Kanagawa Kamakura

Misato Aoyama

Mientras el día iniciaba pude ver algunos miembros del clan, salir de sus habitaciones y tomar sus rumbos, a una distancia muy cercana, Mao aguardaba a alguien mientras parecía evitar contacto alguno conmigo. No sabría si era a causa de su carácter o por la vergüenza aún presente por los acontecido en Tsu.

Iba a dirigirle un saludo pero un desaliñado Matsuda asomo su rostro y lo oculto con una vergüenza monumental, formé una pequeña sonrisa al ver su reacción, si hubiese sido más como mi hermana le hubiese dado una lección.

Luego vi a Hideyoshi, apenas quería verle al rostro pero en un deje de curiosidad vislumbre ciertas señales de haber sido tratado por una herida.

Mientras trataba de analizar que pudo haber ocurrido al final del altercado, el clan Tao también había despertado y a su lado Yin quien saludaba a todos con una reverencia.

—Buenos días Yin—me aproxime a saludarlo con una reverencia y sonrisa gentil—Espero que una noche de sueño haya sanado cualquier herida...ah claro además de tan vergonzoso evento—suspire bajando la mirada— de verdad me apena que tuviesen que escuchar tal ofensa cuando buscamos mantener un lazo tan especial...—le hablé con un tono bajo y personal, en ese momento le mire de nuevo a los ojos— se que tu no piensas que todo el clan sea tan...hostil, ustedes son más que bienvenidos...y nuestro país aprecia su cultura; se que lo sabes por nuestro paseo en el mercado.

Guarde un pequeño silencio.

—¿Está todo resuelto Yin san?—pregunte con notable preocupación, no tenía idea si la alianza pendía de un hilo tan delgado que solo el brillo de una katana bastaba para cortarlo, algo innecesario en aquel momento tan turbulento.

 

Togashi

Dojo

Fue cayendo en cuenta de que la música provenía de un sector apartado de la ciudad, donde los árboles predominaban surgiendo entre las hojas resecas de color escarlata. Cada paso que daba lo conducía a un paisaje ominoso, donde el aire era aplastante e invitaba a no adentrarse sin compañía. Pero él sentía que no podía dejar de avanzar, en su interior necesitaba llegar al origen de aquella melodía que sólo le traía malos recuerdos: su hambruna severa, las duras palabras de Takano cuando se conocieron, la muerte de aquella mujer, las lágrimas de desconsuelo de Takeda, el gran pesar que había sido Tsu.

Vio entonces la estructura del bosque. Las hojas crujían bajo sus pies para cuando, a lo lejos, distinguió a Takeda entrando al lugar. No tuvo duda alguna de que aquel edificio era un Dojo, pero Togashi no entendía por qué Takeda se había lanzado en soledad hacia un lugar como aquel, aislado, donde algo podría pasarle sin que se enterara nadie.

“¡M-Maestro!”

La voz en la lejanía lo conectó por unos instantes con la realidad. Giró la cabeza hacia los costados, buscando a quien había hablado, y casi se sobresaltó cuando vio al muchacho, Kuroki, saltando con increíble agilidad desde un tejado, para luego rodar por el suelo y empezar una carrera hacia el dojo. Togashi se hubiera preguntado en ese momento cómo era posible que ese espadachín tuviera semejantes habilidades acrobáticas, pero la música volvió a tenerlo ensimismado y aceleró el paso, ansioso por alcanzar a Takeda, por impedir que Kuroki cometiera otra locura. Absorbido por aquella música hermosa y terrible.


********

Salón carmesí rezaba la placa de entrada. Apenas llegó a leerla, pero lo hizo. Él y Kuroki llegaron al mismo tiempo a las puertas del dojo, encontrándose con una escena inquietante. Takeda se encontraba parado en el centro del lugar. No parecía él mismo: su cabello estaba desatado, su ropa descuidada y no mostraba la fortaleza inquebrantable que solía caracterizarlo. Pero más llamativo le resultó el hombre que aguardaba en la zona del altar. De cabellos largos y oscuros, de mirada fría, vestía un kimono de una blancura tan intensa y pura que le resultó fantasmal.

Kato Harima, no cabía duda alguna.

Junto a él se hallaba una caja de música que Takeda reclamaba como suya. En el momento que la cerró, Togashi sintió una extraña sensación, como si su mente hubiera sido liberada de un ahogamiento… ¿Acaso aquella música… lo había tenido en un trance?

Buscó la mirada de Kuroki, para corroborar si él también había pasado por la misma sensación. Pero notó que el muchacho, que tan furioso se había mostrado la noche anterior, en ese momento sentía mucho miedo. Para cuando volvió la vista hacia Takeda y Kato, se percató de que ambos se estaban alistando para un combate. Su señor pidió no interferir, a lo que Togashi tuvo que ceder al notar el tono de su voz y que pelearían con espadas de madera… Fue ahí que se dio cuenta de que la espada de Takeda estaba en la zona del altar… ¿Acaso se la habían quitado?

