Shimane Islas Oki

Seikanji Yamagawa

—Podemos ayudar con la fragua; tenemos muchas manos extra para poder ayudar a Kyuzo. —observó la isla que el herrero mencionaba para luego desviar sus ojos hacia la figura de Aki, siendo rodeada por Oshin y Tomoe. Dejó que sus ojos se empapen en esa imagen unos segundos más antes de mirar con firmeza a Haku.

—Yo iré con él. —anunció sin un ápice de duda; solo había determinación en su voz. —Tenemos que protegernos, todos tenemos que seguir sobrepasando nuestros límites para seguir sobreviviendo. Ayudaré en lo que pueda.

E hizo una reverencia hacia Haku, Mako y el propio Kyuzo. Seikanji había dejado de ser el niño inocente que aparentaba.

 

Akihito Shishio

Su sonrisa creció un poco más cuando Hajime se sentó a su lado, aunque su atención terminó en Hiro al escuchar su pregunta y ver de manera entretenida cómo trataba de investigar a Rengo con esos gestos, menos cuando dudaba que fueran a causar algo de daño. —Me temo que ni aunque Rengo intentara con todas sus fuerzas ser uno, sería capaz de acercarse a ser similar a ellos...—Confesó con sinceridad alzando sus hombros para restarle importancia, con lo que había visto y la manera en la que había hecho frente a un dios, dudaba que... simplemente por cuenta propia pudiera actuar mal.

Y Hoshi también lo había dicho, él no actuaba con maldad.

—¿Cómo lo hicimos?...Creo que genuinamente fue por el deseo del señor Hoshi por protegernos a todos y evitar que algo peor sucediera —Hizo un dibujo en la arena bastante simplificado de un tenko, si lo comparaba a los dibujos de Seikanji era insignificante pero sentía que podía dar a entender bien lo que había dibujado —. Con esa forma nos trajo la esperanza de que volveríamos a bajar de esa montaña y le dio algo a Rengo tuviera la fuerza y energía para que pudiera derrotarlos...

Se quedó viendo el dibujo en la arena un par de segundos, la situación de Mara era algo que no le correspondía exponer y tampoco de los pequeños escuchar, y aquello dicho tampoco era una mentira en su totalidad, era solo...una verdad a medias que podría satisfacer su curiosidad.

—A nadie le queda muy bien el maquillaje corrido, ¿no? —Preguntó hacia Hajime permitiéndose soltar una corta risa —, muchas gracias. Te la devolveré limpia mañana. —Sonrió y no tardó demasiado en comenzar a imitarlo para limpiarse un poco y estar algo más decente para ellos.

 

Playa
[Aoi; Ryoshi; Dozan]
[Aki; Oshin; Midori; Kushina; Tomoe]
[Haku; Kyuzo; Seikanji; Mako]
[Akihito; Rengo; Hajime; Hiro]
[Xiao]

Kyuzo negó con fuerza —Podrán ayudarme a recolectar materiales; pero no a trabajar los metales, todos decidieron el camino del guerrero, y yo necesito manos que sepan trabajar el metal —En ese momento pensó en Togashi, esperaba que no lo estuviera esperando; tardaría en llegar a su punto de encuentro.

Haku afirmó —¿Cuántas personas cree necesitar para esa misión?

—Necesitamos al navegante— dijo señalando a Ryoshi; después miró a Rengo — El pequeño Harima también hubiera sido buen elemento, siendo que puede que haya más temas paranormales.

—Entonces iré yo — se impuso Mako — Puedo ayudarles con algo de esos temas, estoy segura.

—Yo también iré entonces, cuatro maestros y un herrero... no necesitamos arriesgar a los demás —mencionó Haku.

---

Ambos niños afirmaron a las palabras de Akihito; pues sabían que el señor Hoshi era así de fuerte. Hajime sonrió — Puede usarlo cuando quiera —Habló con formalidad — Quería preguntarle algo más...— dijo con curiosidad sin retirar la formalidad; era algo típico en niños, darle mayor jerarquía a alguien cuando querían algo—La isla creo que puede tener cosas interesantes para la herbolaria — dijo con complicidad — Sé que usted y la señorita Umineko saben de herbolaria también. Creo que deberíamos buscar un poco. ¿No cree?

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Nekita
rapuma
Ayeah

 

Akihito Shishio

Entrecerró sus ojos para mirar a Hajime con cierta curiosidad, de todas las personas que pudieran ayudar a un favor o conocer algo que el menor pudiera necesitar, dudaba que él estuviera dentro del top más alto en la lista, pero al escuchar su petición no pudo evitar contener una risa.

Era una propuesta lista, conveniente.

—Definitivamente debe de haber cosas muy interesantes por allí, escondidas por la montaña, seguro Umi también estará interesada—Hizo girar el cuadro de la tela en su dedo índice, tal y como lo haría como con un abanico para distraerse un poco —. Si todo está a nuestro favor, será más fácil y seguro buscar por la mañana, así también nos servirá para saber que cosas podemos aprovechar de este lugar.

