que tomará a Zeng y corriera. Eso hice, y esa fue la última vez que los vi con vida —dijo avergonzado.

    —El ataque de Masaki no fue mi culpa; pero si hubiera seguido el consejo de Qiao en Fukui; Genjo seguiría con vida. En eso pensaba en la audiencia— mencionó para después mirar a los que quedaban en aquel lugar —Creo que el plan del señor... Takano —mencionó al no saber con que apellido relacionarlo —es ambicioso, temo que las palabras rencorosas se oculten en la máscara de una misión. No sé si informarle a Zeng, temo cometer de nuevo el mismo error.



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    Kaisa Morinachi

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    Debía ser definitivo, la tal Shinrin era toda una caja de sorpresas para Mao, aunque tal vez se debía a que aún no se percataba que iban a una sincronía similar, a pesar de que sí sus defensas bajaban se debía a que lo sentía fluir a través de ella. La sonrisa ladina se redujo de a poco a una suave y pequeña, calmada en su totalidad, a medida que escuchaba a la dueña del lobo. Era fantástico recuperar su gracia primaveral luego de tantos días siendo un animalillo salvaje y arisco, por lo que el conocer a la hermana de Takano se había transformado en un alegre encuentro, por lo menos de momento.

    Y en otras circunstancias le hubiese brotado una sonrisa de regocijo y puede que hasta sorna al enterarse de que otro pagaría sus deudas, pero las palabras que complementaban la información que le brindaba la mujer le mantuvieron la sonrisa suave, serena: Casi como el mar en calma, ese mismo que fue un tema de conversación para Kohaku en algún lado, aunque la niña ni enterada de eso. Aparte, Mao estaba lejos de poseer la inmensidad del océano, así que se reducía a una pequeña laguna oculta en un bosque de momento. De todas formas, el agua nunca dejaba de ser un peligro para aquellos que no sabían nadar, no importaba el formato.

    El error había estado en cuanto Shinrin vinculó su relación con los Minamotos a través del dinero, terminó por percatarse de muchas cosas de golpe debido a eso, recordando otras que le llegaban con fuerte nostalgia. Con casi todo su pasado perdido, lo que menos le importaba era lo material, a menos que desposeerlo significara un peligro para su integridad o la de sus seres queridos. Aunque puede que desde siempre no le haya importado lo material desde ese punto de vista de posesión y poder, pues no fue criada para ser una tacaña ni presumir de sus riquezas; si algo podía presumir, eran las virtudes que podía enseñar y compartir. No por nada su hogar había sido un centro de enseñanza y aprendizaje, de dar y recibir, el cual tuvo que tomar las armas apenas se enteraron del peligro inminente.

    En conclusión, llegó a los Minamoto en busca de lo que había perdido, y eso no era dinero.

    Luego negó con suavidad ante la disculpa de Shinrin, antes de encaminarse a la salida con la gracia de la brisa suave de su estación por naturaleza. Se detuvo como a un metro de distancia de la puerta, mirando el cielo en busca de la luna. Escuchó a la mujer presentarse, Shinrin, era un nombre melodioso y con un significado de bastante agrado para la niña, no por nada su padre era Hideki y su hermano se llamó Kimura. El percatarse de que la mujer avanzaba, empezó a trotar con ligereza, adelantándola otro metro para girar sobre sus eje después, empezando a caminar con cuidado de espaldas sin perder la sonrisa calma, ahora con compasión filtrándose de ella.

    —Lamentablemente no somos seres perfectos —soltó con un atisbo de tristeza que ni ella misma esperó, tras haber negado con la cabeza la disculpa de Shinrin—, así que no veo motivo por disculparte por el lado tosco de tu tierra—. No tenía tenía el mapa completo de la situación, ni conocía la historia de Kamakura a profundidad, ignorante aún a la mayoría de sus habitantes; pero hablaba en vece a lo que tenía, deduciendo el resto y aplicando lo mejor posible esa habilidad charlatana que desarrolló al viajar con Kenzo, consciente de lo problemática que podía terminar siendo sí no tenía bases solida—, pero acepto transparente tus disculpas. Y ha de agregar que solo he estado un día, puediéndo más que asegurar con eso que poseen una fortaleza férrea digna de admiración.

    Queríamos tomarla a la fuerza, era más que humillante ser consciente de lo estúpido que fue la idea recién ahora, pero bueno; ella podía jactarse de ser una niña, aunque no lo haría por odiar ser tratada como tal, a pesar de que tampoco se considerarse una mujer como tal.
    Si tan solo conociera la palabra adolescencia.

    La niña giró otra vez con elegancia de bailarina, para caminar como correspondía, acompasando luego su velocidad a la ajena, ahora con las manos entrelazadas tras su espalda. Buscó la luna en el cielo nuevamente, relajándose por completo al dejar su seguridad en manos de Shinrin sin decirlo.

    >>Pero la mejor estrategia siempre será viajar con las estaciones —dijo con una mezcla positiva de sentimiento; alegría, orgullo, calma; pero no pudo contener la enorme nostalgia, entornando la vista al ubicar el cuerpo celeste—, o por lo menos eso decía mi mamá.

    Y esperó una respuesta en silencio, tranquila.

    Disfrutando inconscientemente del bello sentimiento de estar caminando con una amiga,
    a pesar de que fueran simples conocidas.
    Chale ;w; ¿Y esta softness?
    Y si, este post merecía un cambio de colores (?)
     
    Última edición: 7 Enero 2021
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    Me di el tiempo suficiente para controlarme, medio a las prisas al escuchar el habitual recuento de pasos de Murai. Poco me interesa todo lo que salio de su boca antes de eso, se que no soy la más filosa de las personas. Aunque estoy casi deseando que no me recuerden mi incompetencia tan seguido, conmigo mismo me basto.

    "En parte agradece a Inosuke". Sonrió levemente ante el agradecimiento de Taiyo. "Yo solo lo soborne un poco".

    De cierta forma, la orinada de Inosuke perdió un poco de su gracia. Que un perro denigre la existencia de Murai a un objeto en cual se puede orinar, de seguro, me hubiera divertido unas horas antes. Ahora, apenas siendo esa sea rayón para burlarse de manera visible.

    Hay algo que no negaré, espero Inosuke haya apuntado a pierna recién cauterizada. Que su pierna acabe infectada, tal como debió ser si usaba mi katana... solo, esa parte no estaba entre mis planes, por suerte kirara lo menciono y evito que el uso de mi arma sea la causa de su muerte. Si lo hace Inosuke, todo sería perfecto.

    Me detengo los pensamientos por un momento, considerando la rareza de que los tres hayan venido a aquí. Por primera vez desde que Murai fue encerrado. Preferí no darle importancia a sus motivos, si es un asunto relacionado al Clan, no soy yo quien deba pedir por sus motivos.

    Pero...

    "Taiyo". Le pregunto mientra lo miro de atrás, en voz baja, pero no lo suficiente para limitarlo solo a él de oyente. "¿Me permites preguntarte algo? En privado".

    Necesito que una pregunta sea respondidas, entre los miembros del Clan, creo que él es el más indicado para esto.
     
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    Camino al castillo (Mao; Shinrin)

    Antes de llegar al castillo, porque deben de tener su momento

    Shinrin afirmó ante las palabras de Mao —Fortaleza, eso demostramos. Es algo que nuestro padre siempre ha tratado de forjar en nosotros, preparándonos para la guerra —dijo con algo de incomodidad, recordando días peores —Pero hay muchos tipos de fortaleza, tú por ejemplo, tienes fortalezas distintas a las mías, creo que tus palabras le ganan a las mías.

    Shinrin la observó haciendo esos movimientos tan gráciles, por un momento se vio tentada a imitarlos pero se detuvo al imaginar la vergüenza de sus movimientos más torpes; después de su voz salieron palabras dignas de poesía, palabras que decía su madre por lo que mencionó al final —Viajar con las estaciones...—inició mientras pensaba en las palabras de su padre al respecto; muy diferentes a las de la mamá de Mao —Aquí en Kamakura las estaciones llegan y se van; nosotros no nos movemos con ellas, las dejamos pasar mientras nosotros nos adaptamos a ellas. Pero suena mejor moverse con ellas —observó a Mao —Las estaciones...

    —La genciana; esa es la flor de los Minamoto; una flor que representa las cuatro estaciones. Los Harima representamos la flor del equinoccio, otros la conocen como la flor del infierno, la cual representa el otoño—La influencia de Kato en ella parecía ser diferente a la de Takano, ella parecía hablar con respeto cuando de Kato se trataba —Mi padre siempre nos dijo que no importaba la estación en la que nos encontráramos, cada flor se marchita con las el paso de las estaciones; pero la genciana siempre debe florecer.




