Nara Nara

Misato Aoyama

Cuanto pudimos corrimos lejos de aquel caos y en más de media hora llegamos a un bosque. Mi respiración se había agitado y mis sentidos estaban al límite, percibiendo así que estábamos a salvo. Nadie nos seguía... suspiré aliviada dejándome caer de rodillas y clavando la katana en la tierra; desde que mate al guardia y ocurrió aquella algarabía no guarde mi espada esperando un contingente de guardias que enfrentar, por suerte no fue así.

Sentí entonces como mi cabello se soltó y cubrió parte de mi rostro. Supe entonces que la punta de una flecha rozo cortando el lazo que sujetaba mi cabello. De nuevo erguida cerré mis ojos y sople una molesta hebra que caía sobre mi rostro, colocándola en su lugar; gajes del oficio. Más calmada sacudí la espada que aún goteaba sangre para enfundarla de nuevo.

Teníamos unos cuantos heridos y los curanderos hacían su trabajo de forma satisfactoria. Observé por unos minutos el cielo nocturno imaginando de nuevo otro viaje a una ciudad lejos de Nara...después de todo el clan Minamoto dejara sentir su presencia.

Mire de soslayo a Matsuda, su habilidad le había dado la victoria en aquel duelo aunque,claro, al precio de ser envenenado.

—Es un alivio que todo haya salido bien...al menos lo mejor posible—Me dirigí a Matsuda en un intento de conversar con el valiente espadachín que combatió en el duelo mortal— De verás no puedo crear la sucia artimaña de los arqueros ocultos pensados para atacarte a traición—observe entonces al resto—pero por suerte todos le frenamos a tiempo—dije juntando mis manos sonriendo genuinamente, una sonrisa algo infantil pero que sin duda era señal de una misión cumplida a cabalidad.

 

​

Bosque (Takeda; Takano; Matsuda; Ukita; Fuji; Kohaku; Kuroki; Mao; Misato; Natsu; Kenzaburô)

• Misato
• Natsu
• Kuroki
• Kohaku
• Mao
• Kenzaburô

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  PV= 53
  
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  PV= 55
  
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  PV= 60
  
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  PV= 54
  
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  PV= 60
  
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  PV= 60
  

• Takeda
• Takano
• Ukita
• Matsuda
• Fuji

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  PV= 100
  
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  PV= 90
  
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  PV= 83
  
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  PV= 76 [Envenenado]
  
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  PV= 52
  

Mao curó a Kenzaburô, la delicadeza no existía en su vocabulario, al menos no con él. Aún así las heridas las trató como era debido, un trabajo bien hecho con fuerza bruta innecesaria, a pesar de ello, algo en esa escena evocaba ternura.
Matsuda tranquilizaba a Fuji mientras que Kohaku se acercaba a él; tan amable como siempre, Fuji sonrió al verlo. Cuando dijo aquellas palabras Fuji se levantó de prisa; pero la herida en su pierna la detuvo cayendo de sentón, Matsuda la tranquilizó mientras ella rompía aquella flecha con odio. Matsuda miró a Kohaku —Estermos atentos a esas sanguijuelas; agradezco tus conocimiento, yo crecí cultivando ingredientes medicinales y nunca me di a la tarea de aprender sus usos; vaya que desperdicié mis oportunidades cuando era más joven — dijo riendo; colocó su mano en el hombro que no estaba lastimado de Kohaku y con mucha amabilidad pronunció —En verdad, lo agradezco— así vió a Kohaku partir, al parecer buscaba algunas cosas en el bosque.

Después de que Kohaku se fuera, Misato se acercaba para conversar con él; la acción de Kuroki, Kohaku, Mao y Misato le había salvado la vida —Debo a ustedes mi precencia en estos momentos; podré esquivar flechas mientras corro pero no sería lo mismo mientras combato; seguramente hubiera terminado acribillado— Fuji se inclinó en respeto ante Misato, agradeciéndole su participación junto con los demás —Takano tiene una gran habilidad encontrando personas capaces; es muy analítico, un poco torpe en las relaciones humanas; pero no por ello es una mala persona —esto lo dijo básicamente para Fuji quien lo había abofeteado unos instantes atrás —Formaron un gran equipo, un trabajo impecable si me permiten decir— Matsuda también le otorgó una reverencia ante sus actos; agradecido de seguir con vida.

