Shimane Islas Oki

Seikanji Yamagawa

Sólo se oía el gruñido de los hombres al moverse con destreza y al emplear fuerzas en cada golpe.

Reiko observaba con sus fauces sangrientas, con las patas delanteras apoyadas sobre sus presas.

El choque de los golpes bloqueandose hacía que su cabeza se girara curiosa.

 

Fujiwara no Riku

Tomé aire y recompuse los pies por cuales empecé a luchar en controlar una leve cojera.

Intercambio tras intercambio, era un golpe que recibía y me llevaba más cerca de caer.

Me enderece y regrese a mí pospira para pelear. Era todavía incapaz de ganar por mí cuenta y esto lo demostraba.

Está bien. Dare dos, tres o quien sabe cuántos más pasos hacia tras. Igual encontraré la fuerza para dar otro hacía adelante... Y otro...

Contenido oculto

PV: 28

Fuerza= 18
Protección= 12
Voluntad= +4 ataque + 1
Buena reputación= +2 suerte
Borracho= -2 defensa



Ataque 1: Esquivas/bloqueas

Defensa 1: esquive bloqueo


Ataque 2: 43

Defensa 2: 15

 

Seikanji Yamagawa

Se observaron a la distancia, respirando con fuerza, a bocanadas. Cualquier otro en el lugar del Fujiwara hubiera lanzado la katana o alzado la mano, en señal de rendición.

Riku Okudera pertenecía en cierta forma al mismo elemento que Seikanji: tozudez, bravura, y un espíritu inquebrantable. Riku dio unos pasos torpes hacia atrás, buscando ganar espacio para recuperar el aliento.

—Tu espíritu arde como el fuego -murmuró entre jadeos

 

Fujiwara no Riku

Por un instante todo se volvió negro, negro y rojos entremezclados en mí visión hacía imposible ver por esos instantes.

Soltada la actadura que mí conciencia mantenía en mí cuerpo, hice peor que tambalearme. Todo mí cuerpo se fue para atrás antes de darme cuenta, derrumbándose, solo el agarre en la katana se mantenía... Pero sujetada por un hilo muy fino.

Junto un gran flujo de aire que ingreso a mís pulmones, que rogaban por aire, logré hacer funcionar mí mente y evitar la caída. Tambaleándome casi una infinidad de pasos hacías tras con tal de recuperar el equilibrio.

Pero el daño ya estaba echo.

Si esto fuera de una manera diferente. Habría muerto

Tire todo el peso de mí cuerpo hacía adelante y seguí tomando aire. Casi usando la katana como bastón por unos segundos.

"Eres fuerte". Le dije entre toses, una voz seca sufriendo tanto por el aire como por falta de saliva. "Eres fuerte, y se cuando he perdido". Le repetí.

Con un feroz crujido de huesos me enderece. Adolorido y exigido como estaba, continúe tosiendo y temblando.

"Quería ganar con mí propia fuerza". Levanté a Hinode una vez más, sintiendo, al menos, tendría el tiempo por parte de Seikaiji de tomarme mí tiempo. "Pero eso no sería justo para ti, que me contenga".

Tomé aire. Borrando luchando por borrar de mí mente el dolor, de la angustia y otras emociones.

Fui movmiendome y me posicione para atacar, inestable, pero con una falsa firmesa que luchaba por mantener. Lo había echo antes, lo haré mucha veces más, el dolor no hiba a detener mí cuerpo de seguir las órdenes de mí voluntad.

"Haz dado lo mejor de ti, por eso, tienes mí admiración". El fuego había vuelto a mis ojos, apreté la empujadura y estampe la pierna contra el suelo.

Soltaria todo aquello que tenía.

Contenido oculto

Uso velocidad divina

PV: 14

Fuerza= 18
Protección= 12
Voluntad= +4 ataque + 1
Buena reputación= +2 suerte
Borracho= -2 defensa

 

Contenido oculto

Seikanji Yamagawa

Creyó que Riku caería al suelo de espaldas y casi estuvo a punto de socorrerlo pero detuvo su ímpetu justo cuando el Fujiwara frenó su caída con templanza. Seikanji estaba agotado y su pecho subía y bajaba, desesperado intentando buscar aire a espasmos mientras se sentía ahogar con el sudor y la sangre que brotaba de su garganta. Los golpes que su oponente le había conectado le dolían, era como si fuera arrasado por un dolor interno, incrustado dentro como si en vez de sangre corrieran por sus venas cristales diminutos. Boqueaba cansado, oyendo las palabras de Riku antes de tomar la iniciativa en un último ataque que amenazaba con todo a su paso.

Reiko alzó las orejas y la cabeza al sentir la fuerza del aire atravesar los metros que le separaban hacia Seikanji. Era como si fuera una mano divina lanzada desde lo más hondo del espíritu.

