Shimane Islas Oki

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 29 Diciembre 2023.

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    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    Akihito Shishio

    No esperó ser detenido por Rengo y muy probablemente se notaba en sus gestos de confusión, aunque rápidamente se vieron transformados en una mueca de gracia y vergüenza por la primera inesperada declaración y luego la inevitable aclaración que le dio para evitar que se quedara con aquel mal comentario, cosa que agradecía.

    Se mantuvo callado, escuchando las palabras de Rengo con cuidado y tratando de absorberlas lo mejor que podía, porque solo en ese momento se dio cuenta lo poco acostumbrado que estaba a estar de ese lado al recibir esa clase de charlas. No lo hacía sentir incómodo porque apreciaba las palabras, pero, en cierta forma se sentía algo más pequeño al no saber que hacer.

    ¿Alianza con su voz?

    Respiró hondo, nunca se había preguntado si genuinamente no tenía alianza con ese aspecto de si mismo. Quería creer que sí por los avances que había tenido, pero si comenzaba a ahondar en su memoria y recordaba todas las veces en que se había guardado cosas que decir porque nunca había un tiempo perfecto o donde no hizo algo porque le aterraba el sin fin de malas posibilidades que podría traer hacer algo fuera de lo normal.

    Todavía le quedaba algo de camino...

    Estiró su mano hasta que pudo tocar su hombro y darle un par de palmaditas para que supiera que no tenía que apartar su mirada, que todo estaba bien —Todavía estoy aprendiendo a caminar más seguro sobre el hielo o...volar libremente —Dijo en voz baja, recordando las palabras que le dedicó Murai la primera vez que se vieron —, quizás sí todavía no soy el más seguro o todavía no soy capaz de cuidar...mi corazón de la manera más eficaz posible pero, quiero que te sientas tranquilo de que en serio estoy trabajando en eso, y que he mejorado mucho desde que dejé de estar a su lado.

    Antes había intentado huir de una pelea que era amenazante, luego intentar ser solo una distracción al saber que tampoco podía hacer mucho a pararse frente a algo que lo atemorizaba de una manera que nunca habría imaginado para no dejar a las personas que apreciaba solas, o incluso simplemente quedarse a morir si eso ayudaba a que se fueran o ganaran un ataque mas.

    Y vaya que también había tomado decisiones controversiales también.

    —Así que...supongo que es necesario dejar de intentar complacerlo solo para que todo nuestro tiempo juntos tenga sentido y justificarlo, mas cuando en serio no me da ni poco...la verdad creo que no me da nada. —Soltó una risa con aquello último, lo único bueno que le había dicho era un "Sigue así" y que "No era tan débil", y lo conocía desde hace 13 años.

    —Gracias por decirme esto, Rengo.
     
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    Amelie

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    Playa (pero más lejitos)
    [Aoi; Ryoshi]

    Ryoshi y Aoi se perdieron en el amor de sus besos, en su tacto delicado y su calor. No necesitaron más en esos momentos.

    —Sé que no es mi decisión; se que ahora formamos parte de este grupo. Y siendo sincero comienzo a apreciarlos a todos... —se sinceró con gran dificultad mientras aun respiraba profundo y se mantenía viendo al cielo desde la arena, agotado y satisfecho — Ver tu sangre hiela la mía —dijo apretando la mano de Aoi para después llevarla a su pecho —No voy a controlarme si te veo herida; correré hacia ti sin importarme ningún plan, y a todos les diré eso... Podré pelear para su causa; pero la mía siempre estará primero. Tú estás primero antes que nada.

    Volteó el rostro para mirarla —Porque te pediría que huyéramos; pero me volverás a decir que no. Eso es lo único que no harías por mí —le sonrió —Pero no pienso reprocharte lo que eres y lo que defiendes; sé dónde está tu corazón.

    Playa
    [Rengo; Akihito]

    —No hay de qué —dijo con una gran sonrisa —Aquellos que hemos vivido en jaulas no creemos que seremos capaces de vivir en libertad... —dijo algo ensimismado para después reír —Y sabes... si no te da de su tiempo no tienes que buscarlo; puedes molestarlo si es que aun buscas solucionar algo en esa relación. Yo soy un experto fastidiando a las personas; tal vez no lo he hecho aquí porque al principio me daban mucho miedo sinceramente, con eso de que andaban enterrando cuerpos cuando los conocí —lo miró — Si aun no te sientes libre es que te falta conocer nuevas facetas de ti, no pienses tanto lo que debes decir, también si te equivocas al hablar está bien —miró al grupo a la distancia —¿Qué tanto nos ven Sei y Tomoe? —Los saludó a la distancia.

    Tomoe jaló a Seikanji para ocultarse de ellos.

    —¿Ves? Incomodar a alguien es genuinamente muy sencillo, y más cuando no tienes vergüenza como yo... —volvió a mirarlo —...Bueno, si tengo algo de vergüenza pero creo que es muy poca a desgracia de muchos —suspiró — También Hoshi me mencionó que no tenía muchos modales, con él aprendí de las reverencias y aun así no me parecen cómodas; cuando le expliqué cómo vivíamos ahora en Kamakura creo que se sorprendió. Me contó que antes hasta había un sitió dónde se reunían a oír música ¿Puedes creerlo? Música... pude haber hecho música en lugar de sellos de sangre. Vaya... hablo mucho. Pero es porque me caes bien, preocúpate si no te hablo —miró a la cima de la montaña — Sabes... no puedo dejarlo allí solo tanto tiempo, ya vive encerrado, siempre que queda incomunicado se enoja más. Volveré a abrir la comunicación con él, no quiero que se sienta solo. Además, debo reclamarle que me dejó tirado... ¿Cuánto tiempo? No sé... pero fue mucho. Maldita sanguijuela...

    Aquella frase le recordó a Kuroki "Kuroki es la clase de persona que se aferra a uno...como una sanguijuela. Y no te dejará ir hasta haber sacado todo el veneno de tu sangre, luego quedará lleno y tendrá que llorarte encima para sacar todo lo que se chupó"

    —No me hubiera caído mal ese yoroi ¿Eh, Kuroki?... tal vez no hubiera acabado tan golpeado de la pelea con el Oni —
    dijo para después mirar a Akihito — Perdón, me acostumbre a hablar solo tanto tiempo —e disculpó por su soliloquio—Kuroki, un amigo mío del lado Minamoto —Explicó—Lo vi en Nagoya y me iba a dar un Yoroi que nos habían regalado y no se lo acepté —soltó una carcajada y se señaló — ¡Lo hubiera hecho! —dijo asomándose a ver su cuerpo debajo de su haori ya maltrecho — Vaya, ya son tantas cicatrices que ni me acuerdo de que es cada una —volvió a mirar a Akihito y se recargó en su hombro — Jiin, mi hermano; me dijo que eso sucedía con las canas, que cuando empezaban a salir uno las ubicaría rápidamente, pero pasaría el tiempo y de tantas canas ya no era fácil cuantificarlas. Lo mismo pasa con las cicatrices ¿No? Son demasiadas como para preocuparse por todas — se separó de Akihito y sonrió con algo de vergüenza —Todos ustedes ya me vieron prácticamente desnudo ¿No es cierto? — dijo señalando el haori — Esto ni es mío.