    [​IMG]
    Mazmorra
    (Kirara; Riku)

    Taiyo sonrió —Inosuke siempre trae sorpresas, me preocupa que esté con nosotros pero también me alegra que lo esté — mencionó mientras veía como el perro sacudía su cola enroscada frente a Kirara al ver que ella reía por su gracia.
    Después observó a detalle la situación de Murai, los ojos, el estado de su piel, todo en él demostraba un completo descuido y una tortura, aquello lo estremeció; observó a Shinko quien aun permanecía de pie en el último escalón, como si tocar aquel sitio le estuviera prohibido. Iba a pronunciar algo pero Riku ganó su atención primero.

    ...En privado...

    Aquellas palabras hicieron que Taiyo enarcara una ceja —Está bien— mencionó avanzando a un sitio lejos del resto, incluso Inosuke parecía más entretenido en la risa de Kirara que en lo que hacían los demás.

    —¿Qué sucede Riku?— preguntó preocupado.

     
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    Me frotó la palma por la cara, molesto de ser consciente de esa mala elección de palabras. No, de dejar mí intención por la mitad.

    "No me refería ahora mismo". Sacudo un poco la cabeza mientras doy una vista más profunda a la mazmorra."y... en más soledad, como en literal". Una habitación en que estemos solo los dos, no se cuanto se pueda postergar esa respuesta y preferiría no llamar mucho la atención.

    "Te contaré... por si te es necesario pensar una respuesta". Me acerco un poco a su oído y susurrarle, pero también para no dejarle notar mí expresión recaída al formar está pregunta. "¿Què significa estar cobijado... por el a-apellido de un Clan?".

    Pensé si debí detenerme, que está no es una duda que valiera la pena hacer pública o meter en la cabeza de alguien más. Pero, necesito esa respuesta. Necesito la tranquilidad de quitarme esa pregunta.

    Necesito saber...
    Que tan literal es cuando dicen que somos familia.

    No busco que sean un reemplazo a mí familia o al fin poder deshacerme verdaderamente de mí apellido y morir como un Fujiwara, en voluntad y apellido.

    No sè lo que busco. Solo quiero una respuesta y seguir adelante luego de saberlo.
     
    Última edición: 8 Enero 2021
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    Kaisa Morinachi

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    ¿Había tenido la oportunidad de hablar de tal manera con alguien alguna vez? No, la verdad era que no.

    Antes del desastre de noviembre era una hija ejemplar, formándose para ser una dama grácil y condescendiente, pero firme y con conocimiento en todos los campos que fueran posible, porque había una guerra inminente y ellos eran pocos, a pesar de nunca haberse informado sobre ella hasta que fue demasiado tarde. También había sido una alumna modelo, que soltaba sus dudas sin vacilar, pero nunca cuestionaba la sabiduría de sus maestros; que se frustraba constantemente, pero como también había tenido que aprender a relajarse, no le quedaba otra que sentir la más pura satisfacción un día, y al siguiente volver a sentirse frustrada e intentar volver al placer otra vez. Aparte, vivía aislada del pueblo cercano, por lo que los más cercanos a su edad eran sus hermanos, con los que siempre sintió que debía serles de ejemplo, y sus interacciones con el resto de adultos las tenía bajo un velo de formalidad.

    La Masuyo colérica, impulsiva y angustiada era tan solo cosa de ese año, por lo que no dejaba de sorprenderle pensar que con suerte habían pasado dos estaciones desde el fatídico día y ya sentía que esos tiempos eran remotos.

    Era abrumador, pero por un momento estaba viendo todo lo que le ocurría con un filtro distinto que no conocía, y siempre le fascinó conocer cosas nuevas, por lo que no podía estar más entusiasmada con que Shinrin le sigiera la conversa. Si hasta volvía a tener los catorce que le correspondían y todo.

    Asintió con suavidad a las primeras palabras que le brindó su reflejo de humo, notando el deje de incomodidad de la chica en el proceso, puede que gracias a que estaba demasiado relajada y el instinto de la antigua Mao se había reactivado; aquel pendiente de niños como Kimura y Hiro, una pequeña bola de energía y el mayor casi podía pasar por otro árbol más del bosque, al menos hasta que se enojaba. Gracias a ellos aprendió a lidiar con dos tipo de pequeños diametralmente opuestos, descontando cualquier pequeñajo que conoció una vez empezó a viajar con Kenzo. La cuestión al final era que, con cada palabra de Shinrin, ese lugar perdido en las montañas cada vez olía más y más a peligro, pero le confirmaba al mismo tiempo que podían estar en calma, porque el peligro inminente eran sus recidentes mismos.

    Se habían metido de lleno a la cueva repletas de Yokai sin pensárselo dos veces, de haberlo sabido antes lo abría evitado en lo posible, pero ahora mismo no se arrepentía para nada; en las profundidades de cualquier cosa era dónde estaba lo interesante, y sí el peligro aumentaba significaba que algo valioso se resguardaba dentro. Como la misma Shinrin, según su percepción.

    Cuando las palabras de la mayor se centraron en las flores, la mirada de Mao perdió cierta madurez, volviéndose aún más infantil sí se podía; observando a su acompañante con ojos ilusionados y asombrados, manos entrelazadas tras su espalda como buena niña. Soltó una risita al final, sonriendo con gracia y un deje de orgullo genuino hacia la otra persona.

    —Estás llena de sabiduría, señorita Shinrin —alagó, devolviendo su mirada hacia adelante tras eso—. Ahhh, las flores~ Últimamente no tengo el tiempo, pero me encanta observarlas. Me encanta observar todo en realidad —siguió hablando con calma, con notable alegría y un deje de emoción, otra vez con la mirada sobre la luna—, las nubes, los árboles; la tierra seca o húmeda, la nieve en invierno o la arena de algunos lagos—. Entonces sus ojos se abrieron como platos, dejando caer las manos a sus costados en una grito ahogado, volteando a ver a Shinrin con la mayor alegría hasta el momento—. ¡Y hace poco conocí el mar, fue espectacular!

    Y mantuvo su sonrisa, tensa.

    Pues lo había visto en Tsu, donde murió Hana y luego eligió una vida por sobre la otra; pero también había tenido la fortuna de encontrar a un chico tan mágico como Kibo... y, a pesar de todo, de escuchar la voz de Miko también se agradecía, pues a Hana no la conoció ni la conocería nunca, pero se conformaba con haber estado para una parte de ella, aunque fuera en un efimero momento de su vida.

    —Y bueno —continuó después—, yo tampoco he viajado con las estaciones, muy poco en realidad, y hasta en una de esas en sentido opuesto a ellas. Pero la parte profunda de esa frase es que uno, al igual que un año, debe fluir y adaptarse, parecido a como mencionaste que ustedes hacen.

    Volteó hacia Shinrin otra vez, buscando cualquier rastro de incomprensión por lo dicho, de nuevo con la sonrisa calmada en los labios.

    >>Todo un rollo que me enseñaban en casa, la verdad, tal vez tan extenso como el tiempo mismo como para abarcarlo en un noche —comentaba comprensiva, por sí la tipa se iba perdiendo, luego volvió a buscar a la luna con su mirada—. Gracias a ti, recordé mi método con el que aprendí un par de cosas. Buscar la estación de la gente; sí te encuentras con alguien, intenta relacionarlo a una estación, ya sea primavera, verano, otoño o invierno. Tras eso, ya podrás más o menos conocer sus gustos, ideas y acciones; porque de primavera a verano, este pasa a otoño y terminamos en invierno, repitiendo el ciclo.

    Volvió a ver a Shinrin, con un deje de pena en la misma sonrisa anterior.

    >>Mamá decía que era como la primavera; fresca, generosa y alegre, esto último debido a los colores de esta—. Cuando desvió otra vez la vista ya no buscó la luna, simplemente observó sus pies caminar, arrastrándolos un poco sin aminorar el paso—, pero hace ya un tiempo que no me sentía tan así. El calor del verano, la incertidumbre del otoño, el frío invierno; me perdí.

    Guardó un silencio, sintiendo el nudo en su garganta trepar. Esperó, esperó y respiró, haciendo un esfuerzo casi inhumano para lograr su objetivo. Le terminaron ardiendo los ojos, pero por lo menos empequeñeció la bola que haría temblar sus palabras.

