Esta es la habitación más rara entre todas. Sus paredes son negras, el suelo también lo es, cubierto por una gran alfombra color sangre al igual que las luces de las lámparas góticas que dan la casta iluminación al sitio. Los cuadros pegados en la pared contienen muñecos que pareciera que te siguieran con sus ojos a donde te muevas, provocando escalofríos. Su aroma es extraño... como el de varias frutas combinadas sin poder determinarse una en especial. ¿Qué posee esta habitación? 1 cama medianamente amplia. 1 tina mediana, que al abrir el grifo el agua es de un color carmín, simulando la sangre. 1 mesa pequeña con alimentos en forma de extremidades humanas. Carece de ventanas. Reglas de esta habitación Los personajes que pasen noches en ella se verán influenciados en su estado de ánimo, bien puede ser en aumentar su negativismo, nauseas, dolores de cabeza, y el sin numero de malestares que puede ocasionar a su psique. Los prisioneros tendrán pesadillas, y siempre se sentirán observados o perseguidos. Estar acá por más de 1 noche puede provocar que necesiten ir a la enfermería. ¿Cómo evitar esta habitación? Tengan a Agnes de buen humor, cumplan sus caprichos, sigan sus demandas. Y no, no hagan cosas que le moleste, por mínima que sea. 1 Noche en wonderland. Asignada a Shawn Amery. Asignada a Galen Rutonver Contenido oculto Yáahll Gigavehl
Contenido oculto Nombre si me tocó estar en el cuarto más divertido de todos... Contenido oculto: Porque me pongo hype Canción para ambientarnos (? Galen Rutonver Apenas pasaron los minutos y el guardia me llevó a un sitio muy alejado de la oficina de Agnes, de la enfermería y... De las demás habitaciones. En quien sabe qué sitio, no había puertas ni ventanas ni nada. Solo un largo, eterno y agobiante pasillo hasta una puerta negra, yo me quedé confundido cuando el guardia la abrió, prendió las luces y me dijo que entrara y que bajo ninguna circunstancia debía salir... ¿Es en serio? ¿Esta es la habitación? Sin poder decir más, entré y cerraron bruscamente la puerta, comencé a verla a detalle. Carajo... ¡¿Pero que es esto?! Parece... Un sitio, no sé. ¿Gótico? Comencé a pasearme mirando alrededor. cuadros con muñecas que atemorizaban bastante, lámparas que apenas si iluminaban. Comida... Con forma de extremidades, al menos había un baño y una cama. - ¡¿Pero y esto que mierda es?! ¡Maldita sea! ¡Ahora no sé si de verdad ofendí a Agnes o fue por la manera en como le respondí al final! - Dije, bastante molesto. Debía verlo venir... ¡Debí suponerlo! Esa bastarda en serio quiere volverme loco y por eso me asignó a este cuarto. Hice lo posible por quedar bien con ella, por... ¡Con un carajo! Solamente... Fallé... Así que me recargué sobre mis rodillas en la alfombra que parecía sangre y comencé a llorar de la frustración, aunque aprovechando la soledad. Dejé salir toda esa presión y frustración que experimentaba... - ¿P-Porqué...? ¿Porqué merezco esto...? ¿Porqué...? ¡¿Porqué debo estar aquí?! ¡¿Qué he hecho para merecer esto?! ¡Ah! - Grité, realmente acabado... Tan sólo... Necesitaba un momento a solas... Sólo eso...
Shawn Amery Mientras caminaban por los pasillos hacia la habitación indicada, sus pasos resonando sobre el tétrico silencio que se había instaurado, no dirigió su atención hacia el guardia que le hablaba en ningún momento. Ya no le irritaban sus amenazas, ya no intentaba hacerle abrir los ojos a aquellas personas porque había contemplado con sus propios ojos que ya no tenían salvación. Que no tenían un mínimo de compasión, movidos únicamente por las ganancias que le otorgaban trabajar en aquella prisión de lujo. La esperanza que había movido sus acciones anteriormente se había esfumado. Ya no merecía la pena. Soltó un suspiro ahogado cuando la puerta se cerró tras él, y contemplaba por primera vez la que sería su estancia durante la noche. La tétrica atmósfera del lugar te golpeaba con tanta fuerza al entrar, que te hacía sentir perder las fuerzas a medida que permanecías en su interior. Como si el agotamiento del día no fuese suficiente, aquel lugar parecía querer jugar con lo poco que le quedaba, con su cordura. El sollozo ahogado de alguien acabó captando su atención. Un chico se encontraba arrodillado sobre la alfombra, rompiendo en llanto producto del estrés y probablemente, de la incomodidad que provocaba aquella sala. Y lo cierto es que Shawn ya no tenía fuerzas ni para consolarse a sí mismo, pero comenzó a caminar hacia donde se encontraba el joven y se acuclilló a su lado, colocando una mano sobre su hombro para darle apoyo, a pesar de que no lo conocía de nada. —Vamos a estar bien, tranquilo —murmuró, con la mirada cansada y esquiva. Y a pesar de que quiso sonreír para calmar su llanto, nada se formó en sus labios.
Galen Rutonver Tan perdido estaba en mis pensamientos que cuando menos me dí cuenta, una mano me tocó el hombro. Con suavidad y delicadeza que más que asustarme me confundió y relajó mi llanto por un instante debido a la sorpresa... Al girar mi mirada, me sorprendí. Era el mismo sujeto albino de antes. Con el que me sentaron a lado en el momento de la Batalla. Abrazando a una niña tratando de consolarla quién sentía que me clavaba la mirada por un momento. A pesar de que no quería nada, su expresión... Tan... Vacío, carente de luz y color. Esos ojos azules que de momentos vi llenos de determinación... Se habían esfumado, no sabía cómo pero podía darme cuenta que el sujeto, no estaba bien... "Vamos a estar bien, tranquilo" Me dijo el sujeto, con una expresión seria. Aunque, el tono de voz que usó, si bien fue uno grave y serio. Pude sentir cómo estaba igual de quebrado que yo, eso me hizo dar cuenta que estaba perdiendo la razón, me hizo ver que centrándome tanto en querer manipular la situación. Me olvidaba por completo de lo que me estaba haciendo... - Perdón, y-yo... No quería que me vieras de esa forma - Le dije, aún sin conocerlo, hacer ese tipo de acción de tocarme arriesgándose a llevarse un golpe o algo fue lo que me hizo dar cuenta que a él ya no le importaba nada... Suspiré, y agregué - Solamente... Quiero que todo esto sea una especie de pesadilla colectiva, en la que despertemos sin más. Para darnos cuenta que todo fue un sueño, a pesar de haber interactuado entre nosotros. Pero sabes que no es así. - Dije, terminando de secarme las lágrimas ya y tratando de relajarme, ahora girando mi cuerpo boca arriba y sentándome en el suelo apoyándome en mis brazos detrás mío. Al verlo, fue curioso. Su vestimenta era tan similar a la mía, pero la de él se centraba más a un azul como el de sus ojos. Yo sin en cambio era todo negro, aunque la chaqueta era lo que me llamaba la atención. - Oye, me llama la atención que te acercaras sin más a mí. Pudiste haberte llevado una respuesta agresiva pero no fue así. Tienes suerte de que no sea un maniático. Sabes, tienes razón. Estaremos bien, si aún queda gente amable como tú. C-Creo... Que podemos estar bien - Dije, sonriendole al muchacho pero sentía el agobio de nuevo. El cuarto no ayudaba mucho, pero de verdad. Necesitaba hablar con quien fuese para por lo menos tratar de distraer mi mente. - ¿Te gustan las chaquetas? Hasta nos parecemos bastante en eso, quería decírtelo hace tiempo pero... Nunca me atreví, nunca pude. - Dije, un poco temeroso pues no sabía qué podría suceder...
