Shimane Islas Oki

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 29 Diciembre 2023.

Cargando...
  1.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido biblical gakkouer

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,360
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Yuzuki Minami
    Barco

    Sabía que Rengo no quería escuchar esto, que así como Kohaku no debía oírlo, que jamás debió pasar, pero tampoco podía mentir por tanto tiempo, no a quienes consideraba parte de mi familia y mucho menos a Rengo. La verdad a la que lo estaba enfrentando, incluso si había madurado, era lo suficientemente cruel para quebrar a un hombre adulto. Tenía la fuerza para mantener a Takeda enfurecido y para mantenerme a mí aterrada, era una condensación de la crueldad del mundo y de los horrores de la guerra que nos rodeaba.

    Kuroki era un niño.

    Había sido su amigo.

    Y había arrojado un filo sobre mí.

    Una parte de mí deseó poder decirle que era solo un error, que lo habían obligado, que pataleó y se resistió hasta que no tuvo opción, porque eso habría sido mejor... pero no había pasado. No tenía algo más que decirle, una corrección que hacer o algo que suavizara el impacto en lo absoluto, Rengo habló y supe que no estaba diciéndome esas cosas a mí entonces... Mara. Era Mara, ¿cierto?

    De repente sentí su frente recargarse en la mía, parpadeé y cuando dijo que era mentira por un momento creí que se refería a lo que acababa de decirle, estuve por negar con la cabeza cuando siguió hablando y comprendí en verdad qué era lo que quería que entendiera. Me dijo que los había protegido con amor, a él, a Takeda, Takano y Hayato.

    Al no poder hacer que la camelia se desprendiera de sus pétalos a voluntad, entonces habían tomado uno a la fuerza, pero el tallo seguía intacto. Me lo cuestioné, lo dudé porque nunca antes me había sentido tan inútil, tan débil, ni siquiera cuando Murai había herido a Takano de muerte, cuando a Rengo Kato le abrió el vientre o cuando mi padre entregó su vida, incluso entonces poseía fuerza para levantarme, luchar y atacar, pero ahora no sentía esto. Era como si me hubiesen forzado a apagarme.

    Levanta la vista porque una camelia no se marchita por perder un solo pétalo.

    No pude hacerlo de inmediato, mantuve la mirada baja, pero Rengo insistió sobre la idea, dijo que mis abrazos seguía brindado el mismo calor y que no podían mermar algo que no les pertenecía. Algo en sus palabras me recordó cómo anoche había entendido, gracias a Shino y Noishi, que era una amenaza para Gendo Mori. También recordé parte de mis propias palabras, como venidas de otro lugar, cuando el filo descendió sobre mi mano.

    Somos un campo de flores.

    Te van a cazar como a una plaga.

    Todos ellos.

    ¿Hasta dónde podía darle razón a Kohaku y pretender ser un pilar moral para Takeda cuando era yo quien había dicho eso? ¿Cuando con el cuerpo bañado en miedo, dolor y resentimiento pensé en que un niño debía morir? ¿Hasta dónde sería capaz de pensar con frialdad cuando el momento llegara? ¿Podrían hacerlo Takeda o Takano, pensar? Ya no sabía en qué se diferenciaba la justicia de la venganza, pero un daño como este no podía ser perdonado. Tendríamos que tomar una decisión pronto.

    Levanté despacio la cabeza, sentí que me tomó una eternidad hacerlo, pero no creía ser capaz de quitarle crédito al esfuerzo de Rengo por hacerme ver que ni Gendo ni nadie podía quitarme algo que me pertenecía desde que había dado mi primer respiro. El niño que había criado estaba aquí, levantándome y diciéndome que me sujetara de él para recuperar algo que creía perdido.

    Todavía poseía fuego en mi interior.

    Noté las lágrimas de Rengo incluso si no estaba cediendo bajo el peso de lo que sentía y odié tener que decirle esto, porque lo que pidió después me dejó claro que anhelaba que fuese mentira, que solo me hubiese equivocado, que le hubiese dicho mal las cosas. Los ojos se me humedecieron también y extendí ambos brazos hacia mis niños, los rodeé como pude y tomé muchísimo aire, tanto como me lo permitió el cuerpo.

    —Alguna de las cosas relacionadas a Kuroki, de lo que pasó antes de Kioto, quizás deba contártelas alguien más. Lo que yo sé es limitado, pero... sé que ambos desearíamos que fuese un error, no lo es —comencé en voz baja, lo único que me servía de soporte ahora eran ellos, Hayato y Rengo—. Akishino envió a Gendo y los suyos por nuestra impertinencia, la mía en particular, entraron arrastrando a Kuroki como un compañero. Yo... también yo estuve entre las personas que asesinaron al padre de Gendo en Shizuoka, todo debió acabar mezclado, y luego tomé el lugar de Takeda como General en la siguiente guerra, todo acabó mezclado.

    Me di cuenta de que había repetido las ideas de forma extraña, así que sacudí la cabeza antes de seguir hablando y pasé saliva.

    —Supuestamente perdió la paciencia, el niño quiero decir, y su manera de decir basta fue irse con estas personas, que según vieron su potencial, en verdad me da igual todo eso. Me da igual, porque tendría que haberlo pensado antes al menos una vez, la posibilidad de abandonar a Takeda —parpadeé, deshaciendo las lágrimas, las sentí correr por las mejillas y tuve que detenerme a respirar un momento—. Gendo le dijo que le llevara algo de mí, una pierna, un brazo, daba igual. Los demás le permitieron usar un dado, por si no se decidía y que ahora estaba con ellos, que demostrara quién era superior. Le dio una katana, una forja de Kyuzo, el dado dictó la mano y él la cortó. Lo demás está todo revuelto, no puedo recordar nada en orden o nada del todo yo... Perdóname, mi niño, lo siento mucho. Jamás habría querido tener que decirte todo esto.

    Me separé con cuidado de los dos, pero mantuve los brazos estirados hacia Rengo.

    —Puedes darme a Hayato si prefieres. Te acabo de decir demasiadas cosas, está bien que necesites pensar y sentir lo que debas, sea lo que sea.

    Llora, decía Mara.

    Siente lo que debas, repetía yo.

    Pues te han roto el corazón.
     
    • Sad Sad x 5
  2.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    8,058
    Pluma de
    Escritora
    Bosque
    [Aoi; Ryoshi; Dozan; Togashi; Kojiro; Matahachi; Kohaku; Riku; Haku; Genichi; Reijiro; Masaharu; Seikanji]

    Kojiro había escuchado las palabras de Kohaku; se sentía tranquilo de que estuviera bien e internamente agradeció no ser juzgado; su mente que había estado tan fresca y viváz momentos atrás; ahora estaba confundida, cansada.

    Matahachi se quedó de pie sin realmente saber que hacer mientras Kohaku avanzaba hacia Reijiro; fue en ese instante cuando Tomoe alcanzó a Matahachi y con su ropa limpió el rostro de Matahachi, las manos de él aun estaban comprimidas guardando los remanentes mientras temblaban. Tomoe había limpiado el rostro para cerciorarse que aquellas dudas en su mente eran ciertas; pues la mirada de Matahachi seguía Kohaku.

    ¿Cuánto tiempo tardé yo en que me mirara así? ¿Por qué? ¿Por qué lo miras así? ¿Por qué si yo estoy aquí... por qué?

    Reijiro recibió a Kohaku con una reverencia en disculpa; iba a seguirle sus palabras pero la voz de Kohaku ganó a las suyas —No debí haber bebido ayer; mi mente hubiera sido más certera y hubiera cuestionado el romper el pacto que usted había creado; sólo lo entendí cuando vi la mirada de Matahachi. Hoy le he fallado; y por más que me pida no cargar con la culpa lo haré —volvió a erguirse —Eso me hace mejor guerrero; aprender de mis errores, seré más cauto. Yo represento la ausencia de mi señor Hideyoshi y con esta acción he manchado su sabiduría —Suspiró y colocó una de sus manos en el hombro de Kohaku —Ahora le hablo como persona y no como su fiel vasallo. En verdad agradezco su conciencia ante tal imprudencia.

    La tensión del momento volvió cuando Aoi avanzó con Ryoshi y apuntó su arco a un objetivo que se encontraba de rodillas en el suelo, libre de cualquier instinto de ataque; otro Sasaki ante su precisión. Dozan comenzó a alarmarse y miró a Ryoshi con enojo, dándole su perspectiva con sólo una mirada mientras Seikanji detenía la hemorragia. Sabía que si Ryoshi se levantaba con la katana entregada por Aoi, sería su fin, moriría desangrado.

    "También podemos dejar todo y marcharnos juntos"

    Las palabras de Aoi alertaron a Ryoshi.

    "Volar juntos... sobrepasar las nubes..."

    Las palabras de Riku y Togashi avivaron el corazón de Kojiro; pero no se levantó del lodo. Y fueron Riku y Togashi los que cubrieron el blanco que Aoi ya tenía apuntado.

    El silencio de Ryoshi tensó el arco de Aoi. Pero Dozan entregó razón a sus dos colegas —Tú iniciaste esto... pedir que continúe nos llevará a la muerte a lo que queda de esta parvada, nosotros dos no podremos tomar ni una de esas vidas, se ha perdido. La golondrina ha ganado; déjalo volar con su nueva parvada... déjalo ir.

    Ryoshi miró a Aoi — Me ha derrotado; déjalo ya...— Ryoshi estaba decepcionado de sí mismo; sabía que Kojiro merecía tomar su vida a cambio de la de su padre; el amor por Jinrai era mucho más grande que el recuerdo de aquella infancia.