Desvió su mirada momentáneamente y señaló a Mako con un movimiento de cabeza —Lo ideal es que la señorita Mako esté de acuerdo con que nos ayudes a explorar para que esté tranquila...—Dijo un poco mas serio pero aun manteniendo su tono suave —, ¿te sientes con suerte para preguntar o preferirías que lo haga yo?

Con todo lo sucedido no sería él quien desapareciera de la vista de Mako a uno de sus hijos, y genuinamente prefería que supiera que es lo que deseaban hacer.

 

Aoi Nobunaga

Entre sueños y vigilia dejó que el tiempo fluyera y sanará sus heridas como sólo él puede hacer.
Fue vagamente consciente de la incineración de Hoshi y sintió el calor de las llamas en su cuerpo convaleciente. Pero aquel funesto hecho se entremezcló con sus pesadillas más oscuras y, hasta que no despertó por completo, no fue capaz de distinguir sueño de realidad.

Y no sabría decir cuál era peor.

Lloró la muerte de Hoshi internamente, sorprendida por el dolor que dejaba en su alma a pesar de no ser capaz de externalizar la emoción. Años ocultando sus sentimientos no lo hacían precisamente fácil y Aoi siempre había sido práctica, por lo enterró ese dolor en una esquina de su corazón y se acomodó su máscara de inexpresividad.

Ya gestionaría la desazón más tarde.

Escuchó las conversaciones a su alrededor y sacudió la cabeza con energía. Una de ellas había captado su atención y no era precisamente la que se refería a sí misma.

— Yo iré donde vaya Ryoshi. — Declaró con firmeza, poniéndose en pie con renovadas energías y acercándose a Kyuzo con una expresión que no admitía réplica. No iba a dejar que lo alejaran de su vista habiendo seres tan extraños circulando por ahí.

Buscó al pirata con la mirada para corroborar su afirmación.

 

Playa
[Aoi; Ryoshi; Dozan]
[Aki; Oshin; Midori; Kushina; Tomoe]
[Haku; Kyuzo; Seikanji; Mako]
[Akihito; Rengo; Hajime; Hiro]
[Xiao]

Hajime miró a Akihito en silencio por unos momentos; después desvió la vista hacia su madre —Vamos juntos... —dijo con inseguridad para después girarse hacia Hiro — Cuida de Rengo — le ordenó.

Realmente la distancia de ellos con Mako era muy corta; aun así, se acercaron al grupo para escuchar más a fondo lo que decían, hablaban de ir a la otra isla.

Ryoshi tomó la mano de Aoi —Podemos ir juntos; pero ni tú o yo bajaremos a esa isla — dijo hacia Aoi para después acercarse al grupo de Mako —Los dejaremos en la isla; y esperaremos en el barco. Las olas son demasiado fuertes para confiar en que el barco se mantendrá en su lugar; dejar a la deriva a nuestro único medio de estas islas es una locura.

—Me parece sensato — afirmó Haku

—No vayan... — dijo Hajime con temor — Nada de lo que haya en esa isla vale arriesgar la vida — dijo con ojos humedecidos.

—Culaquier cosa que nos de ventaja en esta guerra merece el esfuerzo— le dijo Mako mientras se hincaba para abrazarle —Sé fuerte mi amor

—Las sombras; Kodoku, luego papá y ahora el señor Hoshi — dijo ocultándose en el pecho de su madre mientras lloraba — Quedémonos en silencio en la isla. Hagamos de este nuestro nuevo hogar.

Mako forzó a Hajime a separarse —Tu padre no está con los demás... el volverá.

Hajime afirmó —Perdón... yo.

Mako volvió a abrazarlo.

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Nekita
rapuma
Ayeah

 

Seikanji Yamagawa

Afirmó hacia Aoi, quién también les acompañaría en el traslado hacia la otra isla; su puntería a distancia era certera y, por norma general, mortal. Les venía bien un apoyo a distancia. No sabían qué otros peligros más allá de la marea aguardaban en la distancia.

Observó con el pecho comprimido el intercambio entre Mako y el pequeño Hajime, cerrando los ojos y negando con fuerza. Tenía que tener su cabeza despejada para la misión que estaban por realizar, no podía albergar dudas o espasmos de nostalgia que entorpecieran su accionar. Pero era imposible no sentir los sentimientos de Hajime como propios. Los miedos transmitidos a una madre y un abrazo protector que pareciera ocultar el daño del mundo exterior. Algo que él ya no volvería a experimentar.

—Hajime. —dijo al abrir los ojos, ahora vidriosos. —El cielo no pide permiso para llover. —sonrió al decir esas palabras, recordando el abrazo de Rengo y un proverbio que los terminaba de unir en cierta forma con el cabecilla de los Minamoto, aunque nadie lo sabía en esos momentos.

—¿Esperaremos el amanecer? —preguntó sin estar muy seguro, posando sus ojos en Ryoshi, reconociendo en él el arte de la navegación y por consecuente, con la última palabra.

