Jardines frontales

Tema en 'Planta Baja' iniciado por Gigi Blanche, 22 Febrero 2021.

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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    No había que ser tampoco lo que se dice un genio para sacar que una fiesta en una mansión de ese calibre era... Bueno, una celebración privada como había dicho, por otro lado también era raro pensar en colarse así tan pancho en una casa ajena pero la verdad era que qué iba a estar yo sabiendo. Lo más impropio que había hecho era meterme a la escuela de noche la otra vez.

    Joey y Bleke no tardaron en presentarse también, fue hasta que Joey imitó su forma de hablar que me di cuenta que había sido exageradamente formal teniendo en cuenta que bueno, ninguno tenía más de dieciocho años. Aunque la verdad un poco colaba con todo el contexto.

    Parpadeé un par de veces al caer en cuenta que me había hablado a mí y negué suavemente con la cabeza, indicándole que no me importaba la pregunta.

    —Asumo que lo preguntas por el apellido, ¿no? Suena ruso, lo sé. —Amplié un poco la sonrisa—. Soy neerlandesa, nací en Países Bajos.

    De soslayo noté que se colaba un grupillo de personas, pero ya que al menos todos habían acatado lo solicitado de venir en ropa formal y todo el rollo no iba a ponerme a hacer de guardia. Además. ¿qué se supone que podía hacer una chiquilla que no pasaba del metro sesenta y parecía un palillo de dientes pálido?

    —En fin, joven Norsa —añadí después de la pregunta de Joey. Mira nada más, que ya me estaba metiendo en papel también—. Supongo que no nos queda más que invitarlo a pasar y ofrecerle una bebida de bienvenida.


    Lightly drunk Jez así de: que le siga la pelotudez a Joey me están disiendo
     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Discerní sin mayores dificultad la figura del chico del club a lo lejos, logrando que cualquier expresión de calma o ligera alegría se me borrara en una mirada más bien indiferente, algo vacía, pero mis ojos entornados con levedad daban a entender que algún tipo de sentimiento se debatía en mi interior. Como fuera, no deseaba lidiar con él en este momento, así que terminé por enfocarme en la mesa que al parecer, para suerte mía, estaba vacía.

    Me acerqué siempre sujetando la taza humeante con ambas manos, procurando caminar con cuidado y firmeza; observando el té, mis pasos y cualquier sombra que se me cruzara por delante. Al dejar el té sobre la mesa, delante de una de la sillas, solté un pesado suspiro de alivios mientras dejaba reposar las yemas de mis dedos sobre la mesa. Sonreí con una leve ternura, observando la taza humeante.

    No sabía por qué, pero haber hecho esta peculiar acción... me alegraba, por algún extraño motivo sentía una sensación placentera que no recordaba haber tenido alguna vez. Siempre estaba angustiada, algo enojada o muy frustrada con algo, pero ahora... no había nada de eso.

    Me senté con calma, procurando que el vuelo de mi vestido no se arrugara al sentarme, tras eso me enfoqué en la taza; tomándola por el mango con mi mano izquierda, mientras con la otra la estabilizaba y iba separándola de la cerámica a medida que el calor que emanaba de volvía doloroso, para luego dejar que el frío aire del lugar me helara la mano y volver a repetir el ciclo.

    Miré mis alrededores tras mi primer sorbo, con una leve sonrisa algo nerviosa, luego volví a cerrar mis ojos y beber otro sorbo...

    No estaba tan mal, el clima y tal. Vaya, tendría que reponer fuerzas sí quería sacar a Yumemi-senpai a bailar luego~... Espera, ¿estaba bien implementado el termino? Uhm...

    Dejo a mi niña tomando té, sí alguien quiere caerle, pues que lo haga (?)
     
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    Hygge

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    No era como si me sorprendiese que la gran mayoría de juegos, por no decir todos, incluyesen algo de alcohol de por medio. Era un poco la gracia de esa clase de fiestas y por eso yo no pintaba demasiado allí, entre otras cosas. Pero debía decir que ver a Laila ganarme con esa rapidez al pequeño juego me hizo relajar un poco los hombros, de por sí siempre tensos, y aflojar un poco los nervios para, yo que sé, disfrutar un poco de la noche o algo. La crema de licor que había probado sabía demasiado dulce pero aún así la ligera sensación de ardor fue curiosa. No había sido una mala experiencia al menos.

    Exploramos un poco la casa de aquí para allá, perdiendo de vista al resto, pero no se me hizo tan incómodo como pensé en un principio. Solíamos evadir las congregaciones de personas, por eso de que me agobiaban bastante en general, pero charlar de manera distendida ayudó a sentirme bastante más cómodo. Además era Laila de quien hablábamos.

