Mao/Masuyo Kobayashi Cuando Takeda le sonrió gustoso de pronunciar su nombre, Mao no pudo hacer más que devolverle la sonrisa con suavidad, las sonrisas del líder siempre eran gratas de ver. Después no supo cómo tomarse la sorpresa de Kirara, así que volvió a su mirada amargada habitual y se encogió de hombros, desviando la vista a las llanuras. Sintió una leve culpa cuando se burlaron de Takeda debido a que se presentó por sí misma, de haber sabido que lo ideal era que los presentara él se habría mantenido en silencio. A causa de la idea de Hinata, se dirigieron al dojo para celebrar la reunión de los clanes. Tras atender las heridas de sus compañeros con la ayuda de Kirara se sentó algo apartada de la multitud, aunque no demoró en conseguir compañía. Kenzaburo se sentó a su lado, llamando así su atención, su constante rostro amargo se suavizo en cuanto se percató de la dulzura en la mirada ajena. Cuando le abrazó por el hombro Mao recostó su cabeza en el costado ajeno, cerrando los ojos de paso. Dio un suspiro al escuchar la palabras del ronin. —Fue inesperado, hace años que no le veía —respondió con una voz firme, pero baja. No quería que cualquiera escuchara—. Un momento me preocupó, no sabía con quién me encontraría, qué pensaría... Me alegra que siguiera siendo mi padre, que no me odiara. Volvió a abrir los ojos, encontrándose con Kenzaburo acariciando con mimo al perro, para después halagar a sus compañeros. Aquellos gestos provocaron una sonrisa amplia en la chica, verlo cómodo alrededor de sus compañeros le era casi calmante. Entonces, la conversación en la mesa se tornó al tema que ya habían tratado en Nagano, sobre si aliarse o enfrentarse a Kato Harima. Su nombre parecía estar rodeado de malos comentarios, sonaba peligroso y era palpable la presión que sentía Takeda. Mao se mantuvo en silencio, bebiendo el té que le habían servido con seriedad. Terminó asintiendo a las palabras de Kenzaburo. —Coincido, cualquier cambio deberíamos informar al resto... aunque habrá que ver cómo lo hacemos —agregó, para luego seguir comiendo su porción de arroz. La mirada de Kenzaburo sobre Kirara no pasó desapercibida, de los meses que llevaba con él nunca había visto aquella intensidad, era un gesto de lo más curioso que por poco le saca una sonrisa socarrona, pero no sentía que fuera momento de molestarlo. —Hey, Kenzo —llamó su atención con un volumen bajo, pasando del reciente acontecimiento—. Mencionaron a un tal Shiryu en Gifu, ¿no? —hablaba con el volumen suficiente para que solo él y tal vez los atentos escucharan—. Bueno, ¿recuerdas al niño y el viejo que me encontré en Tsu? Eran nieto y abuelo, el nombre del viejo era Shiryu —volvió a centrar su atención en la comida, probando otro bocado—. No sé si sirva de algo, pero se me había olvidado comentártelo.
Riku Con tal de sacar buen provecho de la celebración, lo primero que hice fue servirme un poco de sake. La noche anterior me quedé con la gana de una botella para acompañar el pescado, ahora podré satisfacer esa necesidad. Ingiero la mayor cantidad del líquido que puedo de un solo trago, saboreando en mí mente la toxina que pronto me invadirá. El sabor del sake perdió sentido hace ya un buen tiempo, en cambio, agarre más necesidad por el estado en cual me empuja. Hacia un buen día desde mí última bebida, tiempo suficiente para recuperar parte de la cordura. Pero ya duro demaciado. Aún no estoy listo para afrontar el pasado... La charla, que en algún momento tomo un rumbo más a la estrategia futura, se fue haciendo distante conforme más sake bebía. Me fui sumergiendo a mí propio mundo inconsciente. Me siento agradecido por está bebida. No me olvidé de comer mientras tanto, en el momento en que termine la comida me levanté para salir del dojo. Claro, no me olvido de llevarme una botella. Estoy cerca del límite, un poco más y empezaré a hacer locuras o caerè dormido. No estoy para serle una molestia tan rápido. A uno pasos de salir algo me llego a la mente, sobre un encargo que se me pidió hace varios días. Un mensaje... ¿De que se trataba? El recuerdo se hizo borroso y las palabras que debía transmitir carecen de sonido. Esta relacionado con Takeda. Solo eso me quedo. "Eh...". Me volteo mientras le dirijo la mirada a Kirara. "Recuesda delcile sobe. El menlaje ve Tamagota". Mí lengua perdió fuerza al momento de hablar, provocando un error en lo que quería decir. Pero mi mente no registro eso. Creyendo que deje mí intención bien transmitida me salgo del dojo.