    >>No supe quién era, a ratos se sintió un vacío enorme a causa de eso, a veces... a veces solo odio—. Se sintió tensa, guardando las manos en entre sus prendas para aferrarse a sus dos amuletos.

    Sincerarse ante un desconocido en verdad era una de las cosas que más valor requerían, veía imposible que alguien negara eso.

    >>Pero supongo que tan solo sigo siendo yo —soltó bajo, con la voz rota y bastante grave, esa de chiquillo pequeño, aunque aún conservaba cierta suavidad.

    Tu me demostraste que sigo siendo yo.

    —... Lo siento —soltó tras andar unos metros después, tras el sepulcral silencio en Kamakura. A pesar de que cuando se mantuvo cabizbaja sus expresiones se habían hecho y deshecho un montón de veces, ahora sonría otra vez con algo de calma, aunque aún algo abatida— y gracias, por escucharme y eso.

    Se balanceó hacia el lado, para darle un inesperado empujón a Shinrin con la fuerza controlada, buscando destensar el ambiente, pues luego soltó una risa algo divertida y melancólica sin la necesidad de separar sus labios. También se alejó un par de pasos en dirección contraria a la chica una vez finalizada su maniobra, porque sabía que estaba jugueteando con alguien peligrosa.

    Y aún así, le seguía depositando su confianza, por algún motivo que ni siquiera se estaba molestando en buscar. Solo disfrutar.

    Diablos, casi lloro llegando al final XD
    Shinrin, gracias por existir (?)
     
    Última edición: 8 Enero 2021
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    Amelie

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    Camino al castillo (Mao; Shinrin)


    Shinrin dejó escapar una risa seca —¿No conocías el mar? —preguntó asombrada mientras sonreía al ver como Mao avanzaba siendo iluminada por la luz de luna — El mar toca nuestro muelle, las olas rompen constantemente en la grandes rocas; es una playa algo salvaje pero hermosa, es uno de mis sitios favoritos.

    Shinrin escuchó la explicación de la frase de las estaciones, tenía mayor sentido; afirmó pensando en que todo lo que escuchaba lo absorbía de manera literal, ella como la mayoría de sus hermanos era pragmática, no buscaba valores distintos a las cosas que conocía —Y no creo tener sabiduría—respondia a la primera oración de Mao— sólo repito de lo que escuché de mi padre; mi conocimiento se limita a los animales y a las plantas — ella era consciente que su padre tenía más conocimiento que ella; pero aquello no la hacía sentirse inferior, simplemente la mantenía anclada a sus limitaciones y sabía que necesitaba para superarlas.

    —Ciclos ¿Eh? — dijo ante su explicación sobre las personas —Las mujeres tenemos ciclos — dijo con brutalidad mirando a la luna —Como las fases de la luna — mencionó para después mirar atrás, hacia la herbolaria, hacia dónde estaba el mar —El recorrido de un barco en el mar— miró nuevamente a Mao —Creo que pocas cosas permanecen igual por mucho tiempo— sonrió con amabilidad al escuchar como el tono de su voz se tornaba más melancólico al hablar sobre aquel invierno en su corazón. No necesitaba preguntar para entender que había algo allí. Nuevamente hubo silencio y no sería ella la que lo rompería, no hasta llegar al castillo.

    "No supe quién era, a ratos se sintió un vacío enorme a causa de eso, a veces... a veces solo odio"

    Shinrin detuvo su andar con esas palabras. No sabía que decirle, le sucedía lo mismo cuando eran niños y veía a uno de sus hermanos tristes, Jiin simplemente lo expresaba, y con eso el dolor se esfumaba lentamente. Takano desfogaba sus emociones con golpes e los árboles o rocas. Ella simplemente callaba y dejaba que el tiempo fuera borrando la tristeza, mientras que Rengo parecía eliminarlo al instante con su sonrisa. Los Harima no necesitaban que alguien los levantara, estaban acostumbrados a levantarse solos.

    "Pero supongo que tan solo sigo siendo yo"

    Shinrin siguió avanzando al ritmo de Mao; quien después se disculpó por sacar sus sentimientos; sonreía nuevamente, libre, en paz.

    Un empujón. Eso bastó para sacudir su mente y tensar sus puños por un instante colocándola alerta. Abrió por completo los ojos. Había bajado la guardia.

    "Perdón" Pensaba Shinrin mientras miraba a Mao suavizando la mirada lentamente. Sentimientos de culpa.

    —Sean islas—pronunció Shinrin —sean islas para ustedes mismos, sean refugio para ustedes mismos, no busquen refugio en los demás— sus puños seguían tensos pero ya no era debido al empujón de Mao —Eso nos repetía nuestro padre cada vez que uno de nosotros ayudaba a otro, nos hizo distantes. Egoístas. Solitarios. —soltó el agarre en sus manos, relajando el cuerpo —Soy yo la que te pide disculpas al ser incapaz de darte palabras de aliento, Mao. Sólo me queda agradecer las tuyas; esperando que algún día pueda hablar de mi como tú lo haces de ti misma —culminó.




    [​IMG]
    Mazmorra
    (Kirara; Riku)

    Taiyo seguía sonriendo al ver que había arruinado el secretismo de Riku; y al escuchar su pregunta su sonrisa no desapareció, pero en lugar de ser una sonrisa socarrona se convirtió en una cálida y amable.

    —Seguramente Kirara te dijo eso — cerró sus ojos sin dejar de mostrar aquella sonrisa sincera —Somos una manada Riku, corremos juntos, cazamos juntos, comemos juntos —abrió los ojos encarando a Riku, quería gritarlo pero respetó los deseos del joven al mantener un tono de voz suficientemente modulado para que sólo el escuchara —Ninguno de nosotros tenemos un lugar al cual volver. Sólo nos queda seguir adelante, juntos. Eso significa estar cobijado; significa que tu espalda jamás estará descubierta mientras seas un uno de los nuestros.—cruzó sus brazos y miró hacia Kirara jugando con Inosuke.

    —Kirara y Shinko son hermanos de sangre; pero nosotros somos hermanos de acero, así nos dijo ella siempre a todos los que no descendíamos del linaje original —dio un leve golpe al pecho de Riku —Los Fujiwara somos como los lobos, no nos importa de dónde venga otro lobo; pues demostramos ser fuertes en solitario; pero solidarios en manada— lo sujetó de ambos hombros clavando su mirada en la suya —Protege a tu manada. Honra a los ancianos. Enseña a los más jóvenes. Se fiel a tus amigos. Trabaja en equipo. Expresa tu opinión. Mantén tu posición. Y siempre deja tu marca —mencionó con seriedad para después romperla con una risa mientas veía a Inosuke —Y no me refiero a ese tipo de marcas, no se te ocurra una tontería.

     
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    Kaisa Morinachi

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    "Araña tejedora"
    Calles de Kamakura --> Castillo

    ¿Era siquiera posible lo que estaba ocurriendo?, ¿en verdad que no era un delirio por la fiebre, qué la realidad era que se estaba desangrando en algún lugar del bosque, sin siquiera haber llegado a la mitad del recorrido hacia Kamakura?

    ¿Cómo era que tenía tanta suerte, y a la vez, parecía estar rodeada de tan solo desgracia?
    El nombre de "Masuyo" le hizo que, de la nada, toda la oscuridad agarrara más brillo incluso, repentino, y temió por desmayarse, por fortuna quedó en un pequeño mareo, y pudo seguir caminando sin ya algún atisbo de arrepentimiento por haber llorado frente a la mayor.

    Por que ella había cayado y escuchado, aceptado y ahora estaba devolviendo, y Mao repetiría el ciclo.

    Los sentía...
    Algo inmenso se empezaba a cernir sobre su espalda...

    Era aquel pequeño kitsune o el dragón de leyenda...
    sin ser capaz de discernir cuál era el original, cuál imitaba a quién

    La confianza que cargaba toda su vida había vuelto por fin.
    De desbloquearon un poco los surcos entre sus emociones.

    Empezaron a fluir como siempre habían hecho,
    y cada vez se sentía más capaz de manejar el ciclo del agua.

    Hasta sentía algo de lástima por sus enemigos, la mayoría hombres demasiado grandes para ella que aún así seguían teniendo miedo y todo.
    Les tendría compasión
    sí no fuera por que tuviera que mantenerse viva.


    Vamos, que estaba tan desquiciada que podía competir con Murai toda una noche...
    No era mal plan, sí aún seguía vivo era hasta obligatorio.