Se estremeció y sintió un enorme vacío a su alrededor, como si se hubiera derrumbado toda la estructura vital construida a raíz de ese enfrentamiento. Por primera vez dudó al sentir cómo aquél ataque parecía succionarlo, como si se hubiera creado una fricción en el aire que lo atraía al golpe que podría acabar con la vida de cualquier hombre. Era el mismo movimiento que había visto hacer a Kojiro contra Ryoshi. Era el mismo momento. El mismo ataque, el mismo carácter.

Seikanji afirmó a sus palabras, con vértigo en su estómago pero preparado para enfrentarlo. El aire estaba pesado y húmedo, y el mundo se reducía al rostro ensangrentado de Riku acechándolo por detrás de la katana.

Fue como una explosión sísmica que conmovía la tierra y los huesos.

 

Seikanji Yamagawa

El sudor corriendo a chorros por su cuerpo, y la sangre, y los ojos turbios clavados en la gran masa de acero que se acercaba hacia él. Era como si el filo de la katana abría y cortaba el espacio-tiempo, generando una onda de choque nunca antes vista y que se necesitaba un milagro para poder esquivarla. El viento parte la tierra en un surco inmenso y Seikanji tiene una niebla azul ante los ojos. Inútil cerrarlos. El viento atraviesa sus párpados hasta quemar su cerebro, impidiéndole pensar.

Sentía sus fuerzas llegar al colapso pero su voluntad de vivir no se rendía. Cuando todo parecía demostrar que el golpe le daría de lleno, su instinto de supervivencia se activó y como un resorte saltó sobre la katana de Riku, viendo a cámara lenta cómo el filo no le penetraba en el ojo izquierdo por muy poco. La velocidad era espeluznante pero pudo esquivarlo con gracia felina, aterrizando justo a espaldas de Riku; el blanco perfecto. Alzó ambas kodachis e intentó tranquilizar la adrenalina que le insuflaba a hacer movimientos extraordinarios, casi al límite de su capacidad. Conteniendo sus músculos poco a poco bajó sus armas y cayó de rodillas, dando por terminado el combate.

—Riku-san... —habló entre jadeos angustiosos, sintiendo la bilis del vértigo rozar su garganta ahora que la acción se disipaba lentamente. —Es la primera vez que combatí hasta la extenuación... y estoy seguro de que podría haber sido otro el resultado si decidías desenfundar tu katana. —poco a poco se puso en pie, ayudándose con ambas manos, aún temblorosas. —Pocos recuerdos tengo de la fatiga de un entrenamiento... gracias a ti hoy pude forjar un poco más mi espíritu. Tu fuiste el martillo y te lo agradeceré enteramente por tomarme en serio, como yo lo hice contigo. Un contrincante valiente es un homenaje al que lucha.

Guardó sus kodachis y tronó los dedos de sus manos mientras los movía con movimientos circulares. No. No olvidará jamás aquel encuentro, porque ambos han dejado de ser hombres. Ahora son leyendas y el bosque sabe atesorarlas. Sin testigos, sin transcender en la historia, ese pequeño orgullo les pertenecía a ambos.

Le tendió entonces la mano, sucia y con los callos despellejados. Sonrió a ojos cerrados.

—Déjame ahora ayudarte a ti con esas magalladuras, te quitarán el sueño unas pocas noches, casi tanto como a mí. —se llevó la otra mano al abdomen, allí donde un golpe de Riku había penetrado con tanta fuerza que sentía el dolor en cada movimiento. —En Koga entrenábamos sin filo, es la costumbre. La cicatriz demuestra el error del combate y nos hace rememorar el momento. Agradezco no haberte conocido allí. —observó el surco que dejó Riku en su último ataque y no pudo evitar sacudirse en un escalofrío.

Así fue como salvó su pellejo, forjó su espíritu, ganó una familia y quedó marcado por el resto de su vida con el hierro divino de la escuela secreta que Riku empleó a fondo en su osado ataque final. Nunca olvidaría ese día, nunca se arrepentiría y jamás conseguiría deshacerse de esa marca... ni lo intentaría.

 

Akihito Shishio
Barco -> Playa

—Yo se...—Murmuró con pesar, en serio se estaba esforzando aunque seguro no pareciera —, si creo que he avanzado un poco... pero, no es fácil cuando estaba a acostumbrado a ser así y...por eso dije que tenía miedo de que te puedas arrepentir después...—No se conocía del todo a si mismo al formar algo que le había ayudado bastante a simplemente seguir adelante y vivir.

—¿Tú dirías que vives asilado? —Preguntó de repente porque sentía que quizás se lo advertía porque así estaba él.

Amarró su listón en su muñeca y lo miró algo preocupado cuando dijo que dos ebrios eran mejor que uno, ni en su estado creía que eso fuera cierto. Y Rei era mucho mas grande, temía qué se tropezara en la arena y lo aplastara en el proceso.

