Juegos del destino

Tema en 'Fanfics Abandonados de Temática Libre de Anime' iniciado por kajasame, 16 Marzo 2008.

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    kajasame

    kajasame Guest

    Título:
    Juegos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    7589
    Juegos del destino

    Bueno, primero este fic es propiedad de mi hermana shadowgilr89, yo solo le ayudo x3, y no lo subió ella en su cuenta por k nunca entra xD así k me permitió subirlo y sobre los mensajes... me los pueden dar a mi o dejarlos aki x3... sólo keria decir eso, sobre los capitulos bueno aún no se cada cuanto subiré uno pero no tardaré tanto... ~~~~SUMMARY: Dos clases sociales, dos diferentes zonas; dos chicos, dos vidas diferentes; ¿que pasará cuando el destino cruce sus caminos? Universo Alterno~~~ dejaré el fic y bueno, leanlo:


    JUEGOS DEL DESTINO


    Por shadowgirl89
    CAPITULO I


    Nadie sabe por qué pasan las cosas... ni el por qué vienen, ni el por qué se van; muchas veces, simplemente uno se limita a vivir y a seguir lo que viene día con día, sin siquiera preguntarse los motivos por los cuáles vive, o por lo cuáles simplemente existe; yo nací dentro de un mundo extraordinario, donde los bailes y el duelo de monstruos mas que un placer, eran un negocio... y fue con esa mentalidad con la me educaron y con la crecí, pensando que era lo único existente, y que la forma en la que me lo habian enseñado era la única manera correcta... siempre lo creí así, o al menos, lo creí hasta hoy...

    El viento sopló con suavidad bajo el manto nocturno, cubierto a su vez de miles de estrellas, mientras que el gran astro reflejado en el gran lago lograba embelesar con su magnificencia y su hermosura a quien decidiera mirarla; el murmullo ocasionado por el roce de las hojas de los árboles contra si mismas parecian entonar una dulce melodía que solo podía ser opacada por Violinista en el Tejado, interpretada por la orquesta dentro del gran salón de fiestas en la mansión Pegasus; pronto un sonido agudo ajeno a la pieza musical captó la atención de los presentes conforme fue haciéndose mas fuerte, cesando el sonar de la melodía, y haciendo que los invitados finalmente repararan en el anfitrión del evento.

    “Gracias por su atención...” fueron las primeras palabras del hombre al momento de poner por un lado la copa vacía y la cuchara con la que habia logrado su cometido “Muy buenas noches tengan todos ustedes; antes que anda, quisiera darles las gracias por su asistencia a este evento, en esta noche tan especial...” se gira hacia su derecha al momento de con una mano tomar la de una joven y hermosa mujer rubia, para enseguida, besarla “Hoy, se celebra el 29th cumpleaños de mi amada esposa, Cecilia... y también, nuestro 14th aniversario de bodas...” toma una copa llena de champagne, al momento de alzarla ante los invitados “Damas y Caballeros, yo, Maximilian Pegasus, quiero proponer un brindis por esos dos maravillosos momentos...” tras ser correspondido el ademán, habiendo un par de aplausos después, la música comenzó nuevamente, al momento que el hombre se sentaba a un lado de la mujer.

    “Me siento realmente halagada, Maximilian... solo que creo que el mencionar mi edad no fue para nada caballeroso...” dijo con fingida molestia la dama, al momento de reir suavemente, ganándose un beso en la mano por parte de su esposo.

    “Supongo que entonces, deberé recompensarte por ello, amada mia...” por breves instantes, ambos se miraron riendo; en seguida, pusieron su vista sobre el resto de los invitados.

    “Lo tomaré en cuenta, cariño... en estos momentos, tengo a otras personas mas en mente...”

    “Ohhhh.... y créeme que si no supiera de quien hablas, me hubiera puesto celoso... ¿crees que lo estén pasando bien?”

    “No lo sé... ¿por qué... no vas a ver...?”

    “Si así lo deseas...” se pone de pie al momento de hacerle una reverencia “volveré tan pronto como pueda...” finalmente, se retira.

    Tras un par de minutos de esquivar invitados, logró divisar el lugar que buscaba; sin haber batallado para encontrarles, sonrió amplia y burlonamente para ver, como en años anteriores, que las dos figuras que buscaba peleaban de manera discreta con dos de las botargas (en base a cartas del mundo de caricatura) que había mandado a que les vigilaran especialmente. Finalmente, tras caminar un poco mas, estuvo enfrente de ellos, captando su atención.

    “Mis estimados jóvenes amigos... ¿están disfrutando del evento?”

    “El evento no está mal, pero seguro lo disfrutaría si estas cosas dejaran de fastidiar...!” respondió uno de los dos chicos, un joven castaño de complexión delgada, tez blanca y ojos azules, al momento de lanzar la botarga por un lado; Pegasus miró por unos instantes el disfraz en el suelo, para enseguida, girarse hacia el muchacho.

    “Mi estimado joven Kaiba, tan sincero como siempre...” en seguida, el hombre miró al otro chico, el cual pese a notarse que se encontraba del mismo humor que su compañero, parecía reprimirse mas el deseo de hacer lo mismo con la otra botarga; sin embargo, pese a lo normal que le era mirarle en esos eventos, no logró evitar antes, por breves segundos, reparar en el extraño y a la vez curioso peinado en forma de estrella que se formaba de manera natural en su cabeza “Dime, joven Athemus, ¿qué tal la fiesta?”

    “Tan excepcional como siempre, Sr. Pegasus...” respondió de forma pasiva el chico, al momento de pasarse la mano por su cabello “¿Cómo lo está pasando su esposa?”

    “Quitando el hecho de que mencioné su edad, lo está pasando de ma-ra-vi-lla... espero que el resto de los invitados así como los bocadillos y bebidas, sean de su agrado... ahora, si me disculpan, debo de ir a atender otros asuntos... que pasen buena noche...” antes de comenzar a caminar nuevamente, se detiene “ah! Por cierto... sus habitaciones están listas para cuando gusten retirarse a descansar...” tras despedirse con la mano, sale, ante la mirada del duo, mientras que finalmente, el chico de crestas doradas repite la acción de su colega con la otra botarga.

    “Mmph!! Finalmente te animaste a hacerlo, Yami!! Pensé que te quedarías soportándolo toda la noche, como siempre!!”

    “Venga, Kaiba, que hasta yo tengo un límite... y mira que aguantar esto durante varios años, ya era justo...”

    “Miren a quienes tenemos aquí... ¿asi es como agradecen la hospitalidad del Sr. Pegasus? No quiero imaginarme cómo sería si no lo hicieran...”

    Tanto Yami como Seto se giraron hacia el dueño de la voz, identificándolo al instante: su larga cabellera rosada y sus ojos grisáceos, así como su presencia en público y su fanatismo por las rosas, le hacían un individuo imposible de no reconocer.

    Zigfried Shreader... que... sorpresa...” habló Yami sin apartar su vista de él, con un gesto serio en su rostro.

    “No esperaba verte por aquí...” saludó Kaiba a su modo, de la misma manera que su colega; el sujeto rió irónico.

    “Je, ¿de verdad pensaron que mi propio tío no me invitaría a uno de los eventos más importantes en su vida?”

    “Em... la verdad no, al menos no desde el último incidente...” respondió el rubio un tanto nervioso, recordando dicha situación cuando mas jóvenes, había quemado una de las cortinas por accidente durante uno de los tantos bailes del hombre de cabello platinado.

    “Tan gracioso como siempre, Athemus... efectivamente, fue un desastre aquella ocasión, pero en estos momentos ya no soy un niño y tengo cosas más importantes en las cuáles pensar... ¿verdad que piensas de la misma forma que yo, Kaiba...?”

    “La verdad es que no me interesa en lo absoluto lo que estés pensando”.

    “¿En serio? Pues creo que debería comenzar a importarte... después de todo somos socios... ¿mmm?”

    “Como te lo dije antes: no me interesa lo que pienses fuera de los negocios... y yo no he venido a hablar de eso hoy... ahora, si me disculpas... Yami...” tras decir eso, Kaiba se pone de pie y pasa por un lado del chico de cabello rosado sin siquiera mirarle; tras unos segundos, el mismo se gira hacia por donde salió el castaño.

    “Es taaaan impredecible... es un don que tiene...”

    “Ya lo creo... de cualquier modo.... yo... también me retiro, Zigfried... el viaje fue agotador y estoy cansado; que pases buena noche” y al igual que Kaiba, salió del lugar dejando al muchacho solo; sin un acompañante en ese lugar, finalmente decidió dirigirse a la mesa principal donde la pareja anfitriona se encontraba.

    “Excelente fiesta, ¿no?” fueron las primeras palabras que pronunció Zigried a manera de saludo, captando la atención de Pegasus y Cecilia “y digo, ¿qué se podía esperar siendo ustedes los anfitriones? Je...” el chico se sienta por un lado de Pegasus “Debes enseñarme algún día tío, como es que lo haces...”

    “Mmmm... no es cosa del otro mundo... todo consiste en ser del agrado de la gente... y hablando de ello... ¿has hablado ya con el joven Kaiba y el joven Athemus?”

    “Si... se puede decir que si... ¿sabes? es encantador... pero no sé como es que logras entablar una buena conversación con él...”

    “Ya te lo dije... es simple tacto person.... OH!!! MI QUERIDO KAIBA!!!” sin siquiera terminar de hablar, se pone de pie mientras sale en la dirección en la que el castaño se encuentra, ante la mirada indignada de Zigfried y las risas discretas de Cecilia.

    “Disculpa a tu tío, Zigfried, sabes como se pone con Seto y con Yami cada que tiene oportunidad...”

    “Si, la verdad es que ya me estoy acostumbrando, tía... me estoy acostumbrando...”

    “Menos mal... por cierto, ¿has visto al joven Yami? Creí que estaba con Seto...”

    “Se retiró... dijo que la fiesta no le era del todo de su agrado... ¿qué descortés, no?”

    “Supongo que está cansado por el viaje, tener que viajar por 5 horas es bastante pesado... me alegra que haya decidido retirarse...”

    “Si... como sea... iré a saludar al resto de los invitados... ¿tía? Si me disculpas...” y finalmente, se puso de pie sin decir algo mas.

    Por su parte, Yami caminaba hacia la habitación que se le había asignado; una vez ahí, sin siquiera despojarse del traje que vestía, se tumbó sobre la cama boca arriba, al momento que cubría su rostro con el dorso de la mano, dejando escapar una respiración para liberar la tensión en su cuerpo que se había acumulado; tras breves segundos, abrió levemente sus ojos, mirando la luna en lo alto a través del gran ventanal junto al que se encontraba recostado, metiendo su mano en uno de los bolsillos de su saco instantes después y sacando su mazo de cartas, posando su vista en dos cartas específicas tras haberlas localizado, al momento que comenzaba a recordar como las había obtenido...

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    Era inevitable el que estuviera ansioso... después de todos los problemas que había tenido con su familia, podía ver los grandes frutos que con su trabajo, en conjunto con su imaginación, había logrado; y era aún mas los motivos para emocionarse, puesto que a pesar de llevar mas de 12 años en el mismo proyecto, las cosas no seguían igual, sino que ahora, eran incluso mejores que en su comienzo; tras mirar a sus invitados de manera general, no pudo evitar el dibujar una sonrisa de satisfacción; una mano a sus espaldas clamando su nombre le hicieron girarse, al momento de toparse con dos hombres, ambos de unos 35 años aproximadamente, uno de ellos acompañado por su esposa.

    “Ah... Señores...! No saben el gusto que me da verles por aquí...!” saludó de manera respetuosa y alegre al mismo tiempo.

    “Venga, Pegasus, que no debería fascinarte tanto nuestra presencia... después de todo, venir es lo menos que podíamos hacer después de 6 años de que nuestras compañías fueran socias....” respondió uno de los sujetos, un hombre de complexión mas o menos fuerte, tez apiñonada y barba y cabello de color violáceo oscuro.

    “Tan amable como siempre, Sr. Athemus... debería ser yo quien agradeciera la confianza que me dieron en ese entonces... apenas empezaba todo esto de la idea del duelo de monstruos, y francamente no estaba seguro de que fuera bien aceptada... je...”

    “Yo llegué a pensar también lo mismo, sin embargo, son esos misteriosos y extraños impulsos que de vez en cuando le dan a uno los que hacen pensarlo, y finalmente, después de razonarlo mucho, y en un extraño arranque de loquera, estuve de acuerdo también... Menos mal que todo ha salido bien...” culminó el otro hombre, cabellera castaña y apariencia robusta.

    “Su sinceridad es un rasgo característico muy propio de usted, Sr. Kaiba...” Pegasus rió un tanto nervioso, tratando de cambiar el tema enseguida, girándose hacia la única mujer que en ese momento se encontraba presente “por cierto, ¿ha visto ya a Cecilia?”

    “Eso mismo iba a preguntarle, ¿su esposa está mejor ya?” habló esta vez la acompañante del Sr. Athemus, una mujer de tez blanca y caballera rubia.

    “Afortunadamente, si... después de luchar mucho contra su enfermedad, finalmente logramos vencerla, ya ahora está dentro de una rapida recuperación...” tras dar una respiración de alivio, miró hacia todas direcciones “por cierto, no les he visto por aquí... ¿vinieron?”

    “¿Eh? Quien... oh si!! Se encuentran por allá, sentados en el gran ventanal a un lado de la entrada del salón... usted sabe, parece que no se ubican bien por aquí...”

    “No se preocupe Sra! Que hay una personita a quien quiero presentarles...” canturreó el hombre de cabello platinado al momento de rascar su mentón y mirar en la dirección por la cual le habia indicado la mujer.

    Por su lado, en el lugar ya mencionado, las cosas no parecian mejorar... en realidad, se ponían cada vez mas aburridas; ¿por qué le obligaban a acudir a eventos así? Ni siquiera entendía de lo hablaban los adultos, o peor aún, no le interesaba; un tanto agobiado por la situación, metió su mano en el bolsillo de su saco y extrajo el mazo de cartas que había elegido hacía apenas un par de meses; aunque nunca lo había utilizado, por alguna extraña razón, realmente le animaba ver aquellas criaturas fantásticas; sin embargo, no habiendo pasado 15 segundos de haber comenzado a observarlas, una sombra oscureciendo su campo de visión le hizo levantar la mirada, topándose con un niño castaño, unos dos años mayor que él, que le miraba despectivamente.

    “Em... ¿hola?” saludó el crío un tanto tímido, no sabiendo a que venía el interés de aquel niño que en su vida había visto.

    “¿Es ese tu mazo de cartas?” fueron las primeras palabras que pronunció, no quitando su gesto de menospreciación.

    “Em... si... ¿quieres verlo?” preguntó el pequeño al momento de ofrecérselo; tras mirar al crío sentado, y enseguida la baraja, lo tomó sin esperar un segundo ofrecimiento al momento de comenzar a observarlo carta por carta, en total silencio.

    “¿A esto le llamas mazo?” Habló finalmente tras un par de segundos, sorprendiendo al pequeño “¡Mi mazo es mucho mejor que el tuyo!” el chico mete su mano en el bolsillo de su chaqueta, extrayendo enseguida su propio juego de cartas, al momento de mostrárselas “¿Ves? ¡Con este mazo soy invencible! Deberías agradecer que no he decidido retarte!”

    “Wow... ¿sabes jugar? Yo recién obtuve mi mazo, asi que no tengo mucho conocimiento sobre esto...”

    “¡Pues deberías aprender! De lo contrario, no podré sentirme satisfecho con mis victorias cuando te gane... te daré un consejo como la buena persona que soy: cambia tu mazo, es muy débil! Podría vencerlo fácilmente, incluso con los ojos cerrados!”

    “¿Realmente crees eso? YO creo que no importa tanto la cantidad de monstruos fuertes o débiles que tengas, siempre y cuando sepas como usarlos...”

    “... Eres extraño... ¿de donde sacaste eso? ¿Acaso ves mucha televisión?”

    “En realidad no, simplemente... fue algo que pensé...” el chiquillo le mira “soy Yami Athemus, ¿y tu quien eres?” el castaño abrió los ojos de golpe al momento de echarle una mirada como si le hubieran dicho algo increíble.

    “¿Qué quien soy? ¡Soy Seto Kaiba! Próximo dueño de Kaiba Corp!! ¿Qué no has oido hablar de mi?!”

    “La verdad.... no...”

    “... No me extraña el mazo que escogiste... no sabes nada!”

    “¡Oye! ¿Por qué dices eso?!”

    “¿Y todavía lo preguntas? Ignorante!”

    “¡¡Presumido!!”

    “¡Enano!!”

    “¡Sangrón!”

    “¡Microbio!”

    “!Odioso!”

    “¡Zancudo!”

    “Boc...!”

    “Ahhh!!! Mis queridos niños!!! Finalmente les encuentro!! Me da gussssssto ver que se llevan tan bien!!” la repentina aparición de Pegasus interrumpió la discusión de ambos niños (casi matándolos de un susto), al momento que ambos le miraban con los ojos bien abiertos.

    “...¿Y... usted es...?” Tras esta pregunta, Kaiba no lo soportó mas y le metió un buen zape en la cabeza, ganándose una mirada asesina por parte del niño de crestas doradas “Au!!! ¿ahora que te pasa?”

    “ESTO LO CONFIRMA TODO!!! ¿QUÉ ACASO NO SABES QUIEN ES EL?? EL ES MAXIMILIAN PEGASUS, EL CREADOR DEL DUELO DE MONSTRUOS!”

    “Ahhhh!!! Me conoces bien, amiguito! Jejeje...! efectivamente, soy yo, Pegasus!!! Y he venido a verles personalmente!!” se encuclilla “diganme jovencitos, ¿se están divirtiendo?”

    “Bueno, en realidad...”

    “¡No!”

    “Oye... mamá dijo que eso no decía...”

    “A ti te lo dijo, a mi no! Yo digo lo que pienso...!”

    “Idéntico a tu padre, pequeño KAiba!! Ambos son igual de sinceros!” aplaudió emocionado Pegasus, para enseguida ponerse de pie “bien, como sea... hay alguien a quien quiero que conozcan...” el hombre se hace a un lado, al momento que deja ver a un niño de la edad de Seto aproximadamente “Niños, este es mi sobrino, Zigfried Shreader...”

    “Es un placer conocerlos...” saludó el niño al momento de poner una sonrisa en su rostro “espero que seamos amigos...”

    “Mph! Yo no necesito amigos...” Seto se cruzó de brazos al momento de agregar arrogantemente “solo gente que me alabe...”

    ¬_¬... el presumido es Kaiba, mi nombre es Yami Athemus...” Pegasus no evitó reir con el comentario, mientras que el aludido se giraba a casi ahorcar al mas pequeño de los niños presentes; Zigfried por su parte, también rió discretamente.

    “Me agradan las personas con carácter... SÉ que nos llevaremos MUY bien...” se escucha a un hombre mayor llamar al niño de cabellos rosados “bien, mi padre me llama... tengo que retirarme... te veré muy pronto, Kaiba...” el niño se da la vuelta al momento de echarse parte del pelo hacia atrás, y camina a un lado de Pegasus, que también acude ante el llamado del mismo sujeto; Yami y Seto parpadean un par de veces antes de lograr pronunciar palabra.

    “...Fui yo, o... te miró de una forma... muy extraña...”

    “...Pensemos que fuiste tú...” le mira “...¿tienes hambre?”

    “Si, algo... ¿vamos por algo de comer?”

    “Seguro...” y sin decir más, ambos caminan en dirección a la mesa de los bocadillos, como si nada hubiera pasado.

    Esa fue la primera vez que se vieron, y tuvieron que pasar cuatro años para volver a hacerlo; al igual que en esa ocasión, el motivo de la reunión fue una cena en la mansión de Pegasus en la que los invitados de honor eran sus padres y ellos; ¿la razón? Se cumplían 10 años de la asociación de sus empresas; tras ocultar un bostezo con su mano, volvió a mirar a sus alrededores, no esperaba reconocer a nadie, pero aún asi, no tenía nada mejor que hacer...

    “Mph... para variar, estos eventos siguen tan aburridos como siempre...”

    “Y tu sigues tan sincero como cuando te conocí... ¿habrá algún día en el que te quedes callado?”

    “Solo aquel en el que alguien tenga un argumento mucho mejor que el mío... ¡aguarda un segundo! Ahora que lo pienso, eso es algo imposible... No, no habrá un día asi...” el rubio dejó escapar un suspiro al momento de poner una sonrisa en su rostro.

    “Es bueno verte por aquí, Kaiba... al menos no me aburriré solo...”

    “No me incluyas... tengo cosas mas importantes que hacer, que gastar mi tiempo contigo...” dice mientras palmea la laptod que trae en las manos.

    “¿Oh, en serio? Pues... buena suerte en tus asuntos... me alegra que al menos te hayas tomado la molestia de venir a saludar...”

    “Si, como sea... me voy... espero no te aburras mucho sin mi compañía...” se retira el chico mientras continua alardeando.

    “...Tan modesto como siempre...” se recarga en la pared, cruzándose de brazos, y nuevamente mira a su alrededor.

    Por su parte, Seto se dirigió a la pequeña sala de estar que había fuera del salón de bailes, y ahí se estableció para trabajar; tras introducir la clave de usuario dentro de su ordenador portátil, no pasó mucho tiempo antes de que comenzara a trabajar en el nuevo proyecto que se le había ocurrido: ¿por qué limitarse simplemente a imaginar a los monstruos, cuando virtualmente podían verles pelear? Quizá era una idea bastante descabellada y complicada de llevar a cabo, pero era algo que solo su brillante cerebro podía lograr... un par de pasos le hicieron detener momentáneamente su labor, medio cerrando la tapa del ordenador al instante de levantar su mirada y toparse con un rostro no muy familiar, pero si conocido...

    “Nos volvemos a ver, Kaiba...” saludó Zigfried deteniéndose al instante, después de haber notado la mirada del castaño encima suyo “Luces igual a como te recuerdo... quizá un poco mas alto, pero no menos... interesante...”

    “Zigfried es tu nombre si mal no recuerdo... ¿qué haces aquí...?”

    “Creo que al igual que a tu familia, me invitaron a este baile por los 10 años de asociación con la compañía de mi tío...”

    “No me refiero a eso... hablo de ESTE momento... ¿qué haces aquí?”

    “Sé que eres un chico ocupado, así que vine personalmente a verte, puesto que con tu trabajo, sé que no tienes el tiempo suficiente como para preocuparte e irme a saludar... después de todo, han pasado 4 años desde la última vez que nos vimos...” culminó el chico al momento de acomodar su pelo por detrás de sus hombros, ahora un poco mas largo que hacía varios años.

    “Mph... pues si sabes eso, será mejor que te vayas... ¿por qué no vas a buscar a Yami? Está igual de aburrido que tú...”

    “Te preocupas por él y no por mi... eres malo...” dramatizó el muchacho al momento de cruzarse de brazos, ganándose un suspiro de molestia proveniente de Seto.

    “Osh... haz lo que quieras... si te vas a quedar, hazlo en silencio, no quiero que nadie me moleste...” y sin decir mas, nuevamente comenzó a teclear; Zigfried por su parte, sin necesidad de insistencia, caminó y se sitúo por un lado de Kaiba, mientras este seguía inmerso en su labor.

    “...No es común que alguien trabaje durante una cena... ¿qué puede ser tan importante como para que lo hagas en un momento así?”

    “Es el proyecto de mi vida... lo que llevará a Kaiba Corp. A la cima...”

    “¿Ya vas a ser presidente...?”

    “Además de eso...se trata de...” por instantes, parece reaccionar y le mira “¿estas tratando de robar mis ideas, verdad?”

    “Me ofendes, Kaiba... jamás haría eso... simplemente quiero pasar tiempo contigo, es todo...”