Shawn Amery Cuando el niño se secó las lágrimas con esfuerzo y se tumbó en el suelo, buscando calmar su respiración, Shawn decidió sentarse a su lado. Como si una parte de él tuviese aún la necesidad de asegurarse de que se encontraba mejor, buscando otorgarle cierta calidez con su cercanía. Que tuviese a alguien con quien desahogarse. Y mientras este le hacía sentir su malestar, sin dejar de escucharle, sus ojos comenzaron a explorar al detalle la habitación en la que les habían encerrado. Una única cama, una mesa con alimentos de muy mal aspecto, y una tina donde asearse... con un líquido que parecía asemejarse a la sangre. El hecho de que no tuviesen ventanas le provocaba cierta claustrofobia, acrecentando la sensación de asfixia. "Oye, me llama la atención que te acercaras sin más a mí. Pudiste haberte llevado una respuesta agresiva pero no fue así". Una sonrisa amarga se dibujó en su expresión, posando sus orbes cansados sobre los suyos. —Necesitabas un apoyo, no me importaba recibir un golpe si con ello te distraía de aquello que te preocupaba —comentó, resuelto, manteniendo ese tono tranquilo y calmado que parecía caracterizarle. Se llevó una mano hasta su cabello, acariciándolo con suavidad mientras entrecerraba los ojos, soltando un quejido—. Y lo cierto es que a estas alturas otro golpe más ya habría dejado de tener importancia. Con suerte me noqueabas y podía conciliar el sueño sin pesadillas de por medio —bromeó, en un intento por amenizar el ambiente. Pero los macabros cuadros alrededor de aquellas cuatro paredes no parecían querer colaborar con ellos. Le sorprendió escuchar su última pregunta. Pudo notar cómo el chico intentaba mantener su mente despejada, y agradecía el gesto porque era consciente de que no quería permanecer ni un instante a solas con su propia mente. Nada bueno podía salir de ahí. Por ello se giró hacia el chico, señalando la prenda sobre sus hombros con cierta curiosidad en su voz. —¿Las chaquetas, dices? Sí, suelo usarlas mucho. Parece que ya tenemos algo en común —concedió, prestando atención a su prenda. Sus últimas palabras resonaron en su mente, parecía un chico algo tímido, y lo que menos deseaba es que estuviese incómodo con la única persona con la que debía pasar la noche en aquella habitación infernal. Forzó una sonrisa, buscando brindarle confianza, y extendió su mano hacia él—. Soy Shawn, por cierto. ¿Cual era tu nombre?
Galen Rutonver El sujeto seguía estando perdido, no tanto que no me prestara atención, si no que sea lo que fuese que le haya hecho pasar, seguramente esa bastarda de Agnes lo hizo así. Porque bien que respondía a mis comentarios de manera coherente, puede que sin mucha "decoración" pero podía sentir que aún quería, no. Necesitaba distraerse de lo que pensaba, así como yo. Pronto se sentaría a lado mío. Y yo sin problemas lo dejé, realmente. No habría nada mejor que hacer, miré el cuarto y la cosa no mejoraba. Así que tratando de no prestar ya atención al sitio vi que me extendió la mano. Y me dijo que su nombre era Shawn. Yo, sin problemas le dí la mano también, apretándola un poco fuerte y agitándola torpemente respondiendole - Galen. Galen Rutonver... - Le dije y al ver que el chico necesitaba de consuelo yo me relajé un poco más, no parece que haga algo alocado y más con ese comentario que me hizo soltar una breve carcajada. "Con suerte me noqueabas y podía conciliar el sueño sin pesadillas de por medio" - Vaya, entonces siento no haberte golpeado. Sin dudas ahora tendrías un buen sueño. Aunque, me habría gustado que me dieras algún golpe o algo por llorón, eso me habría hecho darme cuenta que estaba siendo muy dramático jeje - Dije, tratando de regresar la broma. Realmente nunca fui bueno para bromear con la gente. Volví a mirar al chico y lo noté cansado, forzando una sonrisa. Pronto me dí cuenta, estaríamos solos... Un chico con determinación y yo. Alguien que quiere manipular las cosas. No me sorprende entonces que Astaroth nos haya asignado aquí. - Con respecto al apoyo, lo agradezco, en serio. El sujeto con el que vine es todo un maniático. No es mala persona pero podría hacerte sentir incómodo cuanto menos... Hasta ahora, eres la única persona que se me ha acercado tanto y me ha hablado directamente. Sabes, sé que no es el mejor momento. Pero aún sabiendo que Agnes nos está vigilando. Creo que por lo menos, podemos tratar de llevar bien las cosas por esta noche. Puede que el sitio este no ayude mucho pero, oye. Considera algo... Si estamos aquí es porque tenemos mucho en común, ¿No lo crees? Más allá de las chaquetas. Creo que Agnes habrá tenido sus razones para traernos aquí. A lo que me refiero, creo que somos... Unos, ¿Rebeldes? - Le dije, mirándolo directamente tratando de motivarlo, pues se lo dije con delicadeza y amabilidad. No quería perder la conversación, necesitaba al sujeto aunque no lo conociera. Necesitaba decirle lo que podría pasar, todo con tal de que al menos puedan saber lo que pueda suceder. Yo tan sólo bajé un poco la mirada, si bien estaba desconfiado. Tampoco me importaba abrirme con quien fuera por ahora - Shawn, ¿Eh? Curioso nombre... - Dije mirándolo nuevamente - Shawn, realmente no sé qué decir je. Porque... ¿No me cuentas si el color de tu pelo es natural? Me llama bastante la atención ese color blanco - Dije, curioso. Cuando sin querer vi unas tremendas marcas en su cuello, no evité sorprenderme pero pronto borré la expresión de mi cara volviendo a la de antes. Diablos, esperaba que no se diera cuenta de mi reacción.