     
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    Ayeah

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    Aoi Nobunaga

    Sonrió. Una sonrisa grande y genuina que se asentó en su rostro y se negaría a abandonarlo durante horas.
    Yo tampoco puedo ver la tuya.— Reconoció. Consciente de que dejaría de lado cualquier plan o estrategia para socorrerlo si corría peligro.

    Se acurrucó en la arena junto a él y recostó la cabeza dice su pecho.

    No me importaría huir contigo... Pero ¿dónde encontraremos más almas que ofrecer al mar que en la guerra? — Una risa suave sacudió su cuerpo. — Prometí que te ayudaría a romper la maldición y voy a cumplir mi palabra.

    Meditó en silencio unos segundos y, finalmente, se incorporó para mirar a Ryoshi a los ojos.
    Hagamos otra promesa.— Sugirió. — Lucharemos juntos, no permitiremos que nos separen y si alguno corre peligro... Un peligro mortal... huiremos.
     
    Última edición: 20 Julio 2024
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    Nekita

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    Akihito Shishio

    Rengo tenía una forma bastante única de desenvolverse en los temas que quería explicarle y lo apreciaba, por un lado, tenía el lado profundo de un consejo, seguido de una experiencia suya que iba relacionada al tema pero que era el tono completamente opuesto, pero, servía de algún modo.

    —Genuinamente fue una lástima, hubieras llegado a una pequeña fiesta con bebidas si no nos hubieran atacado… la verdad, tuviste suerte de que no fuera yo uno de los que estuvieran enterrando con los que viste—Hizo una ligera mueca al recordar ese día, el ataque sorpresa, y el repentino acto de valor contra alguien claramente más fuerte—. Y no creo que seas fastidioso, es más probable que simplemente lo creas por la impaciencia de la gente…—Dijo tranquilamente, en tiempos de alta tensión como la guerra y la preparación para esta era más fácil tener a personas dispuestas a tener la paciencia de entender a alguien —Y no creo que lo buscaría, aunque intente arreglar algo, definitivamente lo incomodaría. Normalmente él es quien me encuentra.

    Asintió lentamente ante sus consejos sobre no pensar demasiado en lo que debería decir o no tener miedo a equivocarse, y eso era bastante difícil por todas las mañas que tenía y cómo se desenvolvía, pero…si no fuera así, ¿hubiera podido convencer a Konan de salir de Koga? ¿O convencer a Seikanji de no quemar Iga?

    Salió de sus pensamientos y dirigió su vista hacia Tomoe y Seikanji, sonriéndoles a ambos hasta que ella terminó alejándolos del lugar haciendo que suspirara, quizás si estaba un poco más enojada de lo previsto.

    —No esta incómoda, esta…molesta conmigo, más de lo que pensé, a decir verdad. —Confesó rápidamente al ver que se adjudicaba la culpa con la misma velocidad con la que la conversación seguía.

    Y genuinamente no había creído que fuera de los que hablaba, tanto. Pero no le molestaba, le gustaba escuchar.

    —Dejé a Shi cubierta con mi haori como si fuera una red, no quería que el viento terminara por arrastrarla y pudiera perderse, espero no sea algo que le incomode a Mara…—Y si era algo que le iba a reclamar a Rengo pues, mejor decirle desde antes lo que había hecho.

    Luego con el tema del yoroi y su amigo solo sonrió un poco más, claro que imaginaba a Rengo rechazando algo así, pero también le parecía tierno que el amigo se lo ofreciera, más porque le recordaba al momento del Señor Akamatsu dándole uno de esos por quedarse.

    Eran pequeños momentos que cambiaban el destino de muchas cosas.
    —¿Qué? —Preguntó de repente sintiendo el calor en su rostro por su repentina pregunta, ni siquiera tuvo oportunidad de comentar algo respecto al tema anterior —, Rengo estabas muriendo…creo que eso es lo menos importante de la situación… —Cubrió unos segundos su rostro con la palma de su mano mientras tomaba aire para bajarse la vergüenza.

    —Y tampoco te queda mal lo que traes puesto… —Agregó también tomando breves momentos el haori —, quizás no son los colores que acostumbras, pero… tampoco ibamos a dejarte desnudo en la isla. —De pronto el recuerdo de la ropa de Rengo llegó a su mente y rápidamente su vista se dirigió a donde se habían caído, justo el lugar donde Torii los había hecho aparecer.

    —¡Y la tomé! Iba a lavar tu ropa, tratar de repararla también y luego llegó Torii y…nos hizo como una nube y nos trajo a tu lado, ahí se quedaron…puedo terminar lo que iba a hacer y así puedes volver a tu ropa usual, si gustas.
     
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    Amelie

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    Playa (pero más lejitos)
    [Aoi; Ryoshi]

    Ryoshi sonrió al escuchar las palabras de Aoi —Huir no me es sencillo...— se sinceró —Soy bueno en los combates; pero el sigilo no es algo para mí, odio dar la espalda al combate, no porque sea un guerrero honorable; sino porque temo ataques por la espalda, ataques que puedo evitar si miro al frente — tomó la mano de Aoi —Por eso quiero que tú estés a distancia, alejada delpeligro con tu arco, cuidando mi espalda — la miró y sonrió, tenía arena en el rostro y cabello, sus ojos entrecerrados por el sol y el brillo de la arena — Si te veo en el campo de batalla correré a tu lado, sin importarme dar la espalda al enemigo.

    Playa
    [Rengo; Akihito]

    Rengo pensó en lo que dijo Akihito sobre las personas con poca paciencia; aquello era cierto, pero también le enorgullecía fastidiar a los demás, era algo que lo ayudó a sobrevivir el rechazo en su infancia; y ahora lo veía como algo cómico. También pensó que la relación de Aki con su padre también era muy compleja como la suya con Kato, así que no insistió más.
    Volvió a mirar a Tomoe y Seikanji a distancia "¿Molesta?" pensó confundido; no podía entender por qué alguien estaría molesta con Akihito.

    Luego habló de cómo y dónde habían dejado a shi — Le incomoda estar dentro de una espada; no creo que le incomode que alguien lo tapara — soltó una risa — Seguro está feliz, hace mucho no se divertía de ese modo.