    “mph... bien... de cualquier forma, la idea es mía y tengo ya la forma exacta de llevar a cabo las cosas... te lo digo por si planeas algo raro...” hace una pausa “te diré lo que tengo aquí para que te des cuenta de mi grandeza: el duelo monstruos como se conoce, pasará a la historia gracias a mi nuevo proyecto!!”

    “¿Qué proyecto? ¿Acaso le piensas quitar la compañía a mi tío?”

    “Calla, observa y aprende...!” Zigfried se encoge de hombros momentáneamente y se acerca por detrás de el a ver la pantalla de la laptod.

    “Hologramas o Monstruos Virtuales”. Fueron las ultimas palabras de Seto, dejando que las imágenes le explicaran el resto a Zigfried “¿a que soy el mejor, no?”

    “Esto es fascinante!! Eres un genio, mi querido Kaiba!” y sin mas, se prensó de él, sujetándole del cuello.

    Por instantes, el castaño quedó paralizado, logrando reaccionar instantes después, al momento de zafarse de él. Pronto un llamado general por parte de Pegasus se escuchó del salón de bailes, y sin mas, ambos críos salieron hacia allá. Sin embargo, en lugar de buscar a su respectiva familia, Seto buscó con la mirada hasta que finalmente encontró al chico de crestas doradas y se dirigió hacia donde él, mientras este ultimo parecía estar ocupado haciéndole caras al ponche que acababa de probar.

    “Yiugh..... ¿como hay gente que se toma esto...?”

    “Hola? Está bueno?”

    “Kaiba...?? que haces aquí? Creí que tenias demasiados asuntos importantes como para gastar tu tiempo conmigo...”

    “Bueno! Sé administrar mi tiempo y si hay un poco de tiempo disponible para otras cosas...” toma un vaso y se sirve ponche tambien, mientras que mira en todas direcciones y bebe el liquido “Mm? Vaya! Algo bueno por fin en el menú de los bailes...”

    “ Y dices que yo soy el raro... yiugh...” dice mientras hace un gesto de asco y pone el vaso en la mesa “Por cierto... tu admirador te anda buscando... ¿cómo se llamaba... algo de freído... frid... freid... ah! Zigfried!”

    “¿Oh, en serio? Muy gracioso... de cualquier forma, ya lo ví... lo que no me explico es como...” repentinamente, le mira fija y acusadoramente “tú le dijiste donde encontrarme, ¿verdad?!”

    “¿Si, por qué? Si mal no recuerdas, me dijiste que tenías cosas que hacer, no que no querias que te fueran a ver....”

    “Ese tipo es raro, te lo juro... está chiflado...”

    “¿Por ti? Si....”

    “¿QUÉ? TE VOY A...!!!” y al igual que en la ocasión anterior, la sombra de Pegasus interrumpió su discusión, captando la atención de ambos chiquillos. La amplia sonrisa que el hombre de ahora 26 años les daba, les puso un tanto nerviosos, y a Kaiba aún más al ver a Zigfried detrás de él.

    “Buenas noches, mis queridos niños... veo que les agrada la comida preparada para esta noche...”

    “Si, está bien... aunque Yami dice que el ponche no está bueno...”

    “¿Q-QUE?? YO NO DIJE ESO!!!” exclamó avergonzado el chico al momento que se le subía el color a la cara, dándose cuenta que el castaño le estaba regresando la broma de hacía unos segundos.

    “Jejeje, no te preocupes, no a todos les agrada... je, como sea... he venido a darles algo...” el hombre se encuclilla y mete la mano en el bolsillo derecho que tenia a la altura del pecho en el saco, mientras saca tres sobres de envoltura metálica de diferente color: el primero, de color azul, que le entregó a Seto; el segundo, de color morado, se lo dio a Zigfried, y por el último, uno negro que puso en las manos de Yami; Ninguno de los niños definitivamente esperaba algo así por parte suya; inclusive Yami se sorprendió de ver que el mismismo sobrino de Pegasus tenía la misma cara de sorpresa que él y Seto “Ahora, pequeños, antes de que abran estos sobres, hay algo que deben saber: las cartas que contienen, son cartas únicas y que hice especialmente para cada uno de ustedes... ¿Kaiba? Me gustaría que tú fueras el primero en ver tus cartas...”

    Por breves instantes, Seto miró a Pegasus sin decir una palabra, e inmediatamente después, hizo lo que se le había pedido; un brillo en sus ojos muy pocas veces visto se reflejó en su rostro, al momento que el chiquillo no cabía en su asombro ante lo que veía: su cuerpo casi metálico cubierto de escamas y totalmente blanco, la gran pose majestuosa, los puntos de ataque de la criatura eran los mas fuertes que había visto... y por si fuera poco, tenía tres de ellos... el niño miró al hombre de cabellos platinados realmente emocionado.

    “E-esto es...”

    “Estas tres cartas, mi querido niño, como mencioné antes, son cartas que solo TÚ podrás usar, puesto que fueron hechas basadas en tres características tuyas: la primera, que la divido en dos puntos: tu grandeza y fortaleza, que te hacen sobresalir de entre los demás; la segunda, la fuerza con la que aplastas a tus enemigos cuando se interponen en tu camino, y la tercera, tu determinación, que no te hace dudar sobre lo que tienes que hacer... estoy seguro, amiguito, que sabrás darles a estas cartas el orgullo que se merecen, y que pondrás en alto su nombre... el gran Dragón Blanco de Ojos Azules...” Kaiba asintió emocionado sin perder la compostura que tanto le caracterizaba, al momento que Pegasus se giraba hacia su propio sobrino “¿Zigfried? Ahora es tu turno... anda, abre el sobre...”

    De igual manera que los de Kaiba, los ojos del niño pronto brillaron de emoción al momento de contemplar el contenido del sobre; Zigfried miró a su tío tras haber logrado despegar su vista de las tres cartas que tenía en la mano.

    “Son hermosas, tío...”

    “Y no solo eso, Zigfried querido, sino también, son fuertes y decididas... y aun asi, no pierden su porte ni su seguridad al atacar, puesto que es algo que ya traen consigo... estoy seguro que te hallarás muy bien con ellas, puesto que estas tres guerreras son el vivo retrato de tus características mas sobresalientes... la triada o las tres Valkirias de Odín serán tus guardianas, Zigfried... trátalas con la misma devoción que ellas te tendrán al usarlas....” dice mientras le pone una mano en el hombro; en seguida, mira a Yami “¿Athemus? Nos harías el favor...?”

    El pequeño asintió, un extraño cosquilleo en su estómago le invadió al sentir la mirada de los otros dos niños encima suyo, mas aún asi, prosiguió; finalmente, tras abrir cuidadosamente el sobre, se quedó sin palabras... aún pese a los puntos de ataque de los dragones de Kaiba, y aún por sobre la belleza de las valkirias de Zigfried, las dos cartas que observó al retirar la envoltura metálica lo embelesaron totalmente... por largos minutos no pudo pronunciar palabra alguna...aquellas cartas simplemente no se lo permitían...

    “¿Ocurre algo, joven Athemus? ¿Acaso no te agradaron las cartas?” Yami pareció salir de su trance al escuchar a Pegasus; tras poner su mirada en él, simplemente la regresó a las cartas.

    “N-no es eso señor... simplemente yo... no creo merecerlas...” Zigfried y Kaiba no evitaron mirarse entre ellos sorprendidos... ¿acaso estaba demente? Yami estaba seguro que era lo que pensaban en esos instantes ambos niños, pero lo que había dicho era cierto... ¿por qué habría de merecerse el privilegio de tener esas dos majestuosas cartas que sujetaba, si el mismo Pegasus habia dicho que eran objetos únicos hechos a partir de sus personalidades?; el hombre de cabellos platinados simplemente se limitó a sonreir, al momento que ponía una mano sobre la cabeza del pequeño.

    “Con esta respuesta que me acabas de dar, amiguito, estoy mas que seguro de que estas cartas te pertenecen... La dualidad de tu carácter, a veces pasivo y seguro, y al mismo tiempo sincero y amable, te hacen una persona única... y sin embargo, la diferencia entre ambos comportamientos no te hacen un ser débil, sino todo lo contrario... el Mago Oscuro reflejará tu lado mas fuerte, mientras que la Maga Oscura, tu lado mas sensible, lo respaldaran siempre, haciéndote actuar de la manera correcta sin sucumbir a los demás...” sin decir algo mas, se puso de pie, al momento de mirar a los tres niños “Solo me queda esperar que les sean de utilidad, y al igual que yo cuando las hice, las disfruten y les den el valor que se merecen... los veré pronto...” y finalmente, salió de ahí, dejándoles solos nuevamente; Yami por segundos pensó las palabras que Pegasus le habia dicho... podía escuchar que Kaiba y Zigfried presumían el uno con el otro sus cartas, mas eso no era algo que le nacía hacer... por alguna extraña razón, prefirió guardarlas para él, no por egoísmo hacia ellos, sino por sentirlo como algo muy propio, inclusive íntimo... un llamado de su madre le hizo correr hacia donde ella estaba, mientras finalmente, admitía el goce de sus nuevas posesiones...

    */*/*/*/**/*/*/*/*/*/*/*

    Un llamado a la puerta indicándole que el desayuno estaba servido le hizo abrir los ojos; tras incorporarse, se frotó la cara tratando de despabilarse, dirigiéndose al baño para ducharse y bajar a tomar algo antes de irse al instituto... Si, aunque desde hacía ocho años que se había vuelto el presidente de su corporación tras la muerte accidental de sus padres, el matrimonio Pegasus les exigían ir al instituto... ¿y por qué exigian? Por que de la misma forma que a él, Kaiba y Zigfried estaban bajo la misma norma del lugar, desde que al igual que Yami, habían perdido a sus padres en el mismo accidente y habían pasado bajo la custodia de la pareja... quizá ellos dos en menor obligación por ser mayores de edad ya al tener los 18, pero desafortunadamente, ese no era el caso de Yami; tras acomodarse el saco y hacerse un gesto de fastidio frente al espejo de paso debido al atuendo, salió del cuarto y bajó al gran comedor, donde ya todos estaban en lo suyo; tras sentarse por un lado de Seto, el chico de crestas doradas reparó en el extraño gesto de mal humor que el hombre de cabellos platinados tenía en el rostro.

    “Buenos días...” Saludó de manera general, consiguiendo una respuesta de la misma manera “¿Hay algo de lo que no esté enterado?”

    “No hasta donde yo sé...” se dignó a responder Zigfried, no apartando su mirada del periódico que leía y dándole nuevamente otro sorbo al café que sujetaba con la mano libre. Kaiba se acercó discretamente a Yami.

    “Si pasó algo... Zigfried se levantó de buen humor...” ante este comentario, ni Yami ni Kaiba evitaron ahogar la risa inmediatamente sino hasta después de taparse la boca, consiguiendo que el chico les mirara acusadoramente.

    “¿No deberíamos sentirnos mal por estarlo molestando desde temprano? Jejeje...” Kaiba negó como respuesta “je, lo supuse...” mira a Cecilia, que se encuentra al igual que el sobrino, tomando café “Disculpe Sra. Cecilia, ¿algo le ocurre a su esposo?”

    “¿Qué? Oh no, Yami, descuida... simplemente está en medio de una de sus tantas rabietas... ya sabes como es...”

    “¿Rabietas yo?? Tú fuiste la que no me dejo hacerlo!!”

    “Venga Maximilian, que ya mañana tendrás tiempo para ello, déjalos que al menos hoy desayunen normalmente...”

    Los tres chicos presentes en la mesa pusieron el mismo gesto de preocupación tras estas palabras, deteniendo su labor en el instante... sabían que cuando Cecilia decía eso, solo significaba una cosa: ¡¡Pegasus prepararía el desayuno los siguientes días!! No era que cocinara tan mal, simplemente... sus platillos eran algo... extraños... decidiendo ignorar los escalofrios colectivos que los jóvenes sintieron tras imaginar el desayuno los siguientes días, se dedicaron a saborear (por razones obvias) lo que se llevaban a la boca.

    ...................................................................

    2:00 p.m. (HORARIO MEXICANO XP)

    Finalmente, el tan esperado timbre de salida, sonó; los jóvenes pronto abandonaron las aulas a las que acudían, mientras que por el vestuario que usaban y los portafolios que la mayoría llevaban dejaba ver que el lugar era para familias adineradas; tras relajar su cuello con movimientos circulares, dejó escapar un suspiro, ganándose una mirada burlona de los otros dos chicos.

    “Wahhh... y eso que es el primer día...” se quejó el rubio al momento de poner su tan característica cara de fastidio.

    “¿Por qué me obligan a venir aquí? O peor aún: ¿por qué obedezco? Soy mas inteligente que cualquiera de los tarados que se hacen llamar nuestros profesores...”

    “Mph... yo dos días mas y renuncio... no me pueden obligar a venir...! Tengo cosas mas importantes que hacer...”

    “¿De que se quejan ustedes dos? A ustedes les dan la opción de elegir si quieren venir o no... a mi en cambio, si me obligan...”

    “Yo no tengo la culpa que hayas nacido dos años después que nosotros dos...” Dijo Zigfried haciendo referencia al castaño y a él “No suelo hacerlo pero te deseo buena suerte, la vas a necesitar para los siguientes días...” Kaiba miró de reojo al pelirosa y de nueva cuenta se acercó a secretear con Yami.

    “Definitivamente está de buen humor... ¡¡54 palabras desde que se levantó!!”

    “¿Cómo? ¿Las contaste? ¿Qué acaso no tienes nada que hacer, o qué?” se burló Yami también, mientras que el pelirrosa les miraba de reojo; pronto el sonido de un claxón conocido les hizo desviar la atención del tema de conversación; ahí, fuera de las puertas del instituto, en una gran limusina negra, se encontraba desde la ventanilla saludando Pegasus; el trío de chicos se acercó.

    “¡Hola mis jóvenes amigos! ¿les fue bien el día de hoy?”

    “Quitando que me duele donde la espalda pierde su nombre a mas no poder, supongo que si...” respondió Yami de manera nerviosa, mientras Zigfried y Kaiba simplemente se encogían de hombros despreocupadamente a manera de respuesta.

    “Ya veo... en teoría se puede decir que sí... je... tengo unos asuntos que atender... será una cuestión de unos 15 minutos, pero después de eso, regresaré a casa, ¿gustan que, je, como vulgarmente lo dicen en la otra zona, les de un aventón?”

    “Seguro, siempre y cuando no vuelvas a usar ese tipo de vocabulario, tio...” se quejó Zigfried entrando en el gran auto ante la risa nerviosa del hombre.

    “De acuerdo, de acuerdo... jejeje... y ustedes, Kaiba y Athemus, también vienen?”

    “Seguro... no me gusta mucho caminar...”

    “Te lo agradezco Pegasus, pero creo que mejor caminaré de regreso...”

    “¿Qué? ¿Cómo que no vendrás?!”

    “No me malentiendas, Kaiba, no tengo nada en contra tuya, ni de Zigfried o Pegasus, pero la verdad... con el apego que te tienen ambos, y encerrados en un lugar pequeño... no quiero incomodar...” ante esta respuesta, el castaño simplemente le miró con ganas de matarlo mientras el hombre de cabellos platinados reía abiertamente y Zigfried se limitaba a desviar la mirada “¿Qué tengas buen viaje?” se despidió el chico de manera nerviosa al observar como la limusina comenzaba a avanzar mientras el castaño le gritaba algunas cosillas (no muy propias de mencionar), hasta que la ventanilla del vehículo estuvo totalmente arriba; tras unos segundos en los cuáles Yami se quedó de pie sin hacer movimiento alguno, dejó escapar una respiración, y emprendió camino de vuelta hacia la mansión Pegasus.

    Un par de horas pasaron en las cuáles, vagos recuerdos vinieron a la mente del chico... sobre el accidente de sus padres, el cómo el matrimonio Pegasus lo habían acogido después de lo ocurrido... al mirar hacia su derecha pudo ver como el sol se ocultaba a la distancia, mientras que al igual que en ocasiones anteriores, veía el gran muro que se encontraba delante de él... o bueno, muro al menos para los que vivían el la otra zona... un tanto curioso, no evitó tener el pequeño impulso de acercarse a mirar a través de la división de concreto; debía medir al menos unos 3 metros y medio de alto, quitando quizá un metro y medio para la parte que sobresalía en su zona (quedando como un balcón) y la verdad, el tipo de ambiente que se apreciaba abajo era bastante diferente del que tenían ahí arriba... callejones oscuros, muchos contenedores metálicos de basura, y para buena fortuna de ellos, nada de cámaras... durante varias ocasiones, no podía preguntarse como sería el vivir ahí, si sería mejor, o peor... el chico dio una respiración de resignación a su aburrida vida, y decidió retomar su camino, no sin antes, al igual que cuando se sentía solo, sacar su mazo de cartas y observarlo paso a paso, hasta caer finalmente, en sus dos cartas favoritas, que casualmente siempre estaban juntas; una sonrisa en su rostro se dibujó tras mirarlas por breves segundos... seguía sin saber por qué, pero eso siempre le animaba... repentinamente, algo lo golpeó, haciéndole trastabillar por unos momentos, logrando mantener el equilibrio en el último instante; bastante alterado de no saber que había sido, levantó su mirada solo para toparse con un chiquillo que yacía sobre el suelo, el cual a su vez, levantó la suya y se encontró frente a frente con él... ¿quién era aquel niño que le miraba fijamente? No lo sabía, pero de algo sí estaba seguro: se encontraba en graves problemas...


    C O N T I N U A R Á . . .
     
  2.  
    kikyo_yami8

    kikyo_yami8 Iniciado

    Aries
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    Re: Juegos del destino

    *0* esta lindo el fic me gusta ke kaiba y yami se lleven bien apesar de ke se peleen de vez en cuando XD y el ke hagan enojar a zigfied es divertido (a ya sabia yo ke tenia ke salir pegasus XD) esta padre me gusto espero lo continues ya kiero saber con kien choco yami y por ke esta en problemas no dejes de actualizar
    ;)
     
  3.  
    Anna-Chan

    Anna-Chan Guest

    Título:
    Juegos del destino
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    Re: Juegos del destino

    holaaaaa SEEEE
    waaaaaa esta muy bueno el fic :o
    waa yami y kaiba se llevan bien :eek: aunque aun se pelean xD
    y como dice kikyo_yami8 yo tambien quiero saber con quien choco yami xD
    no nos dejes con intriga ToT
    bueno me despido baay
     
  4.  
    Anneliese

    Anneliese Usuario popular

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    Re: Juegos del destino

    ¡Hola Kasajame!

    El fics de tu hermana esta muy interesante, bueno el primer capítulo lo esta.
    Me parece interesante que Atem y Kaiba sean amigos y peleen a su vez, es divertido. Por otro lado es agradable ver a Zigfied enojado, por otra parte, me agrada el papel de papá de Pegasus.

    Como dijeron Paty y Kikyo_yami8, ¿quién fue la persona que choco con Atem?, sea quien sea ya lo sabremos. Espero ansiosa el próximo capítulo.

    Nos vemos.

    Saludos.

    Anelys.
     
  5.  
    kajasame

    kajasame Guest

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    Juegos del destino
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    Re: Juegos del destino

    Bien... me alegro k les alla gustado.... así k aki va el sig. capitulo:




    JUEGOS DEL DESTINO

    Por Janet0041
    CAPITULO II

    Todo comenzó como un día normal; tras el sonar de su despertador, se levantó y tendió su cama, yendo al baño después para lavarse la cara; una vez afuera, nuevamente miró su reloj...

    6:10 a.m. (HORARIO MEXICANO XP – OTRA VEZ!!! YIUGH!!-)

    Sonrió; al igual que en ocasiones anteriores, nuevamente estaba a tiempo; tras vestirse y calzarse, salió de su pequeña pieza y se dirigió a la cocina, disponiéndose a preparar el desayuno como era costumbre; exprimió las naranjas y puso la jarra sobre la mesa; sacó la leche de la nevera y preparó café para servirlo; tras mirar el interior de la alacena, pensó por momentos si sacaba o no el pan, decidiéndose al final por sacar un trozo, realmente no tenía hambre, así que si su abuelo lo quería, sería suficiente; justo en el momento en el que puso lo último sobre la mesa, otra puerta se abrió al instante, saliendo a través de ella un hombre mayor de edad, el cual traía un cronómetro en la mano.

    “Mmmm... no está mal, esta vez te sobró tiempo... estás mejorando muchacho...” saludó el anciano con una sonrisa en el rostro, al momento de mirar al chico, el cual correspondió el gesto de la misma manera.

    “Buenos días, abuelo... no sabía que querías desayunar, así que saqué algo sencillo...”

    “Deberías de preocuparte más por ti que por mi, Yugi... sabes que por mas que coma yo ya no voy a crecer...”

    “Ja! Pues ya somos dos!” respondió sarcástico (sin llegar a ser grosero) el chico, puesto que desde hacía varios años que no lograba pasar del 1.10 de estatura, algo que a sus 14 años le frustraba mucho; tras unas palmadas en la espalda por parte de su abuelo, el chico se sirvió jugo y lo bebió lentamente; nuevamente miró el reloj de pared que tenían en el pequeño desayunador, y tras coger su mochila y echársela al hombro, se despidió del anciano al momento de salir y tomar su rumbo característico de las 6:30: hacia el colegio.

    Al igual que casi siempre, su día no tuvo mucho interés, quizá lo único que difería de los otros, era que le tocaba hacer el aseo general del salón, lo cuál le implicaba permanecer hasta tarde en las instalaciones; una vez que hubo terminado de barrer, miró en dirección de la pizarra, no evitando dar un resoplido de molestia: de nuevo, burlándose de su estatura, sus compañeros de clase le habían dejado los borradores que debía de sacudir... ¡arriba de la misma! Tras rascarse la cabeza a modo de resignación, jaló la banca mas cercana y tras lograr mantener el equilibrio sobre la paleta de ésta (si, aún apoyado sobre el asiento de la banca no alcanzaba...), logró bajar los dos borradores; sin nada mas interesante (o molesto para él después de eso), se limitó a alimentar a los conejos, y finalmente, a eso de las 3:20, jaló las puertas metálicas con todo lo que su pequeña humanidad le permitía, y colocó el candado en las mismas, culminando con sus deberes extraescolares; tras suspirar aliviado, se dispuso a caminar hacia su hogar, sin dejar de pensar en los deberes que debía realizar para el dia siguiente, y la ayuda que debía prestarle a su abuelo en el negocio; sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un par de risas conocidas le crisparon los vellos de la piel; al levantar la mirada, se topó con algo que no esperaba ver, al menos NO ese día... dos chicos de aspecto rudo que le miraban fijamente; el chico se detuvo a varios metros de ellos, al momento que les miraba fijamente, sintiendo como el sudor le caía por la frente.

    “Vaya, vaya, a quien tenemos aquí, ¡a Medio Metro...! nos da gusto verte, ¿sabes? Jejeje...” se burló uno de los sujetos sin apartar su mirada del pequeño, el cual se limitaba a esperar.

    “¡Q-qué sorpresa! No espera verlos... hoy...” habló finalmente el chico tras pasar saliva nerviosamente.

    “¿En serio? Pues que maleducado! Ya deberías saber que venimos a darte tu paliza semanal...” el sujeto de al lado comenzó a tronarse los dedos, lo cual alarmó realmente al chico.

    “¡¿QUÉ?! P-PERO SI ESO ES CADA MIÉRCOLES! AUN FALTAN DOS DÍAS...!”

    “Si, lo sabemos, pero resulta que ese día tenemos un compromiso mas importante... y no podíamos quedarte mal, jejejejeje...”

    “¿Oh, en serio? Q-que considerado de su parte...” habló nuevamente al momento de comenzar a retroceder poco a poco “Pero resulta que yo también tengo un compromiso el día de hoy y.... ¡¡AHÍ SE VEN!!!” y tan rapido como pudo, salió corriendo hacia el lado contrario, mientras que los sujetos en seguida salían tras él.