Shawn Amery Algo hizo contacto dentro de su cabeza al escuchar a Galen hablar, en medio de todas sus cavilaciones. Ellos no habían sido enviados a aquella habitación por casualidad, y por lo que había podido percibir mientras se encaminaba hacia esta, ninguna de las habitaciones eran similares a las otras. Quizás, muy probablemente, aquella fuese la peor de las habitaciones que Agnes tenía preparadas para sus presos. Una habitación que parecía creada para desarmarte y dejar vulnerable incluso al hombre con la voluntad más férrea de todas. Una habitación que invitaba a la locura, a la ansiedad, a la inquietud, que te hacía sentir observado y perseguido constantemente. Era obvio que la cama y la comida eran mero decorado, buscando fingir una comodidad inexistente. Aquello distaba mucho de ser una habitación. Más bien se asemejaba a una sala de torturas, y no fue difícil comenzar a sentir sus efectos en su estado de ánimo. —Unos rebeldes, ¿eh? —dejó escapar una tenue risa, dirigiendo su atención hacia el chico. Ojalá pudiese tomárselo con el mismo orgullo con el que lo hubiese hecho fuera de aquel lugar. Quizás, había dejado de merecer la pena evitar doblegarse ante los altos mandos de aquella prisión, porque todo lo que aquello conllevaba no traía más que desgracias. Y aquello chocaba fuertemente con su moralidad, causándole una crisis existencial sin precedentes. Ya no sabía qué sentir, qué pensar, cómo proceder. Ya no sabía nada—. Sí... Eso suena bien. Galen y Shawn, líderes de la Resistencia, buscan reclutas entre sus filas en la ardua guerra que se avecina contra el reino de Agnes Astaroth. Mañana podemos comenzar a buscar aliados, si vivimos para contarlo —y le guiñó un ojo, intentando sacarle una sonrisa con sus palabras. Decidió finalmente recostarse también sobre la alfombra, sintiendo cómo su cuerpo era incapaz de resistir mucho más tiempo sentado. La presión que ejercía la habitación sobre él le drenaba las fuerzas, incapaz de sostenerse por sí solo durante mucho tiempo. Y allí, ambos con la mirada posada en el techo, sintió cierta tranquilidad al saber que contaba al menos con algo de compañía. —Parece que ninguno está acostumbrado a ver albinos por aquí, no eres el primero que me lo pregunta y creo que tampoco serás el último —comentó con una breve sonrisa, recordando la emoción de Connie cuando se conocieron en el autobús. La sonrisa se borró de sus labios, preocupado por cómo debía encontrarse después de sacarle un ojo a sangre fría. Cerró los ojos, intentando calmar su respiración, y volvió a alzar la voz. No quería que Galen le notase mirándole las marcas de aquella zorra alrededor de su cuello—. No me imagino qué habrás hecho para estar ahora aquí, pero tienes todo mi apoyo, Galen. Por no darle a Agnes lo que desea, quiero decir. Supongo que... ahora estamos juntos en esto.
Galen Rutonver Shawn sin duda alguna se notaba acabado, si bien ahora me parece lo animé un poco más. No mejoraba mucho, definitivamente estaba roto y yo no podía hacerlo regresar, no sabía cómo. El cuarto simplemente no ayuda en nada... ¿Debería decírselo? Tampoco quiero que se termine de quebrar, pero no sé como proceder. Al menos, al escuchar su respuesta me hizo darme cuenta que por lo menos me seguía el hilo. Por lo menos... Lo estaba ayudando a distraerse por momentos. - Oye, sé que las cosas están terriblemente mal aquí - Dije, ahora acostándome junto a él - Pero vamos a admitirlo, Agnes no nos va a ayudar en lo absoluto. Somos sus juguetes, y por mucho que intenté "agradarle" para por lo menos tratar de averiguar que sucedía y ayudarlos a ustedes. Creo... Que fue lo que me hizo terminar en esta misma habitación contigo. ¿Sabes? Si hay algo que me conforta el estar acompañado aquí es que hay una persona similar a mí. Y eso por lo menos me hace sentir, acompañado en este caótico sitio. - Dije, soltando un suspiro tratando de calmar ya mis pensamientos Al escuchar su comentario sobre la gente me rei un poco y le dije - ¿Sabes? Realmente a mí me hubiera gustado ser albino. Te puedo decir que es algo que te envidio... Siempre es curioso e interesante conocer gente así. No te extrañes porqué te lo preguntan tanto - Le dije dibujando una débil pero firme sonrisa en mi rostro "No me imagino qué habrás hecho para estar ahora aquí, pero tienes todo mi apoyo, Galen. Por no darle a Agnes lo que desea, quiero decir. Supongo que... ahora estamos juntos en esto." Esa frase me dejó pensando. Me hizo sentir agridulce. Si bien tuve razón de que se opuso a Agnes. Me dejó pensando esas últimas palabras... Tenía razón, Agnes ya sabía que nosotros eramos los que mayormente se oponían. Ya no tenía sentido seguir actuando... Pero, si aún hay una oportunidad de manipular las cosas, podría hacerse. - Realmente, no hice nada. Antes de venir aquí Agnes también fue mi abogada, algo que me ha estado dando la impresión de que todos hemos pasado por lo mismo. Pero más allá de eso... Agradezco que me digas que tengo tu apoyo, Shawn, en serio. Puedo decirte lo mismo a pesar de no conocernos... Como dices, Agnes sabe perfectamente que estamos mayormente en su contra, ya no sirve de nada seguir actuando. Pero, oye. - Le dije, ahora tratando con la mínima probabilidad de susurrarle sin que tal vez, Agnes nos escuchara. - Si hay al menos una manera de "acontentar" a Agnes para evitar estos "castigos" tan severos... ¿Porque no lo seguimos intentando? Como dices, estamos juntos en esto. - Le dije, ahora alejándome un poco de él pues me había acercado a susurrarle. Esperaba en serio distraerlo al menos, el chico me agradó la primera vez que lo vi. Pero el momento y lugar en el que lo conocí no ayudó. Como me habría gustado haberlo conocido en el Autobús.