La batalla no tuvo el mejor de los finales. Su señor tuvo una derrota humillante y cayó desmayado en el suelo, incapaz de defenderse. Al verlo así, la mano de Togashi viajó con agilidad hacia la empuñadura de su katana, la espada que Takeda le había legado. Estuvo a punto de desenvainarla, pero se detuvo cuando Kato Harima les aseguró que no mataría a su señor. Togashi desconfiaba con justa razón, pero decidió no precipitarse. No estaba seguro de vencer a un hombre preparado como aquel. Él apenas había dejado de ser un debilucho muerto de hambre, todavía le faltaba entrenamiento para volver a ser quien era. Aquello le hizo sentir frustración, pero relajó su postura de combate.

Kuroki fue el primero en hablar, preguntando sobre la caja de música. Togashi seguía percibiendo el terrible miedo que el chico sentía, pero había que ser muy valiente para poder dirigirse a una persona como aquella con tanto terror encima. Él no sentía miedo, miraba a Kato Harima con suma tranquilidad, aunque su sola presencia disparaba sus alarmas internas.

También se adelantó, pero no saludó con una reverencia. No era asiduo a las cortesías, mucho menos con personas que eran potenciales enemigos.

—Kato Harima, mi nombre es Togashi —se presentó—. Le doy las gracias por permitirnos descansar en su castillo —decir aquello le provocó un sabor amargo, pero había que ser agradecido pese a las circunstancias—. Comparto la inquietud de mi compañero sobre la caja de música y la historia que hay detrás de su melodía. Pero además de eso… —clavó sus ojos en los de Kato, sosteniéndole la mirada con templanza férrea—. También me gustaría saber sobre los demonios carmesíes. Teniendo en cuenta el nombre que recibe este salón, supongo que no habrá motivo para no compartir un poco sobre la historia que distingue a este lugar —aquello podía pasar por una inocente curiosidad de un hombre débil y confundido, pero lo que pretendía era recabar información para entender contra qué estaban peleando. Todo parecía sobrenatural en Kamakura.

>>Por último, y sin ánimos de conflictos, considero que es mejor que Takeda se quede con nosotros.

Aquello no era una petición. Su señor seguía inconsciente en los brazos de Kato. Prefería mantenerlo lejos de sus garras, pero al mismo tiempo evitando pelear. No quería poner en peligro a Kuroki.

 

Natsu Gotho

El olor dulce de las herbolarias siempre tendía a relajarlo un poco, dando un vistazo superficial a los presentes, escuchando la voz escandalosa de Rengo. La persona de su pesadilla, tenía cierta similitud, aunque fuese una mujer sino mal recordaba, no parecía ser mayor a ese niño alegre que comenzaba a provocar extrañeza al recordarle los desagradables agradecimientos constantes que había recibido el día anterior, mirando a Takano.

—El abrigo —habló plano, sin sentir la necesidad de señalarlo—. Lávalo y me lo regresas. O dile a tu mujer que lo haga.

Permaneció en el marco de la puerta, sintiendo la brisa de la mañana con los primeros rayos del sol sobre su espalda, volviendo su filosa mirada al más joven.

—Rengo, muévete —le llamó con parsimonia, evitando decir explícitamente el que necesitaba hablar con él, sin Takano y Yuzuki de por medio.

 

Herbolaria (Takano; Yuzuki; Rengo; Natsu)
Interior

—Sé cómo es— mencionó Rengo a Yuzuki mientras observaba a Natsu y luego a Takano.

Takano apretó sus puños molesto por el comentario de Natsu —Yo no pedí que me cubrieras con tu ropa — después se cruzó de brazos —Pero bien, ese será el favor que te debo entonces, estará limpio.

Rengo miró por un instante la piel de lobo de Kohaku extendida en el suelo; su sonrisa desapareció, pero trató de ocultar su pesar en el momento que escuchó la voz de Natsu hablándole, con cualquier otra persona no respondería ante la orden, pero entendía a Natsu y sabía que quería. Abrazó a Yuzuki y se separó de ella con una sonrisa.

—Ven, vamos al jardín —Dijo guiándolo hacia la parte trasera de la herbolaria, Kiba los siguió al exterior, Rengo deslizó la puerta detrás de ellos, dejando a Takano y Yuzuki en el interior.

—Vamos—dijo Takano a Yuzuki —Debemos ir al castillo como bien dices.

Justo cuando iban a salir, Shinrin entró, sus ojos estaban rojos, no de llanto sino de falta de sueño.

—¿Es cierto lo que ha hecho Rengo? —preguntó Shinrin hacia Takano, quien estaba visiblemente confundido.

—¿Enfrentarse a Kato? Así fue, él fue quien casi mata a nuestro hermano — mencionó Takano mientras Shinrin negaba

—No, la razón por la que nuestro padre lo hizo —miró a Takano y a Yuzuki, esperando que alguno contestara algo que ninguno sabía respuesta.

—Rengo mató a Hana; a nuestra tía, a la madre de Takeda — Sus palabras fueron tajantes, estaba molesta —Ayer hablé con nuestro padre por eso le atacó.

Takano llevó su mano al cuello, recordando como fue noqueado frente a Hana, incapaz de salvarla de su agresor. Recordó todo lo que Takeda le dijo, en como se levantó a defenderlo. Recordaba lo mismo en Kamakura, frente a Rengo.

