Chūō Kagaya Ginzaten [Restaurante]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Gigi Blanche, 6 Junio 2021.

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    Amane

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    Que era una completa estúpida era algo que, bueno, en gran medida ya se sabía. Es decir, ¿qué persona con dos neuronas funcionales no se habría dado cuenta que el cabrón de Joey me iba a devolver la pregunta de esa manera? Pero, en mi defensa, había borrado todo lo de mis regalos de la memoria porque, ahí dónde se me veía, un poco de vergüenza me había dado. ¡No era fácil, eh! Podía ser una tontería para cualquier otro, pero esa esa clase de gestos para mí eran signos de vulnerabilidad y no estaba para nada acostumbrada a ellos.

    Resoplé ligeramente, rodando los ojos, y le dirigí una sonrisa burlona cuando volví a centrar la vista en él. Me eché un poco más hacia delante sobre la mesa, presionándome sobre el brazo que seguía apoyado ahí y acentuando así un poco más el escote del vestido, que si bien no era muy pronunciado seguía estando ahí, y deslicé una pierna por debajo de la mesa hasta alcanzar la suya, subiendo apenas un par de centímetros del pantalón con la punta del pie.

    —¿Qué pasa? ¿Acaso no te gustó el color que elegí? —le respondí también en inglés prácticamente por acto reflejo, y si acaso bajé el tono de voz un par de notas sin poder controlarlo—. Y yo que he decidido ponérmelo esta noche pensando que sí, me rompes el corazón~

    Con el vestido negro y loa zapatos del mismo color, era bastante obvio a lo que me refería que me había puesto de color rosa aquella noche. También podía ser mentira, claro, pero supongo que le quedaba un rato por descubrirlo así que por qué no jugar un poco con ello.

    Aun así me erguí no mucho después, separando también el pie de su pierna, y me apoyé sobre el respaldo de la silla cruzando las piernas y suavizando mi expresión en el proceso.

    >>¿Alguna queja más~? Digo, así me las apunto para el año que viene.

    Y no, no sonaba para nada molesta. En realidad lo había dicho con una expresión bastante divertida porque, venga, si no sabría que solo me estaba jodiendo por amor al arte.

    ¿Qué sería del Jolisha sin un poco de teasing, tho? 7u7
     
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    Mi sonrisa sólo se ensanchó al notar la evidente molestia que cargaba su expresión tras lo que dije. A ver, que igual planeaba agradecerle si me había alegrado como un crío, pero ya nos conocíamos lo suficiente para tomarnos ciertas libertades, ¿a que sí? Mantuve aquel semblante risueño al recibir su mirada, ladeando ligeramente la cabeza, y noté la intención de su jugada al presionar el torso contra su brazo. Deslicé los ojos apenas un instante hacia la zona, fue de puro vicio y total, ¿para quién mierda iba a disimular?

    Si tenía ganas de comérmela con la mirada, me la comía y ya.

    Regresé a sus ojos con una calma estúpida, inhalé por la nariz y una chispa de prepotencia decoró mi sonrisa al sentir el tacto de su zapato por debajo de la mesa. A ver, que estaba profundamente agradecido de los manteles de aquel restaurante, tan grandes y aparatosos, lo suficiente para tocar el suelo, pero ¿desde tan temprano? Anda, que ni habían traído el vino aún~

    So impatient, dear.

    Atendí a sus palabras con una precisión estúpida, prendado de sus ojos azules, y seguí haciendo como si nada aunque la cabrona insistiera en mi pierna. La luz de la sala le echaba encima un paño oscuro de lo más... ¿privado? Me daba que esa puerta nos separaba del mundo y nos encerraba en una pequeña burbuja donde sólo existíamos nosotros, nuestras reglas y nuestros vicios. Entorné la mirada, fue inevitable, y recorrí su cuerpo al facilitarme tremenda información. Rosa, ¿eh? Tan femenina~

    Claro que no tenía forma de saber si era cierto, pero nada que en un par de horas no fuera a averiguar, ¿verdad~? Permanecí impasible incluso luego de que abandonara mi pierna y se despegara de la mesa, aflojando la presión que había ejercido en su escote. Observé la zona, pues porque sí, y fruncí los labios en un mohín de lo más infantil. Con lo buenas que estaban las vistas, oye~

    —No, no —resolví, tranquilo, y mantuve los codos en los apoyabrazos para entrelazar las manos encima de mi regazo—. Todo en orden, Ali-chan~

    La moza llegó casi inmediatamente después de haber abierto la boca, aguardé en silencio a que entrara y sirviera el fondo de las copas antes de dejar la botella y retirarse. Me erguí, indicándole a Ali con el dedo índice que aguardara, y llené las copas bastante, bastante más. Sonreí como un auténtico angelito y alcé el cristal a la espera de que brindáramos.

    —Por nosotros, y por ese escote tan bonito~

    este cerdo ADJSAKLA he has no shame
     
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    Amane

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    Sano no tenía que ser, eso lo sabía mejor que nadie, pero tampoco iba a esconder la enorme satisfacción que me cayó encima al ver a Joey tan prendado de mi escote incluso cuando dejé de querer llamar su atención con el mismo. ¿Qué podía decir? Ligar era lo único que sabía hacer y esas dos eran mis mejores compañeras en la tarea, ¡prácticamente hacían todo el trabajo! Tampoco había hecho yo nada para conseguirlas, pura genética era, pero igual me sentía estúpidamente orgullosa de ellas.

    Al final solo asentí con la cabeza cuando respondió, con una expresión mezcla de satisfacción y diversión en el rostro, porque digamos que tampoco me lo podía tomar muy en serio incluso con toda la pinta de CEO o boss mafioso que tuviese en ese momento. Luego nos trajeron el vino y me hice con un mechón de pelo entre los dedos mientras veía a Joey coger la botella para seguir rellenando las copas, con una sonrisa algo incrédula.

    Dios, nos íbamos a ir a la mierda demasiado pronto, ¿verdad?

    Tampoco vi por donde quejarme, si quizás fuese la única persona en todo el Sakura que pudiese seguirle el ritmo y las ganas a Joey en cuanto a alcohol se tratase. Bueno, quizás no fuese la única, pero en ese mismo instante no me importaban mucho los demás así que iba a decir que la única. Así pues, cogí la copa en cuanto terminó y escuché su brindis con atención, provocándome otra carcajada suave.