Shawn Amery "Si hay al menos una manera de "acontentar" a Agnes para evitar estos "castigos" tan severos... ¿Porque no lo seguimos intentando?" Posó su antebrazo sobre su rostro, ocultando sus orbes de miradas ajenas, y una mueca de tristeza deformó su sonrisa. Galen había dado justo en el centro de la diana que causaba la mayor parte de su malestar. Shawn no quería remover las emociones negativas que se acumulaban en la boca de su estómago, pero estaba tan agotado, tan desesperado, tan aturdido... Que sus labios se movieron solos. Shawn amaba consolar a las personas a su alrededor, pero... ¿Quién consolaba a Shawn, si nunca decía cómo se sentía? —No lo sé, Galen. ¿De verdad merece la pena intentarlo? —murmuró, su voz ligeramente quebrada por el nudo en su garganta, que apenas le dejaba respirar—. ¿Vamos a obtener más ganancias que pérdidas? Porque hasta ahora lo único que he conseguido ha sido que Agnes descargue su furia en mí, y temo que la próxima sea la persona con la que he venido aquí —se removió ligeramente, intentando calmar su respiración antes de volver a alzar la voz. Shawn debía mostrarse fuerte en todo momento, ¿qué demonios le estaba haciendo esa habitación?—. En cambio, si obedezco... siento que estaría traicionando a esa persona especial. Yo... Yo no sé qué hacer, Galen. Ya no sé qué está bien y qué está mal. >>Quizás... ¿el fin sí que justifica los medios? Escuchar esas palabras salir de sus labios semanas atrás le hubiese provocado asco de sí mismo. Jamás creyó encontrarse en la tesitura de decir algo así, y mírale ahora. Solo bastaba atentar con la vida de su novia para derrumbar esas murallas que parecían inquebrantables. Fue consciente en ese entonces de que se estaba desahogando con alguien a quien acababa de conocer, y pronto se vio abrumado con sus propias palabras. Aquel niño ya tenía suficiente con sus propios problemas, no era necesario cargarle con los problemas de otro. —Lo siento, dejémoslo estar. Estamos intentando distraernos de lo que nos preocupa, después de todo —intentó sonreír, apartando el antebrazo para dirigirle la mirada al chico tumbado a su lado. En mitad de su charla, Agnes había publicado un anuncio. Al parecer pronto deberían acudir a una "Sala de juegos" en su presencia. Tuvo un mal presentimiento, pero aún así, intentó tomárselo con humor... Por aquel niño que le acompañaba—. Galen, parece que el primer encuentro entre la Resistencia y los Astaroth será en breve. ¿Estás listo, campeón?
Galen Rutonver "Carajo..." pensé, al ver a Shawn tapar su rostro momentaneamente. Si bien no vi su reacción. Pude ver como de momentos se agobiaba, creo. Que no fue la mejor respuesta, creí que el que me siguiera el juego sería aspecto clave de que podía ir un poco más lejos... Pero veo que fue un error hacerlo. Tan sólo me apene y cerré un momento mis ojos tratando de revertir lo que hice, pero pronto unas lágrimas regresaron a mi rostro. De pronto recordé la escena de la Batalla causando que me agobiara nuevamente. Pero... Lo sabía, este jodido cuarto estaba provocando esos efectos. Tan sólo traté de soportar lo que acontecía y volví a calmarme. Pronto, Shawn me hablaría. Diciéndome con bastantes dudas y una voz ligeramente entrecortada sobre si de verdad valdría la pena. Temiendo por la persona con la que fue inculpada. Seguramente refiriéndose a aquella niña. Ya ni él sabe si hacer eso estaría bien, y... Se sentiría traicionado, eso sin dudas hizo que ya no pudiera seguir hablando. No podría tratar de convencerlo y tratar de regresarle esa determinación de antes. Pero, esa pregunta del final... El fin justificará los medios. Creo, que en cierta forma fue algo que no había tomado en cuenta. - ... Shawn... Perdóname, si te he ofendido o si no usé las palabras adecuadas. Solamente quería que supieras que estoy dispuesto a todo para. Mas que nada, saber si hay una forma de poder sacar ventaja de todo esto. De lo que Agnes planee con nosotros. Creo, que ella es la única que puede resolvernos muchas dudas. Sé que te preocupas por esa persona con la que llegaste, sé que quieres tratar de sentir que aún hay esperanza. Y no te culpo, si al final no quieres hacer esto... No lo hagas, igual. Estamos condenados a estar aquí... Shawn, en serio. Puedes confiar en mí si así gustas. Puedes, decirme qué te atormenta. A mí ya no me importa lo que suceda ahora, solamente... Pensar que el tiempo de estos collares se puede agotar y matarme al acto, me hace pensar que será la mejor salida del momento a seguir sufriendo en este sitio. - Dije, en cierta medida devastado. Admito que el cuarto ya me estaba afectando pero a la vez trataba de reanimar a Shawn. Pronto, Agnes hablaría por el altavoz, vaya. Tan pronto... ¿Eh? Shawn se respondría y me haría otro chiste sonriéndome. - Jeje, parece que sí, mi querido socio. Nuestra emocionante primera batalla comenzará en breve. Que el poder de las chaquetas nos acompañe... - Le dije, ahora elevando mi puño a lado suyo con la intención de que me lo chocara. Parece que mi famosa carisma antes de entrar aquí... Ya se habían esfumado también.
Shawn Amery Shawn le devolvió la sonrisa, chocando su puño con el suyo, cómplice, anunciando el inicio de aquella curiosa amistad. Aquel muchacho le agradaba. Ya era el segundo preso que conocía, pero volvía a tener la misma sensación que tuvo con Connie: ellos eran inocentes. Comprendió entonces que abrirse a conocerles personalmente solo aumentaría las grietas que comenzaban a formarse en su corazón; sus ganas de sacarles de allí se hacían más y más grandes con cada palabra que intercambiaba. Quería evitar su sufrimiento, encarar a Agnes por todos aquellos desgraciados que habían caído en sus garras... ...Pero Shawn no se daba cuenta de que, de seguir, él sería el más desgraciado de todos. Sufriendo por todos, sin poder hacer nada por evitar su destino. El albino se levantó con cierta dificultad del suelo, estirando sus brazos entumidos en el aire, y le tendió su mano para ayudar a Galen a levantarse, de así requerirlo. —Ya has hecho mucho por mí solo con escucharme, puedes estar seguro. Creo que lo mejor que podemos hacer es ir a intentar dormir antes de que acabemos compadeciéndonos de más. Tenemos que estar fuertes para mañana, ¿cierto? —soltó una risa suave, intentando ser fuerte por los dos. Y a pesar de que dudaba poder conciliar el sueño en toda la noche, debía intentarlo. Cuando el chico se levantó, Shawn colocó las manos sobre sus hombros, tornando su expresión más seria de lo habitual—. Escúchame bien, Galen: vamos a salir de aquí, ¿de acuerdo? La muerte solo es la salida para los cobardes, y yo sé que tú no lo eres, puedo verlo en tus ojos. Así que mantén la barbilla bien alta, la determinación en tus ojos, y encara a Agnes mañana como sabes hacerlo. No vamos a perder aquí, unos collares no nos detendrán. Y le dio una pequeña palmada amistosa, intentando devolverle las energías con sus palabras. Sabía que todo era probablemente producto de aquella habitación, pero no podía perderse mientras durase su estancia allí dentro. Debían salir cuerdos, no podían darle a Agnes lo que quería. Así, se encaminó hacia la cama , tumbándose boca arriba a uno de los lados, los brazos colocados detrás de su nuca y la mirada clavada en el techo. Intentó ignorar la sensación de que estaba siendo observado por cada uno de los cuadros de aquella habitación, cerrando los ojos al poco tiempo. —Vamos a salir de aquí, Galen. Y montaremos una gran fiesta al otro lado. Y sonrió. Para convencer al chico... Para convencerse a sí mismo. Se sentía un desgraciado al estar mintiendo de esa forma.
