Shimane Islas Oki

Yuzuki Minami
Herbolaria —> Bosque [Herbolaria]

Noté la reacción de Umineko al verme sacar la katana de su saya, pero quedó claro que no tenía intenciones hostiles. Cualquier escenario en que yo enfrentara un arma hacia Murai y su familia aquí, en estas islas, era ilógico y estúpido, incluso si este hombre ya no poseía demasiada fuerza los que le rodeaban sí y sabía que reaccionarían a cualquier falta de mi parte. No tenía sentido romper una alianza atacando a un ciego.

Ya no.

Murai dijo el nombre de Kobayashi, que la llamara así y pensé que la palabra "niña" quizás sonaba despectiva, pero para mí englobaba el peso real del crimen, porque había cuidado de Rengo en Kamakura, había sacado a Hayato de Fujimi y me había separado de mis hermanas para mantenerlas seguras, pero había descubierto los colmillos contra otra como ellos. Protegía a los niños, pero habíamos cazado a una, ¿y para qué? Si él estaba vivo.

—No lo olvido, pero en mi forma de ver el mundo no olvidar que era una niña tiene el mismo peso que no olvidar el nombre. Se suponía que protegiera a los que eran más pequeños, pero no podía ver más allá del rencor —advertí sin cambiar el tono, manteniendo eso como lo que era: un intercambio—. Ni siquiera debíamos llamarlo justicia, ni tú ni yo.

Respiré con cierta pesadez, observé su sonrisa y pensé en todas esa figuras, muchas de ellas de hombres, que aparecían, me hacían resentirlos y luego algo se quebraba. Era Kato con el trato a sus hijos, Hashimoto al atravesar el pecho de Takano y Murai al casi matarlo, ¿y estaban vivos? Porque demostraban su utilidad, Kato hizo que saliéramos con vida, a Hashimoto le guardaba afecto ya para este punto y Murai, bueno, era el cuerpo del que mi sombra se proyectaba. Todas eran relaciones complejas, pero la de la serpiente había duplicado dicha dificultad.

De todas maneras, sonreí cuando lo escuché decir que confiaba en las manos de sus alumnos, que nos defendiéramos con lo poco que nos quedaba, lo que no habían podido quitarnos y que los hiciéramos arrepentirnos de habernos torturado. Recordé a Konan, en las mazmorras, con la misma mirada que yo debía tener y recordé también mi sangre.

Reconocía el crimen cometido al tomar la vida de Kobayashi, que se enlazaba a otro y reconocía los resultados, pero tampoco podía olvidar las palabras de Noishi al decir que era una amenaza para Gendo. Éramos creadores de muerte, ¿no? Más le valía no olvidarlo. Murai hablaba de venganza y yo, ciertamente, no tenía problema en llevarla a cabo.

Me dediqué a limpiar mi espacio, escuché lo que dijo Murai de Kato y contuve una risa. Con el espacio limpio, Mako pidió el favor de que avisáramos a los herboristas anti-veneno de que era su turno y asentí, agradeciéndoles a ambos por la lección. Al salir Umineko se encargó de dar el aviso, la vi retirarse supuse que a buscar al resto y me pregunté dónde se habría metido Riku, pero lo dejé estar, suponía que la voz correría con Umineko.

Me aparté un poco para no estorbar y un mapeo del espacio noté a Kohaku con Akihito, opté por no interrumpirlos aunque sonreí sin darme cuenta en realidad y busqué con la vista al resto, Yume, Tamura, Konan y Aki. En todo este rato algo de la resaca de anoche se había diluido, pero las clases me había dejado con la cabeza pesada de todas formas y me pregunté dónde se habrían metido los niños, si Hayato apenas era que no se caía de sueño antes.

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a ver dónde se metieron los muraicitos y hayato alv

si no vuelvo a fastidiar para ver cómo sigue fukuro ^a

 

Akihito Shishio
Bosque (Herbolaria)

—Gracias, toda la ayuda es buena, y no te preocupes, creo que nadie querrá trabajar más esta noche...—Confesó con una sonrisa, con suerte le iba mucho mejor que a él apoyando en la construcción estando un poco más fresco junto con todos los demás, tenía la ligera sospecha que ahora con las reuniones todos podrían dormir un poco mejor.

No comentó nada al respecto de sus horas de sueño pero si soltó una risa sin querer, habría imaginado que un barco los arrullaría al dormir pero si sumaba el alcohol, seguramente fue un viaje muy interesante al momento de intentar descansar, no deseaba en lo absoluto vivir aquella experiencia ebrio.

Al momento de entrar a la herbolaría se aseguró de posicionarse al lado mas cercano a la pared contraria a la puerta de la herbolaría, colocándose al lado de Kohaku para evitar estar en medio de los Minamoto cuando Riku llegara (si es que lo hacía) y evitarse, en cierta manera, ser más torpe por los nervios de estar en medio de dos extraños, en especial uno que ya lo había amenazado antes.

Luego, de la misma manera en la que Kohaku lo había hecho hizo una reverencia para saludarlos, todo el tiempo manteniendo una sonrisa por lo feliz que estaba de ver que la familia se había podido reunir, y se mantuvo incluso en toda la presentación de Kohaku hacia ellos.

—Señor Sugita, bienvenido de vuelta, me da gusto verlo. —Dijo en dirección a Murai, después de haber tenido tiempo de ordenar un poco más su cabeza para saber qué decirle al tener el mismo conflicto que tuvo con Konan. Luego tuvo que dirigir su atención hacia Mako y su sonrisa de emoción pasó a un gesto de vergüenza.

—Señorita Mako...tengo que confesarle que, hace un rato, mi padre me ofreció de beber y yo no quise ser grosero diciendo que no y bueno, yo...me embriagué un poco, ¡pero ya estoy mejor! Solo un poquito torpe. —Tragó saliva algo nervioso, pero sabía que era algo que debía decirle antes de que iniciara la clase y eso lo delatara todavía más —Lo siento mucho, me esforzaré más. —Añadió junto con otra reverencia para disculparse por ese gran inconveniente.

 

Interior/Herbolaria
[Murai; Aoi; Yuzuki; Mako]

Murai escuchó el agradecimiento de Aoi y le sonrió al instante — Todo mi conocimiento es tuyo, siente la libertad de preguntarme lo que sea —soltó una ligera risa, pues pensó en cosas que no deberían preguntarle, aunque a él no le apenaría contar a aquellos con edad suficiente.