    —Eres estúpido. Lo sabes, ¿verdad? —solté, negando un par de veces con la cabeza y todo—. Aun así, quiero brindar por ti, cumpleañero~ Y porque sigamos celebrándolo juntos al menos un par de años más.

    Busqué su copa para darle un pequeño choque y me llevé la mía inmediatamente después a los labios, para acabar... dándole un trago algo más largo de lo que hubiese planeado en un principio. Estábamos solos, sabía que podía bajar las defensas en aquella pequeña burbuja improvisada, pero seguía siendo un poquito aterrador.

    >>Pero, eh, cielo, ahora en serio —volví a hablar, justo después de dejar la copa de nuevo sobre la mesa, aunque me quedé con la mano ahí jugando un poco con el cristal—. Si quieres cambiar la cámara o algo, que sepas que no me molesta ni nada. ¡Pero tengo que avisarte! Ten cuidado porque los empleados te lían y quizás acabas comprando más cosas de las que necesitas.
     
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    Gigi Blanche

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    La verdad era que mi decencia era prácticamente inexistente porque sabía, tenía plena certeza de que a Ali no sólo no le molestaba, sino que disfrutaba al notar que conseguía llamar la atención de los demás. Nada que juzgar, si yo también muchas veces era ese tipo de imbécil. Nos alimentábamos de ilusiones suspendidas en el aire, de miradas ajenas y tiempo robado. Era como masticar plástico pero vaya, llevábamos haciéndolo tanto tiempo que le habíamos adjudicado cualquier cantidad de sabores y aromas.

    Juntamos la suficiente cantidad de humo y construimos castillos entre nuestras manos.

    Me interesaba de poco a nada cuestionarme si era saludable o no seguirle el juego, no cuando disfrutaba tanto de hacerlo. Ya fuera inflarle el ego, brindarle mi entera atención o comérmela de pies a cabeza, éramos una puta pelota rebotando de cuerpo a cuerpo. Era nuestra forma de mantenernos en movimiento. Podría haberme comportado mejor si se trataba de otra persona, trazar límites y hablar de decencia con el pecho lleno de falso orgullo, pero ¿siendo Alisha? Ya nos conocíamos.

    Y era precisamente por la falta de ataduras que nos complementábamos tan bien.

    Noté la incredulidad de su sonrisa pero no pregunté ni me detuve, podía sorprenderse pero no me negaría una copa llena de vino y ambos lo sabíamos. Su carcajada alcanzó mis oídos y entorné la mirada, siguiendo todos y cada uno de sus movimientos. Mientras meneaba la cabeza y seguía hablando, mientras parecía que sólo la oía, me había tomado el tiempo de quitarme un zapato con el otro suavemente. Si acaso mi sonrisa se ensanchó apenas, pero bien podía pasar por lo lindo de su dedicatoria, ¿a que sí?

    Cheers to that —murmuré, un par de octavas más bajo de lo usual.

    Estiré la copa al mismo ritmo de mi pierna, y en cuanto los cristales chocaron alcancé a rozar su pierna con la punta de los dedos. Eh~ ¿Había mencionado ya que no llevaba calcetines? Estiré la sonrisa detrás de la copa al palpar la piel de su espinilla con mayor ahínco, y tras unos pocos segundos regresé a mi posición. Apoyé los dedos dentro del zapato pero no me lo puse ni nada. Ni siquiera la había mirado al alcanzarla, como si nada hubiera pasado~

    Le di un par de sorbos cortos al vino, saboreándolo, y regresé la copa a la mesa. También distraje mi mano a su alrededor y solté una risa breve en cuanto dijo que los empleados podían liarte y vaciarte los bolsillos.

    —¿Hablas por experiencia, bonita? —la molesté, en un tono bastante casual, y meneé la cabeza—. No te preocupes, Ali, es perfecta.

    Lo solté así nada más, sonreí incluso sin anticiparlo y los ojos se me rasgaron un poco antes de agregar:

    —En serio lo es.

    combo breaker de horniness y softness, pedazo de paradise
     
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    Amane

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    Que Joey me devolviese la jugada con el pie por debajo de la mesa no era ninguna sorpresa, más bien era exactamente lo que tenía que pasar si me paraba a pensarlo detenidamente. Podía haber disimulado un poco mis reacciones, podría haberlo hecho y quedar de personas decentes, pero estábamos solos y, ¿qué? ¿Acaso no se merecía el pobre chico saber que estaba consiguiendo su objetivo? Yo creo que sí~

    Entorné la mirada al notar el primer contacto contra la piel y solo seguí ensanchando un poquito más la sonrisa con la insistencia de su pierna. No me estaba mirando, el cabrón, pero aun así se me formó un ronroneo ligero en el pecho y con el silencio que había era imposible que no lo hubiese escuchado. Bueno, pero qué vergüenza, exponiéndome así~.

    —Puede —respondí, encogiéndome de hombros—. Pero al menos me conseguí el número de un chico muy mono, así que no me quejo~

    Que si quería seguir con normalidad después de la tontería, no sería yo la que pusiese trabas con el asunto. Aunque, claro, luego tuvo que responderme con esa sonrisa tan genuina y bonita y a la mierda toda la normalidad. ¿Zorrearnos como si no hubiese un mañana? Eso perfecto, podía disimularlo como una jodida campeona, pero de repente hacía esas cosas y no sabía cómo reaccionar.

    >>Me alegro —mascullé, y antes de que pudiese añadir nada más me hice con un menú y prácticamente me escondí detrás del mismo después de abrirlo—. Vamos a pedir, ¿no? Ah, mira, la carne tiene buena pinta, sí~

    Este hombre me va a matar un día de estos and i would thank him for it

    ALSO

    me recuerda esto a la escena de valerio y lu en la cena con sus padres(???
     
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    Que no buscara verla no iba a impedirme de saber el resultado de mis esfuerzos, claramente. Quiero decir, Ali siempre era una persona muy atenta y se encargaría del asunto, ¿verdad? One way or another. Allí, desde mi copa, pude oír su ronroneo con suma claridad y, otra vez, me tragué la sonrisa de mierda junto con el correr del vino tinto. Joder que estaba bueno.

    Me mofé, meneando la cabeza, al decirme que había conseguido el número de alguien en la tienda. A ver, increíble era, pero ya la conocía y por ende no me extrañaba ni un poquito. Tampoco me molestaba, dicho sea de paso, pero bromear al respecto no perdía la gracia y por ello fruncí el ceño, impostando un tono de queja de lo más infantil.

    —¿Hablando de otros chicos cuando estamos celebrando mi cumpleaños? ¿A ti te parece, Ali-chan?