Kenzaburô Dejó sus pensamientos en una nebulosa y volvió al presente. Miró a Mao y entrecerró los ojos, observando alrededor. Es verdad que ella había chocado con el pequeño y el coleccionista de espadas en Tsu. —Tengo información al respecto del tal Shiryu y sea lo que sea su nieto. Esto que te voy a enseñar es de alguien por quién metería mis manos en el fuego, por lo que es totalmente verídico, o al menos eso quiero creer. Con la vista al frente metió una mano entre sus ropas y sacó una pequeña carta arrugada, con pequeñas partes de tierra y sangre en el papel por las torpes manos de Kenzo. —Ten. Le entregó la carta a Mao al tiempo que Riku, algo mareado por el alcohol, decía un mensaje críptico -al menos para él-, y se retiraba del dojo. Kenzo sonrió; no recordaba las veces que se había emborrachado al punto de perder la cordura. Quizá luego podría beber un trago.
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Dojo —Kenzo, a decir verdad yo también estoy sorprendido. Fueron muchos años de muy poca práctica, pero supongo que en el arte bushi es difícil olvidarse lo que uno aprende, sobre todo cuando hay que sobrevivir. Por cierto, vi que tu enemigo terminó con las piernas amputadas. Eres peor que un yurei—esto último se lo dijo con una sonrisa, en complicidad. Oyó que comenzaban discusiones algo acaloradas acerca de la cuestión Harima. "La cuestión Harima, es de hecho, un buen nombre para esta encrucijada, es un auténtico tema a resolver", pensó. Escuchó lo que dijo cada cual. En el interín, luego de que Takeda lo observara, se alejó de Kenzo para irse a acomodar al lado de Tetsuo, el heredero de Nagano. Cuando se puso a su lado lo saludó. Era alguien con quien coincidía en espíritu y en ideas. Se bebió el sake hasta que la garganta empezó a ardir. —Parece que los Fujiwara y el resto piensan bastante parecido a nosotros. Pero el corazón de Takeda aún se ve inquieto ante la decisión de ir contra Kato Harima. Será un problema cuando Takeda se encuentre con Takano y este último le convenza de aliarse con los Harima. De ser así... no quedará más remedio que poner a Takano bajo custodia, no podemos dejarlo interferir—le habló a Tetsuo al oído, en intimidad, sin que nadie más pudiera oír. Se levantó para disponerse a decir algo, habló bien en alto ahora sí, para los oídos de todos los presentes. —La decisión de ir contra Harima o no reside en el señor Takeda, líder del clan Minamoto. Los Fujiwara son valiosos aliados, y su participación es algo que nos hará profundamente amigos a los que aún no lo éramos, y nos hará aún más en armonía con los que ya lo éramos; a todos, Minamoto, Fujiwara, Azai, Soga... siempre estaremos hermanados de ahora en más. Pero Takeda necesita pensar y sopesar mucho esta decisión, ya todos hemos expuesto lo que pensamos, y bien saben muchos de los presentes que yo pienso que es de nuestro mayor interés... y disculpo la crudeza con que lo digo... es de nuestro mayor interés la eliminación del señor Harima, por traición, por desconfianza, pero porque además es algo que necesita Takeda para ganarse al pueblo de Kanagawa y formar un ejército—, bebió un poco más de sake en una pausa que duró un breve instante—. Más allá de la decisión crucial que aqueja a nuestro líder y señor, el heredero de este país, hay un problema que tenemos que resolver: ¿qué hacer con Takano? Es evidente que si la decisión de ir contra Harima termina por ser unánime, entonces no podremos contar con él. Y aunque Takeda tome la decisión que creemos que no debe tomar, Takano se enterará de un modo u otro lo que hemos hablado aquí. Eso traerá problemas internos a nuestra unión, desconfianza y susurros inadecuados. ¿Qué haremos con ello? Se sentó luego de hablar.