Aún así, no dijo nada y se aseguró de si primero sentarse en el suelo del final del barco y disminuir la "caída" hacia la arena. De allí, cumplió lo qué le había dicho a Rei, caminar mejor por el área cercana al mar para no acercarse a posibles grupos (y evitarse mas emboscadas como las del barco por su estado), tratando de no tropezarse mucho con la arena hasta donde habían visto a Xiao pescar con su red.

Se sentó y volvió a enterrar sus pies en la parte humeda de la arena y dio miró a Rei para ver si él quería sentarse también.

—Me has dado unos cuantos regalos hoy, aunque tu solo creas que fue el pincel...—Dijo mirando hacia el mar —Yo no tengo mucho que regalar, pero... quizás, te interese un poco escuchar esto como agradecimiento.

De dentro de su kimono sacó una pequeña flauta shinobue de un color marrón oscuro, se notaba algo vieja pero, aunque no la usara demasiado hacía lo mejor que podía para mantenerla bien.

—Aquí no debe haber mucha gente cerca así que está bien...—Miró la flauta unos segundos, sintiendo un poco los nervios revolotear en su estómago, pero aún algo mitigados por el alcohol.

Respiró hondo y cerró sus ojos antes de iniciar a tocar, así se aseguraba de recordar todas las notas.

Contenido oculto: Musiquita

 

Fujiwara no Riku

Había tocado un limite en este combate, tal como había echo en tiempos anteriores, cuando entrenaba con Kirara. El cansancio y el constante jadeo, me estaba meciendo de delante a atras, como una invitación al dormir.

Fui golpeado demasiadas veces, en un combate real, esto realmente abría significado mi muerte.

Armándome con la poca resistencia que tenía para extraer de quien sabe donde, tembloroso, acepte su mano y deje me empujara hacia arriba de nuevo. "Ha sido un buen combate". Le dije pasado un tiempo, perdido en las heridas tanto tiempo que termine pasando por alto su tratamiento o la mayoría de aquello que me decía. Entre el dolor físico que embotaban mis sentido, el sabor de la derrota era algo que buscaba donde filtrarse en mi mente.

Creí, quizás, entender en parte de aquellas emociones que dominaban a Kojiro de sus derrotas y de vivir para recordarlo. La primera que no podría ser la ultima, la siguiente vez podría significar el fin para mi.

"Por suerte hay suficiente carne para ambos, lo vamos a necesitar". Le asentí que, a pesar de todo, esta complacido con esta experiencia.

 

[Rei; Akihito]

Akihito seguía hablando pero Rei no podía contestar porque se estaba concentrando en no caerse; no podía concentrarse en ambas cosas, hasta que pisó la arena y sintió que al irse encajando en ella le daba un poco más de estabilidad pudo mirar a Akihito —¿Aislado? Si, pero por muchos años lo quería así, me gustaba que me huyeran porque daba miedo.

Dijo intentando sacar sus pies de la arena cómo si aquello fuera tan difícil. Fue siguiendo a Akihito y se cansó; él iba muy ligero y el sentía que cargaba costales a cada paso; cuando por fin Akihito se sentó; Rei miró al cielo mientras destilaba el alcohol que había consumido por cada uno de sus poros —Gracias, kamis, gracias —dijo dejándose caer en la arena. Allí pudo volver a escuchar a Akihito.

Dejó que el instrumento sonara, mientras miraba al cielo y así lloró en silencio. No necesitaba decir nada. Sólo escuchar.

Contenido oculto

Nekita

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[Aoi; Matahachi; Tsubaki]

Matahachi y Tsubaki miraron como Aoi se alejaba por dónde había llegado. Dejando a los dos con mirada retadora, parecía que entre ambos se iba a llevar a cabo una discusión, nuevamente.

Contenido oculto

Ayeah continúa abajo

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[Murai; Mako; Yume; Tamura; Hajime; Hiro]
[Midori; Kushina; Oshin]
[Dozan; Ryoshi]
[Konan; Aki]
[Yuzuki; Rengo; Hayato]

Hayato salió corriendo junto a Hajime y Hiro; quienes le comenzaron a enseñar a hacer pequeñas piezas de papel, seguramente jugarían con ellas. Hayato sonrió y empezó a usar el papel entre sus manos.

—Yuzu— repitió Aki — Hoshi... él no se ha ido del todo. Es algo difícil de explicar, ni yo lo entiendo a la perfección; pero entiendo que es un yokai que renace en este mundo —sonrió al notar lo disparatado que eso sonaba; aunque fuera cierto —Creo que por ello Rengo y yo no nos sentimos del todo abandonados por él, aunque ya no será lo mismo, nunca.

Rengo volvió a Yuzuki para informarle de lo que haría a continuación; el sonrió y la abrazó con fuerza antes de correr hacia el bosque, dónde se suponía estaba el resto.

Aki afirmó — Estamos cuidando a ese búho —dijo acercándose a Yume; ella miró a Yuzuki y sonrió —Necesito ayuda para detenerlo; creo que Genzai le rompió un ala, no es para menos.

—Lo siento —susurró Konan quien estaba sobre de ustedes atando maderas con Tamura creando el techo de la futura herbolaria.