    Luego entró en cortocircuito o algo cuando le agradecí la cámara y me la quedé mirando un par de segundos, allí escondida detrás del menú, antes de abocarme al mío propio. No me molesté en disimular la suavidad que cargó mi sonrisa porque bueno, era tierna y todo cuando se ponía así.

    —Se ve bien, es verdad —apoyé a lo de la carne, en tono casual—. Hmm, quizá me pida el Stroganoff de aquí. ¿Tú qué tienes en mente?

    Ya que estaba, presioné el botón que llamaba a la mesera así pedíamos la comida de una buena vez.
     
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    Amane

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    Bajé apenas el menú para descubrirme los ojos y le eché un vistazo desde ahí, como si estuviese espiándole o algo y no quisiese que me reconociese al tener el resto del rostro aún tapado. Si tenía que ser sincera, me había esperado que Joey siguiese molestándome al ver mi reacción, pero nada de eso ocurrió y me permití relajarme un poco en consecuencia.

    —¿Qué pasa? ¿Estás celoso, acaso~? —bromeé, en voz suave, y aunque la sonrisa se me disimuló detrás de la carta, lo cierto es que los ojos se me achicaron un poco y tuvo que ser bastante obvio que estaba divirtiéndome bastante con el asunto—. Puedo hablar de chicas, si lo prefieres~

    Igual dejé morir la broma ahí, por el momento al menos, y volví a mirar los platos presentados en el papel, prestándoles atención de verdad en ese momento. Escuché lo que Joey quiso pedirse y asentí con la cabeza, porque ahora que me fijaba la verdad es que podía estar bueno. Por mi lado, sin embargo, ladeé a cabeza mientras repasaba los nombres con la vista y acabé moviendo los labios mientras tarareaba algo de manera distraída.

    >>Eh~ Creo que me voy a quedar con el variado de sushi y sashimi, mhm. Tengo que mantener la figura, ¿sabes?

    Decía yo, que era capaz de bajarme un menú entero del McDonald's sola si me lo proponía y Joey lo sabía perfectamente, pero tampoco era como si estuviese de borrachera o de resaca así que podía dármelas de chica sana aquella noche. Además, había que ser classy~, ¡y el sushi estaba muy rico! Dejé el menú sobre la mesa de nuevo cuando me decidí, le di otro par de sorbos cortos al vino y, cuando dejé la copa en su sitio, aproveché el impulso para extender el brazo y buscar la mano de Joey, dedicándole un par de caricias superficiales por la piel un poco porque sí.

    >>Oye~ No creas que te vas a escapar tan fácilmente de mí. Cuéntame algo de algún ligue o algo, venga, que hace mucho que no me dices nada. ¡Me tienes a dos velas en cotilleos! Joey malo, Joey malo~ —obviamente me eché encima un tono de lo más infantil, incluso hice un mohín con los labios y todo, pero al final no pude evitar recuperar la chispa de burla para volver a hablar—. ¿O es que no tienes nada que contar? Porque eso me decepcionaría mogollón~
     
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    Era obvio que Ali iba a colgarse de mi comentario porque, a ver, me habría decepcionado mucho de cualquier otra manera. Solté una risa nasal de inmediato, desinflándome los pulmones, y la carta también tapó mi sonrisa. ¿Yo? ¿Celoso? Nunca me metía en ese terreno, y si se me volaba un poco la pinza con el cachorro de Kitty Kat o con el cabrón que Ali se había follado en los baños no sabía si era precisamente por celos. No me detenía a pensarlo como no pensaba nada en la puta vida, sólo iba a mi rollo haciendo lo que me saliera de los cojones.

    Como comerle la boca a Kat.

    O darle la vuelta a Ali y correrle las bragas.

    —Eh~ ¿Hablar de chicas? I'm in.

    Cuando decidimos nuestras comidas entró la mesera, si no parecería que había micrófonos debajo de la mesa y todo. Pedimos el Stroganoff con el sushi y le agradecí en tono suave, siguiéndola con la mirada de soslayo hasta que oí el sonido de la puerta. Era jovencita y no estaba nada mal, incluso debajo de toda esa ropa que llevaban los kimonos.

    Regresé mi atención al frente con una sonrisita decorando mi rostro, que se ensanchó al escuchar a Alisha. Había recibido sus caricias sin agregar mayor cosa ni pensar al respecto, y en cuanto me provocó alcé las cejas, haciéndome el interesante.

    —¿Por quién me tomas, preciosa? —murmuré, sedoso, y despegué la espalda de la silla para anclar ambos codos a la mesa—. A ver, de lo que recuerdo... El sábado, en la fiesta, estaba esta niña de cabello rosa super bonita~ Creo que va a la 3-3, pero ni idea. Ri-chan. Nos tocó en la habitación juntos, ¿recuerdas?

    Ensanché la sonrisa al recibir imágenes bastante aisladas de, bueno, todo. Las transparencias de su vestido, el sonido de sus gemidos, las fotos que le había sacado y la satisfacción jodidísima que me cayó encima cuando el domingo recibí su mensaje.

    —Total que nos divertimos un rato y al otro día me habló para invitarme a la casa~ No sabes, Ali-chan, tenía jacuzzi y todo, la jodida. —Acuné el rostro en una de mis manos y meneé la cabeza lentamente, dejando escapar una risa floja. El jueguito de Sherlock Holmes, la cerveza y la puta loca lamiéndome los dedos—. Y bueno, nos la pasamos muy bien~

    A ver, si me pedía detalles obviamente no iba a negárselos, pero de momento podía dejarlo librado a la imaginación, ¿a que sí?
     
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    Amane

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    Chasqueé la lengua y negué con la cabeza un par de veces cuando lo vi aceptar con tanta facilidad la opción de hablar de chicas en lugar de chicos, porque de verdad que éramos de lo mas básicos cuando queríamos, ¿eh? No había dicho nada sobre lo de los celos, lo que me había hecho bastante gracia si tenía que ser sincera, y aun si hubiese querido responderle algo a lo otro, no pude porque justo llegó la camarera para atendernos.

    No me fijé yo demasiado en la muchacha de turno, pues aproveché el momento para revisar rápidamente la pantalla del móvil en busca de algún posible mensaje, pero al volver la vista hacia el chico por no tener ninguna notificación noté su mirada de soslayo y no pude aguantarme la risa floja que se me escapó. Es que estábamos puto salidos, de verdad que no teníamos remedio.