Mao/Masuyo Kobayashi Cuando Kenzaburo mencionó a Kibo de aquella forma tan extraña, algo de confusión se filtró en la seriedad de su rostro. Apenas conocía al pequeño, pero cualquier noticia sobre él despertaba su curiosidad. Kenzo demostrando total confianza en su informante también le parecía algo a resaltar. Asintió a las palabras del hombre tras recibir el papel. Leyó con atención la carta, sintiendo algo de tristeza al recordar la muerte de Miko. Pronto la sorpresa se vio reflejada en su rostro, para luego dirigirle una mirada de reojo a Kenzo, aún más seria de lo que había estado. Dobló la carta al terminar de leerla y la devolvió a su dueño, soltando un suspiro al cruzarse de brazos. Se mantuvo en silencio un momento, decidiéndose a hablar tras tomarse el último trago de su té. Mantuvo el vaso entre sus manos. —Me cuesta creerlo... No noté nada raro al hablar con él, hasta dijo que le gustaría ir tras un dragón, un poco contradictorio, ¿no? —respondió con un volumen bajo, una leve sonrisa se coló en sus labios ante el agradable recuerdo del niño—. Aunque... —su expresión se tornó pensativa—, creo que a Kohaku le ocurrió algo en esas cavernas —soltó un suspiro—. No sé que habrá sido, pues antes que pudiera contármelo... bueno, pasó lo de Miko —la tristeza se coló en sus últimas palabras, para luego dirigirle una sonrisa algo acomplejada a Kenzo—. Bueno, puede que lo de Kohaku no tenga relación alguna. Tras decirle aquello la voz de Hideyoshi se extendió a través de todo el dojo, captando la atención de Mao. Lo escuchó en silencio, tomando con sorpresa sus últimas palabras. Entre todos los presentes, seguramente era Takeda quien conocía más a Takano, solo él podría saber cuanta lealtad le tiene a los Minamoto y hasta dónde está dispuesto a seguirlo. La chica apretó los puños sobre su regazo, observando a su líder, a la espera de que hablara en defensa de quién seguro era su amigo.
Dojo (Clan Fujiwara; Clan Azai; Takeda; Hinata Riku; Kenzaburô; Mao; Togashi; Hideyoshi) Taiyo observó como Inosuke se acercaba a Kenzaburo mientras este lo acariciaba —Se llama Inosuke; cuidado con él, tiene la manía de orinarse en piernas ajenas. Contenido oculto: Inosuke Takeda escuchó tanto las palabras de apoyo de Kenzaburo y Mao, aquello lo tranquilizaban un poco hasta que Tetsuo volvió a hacer incapié en la importancia del tema el cual genuinamente quería evitar. —Takeda, es claro que es más de un clan que fue afectado por este hombre; debes actuar acorde. Una cabeza a cambio de todo un ejército junto a su lealtad y confianza — mencionó mientras Terunobu y Hinata afirmaban satisfechos; Kirara no afirmó. Shinko miró con recelo a Kenzaburo, justo cuando miraba a su hermana sin que esta se diera cuenta por la intensidad del tema que se estaba tratando. Mientras tanto Riku ya parecía tener los pómulos enrojecidos por el alcohol, aun así su pensamiento crítico seguía activo, lástima que no estuviera sincronizado con su dialecto. Kirara golpeó su palma abierta con el puño cerrado, como si fuera una taza y un plato —¡Cierto!— dijo para después girarse a Takeda que seguía conflictuado por tantas palabras; en ese momento Kenzaburo y Mao halaban de asuntos que sólo ellos entenderían gracias a aquella carta. —Yamagata fue claro al decirme que te dijera que las palabras de su padre fueron un simple acto, y que él, todos los días enciende un incienso para Chikusa— mencionó Kirara —El pobre dejó salir unas lágrimas. Takeda levantó la vista al escuchar esos nombres, sonrió con tranquilidad —Gracias Kirara, Riku —dijo también agradeciendo. —Y otra cosa...— dijo Kirara levantándose para sacar algo de uno de los armarios en el dojo, no fue delicada simplemente se lo arrojó con fuerza a Takeda; era una prenda que los presentes ya conocían, era aquel kimono con la flor de los Minamoto bordada, ropaje que había perdido en Tsu. Takeda sonrió sumamente emocionado al verlo para después comprimir su expresión en una de vergüenza —Vaya manera de tratar un regalo...— culminó Kirara sentándose de golpe con los brazos cruzados. —En verdad lo siento; mi mente se perdió por unos instantes en Tsu — se disculpó Takeda con una reverencia. Mientras ellos hablaban de temas del pasado Hideyoshi arovechó para susurrar hacia Tetsuo; el cual afirmó —Terunobu se encargará de Takano, lo mantendrá en custodia; evitando daño alguno, confío plenamente en tu juicio. Después Hideyoshi dió un discurso que llenó de ímpetu a aquellos que compartían los mismos ideales, Takeda al principio se alegró de las alabras consiliadoras de Hideyoshi pero después con cada palabra pronunciada era como un golpe al pecho; fuerte y certero. Ese era el poder que tenía la voz del diplomático de los Minamoto. —Todos los demonios deben ser destruídos por demonios—dijo Hinata con brazos cruzados y ojos cerrados —La única manera de que Takano muestre lealtad a esta estrategia es que el sea quien pelee contra su padre —abrió los ojos y soltó una risa —Además creo que es tradición familiar asesinar a sus padres para heredar las técnicas de sus ancestros. —Eso es perfecto; y evitamos arriesgar a nuestro señor —dijo Tetsuo refiriéndose a Takeda. Takeda suspiró con tranquilidad; quitó su katana de su cintillo para posicionarla frente a él enfundada —Un líder puede que esté en lo equivocado; pero un líder jamás debe estar inseguro — colocó su katana allí como un testimonio — Les pediré que me dejen meditar un poco mas sobre el destino de Kato Harima antes de viajar a Kamakura; pero que quede mas que claro que aquellos que duden en Takano es como si en este instante estuvieran pisando mi katana —aquello era considerado uno de los más grandes insultos entre samurais —Yo no conozco a Kato Harima como la mayoría de los presentes lo hacen, es por ello que consideraré sus consejos; a pesar de que esto vaya en contra de mi plan inicial—levantó la vista con desafío —Pero jamás dejaré que pongan en duda la lealtad que tiene Takano conmigo; si tomo la decisión de eliminar a su padre se lo diré de frente, y si el confía en mi lo aceptará. Eso es lealtad.