    Realmente no pensaba hacia donde se dirigía... simplemente dejaban que sus pies lo guiarán; obligado a mirar hacia atrás para ver a sus agresores, se dio cuenta de que su realidad era mas terrible de lo que esperaba: un par de metros mas, y lograrían pillarle; tras regresar su mirada al frente, vio lo que posiblemente le podría permitir tener un poco mas de ventaja sobre sus perseguidores: metros mas adelante, estaban descargando un camión que transportaba muebles; no queriendo realmente hacerlo, pero sabiendo que no tenía otra opción, se encarreró lo mas que pudo y sin pensarlo dos veces, se lanzó por debajo del sofá que justo en ese momento, un par de trabajadores llevaban, logrando con ello descontrolarlos y por consiguiente, que éstos le taparan el paso a los sujetos que le perseguían... al menos por unos minutos; sin esperar a nada, dio vuelta en la siguiente esquina y siguió corriendo por varios minutos mas, hasta que un fuerte golpe le hizo salir despedido hacia el suelo; tras abrir los ojos, lo que vio lo dejó helado: el muro que dividía a la zona alta de la suya.

    “¡¡¡No puede ser!!!” exclamó Yugi mirando la colosal división “¿a dónde se supone que voy a escapar con esto enfrente mío?!! Quizá aún pueda regresar para esconderm...”

    “¡¡¡AHÍ ESTA EL RENACUAJO, QUE NO ESCAPE!!!”

    “¡¡¡AY MADRE, AHORA SI YA ME CARGÓ LA...!!!!” el chico miró para todas partes lleno de desesperación suplicando por un poco de ayuda, por una salvación, por un... agujero; ahí, en el colosal muro, al lado de un contenedor de basura, ¡¡había un agujero!!! Sin pensarlo siquiera, el muchachillo se agachó y se arrastró a través del mismo, esperando lograr pasar; sin embargo un tirón le hizo detenerse, al momento que sentía como le trataban de jalar hacia fuera del otro lado; haciendo un esfuerzo casi sobre humano (y después de tirar patadas a diestra y siniestra), finalmente logró que le soltarán, perdiendo en el acto uno de los tenis que calzaba; tras respirar realmente agitado, el chico miró por segundos el agujero, sin saber realmente como había logrado pasar, mas esto le valió poco puesto que instantes después, sintió un golpe tremendo en la cabeza, el cual había sido ocasionado por su mismo zapato, que al parecer le habían lanzado desde el otro lado... el repentino sonido de algo pesado sobre una superficie metálica le erizó lo pelos tras darse de que su paz duraría poco: los mastodontes que le estaban persiguiendo no se habian rendido todavía y peor aun: estaban usando el contenedor para pasarse hacia el lado donde estaba el; tras ponerse rapidamente el zapato, el chico retomó su huída tratando nuevamente de evitar ser cogido, sin embargo, su carrera duró poco, puesto que sintió de nueva cuenta como chocaba contra algo y salía otra vez despedido contra el suelo.

    “¿Otro muro? Al menos ésto ya no puede ponerse peor...!” dijo el chico para sí, sin embargo, para su mala suerte, descubrió que estaba equivocado: ahí, frente a él, había algo peor que el muro y los matones juntos... un noble acababa de descubrirlo. Definitivamente ese no era su día “Ay madre, ahora si ya me cargó...”

    “Tú eres de la otra zona...” recalcó Yami al darse cuenta que no traía la placa en el cuello que traían todos los de la zona alta “¡¿Qué estas haciendo aquí? Sabes que este no es tu lugar!”

    “¡Y-yo...!!”

    “¿Por qué no estas con los tuyos?! ¿Cómo entraste aquí?!”

    “!!La verdad es que yo...!!”

    “¡¿Quién eres?!”

    “...¿Mande?...” Un extraño silencio se produjo entre ambos mientras que el muchacho de crestas doradas se abstenía de hacer mas preguntas tras darse cuenta de que el enano enfrente suyo había sufrido un bloqueo; sin embargo, poco duró ese momento de paz cuando el sonido de pasos acercándose hicieron reaccionar al chiquillo, el cual sin esperar a nada se puso de pie, tratando de echarse a correr de nuevo; no obstante, la mano firme de Yami sujetándole por la muñeca le detuvo, ganándose una mirada de sorpresa por parte de Yugi “¿Q-qué haces?!! Si esos tipos me agarran no tienes idea de lo que me van a hacer!!”

    “¡Hey ustedes! ¿Acaso andan buscando a este niño?” Habló Yami, al momento que ponía al chico enfrente suyo, sin soltarlo; los sujetos al ver al mocoso se detuvieron a unos metros.

    “Si, asi es, gracias por detenerlo... no sabes los problemas que nos ha dado... jeje...” Yugi miró desesperado al chico que le sujetaba; ¿cómo era posible que pensara entregarlo? Realmente se sentía atrapado... Uno de los tipos comenzó avanzar hacia donde Yami, al momento que extendía una mano para sujetar al mas pequeño de los dos chicos, mas se llevó una gran sorpresa cuando el muchacho noble lo apartó de su camino poniéndolo nuevamente detrás suyo; Yugi no pudo evitar mirarle sorprendido “¿Qué crees que estás haciendo...?”

    “Tienen 10 segundos para salir de este lugar, o de lo contrario activaré la alarma para denunciarlos...” Advirtió Yami sacando un dispositivo de uno de los bolsillos de su saco, no apartando la mirada de los agresores de Yugi.

    “No te atreverías...”

    “¿Ah no...?” y sin decir mas, presionó el botón.

    Un enorme escándalo pronto se escuchó por toda la zona; las alarmas sonando no solo lograron poner nerviosos a los matones, si no también al mismo Yugi, después de todo, no estaba en la zona que le correspondía; las sirenas de la policía del área alta comenzaron a acercarse, hasta que los dos sujetos, dándose cuenta de que si no se marchaban realmente estarían en problemas, decidieron darse a la fuga, jurando que se encargarían del muchacho después; por su parte, Yami miró al niño que aún sujetaba, y sin necesidad de palabras, le obligó a correr con él, sin soltarle. Huyendo a través de los grandes callejones de acero, y escondiéndose de las cámaras, tras el par de minutos que duró la huída, Yugi pudo divisar a lo lejos una gran mansión; tras escabullirse detrás de la vegetación del lugar, pasaron a través de los barandales y esquivando a los guardias, llegaron por la zona oeste de la casona.

    “Esa gran ventana que ves arriba es mi habitación, una vez ahí estarás a salvo... ¡comienza a trepar!” y tras obligarle a sujetarse de la maleza que crecía por el muro comenzaron a subir; faltando poco para llegar, un par de luces comenzaron a acercarse a la distancia, lo cual alarmó a los dos chicos “¡Date prisa! Los guardias se están acercando! Y los dos estaremos en problemas si te ven aquí!”

    “V-voy lo mas rapido que puedo, mis piernas y brazos son muy cortos y...¡¡H-hey, hey!! ¿qué estás haciendo??? Suéltame!!” se alteró Yugi al sentir como el muchacho lo tomaba por la parte trasera del cuello del uniforme que traía puesto y lo obligaba a soltarse de las enredaderas “¿Q-Qué vas a hacer?!... ¡¡NO!! ¡¡ESPERA!!! NO LO HAGAS!!! ASÍ NO ME LLEVO CONTIGO!!! NO, NOOO!!!”

    Y tal y como Yugi lo había predicho en el último momento, Yami, con toda la fuerza que su brazo le permitió, aventó al muchacho hacia arriba contra la ventana (lo cual no hubiera sido tan malo si ésta hubiera estado abierta), logrando con esto que el pequeño entrara de golpe, rebotara sobre la cama y se estrellara de boca contra el suelo, consiguiendo que el chico en el transcurso de la acción pegara el grito de su vida antes de quedar noqueado; finalmente, tras varios segundos, Yami le dio alcance, entrando y cerrando la ventana lo mas rapido que pudo; estando a punto de relajarse estuvo, cuando un par de pasos acercándose a toda velocidad hacia su habitación le alteraron, haciendo que de un brinco se bajara de la cama al suelo, tomara al chico de nueva cuenta (el cual ni siquiera se había recuperado del primer golpe) y lo lanzara como cayera debajo de la cama, justo antes de que se abriera la puerta de la habitación, a través de la cual, apareció un muy alterado Pegasus seguido de los otros inquilinos del lugar.

    “¡JOVEN ATHEMUS! TE ENCUENTRAS BIEN?” Yami parpadeó un par de veces sin entender que pasaba.

    “¿Y-yo?? S-si... ¿por qué?”

    “Ay que alivio! Es que te escuchamos gritar y pensamos que estabas en problemas... mira que hasta a mi me sacaste de la ducha...”

    “Y no fue al único...” se quejó Zigfried, puesto que al igual que su tío, se había salido de la ducha en bata tras escuchar el escándalo.

    “D-disculpen las molestias, yooo... no pensé que había gritado tan fuerte...”

    “Y no solo fue eso, Yami, si no que con el escándalo de las alarmas nos preocupamos mucho mas, pensando que todavía no habias llegado...” esta vez habló Cecilia “Lo que no entiendo es la razón de tu grito... no sueles ser muy escandaloso...”

    “¿Qué? ¿qué por qué... grité...? Bueno, eso fue por que... porque yo... eh.... me... he... estaba durmiendo y....tuve una pesadilla!”

    “...¿una... pesadilla joven Athemus?”

    “B-bueno, no fue por la pesadilla en sí, si no por que a raíz de la pesadilla yo...me... caí?”

    “¿Gritaste por una tontería como esa? ¿Por que te caíste?” fue Kaiba ahora quien habló, no logrando guardarse el comentario ante tal excusa tonta.

    “...Que delicado...” se quejó Zigfried en seguida, ganándose una mirada molesta por parte de Yami.

    “Bien... bueno... me alegra saber que ese fue el motivo y no algo peor... como sea... tengo que ir a recibir el informe de los guardias... parece ser hubo un poco de movimiento hacia unos segundos en el patio de la mansión, y creo que reforzaré la vigilancia un po....”

    “¿GUARDIAS?? NO!!! TODO MENOS ESO!!” el chico de crestas doradas no evitó alterarse ante tal proposición de Pegasus, consiguiendo que éste le mirara mas desconcertado de lo que ya estaba; al darse cuenta de ello, el chico de inmediato cambió su reacción “digo... es que.. me pone nervioso la vigilancia...”

    “Eso es absurdo! Si la vigilancia es para estar seguros! ¿cómo es posible que un par de guardias te pongan nervioso?!” nuevamente se quejó Kaiba, mientras Zigfried le apoyaba.

    “B-bueno cada quien sus preocupaciones, ¿no?”

    “S-si, emm... les diré que sea una ronda rapida y ya... ¿de acuerdo? Bien, si me disculpas, joven Athemus, iré a ver aquel asunto y a terminar mi baño... que pases buena noche...”

    “Si...eh... gracias...” dijo el muchacho al momento de pararse a cerrar la puerta, mientras que salían Pegasus, Zigfried y Cecilia, quedando al último Kaiba, el cual le hizo una seña de que se acercara, misma que el rubio obedeció.

    “Definitivamente si pasó algo hoy... Zigfried estuvo todo el día de buen humor... ¡ahora hasta se preocupó por ti!”

    “Oh! Es cierto... lo que me hace pensar... ¿estas celoso por eso?”

    “GRRRRRR!!!! ¿POR QUÉ MEJOR NO TE LANZAS DEBAJO DE LA CAMA Y TE ASFIXIAS CON EL POLVO QUE HAY AHÍ?!!”

    “No, ahorita no puedo, el lugar está.... ¡!... limpio...

    “Si, como sea! Duérmete!” y sin mas, Kaiba sale del lugar; tras asegurarse que nadie está observando, Yami cierra la puerta, le pone llave, y en seguida corre a asomarse debajo de la cama, al momento de meter la mano y a través del tacto, sujetar lo primero que siente y sacarlo, siendo por obvias razones el pequeño Yugi.

    “O-Oye, tú!! Estás bien!?”

    “Ahhh.... reprobé en el examen de matemáticas...” respondió el chico con ojos en forma de espirales; al rubio le rodó una gotilla de preocupación por la sien.

    “...Eso responde mi pregunta...” y sin decir mas, se pone de pie y se dirige al pequeño escritorio que se encuentra al otro lado de la alcoba, mientras se pone a hacer sus deberes.

    Poco después Yugi despertó; tras reincorporarse del suelo, el chico se sujetó la cabeza al momento de quejarse suavemente, no recordando exactamente el motivo del dolor que le invadía a través de toda la cara; después de que discretamente mirara a su alrededor, pareció recordar un poco de los últimos incidentes: su escape de los matones, su encuentro con el noble...

    “Veo que finalmente has despertado...” la voz de Yami captó su atención inmediatamente, el cual continuaba haciendo (o al menos intentando hacer) la tarea que tenía.

    “¿Cuánto tiempo ha pasado desde que...?”

    “Una hora... y la vigilancia sigue igual de alerta... tendrás que esperar un poco mas antes de que puedas marcharte...”

    “Si, supongo... ¿sabes? Fue muy amable lo que hiciste, gracias...” Yami parece no prestarle atención “em... oh si! Mi nombre es Yugi, Yugi Muto, ¿cuál es el tuyo?”

    “Yami Athemus...” respondió tras un par de segundos, de una forma un tanto cortante; Yugi se encogió de hombros, al momento de mirar lo que hacía, reparando en un pequeño objeto enfundado que tenía por un lado.

    “¿Mmmm? Oye... esos son... ¿lentes?” al verse descubierto, el rubio no evita sonrojarse y esconderlos “¿No deberías usarlos?”

    “No es asunto tuyo... ¡¡¡uyyyy!!! ¡Maldita sea! ¿Esto es un 5 o es un 3?!!” el joven se frota los ojos y se alborota el pelo desesperado.

    “Waaaah.... Deberías preocuparte de no usarlos... ¡estás mas ciego que un murciélago!” Yugi captó la atención del noble consiguiendo que se le subiera el color a la cara después de que éste viera que el pequeño traía sus lentes puestos, mientras los ojos de éste último se habían vuelto un par de espirales.

    “¡¡OYE!! DEVUÉLVEME ESO!!!” se los quita, los guarda en la funda y los esconde en su mochila “¡Escucha! No sé que es lo que estés pensando! Si no te quieres meter en problemas conmigo mas te vale que vayas allá, te sientes y te quedes quieto y callado!!” le ordenó Yami al momento de señalar la cama; tras darse cuenta de que había metido la pata, Yugi hizo lo ordenado sin decir ni una palabra.

    Nuevamente otra hora pasó, en la cual un silencio absoluto hubiera podido reinar, de no ser que Yami golpeaba la superficie plana de la hoja de su libreta con la punta del lápiz; si, seguía intentando hacer sus deberes, mas esta vez, no era solo su ceguera lo que le impedía terminarlos, sino también el hecho de que el niño que se encontraba sentado sobre su cama se encontrara en un estado en el que, de no ser que de repente miraba hacia todas direcciones, parecía muerto debido a lo tranquilo y silencioso que estaba...

    CRACK

    Finalmente, después de que rompiera la punta del lápiz sin haber escrito nada debido a los continuos golpeteos, dejó escapar un suspiro y comenzó a sacarle punta sin apartar la mirada del chico... ¿cómo era posible que estuviera tan pasivo? Podía jurar que algo se estaba maquiavelando dentro de su pequeña cabeza, pero no podía adivinar que era....

    CRACK

    Por prestar atención a donde no debía, le tronó de nuevo la punta al lápiz, y comenzó a sacarle una nueva, no aprendiendo de la acción anterior y nuevamente posando su vista en el extraño inquilino... ¿qué estaría pensando en esos momentos? ¿presumiría que conocía a un noble? El simple hecho de pensar que había cometido un error al darle su nombre le puso los pelos de punta... si algo asi se llegaba a saber...

    CRACK

    Había comenzado a impacientarse... ¿de que maldita calidad eran ahora los lápices? Al igual que las veces anteriores, comenzó a girar el lapiz para conseguir afilar el nuevo grafito que asomaba del mango de madera... ni siquiera sabía por que lo habia ayudado... ¿qué tal si era un delincuente? O un delincuente quizá no... algo peor...¡¡un asesino!! Seguro que usaba su apariencia inocente y casi indefensa para atraer a sus victimas y entonces, cuando menos lo esperaban...

    “¿Vas a poder escribir con eso?” las palabras de Yugi lograron sacar a Yami de sus pensamientos, consiguiendo que le mirara dudoso “te pregunté, que si vas a poder escribir con eso...?” el muchacho parpadeó un par de veces antes de mirar su lapiz, el cual ahora debía medir menos de 3 cm... tras dar un resoplido, lanzó el lapiz por detrás suyo, cerró su libreta poniéndola por un lado, y entonces, sacó su baraja, al momento de comenzar a acomodarla de la manera que solía usarla; sin embargo, poco duró su atención a su labor puesto que sintió la mirada del pequeño encima suyo.

    “¿Qué estas mirando?”

    “Nada, simplemente como barajeas tus cartas... ¿tiene eso algo de malo?”

    “No, lo que me incomoda es que estés ahí, quieto y totalmente callado...”

    “¿Por qué te quejas? Si tu mismo fuiste el que me dijo que estuviera así...” le mira malicioso “Neh, ¿a poco te pongo nervioso?”

    “...N-no... es solo que... ninguna persona normal hace eso...”

    “Yo soy normal y lo hago! Me gusta obedecer al pie de la letra lo que me dicen...”

    “¿Ah si? Si tan obediente eres, entonces, ¿por qué mejor no te lanzas por la ventana?”

    “¿Eso quieres? Entonces eso haré...” el chico se levanta de la cama y gatea hacia la ventana, abriéndola ante la mirada perpleja de Yami.

    “No eres capaz...”

    “¿A que no?” el chico pone un pie fuera de la ventana; Yami se levanta de la silla.

    “No lo harias...!” Yugi le mira por unos segundos, enseguida toma impulso y... “¡¡NO, ESPERA, NO BRINQUES!!!” Yami se lanza a por el chico, el cual sigue de pie en el marco de la gran ventana “¡¡¿ESTÁS LOCO?!! NO LO DECÍA EN SERIO!! SOLO BROMEABA!!!”

    “WOW... ¿asi que los nobles también saben divertirse? Pensé que su vida solo era trabajo...”

    “¿Pues sabes? Ahora que lo mencionas, ¡quizá sea cierto! Quizá es por ello que nosotros los nobles SI logramos sobresalir de entre ustedes!” Respondió Yami molesto; ¿quién se creía ese renacuajo para decir algo asi?

    “¡Oye, ¿que te pasa?! ¿por qué esa actitud tan agresiva? ¡simplemente te hice una pregunta!” fue esta vez Yugi quien se mosqueó ante la reacción del rubio, quien le miraba fijamente.

    “¿Actitud agresiva? ¡Mi actitud no es agresiva! Simplemente actúo así por que mi vida está llena de preocupaciones a diferencia de la tuya, debido al trabajo de mi corporación y mis estudios!”

    “¡¡Uy si, claro!! ¡Supongo que el escapar de matones no es una preocupación...! de hecho, ahora que lo pienso, creo que en realidad me gusta que me pisoteen casi a diario debido a mi estatura!” Yami se quedó pasmado “¡Aunque Claro! Supongo que eso no debe ser una consternación para un noble como tú, después de todo, solo se trata de la despreocupada vida de una simple persona!” Yugi se cruza de brazos al momento de sentarse sobre la cama y desviar la mirada, poniendo un puchero en su aniñado rostro. Por largos segundos, el joven noble se mantuvo en silencio, mirándole... simplemente no había pensado en eso, en el que sus problemas a pesar de ser diferentes, tenían el mismo efecto negativo en ambos, después de todo, así le había conocido... sintiéndose realmente apenado, se limitó a regresar a la mesa donde tenía sus cartas antes poder hablar nuevamente.

    “¿Por qué mejor... no cierras esa ventana y vienes acá...?”

    “¿Qué? ¿Ahora te doy lástima?” habló indignado el pequeño; Yami suspiró aun mas avergonzado.

    “N-no... simplemente no era mi... intención ofenderte... lo siento...”

    “...En realidad.... soy yo quien debería disculparse... de por si no tengo derecho a entrometerme en tus asuntos, mucho menos lo tengo después de que me ayudarás... supongo que no debí haber opinado sobre tu vida sin conocerla... lo lamento...”

    “Supongo... que ninguno de los dos debió haberlo hecho... después de todo, llevamos vidas totalmente diferentes...” ante estas palabras, ambos asintieron, dejando el lugar nuevamente en silencio; tras un par de segundos, Yugi finalmente se acercó a la mesa donde estaba el chico, al momento que tras mirar por un par de segundos su baraja, reparaba en dos cartas principalmente...

    “Hey! Esas dos cartas son geniales... nunca antes las había visto...”

    “¿A que si? Estas dos cartas son únicas... las hizo Pegasus en base a mi...” habla orgulloso Yami, mientras que Yugi, tras mirarlas nuevamente, parpadea un par de veces alejándose de él “¿qué pasa?”

    “En base a ti, ¿eh? Entonces... si el Mago Oscuro refleja un lado tuyo, me supongo que entonces, debido a la Maga... ¿eres gay?” Yami no logró evitar ponerse rojo de nuevo, al momento que saltaba de la silla casi disponiéndose a golpear al chico.

    “¡¡¡P-POR SUPUESTO QUE NO!!! ¿¿¡¡DE DONDE SACASTE ALGO ASI?!!”

    “V-venga, no tiene nada de malo, sólo dímelo si es así... no tengo nada en contra de ello...”

    “NO! NO SOY GAY!!”

    “Vale, vale! No te enojes, yo solo preguntaba...” responde el chico riendo levemente, logrando con ello, después de varios minutos, contagiar a Yami “Oye... ¿por qué me ayudaste?”

    “Sinceramente no lo sé... supongo que fue por que vi que estabas en problemas... si no quien sabe que hubiera pasado...”

    “De cualquier forma, gracias... estoy seguro que aún pese a la situación, nadie mas lo hubiera hecho...”

    Una extraña calidez invadió a Yami por dentro al ver a aquel niño sonreir... no sabía con certeza que era... ¿quizá era la sinceridad con la que lo hacía? Si, quizá era eso, el hecho de que por primera vez en muchos años, había podido sentirse útil... Ambos chicos pronto miraron hacia el patio de la mansión, observando para buena suerte de ambos, que los guardias finalmente se habían marchado; Yugi entonces, decidió que era hora de partir.

    “¿Sabrás regresar tú solo? Si te pillan de nada habrá servido todo el alboroto de hace rato...”

    “¡Descuida! Aunque me cueste admitirlo, a estas horas, sin luz y con mi tamaño... no creo que me puedan ver...” dijo nervioso el pequeño al momento de comenzar a bajar por las lianas, mientras era observado por el joven noble “¡Ah! Casi lo olvidaba: sé que quizá no nos volvamos a ver, sin embargo, si necesitas algo, no dudes en buscarme... ¿de acuerdo?”

    “Descuida, lo tomaré en cuenta...”

    “¡No lo olvides, mi nombre es Yugi Muto!” y tras ello, el pequeño bajó y por el mismo lugar por el cual habian entrado, salió a toda velocidad, perdiéndose de la vista del chico de crestas doradas. El lugar nuevamente quedó sumergido en el silencio de la noche, mientras que sin mas que hacer, el muchacho cerraba la ventana y al igual que el resto de los inquilinos, apagaba la luz de mesa que tenía encendida, y se dirigía a descansar.

    ...................................................................