    Seikanji aprovechó aquel momento para terminar de detener la hemorragia; ahora tendría nuevas cicatrices, otra vez causadas por Kojiro.

     
    • Sad Sad x 4
    • Fangirl Fangirl x 2
  3.  
    Ayeah

    Ayeah Shinobi

    Acuario
    Miembro desde:
    24 Febrero 2016
    Mensajes:
    455
    Pluma de
    Escritora
    Aoi Nobunaga

    Ignoró a los dos hombres que se interpusieron en la dirección de su saeta, si Ryoshi daba la orden ella imprimiría la fuerza necesaria para atravesarlos a todos. No desviaría su trayectoria pues errar el tiro significaría su muerte y, por tanto, la del hombre al que trataba de proteger.

    Sólo relajó su postura cuando su voz rompió el silencio y lo hizo muy lentamente, bajando la punta de la flecha en dirección al suelo y destensando la cuerda milímetro a milímetro.

    Retrocedió muy despacio, sin apartar la mirada de aquel grupo que, a sus ojos, representaba una nueva amenaza y se arrodilló junto al cuerpo del pirata.
    Clavó la punta de la flecha en el suelo de forma que pudiera acceder fácilmente a ella y dejó descansar su mano libre sobre el hombro del herido, para no entorpecer los hábiles movimientos de Seikanji mientras se ocupaba de sus heridas.

    La decepción en las palabras de Ryoshi hicieron que frunciera el ceño y dejó escapar un largo y resignado suspiro. Aquella actitud la enfadaba y casi prefería al pirata beligerante que al derrotado. Una vez pasada la tensión del ataque, un torbellino abrumador de sentimientos se apoderó de ella.

    Tu vida me pertenece y no permitiré que nadie más la tome. — Lo reprendió, no le importó estar rodeada de gente, pues aun le costaba manejar sus emociones y no comprendía bien de dónde salía aquel enfado. — ¿O acaso mentías cuando me la ofreciste?
    Su voz tembló ligeramente al final de la frase, pues fue consciente de cuán cerca había estado de perderlo por el odio de alguien que ni siquiera merecía ya que, al fin y al cabo, quien lanzó el kunai no había sido Ryoshi.

    Además, tú no asesinaste a ese hombre: yo lo hice. — Resopló abatida, tratando de aligerar el nudo que se retorcía en su pecho y que amenazaban con hacerlo estallar. — Y no me arrepiento de ello ya que de no haberlo hecho no tendría mi propia parvada.

    Se detuvo para respirar un instante y, finalmente, se atrevió a apartar la mirada de los recién llegados para sostener fugazmente la de Ryoshi. — La próxima vez que quieras arriesgar tontamente tu vida recuerda que si tú mueres, yo muero.

    No tenía nada más que añadir, por lo que volvió de nuevo la vista al frente y dejó que sus manos se cerrasen en torno a la suave madera del arco mientras trataba de controlar su agitada respiración.

    ¿Tan importante era el pasado como para arriesgar de aquel modo su futuro?
     
    Última edición: 4 Agosto 2024 a las 1:42 PM
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
    • Sad Sad x 1
  4.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    7,346
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku Ishikawa
    Bosque

    Mi reverencia se superpuso con la de Reijiro y quizás en otro momento me habría hecho gracia, pero ahora no sentía el ánimo suficiente. Si lo analizaba detenidamente, no estaba sintiendo nada con demasiada fuerza. Sus palabras me punzaron en el pecho y recordé las cuencas vacías de Inuzuka, el sacrificio que había hecho. La voz de Takano resonó. No me sentía listo, no me creía capaz de honrar las acciones de estas personas, de liderar ninguna misión. Era pesado, intimidante, y daba miedo. No quería decepcionar a nadie, pero Genbu estaba muerto y ya no veía un camino claro frente a mí.

    —Te dejaron a cargo de un niño, suficiente paciencia me has tenido. —Sonreí con cierta vergüenza y exhalé de golpe—. No me fallaste, yo te fallé a ti. Soy perfectamente consciente de la extensión de tu lealtad y me aproveché de eso para dejarte en una posición imposible. Me doy cuenta ahora. —Bajé la mirada y fruncí el ceño, conflictuado—. Últimamente... no sé qué me ocurre. No me siento yo mismo. Aunque, siendo honesto, ni siquiera sé quién se supone es ese "yo mismo".

    Se me aflojó una risa sin gracia. Estaba diciendo un montón de cosas extrañas, ¿verdad? La presión de su mano en mi hombro me alentó a regresar a sus ojos.

    —Te estoy inmensamente agradecido, y lamento no habértelo dicho hasta ahora. Intentaré ser un mejor guerrero, también, para estar a la altura de tus esfuerzos. Lo que acabo de pedirte no se repetirá, lo juro. —Deslicé la mirada a su mano, de la cual pendían ambos extremos del hilo, y el pecho se me removió con una marcada tristeza—. ¿Podrías... darme esas piedras, por favor?

    Sostuve lo que quedaba del collar con extrema delicadeza, absorbido en su pequeña existencia, y deslicé el hilo para contener en el hueco de mi palma las pocas piedras que quedaban. Los guijarros, los corales, tintinearon entre sí y creí oír una risa dulce, transparente, rebotando entre las copas de los árboles. Le pedí perdón en silencio, cerré la mano y la abrí dentro de mi bolsillo. Lo entendería, ¿verdad? Estaba seguro que lo haría. Chiasa le había prestado su nombre a la pequeña ardilla y Hinata se lo obsequiaría si eso significaba protegerlo, si sabía que era importante para mí.

    Medio giré el cuerpo hacia los demás, vi a Riku y Togashi defendiendo a Kojiro con sus propios cuerpos y a la mujer del árbol bajar el arco lentamente. Noté de refilón que Matahachi estaba con la princesa, no sentí el derecho de mirarlos y ubiqué la posición que había ocupado el muchacho antes, donde se rompió el collar. Me quité el abrigo, los guantes y las vendas, dejé todo colgando de una rama cercana y me acuclillé, agudizando la vista lo más que pude. Con la conmoción atrás la cabeza volvió a martillearme, el cansancio me pesó en los huesos y parpadeé con fuerza. No podía quitarme la tristeza del pecho, del cuerpo entero. Uno a uno, cuidando de ensuciarme lo menos posible, comencé a recolectar los guijarros y los corales.

    No era la primera vez que lo hacía, después de todo.


    1-5: encuentra muy pocas piedras
    6-15: encuentra la mitad de las piedras
    16-19: encuentra casi todas las piedras
    20: encuentra todas las piedras
     
    Gigi Blanche ha tirado dados de 20 caras para aber ahora Total: 4 $dice
    Gigi Blanche ha tirado dados de 10 caras para Defensa chikita Total: 4 $dice
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • aplica técnica
    • no aplica técnica

    Ha salido: no aplica técnica

    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • rengo, hayato y yuzu
    • rei y akihito
    • abrazo familiar
    • bosque

    Ha salido: bosque

    • Sad Sad x 6
  5.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,904
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Seikanji Yamagawa

    La brisa marina hace danzar la vegetación con suavidad y los kimonos multicolores de los presentes se agitan a su impulso. El sudor se congela en la piel y Seikanji sintió un escalofrío al advertir el odio iracundo en los ojos de Ryoshi; la eterna mirada burlona se congeló en aquellos momentos. La katana y la nodachi sonaron filosas al ser desenfundadas. Admiró el coraje del muchacho que se plantó entre la golondrina y el cóndor, sin temer a ser el blanco en cuestión. Pero era un duelo inevitable, el afán de aplastar al otro como un insecto miserable, incapaz de huir del odio mutuo, atrapados en su propio fango, chapoteando en su mezquina desdicha.

    Seikanji sintió un áspero batir de alas y chillidos agudos cuando ambas hojas chocaron. La katana de Ryoshi explotó al contacto como si la punta de la naginata estuviera creada por el mismísimo sublime filo de Kyuzo. Su mirada se pasea con frío horror por el árido panorama que lo rodea; la sangre de Ryoshi brotaba con fuerza, eran heridas profundas pero no fatales y Seikanji se movió con rapidez hacia el pirata, a medio camino entre la esperanza y la tragedia, ignorando si Kojiro terminaría el duelo, arrodillándose a su lado y poniendo manos a la obra. La sangre le salpicaba el rostro y las manos hasta los antebrazos. Por unos pocos momentos él y Ryoshi desaparecieron de la isla y el resto se evaporó como el rocío. Sólo sentía el latir de sus sienes hasta que pudo controlar la hemorragia.

    Oyó las palabras de Kojiro mientras le daba la espalda, atendiendo las heridas del pirata. La golondrina había logrado alcanzar las nubes y poco a poco aquél odio que creyó sentir desaparecería, como la marea que se retira sin brusquedad de la arena en la playa, dejando su huella cada vez más espaciada, cada vez más alejada de la orilla.

    Pero no esperó que Aoi se moviera tan deprisa y mirara sobre el perímetro mortal de su arco a sus nuevos aliados. Alzó la cabeza y siguió la punta de la flecha de su compañera, observando a Riku y al otro hombre proteger a su maestro.

    —Ayúdame aquí, por favor Yuki-Onna. —le susurró el mote que había tomado para él en Koga, uno que evocaba con ternura. —Aprieta aquí con fuerza, con ambas manos. —no era necesario realmente, pero era una buena idea para tenerla con sus manos ocupadas, ya que Aoi era la más mortífera de todos los presentes si lo deseaba. —Si gruñe es buena señal.