—Genzai atacó pensando que era un ave de patrullaje enemiga — aclaró Aki para ayudar a sostener al buho. Fue allí que Yuzuki pudo reconocerlo, al búho sin ojo, era Furkuro; el amigo de Kumo. En quién confiaba a ojos cerrados.

Aoi volvió, encontrándose con la adición de Yuzuki al equipo; Mako se acercó a ella y Murai la siguió —Gracias, cómo siempre fuiste demasiado rápida — atajó Murai; para después demostrar algo de nerviosismo —Debemos hablar; en la alianza tenemos a alguien que sabe de las acciones cometidas hacia Jinrai. No es algo que tiene relación con los Sugita; es algo que aprobó Wu a voluntad porque eso hace siempre ese hombre... pero... no dejaré que te culpen por ello, quiero decirte que yo asumiré esa culpa; para que te liberas de esa carga.

Murai desconocía que ya todo eso había sido revelado entre sangre y gritos.

Contenido oculto

Zireael

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[Togashi; Riku; Noishi; Haku; Seikanji; Haku; Reijiro; Masaharu; Genichi]

Reijiro soltó una risa bonachona ante las palabras de Kohaku —Tienes muchas más cualidades Kohaku —Reijiro hablaba sin tanto formalismo como antes —¡Y ambos prometimos un festín y cumplimos! —Dijo ayudando a Haku quien también ya comenzaba a agrupar la caza para poder llevarla a...

—Tendremos que llevarla al barco — mencionó Haku.

—Al señor Eiji no le va a gustar que dejemos sangre regada — agregó Reijiro mientras empezaban a amarrar a los jabalíes a ramas para poder transportarlos.

—Es Haku —interrumpió Rengo quien se había acercado como un zorro —Hijo mayor de Murai —agregó para después colgarse del hombro de Togashi y de Kohaku — Bienvenidos a la isla —dijo con una sonrisa para después soltar un grito ahogado ante el asombro de la pelea de entramiento frente a ellos.

El choque de sayas atrajo a un cabizbajo Kojiro; quién contempló como Riku caía ante el otro joven de las kodachis. Kojiro negó, lamentándose nuevamente por su técnica imperfecta. Se acercó lentamente al dúo que comenzaba a curar sus heridas y miró a Riku —Mi técnica es imperfecta; has perdido por eso, no por tus habilidades — dijo con frustración —Al parecer esta técnica falla contra ataques a dos manos.

Kojiro se giró a Seikanji —¿Quién fue tu maestro? —preguntó, esperando no escuchar el apellido Harima. O se aventaría desde la cima de la montaña hacia el mar.

Contenido oculto

Bruno TDF
Monpoke
Gigi Blanche
rapuma

 

Yuzuki Minami
Herbolaria en construcción (?)

Vi a Hayato irse corriendo, noté su sonrisa y el pecho se me siguió estrechando, para haber estado hablándole a Rengo de amores indicados y no sé qué más sabía muy poco sobre qué hacer con el tumulto de emociones que sentía yo misma. Pasaba de la alegría a la tristeza, saltaba al alivio y luego al resentimiento, rebotaba en todas direcciones, sin saber dónde quedarme. Quizás no debiera solo tomar una, quizás solo tenía que sentirlo todo y ya.

Aki había repetido el nombre que le otorgué, así como se lo había permitido a Shino, y seguí pensando en Takeda aunque le presté atención a lo que me dijo sobre Hoshi, podía sonar disparatado, pero había escuchado tantas cosas desde que me uní al grupo en Tsu que se necesitaba mucho más para espantarme. Ya Rengo me había dicho que era un yokai, pero no lo otro.

—¿Renacer? —murmuré un poco confundida de todas formas.

Eso significaba que podrían volver a verlo, no eliminaba este dolor, pero al menos brindaba esperanza. A pesar de todo, no tenía idea de cómo podía suceder algo como eso, aunque tampoco era que entendiera mucho nada últimamente. Sentía la mente densa, los pensamientos me pesaban y tenía dificultades para retener información o reaccionar a ciertas cosas, pero intentaba hacer lo mejor que podía.

Antes de irse, Rengo me abrazó con fuerza y cuando se fue corriendo seguí su silueta hasta que se perdió de vista, el cabello ahora blanco, el peinado de Akihito y la espalda más amplia. A pesar de eso, juré que pude ver también al niño que había cuidado en Kamakura, pequeño, con el cabello en el rostro. Tuve que bajarme el nudo de lágrimas que sentí en la garganta.

Escuchar a Aki decir que estaban cuidando del búho me ayudó a centrarme en algo más, me acerqué con ella a Yume y le dediqué otra sonrisa. Querían sostenerlo para poder revisarlo, al parecer Genzai, el búho de Konan, lo había atacado pensando que era un ave del enemigo y aquí teníamos a la criatura con el ala rota. Fue cuando Aki lo sostuvo y pretendí ofrecer mi mano si hacía falta cuando noté que al animal le faltaba un ojo.