Galen Rutonver Al regresarme el gesto lo comprendí. Si bien no nos conocemos aún y si bien, tal vez lo mejor sería no andarse forjando amistades. A mí realmente no me importaba, necesitaba hablar con alguien. Sentir que alguien podría comprenderme siquiera un poco... Necesitaba saber que además de Franklin. Podía contar con alguien más siempre que fuese necesario. Pronto, Shawn se levantó y se estiró. No sabía cuanto tiempo había pasado, pero sin dudas un tiempo ya habría transcurrido. Pronto, me extendió la mano y yo le sonreí, agradeciéndole el gesto y sujetándome de él para igual estirar pero mi espalda, rascándome un poco la cabeza pues no dejaba de sentirme un poco apenado con lo acontecido. Escuché a Shawn hablar, sin dudas era nuestro pequeño y macabro juego, un mísero fragmento de esperanza. Un fragmento... Que por lo menos me hacía sentir vivo de momentos. Tan sólo le asentí al escuchar que debíamos estar fuertes y que debíamos descansar al menos un poco. Pronto, me tomaría por los hombros con lo que me sorprendería y lo miré, ahora me miraba bastante serio. Pero... Aún así lo escuché, con mayor atención. "unos collares no detendrán nuestra revolución." Esas últimas palabras como se me repitieron una y otra vez, llegando a reanimar una vez más una sensación de poder y determinación en mí. A pesar de desviar mi mirada, fue mas que nada por reflexionar sobre lo que dijo. Si bien, ya me estaba dejando vencer por el cuarto y los collares... Tenía razón. No era un cobarde, puede que sea débil. Pero no un cobarde... - Tienes razón, Shawn. - Le dije, mirándolo fijamente pero con una clara sonrisa reanimada - Tenemos que seguir adelante, sea lo que sea que ocurra. Podemos hacerlo, no. Tenemos... Que hacerlo. Si de verdad nadie es culpable aquí... Debemos hallar la manera en que podamos reunir fuerzas, todos juntos. No sé que sucederá con Agnes una vez la encaremos de nuevo... Pero, podemos hacerlo. Socio... - Le dije, tratando de reanimarlo. Pronto, me dio una pequeña palmada y vi como se alejó, solo para recostarse en la cama boca arriba, para poco después. Cerrar los ojos... "Vamos a salir de aquí, Galen. Y montaremos una gran fiesta al otro lado." - ¿En señal de victoria? Tenlo por seguro, Shawn. No te digo que puede suceder... No... VA, a suceder. Podemos hacerlo - Le respondí, tratando de imponer firmeza y mirando nuevamente el cuarto, de momentos me doblegaba de nuevo por la sensación que producía pero... No podía dejarse llevar ya por eso, a pesar de lo que acontecía. Me entró algo de hambre, y decidí tomar una de las "extremidades" que si bien eran absurdamente realistas, dí un mordisco tratando de esperar el peor sabor de todos... Si bien el sabor no era el peor. Su textura resultaba perturbador. Así que deje la extremidad que había mordido y sin dejar que Shawn me viera me limpié, el apetito ya se había ido... Menos mal... - Estaré un poco más de tiempo despierto, ya me acostaré como pueda junto a ti. Espero no hayan de verdad cámaras como para que la gente piense que vamos a hacer cosas extrañas jeje... - Le dije a Shawn tratando de bromear un poco, miré de nuevo al techo mientras me sentaba en una de las sillas. En silencio... Encerrándome un poco en mis pensamientos tratando de ignorar aquellas pesadas miradas sobre mí. Hay una manera de salir... Lo sé... Siempre hay una manera... Siempre...
Shawn Amery Shawn abrió uno de sus ojos al escucharle hablar, y alzó su pulgar al escuchar que se quedaría un rato más despierto, en señal de aprobación. Parecía que Galen aún tenía las fuerzas suficientes como para resistir a solas con sus pensamientos en un lugar así, y aunque le hubiese gustado convencer de lo contrario por su salud mental, estaba demasiado agotado como para cuidarse siquiera de sí mismo. Se rindió ante el peso de sus párpados, acomodándose sobre el colchón, buscando dejar su mente en blanco. —Procura no acostarte muy tarde —le aconsejó con cierto tono protector, su voz apenas en un murmullo. Por un momento creyó estar dirigiéndole aquellas palabras a su hermana pequeña, quizás motivado por la nostalgia, sus labios moviéndose solos antes siquiera de razonar la respuesta. Se removió sobre el colchón, hasta apoyar su mejilla sobre la almohada, y suspiró—. Quiero decir... No importa, hasta mañana. Cerró los ojos, rindiéndose finalmente al sueño. Hacía mucho tiempo que no sentía esa sensación en su pecho. Aún extrañaba la sonrisa de aquella niña, cada uno de los días de su vida. La llegada de Laila a su vida logró desvanecer la constante tormenta que se cernía sobre su cabeza, de ayudarle a levantar los ánimos, de salir de aquel agujero de autocompasión en el que se había quedado atrapado. Quizás, ahora que notaba la ausencia de Laila, movido a su vez por el efecto que causaba aquella habitación sobre él, volvió a recordarla. Volvió a extrañarla. Y estaba seguro que aquella noche, sus más terribles pesadillas llevarían la expresión de esa niña plasmada en el rostro.