"¿Este es tu mejor movimiento Takano? ¿Qué más esperaba de ti? Siempre me has decepcionado"

Takano desvió aquel vago recuerdo mientras trataba de entender la situación, ¿Sería Rengo capaz de lastimarlo a él para avanzar y matar a Hana? Miró a Yuzuki, no podía decir nada para defenderlo; Rengo nunca les dijo sus movimientos, no les dijo sus motivos de salir de Kamakura —No pudo heber sido él ¿cierto?

---

Herbolaria (Rengo; Natsu)
Exterior

Avanzaron por el jardín mientras Kiba los seguía de cerca; había varios ingredientes a la mano pero Kiba era el guardián de la herbolaria y no dejaría que nadie los tomara. Rengo se sentó en una piedra junto a una fuente de bambú, la cual sonaba constantemente mientras llenaba de agua de río aquel pequeño estanque.

​

—¿Tuviste un mal sueño?—mencionó mientras se limpiaba el rostro con agua fría de aquella fuente.

• Takano
• Yuzuki
• Rengo

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Insane Hitori

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Mazmorra
(Kenzaburo)

Murai afirmó —Estoy de acuerdo, se necesita un líder humilde; pero todos inician así, creen que cambiarán al mundo, que su justicia es la correcta. Hasta que empiezan a escalar posiciones, y se dan cuenta que no se puede tener a todos contentos, y que alguien debe ser sacrificado para cumplir con su visión. ¿Sabes que los une a ustedes como clan? No es la lealtad a Takeda, al menos la mayoría de los presentes no darían su vida por él. La razón por la que están unidos es por el odio —sonrió ampliamente —un odio a los Taira más grande que cualquier castillo en Japón; es por eso que están bajo el apellido de Minamoto. No son un grupo de altruistas que buscan la paz.

—Es evidente que siempre está el más grande en su área; así como a Kato lo consideran el mejor espadachín; o como a mi el mejor en venenos, Kaze es en el arte del ninjutsu —sacudió la cabeza — Seguramente ese no es su verdadero nombre, seguramente nadie conoce su verdadero rostro ¿Cómo alguien que no sepa ninjutsu puede saber de él? Sólo si esa persona quiere ser encontrado, diría que tu amiga sólo ha sido el conducto de algo que el mismo Kaze quiere provocar, quiero que lo busquen, no quiere simplemente presentarse ante ustedes—sacudió sus cadenas —Puedo ayudarte a encontrarlo, pero es una lástima que yo muera hoy.

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rapuma

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Interior del castillo
(Clan Tao; Clan Azai; Clan Fujiwara; Hideyoshi; Misato; Heya; Daichi; Mao; Matsuda; Kohaku)

Matsuda afirmó hacia Mao —Fue al interrogatorio la noche anterior, si no está en las habitaciones seguro sigue en ese sitio, así como cuando Ukita y yo hicimos guardia en Nara cuando él estaba en la celda — mencionó recordando su primer memoria de Kenzaburo —Pero no sé en qué parte está la celda aquí en este castillo — dijo mientras observaba como Riku y Kirara salían de su habitación, parecían discutir algo —Pero seguramente ellos sabrán dónde es.

Kirara observaba a Riku para después sacar su tanto y juguetear con él entre sus manos —Entonces piensas desangrarlo, es un poco brutal; el corte limpio con la katana es lo que quiere Takeda —aun así le extendió el tanto —En cuanto hacerlo ahora yo también lo veo más que prudente; espero Takeda esté allí, no quiero esperarlo porque se quedó dorm... —de pronto los recuerdos bajaron a su mente.

"Ven temprano al dojo, ahí probaré tu resolución"

—Riku, yo iré al dojo; tu espera en la mazmorra— dijo para prácticamente salir corriendo después.

Mientras tanto Yin recibía a Misato con una sonrisa —Señorita Aoyama; sé que los demás tienen sus propias opiniones acerca de nosotros. Sólo que no esperábamos que tales palabras provinieran de alguien tan cercano al señor Minamoto —se notaba triste — Pero mi opinión de ustedes no cambiará por la opinión que tenga una persona hacia nosotros, sólo que debía apoyar la decisión que tomara mi hermano, pues es el líder del clan Tao. Por fortuna el señor Soga y mi hermano llegaron a un acuerdo, la alianza entre clanes sigue en pie. Sólo nos queda limar asperezas y seguir adelante— sonrió —Me alegra que ese no fue nuestro último paseo juntos, hubiese sido una pena.

Los Azai también salieron de su habitación, al ver a Hideyoshi despierto se acercaron a él —Debemos ir al dojo, la pelea se llevará a cabo muy pronto— mencionó Tetsuo emocionado.

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Kuno Vizard Mori Gigi Blanche Monpoke John Whitelocke

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Dojo
(Takeda; Togashi; Kuroki)

Kato escuchaba a Kuroki sin mirarlo —De lo que deberían lamentarse es que no son capaces de hacer nada por él —se giró clavando su mirada en Kuroki, aun más fría que la de Takano, al menos en la de Takano había enojo o desesperación; en la de Kato no había nada, era un pozo de agua profunda —Son tan débiles que sólo pueden ser espectadores.