    Igual dejé todo eso de lado en cuanto respondió a mi provocación y una emoción de lo más tonta me cayó encima al darme cuenta de que sí que había conseguido mi objetivo y me iba a contar algún cotilleo novedoso. Que, a ver, no era como si nos contásemos todos los ligues ni nada por el estilo, ¡pero a veces venía bien compartir un poco de información! Y yo le había dicho lo de Arata, así que en parte me lo debía.

    —¡Sí! —exclamé en cuanto mencionó el nombre de la chica de la fiesta, señalándolo con el dedo índice sin saber muy bien por qué—. Qué linda punky, nos llevó a Shio y a mí en el coche que había pedido~

    Escuché el resto del relato con atención y sin volver a interrumpir nada, parecía que me estaba contando la trama de alguna novela super interesante o algo por la atención que le estaba prestando, pero ni al caso. No me sorprendió mucho que digamos, si ya le había dicho a la chiquilla que era de las nuestras y después de haber estado en la habitación de invitados seguramente tonteando con Joey pues... no sé, blanco y en botella.

    >>No me digas, ¿jacuzzi? Voy a tener que hacerme su amiga también~ —comenté cuando terminó, y de nuevo no lo pude evitar; se me formó una sonrisa de lo más rara en los labios y, como en ningún momento había realmente apartado la mano de la suya me fue muy fácil darle un golpecito ligero sobre la misma—. Ese es mi chico, sabía que no me decepcionarías~

    Me removí un poco en el asiento, anticipándome a lo siguiente que iba a hacer sin ser plenamente consciente de ello, y busqué de nuevo su mirada sin ninguna clase de pudor a pesar de saber que la mía tenía que ser de todo menos augurio de algo bueno.

    >>¿Así que usasteis el jacuzzi? ¿Pero hasta el final o...?

    Definitivamente, nada bueno.

    Siento que esto se puede poner demasiado nasty and im kinda in idk (?)
     
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    Gigi Blanche

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    Alcé las cejas ligeramente en cuanto me señaló con el dedo índice y luego relajé el semblante, entornando la mirada al oír de dónde la conocía exactamente. Me daba bastante igual, si acaso le ayudaría a hacerse la imagen mental, lo que captó mi atención fue otro pequeño detalle.

    —¿Shio? —repliqué, con una curiosidad de no auguraba nada nuevo, y una sonrisa cagada revoloteó en mis labios—. ¿Kurosawa, la de segundo?

    Pero mira nada más.

    La atención que Ali me estaba prestando era para mearse de risa, la verdad, y así no fuera un puto obseso de llevar los reflectores encima ¿a quién no le gustaba que atendieran a sus anécdotas? Estaba en mi salsa, lisa y llanamente, y cuando terminé de hablar me llevé la copa a los labios. La escuché desde allí, viéndola por encima del cristal, y ralenticé mis movimientos al creer detectar una sombra bastante pronunciada en su sonrisa. No sabía si había sido delirio mío, si lo siguiente que dijo no cargó nada extraño, hasta que se removió y...

    Oh, dear.

    Mi mano seguía bajo la suya, el azul de sus ojos despedía un tinte opaco y me relamí apenas, regresando la copa a la mesa. Una sonrisa de lo más cagada, de auténtico zorro, se extendió por mis labios y removí los dedos para deslizarlos sobre su piel en caricias vagas, casi distraídas.

    —Lo usamos, sí —concedí, en una especie de ronroneo bajo, y carraspeé antes de seguir. Me prendí de sus ojos como un jodido salido—. Nos quedamos en ropa interior, me invitó a una cerveza, charlamos un poco y luego de un rato se me trepó al regazo. El agua burbujeaba y seguimos tonteando antes de comenzar a besarnos.

    ¿Así o con más detalles?

    No había detenido mis caricias ni un instante, incluso eché el peso de mi torso encima de la mesa y estiré el brazo, abarcando más de su piel descubierta. Mi voz seguía siendo un murmullo bajo, ligeramente ronco de a ratos.

    —Recorrí su espalda, sus piernas, la pegué a mí y bajé a su cuello. Luego me dijo que si quería salir~

    Sonreí con un poquito más de ganas, acunando el rostro en mi mano libre. Mantuve mis ojos encima de los de Ali, a la expectativa, aunque el mensaje estaba clarísimo.

    ¿Sigo~?

    madre de dios
     
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    Ya no era ninguna novedad, ¿verdad? No había ningún motivo para que Joey sospechase del asunto con Shiori y aun así supe que no lo necesitaba para que me preguntase al respecto, como si tuviésemos algún especie de radar metido en el cuerpo que nos permitía intuir cuándo habíamos follado con alguien y cuándo no.

    —Kuro-chan, sí. Yo también me lo pasé bien en la fiesta, ¿sabes~? —afirmé, así como si nada, y hasta me encogí un poco de hombros al responder.

    Ni modo, ¿una fiesta en una mansión llena de chicas lindas y alcohol? Lo raro hubiese sido que no me hubiese llevado mi porción aquella noche y, venga, si de sexo se trataba, siempre conseguía lo que me proponía, fuese de una manera o de otra. Y ni siquiera había que irse muy lejos para darse cuenta, ¿verdad?

    Joey captó mis intenciones al jodido segundo, casi como si me hubiese leído la mente o algo, y no pude estar más satisfecha al notar sus dedos sobre mi piel revirtiendo las caricias vagas y al escuchar su voz comenzando a relatar todo el asunto. Se quedó prendado de mis ojos también y yo le mantuve la mirada en todo momento, porque si de salidos iba la cosa... la competición estaba demasiado igualada.

    No me di ni cuenta de ello, estaba demasiado metida en el relato como para hacerlo, pero acabé llevándome la mano libre hacia la boca y mordisqueándome el pulgar prácticamente al mismo tiempo que el chico se echó hacia delante para extender aún más las caricias por el otro brazo.

    De verdad que hasta vergüenza tenía que darme, estábamos en un jodido restaurante en el que en cualquier momento nos podían traer la comida y no podía importarme menos. No cuando estaba imaginándome a la perfección todo lo que Joey estaba relatando, no cuando su tono bajo y ronco me lanzaba cosquillas a lo largo del cuerpo y, definitivamente, no cuando me estaba calentando como una jodida perra y desconectando ya alguna que otra neurona por ello.