    Un relámpago cruzó el cielo mientras la lluvia caía a torrentes sobre la mansión Pegasus; los pasillos vacíos, carentes de luz artificial que los iluminara, daban un ambiente lúgubre al lugar, mientras que a pesar de todo el silencio que reinaba dentro de la gran casona, leves murmullos podían escucharse provenientes del sótano del lugar... murmullos rotos abruptamente por un grito de devastación proveniente de Seto... ¿quién diría que su no tan agradable anfitrión por fin dejaba ver por qué se hacía llamar el mejor de los duelistas? Y Peor aún, humillándolo de la forma mas tonta que podía haber: con una de sus propias estrategias...

    “¿Qué es lo que ocurre, mi querido Kaiba? Pensé que podrías adivinar qué clase de estrategia usaría, siendo que tu fuiste el creador de esta... jejeje, esto debe ser realmente vergonzoso para ti, ¿verdad? Haber infectado con tu carta de virus a todos tus monstruos cuyos puntos son mayores de 1500...”

    “¡¡Calla ya, Pegasus y continuemos con esto!!... invoco al Payaso Zaggi en modo de defensa...”

    “¿Sólo harás eso? Francamente esto es vergonzoso, mi joven amigo... pero bueno, como dicen por ahí: NO hay verdad que no duela!!! ¿Conejo Oscuro? Acaba con su payaso!!” y tras dar la indicación, el holograma virtual que correspondía a dicho nombre hizo lo indicado, dejando a Kaiba no solo sin defensa a sus puntos de vida, sino también, debido al virus, sin monstruos para atacar “Vaya... esto es una verdadera lástima, ¿no lo crees así? Después de todo, ambos sabíamos el precio de este duelo...”

    “¿Precio? ¿A que precio te refieres, Pegasus?” el hombre de cabellos platinados comenzó a reir malvadamente al instante que apartaba uno de los grandes mechones de cabello que le cubrían la cara, dejando ver algo que sorprendió al mismo Seto “¡E-Eso es...!”

    “¡Asi es, Kaiba! ¡Este es el Ojo del Milenio! Un artículo que me permite reclamar mi premio! Y supongo que ambos sabemos de que se trata, verdad?? Perdiste tu duelo, asi que ahora tu alma me pertenece!! JAJAJAJAJAJAJA!!!”

    La risa malvada de Pegasus resonó por las paredes del lugar, mientras que Kaiba lanzaba un gran grito... sin embargo, toda la escena se vio interrumpida cuando la luz de la habitación que hacía apenas habia estado alumbrada con una tenue luz de velas, se iluminó completamente por el gran candelabro que colgaba en lo alto, mientras que al instante, tanto Pegasus como Kaiba se giraban a la entrada del lugar, topándose con una no muy usual molesta Cecilia.

    “Ce-Cecilia...”

    “Esto si que es increíble, Maximilian... Ni siquiera son las 7:00 de la mañana, ¿y ya estás interrumpiendo a Seto de sus labores cotidianas? ¡Creí que habíamos acordado que nada de duelos entre semana por razones obvias!”

    “Oooohhhhh... pero Cecilia! La cosa apenas se estaba poniendo interesante... le gané el duelo a Kaiba y ahora iba a reclamar su alma como premio...! ¡Mira!” le enseña el ojo del milenio que trae sobrepuesto “¿No me veo amenazador con esto?”

    “¡¡P-PEGASUS!! ¡¡ESO ES EL SÍMBOLO DE NUESTRA FAMILIA!! ¡DEBERIA DARTE VERGÜENZA POR JUGAR CON ALGO TAN VALIOSO! ¡SÁCATE ESO AHORA MISMO Y REGRÉSALO A DONDE DEBE ESTAR!!”

    “¡De acuerdo, de acuerdo! Pero por favor... no me llames Pegasus, no tú...” dramatiza “Rompes mi corazón cada vez que lo haces...”

    “Uy... Mejor que ambos se den prisa... Zigfried y Yami les esperan para desayunar...!” Y sin decir más, la mujer salió en dirección al comedor, mientras que Kaiba y Pegasus parpadearon un par de veces antes de lograr pronunciar palabra.

    “Es encantadora, pero da miedo cuando se enoja, ¿verdad?”

    “S-si...” le mira “Por cierto, ¡¿cómo supiste durante el duelo que cartas usaría? ¿Acaso hiciste trampa?! ¿Qué fueron? ¿Cámaras? ¿Espejos? ¡CONFIESA!”

    “¿Trampa? Oh no, mi estimado joven Kaiba, yo sería incapaz de hacer trampa... todo lo supe gracias a mi ojo del milenio... tú deberias saber los poderes místicos que posee...”

    “Ja! ¿Poderes místicos? ¡Esas son puras patrañas! Esto es algo que ni el peor jugador del mundo se merece! Es oficial! No volveré a jugar contigo! Eres un tramposo!” sin decir mas, también sale del lugar.

    “Ese es el problema con los jóvenes de hoy... ya no creen en la magia... ¡Joven Kaiba! ¡Espérame!!” y al igual que el castaño, sale del sótano para acompañar en el comedor al resto de la familia.

    La hora del desayuno fue mas aterradora que las dos semanas anteriores, y esta vez, no gracias a la comida de Pegasus; no, esta vez, era algo que hasta el mismo Zigfried temía: Cecilia Pegasus, enfadada. A pesar de lo que intentaban, ni siquiera Yami, con su mala vista, podía evitar notar lo molesta que se veía siempre dulce mujer, la cual ahora parecía querer comerse un pedazo de cubierto con cada mordisco que daba (en realidad, comía normalmente, pero dado el semblante al que estaban acostumbrados ver, eso les parecía a los tres chicos); después de que finalmente todos los presentes en la mesa terminaran de comer, los tres muchachos salieron volados cada quien a su quehacer cotidiano, salvo el caso de Zigfried y Kaiba, que por razones obvias, decidieron mejor partir al instituto.

    El día transcurrió normalmente; clases aburridas, y el viaje de regreso en limusina brindado por cortesía de Pegasus que llevó a Kaiba y a Zigfried de vuelta a la mansión; ¿por qué solamente ellos dos? Por que de nueva cuenta, Yami había preferido regresar caminando; ni siquiera el entendía los motivos, realmente no era muy amante ni del deporte, ni de las actividades físicas, pero ahí estaba el, dirigiéndose por sus propios medios hacia la mansión Pegasus; tras un rato de caminar, reconoció el sitio donde se encontraba, deteniéndose: el lugar donde había chocado con Yugi. El muchacho observó el lugar por varios minutos... el encuentro con aquel pequeño habia sido hacía ya casi semana y media, y aún podía recordarlo como si hubiera sido el día anterior... ¿motivos? No lo sabía con certeza... quizá la sensación de poder actuar sin pretender nada o sin comportarse propiamente era algo que le había gustado... al igual que en esa ocasión, se acercó a mirar a través de la barda.

    “¡Vaya! Sí que está alto... ¿cómo le hizo ese enano para pasar...? Si yo tratara de brincar hacia el otro lado...” el chico se quedó pasmado “¡Un segundo! ¿Qué estoy pensando? ¡Como es posible que YO, YAMI ATHEMUS, esté buscando una forma para brincarme hacia el otro lado! ¿Me habré vuelto demente? Si, seguro fue eso... jajaja... que gracioso.. je... je... peroooo...” mira hacia todas direcciones, y nuevamente se asoma “Por una vez que lo hiciera, no pasaría nada... ¿verdad? Sería solo una simple miradita... además, no tendrían por qué darse cuenta, ellos no tienen identificaciones como nosotros...” nuevamente se pasma... mas esta vez, se abofetea a si mismo “¡YAMI! ¡BASTA YA! ¿ES ESTA LA ACITUD DE UN NOBLE? ¡DEBERÍAS COMPORTARTE COMO LA PERSONA MADURA QUE YA ERES!... Sin importar cuánto desees averiguar que hay del otro lado...” suspira frustrado “¿Qué estoy haciendo? ¿Ahora hablo hasta conmigo mismo? Mejor me voy antes de que otra cosa suceda...” el chico mira por última vez el lugar, y finalmente sale...

    ...

    “¡¡OSH! ¿A QUIEN DIABLOS LE IMPORTA?!!” Tras sacarse el saco, la corbata, remangarse la camisa, y lo mas importante, quitarse y guardar su medallón de identificación, se acerca discretamente a la barda, y tras cerciorarse de que nadie lo mire, toma impulso y tras sujetarse de la división de concreto, se cuelga del otro lado, logrando (después de varios segundos tras haberse armado de valor) soltarse, cayendo de sentón sobre el suelo; tras recuperarse del golpe, decide levantarse, mientras mira la barda nuevamente “Va a ser un problema volver a subir... ¡Bueno! Ya estoy aquí... asi que... pensaré en eso después...!” se echa el saco al hombro “Bien, ¡aquí voy!” y sin mas, camina hacia donde sus pies lo guían, dispuesto a observar el nuevo entorno en el que se encontraba.


    C O N T I N U A R Á . . .
     
  6.  
    Yuni-chan

    Yuni-chan Entusiasta

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    Re: Juegos del destino

    amo fic!!! >w< cuando lo lei en ff.net m kede: QUE CURADO!! >W<!!
    i si es taaan kawai -w- k pekeño es el mundo wiiiii
    os kiero xD jajaj.... -w- adoro estos fics
    xD coherentes! muajajajajajaja! espero mas ¬¬ i k lu terminen
    jolines! o si no os colgare i os matare tanto
    que...que... >_< k ni con duces podras sobornarme...
    kisas con un chocolate...... >_< digo no!
    soe mente firme n_n wiiiii t kerooo m largo

    BeSus desde mi rincon

    sao
    lets duel
     
  7.  
    kajasame

    kajasame Guest

    Título:
    Juegos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    6072
    Re: Juegos del destino

    xD jajajaja bueno aki va el sig. cap:

    JUEGOS DEL DESTINO

    Por Janet0041
    CAPITULO III



    PD: Pongo esto en spoiler para seguridad ¬¬... me entenderan xD o esoe espero, esto es el inico del fic.
    Todo parecía en calma... y realmente eso le gustaba; por vez primera, finalmente tenía un lugar exclusivamente para él... Kaiba miró una vez a su alrededor, contemplando la mansión vacía.... realmente le gustaba que el lugar estuviera así, sin personas que le interrumpieran, o sin sonidos que le distrajeran; tras dar un suspiro de relajación, abrió nuevamente su laptod y prosiguió con su trabajo, siendo el sonido de sus dedos tecleando el tablero de la maquina portátil el único resonando por toda la mansión... tras un par de horas de trabajar sin detenerse, finalmente una de las obligaciones del cuerpo le hicieron ponerse de pie y dirigirse hacia la cocina a tomar algo, donde permaneció un poco mas, reafirmando nuevamente el por qué le gustaba que todo estuviera tranquilo; finalmente, caminó de vuelta a la pequeña sala donde solía trabajar siempre, mirando a través de la ventanas que permitían la vista hacia el patio... ni siquiera Mokuba esta ahí... sin mas que pensar, no evitó dar un bostezo de aburrimiento al momento de llegar a su tan preciado lugar para continuar con su labor, mas su tranquilidad se vio quebrantada cuando vio una figura demasiado conocida, jugando con el marco de la pantalla de su ordenador.

    “Parece que alguien necesita descansar, ¿no crees?”

    “Zigfried... ¿qué demonios haces aquí? ¿Has venido a robarme las ideas como siempre, verdad?!”

    “Por favor, Kaiba... ni siquiera he mirado la pantalla de ordenador... si quisiera robarte tus proyectos, entraría directamente a tu sistema para hacerlo... después de todo, ambos sabemos que soy el mejor en cuestiones informáticas...” el castaño frunció el ceño; realmente odiaba a ese sujeto, y mas aún cuando el susodicho actuaba como si fuera superior a él “¡En fin! No estoy aquí para hablar de mis habilidades... al menos no de esas... je...”

    “No sé que es lo que estés buscando aquí, víbora, pero a diferencia tuya, yo tengo cosas que hacer... así que mas te vale que me dejes en paz...” Seto camina hacia donde está su ordenador, sin embargo, el otro chico con la mano con la que jugueteaba con el aparato cierra la tapa y la sujeta, poniéndola sobre sus piernas y recargándose sobre la misma, mientras clava su mirada en el castaño, el cual se detiene a su vez “¿Qué crees que estás haciendo? Si no quieres problemas, mas te vale que me la devuelvas ahora mismo...”

    “Vamos, mi querido Kaiba, relájate un poco, que te estoy haciendo un favor... Tú mejor que nadie sabes lo mucho que te sobre-esfuerzas en cuestión de tu compañía, y eso no es bueno para ti.... ¿por qué mejor no dejas tu trabajo para mas tarde, y... nos vamos a tomar un café, que dices?”

    “Digo que estás loco si piensas que yo realmente voy a aceptar salir contigo... ¡ahora regrésame eso y déjame en paz! ¡Es la última vez que te lo advierto!”

    “¿O si no, qué? Lo peor que podrías hacerme ya lo hiciste... el rechazar mis invitaciones una y otra vez desde que éramos niños es algo que me ha lastimado profundamente desde siempre...”

    “¡Aquí el único culpable eres tú! Si desde niño no te hubieras portado de forma tan anormal conmigo, posiblemente no te repudiaría tanto!”

    “¿Anormal, dices? Pero si yo nunca he actuado de esa manera contigo... a no ser que...” le mira maliciosamente, al tiempo que sonríe cínicamente “... a no ser que TÚ lo quieras ver así...” Kaiba se echa hacia atrás “después de todo, mis acciones para Athemus son las mismas y no me evita tanto como tú... Kaiba, eres un pillo...”

    “...E-estas demente...” habló mas nervioso el chico, no queriendo apartar la mirada de él... en esos momentos, ya no estaba tan seguro de si realmente le gustaba que la mansión estuviera totalmente sola, puesto que sentía que en cualquier momento, el desquiciado enfrente suyo le saltaría encima; la risa sonora y repentina del joven Shreader fue algo que le desconcertó totalmente, no entendiendo a qué venía.

    “Deberías de ver la expresión de tus ojos, joven Kaiba... es algo realmente invaluable y sin sentido, aunque eso lo puedo arreglar yo...” se pone de pie mientras pone la laptod por un lado; Kaiba parece querer reaccionar, pero Zigfried le detiene “ah-ah.. si te mueves, no vuelves a ver a este bebé....” canturreó el joven, haciendo que el castaño no se moviera; en seguida, el primero se pone de pie y camina hacia donde el otro, al momento que se pone enfrente suyo, mirándole “...Eres un buen chico...” y sin mas, lo avienta hacia la pared mientras se acerca a el, quedando frente a frente “dime, mi estimado Kaiba, ¿alguna vez soñaste estar así conmigo?”

    “...Solo en mis pesadillas....”

    “Oh... no sabes el gusto que me da escuchar eso... después de todo, significa que SI lo has hecho...” y antes de que Kaiba pudiera decir algo, sus labios contactaron con los de Zigfried.

    Normalmente, lo hubiera golpeado, o incluso matado, pero malamente para Kaiba, no podía reaccionar... la misma sensación de escalofríos que le recorrió el cuerpo cuando de niños (cuando el pelirrosa le había abrazado), le volvió en ese instante, y se volvió aun mas crítica cuando sintió las manos del mismo desabrochándole la camisa y metiéndose debajo de la misma, recorriendo cada rincón que estaba a su alcance... ¿cómo era posible que no pudiera reaccionar en esos momentos? Un gran estremecimiento se produjo en su cuerpo cuando sintió un par de besos en su cuello, y no estando conforme con eso el pelirrosa, bajó besando el torso del castaño ahora descubierto... Seto fijó su vista en el joven, no sabiendo realmente con qué palabra de desagrado describirlo, sobre todo por que podía ver como esté ultimo de vez en cuando abría los ojos y le miraba, pareciendo excitarse aún mas al darse cuenta que el castaño le miraba. Repentinamente, el joven Shreader se detuvo, y en un movimiento brusco, puso a Kaiba de frente contra la pared, poniéndole mas que nervioso, e inclusive, haciendo que tratara de poner resistencia esta vez, mas para su mala suerte, al parecer las ganas de poseerlo de Zigfried eran mas que sus mismas fuerzas, asi que después de que el pelirrosa le sujetara por los cabellos y le pusiera de golpe la cara contra la pared, éste último se acercó a su oreja.

    “Te habías portado demasiado dócil hasta hace unos momentos, Kaiba... no empieces a ponerte difícil...”

    “¡Te estás pasando de la raya, Zigfried! Ya hiciste hasta lo que inclusive queriéndolo, te hubiera permitido! Ahora déjame ir!”

    “Vamos, si lo que viene ya no es para tanto... ¿oh si?” Zigfried con la mano libre rodea a Kaiba por detrás y comienza a bajarla desde el pecho hacia el abdomen.

    “¡ZI-ZIGFRIED!! DETENTE YA!!!” ordenó el castaño, tratando de zafarse, pero sin éxito y sin que el pelirrosa atendiera, mientras el primero sentía como este ultimo seguía bajando mas la mano, hasta que finalmente, tras forcejear un poco, lograba deslizarla bajo la cremallera de su pantalón, ante la mirada horrorizada de Kaiba “¡¡DETENTE AHORA MISMO!! PARAAAA!!!” sin querer ver mas, finalmente aprieta sus ojos, esperando a que todo termine...

    “Hermano, ¿estás bien?”

    Kaiba abrió los ojos; tras reincorporarse rápidamente, el castaño miró a sus alrededores, realmente agitado: estaba en su ya no tan querida sala, totalmente vestido, y con la laptod sobre sus piernas, mientras que se daba cuenta de lo que había pasado: todo había sido un sueño... al parecer, se había quedado dormido mientras trabajaba... el chico bajó la mirada realmente nervioso... ¿cómo era posible que él, Seto Kaiba, hubiera soñado algo así? Y lo que mas le preocupaba: con Zigfried Shreader. Realmente no sabía que pensar.

    “¿Hermano? ¿seguro que te encuentras bien?”

    “ ¿Qué? Eh... si... Mokuba... estoy bien... ¿decías?”

    “Em... venía a avisarte que Leon y yo vamos a salir... normalmente le hubiéramos avisado al Sr. Pegasus, pero dada su situación...” se gira hacia atrás suyo, mientras se ve como pasa Cecilia, seguida por un Pegasus que le suplica que lo perdone “Creí mas conveniente hacerlo contigo...”

    “Ya veo... supongo que no hay problema... ¿quién les llevará?”

    “Por eso no deberías preocuparte, Kaiba, lo haré yo...” la voz de Zigfried le erizó los vellos de la piel y le hizo pegar un buen bote lejos del mismo que se había situado a su lado, al momento que se giraba hacia el chico, mirándole mas nervioso que antes “¿Ocurre algo?”

    “¡...Nada...! Solo asegúrate de que nada le pase a mi hermano o... ¡o ya verás!” y sin esperar a nada, toma su laptod y sale del lugar, ante la mirada perpleja de trío.

    “Oye, Mokuba.. ¿de verdad se encuentra bien tu hermano? Lo noté un tanto... paranoico...”

    “Si, lo mismo pensé yo, Leon...”

    “Venga niños, deberían entenderle... el pobrecito ha estado trabajando demasiado...” dice Zigfried mirando por donde el chico había salido, con un gesto de comprensión burlona en su rostro “Pero bueno... mejor que nos vayamos... asi que, andando...” y tras un asentir de los dos chicos, se dirigen a la salida de la mansión.

    ................................
    El timbre de salida finalmente sonó, mientras una estampida de adolescentes salía corriendo hacia las puertas del lugar, cada uno disponiéndose a pasar el resto de la tarde libre; no obstante, tranquilo como siempre había sido, Yugi se dirigió hacia el mismo lugar que el resto de los chicos a paso lento, pensando en lo que debería hacer llegando a su hogar.

    “Hoy tengo que lavar la ropa... solo espero que no llueva...”

    “¡¡YUGI!!” el llamado a su nombre le hizo detenerse, girándose al instante con una gran sonrisa, puesto que había reconocido la voz; ahí, dirigiéndose hacia él, una chica de cabello castaño corría agitando uno de sus brazos.

    “¡Hola Tea! ¿Cómo estás? Parece que esta vez salimos al mismo tiempo...”

    “Si, algo así... lo que pasa es que las últimas dos horas de clase fueron de exámenes, y yo acabo de terminar el mío, ¡por eso salí antes!”

    “Oh, ya veo... eso explica por qué ni Joey ni Tristán han salido todavía, jejejeje....” rió nervioso el pequeño al momento de rascarse una de las mejillas con el dedo índice de la mano.

    “¡¿CÓMO QUE ESO EXPLICA EL QUE NO HAYAMOS SALIDO?!” Tanto Yugi como Tea se giraron hacia el dueño de la voz, un chico rubio que les miraba con molestia exagerada.

    “Oh, vaya... Joey, Tristán... ya están aquí... no esperaba verlos tan pronto...”

    “¡¿Y qué significó eso exactamente, Yugi? Crees que no tenemos el cerebro suficiente para poder hacer un examen?!” Esta vez habló el castaño que acompañaba al otro chico, con el mismo gesto en su rostro, mientras Yugi reía mas nervioso.

    “No, si el cerebro sabemos que lo tienen... lo que nos sorprende es que esta vez si lo hayan usado... a no ser que...” Tea les apunta “Muy bien! Confiesen! ¿A quien le copiaron?” Yugi esta vez no pudo evitar soltar la carcajada mientras sus dos amigos hacían el berrinche de su vida; tras unos minutos, finalmente éstos rieron también.

    “Me da gusto verlos por aquí, chicos...”

    “Si, a nosotros también, lo que me recuerda...” los tres chicos miran acusadoramente al mas pequeño “¿por qué no nos esperaste los días anteriores? ¡Nos tenías preocupado, Yugi!”

    “Ah... bueno... es que he tenido muchas tareas últimamente y... si no me iba temprano, no las alcanzaba a hacer...” mintió el chico, al momento de recordar como los días había estado haciendo rutas nuevas para llegar a su casa, tratando de evitar a los matones, que seguramente iban a hacer mas que barrer el suelo con él después de su encuentro con el noble “lamento haberlos preocupado, pero como ven, sigo de una pieza...”

    “Si, eso es lo importante... ¿nos vamos?” tras un asentir general, finalmente el cuarteto sale.

    Durante la mayor parte del camino, bromearon como era costumbre, hablando también sobre las situaciones mas divertidas que les había ocurrido en los pasados días; no obstante, los pensamientos de Yugi seguían siendo los mismos... aún no lograba sacar una buena razón por la cual aquel noble lo había ayudado, y aunque ese no era el motivo principal, aún no había mencionado nada a nadie de su encuentro con él... no por falta de confianza a sus amigos, simplemente para proteger la dignidad del chico que le había salvado la vida, y para evitar que como era costumbre de Joey y Tristán cada vez que se enteraban que los abusivos de siempre le querían golpear, le sobreprotegieran... no era que le disgustara, después de todo, asi se había evitado muchas palizas, pero a veces, eso le hacía sentir mal... o mas que mal, inútil... como si no pudiera defenderse por sus propios medios...

    “¿Yugi? ¿Ocurre algo?” el llamado consternado de Tea le sacó de sus pensamientos, captando su atención; Yugi simplemente negó.

    “No, nada Tea... ¿por qué?”

    “No sé... me dio la impresión de que algo te preocupaba...”

    “Bueno, francamente sí... el cielo se ve medio nublado y hoy tengo que lavar ropa...” esto le valió un zape por parte de Joey, al momento que todos reían.

    “Vaya, vaya, miren nada mas a quien tenemos aquí..” El cuarteto de chicos paró de reir al instante tras escuchar la voz ronca, mientras que inmediatamente, Tristán y Joey se ponían en pose defensiva delante de Yugi y Tea, mientras que ésta última abrazaba por detrás al chico, cubriéndole con su cuerpo “Nos da gusto verte, chavalito, aún tenemos cuentas pendientes...”