—¿Fukuro? —pregunté al verlo como si el ave pudiera contestarme, me sentí repentinamente angustiada—. ¿Dónde está Kumo?

Noté lo inútil de mi pregunta solo después de hacerla, fruncí el ceño frustrada y volví a llamar al ave por su nombre, esperando, tal vez, que reconociera mi voz del día que dimos con ellos. Habíamos conversado un rato con Kumo, quizás no fuese descabellada la posibilidad, pero de cualquier forma busqué mirar a Yume y relajé los gestos a conciencia.

—Los conocimos en Toyama —expliqué aunque nadie me lo había pedido—. Desde que vi a Genzai he estado pensando en ellos.

 

Aoi Nobunaga

Llegó donde todos estaban reunidos y se dirigió directamente a Murai.
Cuando él habló sobre Jinrai, Aoi lo observó con detenimiento sin comprender muy bien por qué haría aquello.
— No necesito que nadie cargue con la culpa de mis actos.— Respondió, extrañada.
No creía que la muerte de Jinrai fuera algo malo de lo que debiera avergonzarse y así lo habia demostrado anteriormente. — Ryoshi también trató de colgarse esa medalla antes y eso casi lo mata... Idiota.

Relató brevemente lo ocurrido en el bosque, pues pensó que podría ser importante para el bien de aquella alianza en la que ni ella se sentía cómoda y, finalmente, volvió a negar con la cabeza.

— Ya reconocí abiertamente que fui yo. Si alguien reclama venganza estaré encantada de recibirlo. — A pesar de su rostro inexpresivo se podía adivinar la sonrisa que ocultaba entre sus palabras. — Encontré pez globo.

Sabía que Murai no necesitaría más explicaciones para entender lo que aquello implicaba por lo que desvió la mirada hacia la herbolaria con anhelo. Esperaba poder utilizarla pronto.



El desenlace del encuentro entre el Cóndor y la Golondrina la habían dejado intranquila y, su posterior práctica con Dozan dejaba claro que no era lo bastante fuerte para protegerlos a ambos. Se revolvió en su lugar y observó el bosque donde se habían perdido Seikanji y los demás.
— Si no me necesitas más debería ir a entrenar... Aun soy débil.— Recordó su encuentro con los oni con un estremecimiento. — Todos lo somos.

 

Akihito Shishio
Playa

La brisa marina lo hacia sentir un poco más sereno mientras sus dedos navegaban por la flauta, lo sentía tan claro, como si estuviera en su pasado sentado al lado de su madre mientras ella le explicaba las cosas que estaba tocando y cómo hacerlo. Primero en pequeños cilindros de madera que simulaban ser una flauta para que se acostumbrara al peso, tarareando junto con ella las notas que deberían salir al colocar sus dedos de la forma en la que las partituras le decían, hasta que finalmente podía acompañarla con su propio instrumento, sentados lado a lado en el suelo del bosque.

Era algo cálido, pero también ligeramente triste.

No sabía muy bien qué cosas pudiera sentir Rei con la música pero, esperaba de alguna manera que, al saber que era algo que su madre le había enseñado le trajera como mínimo los posibles momentos buenos que habían tenido.

Al acabar la melodía se mantuvo unos cuantos segundos en silencio, contemplando el sonido de la marea unos instantes más antes de abrir sus ojos —Esta shinobue fue una de las pocas cosas que mi madre dejó en su habitación y que yo encontré cuando me la diste. —Explicó tranquilo, mirando la flauta con atención antes de guardarla para poder pegar sus rodillas a su pecho y recostar su cabeza sobre sus rodillas, así podía mirar a Rei un poco más cómodo.

Le sorprendió ver que lloraba y extendió su mano hacia él, acarició con brevedad su brazo como para consolarlo como él lo había intentado hacer en el barco al darle una palmadita en la cabeza y sonrió un poco —Creo que a ti te tocaba sacar todo, ¿no? Seguro te ayuda un poco, como a mi.

 

Seikanji Yamagawa

No tuvo que emplear vendas para los golpes, solo un pequeño ungüento que había adquirido de Koga cuando tuvieron que escapar. Lo aplicó sobre las heridas, comprobando que no había ningún hueso roto en ninguno, sonriendo al saber que nadie los regañaria por aquella imprudencia.

La voz de Kojiro lo hizo sobresaltarse y se reincorporó débilmente, usando el hombro de Riku para no perder el equilibrio.

—No tengo maestro de armas. —reveló con incomodidad, sintiendo un pequeño vacío en dónde debería residir el honor de llevar a lo alto el orgullo de casta de una escuela de combate. —Creo que nunca fui considerado un guerrero para tener ese honor

 

Togashi
Bosque

​

La cacería comenzó con buen pie gracias al admirable destreza de Reijiro con el arco. Se permitió algunos momentos de distracción para observar a la Montaña, y el cómo sus flechas viajaban en un parpadeo, precisas. Fue un trabajo limpio con el que estuvo agradecido, al saber que contaría con una buena cantidad de cueros. Pero, como a Kohaku, detenerse en los movimientos de la Montaña de Atami afectó en alguna medida su propia caza, sumado al hecho de que aún daba sus primeros pasos con el arco. Logró abatir algunos animales con la ayuda, y sólo detuvo a mirar el panorama, advirtió la enorme cantidad de carne a disposición.