    En una de esas charlas terminamos dando con los jardines, y viendo que había un par de mesitas dispersas sobre el césped y que la noche se sentía bastante agradable de por sí, no vi por qué no acercarnos y aprovechar los asientos para descansar las piernas. Los tacones debían de ser bastante incómodos de llevar, imaginaba.

    Suspiré cuando me senté por fin, revolviendo mi cabello de manera inconsciente como siempre hacía. Me detuve a medio camino; se suponía que debía mantenerlo arreglado. Pero qué difícil era esto de ir de gala.

    —¿Te parece bien quedarnos aquí? —Volví a preguntar un poco por la jodida inseguridad de siempre. Solía dejar que otros decidieran, era un poco extraño que me dejasen hacerlo a mí. En esas estaba, echando un vistazo alrededor pensando cualquier tema de conversación (bastante complejo porque no se me daba bien charlar de por sí) cuando noté que alguien se colaba en el jardín y un par de chicos le interceptaban—. ¿Acabas de ver lo mismo que yo?
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Tan siquiera me parecía que Yule estaba tranquilo, incluso si el ambiente no era lo que se dice el más apropiado para él, al final habíamos terminado dándole una vuelta a la casa un poco porque sí. Perdí de vista a Rachel, también a Shawn aunque no era la intención, pero ya luego lo buscaría sin problema. Digamos que el rato que quedaba era para Yule.

    Al final terminamos en los jardines y me dejé caer en una de las sillas, viendo con cierta gracia como detenía medio camino su gesto de revolverse el cabello como si fuera consciente de repente que debía permanecer peinado o algo así. Me limité a asentir suavemente ante su pregunta, porque de por sí ya hasta me había sentado y todo el asunto.

    Seguí su mirada, echándole un vistazo al espacio y obviamente no me pasó desapercibido lo mismo que acababa de ver él, al colado que habían detenido. Además, ¿no era esa Jez?

    —Me parece a mí que si allá adentro Akaisa se da cuenta de que se coló gente por la distracción del gorila... No va a ser su mejor noche de trabajo, sin duda —comenté todavía con la mirada puesta en el grupillo—. Pero bueno, al menos trae ropa de gala, supongo.

    Regresé la vista a él, cruzando una pierna sobre la otra, y aproveché para relajar algo la espalda apoyando los brazos en la mesita.

    —¿Cómo te sientes, cielo? Con la fiesta y eso.
     
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  5. Threadmarks: Evento: Pérdida de señal.
     
    Gigi Blanche

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    Fue mientras Margarita disfrutaba de su té en los jardines frontales de la mansión que, gracias a un ligero movimiento de piernas, notó que su zapato chocaba con algo sólido debajo de su silla. De agacharse, se encontraría con un móvil bastante moderno aparentemente bloqueado y con batería, protegido por una funda de silicona verde con motivo de crisantemos.

    ¿Qué haría? ¿Lo husmearía o lo dejaría donde lo encontró?


    Sowwy la tardanza, se me había pasado iniciar este evento *c mata*

    Mori ahí tienes tus opciones <3 Si decides husmearlo, lánzame un dado de veinte caras.
     
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    Kaisa Morinachi

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    Me tomé el té con calma, más bien antes de beber, me calenté las manos; con ellas hirviendo, me las pasé a ratos por el cuello, para calentar la zona también. Hacia ya frío, no traje ningún abrigo y lo último que quería era enfermarme y preocupar demás a Lily. Estas dos últimas dos semanas en verdad... la había hecho llorar. Sabía que nunca me odiaría, pero era algo que sencillamente no me podía perdonar, a pesar la estaca que significaba ese dolor fuera más bien insignificante.

    Me tomé el té, perdiendo mi vista en el cielo y alrededores, respaldada en la silla con calma, mi rostro serio volvió paulatinamente. Miraba a ratos de manera furtiva a los grupos que se iban formando. Era extraño, a ratos lo intentaba, integrarme, lo había demostrado con Yumemi...

    Pero parecía que mi lugar tan solo estaba en otro lado, en la periferia, tal cual como cuando vivíamos en el pueblo. Los recuerdos llegaron, se fueron, y entre ellos estuvo Jacob. ¿Estaría...? No era creyente, no como lo fueron ellos alguna vez... pero... Supongo que las leyendas, mitos, llegaron entre mis manos en busca de alguna respuesta a todo eso... Quería creer que... de alguna manera, Jacob podía escucharme.

    Seguir escuchándome, que mis palabras le llagaban, a pesar de que nunca fui capaz de expresarle todo lo que sentía en su momento. Pero... algo me dice que con o sin ellas, él comprendió siempre lo que sentía, lo que quería... lo que anhelaba lograr. Sorbí con la nariz, limpiándome con sutileza el par de lágrimas que brotaron, tragándome el ultimo concho de té, tibio, de una.

