Isla Artistas

Ian Lockhart

¿Qué era lo que opinaba sobre Justice?, sobre aquel que había estado manipulando nuestras acciones desde el primer momento para que hiciéramos lo que él necesitaba. Esa era, sin duda alguna, una buena pregunta. Y una para la cuál no tenía, evidentemente, una respuesta clara. Pero tenía varias conjeturas, y una teoría basada en mis sospechas anteriores. ¿Era el momento para contar mis ideas a Hubert, o debía guardarlas para mí mismo un poco más?

Aunque en mi mente pasaban un montón de cosas, para el chico la única vista que tenía era a alguien sentado en la arena, meditabundo y mirando a la nada, o al menos hasta que nuestras pokedex comenzaron a sonar al mismo tiempo. ¿Qué sería ahora? No tuve que esperar mucho tiempo para obtener la respuesta.

"Vaya, vaya, queridos holders... ¿qué tal? ¿Todo bien? Justice al habla. Apuesto a que me recordáis, ¿eh?"

—Hablando del rey de Roma. Qué oportuno... —dije en voz baja, escuchando el resto del mensaje. Al llegar a la parte del secuestro no pude evitar sorprenderme durante unos instantes. Cierto es que un secuestro no se comparaba en nada a lo que ya había hecho, pero aún pensaba que Justice era un poco más sofisticado, por decirlo de alguna manera. Coaccionarnos con un secuestro era poco elegante, y, además, podía jugarle en su contra en el futuro a mediano plazo.

Pocos segundos pasaron tras terminar de reproducirse el mensaje cuando Hubert comenzó a hablar, limitándome por mi parte a escucharle; el chico estaba demasiado ansioso, y aunque entendía perfectamente el porqué, su jugada no me pareció la adecuada. Cuando le vi marcharse a lomos de Reshiram, solté un amplio suspiro y me tiré de espaldas a al arena.

—Esta vez creo que te has precipitado Hubert —comenté al aire, viendo la nubes avanzar con lentitud hacia el horizonte—. ¿Que Justice ha sido más inteligente que nosotros? Yo opino justo lo contrario: Él solo se ha colocado en posición de mate.

>>La única pregunta que me queda es, ¿Habrá algo más oculto detrás de ello?

Meditando sobre aquello último, al final me decidí que lo mejor sería alcanzar al holder lo antes posible, por lo que Salamence y yo salimos pronto en la misma dirección que ellos.

 

Liza White

Mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho en cuanto el portal se disipó tras de mí, y una rápida mirada me confirmaba que estaba en las Islas Artistas. Estaba confusa, aturdida y asustada, y sentía que la presión de enterarme de una noticia así tan tarde me estaba afectando tanto, que no podía pensar con claridad. Comencé a buscar con la mirada, desesperada, cualquier rastro que me confirmase que no estaba sola. Necesitaba ver a alguien, a quien fuera.

Necesitaba comprender qué estaba pasando.

Llevaba tantísimo tiempo fuera, desconectada de Galeia, que me hacía sentir horrible saber que no estaba allí cuando se me necesitaba. ¿Qué clase de holder creía que era? Togekiss me abrazó con su ala de improvisto, en un gesto maternal. Comprendía viendo la expresión en mi rostro que si no lo hacía, iba a acabar llorando, y ella detestaba verme así. Algo temblorosa revisé multitud de veces los mensajes, pero estaba tan nerviosa que no fui capaz de entender si no al cabo de unos minutos, que la desconocida para mí Prisión boceto no estaba muy lejos de allí. Tomé una bocanada de aire, subiendo al lomo de Togekiss, y dirigí la atención hacia el horizonte. Ni el relajante sonido de las olas del mar podían calmarme en aquel instante.

—Togekiss, no te preocupes por la velocidad: ve lo más rápido que sabes —Togekiss no se veía convencida, mi agarre se sentía pobre y tembloroso. Pero mi mirada era decidida, y así lo hizo.

Acabó emprendiendo el vuelo a toda velocidad, directas hacia... La Prisión Boceto.