Dojo (Clan Fujiwara; Clan Azai; Takeda; Hinata Riku; Kenzaburô; Mao; Togashi; Hideyoshi) Takeda volvió a guardar su katana ante el silencio de los presentes —Si medito y decido seguir sus consejos; deberán aceptar que seré yo quien dicte su destino. Varios se miraron entre si; fue Tetsuo quien decidió intervenir confundido —¿A qué se refiere? —Seré yo quien decida cómo enfrentarlo, y antes de ello informaré a mi segundo al mando, no pienso actuar a sus espaldas — Takeda no planeaba desistir, a pesar de estar rodeado de opiniones en contra, aun consideraba que aquello no era lo correcto. Guardaron silencio por un momento; hasta que Kirara afirmó, seguido por Tetsuo y después por Hinata. Takeda se levantó, dando así por terminada aquella audiencia improvisada en el pequeño dojo; hizo una reverencia y salió de allí, tenía mucho en qué pensar.
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Dojo Preocupado por como derivó la conversación hasta una actitud dubitativa en su líder, Hideyoshi le habló a Tetsuo, en intimidad: —Es muy difícil ir contra la corriente cuando esta es tan fuerte. Será mejor dejarlo pensar y meditar. En cierta forma es entendible, Takano es muy cercano a él. Veremos qué decisión toma Takeda, y luego tomaremos cartas en el asunto. "Creo que necesito descansar, dormir", pensó en un santiamén. Contenido oculto: Movimiento Al Shukusha
Dojo (Clan Fujiwara; Clan Azai; Takeda; Hinata Riku; Kenzaburô; Mao; Togashi; Hideyoshi) Tetsuo afirmó ante las palabras de Hideyoshi antes de que este se levantara y se dirigiera al Shukusha dónde podría descansar un poco antes de partir nuevamente, eso era inteligente, así evitaría un desgaste constante por los viajes. Kirara suspiró con fuerzas para después cruzarse de brazos; Taiyo la observó —Ha sido un reencuentro algo áspero —mencionó Taiyo hacia ella mientras ella afirmaba con frustración. Después Taiyo se giró al resto —Pero creo que tomará la mejor decisión, ha sido bien aconsejado. —Creo que esta es una carga muy grande para él — mencionó Hinata con preocupación. —Aun es muy joven, y ha vivido aislado de los temas políticos en general— mencionó Terunobu —Acaba de enterarse que es señor de Kanagawa, algo que ya debería haber sabido, aquellos que lo han cuidado de niño sólo le enseñaron el camino de la espada, y no es lo único que debería de saber, eso no es bueno para alguien que debe dirigir a su pueblo. —Pero debe hacer lo que sus aliados recomendamos, en especial si todos lo decimos a una voz; no hay mucho que pensar en esta situación, todos estamos de acuerdo que debe eliminar a Kato, no debería dudar tanto — dijo Hinata con enojo. —Es fácil hablar cuando no estás en su posición —dijo Yami con una sonrisa burlona ante Hinata —Le están diciendo que mate y traicione a la única familia de sangre que le queda. Matar a alguien de tu familia toma mucho valor, y sólo lo harás si sabes que es la única opción —Yami hablaba con verdadero sentimiento —Él sabe que no es la única opción, y aun así lo hacen considerarlo, el los escuchará porque confía en sus palabras, al menos saben así que el muchacho no es un tirano como su tío; es como su padre, quiere creer que siempre hay más de una sola opción —Yami se levantó y salió del dojo. —Taiyo...— mencionó Kirara, no tuvo que decir nada mas, Taiyo se levantó y siguió los pasos de Yami al exterior —.Sólo queda esperar a que regrese y nos diga su decisión.