    Las primeras palabras de Shinrin le alegraron, con las segundas coincidió, y las terceras le enviaron una oleada de tristeza...

    pero ya no era una niña, ni una mujer. Tampoco una humana, no del todo, al menos. Ellos sentían miedo, y ahora mismo sus miedo le mantenían la mente fría, analítica, pero sin la desfortuna de que la ira acumulada echara todo por abajo, para que rodara por el precipicio rocoso y muriera.

    Tal como la primera peor pesadilla, esa dónde Hiro caía sin oportunidad de salvación debido a su culpa.

    Todas sus identidades, cada uno de los colores camaleonicos que poseía, se habían re-conectado; disculpándose unos con otros, mientras hablaban de lo estúpidos que habían sido hasta el momento.

    Si lo mejor no era ser una montaña innamovible, era ser las mismísimas estaciones cambiantes.

    La araña tejedora,

    el perro bravo,
    el caballo de samurai,
    el dragón imaginario...
    Todos habían dejado sus diferencias de lado, listos para saltarle al cuello fuera como fuera a un monstruo de la categoría de Kato; volviendo a ser la misma criatura protectora de los bosques que alguna vez estuvieron bajo el cuidado de los Kobayashi.

    Ese Taira, que con suerte llegaba a recordar su nombre, también tenía asuntos que saldar.

    Una sonrisa triunfal y discreta adornó sus labios, caminando aún con las manos tras su espalda, como la constante niña buena. No necesitó que se lo pidiera a gritos, se lo había susurrado al oído como quién pasa hambrunas y pide clemencia, aún sin dejar de temer que su dios local les traiga un castigo peor luego.

    Hasta se había terminado de aliar con aquel lado oscuro y cínico, ese que consiguió casi a la semana y media después del desastre de noviembre, y la mismísima habilidad que integró a su sistema aprendiendo de las acciones más nefastas de Kenzo. Y él intentaba ocultarle a ratos el monstruo que en verdad era, pues sabía que no tenía merecido verlo; pero ella era testaruda, y estaba abnegada a no ver lo obvio.

    Eran los únicos que podían acabar con la vida del otro y no sentir rencor alguno por sus verdugos, y eso estaba bien, eran sus peores enemigos. Eran la única con la que Kenzo podía hacer un intercambio equivalente de devoción, protección y paz, y por nada del mundo buscaría decepcionarle. Nunca.

    Mao extendió con suavidad su mano, con delicadeza y cuidado, como quién va a tocar a un gatito pequeño que a sufrido demasiado, y por ende te puede rasguñar en cualquier momento; no por qué quiera, sí no por qué no le queda de otra.

    Hasta terminaba de entender por qué Takano era como era, llegando a empatizar genuinamente con él. Kato las iba a pagar feo, no sabía sí hoy o en 15 años más, pero tenía que vivir para comprobarlo como mínimo.

    No vuelvas a menos preciarte, Shinrin; todos tenemos un rol dentro de este ecosistema que es la vida, pero los humanos avanzamos dominados por nuestros propios egos y búsqueda de placeres; y no creo que ninguno de los niños de Kamakura sea así, con esas cosas nefastas de nuestra naturaleza humana, y eso significa demasiado, y es al mismo tiempo mucha dificultad—. Mao, separada de ella unos pocos centímetros sin dejar su acción de acariciar su espalda, a la altura del omóplato; le hablaba con un tono conciliador, maternal y cálido que heredó de la mismísima Shizuka, El Oni del Pequeño Bosque.

    Es más, ya sin miedo ninguno por la chica, más que pensar cuanto daño podía auto-inflingirse por su propia terquedad, le impulso a dejar un casto beso en la coronilla izquierda de la cabeza azabache, separándose por completo de inmediato poco después, a sabiendas que la mujer no debía estar para nada acostumbras a tratos así.

    >>Y te lo prometo, siempre llegan días mejores.

    Los ojos de Mao brillaban como si de dos soles se tratace, sus labios parecían dar la misma calma un atardecer tranquilo tras un buen día y el cabello que caía sobre ella era la mismísima noche. Tal vez su piel de porcelana era la luna.

    Aunque nunca se iba a asociar a ese elemento, o sí no; no podría buscar la protección de su madre cada vez que la observaba.

    >>Aparte, tu belleza es distinta a la mía, diría que hasta opuesta; pero no por eso deja de ser belleza.

    Soltó una risita suave, amistosa, y devolvió su atención al camino, ahora buscando el castillo feudal con la mirada determinada, clama y sonriente.

    Ah, y Kato iba a pagar;
    estaba más que dispuesta a lograrlo...

    Dejando el código Bushido y todo lo que fuera necesario de lado,
    para agarrar lo más eficaz.

    Eran taoísta, al fin y al cabo, y fluían con las circunstancias.
    Ah, claro, ahora entendía
    que tampoco dejaban de ser
    la mala hierba que nunca deja de crecer.

    Y ella tampoco dejaría de ser la última mujer Kobayashi,
    incluso si llegaba a perder la memoria por siempre como Miko

    Resumen: "Ahora si es momento de quemar toda Kamakura y hacer un escándalo forestal" dijo Mao.

    [​IMG]
    Literal es ese gato, porque está chikita y tiernucha XD
     
    Última edición: 9 Enero 2021
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    Monpoke

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    Riku

    Por primera vez, escuche como si mi futuro o cordura dependiera de esa respuesta.

    Escuche todo permaneciendo tranquilo, llegue rápido a una conclusión. Más que familia, una manada de lobos. Unidos, compartiendo lazos juntos, a pesar de nuestro diferentes origenes.

    "Con que lobos". Le regreso una sonrisa, haciendo presente un poco de pocardia en mi voz y rostro. "Me va a ser dificil negar cuando los Minamoto nos llamen salvajes". Tomo una pequeña pausa, ensanchando más los labios y regresando la luz a mi rostro al bajarme la capucha. "¿Y qué con eso? Es por el deseo de liberta que estoy aquí ahora. Los prefiero a ustedes mil veces".

    Si. Todo se me fue al pozo cuando lleve acabo esa decisión. Por querer vivir como quiero, aun si significo abandonar a quienes aprecio.

    Es verdad, no daría mi vida por Takeda Minamoto. No soy parte de su Clan. No es lo mismo querer mi muerte que buscarla, me gustaría decir que sirvo mejor estando vivo.

    Pero eso sería falso. No creo servir en ningún sentido.

    "No entenderé mucho sobre la hermandad o el significado conjunto de permanecer en un Clan, si estas de acuerdo, agradecería recibir algo de guia en su momento, claro, si estas de acuerdo". Continue tranquilo, manteniendo mis pensamientos y opiniones en solitario para mi. Bajo la cabeza, mostrando mi agradecimiento. "Gracias. Permanezcamos juntos muchos años".

    Una manada de lobos dirigida por un oso. Un Oso extraordinario por unirse, no, aceptar a lobos perdidos y tratarlo como uno de los suyos.

    Levanto la cabeza animado, llegando a un acuerdo con mi incompetencia, tendré que luchar para dejar mi marca. Necesito fuerza y más.

    Me alejo de Taiyo sin intención de soltae más palabras, caminando hacia donde se encuentran todos, pero me detengo. "Sabes, me sentiría comodó si Inosuke fuera capaz de seguir esa marca que dejo en Muraí. ¿Lo crees posible?". Digo un poco más, de un pensamiento que acaba de surgir, y continuo mi camino.

    "Kirara". Levanto un poco la voz sin darme cuenta al dirigirme a ella. "Pensaba... realizar un poco de ejercicio nocturno, aquí en el patio del castillo". Le doy un leve vistaso a Shinko, atascado al pie de la escalera. "Tal vez. Podría llevar a Shinko".

    Le hago una pequeña seña con los ojos hacia él. Debe ser claro para ella, él no tiene mucho animo de permanecer aquí. Es una sorpresa que incluso viniera.

    "No se que sera de nosotros aquí en Kamakura o en adelante. Pero quiero estar listo para afrontar lo que venga". Le sonrió. "Juntos".

    Tal vez no llevemon mucho juntos y me aferre demaciado a ustedes. Es inevitable, no han echo más que sentir a gusto a su alrededor. No estoy echo para vivir solo.

    Nos protegemos las espaldas. Y eso mismo pienso hacer.
     
    Última edición: 9 Enero 2021
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    John Whitelocke

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    Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

    Castillo

    La charla con Takano fue muy larga, pero el estratega había sido claro de pies a cabeza. Iría a Shizuoka. Se limitó a asentir a todo lo que Takano dijo. Luego, antes de que Takano comenzara con la farsa, en otras palabras, el plan ideado, Hideyoshi hizo un escueto comentario para finalizar.

