Kara Willson Nuevamente, no había pasado nada. Suspiré ligeramente y acaricié levemente la maceta, revisado un poco a su interior para comprobar si no había algún tallo pequeño que hubiera crecido, pero no, realmente no había nada. La tercera oportunidad del hechizo debería ser la vencida, haría crecer a esa plantita. —¡Vitarius!
Frans Andersson Je. Otra semilla infecta que sucumbía a mi poder. Parecía que la amenaza mental de prenderles fuego funcionaba, después de todo, así que miré a la tercera con recelo y, mordiendo mi labio, me dije a mí mismo, pero dirigiéndome a ella: "¿Te apetece una sesión de sauna?". Si no fuese porque sabía que era imposible, habría jurado que olí el miedo en aquella cosa. Quizá estaba delirando, pero empezaba a sentirme emocionado, excitado, exaltado ante la idea de comenzar a prender fuego a aquellas plantas. Pero luego recordaba el desastre que formé, y todos los animales que maté sin querer y... solo por no volver a tener que soportar todas las charlas, psicólogos y cosas raras, decidí centrarme y desechar la idea. ... algo me decía que debería sentirme peor por el desastre en sí que por haber sido sometido a todas esas cosas, pero en fin, no estaba seguro. Tendría que preguntarle a Ryder, en otro momento. Ahora, derrotar a las semillas era mi prioridad. —Vitarius.
Kara Willson ¡El tercer intento había sido el ganador! Salté de felicidad y no tardé demasiado en correr por mi tercera maceta y mi semilla, coloqué la tierra, luego la semilla azul y la acomodé frente a mi, estaba demasiado emocionada por haber hecho crecer a dos plantitas de forma exitosa, estaba lo suficientemente inspirada para poder conseguir la tercera de igual forma. —Vamos plantita... lo conseguiremos —sonreí —. Vitarius
Danielle Abbadie. Y nada apareció en la maceta, tal parece que no debía confiarme mucho a la hora de aprender un encantamiento, esto de la magia era caprichoso, en un momento estas logrando un encantamiento y al siguiente nada ocurre al agitar la varita. Suspiré levemente, al menos tenía el consuelo de lograr la anterior sin mayor esfuerzo, si está la sacaba a la segunda sería igual de satisfactorio. —Vitarius.
Kara Willson Uno de mis compañeros ya había hecho crecer sus tres plantitas, y aunque se podría decir que ya se había terminado la competencia, no me impedía querer conseguir el reto de hacer crecer la tercera plantita. Tomé nuevamente mi varita y di un par de golpes suaves a a la maceta como si estuviera avisándole que haría un hechizo para hacerla crecer. —Vitarius
—¡Buen trabajo, señor Andersson! —exclamó la profesora Sprout al pasar junto al muchacho, quien acababa de hacer germinar su tercer y última planta—. Parece que ha sido el primero en lograr su cometido… ¡50 bien merecidos puntos para Slytherin! >> Señorita Willson, ¡estuvo muy cerca de quedarse con el primer puesto! Pero ha logrado terminar segunda, y eso no es poca cosa, no señor… 20 puntos para su casa, se los ha ganado limpiamente. Ya que los dos han terminado, ayúdenme a guardar a sus plantas; vamos a colocarlas sobre esta repisa de aquí, para que tengan luz… ¡para nuestra próxima clase seguramente ya se desarrollen! ¡Les sorprenderá cuanto crecerán por entonces!
Daniel Brown Todos fueron germinando sus respectivas semillas, menos yo, que me paré para observar detenidamente que debía. Ese tal Frans nos había conseguido cincuenta puntos para Slytherin, hm... ... un chico aplicado, ugh. ¿Qué diantres hacía aquí y no en Ravenclaw, entonces? Bah, a quién le importa, mientras nos ayude a ganar... —Vitarius Contenido oculto Supongo que los demás seguimos...
Kara Willson A pesar de que había perdido los 50 puntos para mi casa, me sentía bien conmigo misma por haber hecho crecer las plantas de igual forma, ahora en definitiva podría ayudar un poco con el invernadero de mi madre (en lo que plantas pequeñas se refería) pero, cuando la profesora Sprout mencionó que obtendría 20 puntos para los hufflepuff por haber estado cerca de lograrlo, no pude contener mi felicidad y agradecerle con una gran sonrisa en mi rostro. Eso había sido muy amable de su parte, demasiado. "Ayúdenme a guardar a sus plantas; vamos a colocarlas sobre esta repisa de aquí, para que tengan luz… ¡para nuestra próxima clase seguramente ya se desarrollen! ¡Les sorprenderá cuanto crecerán por entonces!" —¡Claro! —respondí, claramente emocionada por imaginarme que tanto crecerían para la siguiente clase, para luego ir tomando una a una las macetas para colocarlas sobre la repisa que había señalado la profesora.
Daniel Brown ¡Y la primera de las semillas germinó, genial! No solía alegrarme por muchas cosas, pero me gustaba ver este tipo de acontecimientos. La tierra siempre había sido mi elemento, desde que nací me encantaba restregarme por el suelo. Poder ahora cultivar mágicamente mi propia planta era estupendo. ¡Cambio de opinión! Al parecer la clase no era tan aburrida como al principio. —Vitarius
Victoria Stone Levanté la cabeza al escuchar el anuncio de la profesora de que alguien había conseguido las tres plantas el primero. Y vaya sorpresa al saber quien había sido el primero. —Vaya, felicidades Frans —le dije, sonriendo levemente. Poco después descubrí que Kara también lo consiguió, ganando así 20 puntos para su casa. La felicité igualmente pues se lo merecía. Y después, volví una vez más a mi tarea. Aun quería aprender ese hechizo para futuros eventos. —Vitarius.