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Shukusha Se acostó plácidamente a dormir, la cabeza le daba mil vueltas. Había sido muy tensa aquella puja contra Takeda, y las consecuencias de esa puja estarían por venir muy pronto. Notó que sus compañeros no estaban presentes por lo alrededores, se preguntó qué estarían pensando hacer si no era descansar en esta pequeña villa que no tenía mucho más que el dojo y el shukusha. Cerró los ojos.
Dojo (Kirara; Shinko; Clan Azai; Takeda; Hinata Riku; Kenzaburô; Mao; Togashi; Hideyoshi) Después de un largo tiempo, Takeda regresó, su aura parecía volver a ser la misma que antes, calmada, con una amabilidad palable; algo que a los presentes los tranquilizó ensesguida. Miró a los presentes sabía que faltaban tres, Hideyoshi, Taiyo y Yami; Tetsuo notó su mirada y se adelantó a sus pensamientos. —El señor Hideyoshi salió hace algún tiempo, la aldea es pequeña así que no será difícil encontrarlo— mencionaba Tesuo mientras miraba a Kirara quien arecía estar dispersa, al ver que no diría nada sobre los suyos también agregó —El señor Taiyo y el señor Yami también salieron a tomar un poco de aire fresco debido a la situación tan tensa. Takeda suspiró como era usual en él —Sabrán perdonarme por causar las tensiones entre nosotros; pero no planea ahondar más en mis pensamientos y sentimientos; por más que estos saben que lo que decido es incorrecto. Es aun más erróneo no confiar en mi diplomático en un tema de política como este, además de estar siendo respaldado por los apellidos que han ayudado a mi apellido por generaciones —dijo sin dar ninguna reverencia de disculpa, aun así sus palabras eran sinceras —He decidido que yo me enfrentaré con Harima Kato, nadie mas que yo le dará fin. Kirara lo miró con preocupación, Hinata y Tetsuo también lo hicieron, aquello parecía una locura. —Señor, podemos crear un plan de ataque...— mencionó Hinata antes de que Takeda la detuviera levantando su mano evitando que continuara hablando. —Lo sé, tienen miedo de que pierda el enfrentamiento— mencionó Takeda para luego mirar a Tetsuo quien parecía estar dispuesto a argumentar — Lo sé —dijo interrumiéndolo antes de que este pudiera emitir una sola sílaba —Al retarlo me enfrentaré a lo mismo que mi padre Sogo pasó en Kyoto al retar a Sakurai Taira; puede que mi honor me haga caer en una trampa parecida. Pero a diferencia de Sogo, mi padre; yo tendré la mentalidad de que voy hacia la trampa, y así de la misma manera todos los que me siguen a Kamakura, estaremos preparados. Nos reuniremos con Takano antes de ingresar a la montaña, hablaré con él, su lealtad estará conmigo, no con su padre, así junto a él y sus conocimientos del terreno podremos crear un plan para ingresar sin ser emboscados. Así de ese modo podré enfrentarme a Kato, mientras los demás me ayudan defendiéndome de todos los que se opongan. —Pero Takeda...—mencionó preocupada Kirara —Si ustedes dicen que es un hombre tan odidado ¿Cuántos hombres tendrá a su servicio?— dijo con tranquilidad Takeda —No importa el número de hombres; su seguridad es más importante de lo que usted cree, sin usted perderemos esta guerra— Mencionó Terunobu mientras Tetsuo a su lado afirmaba —Takeda Minamoto aun no tiene rostro en Japón; cualquiera de los míos podría tomar mi nombre y apellido, yo en este momento doy autorización de que sea así; entregaría mi rostro a el hombre que menos conocidos tenga en Japón. —Estás demente, los Taira se darán cuenta de un sustituto, te conocieron de niño ¿Lo has olvidado?— Hinata habló con fuerza golpeando una de sus rodillas para hacer énfasis en su voz. —Sé lo que hago; si muero Takano podrá decirles quien deberá sustituirme, es algo que él y yo ya hemos hablado. Por el momento pido que confíen en mi siendo que yo estoy actuando bajo sus recomendaciones basadas en conocimientos que yo no poseo. —Nos estás diciendo que si mueres, nosotros hemos sido los culpables por sugerirte este ataque— Tetsuo mencionó con una voz molesta y una mirada altiva. —No; ustedes me han dicho que matemos a Harima Kato, yo he sido el único que ha decidido como hacerlo; soy yo el único que será responsable de lo que me suceda. Porque soy yo el único responsable del nombre de mi familia; porque es momento de demostrarles que puedo ser un buen líder. Porque voy a demostrales que yo no soy un títere del poder como lo ha demostrado ser Shino Taira, yo no seré un líder de paja, una pieza que sólo sirve para hablar delegar movimientos sin siquiera entenderlos; yo soy Minamoto no Takeda, y nadie va a pelear algo que me corresponde. Que eso quede más que claro. Takeda se levantó e hizo una reverencia —Descansen un poco; viajaremos en unas horas.