    En eso lo sentí, con el pie, pasé a llevar algo. Mi rostro serio y consternado no demoró en asomarse por debajo de la mesa. Lo observé, pero no dudé en agarrarlo a los pocos segundos después... Crisantemo... Mum.

    Una sonrisa amplia cubrió mis labios, detallando la funda con una mirada enternecida. Vaya, que fuera verde era de lo más peculiar, ¿cuántas flores verdes existirían en realidad? Los tallos de la mayoría lo son... Los capullos también...

    ¿La juventud se caracterizaría por aquel color? Derrochadores con el dinero, verdes de la esperanza... Enfermedad, pero vida también. Muy amplio y hermoso, la verdad. ¡Pero bueno! Mi rostro volvió con seriedad, mientras lo prendía y revisaba de manera superficial; a alguien le debía pertenecer, y no estaba dispuesta a que se perdiera y aquella persona a la que le perteneciera no lo encontrara.

    Vaya irresponsables.
    Pero no era quién para criticar.
     
    Kaisa Morinachi ha tirado dados de 20 caras para A ver que tan chismosa eres Total: 17 $dice
    Última edición: 25 Marzo 2021
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    Gigi Blanche

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    Cuando Margarita presionó el botón de encendido, la recibió la pantalla de bloqueo. La hora marcaba las 09:37 pm y de fondo de pantalla lucía una foto de dos personas paradas en un mirador frente al paisaje diurno de Kyoto. Estaban de espaldas, eran un chico y una chica que rondarían los diecisiete, veinte años de edad. Por la forma en que se abrazaban, cualquiera apostaría a que eran una pareja. La chica llevaba un sombrero pero destacaba su maravillosa melena dorada, larga y lacia. El chico le sacaba unos cuantos centímetros en estatura.

    Al intentar desbloquear el aparato, apareció el teclado en la pantalla junto a una serie de diez espacios para rellenar con letras. Todo parecía indicar que la contraseña del móvil era una palabra, pero... ¿cuál?
     
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    Amane

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    Se separó de la pared apenas me enganché a su brazo, recibió mi mirada así como había buscado y después comenzó a caminar por el pasillo, hacia la puerta que, si no recordaba mal, daba hacia los jardines frontales por los que habíamos entrado. Me dejé llevar sin más, claro, y solté una risilla divertida cuando volvió a hablar.

    —¿Un plan de acción? Eh, ¿estás seguro de haber notado bien las intenciones de la señorita~? —sus siguientes palabras me alcanzaron cuando estábamos ya saliendo de la casa, ensanchándome un poco más la sonrisa que se me había quedado en los labios—. ¿Sí? Pues entonces tiene usted muy buen gusto~

    Habían pasado ya un par de horas desde que la fiesta había comenzado y se notó bastante la bajada de temperatura en el exterior cuando alcanzamos finalmente los jardines, haciendo que me acabase pegando algo más a su cuerpo sin pensarlo mucho.

    >>Bueno, si está escondida por ahí, se me ocurre darle celos para que salga~

    Por si no se había notado, eso de ser sutil no solo no se me daba bien, realmente es que no me gustaba nada. Al fin y al cabo, con sutilezas uno tardaba demasiado en conseguir lo que quería y con lo rápido que me aburría, casi que era contraproducente.

    que me torettice con los husbandos de belu me estáis diciendo?
    *literalmente nadie lo dice*
    venga vale :D
     
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  9.  
    Gigi Blanche

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    Qué puta mierda era la gente, eh. La mayoría se movía a tientas, dando palos de ciego. Era como navegar multitudes grisáceas con una venda en los ojos, incluso tapones en los oídos, y sobre esa ilusión, sobre esa infinita ignorancia pretendían echar raíces. Construían cimientos en arenas movedizas, hablaban de sentimientos, de conexiones y vínculos, ¿para qué? ¿Con qué maldito coraje?

    La niña aquí presente podía verme las pintas de elitista, podía olerme la prepotencia y el disgusto, pero de ahí a quitarse la venda había un mundo de distancia.

    Para ver la sangre y la herrumbre.

    El olor del sudor y de la podredumbre.

    Qué puta mierda era la gente, y eso claramente me incluía porque ¿me interesaba abrirle los ojos? Venga, qué buen chiste.

    Me encogí de hombros a lo de si había notado las intenciones de la señorita y recorrí los jardines con la vista apenas salir, valiéndome de la diferencia de estatura. El aire parecía estar más frío, yo con el traje no lo notaba mucho pero intuía que para la princesa aquí la historia corría diferente. Aprovechó la excusa barata para presionarse contra mi brazo y la dejé hacer, siendo más consciente que antes de la curva de sus pechos.