No respondió a lo de la caja musical —El camino marcial practicado por los guerreros se basa en formar un espíritu invencible y una voluntad a toda prueba. Aquel que ataca con emociones no podrá dominarlas —mencionó mientras observaba a Takeda.

Enfocó su mirada en Togashi — Te comportas conmigo como si yo les hubiera dado la sensación de que eran bienvenidos, eso me muestra que detrás de la firmeza en tus palabras, también hay miedo —Dijo lanzando a Takeda a brazos de Togashi —Vayan a la herbolaria, allí lo atenderán— dijo sin responder a ninguna de las preguntas de la caja musical, de historia o demonios carmesí; avanzó para recoger el bokken que había utilizado Takeda, y colocó todos nuevamente en el lugar que correspondían, para después volverse a sentar en el altar —No planeo alejarlos de Kamakura, han superado el bosque y eso les da derecho de permanecer aquí. Pero si alguien de su clan se acerca a mi dojo sufrirá las consecuencias.

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Gigavehl Bruno TDF

• Kirara
• Murai
• Riku
• Inosuke
• Hideyoshi
• Takeda
• Misato
• Heya
• Tetsuo
• Shinko
• Matsuda
• Taiyo
• Natsu
• Kohaku
• Kuroki
• Mao
• Togashi

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Mao/Masuyo Kobayashi
Sección de habitaciones --> Mazmorras

Escuchó las palabras de Matsuda con atención, soltando con suavidad el aire por la nariz. Vaya, que quedarse en las celdas por elección propia toda la noche, llegaba a parecer que hasta le gustaba el asunto. Soltó un suspiro, bajando la mirada, cuando dijo no saber dónde se encontraban. Para su suerte, no demoró en mencionar a quienes si lo hacían, y su vista viajo hasta ellos con rapidez. Riku iba hacia la mazmorra.

—Gracias —dijo con sencillez, con aquel tono plano, pero genuina.

Direccionó sus pasos hacia Riku, siguiéndolo a una distancia prudente. En cuanto pasó al lado de Misato le dirigió una mirada entornada, rápida, con la seriedad que solía mostrar cuando lograba centrarse.

—Contigo tengo que hablar después —soltó a buen volumen, algo tosca, y no se detuvo siquiera a esperar respuesta.

Se centró a seguir a Riku hacia las mazmorras, con aquel caminar firme y silencioso que aprendió desde pequeña. Las ganas de estar al lado del viejo ese día no eran normales.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Interior del castillo

Encontró a los Azai fuera de la habitación. Todavía tenía la imagen de esa pesadilla en su mente, pero quería volver a la realidad.

—¿A Kenzaburo no lo han visto, no? Qué más da, en algo deberá andar. Vayamos al dojo entonces, se nos ha hecho algo tarde presumo.

Llegaba la hora de presenciar la muerte de Kato Harima. ¿O acaso estaba terriblemente equivocado?

Contenido oculto: Movimiento

Al dojo

 

Riku

Me quedo pasmado unos segundos observando la espalda de Kirara alejarse.

Con tal siemple acción, una ventana de opciones invadieron mí mente. Kikira no alguien de quien deba ir por detrás cuidando, tengo plena confianza en su fuerza, lo que temo es algo diferente. Mucho más haya de esa simple corrida.

... ¿Temo?
Sacudo la cabeza quitándome ese sentimiento de la cabeza. No es propio de mí pensar tan a futuro.

Mí mente no se encuentrá en el lugar correcto está mañana.

Me tomo un poco más ordenar mis pensamientos y opciones, pero no hay porque de partirme en dos y hacer todo solo.

Meto medio cuerpo a la habitación detrás de mí, donde todavía se encuentran Taiyo y Shinko, totalmente dejado de lado en esta situación.

"¿Què...". Me detengo dándome cuánta que encuentro complicado el reunir las palabras correctas. Quedé en blanco hasta poder reunir mejor las palabras, repasando lo dicho antes de que corriera. El tiempo no es algo que deba tirar ahora. "¿Que tanto confían en la intuición de Kirara? Acaba de salir corriendo al hablar de Takeda, no me preocupo por ella, pero...".

Saco la cabeza de la habitación y miro al exterior por todas direcciones, apurado para salir de aquí, para ruego volver a meter la cabeza y mirar los tres a la cara.

"Lo siento... Yo... yo debo irme a la mazmorra". Digo de forma rápida, sin apenas lograr contener mis emociones. "Cuídense...". Diciendo lo último en un pequeño susurro, salgo de corriendo.

Esperando dar con Takeda en la mazmorra. Que el presentimiento de Kirara sea erróneo, que nada está sucediendo a nuestras espaldas. Me alejo de todos, en sigilo, y evito llamar demasiado la atención.

No voy a fingir no notarlo, no ahora cuando estoy atento a aquello que me rodea. Uno del Clan Minamoto me sigue, uno de los varios jovenes de ese clan, desde antes tomara la precaución de eso.

¿Debería perderla? Ya dejen de darme razones para pensar.

 

Togashi

Dojo

Las palabras de Kato eran duras e hirientes. Mantuvo la compostura incluso cuando el señor de Kanagawa lo espetó diciéndole que también sentía miedo por la forma en que lo trataba. No replicó, pues en su fuero interno sabía que cualquier enfrentamiento tenía altas probabilidades de acabar con una muerte inútil. Él no deseaba eso.