    Rengo notó la incomodidad en Akihito cuando hablaron de su ropa y comenzó a sonreír —Ya es muy tarde para avergonzarse ¿No? — dijo molestándolo mientras le quitaba la mano de su propia cara. Ya habían visto sus cicatrices, pero a Rengo eso ya no le importaba, ya no era algo que le preocupara al grado que le preocupa antes.

    Akihito tomó el haori unos momentos para decirle que no eran los colores que él acostumbraba a usar; después la presión quebró a Akihito y le dijo que él había tomado su vieja ropa para lavarla y repararla —No tienes que hacer tanto — soltó una leve risa — Es sólo ropa; puedo usar esta, o correr desnudo por la playa, de todos modos ya me vieron todos... — dijo exclusivamente para incomodarlo; pues él podría ser muy irreverente, pero no se imaginaba correr desnudo en aquel lugar.

    —Además así estoy más fresco — dijo dando un giro sobre su propio eje, después miró a Akihito — Muchas gracias por todo lo que has hecho — sonrió —¿A ti qué te gusta hacer? Puedo recompensarte por todas las molestias.

     
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    Nekita

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    Akihito Shishio

    —No lo sé, si Mara está dentro de una espada pensé que podría parecerle incomodo que de la nada le caiga una tela encima.—Dijo alzándose de hombros, no tenía en lo absoluto idea de cómo funcionaba el tema de un dios en un objeto, ¿podía ver a través del filo? ¿De la empuñadura? ¿Era completamente omnisciente, aunque estuviera dentro de una espada? Imaginaba que sí, pero al mismo tiempo tampoco le hacía mucho sentido.

    Cuando Rengo repentinamente le apartó su mano lo miró entre sorprendido de que hiciera algo como eso y todavía avergonzado por haberle retirado su escudo, y de paso tirarle un comentario que no ayudaba en lo absoluto a la situación.

    —No creí que lo fueras a mencionar por la situación en la que se dio—Se excusó cruzándose de brazos, como si eso lo pudiera ayudar a verse algo más serio y seguro de lo que decía, aunque poco a poco, pero de manera dramática sus gestos fueron cambiando cuando mencionó eso de correr desnudo —. No TODOS te vieron, eso…eso es exagerarlo demasiado…—Aclaró con apuro tan solo con la idea de que pensara que estuvo completamente expuesto al clan.

    —Se que es solo ropa…pero en caso de que precisamente te incomodara tener ropa ajena y aprovechando que encontramos seda, si había la posibilidad de enmendar y salvarlo valía la pena el intento. Es lo mismo que volver a recorrer la isla y buscar cosas para que los demás también pudieran estar más cómodos…

    Sus manos volvieron a bajar y se posaron detrás de su espalda, desviando su mirada a las cosas que habían logrado obtener en ese paseo con Hajime. Eran cosas que valían la pena.

    —En serio no hay de que, no son molestias —Sonrió —, y bueno pasatiempos que me guste hacer hay pocos… y muy pocas oportunidades de hacerlos, entre…huidas para que no nos maten o vergüenza. Solo bailaba para las personas que vivían con mi madre y a veces para las hijas de Rei cuando él ni nadie estaba cerca, lo mismo con tocar… se tocar el Shinobue, tengo la flauta de mi madre, pero, siempre me ha dado algo de vergüenza tocar para un público.

    Más allí donde sabía que muchos también sabían tocar varios instrumentos.

    —Así que, como casi no hago eso… mejor ayudo, me gusta ver cuando todos están más tranquilos y felices, en paz. Me gusta saber que ayudé un poquito a que puedan sentirse así, es lindo.
     
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    Amelie

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    [Rengo; Akihito]

    Rengo comenzó a reírse cuando Akihito le aclaró que no todo mundo lo vio desnudo; veía que temas como esos le incomodaban y Rengo sabía que podía hacerlo aun más incómodo con comentarios tan simples "¿No todos me vieron? Eso puede arreglarse..." sonrió de sólo pensarlo; pero no lo haría, él también tenía límites.

    Miró a Akihito mientras hablaba de todo lo que había estado haciendo, era mucho. Después habló de sus pasatiempos; nunca había conocido a un varón que se dedicara a bailar y le pareció interesante —¿Cómo una shirabyoshi? — dijo intentando recordar sus estudios — Es un alto nivel en el grado de las artes — dijo con admiración —Tejes, bailas, tocas el shinobue — lo miró — Tu deberías estar en la corte; o al menos en una buena casa, no corriendo entre lodo y limpiando sangre.

    Rengo tomó las manos de Akihito sin siquiera preguntarle; no tenía modales después de todo. Las inspeccionó con curiosidad — Sei es pintor y también se llena de lodo y sangre. ¿Por qué las personas que aman el arte son forzadas a volverse guerreros? Pero es interesante ver como los artistas cuidan de sus manos — dijo sin soltar las manos de Akihito —Tal vez sea algo que hacen sin siquiera darse cuenta pero... — Rengo soltó las manos de Akihto para mostrarle las suyas, estaban secas, tenía varios pellejos a medio arrancar junto a las uñas y líneas y rayones blancos en las uñas, demostrando golpes de tiempo atrás —Las mías tienen historias; pero no son bonitas como las tuyas. Aun así me gustan mis manos, mira... — dijo extendiendo su mano muy cerca del rostro de Aki mostrándole su palma, Rengo señaló su dedo anular —Uno está un poco chueco ¿Lo notas? me lo rompí cuando me caí por primera vez de la montaña... — El dedo chueco era casi imperceptible a comparación de las cicatrices en su palma, cortes limpios hechos con un filo.

    Rengo bajó su mano —Ya has hecho mucho para que los demás estén cómodos. ¿Puedo hacer yo algo por ti? Quiero hacer algo por ti — Se rectificó — No soy un artista; pero soy hábil en otras cosas — señaló el bosque —Ese bosquecito no es nada comparado al monte Genji, créeme que si necesitan algo, yo puedo hacerlo. Sólo dime que necesitas, es tu momento para descansar. Es mi manera de agradecer.

     
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    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    Akihito Shishio

    El color de su rostro fue disminuyendo de a poco cuando el tono de la conversación dejó de ser algo que lo ponía nervioso, incluso ya podía respirar algo más tranquilo, agradeciendo silenciosamente que le diera ese respiro.

    Cuando mencionó el nombre que tomaban esas bailarinas asintió con una sonrisa —Sí, como eso. Aunque mi madre también sabe bailar otras cosas… y a mí me gustaba imitarla, entonces aprendí muchas cosas. —Explicó bastante contento, antes, pensar en eso le causaba un sentimiento fuerte en el pecho, como si le estuvieran apretando su corazón, pero desde Gifu sentía una esperanza que evitaba que recordara esas cosas con un tinte triste.