    “¿Cuentas pendientes? Ja! Lo siento amigo, pero no el vas a tocar un solo pelo a nuestro amigo!, ¿verdad Tristán?” amenazó Joey al momento de reforzar su pose defensiva, no apartando su mirada del agresor del pequeño rubio.

    “¡Asi es! Antes tendrás que pasar por sobre nosotros!”

    “Bueno, eso se puede arreglar...” el sujeto silba, mientras que al instante, aparecen otros tres tipos; Joey y Tristán fruncen el ceño.

    “Tea... saca a Yugi por detrás... trataremos de detenerlos lo más que podamos...”

    “¡Chicos, no puedo permitir que los golpeen por culpa mia...!”

    “No digas eso, Yugi.. tú mejor que nadie sabes que nosotros estamos acostumbrados a esto... no te preocupes, estaremos bien...! Ahora, Tea, encárgate de lo que te pedimos a la cuenta de tres...”

    “¡P-pero...!!”

    “TRES!!!” Inmediatamente, ambos chicos se lanzaron contra los sujetos, mientras Tea, por su parte, tomaba a Yugi de la mano y le obligaba a correr detrás suyo en sentido contrario a la batalla, mientras que el pequeño, lo último que alcanzaba a ver, era como le llovían los golpes a sus amigos, y como uno de los tipos salían detrás de suyo...

    Por su parte, Yami no se cansaba de todo aquello... por primera vez podía caminar sin sentirse observado, y eso le gustaba; Repentinamente se detuvo... ¿qué aquél contenedor con el gatito pintado no lo había pasado ya mas de dos veces? Finalmente, admitió que estaba perdido... un par de gritos llamaron su atención, haciéndole mirar hacia su derecha, consiguiendo con ello que se llevara una sorpresa: una chica corriendo, y justo detrás suyo, a Yugi, siendo perseguido por un tipo de gran tamaño; Tras lograr reaccionar, Yami corrió detrás de ellos, totalmente seguro de que era el mismo chico al que había ayudado, después de todo, ¿cuántas personas podían tener esa estatura? Después de dar vuelta en un callejón, se detuvo sublimemente: ¿a dónde se habían ido? Tenía que encontrarlos pronto, o no quería ni imaginar lo que podía pasar...

    Mientras tanto, la situación no era nada favorable para Yugi y Tea; al haber dado vuelta en uno de los callejones, habían quedado atrapados en uno sin salida, y para su mala suerte, su perseguidor se encontraba obstruyéndoles su único medio de escape; Tea nuevamente abrazó al chico, protegiéndolo.

    “Escucha damita, yo soy alguien honorable y no acostumbro golpear mujeres... así que apártate...”

    “¡Si, ya lo creo! ¡Tan honorable que golpeas niños! ¡Estás loco si crees que lo voy a soltar!”

    “T-Tea... deberías hacer lo que dice... una paliza mas que me den no me va afectar mucho...”

    “¡No digas tonterías Yugi! ¡Estamos juntos en esto y no te voy a dejar solo!”

    “¡Escucha, niñita! ¡No me obligues a tomar medidas drásticas!”

    “¿O si no qué harás?” la repentina voz de Yami captó la atención del trío; al reconocerlo, Yugi no evitó sobresaltarse ¿qué estaba haciendo ÉL ahí? “¡Escucha! Mas te vale que dejes ir ilesos tanto a la chica como al niño, si no quieres tener serios problemas!” El sujeto se acerca a Yami al momento que le toma del frente de la camisa y le levanta un poco.

    “¿Oh si no qué, chaparrito? Me vas a dar golpes bajos...? JAJAJAJAJA!!” Yami no dijo nada; repentinamente, le metió un cabezazo logrando que el tipo le soltara, y antes de que pudiera reaccionar, le propinó un golpe ascendente con la palma de la mano en la barbilla, y tras meterle el pie para tumbarlo, le golpeó en el estómago sacándole el aire “¡M-maldito enano, me las pagarás!!” le amenazó el sujeto, el cual tras haberse puesto de pie, salió corriendo. Después de que el tipo se perdiera a la lejanía, Yami se giró hacia Yugi y Tea, quienes apenas daban crédito a lo que acababan de ver. El noble puso una sonrisa pícara en su rostro.

    “...Defensa Personal... útil en estos casos...” Tras un par de segundos, después de que ambos chicos se miraran entre sí, finalmente rieron levemente. Sin embargo...

    “AHÍ ESTÁ OTRO!!!” el momento de paz les duró poco a Tea y a Yugi tras reconocer la voz de Joey, y los llenó de terror al ver como éste junto con Tristán, saltaban sobre el chico a golpearlo.

    “¡¡CAELE CON TODO, JOEY!!!!!!”

    “¡¡J-JOEY!!! ¡¡¡TRISTAN!!! DETENGASE!!!” Logró reaccionar finalmente Yugi, al momento de correr hacia ellos tratando de detener la masacre.

    “PAR DE IDIOTAS!!! DEJEN DE GOLPEARLO!!! ESTE CHICO NOS AYUDÓ!!!” Joey le mete un último golpe a Yami antes de mirar con desconcierto a Tea.

    “¿Qué dices? ¿qué éste chico les ayudó?”

    “Pero entonces, eso significa que....” Tristán y Joey miran al noble que yace KO debajo de ellos; entonces, se miran entre sí.

    “...¿Ups?...”

    ...................................

    Al igual que en los carruseles en los que solía jugar cuando era niño, todo parecía dar de vueltas; la candente sensación de querer devolverlo todo pronto se vio apaciguada por una mas fría, al momento que escuchaba un par de murmullos no entendibles, seguidos de una fuerza ajena a la suya que le hicieron mantener esa sensación fría en su lugar, seguidas de otros murmullos que al igual que los primeros, no alcanzaba a definir su significado.

    “¿Cómo sigue, Yugi?” preguntó una angustiada Tea no apartando su mirada del noble, que al igual que desde hacía la ½ que le habían llevado a casa del chico, se encontraba KO.

    “Mal, Tea... aún no reacciona... espero que quitando lo ilógico que pueda sonar esto, se encuentre bien...” respondió Yugi en el mismo estado que su amiga, no apartando su mirada del muchacho, el cual ahora inconscientemente sostenía una bolsa con hielos sobre su cabeza.

    “Cielos... de verdad lo lamentamos, Yugi... es que lo vimos ahí y bueno... pensamos que también era uno de los tantos que te querían agredir...”

    “Lo sé, Joey... pero no creo que sea a mi con quien deban disculparse...” Yami parece comenzar a reaccionar “¡Hey! ¡Miren, parece que está despertando! Oye, ¿te encuentras bien? ¿cómo te sientes?”

    “La cabeza me está dando vueltas...” logró responder el chico de manera entendible, mientras que se incorporaba un poco, logrando sentarse con ayuda de Tea y Yugi “¿qué pasó...?”

    “Nos ayudaste a Tea y a mi de un sujeto... y dos amigos míos pensando que tú eras otro agresor, bueno... te cayeron encima y te dieron un par de golpes... de verdad lo lamento...”

    “D-descuida... no hay problema... o al menos no lo habrá hasta que la cabeza deje de girarme...” Yami se soba la frente, mientras finalmente, tras unos minutos, parece estar mejor; entonces, mira a su alrededor “...¿dónde estoy?...”

    “Estás en mi casa... después del incidente te trajimos aquí...” se escucha el timbre de la pequeña tiendita sonar “¿Uh? Parece que hay clientes... ¿chicos? Pueden hacerse cargo de él mientras voy a atender?”

    “Seguro Yugi, ¡no hay problema!” el pequeño agradece y entonces sale, dejando a Yami con los tres chicos, quienes le miran un par de segundos en silencio.

    “Oye...” Tea llama la atención del grupo “No te había visto por aquí antes... ¿eres nuevo por la zona?” Tras las palabras de la chica, Yami cae en cuenta de que Yugi no les había mencionado nada; el muchacho se pone nervioso.

    “Eh... bueno... no exactamente...”

    “¿Entonces? ¿Estás de visita?” pregunta esta vez Tristán.

    “Este... yo... si... eh... vine a visitar a Yugi...”

    “¿A Yugi? ¿Significa que ustedes ya se conocían?”

    “Bueno... algo as...”

    “¡Hey chicos! ¡Estoy de vuelta! ¿alguna nov... ¿por qué me miran asi?” pregunta el muchacho al notar la mirada puesta en él de todos los presentes; el joven noble le mira nerviosamente “¿pasa... algo?”

    “¿Yugi? ¿Ya conocías a este chico?” la pregunta de Joey le sorprende un poco; tras mirar de reojo a Yami, asiente “¡Eso es genial! ¿por qué no nos habías dicho nada? Cualquier amigo tuyo, también es amigo nuestro! ¿De donde se conocen?”

    “¿Qué? ¿D-De donde? Bueno...” esta vez es Yugi quien mira al noble, que le corresponde la mirada: ¿qué podria decirles? El muchacho no había dicho nada de que no quisiera que se supiera que era un noble, pero tampoco se había presentado como uno indicando que no había problema... justo en esos momentos, el sonido de la puerta principal llamó la atención de todos, al momento que a través de la misma, aparecía el abuelo de Yugi.

    “¡Buenas tardes, chicos! Hacía algún tiempo no les veía por aquí... ¿tienen mucho rato que llegaron?”

    “En realidad, no mucho Sr. Muto; tuvimos unos pequeños contratiempos y trajimos a este chico desmayado...” el anciano mira a Yami por unos segundos, hasta que finalmente, parece sobresaltarse.

    “¡Válgame Dios! ¡No puede ser! Pero si tú eres...!” Yami miró en desesperación a Yugi: si su identidad se descubría, estaría en graves problemas; Yugi miró nervioso a su abuelo.

    “Hacía unos momentos nos decía que él y Yugi ya se conocían, cosa que se nos hizo raro puesto que ninguno de nosotros lo había visto antes... ¿usted también le conoce?”

    “¡Pues claro que Yugi y yo debemos conocerle!” extiende los brazos “¡Mira cuánto has crecido! Anda acá y dale un abrazo a tu abuelo, muchacho!”

    “¡¿A-Abuelo?!” Exclamaron exaltados los presentes (incluidos los mismos Yugi y Yami, quienes no se esperaban algo así).

    “Anda, muchacho! No seas tímido! Ven acá!” Yami mira al pequeño que le hace la seña de que siga la corriente; tras un momento vergonzoso en el que el chico le dio el abrazo al anciano, éste último le miró “¡Hacía mucho que no te veía por aquí! Dime, ¿cómo han estado las cosas por el lado sur? Escuché que ha habido un par de problemas...”

    “Eh... bueno... si, pero no es nada que no hayamos podido... resolver...” le continúo el juego el joven rubio, bastante nervioso. Salomon entonces se gira a los demás “Chicos, éste es otro de mis nietos, viene de la zona sur, es por eso que no les es familiar su rostro...”

    “Vaya! Eso lo explica! Si eso era todo, ¡no entiendo por qué no nos lo dijiste!” exclamó Tristán lleno de júbilo, mientras que Yugi suspiraba aliviado; Salomón entonces se gira hacia el chico.

    “Deben disculparle... es bastante tímido en conocer gente nueva, anda hijo, ¿por qué no te presentas con los amigos de Yugi? Es justo que te conozcan si vas a estar aquí una temporada...”

    “¿Qué? Eh... si... em... Mi nombre es...” el chico piensa un poco mientras finalmente, tras unos segundos, habla “Mi nombre es Atem Muto... gusto en conocerlos...”

    “El gusto es nuestro, Atem! Mi nombre es Joey! El es Tristán, y ella es Tea! Espero que disfrutes tu estancia aquí en la zona norte!”

    “Se los... agradezco mucho...”

    “Bien, yo debo irme... tengo un par de asuntos que atender en mi casa... espero verles pronto! Atem? Un gusto conocerte, espero que nos veamos pronto...” se despide Tea mientras se pone de pie.

    “¡Yo también! Nos veremos otro día!” Dice Joey mientras sigue a la muchacha.

    “Igual yo... no tengo muchos deseos de hacerlo, pero aún asi, el deber llama! Les vemos luego!” y junto a sus dos amigos, se dirige a la salida y salen del lugar; tras un par de segundos, los dos chicos que aún se encuentran ahí dejan escapar una gran respiración de alivio.

    “Estuvo cerca...”

    “¡Ni que lo digas...!”

    “Muy bien... aquellos chicos ya se fueron...” la voz de Salomón capta la atención de ambos “Ahora... vamos a tener una pequeña charla nosotros tres...” les mira seriamente “¿qué es lo que pasa aquí?”

    “¿D-De que hablas abuelito...?”

    “A mi no engañas, Yugi... Durante 30 años fui egiptólogo, llevo 20 años de mi vida vendiendo cartas, y si hay algo que ha coincidido entre esos dos trabajos además de disfrutarlos, es que he tratado con nobles...” Yugi y Yami se encogen de hombros.

    “...¿Yyyyyyyyyyyyyyyyy...?” Salomón le mete un zape a Yugi.

    “¡Que sé identificarlos cuando veo uno, no te hagas payaso!” el pequeño se soba el golpe lastimeramente; Yami le mira.

    “...Creo que nos descubrió...” Yugi le mira en total silencio con una ceja arqueada “...¿qué?...” Salomón se pone una mano en la cara mientras suspira resignado.

    “...Como sea... lo que realmente me preocupa es el como se conocieron...” mira a acusadoramente a Yugi “no creo que este muchacho te haya saludado desde éste lado de la barda y tú le hayas hallas correspondido sin un motivo fuerte...”

    “Bueno... me andaban persiguiendo unos tipos, me pasé del otro lado de la barda, y él me ayudó... es todo...”

    “Mmmm.... ya veo...” se gira hacia Yami “...de cualquier forma, habiendo ayudado a mi nieto o no, eres bienvenido aquí, chico... solo quiero preguntarte una cosa mas antes... ¿por qué no traes tu medallón de identificación?”

    “Em... buenooooooooooo....”

    “...¿te pasaste sin registrarte, verdad?...” se produce unos segundos de silencio “¡MUCHACHOS CABEZA HUECA! ¡COMO SE NOTA QUE LES ENCANTA METERSE EN PROBLEMAS EN ESTOS DIAS! Si en mis tiempos las cosas no eran asi y ademas...” sigue hablando mientras se dirige al mostrador, ante la mirada perpleja de Yami y una nerviosa de Yugi.

    “...El es mi abuelo, Salomón... delante de Joey y los demás recuerda que es tu abuelo también...”

    “Si... lo sé, trataré de acostumbrarme...” hay otro silencio en el lugar; repentinamente, el reloj de pared comienza a sonar, captando la atención del duo: las 6:00 p.m. Yami se pone de pie “bien, será mejor que me vaya... aún tengo bastante camino para llegar hacia la barda, y encima un poco mas para llegar a la mansión...”

    “De acuerdo, te acompañaré” se gira hacia su abuelo “¡¡Abue!! Lo voy a acompañar al muro! Regreso pronto!” y sin mas, salen. Tras ½ hora de caminar, finalmente llegan al lugar “bien, aquí estamos...”

    “Sí... lo que no sé es como me voy a pasar...” piensa un poco y mira a Yugi “¿cómo fue que tú lo hiciste?”

    “¿Ah? Bueno...” carraspea la garganta un poco apenado, y se acerca al contenedor mientras señala el pequeño hueco “por... aquí... tienes que trepar un poco, pero no es ningún problema... supongo...”

    “...De haberlo sabido antes, no me hubiera tomado la molestia de tener que colgarme de la barda...”

    “¿Te colgaste de la barda? Jajaja!! Eso debió haber sido gracioso...”

    “Pues al menos así me acerco al suelo mas que tú...” Yugi le mira con indignación fingida; finalmente ríe “Oye, ¿por qué no les dijiste nada?”

    “¿De qué?”

    “Sobre nuestro encuentro... sinceramente, pensé que llegarías a presumírselo a todos...”

    “¡Venga, Que yo no soy así! Encima, pensé que podría perjudicarte si mencionaba algo...” el joven noble le miró unos segundos en silencio; después sonrió.

    “... Gracias...” Yugi simplemente se limita a sonreír también “Bien... mejor que me vaya...”

    “Si, eso mismo creo yo... por cierto, ¿piensas volver algún dia?”

    “Soy el nuevo nieto de tu abuelo, ¿no?” Yugi ríe “lo que no sé, es cada cuánto... entre semana, la Sra. Cecilia es muy estricta en cuestión del instituto y está encima mío, y los fines de semana generalmente salgo hacia mi compañía a ver como marcha todo, y regreso el domingo por la noche a la mansión para empezar la rutina del institu...” tanto Yugi como Yami parecen tener el mismo pensamiento, mientras se miran con malicia.

    “... Me encargaré de que mi habitación esté impecable para el fin de semana...”

    “Y yo trataré de arreglar la mayoría de mis asuntos de la empresa entre semana para quedar libre los últimos días...”

    “¡HECHO!” Ambos chicos se dan la mano cerrando el trato.

    “¡Bien! Ahora si, ya me voy...” Yami se agacha mientras comienza a deslizarse a través del hueco, deteniéndose momentáneamente “por cierto, ¿no tendrás problemas para regresar?”

    “!Nah! Tengo dos factores que ya mencioné a mi favor, jejejeje... a propósito, vendré por ti el fin de semana ¡que pases buena noche!”

    “Vale, Tu también...” y finalmente, se pasa hacia el otro lado, mientras Yugi sin esperar a mas, regresa a su casa.

    .......................................................
    Realmente podía decir que habia sido un día perfecto; la tarde se la había pasado bien, había terminado sus deberes temprano (después de todo, sin alguien que le viera usando lentes, hacerla no era ningún problema), y encima, la cena había sido normal, lo cuál le hacía pensar en sí debía alegrarse por ello o no, puesto que después de enterarse el por qué Pegasus no había querido hacerse el responsable de la misma, no estaba seguro que tan bien estaría su anfitrión, sobre todo por que desde hacía varias horas, su voz continuaba escuchándose en el pasillo... curioso, abrió la puerta de su habitación y se asomó a ver que pasaba, llevándose una gran sorpresa: en una de las tantas puertas que ahí había, estaba el hombre de cabellos platinados pegado a la misma.

    “Ceciiiiiiiiiiiiiiiiiiiii...... ábreme, linda...”

    “No creo que te vaya a perdonar hoy, Pegasus... jejeje...” Pasa Kaiba por el pasillo mirándole burlonamente, mientras el aludido le echa una mirada asesina. Pegasus regresa a su posición inicial.

    “Ceciiiiiiiiii.... amorcito.... no te enojes, ya te dije que lo sentía...”

    “Deja de lloriquear, tío... tienes mas habitaciones dónde puedes dormir...”

    “¡NO CREO QUE LO QUE QUIERA, SEA DORMIR, ZIGFRIED!!” Se escucha a lo lejos la voz de Kaiba nuevamente, ante el berrinche de Pegasus.

    “¡BESTIAS MALVADAS! ¡ME LAS PAGARÁN!” regresa a la puerta donde estaba “CeciiiiiiiiIIIIIIIIIiiiiiiiiiiiiiiii....”

    “Sr. Pegasus, ¿por qué mejor no se va a dormir ya?”

    “Mokuba tiene razón tío... si mi tía está molesta contigo, es posible que vaya a enojarse mas si no la dejas dormir... anda tío, ven...” entre Mokuba y Leon lo toman cada uno de un brazo y se lo llevan.

    Yami observó la escena hasta que se perdieron a lo lejos, mientras que lo único que le quedaba por hacer, tras dar un suspiro de frustración, era encerrarse en su habitación otra vez, dirigiéndose hacia su cama y metiéndose en la misma, disponiéndose a descansar y esperando que el fin de semana llegara para así, tener una experiencia nueva: vivir otro estilo de vida bajo la nueva identidad que había adoptado en esa sociedad: Atem Muto.

    C O N T I N U A R Á . . .
     
  8.  
    kikyo_yami8

    kikyo_yami8 Iniciado

    Aries
    Miembro desde:
    4 Marzo 2006
    Mensajes:
    21
    Re: Juegos del destino

    *-* uuuhh esta lindo el fic u_u gomen no lo habia podido leer pero me sigue gustando y mas por ke ya se conocieron yami y yugi y eso de ke yami use lentes *-* y me lo imagino (*¬*) jajaja me encanto eso del ojo del milenio :D muy bueno espero olo continues ya quiero saber que hara Atemus o mejor dicho Atem muto me encanta
    JA NE!!!!
     
  9.  
    Anna-Chan

    Anna-Chan Guest

    Título:
    Juegos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
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    Re: Juegos del destino

    u.u no me habia pasado a leer :(
    pero aqui me tienen que ya acabe de leer la conti :AWW:
    estubo muy buena, y eso de que Yami use lentes :eek: :eek: :eek:
    espero continuacion, cuidate, xauu :AWW:
     
  10.  
    kajasame

    kajasame Guest

    Título:
    Juegos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    6458
    Re: Juegos del destino

    yeeey k bien!!! aki van otros dos capitulos:

    JUEGOS DEL DESTINO

    Por Janet0041
    CAPITULO IV



    Un gran estruendo se escuchó resonar por el gran edificio, captando la atención del resto de las personas que laboraban ahí; definitivamente el jefe estaba de mal humor, para variar... no obstante, su trabajo no era el quejarse del estado de ánimo de su superior, después de todo, a pesar de no ser noble y sin recomendación alguna, se había apiadado de ella y le había dado trabajo, cosa que por lo que había escuchado, era algo demasiado anormal en él; tras terminar de recibir una de las llamadas que a menudo solicitaban los servicios de la corporación, la chica se puso de pie mientras se dirigía hacia la sala de reuniones que se encontraba en el nivel, un tanto temerosa, puesto que requería la firma del lider de la empresa, y en el ánimo en el que se encontraba era seguro que recibiría un par de insultos antes de conseguir culminar con su labor; tras llegar al lugar, se dispuso a llamar a la puerta, mas se vio obligada a no hacerlo tras nuevamente, escucharle hablar molesto; la chica sujetó sus papeles con fuerza mientras escuchaba la conversación, esperando entrar en el momento mas apropiado.

    “Nuevamente me pregunto... ¡¿por qué las cosas no están marchando bien?!... y otra vez, como siempre, me respondo: ¡por que tengo dos incompetentes a mi servicio!” gritaba Zigfried exasperado a los dos hombres que tenía enfrente suyo al otro lado de la mesa, los cuáles le miraban con una expresión casi tan neutra, que el chico podía darse cuenta de que prácticamente se estaban burlando silenciosamente de él “Díganme, ¿cuál es la excusa ahora?”

    “¿Excusa? Vamos, lo haces sonar como si no trabajáramos en lo absoluto...” respondió cínicamente el primero de los sujetos; de tez morena y cabellos rubios alborotados, sus pupilas violáceas en conjunto con la gran sonrisa burlona que se le pintaba en el rostro y su posición tan relajada y típica (sus pies arriba de la mesa) era algo que el joven Shreader a veces no podía soportar “quizá si tú fueras un mejor líder y supieras manejar bien los negocios, las cosas irían mejor, ¿no crees? Pero bueno, aún eres joven, te hace falta bastante experiencia, así que es tolerable...”

    “¿Estas insinuado que el problema soy yo, Marick? Por que de ser así, sabes el problema en el que te estás metiendo...”

    “No creo que se refiriera a eso totalmente, Zigfried... lo que sí es un tanto... extraño o curioso para nosotros, es que las corporaciones Kaiba y Athemus están teniendo mas ventas que nosotros... eso es lo único que no nos logramos explicar...” habló ahora el otro hombre, de tez apiñonada, ojos grisáceos y cabellos platinados, que al igual que su camarada, mantenía una posición relajada pero mas propia, limitándose simplemente a permanecer cruzado de brazos “Incluso cuando tu padre dirigía esta compañía, las ganancias iban mejor... quizá es por eso que Marick piensa de ese modo...” El pelirrosa no evitó molestarse aún mas.

