Capitulo 1 Hace más de quinientos años en la tierra Vivian en armonía los humanos junto a los ángeles hasta que un día empezó a fluir una espesa niebla todo se empezó a escurecer, de las profundidades empezaron a salir hombres tan blancos como la nieve, sus ojos rojos con sed de venganza, tomaban a los hombres y le succionaban el alma hasta dejarlos secos, los ángeles en su deber de protección atacaron a los demonios que se encontraban bajo las órdenes del señor de las tinieblas, para causar el caos y la agonía en la tierra, para recordarles porque le tenían miedo a la oscuridad, las batallas se libraron durante una década las personas desaparecían los ángeles débiles de mente caían ante el poder del oscuro, los demonios ya tenían casi ganada la guerra ancestral entre el bien y el mal, del cielo se vio un rayo de luz caer de ahí salió, un joven de cabello castaño de piel blanca con una capa marrón vieja y rasgada, con guantes, portando un bastón más alto que el, dorado con la forma de un sol con una luna creciente, su franelilla de color negro con correas en su pecho, un pantalón verde olivo y unas botas altas, con un frasco de vidrio con metal amarrado en su pierna derecha su nombre Gabriel, de las tinieblas subió un hombre joven de cabello castaño rojizo, vestido con un traje completamente negro y un cigarro en su boca sus ojos más negros y pequeños, de rostro rasgado y mirada penetrante que la propia oscuridad era Damián. - El señor de la luz debe estar preocupado, para enviar al mismo Gabriel en persona. - Claro quién no lo estaría, si has causado todo este caos, Lucifer - Lucifer, no me digas así prefiero Damián, como ya lo sabes. - E venido a enviarte de nuevo a tu celda. - Esa que traes en tu pierna, no seas iluso ya escape una vez puedo hacerlo de nuevo. - Que tono de seguridad Damián, no te confíes. - Te propongo un juego, si yo gano puedo hacer con este mundo lo que quiera retirare mis ejércitos de inmediato y actuare en este mundo terrenal como una tentación quedándome con las almas llenas de mal, pero por cada alma que ganen yo me quedare tranquilo hasta ver al final de qué lado va a inclinarse la balanza, que dices ¿aceptas Gabriel? - Acepto pero con una condición. - La que quieras - Las almas jóvenes son mías. - Lo siento Gabriel esa condición no la acepto pero te tengo algo mejor, las enviaremos de igual modo que un adulto al purgatorio. - Está bien Damián. Gabriel se marchó y por órdenes del señor de la luz retiro todo contacto de los hombres con el mundo divino llevando a los ángeles de nuevo al cielo, en cuanto a Damián retiro sus tropas dejando el mundo terrenal, llevándose también a las personas con malas intenciones, los ángeles y demonios se retiraron del mundo mortal, el juego fluyo durante los años como lo acordaron y la balanza se mantuvo equilibrada demostrando que nadie era tan capaz de más luz u oscuridad que otra. A las afueras de Massachusetts vivía un niño de doce años llamado Luca Van Horn, de cabello rubio tan dorado como el sol, su piel blanca como la nieve, sus ojos tan azules como el océano, de contextura y altura normal, tranquilo comúnmente vestía de chaqueta verde, con franela naranja con audífonos, su pasión era la música incluso tenía una banda de rock con amigos de la escuela, era un día común y corriente la campana de la escuela sonó para que salieran a sus casa, Luca se iba caminando todos los días a su casa, caminaba su trayecto normal pasaba por un callejón el cual era oscuro, sucio donde iban los drogadictos para inyectarse, lo tomaron de su chaqueta por la espalda de la nada un hombre sombrío con cicatrices y tatuajes saco una navaja, lo amenazo que diera todo lo que tenía, Luca procedió a darle su celular y dinero, el hombre sin piedad lo iba apuñalear, Luca se levantó del suelo, forcejeo con el hombre logro quitarle su navaja, el hombre lo tomo del cuello lo estaba estrangulando con la poca vida que le quedaba apuñalo al hombre en la Orta, asustado Luca salió corriendo, sin darse cuenta que el semáforo estaba en verde siguió corriendo, escucho un el pito de un auto volteo y sin más que hacer, recibió el golpe quedo tirado a mitad de la calle las personas que caminaban miraban el cuerpo mal herido, tratando de auxiliarlo, llamaron la ambulancia, casi inconsciente Luca oía los gritos de la gente la ambulancia llego, sintió que un hombre lo subía a la camilla, una mujer desconocida subió junto con él en la ambulancia, las sirenas sonaban, los paramédicos lo inyectaban morfina para el dolor, a su lado veía a dos chicos gemelos al parecer , uno vestía de negro con una corbata roja, levaba lentes sus ojos verdes como los campos, su cabello castaño y su piel pálida, a la derecha estaba el otro