Tacano volteó a ver a Kuroki que se había acercado a hablarle, era un momento en el que el prefería estar solo; pero había sido un error de cálculo en su plan; si hubiera querido ser ignorado hubiera obtado por lo que Takeda y Ukita habían hecho, irse a perder al bosque; creyó que su cara de pocos amigos sería un escudo lo suficientemente efeciente para que lo ignoraron; pero olvidó la tenacidad que poseía Kuroki. Bufó. —Cuando te metias al dojo no ibas con la intensión de matarnos, no ibas ni siquiera con la intensión de robar algo; te descubríamos porque tu te querías hacer presente— dijo sin emoción, pero era una victoria que aquello no fuera un insulto —Eso dícelo a Takeda, a ver si a ti te agradece que está vivo; porque parece importarle poco —esto último si lo dijo con enojo. Miró a Kuroki, su mirada era intimidante; como de un hermano mayor a punto de golpear al menor simplemente por observarlo —Buen trabajo....— dijo desviando la mirada.

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​

La noche parecía amena, algunos jamás habían dormido en el exterior; otros estaban demasiado acostumbrados a la idea; así que conciliar el sueño no fue ningún problema. El viento era suave, no había fogata pues no querían que el humo los delatara, a pesar de que el clima era favorable sentían el frío; el hecho de cambiar de temperatura tan drásticamente los hacía temblar un poco.
Ukita había regresado de su patrullaje, tomó ese tiempo para revisar el terreno y preparse. Takeda no regresó a dormir, simplemente apareció la mañana siguiente, no había dormido pues se quedó vigilando los alrededores. Takano había marcado la ruta a seguir; la ciudad meta era Tsu; capital de la Prefectra de Mie. Viajarían juntos, por los bosques, evitando caminos muy concurridos; entrarían a la Ciudad de noche, cuando nadie pudiera verlos; Tsu es muy conocida por su viejo barrio, dónde suelen vivir aquellos que no se han adaptado a los cambios, y varios lugares han sido abandonados; sería perfecto para escabullirse sin problemas.

Contenido oculto

NOS VAMOS DE NARA :3 tiraré los dados pertinentes y los etiquetaré después en la nueva discusión. Este tema queda abierto; por si en el futuro regresan a la Prefectura de Nara.

 

Mao

Estaba dormitando respaldada en un árbol, de pie y con los brazos cruzados. Cuando Kohaku le habló se sobresaltó, aunque su única reacción fue voltear a verle con rapidez. Observó a Kohaku, pero no podía distinguir demasiado con la oscuridad del bosque, aunque si podía percibir como acariciaba a Chisa, también notó que seguía con la máscara.

—Diría que no la saques, es peligroso... —suspiró, volviendo su vista al frente, tratando de acostumbrar su vista a la oscuridad— Lo que hice con Kenzaburo fue arriesgado, por suerte terminó bien.

—¿Eh? —exclamó extrañada en cuanto Kohaku le extendió la piel, la cual sostuvo por reflejo—. ¿Estás seguro? —preguntó, no estaba muy convencida de aceptarla, pero no tenía ganas de debatir el asunto. Se acomodó la piel sobre sus hombros, resguardando también sus manos al sostenerla.

>>Lo mejor será llegar a un pueblo o ciudad para tratar las heridas, al haber más implementos es más seguro, pero... cualquier cosa avísame, es importante ver como evoluciona la herida —finalizó. No estaba muy segura de poder hacer mucho, pues a pesar de tener conocimientos; su experiencia aplicándolos no era demasiada, y los errores en ese aspecto costaban caros.

 

​

 

Misato Aoyama

Aún mi garganta ardía por la tos constante que no permitía mayores palabras de mi parte, solo seguí caminando con el pesar de no estar más tiempo con Kuroki, había pasado tiempo y justo debía encontrarlo en condiciones lamentables y con una búsqueda impostergable, Yin decidió hacer sus propios negocios con el herrero, debía encontrar un herrero y aquel errante no era el.

—Pronto llegaremos no falta mucho...

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El mediodía había llegado y el agotamiento se apoderaba de mi cuerpo, sin embargo el alivio de estar libre de la enfermedad era mucho más gratificante.