    “Escuchen... solo diré esto una vez... ahora soy YO quien está a cargo de las industrias Shreader...” ambos sujetos dejan escapar una respiración de resignación mientras cada uno toma la pose que mas les acomoda para escuchar el discurso del joven “soy YO el que decide quién se queda y quien se va, y soy YO, quien decidirá cuando algo está bien o está mal, asi que mas les vale que comiencen a tenerme el respeto que me merezco, por que aunque ustedes sean mucho mayores que yo, sigo siendo su jefe! Asi que si saben lo que les conviene, mas les vale mantenerse callados o al menos moderar sus comentarios! ¿entendieron?!”

    “De acuerdo, de acuerdo... si así lo deseas... aunque la verdad, si siendo tus consejeros no quieres que seamos tan profesionales y directos contigo, no veo como esperas que la situación mejore...”

    “Como lo mencioné antes, Bakura: el jefe aquí, soy yo... asi que cuiden sus palabras hacia mi, por que les aseguro que si no fuera por cierto asunto que los tres conocemos, ya no estarían aquí desde hace mucho tiempo... ¿fui claro?” Ambos sujetos suspiran y asienten “Bien, la junta ha terminado... la próxima vez que revise los archivos, quiero ver mejoras en nuestro medidor de ganancia”. Y sin decir mas, salió del lugar mas molesto de lo que había entrado, mientras que los dos hombres que se habían quedado dejaban escapar otra respiración, Bakura tomando una posición mas natural en la silla, y Marick poniéndose de pie al momento de dirigirse hacia la gran ventana de la habitación, mirando a través de la misma.

    “Habrá problemas si las cosas siguen así... ¿qué vamos a hacer, Marick?”

    “Seguir como siempre hasta ahora... nos guste el hecho o no, tiene razón... aún pese a que nosotros también seamos nobles, él ahora es nuestro jefe y tendremos que apegarnos a lo que él decida al final...” se gira hacia el sujeto de cabellos platinados, mientras le mira maliciosamente “...Claro está, nosotros influiremos para que la mayor parte de lo que el acepte sea a nuestro favor, jejejejeje...”

    “Jeje... ¿desde cuándo eres TAN ambicioso?... no recuerdo que antes lo fueras...” el sujeto que se encuentra de pie sonríe y entonces, camina hacia donde el apiñonado.

    “Me sorprende casi al grado de ofenderme tu pregunta, mi estimado Bakura... siempre lo he sido... es solo que por algunas cosas no he tenido que esforzarme tanto... como ahora, por ejemplo...” y sin una palabra mas, tras haberse acercado lo suficiente, se inclina sobre el mismo dándole un beso en los labios, separándose a los pocos segundos “Ahora, mejor que regresemos al trabajo o el jefe se pondrá mas insoportable de lo que ya está...” y tras burlarse del mismo, finalmente ambos salen de la habitación, disponiéndose a regresar a sus labores.

    Por otro lado, Zigfried se encontraba ya en su oficina, donde después de haber entrado, se había dedicado a desahogar su ira contra su escritorio; el llamado a la puerta hizo que cesara su ataque contra el mueble, al instante que ordenaba el paso al interior del mismo.

    “¿Sr. Shreader...? Lamento interrumpir su trabajo, pero... estos papeles requieren de su firma de autorización...” el joven pelirrosa no evitó soltar un resoplido de molestia, al instante que se colocaba en su escritorio y con una mano, le indicaba que entrara; tras hacer lo indicado, la joven puso sus papeles en la mesa de Zigfried mientras éste los leía rápidamente y comenzaba a firmarlos “¿... gusta que le traiga un poco de café, Sr...?”

    “Si lo quisiera lo hubiera pedido...” respondió el chico sin mirarle, haciendo que la muchacha se estremeciera; segundos después, terminó de firmar los papeles al momento de dejarlos sobre la mesa y mirar hacia la ventana “puedes retirarte....” la chica hace una reverencia mientras toma sus papeles y se dirige hacia la puerta de salida “Ah, Kisara...” la joven se detiene justo antes de salir, girándose hacia el “Estaré bastante ocupado el día de hoy... cancela todas las juntas que tenga... y si alguien viene a buscarme, diles que no estoy...o al menos, dependiendo de quien sea...” la muchacha nuevamente asiente y se dispone a salir “no dije nuevamente que ya podías retirarte... sabes que odio que se hagan las cosas si yo no las he dicho...”

    “Y-yo... lo lamento mucho, Sr. Shreader... n-no era mi intención...”

    “Sabes también que ese tipo de insolencias las castigo... Sin embargo, eres bastante eficiente, asi que esta vez, te lo perdonaré... ahora, Ya puedes retirarte...” la muchacha nuevamente hace una reverencia y sale nerviosa, al momento que va hacia su escritorio.

    No obstante, a pesar de que habían estado a punto de despedirla, no pudo evitar dibujar una sonrisa en sus labios... desde que había entrado a trabajar ahí, a pesar de los malos tratos la mayoría de las veces, finalmente le había dicho que era eficiente... la joven de cabello azulado dejó escapar un suspiro de satisfacción, y feliz con aquel cumplido, siguió con su trabajo, esperando ser mucho más útil para su señor algún día...

    ..................
    Ya era de noche cuando había llegado a la mansión; tras colocar sus cosas en su habitación, Seto bajó al comedor donde todos le esperaban, disponiéndose a tomar una cena decente (o al menos esperando hacerlo), llevándose una gran sorpresa al ver que igual que el día anterior, la misma se apreciaba apetitosa; tras sentarse, recorrió con la mirada a los presentes, partiendo desde Yami que peleaba con la comida tratando de partirla, hasta un deprimido Pegasus, que no había tocado la suya.

    “¿Qué le ocurre a Pegasus?” preguntó el castaño al chico de crestas doradas, que seguía en su afán de partir la carne de su cena.

    “Ah, creo que la Sra. Cecilia sigue molesta con él...¡¡Uy!! La oportunidad de tener una cena normal y me tuvo que tocar carne elástica...” la intenta partir con mas fuerza “gr....!!”

    “...seguro...” comienza a partir su comida sin ningún problema, mientras Yami le mira desconcertado.

    “¡Hey! ¿Por qué tú si puedes y yo no?!” Seto le mira unos segundos sin decir nada.

    “¿...Quizá por que yo no tengo el filo del cuchillo al revés...?”

    “...Ya lo sabía...” Todo el comedor suelta la carcajada ante tal escena, mientras el rubio se limita a gruñir; finalmente después de unos segundos, todos se calman, mientras que Cecilia repara en su marido, que sigue con la misma expresión con la que se sentó a la mesa.

    “Maximilian, ¿qué ocurre?” el hombre de cabellos platinados le mira.

    “...¿Todavía sigues enojada conmigo?...” la expresión preocupada de la mujer cambió a una de sorpresa, para enseguida, tornarla a una enternecida al momento que le toma de la cara.

    “OoooooOOOOOhhhhhh, Maxy... eres un romántico sin remedio...” dice mientras comienza a hacerle mimitos y a frotar su nariz contra la de él, ante la mirada asqueada de todos (incluso Yami, que por fin había logrado partir su cena, había soltado el tenedor antes de meterse su primer trozo a la boca), mientras los presentes repentinamente, parecían perder el apetito y decidían regresar a sus habitaciones.

    “Esto si que es increíble... en la mañana, no desayuné por que no me dio tiempo... en la tarde, no comí por que estuve ocupado... y ahora en la noche, finalmente podía cenar, ¡y se les ocurre ponerse a hacer eso en la mesa!” se quejaba Seto camino a su alcoba, al lado de Zigfried y Yami.

    “Vamos, no exageres... no es para tanto...”

    “Seguro Yami, entonces, ¿por qué no te quedaste, eh?”

    “P-Pues por que se me quitó el apetito! ¡Además, no fui el único en la misma situación, a Zigfried también se le quitó!”

    “¿A mi? Claro que no... es solo queee... ¡estoy a dieta!” los dos chicos que le acompañan le miran “...¿qué? es verdad... además soy vegetariano...”

    “Oh cierto...” Yami se gira hacia Kaiba y le secretea “Con razón está tan amargado...” el pelirrosa le mira con indignación.

    “¡Buenas noches!” se retira a su habitación, ante la risas de Yami y Kaiba.

    “Yo también me retiro Kaiba, que pases buena noche...” se retira el rubio mientras da un bostezo audible y entra a su alcoba.

    “Supongo que haré lo mismo...” en eso, pasa corriendo Pegasus con Cecilia en los brazos mientras hablan de manera melosa entre ellos, riendo y finalmente encerrándose en su habitación, mientras el chico se queda congelado en su posición “...Creo que me voy a enfermar...” y finalmente, tras sentir escalofríos entra en cuarto, no queriendo saber nada mas por el resto de la noche.

    */*/*/*/*/*/*/*/*/*​

    Fin de semana...

    Estaba nervioso... era el primero que pasaría en la zona baja y no sabía como debía comportarse... tras pasarse a través del hueco, miró hacia todas direcciones, buscando al pequeño, después de todo, aunque había observado el camino por el cual le había llevado al muro y creía recordarlo, prefería ir a lo seguro y esperarle; finalmente, a la distancia reconoció la pequeña cabeza picuda del chico, mientras éste se acercaba corriendo hacia donde él.

    “¡Hola!” Saludó Yugi al noble, mientras éste correspondía el saludo con uno de mano “Lamento llegar tarde, ¿te hice esperar?” preguntó el pequeño tras haberse acercado a él, bastante agitado por la carrera que había hecho.

    “Descuida, acabo de llegar yo también...” Yami se rasca la cabeza un poco apenado “oye, ¿de verdad no hay problema con tu abuelo si me quedo el fin de semana...? Me da un poco de vergüenza con el...”

    “¡Pero por supuesto que no hay problema! Como tu mismo lo dijiste, ya eres otro nieto de mi abue, y él también está feliz de que vayas a pasar el fin de semana con nosotros, ¡así que ahora no te rajes y vamos ya de una vez!” Yugi se pasa detrás del muchacho y comienza a empujarle por la espalda, obligándole a caminar, mientras Yami le mira nervioso y dudoso.

    “¿N-no te rajes? ¿...Y eso que significa exactamente...?”

    “¿Qué? Ah! Bueno... que no le saques...” el rubio continua con el mismo gesto de extrañeza “¿qué no te eches hacia atrás?” el noble parpadea un par de veces “mmmm... ¡ya sé! ¡Que no te arrepientas del plan!”

    “Ah, ya veo...” mira hacia el frente “Creo que tendrás que enseñarme algunas frases para poder hacerme pasar por uno de ustedes...”

    “¡Si es lo quieres, no hay problema! Te haré una lista de las frases mas usadas... verás que te acostumbrarás pronto, Yami...”

    “Eso espero, Yugi, eso espero...”

    “¡Oh, Vamos! Arriba ese ánimo! Pero bueno! Primero a lo primero! Ya desayunaste? ¿No? Pues que bien! Te voy a llevar a probar algo que acostumbramos mucho aquí comer, que te aseguro no es a lo que estás acostumbrado pero aún asi, vale la pena comer!!!”

    “Y-Yugi, no es necesario...”

    “¡Oh, claro que si! ¡Por cierto!!” el pequeño se detiene súbitamente y se pone enfrente suyo, mirándole detenidamente, ante el desconcierto de Yami “Mmmm... pero antes, si quieres hacerte pasar por uno de nosotros, necesitas ropa mas casual... ¡Vamos a mi casa!” y sin más, nuevamente comenzó a empujarle para que caminara, ante el nerviosismo del noble.

    Un par de horas pasaron en los que Yugi había llegado con Yami a la casa del primero, mientras que el pequeño comenzaba a buscar dentro de su guardarropa, y el joven miraba la alcoba del chico; era bastante pequeña, sin embargo, muy acogedora... no evitó poner una leve sonrisa al momento de mirar alrededor de toda la habitación como el chico la tenía llena de notas por todos lados; finalmente, tras unos minutos de permanecer así, la voz de Yugi llamándole le sacó de su labor, apenándose realmente tras darse cuenta de que no le había prestado atención.

    “Disculpa... por andar de curioso con tus notas no... te presté atención... ¿decías?”

    “Descuida Yami, no hay problema... simplemente te pregunté si esto te gusta” el chico le muestra unos vaqueros azules junto con una playera sin mangas al cuerpo color negra, y un par de cintas para las muñecas y el cuello.

    “Se ve genial... solo que... ¿crees que me quede? No por mucho, pero soy mas alto que tú...”

    “Créeme, de talla no hay mucha diferencia, y de la estatura no hay problema... solo pruébatelo y de lo demás me encargo yo, ¿vale?” el noble asiente mientras Yugi le pasa la ropa “Esperaré afuera, llámame cuando termines” sale de la habitación cerrando la puerta, mientras que el muchacho dentro comienza a desvestirse para ponerse lo que Yugi le había dado, al momento de volver a observar la pequeña habitación; era curioso, pero antes de conocerle, esperaba que cualquiera que viviera en esa zona, sería desordenado, pero estaba en un error.... el chico jaló con fuerza los pantalones para terminar de subirlos y tras abrocharlos, subió la cremallera de la misma sin ningún problema, confirmando así, que otra vez se había equivocado; ¿cómo demonios había sabido Yugi que su ropa le quedaría? El color se le subió con el hecho de pensar que posiblemente lo hubiera observado demás, sintiéndose un tanto ultrajado con aquello, mas prefirió no pensar en ello mejor; tras sacarse la camisa y ponerse la playera del chico, se sintió al igual que con los pantalones, un tanto aprisionado por lo justa que era, mas sabía que solo era cuestión de tiempo el acostumbrarse a lo mismo; finalmente, tomó las cintas y se las colocó, al momento que abría la puerta y llamaba al chico, el cuál tras un par de segundos, acudió; una vez que estuvo adentro, nuevamente le observó “Mmmmm... desde aquí se ve bien... ¿tú como lo sientes?”

    “Un tanto justo pero no incómodo... ¿a ti te queda igual?” el pequeño asiente, mientras éste último se dirige a su mesa de noche y saca unas tijeras “¿qué vas a hacer?”

    “Te dije que me encargaría de arreglar el largo para que te quedara bien, ¿no? Pues eso es lo que voy a hacer; anda, pásame tu pierna...” y tras sentarse en el suelo, sujeta la pierna que Yami le pone enfrente, mientras que Yugi levanta un poco la pierna del pantalón y corta unos hilos que sostienen una parte doblada, regresándolo a su tamaño original y repitiendo el mismo procedimiento con la otra pierna; tras eso, se para “¿qué dices? ¿Mejor? Soy bastante listo, ¿o qué? Jejejejeje...”

    “Eres un tramposo, que es diferente...” ríe Yami también mientras que el pequeño le muestra la lengua “¿Todos tus pantalones son así?”

    “Sip... generalmente los que me quedan bien de largo me aprietan, y los que me quedan bien puestos los arrastro, asi que... tengo que... improvisar... “ dice al momento de mostrar hilo y aguja, haciendo reir al noble nuevamente; tras guardar los utensilios de costura, se gira nuevamente hacia Yami “Bueno, entonces, esto está listo... ¿qué dices, nos vamos?”

    El resto de la tarde fue algo mas que grandioso para Yami; por vez primera en muchos años, volvía a divertirse como cuando era niño: conociendo sitios nuevos, paseando por el parque, alimentando palomas... en fin, haciendo cosas que hacía mucho había dejado de hacer por tener que hacerse cargo de su compañía; tras haber estado caminando por un buen rato, finalmente ambos chicos decidieron descansar en una de las bancas que había en la zona, mientras el sol del atardecer caía sobre ellos.

    “Ah... esto fue divertido, ¿no Yami?”

    “Si para ti es divertido que un grupo se palomas se pare sobre tu cabeza... ¡aún no logro quitarme todo el alpiste del pelo!” se quejó el noble haciendo que Yugi cayera de la banca debido a la risa; el joven le mira recelosamente, hasta que finalmente suspira sonriendo “hacía mucho no la pasaba tan bien...”

    “Si, supongo que por tu trabajo...” el chico piensa un poco “Oye, aún eres menor de edad y ya te haces cargo de tu compañía... ¿por qué eso?”

    “Ah...” el semblante de Yami cambió al instante sin que el notara; hacía mucho que no había pensando en el tema, y justo ahora, lo volvía a recordar; el chico simplemente se mantuvo callado “No... te ofendas, pero... no quiero hablar de eso...”

    “...Lo siento, no quise ser tan directo...” mira hacia el suelo, sin saber que decir; tras pensar un poco, finalmente se levanta “¡Oh, mira! Una cancha de baloncesto! ¿Qué tal si jugamos?”

    “No gracias... no me gustan mucho las actividades físicas...” Yugi inmediatamente notó la decaida de ánimo de su amigo; definitivamente era una mayor razón para no permitirle no jugar.

    “Oh, ya veo... entonces es cierto lo que decimos en este lado con respecto a los nobles...” mágicamente, el estado depresivo del noble se tornó a uno defensivo, al momento que le miraba.

    “...¿qué... es lo que dicen de los nobles...?”

    “¡Ah...! nada que los pueda ofender realmente por que es verdad...” dice el chico al momento de tomar una pelota y comenzar a hacer gracias con ellas.

    “¿el que?”

    “Pues... que para lo única actividad que son buenos es para la de estar sentados... y digo buenos y no excelentes por que hasta para eso se cansan...” el rubio frunció el ceño; ¿qué se creía ese enano para decir algo así? Sin pensarlo dos veces se puso de pie y caminó hacia donde él.

    “¿Ah si? Te voy a demostrar que no es cierto”.

    “Como quieras... ¿vas a querer ventaja?” continua haciendo gracias con el balón; Yami sonríe burlonamente.

    “¿Ventaja, dices? Pero si ya la tengo... soy mas alto que tú...” a Yugi se le cae la pelota ante estas palabras al momento que le mira amenazadoramente; un silencio se produce roto solo por el bote del balón hasta que se detiene. Yami sonríe mas altivo.

    “...Esto ya es personal...” Y así comenzó el juego.

    Por otra parte, Tea iba de camino hacia su casa, de un humor de los que pocos querían encontrarla... definitivamente el hacer que algo le entrara en la cabeza a Joey era mas que imposible, sobre todo tratándose de química; tan paciente como siempre habia sido, prefirió mejor dejarle algunos ejercicios para que el intentara realizarlos; sin embargo, algo le pasó por la cabeza: ¿qué tal si ella muy tranquila lo dejaba así y el muy condenado se salía a jugar el basketball que tan le gustaba? Prefiriendo cerciorarse, se dirigió hacia las canchas públicas del parque, donde al llegar se llevó una gran sorpresa: Yugi y su primo, estaban ahí; la chica se acercó a saludarles.

    “¡Hola muchachos!” ambos rubios se giraron a mirarla la de golpe; no se habían percatado de su presencia. Yami puso un gesto serio en su rostro al momento de desviar la mirada y cruzarse de brazos; Yugi se puso los suyos detrás de la cabeza.

    “Em... Hola Tea... ¿Bonito clima tenemos hoy, no?”

    “¡Ni que lo digas, Yugi!” se gira hacia Yami “Hola Atem... ¿cómo te has sentido en nuestra zona?” el chico sigue en su posición, metido en sus pensamientos “¿Atem?”

    Osh... ¿qué le pasa? Si cree que le voy a permitir esto está muy equivocado, va a ver quien soy en realid... AUCH!!!” el chico regresó al mundo real tras sentir un codazo en el estómago por parte de Yugi, quien le miraba nervioso “¡OYEME TU, PEQUEÑA LAGARTIJA!, ¿ASI NOS LLEVAMOS YA??!”

    “!ATEM! Tea te está hablando, ATEM!!” remarcó el chico al momento de pelarle ojos; tras unos segundos en los que el noble parpadeó sin entenderle, finalmente cayó en cuenta de lo que eso significaba.

    “¡Oh, lo siento! N-no quise ser grosero T-Te...Tea... es solo que estaba pensando en... en...” comienza a hacer ademanes con la mano en forma circular mientras Yugi y Tea lo siguen “... En el trabajo!” Yugi se golpea la cara con la palma de la mano.

    “¿Trabajas aquí?” Preguntó Tea extrañada; Yami se da cuenta de que había metido la pata.

    “¡Es que le ayuda a mi abuelito en la tienda mientras yo no estoy!” habló Yugi esta vez, llamando la atención de ambos chicos.

    “Ah, ya veo... me alegra que seas responsable... por cierto, ¿qué hacen por aquí?”

    “Jugabamos baloncesto... ahorita estamos descansando...”

    “Ah... ¿puedo quedarme a ver como juegan?” Ambos chicos parpadean un poco y se miran entre sí, luego a la chica.

    “Seguro... solo queee... con una condición...” habló Yugi, rascándose la cabeza un tanto apenado.

    “¿Una condición? Seguro! Cual es!!” ambos chicos se miran nuevamente y entonces, suspiran mientras se la dicen...

    ..................

    “Joey, ¿estas seguro que no nos meteremos en problemas? Si Tea se entera, nos matara por esto... y digo nos por que va a decir que soy yo quien te está distrayendo...”

    “Tranquilo, Tristán! Tea no se dará cuenta de lo absolut...

    “!AHHHHHHHHHHHHHHH!!!”

    “¿ESCUCHASTE ESO, JOEY?!”

    “SI!!! FUE POR ALLÁ!! VAMOS!!”

    Ambos chicos corrieron preocupados hacia el lugar de donde había provenido el grito; seguramente alguien estaba en problemas, y era su deber ayudarle; sin embargo, conforme se fueron acercando, pudieron percatarse de que el grito había comenzado a sonar mas como una risa... una risa histérica; nerviosos, se acercaron a la cancha de baloncesto, llevándose el susto de su vida: ¡AHÍ ESTABA TEA! A punto de echarse a correr estuvieron cuando notaron algo anormal en ella: estaba en el suelo en lo que podían describir como el ataque mas crítico de risa registrado en la historia.

    “¡Tea! ¡eres una mentirosa! ¡prometiste que no te reirías!” gritaba indignado Yugi, mientras la muchacha rodaba en el suelo de risa.

    “¡¡N-no puedo evitarlo!! JAJAJAJAJAJA!!” en eso, Joey y Tristán llegaron al lugar con ella.

    “¿Tea? ¿Estás bien?” preguntó el castaño mirándole, mientras la muchacha seguía por un lado de la banca en el suelo, riendo.

    “Seguro le picó algo, hermano...”

    “N-No!!! No es eso!! Es que... JAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJA!!!” y nuevamente, la chica estalló, mientras los muchachos se miraban entre sí, y enseguida a Yugi.

    “Oye, Yugi, ¿qué le pasó? ¿Está enferma o algo?”

    “JAJAJAJAJAJAJAJAJ!!! N-NO!! ES QUE ES MUY GRACIOSO, JOEY!!! JAJAJAJAJAJA!!!! DEBERIAS VERLOS INTENTANDO JUGAR BALONCESTO A AMBOS!!!! JAJAJAJAJAJA!!”

    “¿Intentando dices, Tea?”

    “SIIIII!!! JAJAJAJAJA!!! Y EL MARCADOR ES DE LO MAS GRACIOSO!! VAN 0-0!!!!!! JAJAJAJAJAJAJA!”

    “Oh... seguro... pero... yo no le veo lo divertido a un marcador así...” comentó Tristán mientras mantenía su mirada en ella. La chica se sujetó de la banca tratando de apoyarse de la misma.

    “ES QUE NO ES EL MARCADOR EN SI!! SI NO LA CAUSA!!!! VAN 0-0 POR QUE NINGUNO LOGRA ENCESTAR!!!! UNO POR QUE ES MUY ENANO Y NO LOGRA LEVANTAR LA PELOTA ARRIBA DEL ARO, JAJAJAJAJAJA...!!!!