vestía de blanco con corbata roja, su cabello a diferencia era negro y sus ojos azules, sobre su camilla, empezó a golpearlo en su pecho, muy fuerte, hasta que logro tirarlo de su camilla, lo tomo del cuello, bajaron a lo más profundo de la tierra hasta llegar a un oscuro lugar, caluroso y sombrío sus pies le quemaban, sentía que se asaba parecía un horno, miraba a los lados desconcertado sin saber nada ahora solo le quedaba averiguar qué era lo que sucedía hay ya que hace un momento iba en una ambulancia, el joven que lo trajo le arreglo su ropa con tan solo un chasquido de sus dedos, el joven le apunto hacia una puerta, Luca camino hacia ella, la abrió y en la habitación se encontraba Damián. - Bienvenido, Luca es un placer tenerte aquí—en la habitación habían varios espejos pasando imágenes de Luca. - ¿Quién es usted?— - Yo en tu mundo me conocen como el diablo, pero prefiero que me digan Damián. - ¿el diablo?, es imposible. - No lo es cuando mueres, veo que cometiste un acto atroz antes de morir como todos aquí. - ¿estoy muerto?—no puede ser eso quiere decir que estoy en el infierno. - Exacto y sin mentirte eres la mejor adquisición que me llego hoy, un niño en el infierno no es común nada común espero que disfrutes tu estancia ya que será eterna. - Si, como usted diga señor - Excelente eres obediente, gracias por lo de señor hace más de mil años que no me hablaban con tanto respeto ahora por favor solo te pediré que te retires - Sí, claro como diga Luca salió su cara se puso pálida de saber que estaba muerto pero si lo estaba porque conserva su cuerpo, tomo asiento en una banca la cual estaba caliente pero el calor de ahí no le molestaba, llevo sus manos hacia su rostro, las lágrimas caían de su rostro, no podía aceptar lo que había sucedido, sintió una mano en su hombro volteo sonriéndole había un joven de cabello y ojos negro, llevaba un pasamontaña y su ropa negra. - ¿Qué te sucede? - Nada, ¿Quién eres? - Nathan, es un gusto, déjame adivinar no aceptas tu muertes –dijo el estrechando su mano. - Como lo sabes. - Me paso hace cien años llore casi una semana. - Guao ...—dijo Luca sorprendido - ¿quieres ir al mundo mortal? - Sí, pero estoy muerto eso no sería anti natural. Solo digo - No además debo enseñarte unas cosa - Está bien vamos Nathan le pidió a Luca que lo siguiera, el infierno no era lo que decían en realidad era muy organizado y limpio— ¿A dónde vamos?—dijo Luca, --realmente estoy buscando la puerta de salida del salón de recibo, pero Dimitri volvió a cambiar los túneles—siguieron caminando y llegaron a una perta de oro solido la atravesaron, tras de ella había una sala hermosa, brillaba de lo pulcra al fondo en el centro había una figura negra con una oz a su lado. --¿esa es la muerte?—, la muerte a si es Lee es una chica pero los mortales creen que es una calavera ustedes y sus estereotipos, es súper guapa, su cabello rubio y sus ojos, no le digas que dije eso--, ok como tú digas si es tan linda como dices me arruinaste la infancia— Junto a lee se encontraban Damián y Gabriel discutiendo, al otro lado había una especie de ascensor Luca y Nathan entraron a él, en el panel se encontraba el tablero de control muy extraño solo había cuatro niveles, cielo, infierno, cuarto de la muerte, tierra, realmente curioso Nathan presiono el botón de tierra, el ascensor subió y apareció en medio del central park pero nadie lo veía—nadie nos ve genial—si lo es, ahora debo explicarte una cosa. - dime— - este nuestro trabajo en el mundo mortal es crear tentaciones— - ¿Por qué? - Para Damián es un juego que tiene con dios— - Para que cuando mueran vallan al infierno— - Exacto— - ¿Por qué estás en el infierno? – - Mande a asesinar a mi padre lo merecía— - Increíble—dijo el atónito - Si a los tres días morí de un paro cardiaco a mis dieciocho años— - Quiere decir que tienes ciento dieciocho años, pero aparentas más— - Si lo que sucede es que lee para sobrevivir tiene que arrebatarle años a la persona yo morí a los 18 pero debía vivir hasta los 25 quiere decir que con mi muerte gano 7 años— Los dos se encontraban en el mundo mortal este no podía verlos eran invisibles ante el ojo humano también habían otros los ángeles la mayoría de ellos al igual que los demonios lucían jóvenes, todo era desconcertante para Luca, este no sabía que pasaba. - oye tienes algo por hacer—dijo Nathan - no, nada prefiero no ver a nadie. - Está bien porque ahora debes partir a la escuela de demonio - Hay una escuela para eso - Si la hay duraras tres año hay antes de venir a causar discordia— - Está bien pero esto no me agrada— - Tendrás poderes— - Donde firmo y cuando inicio— - No sé pero bebemos partir y vete a dormir, los demonios también nos cansamos— - Ok, vamos