—Nara...ha pasado mucho tiempo—Los recuerdos me inundaron apenas pisaba el terreno. Había llegado junto a un viajero herido, los rumores sobre un clan que de nuevo se alzaria motivaron a abandonar mi escondite...y así todo inicio—aqui los conocí a todos Yin.

Pero algo había distinto en Nara, no era la ciudad animada que recordaba, las calles lucían vacías salvo por unos ciervos en las cercanías.

—Los Kamis saben nuestra llegada... aunque me parece extraño que todo esté tan... tranquilo.

¿Ocurrió algo por su alianza secreta con nuestro señor?

>>Iremos primero con la señora Hatsu al comercio, debo contar que Fuji está a salvo... aunque también debe saber lo de Matsuda.

 

Comercio, Rōdō-sha Hatsu
[Misato; Yin]

Yin afirmó y se dejó guiar por Misato entre la ciudad; ell negocio estaba abierto pero no frecuentado como antes; se escuchaba en el interior a alguien agitando con fuerza el arroz. Misato se aproximó y reconoció a la señora Hatsu, se le notaba cansada. Ella levantó la vista no parecía reconocerla —Buenos días señorita; hoy sólo tenemos un poco de arroz que ofrecerle si desea.

Era cierto, el lugar no olía como antes; no se escuchaba el crujir de la piel de pescado al tocar el fuego; no se encontraba su esposo ayudándola en la cocina; no estaba Fuji... no estaban los Minamoto... ya todo era un recuerdo.

Contenido oculto

Ikoma-kun

 

Misato Aoyama

El camino hasta el comercio fue marcado por el desolador ambiente que reinaba en Nara, la ciudad animada que conocí y donde encontré a los Minamoto había cambiado.

Al entrar al local este lucía casi tan desolado cómo las calles, escuché el movimiento típico a la hora de cocinar el arroz, pero solo eso... El olor a pescado estaba ausente al igual que las verduras hervidas.

Observe el lugar y los recuerdos de un hombre levantándose de manera repentina seguido por sus acompañantes dominados por un preocupante presentimiento, el día que Takeda perdió a uno de los suyos.

Volví la mirada hasta la señora y me incline para saludar.

—Buen día señora Hatsu, tal vez no me recuerde pero se quién es usted gracias a que compartí mi viaje con su hija, Fuji, he venido a avisar que ella está con bien a pesar de todo.

La curiosidad por el ambiente en Nara no hizo sino aumentar y por ello no evitaría hablar.

—Algo que me gustaría decir de la ciudad. No recuerdo que Nara fuera una ciudad casi desolada ¿Ocurre algo señora Hatsu?

 

Comercio, Rōdō-sha Hatsu
[Misato; Yin]

La mirada de la mujer cambió al instante cuando mencionó a Fuji; sonrió ligeramente —Ahora lo recuerdo, perdona que no te reconociera de inmediato. Ahora lo hago — afirmó para respaldar sus palabras —Gracias por sus palabras; me llena de tranquilidad saber que está bien, no he sabido de ella en mucho tiempo.

La señora Hatsu limpió sus manos y miró a las calles —No me agrada ver la ciudad tan vacía; pero era normal que los impuestos por la guerra comenzaran a llegar a Nara, siendo que es de las prefecturas más cercanas a Kioto —miró a todos lados — Un castigo por nuestra alianza a los Minamoto —sonrió — Pero Nara resistirá; todos los locales hemos llegado al acuerdo de cuidarnos los unos a los otros; si mi vecino tiene hambre, no le faltará el arroz. Si yo necesito arroz, los agricultores me lo proporcionarán. Y es así como nos hemos mantenido a flote —bajó la mirada —No todos lo han logrado, hay familias que han tenido que huir a prefecturas aliadas para reactivarse económicamente.

Contenido oculto

Ikoma-kun

 

Misato Aoyama

Negué al escuchar la lamentable situación de Nara a causa de haber tomado una postura a nuestro favor, justo así había sido el inicio de la peor época en Hiroshima.

—Se que lo harán, Nara tiene lo que necesita para resurgir—afirme con cierto entusiasmo, la señora lo necesitaba...hasta empezaba a dudar de querer avisar sobre la desaparición de Matsuda, otra noticia de esa naturaleza no ayudará. Debía buscar información de su paradero antes de llegar a una conclusión.