    “O-OYE!!!” se quejó Yugi ante la carcajada burlona de Yami mientras éste le señalaba llamándole enano.

    “¡¡¡...Y EL OTRO POR QUE ES TAN PÉSIMO JUGANDO QUE MANDA LA PELOTA A TODOS LADOS MENOS A LA CANASTA!!!! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!” Nuevamente se cae al suelo en otro ataque de risa ante la indignación del noble, mientras era Yugi quien ahora se burlaba de él; Joey y Tristán suspiraron en resignación.

    “Pues... eso puede cambiar...” Joey se gira hacia Yugi y hacia Yami, quienes parecen quererse ahorcar entre sí “Oigan chicos, ¿qué dicen? ¿Nos echamos una cascarita juntos?”

    “No, gracias! No me gusta la envoltura de la fruta!” Joey y Tristán se miran entre si, sin entenderle.

    “Se refiere a que si juegan con nosotros en otro partido!” le secreteó Yugi tratando de zafarse del agarre del noble, quien tras reaccionar, le suelta.

    “¡Oh! Eso!!! Eh... si! Claro!! Jajajaja... era una broma...”

    “De muy mal gusto...”

    “¡Cállate, Yugi!”

    “Emmmm... ¿empezamos? ¡Atem, para que veas que me caes bien, yo voy contigo en tu equipo!” Tristán se acerca y le pasa el brazo por detrás del cuello, ante la extrañeza del chico.

    “Eso significa que yo voy con Yugi...” se gira al pequeño “¡Vamos a hacerlos papilla!”

    “¡¡¡SI ES QUE PUEDEN!!! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!!” y nuevamente, cayó al suelo ante la mirada de todos los presentes a quienes les resbaló una gotilla de preocupación.

    “Como sea! Antes de empezar, ¿qué les parece si hacemos algunas excepciones?” Joey mira hacia todas direcciones y tras localizar un taburete de madera, lo jala hacia dentro de la cancha “debido al tamaño de Yugi...” se escucha otra carcajada de Tea “...le dejaremos subirse a esto para que tire, ustedes saben, para que esté mas parejo el asunto... a cambio, ustedes podrán evitar que se suba para tirar o interceptarle el tiro de la forma que les plazca, ¿de acuerdo?” Yami y Tristán se miran; entonces, asienten “¡Bien! ¡Que comience el juego!”

    Y al igual que el anterior, se dio inicio al partido; el balón pasó primero a manos de Joey, quien tras correr frenéticamente al momento de botarlo, se acercó al tablero, logrando ser interceptado por Tristán, por lo cual, el primero se la pasa a Yugi, quien tras subirse al banco de un golpe se dispuso a dar el primer tiro... sin embargo, se vio interrumpido al sentir que le empujaban por la espalda y le hacían caer del mismo.

    “..¡Ay!...” se quejó Yugi tras caer de frente al suelo.

    “!O-Oye! ¿Estás bien?” preguntó angustiado Yami, pensando que se le había pasado la mano; el pequeño simplemente se sentó y le hizo una seña con el dedo, indicándole que estaba bien.

    “¡Descuida, estoy bien! Pero aún asi, me las vas a pagar, eh?!” Dijo en todo juguetón mientras tras unos segundos, el juego se reanudaba.

    Durante los siguientes minutos, el resto del juego fue similar: cuando Joey lograba llegar al tablero, Tristán siempre lo interceptaba, y cuando Yugi trataba de encestar, Yami siempre le tiraba del banquillo (de la misma manera, salvo que a veces caía de sentón o de boca); finalmente, el turno del equipo de Tristán y de Yami para tratar de anotar llegó, mientras el castaño, tras estar tapando a Joey, le pasaba la pelota al noble para que este se encargara del resto.

    “!!ATEM!! AQUÍ VA!!! TIRA!!!”

    “¡¡AQUÍ VOY!!! HAAAAAAAAA!!!” y tras un movimiento espectacular, el chico lanza... sin embargo ni siquiera se acerca al tablero ante la mirada perpleja de todos... y un nuevo ataque de risa de Tea. El noble mira el tablero “...demonios...”

    “No te preocupes, Atem... ya habrá otra oportunidad...” y sin mas, reanudaron el partido; nuevamente, el equipo de Tristán tomó la pelota y obtuvo la oportunidad de efectuar otro disparo; debido a la misma situación anterior, todo cayó en manos de Yami de nuevo “AHORA ES CUANDO!!!! ATEM, TIRA!!!”

    “ESTA VEZ NO FALLARÉ!!!!” nuevamente, el chico lanza... esta vez, la pelota le pega a un vendedor de salchichas que estaba cerca del lugar “...ups...”

    “...Ni hablar, hermano, ¡a la próxima!”

    Las veces que siguieron, no difirieron de las anteriores, puesto que cada vez que Yami tenía la oportunidad de tirar, parecía que quería romper record en distancia recorrida por un balón, puesto que cada vez se alejaba mas del tablero; finalmente, segundos antes de terminar el partido, otra oportunidad se presentó, y nuevamente todo quedó en el noble...

    “¡¡ATEM!! ESTA ES NUESTRA ÚLTIMA OPORTUNIDAD!!!! TIRAAAAAAAAA!!!”

    “¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHHH!!!!” Totalmente desesperado de no haber podido anotar ni una sola vez, el chico lanzó la pelota con todas sus fuerzas, esta vez, haciendo sudar a Joey y a Yugi, puesto que la pelota iba en dirección al tablero; los siguientes segundos que duró la acción fueron casi en cámara lenta para los presentes, mientras que veían como el balón avanzaba cada vez mas, hasta que finalmente, hizo contacto con la madera del tablero... sin embargo, dada la fuerza que llevaba el mismo, rebotó y salió disparado hacia el otro tablero, entrando limpiamente a través del aro ante la mirada perpleja de todos; el silencio que se había producido fue roto por otra carcajada histérica de la castaña.

    “¡¡YUGI, GANAMOS!! ¡¡GANAMOS!!! Y NO TUVIMOS QUE HACER NADA!!!!” Festejaba Joey mientras cargaba a Yugi, el cual reía también; Tristán y Yami simplemente no lograban reponerse del shock que habían sufrido, especialmente el último de estos dos; el castaño se acercó al rubio mientras le daba unas palmadas en la espalda.

    “¡Ni hablar! ¡A la proxima, nosotros ganaremos!”

    “Yo... lo lamento...”

    “No te preocupes! Lo bueno es que ya sabemos que la siguiente ocasión, en vez de tirar hacia el tablero de ellos, tira al nuestro para que el tiro salga hacia la de ellos!”

    “¬¬...”

    “Venga, Atem! No pongas esa cara, relájate!!! Ven! Vamos con los demás!” y tras darle otra palmada en la espalda, le obliga a caminar hacia donde el resto de los muchachos, mientras ríen y comentan del partido... y finalmente, van por la muchacha que aún continua en el piso.

    La luna yacía en lo alto cuando Yugi salió de terminar de ducharse, mientras se dirigía a su habitación, donde al entrar, pudo ver al noble tumbado en su cama de frente contra la pared; Yugi no evitó reir un poco para sus adentros... era bastante gracioso el verle así, puesto que a pesar de la actitud seria que el chico casi siempre tenía, en esos momentos se comportaba cual niño pequeño haciendo rabietas tras haber perdido en su juego favorito; tras dar un suspiro, jaló la silla de su mesa de noche y tras sentarse en ella, colocando su barbilla y sobre sus brazos y estos a su vez sobre el respaldo de la misma, le miró.

    “...No me digas que sigues enojado...” el noble permanece en su posición, sin siquiera moverse un poco “...Vamos Yami, solo fue un juego...”

    “¡¿Y quién dice que YO estoy enojado por el juego?!” Responde sin girarse; Yugi sonríe.

    “Ah... pero entonces SI estas enojado...”

    “¡NO!”

    “¿Entonces?”

    “...Solo estoy cansado...”

    “Oh, ya veo... bueno, en ese caso ya no te molesto...” Yugi se levanta y acomoda la silla, y se dirige a la salida “que pases buena noche...”

    “...No, espera...” el pequeño se detiene y se gira a mirarle, mientras que Yami finalmente se sienta; sin embargo, sigue sin mirarle “...quédate un poco mas...” Yugi cierra la puerta y se sienta en la cama, por un lado del chico.

    “Oye, no me has dicho... ¿qué tal te la pasaste hoy?...”

    “Pues bien... pero...” el chico calló de pronto, bajando la mirada; el pequeño se agachó para mirarle a la cara, al momento de acercarse un poco, mientras esperaba una respuesta; tras unos segundos, el noble finalmente habló, apenado “...no me gustó que se rieran de mi...” Yugi se sorprendió un poco con esto; realmente se esperaba que le dijera que se sentía incómodo con sus amigos, o que el lugar no era de su agrado, mas no que ese fuera el motivo; dándose cuenta de que el chico tenía el dedo en la fibra sensible, no evitó poner una sonrisa compasiva.

    “...Así que era eso...” Habló el chico tras haber dado un suspiro “...Supongo que te sentiste ofendido... pero ¿sabes? esa no era la intención...Ellos simplemente son así, pero no lo hacen con el afán de molestarte... bueno, si... de molestar sí, pero no de ofender... ¿entiendes?” Yami le miró en silencio “...Si ellos supieran que te sentiste mal por la forma en la que se comportaron o por los comentarios que hicieron, te aseguro que te pedirían disculpas inmediatamente...”

    “...Entonces... ¿eso es normal?” Yugi asiente “...Supongo que soy yo el que no se sabe llevar... quizá es por eso que yo... no tengo amigos...”

    “¡Hey, hey! ¡No seré muy grande, pero cuento como uno! ¡Y además, Joey y los demás también lo son...! Así que arriba ese ánimo, por que no estás solo!” Estas palabras del pequeño entraron profundamente en la cabeza de Yami; tras un par de segundos en los que se mantuvo en silencio, el noble levantó la mirada y la cruzó con la de Yugi, mientras éste mantenía una sonrisa en su rostro; finalmente, también el chico sonrió. “Bien... ¡será mejor que ambos nos vayamos a la cama! Todavía nos quedan dos largos días y no pienso dejarte en paz...” Yugi se pone de pie y camina hacia la puerta, girándose antes de salir “¡Te voy a hacer sufrir! Muajajajaja!!!” tras dejar de reir, suspira y le mira “¡Buenas noches!” y finalmente, salió cerrando la puerta de la habitación.

    Algo en su interior le hizo sentirse lleno de vida; de todas las personas que había esperado conocer a lo largo de su vida, ése pequeño era una que jamás había pensado, se merecería encontrar... tras acomodarse entre las sábanas, no evitó dibujar una sonrisa en su rostro, mientras cerraba los ojos, esperando la llegada del día siguiente, y esperando al igual que ese, disfrutarlo al máximo en compañía de sus nuevos amigos.


    C O N T I N U A R Á . . .
     
  11.  
    kajasame

    kajasame Guest

    Título:
    Juegos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    7128
    Re: Juegos del destino

    CAPITULO V


    El sol del atardecer se ponía detrás de las montañas, mientras el cielo celeste se tornaba de colores amarillentos y carmesis; no obstante, a pesar de la calidez que debían representar aquellos destellos, el ambiente pesaba sobre la Mansión Pegasus... después de todo, ¿quién iría a imaginar que ocurriría semejante tragedia? Avanzando a través de los corredores, no evitaba sentir una gran nostalgia en su interior; armándose de valor, finalmente llegó a su destino, llamando a la puerta levemente, aún pese a saber que no recibiría respuesta, sin embargo, aún asi, entró; Cecilia por largos minutos se quedó de pie ahí en la entrada, sin decir una palabra, no estando segura de cómo actuar ante aquella situación... la muerte de verdad que era un tema si bien no tenebroso y macabro, algo triste... sin embargo, en esos momentos, parecía algo complicado, después de todo, incluso a veces los adultos parecían no querer o no poder entenderla, entonces, ¿cómo explicárselo a un niño?... Tras quedarse ahí por unos segundos mas, nuevamente reanudó su paso, dirigiéndose hacia el pequeño que se encontraba ahí, sentado sobre su cama y abrazándose asi mismo, con su frente apoyada en sus brazos, como si intentara evitar que lo último que tenía ahí le fuera arrebatado; al acercarse mas, nuevamente se detuvo, y le contempló en silencio, sentándose después por un lado del niño.

    “...La cena pronto estará lista... será mejor que comiences a prepararte para bajar...” fue lo único que se le ocurrió decir a la joven Sra. Pegasus, tratando de romper el hielo con aquel chiquillo, mas este ni siquiera se movió de su posición “...sé que quizá no tengas hambre, pero sabes que es necesario que comas, o de lo contrario, no crecerás... y tu no quieres que eso pase, ¿verdad?” nuevamente no obtuvo respuesta; dándose cuenta de que sería imposible llegar a algo así, finalmente dejó escapar una respiración “Escucha, Yami... sé... sé que son momentos muy difíciles por los cuáles... no solo tú, sino los niños Shreader y Kaiba están pasando... sin embargo...” pasa saliva mientras comienza a acariciarle el pelo al chiquillo “... sin embargo hay que tratar de seguir adelante... por tu bien... ¿entiendes?” sin siquiera mirarle, niega lentamente Yami, mientras Cecilia, deja escapar otro suspiro; tras unos segundos donde el lugar estuvo en silencio, el pequeño levantó la mirada y la puso sobre la rubia.

    “...¿Por qué...?” fueron las únicas palabras que logró pronunciar, mientras clavaba sus pupilas violáceas en la joven mujer; ésta a su vez, correspondió la mirada mientras le apartaba los flequillos de la cara, para lograr verle.

    “...Las cosas siempre pasan por algo... a veces son buenas, a veces malas... pero nadie sabe por qué...” el rubio se mantiene en silencio, no apartando su mirada de Cecilia; finalmente, tras unos segundos, su voz se entrecorta.

    “¿...Fui un mal hijo y por eso se fueron...?” preguntó nuevamente, mientras ella, tras mirarle y sonreír melancólica, soltaba un par de lágrimas, y le atraía hacia ella, abrazándole con fuerza.

    “...No cariño, tu no tuviste la culpa... nadie la tuvo......” finalmente, Yami no logra contener mas sus lágrimas, y siendo ahora él quien le abraza con fuerza, oculta su rostro contra el pecho de Cecilia ahogando su llanto, deseando con todas sus fuerzas, poder sacar toda su tristeza, toda su cólera... y toda su soledad con ello....

    ................
    “¡Hey! ¡Arriba dormilón!”

    Abrió los ojos de golpe; ¿qué había sido aquello? El noble se quedó tendido boca arriba unos segundos, sin moverse, mientras recordaba su sueño... ¿por qué justo ahora lo había recordado? Sabiendo que el chico que le había despertado pronto dejaría entrar la luz a la habitación, se sentó y se limpió de las mejillas los rastros de las lágrimas que habían salido e hizo los mismos con las que estaban por hacerlo, mientras se quedaba en silencio una vez mas.

    “¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Hay mucho que hacer hoy! ¡Primero desayuno, después tengo que hacer unas entregas, y el resto del día, libre!!” Hablaba emocionado Yugi al momento de comenzar a vestirse; tras unos segundos, el pequeño se gira a mirarle “Además, me gustaría que... ¿estás bien?”

    “¿Eh? Si...” se talla los ojos “me encandiló la luz, es todo...” le mira “en unos minutos estaré listo, ¿de acuerdo?” Yugi le mira en silencio; entonces se cruza de brazos, pensante, sin apartar su mirada de él.

    ¿En unos minutos, eh?... supongo que para un chica y un noble, ese término es igual, verdad?” antes de obtener una respuesta, Yugi se ve obligado a salir volado hacia la puerta y salir del cuarto, cerrándola a tiempo como para detener la almohada que Yami le había tirado.

    “¡Vas a ver como te irá cuando salga, ¿eh?!” se escucha al pequeño responderle desde afuera del cuarto con un me alegra tu humor el dia de hoy! Tan bueno como el de ayer!!, lo cual vale otro coraje del noble, mientras el chico afuera se aleja riendo; tras unos segundos, Yami deja escapar un suspiro, sonriendo instantes después; finalmente, se pone de pie y comienza a vestirse lo mas rapido posible, no queriendo demostrarle a Yugi que lo que había dicho sobre los nobles y las chicas, lamentablemente para el, era verdad...

    /////////////////////
    Nuevamente posó su vista en los documentos que hacía unos segundos, había revisado; no era posible que esas cifras fueran correctas, sobre todo por que a él en carne propia, le constaba que las cosas habían estado mas que bien para el negocio, tanto, que incluso había tenido que asistir 3 veces por semana en los últimos cuatro meses (cosa que realmente no le gustaba mucho) para lograr cumplir con los pedidos de las compañías vecinas; un aviso a través de su comunicador le notificó que tenía una llamada al aire, la cual tras enterarse del autor de la misma, le animó bastante; tras tomar una pose mas relajada, subió los pies a su escritorio y aceptó la misma, esperando el resto.

    “Vaya, vaya, vaya... ¡Qué felicidad! esto es algo que no esperaba en verdad... dime, ¿a que debo este honor, mi buen Kaiba?”

    “Lamentablemente para ti, a mi no me alegra tanto tener que hacer esto... tengo suficiente con verte en la mansión como para tener que hacerlo en horas de trabajo...” se quejó el castaño al otro lado de la línea, mientras Pegasus reía fascinado “En fin, iré al punto: mi compañía ha estado vendiendo bien en los últimos meses, sin embargo, según los registros ha sido lo contrario, al grado que han comenzado a comprar varias de mis acciones...” el hombre de cabellos platinados sonríe.

    “...Y crees que soy YO el que las está comprando, ¿cierto?...” el castaño permanece en silencio unos segundos, sin apartar su mirada del monitor; Pegasus nuevamente sonríe “...mi querido Kaiba... admito que tu compañía tiene acciones muy buenas... y que incluso me convendría comprar las partes mas importantes de la misma, sin embargo, ¿no crees que si yo tuviera interés en ella, durante el tiempo que me hice cargo de la misma cuando eras niño, hubiera manipulado todo para que me ahora me perteneciera?” Seto frunce un poco el ceño “El creerme capaz de algo así no es muy amable, mi querido niño... sin embargo, no te culpo de haberlo pensado... después de todo, aunque sé que esto no es algo que debería decirte, lo haré, puesto que estamos en la misma situación, ya que también a mi este misterioso comprador me está afectando...”

    “¿..Me estás diciendo que Industrias Ilusión también está perdiendo...? ¿Pero cómo?”

    “Ni yo mismo tengo una mínima idea de esto, Kaiba, lo único que si te puedo asegurar, es que debe ser alguien que sepa mucho sobre sistemas informáticos como para burlar nuestro sistema de seguridad... sobre todo el tuyo...”

    “...¿Tienes algo que hacer en estos momentos, Pegasus? Creo saber de alguien con esa habilidad... y me gustaría hacerle una visita por ello...”

    “¿...Crees saber...? ¿De quien podrias hablar, Kaiba?”

    “...Ya lo verás, ahora dime, ¿vendrás o no?”

    “De acuerdo, Kaiba, te veré en unos minutos...” ambos terminan la llamada, mientras el hombre permanece pensante; tras unos segundos de silencio, Pegasus toma la bocina del teléfono “¿Krocker?, prepara la limusina... iremos a la corporación Kaiba...” y finalmente, se pone de pie mientras sale de la oficina.

    /////////////////////

    Silencio total.

    Silencio total era lo que reinaba en la pequeña sala del lugar desde hacía casi 1 hora, el mismo tiempo, que ambos chicos llevaban sentados en el mueble mas grande del lugar, cada uno a su extremo, tratando de mantener su distancia con el otro y sin dirigirse la palabra.

    “¿Qué le pasa? Insinuarme que era un viejo... como si el pudiera vestirse en menos de 15 minutos...” pensaba Yami con indignación, al momento que se giraba a mirar al chico al otro lado del sofá con intenciones obvias.

    “¡Que pesado! Solo por que le dije que hasta mi abuelito se vestía mas rápido que él... es un histérico, todo lo toma a mal...” decía para sus adentros Yugi, quien a su vez giró su rostro para mirarle, mas al darse cuenta de que sus miradas se habían cruzado, nuevamente cada uno regresó la cara hacia el lado contrario, retomando su pose de indignación; 10 minutos pasaron nuevamente sin algo especial, hasta que el pequeño pareció encontrar divertido un pequeño hilo que salía del brazo del sillón; tras unos segundos mas en los que se negó a mirarle, finalmente Yami se giró para verle nuevamente, no evitando hacerlo con envidia... ¿cómo era posible que se divirtiera mientras él estaba enojado? No dispuesto a permitirlo, tomó un cojincillo y se lo lanzó, atinándole en la cabeza, haciéndose el desentendido inmediatamente; por su parte, Yugi se giró a mirarle, con un puchero en su rostro “...Odioso...”

    “...Enano...” le respondió Yami, logrando que Yugi lanzara un resoplido; tras unos segundos, el noble sonrió con malicia “Además, lo odioso a mi se me puede quitar con clases de tacto personal...” otro resoplido mas por parte del niño le indicó al joven que había ganado ese round, para gusto de éste; justo en ese momento, el abuelo de Yugi entró.

    “¡Hola muchachos! ¿Podrían hacerme un favor? Hay un pedido que me gustaría que entregaran y...” nota la distancia entre ambos chicos “¿pasó algo de lo que no estoy enterado?”

    “No, nada abuelito... ¿para donde es el pedido?”

    “Es para la Sra. Ishida... ¿podrían llevarlo?”

    “¡No te preocupes abue, lo entregaré yo!” se adelanta Yugi poniéndose de pie al momento de tomar el paquete en sus manos “después de todo, no queremos que SU ALTEZA se nos vaya a morir de una infección solo por que el polvo le dio!!” Yami le mira molesto, limitándose a hacer comentarios; antes de que Salomón pueda preguntar, el pequeño sale del lugar a cumplir con lo pedido.

    /////////////////////

    Por otro lado, no sabía cuando faltaba de camino hacia su misterioso destino; después de todo, al ir por Kaiba a su corporación, éste se habia limitado a indicar el rumbo al conductor del albino sin que este escuchara; Pegasus dio un leve suspiro antes de darle un sorbo a la copa con vino que llevaba en la mano, mientras miraba por la ventana; tras colocar el recipiente de cristal en el fino portavasos, se quedó pensante unos segundos... para enseguida, dar un bostezo audible (mismo que casi mató de un susto a su acompañante, puesto que también iba metido en sus pensamientos); tras unos minutos mas, el hombre de cabellos platinados logró despejarse inmediatamente tras asomarse por la ventanilla y reconocer el edificio; en seguida, se giró a mirar al castaño.

    “...El día de hoy andas un tanto ofensivo, mi estimado joven Kaiba... ¿primero sospechas de mi y ahora de mi sobrino Zigfried? ¿Es que acaso odias a mi familia?”

    “Tengo mis razones para sospechar de él, Pegasus... ahora, si quieres saber cuáles son, tendrás que venir...” y sin mas, el chico salió de la limusina, mientras el hombre de cabellos platinados dejaba escapar un suspiro a manera de resignación, y salía tras el muchacho.

    Aún pese a las circunstancias por las cuáles hacía la visita, no evitó prestar atención a las instalaciones del edificio; a pesar de tener varios años conociéndole, jamás se había tomado la molestia de visitarle (por razones obvias, al menos para él); tras subir al elevador y presionar en el botón de ascenso (cosa que decepcionó bastante a Pegasus, puesto que al parecer, el solía jugar con el mismo cada que iba...), llegaron al último piso de la construcción; al abrir la puerta, pudieron ver el escritorio donde Kisara trabajaba, detrás de ella una puerta y un pasillo que conducía a otra puerta, y una pequeña pero agradable sala de estar; Pegasus entonces se adelantó y se acercó donde la chica de cabellos azulados.