Extendió los brazos para atrapar con rapidez a Takeda, evitando así que su cuerpo inerte impactara contra el suelo y terminara más lastimado de lo que ya estaba. Pero seguía teniendo flaqueza en sus músculos mal nutridos y cayó sobre una rodilla ante el peso de su líder, pese a lo cual ninguno de los dos sufrió más percance que la humillación. Togashi observó con seriedad el rostro de Takeda, cuyas facciones surgían entre los desordenados mechones de cabello rojo. Se notaban los resabios del gran estrés por el que había estado pasando aquellos últimos días, teniendo que lidiar no solamente contra un enemigo, sino con las asperezas dentro del propio clan. Negó con la cabeza, recriminándose por no poder ayudarlo de una mejor forma, para luego pasar unos de los brazos de Takeda por sobre su hombro e incorporarse con él.

Kuroki por su parte siguió hablando. Togashi sintió la tentación de decirle que parara, que era inútil conseguir algo de parte de Kato Harima, quien no había respondido ninguna de las preguntas que le hicieron. Pero entonces recordó a Satou y prefirió guardar silencio, no era quién para decirle al chico cómo debía comportarse. Esperó la respuesta de Kato, sosteniendo con firmeza a Takeda, seguro de que no lastimaría a Kuroki.

 

Kenzaburô



—A Takeda aún le falta trayecto, aún tiene que recorrer terrenos oscuros. Se dice que el que no fue ronin alguna vez en su vida, nunca podrá entender los caminos lejos de la ética y moral del samurái promedio; y es necesario que un líder conozca todos los caminos posibles. Sí, es joven. Y cometerá muchos errores... pero eso lo hace confiable: alguien que se equivoca e intenta enmendar su error. Pero el que nunca comete errores, ése es el hombre peligroso.

Se sentía extraño. Siempre que hablaba en nombre de Takeda el sentimiento que lo embriagaba le engrandecía el pecho y sus pulmones se llenaban de aire para poder hablar de más. Eran palabras que salían de su corazón, algo similar que sucedía al hablar de Mao. Se preguntó, por pequeños momentos, si defender a alguien en su ausencia lo convertía en un ser querido. Kenzo empezó a sospechar que sí. Y esa idea lo obligó a hacer una mueca extraña.

—Dime cómo poder dar con él. —se acercó a Murai. —No puedo soltarte. Cometería traición. —dijo con firmeza. —Pero sí puedo retrasar tu ejecución, al menos más tarde de lo normal. Ésa es la condición que me diste a cambio de información. A cambio del arte del cuál te dices ser el mejor. —sonrió con lástima; un gesto extraño en él. —Podrías haber sido de nosotros, Murai. Eres un talento que se desaprovechara

 

Natsu Gotho

¿El favor que me debía? Le miró con mala cara al torcer los ojos, al parecerle estúpido el creer que con la lavada del abrigo estaban a mano de que le hubiese salvado la vida. sin embargo, Rengo acaparó su atención de nueva cuenta, escuchándolo para ingresar y seguirle los pasos, sintiendo a Kiba acechando como un animal guardián tras ellos.

Frenó entonces al verlo detenerse a él, mirando de forma superficial aquel jardín mientras enterraba las manos dentro del kimono.

—¿También tú? —susurró refiriéndose a la pesadilla de la noche pasada.

Pero no venía a hablar de eso.

Cerró los párpados entonces, adentrándose en su mente, buscando en ella la puerta que había cerrado hace poco tiempo y quería abrir de nuevo al estar Kiba presente, procurando no dar ni un solo paso en falso.

Rengo no era estúpido, debía suponer por qué estaba ahí.

 

Herbolaria (Takano; Yuzuki; Rengo; Natsu)
Interior

Shinrin los observó esperando que reaccionaran de otro modo —Trae a todos los herboristas del clan, podré ayudarlos a mejorar —mencionó a Yuzuki antes de que se fueran hacia el castillo.

Se dirigió a las cajoneras y buscó unas cosas antes de dirigirse al jardín. Buscaba algo en una de las mesas y se alarmó al no verla dónde la había dejado. Cuando se giró para pedir explicaciones de Takano o Yuzuki estos ya no estaban allí.

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Herbolaria (Rengo; Natsu)
Exterior

Rengo sonrió —Hey Natsu, yo...— se distrajo en sus pensamientos y negó aun sonriendo.

—¿Quién estaría alegre de ser esclavizado de ese modo? —decía Rengo hacia Natsu —Por eso conseguir su poder es tan peligroso— Hubo un gran silencio.

Rengo rio —También iba a hacer lo mismo contigo —Hubo un gran silencio nuevamente.

Rengo recargó su codo en el hombro de Natsu, dejando caer su peso en él — Porque hay obscuridad en ti, así como también la hay en mi; por eso debía matarte, no era personal, bueno si, un poco—Hubo un gran silencio nuevamente.

—Siempre debe haber uno en la familia —mencionó Rengo separándose de Natsu —Cuenta tu historia, no cuentes la mía ¿O acaso yo ando contando la tuya con todo el mundo? No— dijo con firmeza para después volver al silencio.