    —Creo que empiezas a notar porque soy tan débil…—Dijo dejando salir una risa, porque a ese punto su situación le daba algo de gracia. Tenía todo para vivir como un lindo adorno en una corte y allí estaba intentando que la guerra no lo matara o tratando de ganarse un buen comentario de Rei.

    Tomó una pequeña bocanada de aire por la sorpresa que tomara sus manos nuevamente y las examinara con tanta curiosidad —Bueno…Seikanji seguro tiene unas manos más fuertes porque toca un instrumento de cuerda… —Y era terriblemente bueno con las kodachis y muchas cosas en general —, y bueno, en tiempos de guerra todos son forzados a ser guerreros.

    Inclinó un poco su cuerpo hacia atrás cuando Rengo comenzó a mostrarle sus manos, no porque no quisiera verla, pero porque sentía que entre la efusividad podría terminar pegándole si no tenía cuidado, pero aun así observaba mientras escuchaba y de vez en cuando reía cuando soltaba algo que no esperaba.

    Tan solo hasta que finalmente se calmó un poco fue que ahora fue él quien tomó una de sus manos con cuidado, acariciando con la yema de sus dedos las “imperfecciones”, las cicatrices e incluso aquel remanente de su caída de la montaña —Tus manos son bonitas, no importa que no sean como las mías, cargan historia y vivencias que han logrado que llegues hasta aquí. Eso es bonito.

    Sonrió y dejó ir su mano, volviendo a colocar las suyas detrás de su espalda cohibiéndose un poco solo por la pregunta que le hacía. Debía ser una pregunta fácil de responder, pero estaba en blanco, y seguro se notaba en su expresión.

    No podía pensar para sí mismo tan fácil.

    —Yo se que puedes, quizás eres uno de los más capaces aquí junto con el Señor Xiao —Le aseguró con voz tranquila, no quería que sintiera que no le estaba dando una respuesta porque lo creía incapaz —, pero no…yo no sé qué necesito en este momento. Tu compañía y amistad son más que suficientes agradecimientos.
     
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    rapuma

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    Seikanji Yamagawa

    Agradeció a Dozan pero no tuvo mucho tiempo de elaborar otra respuesta, ya que la feroz mano de Tomoe lo asió del cuello de su kimono y lo atrajo a hacia él con una violencia que no parecía poseer. Se ocultaron de Rengo y Akihito, y Seikanji volvía a tener dieciséis años. Reprimió una risa, dejándose llevar por el palpiteo de la adrenalina al pensar en una picardía.

    -Bueno, no me gustaría desaprovechar material que nos podría servir... pero podría despertarse vendado de los pies a la cabeza . -se llevó sus manos a los labios para reprimir una risa malvada. -¡Será genial!

    Pero entonces tuvo otra idea. Esta vez él movió a Tomoe de manera que ésta quede viendo la vegetación que empezaba en el perímetro de la playa, unas palmeras y árboles frondosos. -Podemos escondernos ahí y esperar a que pase... -señaló uno de los árboles mientras rumiaba con voz malvada. -Y no sabrá que hacer cuando caigas desde las alturas y lo sorprendas con un poderoso: BUH. -otra vez volvía a llevarse las manos a los labios mientras hacía esfuerzos por no lanzar la carcajada.
    Pero como todo joven, su atención fluctuaba y al ver a Akihito con Rengo le dio curiosidad una cosa.

    -¿Por qué no confiabas en Rengo, Tomoe-chan? ¿Tú sabías el parentesco de él con Hoshi desde antes?

    Le agradaba la sensación de la arena entre sus pies y los enterró aún mas mientras sentía la agradable brisa marina del atardecer.

    -Nunca quise preguntarte... porque no es mi intención incomodarte. -la miró a los ojos, comprendiendo que el dibujo que le había entregado a Rengo de Tomoe no se acercaba ni un poco a la belleza de ella. -¿Cómo fue tu adaptación en Koga? Es decir, los nobles viven una vida que no podemos imaginar...
     
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    Ayeah

    Ayeah Shinobi

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    Aoi Nobunaga

    Sonrió sacudiendo la cabeza ante aquella afirmación.
    No harás tal cosa.— Rió. — Porque estaremos juntos en todo momento: Cuidaré tu espalda y tú la mía.

    No había discusión posible, pocas cosas podrían predecirse sobre una batalla y no iba a permitir estar alejada de Ryoshi. Dejó escapar un largo suspiro y fijó la mirada en el ondulante movimiento de las olas al romper cerca de la orilla.
    Nunca había pensado mucho en su futuro, pues jamás pensó que viviría lo suficiente para tener uno. Pero allí sentada junto al hombre que amaba, mientras el sol les calentaba el cuerpo y sus palabras el alma, dejó su imaginación volar.
    Y después... ¿Qué haremos? — Preguntó con genuina curiosidad.
     
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    Amelie

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    Playa (pero más lejitos)
    [Aoi; Ryoshi]

    Ryoshi no pudo ocultar la preocupación con las palabras de Aoi sobre pelear lado a lado; pero no podía decirle nada porque la entendía a pesar de que considerara que era una mala estrategia. Él quería que ella estuviera lejos por si las cosas se complicaban; pero él no atacaba de lejos, así que no podían esconderse juntos.

    Cedió y se unió al largo suspiro que dio Aoi con una coordinación perfecta.

    —Tendremos hijos, muchos — dijo sin siquiera pensarlo —En esta isla. Viviremos de mar y amor. No necesitamos más — sonrió y la miró para depositar un suave beso en sus labios — Bueno, tal vez también podríamos comerciar un poco, o seguir robando. Sólo que tendrás que mejorar en eso de colarte en los barcos — rió al recordarla completamente empapada —Puedo enseñarte mis trucos— sonrió maliciosamente.



    Playa
    [Rengo; Akihito]

    Rengo notó como a Akihito se le iluminó el rostro hablando de su madre; aquello lo enterneció —No importa si eres débil; yo puedo protegerte. Eso es lo que puedo hacer por ti, aunque admito que a pesar de mi fuerza no soy tan valiente y ...— Inició diciendo con seguridad; pero ésta flaqueó cuando en esa ocasión fue Akihito quién tomó la mano de Rengo para inspeccionarla, algo que le provocó curiosidad; antes le hubiera arrebatado su mano por miedo al juicio; pero ya no temía a esos detalles.

    Cuando Akihito dejó ir su mano, esta se quedó suspendida unos instantes dónde había sido sostenida; y Rengo miró a Akihito esconder sus manos detrás suyo. Fue él mismo quien alcanzó las manos de Akihito con su mano suspendida para entrelazarlas al frente.

    —Eso lo tendrás siempre, mi compañía y amistar; yo regresé a tu lado como lo prometí — atajó —Pero regresar no me fue difícil, sabía que debía hacerlo. Y no por un compromiso con Hoshi, yo sé que él hubiera entendido si escapaba; mucho menos lo hice por Murai. Incluso pude haber regresado con Yuzuki, y estoy seguro que ella me hubiera regalado miles de listones por el que hubiera perdido en tus manos— negó — Tú fuiste la primera persona que no me vio más como un niño que no sabe lo que hace. Me diste tu confianza, yo regresé con ustedes por ti — le sonrió — Me dejaste tomar la responsabilidad de elegir lo que yo quería hacer a costa de que tú fueras castigado por ello. Mi libertad a cambio de tu propia estabilidad — soltó una risa nerviosa — Tal vez creas que es insignificante porque tú siempre haces todo por los demás sin esperar nada a cambio; pero ese día para mi fue importante. Y por eso buscaré la forma de regresarte la felicidad que tú me diste en ese momento, no porque deba hacerlo, sino porque quiero.

    Sostuvo la parte de su cabello trenzada por Akihito —Tal vez si aprendo a trenzar podré arreglar tu cabello por ti — soltó su cabello — Ya se me ocurrirá algo, pero por el momento — se acercó a él y lo abrazó con fuerza —Gracias por todo.





    Playa
    [Tomoe; Seikanji]

    Tomoe asentía con él, también comprimiendo su risa; luego miró los árboles y comenzó a reír imaginándose cayendo sobre Akihito. Pero la risa contenida se limitó cuando Seikanji le preguntó por su desconfianza. Miró nuevamente a Akihito y Rengo.

    —Sabía perfectamente con quién compartía sangre — miró a Seikanji con fiereza, una que estaba muy intrínseca en ella —Hoshi siempre tuvo mi respeto; pero yo sabía que era hijo de ese monstruo... Kato Harima. Ese hombre mató a mi madre, y por ello crecí sin una...— bajó la mirada, suavizándola al instante —Mi hermana tuvo que criarme mientras lidiaba con la política de Kioto y aquello siempre me pareció injusto — dijo para volver a mirar a Rengo mientras Akihito revisaba su mano —Y ahora entiendo que Rengo es muy diferente a Kato Harima, con la fuerza de Mara pudo habernos acabado a todos... y lo que hizo fue defendernos.

    Tomoe suspiró y volvió a mirar a Seikaji, sus ojos nuevamente serenos —Cuándo me enviaron a Koga me sentía en casa, un verdadero hogar. Nunca me gustó la rigidez en palacio; pero lo soportaba por mi hermana y porque era el único lugar dónde podía ver a Matahachi — se cruzó de brazos —En Koga dejé de verlo; pero conocí a los Sugita y jamás me había sentido tan libre. Koga fue mi verdadero hogar, y deseo recuperarlo. Seguramente ustedes también piensan lo mismo ¿No es así? — afirmó para mirar nuevamente a Akihito y Rengo, se abrazaban.

    —Estoy segura que también Koga cambió a Rengo — sonrió.

     
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    Nekita

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    Akihito Shishio

    Frunció levemente el ceño cuando dijo que lo que podía hacer era protegerlo, no podía poner en duda su fuerza, pero tampoco quería que se dedicara a hacer eso, le causaba mucho conflicto ponerlo en alguna línea de ataque por ser débil.

    —Puedes no hacerlo…está la opción de yo seguir entrenando, dijiste que me ayudarías con eso…—Le recordó en un tono de reproche. Se lo había dicho en Gifu, que lo ayudaría a entrenar, aunque esa idea no le hacía gracia desde el tajo que había recibido de Haku y el susto que le había dado.

    Era su mejor opción, hacerse tan siquiera un poco más fuerte para que Rengo no tuviera que ser un escudo.

    —Con lo que he podido ver, siento que genuinamente eres va-

    Las palabras murieron en su boca cuando nuevamente fue interceptado, se quedó helado sin saber qué hacer cuando ya tenía sus manos entrelazadas con las de Rengo. Quiso intentar preguntar qué pasaba, pero cuando inició a hablar solo guardó silencio sintiendo la pena formarse en su ser por todo lo que estaba escuchando.

    ¿Regresar a su lado? Estaba seguro de que en Gifu había pedido su regreso como un grupo, plural, y que Rengo admitiera que no solo regresó a su lado, si no que tampoco había sido nada difícil hacerlo porque se trataba de él, lo cohibía.

    A él se le daban las palabras, pero nunca había probado ser tan honesto y directo con alguien sobre las cosas que lo sentía o lo que pensaba como Rengo lo estaba haciendo en ese momento.

    Apretó su agarre en las manos de Rengo un poco y respiró hondo, tratando de mantener todo el nerviosismo fuera. El corazón le palpitaba fuerte en el pecho y no sabía muy bien si era por ver lo importante que había sido para Rengo algo que hizo en su momento con tanto temor e incertidumbre para demostrarle que creía en él.

    ¿Eso era ser importante para alguien?

    ¿Así se sentía la calidez de saber que habías impactado en alguien, ser cercanos?

    Recibió su abrazo y no tardó mucho en devolverle el gesto, abrazándolo con la misma fuerza que estaba recibiendo, aunque mantuvo su frente apoyada sobre el hombro de Rengo unos segundos, ocultando para cualquiera que pudiera verlos la gran sonrisa que tenía por sentirse apreciado.

    Dejó salir lentamente todo el aire que había mantenido para estar sereno y una de sus manos se tomó la libertad de acariciar brevemente el cabello de Rengo con cariño. —No creo que debas esforzarte mucho, todo lo que me has dicho me hace muy feliz, fue muy cálido. —Dijo en voz baja, luego dio un par de palmaditas en su espalda para que supiera que se iba a separar de aquel abrazo.

    Cuando volvió a recuperar algo de distancia, acunó su rostro con una mano y le dio un corto beso sobre su frente antes de volver a darle su espacio.

    —Gracias a ti.

    Miro hacia donde estaban reunidos los demás y luego en la dirección donde estaba el estanque.

    —Hay mucho por hacer…pero estoy seguro que lo haremos funcionar, poco a poco.
     
    Última edición: 26 Julio 2024
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    Amelie

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    [Rengo; Akihito]

    Rengo se alegró al saber que aquellas palabras lo habían hecho feliz. No se iba a permitir jamás dejar que una persona se sintiera poco apreciada, y tampoco dejaría que los demás tuvieran la idea de que tenían que ayudarlo porque estaba siendo esquivo, no quería sentirse como antes y quería ayudar a todos los que lo ayudaron.