    —Fue un poco críptica, la verdad. Por eso esperaba encontrarla por aquí, así le preguntaba y tal. —Su idea tan repentina me arrancó una risa floja que vibró en mi pecho y al acercarnos al portón doblé hacia la izquierda, reemplazando la grava por el césped; era mullido bajo mis pies—. Celosa, dices. ¿Alguna idea? Ando un poco seco de inspiración.

    ¿Así de ansiosa, linda?

    Vamos.
     
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    Amane

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    Tenía que ser sincera, con las pintas que el tipo se llevaba, no esperaba en absoluto pasármelo tan bien simplemente hablando con él mientras dábamos un paseo por el jardín. Claro que si había comenzado todo el teatro era porque sabía que era capaz de llevarlo hasta el final; y aun si yo también seguía metida en todo el asunto, pues me lo estaba pasando genuinamente bien con la tontería.

    También es que estaba borracha y algo colocada, pero detalles.

    Sentí el césped rozándome la piel descubierta de los pies en cuanto giramos, pero no le di mayor importancia, y eché la cabeza hacia un lado para apoyarla también en su brazo, con una expresión risueña.

    —Hm... Bueno, ya sabes, hay muchas opciones~ Podría ser por un simple abrazo, una caricia con ciertas intenciones... ¡oh! Acercarte un poco demás para decir algo cerca de su oído, ¡puntos extra si le dices algo bonito, claro! —levanté la vista de nuevo, sin separar la cabeza realmente de su cuerpo, y me encogí ligeramente de hombros—. Y si no, siempre está la vieja confiable: un beso~. Esa nunca falla, ¡científicamente demostrado!
     
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    Gigi Blanche

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    En serio, íbamos paseando entre los jazmines como si fuesemos una parejita enamorada perfectamente corriente. Era de hecho muy probable que si nos salía de los cojones fuéramos capaces de montarnos el teatro frente a algún curioso, y como estaba de un sorprendente buen humor ¿quién sabe?

    Con cada pequeño avance la chica se iba pegando más y más a mí, si seguía así iba a acabar trepada como un koala o algo. No había tenido el detalle de notar sus zapatos tan abiertos, de otra forma quizás habría tenido el cuidado de no llevarla por el césped húmedo. Sólo quizás~

    Su respuesta fue bastante enérgica y logró captar mi atención. Me desplegó un menú entero de posibilidades y acabé buscando sus ojos al ofrecer la última, arrancándome una sonrisa llena de mofa. Entorné la mirada, regresándola a los jardines, y noté a dos compañeras de clase sentadas en diferentes mesas. Una de ellas, Laila, si no recordaba mal, había quedado para hacer el proyecto de clase conmigo y... ¿quién? Ah, vete a saber.

    Solté el aire suavemente por la nariz y me detuve. Había dejado la copa en el pasillo, así que llevé la mano libre al agarre que mantenía sobre mi brazo para deshacerme de él con cuidado. En el proceso rocé la línea de sus brazos en ascenso, alcancé las puntas de su cabello rosado y envolví el costado de su rostro al tiempo que me inclinaba sobre el oído opuesto.

    —Caricia —susurré, utilizando la otra mano para navegar su espalda—, checked. ¿Hablar al oído? Checked.

    Sonreí y me erguí, deslizando la yema de los dedos por la piel expuesta de su cuello al retirarme. Solté el aire lentamente y reinicié la marcha, suponiendo que volvería a engancharse a mi brazo.

    —Ah, olvidé la parte de decirte algo lindo —destaqué como si acabara de notarlo, ligeramente burlón—. Perdón~

    Pedazo de cabrón.
     
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    Amane

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    Me pilló un poco de sorpresa cuando detuvo la caminata de repente, prueba de ello fue que acabé trastabillando un poco antes de lograr pararme por completo como él había hecho. Pestañeé un par de veces, observando sus siguientes movimientos con cierta curiosidad, y capté finalmente sus intenciones cuando sentí el roce subiendo por la piel desnuda de mi brazo.

    Mi sonrisa adoptó un ligero tinte felino cuando su mano se ancló a un lado de mi rostro, y no pude contener el impulso de inclinar un poco la cabeza hacia ese mismo lado, recibiendo su voz en lo que iba entornando la mirada. Todo eso junto a la mano paseando por mi espalda acabó por erizarme la piel, y el roce final en el cuello fue el límite que hizo que me hizo soltar un "mhm~" de lo más placentero y que seguramente no le pasaría desapercibido a pesar de estar alejándose ya.

    Reaccioné a tiempo, a pesar de todo, y no tardé demasiado en reanudar la marcha y, efectivamente, engancharme de nuevo a su brazo. Como que mucho frío ya no tenía, así que pude mantener la distancia inicial que además era algo más cómoda también. Me mofé ligeramente al escucharlo, negando ligeramente con la cabeza.