—entonces ¿Su esposo no se encuentra en Nara?—pregunte pensando en la posibilidad de que esté se viera obligado a negociar con mercaderes para obtener algo de alimento.

 

Comercio, Rōdō-sha Hatsu
[Misato; Yin]

La mujer afirmó —Está en Nara; si. Pero ha formado parte de la guardia de nuestro señor Eizo —su tristeza fue palpable — No es el mejor guerrero, pero puedo ayudar a nuestro señor —después sonrió de inmediato —Vengan, vengan; tomen asiento, les serviré un poco de arroz —Miró a Yin —Es lindo ver parejas jóvenes en estos tiempos tan turbulentos — dijo haciendo que Yin se ruborizara —No puedo dejar de notarlo; pero hay elementos de la cultura china en tus ropajes.

Yin afirmó —China es de dónde provengo.

A sorpresa de ambos; la señora Hatsu hizo una reverencia al estilo de china; sus manos al frente, sus dedos medios tocándose la punta, después hizo una reverencia.

Yin respondió del mismo modo para después mirarla —Conoce de la cultura.

Ella afirmó —Yo también provengo de allá

Contenido oculto

Ikoma-kun

 

Misato Aoyama

La señora Hatsu contó como su esposo formaba parte de la guardia del señor de Nara, si el momento llegaba debía dar su vida por Eizo. Una tarea difícil pero honorable.

—Lograra un buen trabajo si se lo propone.

La mujer cambio de tema para ofrecernos arroz, justo cuando pensé en Yin y el tiempo que aún no habia comido, el viaje había sido largo y terrible por la enfermedad, merecía descansar.

—S-sera con mucho gusto señora, nuestro viaje amerita algo con que recobrar fuerzas—dije simulando la ligera vergüenza por las palabras de la madre de Fuji, aunque el rubor en mi rostro no ayudaba.

La señora Hatsu observo a Yin y parecía demostrar un genuino interés en la cultura china. Y para mi sorpresa realizó una verdadera reverencia cómo acostumbraban en la tierra de Yin, algo que cobro sentido cuando la señora confirmo provenir del mismo lugar.

Imite la reverencia de ambos y sonreí entusiasmada por la situación.

—Mi familia en su mejor época mantuvo buenos vínculos con China, asi que es una agradable sorpresa saber su origen.

Tome asiento lista para comer el arroz que nos serviría en un momento. Entonces la curiosidad empezó a ocupar mis pensamientos.

>>Señora Hatsu ¿Sintió algo especial en nuestro tierra al venir? Si no es mucha molestia me gustaría escuchar algo de su historia.

 

Comercio, Rōdō-sha Hatsu
[Misato; Yin]

La mujer le sonrió a Misato mientras les indicaba dónde sentarse; y mientras servía el arroz en un gran tazón, comenzó a contar su pasado — Japón es mi hogar ahora —sonrió con genuino cariño.

La señora Hatsu comenzó a contarle su historia de arribo a Japón; él por qué llegó a tierras niponas y con ello, Misato reveló un poco del pasado de Fuji y su hermana Suguino.

Contenido oculto: Ficha parcial Fuji

Nació en Hong Kong; hija de Yu Meng su madre, y Wu Yon su padre biológico; hermana de Lan (Suguino). Ambas nacidas con el apellido Yon.

Cuándo nació Fuji; Lan (Suguino) tenía 6 años; se le llamó Fuji al creer que era un varón, o al menos así lo quería hacer pasar su madre Yu; quien estaba preocupada por la ira de su esposo al no darle un heredero. Por eso, Yu mintió. Tao nunca fue buen padre, jamás atendía a sus hijas, a Lan (Suguino) la odiaba simplemente por haber nacido mujer; a Fuji parecía quererla pero simplemente por creer que era un varón. Tao Yun era un importante comerciante de té; y sus ventas mas importantes eran en Japón. Por lo que solían viajar mucho, Tao no confiaba en dejar sola a Yu pues creía que le robaría todo para escaparse con Lan (Suguino) y Fuji.