Rengo suspiró mientras miraba a sus alrededores; entrelazó sus dedos detrás de su espalda mientras caminaba sin ver a Natsu directamente —Aoi era la hermana mayor entre Kato y Hana; Aoi estaba destinada a ser la esposa del futuro líder del clan Minamoto. Pero Aoi murió y fue Hana quien tuvo que asumir el rol como esposa del líder del clan —se detuvo —Hana, era mi tía. Era madre de Takeda— un silencio.

—Debo destruirla — Dijo Rengo avanzando nuevamente hacia Natsu. Otro silencio.

Rengo sostuvo el hombro de Natsu y lo miró con seriedad, algo inusual en su personalidad —En Iwakura te lo dije, nosotros, quienes avanzamos en un camino gris; el bien o el mal no son un significado, nuestras acciones van más allá de lo que una simple persona pueda entender. Así que te pregunto ¿Estás de mi lado en ese camino o tratarás de detenerme?

• Takano
• Yuzuki
• Rengo

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Insane Hitori

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Mazmorra
(Kenzaburo; Riku; Mao)

Murai miró a Kenzaburo con la mirada alta a pesar de su condición deplorable —Mi talento; bakemono jutsu, la técnica fantasma; el arte del disfraz para infiltrarse en cualquier parte, morirá conmigo—dijo con desánimo —Todos somos talentos desperdiciados estando ante una guerra; pues nuestros talentos se emplean en esta. Yo podría ser un simple herborista, en un pequeño local en Toyama; no tendría que escabullirme ni utilizar una katana. Estaría allí de mañana a noche, comería por la tarde con mi familia mientras nos contamos el día a día —sonrió, en esta ocasión era sincera —volvería a la herbolaria a investigar nuevas recetas; mi rostro sería reconocido por todo Japón, y no sería invisible como lo soy. Pero la vida es así, nacimos en guerra, y esto es lo que toca —la sonrisa se desvaneció —Escucha bien esto, pues confiaré en que seas lo suficientemente inteligente para descifrarlo— Murai se acomodó lo mejor que podía pese a su estado, enjuagó su boca y escupió la sangre seca que le molestaba —Cuando golpeen los shinobi de Iga, serán como relámpagos cayendo con estruendo sobre la montaña de Sawa— miró a Kenzaburo esperando una reacción.

—También tengo un pequeño poema para Takeda, quien sólo piensa en su cuerpo, verá como su cuerpo aprisiona su espíritu —Murai miró al techo al escuchar unos pasos acercándose; después esos pasos se hicieron presentes en la escalera, era Riku. Murai volvió a tensarse —Cuando creí que pasaría mis últimos momentos en compañía de una persona inteligente —mencionó hacia Kenzaburo —Si vas a hacer cambio de guardia con este salvaje mejor dame la daga y me mato yo.

Otros pasos se hicieron presentes sobre Murai; este podía percibir el sigilo de ambos, primero los de Riku y ahora los de esta persona detrás suyo. Pasos discretos pero aun inexpertos para un profesional.

Mao había logrado seguir a Riku a las mazmorras.

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rapuma Monpoke Mori

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Interior del castillo
(Yin; Taiyo; Shinko; Misato; Heya; Daichi; Matsuda; Kohaku; Jiin)

Taiyo escuchó las palabras de Riku, miró a Shinko quien aun dormía, así que se mantuvo a su lado. Y antes de que pudiera contestarle algo, este ya se había ido. Sabía que podía confiar en ambos, tanto en Kirara como en Riku. Inosuke se mantuvo en la puerta con las orejas gachas.

Matsuda observó como Mao seguía a Riku; mientras tanto Misato conversaba con Yin, eso lo tranquilizó, sabía que los Tao entendían la postura de los demás dentro del clan. Después observó como Hideyoshi avanzaba junto a los Azai fuera del castillo; aquel trio ya le preocupaba así que comenzó a seguirlos.

Jiin había vuelto a las habitaciones, sin éxito para encontrar a Takeda, justo cuando decidía salir se encontró con Takano y Yuzuki. Jiin sonrió al verlos juntos, y los abrazó con fuerza sujetándolos de la cabeza para acercarlos a la suya; estaba tan agradecido de verlos.

—Takeda me dijo del incidente con Murai — dijo sin soltarlos — ¿Para que los saco de Kamakura si regresan para estrujarme el alma? — sus palabras eran las que sólo un padre amoroso podría decir. Estaba apurado pero no podía recibirlos sin un abrazo. Los soltó para mirarlos con detenimiento; quería decirles tantas cosas pero la situación apremiaba.

—No encuentro a Takeda— mencionó Jiin alertando a Takano.

—Iba a enfrentar a nuestro padre— dijo Takano girándose en su eje hacia la salida —Síganme. Ese inútil decidió enfrentarse a él sin ninguna estrategia. En verdad ¿Por qué nadie en este clan me escucha?

Jiin corrió detrás suyo, preocupado por lo que escuchaba de Takano.

Yin miró aquello y miró a Misato —Señorita Aoyama, el clan se está moviendo con premura; creo que deberíamos seguirlos.