    Se observó las manos que temblaban, vestidas del rojo carmesí del propio Ryoshi. Tuvo miedo de hacer las cosas mal, de no ser lo suficientemente rápido. Un gran suspiro emergió de su pecho y lo silbó con pesadez mientras se enjugaba la frente el sudor, manchándose también la cara de sangre.
    Miró la empuñadura de la katana de Ryoshi y la tomó entre sus manos para devolvérsela a su dueño.

    —El cóndor solitario se posa en el pico más alto y saliente de las montañas, repliega las alas y se deja caer a pique contra el fondo de las quebradas, que es donde termina su reinado. Pero el cóndor vuela en parvada y para protegerla siempre tiene que proteger su pico. —le tendió la empuñadura con una sincera preocupación por él. —Tendrás que ser como las águilas y arrancarte el pico para que otro crezca en su lugar; más fuerte. A veces, para que el vuelo sea más libre hay que arrancarse ciertas partes, para volar pleno junto a los tuyos.

    Se puso en pie junto a Aoi y Royshi, extendiendo sus brazos.

    —Rescatemos al señor Kyuzo entre todos y volemos en la misma dirección por un propósito. —señaló la isla en el horizonte, lejana y misteriosa.
     
    • Adorable Adorable x 2
    • Ganador Ganador x 1
  6.  
    Monpoke

    Monpoke Absol

    Géminis
    Miembro desde:
    6 Julio 2016
    Mensajes:
    3,377
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Fujiwara no Riku

    Apesar de las acciones siguientes de la enmascarada, no me había relajado en espacio, pero había sentido la seguridad suficiente para al menos darle mí costado a esta personas.

    Coloque una mano en el hombro de Kojiro, todavía en apoyo por su duelo. "Será mejor que dejemos este lugar por el momento". Le dije lentamente, también, mirando y asintiendo a Togashi que me acompaño durante este evento. "Tenemos tiempo, aprovechemos y démosle un fin adecuado a esta situación".

    Dándole el apoyo físico y emocional, estaba para ayudarlo cuando esté listo para volver a ponerse de pie.

    "Necesito resolver un asunto primero, lo siento. En un momento los acompaño". Susurré en voz bajo a ambos, en obvio conflicto de separarnos. A un si sea por un corto tiempo. "Volveré rápidamente".

    Palmeando la espada de Togashi al ir darle la espalda a ambos, le dejé saber que confiaba en él, me fui alejando.




    En un momento, había caminado a su dirección. Despacio, dejándole tiempoientras estaba en el piso buscando algunas piedras. No lo enterrumpi mientras estaba ello, solo observé, casi siendo una sombra sobre queriendo llamar su atención.


    Kohaku. El chico que había saltado en medio de la pelea con tal de deternela.

    Finalmente, habiendo estado en su espacio durante tiempo, me arrodille y recogí algunas pocas piedras que parecían ser lo que buscaban.

    Se las tendi sin ninguna palabra esperando si las aceptaría. Estaba en calma mientras lo hacía, siendo sutil con tal de no presionarlo.

    Mientras seguíamos arrodillados, le empecé a hablar. "Respecto está parte de ti que has dejado ver, de sacrificarte de manera desinteresada por otros". Le dije con tanta calidad posible, gentilmente, y siendo claramente visible para trasmitir que apoyaba aquello que había echo. "Solo hay algo no puedo seguir pasando por alto, está desconfianza que sigues teniendo al creer que somos unos asesinos". Me cruce de brazos, tan visiblemente molesto como puedo estar. Quizás, levemente ofendido. Ahora y el barco, sentir que sigue juzgando que cada pelea irá al mismo resultado... Pero, la verdad, es me encontraba dolido."Entiendo, tienes tus razones. Pero no todos o siempre podemos llegar a un entendimiento de nuestras emociones abrazando y perdonando, aveces es más difícil que eso. No puedo prometer que no se recurrira en dañar, pero si quiero dejarte por seguro, tanto como sea posible, no se matara de manera indiscriminada. Preferiría que puedas creer en eso". Le hice esa promesa, que mantendría tanto me sea posible.

    Si Kirara había perdona a Murai, nosotros podríamos hacer lo mismo.

    "Te voy a recopensar por lo que has intentado, así que no lo veas como un castigo". Diriji una mirada hacia los lados, buscando trasmitir una pequeña disculpa silenciosa a quienes lo cuidaban. "En esta ocasión te las has arreglado para salir ileso, eso es bueno, pero vas a tener que disculparme...". Levanté la mao izquierdas y la lleve casi por encima de su cabeza, por un momento, quizás pareciera que quería revolverle el cabello. Y no...

    Haciendo presión del dedo medio contra el inicio del pulgar, lo contuve un rato, tensando el dedo como una flecha en la cuerda de un arco. Entonces se soltó...


    PAT

    Mí dedo impacto con el impulso reunido en su frence, entre sus ojos.

    Le sonreí con tanta pena que podía reunir por el atrevimiento, y un poco de lamento. "Tómalo como una parte de lo que abrías sufrido unos momentos antes. Del dolor aprenderemos a ser más fuertes. Espero, que la próxima ver qué intentes esto, tengas la capacidad para recibir menos daño que ahora". Porque lo consideraba una verdadera lástima, que una voluntad valiente tenga que ser retenida de esta manera por los límites de sus habilidades.

    Era una manera extraña de darle mí apoyo. Una recompensa.

    "No vayas a morir, a un si sea en sacrificó. Es mejor que resistas, porque solo vivo podrás apoyar a los demás".

    "¿Sabes de alguien que te trate, no?". Reí un poco, amigablemente, mientras le daba la espalda y me movía hacia Togashi y Kojiro. "De nuevo, lo siento, pero tengo que volver con ellos".

    Gigi.

    Bueno. No te etiquetó para no spoilear la makana. Pero supongo leerás esto.

    ... Este, lo siento? :mudv:

    Creo puedes tirar d10 de defensa.
    Y te di unas piedras. Saque un 2 (post anterior) ay, sorry. Te quería recompensar con Exp, pero me dijeron ño :pikaface:

    18/2 + 4 + 1 + 15 + 15 + 18
    62 de daño. Tiro d50? :Beca: okey no
     
    Monpoke ha tirado dados de 21 caras para Ataque Total: 15 $dice
    Monpoke ha tirado dados de 20 caras para Golpe del dedo opresor Total: 33 $dice $dice
    Última edición: 4 Agosto 2024 a las 4:48 PM
    • Gracioso Gracioso x 2
    • Ganador Ganador x 1
    • Impaktado Impaktado x 1
    • Espeluznante Espeluznante x 1
  7.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    8,058
    Pluma de
    Escritora
    En el barco= [Hayato; Yuzuki; Rengo; Rei; Akihito; Inagaki; Tamura; Tsubaki]



    Rengo entregó a Hayato a Yuzuki con delicadeza; Yuzuki notó como todo su cuerpo comenzaba a temblar; cómo si estuvieran bajo una fuerte tormenta de nieve en lugar de una lluvia veraniega.

    —¿Por qué...te ha lastimado de esa manera? —preguntó con una mandíbula que lo traicionaba al hablar; temblaba. Trató de calmarse pero no le era posible; miró a Yuzuki y lamentó no haber estado a su lado, pensó que tal vez él pudo haberlo evitado de algún modo, qué él hubiera podido traspasar las emociones de Kuroki.

    "Perdóname, mi niño, lo siento mucho. Jamás habría querido tener que decirte todo esto."

    Rengo sabía que ella no debería ser la persona que debería estarse disculpando.

    "Te acabo de decir demasiadas cosas, está bien que necesites pensar y sentir lo que debas, sea lo que sea."

    Yuzuki siempre sería su madre; lo entendía perfectamente y sabía que necesitaría desahogarse, de llorar, de hablar. Algo que jamás había hecho con soltura, era algo que en Kamakura siempre procuró ocultar para no preocupar a los demás, para que nadie notara su deseo por un día simplemente no despertar. Pero esa persona ya no estaba más, ya no quería ocultarle nada a Yuzuki, y ella acababa de extenderle la invitación a desbordarse.

    —¿Por qué siempre me lastima? —inició entre llantos —... yo siempre he creído que él me quiere... que algo entre nosotros nos mantenía aferrados uno al otro...

    "Eres el amigo que me habría gustado tener en mis tiempos más oscuros y deprimentes"

    "Kuroki es la clase de persona que se aferra a uno... como un sanguijuela"

    "Pero Rengo es como un perrito, le gusta ir a hacer maldades de vez en cuando, así que hay que estarlo persiguiendo para atraparlo y evitar que se vaya a causar más problemas y achucharlo, míralo es bien mono"

    9aa6e71c7fb5e5039a651c35d52f93ce.jpg

    Inclínate, y estarás completo; cúrvate y serás enderezado. Acoge la desgracia como agradable sorpresa, y estima la calamidad como a tu propio cuerpo...