Galen Rutonver Shawn no tardó en verme un momento y levantar su pulgar. Sonreí ante la expresión, sin dudas es un gran sujeto. Se acomodó y parecía que al fin sus parpados lo vencían. "Procura no acostarte muy tarde" Me dijo, no evité soltar una breve risa, como si fuera algún tipo de hermano pequeño suyo... Aunque añadió "Quiero decir... No importa, hasta mañana." Me dijo terminando de acomodarse al fin y cayendo en un sueño, uno que al menos. Agradecía que llegara... A mí sin en cambio, seguro me costaría demasiado... Así que me recargué en la silla y me puse a pensar sobre lo acontecido, un maldito tic toc de un reloj me hizo regresar al momento en que Agnes me había entrevistado antes de ir al Autobús. Cómo actuaba tan raro como para tratarme como si fuera un hijo suyo. Hablando tan encerrada en su mundo de fantasía que es este. Lo "maravilloso" que es... Lo emocionada que siempre se notaba al mencionar cosas como juegos y demás cosas. Sin dudas, Agnes es todo un calvario. Una jodida maniática que goza de manipular mentalmente a sus víctimas... Cosa que de hecho... Sí que conseguía... Pronto comienzo a pensar en Franklin. ¿Y él cómo estará? Quien sabe, puede que se la pase tan bien que hasta tal vez Agnes le de envidia porque no pueda contra él. O tal vez y esta sufriendo bastante, quien sabe. A como actuó en aquella jaula no me parece que se lo pasara tan mal a decir verdad... Como sea, pronto comencé a pensar en lo peor. Ok, Shawn se podría decir esta de mi lado. Lindo, ¡¿Y que se va a hacer cuando nos toque pelear?! O peor aún... Tenga que dañar a su niña. Seguro estará consciente de que no será ni mi culpa, ni de su chica. Pero... ¿Qué tanto podría llegar eso? ¿Qué tanto Shawn podría pensar que no es culpa mía si no de Agnes? ¿Y qué si se quiebra...? ¿Y qué...? ¿Si yo termino por dejar semi-muerta a esa niña? ¿Y le sacan un ojo? ¿O algo peor? Esas preguntas sin dudas fueron las que me hicieron estremecerme. No tenía miedo de Franklin, no tenia miedo de la prisión, ni de los guardias, ni del collar. Es cierto... No soy un cobarde, si me veo orillado. No dudaría responder... Pero. Si le tengo miedo a algo... No es incluso a Agnes Astaroth. Si no... A Shawn, a la niña... A todos... Seremos enemigos, como le llegué a decir a esa otra niña en el Autobús. Y seguramente es lo que Agnes quería lograr realmente. Si bien, desmoronó a alguien como Shawn, no dudo que lo haga conmigo. Y de ahí, me convierta en algo completamente ajeno a lo que fui... De hecho, ver el cuarto y ponerme a ver uno de los cuadros por un momento. Más que atemorizarme, podía sentir como ese "algo" dentro de mí se "movía" como si hasta los cuadros fueran innoptizantes y me incitaran a hacer algo grave... Tan sólo aparté bruscamente mi mirada, cerrando mis ojos. Negándome a convertirme en otra cosa, pero... Creo... Que ese era mi destino, también el de Shawn, el de Franklin. El de todos... - Shawn... Tan sólo espero que lo que me dices sea verdad o mínimamente la verdad - Murmuré, con la intención de que no me escuchara, sin evitar soltar una lágrima en silencio - Porque si esas promesas son tan vacías como esta misma habitación. Ah... Entonces de verdad no hay esperanza... - Seguí murmurando casi que a un nivel inaudible. Comencé a apretar mis manos sobre la silla. Una sensación de frustración volvía a hacerse presente en mí. Pero al darme cuenta, volteé hacia Shawn una vez más, no. Sigue dormido... Menos mal... No quería que viera lo que quería hacer a continuación... ... Tan sólo me dirigí al baño, encendí la luz el cual era otra de esas lámparas que apenas si iluminaban y cerré la puerta tras de mí, procurando no hacer ruido. Vi el grifo, con agua como si fuera sangre. Me acerqué a ella y recargué mis brazos en el grifo agachando por completo la mirada, jadeaba pesado. Sentía que el sitio me devoraba en vida ya... Tan solo elevé la mirada una vez más. y me miré en el espejo, tan mala y tenue era la iluminación que me hacían ver cosas. Probablemente y hasta producto de la habitación, como sea. Abrí el grifo y me enjuagué la cara tratando de ignorar el olor y su sola apariencia carmesí. Tome la toalla y me sequé, pero sin querer me rocé con la herida que aquél guardia en el autobús me hizo, el golpe que me hizo sangrar un poco. La gota recorrió mi frente hasta llegar a mi ojo izquierdo y lo cerré solamente para dejarla avanzar. Volví a abrir mi ojo y me vi. Sí... Ahí estaba Galen. Ahí estaba el verdadero Galen Rutonver que posaba frente al espejo, atónito. Pero con un daño emocional y mental ya tan severo que, aquélla gota, pequeña pero presente. No hacía mas que representar lo destrozado que ya se hallaba. Tan sólo abrí el grifo de nuevo, pero dejé mi mano derecha enjuagarse con el agua carmesí, quedandomele viendo. Después me enjuagué solamente el lado izquierdo de mi cara y elevando mi mirada contemplándome. Parecía... Que medio rostro lo tenía desangrando. Ese sí era yo... Esa expresión, ese "daño". Esa pose... Representaban perfectamente cómo estaba realmente. Agnes me había acabado. Y desafortunadamente, perdí la batalla... Me quebró, no hablando con ella. Si no con lo que presenciaba en este infierno. Ver las aberraciones a las que sería sometido, era el punto final de todo. No podría hacerlo, no lo lograría, así decepcionara a Shawn. Lo sabía, estamos condenados. estamos atrapados... No hay salida... Tan sólo toque el espejo con mi mano "ensangrentada" admirándome. Ni yo me podía creer la escena... Pronto, de alguna forma. Comencé a soltar una leve pero constante carcajada al contemplarme de esa manera, de alguna forma. No me molestaba verme así. Pasado algunos segundos, solamente retiré mi mano y terminé de secarme. Pronto estaba como nuevo, como si nada hubiese sucedido, mirándome serio en el espejo, tan sólo suspiré. Acomodé mi ropa, me sacudí y salí al fin del baño nadamas para ahora sí... Acostarme con cuidado a lado de Shawn, tratando de no despertarlo. Y al final, dejándome rendir al cien por fin... Pronto, un curioso pero efectivo sueño se apoderó de mí. Y pude caer dormido... ¿Me estaba convirtiendo en algo...? Ya no me cabía la menor duda...