    Era difícil pensar en lo que pasase a nuestro alrededor cuando mi cerebro estaba ocupando siguiendo la historia del moreno~

    Entorné apenas la mirada cuando dejó de hablar, recibiendo perfectamente el mensaje de sus ojos, y me humedecí un poco los labios con la punta de la lengua antes de recuperar la sonrisa oscurecida de antes, acompañando el gesto con la cabeza ladeada. Era terriblemente peligroso lo que estábamos haciendo, no estaba para nada bien y sabía, en el fondo de mi cabeza lo sabía perfectamente, que tenía que pararlo.

    >>¿Y después? —exigí, aunque lo hice con un hilo de voz y de exigencia acabó teniendo poco.

    ¿Pero cuándo habíamos parado nosotros algo que estuviésemos disfrutando?

    Y no había cosa que odiase más que quedarme a medias.
    Cerda ella y cerda yo, nos vamos al puto infierno and i couldn't care less
     
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    Gigi Blanche

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    Una sonrisa de lo más divertida se expandió en mis labios al oírla excusándose, quiero decir, como si necesitara hacerlo. Me encogí de hombros casi al mismo tiempo que ella, alzando también la mano libre, y una risa vibró en mi pecho al relajar la postura. Y yo que siempre había visto tan recta y diligente a Kuro-chan, ¿quién lo habría dicho? ¿Y no que andaba con el tío este mala hostia de mi clase que...? Espera, ¿dónde se había metido? Bah, qué iba a importarme a mí cualquier información más allá de que Alisha ya le había hincado el diente. Si al final iba a entrar en mi liga y todo.

    Como para considerarlo~

    Así estuviera bastante concentrado en las imágenes que desfilaban por mi mente al relatarle la tarde donde Ri-chan, no me pasaron desapercibidas las reacciones de Alisha. La forma en que se llevó la mano libre a la boca, el pulgar, precisamente, sin quitarme los ojos de encima. No, si la cabrona debía estar pasándolo mejor que yo, and honestly? Verla así, seguir el movimiento de sus labios, alcanzaba ya para ponerme con unas ganas increíbles. ¿Que estábamos en un restaurante? Pues sí.

    ¿Y el punto?

    Se relamió apenas suspendí el relato, lo hizo con todo el puto descaro y yo, de igual forma, la observé sin perderme de un solo detalle. Repasé el tinte de su sonrisa y deseé, realmente deseé que ese sushi se tardara lo suyo en prepararse. ¿Que qué había pasado después? Escondí una risa de nada detrás de mi puño y luego bajé el brazo, trazando su piel como ya venía siendo lo usual.

    —Ri-chan estaba con unos problemas de memoria, así que le ayudé a recordar lo que habíamos hecho en la fiesta~ Se quitó la toalla, me empujó a la cama y mientras se quejaba de no sé qué la besé de prepo, justo como en la habitación de huéspedes. Recorrí su espalda, me hizo recostarme y se me echó encima.

    Si total ya andábamos de cerdos, volví a despegar el pie del zapato y estiré la pierna hasta alcanzar la suya. La diversión se me pegó en toda la cara y presioné las yemas de los dedos en su brazo, enfocándome ahora en lo que hacía debajo de la mesa. Hacia arriba, hacia abajo, despacio y sutil, apenas una cosquilla.

    —Total que bajó a mi cuello mientras yo me entretenía aquí y allá, alcanzó mi pecho y se pegó a mí con muchas ganas. Yo, obvio, hice lo mismo~

    Enganché el pie detrás de su pantorrilla, como instándola a deslizarse un poco más cerca, y le di un trago a mi copa como si nada. No que no tuviera intenciones de seguir pero vaya, no era yo si no ponía un par de condiciones, ¿verdad?

    Come on, babe.

    Come closer.

    cerdas todas, period
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 2
  13.  
    Amane

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    No me había parado a pensar en que, así como quién no quería la cosa, acababa de vender a la pobre Shio-chan al diablo. Nada que me fuese a quitar el sueño tampoco let's be honest, y hasta un poco de gracia me hacía imaginar a Joey intentando ligarse a la chiquilla; si seguro que hasta bien le venía otro polvazo ahora que su novio andaba desaparecido o lo que fuese. De nuevo, el asunto que estábamos llevando entre manos era mucho más interesante que cualquier otra cosa, así que poca atención podía ponerle realmente a lo que hubiese pasado en la fiesta o a lo que podría ocurrir en un futuro con gente que ni al caso en ese momento.

    El cabrón de Joey no se estaba haciendo mucho de rogar, no más de lo normal quería decir, y pensé que el hijo de puta tenía que estar disfrutándolo casi tanto o puede que más que yo. No sabría decir si se lo estaba pasando mejor con el relato, recordando lo que ya había hecho, o por mis reacciones, que tenían que ser todo un poema en el momento, pero solo había que verle la cara para saber que estaba en su puta salsa y, realmente, poco o nada importaba el porqué.

    De repente pareció recordar la estupidez que nos habíamos montado con los pies minutos antes y sentí de nuevo su tacto por debajo de la mesa, que acompañado por la repentina presión de sus dedos sobre mi brazo, hizo que se me erizase un poco la piel. Joder, que ahora sí que estaba ya bastante sensible, no podía hacer mucho para evitarlo tampoco.

    Seguí el movimiento de su copa hasta que se la llevó a los labios, pestañeando un par de veces con cierta pesadez, y embobada como estaba por todo el asunto, lo cierto es que la pinza se me voló un poco solo con la imagen y eso que no tenía especialmente extraño. También sentí al garganta un poco seca, pero de repente no me apetecía para nada cortar la atmósfera de ninguna manera, así que no hice ni siquiera el amago de mirar mi vino o algo por el estilo.

    Por otro lado, aunque un poco tarde por haberme quedado mirándolo como estúpida, obedecí sin rechistar su orden implícita y deslicé la silla un par de centímetros hacia delante. Por algún motivo eso no me pareció suficiente y acabé echándome yo también hacia delante sobre la mesa, tanto que hasta un par de mechones se me deslizaron por los hombros y acabaron cayendo sobre la mesa. Ladeé un poco la cabeza y aproveché que estábamos tan cerca para extender el brazo libre, rozando su mejilla apenas con los nudillos, un poco porque sí.

    —Sigue —murmuré, sin necesidad de alzar nada la voz debido a la cercanía.

    Mira que si de milagro acababa la historia antes de que se nos fuese por completo la cabeza iba a ser para enmarcarlo y todo.