    "Estamos juntos y debemos seguir así, unidos no habrá quien vuelva a manipularnos ni a amedrentarnos..."
    —Él sabía perfectamente el amor que te tengo —dijo mirando a Yuzuki —Sabía que mi amor por ti es inmensurable y él... él...—miró a Yuzuki cargando a Hayato; molesto consigo mismo por estar haciendo de esta situación su dolor, siendo que Yuzuki era la verdadera víctima —Él sabía que tus manos me cuidaron; me dieron el amor que nadie me dio en la infancia. Fueron tus manos las que me sostuvieron, las que me peinaron y por eso conservo el largo de este cabello, honrando tu esfuerzo — se dejó caer de rodillas y se aferró al haori de Yuzuki —Perdóname; perdón por que te haya lastimado de esta manera, a ti y a Takeda.

    "...¿Puedes dar un último esfuerzo? ¿Por mí? Estoy seguro que Yuzuki debe estar muy preocupada, después de todo creo que seguir aquí tampoco hará muy bien"
    "Puedo soportarlo, si tú quieres viajar yo te seguiré"
    0c187c7db2496d7c2cd442184859b290.jpg

    "Rengo. Parte hacia donde esté esa mujer, y no te alejes de ella."
    —Yo seguí a Kuroki cuando Natsu me dijo que no me separara de ti...

    Recordó las veces que Kuroki caía sobre él en sus viajes; cómo él entre bromas se le lanzaba encima para que él lo atrapara sin mucho éxito, aplastándolo en el proceso

    "Si después debemos seguir bajando por colinas o algo, vas a tener que aprender a atraparme, eres mi salvavidas Ren"

    "Tendré que hacer ejercicio para poder soportar todo tu peso. ¿Me estás diciendo que entrene sólo para aprender a atraparte? Aprende a caer de pie."

    "Te dije que es divertido caer encima tuyo, me hiciste descubrir sin querer mi pasatiempo para contigo Ren"

    Aquellos momentos comenzaban a difuminarse en sus recuerdos.

    5bbfe8b2525e399a2077b642a565043f.jpg
    "Gendo le dijo que le llevara algo de mí, una pierna, un brazo, daba igual. Los demás le permitieron usar un dado, por si no se decidía y que ahora estaba con ellos, que demostrara quién era superior. Le dio una katana, una forja de Kyuzo, el dado dictó la mano y él la cortó."

    "...vivir en absoluta paz y pureza, en la absoluta armonía y benevolencia a caer en una masacre total solo porque sí...es... cruel, demasiado cruel"

    —¿Por qué fue tan cruel? — preguntó llorando, pensando en el dolor de Yuzuki en aquel momento — ¿Por qué no se detuvo a pensar en el dolor que te causaría?

    "Este soy yo, Kuroki Fusatada... alguien a quién le quitaron todo de un momento a otro... y no quiere permitir que nadie más sufra, porque conoce bien ese dolor, por distinto que sea. Este soy yo en realidad... un niño que no deja de estar triste"
    "Supuestamente perdió la paciencia, el niño quiero decir, y su manera de decir basta fue irse con estas personas, que según vieron su potencial, en verdad me da igual todo eso. Me da igual, porque tendría que haberlo pensado antes al menos una vez, la posibilidad de abandonar a Takeda"
    —Abandonar...—repitió las palabras que Yuzuki había pronunciado momentos atrás. Ella podía notar que estaba procesando toda la información, desdoblando su mente poco a poco. Cómo queriendo hacerlo despacio para no romper el ya delgado papel.

    "Pues el que mata o tortura sólo conoce una sombra en su victoria: no puede sentirse inocente. Necesita pues, crear la culpabilidad en la víctima"

    Las palabras de Benkei también le recordaron la fragilidad de toda esta decisión que había tomado Kuroki; alejándose cada vez más.

    La confianza es permitirle a alguien la posibilidad de lastimarte. Kuroki lo había hecho...

    "¿Y seguramente piensan el por qué le permitirías eso a alguien? Lo haces porque estás completamente seguro de que esa persona jamás te lastimaría, a pesar de tener esa posibilidad latente ¿No es así Kuro?"

    7fda42ab4c50aa11a95bc377099a55ac.jpg

    —Me has lastimado...—
    dijo por fin cayendo al suelo de madera, completamente debilitado. No hablaba de Yuzuki, hablaba cómo si tuviera a Kuroki junto a él —me has lastimado demasiado cuando de mí solo obtuviste entendimiento; te perdoné... siempre —llevó sus manos al pecho, estrujándolas mientras las lágrimas caían —Nuevamente has decidido por mí... no es justo... ¿Por qué me lastimas tanto?

    "Oh, Kuroki; no. Él no es un demonio, él es luz"

    db2f5d7467120c503d1c0118db003f96.jpg
    —Se ha opacado esa luz...—dijo sin energías, llorando en el suelo.

    El guerrero perfecto, se crea en soledad
    ¿Cómo crear a un demonio? Las distracciones mundanas arruinan al guerrero; estas deben desaparecer.
    Destruye lo que más ama; puede que caiga en el abismo del olvido o renazca como demonio.

    Y cuando adquiere la mirada de un demonio, será capaz de derrotar al otro; así su sangre trasciende, el legado sigue.

    —¿Por qué me forzaste a quererte, para después romperme en pedazos?




    Las palabras de Akihito silenciaron a Rei en su lugar; lo dejaron con la boca ligeramente abierta y los puños cerrados; frente a él tenía lo que él siempre había querido, un guerrero. Uno que dejaba todo atrás para cumplir sus obligaciones, uno que sostenía un pincel en sus manos para después guardarlo. Su rostro no tenía maquillaje ese día, se veía agotado del esfuerzo físico de los pasados días, su ropa aunque cuidada, no era prolija. Entonces esa era su realidad ahora, la que tanto tiempo le obligó a ver.

    —Maldita sea...— dijo molesto; no con Akihito, consigo mismo. Pero esto no se podía diferenciar a simple vista —Pues entonces estamos obligados a acabar con esta guerra ¿No es cierto? —bufó —Pero... —lo miró — Cuando termine podrás dejar la katana para después volver plenamente con ella... porque sé que tú como yo, sabemos que ella no va a poder pretender que nunca exististe. No podrá ser plena ni feliz desconociendo si ya comiste el día de hoy —se cruzó de brazos, defendiéndose de las emociones —No podrá amar a otra... pequeña personita; si no sabe si esta...—levantó la mandíbula para señalar a Akihito con su cabeza —... persona está herida o está llorando solo. Shk. —emitió un sonido chasqueando la lengua entre sus dientes — El amor de una madre con sus hijos no se sustituye, exponerla a la realidad será mejor que negársela para que muera en amargura e incertidumbre.

     
    • Sad Sad x 5
    • Ganador Ganador x 1
  8.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    7,346
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku Ishikawa
    Bosque

    Intentaba no exasperarme, pero la búsqueda estaba siendo realmente difícil y poco a poco creció dentro de mí la sensación de arrepentimiento; de molestia, también, conmigo mismo. Riku se agachó a mi lado, me extendió algunas piedras que había encontrado y tuve que relajar el ceño a consciencia para murmurar un agradecimiento en voz baja. Me habría gustado sonreírle. Él empezó a hablarme, cosa que no pensé que haría, y fui frenando mis movimientos conforme encauzaba su idea. Volteé a mirarlo cuando dijo que los creía asesinos.

    Estaba molesto, cansado, triste y quién sabe qué más, era consciente de ello y todo se me revolvió en una única oleada de descontento. Volví a fruncir el ceño. ¿Los había tratado de asesinos? ¿Se había interpretado así? Decía que tendría mis razones para pensarlo, pero ¿no era eso precisamente lo que había pasado? Quizás a ellos las traiciones los unieran con aún más fuerza, yo sólo veía grietas cada vez más profundas dentro de un mismo clan. Intentaba confiar en ellos, pero ¿qué me estaba pidiendo?

    Cuando un amigo, un compañero, acababa de matar a mi última familia.

    Quizás en otro momento, con la mente despejada, lograra comprender con mayor claridad lo que me estaba pasando. Ahora mismo sólo sentía que me estaba acusando por un dolor que aún era incapaz de procesar. Aún así, intenté relajarme y no ahogarme tanto en todos esos pensamientos negativos. Kojiro le había perdonado la vida a su antiguo amigo, eso era cierto, y quizá podríamos comenzar nuestra estadía en la isla con buen pie. Quizá tuviera razón en que seguía proyectando mi propio miedo, deformando la realidad hacia los peores escenarios posibles.

    —No los quise-

    Mi intención fue decir que no los creía asesinos, pero me callé al ver que alzaba la mano, sin comprender el motivo. Estaba con las reacciones espesas, ni modo. Riku descargó un golpecito en mi frente, no creía que pretendiera ser fuerte, pero de cuclillas como estaba alcanzó para desestabilizarme. Perdí momentáneamente el equilibrio y caí hacia atrás, golpeando contra una piedra disimulada entre el fango. Sentí el relámpago de dolor al instante, comprimí todas las facciones y me giré sobre uno de mis costados, llevándome la mano a la cabeza, al lugar del impacto.

    Del dolor aprenderemos a ser más fuertes.

    ¿Se pensaba que no lo sabía ya?

    No pude prestarle mucha atención, el dolor era punzante y no reaccioné hasta pasados algunos segundos. Volví a abrir los ojos, cristalizados, y le eché un vistazo a mi mano para comprobar que había algo de sangre. No quería ponerme a llorar por algo como esto, me daba vergüenza, así que me contuve lo mejor que pude y me senté en mi lugar, echándome un vistazo. Dioses, me había embarrado todo y ahora sí que no encontraría más las piedras restantes.

    No estaba teniendo mucha suerte últimamente.