 

Aoi Nobunaga

Sonrió hacia Ryoshi y asintió una vez mostrando su conformidad.
El resto de detalles no importaban mientras ellos pudieran mantenerse juntos, no sabía el tiempo que le quedaba por delante y no pensaba malgastar ni un segundo lejos de su nueva familia.

Con gestos mecánicos y expertos, comenzó a recolocar todas y cada una de sus armas en los pliegues de sus ropas ideados para ello. Algunos de sus kunai se habían movido durante la batalla y el endurecimiento de la tela por la sangre seca no ayudaba con su agilidad.

Con un suspiro exasperado, arrancó de cuajo su manga izquierda dejando a la vista la horrible cicatriz reciente que atravesar desde su hombro a la cadera.
Dicha cicatriz estaba rodeada de una miríada de cortes más antiguos que demostraban que no era la primera vez que había sido herida. Flexionó el brazo un par de veces y simuló disparar un arco invisible.
Odiaba exponer su piel marcada de mil y una formas pero era consciente de que todos los presentes la habían visto y la libertad de movimiento era más importante que su rubor.

Una vez satisfecha con su extraña sesión de costura se irguió de nuevo y cargó su arco y las flechas.
No sin antes impregnar la mitad de ellas de distintos venenos. No sabía qué podría necesitar más adelante.

Acarició las agujas de Wu con delicadeza y suspiró. Esas las guardaba para otro tipo de veneno... Pero debía encontrar sus ingredientes en la mar.

 

Akihito Shishio

—Volveremos pronto. —Dijo hacia Hiro con una sonrisa mientras se levantaba del suelo y sacudía la arena de su ropa antes de iniciar su andar al lado de Hiro hacia su grupo de interés, escuchando de a poco el hilo de la conversación que estaban teniendo con cierta curiosidad y confusión, ¿ir hacia la otra isla? Rápidamente sus ojos se desviaron hacia la lejanía donde se podía apreciar la silueta del destino en cuestión y frunció el ceño, no parecía en lo absoluto la opción más...segura.

Y también era una opción que los dejaría varados en la nada si algo llegaba a pasarles a los que deseaban ir, ¿pero cómo podía decir eso en voz alta si ya estaba observando con pesar la interacción de Mako y Hajime? No quería asustarlo más de lo que por su cuenta ya había concluido a su corta edad.

—...Procuren ir con el mayor cuidado posible...—Dijo mirando a cada uno de los presentes —, y no teman retirarse hacia al barco si la situación se vuelve complicada, deben volver —hizo una corta pausa para respirar, mirando de reojo a Hajime, ya había otros que no habían vuelto. Entonces siguió—, para que nos ayuden a volver algo más cómoda la isla.

Entrelazó sus manos detrás de su espalda —...Y seguro navegar de noche en esta clase de marea no debe ser tan óptimo... acompáñenos lo que queda de la noche, de ser posible... para hablar un poco más.

Sin poder evitarlo volvió a centrarse en Mako y Hajime, extender el tiempo de una madre con sus hijos...que los tranquilizara sobre el viaje que tendrían, que también todos los demás pudieran despedirse tranquilos de sus seres queridos y todos pudieran tener algo más de paz.

 

Playa
[Aoi; Ryoshi; Dozan]
[Aki; Oshin; Midori; Kushina; Tomoe]
[Haku; Kyuzo; Seikanji; Mako]
[Akihito; Rengo; Hajime; Hiro]
[Xiao]

Hajime lloró nuevamente con las palabras de Seikanji mientras abrazaba a su madre; ella lo consolaba.

Ryoshi no pudo separar la vista de todo ese ritual que Aoi hacía, distrayéndose por completo de lo que los demás hacían o decían; fue hasta que Dozan le dio un ligero golpe en el pecho para señalarle a Seikanji.

—¿Qué? — preguntó Ryoshi con confusión.

—Te está preguntando si deben esperar al amanecer — le repitió Dozan —Y Akihito bien dice que no es bueno navegar en esa marea.

Ryoshi afirmó —La marea no cambiará al acercarnos a esa isla, día o noche dará igual; la forma de esa roca hace que se agiten las corrientes, seguramente hay túneles subterráneos con agua que crean esas agitaciones. Y si la roca no tiene fauna local es evidente que su única vida es resistente al agua. Pero... poder ver hacia dónde vamos a estrellarnos es algo que cualquiera puede apreciar. Al amanecer será.

—Creo que entonces yo también debo ir — dijo Dozan.

—La parvada ya no se separa —dijo Ryoshi para después correr hacia Aoi —Creo... que debemos lavar tu ropa primero. El río nos dará agua dulce, si la lavamos en la playa se pondrá aun peor.

—Tendrán mejores ropas cuando regresen de la isla—dijo hacia todos los presentes —Yo me encargaré de ello. Haremos lo mejor con lo que tenemos.