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Gigi Blanche@Kuno Vizard

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Dojo
Interior
(Takeda; Togashi; Kuroki)

Kato bufó, una reacción que Kuroki y Togashi habían visto innumerables veces hacer a Takano. Se volvió a levantar para mirarlos; Togashi había permanecido en silencio, sosteniendo con debilidad a Takeda, aquello lo tenía sin cuidado; pero las palabras de Kuroki estaban comenzando a ser molestas.

—Desenvaina tu katana— dijo con seriedad —¿Quieres ver la valía de tu sable? Úsalo, y te diré de que está hecho. Ataca, si es que dejan de temblar las piernas.

Contenido oculto: Kuroki

Si atacas, pues ya sabes... dado de 15 de ataque; 10 de defensa y tus dos dados de 5 de suerte y esquive
Que te agarren confesado. Aun no muestro ni estadísticas ni habilidades de Kato así que vas a ciegas.

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Dojo
Interior
(Zeng; Ujihisa; Kirara; Clan Azai; Hideyoshi; Jiin; Takano; Yuzuki)

​

Mientras tanto los demás comenzaban a reunirse en el exterior sin haberlo planeado. Zeng y Ujihisa caminaban con calma entre las hojas secas; mientras que Kirara corría detrás. Zeng la detuvo extendiendo su katana.

—Nunca llegues agitada a dónde se lleva a cabo un combate — mencionó Zeng mientras Ujihisa recogía hojas, revisando si eran algo que podía usar en medicina. Matsuda fue el siguiente en llegar, miró a los presentes e hizo una reverencia para seguir avanzando.

Después llegaron Hideyoshi, Tetsuo y Terunobu —... Es el momento que estábamos esperando — mencionaba Tetsuo denotando su emoción por aquel combate; pero su alegría desapareció al ver a Zeng frente a ellos.

Por último llegaron Jiin, Takano y Yuzuki —Esto no es un espectáculo — mencionó Takano.

Jiin hizo una reverencia ante los presentes —Mi nombre es Jiin Harima; en nombre de mi padre advierto que el entrar armado al dojo sin una invitación es considerado una ofensa al maestro del dojo, aquel que entre con agresión será desafiado inmediatamente. Con esta advertencia, entre aquel que esté dispuesto a afrontar las consecuencias.

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Gigavehl Bruno TDF Hitori John Whitelocke

• Kirara
• Murai
• Riku
• Inosuke
• Hideyoshi
• Takeda
• Misato
• Heya
• Tetsuo
• Shinko
• Matsuda
• Taiyo
• Natsu
• Kohaku
• Kuroki
• Mao
• Togashi

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Misato Aoyama

—Me alegra que todo esté resuelto—dije al saber sobre la estabilidad de la alianza, pero antes de decir algo más note de soslayo la mirada seria y directa de Mao.

¿Hablar más tarde?

Enarque una ceja por su repentino aviso, no sabría que decir salvo esperar, ella fue tras los pasos del hombre ebrio seguramente hasta la mazmorra. A medida que la mañana avanzó vi sorprendida a un Takano más saludable en compañía de Yuzuki, seguramente vigilando su salud.

Entre la charla que todos parecían tener, figuraba el nombre de Takeda quien debe estar ¿Enfrentando a Kato?

—Oh por Izanami.

¿De verdad era buena idea ir tan campante a enfrentar a un guerrero capaz de desarmar con un simple pestañeo? Sabía que ya en ese instante los problemas estaban servidos.

—Kuroki...—mencione respondiendo preocupada a Yin—el también está tras Takeda.

Gran parte del clan se movilizaba hasta el dojo y era mejor llegar sin pérdidas de tiempo.

>>De acuerdo Yin vamos con ellos...

 

Riku

Contengo un gruñido por el último comentario de Murai. Si el suicidio es lo mejor para él, obvio no lo dejaré seguir ese curso. Al menos ya volvió a estar consciente.

Me sentí tentado a responderte. Como piensa manejar una dada teniendo las manos esposadas, espero no intente nada...

Pero la ausencía de Takeda se me hizo obviamente clara. ¿Se metió realmente en algo?

Kirara me pidió esperar, no que me adelantará y acabara con su vida ahora mismo. Por otro lado, tampoco quiere atrasar su muerte otro día más.

Esperaré. No seré consciente de que estará sucediendo fuera de aquí. Pero Murai morirá antes del medio día, con o sin Kirara presente.

Me acerco frente la celda y recuesto la espalda contra la pared, observando a Murai. Sus cadenas en manos y pies, esperando encontrar a la vista todo en la misma condición de anoche.

Paranoia. Eso refleja mi estado actual. Va sucediendo mucho sin que permanezca consciente, el escape de este desgraciado no es algo que sumarle a esa lista.

Mantengo el silencio. Sin dirigir palabra a nadie que no me busque.