    Chiasa apareció en ese momento, trepándose a mi rodilla que se había salvado del lodo, y lentamente me puse en pie; la ardilla brincó al césped, a mi lado. Aún me dolía mucho, pero tendría que ir con Yume y pedirle ayuda con la herida.


    pobre riku tenía las mejores intenciones

    tenía JAJAJAJA
     
    • Sad Sad x 5
    • Gracioso Gracioso x 1
  9.  
    Monpoke

    Monpoke Absol

    Géminis
    Miembro desde:
    6 Julio 2016
    Mensajes:
    3,377
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Fujiwara no Riku

    Estaba por darme la vuelta, casi sintiendo la prisa de la necesidad de volver con Kojiro y Togashi.

    Pero eso fue antes de haber el resultado de aquel pequeño golpe. No había sido más que para un fin educativo, para enseñarle del dolor que pueden provocar los ataques de personas por encima de él.

    Nada que provocará un daño real. Me había dejado llevar, hubo mala suerte o realmente medí las capacidades del chico.

    "Está bien, sentado". Le dije, casi gritando al borde de sonar alarmado, al verlo levantarse y la sangre que se escurría por su rostro.

    Lo guíe, con la tan poca habilidad en esto, hacía un zona más despejada del fango y lo volví a sentar. Quizás con un poco de fuerza.

    Enderece su cara e hice que me mirara, por unos momentos, me perdí en sus ojos llorosos. "Lo siento". Me disculpé nuevamente.

    "Lo sé". Entable con una conversación, todavía haciendo que me mirara con una mano, mientras con la otra trataba de quitarle algo del lodo. "... Es complicado para ti. Yo tampoco quise decir que realmente creías eso, pero...".

    Continúe hablando, distrayendolo, para que no notará que nos manos hablan dejado su cabeza y las había movidos hacia fui su herida. Calma, calma, intentando ser firme en aquello que no había indagado demaciado. "Sigue siendo difícil oírte decir tales cosas, y después de que actuaras así".

    "Es difícil, y lo seguirá siendo por un largo tiempo. Tal cosa me preocupa y asusta". Le admití, con cierto lamento, de que todavía podría cargar emociones sobre el pesado. "Viene de la persona más inesperada, en el momento menos esperado... Yo he estado en ese lado, un momento difícil de controlarse uno mismo, un momento donde toda una vida cambia arruinando tantas otras. No quiero volver a ser ese yo".

    "Lo lamento si fui abrupto". Aleje mis manos de si herida. "Pero pensé era necesario decirlo, creí era mejor que dejar que aquella duda echara raíces, hacerte saber... Que al menos en palabras, puedes tener seguridad con alguien".

    Compro curación

    Y sorry si no me centre en el método. Caí en la pregunta de cómo funciona la curación, que tampoco estamos vendados de pie a cabeza. En mí cabeza va como: "curita, herida cerrada y estar al 100"(?) :slow:

    Chale mí Exp :eevee:
    Al menos ganó 50.
     
    Última edición: 5 Agosto 2024 a las 12:05 PM
    • Impaktado Impaktado x 2
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
  10.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido biblical gakkouer

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,360
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Yuzuki Minami
    Barco

    Recibí a Hayato con cuidado, procuré no moverlo demasiado y usé la mano derecha para soportar su peso, de forma que el brazo limitado hiciera menos esfuerzo y noté el temblor en el cuerpo de Rengo. Él acababa de decirme que éramos un campo de flores y al recordarme que aún poseía pétalos, que todavía había aire para que mi fuego sobreviviera, pude encontrar la fuerza para mantenerme a su lado en este momento tan terrible. Quise llorar, pero ya no por mí, quise buscar a Kuroki, no por mi mano perdida.

    Por mi niño, mi pequeño, el que había criado.

    Mi bebé no merecía esto.

    Kuroki podía arrancarme el brazo desde el hombro, pero el corazón roto de Rengo era completamente distinto, no podía despedazarle el corazón a mi hijo y salir impune, jamás. El fuego que me quemó el centro del pecho fue violento, irracional, y se pareció demasiado al que me había impulsado a copiar el arma de Murai, investigar su veneno en secreto y ocultarlo de todos; porque una vida unida a mí, una de las personas que más amaba, estaba sufriendo frente a mis ojos. Entendí que sentía odio, que estaba justificado, pero no por ello dejaría a Rengo solo.

    Era imperdonable, abandonarlo no era una opción.

    Éramos un campo de flores.

    Escucharlo preguntarse por qué siempre lo lastimaba hizo que los ojos se me llenaran de lágrimas, porque no era justo, porque mi pequeño no debía hacerse esa pregunta como si fuese su culpa. Deseé tener una respuesta para él, pero no la tenía y le permití seguirse desbordando, algo que en Kamakura no habría hecho, algo que hablaba de su cambio, uno profundo y doloroso incluso antes de recibir estar noticia. Fue cuando dijo que Kuroki sabía del amor que me guardaba que sentí otra correntada de lágrimas bajarme por las mejillas, en silencio, dijo que su amor por mí era inmensurable, que mis manos lo habían cuidado, que yo le había dado amor y que por mí conservaba el largo de su cabello, para honrar mi esfuerzo. Sabía que Rengo me amaba, sabía que yo era la madre que no había podido tener, pero él no... No recordaba que me hubiese dicho todo esto así, no de forma tan directa. Mantuve mi llanto en silencio, pero las lágrimas eran tantas que no podía ver nada y cuando él se desplomó, aferrándose a mi haori y pidiendo perdón, deseé poder quitarle esto. Quise tomar todo su dolor y sentirlo por él.

    Porque ninguna madre quería ver a su niño sufriendo de esta forma.

    Muy despacio bajé hasta poder arrodillarme frente a él, solo los Dioses sabrían qué fuerza usé para intercambiar el peso de Hayato al otro brazo, aprovechando la nueva postura para soportar también algo de su peso en el torso y parte de las piernas, pero logré liberarme la mano derecha para llevarla a la cabeza de Rengo. Lo acaricié con suavidad, como si fuese el mismo niño que había enseñado a peinarse, y en ningún momento le pedí que dejara de llorar. Tenía que llorar, debía purgar este dolor tan espantoso.

    Gotho... le había dicho fuese conmigo.

    Y él siguió a Kuroki.

    Ni siquiera pude ofenderme, sabía que habían decisiones que tomábamos luego de hacer un balance entre las opciones posibles y entendía, incluso ahora, que Rengo había guardado gran afecto por Kuroki, que era natural que hubiese decidido ir con él. Esto no se trataba de que uno de nosotros fuese más importante que el otro, sino de reconocer que ambos éramos importantes.

    Que ambos podíamos destrozar todo lo que Rengo era, porque nos amaba.

    Yo habría elegido la muerte antes que lastimarlo.

    —No tienes que pedirme perdón, no me pidas perdón como si fuese culpa tuya, cariño. Te duele, te duele muchísimo, pero no es tu culpa. —Me incliné para besarle la cabeza—. Jamás será culpa tuya. Toda tu vida no has hecho otra cosa que no sea amarme, sin importar que estemos juntos o separados o todo lo que nos ocurra en el camino. Me amas y yo te amo a ti.

    Somos un campo de flores.

    —Te amo, Rengo. Aquí estoy, mi niño, estoy aquí contigo, llora todo lo que necesites, llora. Aquí estoy, no estás solo.

    Lo repetí como si eso fuese a anular la pesadilla, a borrarla y darnos un papel limpio sobre el que reescribir esta historia, pero no era así, no podíamos solo anular esto, debíamos vivirlo. Él acabó desplomado en el suelo así que estiré la mano, sujeté su ropa con fuerza y lo arrastré en mi dirección. Habló como si Kuroki estuviese allí con él, oírlo me hizo tomar un montón de aire y acaricié su espalda con mimo, con todo el amor que poseía por él.

    —Cuando decidimos amar a alguien entregamos todo lo que poseemos, nuestras esperanzas, anhelos y también nuestra destrucción. Es un riesgo que aceptamos tomar, esperando que los demás no lo usen en nuestra contra, pero vivimos en un momento demasiado caótico y cruel donde puede suceder, donde aquellos que amamos pueden lastimarnos. No logro entender por qué hizo esto, no puedo. —Tuve que hacer una pausa para que un sollozo no me cortara el aire—. El daño a Takeda o a mí entiendo que no quisiera o no pudiera medirlo, pero el que te haría a ti... Es distinto. A veces el dolor que nos causan los otros es ilógico, irracional, y eso es lo más terrible, pero no dejes que eso te convierta en la persona que serás de ahora en más.

    Otra caricia en su espalda, otra correntada de lágrimas.

    —Amar es una decisión valiente —repetí las palabras de mi madre en Minami—. Cada vez que elegimos amar corremos un riesgo inmenso, porque podemos perderlo todo allí, ¿pero qué sería de la vida sin amor alguno? Sabes que es la idea que he defendido contra Kato, fue lo que defendí contra Akishino y seguiré peleando por eso, por un mundo donde el amor no sea una debilidad. Kuroki fue tu amigo, estuvo a tu lado y te quiso, quiero pensar que lo hizo, pero ahora eso ha cambiado, sus propias elecciones lo cambiaron todo. Deja que duela, pero no te conviertas en tu dolor, pues siempre has sido mucho más que eso.

    Tuve que detenerme de nuevo, observé su silueta absolutamente rebasada por las emociones y el muchacho de espalda ancha y decisión en su mirada desapareció. Volvió a ser el niño que ocultó la sangre con ropa negra, volvió a ser el pequeño que corría con el cabello en el rostro y sentí que me dolía el pecho, porque era diminuto, porque estaba herido.