    Que diosito nos pille confesados
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 2
  14.  
    Gigi Blanche

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    Vete a saber si usaría la información para intentar una movida sobre Kurosawa, de plano no era que me afectaran los rechazos así que ni tanto podía perder, pero de cualquier forma no era ninguna mente maestra planeando polvos con semanas de anticipación. Si algún día coincidíamos en el mismo espacio, si cruzábamos miradas o simplemente la veía y me salía de los cojones acercarme, pues bien. Tampoco era que anduviera sin opciones, quería decir.

    Ali parecía borracha o algo, de verdad, y eso que sólo había bebido un poco de vino~ Si contarle mis ligues por ahí iban a ponerle de semejante forma pues mira, no sería quien se queje, que me servían para provocarla y de paso ¿quién no disfruta de rememorar buenos momentos? Que la estupidez me estaba calentando y con ganas, y eso que aún no llegaba a la mejor parte.

    Algo tarde, pero lo importante era que obedeció. Su cuerpo se arrimó a la mesa y colé el pie entre sus piernas para apoyarlo en el borde de la silla, que ya empezaba a acalambrarme. Lo dejé ahí un rato, hasta que el entumecimiento pasara, mientras ella acariciaba mi mejilla. Iba a tener que agradecer que las mesas fueran pequeñas, el mantel hasta el piso y todo, de veras, si parecía diseñado para cerdos como nosotros. Me sonreí con cierta mofa, sus nudillos estaban algo fríos y no lo razoné ni medio segundo, cacé su muñeca al vuelo y los mordisqueé apenas, viéndola a los ojos. Ni idea, sólo me apeteció y los dejé ir unos pocos segundos después.

    ¿Que siguiera?

    Cómo decir que no~
    Reajusté la posición, deslizándome por mi silla hasta sentarme bien cerca del borde, y mi rodilla chocó con la parte trasera de la mesa. A medida que seguía con el relato fui recorriendo el cuerpo de Ali con la mirada, según las zonas que mencionaba, y alguna que otra sonrisa traviesa se me coló en medio.

    —Tú ya me conoces, así que no me aguanté mucho hasta darle la vuelta para quedar arriba. Hinqué las rodillas a ambos lados de su cuerpo y volví a besarla, acariciando sus muslos. —Mi pie reinició su recorrido, cosquilleando sus piernas de arriba abajo, peligrosamente cerca del borde del vestido—. Deslicé los labios a su cuello, deslicé la lengua, y seguí bajando hasta encontrar sus pechos. Seguía con la ropa interior, claro, así que era todo tentativo, también cuando...

    Estiré la pierna un poco de golpe, colándome dentro de la falda del vestido hasta topar con sus bragas sin una puta gota de decoro. Mi sonrisa se ensanchó, lo hizo como un auténtico hijo de puta, y presioné un dedo en su intimidad.

    —La toqué aquí —indiqué en un susurro, sin dejar de estimularla lentamente—, y al mismo tiempo volví a buscar sus labios. Nos besamos un rato y de repente le di la vuelta sobre el colchón, dejándola boca abajo. Recorrí su cuerpo, deslicé la lengua por toda su espalda y le quité el sujetador. Le corrí las bragas, también, y... ah, ¿cómo fue que le dije~?

    Me las arreglé para hacer lo mismo, removiendo un poco su ropa interior con los dedos del pie, y fue cosa de sentirla y sonreír ampliamente, mostrándole toda mi hilera de dientes. Mi voz se redujo aún más de ser posible, o quizá fuera por el acento británico.

    Well, well. Already so wet, darling~?

    yo no tengo palabras para explicar lo que estoy disfrutando esta cochinada, satan may take my soul
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 2
  15.  
    Amane

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    Noté al instante como Joey utilizaba la nueva cercanía de la silla para apoyar el pie sobre la misma, ahí entre mis piernas. El gesto en sí no cargo nada extraño, no por el momento claro, y aun así sentirlo ahí me lanzó encima una expectativa de lo más jodida; porque aquello significaba que ya no había vuelta atrás en lo que sea que fuese que estuviésemos haciendo y, sinceramente, no vi por donde preocuparme por ello.

    Tampoco pude dedicarle mayor atención a aquel detalle porque inmediatamente después Joey se hizo con mi muñeca, me mordisqueó la piel y, prácticamente por acto reflejo, noté cómo se me formaba la sonrisa con el tinte felino sobre los labios. No que lo hubiese dudado en ningún momento, pero ciertamente parecía que el rollo este lo estaba calentando casi más a él que a mí. A ver, era normal, ¿no? Lucky him, todo lo que me estaba contando él podía revivirlo, no solo imaginarlo como yo.

    Seguí metida en el relato como una jodida intensa, aunque por supuesto eso no evitó que sintiese como seguía con las caricias por el muslo y el consiguiente cosquilleo en la entrepierna, y aún no sé muy bien cómo me las arreglé para no mandarlo todo a la mierda, levantarme y ponerme encima suyo para comerle la boca y dejarnos de tonterías. Supongo que no lo hice porque supe, bien dentro de mí, que no me iba a dejar así.

    Lo supe y aun así consiguió tomarme desprevenida cuando se presionó contra mi intimidad; lo supe y aun así no pude reprimir el gemido ahogado que se me escapó al notarlo. A aquellas alturas solo Dios podía bajarnos para obligarnos a separarnos, o quizás el mismísimo diablo si no fuese porque seguramente estaba orgulloso de nosotros, y fue por eso que ni siquiera lo razoné cuando, en lugar de intentar separarme, solo seguí removiéndome para intentar aumentar el alcance de su movimiento.

    Me las apañé para controlarme la voz, repentinamente consciente de que seguíamos en un jodido restaurante, pero la única manera de hacerlo que encontré fue mordiéndome los labios y al final lo único que conseguí fuese que todos los gemidos se me quedasen atorados en la garganta, creando en su lugar una especie de ronroneo bajo que era a todo lo que podía aspirar para disimular.

    Para ser completamente sincera, había empezado a perder el hilo del relato en algún punto cercano a cuando comenzó a estimularme. Mis neuronas tenían una límite y estaba más que claro que en ese momento lo estábamos superando. Perdí el hilo, sí, y aun así seguí con la mirada clavada en la suya y prestándole atención, porque podía no estar entendiendo una mierda de lo que estuviese diciendo y aun así necesitar seguir escuchando su tono de voz.

    Claro que el cabrón tuvo que marcar aún más el acento en ese momento, justo cuando se decidió por removerme la ropa interior y terminar de hacer la jugada. Menudo combo destructor, él lo sabía mejor que nadie, y ya hasta tuve que llevarme la mano a la boca para tapármela porque estaba a medio segundo de montar tremendo espectáculo.