La verdad de el género de Fuji se mantuvo por seis años; dónde su madre la adoctrinó a comportarse como un niño; causando una gran confusión en Fuji, al no poder llevar su cabello largo o utilizar la misma ropa que su hermana; a su vez ver siempre a su madre atemorizada de su padre no la ayudaba en nada, creció insegura de si misma. Pero quería a su padre, pues este la procuraba constantemente; pero ese cuento terminaría pronto.

En un viaje a Japón; Fuji enfermó por el ambiente poco higiénico; esto alertó a su padre quien no dejaría que muriera aquel varón, su heredero. En el barco llevaban a un médico japonés que iba de regreso a su hogar después de comprar medicamentos en China; Wu, desesperado le llevó a Fuji a este médico quien le anunció que Fuji se recuperaría, a su vez de informarle de la verdad que Yu le ocultó, este se sintió verdaderamente culpable al ver la reacción del señor Yon hacia Yu; la cual fue golpeada lo suficiente hasta que ese médico intervino, su nombre era Okabe Yukiuchi.

Al llegar a Japón; Wu Yon le dijo que no las dejaría subir nuevamente al barco de regreso a China; Yu y Lan (Suguino) no parecían tan preocupadas por esas amenazas; en cambio esto destruyó a Fuji pues no entendía por que su padre la abandonaba de ese modo. Su madre por fin tuvo el valor de decirle la verdad a esa pequeña de seis años, que no paraba de llorar; Lan (Suguino) se sintió muy culpable, pues jamás había tratado bien a Fuji, por su odio que tenía al ser querida por su padre y ella exiliada por él; pero al verla llorar no sintió alegría por verla sufrir, todo lo contrario.

Okabe Yukiuchi las llevó a Matsue la capital de la Prefectura de Shimane; allí Yu conocería a Hiroki Hatsu; mejor amigo de Okabe. Ambos se enamorarían y Yu se casaría con él tomando su apellido. Lan decidió cambiar su nombre por Suguino y también tomó el apellido Hatsu y comenzó a instruirse como futura médica junto a Okabe. Fuji se rehusaba a ser llamada Hatsu en lugar de Yon; tardó un año en comprender que el cariño de Hiroki era real y que el de Yon era una mentira, lentamente lo fue aceptando en su corazón junto con el apellido Hatsu que llevaría con amor.

Okabe y Hiroki decidieron huir de Shimane junto a Yu; Suguino y Fuji; cuando el dominio Taira llegó a la Prefectura; no hubo guerra en este sitio pues su señor se Shimane se rindió por completo ante los Taira.

Huyeron a Nara dónde el Señor Eizo Hidetoshi les dio la bienvenida.

Yin miró extrañado hacia la señora Hatsu — Conozco a ese hombre; su anterior...— mencionó Yin con preocupación; sin terminar la oración para no incordiar a la señora Hatsu —Wu Yon; ese hombre no era un simple comerciante de té; el exportaba opio a este lugar. Pero ese no es su principal aportación, ese hombre es un asesino... el asesino que trajo a mi hermano a Japón... su maestro —Yin apretó los puños. Misato no veía aquel rostro muy seguido, Yin estaba molesto —Lamento mucho que ese hombre estuviera en su vida; mi padre intentó acabar con él muchas veces, sin éxito.

Contenido oculto

Ikoma-kun

 

Misato Aoyama

Al acomodarnos para luego servimos un tazón de arroz la señora Hatsu relato su historia de como llegó a Japón. Su historia, no era una de la cual pueda ser recordad con una sonrisa al principio, todo por la figura de quién fue su anterior esposo.
Un hombre que era capaz de rechazar a su hija, de verdad solo pude sentir un pesar por Fuji y su hermana más cuando al final aquel hombre no tuvo piedad del engaño y desterró a su propia familia... Alguien despreciable...

Pero al final la señora Hatsu consiguió una nueva vida a pesar de todo.

—Lamento todo lo ocurrido señora...—Pero mi disculpa no iría a más al notar la reacción de Yin a cierto nombre.


Wu Yon

Aquel hombre no solo quedaría como una simple mención, vi en el rostro de Yin como el enojo se manifestó casi de inmediato ¿Que podía significar? ¿Lo conocía? Si así era...