Haku se dio cuenta de lo mismo, Togashi asintió con algo de pena frente a su comentario. Puede que sí se hubiesen excedido...

—Al menos, los cueros vendrán bien para forjar más yoroi —dijo, reflexivo—. Es necesario que todos en la isla tengamos protecciones. Por si acaso...

Dicho esto, comenzaron a organizar la caza con la idea trasladarla al barco de Eiji. Al poco tiempo Kohaku se acercó a él, en un momento en que Haku se distrajo con la tarea, para preguntar por el nombre de éste. Como Togashi había notado el disimulo de sus movimientos y la intención de hablarle en voz baja, se inclinó para prestar su oído a Ishikawa.

—Ah. Su nombre es…

Pero una voz irrumpió, completando la respuesta por él. Fue tan repentino, que poco le faltó para sobresaltarse, y el desconcierto se imprimió en su gesto cuando, al girarse, vio a Rengo entre ellos. ¿En qué momento los había alcanzado? No lo había notado, ni siquiera teniendo ese nuevo color de cabello, tan blanco; tampoco había hecho ruido, con tantas ramas bajos sus pies. El hermano menor de Takano apenas le dio tiempo para decir algo, pues los tomó por los hombros mientras pronunciaba una muy calurosa bienvenida, que además incluyó un ligero grito cerca de su oído por la pelea entre Riku y Seikanji, que observó brevemente antes de enfocarse nuevamente en quienes tenía a su lado.

Kohaku lo recibió con una risa leve, mientras que Togashi se permitió una pequeña sonrisa mientras miraba a Rengo, con cierta curiosidad. No lo conocía demasiado, sólo habían coincidido en Kamakura y en Shizuoka. Ni siquiera estaba seguro de que hubiesen hablado en algún momento. Pero sabía de quién se trataba y cuán importante era para los suyos; a su vez, tuvo el presentimiento de Rengo también lo reconocía de algún modo, y algo de eso le permitió sentirse más cómodo, pese a la confianza con la que le había echado un brazo sobre los hombros.

Rengo, el portador de la misteriosa katana Shi.

—Gracias por recibirnos —dijo, manteniendo su sonrisa solemne, después de que Kohaku habló—. ¿Llevan mucho tiempo en aquí, en la isla? —junto con su curiosidad, se permitió mirar a las personas a su alrededor— Es bueno ver que pudieron arreglárselas en estas condiciones.

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Amelie Gigi Blanche

 

Fujiwara no Riku

Mi técnica es imperfecta; has perdido por eso, no por tus habilidades

Negué, moviendo la cabeza peor que un perro el cansancio. "Lamento haberte defraudado tan pronto de mis últimas palabras". Me lamente en voz baja ante él, casi luchando por hacer una reverencia en lo que sentía me temblaba el cuerpo.

"Ha sido mí propia deficiencia". Ladee la cabeza hacia un costado. Mirando hacía detrás de nosotros. "Podría haberlo terminado en ese momento, pero a pesar de toda la fuerza, he carecido de la velocidad de acertar mí ataque".

Termine, riendo un poco. Había perdido, igual, lo había disfrutado. Pero lo que había detrás de nosotros... Eso, eso era orgullo. Una muestra de lo que soy capaz actualmente.

Una pequeña zanja se encontraba detrás de nosotros, antinatural, como si literalmente algo hubiera explotado desde la tierra en ese sector del bosque. Una destrucción del suelo donde se ha volado toda la suciedad, pasto o ramas que se encontraba allí.

Dejando nada más que esa zanja, recta y poco profunda, dónde había acabado golpeando mí ataque anterior.

En otro momento me disculparia con Seikaiji.

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Soy tan fácil de complacer

 

[Rei; Akihito]

Rei notó la mirada de Akihito; ya era tarde poder desviarla o intentar ocultarla —Es la primera vez que lloro frente a uno de mis hijos —dijo sin sentarse — No es algo que me agrade mostrar y seguro el alcohol fue el responsable —se excuso.

—O tal vez es porque la vida ahora la veo corta y ya no me importa parecer débil... — habló como para sí mismo — Tú aun eres muy joven, te ves muy delgado pero creo que estás en buena condición, tu pelo brilla y creo que eso es buena señal. Así que debes mantenerte así, alejado de todo lo que pueda hacerte daño para asegurar una buena vida, una larga y próspera.

Las palabras de Rei se sentían extrañas, fuera de él.