    —Comprendo, comenzaré por instalar el rumor en Kamakura, y luego de eso partiré a Shizuoka inmediatamente.

    Luego de esto se retiró del castillo sin hablar con nadie más que con Tetsuo y Terunobu.

    —Debo partir para colaborar con el asunto en Shizuoka, si alguno de ustedes quiere acompañarme lo agradeceré. En el camino nadie sabe que puedo encontrarme, y tengo que llegar sano y salvo. Si ninguno puede o quiere, me las apañaré. En breve estaré en la salida de la ciudad, si no veo a nadie más allí me iré. Así que esto puede ser una despedida, buena suerte.

    Salió a las calles y se dirigió directamente con gente que a cambio de unos pequeños favores le servía a él de informantes e instigadores.

    —Esparcirán el siguiente rumor—le dijo a los instigadores—. Dirán que el clan Minamoto está acabado, que su líder está en la miseria, y que pronto todos caerán bajo el poder de los Taira y serán pasados por la katana.

    Con el trabajo hecho, no se demoró más y se dirigió a la salida de la ciudad. Esperaba ver a Tetsuo al menos, pero aunque no fuera así partiría igual, tenía una misión.

    Cultura local (esparcir rumor)

    Hacia la prefectura de Shizuoka
     
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    Amelie

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    Camino al castillo (Mao; Shinrin)

    Shinrin escuchó todo sin interrumpirla, aceptando el cariño de la pequeña, era algo inusual para ella; la única que llegaba a ser así en Kamakura era Yuzuki, eran las atenciones que siempre tuvo con Rengo porque él siempre aceptó el cariño con facilidad, como un pedazo de papel absorbiendo hasta la más pequeña gota de agua en el suelo. Ahora comenzaba a entenderlo, lo cálido que se sentía, ahora entendía por qué no había perdido esa sonrisa. No sólo debía agradecerle a Mao ese momento, al parecer siempre se daba cuenta de las cosas cuando no tenía a la persona en cuestión frente de ella. Tenía a más personas que agradecer. Porque nunca estuvo sola.

    Los Harima, algunos temerosos a la mirada ajena, se contraen, se reducen, se vuelven sombras y fantasmas, un simple eco. No replican, rezongan; no se quejan, sonríen o callan.

    —La verdad es, Mao —dijo mirando de frente el castillo antes de entrar — Que los Harima nunca están presentes siempre. Es nuestro secreto, nuestro crimen y nuestro remordimiento— Shinrin no había expresado nada como aquello en su vida, ni siquiera en susurros a su sombra, ni en pensamientos; simplemente no dudaba y ahora lo estaba haciendo, tristemente empezaba a penas a generar una verdadera consciencia; una que sus hermanos hicieron hace tiempo al romper sus propias cadenas. Miró a Mao ruborizada —Crecí ausente y obediente, jamás cree conflictos que dañaran a mi familia, siempre seguí órdenes sin cuestionar; quien me libró de esa obediencia fue Takeda cuando lo conocí; y hoy tu me has librado de mi ausencia — pensaba en qué momento sus hermanos habían hecho lo mismo, quienes habían sido los responsables de liberarlos. A quienes les debía el agradecimiento.

    Avanzó con Mao hacia el interior del castillo; con un poco más de seguridad en si misma y en sus propios sentimientos.



    Moví este párrafo acá por una mejor continuidad.
    [​IMG]
    Pasillo del castillo
    (Takeda; Matsuda; Jiin; Mao y Shinrin)

    Takeda salió de la sala de reunión para encontrarse en el exterior a Jiin quien al verlo se acercó a él. Ryohei los observaba desde el exterior, por dónde Takano había salido iracundo —Bien; creo que es mejor que subamos, allí están las habitaciones principales, descansarás mejor. Te ayudará un poco a meditar y a estar fuera del alcance de los ruidos de la ciudad y de los del clan.

    Fue entonces cuando Mao y Shinrin entraron en el castillo avanzando hacia las habitaciones; aquel pasillo estaba de camino y fue inevitable encontrarse con ellos; Shinrin por un instante parecía haberse congelado, miró el rostro de Takeda el cual tenía un leve golpe en el rostro. Takano y ella no eran muy diferentes a final de cuentas.

    Debía evitar a toda costa decir "te lo dije" así que se reprimió lo suficiente hasta que Jiin interrumpió sus pensamientos —Señoritas, vayan a descansar, lo que necesiten podrán arreglarlo el día de mañana.

    —Gracias por tratar el veneno de Mao— mencionó Takeda al observar la recuperada imagen de Mao, algo que genuinamente le alegraba un poco el mal día que había tenido.

    Shinrin afirmó; no sabía que decir, al hablar con Mao todo en su mente se había acomodado, parecía que sería algo sencillo pero ahora estando en aquel momento, las palabras no fluían como deberían; no sabía si disculparse, no sabía si hablar con él frente a ellos, miraba a Jiin, a Matsuda, a Mao, para después ver a Takeda.
    Jiin notó la incomodidad de su hermana y trató de solucionarlo.

    —Descansen, yo acompañaré a Takeda y Matsuda a su nueva habitación — dijo Jiin jalando a Takeda; pero Shinrin se interpuso.

    —¿Qué sucedió con Chikusa?— No podía reprimir mas sus pensamientos, Mao la había ayudado a dejar de ser ausente.

    —¡Shinrin! —Gritó Jiin regañándola por su pregunta apartándola; Jiin también se lo preguntaba desde que vio nuevamente a Takeda; pero Jiin era más sensible y bastante observador, sabía cuidar los sentimientos de los demás y a su vez contener sus propios impulso. Sabía que ese no era el momento. En cambio Shinrin comenzaba a entenderlo, era una novata en esto.

    Shinrin era igual de torpe con las emociociones que Takano y eso le dolía en su orgullo; no quería que aquello sonara como lo hizo; estiró su mano sujetando la muñeca de Takeda —Lo siento; quería decir, quería decirte que no estás solo —lo soltó mientras Jiin se detenía al ver que Takeda observaba a Shinrin —No quería lastimarte; entendí tarde el por qué estás actuando así y me atreví a regañarte por ello. En verdad lo siento —sus palabras parecían tropezarse, dirigió su mirada a Jiin, como si rogara ayuda, pues sabía que su hermano siempre tenía las palabras de aliento más precisas; pero Jiin no dijo nada, no era por crueldad, simplemente sabía que esas palabras eran de Shinrin por decir.

    El día anterior tenía más valor en sus palabras por la ignorancia ante los sucesos; ahora que comenzaba a entender el miedo a enfrentarlos le causaba confusión en sus pensamientos, le era difícil expresarse y aquello no era enteramente su culpa.

    —El día que nos conocimos —inició — Pude haber cometido el error más grande de mi vida y no sería la persona que soy ahora; actuaste con verdadera determinación y salvaste más de una vida en aquel momento. Actuaste con confianza; porque sabías que a pesar de moverte por tu cuenta, no estabas solo. Ahí es dónde radica tu verdadera fuerza—Levantó la mirada para encontrarse con la de Takeda— Estoy de tu lado, sobre todo lo demás. No importa contra quien tenga que pelear para salvarte.

    Jiin sonrió mientras Matsuda miraba enternecido.

    —No toda tu vida se determina por una derrota; recuerda que el orgullo herido puede alentar a un hombre a hacer cosas maravillosas— culminó.

    Takeda estaba allí de pie con la mirada húmeda; Shinrin no sabía como reaccionar ante aquello, y sus ojos se abrieron por completo cuando vio una lágrima caer de los ojos de Takeda; Shinrin miró a Jiin preocupada, pensando que sus palabras no habían sido las adecuadas; Jiin sonrió para dar una palmada en la cabeza de su hermana, estaba orgulloso.

    —Gracias Shinrin — mencionó Takeda limpiándose las lágrimas mientras Jiin se lo llevaba antes de que su hermana arruinara el momento con otro comentario torpe; Matsuda parecía recuperar un poco el ánimo que había perdido, hizo una reverencia ante Shinrin y Mao y siguió a Jiin y Takeda.

    Así Shinrin se quedó de pie junto a Mao, completamente avergonzada y confundida.


    Mazmorra
    (Kirara; Riku; Shinko; Taiyo)

    —¿Crees que nos debe importar que opinión tengan los Minamoto de nosotros? — rió — Para mi son todos unos cachorros perdidos, incluso Inosuke tiene más coraje que ellos; míralo, se orinó en un Taira y no está escondido en una esquina con la cola entre las patas. Nosotros somos fuertes, y cada vez lo seremos mas. No necesitamos de la aprobación de personas con espíritu débil.