    Porque mi corazón se rompió junto al suyo.

    —Somos más que lo que otros hacen de nosotros. Bajo mi sombra puedes sentir hasta la última de tus emociones, puedes llorar, reclamar, maldecir y lo que haga falta sin miedo —murmuré, posando la mano en su cabeza—, pero no olvides que eres mi hijo. No dejes que te arrebaten algo que no les pertenece, jamás.

    Había nacido de la sangre de las flores de equinoccio.

    Sin embargo, sus pétalos eran los de las camelias.

    Era mi hijo, no de Kato.

    —Eres mi hijo —repetí en voz baja y al pensar en el peso de Hayato supe que eran mis hijos, ambos. Eran mis niños, mis pequeñas camelias, y nadie les arrebataría el amor con que los había sostenido, incluso si yo perdía todos los pétalos, así como mi padre había entregado su vida—, incluso si ahora no tienes fuerza, si te duele el corazón, el tallo que te sostiene volverá a su posición.
     
    • Ganador Ganador x 3
    • Fangirl Fangirl x 1
    • Sad Sad x 1
  11.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

    Piscis
    Miembro desde:
    18 Marzo 2012
    Mensajes:
    8,461
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor

    Akihito Shishio
    Barco

    Con las palabras de Rei se fue haciendo cada vez más pequeño en su lugar, no lo estaba regañando pero sus palabras tenían peso en él, lo incomodaba pensar en las cosas que le estaba poniendo frente suya y lo asustaba bastante. Era más fácil pretender que sí podía olvidarse de su existencia, que podía dejarlo atrás y ya no preocuparse más por esas cosas que mencionaba, porque para él eso era el escenario ideal.

    Uno donde ella no tendría que enfrentarse a lo que le había sucedido y podía ser feliz.

    Pero sabía que Rei tenía razón, en el fondo de su corazón lo sabía y eso era lo que le aterraba.

    —Está bien...—murmuró cerrando sus ojos con fuerza, si podía llegar a vivir para ese momento de tener que enfrentarse a presentarse una vez más con ella y lo conociera de nuevo, tendría que hacerlo. —En serio me da mucho miedo verla... pero tienes razón, no me gustaría que pueda terminar en algo amargo. Cuando llegue el momento veré como...como puedo enfrentar que me mire de nuevo y escuche las cosas que tenga que escuchar. —Se cruzó de brazos no para defenderse de sus sentimientos como Rei, pero para abrazarse un poco a si mismo, consolarse de todo lo que su mente le decía que podía implicar verla de nuevo o lo qué alejarse de todo eso implicaba.

    Eso de soltar la espalda parecía algo tan intangible por la incertidumbre de si podía llegar a ese final. Se imaginaba haciendo las cosas que hacía de niño y no sabía si lo agobiaba, apenaba o ilusionaba pensar en que eso pudiera ser público una vez más, tanto tiempo había ocultado y reprimido lo mejor que podía esa parte de él, dejando que saliera a la luz en ocasiones especiales o donde las necesitara por temor a que lo juzgaran como alguna vez lo habría regañado Rei.

    ¿Su madre se pondría triste por eso también? ¿Le molestaría el hecho de que tener una espada y hacer algo insignificante con esta le podía salir mucho mejor que las cosas que le enseñó con tanto cariño?

    —...¿Cómo reaccionó al verte? ¿Qué hiciste para que confiara en ti y dejara que la enviaras a un lugar mas seguro?
     
    • Adorable Adorable x 4
  12.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    7,346
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku Ishikawa
    Bosque

    Riku se alarmó al verme incorporándome, lo miré con desconcierto y, cuando quise acordar, me estaba arrastrando lejos del lodazal; o al menos lo intentó, pues me resistí e incluso me alejé de su agarre.

    —Espera.

    Se me oyó algo molesto, no pude moderarlo. Me agaché, recogí las pocas piedras que había encontrado y las guardé entre mis manos, cediendo entonces a su idea. Comprimí las facciones en cuanto volvió a sentarme, pero no dije nada y me pilló el rostro, forzándome a encontrar sus ojos. Ya me estaba quedando claro que no era una persona precisamente... delicada. Me sentí algo incómodo y expuesto bajo su escrutinio, sobre todo siendo consciente de mis ojos humedecidos, pero me quedé quieto y obedecí aún si mantenía el semblante contraído en una mezcla de desconcierto, molestia y vergüenza.

    Me pidió perdón, aún no me soltaba la cara y empezó a limpiarme algo del lodo. Oírlo hablar me relajó parcialmente las facciones. ¿A qué se refería con que era difícil oírme decir esas cosas? No veía cómo... mi opinión pudiera influir en ninguno de ellos. ¿No me había mantenido todo este tiempo alejado del clan, tímido y silencioso? No había entablado relación con casi nadie.

    —Ya suéltame —pedí, moviendo la cabeza para al menos poder hablar con libertad, y lo miré a los ojos—. No los creo asesinos. Lo único que quiero es evitar muertes innecesarias, entre amigos, entre familia y compañeros. Hay muchas personas esforzándose por esta alianza y no quería que sus esfuerzos se echaran a perder. Entiendo que no todo puede resolverse con palabras y abrazos, lo entiendo, sólo...

    Había notado que estaba atendiendo mi herida porque me dolía, de tanto en tanto la sensación se me filtró en la voz o en el gesto. Chiasa apareció correteando y se detuvo junto a nosotros, llevaba un rollo de vendas en la boca. Esbocé una sonrisa incrédula y una risa ligera, casi insonora, brotó de mis labios.

    Dejé a Riku hacer lo que estuviera haciendo. Lo sentí extrañamente honesto en sus palabras, quizá por la culpa de haber acabado así, pero eso no le quitaba valor. Era una pequeña contradicción, si se quiere, como ver a Rei cuidando de Chiasa con cariño y paciencia. Habló de su pasado, de una versión suya que quería dejar atrás, y seguí atento a su rostro, en silencio. No encontré una respuesta digna, tampoco vi prudente indagar respecto a los trozos de información, crípticos, que me estaba confiando.

    Volvió a disculparse, alejó sus manos y yo subí la mía a mi cabeza, tanteando el trabajo que había hecho.

    —Fue imprudente, pero no lo hice desde la ignorancia —murmuré, esbozando una ligera sonrisa—. Sé que no soy tan fuerte ni tan habilidoso como muchos de ustedes, pero aún así lo hice porque... porque antes no pude hacerlo.

    Si hubiese llegado tan sólo diez minutos antes, si hubiese tenido la posibilidad de interponer mi cuerpo entre Kuroki y mi padre, ¿habría sido capaz de evitar ese desenlace? ¿Benkei y Shiori seguirían con vida?

    —No necesito conocer ningún dolor —afirmé, sereno pero firme, mirándolo a los ojos, y llevé la mano a mi pecho sin ser del todo consciente, allí donde a veces latían las cicatrices—. Aún me queda mucho por aprender, pero no a través del dolor. Ese ya lo conozco en todas sus formas, créeme. —Suspiré y volví a tocarme el vendaje, esbozando una sonrisa apenas divertida—. Por cierto... ¿es la primera vez que haces esto, Riku? Está todo flojo.

    Me reí con ligereza y volví a juntar mis manos, donde mantenía las piedras a buen recaudo.

    —Acepto las disculpas, y discúlpame tú a mí si te hice sentir mal. No era mi intención ofenderlos ni lastimarlos, en absoluto.
     
    • Adorable Adorable x 4
  13.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,673
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Togashi
    Bosque

    El arco se mantuvo tensado, la punta de la flecha oscilando entre los cuerpos que ponían como escudos. No hubo dudas, desde ninguno de los lados de aquella confrontación, ni siquiera cuando se dio cuenta de que esa chica parecía estar más que dispuesta a matarlos, con tal de proteger a Ryoshi, ahora atendido por otro sujeto al que no identificaba. Verse rodeado por tantos desconocidos, en esa situación, le estaba resultando agobiante debido al estado físico y emocional contra el que luchaba internamente, aún así afirmó los pies en el lodo para recibir la flecha en lugar de Kojiro… Hasta que la voz del cóndor logró que la chica cediera con sus intenciones hostiles, momento que el joven lo que curaba aprovechó para pedirle ayuda. Entonces, Togashi se permitió relajar su postura, al creer que el peligro había pasado, mientras seguía oyendo el llanto de Kojiro, que llegaba como un eco a su cabeza abombada; por un momento, no pudo escuchar a los demás, por lo que fue una fortuna que entendiera lo que Riku le dijo antes de separarse de ellos, dedicándole una palmada en la espalda.

    Liberó el aire en un suspiro extenso, controló el aliento para que no sonara muy pesado. El pequeño dominio sobre su respiración le ayudó, por lo menos, a volver a escuchar y pensar con algo más de claridad, mas no dejaba de verse afectado por los recientes acontecimientos. Regresó sobre sus pasos para volver a colocarse enfrente de Kojiro, cuyo dolor seguía vertiéndose sobre el lodo. Se hincó sobre una rodilla, ensuciándose con él; lo tomó de los brazos con suavidad.

    Mírame.

    Valiéndose de su fuerza, aquella que desarrolló desde que decidió no dejarse morir en Tsu, Togashi irguió el torso de su hermano, para que sus rostros quedaran a la misma altura. Con las rodillas sobre el lodo, ambos se miraron a los ojos, compartiendo un mismo dolor, el de las pérdidas.

