Daniel Brown ¡Bien, floreció! Uf, ya me sentía algo mejor. ¡Claro que sí, esto se me daba muy bien, jajaja! ¿Cómo no iba a florecer? Ya estaba tardando en hacerlo. Ahora solo quedaba una más. Repetí el proceso de la maceta otra tercera vez, y coloqué una de las semillas en ella. ¡Esta sería la última, con suerte! —¡Vitarius!
Victoria Stone —Uhm... por poco, de nuevo. Así era, nuevamente me había quedado a un poquito de hacer crecer la planta marrón. Vaya, habría que seguir intentándolo. Quería saber como sería aquellas plantas una vez que creciesen así que no me rendiría. —Vitarius.
Daniel Brown Ni el más mínimo intento de crecer tenía la planta. Vaya decepción. ¡Pero esto no se quedaría así, lo iba a conseguir antes de que terminase la clase, como que me llamaba Daniel! No para nada eran mis padres grandes magos, ¡algo debá haber heredado! —Vitarius
Victoria Stone —Hum... venga plantita, tienes que crecer. ¿No quieres ser alta y grande como las otras? Quizás, lo que mi abuela solía decir de hablar a las plantas era verdad. Quizás necesitaba cariño además del hechizo. >>Vitarius.
Daniel Brown Al mirar a Victoria, a mi lado, vi cómo germinaba su segunda semilla. Me levanté de mi silla, cogí un macetero y tierra, y se lo preparé. Luego fui a su mesa y me coloqué junto a ella. —T-toma. Así no pierdes tiempo. N-no te confundas, no me gusta tener que hacer estos hechizos, así que hago lo que sea por perder el tiempo hasta que toque el tiembre >>Vitarius Esperaba que ahora en compañía de Victoria tuviera más suerte. S-sí, era eso lo que quería. Y para nada compañía.
Victoria Stone [¡Dos plantas germinadas!] Y finalmente había crecido. Mi abuela tenía razón al fin y al cabo. Cuando dejé el macetero al lado del otro y me dispuse a ir a por el tercero y último, descubrí que Daniel se había acercado a mi mesa con un maceta ya preparada. —Pues... muchas gracias, Daniel —le dije amablemente, sonriendo ante su acto. Sea cual sea la razón por la que lo haya hecho, había sido algo muy dulce por su parte y lo mínimo que podía hacer era agradecérselo. Cuando me preparé para realizar el hechizo por tercera vez, descubrí que el chico había conseguido realizarlo bien, creciendo así su última flor. >>Eh, ¡ya lo has conseguido! ¡Felicidades! Después de darle enhorabuena por su rápida victoria, volví al atención a mi tiesto. >>Adelante tú también. Vitarius.
Contenido oculto Hace unas semanas entraba varias veces y no pasaba ná. Ahora dejé de entrar como por dos semanas y ya hay hasta páginas nuevas en el tema kadlsjk Ryder Parker Y, al fin, todos hablaron y la clase tomó su rumbo. Yes, de eso se trata. No se enternezcan antes de tiempo. No es que me interesa que las clases se hagan bien, sino que quiero pasar esto rápido... al mal paso darle prisa, ¿no? Y obviamente si nadie participaba, la cosa se iba a quedar estancada. Y es que luego de que la niña Stone y Frenerich hablaran, todo se llevó a cabo bastante rápido, afortunadamente. A Sprout le bastó con sus palabras, y al fin dio las instrucciones: teníamos que hacer crecer tres semillas que germinaban plantas que curaban la jaqueca. Yo, sonreí complacido. ¡Pero qué conveniente! Me servirían mucho cada vez que Daniel grite porque tiene el pañal sucio o Melinda empiece a dar lata. Sí, definitivamente me gusta esto. Así que era hora de ponerse en marcha y manos a la obra. Saqué la semilla verde y la puse en la macetera tal cual dijo doña Bellsprout, y dije el conjuro: —Vitarius...
Kyle Gray La tierra ni se mueve. Me quedo mirando fijamente unos segundos, por si tardaba en surtir efecto el hechizo, pero parece que no es el caso. —Vaya vaya, esta vez estamos un poco dormidos, ¿Eh? No pasa nada, tu sal cuando quieras. Intento convencerme de que el hechizo tiene diferentes efectos de tiempo por la semilla de planta que sea, y no que lo estoy realizando incorrectamente esta vez. Más ganas, Kyle.
—Muy buen trabajo, clase —decía la profesora Sprout mientras se paseaba entre los alumnos—. Bien hecho, Sr. Brown, Srta. Stone, ¡lo han logrado también! Ah, veo que usted también, Srta. Abbadie… ¡10 puntos para cada uno de ustedes! Os los habéis ganado. Si sois tan amables, ¿podrían colocar sus macetas germinadas allí? Junto a las que colocamos con el Sr. Andersson y la Srta. Willson… >> ¿Aún les queda otra clase después de esta? —No, profesora, es nuestra última clase del día —replicó Raven, quien se encontraba aún trabajando sobre su primer maceta—. No tendremos más clases hasta mañana, que tenemos… ¿Defensa contra las Artes Oscuras? ¿Transformaciones? ¿Encantamientos? No recuerdo bien, pero comenzamos el día de mañana con una de esas, creo… —Ya veo… supongo que estarán todos cansados. En ese caso, aquellos que hayan terminado ya con su tercera planta podéis ir ya, quedáis liberados —decidió la profesora Sprout, amable como ella sola podía serlo—. Los que aún no lo habéis conseguido, os daré tiempo de practicar hasta el fin de la hora de clase… ¡vamos, que con un poco de práctica todo se puede lograr! Contenido oculto Aquellos que habéis dominado el Vitarius son libres de salir de la clase y de no quedarse estancados aquí ;) Las otras clases no están disponibles aún en este momento, pero son libres de ir a otras áreas si quieren :3
Kyle Gray Esta vez las hojas de la planta comenzaron a germinar en la maceta. ¡Esas son mis plantitas! Dando saltitos de alegría, me dirijo a colocar a su hermana planta al lado de la primera. Cojo otra maceta y semilla, y me coloco en la mesa. En un momento, salgo de mi estupor herbológico con la voz de la profesora. Así que ya han terminado la mayoría... Y yo sin darme cuenta de nada. —Buenos plantita. La pequeña de las tres por unos minutos. Espero que seas tan vivaz como tus dos hermanas. Vitarius.
Melinda Frenerich Ni un granito de tierra se movió ante la punta de mi varita. Todo resultó exactamente igual que en las otros intentos por hacer germinar la semilla, mientras de lo profundo de las otras macetas surgían hojas de un agradables colores. Lo mía no hacía más que resaltar mis paupérrimas habilidades en este campo de la magia, aunque en realidad no me preocupaba mucho el cómo quedaba con esto, ni ante la profesora ni ante mis compañeros. Quizá sí me hubiera gustado saber qué pensaban Kara o Andrew… Y… Cuando Brown hizo germinar todas sus semillas, mi cuerpo reaccionó casi involuntariamente: apreté un puño. Él. Me había vencido de nuevo. —Vitarius~
Kyle Gray Fijo la mirada en la tierra. Un minuto... Y sigue igual que la primera vez. Nada, ni un mísero movimiento. Parece ser que el hechizo no ha calado en esta última planta, como ha pasado con la segunda. —No pasa nada, tu tranquila, que tu hermana mediana también ha pasado por lo mismo. Cada una necesita su tiempo, lo entiendo. Así que vamos con otro intento, a ver si esta vez ves los rayos de sol. Con un movimiento elegante de varita, concentro todos mis pensamientos en la planta, y pronuncio con voz melosa. Vitarius.
Ryder Parker Y... no pasó nada. ¡No pasó nada! Abrí mi boca y fruncí el ceño, indignado. ¿Quién se cree esta planta que aún no nace para rechazarme el proceso de catalizarle su germinación? Esto es algo demasiado burdo, de verdad que sí, y... Wait. No, esto no está bien. ¡Estoy hablando como Frans! Mucha simbiosis para llevar tan poco tiempo juntos. No, no. Rebobinemos la cinta. Esta semilla va a crecer le guste o no, porque el que decide aquí soy yo. ¿Entendido? —¡Vitarius...! —exclamé apuntando a la semilla verde.
Victoria Stone Y mi tercera planta germinó también, justo después de la de Daniel. No pude evitar sonreír, llena de alegría. Aunque había costado, al final la clase había ido sobre ruedas y no había sido tan difícil de dominar como otros tantos hechizos. ¡Habíamos recibido 10 puntos para las casas! Esa era otra buena noticia. Los tres alumnos que conseguimos las tres plantas dejamos los maceteros en el lugar específico para ello, pudiendo así crecer para la próxima clase. A la salida de los invernaderos me despedí tanto de Daniel como de Danielle (wow), felicitándoles una vez por su buen trabajo y deseándoles una noche de descanso porque posiblemente el siguiente día sería igualmente duro. Y finalmente me alejé hacia el castillo.
Melinda Frenerich Las hojas, los tallos, el color. Todo aquello brillaba por su ausencia. El reciente intento por hacer germinar la primera semilla no había sido de lo más fructífero. No tenía certezas de cuántas veces hice el esfuerzo de hacer crecer la planta, aunque tampoco era que me preocupase del todo; más bien, me resultaba indiferente la cantidad de frustraciones, pero no tanto la posibilidad de que mi promedio como estudiante se viese afectado. Al menos, esto servía como un modo de pasar el tiempo. Seguramente la clase llegaría a su fin antes de que me diese cuenta. —Vitarius~
Ryder Parker. —¿Pero qué...? —No. Otra vez la bendita semilla esa ni se movió. ¡La cosa esta no le hizo ni cosquillas! Argh, que rabia, la gran mayoría lo había hecho ya mientras que yo estaba medio pausado haciendo nada. Esto es una humillación inaceptable. Y obviamente, la culpa no es mía. ¡Porque jamás lo es! Es evidente que aquí hay gato encerrado de por medio, y es mi deber exponerlo. —Madam Sprout; estas semillas tienen un embrujo anti-crecimiento o algo así. ¡Mire! >>¡Vitarius...! [Semillas: 1/3]
Ryder Parker. Estaba ahí, señalando con mis dos brazos extendidos hacia las semillas para que la profesora se diera cuenta como había sido víctima de una especie de estafa... ¿por qué será que a nosotros los buenos siempre nos pasan cosas malas? Pero entonces, cuando me dio por voltear la mirada, pegué un breve pero dramático sonido de asombro. ¡L-la planta al fin había crecido! P-pero... ¿cómo? Cuando volteé a ver la cara de la incredulidad y confusión del resto, decidí recomponerme la compostura y aclaré mi garganta... —Y quería informarle que yo usé toda mi inteligencia y talento innato para cancelar ese malévolo conjuro, dándole la oportunidad a la linda semilla de tener una vida, ¿verdad que soy genial? Luego me volteé y soplé un suspiro de la vergüenza. Dios, que numerito el que acabo de pasar... —Sigues tú, semilla marrón... ¡Vitarius! [Semillas: 2/3]
Ryder Parker. —¡Yess! —exclamé en susurro, llegando a pegar un saltito de manera discreta. Ya van dos semillas germinadas, ¡al fin! Se estaba haciendo tedioso todo esto. Sin embargo, no hay que cantar victoria antes de la gloria como dicen por ahí. Aún queda una, la última, y hay que darlo todo para que germine lo más pronto posible para poder salir de esta clase al fin. ¡Y ojalá sea en este intento! Quiero y necesito un recreo, además de resolver ciertos asuntos pendientes... —Bien... quedas sólo tú —comenté, mirando a la semilla rosada—. ¿Lista para ser una planta fabulosa? Seguro que sí. >>¡¡Vitarius!!
Ryder Parker. Oh no, this stupid bitch didn't. Uno ya está cerca de caminar y esta semillita afeminada se las da de dificil, ¡conmigo no! Vas a germinar, te guste o no. —¡Vitarius!
Ryder Parker. —¡Maldita semilla hija de....! Antes de poder completar la frase, vi como la profesora se volteaba a verme con cara de impacto, por lo que tuve que contenerme para evitar algún castigo u otra represalia similar. Pero es que... ah, esto es muy cansón. Uno trata y trata, y la semilla esta no colabora. ¡Yo quiero salir ya! Pero bueno. Vamos a relajarnos. Mi mamá alguna vez me dijo algo de que si estás más calmado, tiras vibras de relajación o algo parecido, por lo que tienes ideas más claras y todo te sale mejor. Entonces... 1... 2... 3. Inhalo, exhalo. ¡Uff! Mucho mejor. Vamos a intentar otra vez... ¡A ganar ahora sí! —¡Vitarius...! Contenido oculto No sé por qué salió el dado duplicado, lo siento jajaja