    Taiyo siguió escuchando a Riku, su atención era plena y su mirada sincera —Bien, yo te ayudaré a adaptarte a esta manada— miró hacia Inosuke —Seguro que sería capaz, eso hacía cuando vivía en Kai, siempre me encontraba porque yo era su árbol para orinar — sonrió recordando aquellos tiempos.

    Kirara lo observó cuando escuchó su nombre; después miró hacia Shinko quien seguía en aquel escalón —Pueden hacerlo si desean— esperó a la respuesta de Shinko, él afirmó —Bien, no usen el filo de la katana, no quiero enmendar sus desastres.

    —Y cuiden uno del otro— mencionó Taiyo como un padre preocupado.

    Murai se mantuvo en silencio, no les dedicó ironía o ningún tipo de comentario soez. A pesar de seguir despierto y con la frente en alto.



    Patio; exterior del complejo de la mazmorra
    (Riku; Shinko)

    Subieron las escaleras para dirigirse al patio fuera de aquel pequeño complejo que era la mazmorra; ya era de noche y pronto debían ir a descansar; sólo estaban ellos así que aquel encuentro sería observado sólo por la luna.
    Shinko sujetó su katana envainada, golpearían sólo con la saya al no tener espadas de madera. Shinko le sonrió.


    • PV= 80
      Fuerza= 7
      Protección= 8

    • PV=60
      Voluntad (+4 ataque)
      Borracho (-2 defensa)

    Shinko es nivel 3
    Puedes usar el yoroi si gustas; te dará protección adicional pero esto cuenta como combate, y se desgastaría 1/3
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    Monpoke

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    Riku

    Extiendo los brazos en alto mientras me dejó bañar en la oscuridad de la noche. Tomo un largo respiro del aire de la fría noche y exhaló con tranquilidad.

    Me doy la vuelta para encontrarme a Shinko, ya preparado para el combate.

    Le sonrió, complacido de aceptar ser mí compañero. Y, por lo que presiento, se viene una pelea con fuerza. "Gracias por esto. Espero llegue un día donde podamos intercambiar golpes en igualdad de habilidad". Seré fuerte para permanecer con ustedes, aún si mí objetivo final es la separación.

    Sigo con mí acto habitual de quitarme la túnica y tirarla al suelo, seguido de desquitarme el yoroi.

    Lo imito y me armó con mí propia katana envainada.

    "¡Vamos!". Grito de emoción dejando atrás todo pensamiento que me tenga acorralado.
     
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    Amelie

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    Afueras de Kamakura
    (Hideyoshi; Kahia; Michizane; Goro)


    Hideyoshi se alejó de Kamakura, Tetsuo no dudó en seguirlo. Terunobu se quedó a órdenes de Tetsuo. La noche era sumamente fría, recorrer las calles fue sencillo pero al cruzar aquel puente destruido el viento les caló los huesos, recordándoles su ascenso por la montaña. Tetsuo se había mantenido en silencio en el recorrido, pues mucha información llegó tan rápido que trataba de asimilarla en el camino. Pero al cruzar el puente el frío lo sacó de su ensimismamiento mientras frotaba con sus propias manos sus brazos para mantener su calor.

    —Seré de mayor utilidad en un evento bélico que en una misión para agradar a Kato Harima — refunfuñó — además quiero creer que el señor de Shizuoka apreciará a un Azai en sus filas.

    Siguieron avanzando, la noche ocultaba muy bien los alrededores; pero fue Kahi quien se apareció frente a ustedes para guiarlos en silencio por una sección del bosque, allí tenían su pequeño campamento, sin fogata para no ser detectados; pero cubiertos para evitar el inclemente frío nocturno.

    —Agradezco que acudiera—mencionó Kahia mientras levantaba la manta para que Hideyoshi y Tetsuo ingresaran a la pequeña carpa —Le presento al General Michizane Sugihara — aquel era al hombre que Murai había suplantado, recordaba su rostro —Y al soldado Goro Yoshida.

    Ambos hicieron una leve reverencia. Kahia señaló hacia Hideyoshi —El es el diplomático de los Minamoto— después miró hacia Tetsuo esperando escuchar su nombre. Este reaccionó.

    —Mi nombre es Tetsuo, hijo de Azai no Temaki, señor de Nagano — mencionó con formalidad haciendo que los tres soldados hicieran una reverencia.

    —Nagano siempre ha representado una gran potencia en el área bélica en Japón, es un honor— mencionó Michizane, haciendo a Tetsuo sentirse orgulloso.

    —Tomo sus palabras con gran aprecio General Sugihara —culminó Tetsuo.

    —Señor Soga — dijo Kahia —¿Cual es la respuesta de los Minamoto?



    Patio; exterior del complejo de la mazmorra
    (Riku; Shinko)

    Shinko afirmó, esperando el ataque de Riku. Para eso entrenaban, para que esa diferencia en fuerza se fuera equiparando. Su grito hizo que Shinko abriera por completo los ojos, completamente concentrado bloqueando el impacto para desviarlo con su propia fuerza y arremter fuertemente en el hombro de Riku.

    Riku se incorporó y decidió sacrificar su defensa para hacer un ataque con mayor fuerza; pero aquello a los ojos de Shinko fue un grave error, al parecer aquel impacto en el hombro había mermado en la fuerza de Riku, pues su impacto no hizo nada ante la defensa de Shinko, quien negó, y golpeó con fuerza en las costillas de Riku, sacándole el aire con tan fuerte impacto.

    Shinko estaba muy confiado después de aquel último encuentro de espadas, por lo que descuidó su defensa, atacando a Riku quien aun con el daño que tenía, logró esquivar con maestría el ataque de Shinko, y logró rozar su rostro con la saya de su katana, una ligera fricción que hizo que Shinko llevara su mano al toque.

    Riku ya estaba muy lastimado para pretender seguir el entrenamiento, y Shinko lo sabía, por eso volvió a colocar la katana enfundada en su cintillo para dar por terminado el entrenamiento.

    Shinko le extendió la mano para cerrar el encuentro con un apretón de manos. Shinko a pesar de haber ganado por gran diferencia no se notaba orgulloso, parecía que Shinko en el entrenamiento era otro a diferencia del Shinko en combate. En el entrenamiento era fuerte y decidido; pero en el combate real sus manos temblaban descontroladamente, perdiendo su concentración.


    • PV= 79
      Fuerza= 7
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  18.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
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    Mao/Masuyo Kobayashi
    Castillo

    En el momento en que Shinrin dijo sus últimas palabras, ya estaban por entrar al castillo; su momento de paz e intimidad se había agotado, y por eso mismo la seriedad en el semblante de Masuyo era impenetrable; la misma de siempre, pero diametralmente opuesta, pues ya no poseía la ira abrazadora ni el miedo gélido: era simple y llanamente pura convicción.

    La energía empezaba a fluir, cíclica, sin detención.

    Y tras escuchar sus palabras sobre Takeda no pudo evitar volver a relajar su expresión al completo; sonrisa cálida, suave y orgullosa por ella; mientras extendía su mano para acariciarle con suavidad la mejilla, ladeando levemente la cabeza.

    Le debía verla como una igual

    Esas son palabras hermosas, cariño —dijo con el tono femenino y grave, suave y que brindaba seguridad, antes de volver su vista hacía al frente con la seriedad de hace unos momentos; como sí nada hubiera pasado, y la linda y suave Masuyo hubiera dejado de existir otra vez.

    Por que era Mao lo que le había ayudado a sobrevivir
    Masuyo podía seguir quedándose escondida dentro.
    ¿Y Ryouma?
    Seguía siendo la espada a su costado.


    Caminaron por los pasillos del castillo, hasta que se encontraron cara a cara con Takeda y el resto; solo había una cara que ya había olvidado, a pesar de haberla visto ayer mismo. La postura de Mao era relajada, con las manos en sus bolsillos, ya sin aferrarse a ningún amuleto; porque sus valores los tenía arraigados otra vez dentro, y los había recordado. Fue entonces que ocurrió, le alcanzó a poner un instante nerviosa que Shinrin preguntara por Chikusa; dolía, en verdad que era triste y sabía en la complicada situación en la que ponía a Takeda, lamentablemente, no podía seguir compadeciéndose mucho más por su líder. Pues, al final del día, muchos tenían razón de que Takeda era un blando, pero eso no significara que fuera menos fuerte, ni mucho menos; era el más fuerte de todos los presentes, quería apostar, solo que no tenían ni idea de en qué recaía su fortaleza, al estar rodeada de brutos que solo pensaban en el escurrir de la sangre.