    Llora de pie —le dijo con compostura, repitiendo las palabras que le había dicho en Nagano, el fatídico día que Kojiro supo sobre la muerte de su padre—. Así es como se debe honrar a los que… han renacido.

    Se levantó despacio, con leve tirón lo instó a hacer lo mismo, instó a su hermano a hacer lo mismo. En su muñeca se podía ver el Mala que le hizo Benkei, con sus cuentas haciendo un leve sonido al rozarse entre sí. Togashi miró hacia el saco de las cenizas, intacto en las manos de Kojiro.

    ¿Qué quieres hacer? —preguntó.

    Se le había ocurrido sugerir una ceremonia para despedir a Jinrai como correspondía, pero prefirió que fuese Kojiro el de la última palabra. Si era el caso, estaba dispuesto a acompañar con lo que había aprendido en el santuario de Nagoya.
     
    Última edición: 5 Agosto 2024 a las 6:06 PM
    • Adorable Adorable x 3
    • Fangirl Fangirl x 2
  14.  
    Monpoke

    Monpoke Absol

    Géminis
    Miembro desde:
    6 Julio 2016
    Mensajes:
    3,377
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Fujiwara no Riku

    Sé que no soy tan fuerte ni tan habilidoso como muchos de ustedes, pero aún así lo hice porque... porque antes no pude hacerlo.

    "Algo así me imaginaba". Respondí en simpatía, tratando de imaginarme realmente como fue su situación. "Si crees que necesitas fortalecerte, puedes contar conmigo, en el momento en que sea posible. Eso... No es garantía de nada, parece, uno nunca puede sentir que ha crecido lo suficiente, pero puede ser una garantía de superar obstáculos que anteriormente te habrían detenido". Sonrie levemente, un poco en ironía.

    No necesito conocer ningún dolor. Aún me queda mucho por aprender, pero no a través del dolor.


    "Esta bien, conoces el dolor". Dije en tono de desesperación fingida, le creía, si, pero a eso no era el punto del golpe. "Tómalo, el golpe me refiero, como algo a tener en cuenta cuando te lances a recibir un ataque nuevamente. Una medición que deberás tener en cuenta. La próxima vez, lastimate menos. Muchas personas estarán más tranquila si así resulta".

    "También, recuérdalo como una manera de averiguar cuanto has crecido".

    Por cierto... ¿es la primera vez que haces esto, Riku? Está todo flojo.

    "Tal vez". Le regrese la expresión de diversión. "Todavía me queda mucho donde fortalecerme".

    Acepto las disculpas, y discúlpame tú a mí si te hice sentir mal. No era mi intención ofenderlos ni lastimarlos, en absoluto.

    "Tranquilo". Me fui despidiendo, saludando casualmente al darle la espalda y caminar ha donde debía volver. "Ha sido agradable conversar contigo". Entre todo el desastre y confusiciones, esto resultó más calmado de lo que estaba pensando inicialmente.

    Bueno. Me voy con Kojiro y Togashi (?)
    *Y escapar de los guardias de Kohaku*
     
    • Adorable Adorable x 3
    • Fangirl Fangirl x 1
  15.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    8,058
    Pluma de
    Escritora
    Bosque
    [Aoi; Ryoshi; Dozan; Togashi; Kojiro; Matahachi; Kohaku; Riku; Haku; Genichi; Reijiro; Masaharu; Seikanji]

    Ryoshi sonrió ante Aoi y la miró como pudo, sus ojos danzaban cansados, sus parpados querían cerrarse pero él no los dejaba; y el dolor que provocaban los cuidados de Seikanji lo ayudaban a recordarlo.

    —Mi vida es tuya, sólo tuya. Jamás mentí al respecto —negó aun sonriendo. Iba a continuar hablando pero una punzada de dolor lo obligó a callarse para ser opacado por su propio gruñido. Esto dio tiempo a que la voz de Aoi sobresaliera y sus palabras lo tensaron más, Seikanji notó como la sangre se precipitó cuando Aoi confesó que ella había eliminado a Jinrai.

    "Además, tú no asesinaste a ese hombre: yo lo hice. Y no me arrepiento de ello ya que de no haberlo hecho no tendría mi propia parvada"

    Esa palabras hicieron que Kojiro levantara la vista nuevamente.

    Ryoshi tomó la mano de Aoi y la llevó hacia dónde se encontraba su tatuaje — No pensé que perdería el combate, no de nuevo... mi error fue confiar en mi propia fuerza — Soltó su mano — Lo siento, debí recordar que ahora somos uno... —le sonrió — Sólo lo ataqué con la mitad de mí.

    Seikanji habló y le indicó a Aoi dónde poner las manos; él lo miró confundido porque de las heridas era la menor, aun así gruñó como bien advirtió el ahora médico. Después de parchar a Ryoshi, le devolvió lo que quedaba de su katana y escuchó sus palabras. Dozan afirmó y agradeció a Seikanji con el tacto en su hombro, sólo pudo apretar con fuerza pues tenía tanto miedo de perder a Ryoshi que no podía expresar palabras.

    Ryoshi observó el bambú impregnado de sangre, el filo destruido —Esa katana fue lo único que no me he robado... — se lamentó —Yo no quería unirme a esa misión —admitió a Seikanji —Pero es el único herrero, y necesito un arma.

    Ryoshi se intentó acomodar por el dolor y llevó su mano nuevamente a buscar la de Aoi —Tengo frío; abrázame por favor, dame un poco de calor si es que perdonas mi imprudencia. Debo proteger mi parvada, no pelear por los que decidieron migrar.

    Mientras tanto, Kojiro seguía de rodillas, llorando nuevamente. Fue cuando Togashi lo obligó a mirarlo y le recordó sus palabras; las que lo salvaron esa última vez en Nagano.

    Togashi se puso de pie y Kojiro lo siguió, seguía llorando con el saquito en sus manos —Él querría... ir al mar — dijo tragando saliva, y apretando el saquito a su pecho —Pero...— Usó el listón para atarlo a su obi —No será debajo del cielo que llora, no será ahora que estoy manchado de sangre. Quiero subir al barco y navegar hasta encontrar el sitio perfecto cuando el sol esté en su cénit. Mientras tanto esperará junto a mí —dijo amarrarlo con doble nudo para no perderlo — Seré un poco egoísta y lo tendré un poco más de tiempo a mi lado.

    Kojiro abrazó a Togashi y siguió llorando —Gracias... hermano.




    Reijiro se plantó frente a Kohaku mientras este hablaba.

    "Últimamente... no sé qué me ocurre. No me siento yo mismo. Aunque, siendo honesto, ni siquiera sé quién se supone es ese "yo mismo""

    —Estás creciendo, eso es lo que pasa; estás dejando de ser ese niño que dices —sacudió ligeramente su cabello; no pare arreglarlo sino para despabilarlo un poco —Estás volviéndote un hombre, y uno cambia al volverse uno — Reijiró le sonrió y le entregó lo que quedaba del collar —No es tu última acción desmesurada; no te castigues por tenerlas, crece con ellas.

    Kohaku se alejó, colgó sus cosas y Reijiro estaba preparado para preguntarle en qué más podía ayudarle cuando Riku lo mandó al suelo de un impacto a la frente; corrió a auxiliar a Kohaku; Matahachi giró el rostro al escuchar el impacto pero Tomoe sujetó su barbilla para forzarlo a mirarla a ella.

    —¡Pero qué...— Reijiro no terminó su frase cuando se acercó a Kohaku y le dedicó una mirada rabiosa a Riku; pero las palabras de disculpa no tardaron y los cuidados llegaron a tiempo. Así que Reijiro se calmó un poco.

    También parecía que Shino y Noishi se acercaban preocupados; pero detuvieron su andar cuando los vieron sonriendo ligeramente, Shino tocó el brazo de Noishi y este la dejó andar sola, algo que le preocupó enormemente pues ella no estaba acostumbrada a pisar suelos tan inestables como ese; pero avanzó con calma y gracia hasta llegar a Kohaku y Riku. Tocó el antebrazo de Riku con suavidad y afirmó hacia él —Yo arreglo el vendaje; te enseñaré.

    Shino quitó el vendaje de Kohaku y con mayor destreza atendió la herida de Kohaku y después vendó la herida con mayor fuerza pero sin dejarlo demasiado apretado. Las manos de Shino eran delicadas, tibias a pesar de la lluvia; su calma era contagiosa.

    Reijiro no pudo dejar de verla; y al ser consciente de lo que hacía, sólo hizo una media reverencia.

    —Yo ya no soy más la Emperatriz —dijo hacia Reijiro —Aquí todos somos iguales —sonrió a Reijiro para después acomodar el cabello de Kohaku para que no se viera desorganizado con el vendaje.

    Fue entonces que Riku regresó junto a Togashi y Kojiro.





    —Debo hablar contigo— Dijo Tomoe mirando a Matahachi mientras sostenía su barbilla, impidiendo que viera lo que sucedía con Kohaku; lo soltó para aprisionar sus manos y llevarlo un poco más alejado al resto.

    —¿Lo amas?— Preguntó Tomoe sin detener sus palabras, tan decididas que tomaron por sorpresa a Matahachi; pero no pudo ganar tiempo limpiando su rostro porque sus manos se mantenían aprisionadas a las de Tomoe.

    —Tomoe, ¿Qué estás diciendo?— Trató de ganar tiempo con palabras.