Las palabras de Yuzuki sobre la justicia obligaron a Murai a afirmar, también lo creía así. Ambos bandos habían errado en sus acciones; pero no en su justicia en aquel momento; ahora todo era distinto, más complejo. Y lo sabían bien.

—Ahora nos entendemos un poco más. Tú y yo.— mencionó Murai a Yuzuki antes de que ella saliera, pues ambos podían entender que sucedía en sus mentes aquel día en Kamakura — Mira a tu alrededor cuando salgas de aquí. Tenía que volver, tenía que hacerlo. Seguí sin piedad mis anhelos más intensos y no me arrepiento —afirmó hacia Yuzuki; pero lo hizo también para sí mismo — No bajes tu tono ante la supuesta justicia —le aconsejó — Yo creo que a veces el egoísmo nos mantiene humanos, la justicia se la dejo a los Dioses. Por eso enseño a los míos a ser libres; porque no todos pudimos serlo. Takeda por ejemplo, él ha cambiado su libertad al decidir recuperar Japón; eso es entereza, una que no poseo. Yo no soy de pensamiento noble, no pienso sacrificarme por personas que no conozco; pero daría mi vida sin dudarlo para salvar a los míos. Yo tomo esta alianza simplemente porque deseo que los míos puedan vivir vidas mejores, los demás pueden morirse sin que yo me inmute. Esa es la clase de persona que soy.

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Zireael
Ayeah

Bosque/Herbolaria
[Midori; Kushina; Oshin]
[Dozan; Ryoshi; Rei]
[Aki; Yume; Konan; Tamura; Matahachi]
[Hajime; Hayato; Hiro; Yuzuki]
[Akihito; Kohaku]

Matahachi escuchó atento cuando se separó del contacto de Kohaku, obteniendo el abrazo de la piel de lobo; no limpió su rostro, a pesar de que Tamura lo observaba con interés, pues nunca lo había visto quebrarse de aquel modo; no era la primera vez que lo hacía pero si frente a él. Yume se notaba tranquila, sabía que su amigo necesitaba un momento así.

La voz que no se oía era fácil de opacar, aquellas palabras de Mara repetidas a voz de Kohaku le hicieron pensar, y simplemente afirmó a las últimas palabras que le recordaban que él estaba allí si lo necesitaba. Y no habló por carencia de voz, no lo hizo porque hace tiempo que su voz tomó posesión de su cuerpo, una voz autoritaria que no venía de su corazón sino de su mente; esta vez dejó que su mirada hablara, su voz de verdad, la voz que estaba herida y harta de ser reprimida. Y por ello no limpió sus lágrimas, dejó ir mucho peso con ellas al compartirlas. Ahora era más liviano.

Rei se alejó algo desequilibrado de aquel lugar; confundido por lo que sucedía. Se despidió de Akihito con un ademán y afirmó, con esto se felicitaba por su intento de unión de aquel día, felicitó al guaje mientras escalaba y alcanzaba a Ryoshi y Dozan quienes reaccionaron agresivamente ante la invasión; se podía notar con Rei alegaba con ellos hasta que por fin todos se tranquilizaron.

Aki soltó una risa al escuchar las palabras de Akihito; a quién siempre veía como una persona seria y obediente. Konan seguía atando cuerdas y recogiendo ramas, por lo que no notó cuando Akihito decidió sentarse para que no pasara nada malo mientras se bajaba aun más su ebriedad. Ya había peleado prácticamente ebrio. Aki lo dejó ser no sin antes dedicarle una caricia al hombro —Pasará algo, asúmelo y mejor sigue adelante — dijo sonriendo algo burlona para después correr hacia Konan quién revisaba a Fukuro mientras cargaba las maderas, preocupado por lo sucedido.

Aoi se encontró con Akihito y le avisó a los presentes más próximos sobre la clase que se aproximaba; después corrió hacia el bosque para informar a los oídos restantes. Kohaku volvió a dirigirse a Matahachi, sus palabras tan amables provocaron que se inclinara su boca en una sonrisa —No te preocupes por mí, seguro Yume me dará mi dotación de...—se detuvo y miró a Yume — de medicamentos. Mako es una mujer práctica, seguro que los dejará descansar pronto —dijo mientras por fin se limpiaba el rostro con sus manos. Sorbió involuntariamente, algo que lo avergonzó pero hizo reír a Tamura con fuerza.

Mientras Tamura molestaba a Matahachi; Yume escuchó la petición de Kohaku sobre cuidar de Matahachi —No te preocupes, no lo dejaremos solo.

Kohaku se acercó después a Akihito y le avisó de lo que Rengo había hecho, de nuevo espontáneamente, cómo si los planes los sacara del aire. Pero tal vez no era así del todo, también tenía a Mara constantemente en la mente si él quería escucharlo. Ambos hablaron de lo que había sucedido recientemente después del desembarque. Después de un rato de charla, entraron a la herbolaria; dónde aun estaban Murai, Mako y Yuzuki, la cual iba saliendo.

Yuzuki avanzó hasta llegar a dónde los niños; fue fácil dar con ellos porque reían constantemente mientras lanzaban sus papeles al aire y los miraban caer. Hayato le sonrió al verla —¡Mira!— dijo señalando el papel volador mientras Hajime volvía a lanzar el suyo. Hiro intentó levantar el suyo sin éxito.

—Ya está muy mojado — le dijo Hajime mientras se acercaba a Hiro — Debes hacer otro, la lluvia y el lodo los destruye rápido.

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Interior/Herbolaria
[Murai;Yuzuki; Mako: Kohaku; Akihito]

Murai y Mako escucharon la presentación de Kohaku, sonrieron al unísono y fue Mako la que se apresuró a darles la bienvenida, se le notaba emocionada; después Kohaku se acercó a Murai y se sinceró en una noble presentación —También me alegra tenerte aquí, Kohaku. Hoshi también estaría muy honrado de tenerte aquí, Rengo le habló bien de tu persona y nos resultaste conocido a pesar de no conocer tu voz a profundidad —dijo dándole ligeros golpecitos en la cabeza —Mi Yume también me ha hablado de ti, has cuidado de mi pequeña; le has brindado amistad y seguridad, y eso es algo que yo jamás olvidaré. El cuidado hacia los míos es algo que pago con acciones, así que siéntete como en casa, acude directamente a mí si necesitas que algo se haga. Haré que se haga. Y lo digo porque sé por la información de tu carácter que no me pedirás algo que lastime a alguien; pero, si eso cambia, puedo ayudarte incluso con eso.

Murai era una dualidad de amabilidad con letalidad; no era la persona más correctamente moral pero al menos tenía claro el objetivo de defender a los suyos.

—Me da gusto estar de vuelta —mencionó Murai ante Akihito sin hacer referencia a Hoshi nuevamente; no quería ahondar en algo que ni siquiera había tenido el tiempo de asimilar —La suerte estuvo de nuestro lado —dijo con una risa nerviosa.

Tanto Murai como Mako escucharon a Akihito —Menos mal no es venenos — aseguró Mako sin molestia alguna por la confesión de Akihito —Perdónenme a mí por hacer esta lección tan noche; pero creo que es importante empezar a entender esto lo antes posible. A cambio de tal abuso, les regalaré algo — dijo mientras se aferraba al brazo de Murai y se recargaba en su hombro con una felicidad notoria. Ella también estaba tan feliz de volver a ver a Murai, y no quería separarse de él.

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Gigi Blanche
Nekita

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Interior del bosque
[Riku; Seikanji; Kojiro; Noishi; Tsubaki; Aoi]

Noishi negó ante el comentario de Seikanji —A veces la inacción es la respuesta correcta; creo que cualquier ataque a Gendo antes de esta alianza hubiera sido en detrimento a nuestros nuevos objetivos.

Aoi llegó con su nuevo amigo y avisó de las clases anti-veneno que se acercaban. Reiko también notó la presencia del cuervo y ambos animales se miraron con profundidad, en completo silencio.

—Animales rastreadores —mencionó Tsubaki —una habilidad que muchos en esta isla poseen por lo que puedo ver.

Noishi sonrió ante aquel comentario de Tsubaki; lo conocía lo suficiente para saber que estaba intentando congeniar y haber un poco de plática a sus nuevos colegas. Al parecer había olvidado un poco su mal humor.

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Monpoke
rapuma

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Cima de la montaña
[Rengo; Togashi]

Rengo sonrió al escuchar aquel nombre; ignorando que Togashi había usado el tiempo pasado para referirse a él. Para Rengo, la falta de estructura en el pensamiento era normal; por lo que él no consideraba extraño hablar de alguien en pasado si esa persona no estaba allí físicamente —¡Benkei! — dijo jalando el brazo de Togashi para ver más de cerca el mala, admirando el trabajo. Rengo soltó una risa —También es gran amigo mío; me ayudó en Nagoya de un grupo de personas, me andaban golpeando porque les hice trampa en un juego —volvió a reír — se enojó tanto de ver a un grupo de adultos golpeando a un niño. Mientras yo me aferraba al dinero robado y aprovechaba para hacerme con más de sus cosas mientras me jaloneaban de un lado a otro. Tontos.

Rengo soltó a Togashi al darse cuenta que estaba sobrepasándose nuevamente con el contacto, después lo miró directamente a los ojos —Cuando le conté a Benkei el por qué me golpeaban esos hombres, ya era tarde —volvió a reír — Benkei había noqueado a todos. Pensé que ahora me golpearía a mí y creo que al verme cerrar los ojos para recibir el impacto, le causó lástima. Me pidió ayuda para cargarlos hacia el templo dónde se recuperarían. Cuando despertaron me obligó a disculparme y devolverles sus cosas —se cruzó de brazos — Eso hice. Y después me quedé allí una buena temporada, le ayudé a muchas cosas en el templo y congeniamos porque a ambos nos consideraron demonios en algún punto de nuestras vidas. Ese hombre me salvó de pasar hambre, me dio comida y cobijo y si no fuera por la insistencia de Mara y mi miedo a que Itami me encontrara... —pausó, apretó sus manos sobre sus brazos cruzados —Yo me hubiera quedado a su lado en Nagoya, siempre quise una figura paterna como la de él.

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Bruno TDF

 

Aoi Nobunaga

Miró cómo el cuervo y la loba se observaban en silencio, casi como si mantuvieran algún tipo de conversación y se volvió hacia Tsubaki con curiosidad.

— Animales rastreadores.— Repitió lentamente, asintiendo ante aquello y volviéndose hacia el ave sobre su hombro. — ¿Es eso lo que eres?

Él inclinó levemente la cabeza y Aoi hubiera jurado que asentía. Quizás así fuera pues, a estas alturas, ¿quién era ella para cuestionar qué era o no posible?

Forjó la sonrisa más amistosa que encontró en su repertorio y se arriesgó a acariciar las plumas del cuello del animal; sorprendiéndose del tacto suave y cálido tanto cómo de la reacción del animal, que se inclinó hacia su palma en busca de mayor contacto.

No parecía una criatura salvaje, desde luego.
Se encogió de hombros y asumió que tenía un nuevo compañero aunque no sabía cuánto tiempo se quedaría con ella.

Su misión había sido cumplida por lo que se despidió del grupo con una leve inclinación y desanduvo el camino de vuelta hacia la herbolaria con su nueva mascota balanceándose alegremente sobre su hombro.

Llegó a la construcción donde había dejado a su familia y sonrió antes de subir.
— Vamos, voy a presentarte al resto de la parvada. — Susurró, y el ave gorjeó encantada.

Trepó con rapidez y se quedó inmóvil al ver a Rei mientras el cuervo revoloteaba a su alrededor hasta posarse nuevamente sobre su coronilla sin parar de batir las alas.

Iba a preguntar algo al respecto pero no quiso enrarecer el ambiente de más... Se suponía que eran todos aliados.

Con resignación se giró de nuevo hacia Ryoshi y compuso una sonrisa.

— ¿Te sientes mejor? — Preguntó, para luego dejarse caer rendida junto a él y dirigirse a Dozan. — ¿Habéis podido descansar?

 

Yuzuki Minami
Bosque [Herbolaria]

Las palabras de Murai me detuvieron un instante antes de salir, apuntó a que nos entendíamos mejor y disimulé la resignación que sentí, pues era algo que había comenzado a aceptar lentamente, hasta su cúspide con la tortura de Kioto y las negociaciones en Nara. Sin embargo, al verlo aquí con su familia comencé a darme cuenta de que puede que nunca hubiésemos sido diferentes, que las similitudes que me unían a Murai fuesen demasiadas y ellas, en el peor de los caos, habían orientado el corazón de Takeda hacia la crueldad o el resentimiento. Atacaba a los que herían a los míos, luchaba por mantenerlos con vida, pero los métodos... No siempre eran correctos.

Había crueldad en las formas en que nos manteníamos con vida.

—Lo veo desde que el barco atracó —murmuré en algo que parecía una confidencia—, e incluso sin ojos tú ves y comprendes por qué seguí este camino. Los nuestros, ¿no? Siempre los nuestros, es tan sencillo como eso, el egoísmo humano surge del amor. Takeda posee una madurez que otros solo podemos observar y puede que eso esté bien, que sea natural, pues la labor de representar el egoísmo nos pertenece a otros.

Me permití una risa sin gracia, me despedí de Mako y al retirarme solté una tontería, fue el balance digamos.

—Suficiente de charlas difíciles. Nos vemos, sensei.

En mi salida oficial de la herbolaria, Ko y Aki fueron entrando, así que les sonreí a ambos al pasar y me retiré. Las risas de los niños me ayudaron a encontrarlos, seguían con las figuras de papel y Hayato me sonrió al verme, gesto que reflejé de inmediato y observé el papel que volaba al ser lanzado por Hajime.

—Se ve divertido, cariño —afirmé con una sonrisa—. ¿Qué tal la has pasado? Se hizo de noche, ¿se te pasó el sueño?

El papel de Hiro no se levantó, su hermano se acercó a decirle que necesitaba hacer otro porque la lluvia y el barro los arruinaba rápido. Lo pensé un momento, pero después de acariciarle el cabello al pequeño Sugawara me acerqué a los niños de Murai y me agaché para mirar al más pequeño, a Hiro, dedicándole una sonrisa antes de mirar a su hermano.

—¿Me pueden enseñar cómo los hacen? —pregunté con suavidad y suspiré, en apariencia apesumbrada—. Las clases me dejaron cansada. Se escuchaba que ustedes se estaban divirtiendo más aquí afuera.

 

Bosque/Herbolaria
[Midori; Kushina; Oshin]
[Dozan; Ryoshi; Rei, Aoi]
[Aki; Yume; Konan; Tamura; Matahachi]
[Hajime; Hayato; Hiro; Yuzuki]
[Seikanji; Riku]

Seikanji y Riku regresaron a dónde estaba la mayoría. Noishi y Tsubaki fueron a buscar a Tomoe y Shino separándose del grupo. Kojiro también se separó, pues quería un tiempo para reflexionar solo.

Haku volvió junto a Reijiro; Genichi; Masaharu y también Inagaki los acompañaba con mejor ánimo. Yume le entregó un frasquito al instante mientras Matahachi se acomodaba junto a Tamura en uno de los pisos de la construcción que habían hecho, Konan había adaptado techos provisionales para que todos pudieran pasar la noche lejos del suelo pero tampoco tan alto en las ramas.

Aki avanzó para saludar a Reiko y presentarle a Fukuro, quién ya descansaba en armonía junto a su agresor, Genzai. El búho de Konan. Seikanji pudo reconocer a Fukuro de la invasión de Ogen a Koga, pero al parecer era un amigo de Matahachi el dueño de Fukuro. Una explicación que les debían a los presentes.

Riku se apresuró al interior de la herbolaria, dónde ya lo esperaban.

Hajime se distrajo unos momentos; enfocado en algo más. Se separó de Hiro, Hayato y Yuzuki sin siquiera darse cuenta de que lo hacía; parecía estar olfateando algo con un poco de asco. Mientras tanto, Hiro sonrió ante la pregunta de Yuzuki, este corrió hacia dónde guardaban el papel y le extendió uno a Yuzuki —Sígueme, ya soy un experto — Hiro hablaba a la perfección, así como también doblaba el papel con cuidado y buena motricidad, esperaba a Yuzuki en cada paso demostrando la paciencia, observaba que ella hiciera los dobleces adecuados para asegurarse de que el resultado final fuera el que buscaban. Hayato se unió a ellos para hacer otro por cuenta propia.

Cuando Yuzuki terminó, los tres tenían el origami perfecto —Ahora puedes lanzarlo, ¡Así! — gritó con emoción Hiro, demostrando el funcionamiento del papel en el aire, el cual no cedía ante la lluvia.

—Es un juego muy divertido, tal vez no duermas tampoco — le aseguró Hayato lanzando también el suyo.

Fue entonces que Hajime volvió con una florecilla blanca en las manos; rápidamente tomó un papel, un carboncillo y comenzó a dibujarlo. Al parecer Hajime tenía una fascinación por las plantas, tal vez por ver a su madre y padre siempre recolectando cosas.

Aoi volvió con Ryoshi y Dozan, quienes ahora parecían estar con un hombre que medía al menos dos cabezas más que Aoi. Era un hombre enorme pero no parecía intimidante porque reía efusivamente con Dozan y Ryoshi. La tensión que hubo momentos atrás se difuminó.

—Ya no siento frío —mencionó Ryoshi — Ya es una buena señal de que estoy mejorando —le sonrió y señaló al cuervo —¿Otra ave para la parvada?

Pero antes de que pudiera contestar, Haku subía con Reijiro; Genichi y Masaharu cargando más maderas para continuar la construcción —Entonces tú ayudaste a mi señor Hideyoshi en Mito —le dijo Reijiro a Haku — Aun no entiendo del todo bien a mis amigos con sus señas; pero les enseñaré de caligrafía, sé lo básico —dijo algo apenado ante su carencia — Pero por lo que entendí usted usa una técnica de asesinato.

Haku acomodó una de las maderas y afirmó — La cree después de mi misión en Iga junto a mis hermanos de sombras —agregó con algo de melancolía, pues de esas sombras sólo quedaban dos, él y Konan.

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rapuma
Zireael
Ayeah

Interior/Herbolaria
[Murai; Mako; Kohaku; Akihito; Riku]

Mako observó a Riku entrar a la herbolaria y tensó su cuerpo; Murai pudo notarlo al escuchar como Mako apretaba su puño arrugando la ropa de sus piernas; buscó su mano y la acarició con suavidad. Ella también tenía que aprender a perdonar.

Mako se relajó —Bien, herboristas —inició —Todos nuestras preparaciones fueron descubiertas para contrarrestar un veneno en específico; es por eso que a diferencia de nuestra contraparte—colocó su mano en el hombro de Murai — Nosotros debemos conocer los efectos de los venenos para saber atacarlos con eficacia.

Murai se sentó en una caja; pues a diferencia de Mako, él no podía ayudarla repartiendo ingredientes que desconocía y mucho menos sin saber si se estaba equivocando.

Mako inició repartiendo un plante con flores violáceas; podían confundirse con la Wysteria en ese estado; pero en el ambiente no estaban colgadas como la Wysteria, crecían en el suelo y llegaban a cierta altura —Corydalis yanhusuo, así se le llama a el conjunto de toda esta planta, pero nosotros sólo usaremos sus raíces— dijo arrancando las raíces y colocándolas en el mortero, con el pistilo comenzó a crear un polvo; pues la raíz estaba seca; después agregó algo de agua y formó un líquido café, que a simple vista se veía muy desagradable. Repartió los ingredientes y los instrumentos para que la fueran imitando. Guardó al final la sustancia en un frasco —útil para tratar el dolor crónico, eficaz para el alivio de los dolores agudos y producidos por afecciones inflamatorias y neuropatías. Contrarresta a la toxina de avispa de mar.

Al terminar; Mako limpió sus instrumentos y después repartió el siguiente ingrediente, carbón. Este lo colocó de la misma manera que el ingrediente anterior y lo trituró con fuerza —El carbón activado debe machacarse con fuerza para crear un polvo muy fino; cómo cuando uno prepara las especias para un guisado — al parecer, Mako también disfrutaba del arte culinario — Cuando se logra obtener tal polvo, este puede usarse de esta manera pura; o también se puede infusionar en un té; dicen que para mejorar el sabor pero yo creo que amarga al té. Mejor tomarlo con simple agua si la persona no puede tragarlo con facilidad.

Mako volvió a limpiar sus instrumentos y después repartió un hermoso hongo rojo. Riku ya conocía la gran mayoría de aquellos ingredientes, así que recordó dónde había obtenido aquella seta, Kamakura estaba plagada de ellos. Mako sonrió, aun no creía que Murai había guardado uno desde su escape en Kamakura para dárselo— Esta bella seta crece en el tronco de los árboles y paredes con mucha humedad. Se la conoce como la 'seta de la inmortalidad' debido a sus múltiples propiedades. Aunque en crudo es amarga, se toma deshidratada en infusión debido a sus efectivas propiedades antioxidantes. Sirve para contrarrestar el veneno de serpiente marina de pico. Debe ser suministrado inmediatamente al contacto con el veneno o la víctima morirá. Es por ello que es bueno traerlo siempre en el inventario. No tienen que hacerle nada a la seta; pero si la persona envenenada no puede masticarlo; pueden machacarlo y diluirlo con agua.

Mako repartió el siguiente material. Murai soltó una risita al notar la diferencia entre ambas clases; él se las había prolongado simplemente para que sus alumnos desarrollaran paciencia; Mako en cambio era veloz. Y ambas diferencias tenían sentido. El veneno es preciso, se hace con calma; el anti veneno se hace a veces con la presión encima, se debe actuar rápido. Murai sonrió y después suspiró, aun estaba completamente enamorado de aquella mujer, y sólo deseaba que su memoria mantuviera fresco su rostro; extrañaba poder contemplarla, pero era feliz con saber que estaba cerca, que podía escucharla, oler su perfume natural. La amaba, y por eso estaba allí; no quería separarse de ella.

Murai extendió su mano buscando el tacto de Mako; pero se detuvo al recordar que lo observaban, no quería desconcentrar a Mako de sus deberes como maestra.

—Jengibre — dijo señalando la planta para después señalar una cola seca de salamandra — Estos son dos materiales; ninguno es difícil de conseguir. Se dice que son buenos para los pulmones. Mezclados con salamandra, en una pócima con hierbas, alivian los problemas de los riñones. Cura el veneno de araña y da un efecto vigorizante —molió ambos ingredientes y los unió hasta crear una pasta color crema. La mostró para que notaran la consistencia pues insistió que era importante llegar a ella.

Mako buscó en una bolsa y repartió el último material; Riku y Kohaku lo conocían muy bien —Ryu Shinsei; la escama de dragón. Muchos creen que esta receta es un mito, y que los herboristas que la han llegado a usar muestran conchas de abulón, por lo que muchos los consideran farsantes. Pero muy alejados de la realidad, estas escamas existen. Sirven para evitar la expansión de la tetrodotoxina. Un veneno que se cree incurable; pero sólo funcionará si la escama toca la corriente sanguínea de la persona en menos de medio día —miró a los presentes —Lo que quiero decir con eso es que debes clavar esta escama en la persona; para ello es bueno afilarla un poco, así el corte se da con mayor facilidad en lugar de lastimar más a la persona.

¿Cómo habían conseguido aquel ingrediente?

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Gigi Blanche
Monpoke
Nekita

 

Aoi Nobunaga

Sonrió a Ryoshi y asintió con fuerza haciendo que el cuervo balancease aún más sus alas creando un pequeño alboroto.

— He decidido llamarlo Cuervo. — Añadió, en un alarde de originalidad con los ojos brillando con sincera emoción. El animal gorjeó alegremente, parecía encantado con aquel nombre.
— Así que... Cuervo, ellos son mi familia: Ryoshi y Dozan. Ryoshi, Dozan... Él es Cuervo.
Las presentaciones terminaron con un estridente graznido y el animal finalmente quedó inmóvil de nuevo, observando los rostros nuevos en silencio, como si quisiera memorizarlos.

La conversación de los recién llegados alcanzó sus oídos por lo que interrumpió su diálogo y se volvió hacia Haku con suma curiosidad.
Una palabra había captado su atención y no pudo evitar recordar a su maestro con nostalgia pues, al fin y al cabo, aquella nueva vida se la debía a él.

— Asesinato. — Repitió en voz alta, mirando fijamente al joven sin importarle inmiscuirse en una conversación privada. — ¿También te instruyó Wu en el arte de matar?

 

Akihito Shishio
Bosque (Herbolaria)

Su rostro enrojeció en el instante en el que escuchó el comentario de Mako, verdaderamente era una fortuna que a él poco le interesaban los venenos y que por eso no se encontrara en una situación donde, por estar ebrio, terminara en un accidente fatal por intentar aprender cómo se preparaban de manera correcta.

Pero aunque eso había sido dicho y claramente sentía algo de pena, se sentía tranquilo de saber que tampoco la había molestado por su condición y agradecía la consideración de si dejarlo tomar la clase como si no fuera la gran cosa.

Al llegar Riku, lo saludó con un asentimiento de cabeza para ser cordial, pero aun así sintió el aura incómoda de la habitación antes de intentar centrar toda su atención en Mako y, una parte de él lo sentía extraño en cierta manera, aprender de manera tan directa al escucharla, verla e imitarla siguiendo los pasos que les presentaba. Siempre había querido preguntarle cómo hacía todo eso, pero nunca había encontrado el momento para eso y lo poco que ya sabía, lo había aprendido de lejos y casi de manera discreta porque tampoco era mucho de acercarse a preguntar, menos en la situación en la que estaba antes de llegar a Koga.

Escuchaba e imitaba todo de manera atenta y cada vez que lograba replicarlo, miraba el frasco del producto final con total fascinación y un poco de orgullo por poder hacerlo aunque tampoco estaba muy seguro si era algo por lo que debería emocionarse.

Con el último ingrediente no pudo evitar sentirse un poco extrañado al tocar la escama, lo sentía bastante irreal, ¿cuándo podías esperar tener la capacidad de tocar algo que se suponía que era un mito? Ya había conocido a un dios, un yokai y un hanyo, pero un dragón ahora le parecía lo más irreal del momento, al grado que tampoco sabía cómo preguntar sobre eso.

—Gracias por enseñarnos todo esto, señorita Mako, es invaluable. —Agradeció con todavía una notoria fascinación en su voz —Estoy seguro que haremos un buen uso de todo lo que nos ha compartido.

 

Yuzuki Minami
Bosque [Herbolaria]

Noté que Hajime se separaba de nosotros, creí notarle una cara de asco y me mantuve atenta, incluso a sabiendas de que aquí estábamos seguros. De todas formas, Hiro me sonrió al recibir mi pregunta y me trajo un papel, hablaba con claridad y cuando comenzó a darme las instrucciones para doblar el papel noté que tampoco tenía dificultad algunas. Seguí sus indicaciones con atención aunque más despacio por el asunto de la mano, sonriendo, y cuando Hayato se nos unió sentí algo parecido a la calma. Una que no sentía hace muchos años.

Al terminar observé la figura de origami, abrí más los ojos al ver cómo Hiro lo lanzaba y luego como Hayato también lanzaba el suyo. Dudé un momento, pero lancé el papel como ellos y me reí al escuchar a mi niño decir que tal vez no durmiera.

—¡Nada de desvelarnos, Hayato! —advertí aunque la risa se me había colado en la voz.

Esperé el descenso del papel con la esperanza de pescarlo antes de que tocara el suelo, fue después de eso que noté a Hajime volver con una flor blanca, luego tomó lápiz y carboncillo y se puso a dibujar, no lo quise interrumpir, pero imaginé que su interés por las plantas, aunque distinto, era producto de los conocimientos de sus padres. Lo observé unos instantes, antes de volver a lanzar el papel y para verlo descender de nuevo. Este escenario no se me habría ocurrido ni bajo los efectos de la fiebre más potente, pero aquí estábamos.

—Hiro, ¿sabes hacer más figuritas de papel? —pregunté con genuina curiosidad.

 

Bosque/casa en el árbol
[Dozan; Ryoshi; Rei, Aoi; Haku; Reijiro; Masaharu; Genichi]

Ryoshi sonrió al escuchar el nombre del cuervo, se acercó levemente a él para intentar acariciarlo. Dozan también se acercó curioso y emocionado.

Haku levantó la vista hacia Aoi y escuchó lo que decía de Wu, este negó — El señor Wu sólo estuvo un breve tiempo con nosotros mientras cumplía su promesa. Nunca fue muy comunicativo. Mi padre jamás creyó que enseñaría su escuela a alguien hasta que apareciste tú —dijo sin formalidad, demostrando que estaba cómodo con la presencia de Aoi — Y creo entender el por qué te ha enseñado, tu entrenamiento shinobi es impresionante y puede llegar a ser impecable, mi padre lo ha dicho antes —sonrió —no le digas que te lo he dicho —desvió su mirada a Masaharu y Genichi quienes parecían tenerle un gran aprecio a Haku.

—El aire de asesinato —inició Haku, mirando hacia abajo dónde Konan parecía ser su objetivo — Es algo indescriptible, sólo se siente en el interior cómo si emanara de uno mismo. O incluso del arma. Es abrigar el deseo oculto de asesinar a alguien, está en el aire...— dijo dejándose caer como una hoja al viento; atacando a Konan sin afán de herirlo realmente; pero aquel ataque con intensión de matar podría llegar a ser mortal. Cómo el ataque de un ave hacia su presa, rápido, contundente.

Contenido oculto

Ayeah
Escuela= Satsujin no kūki (aire de asesinato)
Técnica= Totsuzen no satsujin (asesinato fulminante)
Ataque especial= ----- [d50]
Maestro= Jundo
Técnica secreta= Sólo disponible para alumnos de la escuela grado maestro

"Es algo indescriptible, sólo se siente en el interior cómo si emanara de uno mismo. O incluso del arma. Es abrigar el deseo oculto de asesinar a alguien, está en el aire.."​

Descripción=

• Tirar un dado de 10 caras
• No acumulable con otras técnicas

1. No obtienes nada
2. +1 de ataque
3. +3 de ataque
4. +6 de ataque
5. +10 de ataque
6. +15 de ataque
7. +18 de ataque
8. +20 de ataque
9. +25 de ataque
10. +30 de ataque

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Bosque/ debajo de la casa en el árbol
[Hajime; Hayato; Hiro; Yuzuki]

Si, había paz en aquel momento. Los niños eran niños y ella estaba allí con ellos, jugando. Hayato reía porque ahora quería desvelarse, su mal humor de la mañana completamente disipado gracias a dos niños que doblaban papel y coleccionaban flores. Eso era lo que les habían enseñado, no de guerra. Esa era la verdadera paz que buscaban, y Murai había sido descuidado e ingenuo en pensar que sus hijos no probarían un poco de esa amargura.

Hiro afirmó y le mostró a Yuzuki su colección de piezas. Tenía aves, gatos, flores e incluso dobleces que no mostraban formas concretas, tal vez eran otros animales en la mente del niño.

Así pasaron un largo rato, Hiro le regaló una flor de papel a Yuzuki; y Hajime le dio una de sus flores que ya tenía deshidratada, se la entregó entre dos papeles, era una simple manzanilla pero perfectamente conservada, sus colores aun se distinguían a pesar de haber perdido su agua; y los papeles que la sostenían olían a manzanilla.

La noche los venció y se dejaron caer hechos bolita, conocían a Yuzuki sólo de esa breve interacción y ya se habían aglomerado a su alrededor para dormir, completamente confiados porque Hayato, su nuevo amigo, les había asegurado que Yuzuki los protegería.

Eventualmente Mako y Murai aparecerían para revisarlos, y en un acto de completa confianza los dejaron allí, bajo el cuidado de Yuzuki.

Contenido oculto

Zireael

Interior/Herbolaria
[Murai; Mako; Kohaku; Akihito; Riku]

Mako afirmó a las palabras de Akihito; sabía perfectamente que aquel muchacho buscaría cualquier forma posible para ayudar a los suyos, era el más prudente del grupo. Después escuchó las palabras de Kohaku y volteó a mirar a Murai quién escuchaba atento también.

Mako volvió su vista a Kohaku —Al menos yo no he tenido que recurrir a este regalo —mencionó señalando la escama — somos bastante cautelosos, y ahora lo seremos más al saber que esto debilita a este ser —sonrió — Gracias Kohaku; hoy también he aprendido algo nuevo.

Murai afirmó y suspiró para intentar ocultar su preocupación sin éxito. Mako comenzó a masajear sus hombros y provocó una sonrisa inmediata en Murai —Es hora de ir a dormir —dijo al grupo —Mañana nos espera un arduo día.

Contenido oculto

Gigi Blanche
Monpoke
Nekita

 

Akihito Shishio
Bosque/ Fuera de la herbolaria

La última revelación dada por Kohaku lo sorprendió, sentía que si explicaba algo así con tanta familiaridad era porque, de algún modo u otro, había tenido que conocer al dragón para que este le explicara lo que pasaba con las escamas, ¿no?

Pero, ¿cómo hablabas con un dragón? ¿Dónde ibas a ver uno sin que alguien más lo hubiera visto y se extendieran rumores de su paradero? Eran preguntas que sabía que quizás nunca iba a decir en voz alta, pero qué hacían que inevitablemente mirara a Kohaku con intriga.

Al salir de la clase agradeció a Mako y Murai una vez más, tan solo para encontrarse con el dilema de a dónde debía ir para dormir, bajar al barco implicaba estar rodeado de desconocidos, subir hacia el refugio a esas horas genuinamente le daba demasiada pereza y, allí fuera, tampoco quería interrumpir el espacio de Aki y Seikanji o importunar a Konan durmiendo cerca.

Suspiró y antes de poder iniciar su andar hacia la playa, notó el gesto que Konan le hacía y sonrió para agradecerle la invitación totalmente inesperada. Se sentó a su lado y trató de acomodarse para dormir finalmente como su compañero ya había hecho, pero, después de ciertos intentos fallidos donde no lograba acomodarse del todo, decidió simplemente rendirse ante la adversidad y recostar su cabeza con suavidad en el hombro de Konan para estar más cómodo.

El cansancio hizo que se apagara casi al instante y no reaccionara hasta que escuchó un par de voces bajas cerca de ellos, aunque se negó a abrir sus ojos porque no era algo que lo preocupara demasiado.

—Konan...—murmuró lo más bajo que pudo, con la certeza que podría escucharlo dada la cercanía que tenía en el momento y que, siendo tan disciplinado seguramente estaría despierto—Si quiero dormir cinco minutos más...¿está bien si lo hago así o prefieres que me mueva?

 

​

Bosque/ Fuera de la herbolaria
[Akihito; Konan; Aki; Seikanji]
[Mako; Murai]

Konan abrió los ojos; pero no lo hizo con pesadez, demostrando que ya había despertado y sólo descansaba la vista y posiblemente no se había movido para no mover a Akihito quién dormía tranquilo.

—Lo has hecho toda la noche —mencionó con naturalidad a una verdad innegable —¿Qué son unos minutos más? —le aseguró —¿Te sientes bien? Bebiste mucho, sería normal que tuvieras algún leve dolor de cabeza —y esa era la verdadera razón por la que Konan no había separado el contacto con Akihito; no quería que su dolor de cabeza se agravara.

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Bosque/ Interior de la herbolaria
[Yume; Tamura; Matahachi; Kohaku]

Matahachi lo miró al instante, y respondiendo a su nombre afirmó, no mentía; había dormido bien hasta que la inquietud lo despertó. Juntos escucharon el golpe, siguió la risa de Kohaku algo que detuvo la curiosidad de Matahachi por lo sucedido; si él reía significaba que aquello no necesitaba atención inmediata, sin darse cuenta las acciones de Kohaku suavizaban el sentido de alerta constante de Matahachi, quien por un momento mantuvo contacto visual de Chiasa —Buenos días —dijo sin separar la vista de la ardilla de movimientos rápidos, acarició con su dedo índice uno de los cachetes de Chiasa.

Talló sus ojos, aun le ardían ligeramente pues no estaba acostumbrado al llorar tanto, fue una de las razones que lo ayudó a caer rendido la noche anterior, algo que agradeció a la par de las medicinas de Yume.

—¿Te duele la cabeza? —preguntó separando la mirada de Chiasa para enfocarse en Kohaku.

Contenido oculto

Gigi Blanche
Nekita

 

Akihito Shishio
Bosque/Fuera de la Herbolaria

Se sonrojó ligeramente cuando le respondió tan natural, bien sabía que lo había hecho para comodidad pero, si era honesto consigo mismo, esperaba que fuera a ignorar ese detalle al momento de hablarle.

—Gracias por no tirarme...—Murmuró ahora que ya estaba el tema en la mesa —Honestamente me siento bien, creo que sudé bastante del alcohol ayer y, aunque si me embriagué tan solo bebí dos tragos, pero me comporté bastante bien. —Confesó con la misma honestidad que Konan le había ofrecido, aunque acomodándose un poco mejor en su hombro, luego se mantuvo callado unos cuantos segundos antes de hablar.

—...¿Quieres que finja qué me duele la cabeza para que no me quites de aquí? Puedo hacerlo...—Y aunque no lo viera, frunció ligeramente su ceño, como si tuviera molestias.

 

Yuzuki Minami
Bosque [Debajo de la casa en el árbol]

Esto no duraría demasiado, pero me aferré a esa pequeña ilusión incluso si pasaba por egoísmo. Quise recordar la risa de Hayato y a los pequeños de Murai, que le estaban recordando que no tenía que pensar siempre en cuidar su propia espalda, la mía o la de Takano. Estos niños habían crecido de otra manera, diferente a nosotros, y en ella había esperanza.

Hiro terminó mostrándome su colección de figuras de papel, había de todo e incluso habría apostado que habían cosas de su propia imaginación. El resto de la noche se fundió allí y cuando quise darme cuenta el pequeño me regaló una flor de papel, mientras que su hermano me dio una flor de manzanilla seca entre dos papeles, conservada perfectamente. Miré ambos regalos, recordé el pergamino que le había pedido a Rengo en Kamakura, el que confesaba que se había comido la comida de Itami y luego el otro, el que estaba con la rana de origami y también el talismán, el dulce de durazno de Hayato lo recordaba también con mucho cariño. Conservaba esas cosas, eran tan preciadas como mis armas.

Le agradecí a ambos, enternecida, y guardé ambas flores con delicadeza. Cuando el sueño nos ganó la pulseada pensé que los niños se irían con Mako y Murai, pero se apiñaron con nosotros, confiando en el juicio de Hayato al decir que yo los protegería y pensé que este niño, que no llevaba una pizca de mi sangre, confiaba en mí a ojos cerrados. Había puesto su vida en mis manos, sin más.

Me acomodé con ellos, abracé a Hayato como pude con el brazo izquierdo y la mano derecha la conservé libre, estirada para alcanzar a mantener un punto de contacto con Hiro y Hajime. El sueño en el que caí fue pesado, libre de pesadillas por primera vez desde Kioto y el frío de la noche no alcanzó a despertarme, pues nos habían cubierto con una manta aunque ni me di cuenta.

Desperté a alguna hora de la mañana, parpadeé enfocando el mundo y me enderecé con cuidado de no mover mucho a los niños, fue allí que noté la manta y supuse que habría sido Mako o Murai. Me quedé con ellos de todas maneras, Hayato abrió los ojos no mucho después, se le notaba descansado y le dediqué una sonrisa, también a Hajime cuando lo despertó el movimiento y tarareé una canción muy bajito, esperando no despertar a nadie más. Como nos despertamos arrastré la manta para cubrir a Hiro, que se había acomodado con la intención de dormir más, y le acaricié el cabello con cuidado.

Todo muy bonito, pero Rei se vino al suelo desde la casa del árbol y el estruendo me sobresaltó incluso cuando había detallado su silueta un instante antes de que golpeara el piso. Arrugué los gestos, pensando en que definitivamente tenía que haber puesto madera que evitara eso, revisé a los niños porque semejante ruido le habría arruinado a cualquiera (Hiro) los planes de seguir durmiendo y luego miré a Rei que se estaba sobando la espalda.

—¿Estás bien? —le pregunté al hombre desde mi pequeño nido con los niños y solté lo que me pareció una broma inofensiva—. Te caías de un poco más arriba y se asustaban hasta los peces en el mar.

 

Aoi Nobunaga

— Aire de asesinato.— Repitió para sí, imitando los movimientos de Haku abordando a un sujeto invisible justo a su lado. — Me gusta como suena.
Le dedicó una sonrisa de agradecimiento y una inclinación mientras volvía a trepar al árbol y repetía una y otra vez aquel baile hasta que quedó grabado en su memoria muscular.

No fue hasta que estuvo satisfecha que se acurrucó nuevamente frente a Ryoshi y se abandonó a la inconsciencia en el calor de su cuerpo.

Cuervo, en cambio, permaneció alerta como buen animal nocturno pero guardó silencio y vigiló que nada ocurriera a su nueva parvada.

El cansancio se esfumó a medida que la luna recorría el cielo de la isla pero, antes de terminase su trayecto por completo, un enorme estruendo hizo que Aoi despertara con un sobresalto.

Tres segundos invirtió en estar completamente alerta:

El primero fue para Ryoshi, comprobar que estaba bien y seguía a su lado.

El segundo fue para Dozan, que seguía en su lugar a escasos metros de ellos.

No le hizo falta buscar a Cuervo, pues sus graznidos enojados se habían sumado al escándalo por lo que el tercer y último segundo lo invirtió en colocar una flecha en su arco y apuntar directamente hacia el origen del sonido antes incluso de notar que se trataba de Rei.

Bajó el arco poco a poco al comprobar que todo estaba en orden y suspiró, colocándolo a su espalda.

Escuchó la voz Yuzuki preguntándole por su estado así que decidió ignorarlo y se estiró reprimiendo un bostezo. Su cicatriz estaba ligeramente tirante, pero al menos ya apenas le dolía.
Satisfecha, se volvió hacia Ryoshi.
— ¿Qué tal tu herida? —preguntó.

 

Fujiwara no Riku

Llegué a sentir movimiento a mí lado, todavía permanecía acostado, tranquilo, me encontraba agotado por el entrenamiento de la noche en el cual llegue acompañe a Kojiro. Pero sin excederme tanto como este en exigencia física.

Lo necesitaba, después de mí derrota, entrenarme. No podía dejarme ser complaciente conmigo mismo.

Al momento de su colapso, terminamos por permanecer en bosque ambos y recortar la resistencia agotada en el día, lejos de los demás.

Togashi no se volvió a presentar...

Al poco tiempo fui sintiendo las sacudidas de Kojiro en mis hombros, terminando de despertarme de mí estado sonámbulo. Asentí hacía él sin muchas palabras. Quedandome un tiempo contemplando la dirección que decidía partir, pero notando como contenía unas ansias de ir al mar.

"Pronto habrá tiempo para aquello.". Trate de consolarlo de la manera en que pude, diciendo una promesa de apoyarlo en su deseo de partir al mar.

Por ahora. Lo seguir lentamente, con la mente de ir enterandome de que no espera el resto del día aquí.