—Akihito y Rengo podrán ayudarnos a levantar buenos techos; no podemos vivir siempre expuestos — dijo Tomoe con autoridad.

—No creo que despierte pronto —gritó Hiro desde su posición, aun picando la cara de Rengo que se mantenía inamovible.

—¡Que lo dejes!—le gritó Hajime mientras se limpiaba los mocos, alejándose de Mako para ir hacia Hiro.

—Les encargaré a los niños —dijo Mako a Akihito —Saben defenderse muy bien recolectando víveres y haciendo deberes; pero ninguno de ellos sabe sostener un arma decentemente si es para combatir. Pueden recolectar hierbas, cortar con cuchillos verduras y madera; cuidan su aseo personal sin que uno deba insistirles; no le temen a la oscuridad y no necesitan de mucho para quedarse dormidos. Son buenos niños, muy ingenuos aun. Son mi vida, mi razón de ser.

El grupo debía dividirse nuevamente; así que a pesar de que la mayoría quería ir a la isla, tuvieron que ceder. También se necesitaba un grupo estable en la isla mayor.

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Nekita
rapuma
Ayeah

Abro día en mi siguiente post (no tardo en postear)

 

Seikanji Yamagawa

La noche había sido placentera, quizá por el fuego que Hoshi había exteriorizado hacia ellos. Durmió con la cabeza apoyada en el hombro de Aki, con sus piernas juntas y flexionadas, abrazados junto al altar que se encargó de desprender toda la noche un agradable calor. Seikanji babeó un poco y en cuanto abrió los ojos intentó no despertar a Aki, la cual acomodó de manera que no sintiera que él se movía. La observó dormir y sonrió levemente, depositando un suave beso en su mejilla.

—Volveré. —anunció entre dientes, poniéndose en pie y estirando todo su cuerpo con unas pequeñas flexiones mientras se acercaba al grupo que acompañaría.

Se acercó esta vez a Kyuzo, viendo cómo ordenaba sus instrumentos.

—Siento que nuestro segundo encuentro fuera de esta manera, Kyuzo-tono. —hizo una pequeña reverencia hacia él. —Espero que entienda que sólo buscamos lo mejor para los nuestros.

 

Akihito Shishio

Dejó escapar un suspiro de tranquilidad cuando Ryoshi aceptó navegar hasta el amanecer, ya era una preocupación menos en su cabeza y mínimo para los demás no se iba a sentir que partían de una manera apresurada y, cuando los demás comenzaron a hablar se limitó a asentir con seguridad para demostrar que estaba de acuerdo. Si ellos se iban a esforzar de ese lado de la isla, ellos debían hacer lo mismo desde su esquina, ser ingeniosos con lo que fueran encontrando y tratar de que regresaran a algo mejor.

Cuando Mako les comunicó más cosas sobre sus hijos, aprovechó para preguntar por el visto bueno de llevarlos, o bien a Hajime en particular, a recolectar hierbas interesantes de la isla ahora que ya no había peligro y que podía esperar a darle una respuesta hasta antes de que tuviera que partir.

Al caer la noche durmió no muy lejos de donde se encontraba Rengo, apoyado sobre su brazo para tratar de dormir lo más cómodo que pudiera en esa circunstancia hasta que el repentino de movimiento de su ropa lo despertó de golpe exaltado, temiendo lo peor. —¿Hiro...?—Balbuceó con cierta preocupación, reincorporándose con cierto apuro al temer lo peor.

Por un breve momento no pudo contener su reacción de miedo puro al ver lo que estaba pasando —Esto...esto debe ser por...haber usado su magia contra los Oni...—Dijo un tanto intranquilo pese a su esfuerzo de sonar neutral; se puso de rodillas al lado de él, pegó su cabeza en su pecho para comprobar si escuchaba el latir de su corazón y una vez hecho eso, comprobó si tenía su temperatura elevada al poner una mano en su frente —Hajime... ¿esto acaba de suceder?

 

Aoi Nobunaga

Asintió brevemente a Ryoshi cuando indicó que partirían por la mañana y lo acompañó al río a lavar sus ropas, ligeramente avergonzada por no haber pensado en aquello antes de desgarrarlas.

Al volver, observó cómo todos se disponían a dormir por lo que se acercó a los restos de la hoguera y se estiró como un gato antes de sentarse. Sacó uno de sus kunai para hacerlo girar perezosamente entre sus dedos y fijó la mirada en el horizonte. Montaría guardia durante la noche, ya había dormido bastante para recuperarse de sus heridas de todos modos.

Mantenía su vigilia cuando Rengo captó su atención. El cambio de su cabello captó su atención distrayéndola de sus funciones de vigía y no se movió hasta que las voces de Hiro y Akihito la sacaron de su ensimismamiento.

— Hará apenas unos segundos. — Respondió, acercándose a ellos con recelo. Después de aquella isla ya nada podría sorprenderla. — ¿Tendrá algo que ver con Hoshi?