    “Buenos días, mi estimada señorita, luce tan encantadora como siempre... ¿está Zigfried?”

    “Buenos días Sr. Pegasus... el joven Shreader está en junta en estos momentos, ¿quiere que le notifique que está aquí?”

    “No, linda, esperaré...” y sin decir mas, va y se sienta en uno de los sofás, donde Kaiba ya se encontraba acomodado hojeando una revista, mientras que el primero, tras mirar hacia sus alrededores, comenzaba a tararear.

    “Me pregunto que diría la Sra. Cecilia si supiera que le hablas bonito a otras chicas...” habló el castaño sin levantar su mirada de la revista; Pegasus por su parte, dejó su tonadilla aparte y tras pensar unos segundos, sonrió malicioso mientras clavaba su mirada en el joven.

    “Debo hacerlo para darte el ejemplo correcto de cómo hacerlo, o de lo contrario jamás conseguirás una buena mujer...” fue casi un milagro que Seto no rompiera la revista tras reaccionar ante el comentario; totalmente avergonzado, se giró a mirar a Pegasus, quien reía abiertamente ante la reacción del muchacho.

    “¡¡P-Pues para tu información, yo puedo conseguirme una novia cuando yo quiera!!” regresa a su lectura, mas a los pocos segundos, mira de nuevo al hombre “¡Y puedo hacerlo sin tu ayuda!”

    “Oh, ¿en serio? Pues... quizá tengas razón... después de todo no me consta, puesto que no has demostrado tu lado romántico en la casa...” piensa un poco “lo cual, ahora que lo pienso, sería realmente extraño si lo hicieras...” le pega una revista en la cabeza “...¬¬...”

    Justo en esos momentos, la puerta de la sala de reuniones se abrió, captando la atención de Kaiba y Pegasus, siendo éste último el primero en acercarse, cambiando su semblante siempre alegre a uno de seriedad tras toparse con ambos consejeros de su sobrino, principalmente después de que su mirada se cruzara con la Marick, quien tras unos segundos de mantener sus ojos en los de él, sonrió burlonamente, alejándose finalmente tras unos segundos; instantes después, salió el chico de cabellos rosados, para variar, con un gesto de molestia en el rostro.

    “Kisara... si me buscan el día de hoy no estoy... di que me enfermé o algo así...”

    “Pues si todos los dias que tienes reunión sales con esa cara, posiblemente se vuelva una realidad...” la repentina voz de su tío le sorprende, logrando con ello que le mirara.

    “Ah, esto es genial... ahora te tomas la molestia de venir a verme solo para decirme eso... definitivamente mi dia es perfecto...” Pegasus deja escapar una respiración mientras Zigfried se masajea la sien “¿Qué quieres...?”

    “...En realidad, venimos por petición de Kaiba... hay unos asuntos que queremos discutir contigo...” el chico le mira en silencio y en seguida al castaño, que está de brazos cruzados; finalmente, se gira hacia Kisara “...Estaré ocupado; sin excepciones, NO ESTOY...” se da la vuelta mientras es seguido de Pegasus y Kaiba. Una vez en la oficina, los tres toman asiento.

    “Bien, ¿de qué quieren hablar?” Pegasus cruza su mirada con la de Kaiba; finalmente, éste último comienza.

    “...Quiero salir lo mas pronto posible de este lugar para regresar a mis quehaceres, así que iré directo al asunto: las cosas en nuestras compañías no van bien; alguien está comprando la mayoría de nuestras acciones, y al paso que va, podrá controlar nuestras corporaciones...” el pelirrosa comienza a reir levemente mientras se reclina en su silla, mirándoles instantes después.

    “...Y debo suponer que creen que yo soy el responsable, ¿cierto?”

    “Exacto. Después de todo, una vez dijiste que eras el mejor en cuestiones informáticas...”

    “¿Lo dije?...” hace memoria “Mmm... tendrás que dispensarme mi estimado Kaiba, pero no lo recuerdo...¿lo dije recientemente?...” A punto estuvo de responderle el castaño que era un cínico, mas para su buena suerte, logró reaccionar a tiempo como para recordar que eso había sido durante el sueño extraño que había tenido con él.

    “...No, ya tiene mucho... ¡como sea! el punto es, que sabiendo eso, solo alguien como tú podría burlar MI sistema de seguridad, así que no dudo que seas tu el responsable”

    “El hecho de que hagas resaltar mis capacidades me halaga...” habla el muchacho con una sonrisa, sin embargo, la torna en un gesto de total indignación y molestia “...pero que me culpen por lo ocurrido, de verdad me ofende... mi compañía es lo suficientemente buena si bien no para superar a las de ustedes, al menos para competir contra ellas... quizá ustedes no lo piensen así, y posiblemente, sea verdad, sin embargo, es lo único que tengo por parte de mis padres y haré lo posible para mantener el apellido Shreader en alto no solo por mi, si no por Leon... ahora, si no tienen otro asunto más que esta ofensa para estar aquí, me gustaría que salieran... debo seguir trabajando...” Tanto Pegasus como Kaiba permanecieron en silencio por unos segundos antes de ponerse de pie y retirarse; Zigfried entonces, se levantó y caminó hacia el ventanal con vista hacia la salida del terreno, mientras observaba como su tío y el castaño se retiraban; después, regresó a su silla y se mantuvo inmóvil por breves, hasta que finalmente, decidió tomar su teléfono y hacer una llamada....

    /////////////////////
    Mientras tanto, en casa de Yugi las cosas seguían en paz; el enfado de Yami había pasado, tornándose su estado de ánimo a uno de aburrimiento, puesto que con la partida del chico hacía una hora, no tenía nada que hacer a excepción de mirar a su abuelo postizo leer el periódico; limitándose a teclear el vidrio de la estantería, el noble suspiró no sabiendo cuanto mas podría resistir así... ni siquiera el tener que trabajar en su oficina era tan aburrido, y que pensara eso ya era algo de lo cual preocuparse; el ruido ocasionado por el diario del abuelo pronto captó su atención, mientras miraba a éste ver el reloj por 4ª. vez.

    “Este muchacho... me pregunto que estará haciendo, lleva mas de una hora y el lugar no está muy lejos...”

    “¿Necesita algo Sr. Muto?”

    “En primer lugar, jovencito, llámame abuelo, en segundo, la verdad si; tengo que entregar este paquete, pero como vez, Yugi no ha llegado...”

    “Mmmm... si quiere yo podría llevarlo... claro, si es que me tiene la confianza suficiente...”

    “¿De verdad me harías ese favor, muchacho?” el noble asiente “Te lo agradezco mucho, esta es la dirección” le pasa un papel mientras el chico la lee y acto seguido, toma el paquete y sale.

    El rubio caminó durante unos diez minutos mientras pensaba en el deber que tenía que cumplir; ¿aburrimiento o simples ganas de ayudar? No lo sabía, pero al menos tenía entretenimiento para un rato, además, ¿qué tan difícil podía ser?; tras caminar unos minutos mas, el chico dobló en una esquina y se quedó congelado con lo que vio: muchos pequeños callejones con intersecciones entre ellos...

    “...Yo y mi gran bocota... bueno... al menos Yugi no está aquí para burlarse” y sin mas, retomó su camino.

    Durante una media hora estuvo divagando sin parar, hasta que finalmente, admitió que estaba perdido; ¿quién en su sano juicio se iba a ubicar en ese lugar sin conocerlo? Justo cuando pensaba que se arrancaría cabello por cabello debido a la desesperación, vio a la distancia una persona; viendo la posibilidad de conseguir información sobre como llegar a su destino, se acercó a la misma.

    “Em... disculpe Srita... ¿podría ayudarme?”

    “Estoy ocupada, niño”. Respondió la chica sin siquiera mirarle, mientras que el noble no evitaba molestarse con la reacción de la misma; ¿ocupada? Solo estaba recargada en una estúpida moto.

    “¡Qué carácter...!” se quejó el rubio “supongo que era mucho para ti el dar una dirección...”

    “¿Qué fue lo que dijiste? ¿Acaso es que quieres problemas niño?” la muchacha se puso de pie mientras se giraba hacia Yami y quedaba frente a frente con él; la joven entonces le miró de arriba abajo “Hola... no te había visto aquí antes...” el sutil cambio de carácter (y tono de voz de uno agresivo a uno coqueto) fue algo que puso nervioso al noble “Dime, muñeco, ¿qué era lo que necesitabas?” Yami trata de hablar pero la chica le pone el dedo indice en los labios, obligándole a guardar silencio “Espera... antes de cualquier cosa, lo elemental es una buena presentación, no crees?” la chica se sienta sobre la moto, al momento de cruzar la pierna (y logrando con ello que al joven se le subiera un poco el color tras notar lo corta y ajustada que era la falda que traía puesta) “MI nombre es Mai Valentine... ¿cuál es el tuyo?”

    “A-Atem Muto... em...” el chico pasa saliva mientras levanta la mirada tratando de apartarla de las piernas de la chica “Yo... necesito llegar a una dirección... es solo que soy nuevo y... me gustaría que...”

    “¿Quieres que te lleve allá? O....” se levanta de nueva cuenta y se le acerca seductoramente, mientras el chico se ve obligado a retroceder “...O preferirias ir conmigo a otro lado... mmmm?”

    “Emmm... me conformaría con solo saber como llegar...” respondió entre gallos de nerviosismo, tratando de encontrar cualquier cosa para zafarse de la situación.

    “¿Cuál es la prisa... la casa a donde tienes que llegar no se va mover...” Mai sujeta a Yami por detrás de la cabeza, y justo cuando está a punto de plantarle un beso, el rugido de un motor interrumpe la escena; cuando ambos se giran a ver, se topan con tres chicos, cada uno en una moto; a pesar de haber deseado cualquier excusa para librarse de la chica, ya no estuvo tan seguro cuando vio a los motociclistas, sobre todo cuando su mirada se topó con el que al parecer era el lider, puesto que el gorila por lo menos era casi del doble de su tamaño.

    “¿Qué significa esto, Mai?” habló el sujeto al que Yami había ubicado como el jefe, con un tono de voz que solo consiguió ponerle mas nervioso “¿Qué era lo que se supone que estabas haciendo con ese escuincle?”

    “Lo que haga o deje de hacer con él no es asunto tuyo, Rafael!” sin siquiera apartar su mirada del hombretón, la muchacha sujeta a Yami por detrás de la playera deteniéndole en su intento por escabullirse “Aún no acabo contigo tesoro...” el tipo clava su mirada en el noble mientras éste comienza a sudar.

    “¡¡Y-yo no hice nada... todo fue idea de ella...!!”

    “¡Cállate enano!” habló otro de los sujetos, un chico de apariencia mas delgada y de cabellos castaños alborotados, al momento de señalarle “¡¿Cómo te atreves a decir así algo de Mai? ¡Ella es incapaz! ¡Además, es MI chica!!”

    “Ja! Esto quisieras, Valon! Primero salgo con un perro antes que contigo!!” se gira hacia Yami “Ignóralo cariño, solo quiere hacerte creer que sus frustraciones son realidad...”

    “¡¡Mai!! ¡Rompes mi corazón! ¿por qué me haces sufrir de esta manera?...” dramatiza el joven ante la molestia de la rubia.

    “¡Ay no ma....! No te vayas a poner cursi, Valon... sabes que vomito cada vez que lo haces... con eso de que te la bañas cada que le recitas tus poemitas... neta no me extraña que te rechace...” habló el tercer sujeto, un pelirrojo de cabello corto, al momento de hacer un gesto de asco, ante la indignación del otro.

    “¡Cállate, Allister! Que tú ni las adivinanzas sabes recitar!”

    “¿Ah, eso crees? Pues tendrás razón en eso, pero verás que si te sé recitar otras cosas!” el pelirrojo saca un par de cuchillos, mientras el castaño a su vez saca unas cadenas; Yami sintió que se le encogía todo. ¿Cómo era posible que tuviera tan mala suerte? Estaba a punto de presenciar una pelea callejera y no había forma de escapar; pronto un balazo resonó por el lugar.

    “¡¡MUY BIEN, IMBÉCILES, PÁRENLE YA A SU TREN!!” dice con expresión fúrica Rafael mientras baja el arma y la guarda, ante la sumisión de ambos chicos, quienes le miran nerviosos; en seguida, sonríe mientras se gira hacia donde Mai aún detiene a Yami “...no queremos que aquél se nos infarte... jejejeje...” el trio de chicos ríe ante un resoplido de la rubia.

    “Osh... ya estuvo , no Rafael? ¿Por qué mejor no se pierden y me dejan en paz? Estabamos ocupados... ¿verdad...?”

    “T-tengo que hacer mi entrega... y yo...” de pronto, los ojos del chico se iluminaron: no sabía si era verdad o producto de su desesperación, mas aun así pudo distinguir a la distancia una pequeña pero conocida figura que corría hacia donde él; tras unos minutos que se le hicieron eternos, finalmente llegó.

    “Ay, ching...” respiraba con dificultad Yugi mientras trataba de recuperar el aire perdido durante su carrera “me vine hecho la raya y aún así pensé que no te iba a alcanzar... ay madre santa...”

    “YUGI!! NO SABES EL GUSTO QUE ME DA VERTE!!”

    “¿Ah si? Pues... *puf* no veo por que... si se ve estas bien ocupado, galán...” dice con mirada maliciosa mientras mira de reojo a la rubia, quien atrae a Yami hacia ella, ante la resistencia del noble; Yugi se sienta recargándose contra la pared mientras sigue tratando de recuperar el aire perdido, ante la mirada preocupada de su amigo.

    “Oye... ¿estás bien?”

    “Si, seguro, solo deja descanso un poco... corrí demasiado rápido, jejeje...” Valon se baja de la moto y se acerca al chico, mientras se agacha a mirarle.

    “¡Chale, Rafa! Se ve que el enanito se azotó corriendo...” le mira “¿Qué dices, ¿les damos aventón?” el hombretón y el pelirrojo comienzan a reir burlonamente.

    “¿Qué Valon? ¿Ya te urge que tu rival cresta de oro se vaya para que puedas tratar de ligarte inútilmente a mi hermana?”

    “¡¿H-hermana?!” preguntó Yami exaltado tras carburar las palabras, girándose hacia Mai “¿E-este chico es tu hermano?!”

    “Si, es mi hermano y a partir de hoy, tu cuñado no oficial... ¿acaso creías que era mi novio?” el muchacho asiente nervioso, mientras la muchacha suelta una carcajada “¡Jajaja! Créeme, tienes suerte, corazón, de haber sido mi novio Rafael, estarías tieso tirado en el suelo desde hace mucho rato...” Yami se gira a mirarle con una mueca de nerviosismo total ante la risa de la chica, en seguida, la misma finalmente le deja ir, subiéndose a la moto “En fin, ya nos divertimos bastante por hoy... Suban, los vamos a llevar...” Yami parpadea un par de veces, y mira a Rafael quien no le quita la vista de encima; finalmente, suspira y sube detrás de la chica.

    “¡Yo me cargo al chiquilín!” dice el castaño mientras levanta a Yugi de la solapa y lo sienta por detrás suyo, sujetándole con una mano.

    “Bien entonces...” Rafael hace rugir el motor de la moto “¿Hacia donde?” y tras la indicación del noble, el cuarteto de motociclistas arranca.

    .....................
    Haciendo a un lado el incidente de los motociclistas, la entrega resultó ser normal; después de que terminara la llamada del teléfono público hacia el Sr. Muto indicándole que el encargo estaba hecho y se encontraban en el parque, el noble regresó a la banca donde su pequeño amigo se encontraba durmiendo, no evitando mirarle con preocupación al momento de sentarse por un lado; a pesar de que Yugi le había asegurado que solo necesitaba descansar un poco, ni siquiera él que tenía una pésima condición física (muy a su pesar para admitirlo) se cansaba de esa manera, además de que le había notado un poco pálido; no obstante, pensando que eran paranoias suyas, decidió dejar de pensar en ello, mientras que por primera vez desde que le conocía, se detenía a observarle, no evitando sonreír de manera nerviosa tras darse cuenta de lo curioso que era hasta cierto punto el chico: 14 años, y apenas pasaba el metro de estatura, y sin embargo, en vez de darle un aspecto un tanto extraño y deforme, en conjunto con su aniñado rostro, le hacía verse frágil. El chico dejó escapar un suspiro antes de ponerle la mano sobre la frente.

    “No me extraña que los demás quieran pasar por encima de ti...” pensó con mas que lástima, tristeza el muchacho; justo en esos momentos, el pequeño entre-abrió los ojos, sorprendiendo al noble “Hola bebé... ¿estuvo rica la siesta?”

    “...¿Apenas abro los ojos y ya estas molestando?...” respondió de manera adormilada Yugi, ante la risa del chico; el niño se reincorporó tallándose los ojos “¿qué hora es? ¿dormí mucho tiempo?”

    “Pues... no realmente, quizá unos 20 o 30 minutos...” le mira malicioso “... y eso que dices que yo por ser el noble, soy vanidoso, ¿eh?”

    “Quizá... pero a mi me lo descubren solo cuando duermo... a ti basta con verte la cara de niño fresa que tienes...” ríe ahora Yugi, ante la extrañeza del muchacho “ahhh.... niño presumido...”

    “¡Yo no soy presumido!”

    “Tienes razón... eres un histérico caprichudo, que es MUY diferente...”

    “...¿Ah si?... Pues en ese caso...”

    “¡H-HEY!! ¿QUÉ HACES? ESPERA!!! BÁJAME!!!” ordenó Yugi mientras trataba de zafarse del agarre de Yami, mientras éste caminaba hacia la fuente central que había en el parque “¡¡NO!!! ¡¡ESPÉRATE!! ¡¡EL AGUA ESTÁ SUCIA Y YO SOY EL QUE LAVA LA ROPA!!”

    “¡¡AAAAAaaaaaaHHHHHHHH....!!! ¿Quién es el niño fresa ahora, eh?!!!” hablaba malicioso el noble, mientras Yugi podía jurar que junto con esa pregunta, podía escuchar risas maquiavélicas por parte del mismo.

    “¡¡YAMIIIIIIIIII!! ¡¡BÁJAME O LLORO!!”

    “...No es cierto...”

    “¡¡¿¿Ah??!!! ¿No me crees capaz? ¿Pues cómo crees que he conseguido saltarme lecciones de estudio con Tea cuando no tengo ganas, eh?”

    “¡¡COMO ESTÁ ESO, YUGI MUTO!!!!”

    “TE-TEA!!!” exclama el noble llevándose el susto de su vida...

    “¡¡¡¡¡WAAAAAAAAHHHH!!!! ¡¡¡¡YAMI, TE VOY A MATAR!!!”... y dándole a Yugi la aventada y la mojada de su vida... Tea se acerca a la fuente y saca a Yugi con una mano mientras le sujeta por la chaqueta “...Hola Tea...”

    “¡NADA DE HOLA TEA!! ¿CÓMO ESTÁ ESO QUE LE DIJISTE A ATEM, Y POR QUÉ LO LLAMASTE YAMI?!”

    “B-bueno...” comienza Yugi mientras juguetea con sus dedos “...Es una historia bastante larga de explicar y..... la resumimos en que... Atem... no se llama Atem... si no Yami...”

    “¿Ah si??” Yugi asiente rapidamente; la muchacha se gira a mirar al noble, que está igual o mas nervioso que el mismo rubio que Tea sostiene “¿Y por que motivo habría de cambiar de identidad? ¿Es alienígena acaso? ¿eh?”

    “N-No... es un noble...”

    “¡¡Oh si, claro! ¡Como no! Y mi abuelita es... ¡¡¿DIJISTE UN NOBLE?!!” la chica se gira de golpe hacia donde Yami, no sin antes soltar a Yugi dentro de la fuente otra vez... “¡¡T-Tienen que estar bromeando ambos!!”

    “No, no lo estamos... es verdad, soy un noble...” respondió el chico de forma seria “...Mi nombre verdadero es Yami Athemus...” la castaña simplemente no daba crédito a lo que escuchaba; tras alternar su mirada entre Yugi (que seguía tratando de salir de la fuente) y el noble, finalmente se quedó quieta.

    “Okeeeey.... esto si es extraño... pero... lo que no entiendo es como es que como se conocieron...? ¡De acuerdo! No importa eso ahora... lo que no comprendo, es por qué...”

    “Yugi mintió para protegerme... temía el que si alguien aquí me identificaba, podía afectar a mi imagen en la otra zona... yo fui quien le pidió que le hiciera, asi que si tienes alguien a quien reclamar, hazlo a mi...”

    “No pensaba hacerlo... entiendo el motivo... y descuiden, no soltaré la sopa, lo prometo!”

    “Se refiere a que no dirá nada, Yami...” le aclaró Yugi tras la mirada dudosa que este le había echado, en seguida, se gira hacia Tea “Te lo agradecemos mucho, Tea...”

    “¡No hay de qué...! Aunque ahora que lo pienso... quizá eso explica el por qué de su pésima puntería en el baloncesto... es decir, nadie en esta zona puede tirar tan mal...!”

    “...¿Ves como era cierto lo que te decía de los nobles por aquí debajo?...” le pregunta Yugi con mirada maliciosa al chico, quien mantiene un puchero en su rostro; en seguida, le empuja tirándole de nuevo a la fuente.

    Esa noche, Yami permaneció despierto hasta altas horas de la noche; giraba de un lado a otro, sin poder conciliar el sueño; un par de pasos provenientes del pasillo captaron su atención, mientras la puerta se abría, y a través de la misma, una luz le encandilaba.

    “¿No puedes dormir?”

    “No si sigues apuntándome con esa cosa...” se quejó el noble al momento de taparse la cara con el dorso de la mano.

    “Oh! Perdón!” el chico apaga la lámpara de mano y se acerca, mientras enciende la que tiene en su mesa, sentándose de nueva cuenta en la silla igual que la noche anterior.

    “Oye... no quiero parecer desconfiado, pero... ¿de verdad podemos confiar en Tea?...”

    “¡Pero claro!” se acerca a secretearle “Cuando éramos niños, sin querer le pegué un chicle en el cabello a una niña, y ella fue la única que se dio cuenta... hasta la fecha, la chica sigue sin saber quien fue...”

    “¿Seguro que no fue intencional? Te creo lo suficientemente capaz de hacerlo...”

    “¿Qué? ¿Crees que soy como tú? Jajajajaja!”

    “...Gracioso...” le avienta levemente mientras Yugi rie; en seguida, se acuesta nuevamente “Hoy en la tarde... ¿por qué fue que te tardaste tanto? Según tu abuelo, no estaba muy lejos el lugar...”

    “Ah, eso... bueno... es que me correteó el perro del/de la Señor/a Ramiro...” el noble le mira extrañado.

    “¿Cómo está eso?”

    “Es que es tan... como te diré...” hace la seña de ser afeminado, mientras el rubio debe taparse la boca para evitar soltar la carcajada ante lo gracioso que se veía el chico imitándolo.

    “¿Sabes? Con la forma en la que acabas de actuar... no me extrañaría que el gay fueras tu...”

    “¿Yo? Si al que le hicieron una carta de chica fue a ti...”

    “¡NIÑOS! ¡YA CÁLLENSE!! ¡DUÉRMANSE YA!! ¡HAY GENTE MAYOR TRATANDO DE DORMIR!”

    “...Tú abuelo si que tiene buen oído, ¿eh?”

    “Ni que lo digas...”

    “...¿Dormirás aquí?”

    “¡Wow!... ¿su alteza va a compartir conmigo?...”

    “¡Claro! Después de todo, no ocupas mucho espacio...”

    Yugi le golpea suavemente con una almohada ante la risa leve de ambos mientras que instantes después, apaga la luz. Enseguida, ambos se acomodan lo mejor que pueden en el colchón de la cama, quedándose a los pocos segundos, profundamente dormidos.

    C O N T I N U A R Á . . .
     
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