    Lo que sí la alteró fue ese grito varonil, estridente y, sobre todo; agresivo.

    Le hizo arder la sangre en todo el cuerpo, colérica, y a diferencia de la pequeña Mao en Nara; en vez de gritar, solo alzó su rostro con aún más soberbia de la que en realidad poseía, como el animal pequeño que busca parecer grande ante una amenaza, y clavó sus ámbar furiosos sobre Jiin.

    En un silencio inquietante, expectativa y alerta a cualquier movimiento en falso por parte de ese desgraciado; eran una tormenta electrica sus ojos, y el cabello oscuro que caía por sus costados era la oscuridad absoluta en aquella tormenta. Lo único incongruente es que no hacía ni un solo ruido; solo observaba a Jiin mientras en segundo plano percibía el intercambio entre Shinrin y Takeda.

    Y hubiera esbozado una sonrisa de orgullo por ambos, pero enstaba ocupada pre-juzgando a Jiin con su furia controlada; intentando darle a entender, aunque fuera un poco, con quién estaba lidiando el hermano mayor de los Harima.

    Porque ella también fue la mayor de los Kobayashi.
    Por lo que tenía mucho por críticar.

    Entonces, cuando volvieron a moverse Jiin y Takeda; Mao siguió con la mirada, en absoluto silencio y calma, al mayor de los hijos de Kamakura. Estaba tan inmersa en su propia batalla moral, que fue capaz de pasar por alto al mímisimo Matsuda; con el que se había abierto por primera vez en algún tiempo, antes de Shinrin y después de Fuji.

    En cuanto notó que todo intercambio había finalizado, fue cuando decidió alzar por fin la voz.

    —¡Hey, Primer bruto de los hijos de Kamakura! —exclamó, con voz potente; pero tan monocorde a la vez, que costaba identificar sí estaba faltándole el respeto, o simplemente que le escuchara bien. La voz sonó totalmente masculina también; algo que hizo completamente a posta, dispuesta hasta a confundir a su oponente del momento.

    Ahhh, podía jugar a ser el Kitsune, otra vez.


    >>¡Cómo te vuelva a ver levantándole la voz a una chica 5 centímetros más pequeña que tú, yo mismo me encargaré de dejarte cada zona visible de tu piel morada, a causa de la paliza que recibirás al final de un duelo con espadas de madera! Y no en el nombre del Clan Minamoto, sí llegaste a pensarlo; es una amenaza única y exclusivamente por cuenta mía—. No vaciló; ni sus ojos, ni su voz, ni su postura relajada.

    Porque lo que más podía llegar a odiar era que abusaran de pequeños y mujeres. Le hervía la sangre y nunca podía quedarse sin hacer nada al respecto.

    Por eso seguía poniéndole la fianza a Kenzaburo, a pesar de todo lo repulsivo que podía ser; nunca le puso un solo dedo encima con mala intensión.

    >>Eso era todo. Sí lo entendiste no hay por qué seguir hablando —agregó poco después, asegurándose de que el hombre hubiera volteado a verla.

    Y se quedó ahí, con una posición aún más relajada incluso, aunque su expresión mantenía el mismo estoicismo y claro desafío. Estaba hablando completamente enserio.

    En verdad se dejaría apalear hasta los huesos por Shinrin, ya lo tenía arraigado en su mente. Tal como mataba a sangre fría por Kenzo, o se sacrificaba como escudo humano por Takeda. Y se quedó en silencio, esperando respuesta afirmativa, negativa o simplemente que Jiin la ignorara. Cuando ocurrió y se marchó y estuvieron a una distancia considerable, volteó a ver a Shinrin sin quitar la seriedad de su rostro.

    —Lo siento por eso, hay cosas que simplemente no se pueden pasar por alto —habló con calma, pero su voz seguía sonando como la de un chico, aunque con algo de suavidad filtrada a comparación de cuando se dirigió a Jiin.

    Volvió a ladear ligeramente la cabeza, un gesto que podía llegar a recordar que seguía siendo una niña. Aun con seriedad, pero con toda vibra de peligro eliminada de su sistema, alzo una mano y acarició la cabeza de Shinrin con mimo.

    >>Tal vez no sea ni necesario mencionarlo—. Y una sonrisa suave se acopló a su ceño duro—, pero lo has hecho espectacular; para no haber hablado con nadie en dos años. Eso es seguir las estaciones, aprendes rápido —habló con felicidad, buscando hacer sentir bien a la chica.

    Inhaló hondo y luego suspiró, agotada tan solo con esa pequeña reacción, para luego alzar la vista al techo en un gesto básicamente cansado.

    —A veces pienso que un día simplemente me voy a desintegrar, de tanta cosa con la que tengo que lidiar y tal —comentó con tono casual, sin poder deshacerse ya de la voz masculina que le transmitía confianza así misma; y sí ella se sentía bien con eso, ¿por qué cambiarlo? Dirigió de nuevo la vista hacia Shinrin, con una mirada aún seria, pero relajada; algo así como sí pareciera totalmente aburrida del mundo, que a ese punto ya ni le enfadaba—. Soy algo cambiante, como ya notaste; espero que no te choque tanto—. El rubor escaló hasta sus mejillas, pero mantenía la cara de pokér hasta que una idea pasó por su cabeza; logrando sacarle una sonrisa suave y un deje de entusiasmo y diversión en los ojos, alzando las cejas.

    Se había vuelto a fusionar con su papel como Ryouma, y no se sentía para nada incómoda, aunque sí algo nerviosa por la poca costumbre.

    >>¿Qué tal sí te quedas hoy en el castillo? Conmigo... agradecería mucho tu compañía, sinceramente—. Despegó la vista de ella y empezó a caminar en busca de las habitaciones; relajada y dejando pasar de a poco el anterior suceso, había sido más teatro que otra cosa, algo así como buscando imponer respeto desde ya.

    Una prueba antes de la enfrentasión final.

    >>Aunque sí prefieres volver a la Herbolaría, con tu lobo, no hay ningún problema—. La observó por sobre el hombro, con su vocecita de mocoso—: te estoy siendo sincera, por sí llegas a dudarlo.

    Y siguió con lentitud su camino, sin bajar el mentón ni perder el andar relajado y firme; a la espera de que Shinrin se acompasara a sus pasos o, bien, la escuchara marcharse.

    Se podía adaptar a cualquiera de las dos situaciones.



    Le diría que le bajara un poquito a su intensidad, pero me temo que hasta ella la odia xd
    Bueno, y con esto doy por finalizadas mis acciones con Mao uwu
     
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    Entrenando Shinko no teme. Actúo con más fuerza y precisión de lo que llegue a verlo en combate.

    Se me ocurren razones para desconcentrarse en un combate verdadero. Pero no los acusarè por ninguna de ella, no ahora. Tengo confianza en que logrará estabilizarse.

    "Es amplia la diferencia. Pronto darè buena pelea, solo espera ". Digo tranquilo, fingiendo no molestarme mucho por el dolor de sus golpes. "Y gracias por no contenerte esta vez".

    Me separó del apretón y tomo distancia de Shinko mientras regreso la funda de la katana a su lugar. Y desenfundó.

    Acabo de tener un duelo. Pero solo bastó para hacerme remarcar más mí ineficiencia.

    "No creo a ver nacido para empuñar una katana". La emoción pareció irse de mí voz, entrando a la zona de mí mente de concentración. Entreno balanceando la katana un par de veces, moviéndome mientras finjo luchar contra fantasmas de mí memoria.

    "Odie la idea de matar, pero me adapte a eso. Ahora lucho sin preocuparme en cosechar una vida más usando mí katana".

    Atacar, defender, bloquear o esquivar. Sigo moviéndome mientras hablo. Sin bajar el ritmo, no, se podría decir que lo voy aumentando.

    Odie la idea de empuñar una katana para matar. Lo he pensado, si de verdad resultó ser así ¿Por què me robe está katana? ¿Què sería de mí vida sin ella?

    "Entrene y entrene durante largos años. En solitario o en compañía de unos mediocres maestros".

    El sudor se fue formando en mí frente y la katana se me zafaba de las manos, mí cuerpo llegaba a su límite, pero me propuse seguir. Ignorar ese límite y romperlo.

    Pero lo único que se rompió fue mí equilibrio. Caigo sobre ambas rodillas por culpa de una resbalón, clavando la punta de la katana en lo profundo de la tierra.