    —Estás perdonado~ —contesté, como si me hubiese tragado el cuento de que se le había olvidado—. Se te da muy bien esto de dar celos~ Si la chica fuese yo, ya estaría aquí reclamándote como mío~

    Claramente, si tanto le apetecía extender todo el asunto del paseo y el tonteo e ignorar mi petición tan directa del beso, pues qué iba a hacer yo salvo continuar siguiéndole la corriente.

    >>¿Y bien? ¿Puedo al menos tener el honor de saber a qué clase vas? No quiero saber aún tu nombre, ¡pero al menos quiero colocarte en el mapa!
     
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  13.  
    Gigi Blanche

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    No, si sus reacciones eran una puta delicia. La cabrona no se limitaba en nada, vete a saber si por el alcohol en sangre o porque era una zorra a secas. Eh, ¿muy duro? Tampoco la juzgaba; estaba allí ronroneando por un simple roce, haciéndome la noche de punta a punta, y por mí que siguiera. Honestamente no me tragaba el rollo de que fuera a tenerme tantas ganas si a duras penas llevaba dos semanas en la escuela, era obvio que lo único que la puso junto a mí fue un capricho espontáneo.

    Otra vez, se parecía bastante a Hotaru la princesita.

    Comenzaba a trazar conexiones y similitudes sin siquiera proponérmelo, era mi don y mi maldición. No conocía de nada a la señorita aquí presente, ni siquiera sabía su nombre, pero en cierta forma no fue necesario para trazar un bosquejo de sus características en mi mente. Era vago, algo incoherente incluso, pero no creía tardar demasiado en darle consistencia. Y si preguntaban, diría que algo de ella me arrojaba directamente a los imbéciles que lideraba.

    Los hilos atados a la princesa eran del más oscuro negro.

    Ya estaba sonriendo al alejarme, de modo que no hubo cambios en mi expresión al oír su ronroneo. Reanudamos el paseo, regresó a mi brazo y colé ambas manos en los bolsillos.

    —¿Sí? Entonces debe ser una chica bastante tonta o demasiado orgullosa. Eso considerando que efectivamente esté oculta por ahí. —Giré el cuello en varias direcciones, escrutando los alrededores por la mera gracia, y luego volví al frente—. ¿Qué dices? Opinión de chica sobre otra chica. ¿Vale la pena seguir intentando provocarla?

    Venga, si no estaría charlatán. Sabía que el pedido de la princesita había sido por demás específico y directo, ¿si seguía estirando el teatro corría el riesgo de que su capricho se disipara en el aire? Bueno, tampoco me importaba como tal. Vete a saber qué me motivaba si la simple idea de perder el objetivo actual no me movía un pelo.

    Pleno aburrimiento, suponía.

    Bajé la vista a ella al recibir su pregunta. Ah, ¿ya nos estábamos metiendo en terreno personal? Qué ansiosa~

    —La primera del tercer pasillo. —¿Qué ganaba con las respuestas indirectas? Nada, pero me apetecía molestarla y ya—. Aunque entré este año, antes iba a una preparatoria en Shibuya.

    Andaba de charlatán pero bien que no me digné a regresarle la pregunta. Fui absolutamente consciente, de hecho apenas lo noté solté una risa por la nariz y volví la vista al frente, esta vez bordeando unos canteros.
     
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    Eché la mirada al cielo, adoptando un gesto pensativo de lo más convincente, y cuando bajé la vista de nuevo hacia el frente, dejé escapar un suspiro pesado que podía calificar hasta de dramático.

    —Ah, no había pensado en la posibilidad pero... quizás ha visto que hacemos tan buena pareja que ha decidido rendirse, lo siento~ —expliqué, con un tono apesadumbrado, aunque me fue muy difícil intentar esconder el tono cantarín del final—. Pero siempre puedes seguir haciéndome compañía a mí para redimirte~

    Que para la gracia, también lo había pensado. Éramos bien conscientes de que nos estábamos montando pura mierda para entretenernos un poco porque sí, porque había pintado sin más, pero a ojos de los invitados que había repartidos por la zona teníamos que dar bastante bien el pego, ¿o no? Y con lo difícil que era encontrar a alguien que se le diese tan bien seguirme el rollo, pues qué menos que aprovechar el asunto.

    Noté el movimiento de después, cómo giraba la cabeza para buscar mi mirada, y se la concedí sin mayor problema. Fruncí ligeramente el ceño al escuchar su respuesta tan innecesariamente enrevesada, soltando el aire por la nariz antes de conseguir relajar la expresión. ¿Se refería a la 3-1? Mira que había pasado veces por esa clase para recoger a Thi y nunca me había fijado en el señorito, qué gracia.

    Y si tenía que ser sincera, aquello último definitivamente sí que no lo esperaba, clara muestra de ello fue cómo acabé levantando las cejas con algo de sorpresa. ¿Shibuya? Qué cosas, sí que era pequeño el mundo~

    >>¿Y a qué vino el cambio? —pregunté, genuinamente curiosa, volviendo la vista al frente—. ¿Es mejor el Sakura en comparación o algo así?

    Podría decirme cualquier cosa y me la creería sin más, a decir verdad, siendo que mis referentes a escuelas y preparatorias eran... pues nulos.
     
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  15.  
    Gigi Blanche

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    Aguardé por su respuesta con cierta expectativa fingida, y cuando finalmente dio con una estupidez para seguir montándonos el teatro alcé las cejas un instante antes de asentir, como si tuviera todo el sentido del mundo. De milagro me tragué la diversión que intentó reflejarse en mi sonrisa relajada.

    —¿Acaso detecto cierta cuota de satisfacción en una noticia tan lamentable? —repliqué con ofensa impostada—. Pensé que eras una buena chica, quizá me equivoqué contigo, desconocida~

    Luego de bordear los canteros tocó pasar cerca de las mesas y tal, honestamente me dio igual y de hecho hice de cuenta como si no conociera a nadie allí cuando, de hecho, identificaba a dos personas. Eché un vistazo vago a los cristales de la mansión, no podía verse mucho. Bueno, eso mejor debería agradecerlo, porque considerando lo que estaba ocurriendo en la habitación de huéspedes...

    Y con el pobrecito de Ishikawa, ni más ni menos.

    Me encogí ligeramente de hombros, cargándome los pulmones de aire antes de soltarlo poco a poco. Estaba frío y era dulzón.

    —Cosas —definí, era imposible ser más ambiguo que eso. Ensanché la sonrisa y regresé la vista hacia la chica—. El Sakura tiene mejores conexiones internacionales, si eso es lo que a uno le interesa, pero en cuanto a educación diría que mi preparatoria anterior era mejor. ¿Y tú? ¿Cuál es tu historia?

    No era que me interesara como tal, pero prefería hacer preguntas a que la niña se acercara peligrosamente a temas demasiado oscuros.
     
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  16.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Me llevé la mano libre la pecho, cogiendo aire por la nariz en el proceso, y con una expresión de pura indignación plasmada en el rostro. No sabía muy bien, sinceramente, de dónde saqué las energías para no reírme ante su insinuación y lograr mantener todo el espectáculo, pero es que a veces se me olvidaba lo buena que era en lo mío.

    —Pero, ¡caballero! ¿Cómo osa insinuar tal cosa? —solté el aire de golpe, en una especie de bufido, y bajé la mano al mismo tiempo que alzaba la cabeza con dignidad—. ¿Cómo pudo creer que yo era una buena chica? Voy a tener que revisar mis acciones, no me gustaría volver a tener tales malentendidos~

    Llegamos justo en ese momento al lado de las mesas que había repartidas por el lugar y recuperé la compostura solo para echarles un vistazo, de soslayo claro, en lo que seguíamos caminando. Estaba Margarita, demasiado enfrascada en lo que parecía un teléfono como para percatarse de nuestra presencia, y la chica del cabello super lindo que le había tocado hacer el proyecto con Alethea y, ¿quién más? Un tal Shinomiya. Curioso nombre.

    Cuestión de que me respondió a la pregunta en lo que yo también le echaba un vistazo a los ventanales, algo más superficial, y asentí un par de veces con la cabeza para hacerle saber que lo estaba escuchando. Dudaba mucho que se hubiese cambiado por las relaciones internacionales como había dicho, pero tampoco iba a insistir en el asunto, no fuese a que lo acabase asustando o algo~

    >>Me enseñaban en casa, me aburrí y pedí que me apuntasen a alguna academia de verdad. No sé, me gustó el nombre de esta y ya —expliqué, sin más—. ¡Y menos mal! Mira toda la diversión de la que me estaba perdiendo~

    Era una verdad a medias, claro, ¿pero importaba acaso? Entramos al Sakura porque Thi siempre había querido estudiar ahí y a mí, honestamente, me daba absolutamente igual. Todo lo demás era verdad, así que tampoco me iba a sentir muy culpable por mentir un poquito.

    >>En fin, mi señor, parece que nuestro recorrido se va acabando. ¿Algún nuevo destino en mente? Esta señorita y sus tacones agradecerían algún sitio para descansar un rato, pero yo no te lo he dicho~

    Me estoy meando de una manera con eso de que no sepa con quién está (?)
     
