Crepúsculo Ir de Compras...¿Puede ser Fatal? One Shot.

Hola ^_^ Es mi primer "fic", puesto que suelo escribir, pero en mi fiel cuaderno. Quisiera que me dejaran sus críticas constructivas, que me ayudarían mucho. Qué les parece la trama? Busqué una que no fuera tan enredada y medianamente corta, sólo para probar. Bueno..sin mas, aquí les dejo mi fic. podríamos llamarle, un día normal en la vida de Isabella Swan. ^^ Byes

Hinata♥♥

Nos levantamos temprano esa mañana, a Nessie le tocaba la escuela y ya se la oía arrastrándose sigilosamente por la pared hacia nuestra habitación para espiarnos; ¡Emmet debe haber metido esa idea en su cabeza!- Pensé mientras nos apartabamos uno del otro. Casi no pude resistir el quedarme un poco más con mi maravilloso esposo al verlo allí, sólo a mi lado, pero él debía cambiarse para llevar a Renesmee al colegio, mientras yo corría a preparar el desayuno.
-Lo siento amor, perdí el significado del tiempo.- Musitó Edward mientras terminaba de vestirse.
-Ambos lo hicimos.- Medio sonreí. Si aún pudiera sonrojarme, estaría muy roja.

Diez segundos más y ya me encontraba en la cocina preparando un jugo y unos sandwiches para mi pequeña; ella prefería la sangre, pero también debía alimentarse de vez en cuando de comida humana, para el buen funcionamiento de su organismo mitad humano. Rápidamente preguntó por Jacob, y mi esposo suspiró resignado antes de contestar que estaba de patrullaje, y que quizás la iría a buscar a la salida, pues él debía ir de caza con Emmet y Jasper. Mientras mi hija sonreía felíz de que mi amigo fuera a su escuela, yo me pregunté qué era eso que tanto molestaba en mi mente.
Nessie se sentó a comer mientras a su lado Edward hojeaba distraídamente el periódico. De pronto recordé lo que había olvidado, y mi sonrisa de satisfacción al tener conmigo a mis dos personas favoritas en todo el mundo, se convirtió en una mueca casi homicida.
Edward lo notó y estuvo a mi lado en un segundo.
-¿Qué sucede?- Dijo mientras escudriñaba los alrededores y hacía una mueca de concentración para intentar captar los sonidos de otra mente. A su vez tomó esa posición defensiva que yo tanto conocía, y, para ser sinceros, temía.
-Nada, amor.- Dije con mis ojos más tristes, al instante, observando que mi hija también se había tensado para la lucha.- Es solo que...Ayer perdí la apuesta con Alice...-Solté mientras Renesmee reía y Edward...Se contenía para no hacerlo.
-Lo siento mucho Bella...Yo creí que tú sabías lo que era apostar con Alice.- Dijo medio divertido, medio serio. Lo que me causó un repentino gruñido bajo. Su sonrisa se ensanchó.
-Ya no importa lo que digas. Alice me tiene a su merced, y eso sólo significa...¡COMPRAS!.-Dije con una mueca de absoluta amargura en mi rostro.-Odio ir de compras. Es aburrido e innecesario.

Una hora más tarde nos encontrábamos en el Volvo hacia Port Angeles. Alice había insistido en conducir ella misma su Porche, pero yo me negué rotundamente. Y viendo que sería imposible, había consentido en que fueramos en el auto de mi esposo, y conmigo al volante. Mi cara estaba tan ensombrecida que de seguro un humano hubiera descubierto el secreto de inmediato. Pero no me importó. Estaba super molesta.
Alice y Rosalie cantaban en la parte trasera las canciones de la radio a todo volúmen, lo que me producía mayor histeria y estaba haciendo que, a mi lado Leah temblara constantemente. No la culpaba. Yo no podría contenerme, y ella también había sido obligada a venir aquí, justo por la "Maldita Apuesta".
En realidad su presencia era lo que me había motivado a aceptar, Alice no podría verla y estabamos cubiertas, pero al parecer alguien había hecho trampa. Me pasé la mitad del camino tratando de no pensar que haya sido mi esposo. Era probable.
Pese a los constantes temblores, su rostro era inexpresivo, muy calmado. Casi se parecía a Sam. Era la única que se comportaba, y aunque lo lamentaba por ella, pensaba que iba a ser bueno que aumentaramos el tamaño de su guardaropas, que constaba de dos remeras y un pantalón corto. Zapatillas para uso ocasional, como este. Aún así había costado horrores que dejara de resisitirse, pero no la culpaba. Digo, ella me caía bien, y después de esto, sería su enemiga pública declarada. Todo por cortesía de la "Loca de las compras".

Arribamos a la ciudad y de inmediato, Alice me hizo conducir hacia un Centro Comercial cercano. El lugar se me hacía familiar, pero no lograba recordar de qué. Estaba segura de que era una memoria humana. Pero de eso hacían unos 5 años; ya casi lo había perdido todo. Sólo me quedaban mis recuerdos sentimentales.

Sobra decir que anduvimos todo el día de local en local. Por suerte encontré una librería de viejo que parecía muy antigua. ¡Prometedora!. Leah me acompañó allí explicando que Jake le había pedido un libro de historias aborígenes para Ness; pero creo que también quería escapar de La Duende y de Rose por un rato. La habían usado de maniquí humano todo el día. Tendría atuendos por el resto de su existencia. Aunque eso no calmaría a Alice. ¡Nada lo hacía!