    Una vez más, no vi por donde pararlo, y más bien hice lo contrario. Colé la mano que tenía libre por debajo de la mesa y clavé los dedos en su pierna, para que ni siquiera se le ocurriese separarse de repente en ese momento. No pude abrir la boca, porque sabía que si intentaba hablar no iba a poder disimular una mierda ya nada, pero le eché encima una mirada suplicante que tenía un mensaje muy claro grabado.

    Acaba ya, por favor.

    5mentarios
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 2
  16.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    De verdad, podríamos haber esperado al postre o, como mínimo, a bajarnos la primera botella de tinto para echarle la culpa al alcohol. Ya ni nos molestábamos en disimular una mierda, que estábamos mal de la cabeza y juntarnos en un mismo espacio sólo implicaba magnificarlo. Solos, para hacerla redonda. Si Ali no había anticipado algo del calibre al hacer la reserva específicamente aquí iba a sentirme por demás decepcionado.

    La hija de puta ya había empezado a gemir, así intentara ahogarlos, me daba igual. Brotaban de su pecho, morían en su garganta y aún así me alcanzaban con la contundencia suficiente para aflojarme los cables. Si era capaz de mantener la calma, la compostura y mantener el hilo del relato era porque, probablemente, lo único peor a mi puto culo hormonal era el jodido cabronazo que adoraba ser.

    Y si tenía que tragarme la calentura con tal de volverla loca, con gusto~

    Su mano se afianzó en torno a mi tobillo, lo hizo con una nota de ansiedad que me arrojó pedazo de satisfacción encima. Me sonreí, mis ojos completamente oscurecidos, y retiré el pie de entre sus piernas con movimientos lentos. Fue adrede, por supuesto, cosa de no perderme ni un solo detalle en sus expresiones.

    —Bueno, puedo seguir contándote —murmuré, arrastrando la silla para atrás—. Pero también puedo mostrarte~

    No me incorporé, de hecho alcé las puntas del mantel y me colé debajo de la mesa. Fui donde Ali, afiancé ambas manos en sus muslos y le di un apretón con toda la intención, corriéndole el vestido un poco hacia arriba. A ver, nada extraño, ¿verdad? Si la camarera llegaba con la comida yo igual podía estar en el baño o algo~

    Me sonreí, me relamí, y arrastré las manos por dentro de su vestido hasta enganchar el elástico de sus bragas y jalar hacia abajo. Dejé caer la prenda a la altura de sus tobillos y la insté a separar las piernas, acercando el rostro para comenzar a dejarle besos en la cara interna del muslo. Castos, al principio, a mitad de camino presioné la lengua y mi mano se aventuró hasta rozar su intimidad descubierta. Deslicé los dedos, estaba estúpidamente húmeda y la idea me arrojó un chispazo de oscuridad al centro del cerebro, clavándole los dientes suavemente en la piel.

    No le pedí permiso de ningún tipo, seguí acercando el rostro y retiré la mano para echarle mi aliento caliente encima. Fue lento, fue pesado, enterré los dedos en sus piernas y deslicé la lengua por toda su intimidad, de punta a punta. La saboreé con un gusto que debía ser hasta preocupante, solté el aire por la nariz y empecé a comerle el puto coño como me salió de los cojones.

    Dios, estábamos mal de la cabeza.

    Y no podía disfrutarlo más.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 2
  17.  
    Amane

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    Claro que la presión que ejercí sobre el tobillo de Joey fue ínfima, no tuve la fuerza suficiente para pararlo y de todas formas, al final del día, nunca pretendía obligarlo a nada, así planease dejarme con las ganas o a medias las veces que quisiese. Y quizás, solo quizás, supe ver dentro de su mirada oscurecida que simplemente tenía otros planes y que la estupidez no iba a acabar ahí.

    Pero no dejaba de ser una suposición; la realidad era que estaba jodidamente caliente y que Joey había dejado de tocarme cuando más lo necesitaba, así que no pude esconder el suspiro pesado que se me escapó de los labios ni la chispa de decepción que se me instauró en los ojos. Así fue, claro, hasta que escuché de nuevo su voz y lo vi levantando el mantel, desapareciendo no mucho después debajo de la mesa.

    De verdad que pensé que no sería capaz, que solo estaba jugando conmigo como el cabrón que solía ser, pero nada más lejos de la realidad. Noté el apretón completamente intenciones sobre mis muslos y el cosquilleo de antes se reinició, incluso con más fuerza en aquella ocasión.

    Fucking hell, Joey —murmuré con un hilo de voz, apoyando los codos sobre la mesa y echándome hacia delante para taparme la cara con las manos.

    Eso dije, sí, pero siquiera hice el amago de pararlo en algún momento. No, qué va, aún peor: fue notar sus manos alcanzando el elástico de las bragas y me removí un poco para incluso facilitarle la tarea de bajarlas. No, si unos putos salidos de manual éramos y sinceramente parecía que cada vez que nos juntábamos se nos aflojaban permanentemente los cables un poco más.

    Sabía que no iba a servir de nada, pero intenté controlarme de nuevo aunque fuese un poco. Me duró aproximadamente cinco segundos, hasta que sentí sus dedos apenas rozándome y un escalofrío me recorrió la espalda por completo. Me eché hacia atrás, hasta que noté el respaldo de la silla, y dejé caer la cabeza sobre el mismo, arqueando la espalda en cuanto el cabrón deslizó la lengua por toda mi intimidad.

    Por suerte no se hizo de rogar y yo ya había desconectado casi por completo; la voz ya me salió como quiso, en gemidos bajos y roncos, y me aguanté de mandarle todo a la mierda e intentar levantar el mantel para verlo solo porque aun tenía un poco de neuronas haciendo sinapsis y no quería exponernos de esa manera. Suficiente nos estábamos poniendo ya en peligro y, casi como una especie de premonición, fue cosa de pensarlo y escuchar la puerta deslizándose.

    La sangre se me congeló en el cuerpo y por un segundo pensé que hasta ahí habíamos llegado, pero por algún milagro caído del cielo logré erguirme y pretender que no tenía a un hijo de puta comiéndome el coño por debajo de la mesa. Apreté las piernas a ambos lados de su cabeza al levantarme, en un intento de avisarle o algo, pero quizás demasiado tarde me di cuenta que lo único que había hecho era profundizar más el contacto y mandarme más a la mierda.