Shawn Amery Despertó con brusquedad profiriendo un grito ahogado. Sus manos se aferraron a las sábanas con fuerza, sus nudillos tornándose blancos, y arqueó su cuerpo sintiendo el sudor frío deslizarse por su rostro, recorriendo su frente. Tenía la sensación de que le faltaba el aire, su pecho ascendiendo y descendiendo con fuerza, y no le fue difícil comprender que había tenido la peor de sus pesadillas durante sucesivas veces en la noche. De hecho, ni siquiera sentía haber descansado; más bien parecía haber tenido el efecto contrario. Tuvo la necesidad de ir a la tina y enjuagar su rostro, tembloroso, y fue consciente al ponerse de pie del mareo que le hizo tambalear con dificultad en dirección hacia el baño. No había comido nada, sintiendo náuseas de solo ver la mesa de alimentos con forma de extremidades, y mucho menos había conseguido dormir. Al ver su reflejo en el espejo le asustó ver aquellas ojeras manchar su rostro, su estado se veía realmente deplorable y el temblor de sus piernas no ayudaba. ¿Cómo demonios iba a poder enfrentar el día si parecía que iba a desmayarse de dar un solo paso más? El Shawn del espejo, con las manos sobre su cabello, le devolvió el parpadeo de una luz roja provenir de su cuello. Abrió los ojos, aterrorizado, y comenzó a trastabillar para intentar llegar hacia donde Galen se encontraba, antes de ponerse a rebuscar en su mochila el caramelo que le habían dado al llegar. Meció al chico con ansiedad al ver que no reaccionaba, la misma puta luz parpadeando en su cuello. —¿¡Galen!? ¡Galen, despierta! ¡Galen! —gritó, desesperado, echando a correr poco después hacia la mesa donde ambas mochilas reposaban. Joder, joder, joder. Su corazón iba a salírsele del pecho. No prestó atención al sabor del caramelo en su boca, si no que se concentró en despertar al chico con su dulce en la mano. Pudo suspirar de alivio al ver que comenzaba a reaccionar—. Galen, tómatelo, rápido. Lo necesitas. Y cuando el chico obedeció, se dejó caer sobre sus piernas, exhausto. No podía más. Todo cuanto veía le producía ansiedad, y cuanto más observaba las paredes, más sentía que se reducía el espacio entre estas. Y que miles de rostros de ojos rojos le seguían con la mirada, con la misma apariencia que en sus pesadillas. Se estaba volviendo loco, necesitaba salir de allí cuanto antes. Jamás intuyó que pasar una noche allí podía dejarle tan tocado. Con dificultad se apoyó en la cama para ponerse en pie, escuchando el anuncio de Agnes. Alzó el pulgar hacia su acompañante, con una determinación que contrastaba enormemente con su rostro exhausto, y comenzó a caminar hacia la salida, adelantándose para respirar el aire del exterior lo más rápido posible. —Te espero fuera. Y cuando estuvo en los pasillos, la puerta cerrada tras de sí, se enfocó en el collar que ahora brillaba con aquella tonalidad verdosa, segura. Y quiso llorar de rabia y de desesperación al saber que sus días, de fallar hoy, estarían contados en una triste cuenta atrás de tres días.
Galen Rutonver Sin darme cuenta, el "descanso" que estaba teniendo. Era cuanto menos abrumadora, sudaba tanto, pero tanto que parecía alguien me había hechado una cubeta de agua encima. De pronto, comenzaron a agitarme bruscamente y de no haber sido por la sorpresa y el aturdimiento del momento, habría soltado una tremenda patada para alejar a la cosa que estaba agitando, que entre sueños sentía que era Agnes, azotándome una y otra vez en las paredes de su oficina con la intención de torturarme, mientras esta se reía mientras notaba cómo su oficina se retorcía de manera anormal y perturbadora cuando al fin escuché una voz familiar. "¿¡Galen!? ¡Galen, despierta! ¡Galen!" Me dijo la voz, era Shawn y al fin comencé a despertar, mis músculos se tensaron de tal forma que inclusive no me podía mover del todo, de hecho. Ahí fue cuando me di cuenta que estaba tenso toda la noche. Y sentía como mis energías habían sido drenadas por completo. El cuarto, el puto cuarto no me dejó dormir en lo absoluto... Tan sólo miré a Shawn decirme "Galen, tómatelo, rápido. Lo necesitas." Me dijo, tenía el dulce en la mano y lo tomé... Pero... ¿Porqué...? Pronto, vi una luz roja brillando con todo esplendor en mi cuello... ¡¿Pero que era esto?! Jamás lo había visto así, pronto comencé a deshacerme del sueño y de la torpeza... ¡Se estaba acabando el tiempo! Le di las gracias a Shawn aunque creo que salió mas un balbuceo que otra cosa y comencé a comer el dulce, aunque pronto lo escupí. Maldición, no creo que ni el mismo estiércol sepa así de mal... Pero no me quedaba de otra, volví a agarrar el dulce y comencé a comerlo. Me tardé bastante, pero al final lo conseguí y tragué. Al final, vi como de golpe el collar brillaba en verde intenso, como cuando recién entramos. Resultó... - Gracias, Shawn. Más que descanso siento como si un tren me hubiera pasado encima jeje... Ugh, aunque parecía que descansé es mentira. El cuarto simplemente no deja ser positivo en nada. Me estaba ahogando en mi sueño... Necesitaba que alguien me despertara - Dije, aunque más que aliviado traumado. El cuarto no tenía efecto a la hora de hablar ni nada, si no a la hora de dormir. Carajo... Es horrible. De pronto las bocinas se activaron: "Shawn, Galen. Presentarse en el rincón de juegos" - Así que ha llegado la hora... Maldición... - Dije cuando con dificultades, como si Shawn estuviera agonizando, me elevó el pulgar determinado y simplemente me dijo que me esperaba afuera... Seguro... Al verlo salir simplemente suspiré, aunque no tarde en jadear, prefería seguir en esta habitación antes que volver a ver a Agnes. Me preocupaba qué podría hacerle a Shawn, no tanto a mí. Tan sólo... Espero que esto no se agrave más de lo que ya está. Pronto me levanté al fin y tomé mi mochila, era hora de conseguir otro dulce. Y no quería siquiera imaginarme de cómo podría ser... Así que caminé sin mas hasta salir y ver a Shawn - Shawn... Estoy listo, oye. Todo estará bien... ¿Sí? Recuérdalo... El inicio de la rebelión - Dije, aunque di una breve pausa y añadí - Shawn, si hay algo que quiero que tomes en cuenta, siempre. Es que sea lo que sea que Agnes nos quiera hacer, no es ni será culpa tuya ni culpa mía... ¿Comprendes? - Le dije, ahora siendo yo el que le tocaba el hombro izquierdo y mirándolo serio - Vamos, si algo le irrita a Agnes es hacerla perder tiempo - Le dije, comenzando a avanzar torpemente por los pasillos.