Riku El tiempo me pareció fluir de forma errónea. He estado aquí quizás más de lo planeado, no lo sé. Mis recuerdos y me mente parmanecen perdidos, sin ubicar si he permanecido despierto o me acabo de levantar. Permanezco inmóvil tirado junto al dojo, bajo la luz del sol apenas y muevo un músculo. Lejos había rodado la botella de sake vacía luego de mí colapso. Poco importaba perder una botella que se le acabó el contenido. Mantuve los ojos cerrados y un rostro relajado, listo para entregarme al sueño a la primera oportunidad. El sonido de pasos me sacan de mí somnoliencia. Abriendo levemente un ojo noto a Takeda ingresando al Dojo, pero no recuerdo el momento en el cual este salio. La aldea es una que permanece en silencio a un estas horas de día, lo quiera o no, el tema que se discute en el dojo llega a mis oídos. Repase un par de veces por mi desordenada mente las palabras de Takeda a todos los del dojo, luchando por conseguir mi propia conclusión a su estrategia. Normalmente esto no me interesaría. Al fin de cuenta, soy el (No)Samurai que busca su muerte. Los planes, reuniones, estrategias, aliados o enemigos... no me concierne esto que decidan quienes están por sobre de mi, sea verdadero o falso, quiero creer que caeré luchando enfrentando al Clan Taira. A un así, esta estrategia es algo que me molesta incluso a mi. Estuve penando un poco más de lo planeado, o incluso soñando un poco en el medio, para cuando volví a enfocar la vista Takeda esta abandonado el Dojo. ... No se trato de demasiado alcohol el bebido anteriormente, y aun así, no logre controlar mi propio movimiento. Y de seguro tampoco lo que estaré haciendo a continuación. De un solo salto me pare frente a Takeda y trato de verlo a los ojos tanto tanto como mi situación lo permita. "Si. Vaya buen líder demuestras ser". Comienzo diciendo de manera lenta, limitando las propias emociones de mi voz. "Un gran desperdicio de ese puesto si entregas tu rostro a un don nadie así de fácil. Yo ya te conozco, todos dentro del dojo lo hacen, y moriré por esta lucha. No por ti o tú clan". Mi lugar esta con los Fujiwara, eso ya lo he decidido. "Tu presencia, no es algo de mi interés. No te lo creas, no todos serán igual, que toda esta alianza permanecer estable sin ti. Escucha, solo lo diré una vez". A este punto elevo un poco el tono de mi voz, queriendo hacer remarque en estas últimas palabras. "Si todo se arruina que sea por tus decisiones, no por tu ausencia. Llegados a este punto, estas obligado a vivir hasta el final.". Me alejo diciendo las últimas palabras, tomando dirección al dojo. Buscando beber más sake y quitarme este mal sabor de boca. A medio camino me detengo, y decido agregar. "Confiare, has lo que quieras. Eres libre de elegir. Solo mantente con vida". Me llevo una mano a la cabeza por un solo de cabeza que va en aumento. Quiero más sake.
Takeda Minamoto Escuchó a Riku, no conocía toda la tribulación por la que había pasado para tomar aquella decisión; pero no deseaba explicarse nuevamente y Riku tampoco parecía que quisiera escuchar los detalles de aquella decisión, tal vez después oiría algo de Taiyo o de Kirara, pero el sólo escuchaba su voz y sus filosas palabras sobre de él. "Estás obligado a vivir hasta el final" esas palabras calaron fuerte en su interior. —Lo que sucede es que, estoy obligado a ver morir a todos— dijo con los puños cerrados y en un grito poco característico del líder de los Minamoto, una voz que se escuchaba incluso dentro del dojo —Estoy obligado a vivir como estoy obligado a pelear; entonces yo no soy un samurai si no me dejan enfrentarme a muerte; mi honor me dicta que si muero lo haré en batalla; pero me quieren alejar de la batalla, viendo como un cobarde mientras alguien más muere en la pelea que debía ser mia. Yo no crecí como diplomático, yo soy un guerrero, es por eso que trato de escuchar a los que son más sabios que yo. Pero nadie obliga a mi como guerrero; el camino del guerrero es la aceptación resuelta de la muerte. No es ir a tirar mi vida de manera absurda, para eso iría a Kyoto a darles mi cabeza sin esfuerzo— se giró hacia la espalda de Riku —Peleo porque es lo correcto. Yo soy mi espada, no permaneceré en la saya para evitar la sangre; siempre permaneceré en la pelea para evitar que otros mueran en mi nombre; así que haces bien en no pelear por mi, nadie debe hacerlo si en verdad creen que puedo caer con esa facilidad; pues la duda ante mi posible muerte de todos los presentes en ese dojo sólo me demuestran lo débil que demuestro ser, y lo solo que estaré en una guerra si no demuestro lo contrario. Pues todos siguen al apellido Minamoto; no a Takeda. Aquello no era una crítica a las palabras de Riku, era un desfogue a todo lo que había pasado en ese mes, las pérdidas impuestas y el dolor en su alma, su impotencia al no poder hacer nada, su frustración al haber perdido a un amigo que lo seguiría hasta el fin del mundo; a una madre que siempre quizo conocer; y ahora a cargar un peso de poder que realmente desconocía. Su cuerpo temblaba, aquello no era miedo, era una agonía que no podía sacar, porque ya era demasiado débil frente a los suyos, no quería demostrarles lo frágil que aun era, lo sensible que podía ser su alma; a pesar de poseer una fuerza y amor ante su justicia. No lloraba. —No tengo la menor intensión de perder — habló con gran firmeza y la frente en alto—La única razón por la que un guerrero esta vivo es para luchar, y la única razón por la que lucha es para ganar— concluyó, girándose nuevamente. Parecía que el viejo Takeda había muerto en ese lugar, si aquello era para mejor, sólo el tiempo lo podrá decir.
