—Resumiendo lo que sé de ti, le robaste el Riolu a Yair y la única vez que te vi, fue corriendo fuera del Centro llorando como una magdalena —sonreí de lado, poniéndome de pie—. Mi nombre es Effy. Mi Psyduck puso sus manos junto a su cabeza y me llamó, como reclamando presentación también. —Y éste es Psyduck.
—Supongo que tienes razón —suspiré, dándole la espalda ahora a los tres habitantes de la isla—. ¿Eres entrenador también, cierto?
—Sí, mira —respondí sacando mi pokédex— Ésta dió la descripción de Sylveon Sylveon, el Pokémon hada y una de las ocho evoluciones posibles de Eevee, es muy amigable y afectivo, suelen encariñarse con sus entrenadores
—Hm, lo supuse... podrías haberme mostrado tu pokémon, más fácil —comenté tras observar la entrada de su pokedex—. ¿Qué dices de una batalla? Creo que tenemos tiempo hasta que esos tres terminen de bailar...
—¿Y ese es el único pokémon que tienes? —alcé una ceja ante su respuesta—. ¿O ese Sylveon sólo está en tu pokedex?
—Bien como quieras, no tengamos la batalla, no pensé que te acobardaras... —me di media vuelta y comencé a caminar de regreso hacia el trío de bailarines.
El tal Rojo se había quedado callado y se quedó atrás... me encogí de hombros y no le di mucha importancia cuando se alejó de mi vista. Aburrida, me quité mi chaqueta y la usé de lona para restar boca arriba en la arena, sacando mis lentes de sol para protegerme del mismo. No podía hacer más que esperar aburrida, mientras los bailarines danzaban y mi Psyduck ahora se les unía en sus bailes...
Aterrice en la Isla debido a que escuche que habia algun entrenador aqui — ¿Hay alguien aqui?— pregunte en voz alta
Creí escuchar a alguien hablar, pero supuse que se trataba de Rojo que estaba rondando en algún lugar de la isla todavía... no le di importancia y me quedé en mi posición, tomando sol con mi top blanco y mis lentes de sol oscuros, esperando a que el tiempo pasara...
Una sombra tapó el sol de repente... un Skarmory sobrevolaba el cielo y bloqueaba mi sol. —¡Oye, tú, apartate del sol! —grité con toda la fuerza que podía convocar, esperando el pokémon me escuchara y se corriera—. ¡Algunos intentamos broncearnos por aquí!
El Skarmory descendió de los cielos, y de su lomo bajó un chico. Era Alpha, el novio de Destiny, si no me equivocaba... —Alpha, eras tú —me apoyé sobre mis codos para poder mirarlo apropiadamente, puesto que antes estaba boca arriba y no veía bien. Me quité los anteojos de sol también—. ¿Una batalla dijiste? Puede que hayas llegado justo... tengo que hacer algo para pasar el tiempo hasta que estos tres dejen de bailar...