 

Playa
[Aoi; Ryoshi; Dozan; Haku; Kyuzo; Seikanji; Mako]
[Aki; Oshin; Midori; Kushina; Tomoe; Akihito; Rengo; Hajime; Hiro]

Aki se despertó después de Seikanji se había ido; lo hizo por la ausencia del calor que sentía momentos atrás, alertándola; se sentó con dificultad, cansada por correr la montaña arriba; todo en ella dolía, incluso el corazón al ver el fuego muerto, exhibiendo lo que aun quedaba de una de las personas que más amó en su vida.

Kyuzo miró a Seikanji cuando este se acercó — Todos nos movemos con nuestros propios intereses; ustedes me usarán como yo a ustedes. No lamentes nada; es instinto de supervivencia.

Hajime no supo responderle a Akihito; pues no había prestado mucha atención, había dormido a su lado y no vio el desarrollo por la noche.

Ryoshi se despertó al escuchar la voz de Aoi; se talló los párpados y se quedó tirado en la arena, contemplando a Aoi desde ese escorzo; después ella avanzó hacia dónde estaba la conmoción por el cabello de Rengo, este sonrió y miró a Dozan mientras se sentaba lentamente — ¿Tú que crees? —soltó una ligera risa burlona; Dozan lo acompañó en las risas.

Tomoe fue la que se levantó delante de ellos —¿Por qué creen que es gracioso? —su voz no mostraba enojo, sino genuina curiosidad.

—A ustedes todo les parece una broma ¿No es cierto? —Oshin si se acercó a reclamarles —Estamos perdiendo a los nuestros y cada vez nos enfrentamos a cosas que no entendemos, estamos asustados y ustedes se ríen.

Haku se acercó y abrazó a Oshin; la muerte de Kaji también seguía fresca y el cúmulo de emociones se arremolinaba en el interior del clan.

Ryoshi no borró su sonrisa; pero Dozan se sintió avergonzado y bajó la mirada como un niño regañado.

—¿Nunca les ha parecido curioso el cabello de Dozan?— preguntó Ryoshi con tranquilidad señalando a Dozan.

Contenido oculto

—Demuestra el acercamiento con un yokai. Una carga como una maldición de su parte...— mencionó Dozan.

— Pero tú energía, no posees ninguna anomalía —interrumpió Mako

Dozan subió y bajó los hombros —No tengo energía espiritual. Soy el recipiente de una maldición de muerte—miró a Ryoshi.

—Mala suerte diría yo —mencionó Ryoshi para después ver a Rengo — Hoshi, ese hombre era un misterio; pero seguramente también lo sigue una especie de maldición y tal vez pasó a ese niño.

Mako afirmó para después mirar a Dozan —¿Qué tipo de yokai?

Dozan sonrió —De los odiosos; malditos zorros... te engañan, prometen ayudarte y terminan condenándote... la razón por la que di con ustedes en Iga fue porque ya había encontrado a Ryoshi cuando pelearon en Fukui. Y yo estaba en Fukui intentando cumplir con el acuerdo que tenía con uno de esos zorros. Yo pensé que sería mucho más listo que ellos, pensé que podría usarlos para que nos ayudaran con nuestro problema...—Dozan miró a Ryoshi, pues sabía que debía hablar de su pasado.

Ryoshi suspiró; ya no le importaba que ellos supieran de su historia. Pero simplemente le generaba fiaca contarla.

Contenido oculto: Ficha parcial Ryoshi

Hubo un día que mientras Ryoshi (10 años) pescaba en el puerto de Sakata; notó como un banco de peces parecía irse a un sitio que él no conocía; le dijo a Dozan y este creó una distracción para los piratas, dándole el tiempo a Ryoshi para que explorara. Fue así que guiado por los peces, encontró una cascada y detrás de ella, una cueva, era el sitio perfecto. Su paraíso. Ryoshi corrió de regreso a dónde Dozan; pero había llegado tarde; lo habían descubierto que encubría a Ryoshi, y cuando este llegó, también recibió su merecido. Ambos fueron encerrados en barriles por días.

—Lo siento; me preguntaron por ti y mentí; se dieron cuenta...

—Eso no importa, Dozan; encontré nuestro nuevo hogar. Cuando salgamos, le avisaremos a Kaori y Kojiro, y huiremos.

Pero sintieron como el barco se movía; no volverían a puerto en mucho tiempo. Los dejaron salir para hacer las tareas más difíciles o las que los piratas no quisieran hacer. Si caía tormenta, eran ellos quienes quienes subían a los mástiles a guardar las velas, eran ellos los que ajustaban las cuerdas y amarraban los barriles. La amenaza de aquel hombre era "Si pierdo algo, serán ustedes a los que lance por la borda a mar abierto" Incluso sabían dirigir bajo las estrellas a un barco.