En fin, dejamos que esas dos buscaran un sitio para que Leah comiera,( Al menos eso le debíamos a la pobre chica) y nosotras fuimos en busca de ese libro para mi pequeña.

De nuevo tenía esa sensación de Deja vú, y casi podría decir que me sentía vulnerable. Aunque no le dí importancia. Eres un vampiro, Bella. Por Dios. Me recordé a mí misma y eso logró calmarme.

Abandonamos la tienda y nos dispusimos a caminar hacia donde Alice nos dijo que estaban. Acababa de hablar con ella.
Leah y yo ibamos tan absortas en una conversación sobre el futuro de mi amigo y mi hija, que no sentimos el momento en que unas pisadas comenzaron. Cuando finalmente las escuchamos, ya solo estaban a unas tres cuadras. Eran cinco personas, afortunadamente todos humanos.

No les dimos importancia y seguimos caminando lento, hacia el restaurante. Las pisadas se acrecentaron, esta vez el sonido venía de la izquierda. Rayos,nos siguen, pense. Leah a mi lado, se tensó involuntariamente y me miraba esperando... ¿instrucciones? ¡Son sólo humanos!

-Tranquila Leah. No debemos avanzar más rápido, despertaremos sospechas.-Dije recordando al instante por qué la sensación de Deja vú.
-Lo sé Bella. ¿Pero qué haremos si intentan atacarnos?
-Espero que eso no suceda.- Mi expresión era crítica. Me preocupaba que nos hicieran enojar.

Sin dejarnos sin más salida, nos alcanzaron. Miré al grupo con indiferencia. Unos diez. Pero todos humanos. Pobres.
-Hola preciosas. ¿Hacia adónde van tan apuradas?- Dijo el que parecía ser el líder. Gordo y sin pelo. M e causó risa.
-Ah a ningún lado, señor. Es sólo que nos esperan nuestras amigas para comer. Usted entenderá.- Al decir esto usé todo mi poder para deslumbrarlo. Y lo conseguí. El hombre realmente sonreía como un imbécil.
-Claro que lo entiendo.-Dijo con una sonrisa de bobo.- Pero podemos acompañarlas, para que no se sientan solas. Incluso, ¿Por qué no vienen a mi casa a comer? Habrá cosas bien jugosas.
-Porque no queremos ir a un basurero, ¡Puerco idiota!.-Dijo Leah, que destilaba por primera vez en mucho tiempo, ese veneno que tan bien le salía. Maldición, ya casi lo tenía. Pero ahora sólo restaba esperar, e intentar calmar a mi amiga, que temblaba impotentemente. La acaricié en la espalda. Esto iba muy mal.
-A nosotros no nos gusta que nos traten así, niña malcriada, por muy linda que puedas ser.- Dijo el hombre levantando la mano. ¡Oh no! Iba a golpear a Leah. Osea, iba a romperse la mano. Lo detuve de inmediato. Mi tacto frío lo asustó, pero también lo calmó.
-No deseamos molestarlos. Sólo queremos marcharnos.-Dije de nuevo con una mirada seductora. Esta vez no surtió efecto. Él quería más.
-Entonces vendrás conmigo a la fuerza, bebe. Serás un buen negocio.- Intenté apartar su mano de mi cara delicadamente. Lo logré, pero sin la parte de delicado. Ups. Siempre tenía problemas con eso, por eso no trataba físicamente con muchos humanos.
-Aaay!.-Dijo el hombre sosteniendo su mano con la otra. Pude ver tres falanges fracturadas. Ouch.
-Maldita! aprenderás a respetar a tu futuro Jefe, dijo otro de ellos, y se acercó a golpearme. Leah se interpuso, pero no se pudo contener. Su patada logró que el hombre se elevara tres metros antes de caer. Bueno, fue suave.

Los demás nos miraron durante unos segundos, antes de correr a levantar a su compañero y salir huyendo en distintas direcciones. Bien, Port Angeles aún seguía de pie. Un logro.

-Gracias por contenerte Leah, sé que te costó horrores. Lo siento.- Dije con una sonrisa.
-Yo también, mi autocontrol está flaquando. Culparemos a Jacob.-Agregó con un pequeño guiño.
-Claro.- Esta chica era estupenda.

Llegamos al Restaurante con media hora de tardanza. Alice estaba inquieta.
-Isabella Cullen y Leah Clearwather, se puede saber exactamente ¿Qué sucedió?!!.-Bueno, quizás el término "inquieta" fue insuficiente.
-¡Estábamos exaustas por las compras! Sólo nos dejamos llevar un poco con la conversación, y nos perdimos.-Dije inocentemente, mientras rogaba que Al me creyera. Por suerte, otra vez, ya no me sonrojo.
-Bella, eres una pésima mentirosa.- Dijo con el entrecejo menos fruncido, y menos inquieta. Algo divertida.
-¡Oh Alice, déjalo ya! Al final llegaré a pensar que lo fatal de ir de compras es que vas tú.- Dijo sonriendo Leah mientras Rose reía bajito y la duende ponía cara de pequeña vampiro furiosa. Esta loba me recordaba tanto a Jake. Super relajada y divertida, dispuesta a guardar muy bien nuestro secreto; el de haber dejado inconciente y con tres dedos quebrados a un par de pobres humanos.

Aún así creo que Edward nos entendería. Quizás hasta lo aprobaría. Él siempre tan melodramático.

Fin ^.^'