    La camarera fue lo suficientemente profesional como para dejar el plato de Joey sobre la mesa, avisarme que lo otro tardaría un par de minutos más y retirarse en cuanto asentí ligeramente con la cabeza. No supe si fue por la adrenalina del momento, la tensión de ser pillada, que Joey estaba haciendo el trabajo de su vida o todo a la vez, pero el cuerpo comenzó a temblarme cuando volvimos a estar solos y prácticamente me deshice sobre la mesa ahogando el gemido prolongado contra el mantel.

    >>Eres un puto demonio, Joe —solté, con la respiración entrecortada.

    Ni que yo fuese una santa tampoco, pero íbamos a dejar pasar eso por el momento, ¿verdad?
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 2
  18.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Si acaso me sonreí cuando la oí quejándose pero, pese a ello, no mover un solo músculo. Como si fuera masoquista o algo, eh. Permanecí atento a sus reacciones, eso si, no tanto porque temiera que se arrepintiera a mitad de camino sino para guiarme y hacer un buen trabajo. De plano sabía que caliente ya iba a estar, con el espectáculo que nos habíamos montado recién, y ¿encontrándonos en medio del puto restaurante, con el riesgo de ser pillados a cada segundo?

    Even better.

    Noté que echaba la espalda hacia atrás y profundicé el contacto en cuanto sus gemidos llegaron a mis oídos. Venga ya, debía estar más duro que la puta mierda, pero ya me había comprometido y no pensaba decepcionarla~ Seguí y seguí, y cuando oí que alguien entraba a la habitación, probablemente la camarera, me detuve un segundo. Respiré por la nariz, me colé un par de dedos en la boca y los introduje en su interior.

    Así, por la pura gracia.

    Se las apañó como una campeona para disimular, debía reconocérselo, y ni siquiera tuve que penetrarla a gran velocidad para notar cómo su cuerpo comenzaba a temblar. Me sonreí, dejándola en paz, y el gemido que ahogó en el mantel me arrancó una risa floja que cargó una satisfacción inmensa. Gateé de regreso, asomé la cabeza por el borde de la mesa y me senté como si nada, con una sonrisilla angelical y todo.

    —¡Oh! Trajeron mi comida. Nice~

    Me sequé la boca con el borde de la servilleta e inmediatamente me puse a comer, murmurando una canción en voz baja. Recién unos segundos después, cuando Ali se compuso, le concedí una sonrisa divertida y bebí de mi copa.

    Good job, baby. Ni parecía que te estaba comiendo el coño, has mejorado~
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 2
  19.  
    Amane

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    Mira que había que ser hijo de puta, de verdad, para echarme esa sonrisa angelical encima y ponerse a comer como si nada después del pedazo de espectáculo que nos habíamos montado. Y, ¿qué? ¿Se suponía que yo me tenía que tragar el cuento de que iba a estarse quieto cuando tenía que estar más duro que la mierda? Sí, claro.

    Fuck off, honey~

    Tampoco era como si estuviese completamente molesta con él, por eso no soné para nada convincente al mandarlo a la mierda y, yo que sé, tampoco me esforcé mucho sabiendo que él era consciente y que no se iba a tragar nada así hiciese el papel de mi vida. Claro que, eso tampoco significaba que lo iba a dejar pasar así sin más. No, señor, nada de eso~

    Me hice con mi copa de vino y me bajé una cantidad considerable de la bebida de golpe, mirando a Joey de soslayo al hacerlo. Después de dejar la copa de nuevo sobre la mesa, me incliné hacia delante y colé la mano por debajo del mantel, haciéndome con las bragas que había manipulado con los pies hasta dejarlas colgando de un solo tobillo, el de la pierna que levanté y apoyé sobre la rodilla contraria para facilitarme la tarea.

    Me levanté del asiento con toda la tranquilidad del mundo y el mismo tipo de sonrisa angelical que él había tenido segundos antes, bajándome la tela del vestido hasta su correspondiente altura en cuanto estuve de pie. Caminé hasta alcanzar su espalda, me incliné sobre él, pasando los brazos por encima de sus hombros, y le solté la prenda encima del regazo sin ninguna clase de vergüenza.

    >>Voy al baño~ —murmuré, prácticamente encima de su oído, y por supuesto aproveché para presionar la mano un par de segundos sobre su entrepierna.

    Le dejé un beso superficial cerca del cuello y me erguí, dándome la vuelta hacia la salida como si nada. Obviamente, el timing de aquella camarera no podía estar más on point de nuevo, y me topé con su rostro en cuanto abrí la puerta para salir.

    >>Ah, gracias, puede dejar el plato ahí sin problemas —le dije, con una sonrisa radiante, antes de pasar a su lado hacia el exterior.

    Me iba a estudiar después del tochohell de los casilleros pero se me ocurrió esto and i had to (??)
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 2
  20.  
    Gigi Blanche

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    Alisha me mandó a la mierda y me limité a ensanchar la sonrisa, mientras seguía comiendo como si nada. La vi bajarse el vino de golpe y estuve por ofrecerle más cuando noté que se movía, vete a saber haciendo qué. Seguí sus movimientos con una cuota de curiosidad impresa en el semblante, masticando, en lo que se incorporaba y caminaba hasta situarse a mis espaldas. Un poco en reflejo me eché sobre el espaldar y le permití envolverme con sus brazos, esbozando una sonrisa sedosa. Se me escapó una risa bastante pronunciada al ver que dejaba caer encima mío sus bragas.

    Joder, esta chica.

    La cabrona alcanzó mi entrepierna tras avisarme que iría al baño y me tensé un instante, culpa del chispazo de electricidad que me recorrió el cuerpo. La seguí con la vista, soltando el aire por la nariz, y cuando vi que por la puerta también aparecía la camarera me apresuré en agarrar las putas bragas y metérmelas en el bolsillo, irguiéndome de regreso a la mesa. Le concedí una sonrisa cordial tras dejar la comida de Alisha y, una vez me supe solo, bufé con pesadez. Me removí, acomodándome un poco los pantalones, y regresé a mi plato de carne.

    Mientras masticaba se me ocurrió que la tonta acabara esperándome en el baño o alguna mierda así, pero de repente no me dieron muchas ganas de actuar acorde a sus pretensiones y seguí comiendo de lo más tranquilito, o al menos fingiéndolo. Lo cierto es que me bajé una buena cantidad de vino y volví a llenarme la copa, dándole otro trago.

    Si no seguiría caliente, la puta madre.
     
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  1. Gigi Blanche
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