Laila Meyer. No puso resistencia alguna cuando los guardias la tomaron por las muñecas y prácticamente la sacaron a rastras del remedo de salón de clase. Paraíso. Cada vez creía con más seguridad que aquella mujer había sido sacada de las profundidades del infierno, era la única forma de que pudiera usar ese tipo de palabras para esos escenarios. La arrastraron hasta el final del pasillo, para por fin arrojarla dentro del agujero infernal en el que habían tenido a Shawn. Sintió el borde de una alfombra y cuando clavó su vista en ella, notó el tono rojizo, idéntico al de la sangre. El olor dulzón casi le provoca náuseas. Levantó la vista, para ser recibida por las oscuras paredes, carentes de ventanas y de inmediato sintió los ojos de todos los cuadros clavarse en ella, arrancándole una sonrisa cargada de sorna. Se puso de pie, tambaleante, y apenas se separó del suelo sintió una relámpago de dolor atraversarle la cabeza haciéndola trastabillar. La vista se le empañó. La migraña que había sentido en la sala de espera había regresado, ahora agudizada por el golpe contra la mesa y... el maldito cuarto. Aún le ardía la nuca por los rasguños de la aquella desquiciada con complejo de yegua. Escuchó los pasos de Agnes hacer eco en el pasillo y permaneció de pie, de espaldas a la puerta, en espera de su siguiente arrebato de violencia.
Agnes Astaroth Sus pasos fueron suaves, y al estar en la entrada de la habitación y deslizar sus orbes hacia uno de los cuadros, los cuales poseían varias cámaras invisibles para cualquier ser humano que no supiera que estaban ahí. Se quitó sus tacones y se los entregó a uno de sus guardias, caminando sobre sus medias veladas que aún cubrían sus pies y la totalidad de sus piernas. Se despojó también de su saco rojo y lo entregó de igual manera, sacando del bolsillo de su falda una liga para el cabello, recogiendo su largo cabello negro en una coleta alta. —Empezaremos lo inicial de cualquier juego Laila —susurró y entró a la habitación, encaminándose al baño con dos guardias tras ella—. Sáquenlo —ordenó y los dos fornidos hombres arrastraron el cuerpo pesado que pertenecía a Balto, no estaba muerto, solo estaba inconsciente, por lo que se podía ver como si hubiese recibido una fuerte golpiza por todo el cuerpo. Sujetó a Laila de la muñeca y la jaló hacia ella, mirándola a los ojos mientras escuchaba como los guardias cerraban la puerta con pasador, permaneciendo atentos a la protección de Agnes. —Bien Laila —susurró con lentitud, golpeándole la mejilla de la sonora cachetada que le volteó el rostro parcialmente—. Te encomendaré una linda misión con el chico ácido que tenemos inconsciente frente a nosotras —explicó sacudiendo su falda luego de haberla golpeado para mantener el orden de cualquier actitud osada que pudiese hacer Laila—. Me he equivocado torpemente al Balto no ser igual que el resto de prisionero... pero no puedo dejarlo ir, no vivo —habló entre leve risa por la torpeza de uno de sus trabajadores en los papeles que le había llegado a su oficina—. Quizá no lo entiendas, no me interesa que lo entiendas en realidad—. Relajó los hombros y pidió a uno de sus hombres que sacara el equipo quirúrgico—. Ahora solo debes ayudarme en lo que continúa. Una cirujía en la que su estómago quede vacío por completo, ¿entiendes? Aunque en realidad... yo solo te observaré llevarla a cabo, y por cada vez que me desobedezcas marcaré tus mejillas con las palmas de mis manos como acabé de hacerlo ahora. La delicadeza de su voz, la paciencia con la que hablaba y la amabilidad que brindaba eran todas... irónicas.
Laila Meyer. Juego. Volvió a reír. De verdad, lo que necesitaba esa mujer era un casino. Nada de prisiones, un puto casino. La siguió con la mirada, con la gran coleta alta agitándose tras ella como la cola de una pantera. Frunció el ceño cuando vio que arrastraron el cuerpo de un chico fuera del baño, alguien que no había visto antes. El asiento vacío del autobús. Estuvo por apartar la mano de Agnes de su muñeca de golpe, pero estaba demasiado absorta en el cuerpo inerte del tipo como para terminar de llevar acabo esa idea. La zorra clavó su mirada rojiza en ella y antes de permitirle reaccionar, su mano se había estampado contra su rostro; el mundo parpadeó frente a ella gracias a la migraña y el golpe. Sintió un nuevo hilo de sangre surgir de su nariz y volvió a mirar a Agnes a través del cabello revuelto, sin permitirse reaccionar más allá de eso. Vio a uno de los guardias acercarse con algo que distinguió como equipo quirúrgico. "Ah, aquí vamos de nuevo, ¿no?" La versión recatada de sí misma continuaba agonizando en algún lugar, pero era incapaz de siquiera escucharla. Esa maldita habitación tenía un efecto nefasto, lo sentía, porque de repente había dejado de reconocerse a sí misma. Sentía el calor que el golpe le había provocado en la mejilla. "¿Observarla llevarlo acabo?" Volvió a relamer sus labios y por consecuencia la gota de sangre que se había deslizado hasta ellos. Le dedicó una amplia sonrisa a la abogada e hizo una reverencia exagerada que hizo que los mechones de cabello le cubrieran aún más el rostro. Sus ojos magenta refulgieron a través de las víboras pálidas. —Como usted ordene, mi señora.
Agnes Astaroth Una sonrisa insana se dibujó en los labios de Agnes, posándose tras ella para sujetarle las muñecas como si fuese un pequeño títere, mientras acomodaban una camilla portátil y subían sus guardias al hombre inconsciente sobre ésta. Agnes sopló en el oído derecho de Laila y luego le apartó con delicadeza los cabellos del rostro, pidiendo una nueva liga de cabello para peinarla como una madre peinaría a su hija antes de ir al colegio. —Ábrele el estómago —le prestó un bisturí para que hiciese un corte fino y largo—. Y con tus manos Laila, empieza a retirarle todo órgano que pertenezca el estómago. No importa si despierta y grita —susurró viendo como sus guardias lo amarraban con fuerza—. Tú inspirate, y retira cada cosa inservible en un cuerpo muerto —ordenó con suma parsimonia, continuando con sus caricias en el cuero cabelludo, guiándola con su voz—. Corta profundo, no importa la sangre que se derrame, la limpiarán después. Sus indicaciones fueron dulces, suaves y observadoras al tener a Laila en las manos, tener el control sobre ella, sobre el acto aberrante y corrompido que la estaba haciendo llevar a cabo. ¿Cómo estaría Shawn mirando el espectáculo desde la habitación? Solo de pensar en ello sus orbes adquirían un profundo brillo catastrófico.