 

Kenzaburô

Oyó con parsimonia las palabras de Murai y no pudo evitar nostalgia. Mientras le oía hablar sobre un mundo paralelo, en el cual el oficio era otro y su vida otra, Kenzo regresó a la aldea que lo había visto nacer. Recordó a sus amigos, correteando siempre por el bosque, jugando en el río; a su madre, con una paciencia enorme al enseñarle caligrafía china. Y a su padre. ¿Qué hubiera sido de la vida de Kenzaburô si no habría atravesado tanto dolor y sufrimiento? Al menos Murai tenía esa visión de su posible vida sin haber guerras de por medio. El ronin no podía imaginarse otra vida más que la del sable.

—Me ves como un gran pensador, Murai. ¿No ves lo bruto y tosco que aparento? Los enigmas nunca fueron lo mío. —repitió el acertijo. —Espero poder entenderlo cuando haga falta, presiento que la guerra no es en un solo frente tal como pensamos. Estamos tan enceguecidos con el odio y la venganza que apenas podemos ver más allá de nuestra propia nariz. Pensaré en el acertijo.

Luego se quedó mirando las reacciones de Murai, miraba el techo como si estuviera analizando, no, escuchando algo. Kenzo intentó poner atención aunque no oía nada. Luego escuchó los pasos de alguien, pasos a los que Murai se había adelantado. Apareció por la puerta el sujeto que había golpeado al Taira, del clan Fujiwara. El ronin gruñó.

—No es el cambio de guardia. —y tensó los músculos de su brazo derecho, colocando una mano firme sobre el pomo de su katana. Pensó que el samurái había venido a robar la vida de Murai, pero Kenzo estaba dispuesto a defenderle hasta la hora del juicio final; ejecución que sería llevada a cabo con Takeda.

Relajó la postura al ver que simplemente entró y se quedó allí. El ronin frunció el entrecejo, pensando que ya Murai dejaría de hablar y compartir información. Pero entonces reparó en otra figura más, a un lado de la celda.

—¿Mao? —musitó con asombro. —¿Que haces aquí? ¿Estás bien?

 

Contenido oculto

Ni sé si hace amena la lectura, pero no podía evitar poner la canción que me recuerda al dúo (?)

Bien pueden escucharla después de leer el post o ignorarla olímpicamente

Mao/Masuyo Kobayashi
Mazmorras

Siguió los pasos del ebrio, quien hasta para su sorpresa se veía sobrio, con sumo sigilo. Tuvo que adelantar el paso una que otra vez, para no perderlo de vista, pero aquellas acciones no generaban un aumento de los sonidos que provocaba, aunque bien podía el tipo terminar por sentir su mirada fija en la nuca.

Llegó donde los demás con un poco de retraso, solo con pensar que estaría frente al asesino de Chisuaka le encrespaba los nervios mientras la boca le sabía amarga, pero hizo lo posible para no exteriorizarlo. Con los puños cerrados con fuerza y sus pupilas apenas visible por los párpados entrecerrados, escuadriñó la sala en total silencio, intercalando un par de veces la mirada entre Riku y Murai. Había que ver como no se molestaban en ocultar esos rasgos asesinos, aunque ella tampoco lo hizo con todo el odio que volcó hacia Murai solo con mirarlo.

En cuanto escuchó la voz de Kenzo dio un pequeño respingo, sin exclamar nada, y volvió a clavar su vista en el mayor. No se veía muy diferente a la cara de perro rabioso habitual, aunque eso de por sí era reflejo de su miedo y desconfianza, más que de templanza. Kenzaburo debía saberlo muy bien.

"¿Es que acaso no puedo venir a ver como estás, estúpido?", contuvo sus palabras, solo por que la presencia de Murai la incomodaba, aún así saco un leve quejido molesto, sintiendo como la segunda pregunta le afectaba más.

En parte estaba ahí por eso, ¿no? Porque la noche anterior no había estado nada bien y en la madrugada le pateó los sentimientos una imagen onírica; porque en ese momento Kenzo era lo más cercano a un refugio seguro y necesitaba saber que estaba bien para estar tranquila, pues no importaba cuantas cosas denigrante le dijera ni amenazas le tirara, no podría soportar que algo grave le llegara a pasar.

Bajó la mirada en cuanto terminó de procesar ambas preguntas, destensado un poco las manos, dejando que un deje de la tristeza e impotencia de la noche anterior se filtrara en su rostro desafiante, tosco y agresivo. Solo por ser Kenzaburo.

Se acercó con los pasos amortiguados, aún cabizbaja, y una vez estuvo a poco centímetros de él dejó escapar el aire contenido con suavidad. Alzó el rostro con lentitud hacia los ojos de Kenzaburo, tan opacos y oscuros que contrastaban con los suyos. El amarillo de la chica no era capaz de ocultar su preocupación, cosa que tomó la delantera ante el malhumor y la pena, está última siendo la más sutil de todas.

—¿Tú estás bien? —estiró la mano con lentitud para acariciarle la mejilla, la voz le salió más suave y dolida de lo que esperaba, por lo que no pudo evitar tragar con cierto nerviosismo. El gesto era dulce. Enterró las manos entre sus prendas, dejándolas descansar ahí, devolviendo su vista al suelo alejándose un paso. Sintió el daruma entre sus manos y luego volvió a soltar el aire con suavidad por la nariz.

>>Anoche... estaba muy preocupada, eso es todo —sinceró en un murmullo, sin ser nada específica, pero lo que había dicho no era mentira.