    —Responde. Si o no. No es tan difícil, esto no es ir a cazar al bosque, es una respuesta rápida y concisa— La voz de Tomoe mostraba enfado.

    —No lo sé... no es tan sencillo...es algo que yo aun...

    —Necesito una respuesta, Matahachi —
    lo interrumpió Tomoe —yo no voy a dejarte ir con un "no lo sé" Yo tardé años en ganarme tu cariño, en que me aceptaras de la misma forma que veo que aceptas a ese Minamoto. Yo tardé incontables estaciones en que me miraras así...— sus propias palabras estallaron en su pecho como un rayo en la tierra, dejó ir una de las manos de Matahachi.

    —Si no estás seguro de tus sentimientos...— Tomoe apretó su mano — Yo me aferraré a lo que quede de mi en ti, no te dejaré ir y pelearé con él hasta que yo sea la ganadora. Pero... — lo miró con profundidad — No pelearé si me dices que ya no hay nada de mí en ti, no gastaré mi energía, no... no te estorbaré...

    —Tomoe, tú siempre estarás en mis pensamientos —respondió Matahachi; cómo debía, cómo Tomoe esperaba. Pero Tomoe miró sus manos, la de él no se aferraba a la suya.

    Tomoe negó — ¿Lo amas? — volvió a preguntar.

    —Yo...

    Tomoe lo miró y esperó. Esperó aquella voz decidida que conocía, a esa voz segura; pero esa voz temblaba y se quedaba a media oración, se quedaba a la mitad... se quedaba volando para que Tomoe completara aquella oración.

    —No te voy a dejar ir hasta que lo escuche... — comenzó a llorar con genuina frustración — Porque ya lo he visto cómo le miras... — miró nuevamente su mano con la suya — Jamás me apartaré de ti, jamás te dejaré solo con él, porque yo sé lo que siento y no quiero compartirlo. No quiero. Me esforzaré en que se convierta nuevamente en lo que era antes de que él nos interrumpiera...—lo miró nuevamente — Así que dime, ¿Lo amas? — volvió a insistir.

    —No sé exactamente. Aun estoy descubriendo esos sentimientos; pero no puedo mentirte, si algo sé es que no quiero separarme de él. Al menos hasta que entienda lo que verdaderamente siento; porque al estar a su lado puedo estar tranquilo, puedo ser yo. Estoy en paz junto a él.

    —Eso es amor — dejó ir sus manos —El inicio; pero es amor — Tomoe entendía que Matahachi no había pasado por aquel estado cuando estaba con ella y eso la destrozó, él no entendía lo que era el amor, aun no —... yo quisiera querer golpearte en estos momentos; pero no soy capaz. Porque ni siquiera puedo decir que has jugado conmigo... —lo miró — Y él... ¿Te ama?

    —No lo creo — atajó deprisa con una leve sonrisa.

    —Eso lo respondiste rápido. Es algo que ya te habías preguntado. ¿No te das cuenta? — le recriminó —Tú pertenecías a mi lado. Todo de ti me pertenecía.

    —Mi deber siempre es contigo —dijo con seriedad —Pero lo que soy es deber conmigo mismo.

    —Yo también puedo crear paz para ti. Yo puedo hacer todo y mejor que él —Aseguró Tomoe en un último intento por retenerlo.

    Matahachi negó por primera vez ante la voz de Tomoe —Primero debes conocer a Hachi —dijo llevando su mano al pecho — Y yo sé que no quieres que recuerde a ese niño... pero entendí que sigue allí, no murió en la montaña... —sus ojos también se llenaron de lágrimas de repente, recordando cómo reprimió su llanto aquel día.

    b71ee299480937d07d8276e6f21d4640.jpg


    Tomoe bajó la mirada, incapaz de verlo llorar.

    "Mi deber siempre es contigo"

    Esas palabras retumbaron en cada fibra de Tomoe, las palabras que le dijo Matahachi cuando ella confesó que no quería vivir sin él.

    —Yo sé que te llevé en el camino perfecto para que me amaras; hice todo para que siempre pensaras en mí, dejaba mis cosas sobre las tuyas, dejaba mi olor impregnado en tu ropa; te hacía recordarme porque yo era tu misión... pero soy sincera conmigo misma, todo esto yo lo cree, porque tu no tenías la opción de mirar a otro lado, era yo tu mayor deber. Yo te escogí; pero tú no tuviste opción... Eras mi cuervo en su jaula, y era sólo yo la que abría la reja para que volaras. Pero siempre me sentía segura porque sabía que volabas solo... —saltó al pecho de Matahachi para que él no viera su rostro; comenzó a llorar; apretando su ropa, arrugándola más con los terrones de tierra impregnados en ella. Matahachi la contuvo en un abrazo y su corazón también se estrujó, sabía que había herido a la persona que juró proteger. Que a pesar de no amarla como ella deseaba, él la quería, y odiaba lastimarla.

    —Te enamoraste de mí como las aves se enamoran de su jaula, hasta que apareció él ¿No es así?. Él te dejó escapar de mí... ¿Te hizo ver que vivías en la jaula?—Tomoe soltó la ropa de Matahachi y lentamente se separó de él.

    —No es culpa suya; y tampoco tuya. Es mía, al ni siquiera entenderme, al no darme un momento para conocerme.

    —Si, es culpa tuya. Al no saber diferenciar el deber al querer... —suspiró —Pero yo tampoco quería que lo hicieras —Lo miró con sus ojos cristalinos y orgullosos — No voy a disculparme; y tampoco espero tu disculpa. Mi pequeño cuervo ahora es libre —se limpió los ojos — Y soy incapaz de retenerlo en mi jaula ahora que conoce su libertad...



    Tomoe salió corriendo; lloraba en silencio en el camino; fue hasta que buscó a Shino con desesperación, la mirada estaba enfocada, no buscó a Aki, no buscó a Oshin. Necesitaba a Shino, su hermana. Al verla, sus miradas conectaron. Tomoe desvió la mirada y recorrió a Reijiro y después a Kohaku, oprimiendo sus puños con fuerza.

    —¡FUERA DE AQUÍ, USTEDES DOS!— gritó alertando a los presentes, incluso los demás que permanecían más alejados pudieron oírla, Tomoe clavó su fuerte y nublada mirada en Kohaku —Es mi hermana, déjenme sola con MI hermana.

    —Tomo-chan, ¿Qué sucede?— preguntó Shino, acercándose a ella con premura.

    Él bosque era un sitio enorme; no era un castillo con paredes, no había a dónde irse; pero eso no lo entendía Tomoe la cual fue guiada por Shino a una parte más alejada del resto.

    —Tomo-chan... ¿Qué ha sucedido?

    3c5b2e4b6dabe6d9e214fb5121591bc1.jpg

    Sólo necesitó esas palabras para que Tomoe cayera en los brazos de su hermana para llorar con la fuerza más grande que Shino había escuchado de su hermana pequeña — He perdido el amor de Matahachi; me lo arrebataron con facilidad. Y yo... yo no puedo enojarme. No con él... Pero estoy tan triste, jamás había estado tan triste. Y te parecerá banal; tu has perdido mucho más que yo, y han sido pérdidas que jamás podrás recuperar... por eso has de ver mi llanto como insignificante, pero yo lo amo tanto, lo he amado siempre... pero él sólo aprendió a amarme— apretó a Shino con todas sus fuerzas — Me amó porque yo lo aparté de todo, yo lo recluí para que sólo fuera mío. Le enseñé a celarme. He sido tan egoísta y ahora lo estoy pagando, lo he perdido porque lo obligué a amarme... y yo jamás lo tuve, yo jamás quise conocer a Hachi, porque tenía algo que consideraba mejor; me dejó amar a Matahachi... al menos tuve eso, eso fue mío.

    Shino la sostuvo entre sus brazos, la dejó llorar mientras acariciaba su cabello.

     
    • Sad Sad x 3
    • Ganador Ganador x 1
    • Impaktado Impaktado x 1
  16.  
    Ayeah

    Ayeah Shinobi

    Acuario
    Miembro desde:
    24 Febrero 2016
    Mensajes:
    455
    Pluma de
    Escritora
    Aoi Nobunaga

    Presionó la herida tal como Seikanji le había indicado y, aunque escuchar las palabras Ryoshi aligeraron la angustia en su pecho, ésta no desapareció del todo.

    Ver a Seikanji tranquilo confirmó que estaba fuera de riesgo mortal, por lo que se relajó un tanto y permitió una tímida sonrisa.
    La próxima vez ataca con todo tu ser entonces. — lo reprendió, aunque ésta vez con un tono mucho más suave, mientras reposaba una mano sobre su tatuaje y se llevaba la otra al corazón.

    Esperó pacientemente a que Seikanji terminara y, cuando Ryoshi le pidió calor, no dudó en acunarlo contra su cuerpo con un leve rubor en sus mejillas debido al público.

    Jamás podría negarle un abrazo a mi otra mitad. — Rió suavemente, acariciando su cabello. — Por estúpido que pueda haber sido su comportamiento.

    Continuó acariciándolo con suavidad dejando que su propio regazo le proporcionase el calor que necesitaba mientras alzaba la vista hacia Seikanji.

    Gracias por curarlo. — Susurró. — ¿Es seguro moverlo? Deberíamos ir a un lugar más limpio y seco.— Añadió, señalando el fango teñido de sangre que humedecía sus ropas. — Cuando se recupere volveremos a por el herrero.
     
    Última edición: 5 Agosto 2024 a las 8:04 PM
    • Adorable Adorable x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso