<<Iré a verte, con tres girasoles, con una sonrisa>> Hay momentos en nuestra vida que son imposibles de olvidar, momentos malos, buenos; pero en sí, son recuerdos que nos enseñan a crecer como personas que somos. Los sentimientos son hermosos siempre y cuanto no duelan, pero como todo es inevitable, siempre tenemos un amor perdido, no correspondido o simplemente doloroso; los recordamos y algunas veces podemos sonreír por haber tenido esa experiencia, experiencia que deja una cicatriz invisible en nuestros corazones. La delgada y frágil luz del sol me abraza, ¿Por qué será que ver las estelas de luz me deprimo?, veo el horizonte y me acuerdo de ti. Lloro a los recuerdos, sonrió a las metas y anhelo poder verte nuevamente. Caminando en la playa, a lo largo del camino escenas de mi vida se proyectaron en el cielo azulado, y dándome cuenta de varios errores con todas mis esperanzas comienzo a maldecir momentos en los que me había equivocado, pero eso ya no importa, pasado es pasado. Descalza corro en la arena, ¡Feliz, muy feliz!, viendo las olas frente a mis ojos castaños, antes solía verlas contigo; un bello ocaso naranja y rojizo que se esconde apenado detrás de la línea imaginaria del mar. Traicioneras lagrimas cayeron, te recuerdo perfectamente; con tres girasoles en la mano, Amor, amistad y pasión: tres sentimientos que te entregue con dulzura e inocencia, ¿pero por qué te recuerdo tan triste?, siempre sonreías, sonreías para mí, para ti. Prometí ir a verte todos los seis de marzo, y desde tu muerte, lo eh cumplido; ya no me siento tan triste como al principio, pues tu no querías morir, pero el cáncer gano tus luchas por vivir, pero para mí siempre serás mi ganador. —Isaac...
Que trizte, y lo peor es que sucede realmente de que en un momento se siente la felizidad pero por azares del destino se prohibe ser feliz, lo peor es que nunca se merecieron eso, ninguno de los dos