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Shukusha Había descansado y se sentía mejor luego de tanto agotamiento. La aldea no era muy grande además de ser tranquila, por lo cual oyó algunas voces agitadas que parecían mezclarse con las de Takeda y otros, como Tetsuo, Kirara, Hinata y otros. "De nuevo hay discusiones, parece que este asunto no se resolverá hasta que alguno no ceda un poco de sí", pensó. Se ajustó sus kodachis, bebió el cuenco de agua fresca que siempre se lleva para dormir. Salió a la búsqueda de Takeda y los demás. Contenido oculto: Movimiento Por Yamanashi buscando al grupo
Hideyoshi no tardó en primero encontrarse con Takeda quien estaba en los campos mirando las recientes veinte tumbas; seis de ellas se veían menos frescas que las catorce restantes; ninguna estaba marcada, simplemente eran bultos de tierra en los campos. Takeda miró a Hideyoshi y se acercó a él para recargar su mano en su hombro. —He decidido seguir tu plan; Kato Harima caerá por mi propia mano— su mirada era segura, no había falsedad en sus palabras. —Quería informarte de ello antes de salir de Kai; si buscas a los demás están en el dojo —dijo mirando hacia la dirección de aquel lugar, Kai era tan pequeño que todo podía verse en su rango al horizonte. Justamente del dojo salía Kirara, quien comenzaba a acercarse a ellos. —Takeda, tenemos que hablar de lo que ha sucedido en todo este tiempo que no nos hemos visto...— mencionó Kirara. Contenido oculto Hideyoshi podrá optar por quedarse a oírlos lo regresar al dojo.
Kenzaburô Cuando las voces se silenciaron y el mutismo reinó nuevamente el dojo, Kenzaburô se reincorporó no sin antes darle un beso en la frente a Mao. Un gesto que pasó desapercibido para el resto. Los miró a todos por turnos. La mirada del Ronin no tenía maldad, tampoco altivez. Solo rabia. Rabia pura y genuina. —Tratan a Takeda como un niñato. —dijo con hastío. —Lo tratan como si todavía tuviera que intentar valerse por sus manos para cambiar el mundo. Pero les digo algo, Takeda es suficientemente adulto para saber lo doloroso que es el mundo. Es un líder; y el líder lidera, no desde atrás de sus filas, sino desde la vanguardia. No pueden esperar a que ponga en riesgo a sus amigos o aliados si no es también con el precio de su propia vida. Ése es Takeda. No se esconde tras ropas lujosas, no se esconde tras sus hombres y tampoco se cubre tras las murallas de un castillo. Tragó saliva al sentir su garganta seca. Justo en ése momento Kirara salió del dojo. —No tienen idea por lo que atravesó, por lo que tuvo que hacer. Formó el dolor en amor y el pasado en un cimiento tan fuerte sobre el cual comenzará a edificar su futuro. Todos los presentes pasamos tragedias, de lo contrario no estaríamos aquí. Takeda pasó por lo mismo. Vivió lo que vivimos, quizá más. Si no están de acuerdo a que este hombre nos lidere o si no están de acuerdo con las acciones que toma, será mejor que se vayan de aquí. Porque yo mataré a cualquiera que intente cambiar el espíritu de mi líder. Un líder que no flaquea a nada, un tipo olvidado que logrará un cambio enorme en Japón, ya sea él mismo u otro que lleve su nombre; lo importante son sus ideales, firmes e inamovibles como esos ángeles congelados que vemos en el firmamento... los que algunos llamamos estrellas. Se rascó la nuca y se sintió incómodo. De pronto había perdido su apetito. —Si me disculpan... Se retiró del dojo en busca de Takeda.