Wu Yon; ese hombre no era un simple comerciante de té; el exportaba opio a este lugar. Pero ese no es su principal aportación, ese hombre es un asesino... el asesino que trajo a mi hermano a Japón... su maestro

¿El hombre que había traído a Masaki? Un asesino, no era solo un hombre capaz de abandonar a su familia estábamos hablando de un asesino que tuvo responsabilidad en traer a alguien sin miramientos al momento de atacar inocentes.

Lamento mucho que ese hombre estuviera en su vida; mi padre intentó acabar con él muchas veces, sin éxito.

—Y al final fue tu padre quien cayó a manos del aprendiz de Wu, su hijo...tu hermano—cerre los ojos apretando la tela de mi hakama—ah lo siento Yin no quería traer malos recuerdos antes de comer.

Tome el tazón para comer el arroz y digerir aquélla información sobre el asesino.

—Yin ¿Cuál es estilo de combate de Wu?—queria saber más de el y que posibilidad había de que siguiera en Japón—¿Es un espadachín maestro o un arquero?

Di un bocado más al arroz pues tampoco veia bien indagar dichos temas a la hora de comer, ya vendrá el momento cuando posea los medios para dar con información crucial.

 

Comercio, Rōdō-sha Hatsu
[Misato; Yin]

La mujer escuchó también a Yin y su mirada se entristeció, pero respondió primero a Misato —Para mi ese hombre ya es pasado, no siento ya nada por él — se le notaba serena; estaba ahora en su hogar y no se sentía desplazada —No me atemoriza Wu, pues sé que no estamos en su mente, afortunadamente — se alejó un poco para buscar algo entre las cosas en su cocina.

Mientras tanto, Yin miraba al tazón de arroz, escuchando a Misato —Ese hombre... no sé cual sea su técnica; se dice que él nunca ataca, no porque no sea capaz, sino que él entrena a los demás a hacer su trabajo —miró a Misato —Más que su fuerza, me asusta su mente. Aquel hombre es un estratega, y si perdió a mi hermano... seguramente ya tiene otro discípulo.

La señora Hatsu volvió con dos masu llenos de un licor extraño; no era sake —Erguotou...—dijo algo apenada —No es tan fino como un buen Baijiu pero tal vez ayude un poco a pasar la amargura.

Yin sonrió y agradeció a la señora Hatsu para después mirar a Misato — Es licor de sorgo; un licor típico de China.

El aroma era ligero; pero su esencia de alcohol era mucho más fuerte que un sake.

—Señora Hatsu...— preguntó Yin con el masu aun en sus manos, le dio un sorbo; pero lo bebía despacio, era un licor al cual se debía respetar — ¿Cree... —hubo duda en la voz de Yin, tal vez no era buena idea revolver esos recuerdos en la amable señora.

—¿Si creo que ese hombre está en Japón? No lo sé. Siempre fue un hombre difícil de leer.

Yin se notaba intranquilo, era evidente; pues el asesino de su padre seguía siendo libre.

Contenido oculto

Ikoma-kun

 

Misato Aoyama

Escuché las palabras de Yin mientras comía de mi tazón de arroz, la información sobre que tipo de guerrero era Wu Yon fue nula. Un asesino que gustaba valerse de sus aprendices para ejecutar su misión, alguien que ataca a traición y por medio de personas de "confianza" una especie de asesino en las sombras era la idea que figuraba en mi mente.

Algo como un ¿Shinobi?

Fruncí el ceño cuando menciono otra posibilidad; un nuevo aprendiz al servicio de Wu Yon.

La señora Hatsu regreso con dos cuencos de licor para acompañar el arroz, agradecí el detalle y seguí escuchando a Yin, su preocupación no hacía sino crecer y no podía culparlo.

El asesino de su padre aún estaba libre e impune.

—Ten calma Yin—apoye mi mano en su antebrazo y le dedique una sonrisa—Solo debemos tener nuestra mente en paz y estar listos en caso de algún movimiento...por favor solo come y luego iremos a la casa de armamento.


Volví a dar un sorbo al cuenco de Ergoutou con tranquilidad, no sin dejar de lado el nombre de Wu Yon y al posible nuevo discipulo que esté bajo sus órdenes, debía hacer lo que fuera para dar con ellos antes que fuera demasiado tarde.