Y la tormenta llegó... Dozan no amarró como debía un barril de sake, y rodó por la proa hasta romperse. El pirata al enterarse al siguiente día, tomó por el cuello a Dozan y lo lanzó al mar. Fue Ryoshi quién en un arranque de desesperación corrió hacia aquel hombre y lo tacleó, haciendo que ambos cayeran al mar junto con Dozan. El pirata le gritó a su tripulación quienes lanzaron una tabla amarrada al barco para rescatar a su líder, la tomó y cuando estuvo en sus manos, Ryoshi lo jaló hacia el mar, nadó y nadó hacia abajo.

Al emerger nuevamente, el barco se alejaba de los tres, habían dejado atrás a su líder. Dozan los buscó a mar abierto, pero nada. Fue hasta que vió una mancha roja, y del centro emergió Ryoshi, con una estaca de madera. Había rotó la tabla y al ver que no podía ahogar a el pirata antes de que él se ahogara, decidió clavar la madera en su pecho; pero el cuerpo no se hundió... y lo usaron para mantenernos a flote.

Ryoshi miró el barco a la distancia — Les pregunté un día a los piratas como me ganaba mi libertad y se rieron — dijo con tranquilidad —Entiendo por qué se rieron. Un esclavo nunca puede ganarse nada. Pero un pirata siempre es libre. No iba a ganar mi libertad... yo tenía que nacer libre... — miró a Dozan y sonrió — hoy les he demostrado que somos como las aves.

Sabían que morirían en el mar, sabían que si el cansancio no nos mataba, sería la deshidratación, o algún depredador marino. Pero Ryoshi reía, y su risa contagió a Dozan. Ryoshi reía porque eran libres al fin, y no había límites en su horizonte.

Y llegó la noche; era noche del Tamakaze; aquel viento invernal que traía las peores tormentas. Y cuando pensaron que no resistirían más... escucharon risas, no eran las suyas. Miraron a su alrededor y vieron fuego danzante en el mar y junto a las llamas vieron flotar cabezas; lentamente, el cadáver que los mantenía a flote su sumergió... y después, fueron rodeados...

​

—Ahora pertenecen al mar — dijeron los yokai que surgían de cada llama en el mar

Ryoshi reaccionó instantáneamente —Pelearé a muerte por nuestras dos almas... No puedo dejar sola a Kaori. No puedo.

Dozan lo tomó del hombro para que se tranquilizara mientras los yokai reían a diferentes voces —Traeré más almas a ustedes, dennos un barco y prometo que les daré más que dos simples almas de niño, a cambio, nos dejarán libres

Los yokai callaron para después abrir paso a un barco, dónde los dos niños subieron.

Al subir al barco; Ryoshi tomó la iniciativa; el sabía perfectamente a qué almas se estaba refiriendo. Navegó usando la tormenta a su favor, alcanzando a los esclavistas piratas que tanto daño les habían hecho. La tormenta abrazó con fuerza al enemigo mientras su barco navegaba con Ryoshi en las velas. Él no dejaría que se hundieran con esos piratas. Todos y cada uno fueron víctimas del mar, y los mayoibune emergieron para llevarse sus cabezas, en una danza infinita de llamas rojas al horizonte.

​

—Cada fin de ciclo, nos traerán más almas. De ese modo, las suyas siempre serán perdonadas... porque ustedes pertenecen al mar. Y si se alejan de este por mucho tiempo... seremos nosotros quienes los busquen dónde sea que se escondan.

De esa manera, desaparecieron dejándoles el barco.

Aoi notó cómo Ryoshi había guardado algunos detalles a su historia; pero contó lo que importaba para entender por qué Dozan había recurrido a la ayuda de un yokai.

—El maldito zorro me dijo que si mataba a la mujer oculta en el castillo de Fukui me ayudaría a conseguir más almas

Mako apretó los puños escuchando la historia de Dozan; pero mantuvo silencio.

—No pude hacerlo; la mujer era una buena persona y me dio mucha pena. Acababa de perder recientemente a su esposo por lo que pensé que tal vez aceptaría la ayuda de una muerte indolora y así podría reunirse con su esposo —Dozan negó — Pero ella decía que tenía un hijo al que quería volver a ver algún día. Así que me negué a tomar su vida e incumplí el contrato con el yokai — señaló su cabello — Me maldijo; diciendo que los espíritus del infortunio me seguiría a todos lados, y que en cualquier momento me atacarán. Un recordatorio, para jamás dormir tranquilo —soltó una risa burlona la cual acompañó Ryoshi.

—No entiendo por qué se ríen. Puedes morir en cualquier instante por lo que acabo de entender — le preguntó Haku a Dozan.

—Me da risa saber quién se va a pelear por el alma de este antiguo esclavo —Dijo Dozan señalándose y después mirar a Ryoshi.

—Si el kitsune o mayoibune— completó Ryoshi.

—Si gana el kitsune, tal vez mi alma sume a la cuenta de los mayoibune —Dozan soltó una carcajada.

Seguía sin hacer gracia alguna. Pero para Ryoshi y Dozan no era una manera de reírse de la futura muerte de Dozan; reían porque aun se sentían en control, aun creían que podrían ganarle a todos los yokai que se les cruzaran enfrente; porque ellos que habían crecido como esclavos, pelear por su libertad se volvió su estilo de vida, uno en el que siempre terminaban ganando.