Danielle Abbadie. La profesora Sprout felicito a Frans por logar que tres semillas florecieran, el mismo destino le deparo a Kara instantes más tarde, yo les mostré una ligera sonrisa y los felicite con unos leves aplausos. Tras toda la felicidad de su logro la maestra les encargo ayudarla a colocar las macetas en una repisa, también cometo que probablemente para la próxima clase ya estén desarrolladas, eso aumento mi emoción por la clase, ya quería ver como terminaban mis plantas. Me aclare la garganta y alce la varita en dirección a la maceta, esperemos la tercera sea la vencida. —Vitarius.
Kyle Gray La voz de la profesora me saca de mi ensimismamiento. Le miro con una cara sonriente, y nos indica que vamos a hacer crecer plantas. ¡Bien! Supongo que era lo que se espera en clase de Herbología, pero aún así estoy radiante y emocionado. Después de las indicaciones, me levanto junto con mis compañeros a por una maceta y una semilla. Con la maceta en mi sitio de la mesa, me pongo a remover la tierra para colocar la semilla. Mientras, como si de otra persona se tratase, hablo delante de la semilla: —¡Planta bonita! Seguro que ya quieres nacer y convertirte en una planta grande y fuerte. Yo te ayudaré, y verás como nos envidian todas las enredaderas del lugar... —voy tapando la semilla con tierra, y de vez en cuando acaricio la maceta para transmitirle mis buenas ondas. —¡Ahora, plantita, vamos a crecer! —hago un giro de muñeca con la mano— Vitarius.
Frans Andersson —¡Buen trabajo, señor Andersson! Parece que ha sido el primero en lograr su cometido… ¡50 bien merecidos puntos para Slytherin! Quedé enmudecido cuando la profesora mencionó mi nombre. Ahora todo el mundo se voltearía para mirarme, y sería el centro de atención, o lo que era peor: me pediría ser voluntario para el siguiente ejercicio, o algo así. Tragué saliva, deseando que nadie se fijase en mí. Si yo tan solo estaba allí por... por... ¿por qué demonios estaba allí? ¿Qué motivo tenía para acudir a un lugar que no me interesaba lleno de gente que no me importaba? Suspiré y enfoqué mi mirada verdosa al suelo. "50 puntos para Slytherin". Bah. Qué más daba.
Kyle Gray Mientras sale el hechizo de mi varita, comienzan a aparecer unas hojas en la maceta, haciéndose paso a través de la tierra. —¡Esa es mi plantita! Ahora crecerás hasta el techo y más allá. Con mi ensimismamiento, no me doy cuenta de que algunos ya han hecho crecer sus tres plantas. Pero como estoy tan concentrado y feliz con mis cultivos, todo me parece bien. Llevo mi planta a la zona donde han ido dejando sus respectivas plantas el resto, y me dedico a coger una nueva maceta y una nueva semilla. —Tu hermanito ha sido muy valiente, y ha nacido bastante rápido. ¿Serás tu igual?
Melinda Frenerich Mientras algunos estudiantes a mi alrededor lograban hacer germinar sus tres semillas, yo me encontraba atascada con la primera. Uno de ellos había sido Kara, lo cual hizo que me alegrara internamente por ella, al menos por un instante, ya que tuve que enfrentarme nuevamente a mi problema: la Herbología era uno de los puntos más flacos de mi conocimiento. Podía saber a la perfección la teoría, desde la composición de cada planta mágica hasta sus aplicaciones, sus efectos positivos y sus consecuencias nocivas según el trato que se les diese… Realizar la práctica era entrar por un puerto distinto en el que mi barco (hablando metafóricamente) llegaba tambaleando sobre las aguas. La maceta me mostraba tierra, pero ninguna hoja. Alguien con una mente imaginativa podía llegar a pensar que la naturaleza me desafiaba, pero eso ya sería exagerar. Repetí el hechizo con la serenidad de siempre: —Vitarius~
Victoria Stone Aun cuando el hechizo no parecía hacer efecto, si es cierto que había algo de intención en salir de mi varita. Así que no pensaba rendirme hasta conseguir que las dos plantitas que me quedaban saliesen de la maceta. Solo quedaban dos... —Vitarius.
Daniel Brown El siguiente intento fue otra pérdida de tiempo. ¡Bah, a quién le importaba! Ya crecería. S-solo debía intentarlo más veces. ¡Oye, que a los demás tampoco les estaba saliedo! No era el único que fallaba, así que no pasaba nada. —Vitarius —recité de nuevo esperando ver esta vez la semilla germinar.
Victoria Stone Oh... una vez más me había quedado muy cerca de conseguirlo. La planta hizo un ademán de crecer, pero la fuerza del hechizo no había sido suficiente para ello. Así que tendría que ponerle un poco más de ganas para que se cumpliese. —Vitarius.
Daniel Brown ¡Vitarius, vitarius, vitarius! ¡Maldición, ¿qué es lo que está ocurriendo?! ¡Germina ya, semilla del demonio! ¡Vitarius, ¿es que no me oyes?! —¡Vitarius! —Agité la varita OTRA vez más. ¡Sal ya, maldita!
Victoria Stone Otra vez parecía que me faltaba poquito para dominar el hechizo una vez más y hacer crecer la planta. Así que, con cuidado, volví a repetir el proceso de agitar la varita y pronunciar la palabra "Vitarius", esperando que hiciese efecto aquella vez. —Vitarius.