—Así que... si hay gran peligro cerca. Mantente detrás de mí. No quieras hacerte el héroe, eso déjamelo a mí que busco redimirme con todos ustedes — dijo refiriéndose a su familia —Así si algo me pasa puedes contar como tu viejo al final no era tan malo.

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Nekita

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[Murai; Mako; Aoi]
[Midori; Kushina; Oshin]
[Dozan; Ryoshi]
[Yuzuki; Aki; Yume; Konan; Tamura]
[Hajime; Hayato; Hiro]

Yume levantó la vista hacia Yuzuki al escuchar el nombre del búho. El búho ululó al reconocer su nombre.

—Tal vez Matahachi sepa de él —mencionó Yume hacia la pregunta de Yuzuki sobre Kumo. Yume logró inmovilizar el ala de Kumo con una madera; miró al búho y le señaló —No vayas a intentar volar o tendré que cortarte las plumas para evitarlo. ¿Entendiste, Fukuro?

Yume regañó al búho y al parecer el búho entendió porque no buscó volar.

—Y va a odiarte de por vida cuando se entere de lo que Genzai le hizo a Fukuro —dijo Tamura hacia Konan quien se sintió muy avergonzado.

—Tal vez tengamos que usar a Genzai para transportar la respuesta y eso preocupará a Kumo — dijo Yume hacia Konan.

—Bueno... la última vez Kumo intentó matarnos — alegó Aki —Genzai no hizo mal; y no lo mató. Eso es bueno.

¿Por qué parecía que estos individuos perdonaban tan fácilmente?

Murai escuchó a Aoi con detenimiento; ya había corrido sangre y el ni enterado. Aquello le preocupó pues la sangre había sido de los suyos; pero escuchó el ambiente a su alrededor y no se oía amenazante; hasta que escuchó del ingrediente que encontró Aoi y sonrió con orgullo —No necesito demasiado para enseñarles de herbolaria. Yuzuki ya está aquí; después podremos hablar de los anti-venenos, primero... los venenos; mis favoritos.

Mako se acercó y le entregó unos guantes de cuero a Murai; este los aceptó y se los puso —Ten cuidado, amor — dijo Mako para después recibir un abrazo de Murai.

​

—Siempre lo tengo —sonrió —Tal vez esta sea la última vez que tenga que preparar algo así; de ahora en adelante podré pedirle a Unineko que los fabrique para mí —dijo hacia Aoi mientras se separaba de Mako —Hagamos mucho más letal a esta shinobi — dijo acariciando la cabeza de Aoi; pero después la separó —Lo siento, jamás debo acercarme de esta manera a una shinobi; pero siempre bajo la guardia con los que considero míos.

Mientras tanto Hajime; Hiro y Hayato dejaban caer sus creaciones de papel entre risas y aplausos.

—Señorita Minami — dijo Murai a distancia — ¿Está lista para aprender de su maestro? —dijo burlón.

Yume miró a Yuzuki y la tomó del hombro —No vayas a envenenarlo ni con ricina; por favor. Lo quiero demasiado... —la seriedad de Yume fue algo que desencajó en ese ambiente.

—Creo que siempre nos confiamos en sólo tener a Murai-sensei como nuestro repartidor de venenos — dijo Konan hacia el grupo — Será bueno tener a más personas a las que pedirles.

Aki afirmó a Konan para después acercarse a Yume —Tú y yo tenemos que hablar... creo que Konan puede cuidar de Fukuro.

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Zireael

De estas cosas hicieron los niños: Origami
Ayeah

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[Togashi; Kohaku; Rengo;]
[Masaharu; Genichi; Haku; Reijiro]
[Riku; Seikanji; Kojiro; Noishi]

Kojiro tomó a Riku del cuello para que este no desviara su mirada; y chocó su frente con la suya —Jamás me has defraudado; eres mi orgullo — se separó de él y señaló la zanja forjada con su fuerza — Ese es tu poder; uno que yo te seguiré ayudando a perfeccionar —Kojiro nuevamente hablaba como si fuera un hombre mucho mayor a Riku, cómo si Riku fuera mucho más pequeño que él, algo que no era ni en edades ni en estaturas. Aun así, la presencia de Kojiro era fuerte, y era algo que el mismo Kojiro a veces olvidaba.

Kojiro volvió a Seikanji y escuchó sus palabras; y algo en él se quebró... ese hombre ni escuela tenía y había sido capaz de esquivar una perfecta ejecución de su técnica; eso reafirmó que él era el que había fallado ante Riku.

—¿Jamás has sido considerado como guerrero? — preguntó Noishi que se acercaba nuevamente al grupo, pues esquivó estratégicamente el hecho de ir de cacería —¿Te olvidas de mí? Creí que querías saber mi escuela.

Kojiro miró a Noishi —Tu escuela... —posicionó sus mano en haiku a la cual había limpiado recientemente —Quiero verla.

Noishi sonrió y miró a Seikanji —Si aceptas, puedo enseñarte mi escuela frente a frente. Que conozcas lo que he creado con el conocimiento de cada uno de mis maestros.