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Nekita
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Ayeah

 

Akihito Shishio

Miró hacia Umi por unos segundos y se alzó de hombros, no...creía que era por Hoshi por mucho que lo dijera en voz alta por el bien de los niños y su tranquilidad. Quiso pedirle que le llamara a Mako para saber qué se hacía en cosas como esas cuando poco a poco todos comenzaron a llegar, haciendo que poco a poco la preocupación de que la vida de Rengo estuviera en peligro se fuera calmando, incluso aunque fallara en ver lo gracioso de todos los temas que Ryoshi y Dozan estuvieran hablando.

—Una maldición...—Dijo en voz baja, suspirando un poco de alivio, cualquier información le servía para tratar de conectar las cosas que sabía con lo que no entendía del todo—, esta bien...creo que...eso es más manejable... gracias por explicarlo.

No tenía que ver con Hoshi, pero absolutamente tendría que ver con Mara. Su poder. Su maldición.

No habían sido las mismas condiciones con las que los demás miembros de su familia lo habían usado, pero quizás no importaba genuinamente la intención, solo el simple hecho de usarlo, ¿sería más piadoso porque todavía tenía la intención de mantener esa promesa? ¿Perdonaría un poco de su maldición porque aparentemente creía en él?

Con su cabeza un poco más ordenada y sus preocupaciones más controladas, giró un poco su cuerpo para poder ver mejor a Ryoshi y Dozan —Si esa maldición te persigue procuren ir con más cuidado, si los kitsunes tienen el mismo sentido del humor que los kamis...quizás busquen darte un susto. —Era la manera más discreta que podía ponerlo, pero estaba seguro que ellos entenderían.

 

Seikanji Yamagawa

Afirmó a las palabras del herrero, sonriendo con pena al saber que era todo por mera supervivencia. No era algo real, simplemente aliados que coincidieron en una etapa de sus vidas. Por un pequeño momento sintió que Kyuzo quizá pudiera guardar cierta relación para con ellos, pero todo se derrumbó tras sus palabras tan filosas y certeras como el hierro candente y el yunque de la fragua.

Estuvo a punto de girarse para embarcarse en la misión pero a último momento dio un tímido paso hacia delante, dejando ver que no se iría sin lo que quería conseguir.

—Usted nos ayudará con las protecciones y nosotros seremos su puente hacia tierra firme, pero me gustaría que tome a personal mi pedido. —inclinó un poco la cabeza para demostrar la sumisión de su propuesta. —Guardé en secreto su identidad durante muchas noches a cambio de nada, simplemente porque mantengo mi palabra. No tengo mis materiales, no puedo dibujar más. —levantó la cabeza para mirarlo a los ojos. —Si los tuviera podría crear mi arte así igual que el suyo con nosotros. Y como no tengo nada con qué poder pedirle este favor, al menos hágalo por el secreto que mantuve guardado todo este tiempo. —miró en dirección a Aki, la cual ya había despertado. —Por favor, no gaste materiales en mí. Forje lo mejor que tenga para ella. Es muy hábil con el arco y flecha pero es muy ligera sin protección. Estoy seguro que si ahorra un poco de materiales en alguien podrá hacer un mejor trabajo enfocado en una persona. Es todo lo que le pido.

 

Aoi Nobunaga

Escuchó el intercambio en silencio, anticipando cada momento de la historia de Ryoshi al rememorar en su mente el momento en que la compartió con ella.
Apretó los puños al recordar su promesa y se reafirmó en su resolución a ayudarlo. No dejaría que las almas de su familia se perdieran en el mar... Encontraría el modo de salvarlos.

Aguardó pacientemente a que todo el mundo terminara de hablar y, finalmente, se puso en pie para salvar la distancia que la separaba de Ryoshi y Dozan.

—Entonces, ¿Nos vamos ya?

 

Playa
[Kyuzo; Seikanji; Mako; Aoi; Ryoshi; Dozan; Haku]
[Aki; Oshin; Midori; Kushina; Tomoe; Akihito; Rengo; Hajime; Hiro]

Kyuzo miró a Aki mientras Seikanji hablaba; efectivamente era alguien que se podría considerar frágil —Todos son muy confiados...—dijo severo — seguramente en Koga habrían tenido sus protecciones y salieron sin ellas; es culpa suya la falta de protección —volvió su mirada a Seikanji — Mi forja se gana, todo dependerá de regresar a esta isla. Yo juzgaré con el acero lo que cada quien merece — dijo nuevamente hablando con su orgullo de ser el mejor herrero, y al darse cuenta bajó la mirada a la arena — De nada sirve prometer si no regresamos —Dijo subiendo al barco.

Dozan afirmó a Akihito —Descuida, soy consciente —la mirada de Dozan era distinta, nuevamente seria; pero al ser golpeado por Ryoshi volvió a perder la postura, volviendo a aquella personalidad divertida que tenía con su mejor amigo.

