Golduck y Blastoise realizaban carreras a través del agua, competitivos como ellos solos, mientras que Kingdra nadaba serenamente a mi lado… me sumergí por un rato en el agua y nadé por debajo de la superficie. Varios Krabbys andaban por la arena submarina, vigilados atentamente por un intimidante Kingler. Nadé sobre ellos por un ratito, hasta que comencé a sentir que me quedaba sin aire… emergí de inmediato, saltando hacia arriba y rompiendo al calmado océano, lanzando gotas de agua salada salvajes por doquier. Kingdra me observaba con cautela, como analizándome, a lo que yo le respondí con una pequeña caricia a su mejilla. —No voy a dejar que nada les vuelva a suceder, a ninguno de ustedes —le prometí al pokémon; probablemente no comprendió lo que quise decir, pero yo me entendía, y había veces en que sólo con eso bastaba.
El imponente Blastoise caminaba tranquilamente por la arena, secundado por la no tan tenebrosa Mismagius, le ordené a Aerodactyl elevarnos a una buena altura, éste ya sabía lo que haría, ya habiéndonos elevado lo suficiente, me lancé al vacío, Aerodactyl caía en picada para luego recuperarse y atraparme en el aire, por lo que sonreí, debido a la sensación de la adrenalina fluir por mi torrente sanguíneo
Abandoné la tranquilidad del mar y caminé lentamente hasta llegar a la orilla donde esperaban mis cosas y mis pokémon, dejando una serie de huellas en la arena que una ola pronto se ocupó de borrar. Llegué hasta donde Marowak jugaba con su hueso, arrojándolo en el aire y atrapándolo, Togepi se había metido en mi bolso buscando refugio entre mis ropas, y Tepig admiraba la gran isla, el imponente océano que apreciaban sus ojos por primera vez, la cálida arena bajo sus patitas… realmente era un bebé curioso que tenía mucho por aprender de este mundo, y no pude evitar sonreír cuando me agaché a su lado. —¿Te gusta la isla, Tepig? —le dije al cerdito de fuego, que me sonrió y asintió fervientemente en respuesta—. Quizás nos quedemos un tiempo más entonces...
Tras ser atrapado por Aerodactyl, me dediqué a hacer un vuelo rasante por la arena, levantando una pequeña estela a nuestro paso, Mismagius tomó la delantera frente a Blastoise, y siguieron caminando por la orilla
Desplegué una manta pequeña que tenía en mi bolso para las noches que debía pasar a la interperie, y la utilicé para recostarme sobre la arena sin ser raspada por la misma. Tepig y Marowak se echaron cada uno a un lado mío, mientras que Togepi se había quedado dormido dentro del bolso. Saqué los anteojos, me los coloqué y me dediqué a tomar sol para recuperar la serenidad que el estúpido laberinto del demonio me había arrebatado.
Aerodactyl, tras hacer un vuelo rasante por la arena, se elevó a una velocidad impresionante a lo que me sujeté como podía a su lomo, por su lado, Blastoise se metió al agua, a Mismagius no le agradaba el agua, por lo que se regresó por donde vino, dejando por su cuenta al inicial de tipo agua de Kanto
Empecé a sentir una fresca brisa--Relajante...--dije sonriendo mientras el viento movía mi cabello, me gustaba sentir la tranquilidad a veces.
Aerodactyl tomó altura, y siguió sobrevolando la isla, sin salir de ella, conmigo en su lomo, por su lado, Blastoise salió del agua para luego dirigirse a Yair y Mitsuki sonriendo —A ver que hará... No te muevas —le ordené a Aerodactyl y éste permaneció aleteando para mantenerse en vuelo—
Me desperte y me levanté--Wow, ¿Cuento tiempo he estado durmiendo?--pregunté mientras bostezaba y empezaba a andar
Desperté, Aerodactyl estaba a mi lado, pero no tenía heridas, por lo que descarté la posibilidad de haber caído en picado, tras levantarme y regresar al Pokémon a su PokéBall, para luego caminar y encontrar a quién justo quería ver: Mizuki, me acerqué a ella y le tapé los ojos con las manos —Adivina el personaje —dije sonriendo—
Sonreí un poco ante su respuesta, y dejé de taparle los ojos —Acertaste —comenté con una leve sonrisa—
Me sorprendí un poco, ya que Quilava era un auténtico antisocial, pero a la vez me enternecí —Aw, que tierno... —sonreí, cuando siento la llegada de Sylveon— Hola pequeña
Hola Sylveon--Dije sonriendo y vi a Yair y le noté algo preocupado--No te preocupes Yair--le dije sonriendo
Seguí caminando y vi que Quilava me empezó a seguir--¿Ya despertastes?--le dije con una sonrisa falsa y este asintio para despues preocuparse
Estiré los brazos a la vez que me despabilaba… había estado demasiado tiempo sentada, descansando. Pero había sido incapaz de quedarme dormida, no otra vez… Tepig, al ver que me movía, comenzó a dar saltitos a mi lado, emocionado. Le sonreí a la vez que Marowak se ponía de pie, al parecer él sí se había quedado dormido. Togepi escaló fuera de mi bolso semi-dormida aún, mientras que los tipo agua que jugaban en el océano terminaban con sus juegos y se nos acercaban. Era hora de retomar la aventura.