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Rengo sonrió a Kohaku —¿De verdad lo crees? Yo sigo prefiriendo el negro; pero bueno, creo que ya no me está desagradando tanto el blanco, he recibido buenos halagos últimamente y ... ahora soy una hoja en blanco — comenzó a reírse de su pésimo chiste y después miró a Kohaku y se puso a su lado, algo había distinto en él, luego lo miró a los ojos —Ya... estás mas bronceado, que te de la luz al rostro de ha ayudado, destaca tus ojos. Tu ganas pigmento y yo lo pierdo —y aprovechó ese momento para acariciar a Chiasa. Ambos, tanto Kohaku como Rengo pudieron notar que tenían enrojecidos los ojos, seguramente por el llanto.

Después escuchó la pregunta de Togashi y la pensó con cuidado —La verdad no sé; creo que estuve inconsciente por un rato y por eso perdí la noción del tiempo, así como gran parte de mi sangre— dijo sincero para después mirarlo, aquel niño sonriente se notaba que había estado llorando —Estas condiciones son mucho mejores a las de Kamakura, Togashi —le respondió —aquí yo puedo hacer mucho más, y no me debo de cuidar de demonios carmesí, ni de Kaito, ni de los venenos de Shinrin, ni de las trampas, ni de Kato, ni de... —volvió a reír — Bueno, creo que ya se entendió mi punto — dijo para inspeccionar a Togashi; tomando sus manos sin permiso para sentir los callos en estas —Perdona esta invasión; pero tú eres herrero. Puedo notarlo en tus manos; manos de herrero. Y yo necesito de un herrero que me acompañe a la cima de la montaña de esta isla. No te preocupes; ya no hay Oni ni shikigami rondando por allí.

Miró a Kohaku —Y aun con eso... prefiero ésta isla a Kamakura.

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Bruno TDF
Monpoke
Gigi Blanche
rapuma

 

Akihito Shishio
Playa

Sonrió ante la obvia respuesta de su padre y buscó el pañuelo que Hajime le había dado en su momento para ofrecérselo en caso de que quisiera limpiarse las lágrimas, también asintió cuando mencionó que seguro el alcohol era el responsable para no hacerlo sentir nervioso o avergonzado, a fin de cuentas entendía ese sentimiento.

No era muy lindo sentir que las emociones se desbordaban por culpa de algo externo.

Iba a comentar algo al respecto sobre que no era débil por haber llorado frente a él pero, escuchar casi de inmediato los detalles que su padre había notado de su persona seguido de su deseo que se mantuviera así lo mantuvo callado, su rostro de inmediato formó un ligero puchero al volver a sentir esa presión en su corazón por ver que en serio se estaba esforzando, eso y el miedo que le daba sentir que él también podía ser capaz de romperle el corazón a su padre si terminaba no viviendo esa vida larga que le deseaba.

¿Cómo le decía que no estaba seguro que ni siquiera poniéndose detrás suya podría mantenerse con vida?

—No eres débil por llorar...ni enfrente de alguno de tus hijos o algún desconocido —Dijo para iniciar, deslizándose solo un poco hacia el lado donde se encontraba Rei para estar un poco mas cerca, lo más discreto que podía —. Eres fuerte por permitirte expresar aquello que estás sintiendo y...mostrar que te importa, o tienes empatía al respecto...

Abrazó sus rodillas un poco más fuerte —Vas a demostrárselos tú mismo en persona y podrán experimentar este nuevo lado tuyo—Lo miró bastante serio, no deseaba haber sido el único que pudo hablar con él y sentir esa pequeña esperanza de que todo podía ser mejor —. Así que no te vas a morir, puedes ser héroe y no morir... porque también si te mueres luego de hacer que me encariñe de ti no va a ser justo, ¿me entiendes? Me va a doler mucho. Y yo...bueno, yo haré lo mejor que pueda.

Respiró hondo y supuso que, si ya estaban hablando de ese tema era mejor decirle. Dirigió su mirada hacia la isla de piedra que desde donde estaban no se veía tan imponente o extraña y la apuntó con su dedo índice.

—Allá hay un gran peligro, hay un grupo de mujeres que aparentemente tienen habilidades relacionadas con la muerte, entre ellas está una Sawayama llamada Keiko. Creo que son muy fuertes porque el Señor Torii dijo que las había ayudado a reestablecer su energía espiritual y también les había agradecido por eliminar cosas, no se si Onis u otros entes extraños pero, secuestraron a un herrero que venía con nosotros, Kyuzo, y creo que está en el interés de la mayoría recuperarlo.

Ni siquiera había visto el lugar como los demás, pero tan solo lo que dijo Torii y lo que le contó Seikanji era suficiente para poner a trabajar su cabeza.

—No dejes que te maten y yo trataré de no estar en mucho peligro, aunque implique entrenar...que tampoco es mi cosa favorita, se que debo y seguro te hará estar algo más tranquilo.