    Se separaron de aquel abrazo y la siguiente acción lo dejaría petrificado, no tenía buenos recuerdos de los besos últimamente; sabía que Akihito no tenía energía espiritual pero sintió el nerviosismo en su pecho. ¿Era nerviosismo?

    Miró hacia el resto siguiendo la mirada de Akihito y afirmó. Esta vez todas sus palabras se revolvieron en su interior, quedándose mudo ante lo que acababa de suceder. Sonrió ligeramente y observó hacia dónde estaban los demás.

    Haku les hacía señas para que se acercaran y eso hicieron. Comenzarían a establecer secciones de la isla para poder comenzar la instalación de su nuevo hogar.

     
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    Nekita

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    Akihito Shishio

    Le sorprendió un poco que Rengo no dijera nada pero trató de pensar en que quizás los sentimientos asociados a la ya cercana ceremonia del señor Hoshi impidió que dijera nada.

    ...Porque eso era mejor que pensar que lo había incomodado, sí.

    Cuando Haku los llamó, se acercó con tranquilidad asintiendo a sus palabras —¿Qué es lo que habría que hacer primero?
     
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    Seikanji Yamagawa

    Abrazó a Tomoe con fuerza, en un gesto sincero. Había olvidado que las verdades víctimas de la historia en la que estaban implicados eran ella y su hermana. No había protocolo para lo que había hecho, simplemente fue un arranque de sus sentimientos y le pareció correcto para ése momento. No sabría cuándo tendrían otro tiempo de paz como el que estaban viviendo en la isla.

    -Siento mucho todo lo que viviste, Tomoe-chan. Si bien todos vivimos horrores de las guerras, ustedes fueron señaladas y mancillado su honor por las redes del Imperio. En verdad me alegra haberte conocido y saber que la nobleza no es tan distinta a nosotros.

    Él también había mirado a Rengo tras las últimas palabras de Tomoe y afirmó.

    -Koga nos cambió a todos. Nunca pensé... Empecé luchando por un ideal, porque mi deber me decía que era lo que se tenía que hacer. Pero ahora... El deber quedó atrás, mis sentimientos están arraizados a ustedes, no a una idea, sino a las personas. -y no pudo evitar mirar a Aki, en la distancia. -Pensé que los sentimientos me harían débil, que me arrastrarían a la perdición... Pero en realidad me insuflan la valentía necesaria para siempre volver a casa. Ahora entiendo al shihan.

    Se giró y le sonrió, viendo los ojos hipnóticos que Tomoe poseía.

    -Y como estamos en un momento de paz, creo que no tengo que perder el tiempo. No quiero quedarme con cosas en la mente sin poder expresarlas. Sucedió con mi madre y mi hermano... -un ligero temblor amenazó su voz pero siguió firme en su idea. -Y necesito decirle a las personas que son importantes para mí que lo son. -y volvió a mirar hacia Aki, observando su perfil y lamentando que todos sus pinceles quedaron atrás y ya no podría volver a retratarla.
     
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    Amelie

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    [Aoi; Ryoshi]
    [Aki; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Mako; Hiro; Hajime; Dozan; Xiao; Torii]
    [Seikanji; Tomoe]
    [Rengo; Akihito]


    Tomoe también abrazó a Seikanji y sólo dejó ir cuando este lo hizo primero —Los sentimientos son poderosos; tanto en el bien como en el mal. A veces es difícil diferenciar que es lo correcto; pero es cuando tu fortaleza reluce, sólo los que son débiles prefieren ignorarlos cuando es evidente que están allí — dijo con una sonrisa — También me alegra poder haberlos conocido a ustedes; nunca tuve demasiadas personas con las que pudiera hablar cuando vivía en Kioto.

    El tema se desvió cuando vieron a Haku llamándoles, era hora de comenzar los preparativos.

    Ryoshi y Aoi volvieron de su descanso de amor y Rengo y Aki se unieron también para escuchar las indicaciones de de Haku. Se dividieron labores y se comenzó a buscar material para construir. Tenían poco tiempo pero eran muchas manos, algo se podía lograr.

    El día fue productivo, habían conseguido y preparado los materiales para construir un pequeño hogar; Xiao les indicó con mímica sitios buenos entre los árboles; algo que sorprendió a la mayoría pero a Rengo la idea parecía emocionarlo. Con mucho esfuerzo, Xiao explicó que era temporada de lluvias y que la construcción sería en un suelo muy inestable; que para crear algo en el suelo debían escarbar y para eso debían esperar al invierno.

    Anochecer.png

    Cayó la noche y la cena se sirvió nuevamente en la playa; pescado fresco, era delicioso; pero temían que después de semanas comiendo lo mismo terminarían hartos, o incluso desnutridos por la falta de otros componentes.

    Aki; Seikanji y rengo fueron llevados por Akihito hacia aquel estanque que había encontrado junto a Hajime; por la tarde, Torii ya había colocado para ellos un arco al escuchar que utilizarían aquel sitio para honrar a los caídos.

    02c1bf28d2fa55e15bcba6159d2c43e2.jpg

    Rengo ya había recolectado algunos inciensos gracias a que Mako tenía; pues los suyos se habían perdido en un lugar en lo alto de la montaña.

    —Hablemos de los inciensos— recalcó Rengo hacia Seikanji, Aki y Akihito —El número de inciensos que quieras quemar en su recuerdo siempre será tu decisión, se cree que tres inciensos traen buena suerte y prosperidad; cinco aportan protección y seguridad a la casa; siete traen crecimiento curativo y espiritual —tomó tres inciensos de la cajita que Mako les dio — Yo siempre enciendo tres; creo que es mejor desearles suerte y prosperidad en su camino por el Meido. Perdí uno día de oración por lo sucedido... tanto para Hoshi como para Natsu; por ello pasará más tiempo en oración— Dijo mirando a Aki para después extender su mano, ella la tomó y juntos avanzaron con las cenizas y huesos de Hoshi por debajo del arco Torii —Jamás caminen al centro, ese es el camino para los Dioses, nosotros los mortales caminamos muy cerca de los lados, dejando despejado el centro.

    Rengo guió a Aki junto al poste izquierdo del arco y él avanzó por el otro lado. Juntos llegaron al estanque y en él se miraron reflejadas las estrellas y la luna.

    "Estrella"

    Ambos depositaron las cenizas y los huesos en una roca que sobresalía del agua; cruzando el estanque doblando con antelación sus ropas para evitar que estas absorbieran el agua.