    "Y así me vez". Mí voz pareció quebrarse para mí. Labios temblorosos perdieron la fuerza de hablar y regular la respiración al mismo tiempo. "Un bueno para nada. Nunca seré un samurái o un guerrero".

    Un traidor, desertor y cobarde. Cómo samurái, he echo lo peor que se puede llegar a hacer. Abandonar a quienes debías proteger.

    "¿Y eso què?". Suelto en debilidad con una voz que pierde incluso con la más leve briza.

    Aprieto la empuñadura de la katana usando ambas manos, la arranco de la tierra y realizó un corte horizontal a la nada.

    "¡Yo sigo luchando!". Grito con furia en mí voz mientras voy reanimado mí entrenamiento, o desquite. "¡Y no me detendré! ¡Me ganaré el derecho de ser un alguien!".

    Mí movimientos no serán fluidos o hábiles, nunca lo han sido. Pero hay algo que no he echo nunca, trasmitir esta irá a mí arma. Eso es solo para mí mente y voluntad.

    "¡Te lo juro Shinko! ¡Si me confían su espalda!". Continuo gritando mientras continuo, seguiré hasta caer. "¡Ni pasando sobre mí cadáver les dejaré tocarla!".

    Estoy decido a protegerlos, pero soy un inútil. Enmendar mí error con está tercera oportunidad, luchar y caer juntos a los que aprecio.

    Y ellos me regresarán el mismo gesto. Me protegerán incluso si no lo quiero, ¿Verdad? No les voy a ser una carga. Nadie debe sacrificarse por mí, yo no valgo el precio de sus vidas.

    "¡¡Por qué soy un Fujiwara!!".

    Y eso mismo me es suficiente. Mientras estemos todos juntos.
     
    Última edición: 9 Enero 2021
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    Amelie

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    Pasillo del castillo
    (Takeda; Matsuda; Jiin; Mao y Shinrin)

    Jiin ya avanzaba por el pasillo junto a Takeda y Matsuda cuando escuchó la voz de Mao, la niña que acompañaba a Shinrin. Fue un gritó tan fuerte que seguramente los que estuvieran cerca podrían haber escuchado.

    "...Primer bruto... "

    Jiin se giró señalándose a sí mismo, pues aquello le resultaba algo que no esperaría de nadie, estaba acostumbrado a tratos más amables. Contuvo las ganas de querer sonreír pues la frase implicaba que no sólo él estaba siendo considerado como bruto. ¿Takano? ¿Rengo?

    La reprimenda de Mao continuó, haciendo que Matsuda sonriera; estaba de mejor ánimo y eso le alegraba enormemente. Takeda observó a Jiin, por un momento recordó en su expresión a algo que hubiera hecho Chikusa ante una acusación de ese tipo, parecía que una sonrisa se quería dibujar en su rostro; pero fue incapaz.

    "Eso era todo. Sí lo entendiste no hay por qué seguir hablando"

    Jiin permaneció allí, en la misma distancia que habían podido recorrer alejándose de ellas antes de que Mao le gritara, Jiin estaba perplejo, miró a Shinrin quien había cubierto su boca con su mano para disimular la sonrisa que Mao le había regalado ante el regaño a su hermano mayor, algo que jamás había visto a nadie más hacer además de Kato. Ni siquiera Takano le levantaba la voz de ese modo a Jiin.

    —Ni Kotono me habla así— dijo Jiin hacia Takeda y Matsuda, no lo suficientemente alto como para que Mao o Shinrin oyeran —Ya entendí por qué te diste cuenta que estaba envenenada, creí que era una niña tranquila. Me equivoqué— mencionó ante Takeda al recordar a Mao en las celdas.

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    Bufó mirando a los ojos serios de Mao a la distancia —¡Está bien, pequeña! —gritó para después sonreír juvenilmente hacia Takeda y Matsuda tapándose la boca para susurrar—Acabo de levantar la voz a una chica más pequeña que yo ¿Eso cuenta?

    Matsuda negó —No lo creo; pero ten por seguro que te mantendrá vigilado. A mi también me tiene ajusticiado porque la cargué y la lancé a un estanque.

    Takeda observó a Mao y Shinrin, sonrió. Jiin y Takeda lo observaron atónitos, mirándose uno al otro.

    —Seguramente también te amenazó en algún momento ¿Verdad Takeda? —dijo Jiin sacudiéndolo un poco, para seguir avanzando hacia las habitaciones superiores, perdiéndose lentamente.


    Shinrin permaneció junto a Mao, escuchó sus disculpas y luego sus halagos junto con una pequeña caricia en su cabeza —Aun me falta mucho que aprender de ti, Mao —sonrió —Todo mi cuerpo está temblando por lo poco que le dije, no puede ser que las palabras me hagan temblar; pero cuando lo abofetee mi cuerpo era una roca.

    Miró a Mao y afirmó —Kiba sabe cuidar de la herbolaria en mi ausencia, me quedaré aquí.

    Ambas se dirigieron a las habitaciones, era momento de descansar.



    Patio; exterior del complejo de la mazmorra
    (Riku; Shinko)

    Shinko no se sentía mal por contener su fuerza ante Riku, lo consideraba un igual. Después su semblante cambió al escuchar la voz apagada de Riku, lentamente se fue acercando a él mientras observaba sus movimientos al aire, hasta que resbaló y clavó su katana en la tierra. Iba a ayudarlo a levantarse cuando él mismo tomó la katana e hizo un corte al aire; Shinko sintió el aire de aquel roce.

    Las siguientes palabras lo hicieron sonreír, algo que llevaba tiempo sin hacer realmente; la mirada de Shinko se iluminó, en ella no dejaba de haber un dejo de tristeza pero aun así se notaba la vida. A diferencia de su mirada usual. Desenvainó su katana.

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    Miró a Riku y con la saya le dio un golpecito en las piernas; después le mostró la posición de ataque. Las piernas permanecían separadas pero con las rodillas dobladas ligeramente, haciendo una posición fuerte para recibir un impacto pero grácil para poder moverse con facilidad si se requería esquivar o brincar.

    Shinko comenzó a blandir su katana al frente; después miró a Riku y señaló con su índice su propia oreja. Después volvió a la posición y cerró los ojos. Volvió a blandir, el sonido de su katana en el aire era uniforme y rápido; cambia la dirección de la katana y crea otro sonido. El sonido, era algo hermoso, una melodía que en completo silencio se podía apreciar. Un sonido que Shinko podía seguir con facilidad.

    Así pasaron unos momentos, mientras Shinko corregía las posturas de Riku. A medida que pasaba el tiempo mayor era el cansancio, incluso en Shinko se comenzaba a notar.

    Shinko tomó su katana y comenzó a trazar en el suelo; como si de un jardín zen se tratara; pero en lugar de marcar patrones, mostró su caligrafía ante Riku.

    "¿Cuál es la diferencia entre un maestro y un aprendiz?"

    Shinko se aseguró de que Riku lo leyera, para después borrarlo con un movimiento en abanico con su pie; seguido de nuevamente la escritura con su katana.

    "El maestro ha fallado más veces de lo que el aprendiz ha intentado"

    Shinko lo miró y sonrió. El tampoco era aun un maestro, él también debía crecer y eso lo sabían ambos; porque debían alcanzar a Kirara y Taiyo. Porque Shinko también sentía lo que Riku, Shinko fue dejado atrás en la misión de ir tras Murai, pues en el fondo sabía que si los acompañaba sólo sería un estorbo. Debían crecer juntos.

    Kirara salió para encontrarlos; al parecer Taiyo cuidaría a Murai por la noche. Ella los observó y empezó a seguirlos a ambos, acostumbrados a la rutina de entrenamiento de los Fujiwara cuando ella era pequeña.

    Recordó a quienes ya no estaban allí; pero sobre todo agradeció por los que se encontraban presentes en ese momento. Al terminar, Kirara se dirigió al castillo con ellos, era momento de descansar y curar las heridas.



    Afueras de Kamakura
    (Hideyoshi; Kahia; Michizane; Goro; Tetsuo)


    Michizane negó —Descansemos por el momento, estamos cansados; ninguna decisión que tomemos así será la adecuada. Hablaremos por la mañana —dijo como una orden.
    Tetsuo miró nuevamente a sus alrededores, odiaba acampar, era incómodo; pero era necesario en los viajes largos, por lo que estaba acostumbrado, así que no renegó. Él también estaba cansado, él sólo recibir información y planificar también cansaba la mente.

     
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