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 En Kai, Yamanashi, junto a Takeda y Kirara Asintió ante las palabras de Takeda, quien parecía expresarse con total honestidad y gratitud. Su mano se posaba amistosamente en el hombro de Hideyoshi, por lo que notó que Takeda estaba agradecido con él por el consejo brindado, y que la carga emocional de todo aquello que debió sopesar y reflexionar lo había sensibilizado. —Estaré contigo pase lo que pase—dijo en respuesta a lo primero—, respecto a los demás, no tengo urgencia alguna con ellos. Los veré luego. En ese instante entró Kirara en escena, parecía que tenían que hablar. Se quedó parado ahí, con los ojos sobre Kirara.
Takeda seguía en los campos frente a las veinte tumbas; Kirara y Hideyoshi seguían allí a su lado, Takeda lo miró mientras hablaba con Kirara. —He perdido a muchos cercanos a mi; pero también ganado nuevos — mencionaba Takeda hacia Kirara, señalando tanto a Hideyoshi como a Kenzaburo —Hemos pasado por mucho para llegar aquí; supe de voz de el señor Hachi que también tu clan ha sufrido grandes pérdidas, en verdad lo siento mucho Kirara— dijo con una reverencia ante ella. Kirara los observó lentamente —Fuimos emboscados continuamente, ahora sólo quedamos los que ahora ven —mencionó y pausó para ver al suelo —Lo que dijiste allí adentro, pude escuchar en ti a Hiro Sugita; nuestro maestro, sé que te referías a él como tu padre —dijo conteniendo las lágrimas, ella no se permitía llorar en presencia de nadie. —Pero ahora que estamos juntos ya nadie lastimará a tu clan— dijo Takeda sin duda alguna mientras Kirara afirmaba.
Mao/Masuyo Kobayashi Tal como deseó, Takeda explayó su confianza en Takano. Aquel hombre les había salvado el pellejo en Tsu y dejó a Yuzuki tratar las heridas de Kenzaburo, lo mínimo que podía hacer era empezar a confiar un poco en él, más si su líder también lo hacía. El ambiente continuó tenso, con opiniones rebotando de acá para allá, culminando en la segura decisión de Takeda: él enfrentaría a Kato Harima. En verdad le preocupaba, la posibilidad de que Takeda muriera era tan atemorizante como triste, pero estaba dispuesta a seguir su decisión, no por nada el Minamoto se tomó el tiempo de meditar las palabras ajenas, siempre intentaría buscar el camino más favorable sin ir contra él mismo. El beso de Kenzaburo en su frente la tomó por sorpresa, aquellos gestos dulces y suaves del hombre siempre lo hacían. Se llevó la mano a la frente algo sonrojada, mirando a los alrededores asegurándose de que nadie haya visto aquello, soltando un suspiro tras comprobarlo. Después escuchó atenta el discurso de Kenzo, el cual solo logró sacarle una amplia sonrisa, enternecida de que el solitario hombre empezara a extenderle su corazón a otros. Ya no solo velaba por él o ella, Takeda se unía a la selecta cantidad. Observó a Kenzaburo marcharse, y al verse rodeada en su mayoría por personas que apenas conocía le dio la urgencia de ir tras él, por lo que tras ordenar el cuenco y palillos con los que había comido, hizo una reverencia al levantarse. —Gracias por la comida —dijo sin más, con la común mirada seria y el tono grave, saliendo del dojo tras eso.
Kenzaburô Tocó el hombro de Hideyoshi y se colocó a su lado mientras Kirara y Takeda hablaban. La mujer era mucho más bella con esa mezcla de fragilidad y rudeza para no dejar ver sus emociones, aunque estás afloraban. —Takeda, te acompañaré a Kamakura y allí seremos testigos de tu voluntad. —se tocó el pecho. —Pero debes saber que una vez que hayas establecido tu mandato en aquel lugar, matando los demonios interiores o desterrandolos, mi camino se separará durante un tiempo. Alternó miradas entre los presentes, sobre todo con el señor Hideyoshi y el propio Minamoto. —Solo quiero saber si cuento con tu salvoconducto para poder volver a Tsu. —la mirada del ronin se intensificó. —Tengo que encontrarlo. Sabes de lo que hablo. El viento movió unas cuantas hojas que sobrevolaron las sepulturas. —Y necesito tu palabra por si mueres en Kamakura. Las palabras de Kenzaburô eran directas y sin tacto, pero pedir un permiso a sus movimientos era decir muchísimo para un hombre como él.