    Rengo colocó un porta inciensos y colocaron los tres inciensos. Rengo juntó sus manos frente a su rostro —La oración es un momento muy personal; no lo estamos haciendo ante una divinidad por lo que no necesitamos aplaudir para llamar su atención ni reverenciarlos. Pero yo siempre hago una leve reverencia a quién estoy honrando; aquí descansará Hoshi; bajo las estrellas y el sonido de la calma —cerró sus ojos, para iniciar su oración interna. Y a su vez, algunas lágrimas se incorporaron al agua en sus pies.

    Tardó un buen rato; Rengo se mantuvo en silencio y los demás lo siguieron. Cuándo el abrió los ojos, miró a los presentes —Esta oración es un deseo que llega al Meido; nuestros seres queridos emprenden un recorrido por cuarenta y nueve días, ese último día es el más crucial; los demás cuarenta y ocho días anteriores sirven como buenos deseos y palabras de aliento para los nuestros; pero el último día es una oración para que el mismo Rey Taizan te escuché; y es necesario que oiga todo lo bueno que hizo esa persona por ti; de esas palabras puede influenciar su entrada al Tengoku y ser salvado del Jigoku.


    Construcción de casita.

    Todos deberán tirar 5 dados de 20 caras. Entre todos deben sumar mínimo 1,000 para poder terminar la casa antes de que llegue el resto. Pueden tirarlo en su post anterior o en un nuevo post.

    Si en esas tiradas obtienen un d20; este sumará +30 adicionales.
     
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    Amelie

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    Capítulo I
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    故郷
    Furusato
    Nuestro hogar; el que nuestro corazón tanto esperó.


    [Aoi; Ryoshi]
    [Aki; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Mako; Hiro; Hajime; Dozan; Xiao; Torii]
    [Seikanji; Tomoe]
    [Rengo; Akihito]


    Fueron días muy ajetreados en las islas, algunos accidentes, astillas, ligeras cortadas. El dolor de cuerpo ya comenzaba a mermar; era otro tipo de entrenamiento, otros músculos. Pero las risas resonaron constantemente, burlas a aquellos que tiraban madera; quejas a quienes no ajustaban fuertemente los amarres, reclamos que venían de un corazón amable; no había gritos a menos que fuera por distancia. Y la comida sabía mejor cada día; se respiraba una paz que pocas veces tuvieron.

    Aki y Seikanji volvían a ajustar vendajes ya percudidos de uso; pero no había más telas así que tenían que lavarlos y volverlos a poner después de secarse al sol, ya estaban algo tiesos; pero seguían funcionando.

    Incluso Torii se quedó a ayudarlos un poco en retribución al problema con los Oni.

    El grupo parecía repartirse bien las labores; incluso Midori que no tenía experiencia en nada como aquello, procuró ayudar con ayuda de Kushina y Oshin.

    La sombra de los árboles les daba un gran alivio; el no tener que trabajar en la playa con el sol atacando arriba y abajo por la resolana de la arena era algo que sus ojos agradecían; la deshidratación no era un problema pues Hajime y Hiro se encargaban de mantenerlos hidratados con vasos hecho de bambú.

    Una ligera lluvia los despertó por la mañana; aun no terminaban de construir pero se podrían haber refugiado en lo que tenían preparado; pero decidieron ir a la playa a recostarse y recibirla. La arena caliente con las gotas frías y delicadas eran una caricia.

    Aki miraba al horizonte cuando pudo ver una mancha acercándose por el cielo; lentamente comenzó a tener forma y Aki se levantó y corrió a la orilla para acercarse; algunos la siguieron, curiosos de lo que sucedía.

    Genzai.jpg

    —¿Genzai? — Preguntó Aki al viento mientras extendía su brazo para recibir al cansado búho. El aterrizaje le causó algunas heridas a Aki en el brazo por las afiladas uñas del anima; pero no hubo un gesto de dolor en Aki; pero lloraba. Lloraba mientras sonreía y comenzaba a temblar —Konan... —dijo mirando al horizonte dónde un barco ya comenzaba a vislumbrarse —Konan ha sobrevivido...

    74da7acc28aad71c95a4ad4a33126f94.jpg

    Había alegría e incertidumbre en los rostros que comenzaban a acumularse en la orilla. Esperando que el barco se acercara.

    Nekita
    rapuma
    Ayeah

    FICHAS ACTUALIZADAS



    [​IMG]
    Barco
    Sobrios= [Riku; Eiji; Matahachi; Kojiro; Hayato; Konan; Genichi]

    Resacosos= [Yume; Kohaku; Tamura; Shino; Yuzuki; Noishi; Togashi; Murai; Tsubaki; Inagaki; Rei; Masaharu]



    —¡Y ahí están las islas!—gritó Eiji con gran alegría; esperando que la gran mayoría de sus tripulantes lo ovacionaran. Sólo Kojiro aplaudió despacio, en burla ante tan poca audiencia.

    Konan estaba en cubierta; pero miraba al horizonte a dónde su búho había volado.

    —¿Esta gente pudo dormir ante terrible ajetreo con el oleaje?— Le preguntó Eiji a Kojiro.

    —¡Gente preparada para morir! —Respondió Kojiro efusivamente mientras brincaba a la cubierta para buscar a los demás.


     
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    Seikanji Yamagawa

    Las palabras de Tomoe resonaron en Seikanji; las emociones te hacían fuerte, despertando un instinto de voluntad inquebrantable para siempre regresar.

    Luego ayudaron con la construcción de un refugio que los mantuviera alejados de los elementos. La noche era muy dura sin un fuego y las paredes de madera les cubrían del sol y la brisa nocturna. Seikanji terminó abrumado pero mantuvo su cansancio afuera cuando siguió a sus compañeros a un hermoso lugar que Akihito había descubierto la víspera de aquél día. La luna estaba en lo alto y parecía que reflejaba pequeños escalones en el agua, la cual se mantenía serena para honrar las almas que caminaban en el más allá.

    Seikanji rezó con los ojos cerrados, pensando en su madre y en Jiro, su hermano mayor, en su ausencia definitiva, aún rumiaba en su consciencia, sintiendo el olor del incienso en el aire. Parecía que estuvieran solos en el mundo, abstraídos en una realidad pasada que los había golpeado con fuerza. Unas lágrimas también cayeron por sus mejillas y entrelazó sus manos sobre su rostro para ocultarlo. Eran recuerdos confinados en l más recondito de la memoria, evocaciones dormidas pero nunca olvidadas.

    Finalmente bajó sus manos y observó el sutil movimiento de la marea en aquél ojo de agua, con la mente más volcada al pasado que al presente, con el vértigo del futuro incierto. Sintió la grata sensación de quietud en aquel lugar y murmuró palabras para sus seres queridos, con el vano aunque placentero deseo de hacer llegar las palabras al ausente, como si al nombrarlo se invocase de nuevo su presencia al mundo de los vivos.