Haku; Kyuzo; Seikanji; Mako entraron al barco; los últimos en abordar fueron Ryoshi, Dozan y Aoi.

Los demás los despidieron con preocupación en sus rostros; pero nadie detuvo a nadie con sus palabras; inculcar el miedo en alguien que partía nunca era bueno.

Hajime sujetó la manga de Akihito —Ven... Hiro cuidara de Rengo —dijo tragándose su miedo y jalando a Akihito hacia el bosque.

Avanzaron hasta que Hajime le señaló una seta peculiar pegada a uno de los árboles —Reishi — dijo sonriendo; esperando que Akihito supiera de lo que estaba hablando.

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—¡Es simple roca!— Gritó Haku mientras remaba de la manera en la que Dozan le había indicado. Aoi y Mako revisaban la vela la cual se agitaba frenética. Ryoshi maniobraba con fuerza, sin desconcentrarse mientras Dozan dirigía a Seikanji con los remos. Todos estaban atados y asegurados al barco, y sabían como romper el amarre si era necesario.

El cambio de corrientes se sentía como un golpe en el pecho cada cambio de dirección. A Kyuzo lo habían amarrado al mástil al demostrar que su pata de palo no podía aferrarse al suelo con destreza; pero el mantenía la mirada hacia aquella roca.

—Hay algo mas, yo lo sé...— decía Kyuzo sin mostrar arrepentimiento alguno de aquella decisión.

—¡No habrá donde atracar!— gritó Dozan a Ryoshi quien sólo puso su dedo índice frente a su boca, indicándoles que guardaran silencio, después señaló la gran roca.

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Todos creyeron que iban a ver un sitio seguro; pero sólo vieron como impactaron las olas en la gran roca. Ryoshi sonrió, no veían lo que él.

—Vean el vuelo de la parvada; si hay gaviotas, hay un sitio dónde los peces se mueven tranquilos. La gaviota no caza en tempestad...

Ryoshi dio un giro tempestuoso que obligó a aquellos con remos a sujetarlos con mayor fuerza. Pero después de ese golpe; pudieron sentir una marea ligera, fácil de navegar.

—¡AHORA! ¡REMEN CON FUERZA! ¡LA VELA AL FRENTE!— Ryoshi comenzó a reírse al ver cómo se levantaban en la cresta de una de las olas que se dirigía hacia la roca —NO DEJEN DE REMAR, NO DEJEN DE DETENER LA VELA. ¡Y NO SUELTEN EL BARCO!

—¡AHHH! — El miedo de la pequeña tripulación se englobó en una sola voz mientras Ryoshi seguía a una parvada de gaviotas que parecían que se estrellarían; pero mientras la cresta bajaba; pudieron verla... aquella cueva que guiaba la corriente de agua tranquila.

La ola azotó y los impulsó al interior de aquella cueva mientras Ryoshi sonreía con satisfacción —Revisen que el viejo siga atado

—Aquí... sigo... —dijo Kyuzo para después toser con fuerza.

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Lo habían logrado.

Haku miró a Ryoshi, soltó el remo con manos trémulas, su ropa empapada por primera vez le pesó y no podía levantarse. Sus piernas eran paja, se habían entumecido del frío y del miedo —Ese hombre... está loco.

—Lo llamé el samurái del silencio — dijo Dozan exprimiendo sus ropas con tranquilidad.

—No lo entiendo...— mencionó Mako ante las palabras de Dozan.

—Escuchen...—dijo Dozan con una sonrisa.

Afuera había tempestad de olas; pero en aquella cueva había calma, una brisa serena; una corriente pacífica —A pesar de la tormenta... Ryoshi siempre nos lleva a la calma. Del ruido nos protege en el silencio —Dozan sonrió orgulloso de su amigo — No por nada lo quería Gendo como discípulo... imagínense a Ryoshi dirigiendo una flota para el Imperio.

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Nekita
rapuma
Ayeah

 

Aoi Nobunaga

Siguió las órdenes de Ryoshi con una fe ciega, plenamente consciente de que él jamás pondría su vida o la de Dozan en riesgo. Aunque no pudo evitar sentir el miedo cuando aquella ola los arrastró con toda la fuerza del mar embravecido.

La repentina calma se sintió extraña, el silencio sólo roto por los latidos agitados de sus corazones en contraposición con el estruendo del viento, las gaviotas y el océano picado.

Tragó saliva de forma audible y una carcajada escapó de sus labios cuando las voces de sus compañeros de viaje comenzaron a sonar demostrando que todos estaban bien.

Observó a Dozan con los ojos brillantes y asintió, compartiendo su orgullo.
— Es un nombre perfecto. — Respondió, ampliando su sonrisa de forma inconsciente al mirar al pirata. — Aunque siempre pensé que era irónico.

Al fin y al cabo, Ryoshi era muchas cosas... Pero no silencioso.