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  17.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Al abrir me recibió un fondo de pantalla... bastante bonito, la verdad. Con mi ceño fruncido detallé lo que me mostraba, desde la hora hasta la imagen en sí misma. No era capaz de discernir exactamente dónde se había sacado, pero el paisaje y otros detalles al menos daban indicios de que seguía siendo Japón. Al momento de reparar en la pareja mi gesto ya se había relajado, terminé por alzar las cejas y todo.

    Era... lindo, sí. De manera inevitable terminé recordando esa vieja foto que teníamos, la que Lily guardada con aprecio, de un estilo sepia y todo, que la captaba a ella con Jacob en sus tiempos mozos. Sonreí amplio, tal vez enternecida, aunque más bien por mi propio recuerdo. Viendo la imagen se me ocurrían dos cosas: O bien, ese teléfono pertenecía a uno de esos dos en la foto, o a quién la había sacado... o tal vez eran demasiado jóvenes para tener un hijo o hija. Fruncí el ceño entonces, dudosa.

    ¡Bu-bueno! Yo más que nadie no debía de juzgar a qué edad tienen o no la gente sus hijos, ¡de haber sido tan exigentes, puede que no hubiera terminado con Jacob y Lily! Y a saber por qué yo terminé en el orfanato en primer lugar... Sacudí la cabeza con suavidad, buscando despejar mi mente de aquellas ideas. Tras eso un suspiro pesado, con las facciones algo relajadas otra vez, pero aún así el ceño fruncido con duda persistía con levedad.

    ... Diez espacios... ¿Una fecha, nombre? ¿Una palabra ridícula, una mezcla críptica? Volví a mi mirada seria y antes de anotar cualquier cosa, volteé el celular tras apagarlo, dispuesta a quitarle la carcaza, a veces se podrían encontrar cosas útiles ahí... cómo las respuestas de los exámenes, je.

    De todas formas no fue necesario, la flor se volvió a clavar en mi vista y mente de inmediato, reflejando así mi leve sorpresa. Me levanté con lentitud de la mesa, juntando luego la silla con esta, mientras con la otra mano tecleaba con cierta habilidad.

    "Crisantemo" coloqué mientras con mi izquierda vacía agarraba la taza con firmeza desde su mango, cliquee el botón correspondiente. ¡Esperaba que esto me sirviera de algo! Sentía algo de culpa al hacerlo, era algo que en verdad no haría por gusto y mucho menos me alegraría que lo hicieran conmigo, a pesar de no tener nada relevante en mi propio teléfono.

    Eso de... hacer cosas con los objetos de otros, sin que estos estén enterados... No, no sonaba nada agradable. Es como sí tomarán uno de mis libros favoritos y lo ojéaran... Eso me trajo a la cabeza mi incidente con el chico de las cámaras...

    ¿Se habría sentido así? Ya había ingresado de nuevo a la gran casa cuando pensaba eso, aunque no demoré en centrarme otra vez pronto en el teléfono...

    ... tal vez le debía otra disculpa a alguien. Ahg, bueno, era mejor eso que andar de mala con media escuela, ¿no? Aunque fuera agotador, tampoco tenía por qué hacerlo de inmediato. Ni que le importara al crío ese de todas formas.

    Margarita ingresó la palabra Crisantemo y mi próximo post lo haré en el pasillo de la planta baja, si no es molestia uwu <3
     
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  18.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master yes, and?

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    Por la forma en que se cargó los pulmones de aire intuí que se vendría una buena cuota de dramatismo y así fue, con lo que no contaba era que revirtiera mis expectativas para ofenderse no por haber puesto en duda su bondad, sino justamente a raíz de haberla supuesto. Eso consiguió arrancarme una risa breve, fue suave y ligera, pero risa en fin.

    Era una chica con chispa, no sabría definir si puramente artística o ligada a su carisma; quizá portaba una extraña y bastante envidiable combinación de ambas.

    La verdad, si mi explicación apestaba la suya aún más, pero así como ella no se había inmiscuido pues yo tampoco. Era un acuerdo tácito que me venía bien y, quién sabe, quizá nos beneficiara a ambos. Aún así, me eché encima una seriedad de lo más convincente al oírla y fui asintiendo, justo como ella había hecho.

    —Yo también aprendí algunas cosas en casa —comenté pues porque ya que estábamos; una sonrisa ladina se asomó en mis labios al buscar sus ojos de soslayo, consciente de cómo sonaría lo siguiente—. Esgrima, por ejemplo.

    No me molestaba declarar a los cuatro vientos mi condición de niño mimado, si sabía que se me notaba a dos kilómetros de distancia. Además, fuera como fuera, tanto el esgrima como el kyūdō habían acabado gustandome.