    Los cuatro presentes se alinearon en la misma vibración; esa extraña e íntima conversación que uno puede mantener con los que ya no están.

    Esa noche descansó muy bien y sus dolores físicos poco a poco comenzaron a evaporarse como el rocío de la mañana. Con Aki prepararon las vendas e intentaban dejar todo a punto para cualquier eventualidad próxima. Seikanji admiraba la destreza de la médica pero más aún admiraba su belleza, una que apreciaba en silencio.

    Había terminado sus tareas diarias, porque era importante tener una rutina para no volverse loco, cuando el búho trajo sorpresa y confusión. Seikanji habia trotado para observar al ave con más detalle y miró hacia el horizonte. Su mente evocó a Gendo Mori y un terror se apoderó de su cuerpo.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Barco

    Tal y como había temido, las pesadillas no me permitieron descansar. Seguía siendo noche cerrada cuando desperté, agitado y completamente sudado; la cabeza me dolía horrores, aunque eso seguro era culpa del alcohol. Me quedé tumbado boca arriba, con la vista fija en las figuras oscuras del techo, intentando ignorar la forma en que el barco se agitaba y hasta el último tablón de madera crujía. En algún punto suspiré y salí a la cubierta. Era aún más caótico que adentro, pero al menos ese caos prometía distraerme de mis pensamientos.

    El viento, la fina lluvia y las mareas me forzaron a atender tanto al presente que pude ignorar lo demás. Pude ignorar la sensación de la nieve apelmazada bajo mis pies, el hedor contradictorio del carbón y los destellos azules y turquesa entre el blanco y el rojo. Tres guijarros cada un coral. Debía romper ese pacto, ¿verdad? Ya no tenía sentido.

    Ahora, sin embargo, aparecían rostros nuevos en las pesadillas. El cuerpo inerte de Tamano no Mae, el cabello de Daidoji meciéndose en el aire, la voz del tal Katsunaga. Tomarían forma, reclamarían su lugar y me pregunté, tuve que hacerlo, si no era esto, la ignorancia, lo único que me había protegido de la dichosa venganza. Ahora que la pintura se completaba, ¿qué haría? Si me encontraba frente a frente con estas personas, ¿qué sentiría? Era la nieve, los estandartes plantados, era la sangre de mi familia mezclándose con la de Byakko. Genbu también estaba muerto, habían atravesado a Hotaru con el filo de una katana y todo era obra de ellos.

    Del Imperio.

    Junto al anuncio de la aurora la marea empezó a calmarse. Me tallé un ojo, eternamente absorbido en el paisaje del océano, y recordé que le había prometido un té a Tamura... aunque probablemente no lo recordara. La idea me dibujó una sonrisa leve en los labios y volví adentro; a mí tampoco me vendría mal ese té, la verdad. Noté que Chiasa se había hecho un rollito junto a Yume y cuidé de andar despacio, cosa de no despertar a nadie que aún durmiera.

    Estaba intentando despertar a Tamura, ya con la taza de té lista, cuando oí la algarabía desde cubierta y vi a Chiasa correteando en dicha dirección. ¿Estaríamos llegando?

    —Takkun, Takkun, ya despierta —insistí, sin elevar el tono, pero sacudiéndolo del hombro—. Al menos sostén la taza, que se caerá si no.

    Me había picado la curiosidad por ir afuera. Cuando consideré que Tamura estaba medio en condiciones de no tirarse la bebida caliente encima, seguí a la pequeña ardilla hacia el exterior con mi propia taza en la mano. El búho de Konan había alzado vuelo y allí, en el horizonte, se vislumbraba el contorno de las islas. Una mezcla de entusiasmo, nervios y expectativa se me revolvió en el pecho. Pero, sobre todo, alivio. Viajar en barco era definitivamente un incordio. Apoyé los codos en la baranda de madera y me llené el pecho de aire salado; Chiasa se acomodó en mi hombro y chilló, arrancándome una sonrisa. El vapor del té se disipaba en la dirección del viento.

    —Buen día para ti también —murmuré, rascándole el pecho con un dedo.
     
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  20.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Yuzuki Minami
    Barco

    Había caído rendida apenas me recosté junto a Hayato, pero no me duró demasiado, en algún momento no me despertó el mar, lo hizo mi mente y abrí los ojos de golpe sudando frío, lo único que me detuvo de atraer el muñón al pecho fue que sostenía el cuerpo de Hayato entre mis brazos. Parpadeé, aterrorizada porque me dolía el brazo como si me hubiesen cortado la mano de nuevo, y solo entonces noté el movimiento tan salvaje del agua sobre la que navegábamos.

    —Estás despierto, ¿verdad? —le pregunté al niño tan bajo como pude, modulando el miedo que podría colárseme en la voz.

    Sentía el cuerpo afectado por el sake todavía, pero me forcé a centrarme y atraje a Hayato un poco más hacia mí. Me tomó un rato, pero comencé a cantar muy bajo, lo hice para ambos ya que a él seguro ya lo había despertado el mar antes y yo seguía viendo manchas de sangre que no estaban allí en verdad. Usé todo el repertorio de canciones que pude recordar aunque cabeceé algunas veces, por el cansancio y los rescoldos de alcohol en mi cuerpo.

    Cuando la noche infinita comenzó a llegar a su final el agua también fue calmando su furia, pero ya era inútil pretender descansar, así que pellizqué con cuidado el costado del pequeño Sugawara. Después también busqué acariciarle el cabello, me había parecido escuchar algo de ruido proveniente de la cubierta, así que supuse que pronto llegaríamos a las islas por fin.

    —Vamos, cariño. Ya podrás descansar bien cuando tengas tierra bajo los pies.

    Me enderecé muy despacio, esperé por el niño que seguro tenía cara de haberse desvelado más que cualquiera de los ebrios del barco, y cuando estuvo de pie busqué su mano para que saliéramos a la cubierta. Al salir solo pude pensar en que alguien debía aplaudirle a Tamura por la destrucción que repartir los guajes había causado, porque no había casi público para ver las famosas islas ni las dotes de navegante de Eiji.

    La luz del exterior me lastimó los ojos, suspiré y solo cuando pude habituar la vista noté que Kohaku estaba apoyado en la baranda, así que me acerqué con calma aunque sentía la cabeza terriblemente pesada. Me acomodé a su lado para poder husmear el horizonte, noté el borde de las islas y también el vuelo de búho de Konan. Quería bajar del barco y a la vez no, porque no podía dejar de pensar en lo que había dejado atrás por esto.

    —Buenos días —dije hacia Kohaku, noté también a Chiasa en su hombro y me permití una sonrisa—. Imagino que Eiji esperaba más público luego de lograr hacer que cruzáramos ese mar con vida.
     
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