    Su petición llegó en un momento de lo más oportuno, una de las mesas justo se había desocupado y para seguir con el teatro barato que sorprendentemente me estaba entreteniendo, me detuve frente a Riamu e incliné la cabeza al extender mi mano hacia ella.

    —Acompáñeme, señorita. Conozco el lugar perfecto.

    Claro que el lugar perfecto se encontraba apenas a tres metros de distancia, pero detalles. Nos conduje donde la mesa vacía y me tomé la molestia de retirarle la silla y todo para que se sentara. Podía ser tan caballero si me lo proponía~

    —¿Y qué tal las clases hasta ahora? —solté la pregunta un poco al aire, mientras me acomodaba en mi propia silla, desabotonando el saco, y anclaba los codos sobre el hierro de la mesa. Estaba frío.
     
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  19.  
    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

    Leo
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    Me dejé guiar sin reproches, ya que sinceramente no sabría que hubiese hecho en la misma situación con ambos completamente lejos. Noté entonces una mesa con dos sillas pero parecía estar recientemente ocupada.

    —Vaya, no sabía que estaban en una cita romántica —soltó Zeldryck hacia el chico de traje de forma burlona, haciéndome sentir el aire retenido en mis pulmones.

    ¿Lo conocería?

    ¿Estaría buscando un problema sin necesidad?


    —Da igual —murmuré—. Podemos... Supongo. Dentro —fruncí el ceño al no lograr organizar las palabras.

    Kasun me acarició la silueta del vestido por mi cintura.

    —Tranquila, el desconocido ha de ser todo un caballero con modales.
     
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  20.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Eh~ Mira eso, si hasta le había sacado otra risa al niño pijo, si es que estaba en racha y todo. Hasta podría considerarse un logro especial o algo por el estilo, qué sé yo. Sea como fuere, luego siguió hablando y tenía que admitir que su siguiente afirmación me hizo levantar la cabeza para mirarlo de nuevo, con la curiosidad plasmada en mi rostro.

    —Ah, ¿esgrima? Oye, suena interesante~ —no hubo burla en mi tono, fue un comentario bastante genuino de hecho.

    No me sorprendía en sí el hecho de que hubiese aprendido cosas en casa ni mucho menos que una de ellas fuese el esgrima, porque podía jurar que después de una semana en el Sakura, el castaño aquí presente había superado a todos los demás alumnos y podría coronarse como el prototípico niño de papá. ¿Lo iba a juzgar por ello? Tendía a hacerlo con todo el mundo, pero en ese instante mucho no me apetecía, así que lo dejé pasar.

    Poco sabía que yo que, a pesar de nuestras pintas tan claramente dispares, teníamos más cosas en común de lo que pudiera parecer.

    Luego siguió con todo el montaje, extendiéndome la mano para guiarnos hacia una de las mesas que, para nuestra suerte, se había liberado. Solté una risilla antes de eso, porque un poquito sí que me sorprendió, pero para cuando llegamos a nuestro objetivo y separó la silla para que me pudiese sentar, ya me había vuelto a meter por completo en el papel, permitiéndome aceptar la oferta sin perder la compostura.

    Pero si no habría ido a parar con todo un caballero~

    Detalle sus movimientos con una precisión estúpida, notando como una sonrisilla amenazaba con querer salir al notar como se iba desabrochando la chaqueta. Ah, ah, pero qué desvergonzado~

    >>Bien, supongo. Bastante trabajo, pero podría haber sido peor, digo yo.

    Era un poco extraño tener que ajustarme yo al horario de la academia y a los deberes que los profesores mandaban y no al revés, además de que madrugar era un jodido coñazo, pero al menos había personas de lo más entretenidas y rellenaba el tiempo libre con cosas que hacer.

    Antes de que pudiese buscar alguna otra pregunta que formularle para continuar con la conversación, noté por el rabillo del ojo como otro par de personas salían de la casa y dirigían sus pasos hacia nuestra posición. Giré apenas el rostro cuando llegaron, recibiéndoles a ambos con una sonrisa amable, y al volver a mirar a mi acompañante, lo hice con una chispa de la más pura diversión sobre mis ojos.

    "Mira eso, pero si al final sí que hemos logrado atraer a alguien con nuestro espectáculo de mierda", parecía querer decirle. Dudaba enormemente que la pareja aquí presente hubiese visto la escena de antes, a decir verdad, pero igual me hizo mucha gracia la coincidencia de tiempos.

    >>No me digas —solté, con una sorpresa claramente fingida—. ¿Es cierto lo que dice el caballero? ¿Estábamos en una cita romántica, mi señor?

    Mira que si acababan montándose otro espectáculo como el de antes ahí mismo, no iba a ser yo la que se fuese a quejar, eh~
     
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